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Semiología | Resumen del Libro "Los Patrones de la Argumentación" | Cátedra: Marafioti | 2do Cuat. 2013 | Altillo.com |
Unidad N° 4: Argumentación
Todo discurso supone siempre un modelo y un dueño. Ambos son sus patrones. El
discurso supone un soporte que le da forma y poder, y que permiten su
reconocimiento. Ese discurso está dotado de un poder que oscila entre la
institución que lo cobija y quien lo profiere. Lleva un patrón implícito de
reconocimiento. Un patrón posibilita que, al reiterarse los mecanismos, se
repitan las operaciones que tendrán como resultado un éxito mayor o menor. Estos
patrones de la argumentación tienen éxito si consiguen el objetivo de ganar las
conciencias de los interlocutores. Fracasan si no logran atravesar las
conciencias de los otros.
Los patrones, las reglas sobre las que descansan los discursos, posibilitan
iluminarlos y reconocer en ellos un determinado campo argumentativo. Esos campos
tienen cada uno sus propios mecanismos.
La argumentación es quizá coextensiva a la existencias del lenguaje, pero la
reflexión sobre ella y su posterior codificación se remota a la aparición de
técnicas de verdad en el pensamiento griego clásico. Una reflexión sobres estos
primeros tiempo permite extraer dos enseñanzas generales acerca de la
argumentación:
- Toda argumentación supone la pertenencia de dos interlocutores a una misma
comunidad (real o ideal) que funciona sobre principios que oscilan entre lo
universal y lo particular. Pensar por sí mismo es la razón por la cual cada
miembro de la comunidad puede argumentar ante los otros y ante uno mismo. Ello
permite que cualquiera puede decir verdades o juzgar acerca de aquellas que se
le presenten como tales. Pensar siempre es pensar de acuerdo consigo mismo,
mostrar las verdades que son admitidas y admitir otras.
- No hay argumentación pura, es decir, argumentación fuera de un marco social y
de condiciones reglamentadas de interlocución. Las instituciones son un soporte
de la argumentación porque ésta las legitiman y las cobijan.
Persuadir y convencer
Hay que reconocer que la argumentación, entendida como ejercicio del lenguaje
que logra generar cambios en las personas puede resolverse tanto en un cambio
esporádico de conducta (como cuando la madre le dice al hijo que se tiene que ir
a bañar y logra que este acate su orden) como en una verdadera aceptación de
nuestras ideas.
Son dos mecanismos que se desencadenan a partir del ejercicio del lenguaje.
- Persuadir:
Supone un cambio puramente externo, del orden de la acción; logro que el otro
haga lo que yo quiero.
Corresponde al poder de la palabra sobre otros.
Se padece, como algo impuesto.
El acto tiene carácter progresivo.
Implica un proceso pasivo, irracional e irreflexivo por parte del participante
paciente.
Apela a una gama de mecanismos psicológicos sin mediación protagónica de la
razón. Tiene que ver con las emociones.
Incluye la acción, sin mediación protagónica de la razón.
- Convencer:
Supone un cambio interno, el otro se convence, adopta mi visión sobre tal o
cual tema.
Alguien convence a otro de algo.
Se tiene, como algo obtenido.
El acto tiene un carácter definitivo.
Implica un proceso activo, racional y reflexivo por parte del participante
paciente.
Apela a la razón, hace un llamado a la revisión crítica, explícita, tanto de
el/los argumentos a favor como en contra de la propuesta o tesis.
Puede tener como finalidad la acción del otro, pero está mediado por la
revisión crítica del asunto.
Los sofistas
La dialéctica nace con la democracia en el siglo V antes de Cristo, cuando con
la libertad política se dan las condiciones que permiten la libertad de
pensamiento y de expresión. La igualdad de los ciudadanos ante la ley (isonimía)
tiene su principal realización en el derecho igualitario de acceso a la palabra
en las discusiones públicas (isegoría). En este contexto histórico-político
nació el movimiento cultural que se conoció como sofística y las filosofías de
Sócrates, Platón y Aristóteles, en las que la dialéctica toma un papel decisivo.
La sociedad que produjo la primera reflexión acerca de este asunto fue Grecia.
