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Política y religión: El pensamiento político medieval
En esta unidad se aborda el vínculo entre política y religión en el medioevo. El objetivo es presentar las principales características de la tradición medieval, en especial la teoría de la plenitud de poderes y la justificación trascendente y teocrática del poder a partir de dos textos que cabalgan entre el medioevo y la moderniddad: "La secularización del orden político" Forster y "Escritos políticos" de Lutero. Se hace particular hincapié en la relevancia de la reforma protestante para el desarrollo de un incipiente individualismo, de la idea de conciencia moderna y de la separación de la Iglesia y el Estado (ambas características de la modernidad), pero también, se insiste en los aspectos no-secularizadores y transaccionales del pensamiento político luterano que heredará la modernidad occidental.
Características de la Edad Media:
Cesaropapismo: es un término referido a las relaciones entre Iglesia y Estado, que identifica o supone la unificación en una sola persona, normalmente el emperador, de los poderes político y religioso.
Plenitudo potestatis
Feudalismo
Proceso de secularización: La Iglesia deja de tener el rol político y el soberno el rol religioso.
En la Edad Media, el poder estaba concentrado en el soberano desde una concepción teocéntrista. En Alemania, en un contexto de crisis frente al miedo de la invasión musulmán y la Iglesia en conflicto con los feudales. (revisar)
El texto de Lutero, potencia la construcción de un sujeto que a través de la fe se hace paso en el mundo espiritual cristiano. Denuncia la corrupción del poder papal que no actúa en consecuencia a la palabra de Dios, sino de sus propios intereses en connivencia con la nobleza. De alguna manera, desquilibra la concepción teocéntrica al criticar al Papa, quien era considerado la voz de Dios en el plano terrenal e intermediario entre los hombres y Dios.
Los romanistas se han rodeado, con gran habilidad, de tres murallas con las que, hasta ahora, se han defendido de que nadie los pueda reformar:
Contrapone:
Dios estableció dos gobiernos: el espiritual, que hace cristianos y buenos por el Espíritu Santo , bajo Cristo, y el secular, que obliga a los no cristianos y a los malos a mantener la paz y estar tranquilos externamente, sin que se les deba por ello ningún agradecimiento
(...) es verdad, ciertamente, que los cristianos, por sí mismos, no están sometidos a ningún derecho ni espada, ni los necesitan; pero procura primero que el mundo esté lleno de auténticos cristianos antes de gobernarlos cristianamente y según el Evangelio. (en relación al derecho de espada y el abuso de los malos de la libertad evangélica). Deben existir ambos regímenes. En el mundo no es suficiente el uno sin el otro.
En relación a la ocupación de cargos políticos: si tu vieras que hacen falta verdugos, alguaciles, jueces, señores o príncipes y te consideraras capacitado, deberias ofrecerte y solicitar el cargo para que el poder, que es necesario, no sea despreciado ni se debilite ni perezca; el mundo no quiere ni puede prescindir de él. (...) la autoridad es servidora de Dios, no hay que dejar que la utilicen exclusivamente los paganos sino todos los hombres.
Ningún cristiano debe llevar la espada ni recurrir a ella para sí mismo y para sus asuntos, pero, cuando se trata de los otros, puede y debe llevarla o recurrir a ella para que la maldad sea reprimida y la piedad protegida. El cristiano se somete al gobierno de la espada como obra de amor.
Cada reino debe tener sus propias leyes y derchos y sin la ley no puede existir ningún reino ni gobierno, como muestra suficientemente la experiencia cotidiana.
-En los asuntos que afectan a la salvación de las almas no debe enseñarse ni aceptarse nada que no sea la palabra de Dios.
-Cada uno corre por su propio riesgo en su manera de creer y debe vigilar por sí mismo que su fe sea verdadera. (...) el acto de fe es libre y nadie puede ser obligado a creer. La lucha contra los herejes es tarea de los obispos, es un asunto espiritual.
El gobierno de los sacerdotes y obispos no es una autoridad o un poder sino un servicio y un ministerio, pues no son superiores ni mejores que los demás cristianos. Por lo tanto, no deben imponer leyes o mandatos a los otros sin el consentimiento de éstos; su gobierno consiste en predicar la palabra de Dios para dirigir a los cristianos y vencer la herejía.
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NEXO entre la modernidad y la sociedad feudal: la descomposición creciente de una relación más que milenaria, la del poder con la esfera de lo sagrado y, como consecuencia, el advenimiento de un ámbito de dificil dilucidación pero cuya nota más destacada es, sin duda, la laicización del poder político. El sujeto del poder ahora es otro; el reemplazo de las jerarquías posibilita la emergencia de un espacio secularizado y en parte autosuficiente.
La problemática del poder no se ha constituido alrededor de la soberanía, sino por el contario, la lucha que vivió el Occidente medieval, es la lucha entre el poder del Papa y del Emperador.
(...) La aparición de la idea de soberanía disloca el concepto tradicional de poder, o en otras palabras, lo arranca del cielo para traerlo a la tierra.
SOBERANIA: constitución del poder como forma cristalizada de lo propio del hombre. El concepto de SOBERANÍA supone el desplazamiento de como centro del cual emana la legitimidad del poder. Cual era la concepción que fundaba la legitimad del poder por parte de las monarquías de derecho divino, en la que el monarca aparecía rodeado de un hálito sacro? El soberarno, en el ejercicio de su poder, llegue a justificarlo en Dios, no significa que su soberanía esté legitimada por Dios. El concepto de legitimidad es capital aquí, porque es lo que especifica la soberania moderna: en la soberarnía el soberano es- o no es- legítimo; la cuestión por eso, ya no es más saber si su poder ha sido instituido por Dios o si no lo ha sido. Variación del concepto de legitimidad: Es ahora el soberano quien se legítima por sí mismo y ya no depende de otro para alcanzar la legitimidad.
