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Cs. Políticas | Resumen de las Unidades 1, 2, 3 y 4 | Cátedra: Lagorio | 1er Cuat. de 2009 | Altillo.com |
UNIDAD 1 “A”: LA CIENCIA POLITICA. /INSTRUMENTOS DE ANALISIS DE LA CIENCIA POLITICA.
CIENCIAS POLITICAS
(NORBERTO BOBBIO)
* El autor nos explica las ciencias políticas en 2 sentidos con respecto al campo de investigación.
- En sentido amplio: estudio de los fenómenos y de las estructuras políticas hecho con sistematicidad y rigor, apoyado en los hechos, expuestos con argumentos racionales. Aquí “ciencia” tiene significados opuestos a opinión, ocuparse científicamente de política es remitirse a los hechos. Lo importante es este sentido es no basarse en datos falsos para la realización de una investigación (se basa en la opinión sobre todo)
- En sentido estricto: designa a la “ciencia empírica de la política” conducida según la metodología de las ciencias empíricas más desarrollada. Cuando se habla del desarrollo de la Ciencia Política se hace referencia a las tentativas orientadas a promover el estudio de la política hasta alcanzar el nivel de ciencia empírica.
En el sentido de “ciencia” la ciencia política busca delinear y prescribir lo que debe ser (filosofía política)
* CARÁCTER DE LA CIENCIA POLITICA.
- Las ciencias políticas nace en la segunda mitad del siglo XIX y representa un momento y una determinación específica del desarrollo de las ciencias sociales.
- Nace cuando se separan los estudios políticos de la matriz tradicional del derecho (en particular del derecho público), donde adopta un carácter más autónomo.
- En nuestro siglo las ciencias políticas utiliza el mismo modo de análisis del fenómeno político que las ciencias sociales y el uso de ciertas técnicas de investigación.
- Las ciencias políticas ha tenido un mayor desarrollo en los últimos años en Estados Unidos.
- Las ciencias políticas ligada a la matriz política del Estado estudia toda la parte jurídica pero deja de lado el comportamiento. Cuando se separa la matriz y se constituye como ciencia autónoma, estudia los comportamientos de los individuos y grupos, los partidos políticos y los comportamientos del Estado.
* CONDICIONES DE DESARROLLO DE LA CIENCIA POLITICA.
- La ciencia política actual se caracteriza por tener disponible una base de datos, su posibilidad de acceso a ellos es gracias a la evolución en el campo científico.
- También, a partir de la complejización de la ciudad (el traslado del campesino a la ciudad, etc.) y de la extensión gradual de los intereses europeos y de su apertura, facilito el desarrollo de las ciencias sociales.
- El crecimiento extensivo de datos ha hecho posible una comparación más rápida y amplia con regímenes de diversos países, estimulando los estudios de “política comparada”. Esto no es nuevo, lo que resulta nuevo es la cantidad de datos a disposición. Esto es una desigualdad cuantitativa, y no cualitativa. Esta forma otorga la evolución de las ciencias, con la aparición de nuevos fenómenos por estudiar (partidos políticos, asociaciones de obreros, sindicatos). Con esta aparición de nuevos grupos que se inserta en la política, por ende existe una ampliación en los sectores con una mayor demanda y fenómenos a estudiar. Hay que ver cuál es la forma de estudiar estos fenómenos (amplio o estricto) para realizar una investigación en la base de datos como la ciencia empírica.
* OPERACIONES DE LA CIENCIA POLITICA.
- Clasificación: un ejemplo clásico es la tripartición weberiana de la forma de poder legitimo (tradicional, legal, carismático).
- Formulación de generalizaciones: un procedimiento típico es el que llevo a la formulación del concepto, poder que es considerado como un concepto unificador de todos los fenómenos que caen en el campo de la ciencia política.
- Formación de conceptos general: pueden darse generalizaciones positivas o negativas (refutación, ciencia).
- Determinación de leyes: (estadísticas o probabilidades de tendencias de regularidad o uniformidad) Las ciencias sociales tienen como función llegar a crear probabilidades. Respecto de la regularidad o uniformidad la ciencia política de mayor crédito a la Teoría de las elites, que afirma que en todo régimen siempre es una minoría organizada la que gobierna. Marx, Engels y Lenin formularon leyes de tendencia partiendo de la hipótesis de que el aparato estatal es necesario mientras dure la división de la sociedad en clases antagónicas.
- Elaboración de una Teoría: es la operación más importante ya que formular teorías es la pretensión de toda ciencia. Una de las teoría más aceptadas entre los cuentistas políticos es la “sistemática” según la cual la vida política en su conjunto debe ser considerada como un proceso de demanda que proviene del ámbito externo (económico, religioso, natural, etc.) y que se transforma en respuesta (decisión política), que a su vez retroactuan sobre el ambiente que rodea provocando nueva demandas, y así sucesivamente.
* EXPLICASIONES Y PREVISIONES.
- A través de las operaciones de la ciencia política, esta sigue su objetivo que es buscar el reconocimiento de status de ciencias empíricas.
- La explicación predominante de las ciencias sociales tradicionales y artesanales ha encontrado en crisis por el enorme número de datos que posee el estudioso de los hechos políticos y el uso de los métodos cuantitativos que le permite dominarlo y servirse de ellos con cada vez mayor rapidez.
- el proceso de explicación es incompleto no se puede hablar de previsión científica sino de conjetura o profecía.
En su actual fase de desarrollo la ciencia política no puede hacer previsiones científicas.
* DIFICULTADES DE LAS CIENCIAS POLITICAS.
- Se interponen dificultades en el querer acercar los estudios políticos al modelo de las ciencias empíricas. En lo que respecta a la clasificación de la ciencia, la ciencias políticas ocupa uno de los últimos puestos, la ciencia política presupone la ciencia general de la sociedad, esta no puede prescindir de las ciencias económicas ni de los subsistemas culturales. A diferencia de la ciencia política, la ciencias económicas pueden sustentarse por si misma y no necesita de otras ciencias que la apoye.
- La ciencias políticas es una disciplina histórica, esto hace imposible la experimentación, no se puede reproducir el hecho que vamos a estudiar.
- Las ciencias políticas tienen dificultades específicas que derivan de la acción humana:
a) El hombre es un animal teológico, hace determinadas acciones para el logro de sus fines no siempre declarados y frecuentemente inconscientes.
b) El hombre es un animal símbolo que se comunica a través de símbolos que deben ser interpretados por sus semejantes, cuyo significado es incierto.
c) El hombre es un animal ideológico que se sirve de valores vigentes del sistema cultural en el que está inserto para racionalizar su propio comportamiento.
* EL PROBLEMA DE LA AVALORACION.
- En ciencia política la avaloración es muy difícil de lograr. Que se logre la avaloración es poder suspender los propios juicios de valor durante la investigación para evitar ser influida y perder objetividad.
- La avaloración que es garantía de objetividad muestra ética y compromiso en el resultado de la investigación.
- Para que un estudio sea realmente serio hay que dejar de lado las cuestiones personales, los juicios de valor. La ciencia política cumple más su función cuando más objetiva es.
- La crítica más fuerte que se le hace a las ciencias sociales es la intención de juicio de valor y la no objetividad.
- Es difícil que una persona no esté la aproximación a un determinado tema, siempre encuentra un juicio de valor.
IDENTIDAD Y PODER SIMBOLICO.
DEBATE SOBRE LAS TEORIAS SOCIALES Y POLITICAS.
(CARLOS LAGORIO)
Introducción.
La sucesión de innovaciones que se producen, desde la década del sesenta del siglo XX.
La definición de “sociedad de la información generalizada” asegura la importancia de las trasformaciones culturales que en la actualidad son transversales a los ámbitos de la economía y la política.
El enriquecimiento de la expresión simbólica, presente en el mundo contemporáneo, se debe también a la reproducción de los productos culturales que las nuevas tecnologías ponen en circulación. La multiplicidad de sentidos y las problemáticas en torno a la identidad platean la importancia de lo simbólico y su puesta en valor en las diferentes dimensiones del sujeto. La dominación tiene siempre una dimensión simbólica.
El poder simbólico, ha desplazado en parte a la gravitación que tuvieron otros poderes. Me refiero al poder económico, al coercitivo y al político que durante la modernidad eran considerados exclusivamente por sus propias fuentes de poder. Los insumos materiales y financieros en la economía, la fuerza física en la seguridad y la autoridad en la política fueron, casi exclusivamente, las fuentes de poder dominante durante la modernidad. Este fenómeno se dio porque el mundo de la información y las comunicaciones también era mucho más limitado.
Esta nueva concepción de poder, lo simbólico, incide y contamina las acciones que desarrollan las instituciones provenientes del poder económico y del poder político. El poder simbólico interviene en el curso de los acontecimientos y las acciones que desarrollan instituciones del poder político, tales como las instituciones del Estado o los partidos políticos.
Cuando se trata del tema del poder político y por ende del concepto de dominación, uno de los ejes del debate actual para las ciencias sociales y políticas lo constituye el de la globalización.
Cuando se habla de globalización, no todos sus efectos de concentración han resuelto uniformes.
Podemos afirmar que existen agujeros, es decir, espacios de resistencia e integración que impiden la validación de concepciones deterministas y totalizadoras en las visiones del mundo. La producción cultural, la metaforicidad, que promueve la imaginación de los actores populares, plantea soluciones diferentes a las políticas económicas y sociales de algunos países.
Las revoluciones simbólicas suceden a las sociales.
Hubo revoluciones que transformaron las bases materiales de una sociedad, y por otro lado hay revoluciones simbólicas que son las que llevan a cabo artistas, científicos, grandes profetas religiosos o a veces, en contadas ocasiones, grandes dirigentes políticos que lideran revoluciones que inciden en el cambio de nuestra manera de ver y pensar.
Una nueva dimensión, la de producción y circulación de formas simbólicas es útil para graficar las transformaciones culturales y tecnológicas.
Dos ejes temáticos que, además, tienen relaciones entre si se van a desarrollar en este trabajo. El primero intenta explicar los contenidos del debate modernidad-posmodernidad. El segundo eje toma en cuenta las indagaciones acerca de los saberes, el conocimiento y la ciencia, y apunta a esclarecer el universo teórico que enfrentamos en la actualidad.
La modernidad es comprendida como un periodo histórico de larga duración que se inicia con el derrumbe del mundo feudal e implica hitos fundacionales, tanto en su primera etapa (Siglo XV a fines del siglo XVIII) como en la segunda etapa (fines del siglo XVIII hasta la década del sesenta del siglo XX).
Una serie de hitos confirman el nacimiento de la modernidad en el siglo XV. El primero de ellos fue sin duda el proceso de urbanización. Una nueva camada de banqueros y navegantes primeros, y de inversores después, consolidan una nueva clase social: la burguesía. La burguesía también se contribuyo al desarrollo del Estado moderno. De esa manera se crean las condiciones materiales para otro de los hitos característicos de esta primera etapa de la modernidad: la colonización.
Con el advenimiento de la modernidad, a partir de datos fundamentales tales como la invención de la imprenta y los procesos de urbanización y colonización protagonizados por europeos se produce un salto superador de la visión del mundo.
Sin embargo, durante esa primera etapa de la modernidad que transcurre durante los siglos XV y XVIII, el ser moderno, el ser permeable al cambio, a una visión mas abarcadora del mundo, se manifiesta como algo incipiente, reservado todavía a las minorías que leen y escriben, quienes se beneficiaron con una educación para elites. Por otra parte, a mediados del siglo XVIII el capitalismo era apenas un esbozo de lo que vendría. El mercantilismo mostraba entonces el intenso comercio entre las colonias y las metrópolis y el acopio de metales preciosos que constituyo el núcleo fundante de esa etapa considerada como precapitalista. La política de tierra arrasada en los territorios conquistados que los principales países europeos realizo, cada uno con modalidades culturales propias, preparo al mundo del coloniaje a la dominación económica y financiera que sobrevendría luego con el capitalismo.
La plenitud del ser moderno.
En la modernidad las luchas se extienden también a otros campos, al social y al político.
La plenitud del ser moderno se sustenta en una segunda etapa de la Modernidad que se inicia a mediados del siglo XVIII con el movimiento del Iluminismo, la Revolución Industrial y la Revolución Francesa.
En la modernidad pasa a un primer plano el sentido del yo. El hombre puede por fin dejar de ser esclavo de la naturaleza e ir más allá de las necesidades materiales y la escasez reinante. En esa búsqueda el ser humano fija como metas el mejoramiento económico pero también la lucha por sus derechos. La razón deja de ser solo un instrumento para acceder al conocimiento, la razón del Iluminismo va a significar un camino para la emancipación humana.
La Revolución Industrial, produjo la conversión de los grandes talleres en fábricas e importantes invenciones científicas al servicio de la producción. Esa revolución de carácter material y social multiplico el número de obreros, acentuó el éxodo rural y el surgimiento de nuevas ciudades. Finalmente consolido las bases de una división internacional del trabajo.
La burguesía es la clase social que motoriza los mercados y en definitiva la responsable del sistema social y económico más global del que tenga noción el hombre, el capitalismo. El progreso científico se acoplo al crecimiento del capitalismo.
La revolución de los transportes comienza con la invención de la máquina de vapor y del riel, y se asocia a un concepto de capitalismo que impulsa su proyección a nivel mundial. Al principio con trenes y barcos de vapor y luego con la aviación permitió acortar distancias geográficas a bienes y personas.
La Revolución Francesa representa un cambio trascendente en la historia de la humanidad. Símbolo de la libertad y la igualdad, Francia proclamo la Declaración de los Derechos del Hombre y abrió las puertas de la historia al ingreso de las masas lideradas por la burguesía.
El carácter de las luchas que se iniciaron contra la monarquía derivaron en enfrentamientos entre los sectores populares entre sí y con la burguesía, que vio alterada por momentos su hegemonía. Los logros que lego la Revolución fueron numerosos: los proyectos que desarrollaron la enseñanza gratuita y obligatoria, y la creación de institutos politécnicos, la sanción de nuevos pesos y medidas que alcanzaron notoriedad universal, y las prácticas democráticas con la ampliación del voto a todos los varones así lo testimonian. Por otra parte, los derechos a la libertad e integridad del ser humano, a la libre circulación de bienes y personas y a la propiedad privada y otros derechos consagrados en las constituciones que se promulgaron avanzaron en la concepción de ciudadanía que impera hoy en occidente.
La utopía y su relación con las vanguardias.
Entendida como una división global de vida social, radicalmente diferente a la existente, la utopía remite a una esencia política que alentó teorías y proyectos revolucionarias. La presencia de la utopía en las dimensiones de la política, la ciencia y el arte está atada a las revoluciones y los cambios de época que experimento el ser humano.
En los inicios de la modernidad la visión utópica fue la de un mundo ideal, que erradique el mal y los vicios a veces generados por una organización errada de lo colectivo, y permitía la conversión a una vida simple y austera.
Bacon utiliza un relato utópico a modo de propuesta de un sistema de leyes para construir mejor el estado y la estructura de una república.
Baudelaire, como un grupo de artistas, reacciona contra la modernización social que significa convertir el mundo en un vasto almacén de mercancías y, su ciudad, en un coto de la gran burguesía. Lo nuevo, para él, es una cualidad independiente del valor de la mercancía. Su predica por la modernidad estética apunta a la negación de los cánones del arte dominante. Por ello denuncia la alineación del artista en un mundo burgués y conformista donde reina el mal gusto.
Si se piensa en hitos revolucionarios que significaron operaciones en caliente, transformaciones sociales con la intervención de las masas, hay que considerar la Revolución Francesa (1789-99) y la Rusa (1917-24) como paradigmas de la modernidad. En el primer caso, la Revolución Francesa significo el inicio de la segunda fase de la modernidad, con el ascenso político de la burguesía a clase dominante, la proclamación de los derechos del hombre y la expansión del siglo de las luces, gestado por el movimiento iluminista, al resto del mundo. Durante la Revolución Francesa fueron las vanguardias políticas, identificadas por los clubes, quienes lucharon por controlarla.
En el segundo caso la Revolución Rusa fue considerada como la revolución obrera y puso sobre el tapete la realización de un sistema socialista que hasta entonces formaba parte solamente de concepciones teóricas, principalmente de la teoría marxista.
Una de las características esenciales de la modernidad tiene que ver con lo novedoso. La innovación permanente como desafío al futuro fue un claro patrón de lo moderno y de las vanguardias.
El variado repertorio de las vanguardias protagonizadas por las elites de los artistas no solo plantearon la renovación de los cánones estéticos, sino que anticiparon a modos y estilos de vida que se harían masivos mucho después.
En la modernidad tuvieron lugar, por una parte, las revoluciones artísticas que sustentaron la exaltación del yo, la subjetividad y la imaginación, y, por otra parte, las revoluciones sociales que corporizaron el yo colectivo y las utopías totalizadoras. Justamente esas áreas: la estética y la política, simbolizaron, por una parte, el carácter vanguardista y de elite del artista y, por otra, el carácter comprometido con lo social del intelectual militante.
Abrazados a una utopía, todos ellos se enfrentaron con diversas formas e ideas a las burguesías y sus instituciones, con una dirección teleológica, pero con el ideal puesto en la liberación del hombre.
Modernidad y modernización.
En la última mitad del siglo XX, con el final de la segunda gran guerra los esfuerzos de los dirigentes europeos por revalidar las instituciones del Estado y el papel de los partidos políticos, que se habían desacreditado por la dominación que ejercieron el nazismo y el fascismo en el marco del capitalismo, obtuvieron un saldo positivo a partir de la sanción de los derechos humanos consagrados por las Naciones Unidas.
Modernidad se refiere a un periodo de larga duración histórica y modernización se refiere a un proceso económico que se extiende en el presente.
La diferencia entre modernidad y modernización, palabras usadas por algunos autores indistintamente, distingue, por un lado, el periodo de larga duración mencionado y, por otro, un proceso de carácter específicamente económico, cuyo origen fue la Revolución Industrial, proceso que abarco también la revolución de los transportes y de las comunicaciones. Cabe agregar que, durante gran parte del siglo XX, los procesos de modernización fueron objetivos tanto del capitalismo como del socialismo con idénticos procedimientos tecnológicos aunque con estados e instituciones diferentes.
El keynesianismo, que, luego de la crisis de 11929, dentro de la esfera del capitalismo, y a partir de un Estado de seguridad social, pretendió frenar el crecimiento de la explotación y el desempleo, se difundió en el mundo, inclusive en algunos países de la periferia como la Argentina. Sin embargo, el proceso de modernización ha abandonado los preceptos del Estado de Bienestar.
Frente a modelos de Estado de Bienestar y providencial el Estado Neoliberal difunde: la preeminencia del mercado sobre el Estado y la fuerte tercerización de la economía, donde las industrias tradicionales productoras de bienes materiales comparten el volumen total de la economía con las industrias culturales y de servicios. En este marco, la voluntad política de confrontar con el neoliberalismo por parte de algunos gobiernos se vislumbra en la construcción de mercados regionales que emulan a la Unión Europa, en una lucha desigual como la que se desarrolla en el MERCOSUR.
El proceso de globalización se relaciona con el auge de las transformaciones culturales de fin del siglo al cambiar la producción diferenciada para distintos públicos con el papel de los medios masivos. Se puede afirmar que el proceso de modernización, usado como sinónimo de progreso económico o de industrialización, divide aun a los países entre países desarrollados (posindustriales), en desarrollados (industrialización asistemática) y subdesarrollados (pobres).
Una de las visiones del mundo, presente en la posmodernidad, afirma que existe una mayor conciencia frente a factores negativos del proceso de globalización, como el alto grado de deshumanización del que fueron portadores los proyectos de modernización, tanto en los países centrales como en Latinoamérica. Las ingentes inversiones en el maquinismo y el belicismo no suscitan en la actualidad consenso en las mayorías que rechazan, la contaminación ambiental, las guerras y el genocidio.
Modernidad: fin de época.
Cabe rescatar, como un escenario prolífico en contenidos políticos e ideológicos: el Mayo Francés, esos días de mayo de 1968 significaron un momento privilegiado, donde la comunidad política y cultural alcanzo niveles extraordinarios en manos de los jóvenes. Por otra parte fue una experiencia callejera de rechazo al sistema institucional capitalista. Los graffiti poseían contenidos referidos a la decadencia del estado burgués y a las limitaciones de los partidos de izquierda para dirigir el cambio social, pero también a la necesidad de liberación del ser humano que las vanguardias artísticas y políticas de la modernidad no cumplieron.
Podría afirmarse que el Mayo Francés fue un punto de inflexión entre la modernidad y la posmodernidad.
A partir de las posiciones políticas de los intelectuales que debatieron esa concepción, la posmodernidad fue por un lado criticada como una ideología que corrompió los ideales de la modernidad y por otro celebraba como una posibilidad emancipatoria para el ser humano.
El debate modernidad-posmodernidad.
Según Vattimo, la modernidad termina cuando deja de ser posible concebir la historia como un proceso unitario que se construyo a partir de grandes relatos- la apertura a diferentes visiones de la historia coincide con la disolución de las metanarrativas de la modernidad y el comienzo de la posmodernidad. El filósofo italiano enfatiza el carácter democratizador de los medios masivos, ya que pese a los esfuerzos de los monopolios y las empresas capitalistas, en los últimos años culturas y subculturas que antes no se habían expresado, pueden salir hoy a la luz pública.
Lytard también describe y afirma que todo modernismo contiene la utopía de su fin. Lo moderno insiste en la revolución y lo posmoderno insiste en la reescritura de la historia. El sistema capitalista es el más claro ejemplo de un sistema globalizante.
Para Berman, la modernidad no ha concluido y habría tres fases que forman parte de ese periodo de la historia (Berman, 1993). La primera de ella se podría sintetizar como el proceso de urbanización, colonización y mercantilismo precapitalista, que prefigura un marco donde el ser moderno es todavía algo incipiente e indefinido. La segunda fase de la modernidad se inicia en la segunda mitad del siglo XVIII y tiene que ver con las utopías. Aquella de carácter social que pueden pensarse como las utopías revolucionarias que incorporaron la concepción de ciudadano, la opinión pública y el comienzo de la modernización capitalista basada en el desarrollo científico, pero abarcan también a las utopías que a la luz de las luchas obreras plantearon la visión de. Socialismo.
Para el autor el advenimiento del siglo XX, que incorpora parte del modernismo en el arte y logra enormes victorias en el campo del pensamiento y el conocimiento científico, coincide con una tercera fase de la modernidad que continuaría en la actualidad pero que expresa contradicciones tales como el crecimiento de un público moderno, cada vez más numeroso, que sin embargo vive la fragmentación de idiomas extraordinariamente privados.
Habermas, uno de los pensadores más importantes del siglo XX, en parte coincide con Berman, ya que el proyecto de la modernidad no ha completado su realización. Para ello haría falta que la integración entre los saberes científicos (la especialización) y la experiencia vivencial (la espontaneidad) se constituyera en una barrera contra las fuerzas del mercado capitalista. Apuesta a una modernidad progresista que recupere una ética del discurso y que se extienda a una comunidad ideal de la comunicación.
Las teorías y las ciencias.
El paradigma científico dominante adscribía a la construcción de una teoría que en primer lugar fuera la única capaz de recrear las categorías para analizar la realidad social y cultural y en segundo lugar cumpliera con el objetivo de cambiar aspectos de esa realidad.
La ciencia durante este vasto periodo histórico se encamino hacia teorías que perseguían un esquema lineal, determinista. Estos sistemas de leyes tendían al descubrimiento de procesos universales, de manera que cualquier hipótesis que se planteara podía ser válida en cualquier tiempo y lugar. Esta idea de evolucionismo unilineal se correspondía con un modelo de civilización eurocentrista que podía ser aplicado en cualquier región.
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial surgieron otras teorías que recorrieron las ciencias sociales. La renovación del mito de la modernización, heredera del liberalismo y el fordismo, planteo la necesidad de una teoría social que se opusiera con éxito al marxismo que en la década del cincuenta mantenía un elevado prestigio entre intelectuales y partidos políticos. Así nació la teoría funcionalista.
Otra de las características en el mundo de la ciencia moderna fue el divorcio entre las ciencias con atributos y leyes de carácter universal y las humanidades.
Si bien los objetos de estudio son diferentes, un nuevo contexto coloca las ciencias duras y las sociales en un plano de equidad ante la comunidad científica. Por otra parte, en el campo de las ciencias sociales se presenta un paradigma basado en la valoración de fuentes de carácter literario: el de las nuevas narrativas.
Algunos autores afirman que la posmodernidad es algo más que un clima de época, es también una condición sociocultural de la época que vivimos. Es un nuevo periodo de la historia que recaba, en diferentes visiones del pensamiento, la ciencia, la tecnología y el arte.
Tanto en las ciencias sociales como en las básicas, la comprensión y aplicación de una teoría de autor, reconocida por su rigor académico, resulta hoy insuficiente para abordar un objeto de estudio. El principio de incertidumbre pone sobre el tapete las teorías de autor que signaron durante siglos a las ciencias.
En el paradigma actual de las ciencias sociales hay un rechazo a los discursos totalizadores que prescriben un destino determinado para la condición humana. En ese marco los teóricos de las ciencias sociales piensan que las propuestas teóricas que históricamente se elaboraron durante la modernidad pueden conducir al totalitarismo. Por eso, prefieren considerar como hechos del pasado histórico las utopías que sirvieron de fundamento a las revoluciones sociales. Los conceptos que en la política se debaten y profundizan en esta nueva época son los que pertenecen a la categoría de la micropolitica. Este concepto junto al de heterotopía forman parte de algunas de las categorías que se incorporan en el debate de las teorías políticas de la posmodernidad.
El nuevo siglo.
Las tres dimensiones de lo social, lo económico, lo político y lo cultural, el proceso de globalización abarcan lo económico a partir del derrumbe de las economías socialistas y la adaptación de esos países a la era de la producción capitalista y a la sociedad de consumo. En la economía el capitalismo global reina en la sociedad del hiperconsumo donde cada vez más vastas franjas de la población mundial están excluidos. En la esfera política, la ampliación del número de las democracias confirma una tendencia, al punto de generar contradicciones con las premisas del sistema. En el ámbito de la cultura deviene el proceso de estetización (Lagorio, 1998) que muestra la inmanencia de las huellas del arte y su influencia en la vida cotidiana junto al advenimiento de la revolución informática y de las comunicaciones de masas.
En un nuevo contexto los significados se extienden al poder de lo cultural y del lenguaje.
Cabe analizar que en la posmodernidad el campo de la estatización como proceso ligado al ejercicio de la imaginación entra en conflicto con el dominio de la mercantilización que impone la tecnología y los medios de comunicación. Ocurre que la mercantilización como elemento central del campo económico afecta el ámbito cultural y por ende su producción.
La cultura de masas introduce criterios del relativismo cultural y político que apuntan a que los derechos de los ciudadanos se extiendan también a los consumos culturales.
A la planetarización de la televisión, reveladora de imágenes, se agrego un nuevo tipo de democratización cultural: las redes de la informática. Esta nueva era del maquinismo se ha equiparado a la inversión y la investigaciones científicas que durante la modernidad se dirigieron a mejorar la velocidad de los transportes. En la posmodernidad, las inversiones más importantes tienen que ver con la velocidad y capacidad de memoria informática.
La revolución de las computadoras prefigura también la dominación en términos de cobertura de la información.
También, la proliferación de computadoras asociados al desarrollo de la información a través de las imágenes que producen los medios masivos de comunicación, domina el escenario de la producción capitalista y en un sentido amplio ha significado macho más que un simple cambio tecnológico. Los estudios y experimentos ligados a la tecnología se desarrollan en el marco de relaciones culturales y sociales preexistentes.
La cultura reúne a la vez transformaciones que se desarrollan en diferentes dimensiones tales como la tecnología y el conocimiento, exacerbando la tensión entre el modelo de cultura universal (legado de la modernidad) y la cultura global, proveniente del dominio de los medios masivos de comunicación, en particular las marcas internacionales y la publicidad. Afectadas por esas transformaciones se puede afirmar que la razón y las teorías que guiaban a las ciencias sociales desde el plano de lo universal están en crisis y en consecuencia los paradigmas científicos también están cambiando.
Si la cultura universal era racionalista, evolucionista y etnocéntrica, la cultura posmoderna se debate entre una cultura global y otra de resistencia.
La mercantilización de los objetos culturales forma parte de la cultura global y su distribución, aunque desigual, tiene hoy una cobertura impensada hace algunos años.
Las diferentes concepciones de la identidad política.
No debe confundirse la noción de cultura con la de identidad. La cultura forma parte de la producción humana en la sociedad, concerniente en su mayor parte a los mitos, religiones, saberes y al ámbito del arte como el núcleo más prolífico en significados, en una dimensión que se vincula en forma directa con la expresión simbólica-en cambio la identidad nos remite a normas de pertenencia e interacción social que presentan mediante pares de oposición simbólicas que a su vez se derivan de situaciones de poder.
La identidad es un proceso continuo, una construcción social que se elabora en función de las relaciones entre personas y grupos sociales.
Si se piensa en la identidad de carácter grupal o comunitario, estaremos en presencia de una diferenciación que ya no contiene rasgos psicológicos sino sociales e inclusive políticos.
Esta identidad que enlaza la psicológico, lo social y lo político podemos clasificar tres formas de abordar la diferencia. La primera de ellas está vinculada a la sociedad de consumo. De esta manera determina persona o grupo social al que pertenece se identificará más con aquellos que compran o usan los objetos que están de moda. La segunda forma de diferenciación es la problemática de la diferencia y surge al comprender los rasgos distintivos del otro para conocernos mejor nosotros mismos. Finalmente la tercera opción es la alteridad radical que se evidencia en el enfrentamiento de culturas que en algunos casos tratan de imponerse y en otros a resistir el avasallamiento, pero que de todos modos considera al otro como enemigo.
Una política cultural debe actuar en el mismo terreno donde las diferencias culturales en la modernidad fueron pensadas desde un plano universal surcado de jerarquías y hegemonías, el del poder político.
Los estudios culturales en el marco de las ciencias sociales.
Las contribuciones teóricas al campo de las transformaciones culturales y sociales tienen que ver también con el desarrollo de nuevos estilos de vida y con las nuevas tecnologías y la extensión de su uso por parte de las clases obreras europeas.
La apertura a diversas subculturas producto de cortes transversales que en la sociedad se relacionan con la capacidad de expresión simbólica de las masas es una realidad en las investigaciones actuales.
El campo de las ciencias sociales se ve surcado por diversas teorías, algunas rescatan la visión de las clases sociales y otras se desplazan hacia el análisis de las clases de consumidores.
Los estudios culturales comienzan a abordar las problemáticas que tienen relación con los medios de comunicación recién a partir de la década del ochenta.
Se amplía ase el concepto de estatuto de clase que formaba parte de la inconmovible escenografía modernista.
Otro aspecto que toman en cuenta los estudios culturales tiene que ver con una reformulación del sujeto y de un nuevo tipo de individualidad.
Las múltiples temáticas sobre la identidad que procede de los cambios continuos rechazan la visión única
Que anteriormente se centraba en las relaciones materiales. También la problemáticas sobre la identidad giran sobre ejes como igualdad, solidaridad y conflicto, ejes que durante la modernidad estaban reservados a los estudios de sociología política. Frente a un desgaste de la actividad política partidaria, el concepto de identidad se asocia a contenidos que introducen la política cultural y la comunicación de masas.
Uno de los conceptos que en las ciencias sociales ha sufrido una transformación es el que enuncia criterios de la verdad, criterios que durante la modernidad estaban circunscriptos al de la búsqueda de la verdad absoluta. Esta concepción estuvo fuertemente caracterizada por la supremacía que tenían las ciencias naturales sobre las sociales.
Las posibilidades del lenguaje y la cultura de la humanidad abren una perspectiva diferente en los diferentes planos de la verdad que se presentan.
El hecho social no es algo que pueda considerarse un hecho objetivo “una cosa” ante los ojos del científico. El “hecho” es más bien un concepto hermenéutico, porque está continuamente referido a una relación del suponer, una relación del comprender e investigar de índole compleja.
Una propuesta posmoderna de las ciencias sociales es aquella que no se basa en el lenguaje formal y exclusivo de lo científico, ya que el conocimiento del objeto debe ser una determinación del sujeto que incorpora el sentido común, prejuicios y experiencias de la vida cotidiana. La identidad cultural se ha convertido en un medio que no repara en los límites que normaban las ciencias y teorías de la modernidad. La identidad cultural y política, aquella que trata sobre las formas de ser y actuar en el mundo, está indisolublemente ligada al sujeto histórico y su época.
Las problemáticas de la contemporaneidad.
Un conjunto de problemáticas conmueve las sociedades de nuestro tiempo. La inmigración ha transitado, históricamente y en forma continua, relaciones asimétricas entre grupos mayoritarios y grupos minoritarios.
Se inmigraba durante los siglos XIX y principios del XX por cuestiones económicas, en el marco de un capitalismo, basado en el éxodo rural europeo, permitía encontrar mayores oportunidades al ascenso social y la propiedad de la tierra en los territorios colonizados.
En ese entonces la creciente urbanización y utilización de mano de obra cada vez más especializada arrojo a las masas campesinas hacia la periferia.
Las problemáticas que tiene la inmigración en la actualidad en relación con la identidad de los habitantes son de una enorme importancia. Dos fenómenos de estas características permanecen como causales de los flujos migratorios y su repercusión en la transformación de las identidades culturales. El primero de ellos es la exclusión que se ha generado en pueblos enteros que reciben el nombre de grupos nacionales. El segundo fenómeno es el de importantes sectores de la población de países de la periferia, que sufren altos índices de pobreza o ven cercenada la posibilidad de desarrollar sus capacidades en su país de origen.
Todo los medios de transporte que utiliza la inmigración masiva constituye un testigo.
Se estima que las mafias internacionales mueven millones de dólares al año con el negocio de la inmigración clandestina. Los gobiernos de los países más desarrollados han resuelto cómplices de esa situación al levantar barreras burocráticas y policiales cada vez mas impenetrables para pasar a sus fronteras. Tanto la inmigración legal como la ilegal forman parte de estas corrientes que han proliferado en el marco de una ola creciente de discriminación social y racial.
La inmigración es una problemática compleja que genera situaciones no deseables, ya que los gobiernos de los países que se consideran adalides de las democracias toman a veces decisiones que son contradictorias a los derechos humanos.
Otras problemáticas, que mayoritariamente se encuadran en los procesos migratorios y en el crecimiento de los mercados ilegales, con el de la prostitución y el trafico de drogas.