El surgimiento de esa especie de medio a la “razón”, entendida como una
institución o como un estilo de liderazgo sociocultural. En el contexto de
cambios signados por el miedo a la razón, a la perdida de la individualidad y a
la aniquilación del “factor humano”, surge el interés por el debate, por el
intercambio de puntos de vista, por la dialéctica de la acusación y la defensa y
por el ánimo de la controversia.
Con la restringida democracia griega, que sobreviene a la caída del gobierno de
los tiranos, se produce la irrupción de los ciudadanos en la vida pública y una
atención especial a las cuestiones de la educación, la sociedad y la realidad.
Paralelamente se desarrolla el interés por la persuasión, por las técnicas de la
argumentación y la contraargumentación y por la astucia y el encantamiento de la
palabra. Era el terreno propicio para la aparición de los sofistas,
prestidigitadores de la palabra, cobraban por sus lecciones de “cultura
general”.
En un principio, los sofistas fueron acogidos favorablemente por las multitudes
y lograron un prestigio excepcional. Sus planteos sobre la individualidad, el
valor del ser humano y la imposibilidad de verdades estables, lanzados desde una
plataforma de rebeldía y desde una postura crítica hacia la filosofía natural y
la ciencia cosmológica, impactaron en el ánimo y en la actitud del público. Pero
los sofistas fueron progresivamente perdiendo credibilidad, en particular por su
malabarismo retórico y por su incapacidad en la construcción de una respuesta
real a la problemática del ser humano.
El marco de la democracia griega hizo posible el estudio de los mecanismos de
debate, argumentación, convencimiento y persuasión. Fue en Atenas donde la
palabra oral y la escrita ganaron en importancia y prestigio.
Los sofistas son el resultado del crepúsculo de los regímenes autoritarios y
tradicionales. El conocimiento que propugnaron fue aquel que fuera aceptado por
la mayoría. Hacían uso de la cultura instrumental en función de sus intereses.
Sus principales representantes fueron Gorgias y Protágoras, quienes
desarrollaron el arte de la oratoria con fines persuasivos. Ambos sostenían la
imposibilidad del conocimiento humano para conseguir la verdad. Todo
conocimiento es relativo y está condicionado por la actividad humana.
Protágoras creía que sobre casa cosa siempre se podían formular discursos
posibles y contrapuestos, y constituyo así la base para una valoración concreta
de las opiniones fundamentales en la utilidad. El orador debe considerar el
pensamiento y el conocimiento del público al que se dirige, pero también debe
estar al tanto de sus olvidos y rechazos. Practica el método dialéctico, la
confrontación y la controversia entre dos opiniones contrapuestas por medio del
diálogo que se da entre dos interlocutores que tratan de refutarse
sucesivamente. Fue el primero en afirmar sobre cualquier argumento es posible
sustentar opiniones opuestas. Todas las opiniones son verdaderas. Fuerte
valoración de la opinión y la democracia.
Gorgias, recordado por el método dialéctico similar al de Zenón pero con
finalidades filosóficas opuestas. Maestro de retórica y erística, del arte del
discurso con el único fin de persuadir al interlocutor o de lograr la victoria
de las discusiones sin preocuparse por la verdad.
Los fundamentos filosóficos de los sofistas fueron puesto en tela de juicio por
los tres maestro griegos: Sócrates, Platón y Aristóteles. Platón y Aristóteles
les censuraron por aceptar dinero. Además a la sofistica se la entendía como una
actitud o predisposición más que como una escuela. Les criticaban:
- la presunción de sabiduría y autosuficiencia;
- el énfasis en el palabrerío y la elocuencia por encima de los saberes;
- la impugnación al interés filosófico por el cosmos y la naturaleza;
- la individualidad como criterio ético y epistemológico;
- reducción del conocimiento a la opinión;
- relativización del concepto de Verdad.
Sócrates y la dialéctica
Sócrates practicaba el mismo método de discusión dialéctica, por medio de
preguntas y respuestas, también empleando por los sofistas, pero la diferencia
era que los sofistas cobraban por la enseñanza mientras que Sócrates siempre se
opuso a esto.
