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Semiología | Resumen de Ferdinand de Saussure para el 1º Parcial | Cátedra: Arnoux | Prof. Oscar Amaya | Sede: Montes de Oca | 1º Cuat. 2008 | Altillo.com |
Ferdinand de Saussure (1857-1913)
Saussure consideraba que la lingüística del siglo XIX no se cuestionaba
profundamente qué es el lenguaje ni como funciona, decidió entonces abocarse a
la investigación de éste, por sí mismo. En su Curso de Lingüística general
Saussure propone dejar de lado el estudio del lenguaje desde una perspectiva
histórica y analizarlo desde el punto de vista estructural.
El enfoque de Saussure, sostiene que todas las palabras tienen un componente
material (una imagen acústica) al que denominó significante y un componente
mental referido a la idea o concepto representado por el significante al que
denominó significado. Significante y significado conforman un signo.
Lengua y habla
Ocupados en el desarrollo histórico del lenguaje, los lingüistas tomaban como
campo de estudio la lengua escrita. El punto de partida utilizado por Saussure
fue pues, el de la individualidad del acto expresivo: la palabra hablada. Se
presenta así la primera distinción teórica entre:
Sistema de la lengua: es una abstracción, estructura que subyace a todos los
lenguajes y los organiza. Se apoya en bases dobles que no funcionan en forma
aislada, sino actuando con otros signos. Opera creando diferencias entre ideas e
imágenes sonoras.
Habla (el uso del sistema): O lo que de hecho hacemos al hablar.
En algunos idiomas, existen vocablos diferentes para referir estos dos
conceptos, en inglés por ejemplo, se utilizan los términos "language" para
significar "lengua" y "speech" para el habla. Sin embargo, pese a esta
diferenciación conceptual, ningún lingüista antes había focalizado sus estudios
desde esta perspectiva y la principal crítica de Saussure al enfoque tradicional
de la lingüística.
La semiología estudia toda clase de signos, no solo los lingüísticos, pero
Saussure se enfocó en la disciplina lingüística y es estudio de los signos de
esa categoría.
Esta diferenciación teórica, requiere, consecuentemente, una definición de signo
lingüístico que excluyera los sonidos efectivos del habla.
Hace falta una masa hablante para que haya una lengua. Son cosas inseparables,
como muestra el esquema: la acción del tiempo se combina con la de la fuerza
social. La lengua no es libre, porque el tiempo permitirá que las fuerzas que
actúan sobre ella desarrollen sus efectos, y se llega al principio de
continuidad, que anula la libertad. Pero la continuidad implica necesariamente
la alteración, el desplazamiento más o menos considerable de las relaciones.
SIGNO LINGÜÍSTICO
El signo lingüístico no vincula un nombre con una ‘cosa’ sino un concepto con
una imagen acústica.
Llamamos signo a la combinación del concepto (significado) y de la imagen
acústica (significante). Es la unidad lingüística que proviene de una relación
binaria, formada por el acercamiento de dos términos. Los términos implicados en
el signo lingüístico son ambos psíquicos y están unidos en nuestro cerebro por
un enlace asociativo. El signo lingüístico no une una cosa y un nombre, sino un
concepto y una imagen acústica (con imagen acústica nos referimos no al sonido
material sino a la huella psíquica de ese sonido). El carácter psíquico de
nuestras imágenes acústicas aparece con claridad cuando observamos nuestro
propio lenguaje. Sin mover los labios podemos hablarnos a nosotros mismos. El
signo lingüístico es una entidad psíquica de dos caras que puede estar
representada por la figura:
Saussure no clasificó los signos.
Significante y significado
La definición de signo lingüístico de Saussure incluye solo dos componentes y no
es más compleja que la empleada en la nomenclatura que él mismo criticara debido
a su simplismo. En efecto, admite la división del signo en dos partes, ya que
considera que la división propuesta por la nomenclatura era atractiva, sin
embargo, enfatizaba que debía evitarse sobre simplificar los procesos
involucrados en el lenguaje.