Existen otras problemáticas que surgen en el seno del capitalismo avanzado e implican a su vez otras modalidades como las inherentes al medio ambiente y a la salud.
Estos conflictos, mediados por los medios masivos de comunicación, se exacerban y muestran el procedimiento que aplican los estados desarrollados para proteger la energía y las fabricas que contaminan.
Por ello la globalización es cuestionada por grupos de diferente extracción social y nacional que critican la hegemonía económica de las grandes empresas transnacionales y de la cultura norteamericana.
UNIDAD 1 “B”: LA TEORIA POLITICA EN LOS INICIOS DE LA MODERNIDAD.
HISTORIA DE LA TEORIA POLITICA
(GEORGE SABINE)
CAPITULO 17 “MAQUIAVELO”, PAG 249-253
EDICIONES VARIAS.
El fracaso que sufrió el partido conciliar en el empeño de implantar en la Iglesia, los principios y la práctica del constitucionalismo medieval, se anticipo solo en una o dos generaciones a un retroceso general de las instituciones representativas en el estada. Y la resurrección del absolutismo papal a mediados del siglo XV, tuvo su paralelo en un tremendo desarrollo del poder monárquico en casi toda la Europa Occidental. En todos los reinos creció el poder regio a expensas de las instituciones rivales (nobleza, parlamento, ciudades libres o clero) y en casi todos los países el eclipse del sistema representativo medieval fue permanente.
La concepción de un soberano que es la fuente de todo poder político paso a ser en el siglo XVI una forma común de pensamiento político.
A fines del siglo XV los cambios económicos que se habían estado produciendo durante muchos años dieron por resultado una acumulación de efectos que equivalía a una remodelación revolucionaria de las instituciones medievales, en su organización económica y política efectiva, era enteramente local. Esto era una consecuencia inevitable de las limitaciones de los medios de comunicación.
Un territorio grande no era gobernable sino por una especie de federalismo que dejaba a las unidades locales un grado muy amplio de independencia. El comercio también principalmente local consistía en una serie de mercancías determinadas, que circulaban por unas rutas fijas para desembarcar en puertos y mercados monopolizados. Tal comercio podía ser controlado por gremios de productores que eran instituciones municipales, la unidad de la organización comercial de Medioevo era la ciudad.
La continuación de un comercio monopolizado y controlado localmente en la forma en que se encontraba este era en absoluto incompatible con todo intento serio de ampliar de modo considerable la facilidad de las comunicaciones. La ventaja económica paso de las rutas fijas y los mercados monopolizados a la libertad. Los mayores beneficios iban a parar al “mercado aventurero”, que estuviera dispuesto a aprovechar las ventajas ofrecidas por cualquier mercado. Este tipo de comerciante, que dominaba los mercados, pudo conseguir cada vez es mayor grado el control de producción, y estaba enteramente fuera de la potestad de los gremios y ciudades.
En el siglo XVI todos los gobiernos monárquicos habían adoptado una política consciente de explotación de los recursos nacionales de fomento del comercio tanto interior como exterior y de desarrollo del poder nacional.
Esos cambios económicos tuvieron consecuencias sociales y políticas profundas.
Por primera vez desde la caída del imperio romano, la sociedad europea tenía una clase considerable de hombres que poseían dinero y espíritu de empresa. Por razones obvias, esa clase era el enemigo natural de la nobleza y de todas las divisiones y desordenes fomentados por los aristócratas. Sus intereses necesitaban de un gobierno “fuerte” tanto en el país como fuera de él y de ahí que su aliado natural fuera el rey. Esa nueva clase de adinerados no podía aspirar aun a dominar el parlamento frente a la influencia de la nobleza.
Desde todos los puntos de vista la burguesía consideraba que le era ventajosa la concentración del poder militar y la administración de justicia en el mayor grado posible en manos del monarca.
EL ABSOLUTISMO MODERNO.
En los años iníciales del siglo XVI la monarquía absoluta había llegado a ser el tipo predominante del gobierno de la Europa Occidental. Por todas partes se registraba un enorme fracaso de las instituciones medievales ya que la monarquía absoluta era algo de sangre y fuego que en gran parte se basaba en la fuerza.
La monarquía absoluta derroco el constitucionalismo feudal y la ciudades-estados libres, en los que se había basado en gran parte civilización medieval, del mismo modo que posteriormente el nacionalismo derroco la legitimidad dinastía a la que había dado origen la monarquía absoluta. La propia Iglesia, la más característica de todas las instituciones medievales fue presa de la monarquía o de las fuerzas sociales en que ésta se apoyaba. Débiles ricos a la vez, los monasterios fueron expropiados igualmente por las monarquías protestantes y las católicas, con objeto de proporcionar riqueza una nueva clase media que constituía la principal fuerza de la monarquía. Desapareció la autoridad jurídica de la Iglesia. La Iglesia paso a ser una asociación voluntaria o un socio del gobierno nacional.
El desarrollo de la monarquía absoluta, como el de la monarquía constitucional feudal, se produjo en casi todos los países de la Europa Occidental.
Cambios catastróficos ocurridos en toda Europa, produjeron como cosa natural otros cambios paralelos en la teoría política. Y en los años iniciales del siglo XVI, ese cambio se resume en la difícil figura a Maquiavelo. Ningún hombre de su época vio con tanta claridad la dirección que estaba tomando en toda Europa la evolución política.
Aunque Maquiavelo escribe en vísperas de la Reforma Protestante, casi no se da cuenta del papel que había de desempeñar la religión en la política de os dos siglos siguientes. Adoctrinado como estaba por el renacimiento pagano en Italia, era incapaz, por educación y por temperamento, de captar los ideales constitucionales y morales que la política europea había de tomar en la Edad Media.
ITALIA Y EL PAPA.
En Italia las fuerzas de un nuevo sistema comercial e industrial había sido especialmente destructoras de las instituciones antiguas, pero por razones implícitas en la situación política, las fuerzas constructivas estaban más neutralizadas y retardadas que en otros países.
Los italianos sufrían todas las degradaciones y opresiones consecuencia de la tiranía, con pocas de las compensaciones que ésta pudiera ofrecer, y las divisiones entre los tiranos italianos dejaban el país como presa al alcance de las manos de los franceses, españoles y alemanes. Como la mayor parte de los italianos de su época, Maquiavelo consideraba que la Iglesia era especialmente responsable. Demasiado débil para unir a Italia, el papa era, sin embargo, lo suficientemente fuerte para impedir que ningún otro gobernante la uniera, en tanto que sus relaciones internacionales la hacían ser el iniciador de la viciosa política de invitar a la intervención extranjera. Esa es la razón de la amarga ironía que emplea Maquiavelo al atacar con frecuencia a la Iglesia.
La sociedad y la política italianas, tal como las concebía Maquiavelo son un ejemplo peculiar de un estado de decadencia institucional. Era una sociedad presa de la peor corrupción política y la más baja degradación moral. Las instituciones cívicas antiguas estaban muertas.
La crueldad y el asesinato se habían convertido en procedimientos normales de gobierno.
Fue un periodo al que era justo calificar de época de “bastardos y aventureros”.
Maquiavelo es acusado como el teórico político del “hombre sin amo”, de una sociedad en la que el individuo se encuentra solo, sin más motivos ni intereses que los proporcionados por su propio egoísmo.
EL PRINCIPE
(NICOLAS MAQUIAVELO)
CAPITULO 1: CLASES DE PRINCIPADOS Y MODO DE ADQUIRIRLOS.
Los principados pueden ser hereditarios o nuevos. Los primeros son más fáciles de gobernar. Los segundos pueden ser ya existentes o totalmente nuevos (mixtos).
La manera que existe que un particular pueda llegar a adquirir principados y convertirse en príncipes son:
* Con armas propias y con virtud (se mantiene mas en el poder los que no confiaron en su fortuna para lograrlo pero los adquieren con mayor dificultad).
* Con las armas y fortunas de otros (los que llegan al poder sin esfuerzo y con fortuna a ellos les cuesta mucho mantenerlo).
* Por medio del delito (cuando se llega por medios criminales sin fortuna, ni virtud).
* Con el favor del pueblo (Maquiavelo lo llama” principado civil”) se puede llegar con el favor del pueblo o de los grandes. Con la ayuda de los grandes es más difícil mantenerse en el poder, porque es príncipe entre muchos otros que se consideran iguales que él. Con el favor del pueblo es más fácil mantenerse porque tiene muy pocos a su alrededor.
CAPITULO 5: DE QUE MANERA GOBERNAR LOS ESTADOS QUE ANTES DE SER OCUPADOS POR EL PRINCIPE SE REGIAN POR SUS PROPIAS LEYES.
Si se quiere conservar a los Estados que estaban acostumbrados a vivir con sus leyes y en libertad hay tres maneras de hacerlo:
1. Arruinarlo.
2. Ir a vivir personalmente en ellos.
3. Dejarlos vivir como estaban acostumbrados e instalar colonias cobrando impuestos y creando un gobierno minoritario que los mantenga amigos del príncipe.
Quien se convierte dueño de una ciudad acostumbrada a ser libre y la destroza; es destrozado por ella, porque siempre van a regir sus antiguas leyes. Si los habitantes están acostumbrados a vivir bajo las órdenes de un príncipe, y la familia se ha extinguido, y no saber vivir libres, entonces el nuevo príncipe puede mantener más fácil el nuevo poder. Distinto es el caso de las Repúblicas, donde está presente la antigua libertad, entonces, el mejor camino es distribuirlas o ir a vivir en ellas.
CAPITULO 9: PRINCIPADO CIVIL.
Maquiavelo llama un “principado civil” cuando un ciudadano particular con la ayuda de sus conciudadanos se convierte en príncipe. Para llegar a él no necesito ni mucho valor, ni mucha fortuna, sino una acertada astucia.
Se llama con el favor del pueblo o con el de los grandes. Con la ayuda de los grandes es más difícil mantenerse en el poder porque es príncipe entre muchos otros que se consideran iguales que él y por eso no puede mandarlos ni manejarlos a su manera. En cambio con la ayuda del pueblo es más fácil mantenerse debido a que tiene muy pocos a su alrededor que no estén dispuestos a obedecer. Hay que tener en cuenta, cuando el principado se obtiene gracias a los poderosos, la necesidad de contar con la amistad del pueblo, ya que si el príncipe se convierte en el benefactor del pueblo, puede durar mas tiempo en el poder.
Con un pueblo enemigo el príncipe no puede mantenerse por mucho tiempo en el poder porque son una multitud, en cambio, si se enemista con los grandes éstos son una minoría y puede cuidarse mejor de ellos. Para Maquiavelo el vulgo es muy fácil de dominar siempre y cuando el príncipe actúe prudentemente y respeten las únicas dos cosas que le interesan; su propiedad y sus mujeres.
CAPITULO 10: “DE QUE MODO PUEDE MEDIRSE LA FUERZA DE TODOS LOS PRINCIPADOS”.
Al examinar las clases de principados hay que tener en cuenta: si un príncipe tiene un gran Estado, que en caso necesario pueda regirse por sí mismo; o si tiene siempre la necesidad de auxilio de otros.
Puede sostenerse por si mismo los que tienen abundancia de hombres y de dinero y pueden formar un ejército poderoso que batalle a cualquiera que los ataque.
Tienen necesidad de otros los que no puedan salir a campaña contra sus enemigos y se ven obligados a refugiarse adentro. En el segundo caso el príncipe tiene que fortificar y mantener su residencia y no preocuparse por lo restante del país, así será atacado con gran prudencia, ya que los hombres serán enemigos de donde se vea la dificultad y no es fácil atacar a un príncipe que tenga la ciudad fortificad y no sea odiado por el pueblo.
CAPITULO 12: DIFERENTES ESPECIES DE TROPAS, Y SOLDADOS MERCENARIOS.
Un príncipe necesita poseer buenos fundamentos, de lo contrario, sé atraerá su ruina. Y los principales fundamentos que pueda tener son las buenas leyes y buenas armas.
Las armas con las que un príncipe puede defender su Estado pueden ser mercenarias, auxiliares o propias. Las tropas auxiliares y mercenarias son inútiles y peligrosas, ya que son ejércitos desunidos, ambiciosos, indisciplinados, desleales, desean ser los soldados del príncipe en épocas de paz, pero una vez declarada la guerra generalmente huyen. El único motivo que los apega al príncipe es su escaso sueldo, el cual no es suficiente para que deseen morir por el príncipe. Además, los capitanes mercenarios o son excelentes hombres de armas o no lo son: si no lo causan la ruina del principado y si lo son se constituyen en un peligro ya que pueden intentar conquistar el principado.
Una de las fuerzas claves para organizar y ejercer el poder estatal es que el príncipe se dedique a la tarea de integrar ejército nacional. Maquiavelo sostiene que los príncipes prudentes virtuosos se valen de tropas propias, ya que este ejército actuara con fidelidad. Sin ejército propio ningún principado estará seguro. Solo los príncipes y las República son ejércitos propios hacen grandes progresos.
CAPITULO 14: “OBLIGACIONES DEL PRINCIPE EN EL ARTE DE LA GUERRA”.
La principal responsabilidad y preocupación del príncipe debe ser el arte de la guerra.
En tiempos de paz debe ejercitarse de dos maneras: con la acción y con el pensamiento.
* Con la acción: debe asegurarse de que sus tropas estén bien ordenadas y ejercitadas, y debe ir a menudo de caza para acostumbrar el cuerpo a la fatiga y conocer las características de diversos suelos, climas, temperaturas, etc. lo que le permitía entender mejor su defensa y comprender con facilidad como debe ser cualquier otro lugar en el que tengo que combinar operaciones militares.
* Con la mente: el príncipe debe leer libros de historia y observar las acciones de los grandes hombres especialmente con relación a su comportamiento en las guerras, y así poder imitar las causas de sus victorias y evitar las causas de su derrota; y debe escoger entre los antiguos héroes un modelo cuyas acciones estén siempre presentes en su ánimo.
CAPITULO 15: “COSAS POR LA QUE LOS HOMBRES, Y ESPECIALMENTE LOS PRINCIPES SON ALBADOS O CENSURADOS”.
Maquiavelo advierte que todos los hombres y principalmente los príncipes son juzgados por medio de una serie de cualidades que pueden hacer que se los alabe o censure.
Lo mejor sería que un príncipe pueda reunir todas las cualidades consideradas como “buenas”, sin embargo, la mayoría de las veces esto no es posible, motivo por el cual el gobernante debe ser lo suficientemente prudente como para que sus súbditos no lo censuren.
La prudencia del príncipe va a radicar en saber cuando es necesario ser bueno, cuando no y cuando aplicarlo. Muchas veces si el Estado lo demanda es necesario incurrir a determinados vicios, que juzgados desde la moral no son buenos, pero desde la política son necesario.
CAPITULO 16: “LA LIBERTAD Y LA AVARICIA”.
El príncipe debe inclinarse más bien a la tacañería que a la libertad, ya que para mantener la forma de libertad probablemente tenga que aumentar los impuestos y el pueblo no estaría contento.
El príncipe no debe preocuparse del calificativo de avaro, porque con el tiempo será considerado cada vez más liberal, cuando vean que con su moderación les bastan sus rentas, puede defenderse de cualquiera que le declare la guerra y puede emprender empresas sin gravar a sus pueblos. No debe temer ser avaro porque la avaricia es uno de los vicios que aseguran su reinado.
Un príncipe debe preservarse de ser menospreciado y aborrecido, y la libertad conduce a ambas.
CAPITULO 17: “LA CRUELDAD Y LA CLEMENCIA (VALE MAS SER AMADO QUE TEMIDO)”.
Un príncipe debe desear ser temido por clemente y no por cruel; sin embargo, debe cuidar de no usar mal esta clemencia. Por otro lado no debe preocuparse por la fama de cruel si con ello mantiene a sus súbditos unidos y leales. Si el Estado necesita la crueldad del príncipe van a estar justificadas las acciones.
Con respecto a que si vale más ser temido que amado se responde a que ser quiere ser las dos cosas, pero como es difícil conseguir ambas, es más seguro ser temido que amado debido a la maldad del hombre. Los hombres tienen menos miedo de ofender al que se hace querer, que al que se hace temer, pues el amor se retiene por el vinculo de la gratitud, el cual, debido a la perseverancia del hombre; pero el temor se mantiene con un miedo al castigo que no abandona a los hombres nunca.
Un príncipe debe evitar ser odiado. Esto lo consigue siempre que no le robe la propiedad y sus mujeres al pueblo.
CAPITULO 18: “DE QUE MODO LOS PRINCIPES DEBEN GUARDAR LA FE DADA”.
Un príncipe debe imitar a la “zorra” y al “león”, debe tener una conjugación de los dos: la astucia del zorro y la fuerza del león, porque el león no se defiende de las trampas y la zorra no se defiende de los lobos.
Los que solo tomaron por modelo al león no entienden sus intereses; por lo tanto un príncipe prudente no puede tener ni debe mantener fidelidad en las promesas. El príncipe debe tener la habilidad de romper su palabra dada en el momento oportuno a fin de verse beneficiado de tal circunstancia. El que mejor supo obrar como zorro tuvo mejor acierto pero debe saber encubrir este bien natural y tiene gran habilidad para fingir y disimular.
No es necesario que un príncipe tenga todas las cualidades “buenas” pero es indispensable que parezca tenerlas. El príncipe debe cuidar su reputación, debe ingeniárselas para que en su accionar se vea fortaleza y grandeza.
La astucia del príncipe depende de este doble patrón de moralidad: parecer compasivo, leal, fiel, religioso, humano, pero estar dispuesto a convertirse en todo lo contrario cuando las circunstancias lo requieran a fin de aumentar y conservar su poder.
CAPITULO 19: “DE QUE MODO SE DEBE EVITAR SER DESPRECIADO Y ODIADO”.
Al príncipe se hace odiado, sobre todo, usurpar las propiedades y las mujeres de sus súbditos.
Cae en el menosprecio cuando pasa por variable, ligero, afeminado, pusilánime, irresoluto; un príncipe debe ingeniárselas para que en sus acciones haya grandeza, valores, gravedad, fortaleza.
Un príncipe debe tener dos temores: uno en el interior por cuenta de sus súbditos y otro en el exterior por cuenta de potencias vecinas. Contra este último se defenderá con buenas armas y con buenos amigos. Siempre estarán aseguradas las cosas interiores cuando estén aseguradas las exteriores.
CAPITULO 21: “COMO DEBE CONDUCIRSE UN PRINCIPE PARA SER ESTIMADO”.
Ninguna cosa le da mayor estimación a un príncipe que las grandes empresas y las acciones raras. Siempre tiene que estar en condiciones de dar ejemplos extraordinarios tanto en la política externa como en la política interna. Deben ganárselas para que cada una de sus acciones le creen fama de hombre superior. Esta bien entrenado, un príncipe que se comporta como un verdadero amigo o un verdadero enemigo, que es mejor que permanecer neutral, si se declara a favor de una de las partes y esa parte vence, aunque sea poderoso, se sentirá obligada hacia el príncipe y los unirá en aprecio. Pero si aquel con el que se une pierde, será protegido por él y mientras pueda lo ayudara. Hay que tener en cuenta que un príncipe debe cuidar de no asociarse nunca con uno más poderoso que él, porque si triunfa quedara en sus manos, y los príncipes deben evitar estar a disposición de otros.
El príncipe debe mostrarse admirador del talento premiando a quienes sobresalen en algún arte, debe dar premios para quienes propongan cambios significativos para el principado; debe entretener el pueblo mediante fiestas y espectáculos; debe apoyar a sus conciudadanos en la realización de sus actividades.
CAPITULO 23: “DE QUE MODO SE DEBE HUIR DE LOS ADULADORES”.
El príncipe debe evitar permitir aduladores dentro de su corte. Su prudencia lo hará escoger hombres más sabios para que se conviertan en sus consejeros. Estos serán los únicos a quien el príncipe permitirá que le digan la verdad sobre lo que él exclusivamente pregunta y sobre nada mas, pero debe preguntarles sobre todas las cosas, escuchar sus opiniones y después deliberar por si mismo y actuar a su manera. Fuera de ellos el príncipe no debe escuchar a nadie, hacer enseguida lo que ha resuelto y ser obstinado en sus determinaciones. Quien haga lo contrario dejara llevar por los aduladores.
CAPITULO 25: “DOMINIO DE LA FORTUNA Y COMO RESISTIRLA”.
Maquiavelo sostiene que las cosas del mundo son gobernadas de tal modo por la fortuna y por Dios, que los hombres con su prudencia no pueden corregirlas. Nuestra vida está regida en un 50% por la fortuna.
La fortuna demuestra su dominio cuando no encuentra una virtud que se le resista.
El príncipe que se apoya por entero en la fortuna, según Maquiavelo, cae según que ella varié. Si la fortuna varia y los hombres siguen obstruidos en su modo natural de obrar, son felices mientras los dos concuerden e infelices si no concuerdan.
LEVIATHAN.
(THOMAS HOBBES)
CAPITULO 13: DE LA CONDICION NATURAL DEL GENERO HUMANO, EN LO QUE CONCIERNE A SU FELICIDAD Y SU MISERIA.
La naturaleza de los hombres muestra tres características.
* La desconfianza.
* La competencia.
* La gloria.
Las tres causas son principales para la discordia.
La competencia impulsa a los hombres a atacarse para lograr un beneficio, lo hace por medio de la violencia.
La desconfianza hace que los hombres se ataquen para buscar u seguridad.
La gloria impulsa a los hombres a atacarse para ganar reputación y lo hacen recurriendo a la fuerza.
Hobbes expresa que los hombres mientras vivan en este Estado de Naturaleza, sin un poder común que los atemorice, se hallan en condición de guerra. Es un Estado de guerra de todos contra todos, de conflicto permanente. En este el hombre es malo por naturaleza y se matan entre ellos. Allí no tiene expectativas de vida, ni valor por ella, el futuro es incierto, el trabajo no prospera porque no saben si mañana van a estar vivos. En este Estado de Naturaleza nada es injusto porque no hay un poder común que regule las leyes. Lo que inducía al hombre a buscar la paz es el temor a la muerte y el deseo de trabajo y una vida confortable. Para salir de este Estado el hombre debe hacer uso de la razón que le asegure normas de paz que los hombres puedan llegar por mutuo acuerdo. Estas normas son las leyes de naturaleza.
CAPITULO 14: DE LA PRIMERA Y DE LA SEGUNDA LEYES NATURALES, Y DE LOS CONTRATOS.
Es un precepto o norma que establece la razón para prohibir a un hombre lo que pueda destruir su vida o privarlo de los medios para conservarla. De esta ley fundamental deriva otra que establece que los hombres para buscar la paz y la defensa de sí mismo tienen que acceder a renunciar a todos sus derechos es lo que el hombre llama “contrato”. Para salir de este Estado de Naturaleza de guerra de todos contra todos, el hombre pacta el contrato por el cual le cede voluntariamente todos sus derechos, menos el de la vida, a un soberano absoluto para que éste le asegure la vida y decida por sobre los demás. Este soberano no cambia la naturaleza del hombre, lo que hace es garantizar la vida y hacer que ese hombre no entre en conflicto.
El Pacto puede ser de dos formas.
* Pacto de asociación: convierte a una multitud en una sociedad.
* Pacto sumisión: los hombres se someten a un poder común, al Estado (monarquía absoluta). Los hombres eligen esta forma de gobierno y es absoluto porque tiene el poder sobre todos al tener todos sus derechos.
Es irrevocable: si los individuos ya pactaron no pueden volverse atrás ni hacer un nuevo pacto. El poder del soberano no puede ser enajenado. Sus súbditos no pueden acusarlo de injusto ni castigarlo. Es el que decide sobre las leyes y recompensa o castiga a sus súbditos de acuerdo a esto o arbitrariamente.
Estos dos Pactos forman un solo Pacto que es el “Pacto de Unión”. Si se rompe alguno de los dos pactos se vuelve al Estado de Naturaleza, se pierde la sociedad.
CAPITULO 17: DE LAS CAUSAS, GENERACION Y DEFINICION DE UN ESTADO.
El único camino capaz de defenderlos contra la invasión de los extranjeros y contra las injurias ajenas, asegurándoles de tal suerte que por su propia actitud y por los frutos de la tierra puedan nutrirse a si mismos y vivir satisfechos, es conferir todo su poder y fortaleza a un hombre o a una asamblea de hombres, todos los cuales, por pluralidad de votos, puedan reducir sus voluntades a una voluntad; quien representa su persona, en aquellas cosas que conciernen a la paz y a la seguridad comunes.
Hecho esto, la multitud así unida en una persona se denomina ESTADO. Esta es la generación de aquel gran LEVIATAN al cual debamos nuestra paz y nuestra defensa.
Y en ello consiste la esencia del Estado, que podemos definir así: una persona de cuyos actos una gran multitud, por pactos mutuos, realizados entre si, ha sido instituida por cada uno como autor, al objeto de que pueda utilizar la fortaleza y medios de todos, como lo juzgue oportuno, para asegurar la paz y defensa común. El titular de esta persona se denomina SOBERANO; cada uno que lo rodea es BUBDITO suyo.
Se alcanza a este poder soberano por dos conductos. Uno por la fuerza natural; o que por actos de guerra somete a sus enemigos a su voluntad, concediéndoles de vida a cambio de esa sumisión. Ocurre el otro procedimiento cuando los hombres se ponen de acuerdo entre si, para someterse a algún hombre o asamblea de hombres voluntariamente, en la confianza de ser protegidos por ellos contra todos los demás. En este último caso puede hablarse de Estado político, o Estado por institución, y en el primero de Estado por adquisición.
CAPITULO 18: “DE LOS DERECHOS DE LOS SOBERANOS POR INSTITUCION”.
En todos los cuerpos políticos, el poder del representante es limitado por el poder soberano. Los límites de ese poder se advierten en: por carta de los subordinados o leyes del Estado que determinan lo que los representantes pueden hacer. El representante de un cuerpo político puede ser un hombre o una asamblea.
CAPITULO 29: DE LAS CAUSAS QUE DEBILITAN O TIENDEN A LA DESINTEGRACION DE UN ESTADO.
Si los hombres tienen el uso de la razón, sus Estados pueden ser asegurados contra las enfermedades internas que puedan padecer. La disolución del Estado depende de su institución imperfecta porque de estas derivan sus enfermedades:
* Falta de poder absoluto para la paz y defensa del Estado (peor enfermedad).
* Cada hombre hace juicio de las buenas y malas acciones propias.
* Concia errónea: cualquier cosa que el hombre haga contra su conciencia es pecado.
* Someter al poder soberano a las leyes civiles: el soberano no esta sujeto a las leyes formales por el estado.
* Atribución de propiedad absoluta a los súbditos: excluye al derecho del soberano.
* División del poder soberano: dividirlo es disolverlo.
Estas enfermedades implican el máximo peligro. Hay otras no tan grandes.
* Falta de dinero para el uso del Estado.
* Los monopolios y abusos de rentas públicas.
* Hombres populares – súbditos potentes.
* Excesiva grandeza de una ciudad puede generar disputas contra el poder del Estado.
* Perdida de una guerra – queda resuelto el Estado.
SEGUNDO TRATADO SOBRE EL GOBIERNO CIVIL
(JOHN LOCKE)
CAPITULO 1:
Según Locke el gobierno es producto de la fuerza y violencia de los hombres irracionales que actúan en Estado Natural.
El poder político para Locke, es el derecho de dictar leyes para regular y preservar la propiedad privada, ampliar la fuerza de la comunidad para la ejecución de dichas leyes y en la defensa del Estado con la intención de lograr el bien público.
CAPITULO 2: ESTADO DE NATURALEZA.
Plantea el Estado de Naturaleza como un estado pacifico en el cual los hombres son racionales y gozan de sus derechos naturales sin entrar en conflicto. Pero mas que de libertad es un Estado de licencia porque el hombre no tiene la libertad de destruir así mismo, ni a nadie. Pero puede que haya una irracionalidad que nos de derecho a destruir a este prójimo para preservar la humanidad y así mismo. En este Estado Natural cualquier persona puede castigar a otra por el mal que ha hecho; todos tienen derecho de hacerlo; así es como en este Estado un hombre tiene poder sobre otro. Cada hombre tiene derecho a castigar a quien cometa una ofensa y de ser ejecutor de la ley de naturaleza. La persona dañada es la única que puede exigir el derecho de reparación. En este Estado el hombre tiene derecho de hacer justicia por mano propia, esto trae caos, y desorden. El remedio para estos inconvenientes que están en el Estado de Naturaleza es el “Gobierno Civil” que pone final al Estado de Naturaleza entre los hombres y los hace establecer el acuerdo mutuo de entrar en una comunidad y formar un cuerpo político. Los hombres quieren salir del Estado de Naturaleza por la necesidad de que haya justicia, no por mano propia sino organizada en una sociedad civil. Si alguien irracional, que no respeta su propiedad privada o libertad, o sea, viole el derecho de los demás, ya no será juzgado por mano propia con la fuerza física sino que habrá un poder político común que use la justicia y la organice. Para que esto ocurra, el hombre debe afirmar un contrato en el cual cede su derecho de hacer justicia por mano propia. Por medio de este contrato los hombres eligen un monarca (monarquía parlamentaria) que el ceder el derecho de hacer justicia por mano propia les asegure justicia. El pacto es revocable, se puede disolver cuando este gobierno deje de garantizarles la seguridad de la propiedad privada o la ataque. El Estado castiga a las diferentes transgresiones que se le hagan a la ley. Tiene dos poderes: hacer leyes y; hacer la guerra y la paz.
En el contrato hay dos momentos distintos uno de “asociación” y otro de “sujeción”.
* Asociación: donde los individuos aislados se unen para formar una sociedad.
* Sujeción: cuando se someten al Estado y ceden sus derechos de hacer justicia por mano propia.
CAPITULO 3: DEL ESTADO DE GUERRA.
El estado de guerra es un estado de enemistad, malicia, violencia y mutua destrucción.
La fuerza, o una intención declarada de utilizar la fuerza sobre la persona de otro individuo allí donde no hay un poder superior y común al que recurrir para encontrar en él alivio, es el estado de guerra; y e es la falta de la oportunidad de apelar lo que da al hombre el derecho de hacer la guerra a un agresor, incluso aunque éste viva en sociedad y sea un conciudadano.
La ley que fue hecha para mi protección, me permite, cuando ella no puede intervenir a favor de la defensa de mi vida en el momento en que esta es amenazada por la fuerza me permite defenderme a mí mismo; y me da también el derecho de hacer la guerra y la libertad de matar al agresor.
La fuerza se ejerce sin derecho y que atenta contra la persona de un individuo produce un estado de guerra, tanto en los lugares donde hay un juez común, como en los que no hay.
Pero cuando la fuerza deja de ejercerse, cesa el estado de guerra entre quienes viven en sociedad, y ambos están sujetos al justo arbitrio de la ley. El estado de guerra continua una vez que empieza; y el inocente tiene derecho de destruir al otro con todos los medios posibles, hasta que el agresor ofrezca la paz y desee la reconciliación en términos que puedan reparar el daño que ya ha hecho, y que den seguridad futuras al inocente.
Pues es el fin de las leyes proteger y restituir al inocente mediante una aplicación imparcial de las mismas, y tratando por igual a todos los que a ellas están sometidos. Cuando los que sufren no tienen recursos de apelar en la tierra a alguien que les de la razón, el único remedio que le queda es caos de este tipo es apelar a los cielos.
Para evitar este estado de guerra (en el que solo cabe apelar al cielo y que pueda resultar de la menor disputa cuando no hay una autoridad que decida entre las partes en litigio) es por lo que, con gran razón, los hombres se ponen a si mismos en un estado de sociedad y abandonan el estado de naturaleza. Porque allí donde hay una autoridad, un poder terrenal del que puede obtenerse reparación apelando a él, el estado de guerra queda eliminado y la controversia es decidida por dicho poder.
CAPITULO 4: ESCLAVITUD.
La libertad del hombre consiste en estar libre de cualquier poder superior sobre la tierra. Es necesario estar libre de poder absoluto y arbitrario porque estar bajo este poder es una condición de esclavitud. Ningún hombre puede conceder a otro el poder sobre su propia vida.
CAPITULO 5: PROPIEDAD.
Cada hombre tiene una propiedad que pertenece a su propia persona y a ésta nadie tiene derecho más que el mismo. Todo lo que el hombre modifique con sus manos es propiedad exclusiva de el. Locke justifica su idea de propiedad diciendo que todo lo que saca del Estado de Naturaleza y lo transforma por su necesidad es propiedad privada de él.
CAPITULO 7: SOCIEDAD POLITICA O CIVIL.
Siempre que cualquier número de hombres este unido en sociedad de tal modo que cada uno de ellos haya renunciado a su poder ejecutivo de ley natural y lo haya cedido al poder público, entonces tendremos una sociedad política civil. Y esto se logra siempre que un grupo de hombres es estado natural entra en sociedad para formar un pueblo, un cuerpo político bajo un gobierno supremo; o sino, cuando alguno que une a un gobierno ya establecido, y se incorpora a él, pues, mediante ese acto, autoriza a la sociedad, o, lo que es lo mismo, a la legislatura de la misma, a hacer leyes para él según el bien público de la sociedad lo requiera, comprometiéndose, en el grado que le sea posible, a prestar sus asistencia en la ejecución de las mismas.
La monarquía absoluta es incompatible con la sociedad civil, y excluye todo tipo de gobierno civil. El final que se dirige la sociedad civil es evitar y remediar esos inconvenientes del estado de naturaleza que necesariamente se siguen del hecho de que cada hombre sea juez de su propia causa.
En una sociedad civil, ningún hombre puede estar excento de las leyes que la rigen; pues si algún hombre se le permitiera hacer lo que quisiese, y no hubiera es este mundo recursos de apelación para proteger frente a los daños que ese hombre cometiera dicho hombre seguirá estando en un estado de naturaleza y al margen de la sociedad civil.
CAPITULO 8: ORIGENES DE LAS SOCIEDADES POLITICAS.
Cada hombre, al conseguir con otros en la formación de un cuerpo político bajo un solo gobierno, se pone así mismo bajo la obligación, con respecto a todos y cada uno de los miembros de ese cuerpo, a someterse a decisiones de la mayoría y a ser guiada por ella. Si no, ese pacto original mediante el que un individuo acuerda con otros incorporarse a la sociedad no significa nada; y no habría pacto alguno si el individuo quedara completamente libre y sin más lazos que los que tenía antes en el estado de naturaleza.
