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Semiología | Resumen de Roland Barthes para el 1º Parcial | Cátedra: Arnoux | Prof. Oscar Amaya | Sede: Montes de Oca | 1º Cuat. 2008 | Altillo.com |
Roland Barthes
Semiólogo francés de mediados del s. XX.
Estudió los signos no lingüísticos, los llamó signos semiológicos. Se apoyan en
la concepción racional que anteriormente planteó Saussure.
Barthes toma los conceptos de Saussure para poder basar la cultura.
Además de los signos verbales y gráficos, existen signos gestuales, icónicos,
etc. que se combinan con los lingüísticos también y se forman nuevos lenguajes;
por ejemplo, el publicitario, el de la moda, las señales de tránsito, los gestos
de cortesía, protocolo, etc., éstos producen significantes que relacionamos con
significados pero no son signos lingüísticos, son gestos imágenes, dibujos, etc.
Barthes tratará de pensar las características de la cultura como un gran y
complejo sistema semiológico.
No hay en éstos signo unidades distintivas, sino más bien sentido, Ej. En la
pintura, no hay algo que determine exactamente la significación. Para Barthes,
la cultura siempre trabaja con diferentes sentidos.
El sistema semiológico es diferente al sistema de la lengua y trabaja como una
serie de montaje de signos. La materia significante es la misma pero el sentido
para cada uno es distinto. Siempre por debajo de un lenguaje hay otro posible.
Denotación es la significación explícita, exacta y evidente.
Connotación es aquello que se sugiere, lo posible de ser interpretado de otra
manera.
La cultura va construyendo sentidos a través de nuevas connotaciones, de nuevos
ingredientes.
Los conjuntos de significantes son el objeto de estudio de la semiología.
Además de nuevos significados, la cultura construye nuevos significantes de
anteriores, esto es el metalenguaje. Por ejemplo, en la ciencia, se usa el
lenguaje para estudiar el lenguaje y, cada ciencia usa el castellano pero crea
un metalenguaje.
Signo semiológico
El signo es una porción (de dos caras) de sonoridad, visualidad, etc.
Cada plano se divide en dos categorías: forma y sustancia.
La forma es aquello que puede describirse exhaustiva, simple y coherentemente
por la lingüística.
Expresión
Sustancia: por ejemplo la sustancia fónica, articulada, no funcional, de la que
se ocupa la fonética.
Forma: constituida por las reglas paradigmáticas y sintácticas (una misma forma
puede tener dos sustancias diferentes, una fónica y otra gráfica).
Contenido
Sustancia: por ejemplo, los aspectos emotivos, ideológicos o simplemente
nocionales des significado, su sentido “positivo”.
Forma: es la organización formal de los significados, por ausencia o presencia
de una marca semántica.
Ésta distinción puede volverse útil y fácil de utilizar en semiología:
Cuando tenemos que enfrentarnos con un sistema en el cual los significados son
inherentes a una sustancia diversa de la de su propio sistema (ej., caso de la
moda escrita).
Cuando un sistema de objetos se comporta a una sustancia que no es inmediata y
funcionalmente significante, pero puede ser, a cierto nivel, simplemente
utilitaria. Ej.: cierto manjar puede servir para significar una situación, pero
también para nutrirse.
Signo semiológico vs. Signo lingüístico
Al igual que su modelo, el signo semiológico está también compuesto por
significante y significado, pero se separa de él al nivel de sus sustancias.
Muchos sistemas semiológicos tienen una sustancia de la expresión (fónica) cuyo
ser no está en la significación; suelen ser objetos de uso, separados de los
fines de significación. Ej.: el vestido sirve para protegerse, la comida para
nutrirse, aunque sirvan también para significar. Llamamos a éstos signos
semiológicos de origen utilitario “función-signo”, éstos implican un doble
movimiento. En un primer momento, la función toma sentido por el solo el hecho
de que exista sociedad, cualquier uso se convierte en signo de este uso. Ej.: la
función del impermeable es proteger de la lluvia, pero ésta función es
inseparable del signo de cierta condición atmosférica, dado que nuestra sociedad
no produce más que objetos standarizados que son necesariamente las ejecuciones
de un modelo, las hablas de una lengua, las sustancias de una forma
significante.
Ésta semantización universal de los usos muestra que no hay nada real que no sea
perceptible. Pero una vez constituido el signo, la sociedad puede re-
funcionalizarlo, hablar de él como un objeto de uso: se hablará de un vestido de
piel como si sirviera únicamente para proteger del frío. Ésta funcionalización
necesita un segundo lenguaje para existir y no se identifica en absoluto con la
primera funcionalización. La función re- presentada corresponde a una segunda
institución semántica (camuflada) que pertenece al orden de la connotación.
Por lo tanto, la función- signo tiene un valor antropológico, ya que es la
unidad misma en la que se entremezclan las relaciones de lo técnico y de lo
insignificante.
El significado
Para la lingüística, el significado no es “una cosa”, sino una representación
psíquica de la cosa. Pero siguiendo estudios posteriores se podría decir que el
significado no es ni la representación psíquica, ni la cosa real; ni acto de
conciencia ni realidad; puede definirse tan solo en el seno de la significación:
es ese “algo” que aquel que emplea el signo entiende por él.
El significado es uno de los dos componentes del signo, la única diferencia que
lo opone al significante es que éste último es mediador.