Saussure une dos entidades que pertenecen al lenguaje eliminando el plano de la
realidad de los objetos, esto es, los referentes sobre los cuales se emplea el
lenguaje. Tanto el significante como el significado son entidades mentales,
propone una ruptura entre el plano lingüístico y el plano del mundo externo a la
mente
Significante: a la imagen acústica. La imagen mental de un nombre que le permite
al hablante decirlo, y luego reemplazará a la cosa por el concepto.
Significado: concepto mental con el que se corresponde dicha imagen acústica.
Cabe preguntarnos por qué Saussure eligió términos tan parecidos corriendo
riesgo de confusiones conceptuales, aparentemente, consideró que la mínima
diferencia formal entre ambos términos destacaría su contraste.
Principios del signo lingüístico
Arbitrariedad: en el sentido que la conexión entre significante y significado no
se basa en una relación causal. La prueba de tal afirmación, reside en el hecho
que las distintas lenguas desarrollaron diferentes signos, esto es, diferentes
vínculos entre significantes y significados; de otra forma, sólo una lengua
existiría en el mundo. Ahora bien, aún aceptando la arbitrariedad del signo en
lo que respecta al vínculo entre significante y significado, es claro que esta
conexión no es arbitraria para quienes usan una misma lengua, porque si esto
fuera así, los significados no serían estables y desaparecería la posibilidad de
comunicación.
Linealidad: el significante siempre es lineal, lo que significa que los sonidos
de los cuales se componen los significantes, dependen de una secuencia temporal.
Afirma que el funcionamiento del lenguaje depende de la linealidad y que esto
tiene importantes consecuencias dado la misma impide ver u oír varios
significantes simultáneamente. La linealidad es el desplazamiento y orden de la
palabra, sea hablada o escrita, las unidades se desplazan en dirección lineal en
el tiempo y en el espacio, de derecha a izquierda o viceversa, etc. Primero digo
M, después E, S y A para decir “mesa”, las unidades solas son distintivas y, al
combinarlas linealmente creo la significación o productos lingüísticos más
complejos.
Inmutabilidad: al analizar el signo en relación a sus usuarios, Saussure observa
una paradoja: la lengua es libre de establecer un vínculo entre cualquier sonido
o secuencia de sonidos con cualquier idea, pero una vez establecido este
vínculo, ni el hablante individual ni toda la comunidad lingüística es libre
para deshacerlo. Tampoco es posible sustituir un signo por otro. La lengua
castellana podría haber elegido cualquier otra secuencia de sonidos para el
significado que se corresponde con la secuencia C-L-I-M-A, pero una vez que
dicho vínculo se ha consolidado, la combinación ha de perdurar. No es posible
legislar sobre el uso de la lengua.
Mutabilidad: con el tiempo, la lengua y sus signos, cambian. Aparecen así,
lentamente, modificaciones en los vínculos entre significantes y significados.
Los significados antiguos se especifican, se agregan nuevos o se clasifican de
modo diferente. Por ejemplo la palabra "ratón" adquiere un significado distinto
en relación a las computadoras, en este caso, dos vínculos entre significado y
significante coexisten simultáneamente.
Si el signo lingüístico no fuese arbitrario, los signos que componen el lenguaje
estarían determinados mutuamente por algún elemento externo. El valor
lingüístico está enteramente determinado por la existencia de relaciones y por
ende, el signo debe ser arbitrario.
Saussure llama "forma pura" a la relación entre el significante y el
significado, así como a la que existe entre los distintos signos. Lo hace para
recordarnos que no es sino una relación.