Quienquiera que salga del estado de Naturaleza para integrarse en una comunidad, debe entenderse que lo hacen entregando a la mayoría de esa comunidad, o a un numero más grande que el que la simple mayoría, si así lo acuerdan, todo el poder necesario pata que la sociedad alcance esos fines que se buscaban y que los convocaron a unirse. Esto es lo que acuerda por el mero hecho de unirse en una sociedad política, y esto es todo lo que se necesita para que se establezca el pacto entre aquellos individuos que se integran para formar un Estado. Así, lo que origina y de hecho constituye una sociedad política cualquiera, no es otra cosa que el consentimiento de una pluralidad de hombres libres que aceptan la regla de la mayoría y que acuerdan unirse e incorporarse a dicha sociedad. Esto es, y solamente eso, lo que pudo dar origen a los gobiernos legales del mundo.
Todos los orígenes de gobiernos en tiempos de paz se han basado en el consenso del pueblo.
Si los hombres no hubiesen tenido la libertad de separarse de sus familias y de su gobierno, fuera este el que fuera, y de establecer otros Estados y gobiernos diferentes según sus preferencias, solo habría existido una sola monarquía universal.
El separarse del gobierno en el que se nace ha sido práctica común en el mundo, desde sus orígenes hasta el día de hoy. Y en el momento presente, el haber nacido en el seno de regímenes políticos de larga tradición, con leyes establecidas y con formas fijas de gobierno, no impide la libertad del género humano.
El consentimiento dado por hombres libres que nacen bajo un gobierno es lo único que los hace súbditos de ese gobierno; ser súbdito es algo tan natural como ser hombre.
Un hijo no nace súbdito de ningún país o gobierno. El hijo está bajo la tutela de su padre hasta que alcanza la edad del discernimiento, a partir de entonces, es un hombre libre, con libertad de ponerse bajo el gobierno que le plazca, y al no haber nada que lo haga súbditos de un poder terrenal, excepto su propio consentimiento, que haga cualquier hombre éste sujeto a las leyes de un gobierno cualquiera. Suele hacerse una distinción entre “consentimiento expreso y consentimiento tácito”.
El consentimiento expreso de un hombre al entrar en una sociedad, lo hace miembro completo de esa sociedad y súbdito de ese gobierno.
Todo hombre, cuando originalmente se incorpora a un estado cualquiera, por el hecho de unirse a él también une y somete a la comunidad las posesiones que tiene a que tendrá en el futuro, siempre y cuando no pertenezca ya a otro gobierno.
Cuando el propietario, el cual se ha limitado a dar un consentimiento tácito de sumisión al gobierno se deshace de su propiedad mediante cesión, venta, u otro procedimiento, está ya en libertas de incorporarse al Estado que desee, y tiene también la libertad de acordar con otros hombres la iniciación de un nuevo Estado en cualquiera parte del mundo que este desocupada y no sea poseída por nadie. Mas aquel que, por virtud de un acuerdo formal y de una declaración expresa, ha dado ya su consentimiento para ser miembro de un Estado estará perpetua, indispensable e inalterablemente obligado a continuar siendo súbdito del mismo; y no podrá ya devolver a vivir en la libertad propia del estado de naturaleza, a menos que el gobierno al que está sometido se disuelva, o que el mismo cometa un acto publico que lo separe de dicho gobierno y no le permita formar parte de el por mas tiempo.
Nada puede hacer de un hombre un súbdito, excepto una positiva declaración, y una promesa y acuerdo expreso. Esto es lo que pienso acerca del origen de las sociedades políticas y del consentimiento que hace a una persona miembro de un Estado.
CAPITULO 9: FINES DE LA SOCIEDAD POLITICA Y DEL GOBIERNO.
Los hombres quieren salir del estado de naturaleza porque están expuestos a una incertidumbre y una amenaza a ser invadidos por otros. Por esta razón desea unir en sociedad con otros con el fin de preservar sus vidas, sus libertades y posesiones (propiedad). La renuncia al estado de naturaleza permite entrar en sociedad al hombre y poniendo todo el gobierno civil en manos de ésta, para que el poder legislativo disponga según lo requiera el bien de la sociedad para preservarse a si mismo su libertad y su propiedad. Así también logran la paz, la seguridad y el bien publico.
CAPITULO 12: PODERES LEGISLATIVOS, EJECUTIVO Y FEDERATIVO DEL ESTADO.
El poder legislativo determina como emplear las fuerzas del Estado, a fin de preservar la comunidad y a los miembros de esta. Dicta leyes que deben ser ejecutadas y respectadas. El poder ejecutivo vigila la puesta en práctica de las leyes que dicta el poder legislativo.
El poder federativo se encarga de hacer la guerra o la paz, establecer ligas o alianzas, realizar tratos fuera del Estado, se encarga de la seguridad exterior.
CAPITULO 19: DISOLUCION DEL GOBIERNO.
Lo que crea una comunidad y saca a los hombres del desorganizado estado de naturaleza llevándolos a formar una sociedad política, es el acuerdo que cada individuo hace con los demás, con el fin de incorporarse todos y actuar como un solo cuerpo, constituyendo de este modo un Estado claramente definido. La manera más común, y casi la única, en que esta unión se disuelve, es la intromisión de una fuerza extranjera que llegue a imponerse sobre los miembros de la comunidad.
Donde una sociedad ha sido disuelta el gobierno no puede permanecer.
Además de esta causa externa que hace que los gobiernos se disuelvan, hay también causas internas.
La primera, cuando el poder legislativo se descompone.
Cuando el poder legislativo se rompe o disuelve, la disolución y la muerte se siguen de ello. Pues la esencia y unión de la sociedad consiste en tener una sola voluntad.
Cuando alguien a quien el pueblo no ha designado para ello asume la función de hacer leyes, las estará haciendo sin autoridad; y, por consiguiente, el pueblo no estará obligado a obedecerlas. De este modo, los súbditos vuelven a estar sin sujeción y pueden constituir un nuevo poder legislativo que sea de su gusto, disfrutando de absoluta libertad para resistir la fuerza de quienes, sin autoridad, quieran imponerles alguna cosa.
En caso en los que el gobierno queda disuelto, el pueblo es dejado en libertad para valerse por sí mismo y para erigir un nuevo poder legislativo diferente del otro, ya se por un cambio de persona, o de sistema, o de ambas cosas, según al pueblo le parezca mejor para su propia seguridad y su propio bien.
Los hombres no pueden estar jamás seguros de impedir la tiranía si no tienen medios de evitarla antes de estar completamente sometidos a ella. Por lo tanto, no es solo que tengan un derecho a salir de un régimen tirano, sino que también lo tienen para prevenirlo.
Hay otra manera en que los gobiernos pueden disolverse, y ella es cuando el poder legislativo, o el príncipe, actúan contrariamente a la misión que se les ha confiado.
La razón por la que los hombres entran en sociedad es la preservación de su propiedad. Y el fin que se proponen al elegir y autorizar a los miembros de la legislatura es que se hagan leyes y normas que sean como salvaguardas y barreras que protejan las propiedades de todos los miembros de la sociedad, para así limitar el poder y moderar el dominio que cada miembro o parte de esa sociedad pueda tener sobre los demás.
Siempre que los legisladores traten de arrebatar y destruir la propiedad del pueblo, o intenten reducir al pueblo a la esclavitud bajo un poder arbitrario, están poniéndose así mismos en un estado de guerra con el pueblo.
Cuando el cuerpo legislativo se altera, o los legisladores actúan contrariamente a el fin para el que fueron constituidos, quienes resulten culpables serán culpables de rebelión; pues si alguien elimina por la fuerza al establecido cuerpo legislativo de una sociedad y las leyes que éste ha hecho de acuerdo con la misión que se le ha encomendado, esta de hecho eliminando el arbitraje en el que cada miembro de esa sociedad había consentido para lograr una pacifica resolución de todas las controversias, y para impedir que tuviese lugar entre ellos un estado de guerra.
Y si son rebeldes quienes por la fuerza eliminan el cuerpo legislativo, también los legisladores mismos deben ser considerados como tales cuando, habiendo sido establecidos para la protección y preservación de pueblo, de sus libertades y de sus propiedades, lo invaden por la fuerza y tratan de arrebatárselas. Y de este modo, se ponen a sí mismos en un estado de guerra contra quienes les habían nombrado protectores y guardianes de su paz.
La finalidad del gobierno es el bien de la humanidad.
Todo el mundo está de acuerdo en que tanto los súbditos como los ciudadanos extranjeros que atentan contra las propiedades de un pueblo valiéndose de la fuerza, pueden ser resistidos por la fuerza.
Siempre que un rey no tiene autoridad, deja de ser rey y puede ser resistido; pues en cuanto cesa la autoridad, deja de haber rey, y este es como otro individuo cualquiera, sin autoridad alguna.
La fuerza ejercida entre personas que no tienen un superior en este mundo, o que no permite apelar a ningún juez terrenal, equivale propiamente a un estado de guerra en el que la única apelación posible ha de ser dirigida a los cielos. Y en un estado así, la parte injuriada debe juzgar por si misma cuando será oportuno recurrir a esa apelación y entregarse a ella.
“CONTEXTO Y COHERENCIA DE LOS PENSADORES CONTRACTUALISTAS”
(ALEJANDRO ROSSI)
INTRODUCCION.
En los siglos XVI y XVII se venían produciendo una serie de cambios que afectaban a los individuos y estaban asociados con la transición del feudalismo al capitalismo y con las transformaciones que se venían produciendo desde la crisis de la Edad Media por la cual era necesario fundar el poder político sobre nuevas bases.
Estos cambios que dan lugar al contractualismo son producidos desde la sociedad.
El primer cambio en la génesis de la política, existía la inquietud de porque tiene que haber Estado.
En la Edad Media, el poder político estaba fundamentado en el respeto por la religión y por la necesidad de instaurar en la tierra un orden divino.
En cambio, con el advenimiento del capitalismo y la revolución que se estaba llevando a cabo en la sociedad se genero la necesidad de aumentar el poder político sobre otras bases.
En la modernidad, existe un reconocimiento del individuo como ser racional que puede interactuar con otros individuos por medio de ella.
Además no se encuentran limitados al lugar donde nacieron y que tienen derechos naturales por el solo hecho de ser hombre, los cuales deben cuidarse de usufructuar.
Los contractualistas sostienen en sus teorías que el individuo abandona el Estado de Naturaleza y se pone bajo el poder de un soberano básico porque les interesa y obtienen beneficios de esas organizaciones políticas.
El punto de partida similar entre los contractualistas es que el individuo puede tener intereses particulares, derechos y a través de estos, pactar con otros individuos para formar un poderoso soberano.
Hay una voluntad de ellos de crear un Estado con determinado objetivo.
Para Hobbes, Locke y Rousseau el Estado se forma porque los individuos ceden voluntariamente sus derechos antes de entrar en sociedad, estos son según los contractualistas, derechos naturales (los hombres lo poseen entes de entrar en la sociedad por el solo hecho de existir).
BASES PARA EL SURGIMIENTO DEL CONTRACTUALISMO.
La primera ruptura, previo al contractualismo, es la generada por Maquiavelo que realiza un quiebre en el orden feudal al separar la política del orden moral y divino.
El segundo paso de la ruptura es generado por el advenimiento del capitalismo, el cual da paso a la primacía del individuo.
El capitalismo necesita de individuos que tengan derechos propios para hacerlos valer en la institución más propia del capitalismo que es el mercado.
El contractualismo va a recoger esta idea de la transformación capitalista e intenta ponerla en práctica en la sociedad con la conformación de Estado, la cual va a estar focalizada por el individuo para obtener beneficios.
Los contractualistas escriben en tiempos de crisis, en la etapa de transición del poder aumentando en el orden divino de reconocimiento individual; por lo cual estos se ven obligados a aumentar su poder controlado por hombres.
PRIMER ESBOZO DE LAS DIFERENCIAS.
El primer punto de ruptura que tienen todos esos contractualistas es justamente la diferente concepción que ellos tienen de la naturaleza humana y del Estado de Naturaleza.
Locke: el hombre en realidad es un ser humano racional y que lo único que necesita es que se le garanticen sus derechos.
Hobbes: fundamenta un determinado modelo de orden político justamente porque hay un Estado de Naturaleza de guerra de todos contra todos. Ese poder absoluto lo que va a hacer es evitar que la gente se mate. Hobbes quiere una sociedad política para eso.
El hombre teme todos os días que alguien venga y lo mate, y por otra parte, no hace ningún proyecto a largo plazo porque al no tener certeza de cuánto tiempo va a vivir y, por consiguiente como va a poder subsistir, ese hombre no encuentra ninguna razón por la cual buscar el progreso material.
Por consiguiente lo que va a hacer este estado es garantizarle su vida y darle las condiciones, una vez que su vida está asegurada, para que pueda emprender cualquier comercio, industria o tarea licita. Por lo tanto ese modelo de Estado, es solamente sustentable, si uno llega a través de ese contrato y si ese contrato se produce porque hay un Estado de Naturaleza de esas características.
Rousseau: considera al hombre en su Estado de Naturaleza como un ser no plenamente racional, que se guía por sus instintos y que se vio obligado a salir de su estado de naturaleza, engañado por los avances de la sociedad.
Para Rousseau el hombre es naturalmente bueno pero porque no conoce lo que es la maldad, no es bueno por elección, no es que él elige ser bueno, en sus sentimientos no está el egoísmo, no está el odio y por el contrario esta la piedad y la compasión por los demás.
Rousseau dice que lo que debe buscarse es recuperar la armonía que el hombre tenia en estas sociedad y la forma para lograrlo es a través de un contrato, por el cual el hombre le ceda todos los derechos a la comunidad, inclusive el derecho a la vida, para que viviendo en comunidad el hombre sea genuinamente libre porque esta obedeciendo a la ley que el mismo se dicta. Una comunidad en la cual todos van a ser iguales porque los hombres van a estar desprovistos de derechos.
CONTEXTO HISTORICO DE LOS AUTORES.
Todas las teorías de estos autores están determinadas por un contexto histórico, esta se entiende fácilmente si se mira su contexto.
HOBBES: escribe el Leviatán en 1651, siglo XVII, cuando Inglaterra estaba en guerra civil, en el contexto de la dictadura de Cromwel. De esta situación de constante peligro y riesgo de muerte. Hobbes elabora una idea de Estado de Naturaleza, la cual es negativa: el hombre es malo, tiende al mal. Este Estado de Naturaleza que elabora le permite dar legitimidad al monarca porque la única manera que encuentra de salir del conflicto es por medio de un gobierno que es una monarquía absoluta.
LOCKE: ya terminada la guerra y con el triunfo de la burguesía, este autor enmarco el desarrollo de los derechos individuales. Esta pensando como sostener un poder político que le asegure a la burguesía gozar de sus derechos. Por eso el estado de Naturaleza que plantea está formado por hombres productores, industriales, comerciantes, personas que quieren gozar de sus derechos tal como los ve en ese momento. Esos individuos necesitaban un Estado que protegiera sus derechos y negocios.
ROUSSEAU: escribe cuando la monarquía francesa estaba en crisis. Este estaba pensando en abolir los privilegios que la nobleza tenía en ese momento. En Francia había una disgregación social y conflicto político y un interés de la burguesía de obtener beneficios políticos. Rousseau escribe pensando en dos cosas: por un lado en la crisis de la monarquía absolutista de Luís XV y Luís XVI; por otro lado, en las desigualdades y conflictos que esta generando la Revolución Industrial y el capitalismo. Por esto Rousseau, tiene una visión negativa de la propiedad privada, el exceso y la acumulación. Para Rousseau la propiedad privada es la primera institución que empieza a degenerar en hombre de este Estado de Naturaleza.
LOGICA DE LOS CONTRACTUALISTAS.
Sostienen sus teorías en tres términos: Estado de Naturaleza, sociedad civil y esto culmina con el contrato social.
Para los contractualistas, el Estado de Naturaleza es la concreción de las características que los individuos tienen antes de entrar en sociedad, este estado esta determinado por el individuo.
Los hombres elaboran un contrato por el cual salen de este Estado de Naturaleza.
Esto es beneficioso ya que terminarían con los problemas que tienen en este Estado Natural.
Por este contrato los hombres entran en una sociedad civil – política.
En Hobbes, Locke y Rousseau existe una racionalidad visible y una coherencia deductiva: los hombres quieren salir de este Estado de Naturaleza porque no les convence ahí su existencia, porque creen que pueden vivir mejor en un Estado superior y para resolver los problemas que tienen en este.
En este momento decide que conviene pactar y crear un Estado, esto se logra por medio del contrato social. Este es un acuerdo al que llegan los hombres voluntariamente con la necesidad de instaurar un Estado, un poder político manejado por un soberano que este por encima de ellos.
Este contrato les conviene a los hombres, ya que estos soberanos les garantizaran sus derechos naturales, que son los derechos que tienen antes de entrar en sociedad.
Para los contractualistas el Estado de Naturaleza es una hipótesis racional que permite justificar y entrar en sus ideas e intereses.
En todos los autores se ve que parten del Estado de Naturaleza, explican como es el Contrato Social y en base a esta elaboran un modelo de sociedad política.
Los contractualistas son autores lógicos y racionales.
RELACIONES ENTRE LAS POSTURAS DE LOS AUTORES.
Rousseau entiende a la política en relación a la sociedad. Para él la comunidad tiene inferencia sobre las actividades de los individuos, el cual esta desprovisto de derechos para poder actuar según lo que dice la comunidad. La comunidad te lleva a ser libre en cuanto te obliga a aceptar lo que ella dice. En cambio para.
Locke el Parlamento le garantiza al individuo sus derechos para que los use como quiera sin violar los de los demás.
Para Hobbes el individuo para garantizarse el derecho a la vida tiene que ceder todos sus derechos menos el de la vida a un poder absoluto que le permita vivir seguro.
Para Hobbes y Locke el hombre no cambia, es un punto en común de la naturaleza del hombre. Es naturalmente malo y guerrero, ambicioso. Hobbes dice que no se vuelve bueno sino que es el Estado de Naturaleza el que no permite que entre en conflicto. Locke dice que el hombre es racional y que la sociedad política sirve para constipar a los irracionales.
En cambio para Rousseau el hombre se pervierte cuando dale de su Estado de Naturaleza. Anteriormente no era ni bueno ni malo. Lo que tiene que hacer la sociedad política es permitir el individuo recuperar la bondad.
Para los tres contractualistas los problemas de Estado de Naturaleza se resuelve por medio del contrato.
DIFERENCIAS CONTRACTUALISTAS.
En los tres autores hay una visión distinta de la concepción de la naturaleza humana y del Estado de Naturaleza. Cada uno lo elabora según la forma que tiene que tener para concordar con su modelo de sociedad política anhelada. Cada autor responde a sus intereses y a su ideal de gobierno.
UNIDAD 2: ESTRUCTURA DE LA DOMINACION Y PROBLEMÁTICA DEL PODER EN LOS DIFERENTES MODELOS DE SOCIEDAD.
PROLOGO A LA INTRODUCCION DE LA CRITICA DE LA ECONOMIA POLITICA
(KARL MARX)
Marx: la primera tarea que emprendió con el objetivo de resolver las dudas fue una revisión crítica de la filosofía del derecho de Hegel.
Mi investigación desemboco en el resultado de que tanto las condiciones jurídicas como las formas políticas no podían comprenderse ni por si mismas ni ha partir de lo que ha dado en llamarse el desarrollo general del espíritu humano, sino que por el contrario, radican en las condiciones materiales de vida cuya totalidad agrupa Hegel, bajo el nombre de sociedad civil, pero que era menester buscar la anatomía de la sociedad civil en la economía política.
El resultado general de mis estudios dio como resultado que en la producción social de su existencia, los hombres establecen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntas, relaciones de producción que corresponden a un determinado estadio evolutivo de sus fuerzas productivas materiales. La totalidad de esas relaciones de producción constituye la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la cual se alza un edificio jurídico y político, a la cual corresponde determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material determina el proceso social, político e intelectual de la vida en general. No es la conciencia del hombre lo que determina su ser, sino por el contrario, es su existencia social lo que determina su conciencia. En un estado determinado de su desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes o con las relaciones de producción dentro de las cuales se habían estado moviendo hasta ese momento. Esas relaciones se transforman de formas de desarrollo de las fuerzas productivas en ataduras de las mismas.
Se inicia entonces una época de revolución social. Con la modificación del fundamento económico, todo ese edificio se trastocaba con mayor o menor rapidez.
Una formación social jamás aparece hasta tanto no se halla desarrollado todas las fuerzas productivas para las cuales resulta ampliamente suficiente y jamás ocupan su lugar relaciones de producción nuevas y superiores antes de que las condiciones de existencia de las mismas no hayan sido incubadas en el seno de la propia antigua sociedad.
Las relaciones de producción burguesas son la ultima forma antagónica del proceso social de la producción, un antagonismo que surge de las condiciones sociales de la vida de los individuos, pero las fuerzas productivas que se desarrollan en el seno de la sociedad burguesa crean, al mismo tiempo las condiciones materiales para resolver este antagonismo.
Con esta formación social concluye la prehistoria de la sociedad humana.
Friedrich Engels llego al mismo resultado por otra vía.
MANIFIESTO DEL PARTIDO COMUNISTA
(KARL MARX Y FEDERICO ENGELS)
1. BURGUESES Y PROLETRIOS.
La historia de todas las sociedades hasta nuestros días es la lucha de clases, de opresores y oprimidos se enfrentaron siempre, mantuvieron una lucha constante que termino siempre con la transformación revolucionaria de todas las sociedades o el hundimiento de las clases en pugna.
En épocas anteriores encontramos una completa diferenciación de la sociedad en diversos estamentos.
La moderna sociedad burguesa no ha abolido las contradicciones de clases. Únicamente ha sustituido las viejas clases, las viejas condiciones de opresión, las viejas formas de lucha por otras nuevas.
La época de la burguesía, se distingue por haber simplificado las contradicciones de clases. Toda la sociedad va dividiéndose, cada vez más, en dos grandes clases, que se enfrentan directamente: la burguesía y el proletario.
En la Edad Media surgieron los vecinos libres de las primeras ciudades.
El descubrimiento de América y la circunnavegación de África ofrecieron a la burguesía en ascenso un nuevo campo de actividad.
La antigua organización feudal no podía satisfacer la demanda, vino a ocupar su puesto la manufactura. El estamento medio industrial suplanto a los maestros de los gremios. Ya no bastaba tampoco la manufactura, el vapor y las maquinarias revolucionaron la producción industrial. La gran industria moderna sustituyo a la manufactura, el lugar del estamento medio industrial lo ocuparon los industriales millonarios, los burgueses modernos.
El mercado mundial acelero prodigiosamente el desarrollo del comercio, de la navegación y de los medios de transporte por tierra. La burguesía moderna es ya de por si fruto de un largo proceso de desarrollo, de una serie de revoluciones en el modo de producción y de cambio.
La burguesía después del establecimiento de la gran industria y del mercado universal, conquisto la hegemonía exclusiva del poder político en el Estado representativo moderno. El Gobierno del Estado Moderno es una junta que administra los negocios comunes de toda la clase burguesa. La burguesía ha desempeñado un papel altamente revolucionario. La burguesía ha destruido las relaciones feudales, patriarcales, idílicas. La burguesía ha establecido una explotación abierta, descarada, directa y brutal. La burguesía ha despojado a todas las profesiones; los ha convertido en sus servidores asalariados. La burguesía fue la primera en demostrar lo que puede realizar la actividad humana.
La burguesía no puede existir sino a condición de revolucionar incesantemente los instrumentos de producción, las relaciones de producción y las relaciones sociales. La burguesía recorre el mundo entero, necesita establecerse en todas partes, crear vínculos en todas partes.
Las antiguas industrias nacionales han sido destruidas y están destruyéndose continuamente. Son suplantadas por nuevas industrias, cuya introducción se convierte en cuestión vital para todas las naciones civilizadas por industrias que emplean materia prima venidas de las más lejanas regiones del mundo, y cuyo producto no solo se consume en el propio país, sino en todas las partes del mundo. Se establece un intercambio universal, una interdependencia universal de las naciones. Y esto se refiere tanto a la producción material como a la intelectual. La burguesía forja un mundo a su imagen y semejanza.
La burguesía ha subordinado el campo a la ciudad, ha subordinado a los países bárbaros a los países civilizados. La burguesía ha aglomerado la población.
La burguesía a lo largo de su dominio de clase ha creado fuerzas productivas más abundantes y mas grandiosas que todas las generaciones pasadas juntas. Al alcanzar un cierto grado de desarrollo, las relaciones feudales de propiedad, cesaron de corresponder a las fuerzas productivas ya desarrolladas. Frenaban la producción en vez de impulsarlas, se transformaron en trabas. En su lugar se estableció la libre concurrencia con una constitución social y política adecuada a ella y con la dominación económica y política de la clase burguesa.
Desde hace algunas décadas, la historia de la industria y del comercio no es más que la historia contra las relaciones de propiedad que condicionan la existencia de la burguesía y su dominación.
Durante cada crisis comercial, se destruye sistemáticamente una parte considerable de productos elaborados y fuerzas productivas ya creadas. Durante la crisis surge la epidemia de la superproducción, la industria y el comercio parecen aniquilados. Las fuerzas productivas de que disponen no favorecen ya al régimen burgués de la propiedad. La burguesía vence esa crisis con la destrucción obligada de unas mazas de fuerzas productivas y con la conquista de nuevos mercados y la explotación mas intensa de los antiguos mercados.
Las armas de que se sirvió la burguesía para derribar al feudalismo se vuelve ahora contra la propia burguesía. Pero la burguesía no solo a forjado las armas que deben darle muerte, ha producido también los hombres que empuñaron esas armas.
El creciente empleo de las maquinas y la división del trabajo del proletario todo carácter propio y le hacer perder con ello todo lo atractivo para el obrero. Este se convierte en un simple apéndice de la maquina, y solo se le exige las operaciones más sencillas. Cuanto más fastidioso es el trabajo mas bajos son los salarios.
La industria moderna ha transformado el pequeño taller del maestro patriarcal en la gran fábrica del capitalista industrial. Cuanto mayor es el desarrollo de la industria moderna, mayor es la proporción es que el trabajo de los hombres es suplantado por el de las mujeres y los niños.
El proletario se recluta entre todas las clases de población. El proletario lucha contra la burguesía, rompen las maquinas, incendian las fabricas, intentan reconquistar por las fuerzas la posición perdida del artesano de la Edad Media. Los proletarios combaten contra la monarquía absoluta.
Pero la industria acrecienta el número de proletarios: los concentra en masas considerables; su fuerza aumenta y adquieren mayor conciencia de la misma. El constante y acelerado perfeccionamiento de la maquina coloca al obrero en situaciones cada vez más precarias. Los obreros empiezan a formar coaliciones contra los burgueses. Toda lucha de clase es una lucha política. La burguesía le proporciona al proletario los elementos de su propia educación, es decir, armas contra ella misma.
La lucha de clase se acerca a su desenlace, el proceso de desintegración de la clase dominante adquiere un carácter tan violento y tan agudo que una pequeña fracción de la burguesía se pasa al proletariado.
De todas las clases que hoy se enfrentan con la burguesía solo el proletariado es una clase verdaderamente revolucionaria.
Los estamentos medios luchan contra la burguesía para salvar de la ruina su existencia como tales estamentos medios, estos son reaccionarios.
Las condiciones de existencia de la vieja sociedad están ya abolidas en las condiciones de existencia del proletariado. El proletariado no tiene propiedad. Los proletarios tienen que destruir todo lo que hasta ahora ha venido garantizando y asegurando la propiedad privada existente. La lucha del proletariado contra la burguesía es primeramente una lucha nacional. Es evidente que la burguesía ya no es capaz de seguir desempeñando el papel de clase dominante de la sociedad ni de imponer a esta, como ley reguladora, las condiciones de existencia de su clase. La sociedad no puede vivir bajo su dominación. La condición esencial de la existencia y de la dominación de la clase burguesa es la acumulación de la riqueza en manos de particulares. Su hundimiento y la victoria del proletariado son inevitables.
2. PROLETARIOS Y COMUNISTAS.
Los comunistas solo se distinguen de los demás partidos proletarios en que, por un lado las diferentes luchas nacionales de los proletarios, destacan y hacen valer los intereses comunes a todo el proletariado independientemente de la nacionalidad, y por otro lado representan siempre los intereses del movimiento en su conjunto.
Prácticamente los comunistas son el sector mas resuelto de los partidos obreros de todos los países. El objetivo inmediato de todos los comunistas es el mismo que el de los partidos proletarios; constitución de los proletarios en clases, derrocamiento de la dominación burguesa, conquista del poder político por el proletariado.
El rasgo distintivo del comunismo es la abolición de la propiedad burguesa.
Los comunistas no quieren abolir la propiedad personal de los productos de trabajo. Lo que quieren es suprimir el carácter miserable de esa apropiación que hace que el obrero no viva sino para acrecentar el capital y tan solo en la medida en que el interés de la clase dominante exige que viva.
En la sociedad comunista, el trabajo acumulado no es más que un medio de ampliar, enriquecer y hacer más fácil la vida de los trabajadores.
El comunismo no arrebata a nadie la facultad de apropiarse de los productos sociales; no quita más que el poder de dominar por medio de la apropiación del trabajo ajeno.
Los comunistas no hacen más que cambiar su carácter y arrancar la educación a la influencia de la clase dominante.
Para el burgués la mujer es un instrumento de producción. Los comunistas cuentan con la comunidad de la mujer.
Se acusa a los comunistas de querer abolir la patria, los obreros no tienen patria. El proletariado debe conquistar el poder político, elevarse a la condición de clase nacional, constituirse en nación.
El comunismo quiere abolir la religión y la moral, en lugar de darles una forma nueva y por eso contradice a todo el desarrollo histórico anterior.
La revolución comunista es la ruptura más radical con las relaciones de propiedad tradicionales.
El primer paso de la revolución obrera es la elevación del proletariado a clase dominante, la conquista de la democracia. El proletariado se valdrá de su dominación para ir arrancando gradualmente a la burguesía todo el capital, para centralizar todos los instrumentos de producción en manos del Estado y para aumentar las fuerzas productivas.
3. LITERATURA SOCIALISTA Y COMUNISTA.
1. EL SOCIALISMO REACCIONARIO.
a) El socialismo feudal: estos señores feudales enarbolaban el saco de mendigo, del proletario a fin de atraer el pueblo. La burguesía moderna es un retoño necesario del régimen social suyo.
Lo que imputan a la burguesía es el haber hecho surgir un proletario revolucionario. Por eso en la práctica política, toman parte en todas las medidas de represión contra la clase obrera. El socialismo clerical marcha unido con el socialismo feudal.
b) El socialismo pequeño burgués: en los países donde se ha desarrollado la civilización moderna se ha formado una nueva clase de pequeños burgueses que oscila entre el proletario y la burguesía. Pero los individuos que la componen se ven continuamente precipitados a las filas del proletariado a causa de la competencia, y, con el desarrollo de la gran industria, ven aproximarse el momento en que desaparecen por completo como fracción independiente de la sociedad moderna y que serán remplazados en el comercio, en la manufactura y en la agricultura por capataces y empleados.
Este socialismo analizo con mucha cautela las contradicciones inherentes a las modernas relaciones de producción.
El contenido positivo de este socialismo consiste en su anhelo de restablecer los antiguos medios de producción y de cambio, y con ello las antiguas relaciones de propiedad, que ya fueron rotas. Este socialismo es revolucionario y utópico.
c) El socialismo alemán o socialismo verdadero: la lucha de la burguesía alemana, y principalmente de la burguesía prusiana contra los feudales y la monarquía absoluta adquiría un carácter más serio.
El socialismo alemán olvido que la crítica francesa presuponía la sociedad burguesa moderna, con las correspondientes condiciones materiales de vida y una constitución política adecuada.
Este socialismo se convirtió en una molestia para la burguesía que se levantaba amenazadora.
Si el verdadero socialismo se convirtió en un arma en manos de los gobiernos contra la burguesía alemana, representaba además, directamente, un interés del pequeño burgués alemán. El socialismo alemán comprendió cada vez mejor que estaba llamado a ser el representante pomposo de esta pequeña burguesía. Proclamo que la nación alemana era la nación modelo y el burgués alemán el hombre modelo.
2. EL SOCIALISMO CONSERVADOR O BURGUES.
Una parte de la burguesía desea remediar los males sociales con el fin de consolidar la sociedad burguesa.
Los burgueses socialistas quieren perpetuar las condiciones de vida de la sociedad moderna sin las luchas y los peligros que surgen fatalmente de ellas. Quieren la sociedad actual sin los elementos que la revolucionan y descomponen. Quieren la burguesía sin el proletariado. Invita al proletariado a llevar a la práctica su sistema y entrar en la nueva Jerusalén.
Otra forma de este socialismo es intentar apartar a los obreros de todo movimiento revolucionario, demostrándoles que no es tal o cual cambio político el que podrá beneficiarles, sino solamente una transformación de las condiciones materiales de vida, de las relaciones económicas; únicamente reforma administrativa realizada sobre las mismas bases de las relaciones de producción burguesa y que no afectan a las relaciones entre el capital y el trabajo asalariado, sirviendo únicamente para reducirle a la burguesía los gastos que requiere su dominio y para simplificarle la administración de su Estado.
El socialismo burgués no alcanza su expresión adecuada. Los burgueses son burgueses en interés de la clase obrera.
3. EL SOCIALISMO Y EL COMUNISMO CRITICO – UTOPICOS.
Los sistemas socialistas y comunistas propiamente dichos, hacen su aparición en el periodo inicial y rudimentario de la lucha entre el proletariado y la burguesía.
Como el desarrollo del antagonismo de clases va a la par con el desarrollo de la industria, ellos tampoco pueden encontrar las condiciones materiales de la emancipación del proletariado, y se lanzan en busca de leyes sociales que permitan crear esas condiciones. Desean mejorar las condiciones de vida de todos los miembros de la sociedad, incluso de los más privilegiados. Por eso no cesan de apelar a todas las sociedades sin distinción e incluso se dirigen con preferencia a la clase dominante. Repudian toda acción política y en particular toda acción revolucionaria, se proponen alcanzar su objetivo por medios pacíficos.
Estas obras socialistas y comunistas atacan todas las bases de la sociedad existente.
La importancia del socialismo y del comunismo critico – utópicos esta en razón inversa al desarrollo histórico. Buscan debilitar la lucha de clases y conciliar los antagonismos. Poco a poco van cayendo en la categoría de los socialistas reaccionarios o conservadores. Se oponen a todo movimiento político de la clase obrera, pues no ven en él sino el resultado de una ciega falta de fe en el nuevo evangelio.
