Coma
Síndrome confusional
Es una síndrome caracterizado por una alteración
difusa de las funciones superiores cuyo componente más característico es la alteración
de la atención. Se caracteriza por desorientación en tiempo, espacio; respuestas
inadecuadas a órdenes complejas; incapacidad para mantener una línea coherente de
pensamiento y acción; lenguaje incoherente con respuestas inapropiadas que dificultan
mantener una conversación e ilusiones sensoriales y alucinaciones generalmente visuales.
No se asocia ninguna focalidad neurológica mayor; de hacerlo habrá que pensar en un
síndrome neurológico concreto más que en un síndrome confusional. En general, las
causas de síndrome confusional son más sistémicas que neurológicas. Son especialmente
proclives a desarrollar cuadros confusionales los pacientes de edad avanzada,
especialmente si tienen cierto deterioro cognitivo. Una variante de síndrome confusional
es el delirium, un estado confusional agitado acompañado de hiperactividad simpática,
con temblor, hipertensión, sudoración, midriasis o taquicardia.
Coma
Estado patológico caracterizado por inconsciencia
resistente a estímulos externos. El estado de coma no es una enfermedad en sí misma,
sino un síndrome. Se trata de una urgencia médica. Se suele decir "comatoso" al
paciente con estupor profundo.
Fisiopatología. El nivel de
consciencia depende de la activación hemisférica cerebral por unos grupos neuronales
troncoencefálicos (SARA o sistema reticular activador ascendente). El SARA se localiza
fundamentalmente desde la parte rostral de la protuberancia hasta la parte caudal del
diencéfalo. Así pues, para que una lesión produzca coma tiene que afectar al SARA, bien
a nivel del tronco del encéfalo (a partir de la protuberancia rostral), hasta el
diencéfalo (lesiones bitalámicas). Para que una lesión únicamente telencefálica
(hemisférica) produzca coma debe ser bilateral y extensa. Las lesiones hemisféricas
pueden causar también coma por compresión troncoencefálica secundaria a herniación
transtentorial. Los trastornos metabólicos y las intoxicaciones son la causa más
frecuente de coma sin signos de focalidad y función troncoencefálica intacta, aunque
cuando la depresión del SNC es de la suficiente intensidad esta última también puede
verse afectada.
Etiología.
Lesiones supratentoriales,
lesiones infratentoriales, trastornos metabólicos u otros trastornos difusos, y cuadros
psicogénicos.
Diagnóstico y tratamiento. Los pasos
diagnósticos y terapéuticos deben ir paralelos. El tratamiento deberá comenzar desde la
recepción del paciente, con medidas básicas para asegurar las funciones vitales, y se
continuará con tratamiento específico una vez se descubra la causa, o con tratamientos
empíricos según nuestras sospechas clínicas. La historia clínica deberá recoger
antecedentes del paciente de interés como diabetes, nefropatía, enfermedades
respiratorias, alcoholismo, intentos de suicidio previos, hepatopatía, tratamientos
actuales y previos, uso o abuso de drogas, posibilidad y disponibilidad de ingesta de
medicamentos, etc.
Patrón respiratorio
Bradipnea: se puede ver en caso de hipotiroidismo y
sobre todo debida a depresores del SNC (benzodiacepinas, alcohol).
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Respiración de Kussmaul: es una respiración
profunda hiperpneica, típica del coma diabético cetoacidótico. La intoxicación por
ácido acetilsalicílico tiene también un patrón hiperpneico.
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Respiración de Cheyne-Stokes: es una respiración
cíclica, en la que se suceden periodos de apnea con otros en los que las excursiones
respiratorias se van haciendo cada vez más profundas hasta que comienzan a decrecer y
llegar de nuevo a la fase de apnea. Se presenta en lesiones hemisféricas bilaterales o
difusas y en los trastornos metabólicos, como la uremia.
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Hiperventilación neurógena central: es un aumento
de la frecuencia y profundidad de las inspiraciones que se suele ver, rara vez, en
lesiones del mesencéfalo.
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Respiración apnéusica: al final de la inspiración
se produce una pausa. En casos de lesión pontina.
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Respiración atáxica de
Biot: anarquía de los
movimientos respiratorios, por lesión bulbar, que anuncia parada respiratoria.
Respuesta motora
Ante un enfermo en coma o estuporoso obtendremos
diferentes respuestas motoras ante un estímulo doloroso intenso dependiendo de la
localización y extensión de las lesiones. Estos patrones de respuesta se reflejan en la
subescala motora de la escala de coma de Glasgow. De menor a mayor profundidad del coma
dichas respuestas son: "obedece", "localiza", "retira",
"respuesta flexora", "respuesta extensora", "respuesta
nula". En caso de coma de origen neurológico, el patrón flexor o extensor es de
gran ayuda para hacer una aproximación diagnóstica a la localización lesional.
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Rigidez de decorticación: flexión y
adución del
brazo con extensión de la extremidad inferior. La lesión se localiza a nivel
telencefalodiencefálico. Si el daño es predominantemente unilateral la respuesta será
unilateral y contralateral. Si el daño es bilateral la respuesta será bilateral.
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Rigidez de descerebración: extensión de piernas,
flexión plantar de los pies, puños cerrados, brazos extendidos y en rotación interna.
Se produce cuando la lesión afecta a estructuras mesencefálicas. También puede haber
respuestas de unilaterales o bilaterales.
Reflejos de tronco. Reflejos oculocefálicos: cuando
se gira la cabeza bruscamente hacia una lado, los ojos giran de manera conjugada al lado
contrario ("ojos de muñeca"), siempre que estén ilesos los núcleos
oculomotores, oculovestibulares y sus conexiones internucleares. Reflejos
oculovestibulares: se provocan estimulando con agua helada los conductos auditivos
externos (primero uno, luego el otro, y finalmente los dos de manera simultánea) tras
haber descartado por otoscopia una perforación timpánica. Los ojos se mueven de forma
tónica y conjugada hacia el lado estimulado. En estado de vigilia aparece un nistagmo
contralateral como respuesta correctora cortical. La normalidad de estos reflejos asegura
la integridad del tronco, aunque su ausencia no implica siempre lesión del mismo, puesto
que en comas profundos de origen metabólico pueden estar incluso abolidos. Otros reflejos
de tronco que pueden ser explorados son el corneal, el corneomandibular, el ciliospinal y
el cocleoparpebral.
Movimientos oculares. Hay que prestar atención ante
la presencia de movimientos oculares espontáneos como robbing, movimientos horizontales
erráticos que nos aseguran que le tronco está intacto (se ven en cuadros metabólicos y
telencefálicos bilaterales o difusos), bobbing, movimientos conjugados verticales hacia
abajo en caso de lesiones pontinas y nistagmus de convergencia, en lesiones
mesencefálicas. También hay que observar la posición primaria de la mirada: una
desviación conjugada lateral al lado contrario de una hemiparesia nos localiza la lesión
en el hemisferio contralateral a la paresia ("los ojos miran a la lesión"); en
caso de lesión pontina los ojos se desvían de forma conjugada hacia el lado de la
hemiparesia.
Pupilas. Debe explorarse el tamaño, la simetría y
la reactividad a la luz y al dolor. La asimetría y la arreactividad pupilar son
diagnósticos de daño focal, una vez descartada la aplicación de fármacos tópicos
conjuntivales (no usar colirios ciclopléjicos para explorar el fondo de ojo).
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