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Semiología | Chomsky, Hymes, Bourdieu, Barthes, Kerbrat-Orecchioni, Pretexto, Dexis de persona | Cátedra: Romero | 1º Cuat. 2009 | Altillo.com |
Saussure
Saussure fue quien le dio a la lingüística la forma de las ciencias positivistas de la época, que requerían un objeto de estudio y un método.
Los estudios previos relacionados con el lenguaje fueron:
1)la gramática de la antigüedad griega que se ocupaba sólo de las formas correctas y las incorrectas
2)la filología grecorromana que se ocupaba de la crítica literaria y observaba sólo la lengua escrita y no la viviente
3)la gramática comparada, escuela a la que Saussure pertenecía y que se ocupaba de comparar las lenguas entre sí para determinar similitudes y parentescos.
Objeto de estudio:
El lenguaje es heterogéneo, comprende procesos físicos, fisiológicos y mentales, por lo cual no puede sistematizarse. Saussure divide el lenguaje en lengua y habla. La lengua es social (en cuanto a que está en todas las mentes de los habitantes de una sociedad), es homogénea, puramente mental, sistematizable, se la recibe pasivamente; el habla es individual, heterogénea y no sistematizable, dado que cada acto de habla es único e irrepetible.
La lengua está compuesta sólo por elementos psíquicos: los signos, y su modo de existencia es la tradición.
El signo lingüístico:
Los signos tienen un carácter mental, social y bifacial (con dos términos).
El signo no une una palabra y una cosa sino una imagen acústica y un concepto.
El concepto o significado es una porción de pensamiento. Para todo sujeto hablante cada signo de la lengua significa una cosa distinta del resto.
La imagen acústica o significante no es el sonido mismo sino una forma general de él.
Los signos son las totalidades formadas por un significado, un significante y la relación de significación entre ellos.
Características:
-Arbitrariedad: “el lazo que une significado y significante es arbitrario”, no hay ningún vínculo natural y están unidos por mera convención (se demuestra por la diferencia de significantes entre idiomas para un mismo significado). La arbitrariedad no es la elección libre del hablando, los signos siempre son impuestos.
-Linealidad: al ser el significante de naturaleza auditiva, sólo se desenvuelve en el tiempo. Los sonidos que lo componen se suceden uno después del otro.
-Inmutabilidad: el signo lingüístico se resiste a todo intento de cambio. La lengua de una comunidad es estable y no puede ni necesita ser modificada. Razones:
-El carácter arbitrario del signo: no hay motivos razonables para cambiar la relación entre significado y significante
–La multitud de signos de la lengua: cambiar un elemento implicaría cambiar muchos a la vez
–La complejidad del sistema: los signos guardan relaciones complejas entre sí. La modificación de un signo repercute en el resto del sistema
–La resistencia que la inercia colectiva ofrece hacia todo cambio lingüístico: la masa se resiste a cambiar lo que forme parte de su cotidianeidad
-Mutabilidad: el tiempo todo lo transforma y la lengua, indudablemente cambia a lo largo de la historia. Los signos incorporados nunca sustituyen a un signo existente sino que siempre son desplazamientos en las relaciones entre significados y significantes. Los cambios de la lengua sólo pueden percibirse luego de producidos. Todo cambio es azaroso y específico de cada lengua.
Teoría del valor
Nada permite diferenciar dónde comienza o dónde termina una unidad en una cadena de sonidos sin reconocer significados ni una unidad de pensamiento sin asociarla a un significante.
La lengua establece las relaciones entre significados y significantes mediante una serie de cortes en ambos planos: los signos.
Los signos son valores y su forma de existencia se basa en las relaciones que establecen con los otros componentes del sistema. Su modo de existencia es meramente diferencial.
La lengua se diferencia de otros sistemas de signos en que es un sistema de valores puros, donde lo único que cuenta son las diferencias y similitudes entre unidades. Es la misma lengua la única capaz de determinar los significantes y significados que constituyen a los signos.