4. ACTITUD DE LOS COMUNISTAS RESPECTO DE LOS DIFERENTES PARTIDOS DE OPOSICION.
Los comunistas luchan por alcanzar los objetivos e intereses inmediatos de la clase obrera; pero al mismo tiempo, defienden también, dentro del movimiento actual, el porvenir de ese movimiento.
Los comunistas nunca se olvidan de inculcar a los obreros las más clara conciencia del antagonismo hostil que existe entre la burguesía y el proletariado.
En resumen, los comunistas apoyan todo movimiento revolucionario contra el régimen social y político existente.
En todos estos movimientos ponen en primer término, como cuestión fundamental del movimiento, la cuestión de la propiedad, cualquiera que sea la forma más o menos desarrollada que esta revista.
Los comunistas trabajan en todas partes por la unión y el acuerdo entre los partidos democráticos de todos los países.
Los comunistas consideran indigno ocultar sus ideas y propósitos. Proclaman abiertamente que sus objetivos solo pueden ser alcanzados derrocando por la violencia todo el orden social existente. Las clases dominantes pueden temblar ante una Revolución Comunista. Los proletarios no tienen nada que perder en ella más que sus cadenas. Tienen un mundo que ganar.
MARX, LENIN Y GRAMSCI
Y LAS DISTINTAS VISIONES SOBRE EL ESTADO MODERNO
(ROMINA LEWOWICZ Y PAOLA FERRARI)
EL SURGIMIENTO DEL ESTADO MODERNO.
Las crisis económicas y sociales de los siglos XIV y XV pusieron en evidencia las dificultades del feudalismo para mantener la vigencia de su sistema social, político y económico.
Se comenzó a gestar una economía excedentaria y orientada al comercio. El mercantilismo, basado en la supremacía de la riqueza centrada en la moneda, fue erosionando las relaciones de tipo feudal dando lugar al surgimiento paulatino de una clase urbana basada exclusivamente en su condición económica.
Esto dio paso al comienzo de la etapa conocida como modernidad. Encontrar un reordenamiento general de la sociedad y nuevos principios de legitimidad fueron los desafíos de la teoría política moderna.
Los Estados absolutistas permitirán lograr una coerción política centralizada en la cima. Thomas Hobbes es el primer teórico en afirmar la necesidad de centralizar el poder en un soberano para lograr un orden político estable.
Una vez alcanzado el orden político, y ante el avance de las relaciones económicas capitalistas, el Estado comienza a cambiar y muchas de las funciones que antes le correspondían pasaran a desarrollarse en el ámbito privado.
Es este marco el que permite el desarrollo de la industria, que derivara en 1780 en el inicio del proceso que se conoce como Revolución Industrial.
Algunos factores que favorecieron el desarrollo del capital fueron la nueva concepción de la propiedad privada, el auge de la burguesía urbana, que desarrollaba manufacturas preindustriales en un volumen considerable y la introducción del derecho civil romano en el campo económico. En este contexto, Inglaterra se convierte en el taller del mundo. Maquinas, núcleos fabriles y trabajo asalariado desplazan al artesano, al pequeño burgo y la labor agrícola. Este proceso se expresa a nivel local y se expande a un mercado mundial.
Pronto en términos marxistas, quedarían delineados dos grupos o clases, los poseedores de los medios de producción y aquellos que solo cuentan con su fuerza de trabajo, la burguesía y el proletariado.
La Revolución Industrial no solo trajo un aumento de los productos y la migración del campo a las ciudades sino también creo desigualdades entre los hombres generando descontento. Como consecuencia de ello, podemos encontrar el surgimiento de los problemas y conflictos sociales propios del capitalismo. La incipiente clase proletaria no tardaría en sufrir malas condiciones de trabajo, que se expresarían en un deterioro de su calidad de vida aunque desde la perspectiva de los capitalistas estos conflictos solo afectaban al progreso de la economía y eran vistos como una amenaza para su principal razón de ser: la ganancia.
LA REACCION DE MARX ENTRE EL AFIANZAMIENTO DEL ESTADO LIBERAL.
Marx y Engels sostienen que cualquier acción que el Estado lleve adelante buscara beneficiar a la burguesía, y este beneficio es lo que permite que el capitalismo como forma de producción y apropiación siga existiendo. Pero este sistema de dominación se presenta ante la sociedad encubierto tras su fachada como promotor del bien común, esconde su carácter clasista. El Estado es producto y consecuencia de la lucha de clases.
Cuando Marx y Engels describen a la burguesía expresan que es fruto de un largo proceso de desarrollo, donde cada etapa de evolución recorrida por esta ha sido acompañada del correspondiente proceso político, conquistando la hegemonía exclusiva del estado representativo moderno con la instauración de la gran industria y el establecimiento del mercado mundial.
Para estos autores el estado burgués es una institución transitoria que esta destinada a desaparecer cuando el capitalismo deje su lugar a una sociedad sin clase. El interés de Marx y Engels estaba centrado en llegar a una sociedad en la que no existía la explotación de unos hombres sobre otros hombres.
Pero el Estado para Marx no se encuentra en la estructura de la sociedad, sino que junto a la religión, la moral y la ideología conforma lo que denomina la superestructura. La estructura se encuentra en la base de la sociedad y el Estado parte de la superestructura se encuentra por encima de ella. Las formas que adopte la superestructura estarán vinculadas a las necesidades de la estructura, del capitalismo.
El capitalismo o la sociedad burguesa se caracterizan por haber simplificado las contradicciones de clase, en esta etapa hay, solo, dos clases en pugna, burguesía y proletariado.
Marx plantea que se da una época de revolución social cuando hay una contradicción entre fuerzas productivas y relaciones sociales de producción, es decir, cuando estas últimas se convierten en un obstáculo para el desarrollo de las fuerzas productivas.
Marx sostiene que las fuerzas productivas que se desarrollan en la sociedad burguesa brindan, al mismo tiempo, las condiciones materiales para la solución del antagonismo que representan.
Las luchas de clases es para estos autores el motor de la historia, es lo que permitirá el paso de un modo de producción a otro superador.
Una vez que el proletariado toma el poder se inicia una nueva etapa, conocida como la dictadura del proletariado. Estado transitorio que permitirá llegar, a través de la abolición de la propiedad privada, a la sociedad comunista, una sociedad sin clases donde el Estado ya no sea necesario.
LENIN Y LA TEORIA LLEVADA A LA PRACTICA.
En 1917 se lleva adelante la Revolución Rusa inspirada en las ideas de Marx y Engels. Es esta la primera vez que el Estado moderno es puesto en jaque por un movimiento con ideas revolucionarias.
Rusia no era un país industrializado, se encontraba retrasado económicamente. Su economía tenía elementos tanto feudales como capitalistas. El progreso del capitalismo se había acelerado a fines del siglo XIX pero se encontraba limitado a pocas regiones. El Estado poseía características autocráticas, el poder se concentraba en manos del Zar y su cuadro administrativo conformado por la nobleza. El poder político en Rusia se asemejara más a un Estado absolutista que a un Estado moderno.
Con respecto a la burguesía era una clase muy débil ya que la mayoría de las industrias pertenecían a extranjeros o al Estado. Esto implicaba que el capitalismo y las ideas burguesas no se encontraban muy desarrollados en Rusia en el periodo en que ocurrió la revolución.
Las condiciones de vida eran deplorables, lo que provocaba constantes disturbios y protestas. Existían, a fines del siglo XIX y principios del siglo XX, dos grandes fuerzas de oposición del zarismo: el populismo, que postulaba que los campesinos eran la fuerza motriz de la revolución y que era posible alcanzar el socialismo sin haber desarrollado el capitalismo; y los marxistas conformaban un grupo heterogéneo. Dentro del Partido Social – Demócrata ruso, había dos grandes grupos: mencheviques y bolcheviques. Aunque en un comienzo discrepaban en cuestiones organizativas, pronto sus diferencias comenzaron a versar sobre temas teóricos y volverse irreconciliables.
Debido a la participación de Rusia en la Primera Guerra Mundial empeoraron las condiciones de vida de obreros y campesinos, se multiplicaban las huelgas por todas las ciudades, y los obreros como los campesinos y soldados comenzaron a organizarse en Soviets.
Esta situación tuvo un punto final en lo que se conoció como Revolución Rusa. Un gobierno provisional reemplazo al gobierno del Zar, provocando una situación de doble poder. Por un lado se encontraba dicho gobierno muy débil para consolidarse y por otro los Soviet que proliferaban en todo el país. Pero, debido a la decisión del gobierno provisional de continuar con la participación en la guerra, los Soviets de campesinos, soldados y obreros se levantaron y en octubre de ese mismo año tomaron el poder.
Lenin debió pensar en un país donde dado el bajo desarrollo de la industrialización no existía un proletariado con la conciencia de clase necesaria para llevar adelante la revolución. Una de las modificaciones que este introdujo tenía que ver con las características que debía adoptar el partido comunista. Lenin creía que el partido debía ser una vanguardia revolucionaria conformada por los elementos más conscientes del proletariado, generando, así, un ejército de revolucionarios. Esta disputa en torno a la organización del partido se debía a los temores que Lenin tenia del aburguesamiento del proletariado.
Lenin afirma que el Estado surge como un poder que se sitúa por encima de la sociedad pero que es producto de ella.
Para Lenin la única forma de llegar al comunismo es a través de una revolución ya que cualquier intento de reformar el capitalismo esta destinado al fracaso. Dicha revolución debería destruir la maquinaria estatal burguesa, cuyo rasgo más significativo es la utilización de la fuerza, e instaurar la dictadura del proletariado, poder político de transición, destinado a extinguirse cuando el comunismo triunfe.
En este proceso de transición del capitalismo al comunismo. Lenin expresa que el poder político que corresponde a este periodo (la dictadura del proletariado) es un sistema de democracia de los trabajadores, en el que estos tendrían el poder político a través de los Soviets.
El Estado podrá extinguirse por completo cuando ya no existan las clases sociales.
GRAMSCI Y LAS POSIBILIDADES REVOLUCIONARIAS EN OCCIDENTE.
Si bien es un teórico marxista y analiza la sociedad en función de las relaciones de producción, marca una ruptura con el marxismo occidental y con los postulados de Lenin. Gramsci se diferencia de Marx y Lenin, en relación con el concepto de superestructura.
El bloque histórico se compone de las relaciones existentes entre estructura y superestructura, es por eso que entiende a la sociedad en términos dicotómicos. Al hablar de estructura, al igual que Marx, hace referencia al ámbito económico, es decir, a las relaciones de producción y a las fuerzas productivas.
Con respecto a la superestructura se refiere al ámbito político, compuesto por la sociedad política y la sociedad civil como sus esferas esenciales. Por sociedad política se refiere al aparato del Estado y al gobierno jurídico que corresponden a la función de dominio directo.
La sociedad civil comprende la mayor parte de la superestructura y Gramsci la entiende como “hegemonía cultural y política” de n grupo social sobre el conjunto de la sociedad. Es el contenido ético del Estado mediante el cual las clases dominantes logran consolidar su poder difundiendo así “su visión del mundo”.
La vinculación orgánica dentro del bloque histórico, es decir, la unidad entre estructura y superestructura la efectúan ciertos grupos que operan en un nivel superestructural, los intelectuales. Son, según Gramsci los “funcionarios de la superestructura” grupos especializados en quienes la burguesía debió confiar la organización y gestión de la superestructura ideológica, jurídica y política.
Se podrá conformar un nuevo bloque histórico cuando se de una crisis orgánica o una crisis de hegemonía, es decir, que la existencia de contradicciones en la superestructura generen la posibilidad de una síntesis superadora. La lucha que tiene que librar el proletariado es en la esfera de la sociedad civil y supone la conquista de la hegemonía política, moral y cultural.
Gramsci entiende que la revolución en Occidente no puede resolverse mediante un “asalto al poder”, sino mediante un proceso histórico prolongado, ya que en las sociedades occidentales, la hegemonía de la burguesía se apoya sobre su dirección intelectual y moral, es decir, existe una fuerte estructura de la sociedad civil.
Para Gramsci el Estado no es solo una maquinaria de represión como afirma Marx, Engels y Lenin sino que considera a los componentes ideológicos, moral y ético como herramientas más importantes con las que cuenta la burguesía para mantener su dominio.
ECONOMIA Y SOCIEDAD
(MAX WEBER)
I. ESTRUCTURA Y FUNCIONAMIENTO DE LA DOMINACION.
1. PODER Y DOMINACION. FORMAS DE TRANSICION.
La dominación es uno de los más importantes elementos de la acción comunitaria. Todas las esferas de la acción comunitaria están profundamente influidas por las formas de dominación. La dominación es un caso especial del poder.
No toda “dominación” se sirve de medios económicos para sostenerse y conservarse.
Puede desarrollarse una situación considerada como “dominante” en las relaciones sociales de salón, en un mercado, en una cátedra universitaria, etc.
Representamos dos tipos opuestos de dominación. Por una parte, la dominación mediante una constelación de intereses; por otro lado mediante la autoridad. El primero se basa, en un aspecto puro, principalmente en las influencias que, a causa de cualquier posesión, se ejerce sobre el tráfico formalmente “libre” de los dominados, que se inspiran en su propio interés. El ultimo se basa en el hecho de recurrir al deber de obediencia con absoluta independencia de toda suerte de motivos e intereses.
Toda forma típica de dominación en virtud de una constelación de intereses, y sobre todo en virtud de la posesión de un monopolio, puede transformarse gradualmente en una dominación autoritaria.
Entendemos por dominación un estado de cosas por el cual una voluntad manifiesta (“mandato”) del “dominador” o de los “dominadores” influye sobre los actos de los otros (del “dominado” o de los “dominados”), de tal suerte que en un grado socialmente relevante estos actos tienen lugar como si los dominados hubieran adoptado por si mismo y como máxima de su obra el contenido del mandato (“obediencia”).
El enlace causal que liga al mandato a su cumplimiento puede adoptar formas muy diferentes.
La consideración sociológica se apoya naturalmente en el hecho de que el poder de mandar “factico” suele exigir el complemento de un “orden” normativo legal, y espera así forzosamente en relación con el sistema de nociones jurídicas.
2. DOMINACION Y GOBIERNO. NATURALEZA Y LÍMITES DEL GOBIERNO DEMOCRATICO.
Toda dominación se manifiesta y funciona en forma de gobierno. Todo régimen de gobierno necesita del dominio en alguna forma, ya que para su desempeño se debe colocar en manos de alguien poderes imperativos. El poder de mando puede tener una modesta apariencia y el jefe puede considerar como un “servidor” de los dominados. Esto ocurre casi siempre en el llamado gobierno directamente democrático.
Se llama democrático por dos razones:
El régimen de dominación directa es inestable en cualquier parte donde se manifiesta. Si tiene lugar una diferenciación económica se presenta también la probabilidad de que los poseedores se apoderen de las funciones de gobierno, simplemente porque están desocupados, porque disponen del tiempo necesario para hacerse cargo del gobierno, y porque están en situaciones económicas de desempeñar un trabajo profesional tienen que sacrificar tiempo a tal efecto, y esto significa la renuncia a probabilidades de lucro, al aumentar su trabajo se les hace imposible atender al desempeño de las funciones públicas. Por eso, lo que adquiere preponderancia en estas funciones son los que tienen ingresos sin trabajo o solo con un trabajo intermitente.
El relativo prestigio de la edad dentro de una comunidad cambia de un modo considerable. Cuando las posibilidades de vida son muy escasas el sujeto que tiene ya capacidad física para el trabajo suele resultar molesto. Cuando hay un estado de guerra crónico, se desvanece, en general la importancia de la edad frente a los que pueden llevar las armas, siguiendo con frecuencia una consigna “democracia” de los jóvenes contra su prestigio.
Se conserva la consideración por la edad siempre que se reconoce el valor objetivo de la experiencia o el poder subjetivo de la tradición.
Con la lucha de los partidos por el poder, la democracia directa pierde su carácter específico, que contiene la dominación solo en principio. Todo partido es una organización que lucha por el dominio y tiene la tendencia a organizarse expresamente de acuerdo con las formas de dominación.
3. LA DOMINACION MEDIANTE “ORGANIZACIÓN”. LOS FUNDAMENTOS DE SU LEGITIMIDAD.
La posición dominante de las personas pertenecientes a la organización a la organización mencionada frente a las masas dominadas se basa siempre en la ventaja del pequeño número en la posibilidad que tienen los miembros de la minoría dominante de ponerse rápidamente de acuerdo y de crear y dirigir una acción societaria racionalmente ordenada y encaminada a la conservación de su posición dirigente. De este modo, la actuación amenazadora de las masas o de la comunidad podrá ser fácilmente reprimida siempre que los que oponen resistencia no hayan adoptado precauciones eficaces para dirigir una acción societaria encaminada a la obtención de un dominio. Toda dominación que pretenda la continuidad es hasta cierto punto una dominación secreta.
La subsistencia de toda dominación se manifiesta mediante la auto justificación que apela a principios de legitimidad. Hay tres principios últimos de esta clase. La “autoridad” de un poder de mando puede expresarse en un sistema de normas racionales pactadas, las cuales encuentran obediencia en tanto que normas generalmente obligatorias cuando las invoca “quien pudo hacerlo” en virtud de esas normas. Por otro lado, la obediencia puede basarse en la autoridad de personas. Esta puede tener su fundamento en la santidad de la tradición y, por tanto, de lo acostumbrado, de lo que ha sido siempre de un modo determinado, lo cual prescribe obediencia de determinadas personas. Finalmente puede basarse en la consagración a lo extraordinario, en la creencia, en un carisma. La acción racionalmente socializada de una estructura de dominación encuentra en la “burocracia” su tipo especifico. La acción comunitaria fundada en la vinculación a la autoridad tradicional se halla típicamente representada por el “patriarcalismo”. La forma “carismática” de dominación se apoya en la autoridad, no fundada en la razón ni en la tradición, de las personalidades concretas.
II. LOS TRES TIPOS PUROS DE LA DOMINACION LEGÍTIMA.
LEGITIMIDAD DE LA DOMINACION, FUNDAMENTOS DE LA LEGITIMIDAD 1) DOMINACION LEGAL; 2) DOMINACION TRADICIONAL; 3) DOMINACION CARISMATICA.
La dominación puede fundarse en diversos motivos: puede depender directamente de una constelación de intereses; o puede depender de la mera “costumbre”. En las relaciones entre dominantes y dominados, la dominación suele apoyarse interiormente en motivos jurídicos, en motivos de su “legitimidad”, de tal manera que la conmoción de esa creencia en la legitimidad suele acarrear graves consecuencias. Los motivos de la legitimidad de la dominación solo son tres, cada uno de los cuales se halla enlazado con una estructura sociológica fundamentalmente distinta del cuerpo y de los medios administrativos.
1) DOMINACION LEGAL EN VIRTUD DE ESTATUTO: su tipo más puro es la dominación burocrática. Se obedece a la regla estatuida. También el que ordena obedece, al emitir una orden, a una regla: a la “ley” o al “reglamento”. El tipo del funcionario es del funcionario de formación profesional. El deber de obediencia esta graduado en una jerarquía de cargos, con subordinación de los inferiores a los superiores, y disponen de un derecho de queja reglamentado. El fundamento del funcionamiento técnico es: la disciplina del servicio.
Caen bajo el tipo de dominación legal: la estructura moderna del Estado y el municipio, la relación de dominación en una empresa capitalista privada, en una asociación de finalidad utilitaria, o en una unión, de cualquier tipo que sea, que disponga de un equipo numeroso y jerárquicamente articulado.
La burocracia constituye el tipo técnicamente más puro de la dominación legal. Sin embargo, ninguna dominación es exclusivamente burocrática, ya que ninguna es ejercida únicamente por funcionarios contratados.
2) DOMINACION TRADICIONAL: en virtud de creencia en la santidad de los ordenamientos y los poderes señorales existentes desde siempre. Su tipo más puro es el de dominación patriarcal. El contenido de las ordenes esta ligado por la tradición, cuya violación desconsiderada por parte del seños pondría en entredicho la legitimidad de su propio dominio, basado exclusivamente en la santidad de aquellas. Fuera de las normas de la tradición, en cambio, la voluntad del señor solo se halla ligada por los limites que le pone en cada caso el sentimiento de equidad de ahí que su dominio se divida en un área estrictamente ligada por la tradición y otra en la que obra conforme a su placer, su simpatía o antipatía y de acuerdo con su punto de vista puramente personales susceptibles, en particular, de dejarse influir por complacencias también personales.
La estructura puramente patriarcal de la administración. Los servidores se reclutan en completa dependencia personal del señor, ya sea en forma puramente patrimonial o extramatrimonial.
La estructura de clase: los servidores no son personalmente del señor, sino que son personas independientes de posición social propia. La dominación patriarcal es el tipo más puro de dominación tradicional.
Todo forma de dominación de clase basada en una apropiación más o menos fijadas del poder de administración se halla en relación con el patriarcalismo, más cerca de la dominación legal.
Cuando es “abandonado” por su dios, o cuando decaen sus fuerzas heroicas o la fe que creen en su calidad de caudillo, entonces su dominio su hace también caduco. El cuerpo administrativo es elegido según carisma y devoción personal.
El pasado antiguo solo conoce, al lado de intentos insignificantes de dominio “estatuido”, que sin duda no faltan totalmente la división del conjunto de todas las relaciones de dominio en tradición y carisma.
La autoridad carismática se basa en la “creencia” en el profeta o en el “reconocimiento” que encuentran personalmente el héroe guerrero. El señor carismático ha de acreditarse como señor “por la gracia de Dios”, por medio de milagros, éxitos, su dominación se tambalea.
La subsistencia de la gran mayoría de las relaciones de dominio de carácter legal reposa en las bases mixtas: la habituación tradicional y el “prestigio” figuran al lado de la creencia.
La dominación carismática es una relación social extraordinaria y puramente personal; 1) por tradicionalización de las ordenaciones; 2) por paso del cuerpo político carismático; 3) por transformación del sentido de propio carisma. Es determinante para ello la clase de solución de la cuestión palpitante, tanto por motivos ideales como materiales, del problema de la sucesión. Esta puede darse de diversos modos: la mera espera pasiva de la aparición de un nuevo señor carismáticamente acreditado o calificado suele ser reemplazada por la actuación directa en vista de su obtención.
UN ACERCAMIENTO A LAS IDEAS DE MAX WEBER Y MICHAEL FOUCAULT.
(LUIS MARTIN LEGUIZAMON Y JOSE MARIA KLEYWEGT)
Max Weber nació en Alemania en 1864 y se suicida trágicamente en 1920, este sociólogo y economista alemán de la corriente positivista hace hincapié en los postulados de la teoría social por excelencia, sus producciones abarcan desde fines del siglo XIX a principios del siglo XX.
Max Weber, comprende inmediatamente los postulados de la dinámica política de entonces, su lectura en cuanto a lo social y lo político lo ubica entre los hombres que con mas claridad conceptual tiene para la época, intenta separarse de las dominadas “tradiciones sociológicas” de los conceptos de filosofía y ética, con el fin de lograr la autonomía deseada de su impronta social (cultural).
Entre otros Max Weber es uno de los que firman la rendición de Alemania en el tratado de Versalles en 1919. la sociedad alemana se encuentra sin guía, y una débil estructura representativa en el parlamento la sociedad se desarticula, la pérdida de valores y el crecimiento de la burocracia la sitúa en una visión pesimista y desencantada del mundo burgués de principios del siglo XX, el gran crecimiento de la burocracia y por ende la pérdida de valores encuentra al hombre dentro de una “jaula de hierro”, su salida es la “democracia plesbicitaria”, ante ello, se permite trasformar el concepto de razón burgués en: Racionalidad Estado y Burocracia.
Weber enfoca la racionalidad de acuerdo con fines. Los hombres guiaran sus acciones de acuerdo a las circunstancias.
El modo capitalista y el estado moderno se hallan implícitamente ligados bajo la misma influencia. El avance de la racionalidad penetra en todos los rincones de la vida social, política y económica, buscando para sí una organización política racional (el estado moderno) y una organización económica racional (la empresa capitalista).
El estado moderno necesita de un cuadro administrativo que está compuesto por funcionarios y medios materiales para llevar a cabo las acciones cotidianas de dominación, es decir, quienes conforman la asociación burocrática son funcionarios individuales combinándose con recursos del estado para alcanzar objetivos específicos a partir de los preceptos de legitimación ordenada en el día.
La burocracia opera a través de leyes u ordenamientos administrativos racionalmente creados, donde sus actividades se distribuyen hacia el interior como un deber oficial, como descansa sobre un sistema de normas, la ley (autoridad) le da un carácter de orden a la vida pública pudiendo utilizar para sí la coacción legitima.
Dentro del cuerpo institucional impera un seguimiento en el cual los funcionarios superiores controlan a los funcionarios inferiores. Generalmente el puesto de trabajo es estable y posee la característica de un saber técnico específico, perciben un salario y ocupan el cargo por medio de una profesión debiendo tener responsabilidades y una fidelidad a su cargo.
Weber por su parte constata, refiriéndose a los rasgos de la burocracias modernas que (el trabajo de los funcionarios exige) se consagre enteramente y sin reserva el cargo que ocupa.
EL LABERINTO BUROCRATICO.
Las burocracias han creado, han inventado, formas nuevas de saber vinculadas con las rutinas, con ejecución de trámites, y que se potencian en el principio del secreto.
Este saber otorga poder. Las jerarquías guardan en su seno los secretos del Estado y se conducen frente al mundo exterior como una corporación cerrada. Esto lleva a las instituciones burocráticas a la auto percepción de si mismas como guardianes de un misterio inaccesibles para los mortales y, por ende, se colocan en una posición superior, de dominio por sobre los ciudadanos.
ARQUITECTURA BUROCRATICA.
Es interesante destacar los espacios de esta arquitectura peculiar: espacio físico y espacio virtual.
El espacio físico de los edificios burocráticos podrían caracterizarse, a grandes rasgos, como laberíntico y gris; esto es porque agota al individuo en vueltas inacabables y los somete a la insignificancia.
La definición del espacio virtual puede ser caracterizado también como laberíntico.
Las contradicciones entre individuo y burocracia ya fueron percibidas por Weber, que postulaba la posibilidad de otro tipo de dominación, basada en el líder carismático, en el caudillo, que podría contribuir a escapar de la “jaula de hierro”. Esto es, en gran parte, el dilema moderno.
Para escapar del laberinto, de las telas de araña burocrática, se exige una amplia dosis de heroísmo. No importa quién sea mientras pueda cumplir su misión.
Dos tipos de racionalidades: a) la formal: esta busca perfeccionar los medios para alcanzar un fin especifico, es calculadora y es propia del Estado Moderno, este tipo de racionalidad es de medios. Mientras que la racionalidad b) la Material está orientada por valores que se consideran fines para la acción.
El Estado es un instrumento de dominación política que ejerce para sí la violencia física legítima dentro de un territorio determinado.
El desmoronamiento de la estructura sólida del estado benefactor creó un abismo existencial hacia el interior de las sociedades modernas, la crisis del Estado de Bienestar.
DOMINACION Y PODER.
En su estudio radica la construcción de tipos puros de dominación, a) tradicional; b) racional-legal; c) carismático.
El avance de la burocracia en todas las dimensiones de la vida social del hombre y la sociedad lo conlleva a la “jaula de hierro”, de ella se sale solo por medio de la aparición de la figura del líder plesbicitario.
Para Weber el modo de pensar, la austeridad y el saber técnico ocupan el lugar de primacía, en este caso aparecen otros hombres con mayores conocimientos y poder de mando, requiriendo de una diestra habilidad.
PARTIDOS POLITICOS.
La aparición de la democracia (para unos pocos) a fines del siglo XIX en Inglaterra, y más tarde en Europa del Norte, va conformando un muro de contenciones de masas para la toma de decisiones, con la introducción del voto censatario, primero, y la democracia ampliada como expresión de la mayoría entra en escena un nuevo actor los partidos políticos. Esto tuvo un grado de desarrollo tal que necesitaban de una maquinaria con un cuerpo administrativo para la incorporación de sus seguidores, de esta manera la burocracia ingresa en el terreno de la vida política aunque en forma de gremios.
Weber sostiene que para el apoyo político de las masas se hace necesario un jefe de partido con cualidades demagógicas, por consiguiente, la maquinaria partidaria de los partidos políticos y el líder carismático se articulan por primera vez.
Weber manifiesta que la ética juega un rol de primacía para comprender a los hombres que marcan un camino histórico, dividiendo en dos las éticas.
Cada ética es propia en los comportamientos de los individuos, lo que hace que tome distintos caminos en su accionar; una es la ética de convicción, la otra es la ética de responsabilidad.
Ética de convicción: está fundada en la regla con una moral formal. Las reglas ya están dadas y se procede de acuerdo a ellas. Lo importante es haber obedecido y el valor a la creencia de estar convencido como meta final.
Ética de responsabilidad: para alcanzar un fin determinado puede utilizar cualquier medio siempre y cuando sea licito, los resultados negativos serán sancionados.
Weber enfatiza que la política es una lucha por el poder político, puesto que el Estado juega el papel más importante para el político. Las luchas por el poder traen conflictos, significa que la moral universal queda fuera de todo contexto dado que la acción se guía de acuerdo con los fines determinados.
Sin bien ambas éticas son complementarias, de acuerdo a Weber deben conformar un hombre ideal para que tenga una vocación política actuando de acuerdo con la ética de responsabilidad, con las tres cualidades; pasión, responsabilidad y mesura, un tridente conceptual para darle un sentido a la vida y una entrega apasionada a una causa.
El líder carismático tiene vocación de servicio, viviendo para la política como una cuestión de “honor y prestigio”.
Michel Foucault fue un filosofo francés que intento mostrar que a lo largo de la historia cambian los conceptos teóricos básicos sobre la naturaleza humana, analizaba en sus estudios las relaciones de poder.
Sus obras reúnen producciones en tres periodos.
* Arqueológico (saber): abarca la producción de los años 60. La arqueología se ocupara de leer los documentos con el fin de ver las capas (capas arqueológicas) que han sedimentado la significación en la historia.
* Genealógica (histórica): esta etapa comienza en la década del 70, hasta el final de ella. Esta etapa permite observar la articulación entre los dos órdenes de la enunciable y de lo visible. La genealogía opera básicamente con dos movimientos.
a) se ocupa de analizar como determinadas formas de enunciar y de ver surgen a partir de determinadas prácticas sociales, en torno a que enfrentamientos y a que relaciones de fuerza.
b) procura detectar que cuerpos se han constituido y definido en función de determinados discursos. Prácticas y relaciones de fuerza. El cuerpo aparece aquí atravesado por el deseo y la historia, es concebido como algo construido al interior de las relaciones sociales (ideas, valores y muchos olvidos).
* Gobernabilidad (poder) “gobierno civil de si” y “tecnología del yo”: esta etapa transcurre a finales de los 70 hasta su muerte en 1984.
Como es de imaginar, Foucault toma los ejemplos de poder disciplinarios que se desarrollo en Europa en los siglos XVII y XVIII. De esta manera, se mueve en el terreno de las prácticas y no de las teorías.
Se realiza un cambio de objetivo, el castigo busca actuar en profundidad, en el corazón, el pensamiento, la voluntad, las disposiciones, “que el castigo caiga sobre el alma mas que sobre el cuerpo”. Se produce una sustitución de objetos, se modifico el “objeto crimen”. El castigo busca que el condenado sea capaz de vivir respetando la ley y pueda saciar sus necesidades, además la pena puede modificarse según la transformación del comportamiento del condenado.
El Estado para Foucault aparece como un efecto de conjunto o una resultante de una multiplicidad de engranajes y de núcleos que se sitúan a un nivel completamente distinto, y que constituyen de por sí una microfísica de poder. De aquí surge que hay una subordinación del poder encarnado en el aparato del Estado que estaría subordinado a un modo de producción como infraestructura, es indudable que el poder carece de esencia, es operatorio, el poder más que reprimir produce realidad, y más que ideologizar, mas abstraer u ocultar, produce verdad.
LA DISCIPLINA, EL ESPACIO, EL TIEMPO.
El panóptico es una nueva forma de ejercer la disciplina, es un movimiento disciplinario social.
El panóptico depende tanto del control y la vigilancia como de la disciplina, será necesario crear los patrones ideales sobre la base de los cuales podremos distinguir los campos de normalidad y anormalidad. De esta forma nace la ley, la regla y la norma diferenciando al sujeto normal del anormal. El encierro jugara un papel fundamental corrigiendo toda anormalidad que se presente en el individuo.
Se lo llama también el ojo que todo lo ve ya que se trata de una arquitectura circular en donde se aloja a los individuos a los que se pretende vigilar y controlas, colocando una torre en el centro, siendo suficiente una única persona para llevar a cabo este sistema disciplinario, es económico y tiene efectos permanentes.
Foucault introduce como forma práctica y teórica el panóptico que tiene una arquitectura muy ingeniosa que permite el control de los individuos desde sus mil celdillas en las alturas, se aplica a estas instituciones disciplinarias y también a las burocráticas. El panóptico es una utopía realizada: vivimos en una sociedad que reina el panóptico.
Las burocracias son instituciones de secuestros para cuanto fija a los sujetos a una serie de instrumentos formales y de trámite, los que los secuestran y los absorben en sus cañerías de las que difícilmente salgan alguna vez.
En las instituciones de secuestro, especialmente en las burocracias, pueden distinguirse tres funciones.
En esta tercera función de instituciones de secuestro tenemos la transformación de la fuerza del tiempo y del trabajo, y su integración en la producción.
Foucault pone de relieve que el control sobre el tiempo es entonces acompañar la etapa evolutiva de los chicos durante su crecimiento y observar la trama de las relaciones entre ellos mismos, esto requiere de herramientas del poder disciplinario: la vigilancia jerárquica, la sanción normalizadota y el examen.
Todo tiene que encontrarse en el lugar apropiado.
Lo que Foucault plantea es penalizar todo aquello que no sea parte de lo “normal”, lo “desviado” y para corregirlo se deben emplear sanciones disciplinarias.
En el examen, “quien ejerce el poder mira” y “quien es observado lo padece”. El examen combina las técnicas de la jerarquía que vigila y las de la sanción que normaliza.
UNIDAD 3: PODER, SOCIEDAD CIVIL, CLASES SOCIALES, DEMOCRACIA Y PARTIDOS POLITICOS EN LA MODERNIDAD Y LA POSMODERNIDAD.