Llevó el método a una gran perfección técnica a través de una serie de
procedimientoslógicos, de los cuales el primero es la refutación que trataba de
demostrar el carácter contradictorio e insostenible de una opinión examinada. Es
un procedimiento dialectico que ocurre en el dialogo y que consiste en tratar de
que el interlocutor conceda, mediante preguntas adecuadas, determinadas premisas
que permitan inferir conclusiones opuestas a la tesis sostenidas por el
adversario, poniéndolo en contradicción consigo mismo.
Deduce de este hecho la tesis que todas las opiniones son falsas o que pueden
ser tanto verdaderas como falsas, no pueden ostentar el carácter de saber. La
tarea de la dialéctica pasa a ser una labor crítica, debe poner a prueba todas
las opiniones tratando de refutarlas en su pretensión de valer como verdadero
saber. La dialéctica socrática practicada en función de la ciencia.
Platón y la dialéctica
Para Platón la dialéctica no es sólo una técnica argumentativa desvinculada de
la referencia a la verdad del asunto en cuestión sino que es por el contrario un
método riguroso de búsqueda de la verdad. La dialéctica es identificada con el
grado máximo del conocer.
La dialéctica es identificada con el saber científico que no se detiene en las
hipótesis sino que asciende a un principio no hipotético, representado por la
idea del bien. Se define la dialéctica como un método de clasificación
sistemática de las ideas mediante criterios de reducción de lo particular a lo
universal y de división de lo universal a lo particular. Valorización de la
refutación como el alama de la dialéctica y su desarrollo en un sentido
constructivo.
Aristóteles y la argumentación
Aristóteles codifico las técnicas discursivas que maneja una sociedad.De estas
técnicas discursivas codificadas en la Grecia clásica, la retórica, la
dialéctica y la ciencia giran alrededor de un mismo objetivo: la construcción de
una verdad pero sobre la base de marcos institucionales diferentes. Estos
discursos tienen cada uno un marco institucional diferente fuera del cual
carecen de sentido y gracias al cual es posible la producción social de lo
verdadero. Tres técnicas discursivas, tres técnicas para la creación de lo
verdadero.
1) Retórica: lo que definió la retórica es un cierto marco social, son reglas
institucionales públicas, procesos a seguir, modos de debatir entre ciudadanos y
oradores que se oponen entre sí. Los tres tipos de reuniones y las tres
modalidades de la palabra pública conforman tres géneros:
o Género judicial: el tribunal o jurado se reúnen para juzgar las infracciones a
las leyes que han sido dictadas. Su auditorio son los jueces; su finalidad es
acusar/defender; su objeto es justo/injusto; su tiempo pasado; su razonamiento
entimemas; y los lugares comunes son lo real/no real.
o Género deliberativo: sitio donde se toman decisiones en torno del porvenir.
Sus auditorios son los miembros de una asamblea; su finalidad
aconsejar/desaconsejar; su objeto es útil/perjudicial; su tiempo futuro; su
razonamiento es el exempla; y sus lugares comunes son lo posible/imposible.
o Género demostrativo: son las reuniones conmemorativas que sirven para
encontrarse y compartir valores comunes actuales. Sus auditores son los
espectadores, el público; su finalidad es elogiar/reprobar; su objeto es
hermoso/feo; su tiempo es presente; su razonamiento es la comparación
amplificatoria, orientado a la exaltación de la persona elogiada; sus lugares
comunes son más/menos.
La metarregla constitutiva de la competencia retórica y común a los tres tipos
de lugares retóricos es la del debate contradictorio. La retórica está ligada
estructural e históricamente a las instituciones democráticas.
2) Dialéctica:es el marco institucional donde se define las disputas privadas.
Es un método que sirve para discutir bien sobre cualquier argumento posible
partiendo de opiniones a fin de demoler una tesis o de defenderla. La
especificidad de la dialéctica es determinada mediante indicaciones acerca de
sus posibles usos, que son tres: a) sirve para adiestrarse en la práctica de la
argumentación; b) es útil en los encuentros pues permite conducir de modo
correcto las discusiones que cada uno emprende; c) es útil con relación a las
ciencias filosóficas en dos sentidos: en primer lugar, porque aprendiendo a
desentrañar las aporías en ambas direcciones se puede discernir mejor en cada
alternativa lo verdadero de lo falso, y en segundo lugar, porque siendo
inquisitiva pone el camino para los principios de todos los tratados
científicos. La dialéctica es colocada en el ámbito de la opinión, porque
muestra que ella puede es útil para la adquisición del saber, en la medida en
que ofrece el terreno del cual parten las demostraciones científicas.