Los significados y los significantes sólo se definen negativamente, por diferencia y oposición. Si se pierde o agrega un elemento, todos los integrantes del conjunto resultan alterados. La única relación positiva y comprobable es la de significación.
Sincronía y diacronía:
Lingüística sincrónica o estática: describe el sistema de la lengua en un momento determinado: las relaciones entre sí, etc, sin considerar su historia.
Lingüística diacrónica o evolutiva: establece las leyes de los cambios a través del tiempo. Estudia los acontecimientos capaces de transformar las lenguas.
Los estudios sincrónicos tienen prioridad sobre los diacrónicos.
Relaciones:
Sintagmáticas: los signos se encadenan uno detrás del otro dado el carácter lineal del significante. Son las relaciones entre un signo y los otros que lo preceden o lo siguen. Sintagma es la combinación de dos o más signos en un acto de habla. Se establecen en presencia, están determinadas por la linealidad del significante y siempre se establecen entre un número limitado de elementos.
Asociativas o Paradigmáticas: Se establecen en la mente. Vinculan un signo con otros en términos de similitudes o diferencias. Se establecen en ausencia, virtualmente en la mente, son indeterminadas (un signo puede relacionarse tanto por similitud como por diferencia, por el significado o el significante) y son innumerables.
Chomsky
Chomsky se desarrolla en el estructuralismo norteamericano, influenciado por el conductismo y lo critica así como también critica su carácter meramente descriptivo de la lengua.
El uso normal del lenguaje contradice al conductismo ya que todo sujeto puede producir e interpretar oraciones que nunca antes había escuchado.
Ante cualquier situación cualquier sujeto hablante puede generar una respuesta verbal novedosa. Esta característica es el uso creativo del lenguaje.
Los sujetos hablantes tienen intuiciones sobre la estructura de las oraciones y Chomsky busca una explicación para esto.
Objeto de estudio
Chomsky parte del falsacionismo popperiano que implica formular una hipótesis respecto a un problema e intentar falsarla.
El objeto de estudio de la lingüística ya no es externo al individuo sino la capacidad potencial que tiene todo sujeto hablante de una lengua de interpretar y producir el conjunto potencialmente infinito de oraciones pertenecientes a esa lengua.
Se distingue entre la capacidad potencial (competencia lingüística) y los actos concretos de su desempeño (actuación) y descarta la última para centrarse en los actos mentales.
Chomsky idealiza los sujetos, la competencia se define en términos de las capacidades de un hablante-oyente ideal en una comunidad lingüística homogénea y esto le permite dejar de lado la actuación y definir a la lengua como el conjunto potencialmente infinito de oraciones que un hablante-oyente ideal estaría en condiciones de producir o interpretar.
Chomsky dice que el lenguaje es un conjunto de expresiones generadas por un sistema que define los elementos y las reglas de combinación. Una expresión forma parte de un lenguaje determinado sólo si puede ser producido e interpretado por ese sistema.
La unidad de análisis ya no es el signo sino la oración, que fundamentalmente combina elementos. Chomsky plantea la autonomía de la sintaxis diciendo que es independiente del contenido semántico.
La gramática es el componente central de la facultad del lenguaje porque es el que determina la pertenencia o no de las oraciones al conjunto de la lengua.
La noción de signo saussuriano no se plantea, ese signo aparece distribuido en componentes distintos de la competencia lingüística.
Las lenguas naturales tienen propiedades recursivas: una oración puede ser incluida como elemento de otra oración y ese proceso se puede repetir indefinidamente.
Si los sujetos pueden generar infinitas oraciones nuevas es porque en sus mentes hay un sistema capaz de generar todos los miembros de ese conjunto, y no porque tengan acumulados, registrados uno por uno a todos los miembros. Por eso la corriente se llama Gramática Generativa.
