Definición:
Es una enfermedad inflamatoria crónica, caracterizada por el
aumento de la reactividad del árbol traqueobronquial, que se traduce en estrechamiento
difuso de la vía aérea, disnea, aumento de las secreciones y sibilancias, que evoluciona
durante períodos cortos denominados crisis, pudiendo mejorar espontáneamente o requerir
tratamiento.
Fisiopatología:
El asma es una enfermedad inflamatoria de la vía aérea. Aunque
en la mayoría de los casos no es factible establecer un componente alérgico, estudios
epidemiológicos han demostrado una correlación entre la inmunoglobulina E y la
prevalencia de la enfermedad. El desarrollo de la respuesta inflamatoria comienza con la
exposición del insulto a la célula blanca, desencadenando la liberación de sustancias
previamente almacenadas (histamina, proteasas, heparina, TNFa), las cuales generan
contracción muscular, hiperreactividad bronquial y reclutamiento de otras células
inflamatorias. La activación de las células comprometidas (mastocitos,
basófilos, neutrófilos, macrófagos, plaquetas y principalmente los
eosinófilos), genera la
síntesis de mediadores lipídicos de la membrana citoplasmática (prostaglandinas,
leucotrienos, factor activador de plaquetas y la producción de citoquinas
proinflamatorias). En la mayoría de los pacientes, la disnea comienza lentamente mientras
se desarrolla el proceso inflamatorio con subsecuente edema de la mucosa que reduce la luz
de los bronquiolos. La inflamación puede resolverse (asma reversible), o perpetuarse en
pacientes predispuestos. En un pequeño número de pacientes, el cuadro desmejora muy
rápidamente pudiendo ocasionar la muerte durante las primeras horas, se denomina a esta
forma de evolución asma asfíxico y se caracteriza por la intensa contracción del
músculo bronquial secundaria a la exposición masiva de alérgenos, incluyendo a drogas y
la polución ambiental. Se denomina estado de mal asmático a la falta de respuesta
al
tratamiento habitual con broncodilatadores y corticoides. La resistencia de la vía aérea
está aumentada, y los flujos expiratorios máximos disminuidos y por consiguiente el
tiempo expiratorio prolongado. Estos cambios generan una dificultad en el adecuado vaciado
del pulmón, y en casos graves produce atrapamiento del aire (auto-PEEP) y aumento del
espacio muerto (VD/VT). La espirometria es una técnica accesible, que permite cuantificar
la gravedad, la evolución de la enfermedad y la respuesta al tratamiento. El asma
produce disminución del VEF1 y el aumento de la capacidad pulmonar total (CPT) y del
volumen residual (VR) y en casos graves disminución de la capacidad vital (CV). El
aumento del volumen toracopulmonar, desciende y en ocasiones invierte el diafragma
limitando su adecuado funcionamiento. En casos severos, se requiere el uso de músculos
accesorios como el esternocleidomastoideo y los escalenos. La fatiga de los músculos
respiratorios puede causar paro y eventualmente muerte. La obstrucción de la vía aérea
es difusa y desigual, sin embargo la perfusión se mantiene con una distribución más
uniforme provocando una alteración de la relación ventilación/perfusión (V/Q). En
estados iniciales, la hipoxia se asocia con alcalosis respiratoria y a medida que el
paciente desmejora el dióxido de carbono se pseudonormaliza y en estados críticos se
produce acidosis respiratoria. El aumento de la distensión alveolar se manifiesta
como compresión capilar y aumento de la resistencia vascular pulmonar, que disminuye el
volumen sistólico del ventrículo izquierdo. La vasodilatación es frecuente y está
asociada con los efectos b2 de los agonistas beta. La hipotensión arterial es
común durante la crisis asmática y se asocia con la disminución de volumen
minuto y la
resistencia periférica. El shock es una complicación grave ya que la
hipoperfusión periférica favorece la producción de acidosis metabólica.
Clínica:
El asma se manifiesta clínicamente con disnea, tos y aumento de
las secreciones traqueobronqueales. A la auscultación se perciben
sibilancias, aunque en
estados graves éstas pueden faltar (silencio auscultatorio). La aparición del cuadro
clínico o su desmejoría por la noche es habitual y predice mal pronóstico, existen
otros datos que sugieren mala evolución, a saber, antecedentes de asistencia
ventilatoria, internaciones previas durante el último año, uso previo o habitual de
corticoides, síntomas rápidamente progresivos y tratamiento ambulatorio
subóptimo. Se
debe tener en cuenta los siguientes criterios de gravedad y riesgo inminente de muerte:
alteración del sensorio, arritmias, angor, silencio auscultatorio, acidosis respiratoria
o metabólica, shock, neumotorax y falta de respuesta al tratamiento convencional. El asma
en pacientes embarazadas es otra forma de presentación grave de la enfermedad. La
evolución del asma es crónica, con episodios de reagudización que pueden requerir
hospitalización y hasta eventualmente en casos extremos asistencia respiratoria
mecánica.