En el ámbito de la semiología, la situación no es diversa, donde objetos, gestos
e imágenes, etc. (significantes) remiten a algo que no es decible sino a través
de ellos, con la diferencia que el significado semiológico puede remitirse a los
signos de la lengua. Entonces, un determinado sweater podrá significar los
largos paseos de otoño en el bosque, en este caso, el significado no es
solamente mediado por su significante vestimentario (el sweater) sino también
por un fragmento de palabra, lo cual facilita su utilización.
Llamamos ISOLOGÍA al fenómeno por el cual la lengua une de forma indiscernible e
indisociable sus significantes y sus significados. De ésta forma se distinguirá
los sistema NO – ISOLÓGOS (complejos), en los cuales el significado puede estar
asociado a sus significantes.
La lingüística estructural no ha construido una semántica (clasificación de las
formas del significado verbal), por lo tanto no se puede proponer una
clasificación de los significados semiológicos.
El significante
Es lo que hace que mi pensamiento pueda ser interpretado, puede materializar lo
que no tiene materia. La materia le es necesaria pero no suficiente. Esta
materialidad obliga a distinguir otra vez entre materia y sustancia: la
sustancia del contenido (significado) puede ser inmaterial (aspectos emotivos,
ideológicos, etc.), pero la del significante siempre es material (sonidos,
objetos, imágenes). Todos podemos interpretar signos con distinta materia,
olfato, gusto, etc.
En semiología, donde existen materias diversas (sonido, imagen, objeto y
escritura, etc.) sería oportuno agrupar los signos ya que se fundan en una única
en una única e idéntica materia, bajo el concepto del signo típico: el verbal,
el gráfico, el icónico y el gesticular, se formarían cada cual un signo típico.
La significación (semiosis)
Puede concebirse como un proceso. Se trata del acto que une significante y
significado, cuyo producto es el signo. Esta distinción tiene un valor
clasificatorio porque la unión de significantes y significado no agota el acto
semántico, teniendo en cuenta también lo que le es adyacente y porque para
significar, la mente no procede en conjunción, sino por descomposición.
La significación no une seres unilaterales, no aproxima dos términos, ya que
significante y significado son ambos término y relación al mismo tiempo.
Esta ambigüedad tropieza con la representación gráfica de la significación, no
menos necesaria para el estudio semiológico. Para Saussure, el signo se
representa como la extensión vertical de una situación profunda: en la lengua el
significado está, en alguna forma, tras el significante y no puede alcanzarse
sino a través de éste, aunque por un lado, estas metáforas demasiado espaciales
no captan la naturaleza dialéctica de la significación y, por otro lado, el
carácter cerrado del signo no es aceptable más que para los sistemas
decididamente continuos, como la lengua.
Mediación
Dijimos que el significante es un mediador (material) del significado. En el
lenguaje humano, la selección de los sonidos (mediación) no nos es impuesta por
el sentido (el “buey” no implica necesariamente el sonido de “buey” ya que éste
sonido es distinto en otras lenguas), Saussure había hablado de una relación
arbitraria entre significante y significado. Benveniste había rechazado ésta
afirmación: arbitraria es la relación del significante y la cosa significada
(del sonido “buey” y del animal) pero para el propio Saussure el significado no
es “la cosa” sino la representación psíquica de la cosa (concepto). La
asociación del sonido y de la representación es el fruto de un aprendizaje
colectivo, por ej. El aprendizaje de la legua francesa; esta asociación (la
significación) no es arbitraria (ningún francés es libre de modificarla), sino
por el contrario, necesaria.
Así se ha propuesto que la significación en lingüística es inmotivada; es una
inmotivación parcial. Por otra parte, entre significante y significado exite
cierta motivación, en el caso de las onomatopeyas (la lengua imita cierto tipo
composición) una vez establecida la inmotivación de su raíz y de su sufijo,
presentan una analogía de composición.
En la lengua, el nexo entre significante y significado es contractual en
principio, pero este contrato es colectivo, inscrito en una temporalidad amplia
(Saussure dice que la lengua es una herencia). Levi Strauss argumenta que el
signo lingüístico es arbitrario a priori, pero no a posteriori. Esta
diferenciación introduce dos términos; se dirá que un sistema es arbitrario
cuando sus signos se crean no por contrato sino por decisión unilateral: el la
lengua el signo no es arbitrario, pero si lo es en la moda, y se dirá también
que un signo es motivado cuando la relación entre su significante y significado
es analógica.
Para los signos motivados, se propuso el término “semas intrínsecos” y para los
términos “inmotivados “semas extrínsecos”. Podemos tener sistemas arbitrarios y
motivados y no arbitrarios e inmotivados.
Roland Barthes amaba la literatura y la tomó como objeto de estudio desde la
dimensión lingüística y semiológica.
Destaca tres fuerzas de la literatura:
Es objeto del saber, denota y connota otros saberes, tiempos, épocas,
prácticas): MATHECIS
Representación: fuerza del signo; busca asemejarse a otra cosa: MIMECIS. La
literatura habla de una cosa pero no crea su imagen fielmente, sino que la
intercambiador algo que está en lugar de la realidad que quiere representar.
Interpretación: SEMIOSIS. El la capacidad del signo de poder comprender la
pluralidad del sentido. Da lugar al argumento de una ciencia de la
interpretación (la semiología).
Para el francés, el objeto de la semiología es el discurso y sería algo así
como una lingüística del habla. Todo aquello de lo cual algo se puede decir es
estudiado por la semiología. Todo aquello que se transforma, que se rompe, etc.
y se expresa a través del discurso, es una práctica discursiva. La semiología es
formas, no sustancias. NOTA: semiótica es el nombre dado al estudio de los
signos fuera de Europa, es decir, en USA.