La hipótesis de Chomsky es que en la mente de los hablantes se encuentra un mecanismo generativo y que si bien aún conocemos muy poco sobre cómo funciona el cerebro, la gramática que el lingüista construye sería un modelo posible para explicar cómo funciona la mente humana.
Adquisición del lenguaje
Todos los seres humanos nacen con la capacidad potencial de adquirir una lengua. Todo niño puede adquirir una lengua con rapidez, facilidad y calidad sin enseñanza metódica y con estímulos pobres y confusos y sin embargo la adquisición (particularmente de la gramática) es relativamente uniforme para todos los niños expuestos a la misma lengua.
Resulta verosímil plantear que todos los seres humanos vienen al mundo biológicamente preparados para adquirir el lenguaje. De ser cierto, esto implica que el cerebro humano posee un mecanismo específico, determinado genéticamente para adquirir la lengua de su entorno.
Ese mecanismo mental innato debe poder analizar los datos lingüísticos provenientes del entorno y establecer la gramática que se utiliza. Esto implica que todas las lenguas humanas deben tener propiedades comunes que las hacen accesibles a este dispositivo innato, la enorme diversidad de lenguas existentes debe responder a principios generales, universales que permitan que el cerebro de un bebé las identifique como lenguas humanas. Ésta es la hipótesis de Chomsky sobre la Gramática Universal, principios gramaticales universales a los que toda lengua se ajusta y forma parte del bagaje biológico humano.
Hymes
La etnografía del habla es una aproximación interdisciplinaria al estudio del lenguaje en su contexto sociocultural.
Este enfoque resignifica la actuación de Chomsky y le da un dominio privilegiado. Se ocupa de la competencia y la actuación, la gramática más los usos y pautas comunicativas de una comunidad determinada, otorgándole primordial importancia a los significados sociales de los hechos de habla y haciendo prevalecer el habla sobre el código, el contexto sobre el mensaje.
El objeto de estudio es el habla entendida como los usos de la lengua en el desarrollo de la vida social. Estos usos forman un sistema, por lo cual pueden ser estudiables.
La unidad mínima es el acto de habla y sus componentes son:
-Escenario: Tiempo y lugar
-Participantes: Hablante y oyente. Roles y relaciones entre sí.
-Fines: Metas y resultados, propósitos y necesidades.
-Contenido y forma: Adecuación de la forma (cómo se dice) al contenido (qué se dice).
-Clave o tono: Manera en que se ejecuta: formal, informal, familiar, etc.
-Formas de habla: Lenguas, dialectos, códigos, variedades, registros.
Los actos de habla se articulan en eventos (conversación, narración, conferencia) de habla que corresponden a una determinada situación de habla o comunicativa.
Las situaciones de habla no existen aisladamente, están insertas en una determinada comunidad de habla, que constituye la unidad social de análisis.
Sólo es posible acceder al conocimiento de las lenguas de un determinado grupo a través del análisis del habla en la interacción social.
La comunidad de habla no necesariamente coincide con la comunidad lingüística. Para que haya comunidad de habla es necesario que haya una lengua común y además que las reglas que gobiernen las estrategias comunicativas básicas sean compartidas. Comparten el conocimiento de las opciones y las restricciones comunicativas de una serie de situaciones sociales, es decir, poseen una competencia lingüística y una competencia comunicativa.
La competencia comunicativa es el conocimiento de las convenciones lingüísticas y las convenciones comunicativas vinculadas a éstas, compartidas por aquellos individuos que integran la misma comunidad de habla y que les permite utilizar la lengua de una manera social y culturalmente adecuada.
Bourdieu
La lengua no puede concebirse al margen de sus condiciones sociales de producción, reproducción y utilización.
El poner a la lengua entre paréntesis de lo social implica borrar el lugar que tienen los intercambios lingüísticos, que no son únicamente relaciones de comunicación en las que entra en juego el conocimiento y el reconocimiento sino también las interacciones simbólicas que dan cuenta de las relaciones de poder simbólico donde se actualizan las relaciones de fuerza entre los locutores y sus respectivos grupos.