La iglesia es reemplazada por el Estado como principio organizador y centralizador. Retroceso de la religión en la conciencia de los hombres. Divorcio entre la moral y la política.
-rebeliones campesinas: ante la búsqueda de un reordenamiento ante los cambios que se operaban en la sociedad y la aparición pujante de líderes mesíanicos que prometían la llega del anticristo y los días finales.
Carl Schmitt define con claridad ese período complejo de la historia Occidental: "La transición de la Edad Media al concepto de Estado Moderno puede verse, en una consideración jurídico-política, en el hecho de que el concepto de la plenitudo potestatis se convirtió en fundamento de una reformatio mayor, de una transformación de toda la organización eclesiástica. Este concepto se convirtió en la expresión jurídica del hecho de que el poder central soberano creó una organización nueva, sin tomar en consideración los privilegios y derechos al cargo legítimamente adquiridos, caracterísitcas del Estado de derecho medieval y dio el inusitado ejemplo de una revolución legítima, reconocida en principio incluso por los afectados por ella(...) Lo que se tomaba como revolucionario en la plenitudo potestatis era la supresión de la representación medieval de la jerarquización absolutamente inmutable de los cargos, que incluso desde la instancia suprema existía como un derecho que correspondía al titular del cargo.
*En el Príncipe se produce una inversión fundamental: él es garantía de su legitimidad, y no tiene que dar cuenta a un poder superior de su propia soberanía; él es por sí mismo su propio sentido.
*Dios ya no es más el a priori fundamentador del ejercicio del poder, es ahora la "voluntad franca", es decir la voluntad libre la que define la prerrogativa de la soberanía. -VER desarrollo incipiente individualismo
En el Estado Moderno se opera un proceso de unificación entre el principio sustentador del poder y su ejercicio que sólo es posible a través del mecanismo de la soberanía. Los hombres de Estado y los filósofos se dedicarán, de ahora en más, a pensar la política a la manera de una ciencia. Desarraigada de la religión y en gran parte de la ética, la política es materia de investigación por sí misma como teoría general del Estado.
"La imagen del rey benévolo y justiciera que gobernaba según los preceptos de las sagradas escrituras se desvaneció para dejar paso a la figura del príncipe eficaz en el manejo de los negocios mundanos" - (...) y con el espíritu burgués apareció la aspiración a la libertad individual.
-El nuevo burgués comerciante ya no soñaba con ser un Marco Polo; él quería una vida tranquila que permitiera consolidarse en su actividad y expandir su negocio- LEYES DE PROTECCIÓN Y CONTROL
El vínculo entre saber e instrumentalización se vuelve fundamental: el primero ya no es separable del segundo, y cuando intente justificarse a sí mismo desde sí mismo, se mostrará como esencialmente ideológico: la política se descubre como esencialmente ideológica, pero eso sí es "ciencia" porque no tiene que ver con exclusivas necesidades sectoriales. La lógica de lo instrumental, de lo útil para garantizar la gobernabilidad, reemplaza a la vieja determinación clásica de la política integrada e interrelacionada con la ética. La distancia que existe entre Aristóteles y Maquiavelo es quiparable a la que existe entre la política pensada a partir del bien común y la política pensada como un instrumento para garantizar la reproducción y perpetuación del poder.
(...) Si Marsilio de Padua se eleva a una concepción secular del poder político, es porque elabora una representación igualmente profana de la sociedad civil. Esta sociedad civil es el resultado de la unión de los hombres para subvenir a sus necesidades, y como tal, es independiente respecto a una teleología trascendente y no apunta a otra cosa que no sea aquello que surja de su interior. (...) Lo que se ha roto es el concepto ontológico del mundo medieval, orden de dependencias y jerarquías; el mundo moderno, que se asoma incipientemente a través del pensamiento de Marsilio, rompe la sacralidad del discurso anterior e inaugura un nuevo espacio mundano que, sin temor puede ser calificado como ámbito de lo exclusivamente laico. La teoría del Estado que está prefigurando el paduano se inscribe en el interior del humanismo renacentista que se presenta como un sistema normativo-individualista y con una nueva perspectiva moral.
Marsilio piensa la sociedad como una totalidad en la que cada parte se amalgama al fin común y se preocupa por encontras los hilos que entrelazan las diversas funciones. La respuesta del paduano sigue el camino del concepto de ley, que será la que permitirá la existencia armónica de la totalidad social, plantea. Es decir que si no hay ley, no hay sociedad. (...) Pero esta ley de la que nos habla el paduano, no es inherente al concepto de lo justo: lo justo no viene dado por revelación. Es una noción profana que da cuenta de necesidades mundanas a las que se aplica la ley. A partir de aquí lo que emerge es la ley civil, lo jurídico como regulador abstracto de relaciones concretas. Ya no es la ley divina la que fija las condiciones de existencia social. Una norma que no prescribe y no coacciona a los transgesores infligiendoles suplicios o castigos nada más que en el estado actual de mundo: la Ley Humana.
A diferencia de Marsilio, en Maquiavelo la ley será resultado de la voluntad del príncipe. Lo interesante del pensamiento de Marsilio es que reflexiona en torno al poder como dimensión absoluta; a partir de él las cosas cobran sentido, encuentran su lugar. El mundo se constituye como ámbito del poder; éste no debe ser considerado como la suma tiránica de atribuciones; aquí hay que distinguir claramente entre tirano y príncipe, diferencia consistente en que el primero se dispensa la legitimidad, mientras el segundo se considera perfectamente legitimado.
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