Abordajes
Saussure considera que no es posible describir plenamente un lenguaje si esto se
hace de forma aislada en relación a la comunidad que hace uso de él y a su vez
los efectos que el tiempo tiene sobre el lenguaje, su evolución, lo que pone en
evidencia que los signos cambian. En consecuencia, Saussure afirma que una
lengua puede ser estudiada tanto en un momento particular como a través de su
evolución en el tiempo. Diferenciará dos modalidades respecto al uso del
lenguaje:
Sincrónica: (syncronos, al mismo tiempo) examina las relaciones entre los
elementos coexistentes de la lengua con independencia de cualquier factor
temporal. Permite describir el estado del sistema lingüístico, siendo esta
descripción abarcativa de la totalidad de los elementos interactuantes en la
lengua. Cuando se verbaliza el sistema de una lengua, solo intervienen elementos
sincrónicos puesto que nadie necesita conocer la historia de una lengua para
hacer uso de ella. La lingüística sincrónica se ocupa de relaciones lógicas y
psicológicas que vinculan los términos que coexisten en un sistema.
Diacrónica: (diacronos, a través del tiempo) Se enfoca en el proceso evolutivo y
se centra en aquellos fragmentos que se corresponden con ciertos momentos
históricos. Los factores diacrónicos no alteran al sistema como tal. La
lingüística diacrónica se ocupa de términos que se reemplazan uno al otro cuando
el sistema evoluciona, pero que no forman un sistema.
Significación y valor
El lenguaje es un sistema de valores en el sentido en que todo signo lingüístico
vincula sonidos e ideas. Si tal vínculo no existiera, sería imposible separar un
pensamiento de otro. Los sonidos no se diferencian entre sí más que los
pensamientos no expresados. La función del lenguaje no es crear un medio sonoro
para expresar el pensamiento sino mediar entre el pensamiento y el sonido, de
modo tal que el vínculo entre ambos dé por resultado unidades que se determinen
mutuamente.
Existen para Saussure, dos tipos diferentes de significación, una que
corresponde al signo tomado en forma aislada y otra, que surge de contrastar
ambos signos. La primera clase de significación está subordina a la segunda y
para destacar la diferencia la denomina valor lingüístico.
Contraste por valor lingüístico
El signo, en efecto, comunica un valor lingüístico el cual deriva de su
diferenciación con otros signos con los que está vinculado. Por ejemplo: nieve,
helado, hielo, glaciar. Cada una se entiende en la medida que se entiende la
otra, porque podemos diferenciarlas una de otra. "Helado" no significa "nieve" y
"hielo" no significa "glaciar", etc. El principio que distingue el valor del
significado, distingue también las formas entre sí y crea el significado.
Contraste formal
A su vez, "nieve" significa lo que significa porque es diferente de "nave" y
"nieto" porque poseen formas contrastantes. Si bien la diferencia sonora es
mínima, esta es suficiente para hacer de cada una un signo lingüístico
diferente.
Diferencia y oposición
El motor del significado es la diferencia. Para la conformación de un sistema
(que opera creando diferencias entre ideas e imágenes sonoras) no se requiere
términos positivos. Este puede construirse sobre la base de la negación. Porque
si analizamos significantes y significados de forma separada, observaremos que
son diferencia pura. Sin embargo, en donde significante y significado confluyen,
es donde hallamos el elemento positivo.
La forma de un signo difiere de la de otros signos como forma; el concepto
difiere de otros como concepto. Pero el signo no difiere de otros signos, sino
que se diferencia. La diferencia es algo que puede definirse apelando a otro
término.
El valor lingüístico
La lengua como pensamiento organizado en la materia fónica. La lengua es un
sistema de valores puros, dos elementos entran en juego en su funcionamiento:
las ideas y los sonidos. Sin la ayuda de los signos, seríamos incapaces de
distinguir dos ideas de una manera clara y constante. El papel característico de
la lengua frente al pensamiento es el de servir de intermediaria entre el
pensamiento y el sonido. El pensamiento es caótico por naturaleza y se ve
forzado a precisarse al descomponerse. Se podría llamar a la lengua el dominio
de las articulaciones, tomando a esta palabra en el sentido ya definido: cada
término lingüístico es un pequeño miembro, un articulus donde una idea se fija
en un sonido y donde un sonido pasa a ser el signo de una idea.