El lenguaje es una praxis que se desenvuelve en un mercado dentro del cual se construyen los valores que se asignan a los discursos.
Todo acto de palabra es una coyuntura, un encuentro de series causales. Por un lado las disposiciones, socialmente modeladas, del habitus lingüístico, que implican cierta propensión a hablar y a decir determinadas cosas (interés expresivo) sumadas a la capacidad de hablar (la posibilidad lingüística de infinita creación de discursos gramaticalmente semejantes) y a la capacidad social. Por otro, las estructuras del mercado lingüístico que se imponen como un sistema de sanciones y censuras específicas.
Lo que circula en el mercado lingüístico no es la lengua sino discursos estilísticamente caracterizados, que se colocan a la vez del lado de la producción y del lado de la recepción.
El capital simbólico
El reconocimiento de la legitimidad de la lengua oficial no tienen nada que ver con un acto de aceptación ligado a la voluntad, es independiente de todo cálculo y de la imposición reconocida como tal, surge de algún tipo de beneficio material y/o simbólico que las leyes formadoras de precios en un mercado en particular otorgan a los que poseen cierto capital lingüístico.
Una competencia suficiente para producir enunciados susceptibles de ser entendidos puede ser insuficiente para producir enunciados susceptibles de ser escuchados y atendidos. La aceptabilidad no se reduce a la gramaticalidad.
La lengua ya no se piensa como un instrumento de comunicación sino de poder. El capital lingüístico o simbólico es esta capacidad de dominar la lengua y las relaciones de comunicación. Esta competencia implica el poder de imponer la recepción. Los discursos se destinan a la valoración y son signos de autoridad que buscan ser creídos y obedecidos.
El valor de un discurso depende de la relación de fuerzas que se establece entre las competencias de los locutores. De acuerdo con las lenguas que se hablan, con los locutores que las utilizan, los grupos definidos por cierta posesión de la competencia, en cada interacción está presente la estructura social.
Hay tantas aceptaciones como mercados, dadas las variaciones de precio de un mismo discurso en mercados diferentes.
La palabra acreditada, digna de ser creída, la que implica la competencia legítima es eficaz en cuanto a sus efectos performativos. A esto habrá que sumarle la disposición de los destinatarios que también deben ser los legítimos.
La relación de fuerza simbólica constitutiva del mercado puede ser objeto de negociación y el mercado puede ser manipulado cuanto más grande sea el capital lingüístico que se tiene.
La palabra se produce por y para el mercado, al que debe su existencia y sus propiedades específicas.
El mercado ejerce coerción a través de una censura anticipada, la autocensura, que determina la manera de hablar, la lengua elegida, el nivel del lenguaje y lo que puede o no decirse.
La competencia se adquiere con la práctica, e implica de modo inseparable el dominio práctico del uso de la lengua y el de aquellas situaciones en las que el uso de la lengua es socialmente aceptable.
La palabra de los diccionarios no tiene ninguna existencia social.
Capital lingüístico o simbólico es entonces dominar la lengua y las relaciones de comunicación, y su posesión, que supone la aceptación del discurso, legitima al enunciador. Es derecho a la palabra, es poder en las relaciones de fuerza simbólica y permite ser respetado, obedecido, creído: permite imponer la recepción.
Denotación y connotación
La connotación es el significado adicional, sentido secundario proveniente de asociaciones emocionales y valoraciones que acompañan superpuestas el significado básico. Es decir, es un sentido segundo cuyo significado está constituido por un signo o sistema de significación primero, que es la denotación.
El significado denotativo es el inmediatamente referencial, el de las palabras de los diccionarios.
Barthes
Barthes considera que el signo semiológico tiene también dos caras (significante y significado) como el saussureano pero se distingue de él en el plano de la sustancia de la expresión.