3) Discurso epistémico: es un discurso científico por la transmisión de un
saber. Son situaciones de carácter pedagógico, y cuyo régimen probatorio está
dado por un determinado sistema de axiomas. El docente trata de demostrar a su
auditorio (un alumno, una clase) la verdad de tal proposición que perteneces a
un ámbito determinado del saber por medio de la relación entre la proposiciones
anteriores y las actuales o de aquellas proposiciones que el alumno no puede
desconocer (los axiomas).
La retórica, la dialéctica y el discurso epistémico (ciencia) pertenecen a un
género común, se las puede considerar como “técnicas discursivas de la verdad”.
Ponen en juego tres elementos de todo discurso asertivo (el que habla, el
locutor; aquel a quien se hablar, el interlocutor; y aquello de lo que se habla,
el objeto del discurso) y un mismo objetico, la búsqueda de la verdad.
Técnica de verdad y argumentación
Hablar de técnica discursiva de verdad significa que el modo de transmisión y la
forma de admisión de las verdades es “argumentativo”. El reconocimiento de la
verdad depende exclusivamente de lo que, en el discurso, revela la técnica y de
lo que, en la técnica, concierne al discurso. Estos dos rasgos pueden definir la
argumentación. Se puede en ciertas condiciones apelar al acuerdo del otro sobre
un hecho y tomar este acuerdo como punto de partida de un razonamiento; pero no
se puede, en ninguna de las tres técnicas, ni sobrepasar este acuerdo y plantear
que el hecho impone por sí mismo su verdad y dispensa de todo discurso, ni
admitir que entonces deja de lado la técnica. El encuadramiento restrictivo del
papel de la experiencia por las reglas de las discursividad es común a las tres
técnicas.
Decir que el reconocimiento de la verdad depende de lo que, en la técnica,
concierne al discurso significa que depende de lo que es dicho, y no de quien lo
dice ni de quien se dice. En una técnica de verdad, la forma esencial de
reconocimiento de la verdad excluye toda apelación a la autoridad de quien
habla.
La argumentación se distingue porque lleva a un acuerdo con el interlocutor, se
trate de la adhesión al discurso o de la no adhesión al locutor. El discurso
argumentativo será tenido como verdadero porque el discurso es aceptado como
verdadero (convincente), el locutor será tenido por veraz.
En la argumentación la verdad de una aserción depende de otra aserción, hay
siempre por lo menos dos afirmaciones vinculadas, aquella que se quiere
transmitir (o imponer) al interlocutor y aquella que se basan en la primera.
Para que haya reconocimiento dela verdad no basta sólo con que una aserción sea
verdadera, es preciso que por lo menos dos enunciados hayan sido entrelazados.
Tres formas de argumentación
Sólo hay dos grandes géneros de pruebas a partir del discurso que corresponden a
las tres técnicas de la verdad: la deducción y la inducción. Apoyarse en un caso
semejante para mostrar que va en la misma dirección que la generalidad de los
casos es lo que se llama inducción y ejemplo; por el contrario, cuando ciertas
cosas que se plantean resultan otras cosas en virtud de las primeras, se tiene
lo que se llama deducción o entimema. Estos dos modos de argumentación son pues
esencialmente los mismos para las tres técnicas. Se realizan sobre tres formas,
adaptándose a la situación interlocutiva y modelándose sobre el saber supuesto
del destinatario.
Hacer silogismo o deducción, es deducir alguna cosa de alguna otra cosa. En una
situación epistémica se llama deducción demostrativa; en una situación
dialéctica se llama deducción dialéctica y en una situación retórica se llama
entimema o deducción retórica. Los tres modos de deducción deben distinguirse
por la naturaleza de las premisas. Una premisa científica es la que se sostiene
como verdadera por un alumno en una situación de aprendizaje de la ciencia; una
premisa dialéctica es la que se trata de acordar con un adversario en una
confrontación dialéctica; y una premisa retórica es aquella que fue admitida por
la multitud a la que se dirige. No hay otra diferencia entre estos tres modos de
deducción.