“DEMOCRACIA. ¿DE QUE ESTAMOS HABLANDO?
(ALEJANDRO ROSSI)
1. INTRODUCCION.
La noción de democracia se remota a la teoría política clásica, haciendo referencia al gobierno del pueblo. Nace como el sistema de gobierno de una ciudad Estado cuyo rasgo fundamental es la participación directa de los ciudadanos en el proceso de toma de decisiones colectivas.
2. PUNTO DE PARTIDA DE LA DEFINICION DE DEMOCRACIA.
Una definición mínima de democracia, vinculada fundamentalmente con lo formal, es considerarla como un conjunto de reglas y procedimientos para la toma de decisiones colectivas.
Un régimen democrático es aquel que permite tomar parte en las decisiones colectivas a la mayor cantidad de gente posible. Usualmente la expansión democrática es el resultado de numerosas y en muchos casos violentas luchas de sectores que hasta ese momento se encontraban marginados desde el punto de vista político. En el sentido, puede decirse que una sociedad es más democrática en tanto y en cuanto le da mayores oportunidades de participación a los diferentes grupos o a los individuos que forman parte de ella.
Sin embargo, el ideal de una democracia directa, en el cual todos los ciudadanos participen sin mediaciones en la toma de decisiones colectivas es prácticamente imposible. De ahí que predomina en la actualidad lo que se conoce como democracia representativa, aquella en la cual los individuos eligen quienes van a ser sus representantes para adoptar decisiones colectivas.
En cuanto al modo en que se tomas esas decisiones, podría decirse que lo que caracteriza a la democracia es la aplicación de la regla de la mayoría. Las decisiones son tomadas por aquellos que logran generar un nivel alto de apoyo para las propuestas que hacen con relación a la resolución de los principales problemas que aquejan a la sociedad. En el Estado democrático, la resolución de los conflictos entre grupos se lleva a cabo sin recurrir a lo violencia física, sino al voto de los ciudadanos, para ver que proposición tiene mayor nivel de consenso. Se sostiene que la relevancia de algunas determinaciones necesita la conformación de mayorías más importantes para su aprobación.
El Estado Liberal no puede sostenerse sin un régimen democrático que le de estructura al mismo tiempo que el Estado Democrático no puede realizarse sin un Estado Liberal que asegure esas libertades básica para poder elegir eficazmente.
3. LA VISION PRAGMATICA SCHUMPETERIANA Y SU NOCION DE DEMOCRACIA COMO EQUILIBRIO.
Joseph Schumpeter desidealiza por completo el concepto de democracia, planteando que ella no es desde ningún punto de vista el desarrollo del buen gobierno ni el que vela por el interés general ni el bien común, sino que postula que la democracia no es mas que un sistema para elegir gobernantes. Sostiene que el autogobierno no existe, ya que el prototipo de democracia directa solo es aplicable para pequeñas ciudades.
Sostiene que la única voluntad que existe es la voluntad particular de individuos y grupos, la cual permanece latente hasta que algún líder la adopta en su plataforma política, ofreciéndola a los ciudadanos que deben decidir si optar por ella o por otras propuestas que lo satisfagan en mayor medida.
Este autor no considera que la democracia sea realmente el gobierno del pueblo, sino que es el gobierno de los políticos, sosteniendo que lo que el pueblo en realidad hace es elegir cuál de esos políticos lo va a gobernar.
Schumpeter no está postulando un modelo de democracia ideal, sino que esta describiendo como funciona realmente la democracia. Y esta se estructura, desde su punto de vista, sobre la base de políticos que hacen ofertas a la gente y de votantes que buscan candidatos que les digan aquellos que ellos quieren escuchar.
Llegaba a la conclusión de que la democracia significa tan solo que el pueblo tiene la oportunidad de aceptar o rechazar a los hombres que han de gobernarlos, pudiendo de ese modo llegar a las decisiones políticas, a partir de un mecanismo en el que los individuos adquieren el poder de decidir por medio de una lucha competitiva por el voto del pueblo. Es esencial que la competencia entre los aspirantes al liderazgo por el voto popular sea lo más completa posible. Es por ello que su teoría puede ser denominada “teoría del liderazgo competitivo”.
Schumpeter, quien era un economista que además hacia análisis políticos, sostenía que la democracia podía ser parangonada con el mercado en su funcionamiento. Puede decirse que el mercado político seria una transacción en la que oferentes y demandantes se ponen de acuerdo en torno de un recurso escaso que es el voto a un candidato en lugar de otro.
Ese equilibrio se conseguirá a partir de votantes completamente racionales, con plena conciencia de sus preferencias y con absoluto conocimiento de todas las opciones a las que se enfrentan, pudiendo elegir perfectamente cuál de esas alternativas es las apropiada para resolver las situaciones insatisfactorias que se le plantean.
En la democracia como equilibrio, el votante permanentemente corre el riesgo de que las propuestas que se le formulan y sobre la base de las cuales vota finalmente no sean puestas en práctica, sin que existan posibilidades para exigir su cumplimiento efectivo.
Esto se vincula con el problema de la democracia representativa, ya que los ciudadanos empiezan a desconfiar del comportamiento de sus representantes, en un contexto en el que la desigualdad económica influye sobre los procedimientos políticos.
Esa desconfianza genera primordialmente apatía cívica, que se materializa en la caída en los índices de participación electoral en aquellas sociedades en las que el voto no es obligatorio o en un fuerte incremento en el voto en blanco o en la anulación del sufragio en aquellas en las que es obligatorio.
A ello, se suma que la desconfianza en el accionar de los representantes lleva a que se desarrolle un importante movimiento político por fuera de las instituciones reconocidas, que puede derivar en acciones violentas para desplazar a los representantes o presionar para la adopción de determinadas medidas con relación a temas muy controvertidos.
4. POSIBLES ESQUEMAS DE DEMOCRACIA PARTICIPATIVA.
La democracia, como forma de organización del poder social en el espacio publico, es inseparable de la estructura económico-social sobre la cual dicho poder se sustenta.
Algunos sectores que luchan por una mayor participación son los movimientos y asociaciones barriales o representantes de la comunidad; o bien grupos en pro de una mayor participación democrática en la formulación de decisiones en los lugares de trabajo.
Es conveniente no idealizar las potencialidades de la incorporación de mecanismos de democracia participativa, no solo por la necesidad de contar con una relación de fuerza favorable a esta ampliación de actores intervinientes en la toma de decisiones, sino también por ciertas complicaciones que pueden surgir en su implementación para poder identificar con precisión los temas que se están debatiendo, evitando que el planteo sesgado por los medios de comunicación o por determinados grupos de interés puedan alterar la correcta formulación de las opciones frente a las cuales los participantes deben enfrentarse.
Por otra parte, es necesario considerar que las posibilidades de participación concreta en la adopción de medidas por las transformaciones que en la misma sociedad se han venido produciendo en los últimos dos siglos.
Bobbio plantea que la democratización, con su creciente demanda de participación requiere organización, la cual se tiende a generar en el crecimiento y fortalecimiento de la burocracia, situación que puede derivar en un progresivo proceso de oligarquización. En la medida en que la sociedad se burocratiza, aparecen espacios en los cuales la lógica democrática no puede prevalecer, consolidándose una administración jerárquica y avalorativa.
Por otra parte, la complejización de los problemas que enfrenta la sociedad, producto de la aplicación de nuevas tecnológicas, la incorporación de descubrimientos científicos y la puesta en práctica de ideas innovadoras en los planos económicos y financieros generan la necesidad de contar con expertos. Se da el fenómeno de la tecnocracia o gobierno de los técnicos, los cuales debaten con pares, manteniéndose alejados del control de los votantes, en virtud de su mayor capacidad para resolver algunos de esos temas puntuales antes mencionados.
5. DEMOCRACIA EN AMERICA LATINA.
En América Latina se ha producido un vasto proceso de democratización en los últimos veinte años.
Lo que inicialmente se produjo fue una liberalización de ciertos derechos civiles que favorecían el debate y mejoraban los niveles de información y la posibilidad de instaurar una competencia electoral entre múltiples opciones, sin proscripciones para elegir o ser elegidos.
En la democracia delegativa, otras instituciones (como el Congreso o el Poder Judicial) son vistas con incomodidades que pueden obstaculizar la tarea de un presidente democráticamente electo.
Estos gobiernos no ven a las decisiones como una construcción que debe ser generada por las distintas instituciones democráticas, sino que adoptan una posición “cesarista”, que implica una posición con predominio de la figura presidencial para resolver los dilemas que la sociedad enfrenta.
El presidente es la encarnación de la nación, el principal intérprete y defensor del interés nacional, el cual es definido de acuerdo con su plan de gobierno y su interpretación sobre la crisis que debe ser superada.
Encontramos en muchos países latinoamericanos lo que O´Donnell denomina ciudadanía de baja intensidad. Esta situación se relaciona con el hecho de que estas sociedades existe una importante brecha entre los derechos formalmente reconocidos a la población y aquellos efectivizados, como consecuencia de factores sociales y económicos que implican distintos grados de desarrollo.
Hay algunos individuos que no pueden acceder a los derechos que están consagrados por ley simplemente porque no lo conocen.
Esta democracia con ciudadanía de baja intensidad tendría que ver en primer lugar con la imposibilidad del Estado de hacer primar la ley sobre la totalidad del territorio bajo su dominio.
La carencia de ciertas condiciones mínimas de vida lleva a que los derechos civiles y políticos sean difícilmente asegurados.
Todo esto pone en duda la noción de democracia.
Reglas y procedimientos se aplican solo para un sector de la sociedad, existiendo otro que se guía por otras reglas y procedimientos que, o no son democráticos o lo son solo parcialmente. Se produce la paradoja por la cual existe una democracia representativa, que ni siquiera puede representar a todos los sectores.
6. CONCLUSIONES.
Las dificultades para la concreción de una democracia mas participativa no pueden adjudicarse únicamente a la perversidad de los políticos, sino que en muchos casos son producto de las transformaciones que ha sufrido la sociedad con el paso del tiempo y con las demandas crecientes generadas por el mismo proceso de expansión democrático.
LOS CAMINOS NO SIEMPRE CONVERGENTES ENTRE LIBERALISMO Y DEMOCRACIA.
(RAFAEL BRIANO Y LUCIANO TANO)
LOS ORIGENES DEL LIBERALISMO.
La sociedad no existe, sólo los individuos.
Margaret Tatcher.
John Locke considerado el padre del liberalismo, se destaco por su defensa de la soberanía popular y el derecho a la rebelión frente a un gobierno despótico.
Partiendo de su concepción del estado de naturaleza, el poder político está relacionado con el establecimiento de las condiciones para la conservación de la propiedad privada, considerada el pilar más importante de la sociedad y la base natural del orden jurídico.
De esta manera, el Estado es una estructura artificial que tiene como objetivo principal servir a los ciudadanos y garantizar institucionalmente su vida, su libertad y sus propiedades. Al considerar al Estado como producto de la unión política consensuada entre hombres libres e iguales.
Poco después de la aparición del liberalismo político, Adam Smith estableció las bases del liberalismo económico, según el cual el mercado fluye por medio del acuerdo individual entre productores y consumidores. Según esta concepción, las relaciones sociales, como las de producción entre capital y trabajo, debían ser libres y basadas en un mutuo acuerdo, resultado de la búsqueda del interés individual. En concordancia con algunos planteos del liberalismo político, para el liberalismo económico, el Estado debía limitarse a garantizar el orden jurídico y los derechos individuales, asegurar la defensa del país y encargarse de la conservación de las estructuras básicas de transporte y comunicaciones. Las coincidencias entre liberalismo económico y liberalismo político fueron considerables, ya que ambos ponían el acento en la conservación de la propiedad privada y supieron expresar las ambiciones e ideas de la burguesía.
El liberalismo clásico pretendió negar la oposición entre igualdad y libertad, afirmando que la única igualdad que debía asegurarse era la igualdad de oportunidades. Si se aseguraba correctamente esta condición, se consideraban aceptables las otras desigualdades resultantes. Pero, esta supuesta igualdad de oportunidades no lleva por si misma a una igualdad real entre ciudadanos, y la desigualdad económica produce polarización y marginalidad social que limita considerablemente el derecho a la libertad.
El liberalismo puede definirse como una doctrina política que defiende las libertades y la iniciativa individual, y limita la intervención del Estado y de los poderes públicos en la vida social, económica y cultural.
Características distintivas del liberalismo clásico:
La separación entre lo político y lo económico es otra creación liberal y constituye la base sobre la cual se construye el mito de la igualdad política (entendida como ciudadanía). Se pretende negar la existencia de relaciones de poder, de orden político institucional que crean el marco normativo y cultural dentro del cual opera el mercado.
Se definían jerarquizaciones y exclusiones entre: propietarios – no propietarios, blancos – no blancos, hombres – mujeres, pueblos civilizados – pueblos no civilizados. Obviamente, en este liberalismo, igualdad, libertad, ciudadanía y derechos humanos estaban asociados al primer componente de estas dicotomías.
¿QUE ES LA DEMOCRACIA?
La democracia ha surgido
de la idea que si los hombres son iguales en
cualquier respecto, lo son en todos.
Aristóteles.
Como primera aproximación, podemos definir la democracia como una doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno, donde el poder estatal tiene como ultimo fundamento el consentimiento libremente expresado de todos los ciudadanos.
En otro representante del contractualismo podemos encontrar antecedentes de la democracia moderna. Rousseau fue un gran defensor de la idea del gobierno del pueblo. Creía que los ciudadanos debían participar activamente en política y rechazaba la instauración de un sistema representativo porque consideraba que, al permitir solo la expresión de voluntades parciales, tergiversaba la Voluntad General. Según él, la participación democrática exigía que ningún ciudadano fuera suficientemente rico como para comprar a otro y ninguno tan pobre como para verse forzado a venderse. Era necesario que los ciudadanos no estuvieran forzados por ningún tipo de dependencia entre hombres. Para esto abogaba por una sociedad de pequeños propietarios rurales o artesanos. Mediante la concreción de un verdadero contrato social, igualdad y libertad serian totalmente compatibles, ya que una no podría sobrevivir sin la otra.
Para José Nun, es posible reconocer dos grandes interpretaciones de la participación de los ciudadanos en el espacio público. Una es la democracia entendida como expresión efectiva de la ciudadanía, es decir como gobierno del pueblo; la otra, por el contrario, concibe principalmente la participación popular como soporte del gobierno de los políticos.
La llamada democracia representativa constituye un ejemplo del gobierno de los políticos. Lo que denominamos democracia representativa nació del rechazo de la democracia. Mientras que esta era identificada con el gobierno de los muchos sobre los pocos, la republica era considerada el gobierno de todos.
Puede sostenerse que el régimen representativo ha sido instituido con el objetivo explicito de que la voluntad popular no hiciera, ni directa ni indirectamente la ley.
Manin considera que la democracia representativa no es un régimen en el que la colectividad se autogobierna, sino un sistema en el que todo lo que corresponde al gobierno está sometido al tribunal colectivo (al pueblo a sus representantes). De esta manera el principal mecanismo de control que los representados ejercen sobre sus representantes es retrospectivo ya que la sanción se expresa en las urnas, bajo la forma de castigo al representante o a su partido.
Manin enumera cuatro principios instituidos en los orígenes de los gobiernos representativos.
Joseph Schumpeter consideraba que el malestar y la desconfianza en la democracia se debía a que se esperaba de ella algo que no podía dar y, por eso, era necesario analizar la democracia realmente existente y no como debería se. Así llegaba a la conclusión de que la democracia significa tan solo que el pueblo tiene la oportunidad de aceptar o rechazar a los hombres que han de gobernarlos, el método democrático no es mas que un sistema institucional para llegar a las decisiones políticas, en el que los individuos adquieren el poder de decidir por medio de una lucha competitiva por el voto del pueblo. Sostenía, también, que en una democracia, primero el electorado elegía a sus representantes y, luego, estos eran los que se encargaban de resolver las controversias políticas e implementaban decisiones.
Para este autor, en toda comunidad, las diferencias de valores y de opiniones eran tan grandes que resultaba imposible que una voluntad general (en los términos planteados por Rousseau) se formara y pudiera servir de base de acuerdo en torno a un supuesto bien común claramente determinado y discernible por todos. Para esta teoría, era ingenuo no darse cuenta que los pretendidos deseos de los electores eran fabricados por la propaganda, de manera que la voluntad del pueblo era el producto y no la fuerza propulsora del proceso político.
Schumpeter consideraba que este modelo solo podía funcionar en “los países de gran industria de tipo moderno”, su teoría fue pensada para las sociedades desarrolladas. Con relación a esto, fijaba cuatro condiciones para el éxito del método democrático.
Así, para él la democracia era poco más que un procedimiento que solo podía existir si la ciudadanía contaba con los recursos materiales, intelectuales y morales adecuados.
Macpherson definió la concepción democrática de Schumpeter como un modelo elitista pluralista de equilibrio. Pluralista debido a que partía del supuesto que la sociedad, a la que debía adaptarse un sistema político democrático moderno, era una sociedad plural. Elitista en el sentido que asignaba el papel principal en el proceso político a grupos dirigentes cerrados. Equilibrio porque presentaba el proceso democrático como un sistema que mantenía el equilibrio entre la oferta y la demanda de mercaderías políticas. Pero se trataba de un equilibrio de la desigualdad, debido a que la soberanía del consumidor era, en gran medida, ilusoria al poseer las elites capacidad para decidir cuáles eran las cuestiones que ni siquiera iban a someter a la opinión de los votantes.
Para la concepción pluralista el poder se encontraba disperso en la sociedad y existían múltiples puntos de acceso a la cosa pública y a los procesos de decisión. En consecuencia, se oponían tenazmente a la pretensión de homogeneidad al interior del cuerpo político y, por ende, sostenían que un sistema democrático debía asegurar el respeto a la pluralidad existente.
Robert Dahl, uno de los teóricos más reconocido de esta corriente, reservaba el termino democracia para definir un sistema político ideal (tal vez irrealizable) donde existiera perfecta o casi perfecta igualdad de poder, y hablaba de poliarquía (entendida como el gobierno de muchos pero no de todos) para referirse a regímenes políticos concretos.
Seymour Lipset llego a la conclusión de que existía una relación directa entre desarrollo económico y democracia. Según él, el desarrollo económico generaba un aumento de las expectativas y demandas de las masas al mismo tiempo que acrecentaba las posibilidades de las elites para satisfacerlas.
Es imposible llegar a una concepción univoca de democracia. A partir de la gran heterogeneidad de definiciones, Steven Levitsky y David Collier, después de inventariar más de cien acepciones, las dividieron en dos grandes grupos:
En el primero de estos grupos de definiciones prevalece el aspecto liberal de la democracia. Son definiciones mínimas, donde se pretende describir lo que son en realidad las democracias contemporáneas. Allí, la democracia e entendida en tanto forma política, es decir, como técnica para limitar el poder del Estado y estipular las formas y procedimientos de acceso al mismo.
Estas definiciones apuntan sobre todo a defender los valores de la libertad. Las concepciones de democracia procedimental propuesta por Schumpeter y Dahl pueden se consideradas exponentes de este tipo de definiciones.
El segundo conjunto de definiciones está centrado en lo que debería ser la democracia y apuntan sobre todo a defender los valores de la igualdad.
LA RELACION ENTRE LIBERALISMO Y DEMOCRACIA EN EL SIGLO XIX.
La miseria y el proletariado son las ulceras que supuran en los organismos de
los estados modernos. ¿Pueden curarse? Los médicos comunistas proponen la
completa destrucción y aniquilamiento de los organismos existentes… Una cosa
es cierta, si esos hombres ganasen el poder no seria una revolución política sino
social, una guerra contra toda la propiedad, una verdadera anarquía.
Barón de Von Haxthausen.
Durante la primera mitad del siglo XIX, muchos pensadores y gobernantes europeos estaban convencidos de que en las sociedades de su época, el desarrollo del capitalismo y el establecimiento de la democracia de sufragio universal eran objetivos incompatibles.
Aunque el pensador liberal John Stuart Mill se destaco por su fervorosa defensa del sufragio universal, estaba muy preocupado por el resultado que el proceso de democratización podía generar en las masas. Según él, la voluntad del pueblo significaba la voluntad de la porción más numerosa y más activa del mismo o de los que habían logrado hacerse pasar como mayoría. Por ello, cuando no se permitía el libre desarrollo de los individuos que formaban una comunidad, se corría el riesgo de que la sociedad se convirtiera en tiranía de si misma. Si esta tiranía de las mayorías no tenía frenos adecuados, ofrecía menos medios para poder escapar de su acción, pues penetraba mucho más a fondo en los detalles de la vida llegando hasta encadenar el alma.
En cada sociedad, el problema de establecer un régimen representativo y avanzar en la democratización real de la política tuvo desarrollos particulares y las situaciones resultantes fueron también diversas.
Para Kart Marx, el liberalismo se diferenciaba de la democracia por la restricción del derecho a sufragio y por organizar la sociedad civil a partir de la propiedad privada. Marx criticaba la contradicción entre democracia burguesa, que pretendía se la abanderada de la igualdad, los derechos de los ciudadanos y la libertad y, al mismo tiempo, daba lugar a relaciones de explotación y dominación dentro de esa sociedad. Según Marx, la esencia de toda democracia era plasmar el derecho de responder al pueblo. Sostenía que la verdadera realización de la democracia se alcanzaría mediante el socialismo y la sociedad comunista. Advertía que este socialismo solo podía existir en sociedades desarrolladas.
UNA VIRTUOSA COMBINACION DE DEMOCRACIA Y LIBERALISMO: LA ALQUIMIA KEYNESIANA.
Es posible, por métodos democráticos, y sin alterar los fundamentos de la
economía, llegar a la supresión del desempleo, aumentando la capacidad
adquisitiva de las masas mediante un incremento de la producción. Y todo ello
se logra aumentando la intervención del Estado en la economía y
manteniendo la propiedad privada.
John Maynard Keynes.
En los años 1930 – 40, en el contexto de una severísima crisis, nuevas ideas surgieron dentro del vasto campo del pensamiento liberal. Como consecuencia de esto, el concepto de libertad –identificada hasta el momento con la idea de ausencia de obstáculos para la acción individual- fue reemplazada por una nueva idea de libertad, de carácter positiva, consistente en la capacidad de hacer por parte del Estado. Al mismo tiempo, cobro fuerza un impulso para lograr cierta igualdad social o, por lo menos, atenuar las desigualdades más apremiantes. Esta nueva concepción se plasmo en la inmediata posguerra en lo que se denomino Estado de Bienestar.
Puede decirse que el Estado de Bienestar fue resultado de un grupo de manifestaciones, en primer lugar, del deseo de la sociedad de sobrevivir como una totalidad orgánica y, en segundo lugar, del deseo expreso de todas las personas en el sentido de contribuir a la supervivencia de algunas personas.
Los dos grandes pilares del Estado de Bienestar fueron el keynesianismo y el fordismo. Este último ponía el acento en la mecanización, la producción industrial en masa y el taylorismo, y el primero enfatiza el hecho de que los aumentos de productividad podían ser acompañados por mejoras sostenidas en los salarios. En virtud de tales mejoras, los intereses particulares de los trabajadores se convirtieron en intereses generales de la sociedad sin que esta dejara de ser capitalista. El pleno empleo, como sostén de la demanda efectiva, se convirtió en la preocupación principal de la política económica. Se produjo un círculo virtuoso de crecimiento económico y de prosperidad social, una verdadera época de oro.
Una de las principales consecuencias de esta transformación fue el surgimiento de la sociedad salarial. Una sociedad de pleno empleo, crecimiento homogéneo, donde el trabajo asalariado gozaba del status y la protección brindada por las empresas y el Estado. A partir de ese momento, las principales políticas fueron dirigidas al gasto social: educación, salud, jubilaciones y prestaciones por desempleo, etc. De esta manera, se lograba un nuevo tipo de seguridad social, ligada al trabajo y no solo a la propiedad.
DECADENCIA DEL ESTADO DE BIENESTAR Y NEOLIBERALISMO.
La historia de los veinte años que siguieron a 1973 es la historia de un mundo
que perdió su rumbo y se deslizo hacia la inestabilidad y la crisis. Sin
embargo, hasta la década de los ochenta no se vio con claridad hasta que
punto estaban minados los crecimientos de la edad de oro.
Eric Hobsbawm.
Durante esta época de oro, el Estado parecía ser la única alternativa posible para adecuar los niveles de la demanda a la oferta corriente y esa participación no seria fortuita sino sostenida a lo largo del tiempo. La intervención estatal se convirtió en pieza activa y clave del sistema capitalista. En los años setenta ese ciclo virtuoso comenzó a mostrar preocupantes síntomas en las economías centrales.
Las crisis del petróleo de 1973 y 1979 complicaron aun más el panorama. El número de desocupados aumento junto con la recesión y, anómalamente, también subieron los precios.
Entre los principales indicadores de esta crisis del Estado de Bienestar se encontraban:
El liberalismo económico (conocido ahora como neoliberalismo), gracias a la crisis, se encontraba en las condiciones propicias para retornar al escenario mayor. Los ataques al Estado benefactor provenían del ámbito económico y también desde el terreno ideológico. Los economistas neoliberales postulaban que el mercado (sin la intervención del Estado) era el mecanismo fundamental de asignación de recursos y, la competencia en el mismo, una muestra de la libertad individual que debía prevalecer en las sociedades. Proponían que solo la acción reguladora de la libre fuerza de la oferta y la demanda podía conducir a mayores niveles de desarrollo y de bienestar social.
En este nuevo contexto, la producción prescindía de los seres humanos a una velocidad superior a la que la economía de mercado creaba nuevos puestos de trabajo.
Para afrontar una disputa a nivel global, las empresas, con la mira puesta en la competitividad y libres de la tutela estatal, consideraban el salario como un costo reducible.
En las economías centrales, la reaparición de los pobres sin hogar fue una de las consecuencias del gran incremento de las desigualdades sociales y económicas.
A fines de los años 80, con la caída del socialismo real y el fin de la Guerra Fría, la propuesta neoliberal se revitalizo y logro presentarse como la única opción capaz de atenuar los estragos de la crisis y reactivar el funcionamiento del capitalismo a nivel mundial. Por entonces se proclamo a los cuatro vientos que había llegado el momento indicado para que el Estado de Bienestar cediera su lugar al Estado neoliberal.
Luego de tres décadas de implementación de este tipo de políticas neoliberales, se puede percibir que las consecuencias sociales, políticas y económicas de este cambio fueron nefastas y paradójicas.
LAS CARENCIAS DE LA DEMOCRACIA LATINOAMERICANA.
La democracia ha estado, pues abandonada a sus instintos salvajes,
ha crecido como esos niños privados de los cuidados paternales,
que se crían por si mismos en las calles de las ciudades
y que no conocen de la sociedad más que sus vicios y miserias.
Alexis de Tocqueville.
Con bastante más de un tercio de su población por debajo de la línea de pobreza y con casi una cuarta de sus habitantes sin educación, América Latina posee el triste privilegio de ser la zona más desigual de la tierra.
Latinoamérica aun padece considerables cuotas de autoritarismo y no han podido lograr una verdadera democratización, lo que ha implicado la persistencia de una ciudadanía de baja intensidad, basada en la exclusión, el racismo y la pobreza, en el marco de la agudización de los problemas económicos-sociales.
El descreimiento acerca de la utilidad de la democracia es mayor entre aquellos que pertenecen a la primera generación de latinoamericanos que han alcanzado la mayoría de edad durante el periodo democrático.
Los regímenes democráticos latinoamericanos son herederos de la visión del gobierno representativo consagrada por la Constitución de los EE.UU., la cual busco que la economía quedara a salvo de los cambios económicos.
Los objetivos básicos de la democracia en América Latina deberían ser: reconstruir el tejido social –lo que implicaría necesariamente redistribuir mas equitativamente la riqueza-, garantizar la vigencia plena de los derechos cívicos, afianzar la participación ciudadana, consolidar las instituciones y transformar los partidos políticos en medios efectivos de canalización de demandas, entre otras urgentes tareas. Pero, la realidad dista mucho de la teoría.
En virtud de esto, los problemas a los que se enfrentan estos países solo se pueden solucionar teniendo en cuenta los logros alcanzados, priorizando las anheladas reformas económicas, sociales y políticas que hagan de la democracia una realidad para todos los ciudadanos. Para ello es imprescindible que los ciudadanos perciban que sus derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales están siendo protegidos, y que sus necesidades básicas (alimentación, vivienda, salud, educación, etc.) son prioritarias para sus gobernantes.
El futuro cercano de las democracias depende de la capacidad ciudadana de comportarse como actores de un nuevo tipo de sociedad, que tenga como objetivos principales la implementación de políticas económicas que reduzcan la desigualdad mediante un debate político reanimado y movimientos sociales que posibiliten la renovación del análisis social y político.
Los latinoamericanos tienen motivos suficientes para desear que sus votos se traduzcan en mejoras en su vida cotidiana y no en un mero acto esporádico sin importancia. Pero, para ello, hace falta, en primer lugar, liderazgo político. Y generar ese liderazgo es tarea conjunta de los partidos y los sistemas de políticos, que deben reformularse, si se pretende que desempeñen adecuadamente su función de canalización de demandas. En este sentido, es necesario contar con instituciones públicas fuertes, capaces de ser sometidas a examen y no ser corroídas por la corrupción y, además, contar como los recursos necesarios para garantizar el acceso a la salud, la educación y demás servicios sociales básicos. Al poner en práctica estos cambios no hay que olvidar que las reformas neoliberales implementadas en varios países en la década del 90, en teoría, estaban orientadas a solucionar varios aspectos, y agudizaron casi todos los problemas de la región.
La idea de fuerza es edificar una nueva legitimidad estatal capaz de promover y garantizar una ciudadanía plena (sin exclusión ni ciudadanos de baja intensidad), fomentando la diversidad y flexibilidad de las alternativas de política económica y teniendo en cuenta el impacto que la globalización genera en estos contextos periféricos. En relación con esto, es imprescindible salvar las diferentes políticas, comerciales, culturales e ideológicas existentes, en aras de lograr una verdadera integración latinoamericana, orientada a insertarnos, de manera más decidida y compacta, en esta aldea global dominada por bloques económicos.
CONCLUSIONES.
Desde mediados del siglo XIX, con la ampliación de la participación política, se instalo con fuerza en occidente el debate en torno al problema de las condiciones para la democracia.
La combinación liberalismo-democracia puede concebirse como una relación no exenta de tensiones entre libertad e igualdad. Mientras que el liberalismo reivindica la libertad, la democracia prioriza la igualdad. A la democracia le preocupa más la cohesión social; por el contrario, el liberalismo valora primordialmente la distinción y el respeto al individuo, girando en torno a este, mientras que la democracia lo hace en torno a la sociedad. Esta relación entre democracia y liberalismo político alcanzo una combinación exitosa en los países centrales durante la llamada época de oro.
Pero, por el otro lado, el ejemplo más descarnado de cómo el liberalismo económico y la democracia no siempre son compatibles lo encontramos en la trágica historia de muchos países latinoamericanos donde gobiernos autoritarios (en su mayoría, militares), en pos de implementar políticas civiles y políticas, al costo de eliminar a miles de sus conciudadanos.
La relación entre liberalismo y democracia hay que analizarla también en otro plano. El liberalismo es, ante todo, una técnica de limitación del poder estatal; mientras que la democracia se preocupa por la inserción del poder popular en el Estado. La concepción liberal de la democracia se limita a garantizar la libre elección de los gobernantes, sin preocuparse por el contenido de la acción social. Consiguientemente, presta mayor atención a la libertad de las elecciones, preparadas y garantizadas por la libertad de expresión y asociación, completadas por reglas de funcionamiento de instituciones que impidan la malversación de la voluntad popular, la corrupción de los elegidos y los gobernantes.
La democracia liberal o el liberalismo democrático, a pesar de sus estructurales limitaciones para lograr, al mismo tiempo, la igualdad social y la libertad, han implicado, a lo largo del tiempo, avances y frustraciones.
EL ENFOQUE TEORICO DE PIERRE BOURDIEU.
EL MUNDO SOCIAL Y LAS CLASES SOCIALES EN EL SIGLO XXI
(DANIEL RIESGO)
Existe en los escritos de Bourdieu una enorme diversidad temática con una unidad profunda dada por dos tipos de interrogantes principales:
Para Bourdieu la influencia del marxismo fue fundamental en la construcción de su perspectiva teórica, pero también tuvo influencias de otras corrientes teóricas dedicadas a estudiar los sistemas simbólicos y su influencia en la construcción de identidades sociales. Los procesos sociales no tienen un solo origen sino que lo social solo puede ser explicado a partir de un análisis que vincule tanto elementos económicos como culturales.
Desde el marxismo toma la idea y entiende que la sociedad esta estructurada en clases sociales y que la relación entre estas es una relación de lucha.
El origen de los procesos sociales hay que encontrarlo no solo en el mundo económico sino también en el cultural.
Entonces Bourdieu construye un enfoque teórico conciliando dos corrientes de pensamientos: la estructuralista y la constructivista. En cuanto a la estructuralista toma la idea de que en la sociedad existen estructuras objetivas que son necesarias e independientes de la voluntad y conciencia de los individuos.
Del constructivismo toma la idea de que la percepción, el pensamiento y la acción de los individuos no tienen un origen “objetivo”, es producto de la sociedad en un contexto histórico determinado.
Entendemos como sujeto social a una persona que piensa, percibe y actúa de determinada manera, y que esas formas son producto del contexto social donde viven en una época determinada.
Bourdieu construye dos conceptos importantes para entender la social, el concepto de “campo” (lo objetivo) y el de “habitus” (lo subjetivo).
Toda investigación social, para el autor, debe atravesar a pasa por estos dos momentos, a saber, el de la constitución del campo (momento objetivista) donde se analizan las posiciones relativas que ocupan las clases sociales o grupos, y las relaciones objetivas entre ambas, y el de la conformación de nuestro habitus, nuestra subjetividad (momento subjetivista).
Cuando hablamos de “habitus” estamos hablando de lo que podríamos llamar nuestro punto de vista, lo que nos constituye como sujetos sociales.
El análisis de la vinculación entre el campo y el habitus posibilita la explicación de los fenómenos sociales, y las practicas que realizan los distintos agentes y constituye el objeto de estudio de la sociología.
Las posiciones que ocupan los grupos, dentro de la sociedad, son producto de luchas históricas y poco a poco se convierten y constituyen como habitus de los agentes sociales.
EL CONCEPTO DE “CAMPO” Y “HABITUS”.