Explica la connotación diciendo que todo mensaje comprende, al menos, un plano de la expresión (significantes) y otro del contenido (significados), los cuales juntos constituyen un signo o conjunto de signos. Cada uno de estos planos, según Hjelmslev, tiene dos partes: la forma y la sustancia.
La forma es lo que puede ser descrito exhaustiva y simplemente y con coherencia por la lingüística. La sustancia es el conjunto de los aspectos de los fenómenos menos lingüísticos que sólo pueden ser descritos a partir de premisas extralingüísticas.
-Sustancia de la expresión: sustancia fónica de la que se ocupa la fonética
-Forma de la expresión: constituida por las reglas paradigmáticas y sintácticas
-Sustancia del contenido: los aspectos emocionales, ideológicos o conceptuales del significado
-Forma del contenido: la organización formal de los significados entre sí por ausencia o presencia de una marca semántica.
Muchos signos semiológicos tienen una sustancia de la expresión cuya naturaleza no está destinada a significar; son frecuentemente objetos de uso conducidos por la sociedad hacia finalidades de significación. Estos signos semiológicos de origen utilitario son funciones-signos; es la función de los objetos la que se carga de sentido. “Desde el momento en que hay sociedad, todo uso es convertido en signo de ese uso”
Una vez constituido el signo, la sociedad recurre a una funcionalización, se habla de él como de un objeto de uso. Esta funcionalización tiene la necesidad de un segundo lenguaje para existir, no es de ninguna manera la misma que la primera funcionalización (puramente ideal): la función que es representada corresponde a una segunda institución semántica, que es del orden de la connotación. En este sentido los signos no son puramente arbitrarios sino que están cargados de connotaciones.
Barthes dice que todo sintagma de significación incluye un plano E y uno C y la significación coincide con la relación R de los dos planos: ERC.
Tal sistema ERC se convierte a su vez en elemento simple de un segundo sistema. A partir de esto se consideran dos sistemas de significación.
1º caso: el primer sistema ERC se convierte en el plano de expresión o significante del segundo sistema o en (ERC) RC. El primer sistema constituye entonces el plano de la denotación y el segundo (extensivo al primero) el de la connotación. Un sistema connotado es un sistema cuyo plano de la expresión está constituido por un sistema de significación. (ej, literatura)
2º caso: es el de los metalenguajes, donde el primer sistema (ERC) se convierte en el plano del contenido del segundo sistema ER (ERC). Sistemas cuyo plano del contenido está constituido por un sistema de significación.
Para Barthes la connotación abarca significados y significantes y la relación de significación entre ellos. Llama a los significantes de connotación connotadores e indica que están constituidos por signos del sistema denotado. Las unidades del sistema connotado no tienen necesariamente las mismas dimensiones que el sistema denotado: extensos fragmentos de un discurso denotado pueden constituir una sola unidad del sistema connotado (ej., tono de un texto)
El significado de la connotación tiene un carácter a la vez general, global y difuso: es un fragmento de ideología. Barthes dice que mediante ellos el mundo penetra en el sistema.
Barthes define a la semiología como un metalenguaje “puesto que se hace cargo, a título de segundo sistema, de un lenguaje primero que es el sistema estudiado”.
La connotación de un mensaje depende de (es reducida por) la situación y el contexto.
Kerbrat-Orecchioni
Denomina denotativo al sentido que interviene en el mecanismo referencial, es decir, al conjunto de las informaciones que transmite una unidad lingüística y que le permiten entrar en relación con un objeto extra-lingüístico. Considera todas las informaciones subsidiarias como connotativas, aunque un mismo elemento pueda expresarse denotativa y connotativamente.