El entimema
La definición moderna de entimema como un “silogismo incompleto difiere de la
definición de Aristóteles, éste nos brinda dos definiciones de entimema: una
definición general por el marco institucional (el entimema es la deducción
retórica) y una definición que lo diferencia de la deducción dialéctica y de la
deducción demostrativa por la naturaleza de las premisas (un entimema es una
deducción que se apoya en lo verosímiles o en los signos).
La definición general es “demostración retórica”, apodeixis o “deducción
retórica”.
El entimema es el silogismo de la retórica y la retórica es el arte de encontrar
lo que permite persuadir mejor. El valor de un entimema surge antes que nada de
su eficiencia persuasiva.
En dialéctica para derrotar, es necesario no obviar ninguna etapa de la cadena
deductiva:
- La primera condición se explica por razones tácticas: cuanto más alejadas sean
las premisas, el adversario menos podrá percibir el vínculo entre la conclusión
que debilita su tesis y más aceptables serán para él. “Método de disimulación”.
Tiene como efecto la tendencia fundadora de la dialéctica.
- La segunda condición se explica por razones estratégicas: si el adversario no
concede nada a priori, todo debe decirse claramente, la deducción no debe ser
concluyente: el adversario descubrirá ahí la falla. La deducción dialéctica
consiste en una serie de preguntas a las cuales el adversario responde
sucesivamente por sí o por no. Estas dos características de la deducción
dialéctica (debe ser fundamental y completa) se deducen de la situación
dialéctica.
La situación demostrativa es diferente, el tiempo lógico está seccionado por la
serie de aserciones formuladas y aceptadas. La “demostración” completa se
explica porque la parte de la evidencia deber ser lo más débil que se puede en
la demostración, no porque el adversario no conceda nada sino porque (como en la
dialéctica) se debe adquirir los conocimientos de una ciencia “racionalmente”
por la técnica de la verdad del discurso, a partir de las proposiciones
conocidas inicialmente. Una deducción demostrativa y una demostración dialéctica
legítimas tienen en común el ser igualmente válidas. La conclusión se deduce
necesariamente de las premisas.
La silogística es un examen universal de validez de las argumentaciones
deductivas, que deben todas poder analizarse en un número reducido de figuras
elementales válidas.
La situación con la retórica es diferente, porque no se habla de adversario sino
de ciudadanos. Es necesario y basta, para persuadir eficazmente, comenzar la
deducción por las premisas más cercanas, y se pueden saltear todas la etapas de
la argumentación con tal de que el conjunto permanezca claro y que alguna
mediación omitida no sea controvertida. No remitirse a los principios, saltear
los eslabones argumentativos, serían graves faltas en la argumentación
epistémica o dialéctica, pero son cualidades desde el punto de vista de la
eficacia persuasiva.
Es esencial al entimema ser retórico y persuadir, como es esencial de la
deducción científica demostrar o de la deducción dialéctica, refutar. Cuanto más
conciso es se persuade con más eficacia. La brevedad es lo que caracteriza al
entimema.
Las máximas
Las máximas, las sentencias o lo que se conocen como aforismos, se caracterizan
por apuntar a lo general y no a lo particular, y se refiere a lo que debe ser
elegido o evitado en la acción. Son aserciones simples, sin inferencias, pueden
tener las “premisas” o las “conclusiones” de un entimema. En el caso que un
máxima se justifique (se acompañe de una razón), se trata de una argumentación
propiamente dicha. El problema, es justificar el mecanismo a partir del cual esa
máxima es enunciada sin justificación explícita y se vuelve “persuasiva”. Las
grandes máximas se prestan siempre a ser reinterpretadas.
La decisión es importante porque supone el abandono de un pensamiento apoyado en
la autoridad y la historia para dar paso a una argumentación que se basa en
hechos y en la utilidad de las acciones.