Cuando Bourdieu habla de “campo” está diciendo que el investigador debe analizar las “distintas posiciones relativas y las relaciones objetivas entre estas posiciones”. Los campos son espacios estructurados de posiciones que son ocupados por los distintos agentes y grupos entre quienes siempre se lleva a cabo una lucha. En el campo vemos lo objetivo, es decir, existen grupos que ocupan posiciones antagónicas y se establecen entre ellos relaciones de dominación y por ende de subordinación.
Lo que determina la posición de cada clase es la distribución inequitativa de ciertos bienes, es decir, capital, que otorgan poder a quien lo posee.
Los campos pueden ser económico, cultural, social o simbólico. En cada campo existen subcampos.
Para explicar el funcionamiento de los grupos en cada campo se agregan los conceptos de capital, interés y estrategia. El interés y la estrategia van a estar vinculados de acuerdo con la posición que ocupan los agentes o grupos sociales en cada campo y a los categorizaciones y percepciones que tiene su habitus.
Cada grupo o agente social ocupa un lugar dentro de estos campos y subcampos y su posición va a estar definida por el capital que está en juego dentro de cada campo.
Bourdieu menciona que el capital no solo es patrimonio o dinero, el capital puede ser económico, cultural, social o simbólico.
Los campos entonces son campos de fuerzas, en los que se desarrollan los conflictos específicos entre los agentes involucrados.
Dentro de este enfoque teórico es muy importante el concepto de “capital simbólico”. El capital simbólico es una propiedad cualquiera.
El capital simbólico no tiene una existencia real, sino un valor efectivo que se basa en el reconocimiento por parte de los demás en un poder que emana de ese valor. Para que es reconocimiento se produzca tiene que haber un consenso social o grupal sobre el valor.
El concepto habitus, es su interiorización de la posición de cada grupo y de lo que sucede en el campo.
La posición ocupada en el “campo” por un grupo o una clase social es el factor principal de los esquemas de percepción y categorizaciones que constituyen el “habitus” de dicho grupo social.
El habitus es el principio generador de las prácticas sociales, destraba el problema del sujeto individual al constituirse en el lugar de “incorporación” de lo social en el sujeto.
Bourdieu habla de posibilidades, es decir, quienes comparten una misma posición de clase, una misma ubicación en el campo, tienen altas posibilidades de compartir un conjunto de disposiciones e intereses, una subjetividad en común, por lo tanto una visión del mundo similar a través de la cual le otorgan sentido a sus practicas.
El habitus es un cuerpo socializado, que se ha incorporado a las estructuras inmanentes de un grupo particular, de un campo, y que estructura la percepción y la acción de este mundo.
Bourdieu está en contra de las teorías que explican la acción humana solo a partir de intereses, para él eso es una aplicación abusiva de las reglas de un campo determinado, el “económico”.
El habitus es como un juego, en el que los jugadores, una vez que han interiorizado sus reglas, actúan conforme a ellas sin reflexionar sobre las mismas no cuestionarlas. Se ponen al servicio del propio juego en si. Esta interiorización y automatismo de las reglas de juego, que son las que determinan la capacidad de acción de los jugadores, se corresponden con ese “cuerpo socializado”, con el habitus generado en los diversos campos sociales.
LAS CLASES SOCIALES EN UN ESPACIO SOCIAL MULTIDIMENSIONAL.
En Bourdieu se puede ver la influencia del marxismo al entender que las clases sociales ocupan un espacio en el mundo social, una posición determinada y no otra, y que en estas posiciones se establecen relaciones de lucha entre si.
Acepta claramente que el campo económico tiene una importancia mayor, ya que es dominante y tiende a imponer su estructura sobre los otros.
Para Bourdieu las clases surgen como producto de recortes que el investigador hace sobre el espacio social, solo podemos hablar de clases en términos teóricos, “clases en el papel” porque en la realidad no existen como tales. Para este autor las clases se definen con un conjunto de agentes que ocupan posiciones semejantes y que, situados en condiciones semejantes, y sometidos a condiciones semejantes, tienen todas las posibilidades de tener disposiciones e intereses semejantes y de producir por lo tanto, practicas semejantes y tomas de posiciones semejantes (habitus de clase).
Por lo tanto las clases no se definen por la posesión o no de los medios de producción, sino por la posición relativa en el espacio social que le confiere mayor o menor poder en la definición de las percepciones acerca del mundo.
En la lucha por la imposición de la visión legitima del mundo social, los agentes poseen un poder proporcional a su capital simbólico, es decir, al reconocimiento que reciben de un grupo.
Quienes ocupan las posiciones dominadas en el espacio social también están situados en posiciones dominadas en el campo de la producción simbólica.
Las clases existen en la medida en que mandatarios dotados de sentido puedan estar y sentirse autorizados a hablar en su nombre y hacerla existir como un fuerza real dentro del campo político, sino son “clases en el papel”.
En Marx las relaciones de propiedad constituyen el eje del sistema de clases, la dominación económica está unida a la dominación política. La clase dominante trata de estabilizar su posición imponiendo una ideología que legitime la dominación económica. En Bourdieu no se encuentra tal jerarquización, la disputa por imponer una percepción del mundo no discrimina esferas: las incluye a todas por igual, sea económica, cultural o simbólica.
La capacidad de imponer una ideología (asociable, aunque no igual, al concepto “una percepción del mundo”) es la resultante no tan solo de poseer un único tipo de bienes (los medios de producción) sino de un capital total (la suma de capital simbólico, cultural, social y económico).
Bourdieu no plantea una superación de Marx, sino un complementación, un aporte importante acerca de cómo podemos leer hoy el “juego” de los grupos o clases sociales y su incidencia en los procesos sociales y políticos, ya que cuando hablamos de clases sociales estamos hablando de la esencia de la vida de cualquier régimen, y de la columna vertebral de los procesos políticos, que obviamente incluyen y contienen los procesos económicos y sociales.
LA HERRAMIENTA FOUCAULT:
UNA INTRODUCCION A SU VISION DEL PODER.
(EDGARDO VANNUCCHI)
1. CONSIDERACIONES PREVIAS.
Suele caracterizarse el pensamiento y la producción intelectual de Michel Foucault como una caja de herramientas. El mismo solía afirmar lo mío son instrumentos.
Sus textos son herramientas para comprender e investigar la construcción de la subjetividad y su articulación con la construcción de relaciones sociales.
Para Foucault es preciso llegar a un análisis que pueda dar cuenta de la constitución del sujeto en la trama histórica.
El ser humano no deviene naturalmente en sujeto, es un producto histórico, es decir, es el resultado de la acción del hombre, de sus prácticas, de sus discursos, de las relaciones de fuerza.
Foucault considera sus investigaciones en distintos momentos-problemas enmarcados en tres instancias metodológicas:
Su etapa arqueológica: vinculada a la problemática del saber (como se organiza el saber).
Su etapa genealógica, en donde la pregunta por el poder emerge como central (como es su ejercicio, su funcionamiento, cuáles son sus mecanismos).
Y la tercera y última etapa correspondiente a las Tecnologías del yo, denominada por el propio Foucault como periodo de la Gobernabilidad (donde predomina la pregunta por el sujeto y su constitución moral).
2. SU VISION DEL PODER.
2.1. La crítica como punto de partida.
Según Gilles Deleuze los postulados que rechaza, y los que a continuación sugiere como alternativa Foucault, son los siguientes:
“Foucault no desconoce las condiciones económicas, las relaciones de producción o el poder del Estado. Solo se propone impugnar que ellas actúen sobre un sujeto preconstituido cuyo objetivo consistirá, tras correr el velo de la ideología, en recuperarse de la alineación a la que se encuentra sometido”.
2.2. El carácter “positivo” del poder.
Recurrir a una noción positiva del poder implica caracterizarlo no solo como instancia represiva, sino fundamentalmente como productividad.
Analizarlo en términos de aquellos que construye mas en términos de aquello que niega.
Para una definición del poder como pura negatividad, la norma establece lo permitido y lo prohibido, y, de ese modo, excluye. En cambio, el poder positivo tiene una función de inclusión y regularización.
2.3. El poder como relación de fuerza.
Foucault sostiene que el poder existe únicamente cuando es puesto en acción, es ante todo una relación de fuerza y pone en juego relaciones entre individuos o entre grupos. Su ejercicio no es simplemente una relación entre distintas partes individuales o colectivas: es una forma en la que ciertas acciones modifican a otras.
El poder no debe pensarse como una cosa, como una propiedad, sino como una relación de fuerzas que se ejerce. Este ejercicio no puede ser pensado de modo lineal, ni piramidal, sino como una red en la cual todos son participes.
El poder no puede ser pensado solo represiva o coercitivamente, sino de modo también activo y constructivo, en el sentido que insinúa, tienta, alienta a través de ideales, convicciones, deseos.
2.4. Una nueva mecánica del poder: Las disciplinas, los cuerpos y la microfísica del poder.
Foucault afirma: “Mi hipótesis es que el individuo no es lo dado sobre el que se ejerce y se aferra el poder. El individuo, con sus características, su identidad, es el producto de una relación de poder que se ejerce sobre los cuerpos, las multiplicidades, los movimientos, los deseos, las fuerzas.
Desde esta perspectiva la propuesta foucaultiana debe pensarse a partir de su interés por el análisis de los mecanismos de ejercicio del poder, como y de que manera se ejerce el poder a través del cuerpo social.
El poder, su ejercicio, hay que detectarlo en las instituciones, esos espacios sociales de disciplinamiento que tienen por finalidad fijar a los individuos a un aparato de normalización de los cuerpos.
La exclusión es un efecto, dice Foucault: la preocupación primaria, el objetivo fundamental de estas instituciones no es la exclusión, sino, por el contrario, la fijación de los individuos a un aparato de normalización. Mediante la instrumentación de una serie de dispositivos específicos se busca regular, controlas, corregir los hábitos, los gestos, los comportamientos.
Foucault está dando cuenta del desarrollo de la sociedad capitalista.
La operación a partir de la cual se logra fijar a los hombres al aparato productivo se instrumenta mediante la aplicación de las disciplinas.
Cuerpos dóciles y útiles, sometidos y productivos. En ese vinculo, en ese par dialéctico reside el objeto de las disciplinas. A través de ellas el poder es dirigido “positivamente” al cuerpo y sus fuerzas para entrenarlo, educarlo, formarlo, disociando el poder del mismo: haciendo de él una aptitud, una capacidad, y al mismo tiempo, convirtiéndolo en objeto de sujeción.
Foucault sostiene que en las instituciones reina una verdadera micropenalidad del tiempo, de la actividad, de la manera de ser, de la palabra del cuerpo, de la sexualidad.
Las disciplinas giran alrededor de los detalles mínimos de las vidas de aquellos que están sujetos a estas. El poder se manifiesta en tablas de horarios, regulaciones, reglamentos, disciplinamiento del cuerpo.
Para Foucault las disciplinas no se constituyen de arriba hacia abajo, sino de forma exactamente inversa. Se forman por una microfísica del poder, una trama de poder microscópico, capilar, capaz de fijar a los hombres al aparato de producción, haciendo de ellos agentes productivos, trabajadores.
3. CONSIDERACIONES FINALES.
“Lo que obsesionó a Foucault fue, ante todo, desentrañar los mecanismos por los cuales los cuerpos humanos se vuelven dóciles”
Pistas, indicios, conceptos, claves que permitan penetrar en la lógica de la dominación, cuestionar evidencias, desnaturalizar las prácticas y discursos asumidos como verdades.
“Nada cambiara en la sociedad si no se transforman los mecanismos de poder que funcionan fuera de los aparatos de estado, por debajo de ellos, a su lado, de una manera mucho más minuciosa, cotidiana”.
SELECCIÓN DE TEXTOS DE FOUCAULT, TOURAINE Y BOURDIEU.
LA VERDAD Y LAS FORMAS JURIDICAS.
(MICHEL FOUCAULT)
El panoptismo es uno de los rasgos característicos de nuestra sociedad, es un método de formación y transformación de los individuos en función de ciertas normas. Los tres aspectos del panoptismo, vigilancia, control y corrección constituyen una dimensión fundamental y característica de las relaciones de poder que existen en nuestra sociedad.
Se forma una cierta teoría del derecho penal, de la penalidad y el castigo.
Esta teoría del castigo subordina el hecho y la posibilidad de castigar, a la existencia de una ley explicita, una infracción a esta ley y finalmente a un castigo que tendría por función reparar o prevenir, en la medida de lo posible, el daño causado a la sociedad por la infracción. Esta teoría legalista, es absolutamente opuesto del panoptismo. En este la vigilancia tiende cada vez más a individualizar al autor del acto. El panoptismo se opone a la teoría legalista que se había formado en los años precedentes.
El fenómeno que aparece en el siglo XIX significa una novedad en relación con sus orígenes. En el sistema ingles del siglo XVIII el control se ejerce por el grupo sobre un individuo o individuos que pertenecen a este grupo.
En nuestra época todas esas instituciones (fábricas, escuela, hospital psiquiátrico, hospital, prisión) no tienen por finalidad excluir sino por el contrario fijar a los individuos.
Si bien los efectos de estas instituciones son la exclusión del individuo, su finalidad primera es fijarlos a un aparato de normalización de los hombres. La fabrica, la escuela, la prisión o los hospitales tienen por objetivo ligar al individuo al proceso de producción, formación o corrección de los productores que habrá de garantizar la producción y a sus ejecutores en función de una determinada norma.
Las instituciones (pedagógicas, médicas, penales e industriales) tienen la curiosa propiedad de contemplar el control, la responsabilidad, sobre la totalidad o la casi totalidad del tiempo de los individuos: son, por lo tanto, unas instituciones que se encargan en cierta manera de toda la dimensión temporal de la vida de los individuos.
Con respecto a esto creo que es lícito oponer la sociedad moderna a la sociedad feudal. En la sociedad feudal y en muchas sociedades llamadas primitivas, el control de los individuos se realiza fundamentalmente a partir de la inserción local, por el hecho de que pertenecen a un determinado lugar. El poder feudal se ejerce sobre los hombres en la medida en que pertenecen a cierta tierra: la inscripción geográfica es un medio de ejercicio del poder. Por el contrario, la sociedad moderna que se forma a comienzos del siglo XIX es, en el fondo, indiferente o relativamente indiferente a la pertenencia espacial de los individuos, en el sentido de asignarles la pertenencia de una tierra. Es preciso que el tiempo de los hombres se ajuste al aparato de producción, que este pueda utilizar el tiempo de vida, el tiempo de existencia de los hombres. Este es el sentido y la función del control que se ejerce.
A lo largo del siglo XIX se dictan una serie de medidas con vistas a suprimir las fiestas y disminuir el tiempo de descanso. Los obreros no deben utilizar sus economías cuando les parezca. Surge entonces la necesidad de controlar las economías del obrero y de ahí la creación de las cajas de ahorro y las cooperativas de asistencia, etc., que permiten drenar las economías de los obreros y controlar la manera en que son utilizadas.
La primera función de estas instituciones de secuestro es la explotación de la totalidad del tiempo.
La segunda función de las instituciones de secuestro no consiste ya en controlar el tiempo de los individuos sino, simplemente, sus cuerpos.
En las instituciones no se trata solo de una apropiación o una explotación de la máxima cantidad de tiempo, sino también de controlar, formar, valorizar, según un determinado sistema, el cuerpo del individuo.
La primera función del secuestro era explotar el tiempo de tal modo que el tiempo de los hombres, el vital, se transformase en tiempo de trabajo. La segunda función consiste en hacer que el cuerpo de los hombres se convierta en fuerza de trabajo. La función de transformación del cuerpo en fuerza de trabajo responde a la función de transformación del tiempo en tiempo de trabajo.
La tercera función de estas instituciones de secuestro consiste en la creación de un nuevo y curioso tipo de poder. Un poder polimorfo, polivalente. En algunos casos hay por un lado un poder económico. Pero, por otro lado, en todas estas instituciones hay un poder que no es solo económico sino también político. En tercer lugar, este mismo poder, político y económico, es también judicial. En estas instituciones no solo se dan ordenes, se tomas decisiones y se garantizan funciones tales como la producción o el aprendizaje, también se tiene el derecho de castigar y recompensar, o de hacer comparecer ante instancias de enjuiciamiento. El micro-poder que funciona en el interior de estas instituciones es al mismo tiempo un poder judicial.
Por último hay una cuarta característica del poder. Un poder epistemológico, poder de extraer un saber de y sobre estos individuos ya sometidos a la observación y controlados por estos diferentes poderes. Esto se da de dos maneras. Saber técnico de la producción que permitirá un refuerzo del control.
Además de este hay un segundo saber que se forma de la observación y clasificación de los individuos, del registro, análisis y comparación de sus comportamientos.
En esta tercera función de las instituciones de secuestro a través de los juegos de poder y saber (poder múltiple y saber que interfiere y se ejerce simultáneamente en estas instituciones) tenemos la transformación de la fuerza del tiempo y la fuerza de trabajo y su integración en la producción. Todo esto es posible por el juego de una serie de instituciones que, esquemáticamente y globalmente, se definen como instituciones de secuestro.
En mi opinión, la prisión se impuso simplemente porque era la forma concentrada, ejemplar, simbólica, de todas estas instituciones de secuestro creadas en el siglo XIX. En el gran panoptismo social cuya función es precisamente la transformación de la vida de los hombres en fuerza productiva, la prisión cumple un papel mucho más simbólico y ejemplar que económico, penal o correctivo.
Para que los hombres sean efectivamente colocados en el trabajo y ligados a él es necesaria una operación o una serie de operaciones complejas por las que los hombres se encuentran realmente, no de una manera analítica sino sintética, vinculados al aparato de producción para el que trabajan. Para que la esencia del hombre pueda representarse como trabajo se necesita la operación o la síntesis operada por un poder político.
El sistema capitalista tal como se instauro en el siglo XIX, este régimen se vio obligado a elaborar un conjunto de técnicas políticas, técnicas de poder, por las que el cuerpo y el tiempo de los hombres se convierten en tiempo de trabajo y fuerza de trabajo y pueden ser efectivamente utilizados para transformarse en plus-ganancia. Pero para que haya plus-ganancia es preciso que haya sub-poder, es preciso que al nivel de la existencia del hombre se haya establecido una trama de poder político microscópico, capilar, capaz de fijar a los hombres al aparato de producción haciendo de ellos agentes productivos, trabajadores. No hay plus-ganancia sin sub-poder.
Este sub-poder, condición de plus-ganancia provocó al establecerse y entrar en funcionamiento el nacimiento de una serie de saberes que se multiplicaron en estas instituciones del sub-poder haciendo que surgieran las llamadas ciencias humanas y el hombre como objeto de la ciencia.
Para que existan las relaciones de producción que caracterizan a las sociedades capitalistas, es preciso que existan, además de ciertas determinaciones económicas, estas relaciones de poder y estas formas de funcionamiento de saber. Poder y saber están sólidamente enraizados, no se superponen a las relaciones de producción pero están mucho más arraigados en aquellos que las constituyen.
La indagación y el examen son precisamente formas de saber-poder que funcionan al nivel de la apropiación de bienes en la sociedad feudal, y al nivel de la producción y la constitución de la plus-ganancia capitalista.
¿QUE ES LA DEMOCRACIA?
(ALAIN TOURAINE).
LA APERTUR DEL ESPACIO PUBLICO.
La representación de los intereses populares.
El aporte de las ideas liberales como de las republicanas es una experiencia permanente del pensamiento político: no hay democracia sin limitación del poder del Estado y sin ciudadanía.
John Stuart Mill afirma la prioridad de las realidades políticas sobre las realidades sociales; defiende la unidad nacional y anhela incluso la creación de una alta función pública profesionalizada, independiente de los partidos y asalariada.
John Stuart Mill anuncia la política de la burguesía liberal que, en muchos casos se vio conducida a buscar alianzas con las categorías populares contra la oligarquía. Fue así como un ala izquierdista de los partidos radicales se convirtió en radical socialista y permitió la adopción precoz de leyes sociales.
Esa evolución de un análisis puramente político a un análisis social y económico transformo igualmente la idea de ciudadanía. El ciudadano y la nación se habían afirmado contra la monarquía. Francia es el país en el que esta transformación de la nación en pueblo y del pueblo en clase obrera se opero de manera más visible y sin rupturas.
Una política de clase solo es democratizante si está asociada al reconocimiento de los derechos fundamentales que limitan el poder del Estado y a la defensa de la ciudadanía.
La democracia se define una vez más por la interdependencia de tres principios: la limitación del poder, la representatividad y la ciudadanía y no por el predominio de uno solo de ellos.
Lo que se denomina movimiento obrero está compuesto por dos fuerzas que actúan en sentido contrario: de un lado, el socialismo revolucionario que procura tomar el poder para liberar a los obreros y los pueblos oprimidos, lo que las mas de las veces lo conduce a instaurar un régimen autoritario; del otro, el movimiento propiamente obrero, que se apoya sobre la defensa de los derechos de los trabajadores que aportan a la producción su calificación, su experiencia y su trabajo.
El movimiento de defensa de los derechos de los trabajadores aspira a crear lo que los ingleses llamaron democracia industrial.
La oposición principal es entre acción democrática y acción revolucionaria. La primera descansa sobre la idea de que los trabajadores tienen derechos y define a la justicia social como el reconocimiento de los mismos; asocia por lo tanto la idea de autonomía obrera a la de defensa política de los intereses de la mayoría, es decir de los trabajadores. El programa revolucionario, al contrario, asocia una definición negativa (por la privación, la exclusión y la explotación) de los intereses a defender y la primacía dada al derrocamiento del poder del Estado por las fuerzas populares y su vanguardia organizada.
Triunfa la democracia cuando el actor de clase es definido lo bastante positivamente para dirigir la acción política y para legitimar su acción en términos de derechos fundamentales y de construcción de una nueva ciudadanía.
El ejército revolucionario del pueblo, del tipo khmerrs rojos o Sendero Luminosos, es la forma más radical de ruptura entre la acción política y los actores sociales a quienes se niega toda existencia autónoma y a los que se reduce a no se mas que recursos utilizados por los dirigentes políticos militares.
La debilidad de la socialdemocracia se debe a que no se coloca con claridad ni en una orientación ni en la otra, a que combina la prioridad reconocida a la acción sindical con el papel central de la intervención del Estado y por lo tanto de su conquista.
Partidos y sindicatos.
Desde fines del siglo XIX hasta una fecha reciente, el papel central de los partidos se identifico con el reconocimiento de que las luchas sociales están en la base de la vida política. Los partidos permitieron también cierto control de los electores sobre los elegidos, limitando por cierto por la autoridad de los jefes partidarios.
El pluralismo de los centros de poder y de iniciativa jurídica da un poder indirecto no a los actores sociales sino a unas asociaciones y a sus dirigentes. La representación de los intereses de la mayoría provoco sobre todo la creación de asociaciones, sindicatos y partidos, pero también cooperativas, mutuales, etc., que permitieron la entrada de las “masas” en una vida política hasta entonces dominada por notables o príncipes. Partidos y sindicatos aparecen desde ese momento como elementos indispensables de la democracia. Cuanto más compleja es una sociedad, más numerosos son los grupos de interés y mas dispensable es que sus demandas sean admitidas por unos agentes que aseguren la conexión entre la sociedad civil y la sociedad política. Es casi imposible concebir una democracia sin partidos, que estuviera gobernada por mayorías de ideas constantemente cambiantes.
La democracia se corrompe y se desorienta tanto cuando el sistema político invade la sociedad civil y el estado como cuando es destruido por un Estado que pretende estar en relación directa con el pueblo o se presenta como la expresión directa de demandas sociales.
Los que funda la necesidad de un sistema político autónomo cuya forma desarrollada y coherente es la democracia.
El peligro inverso al del Estado corporativo o totalitario aparece cuando el sistema político invade ya sea el dominio del Estado, ya el de la sociedad civil.
La naturaleza de los partidos no depende únicamente de ellos mismos y de las tradiciones del estado; resulta en igual medida del grado de formación y organización de las demandas sociales. A medida que los países económicamente más avanzados salen de la sociedad industrial, la oposición de la burguesía y la clase obrera, que había sido el gran principio de organización de su vida política, pierde su importancia. Los partidos pierden su unidad de orientación; son entonces invadidos por el faccionalismo, por las luchas de tendencias que se convierten cada vez más en clientelas.
En ausencia de tensiones exteriores o interiores dramáticas, las democracias pueden sobrevivir a una crisis semejante de la representación, pero se reducen a no ser más que mercados políticos abiertos en los cuales los ciudadanos ya no son sino consumidores políticos. Situación con la que muchos están satisfechos, pero que hace frágiles a las democracias al privarlas de toda adhesión activa y al disminuir las mas de las veces el nivel de participación en la vida política e incluso en las elecciones.
El totalitarismo.
Cuando un partido de vanguardia no se siente sometido a la voluntad del actor social en nombre del cual actúa, ya sea porque afirma la impotencia de una categoría explotada y alienada, ya porque recurre a una definición no social del actor, la democracia desaparece y quienes se refieren a ella son las primeras víctimas del poder totalitario.
Raymond Aron identifico cinco elementos principales de los regímenes totalitarios: 1) el monopolio de la actividad política está reservado a un partido; 2) ese partido está animado por una ideología que se convierte en la verdad oficial del estado; 3) este se atribuye el monopolio de los medios de fuerza y persuasión; 4) incorporan al Estado y quedan sometidas a la verdad oficial; 5) una falta económica o profesional se convierte en una falta ideológica y por lo tanto debe ser castigada por un terror a la vez ideológico y policial.
No fue la clase obrera la que alimento a los totalitarismos fascistas y ni siquiera a los comunistas; fueron unas elites de poder que hablaron en nombre de una nación, una clase o una religión. El totalitarismo no es el poder de los débiles; nace de la desaparición de los actores sociales.
El rasgo principal del estado autoritario es que habla en nombre de una sociedad, un pueblo o una clase de los que tomo en préstamo la voz y el lenguaje. El totalitarismo merece su nombre, porque crea un poder total en el que el Estado, el sistema político y los actores sociales se fusionan y pierden su identidad y su especificidad para no ser ya más que instrumentos de la dominación absoluta ejercida por un aparato de poder, casi siempre concentrado en torno a un jefe supremo y cuya potencia arbitraria se ejerce sobre el conjunto de la vida social.
Lo propio de los regímenes totalitarios es la destrucción de la secularización en nombre de una ideología que se aplica al conjunto de la vida pública y privada y el reemplazo de la diferenciación de las actividades sociales por una jerarquía partidaria que hace del vinculo personal con el príncipe o el partido la medida del lugar que ocupa en la jerarquía social.
Mientras la democracia se limitaba a sus componentes republicanos o liberal, los regímenes totalitarios no podían surgir y la democracia luchaba sobre todo contra oligarquías o monarquías absolutas del Antiguo Régimen. Condenaba la separación del estado y la sociedad, convocaba al gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.
Un Estado totalitario es un Estado secta cuya función principal es combatir a los enemigos exteriores e interiores y asegurar una unanimidad tan entusiasta como sea posible. Un régimen autoritario puede contentarse con aplastar, con reducir al silencio a la sociedad; el Estado totalitario, en cambio, debe hacerla hablar, movilizarla, excitarla.
Los totalitarismos son a la vez herederos de los movimientos sociales y los creadores de un orden, y nunca terminan de devorar a los actores sociales de los que se pretenden descendientes y cuya existencia real procuran al mismo tiempo suprimir.
El siglo XX conoció tres grandes tipos históricos de regímenes totalitarios. En primer lugar, los totalitarismos nacionalistas que oponen una esencia nacional o étnica al universalismo sin raíces del mercado, el capitalismo, el arte, incluso la ciencia, o a un imperio multinacional.
El segundo tipo de totalitarismo debe aproximarse al procedente porque también se apoya sobre un ser histórico, pero ya no se trata de una nación sino de una religión. Lo cual puede conducir a un control aun más absoluto del estado secta sobre el conjunto de la sociedad.
Pero, como no es aceptable identificar una religión, cualquiera sea, con tales movimientos, es preferible definirlos como regímenes políticos totalitarios antes que como movimientos religiosos.
El tercer tipo de totalitarismo no es subjetivista como los dos primeros; no habla en nombre de una raza, una nación, o una creencia; al contrario, es objetivista y presenta como el agente del progreso, de la razón y de la modernización. Los regímenes comunistas son totalitarismos modernizadores cuya meta es ser los parteros de la historia. No son una nueva forma de despotismo ilustrado, porque exigen una movilización social y un discurso ideológico dirigido contra un enemigo de clase identificado, en algunos países periféricos, con una dominación imperialista y colonialista que el comunismo combate en alianza con fuerzas nacionalistas.
Estos regímenes totalitarios, cualquiera sea su tipo, pueden obtener resultados económicos o culturales positivos durante un tiempo más o menos largo.
Los regímenes totalitarios, cuando no se hunden en la guerra que desencadenaron, se asfixian en su negativa a reconocer la existencia autónoma de la sociedad civil y la sociedad política.
Tales son los caracteres generales de los regímenes totalitarios: el mas importantes es que en ellos el Estado devora a la sociedad y habla en su nombre.
Los regímenes totalitarios quieren, mediante el terror, cumplir una ley de la naturaleza o de la Historia, lo que equivale a abolir a los actores y su subjetividad.
El Estado providencia.
Somos lo que el estado nos hace ser a través de sus medidas de asistencia o control. Es algo muy visible en los dominios de la educación, la salud y la ayuda social. Nuestra identidad ya no es un mero punto de referencia demográfico: sexo, edad, lugar y fecha de nacimiento, profesión; está construida por categorías administrativas que se convirtieron en previsiones de comportamiento.
Una gran parte de las políticas sociales apunta a disminuir la desigualdad e incluso a asegurar una cierta redistribución de los ingresos.
El Estado providencia puede pertenecer a cada una de las tres grandes categorías de normas jurídicas que es posible distinguir, sea el derecho integrador que apunta a asegurar el orden en el sentido más general de este término, sea al derecho contractual que dispone las relaciones entre los intereses diferentes o opuestos de actores que, sin embargo, deben participar en el mismo conjunto social, sea, por último, al derecho protector que defiende a los individuos o a las minorías, e incluso a grupos mayoritarios, contra el poder del Estado mismo o contra todas las formas de dominación social.
La voluntad de integración esta más fácilmente contenida en medidas particulares, categoriales, mientras que la voluntad contractual se aplica a conflictos más generales y el papel protector del derecho se manifiesta cuando se comprometen principios generales.
Mas que críticas contra el Estado providencia, necesitamos concebir nuevas formas de producción y nuevos conflictos sociales para volver a dar a las políticas sociales un papel reformador, mediante la reducción de las desigualdades y la protección de la seguridad y la libertad del mayor número de personas.
El debilitamiento de la democracia.
En la historia de la democracia se desprenden dos ideas opuestas. La primera es la que se nos impuso en primer lugar, la emergencia sucesiva de cada una de las tres dimensiones principales de la democracia: la ciudadanía, la limitación del poder del Estado y la representatividad y, por consiguiente, la aparición de formas cada vez mas completas de democracia.
Hoy en dia es imposible concebir una democracia que no sea a la vez republicana, liberal y social, aunque la mayoría de los regímenes democráticos no satisfagan plenamente estos tres criterios de existencia. Durante mucho tiempo se recurrió a métodos institucionales simples para evitar la tiranía de la mayoría. Pero la creación de partidos y sindicatos de masas, la elevación del nivel de educación y la difusión del consumo masivo, así como el desarrollo de los mass media, hicieron cada vez más difícil conciliar los dos papeles del sistemas político, de antecámara del Estado y de expresión de las demandas y los sentimientos populares.
La exasperación de los problemas nacionales, la sensibilización de una población mayormente asalariada a las crisis y a la expansión económica y, por el otro lado, la transnacionalización de la economía, han estremecido y a menudo destruido la democracia social construida por la alianza del Estado y las fuerzas sindicales. En la actualidad, se acelero la disociación de los elementos de la democracia. La ciudadanía se convirtió en identidad cultural, la limitación del poder por unos derechos fundamentales se transformo en separación de la vida privada y la vida pública, y la representación de los intereses se degrado a menudo en fusión neocorporativa del estado y las ex clases sociales. Incluso se debilito lo que permitía que estos tres componentes se unieran, el Estado nación. El Estado republicano sufre una decadencia irreversible.
Pero no es únicamente ese Estado el que declina; es el Estado nacional democrático.
El Estado se volvió menos represivo y más preocupado por el crecimiento; sus objetivos son menos políticos que económicos y cuenta mas con las inversiones extranjeras que con la policía para reducir las presiones sociales.
El sistema político se aísla de la sociedad donde, en los países más ricos, la cultura de los jóvenes, los mensajes de los medios, el atractivo del consumo dan expresiones no políticas a demandas sociales. Paralelamente, la influencia del Estado y, a través de este, de la economía internacional sobre la vida de cada uno deja de aumentar. Que el retroceso necesario del Estado republicano no nos impida ver la gravedad de una despolitización que llega hasta el rechazo de la “clase política” y que quita todo contenido a la democracia. No podremos estar satisfechos durante mucho tiempo con la ilusión que identifica la democracia con la limitación de las inversiones del Estado.
La democracia no puede sino debilitarse si deja de ser representativa y, por consiguiente, si los actores sociales son incapaces de formular reivindicaciones y esperanzas.
La renovación de la idea democrática.
Durante mucho tiempo la vida democrática se organizo en torno a los Parlamentos; luego, alrededor de los partidos que aseguraban la conexión entre demandas sociales y acción política; hoy, es en el vasto mundo de los medios donde se producen debates que constituyen las apuestas de la acción democrática. Es en el dominio de la asistencia médica donde estos debates son mas ardorosos, desde las campañas en pro de la contracepción y el aborto hasta las discusiones sobre la terapia genética, diversas formas de fecundación asistida, la eutanasia o la atención de los enfermos de SIDA. No son ni los partidos políticos ni los sindicatos quienes animaron estos debates, sino asociaciones, organizaciones no gubernamentales, movimientos de opinión, a veces movimientos sociales o culturales.
Es por lo tanto por el lado de la cultura y ya no por el de las instituciones donde hay que buscar el fundamento de la democracia.
La cultura democrática es la concepción del ser humano que opone la resistencia mas solida a toda tentativa de poder absoluto y suscita al mismo tiempo la voluntad de crear y preservar las condiciones institucionales de la libertad personal.
“PARTICIPACION, REPRESENTACION Y PARTIDOS POLITICOS:
UNA PERSPECTIVA HISTORICA”.