Las unidades lingüísticas se dejan descomponer en unidades mínimas que son los componentes o rasgos semánticos.
a)rasgos denotativos: se definen por su pertenencia desde el punto de vista de la denominación e identificación del referente. Dos unidades que tienen el mismo contenido denotativo tienen necesariamente la misma extensión y a la inversa.
b)rasgos connotativos: poseen un estatuto peculiar y participan plenamente en la significación del término. Su uso depende de la situación de comunicación, de la naturaleza particular del locutor y es interdependiente de las propiedades objetivas del referente.
En la denotación, el sentido es formulado explícitamente, de manera irrefutable; su decodificación es general. En la connotación, el sentido es sugerido y su decodificación es más aleatoria.
La relación entre los planos denotativo y connotativo es de selección: el segundo presupone el primero. No puede concebirse ningún lenguaje connotativo que no se prenda de la materialidad del lenguaje de denotación para desviar a éste y semantizarlo en lugares inesperados.
Los significantes de la connotación pueden coincidir o no con los de denotación, tener una existencia autónoma o incluso ser más diversificados.
Significantes de la connotación
Son los soportes de los hechos de connotación.
a)Material fónico o gráfico: los fonoestilemas son realizaciones particulares de determinados fonemas que indican datos del locutor. (Ej., LL/Y) Comprende diversos recursos:
-El armonismo: La asonancia (recurrencia del mismo elemento vocálico) y la aliteración connotan “lenguaje con función estética, lúdica o hedonista”
-La rima y la paranomasia: refuerzan el vínculo semántico que une las unidades léxicas.
-El anagrama y el retruécano
-El paragrama
b)Los hechos prosódicos: entonación, acento, pausas, ritmo y elocución.
c)La construcción sintáctica: La connotación interviene en tanto significante de connotación en el caso de la inversión del adjetivo, que antepuesto al sustantivo aparece como un connotador del discurso poético (ej. verdes ojos)
d)El significante léxico: palabras que acumulan información denotativa y connotativa. Ej. “guita” connota lengua familiar y no tiene nada que ver con el significado “dinero”. También morfemas como –ito, -ita.
e)Lo denotado extralingüístico: Un objeto puede convertirse en significante de otros objetos en virtud de su función económica o su valor social extralingüístico. Ej. “auto” connota riqueza, etc.
f)Los connotadores complejos: El soporte puede ser tanto una unidad lingüística de una dimensión superior a la palabra (sintagma, porción de frase, enunciado) como inferior.
g)La ausencia de significante de denotación como significante de connotación: por tabúes o autocensura se eliminan ciertos términos del stock léxico de la lengua. Ej. dequeísmo, queísmo.
Significados de connotación
1)Connotaciones estilísticas: informan acerca de la pertenencia del mensaje a una determinada lengua o sub-lengua.
2)Connotaciones enunciativas: informan no sólo sobre el referente sino sobre el enunciador también. Tipos:
-Connotaciones socio-geográficas: índices de la pertenencia dialectal o sociolectal del locutor.
-Connotaciones emocionales o afectivas: Pueden ser de naturaleza entonativa, léxica (exclamaciones, adjetivos afectivos, etc) o sintáctica (anteposición del adjetivo, etc)
-Connotaciones axiológicas: Reflejan un juicio de apreciación o desvalorización acerca de un objeto denotado por parte del sujeto de la enunciación. (ej. ironía)
-Connotaciones ideológicas: constituyen un subconjunto dentro de los fenómenos de connotación pero también es perfectamente posible que una ideología se exprese por medio del lenguaje denotativo.
3)Connotaciones Asociativas: Conjunto de los valores semánticos adicionales que nacen a favor de mecanismos asociativos diversos en presencia o en ausencia. Tipos de asociación:
-La que se genera en una analogía con el significante: homonimia, polisemia, paronimia.
