El objetivo de los antihipertensivos debe dirigirse a reducir la
disfunción endotelial
Los diferentes
factores de riesgo cardiovascular conllevan a la disfunción endotelial. Se entiende por
disfunción endotelial a un endotelio funcionalmente alterado donde se produce una
disminución de la producción de NO (oxido nítrico) y PGI2 (prostaciclina) y provocando un
disbalance a favor de ET-1 (endotelina) favoreciendo a la vasoconstricción, la agregación
plaquetaria, la hipertrofia muscular y la formación de la placa. Intervenir sobre ella es
primordial para disminuir la morbimortalidad asociada. La disfunción endotelial es una
alteración constante en todas las situaciones de riesgo cardiovascular. Esta disfunción
es el nexo entre HTA, diabetes, dislipemia, menopausia y desarrollo de la enfermedad
aterosclerótica, y en consecuencia, con la morbimortalidad cardiovascular. "El
endotelio es el primero que sufre las consecuencias de dichos factores de riesgo".
Así, los IECA reducen la angiotensina II y aumentan las cininas (bradicininas) y el óxido
nítrico (NO). Los ARA-II (Losartán), además de antagonizar los receptores tipo 1 de
angiotensina II, disminuyen el estrés oxidativo y a través de los receptores tipo-2
podrían aumentar los niveles de NO. Beta-bloqueantes de última generación parece que
también poseen un cierto efecto sobre el NO, por lo que también serían protectores de
la función endotelial. Antagonistas cálcicos?
Hallazgos
Para mejorar la función endotelial lo primero que hay que hacer es disminuir los factores
de riesgo. Todos los fármacos controlan la HTA, pero, interesa proteger al endotelio para
reducir la morbimortalidad.
Todos los fármacos citados tienen una serie de mecanismos comunes a nivel intracelular.
Asimismo, permiten entender por qué las estatinas disminuyen la tensión arterial,
protegen la función renal, o por qué los IECA retardan la progresión aterosclerótica y
disminuyen la morbimortalidad cardiovascular.
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