(MANUEL ARIAS Y MARIA MARTA PAGE)
Introducción.
Los partidos políticos, desde su aparición, han ido desempeñando un rol cada vez mas protagónico en la vida política de los estados modernos hasta convertirse en un componente esencial de las modernas democracias representativas.
Desde el punto de vista sociológico, Weber define a los partidos políticos como “forma de socialización que, descansando en un reclutamiento formalmente libre, tienen por fin proporcionar a sus dirigentes dentro de su asociación y otorgar por este medio a sus miembros activos determinadas probabilidades ideales o materiales.
Sartori sostiene que un partido político es “cualquier grupo político que se presente en las elecciones y pueda hacerse un lugar a través de las elecciones, colocando a sus candidatos en los cargos públicos”.
Un partido político es una asociación que se organiza con el fin principal de acceder y conservar el poder político, y que para ello busca obtener cierto grado de consenso de la sociedad civil o de una parte de ella, cuyos intereses pretende representar.
La historia de la moderna democracia política es la historia de la ampliación de la participación política hasta llegar a la instauración del sufragio universal.
La transmisión de las demandas de los distintos grupos sociales y la canalización de la participación política no son dos funciones esenciales de los partidos políticos en los sistemas representativos modernos.
El origen de los partidos.
La burguesía que fue ganando protagonismo en lo económico y lo social pronto tuvo aspiraciones políticas. Dichas aspiraciones se concentrarían con las revoluciones burguesas, entre fines del siglo XVII y el siglo XVIII, y las consiguientes apariciones de los parlamentos.
La prehistoria de los partidos políticos modernos se remonta a la aparición de las primeras constituciones liberales que limitaron el poder de los monarcas y dieron lugar a la instauración de los primeros parlamentos europeos.
La Revolución Francesa es un hito en todas partes, su influencia es universal, pues proporciono el patrón para todos los movimientos revolucionarios posteriores y sirvió de inspiración tanto al socialismo como al comunismo. La experiencia francesa inspiro el vocabulario y los programas de los partidos liberales, radicales y democráticos de casi todo el mundo.
Al calor de la agitación revolucionaria aparecieron en Francia, los primeros grupos políticos de carácter moderno.
Lo cierto es que, recién con los sucesos de julio de 1830 en Francia y con la sanción de la Reforma Act de 1832, en Gran Bretaña, se instaura en estos dos países regímenes representativos. Se le concede el voto a los sectores burgueses pero se le niega a las clases desposeídas. Así se concretan, finalmente, las aspiraciones políticas de la burguesía.
Los primeros parlamentos y los partidos de notables.
Al calor de estos primeros sistemas representativos, los grupos parlamentarios dan origen a los partidos de notables, que representan en el parlamento los intereses de la burguesía y la aristocracia. Estos partidos eran organizaciones que funcionaban prácticamente solo durante los periodos electorales, se encargaban de que se cumplieran los procedimientos previstos por la ley para las elecciones y de recolectar votos a favor de algún candidato. Los notables eran personalidades locales prominentes que financiaban la actividad de la organización, elegian los candidatos y diseñaban los programas.
La cohesión de estos partidos, su identidad y su expresión nacional se hallaban en la fracción parlamentaria. Siendo el grupo parlamentario el centro desde el cual se constituye la agrupación, este gozaba de un amplio margen de maniobra yanto frente a los electores como frente al partido.
Dada la composición relativamente homogénea de estos parlamentos, estos primeros partidos no estuvieron marcados por un fuerte componente ideológico.
Según la clasificación de Duverger los partidos políticos pueden distinguirse a partir de su origen, que puede ser de carácter parlamentario o de carácter externo. Los partidos de origen interno son aquellos surgidos a partir de la actividad de una elite parlamentaria preexistente y coinciden con la forma en que se han originado estos partidos de notables o de comité en la Europa de los siglos XVIII y XIX. Por otro lado, los partidos surgidos extraparlamentariamente, son los que han sido engendrados a partir de grupos y asociaciones de la sociedad civil como sindicatos, iglesias, grupos industriales y comerciales, etc.
Es importante destacar que mientras la política partidaria se produjo al accionar de estos partidos de notables, los parlamentarios representaron a sus electores sociológica y jurídicamente, ya que pertenecían a su mismo grupo social y defendían sus intereses. Este tipo de representación era de carácter individual y fue funcional a los sistemas de participación restringida. Cada diputado votaba libremente en el parlamento, según su propio juicio personal pero sin tener en cuenta a su propia fracción. Es por esto que algunos autores deciden llamar a estos partidos de representación individual, ya que cada legislador no es representante de sus electores si no que este tiene la confianza de aquellos. “En el parlamentarismo clásico los diputados no están obligados por las voluntades previas de sus electores”.
En la etapa de estos gobiernos parlamentarios, es decir en donde la participación política es todavía restringida, la relación entre representantes y representados se basa en la confianza personal, ya sea por su notoriedad publica o su red de relaciones locales. En otras palabras, la confianza pasa por la personalidad del candidato y no tanto por el partido al que pertenezca, el representante era elegido por la gente que él trataba habitualmente, aquí radica el motivo de la homogeneidad entre representantes y representados. En este momento el gobierno representativo es, en palabras de Manin, “el reino de los notables”.
El movimiento obrero.
El desarrollo de la industrialización y las <<revoluciones burguesas>>, además de marcar el ascenso socioeconómico y político de la burguesía le dieron cuerpo e identidad a un nuevo actor que por primera vez aparece como fuerza política independiente en 1830: la clase trabajadora urbana.
Los cambios sociales y políticos que acompañaron a la creciente industrialización, dieron lugar al progresivo desarrollo del movimiento obrero y a la consolidación de sus organizaciones. El paulatino crecimiento de la participación de las clases obreras en la vida económica de las naciones europeas de fines del siglo XIX, hizo que comenzarn a organizarse en asociaciones colectivas para obtener mejoras materiales y jurídicas, tales como aumento de salario, fijación de jornadas laborales, mejora de las condiciones de trabajo, etc. Debido a la progresiva participación de este nuevo actor es que la discusión sobre las cuestiones políticas fue adquiriendo un creciente tinte ideológico.
Hacia finales del siglo XIX, la existencia e importancia de la clase trabajadora como actor político determino que la burguesía repensara su estrategia: la restricción del voto se estaba volviendo insostenible, y, ante esta realidad, era preferible ampliar el sufragio mientras todavía mantenía el control.
Frente a la inevitabilidad del proceso de ampliación democrática, los sectores dominantes se resignaron a permitir la inclusión, a través del sufragio universal, de las clases populares, pero desarrollaron todo un repertorio de estrategias para manipularlo.
Es innegable el rol protagónico que tuvo el movimiento obrero en la ampliación del sufragio.
La política de la democracia y el partido burocrático de masas.
El sufragio universal fue definitivamente establecido y esto obligo a los partidos a transformarse y a cambiar el modo de hacer política. Esta transformación marco el paso de los partidos de notables a los partidos de aparato.
Los trabajadores organizados en sindicatos crearon partidos influenciados por las ideas socialistas revolucionarias. Estos partidos se caracterizaron por ser el brazo político de los movimientos obreros.
Observamos que los primeros partidos y sindicatos socialistas obreros diferían de las otras organizaciones de la época pues ninguno de sus dirigentes eran notables.
La meta de estos partidos trascendía los objetivos electorales y buscaba una transformación de la sociedad burguesa en una sociedad más igualitaria. Por esta razón, estos nuevos partidos buscaban sumar adeptos, activar políticamente a las masas y adoctrinarlas, con el fin de hacerlas conscientes de su papel, dotarlas de conciencia política.
Como pretendían llevar a cabo una acción política continuada, estos partidos fueron desarrollando una estructura organizativa que perduraría en el tiempo. En este contexto, aparece en estas asociaciones un nuevo actor: el militante, que provenía principalmente de las actividades artesanales, las principales industrias de la época, la enseñanza y el periodismo. Estos militantes poseían una fuerte conciencia de clase y fueron desarrollando una identidad proletaria por oposición a la clase propietaria.
Lo que caracterizo a estos partidos es el desarrollo de una estructura burocrática, que contrasta con la débil estructuración de los partidos de notables.
En cuanto a la forma de financiación de estos partidos, se proveían de fondos obtenidos mediante el aporte de los afiliados y adherentes (cuotas), a través de fondos públicos y también obtenían recursos materiales y financieros de los sindicatos que adherían a su ideología.
Este desarrollo apuntaba a captar la mayor cantidad de afiliados entre la clase trabajadora y mantener un fuerte vinculo con ellos y entre ellos logrando de esta forma reforzar su identidad como clase. Así, los partidos socialistas lograron nuclear a las clases trabajadoras urbanas bajo su órbita.
A medida que desarrollaron este tipo de aparato, los partidos obreros fueron convirtiéndose en lo que Panebianco llama los partidos burocráticos de masas. Esa estructura organizativa fue la respuesta a las condiciones que imponían las nuevas reglas de juego político una vez que el sufragio universal inauguro la era de la política de los grandes números.
Los partidos burgueses, que habían surgido como partidos de notables, y también los nuevos partidos confesionales y nacionalistas fueron transformándose en partidos de aparato.
Durante el periodo que se extiende entre las dos guerras mundiales, en Europa se asistió a un resurgimiento del conservadurismo, que aparece apelando ideológicamente a las masas e intentando atraer también a los trabajadores.
Tanto los conservadores como los fascistas y la derecha autoritaria aspiraron, en ese momento, a captar las bases electorales del socialismo.
Hacia 1945, casi todos los partidos políticos se habían transformado en burocráticos de masas. Dicha transformación obedece a la necesidad de captar el mayor numero de adherentes dentro del grupo social que pretendían representar.
La democracia de partidos modifico la naturaleza del vinculo entre gobernantes y gobernadores.
En lo que hace a la representación, podemos afirmar que existen una marcada diferencia entre los partidos de notables y los partidos de aparato. Con la aparición de los nuevos partidos burocráticos de masas, se abandona el tipo de representación basada en las relaciones personales para pasar a una forma impersonal de representación de los intereses de un grupo social determinado.
Los electores, a diferencia del periodo de los partidos notables , votan por un partido, lo hacen durante largos periodos aún cuando los candidatos de ese partido también con el correr de los años, la preferencia electoral se transmite a través de la socialización familiar o local.
En este nuevo tipo de representación es la pertenencia a una u otra clase lo que define el voto a uno u otro partido, mas allá de su programa político especifico.
Los partidos de aparato surgidos en el marco de la instauración del sufragio universal, ilustran con claridad la función integradora que cumplen estas organizaciones políticas durante los periodos de ampliación de la participación, cuando a través de ellas, nuevos grupos sociales se incorporan al sistema política.
Frente a la creciente heterogeneidad social apareció entonces, un abanico de partidos que buscaban expresar los intereses de distintos grupos sociales definidos a partir de la pertenencia a una determinada clase, ideología, iglesia, etc.
Unipartidismo y totalitarismo.
El partido único supone la existencia de un proyecto político que se vuelve predominante, la mayoría de la veces como producto de una revolución, dejando de la lado la posibilidad de que existan otras alternativas.
La instauración de un régimen de partido único le quita el carácter competitivo a los régimen políticos democráticos.
Lo que caracteriza al unipartidismo es que el poder político se monopoliza en un solo partido, “en el sentido preciso de que no se permite la existencia de ningun otro partido” (Sartori, 1987).
En los sistemas de partidos hegemónicos, acepta la existencia de otros partidos pero como “satélites”, ósea que actúan subordinadamente al partido que ejerce la hegemonía.
En el caso de los sistemas de partido predominante, existe más de un partido, aunque a lo largo de un periodo relativamente prolongado, es un solo partido el que obtiene un número de bancas suficiente para gobernar por sí solo.
Según Arendt, el totalitarismo es una forma de dominación totalmente nueva porque no se limita a destruir las capacidades políticas de los hombres aislándolos de la vida política como las tiranías y los despotismos tradicionales, sino que además destruye los grupos y las instituciones que forman la red de relaciones privadas del hombre, sacándolo del mundo y privándolo de su propio yo.
Estos regímenes totalitarios unieron al uso de la ideología y el terror en una combinación específicamente totalitaria. Según la tesis de de Arendt, operan los totalitarismo con el terror, logran impedir el libre accionar del hombre, con la ideología, aíslan a cada hombre de la realidad y le impiden empezar a pensar por si mismo.
En el plano organizativo, la acción de la ideología y del terror se manifiesta en la existencia de un partido único de masas, cuyas dirigentes creen fanáticamente en la ideología y la propagan incesantemente. Las organizaciones funcionales del partido único llevan adelante la sincronización ideológico de todos los tipos de grupos e instituciones sociales y la politización de todos los ámbitos de actividad de los individuos, incluso el deporte, la recreación, la educación o el arte. La policía secreta opera de una manera que transforma a toda la sociedad en un sistema de espionaje siempre presente, porque los individuos tienen la sensación de que casa persona puede ser un agente de la policía secreta, y así se siente constantemente vigilada.
El líder se erige como árbitro entre todas estas estructuras superpuestas, y se pueden apoyar en una para perjudicar a las otras.
La misma policía secreta está totalmente sujeta a la voluntad del líder, que es quien decide quién será el próximo enemigo. La personalización del poder es un aspecto muy importante en los regímenes totalitarios, porque el líder concentra en sus manos el manejo de la ideología, del terror y de toda la organización totalitaria.
Los partidos únicos que construyeron la espina dorsal de este tipo de regímenes autocráticos modernos, al igual que sus contemporáneos de los regímenes competitivos, adoptaron también un rígida estructura burocrática que les permitió dominar a las masas y movilizarlas detrás de su ideología.
El sistema de partido único no es sinónimo de totalitarismo.
Touraine establece claramente la diferencia entre los totalitarismos y los regímenes autoritarios en el marco de los cuales no se persigue la movilización social, sino que predomina el componente represivo por sobre el ideológico. Al igual que en este argumento de Arendt, los totalitarismos se caracterizan por el grado sin precedente de penetración y movilización de la sociedad civil.
Transformación de los partidos de aparato: hacia el partido profesional electoral.
Durante la segunda posguerra, el estado de bienestar logro estabilizar las relaciones sociales incorporando definitivamente a las masas populares al sistema político.
Lo que logro el Estado de bienestar fue reforzar el consenso social y la lealtad de las grandes organizaciones de masas de sistema a la vez que garantizaba la acumulación capitalista con el uso anti coyuntural del gasto publico. El estado de bienestar fue, en este sentido, la receta que permitió integrar a las masas el sistema político en forma controlada, y los partidos burocráticos de masas fueron el instrumento de esa integración.
La estabilización de las relaciones sociales produjo una movilización social, y la disminución de la conflictividad social trajo a su vez una disminución del componente ideológico en la competencia política.
El agotamiento del modelo keynesiano, marca el principio del fin de la subordinación del mercado a la política. La crisis fiscal empieza a ser considerada producto de la incompatibilidad entre las dos funciones del Estado de bienestar: el reforzamiento del consenso social, y la continuidad de la acumulación capitalista.
Este retiro del Estado de la esfera económica afectara inevitablemente al sistema político, y tendrá su correlato en las características organizativas de los partidos políticos que también verán limitadas sus funciones y atenuada su capacidad de atraer el apoyo de los votantes que cada vez se sienten menos identificados con los partidos políticos realmente existentes.
La apelación a un electorado más amplio fue llevado a los partidos a abandonar las actividades que apuntaban a representar e integrar los intereses de un determinado sector social.
La antigua estructura basada en la actividad de los militantes y afiliados fue perdiendo importancia a la vez que aumento el protagonismo de los tecnócratas y los ciudadanos electores. Todos estos cambios se deben a que cada vez más los partidos apuntaron a conseguir la mayor cantidad de votos sin importar de que sector provengan, lo que explica simultáneamente la desideologización de las plataformas electorales que fueron dejando de lado las cuestiones doctrinarias y centrando su discurso en cuestiones menos controversiales y en valores compartidos por amplios sectores del electorado.
Una serie de cambios caracterizan al proceso que marca la trasformación de los partidos de aparato en partidos profesionales electorales. En primer lugar, los afiliados dejan su lugar preponderante en beneficios de los ciudadanos electorales, a la vez que disminuye el número de los militantes. Por otro lado, dado que el imperativo de estos partidos consiste en atraer la mayor cantidad de votos posibles sin importar de que sector provengan, se evidencia en los programas y en el discurso de sus candidatos, una fuerte desideologización.
También se evidencia un fortalecimiento del poder organizativo de los lideres que se apoyan más en los grupos de interés que en los afiliados. Por último se produce también un debilitamiento de las relaciones entre el partido y su electorado.
Es así como la representación sufre una nueva transformación, a raíz de una nueva crisis en el sistema político y de partidos. Durante la democracia de partidos el comportamiento de los votantes estaba determinado por sus características sociales, económicas y culturales. Por otro lado, el comportamiento de los ciudadanos respecto de las masas políticas parece expresarse cada vez de manera más directa, ya sea a través de las encuestas de opinión o bien a través de organizaciones que persiguen objetivos sociales pero que no buscan gobernar.
La variación de las preferencias de los ciudadanos entre una elección y otra nos demuestra el bajo grado de identificación partidaria de este periodo al que Manin llama la “democracia de los públicos”.
La idea de democracia de los públicos hace referencia a la forma y el funcionamiento que han ido adoptando las democracias representativas hacia finales del siglo XX. El autor sostiene que el candidato se vuelve más importante que el partido en la determinación del voto. A eso contribuyen dos factores fundamentales: en primer lugar, los medios masivos de comunicación permiten que los candidatos se hagan conocer. En segundo lugar, las características individuales del candidato recobran importancia.
Podemos afirmar que los candidatos son elegidos en base a las imágenes. La imagen cobra una importancia tal que la política pasa a ser “política espectáculo”.
La sociedad posindustrial vuelve a poner a prueba a los partidos políticos y su capacidad para adaptarse.
Esta nueva relación entre los mass media y la política se refleja en las elecciones, en la organización política, en la toma de decisiones y en el gobierno, modificando la relación que exista hasta ese momento entre estado y sociedad.
Hoy en día, los partidos políticos, de oposición y de gobierno, se valen de las encuestas de opinión para poder captar cuales son las necesidades e intereses de los distintos sectores y grupos sociales.
Su mejor canal de comunicación son los medios masivos (prensa escrita, radio y televisión), y estos son utilizados como nexo con los ciudadanos votantes.
Como resultado de estos procesos observamos que la opinión pública y la expresión individual y colectivas muestran una desafección creciente y un desinterés hacia los partidos y la política en general.
Los partidos “atrapatodo” y su forma de hacer política son la respuesta que han encontrado los partidos políticos a la crisis de representación que se produce cuando los partidos de aparatos se vuelven poco representativos en el marco de las nuevas condiciones sociopolíticas de las sociedades de fines del siglo XX.
A modo de conclusión.
Los requerimientos de representación que plantearon los primeros sistemas representativos modernos, dieron lugar al surgimiento de los partidos de notables. Fue esta la época de la afirmación política de la burguesía expresada en el Parlamento. Estos regímenes le concedieron la participación política a este sector de la sociedad, pero se le negaron a los sectores populares, separando así la decisión de la voluntad popular.
Las transformaciones producto de la Revolución industrial y la urbanización creciente generaron el surgimiento del movimiento obrero como nuevo actor social relevante, que no tardo en reclamar participación política. Cuando finalmente el sufragio universal incorporo a las clases populares a la vida política de las naciones, el nuevo escenario genero nuevas necesidades de representación en virtud de la creciente diferenciación social, y la cantidad y complejidad de las nuevas cuestiones que debían resolverse. Los partidos políticos debieron adaptarse a las nuevas exigencias de la actividad política y así fue como surgieron los partidos de aparato, que se transformarían en los protagonistas de lo que Manin denomina la democracia de partidos.
Incorporadas las masas a la vida política de las naciones, también los partidos confesionales, los conservadores y hasta los regímenes autocráticos se apoyaron en burocracias rígidamente estructuradas para poder mantener su dominio.
Hacia fines de siglo XX las sociedades posindustriales vuelven a desafiar a los partidos políticos. La crisis de representación, que se observa desde mediados de los setenta, obliga a los partidos a replantearse los mecanismos de representación. Esta ultima transformación marca el comienzo del fin de la democracia de partidos e inaugura una época en la cual la política estará signada por los avances tecnológicos de los medios masivos de comunicación, las encuestas de opinión y la incorporación de nuevos saberes en la práctica política. La contracara de estos cambios la encontramos en la desafección política del electorado, el descredito del sistema de partidos, el descreimiento generalizado hacia las instituciones democráticas, la apatía generalizada y la volatilidad del voto.
Se han dejado de lado las viejas estructuras partidarias, que comprendían a los afiliados y militantes y servían de nexo entre los representantes y los representados. Se puede decir entonces que en cierta forma la relación es más directa al suplantarse la intermediación del aparato partidario por la comunicación a través de los medios masivos.
UNIDAD 4: SUJETO, MODELOS CULTURALES Y POSMODERNIDAD.
“EL PODER DE LA IDENTIDAD”
(MANUEL CASTELLS)
LA POLITICA INFORMACIONAL Y LA CRISIS DE LA DEMOCRACIA.
Introducción: La política de la sociedad.
El poder está en todas partes y en ninguna. La creciente incapacidad del Estado para controlar los flujos de capital y garantizar la seguridad social disminuye su importancia para el ciudadano medio.
La derecha, la izquierda y el centro deben procesar sus proyectos y estrategias a través de un medio tecnológico similar si quieren llegar a la sociedad y de este modo asegurarse el apoyo de suficientes ciudadanos para lograr el acceso al Estado. Este medio tecnológico induce nuevas reglas de juego que, en el contexto de las transformaciones sociales, culturales y políticas, afectan de forma importante a la sustancia de la política. El punto clave es que los medios electrónicos se han convertido en el espacio privilegiado de la política.
La opinión pública se considera a menudo un recipiente pasivo de mensajes, fácilmente abierto a la manipulación.
Debido a los efectos convergentes de la crisis de los sistemas políticos tradicionales y del espectacular aumento de la penetración de los nuevos medios, la comunicación y la información políticas han quedado capturadas en el espacio de los medios. Fuera de su esfera solo hay marginalidad política. Este encuadre de la política por su captura en el espacio de los medios repercute no solo en las elecciones, sino en la organización política, en la toma de decisiones y en el gobierno, modificando en definitiva la naturaleza de la relación existente entre el estado y la sociedad. Y como los sistemas políticos se siguen basando en formas organizativas y estrategias políticas de la era industrial, se han quedado obsoletos en cuanto a política y ven negada su autonomía por los flujos de información de los que dependen. Esta es una fuente fundamental de la crisis de la democracia en la era de la información.
Los medios de comunicación como espacio de la política en la era de la información.
La política y los medios: la conexión ciudadana.
En el contexto de la política democrática, el acceso a las instituciones del estado depende de la capacidad para movilizar una mayoría de votos de los ciudadanos. En las sociedades contemporáneas, la gente recibe la información y forma su opinión política esencialmente a través de los medios, sobre todo de la televisión.
Los medios encuadran la política.
Esta autonomía de los medios, arraigada en sus intereses comerciales, también encaja bien con la ideología de la profesión y con la legitimidad y la dignidad de los periodistas. Ellos informan, no toman partido. Los medios deben estar próximos a la política y al gobierno, lo bastante próximos como para acceder a la información, para beneficiarse de la regulación y, en muchos países, para recibir subsidios considerables. Deben ser lo suficientemente neutrales y distantes como para mantener su credibilidad, siendo de este modo los intermediarios entre ciudadanos y partidos en la producción y consumo de flujos de información e imágenes que son la base de la información de la opinión pública, el voto y la toma de decisiones políticas.
Decir que los medios de comunicación son el espacio de la política no significa que la televisión dicte lo que la gente decide o que la capacidad de gastar dinero en la publicidad televisiva o de manipular las imágenes, por si misma, sea un factor decisivo. Ni la televisión ni otros medios determinan los resultados políticos por si mismos, debido precisamente a que la política de los medios es un ámbito contradictorio, donde actúan diversos actores y estrategias, con diferentes habilidades y resultados varios, a veces con consecuencias inesperadas. La mediocracia no contradice la democracia porque es tan plural y competitiva como el sistema político.
La política de los medios no es toda la política, pero toda la política deber pasar a través de los medios para influir en la toma de decisiones.
La política espectáculo y el marketing político: el modelo estadounidense.
La transformación de la política estadounidense en la tres últimas décadas del siglo XX ha sido el resultado de tres procesos interconectados: a) el declive de los partidos políticos y de su papel para seleccionar candidatos; b) el surgimiento de un sistema de medios de comunicación complejo, centrado en la televisión pero con una diversidad creciente de medios flexibles, interconectados electrónicamente; y c) el desarrollo del marketing político, con encuestas de opinión constantes, sistemas de retroalimentación entre la votación y la política, comentarios en los medios de comunicación, propaganda selectiva por correo informatizado y bancos de teléfonos, y los ajustes en tiempo real, de los candidatos y los temas, al formato que pueda ganar.
El papel político de los medios de comunicación ha evolucionado considerablemente en las tres últimas décadas, tanto en cuanto a tecnología como en cuanto a organización. La televisión, los periódicos y la radio operan como un sistema, en el que los periódicos suelen informar de un hecho y desarrollarlo, la televisión lo digiere y lo difunde a una audiencia amplia y las tertulias radiofónicas proporcionan una oportunidad para la interacción de los ciudadanos y para el debate partidista personalizado sobre los temas suscitados por la televisión. Este papel político cada vez más importante de la televisión ha inducido dos importantes rasgos. Por una parte, el gasto político en la televisión se ha disparado. Por otra parte, la labor de los asesores de los candidatos se ha convertido en un factor esencial en las campañas políticas, así como para obtener apoyo u oposición para las decisiones del gobierno. Lo que importa es el debate que se crea a su alrededor, como se debate, quien lo debate y durante cuánto tiempo se debate.
La tecnología ha transformado el papel político de los medios, no solo por sus efectos en los mismos, sino al vincular el sistema de medios en tiempo real con el marketing político. Junto con los asesores de imagen y los publicistas políticos, crearon campañas, programas, temas y personas, retroalimentando las tendencias de opinión en los informes de los medios de comunicación y viceversa. Los expertos en encuestas y los asesores de imagen se han convertido en actores políticos decisivos, capaces de hacer y deshacer presidentes, senadores, congresistas y gobernadores, mezclando tecnología de la información, mediologia, astucia política y magia arrogante.
Internet se ha convertido, a mediados de los años noventa, en el vehículo para la propaganda de campaña, los foros de debates controlados y la conexión con los militantes. Con frecuencia, los programas o anuncios de televisión hacen referencia a una dirección de Internet donde puede encontrarse información o ampliación de los argumentos, mientras que la comunicación a través del ordenador recoge los acontecimientos de los medios o de la publicidad política televisada para establecer un anzuelo electrónico para los ciudadanos interesados.
No es que el medio sea el mensaje, porque las opciones políticas difieren y las diferencias importan, pero, al entrar en el espacio de los medios, los proyectos políticos y los políticos se moldean en forma particular.
Las informaciones de los medios sobre la política se convierten en acontecimientos políticos por si mismos, con anuncios semanales de ganadores y perdedores en la carrera política.
Un encuadre adicional y esencial de la información de las noticias políticas es la personalización de los acontecimientos. Los políticos, no la política, son los actores del drama.
El encuadre de las noticias políticas se extiende al encuadre de la propia política cuando los estrategas juegan con los medios para influir en los votantes. Los experimentos de la ciencia política muestran que es mucho más probable que se retengan los mensajes negativos y que influyan en la opinión política. Los proyectos políticos, las propuestas del gobierno y las carreras políticas pueden socavarse e incluso destruirse con la revelación de una conducta impropia; con la exposición de una vida privada alejada de las normas morales estrictas y el encubrimiento de la información; o con la acumulación de acusaciones, rumores o insinuaciones, que los medios airean una tras otra tan pronto como el impacto de una acusación comienza a desvanecerse. El seguimiento diario de los ataques personales y los contraataques, o la amenaza de hacerlo con acusaciones similares, se convierte en una parte fundamental de la vida política. Los estrategas de la comunicación y los portavoces son los centros de la política informacional.
¿Se está “americanizando” la política europea?
No y si. No, porque los sistemas políticos europeos se basan mucho más en los partidos políticos, con una larga tradición bien establecida y considerables raíces en su historia, cultura y sociedad especifica. No, porque las culturas nacionales tienen su importancia y lo que es admisible en los Estados Unidos seria inadmisible en la mayor parte de Europa y en realidad al supuesto agresor le acabaría saliendo el tiro por la culata.
Los medios de comunicación se han vuelto tan importantes en Europa como en los Estados Unidos para decidir los resultados de las candidaturas políticas. Los medios (y sobre todo la televisión) son la fuente fundamental de información y opinión política de la gente, y los principales atributos de la política informacional, identificados en los Estados Unidos, caracterizan también a la política europea: simplificación de los mensajes, publicidad y sondeos profesionales como herramientas políticas, personalización de las opciones, negativismo como arma política, creación de imagen y comentarios en los medios como mecanismos esenciales para conquistar el poder y mantenerlo.
La joven democracia española también aprendió de prisa las nuevas artes de la política informacional.
Mientras se expone la posible extrapolación de la política de estilo estadounidense a Europa, que la España contemporánea no tiene nada que aprender de los Estados Unidos en cuanto a técnicas de politiqueo mediático, difamación y efectos de retroalimentación entre encuestas, informaciones y actuaciones.
Aunque de un modo menos espectacular (después de todo, España es un país de intenso dramatismo), la política de la mayoría de las democracias europeas ha acabado dominada por procesos similares. Así pues, los observadores de Francia se rebelaron contra la “telecracia”, mientras que otros destacan la llegada de la “democracia virtual”.
Mientras que las instituciones, la cultura y la historia hacen a la política europea muy específica, la tecnología, la globalización y la sociedad red incitan a los actores e instituciones políticas a participar en la política informacional impulsada por la tecnología.
El populismo electrónico de Bolivia: el compadre Palenque y la llegada de Jach´a Uru.
El país con más posibilidades del mundo de resistirse a la globalización de la cultura y de firmar la política populista seria Bolivia. El nacionalismo es la ideología suprema de todos los partidos políticos.
La movilización social y la política democrática están vivas y gozan de buena salud en Bolivia, dejando, en apariencia, poco espacio para que una variante andina de política informacional transforme el escenario político.
La política mediática no tiene por que ser monopolio de los grupos de interés influyentes o de partidos políticos establecidos que usan el poder de la tecnología para perfeccionar la tecnología del poder.
La extremada personalización del liderazgo; la simplificación de los mensajes en términos dicotómicos: bueno y malo; la preeminencia de los juicios morales y religiosos como marco de una vida pública y personal; la importancia decisiva del lenguaje, las imágenes y los símbolos emitidos electrónicamente para movilizar la conciencia y decidir la política; la volatilidad del talante público, perdido en la sensación de que el mundo gira fuera de control; la dificultad de encajar estas nuevas expresiones políticas en las categorías políticas tradicionales (hasta el punto de que algunos analistas bolivianos hacen referencia al surgimiento de una “política informal” paralela a la “economía informal”), y, en última instancia, también encontramos, entre estos compadres y comadres, una dependencia de su capacidad financiera para apoyar la política mediática, con lo que se crea un circulo de retroalimentación (o un circulo vicioso) entre el poder, los medios y el dinero.
La política informacional en acción: La política del escándalo.
En la última década, se han visto sacudidos sistemas políticos de todo el mundo y han sido destruidos numerosos dirigentes políticos en una sucesión constante de escándalos. En algunos casos, se han derrumbado partidos políticos atrincherados solidamente en el poder durante casi medio siglo, llevándose consigo en su desaparición el régimen político que habían moldeado en su interés.
El uso y abuso del poder en beneficio personal es uno de esos rasgos que consideraría propios de la “naturaleza humana” si tal entidad existiera. Esta es precisamente una de las razones por las que la democracia se invento y se convirtió en la forma de gobierno mas buscada, si no ideal. Una primera observación apunta al hecho de que la denuncia de la corrupción podría ser precisamente un buen indicador de una sociedad democrática y de la libertad de prensa.
Es mas, en las democracias establecidas desde hace tiempo, con libertad de prensa la frecuencia de la corrupción política, según se informa en la prensa, sube y baja, sin una tendencia clara a largo plazo. Cuando los actos ilegales cometidos por los políticos no proporcionan suficiente munición para desacreditarlos, otros tipos de conducta (por ejemplo, el sexo impropio) se convierten en la materia prima del escándalo político. La corrupción en si parece ser menos significativa que los escándalos (esto es, corrupción o fechorías reveladas) y su repercusión política.
Hay diversos factores institucionales y tendencias macropolíticas que han debilitado los sistemas políticos, haciéndolos más vulnerables a la confusión creada en la opinión pública.
La personalización de la política también centra la atención en los dirigentes y en su carácter, con lo que se abre la vía para los ataques precisamente sobre esas cualidades como forma de ganar votos.
La política de los escándalos es el arma elegida para luchar y competir en la política informacional. La política se ha encerrado en el espacio de los medios. Los medios se han vuelto más poderosos que nunca, tecnología, financiera y políticamente. Su alcance global y su interconexión les permiten escapar de los controles políticos estrictos. Su capacidad para hacer periodismo de investigación y su autonomía relativa frente al poder político los convierte en la fuente principal de información y de opinión para la sociedad en general. No es que los medios sean el Cuarto Poder: son más bien el campo de las luchas por el poder. La política mediática es una operación cada vez más cara. Tras agotar todas las fuentes legales, las aportaciones personales y los tratos comerciales, los partidos y los políticos suelen recurrir a la única fuente real de dinero: contribuciones bajo cuerda del mundo empresarial y los grupos de interés, a cambio, obviamente, de decisiones del gobierno a favor de sus intereses. Una vez que la corrupción se extiende y después de que unas cuantas personas añaden su comisión personal a los canales de financiación política, todo el mundo de la política y los medios de comunicación sabe que, si se mira de cerca durante el tiempo suficiente, puede encontrarse información perjudicial sobre casi todos. Entonces comienza la caza y los asesores políticos a preparan la munición para atacar o defenderse. La mayoría del material perjudicial publicado por los medios es filtrado por los propios actores políticos o por intereses comerciales asociados.
La estrategia de la política de los escándalos no pretende necesariamente dar un golpe inmediato a partir de un escándalo. Lo que cuenta es la repercusión final sobre la opinión pública, por la acumulación de muchos impactos diferentes.