-La basada en una afinidad entre el significante y el significado: un término evoca el otro por pertenecer a una misma familia morfológica (madre / padre, fruta / fruto)
-La basada en una afinidad semántica por similitud u oposición (sinonimia, analogía, etc)
-La basada en afinidades combinatorias: se da cuando existe la probabilidad de que se asocien términos por su uso frecuente (sordo, tapia “sordo como una tapia”)
-La basada en el empleo de la unidad lingüística en determinados contextos culturales: Ej. “chica Almodóvar”, “quijotesco”, etc. Son connotaciones basadas en otro intertexto u otro sistema semiótico.
4)Simplificaciones implícitas como valores connotados: el significante de la connotación puede ser tanto un hecho sintáctico como una unidad léxica. Su identificación dependerá de la decodificación de lo implícito, basada en la competencia lingüística o en informaciones previas sobre el referente del enunciado o el enunciador.
Pretexto
El esquema de comunicación de Jackobson se constituía de 6 elementos presentes en todo acto de comunicación: emisor, receptor, mensaje, código, canal y contexto.
La jerarquización de alguno de los componentes del sistema determina la función del lenguaje que predomina.
Referente: función referencial (textos informativos)
Receptor: función apelativa (discursos persuasivos)
Emisor: función emotiva (textos en los que se manifiesta la actitud del sujeto)
Código: función metalingüística (crítica literaria)
Mensaje: función poética
Canal: función fática (sin sentido o fórmulas ritualizadas, solamente para mantener el contacto o el canal abierto –Hola, ¿me escucha?- y del otro lado del teléfono –Ajá)
Kerbrat-Orecchioni reformula el esquema de la comunicación. Multiplica por dos el código, uno del lado del emisor y otro del receptor (codificación y decodificación). Las competencias de cada sujeto darán como resultado dos modelos: de producción y de interpretación. Las competencias lingüísticas y paralingüísticas no se separan porque la comunicación oral es multi-canal. Se incorporan las competencias culturales e ideológicas, las determinaciones psi (psicológicas) y las restricciones del universo del discurso.
Los niveles de enunciación pueden superponerse en la instancia emisora. Puede haber emisores complejos (por ej. en publicidad enunciador y agencia) o relevados por otros que lo interpretan (teatro).
Los receptores son más complejos, ya no se trata de un receptor único. El receptor puede ser destinatario directo o indirecto, presentes o ausentes físicamente, previstos o no por el emisor.
Los receptores pueden ser reales, virtuales o ficcionales:
- presente + locuente (intercambio oral cotidiano
- presente + no locuente (conferencia magistral)
- ausente + locuente (comunicación telefónica)
- ausente + no locuente (comunicaciones escritas)
El referente es exterior al mensaje y rodea a la comunicación pero a la vez se inserta en ella. Una parte está concretamente presente y es perceptible en la comunicación y la otra parte se convierte en contenido del mensaje y por último el referente se refleja en la competencia ideológica y cultural de los sujetos.
Deixis
Enunciación, subjetividad y deictización
La enunciación es la puesta en funcionamiento de la lengua por un acto individual de utilización. Es el acto mismo de producir el enunciado, el acto por el cual el hablante moviliza la lengua por su cuenta, toma la lengua por instrumento y la convierte en discurso. El locutor es el primero que se introduce, pero en cuanto se declara locutor y asume a lengua, implanta un otro delante de él, un alocutario. La presencia del locutor en su enunciación hace que cada instancia de discurso se convierta en un centro de referencia interna.
El locutor se pone como sujeto cuando se identifica como persona única que pronuncia yo y lo hace por medio de un signo único pero móvil que le da la opción a cada locutor de asumirlo con la condición de que cada vez que sea usado remita a su propia instancia de discurso. Cada locutor asume por su cuenta el lenguaje entero y lo hace mediante formas específicas cuya función es poner al locutor en relación constante y necesaria con su enunciación. A este juego de formas se las denomina deícticos, palabras que señalan, exponen, ponen a la vista, etc.
