UNIVERSIDAD DE SAN ANDRÉS
EXAMEN DE INGRESO
ESCRITURA
2009
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Tiempo asignado: 3 horas
A.
LECTURA Y ESCRITURA EXPOSITIVA
Lea atentamente el siguiente fragmento:
La palabra “civilización”, empleada por primera vez en 1757 por el marqués de Mirabeau,
tuvo un lugar eminente entre las ideas-imágenes que han atravesado la época moderna.
Prontamente, el vocablo designará algo más que un proceso creciente de refinamiento de
las costumbres, para integrar dos acepciones. Por un lado, el concepto indicará el
“movimiento” o proceso por el cual la humanidad había salido de la barbarie original,
dirigiéndose por la vía del perfeccionamiento colectivo e ininterrumpido. Por otro lado, la
noción apuntará a definir un “estado” de civilización, un “hecho actual”, que era dable
observar en ciertas sociedades europeas. (…)
El empleo de la noción de civilización suponía una asociación con otras ideas afines, pero
también entrañaba el descubrimiento de su reverso, el lado opuesto de la civilización, aquel
estado del cual ella provenía y al que había superado: la barbarie. En efecto, las dos
acepciones del término civilización (comprendida como movimiento de la humanidad hacia
un ideal o como estado de sociedad) implicaban automáticamente la existencia de una
barbarie original.
Como es conocido, “bárbaro” fue un término acuñado por los griegos para designar al
extranjero, aquel que no pertenecía a la polis; definición que tuvo primeramente alcances
políticos y más tarde culturales. “Bárbaros” fueron también, durante la Antigüedad tardía,
las tribus invasoras que devastaron el Imperio Romano. Hacia el siglo XVIII, el contra-
concepto fue utilizado tanto para indicar la existencia de un estado anterior, en el cual
permanecían otras culturas, contrapuestas al estado actual de las sociedades europeas, como
para designar la alteridad. Bárbaro es así un vocablo a través del cual no se define sino que
se califica al Otro, estigmatizado por aquel que se sitúa desde una civilización comprendida
como valor legitimante.
(Svampa, Maristella 2006. El dilema argentino. Civilización o barbarie. Buenos Aires: Taurus, p.
17-18.)
1.
¿Qué elementos tienen en común las dos acepciones del término “civilización”?
2.
¿Qué sentido adquiere el vocablo “bárbaro” según Maristella Svampa? ¿Qué
otras acepciones aparecen en el texto?
3.
¿A qué refiere la expresión “contra-concepto”? Explique por qué la autora
utiliza esta expresión.
4.
Sintetice en un texto breve (entre 85 y 100 palabras) las principales cuestiones
planteadas en el fragmento dado.
B.
LECTURA Y ESCRITURA ARGUMENTATIVA
A partir de las definiciones dadas por Maristella Svampa, produzca un texto (entre
50 y 80 líneas) que fundamente la siguiente afirmación: “La dicotomía
civilización-
barbarie
marcó profundamente la historia argentina y puede afirmarse que continúa
vigente en la actualidad”. Tenga en cuenta para su argumentación, al menos uno
de los siguientes textos.
TEXTOS DE APOYO
TEXTO 1
En la primera mitad del siglo diecinueve, en textos argentinos fundacionales, el país fue
imaginado como un cuerpo cuya civilización dependía de la promoción, la regulación y el
control de flujos de gente y mercaderías. Uno de esos textos fue el Facundo de Sarmiento,
publicado en 1845. En esa obra Sarmiento fundó el paradigma de civilización y barbarie y
lo utilizó para explicar los entretejidos violentos de la economía, la política y la cultura en el
período inmediato a las guerras de independencia.
(…)
Sarmiento precisó sus ideales de civilización iluminista haciendo la crítica de una barbarie
romántica local que, según él, se encarnaba en hombres como Facundo Quiroga o Juan
Manuel de Rosas, los caudillos y terratenientes que representaban y defendían los intereses
de los ganaderos latifundistas apoyados por grupos de gauchos, indios, negros y mulatos.