Los jueces, fiscales y miembros de las comisiones de investigación entran en una relación simbiótica con los medios de comunicación. Protegen a los medios (asegurando su independencia) y con frecuencia los alimentan con filtraciones calculadas. A cambio, son protegidos por los medios, se convierten en sus héroes y, a veces, en políticos de éxito con su apoyo. Juntos, luchan por la democracia y un gobierno transparente, controlan los excesos de los políticos y, en definitiva, sacan el poder del proceso político, difundiéndolo en la sociedad.
Lo característico de la política del escándalo es que todos los actores políticos que la practican quedan atrapados en la misma trama. El cazador de hoy es la presa de mañana.
La crisis de la democracia.
El estado-nación, definidor del dominio, los procesos y el objeto de la ciudadanía, ha perdido gran parte de su soberanía, socavada por las dinámicas de los flujos globales y las redes transorganizativas de riqueza, información y poder. Particularmente crítica para su crisis de legitimidad es la incapacidad del estado para cumplir sus compromisos como estado de bienestar.
La (re) construcción del significado político atendiendo a entidades específicas cuestiona de modo fundamental el propio concepto de ciudadanía.
A la crisis de legitimidad del estado-nación debemos añadir la crisis de credibilidad del sistema político, basada en una competencia abierta entre los partidos políticos. El sistema de partidos ha perdido su atractivo y su fiabilidad y, a todos los fines prácticos, es un resto burocrático, privado de la confianza pública.
La opinión pública y las expresiones individuales y colectivas muestran una desafección creciente y fundamental hacia los partidos, los políticos y la política profesional.
Este escepticismo hacia los partidos mayoritarios y la política no significa necesariamente que la gente ya no vote o que no le preocupe la democracia.
Existen claras expresiones de un alejamiento de la política creciente en todo el mundo, a medida que la gente observa la incapacidad del estado para resolver sus problemas y experimenta el instrumentalismo cínico de los políticos profesionales. Una de estas expresiones es el creciente apoyo que recibe una variedad de fuerza de “tercer partido” y de partidos regionales, ya que, en la mayoría de los sistemas políticos, la confrontación final para tomar el poder ejecutivo nacional tiene lugar entre dos candidatos que representan dos coaliciones amplias. Así pues, votar por una tercera vía se convierte en un voto de protesta contra el sistema político general y quizás en un intento de construir una alternativa diferente, a menudo de base local o regional.
Por ahora, la mayoría de la gente de la mayor parte de los países sigue constreñida en sus elecciones por el peso de las instituciones, las maquinarias políticas y las tradiciones políticas. En estas circunstancias, un indicador adicional de desafección política al sistema de partidos tradicionales es la volatilidad del electorado en todo el mundo, que hace caer partidos gobernantes y acelera el tempo de la alternancia política. La gente, descontenta y descorazonada cambia de una opción a otra con velocidad creciente, experimentando, en la mayoría de los casos, desengaños sucesivos. Con cada nueva decepción, se deteriora la moral, se consolida el cinismo y se desvanece la esperanza.
Como resultado de las tendencias presentadas, está apareciendo otro rasgo importante: la fragmentación creciente del sistema político.
Como consecuencia de estos hechos, en términos generales, no estamos asistiendo a la retirada de la gente de la escena política, sino a la penetración del sistema político por la política simbólica, las movilizaciones por problemas concretos, el localismo, la política de referéndum y, sobre todo, el apoyo especifico al liderazgo personalizado. Con los partidos políticos desvaneciéndose, ha llegado el tiempo de los salvadores. Ello introduce una impredecibilidad sistemática. Podría resultar en una regeneración personalizada de la política. Pero también podría acabar en una llamarada demagógica que desintegrara las instituciones políticas, pusiera en peligro la estabilidad mundial o lanzara un nuevo asalto a la razón.
Estamos presenciando la fragmentación del estado, el carácter impredecible del sistema político y la singularización de la política. La democracia vive de esas mismas “formas”, como es el sufragio universal secreto y el respeto a las libertades civiles, pero las nuevas condiciones institucionales, culturales y tecnológicas del ejercicio democrático han vuelto obsoletos el sistema de partidos existente y el régimen actual de política competitiva, como mecanismos adecuados de representación política en la sociedad red. Los ciudadanos aun son ciudadanos pero dudan de qué ciudad y de quién es la ciudad.
Conclusión: ¿reconstruir la democracia?
Existen tres tendencias importantes para el futuro de la política informacional.
“POLITICA Y REPRESENTACION”
(PABLO RODRIGUEZ MASENA)
Hay dos maneras de entender la política y son opuestas: Se trata de un instrumento para la redistribución del ingreso y para la justicia social, o desde una óptica conservadora, se trata de una herramienta para reproducir el statu quo.
1. La política en la modernidad: democracia y representación.
La democracia se la puede definir como un sistema reglado y articulado de intereses de distinta estructura, basado en la presencia de actores previamente definidos (los políticos) que compiten entre si por obtener la aceptación mediante el voto favorable de los individuos en condiciones de emitir su sufragio, quienes son elegidos a través de instituciones (los partidos políticos) considerados como el vehiculo mas eficaz de canalización de las demandas de la gente y en la posibilidad, no la certeza, de la alternancia política en la administración y ejercicio del poder.
Los encargados de gobernar son los políticos profesionales, aquellas personas que se han especializado para ello y han especializado para ello y han sido elegidos para tal fin habiendo sido postulados libremente a través de las instituciones diseñadas especialmente, los partidos políticos quienes dan sentido a la practica política desde valores y nociones sobre el deber ser. Estos políticos están acompañados por un grupo especial de burócratas (en tanto especialistas técnicos y administrativos) con quienes constituyen la organización estatal y se hacen cargo del gobierno.
El tema de la representatividad asume una gran importancia porque la modernidad considera a la política como el espacio de choque para la representación de intereses en el marco de una práctica colectiva, con apelaciones a la participación y movilización colectiva (sea o no de masas), con espacios de legitimación abiertos y públicos y con una estructura de tomas de decisión que consideran esa movilización.
La representación política es una de las formas que se adoptan para intentar solucionar el problema del orden social generados desde lo que se denomina subsistema político.
Sin bien la representatividad es la esencia de la democracia, la relación entre ellos ha sido históricamente problemática.
La política en la modernidad se arraiga al territorio donde se ejerce y reproducen conflictos locales desde posiciones totalizantes como la clase y la nación, que se expresan en un juego político partidario como acciones dirigidas hacia la liberación nacional o de clase, a la defensa de los intereses de ciertas categorías económicas, recurriendo al pasado y a la historia como espacios de legitimación. Lo importante es la representación directa y colectiva de esos intereses (demandas sociales) y quien mejor los encarna son los partidos políticos (oferta política), no tanto sus primeras figuras.
Los políticos no son constructores de la escena y las opciones políticas por si mismos. Sometidos a opciones o a lógicas con vida propia son servidores o funcionarios públicos e independientemente de sus apetencias y ambiciones personales solo se legitiman en el marco de proyectos colectivos o con pretensión de serlo, para lo cual hay apelaciones constantes a la participación colectiva y popular que suele trasponer los limites de los interiores y ganar la calle.
La política puede ser pensada como la asignación de recursos escasos ante diversos intereses o como el agente de redistribución.
La falta de respuestas a las necesidades de la gente más pobre lleva al sistema al límite de su existencia, fomentando el descreimiento hacia la política como herramienta de transformación social, generando la deslegitimidad de la dirigencia y de las instituciones políticas.
La democracia se basa principalmente en un supuesto fundante que los ciudadanos crean que tienen el derecho de elegir a sus líderes y que inciden en la formulación de las políticas públicas. Como ese supuesto de aceptación de este régimen son altos. Sin embargo existe una marcada desilusión con el desempeño del sistema, es que no se han podido satisfacer las expectativas de crecimiento económico y de solución de los problemas sociales.
El Estado de Bienestar fue una respuesta desde el modo de producción capitalista para que sin cambiar las estructuras de dominación, poder perpetuarlas, creciendo algo para mantener lo fundamental. Allí el estado garantizaba las necesidades básicas de sus ciudadanos para contrarrestar las fallas del mercado desde el reconocimiento formal y de la participación de la clase obrera y sus organizaciones, a cambio de que estas no cuestionen la propiedad privada de los medios de producción mitigando el conflicto de clases, equilibrando la relación de poder entre capital y trabajo. Aquí la política es la fuerza motora que impulsa el desarrollo, más que ser una carga al mercado o un costo sobredimensionado ayuda a regenerar las fuerzas de crecimiento económico evitando recesiones y crisis.
Esta modalidad de intervención estatal entro en crisis en los setenta, producto fundamentalmente, del alto costo fiscal de su mantenimiento y del estallido de la crisis de la deuda dando por resultado en términos políticos una vuelta neoconservadora en Occidente que se llamo neoliberalismo.
2. La Política al fin del milenio: descreimiento y soledad en la era de comunicación.
La política, ahora desterritorializada y globalizada, se desdibuja socavando los fundamentos mismos de la política representativa. Parece que ningún grupo social puede hacerse cargo de interpretar, canalizar y representar intereses generales, se multiplican grupos que defienden intereses fragmentados, específicos, particulares, ya que la apelación a los grandes relatos universales de la historia y los mitos fundantes se han debilitado perdiéndose las visiones totalizantes y proliferan canales de expresión que sobrecargan al individuo de informaciones pero a la vez lo dejan mortalmente solo a la hora del análisis.
El principio del Siglo XXI nos encuentra en una situación en la que aparece como debilitado el compromiso de la modernidad mientras se tratan de imponer los valores de una sociedad narcisista cada vez mas inclinada al individualismo extremo.
La falta de respuesta a las demandas colectivas llevan a que el ciudadano cada vez se sienta menos motivado a participar en ámbitos colectivos y que solo recurra a ellos cuando sus intereses o derechos particulares son cercenados. El individuo termina por encerrarse en su mundo privado, preocupado por acumular o por sobrevivir. La política pasa a ser considerada como el espacio de los otros. Desaparece el concepto unitario de la política, se produce un rechazo a la gran política y a la idea de la revolución como expresión de cambios estructurales.
Esta situación modifica el criterio para evaluar el éxito de la política y básicamente de los que hacen política: ahora tendrá que ver con garantizar al individuo desentenderse de lo público. El resultado en términos de administración es que se sustituye la política por la aséptica administración pública-gubernamental. Es el tiempo de los técnicos, del saber, de la eficiencia y eficacia.
Si la percepción ciudadana es negativa y la credibilidad política baja el régimen se desestabiliza, se deslegitima la política y la misma democracia se pone en riesgo.
Esa desconfianza frente a los partidos políticos, a lo mismos políticos y a todas las instituciones democráticas produce dos consecuencias inmediatas: la baja considerable de la participación popular en las actividades relacionadas con la política y que los ciudadanos se trasformen en meros electores que ahora libremente, sin tantas sujeciones como la ideología y las tradiciones eligen de acuerdo a sus convicciones y racionalidad mientras construyen su pertenencia (a algo parecido a un colectivo) a través de escenas que se muestran por los medios masivos de comunicación. El papel del ciudadano cambia por el del usuario-consumidor que demanda satisfacción personal de sus necesidades concretas.
Los políticos se transforman en figuras públicas-políticas.
La profundización de la política profundizada por la Videopolítica, aparece materializada en una investigación política de mercados generadora del marketing político que mide el estado de la opinión pública a fin de tener datos básicos para la toma de decisión y en el diseño de estrategias comunicacionales basadas en la publicidad.
Los sondeos, el marketing, las campañas, son insumos críticos de la política.
La videopolítica genero cambios en la forma de hacer política que no son solo instrumentales. Uno de los efectos de la videopolitíca es la personalización de las elecciones, esto tiende a destruir al partido político organizado; otro es que se reduce la dependencia que el representante tenia frente al partido político; otro es que la televisión paso a ser la autoridad cognitiva mas importante de los grandes públicos atribuyendo un peso absolutamente desproporcionado a quien no representa una fuente autorizada; otro es que la televisión favorece la emotivización de la política.
El rol de los políticos cambio, transformándose de defensores de intereses colectivos y representantes del pueblo en meros intermediarios con un papel espectacular y limitado de mediadores y agentes de la renivelación entre órdenes de exigencia separados.
Ahora es la expresividad del discurso político lo que se destaca junto con el surgimiento de los movimientos de opinión y la autonomía creciente de la opinión respecto de la política. En este nuevo reino de la expresión lo que importa sobremanera es la manera como se difunde un discurso no tanto lo que este dice.
Esta aparición de grupos de intereses particulares ha desarticulado la unidad de referencia disminuyendo el poder popular y colectivo. Una misma persona y hasta un mismo grupo puede tener variadas pertenencias de acuerdo con sus intereses y sentirse representado por diferentes opciones todo el tiempo.
Esto lleva a una transformación paulatina de la política como representación a la política como comunicación lo que obliga a los actores políticos a cambiar para adaptarse.
Es el tiempo de los movimientos sociales más que de los partidos políticos. Es el tiempo donde los intereses representados son cada vez más particulares.
Estos nuevos movimientos sociales supieron adaptarse a las nuevas reglas de la comunicación política. Se hicieron visibles utilizando los medios de comunicación y conformaron redes de solidaridad a partir de ello.
Estos movimientos han aparecido como una respuesta a la falta de soluciones por parte de la justicia y la dirigencia política.
Ellos han basado el éxito de su estrategia en la repercusión de sus acciones en los medios masivos de comunicación, particularmente la televisión.
Esta forma de expresar la protesta o la propuesta obliga a las autoridades o a los demandados a reconocer a estos nuevos actores y a sentarse a “negociar”.
Este proceso le permite a los medios en la política jugar un rol de mediador entre las demandas sociales y el estado.
La política necesita y utiliza a los medios como una canal difusor de las ideas, proclamas y noticias. Los medios aceptan a la política en su rol de informadores sobre lo publico siendo el principal escenario de representación de lo social y de configuración de las culturas políticas.
Si bien la representación de los intereses es cada vez más impersonal y lejana, su contrapartida es que al personaje en cuestión el público lo conoce más y mejor en detalles y aspectos que quizás antes no importaba pertenecientes a su esfera privada. Al ingresar al mundo publico ya nada queda de la vida privada de los personajes en cuestión.
El lugar del debate y la discusión de los hombres cambio, no es solo el Parlamento sino el living de su casa frente al televisor, llevándole incluso el Parlamento a su hogar. El contacto personal sigue siendo importante, cuando se organizan marchas, caravanas, caminatas, en donde no suele haber discursos políticos, es mas es como si se “sacaran a los candidatos a exponerse”, se los muestra y la gente los va a ver.
La mayoría de los políticos aparecen cada vez más interesados por su imagen y por la comunicación de sus mensajes, más que en el contenido del mensaje. Se deja de lado la articulación ordenada de ideas y prefieren discursos fonéticamente agradables y ambiguos como para integrar a un público heterogéneo unido solamente por la práctica televisiva.
Los políticos se transforman en expertos frente a las cámaras, se transforman en actores.
De acuerdo con el grado de conocimiento que la sociedad tenga de una persona es probable que este pueda se tentado a participar de la política. Solo aquellos que sean aceptados por los medios pueden competir por los cargos más altos.
En la Argentina la crisis de Semana Santa de 1987 sustituyo a los enunciadores más prestigiosos por los mecanismos de difusión massmediatica y por la negociación política privada.
A partir de entonces los políticos pasan a hacer política en la esfera de la comunicación y se produce un fenómeno de farandulización y espectacularización de la política.
Si se desdibujan los proyectos colectivos y se imponen los personales, si la política se hace en función de las apetencias de grupos de poder muy reducidos, los intereses colectivos pueden estar buscando y necesitando otras fuentes de legitimación y expresión en la medida en que los referentes políticos-institucionales no los tengan en cuenta en sus políticas.
A pesar de que asistimos a la presencia de una hegemonía televisiva en las determinaciones del discurso político actual, la coexistencia de los distintos formatos mediáticos, mas la aparición exitosa del multimedia y la Internet, hace que el sistema de producción y circulación del discurso político sea cada vez mas heterogéneo, condicionando a las elites políticas a la hora de preparar sus mensajes y estructurar las características de los mismos. El auge de los medios televisivos cambio las relaciones del electorado y los líderes políticos, las formas de hacer política y de participación.
En un principio el advenimiento de los mass media supuso la aparición en el mundo público de grupos, sectores y actores antes “desconocidos” públicamente. Esto lleno de esperanzas a los cultores de la racionalidad individual ya que el hombre con tantos datos disponibles iba a poder discernir con claridad los hechos.
La televisión es un espacio privilegiado en el cual el espectro social, el político y el ideológico se vuelven visibles para que los televidentes, interpelados como sujeto/ciudadanos opten democráticamente.
El desprestigio de la clase dirigente y de las instituciones es tal vez la causa principal por la que los medios masivos de comunicación estén ocupando su lugar en el debate público y trastoquen el ámbito del mismo.
Se ha sustituido el debate en el Congreso por denuncias o comentarios en los medios, lo que Castells denomina “política del escándalo”. La corrupción es uno de los factores más importantes de desprestigio de la clase política en general.
El debate político sobre el control democrático de los medios de comunicación de masas tiende a concentrarse en la influencia que los partidos políticos y/o los grandes grupos económicos y financieros ejercen sobre el contenido comunicativo que consideran de relevancia política y económica directas.
Si la libertad de prensa es una de las herramientas que cuentan los ciudadanos para hacerse escuchar es válido preguntarse qué sucede cuando algún ciudadano quiere expresar su disconformidad y el grupo que compone esa empresa multimedia no está a favor o no le conviene lo que esas personas quieren manifestar. En este caso la libertad de opinión pública puede verse limitada por los intereses particulares de un grupo de personas, no elegidas por la comunidad sino empresarios o empleados de empresas con intereses económicos determinados.
Esta relación particular entre los medios y la política constituye una nuevo fenómeno socio-político denominado Videopolítica definida como la creciente dependencia de las instituciones políticas respecto de los medios masivos de comunicación, asociada a la perdida de interés de los dirigentes políticos por controlar sus propios instrumentos de comunicación con la ciudadanía y por una creciente personalización de la clase política, la transformación del candidato en vedette cuyo aspecto físico o desenvoltura ante las cámaras interesan mas que sus programas o ideologías. Es una nueva forma de comunicación adaptada por los actores políticos para vincularse con el público a través de los medios.
En la campaña se desarrollaran discusiones personales más que políticas o alusiones a la vida privada o al tema de la corrupción. Se discutirá de políticos y no de política y eso es peligroso porque al confundirse las características particulares de los políticos con el sistema, la deslegitimación resultante puede terminar con la democracia como la conocemos.
Conclusiones.
Al abordar los fenómenos propios de las formas de hacer política a principio del siglo XXI nos encontramos con el problema de la cuestión de la representación política.
Crisis de representación política supone un alejamiento, una distancia importante entre los representantes y los representados, entre la dirigencia y la gente.
La videopolítica impacta en la política imponiéndole su formato a cambio de pasividad.
Pero el precio que paga la política por el acceso casi ilimitado al público es muy alto.
Cuando la gente no siente que se le den repuestas a sus demandas se produce insatisfacción, desconfianza y retraimiento. En términos sistémicos el resultado es el debilitamiento del sistema de partidos y de las instituciones democráticas volviendo incierta la competencia democrática porque la representación de intereses se torna más personalista y la rendición de cuentas entre los representantes y los representados se vuelve más débil, lo que aumenta las posibilidades de aventuras políticas personales basadas en demandas puntuales muy básicas. Esta situación se cierra en un espiral de degradación institucional en donde se debilita, cada vez mas, la capacidad del Estado de dar respuesta efectiva a los problemas económicos y sociales. De esta manera se dificulta la consolidación de la democracia y de sus instituciones, se deslegitima la política, los ciudadanos no se sienten inclinados a involucrarse en política.
Si la política no da respuesta a las necesidades de la gente, los ciudadanos pierden el incentivo para participar de la política, que vacía de contenidos se vacía de gente.
Los políticos entran en un círculo vicioso que si bien los “acerca” a la gente, los aleja de los ciudadanos. Tan cerca pero tan lejos, el político ahora estrella mediática cambia su rol, ya no es un funcionario público que representa intereses colectivos, ahora es una figura pública que se representa a sí mismo.
Hoy la gente se encuentra sola recibiendo la información y decodificando los mensajes y los símbolos, ya no es tan fácil encontrar espacios colectivos que te ayuden a procesar esa información.
La política es un acto colectivo en pos de la participación en la resolución de problemas colectivos. Cuando se privatiza la política, cuando se la hace desde la televisión, cuando la gente queda afuera de las decisiones, cuando esa gente es invitada solamente a votar, la política se vacía, pierde el sentido y es la hora de los medios.
A pesar del crecimiento de grupos que se expresan en nuevos movimientos sociales la solución a la crisis de representación política no se resuelve. Si bien los movimientos sociales responden a problemáticas contemporáneas en términos de discriminación, injusticia y depredación del medio ambiente, solo afectan los resquicios que les deja el poder político para poder hacerlo. La gravedad del problema se pone de manifiesto además cuando los partidos políticos tienen dificultades para detectar, canalizar y resolver las expectativas de la comunidad.
La falta de respuestas de los diferentes sectores un desafió imperioso se plantea al inicio del nuevo milenio: la necesidad de repensar la posibilidad de reconstruir lo colectivo, para que todo vuelva a tener sentido, para que la gente tome por asalto la política. De lo contrario el alejamiento y el vació puede no revertirse al menos en el corto plazo, o lo que es peor puede volver a aparecer el descontrol social.
Si la política no vuelve a tener sentido, será el mercado quien lo haga viendo plasmada en la organización societaria sus más brutales necesidades.
POSMODERNO. ¿UNA SOCIEDAD TRANSPARENTE?
(GIOVANNI VATTIMO)
El termino posmoderno si tiene sentido, y tal sentido se enlaza con el hecho de que la sociedad en la que vivimos sea una sociedad de la comunicación generalizada, la sociedad de los mass media.
La modernidad es la época en la que el hecho de ser moderno se convierte en un valor determinante.
La condición para concebir la historia como realización progresiva de la humanidad auténtica estriba en que pueda ser vista como un proceso unitario. Solo si existe la historia se puede hablar de progreso.
No hay una historia única.
Igual que la historia se piensa unitariamente solo desde un determinado punto de vista que se coloca en el centro el progreso se concibe solo asumiendo como criterio un determinado ideal del hombre que, en la modernidad coincide siempre con el del hombre moderno europeo.
Lo que se intenta sostener es: a) que en el nacimiento de una sociedad posmoderna los mass media desempeñan un papel determinante; b) que estos caracterizan tal sociedad no como una sociedad más “transparente”, más consciente de sí misma, mas “iluminada”, sino como una sociedad más compleja caótica incluso; y finalmente c) que precisamente en este “caos” relativo residen nuestra esperanza de emancipación.
La imposibilidad de pensar la historia como un curso unitario da lugar al final de la modernidad, no surge solo de la crisis del colonialismo y del imperialismo europeo, sino que es también resultado del nacimiento de los medios de comunicación de masas.
La sociedad de los mass media es todo lo contrario de una sociedad más ilustrada.
La intensificación de las posibilidades de información sobre la realidad en sus más diversos aspectos vuelve cada vez menos concebible la idea misma de una realidad.
Realidad, para nosotros, es más bien el resultado del entrecruzarse, del “contaminarse” (en el sentido latino) de las múltiples imágenes, interpretaciones y reconstrucciones que compiten entre sí, o que, de cualquier manera, sin coordinación “central” alguna, distribuyen los media.
En la sociedad e los media, en lugar de un ideal emancipador modelado sobre la autoconciencia desplegada sin resto, sobre el perfecto conocimiento de quien sabe como son están las cosas, se abre camino un ideal de emancipación a cuya base misma están, mas bien, la oscilación, la pluralidad, y, en definitiva, la erosión del propio “principio de realidad”.
El sentido emancipador de la liberación de las diferencias y los “dialectos” están más bien en el efecto añadido de extrañamiento que acompaña al primer efecto de identificación. Si hablo mi dialecto es un mundo de dialectos será consciente también de que la mía no es la única “lengua”, sino precisamente un dialecto mas entre otros. Si profeso mi sistema de valores es este mundo de culturas plurales, tendré también una aguda conciencia de la historicidad, contingencia y limitación de todos estos sistemas, empezando por el mío.
Vivir en este mundo múltiple significa experimentar la libertad como oscilación continua entre la pertenencia y el extrañamiento.
“HOMO VIDENS”, LA SOCIEDAD TELEDIRIGIDA.
(GIOVANNI SARTORI)
1. HOMO SAPIENS.
Fisiológicamente, el homo sapiens no posee nada que lo haga único entre los primates (el género al que pertenece la raza humana). Lo que hace único al homo sapiens es su capacidad simbólica. El hombre es definido como un “animal simbólico” según Cassirer.
El lenguaje esencial que caracteriza e instituye al hombre como animal simbólico es “lenguaje-palabra”, el lenguaje de nuestra habla. El hombre es un animal parlante, esta característica lo distingue radicalmente de cualquier especie de ser viviente.
El hombre posee un lenguaje capaz de hablar de si mismo.
El lenguaje es un instrumento de comunicar y de pensar, pero las cosas en las que pensamos no son “visibles”.
Las civilizaciones se desarrollan con la escritura, y es el transito de la comunicación oral a la palabra escrita lo que desarrolla una civilización.
Leer y tener algo que leer, fue hasta finales del siglo XV un privilegio de poquísimos doctos.
El homo sapiens que multiplica el propio saber es, pues, el llamado hombre de Gutenberg. Es con Gutenberg con quien la trasmisión escrita de la cultura se convierte en algo potencialmente accesible a todos.
El progreso de la reproducción impresa fue lento pero constante, y culmina con la llegada del periódico que se imprime todos los días, el “diario”. Al mismo tiempo, desde mediados del siglo XIX en adelante comienza un nuevo y diferente ciclo de avances tecnológicos. En primer lugar, le invención del telégrafo, después del teléfono, así comenzaba la era de las comunicaciones inmediatas.
La radio es el primer gran difusor de comunicaciones; pero un difusor que no menoscaba la naturaleza simbólica del hombre.
La ruptura se produce a mediados de nuestro siglo con la llegada del televisor y de la televisión (ver desde lejos). En la televisión el hecho de ver prevalece sobre el hecho de hablar. Como consecuencia el telespectador es más un animal vidente que un animal simbólico.
2. EL PROGRESO TECNOLOGICO.
Todo progreso tecnológico, en el momento de su aparición, ha sido temido e incluso rechazado.
El invento mas protestado fue el de la maquina, la maquina industrial provoco miedo profundo porque, según se decía, sustituía al hombre.
En pocas décadas el progreso tecnológico nos ha sumergido en la edad cibernética, desbancando a la televisión.
El nuevo soberano es ahora el ordenador. Porque el ordenador no solo unifica la palabra, el sonido y las imágenes, sino que además introduce en los “visibles” realidades simuladas, realidades virtuales.
La diferencia en la que debemos detenernos es que los medios visibles en cuestión son dos, y que son muy diferentes. La televisión nos muestra imágenes de cosas reales.
El ordenador cibernético nos enseña imágenes imaginarias. La llamada realidad virtual en una irrealidad que ha creado con la imagen y que es realidad solo en la pantalla.
3. EL VIDEO-NIÑO.
La palabra es un símbolo que se resuelve en lo que significa, en lo que nos hace entender. Y entendemos la palabra solo si conocemos la lengua a la que pertenece; en caso contrario es letra muerta.
La televisión es una sustitución que modifica sustancialmente la relación entre entender y ver.
Si esto es verdad, podemos deducir que la televisión esta produciendo una permutación, una metamorfosis, que revierte en la naturaleza misma del homo sapiens. La televisión no es solo un instrumento de comunicación; es también a la vez un proceso de formación del adolescente, esto genera un nuevo tipo de ser humano.
La televisión es la primera escuela del niño (escuela divertida); y el niño es un animal simbólico que recibe imprint, su impronta educacional, en imágenes de un mundo centrado en el hecho de ver.
El problema es que el niño registra y absorbe indiscriminadamente todo lo que ve. El niño formado en la imagen se reduce a ser un hombre que no lee, la mayoría de las veces, es un ser “reblandecido por la televisión”, adicto a por vida a los videojuegos.
El video-niño es un niño que ha crecido frente al televisor. Este niño se convierte algún día en adulto a la fuerza. Pero se trata siempre de un adulto sordo de por vida a los estímulos de la lectura y del saber trasmitidos por la cultura escrita. Los estímulos ante los cuales responde cuando es adulto son casi exclusivamente audiovisuales. Por lo tanto el video-niño a los 30 años es un adulto empobrecido, educado por el mensaje “la cultura, qué rollazo”.
El mensaje con el cual la nueva cultura se recomienda y se auto elogia es que la cultura del libro es de unos pocos (es elitista), mientras que la cultura audiovisual es de la mayoría.
En definitiva, si el maestro sabe más que el alumno, tenemos que matar al maestro; y el que no razona de este modo es un elitista. Esta es la lógica de quien carece de lógica.
4. PROGRESOS Y REGRESIONES.
Progresa es sólo “ir hacia delante” y esto comporta un crecimiento. Y no esta claro que este aumento tenga que ser positivo. Con respecto a la progresión de la historia, la noción de progreso es positiva. Para nosotros progreso significa un crecimiento de la civilización, un avance hacia algo mejor, es decir, una mejoría. Y cuando la televisión se define como un progreso, se sobreentiende que se trata de un crecimiento “bueno”.
Un aumento cuantitativo no mejora nada si no esta acompañado de un progreso sustancial.
La televisión beneficia y perjudica. La televisión entretiene y divierte: el homo ludens, el hombre como animal que goza, que le encanta jugar, nunca ha estado tan satisfecho y gratificado en toda su historia.
Es verdad que le televisión “estimula”. Despertar con la palabra (la radio) es algo insignificante respecto a un despertar producido por la visión de todo el mundo, lo que, en potencia, podemos ver en cualquier casa.
Frente a estos progresos hay una regresión fundamental: el empobrecimiento de la capacidad de entender.
5. EL EMPOBRECIMIENTO DE LA CAPACIDAD DE ENTENDER.
El homo sapiens debe todo su saber y todo el avance de su entendimiento a su capacidad de abstracción.
Casi todo nuestro vocabulario cognoscitivo y teórico consiste en palabras abstractas que no tienen ningún correlato en cosas visibles, y cuyo significado no se puede trasladar ni traducir en imágenes.
Los llamados primitivos son tales porque en su lenguaje destacan palabras concretas: lo cual garantiza la comunicación, pero escasa capacidad científico-cognoscitiva.
Los pueblos se consideran avanzados porque han adquirido un lenguaje abstracto (que es además un lenguaje construido en la lógica) que permite el conocimiento analítico-científico.
Algunas palabras abstractas son en cierto modo traducibles en imágenes.
Todo el saber del homo sapiens se desarrolla en la esfera de un mundo intelligibilis (de conceptos y de concepciones mentales). La televisión produce imágenes y anula los conceptos, y de este modo atrofia nuestra capacidad de abstracción y con ella toda nuestra capacidad de entender.
El lenguaje conceptual (abstracto) que es infinitamente más pobre: más pobre no solo en cuanto a palabras (al número de palabras), sino sobre todo en cuanto a la riqueza de significado, es decir, de capacidad connotativa.
6. CONTRA-DEDUCCIONES.
La llegada de la televisión y después de la tecnología multimedia es absolutamente inevitable. Pero por el hecho de ser inevitable no debe aceptarse a ciegas.
El hombre que lee está decayendo rápidamente.
Tenemos el hecho de que la imagen no da, por si misma, casi ninguna inteligibilidad. La imagen debe ser explicada; y la explicación que se da de ella en la televisión es insuficiente. No hay integración, sino sustracción y que; por tanto, el acto de ver esta atrofiando la capacidad de entender.
Para los triunfalistas de los nuevos medios de comunicación el saber mediante conceptos es elitista, mientras que el saber por imágenes es democrático.
Un progreso que es solo cuantitativo y que comporta una regresión cualitativa no constituye un avance en la acepción positiva del término. Un “conocimiento mediante imágenes” no es un saber en el sentido cognoscitivo del término y que, más que difundir el saber, erosiona los contenidos del mismo.
7. INTERNET Y CIBERNAVEGACION.
Las nuevas fronteras son Internet y el ciberespacio, y el nuevo lema es “ser digitales”.
Que el televisor es un instrumento monovalente (funciona con una sola valencia) que recibe imágenes con un espectador pasivo que lo mira, mientras que el mundo multimedia es un mundo interactivo (de múltiple utilización) cuya maquinas es un ordenador que recibe y transmite mensajes digitalizados.
No hay razón para suponer que la televisión será anulada por Internet. Ya que estos instrumentos ofrecen productos diferentes.
Distingamos tres posibilidades de empleo de Internet: 1) una utilización estrictamente práctica; 2) una utilización para el entretenimiento, y 3) una utilización educativo-cultural.
Internet proporciona productos a medida de diferentes intereses.
Por tanto, en la medida en que Internet es una diversión, un entretenimiento, la televisión resultara vencedora entre los “perezosos” e Internet triunfara entre los “activos”.
En teoría, Internet debería estimular el crecimiento cultural. Pero en la practica puede suceder lo contrario, desde el momento en que el homo videns ya esta formado cuando se enfrenta a la red.
Internet tiene un porvenir revolucionario. Como instrumento cultural, de crecimiento de nuestra cultura. Los verdaderos estudiosos seguirán leyendo libros.
Las posibilidades de Internet son infinitas, para bien y para mal. Son y serán positivas cuando el usuario utilice el instrumento para adquirir información y conocimiento. Pero la mayoría de los usuarios de Internet no son de esta clase.
Como las realidades virtuales son juegos que no tienen probabilidad de convertirse en realidades materiales puede llegar a generar en un extremo, un sentimiento de potencia alienado y frustrado, y en el extremo opuesto, un público de eternos niños soñadores que trascurren toda la vida en mundos imaginarios. La facilidad de la era digital representa la facilidad de la droga.
La televisión cubre, a donde llega, casi el cien por cien de las casas. En cambio, para los demás inventos, hay un techo. Internet produce saturación, y “ver pasivamente” es más fácil y más cómodo que el acto de “ver activamente” de las navegaciones cibernéticas.
Hacia finales del siglo XX el homo sapiens ha entrado en crisis; una crisis de perdida de conocimiento y de capacidad de saber.