Se puede distinguir tres modos sobre los cuales una máxima se impone a su
auditorio:
- El primero sería común a todas las aserciones, pero colocaría a la máxima
fuera del campo de la argumentación: la fuerza perlocutoria propia de la
aserción hace que el auditorio tenga confianza espontanea en el locutor y en las
cosas que dice por el simple motivo de que si son dichas parecen siempre (un
poco) verdaderas, sobre todo porque las máximas remedan, por su generalidad, las
conclusiones argumentadas por los sabios o los dialécticos.
- El segundo tipo de máxima tendría un carácter implícitamente entimemático
(argumentado), dado que se trataría de un entimema “incompleto” en el cual el
auditor agrega mentalmente la “justificación” general sobreentendida.
- El tercero, la fuerza persuasiva propia de la máxima tendería a la suma
implícita de experiencias diversas que parecen cristalizadas en un ámbito
determinado de la acción humana donde precisamente trae a colación la
experiencia y la prudencia, no permitiendo el enunciado de proposiciones
necesarias: la máxima remeda lo universal y lo necesario.
En las máximas lo que en ellas resulta técnicamente persuasivo es un modo
(ciertamente limitado) de argumentación donde la proposición enunciada está
vinculada, por lo menos en el espíritu del auditor, a lo que enunciaría en una
justificación más general (como si fuera deducida), o a partir de ejemplos
conocidos por el auditorio desde su experiencia (como si fuera inducida).
Técnicas retóricas en el discurso
La retórica genera en los textos la puesta en funcionamiento de operaciones
técnicas, y son las siguientes:
1) Inventio: el establecimiento de las pruebas, razones o argumentos. La acción
de encontrar qué decir.
2) Dispositio: la ubicación de esas pruebas a lo largo del discurso según un
orden.
3) Elocutio: la composición verbal de los argumentos, la introducción de los
adornos (tropos) y figuras.
4) Actio: la puesta en escena del discurso desde el punto de vista del orador,
del destinatario y del mensaje mismo.
5) Memoria: el recurso a la memoria de otros textos que operan como
estereotipos.
De estas cinco sólo nos ocupamos de las primeras tres ya que las últimas dos se
abocan específicamente a lo oratorio, que en nuestra cultura pierde su
relevancia por ser el texto escrito el depositario legítimo del saber.
1) Inventio
La inventio se refiere a la ubicación de los argumentos que se emplearán.
Convencer y conmover
A partir de la inventio se orientan dos líneas:
- Una lógica, destinada a convencer.
- Y otra psicológica, destinada a conmover.
Convencer: se maneja con un aparato lógico, la probatio, que ofrece pruebas que
fundamenten la argumentación. Las pruebas pueden ser de dos tipos:
Las pruebas extratécnicas, como su nombre lo indica, son exteriores al
discurso, es decir que no pueden ser inventadas por el orador, solo referidas o
señaladas por este. Es el caso de los documentos, fotografías, confesiones,
juramento y demás piezas de información que tienen valor probatorio pero que
existen independientemente de la elaboración del discurso y de los argumentos.
Las pruebas técnicas son interiores al discurso, su sustancia es la palabra,
son las transformaciones que realiza el locutor en el mismo discurso. En ella se
manifiestan los dos tipos de razonamientos:
o Exemplum o inducción retórica: por ser de carácter inductivo supone ir de lo
particular a lo general. El exemplum implica ejemplificación, sí, pero no sólo.
Refiere más bien a las comparaciones y analogías. Busca la convicción
trasladando los atributos de un fenómeno o acontecimiento singular a otro. Un
viejo cantito de las marchas y manifestaciones populares dice “como a los nazis
les va a pasar, a donde vayan los iremos a buscar”. Las banderas de ciertas
agrupaciones kirchneristas reúnen las imágenes de Perón, Eva y el Che Guevara.
De lo particular se construye un principio o valor general. Las fábulas y
cuentos populares suelen presentarse como ilustradores de conceptos morales que
son trasmitidos entre las generaciones por medio de la narración.
o Entimema o deducción retórica: el silogismo es el modo privilegiado en el que
se manifiesta, en el lenguaje, el razonamiento deductivo. Un silogismo comprende
una serie de premisas y una conclusión, que son todos enunciados. El entimema,
desde la interpretación de Quintiliano se conoce como un silogismo incompleto.