Civilización y barbarie sirvió para explicar las luchas entre caudillos y la dificultad para
llegar a un compromiso que permitiera la formación y acción de un gobierno central que
fomentara racionalmente las políticas económicas y culturales necesarias para integrar una
nación Argentina e incluirla en el concierto económico mundial.
(Salessi, Jorge 1995. Médicos, maleantes y maricas. Buenos Aires: Beatriz Viterbo, p. 13.)
TEXTO 2
No entraré en todos los detalles que requeriría este asunto: la lucha es más o menos larga;
unas ciudades sucumben primero, otras después. La vida de Facundo Quiroga nos
proporcionará ocasión de mostrarlos en toda su desnudez. Lo que por ahora necesito hacer
notar es que, con el triunfo de estos caudillos, toda forma civil, aun en el estado en que la
usaban los españoles, ha desaparecido, totalmente, en unas partes; en otras, de un modo
parcial, pero caminando visiblemente a su destrucción. Los pueblos en masa no son
capaces de comparar distintamente unas épocas con otras; el momento presente es para
ellos el único sobre el cual se extienden sus miradas: así es como nadie ha observado, hasta
ahora, la destrucción de las ciudades y su decadencia; lo mismo que no prevén la barbarie
total a que marchan, visiblemente, los pueblos del interior. Buenos Aires es tan poderosa en
elementos de civilización europea, que concluirá al fin con educar a Rosas y contener sus
instintos sanguinarios y bárbaros.
(Sarmiento, Domingo Faustino 1985 [1845]. Facundo o civilización y barbarie. Buenos Aires:
Biblioteca Ayacucho, p. 68.)
TEXTO 3
La lectura del peronismo en términos sarmientitos encontró su punto de arranque el 17 de
octubre, evento de ruptura mayor tanto para peronistas como para antiperonistas. En esa
fecha, los fantasmas más o menos difusos sobre el totalitarismo del régimen hallaron un
nuevo punto de arraigo en la realidad. No es ninguna novedad: el fantasma de la barbarie
tomó cuerpo en las masas peronistas. Es el “aluvión zoológico”, el “lumpenproletariado”,
“los cabecitas negras”, los “descamisados”. Es, al mismo tiempo, algo más que aquellas
masas nazi-fascistas en comunicación directa con su líder desde alguna plaza histórica:
evoca, ciertamente, la invasión de la Argentina mestiza a la clara y culta ciudad portuaria; es,
en otros términos, la barbarie no extirpada, la temida barbarie “residual”. El 17 de octubre
insertó al peronismo, leído ya como totalitarismo, en la historia argentina dentro de una
línea de continuidad que registraba diversas épocas de estallidos: Rosas, hasta cierto punto
la chusma radical, por fin, los descamisados. Los avatares políticos de la Segunda Guerra
Mundial (lucha entre Democracia y Totalitarismo) fueron inscriptos en la tradición política
argentina bajo el signo de la imagen sarmientina.
(Svampa, Maristella 2006. El dilema argentino. Civilización o barbarie. Buenos Aires: Taurus, p.
320).
TEXTO 4
La plaza de Mayo, como apunté arriba, se convierte en el centro simbólico del movimiento
peronista abarcando una multiplicidad de significados. Es la representación gráfica de la
ciudad invadida por las multitudes adictas: migrantes internos, cabecitas, grasas, descamisados.
Es la repetición de la revancha del Interior sobre la Capital: la imagen escolar de los
caudillos provincianos atando sus caballos a la vieja pirámide. Pero, para gran parte de las
clases medias y altas urbanas, resulta la póstuma encarnación de la barbarie sarmientina
lavándose “las patas en las fuentes” (cfr. Lamborghini, 1956) de la civilización porteña.
(Ciria, Alberto 1983. Política y cultura popular: la Argentina peronista 1946-1955. Buenos Aires:
Ediciones de la Flor, p. 277).
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