Los deícticos son términos abiertos cuya referencia se establece crucialmente cada vez que cambian el hablante, el oyente o las coordenadas espacio-temporales de los actos de enunciación. Para considerar una unidad como deíctica deben combinarse las propiedades de referencialidad y egocentricidad. Referir deícticamente muchas veces consiste en mostrar o indicar y para ello el término correspondiente es acompañado por una mirada o un ademán.
Deixis personal
La subjetividad es definida como la unidad psíquica que trasciende la totalidad de las experiencias vividas que reúne y que asegura la permanencia de la conciencia. Es ego quien dice ego y lo hace dirigiéndose a alguien que en su alocución será tú. Esta condición de diálogo es la constitutiva de la persona.
1) Persona
El enunciado que contiene yo pertenece a ese tipo o nivel del lenguaje que denominamos pragmático, lo mismo sucede con el tú. La realidad a la que se refieren yo o tú es tan sólo una realidad del discurso. La forma yo no tiene existencia lingüística más que en el acto de palabra que la profiere. Por lo tanto en ese proceso hay una doble instancia conjugada: -Instancia del yo como referente –Instancia de discurso que contiene yo como referido.
Yo es el individuo que enuncia la presente instancia de discurso que contiene la instancia lingüística yo.
Tú es el individuo al que se dirige la alocución en la presente instancia de discurso que contiene la instancia lingüística tú.
Características de las dos primeras personas:
*Unicidad específica: yo y tú cada vez que se utilizan son únicos, irrepetibles.
*Inversibilidad: yo puede volverse tú y tú se invierte en yo.
-Uso de la segunda persona en Argentina (usted)
Se coloca el pronombre en posición posverbal, acompañando al imperativo cuando se quiere lograr un efecto contrastivo. Tambien se lo coloca en posición posnominal. Puede ser colocado detrás del verbo en indicativo y no tiene valor contrastivo.
-Sujeto arbitrario en segunda persona: La segunda persona del singular puede usarse fuera de la alocución y hacerla entrar en una variedad impersonal. Esto hace que se defina al tú como el no yo. Remite a todo un grupo de individuos y se interpreta como cualquiera o todo el mundo. (Ej., Si te dicen una cosa así, te hunden)
2) No persona
La tercera persona trae una indicación de enunciado sobre alguien o algo pero no referido a una persona específica. La tercera persona tiene la función de expresar la no persona, puede adoptar cualquier sujeto o no tener ninguno y este sujeto nunca será planteado como persona.
-Usos deícticos
Su uso deíctico incluye la llamada deixis ad oculos, la presencia de un gesto que acompaña lo dicho.
*Aquí, elemento adverbial (aquí, el señor Muñiz)
*Sintagma nominal acompañado de un ademán con el que se señala a sí mismo (A este cura!)
3) Plural
El tránsito del singular al plural no es una simple pluralización. La unicidad y la subjetividad del yo contradicen la posibilidad de una pluralización. Nosotros no es una multiplicación de objetos idénticos sino una yunción entre un yo y un no-yo. El resultado es una totalidad nueva y de un tipo particularísimo ya que sus componentes no son equivalentes sino que hay un yo que somete al elemento no-yo en virtud de su cualidad trascendente.
Yo + vosotros = forma inclusiva. Tú es el que sobresale.
Yo + Ellos = forma exclusiva. Yo es el subrayado.
-Plurales ficticios en primera del plural
Se los denomina así porque el locutor procura demostrar que ha participado junto con otros, que son su alocutario y/o la no persona, del hecho al que se refiere el enunciado
-Plural de modestia o de autor
Generalmente es utilizado por escritores y conferenciantes que consideran altanero o demasiado familiar el uso del yo en público.
-Plural mayestático
Se usa nos con sentido de singular en ocasiones solemnes.
-Plural sociativo
Se utiliza familiarmente con significado de segunda persona del singular.
-Inclusión del locutor, por afinidad con el agente real, en una acción de la que no ha participado (qué partidazo, cómo ganamos!)