En la lengua no se podría aislar ni el sonido del pensamiento, ni el pensamiento
del sonido. La elección que requiere un determinado tramo acústico (sonido) para
una determinada idea es totalmente arbitraria. Solo el hecho social puede crear
un sistema lingüístico. La colectividad es necesaria para establecer valores
cuya única razón de ser consiste en el uso y en el consenso general. Además, la
idea de valor, nos muestra que es una gran ilusión considerar un término
simplemente como la unión de cierto sonido con cierto concepto. Es preciso
partir de la totalidad solidaria para obtener mediante el análisis los elementos
que ella contiene.
El valor lingüístico considerado en su aspecto conceptual
Cuando se habla del valor de una palabra, se piensa generalmente y ante todo en
su propiedad de representar una idea, y este es, en efecto uno de los aspectos
del valor lingüístico. No se debe confundir, valor lingüístico con significación
El valor, es sin duda un elemento de significación y es muy difícil saber como
se distingue de él, sin embargo es necesario aclarar esta cuestión:
Tomemos primero la significación: como lo indican las flechas del esquema, no
es más que la contraparte de la imagen auditiva, dentro de los límites de la
palabra considerada como un dominio cerrado, existente por sí mismo.
Este mismo signo, es la contraparte de los demás signos de la lengua. La lengua
es un sistema en el que todos los términos son solidarios y donde el valor de
uno, solo deriva en la presencia simultánea de los otros.
Composición del valor
Una cosa disímil susceptible de cambiarse por aquella cuyo valor está en
cuestión.
Por cosas similares que se pueden comparar con aquella cuyo valor está en
cuestión.
Ejemplo: para determinar el valor de una moneda de 5 francos hay que saber que:
Se la puede cambiar por una cantidad determinada de una cosa diferente, por
ejemplo pan. Se la puede comparar con un valor similar del mismo sistema: por
ejemplo una moneda de un franco o de otro sistema, con un dólar.
Se puede cambiar una palabra por algo disímil, una idea, además se la puede
comparar con algo de la misma naturaleza: otra palabra.
El valor de cualquier término está determinado por lo que lo rodea.
El valor lingüístico considerado en su aspecto material
Lo que importa en la palabra no es el sonido mismo, sino las diferencias fónicas
que permiten distinguir a esa palabra de todas las demás, pues son ellas las que
llevan la significación.
Nunca un fragmento de lengua podrá fundarse en otra cosa que en su no
coincidencia con el resto.
Los signos actúan no por su valor intrínsico, sino por su posición relativa. Es
imposible que el sonido, elemento material, pertenezca por sí mismo a la lengua.
En la escritura:
Los signos de la escritura son arbitrarios: no hay ninguna relación, por
ejemplo, entre la letra t y el sonido que designa.
El valor de las letras es puramente negativo y diferencial, así una misma
persona puede escribir t con variantes tales como:
T t T T T
Lo único esencial es que dicho signo no se confunda en sus rasgos con el de la
l, el de la d, etc.
El signo considerado en su totalidad.
En la lengua no hay más que diferencias. La lengua no consta ni de ideas ni de
sonidos que preexistirían al sistema lingüístico, sino solamente de diferencias
conceptuales y de diferencias fónicas derivadas de este sistema.
Relaciones
Sintagmáticas: es la unión de 2 o más unidades de significación o términos. Ej.
Re-leer (ej. De relación mínima, son dos términos). Una oración es sintagmática
también porque une términos. Son formaciones que lleva a cabo el orante para
expresarse en forma escrita o hablada. Es producto de una combinatoria.
Asociativas o paradigmáticas: son la asociación de ideas, por ejemplo, la
palabra “individual”, la podemos agrupar con otras distintas según su
significado; “individuo”, “único”, “personal”, “individualista”, etc. La
vinculación no responde a orden alguno, solo al que el hablante le da por su
asociación. No tiene un número definido.
EL NIÑO LLORA
> R. sintagmática
> R. asociativa: palabras que asocio a niño o a llora: nene, infante, chico,
solloza, lagrimea, etc.