Ya sea alguna de las premisas o la propia conclusión, elementos constitutivos
del silogismo son omitidos. Esto no cercena el alcance persuasivo del argumento
sino que lo potencia, tal como nos dice Barthes, al lograr que nuestro
interlocutor llene “los espacios en blanco”, reponga los elementos faltantes y
sienta que es él mismo quien realiza el razonamiento deductivo. El entimema es,
de hecho, bastante más común que el silogismo y se lo puede apreciar en gran
parte de la comunicación social. Los slogans publicitarios son un gran ejemplo
de ello, como por ejemplo “vas al cine, vas a Hoyts”. El razonamiento subyacente
a este enunciado puede reponerse en los siguientes términos: a la gente le gusta
ir al cine; Hoyts es el mejor cine; por lo tanto a la gente le gusta ir a Hoyts.
Cualquier persona, aún sin tener conocimientos de retórica, repone sin saberlo
estos lugares faltantes (lo placentero de ir al cine, el intento de Hoyts de
presentarse como poseedor de las mejores salas) gracias a su conocimiento
práctico de los géneros discursivos por un lado (en este caso la publicidad),
pero también gracias a lo que anteriormente definíamos como lo verosímil. El
enunciado “vas al cine, vas a Hoyts” se respalda en una tópica de las ofertas
urbanas de entretenimiento que postula como verosímil la máxima “la gente
disfruta de ir al cine”. El acuerdo social que reposa en ese enunciado otorga a
la aserción su poder de convicción.
Conmover: es de carácter psicológico, para emocionar, lleva a pensar la
estrategia argumentativa desde el receptor del mensaje mediante el empleo de
recursos morales o subjetivos. Aristóteles reconoce que la argumentación implica
tres elementos o factores: el locutor, el discurso propiamente dicho, y el
interlocutor (categorías semejantes a las de emisor, mensaje, receptor para la
teoría comunicacional clásica). Si la vía del convencer, por respaldarse en la
coherencia de los argumentos y en los razonamientos lógicos se centra en el
factor del discurso o mensaje, la vía del conmover apunta a los dos elementos
restantes: los sujetos. Es decir que la vía del conmover se nutre de la cuota
más subjetiva de la escena comunicacional. Esto nos pone en contacto con dos
importantes conceptos:
Ethe (familiaridad), implica rasgos de carácter que el orador debe mostrar al
auditorio. De ahí viene el concepto de ethos discursivo con el que designamos el
modo según el cual se presenta el sujeto enunciador. Refiere más a una
caracterización que a una identificación, es decir, no es correcto preguntarse
quién el sujeto de la enunciación sino cómo es. Esa construcción de carácter
(que suele hacerse de forma connotativa) es lo que denominamos el ethos
discursivo. Aristóteles reconocía tres ethos posibles:
o Phrónesis (prudencia): cualidad del que delibera bien, del que sopesa el pro y
el contra: sabiduría objetiva.
o Areté (virtud): ostentación de una franqueza que no teme sus consecuencias y
se expresa directamente.
o Éunoia (benevolencia): se trata de no chocar, no provocar, de entablar
complicidad con el auditorio.
Pathe (pasiones), implica los sentimientos del auditorio tal como los imagina
el orador. Si lo pensamos en relación con la teoría de la enunciación tiene
bastante que ver con la construcción del enunciatario.
Tópica y topoi
La tópica, es la sección de la inventio encargada de llenar contenidos a los
razonamientos. La tópica comprende el punto de encuentro de una pluralidad de
razonamientos oratorios. Podemos pensar, a modo de ejemplo, en las grandes
discusiones que en la actualidad dividen a la opinión pública. Tomemos como caso
ejemplar el problema de la delincuencia juvenil. Podemos hasta decir que existe
una tópica de la delincuencia juvenil, esto es, una constelación de ideas,
enunciados, figuras, estereotipos, que se encuentran consolidados en el
imaginario social con respecto a este tema. Entonces uno puede buscar ahí, en
ese espacio o lugar discursivo la recurrencia de ciertos enunciados: “si tienen
edad para robar tienen edad para matar”, “ningún pibe nace chorro”, etc. Vale
decir que la discursividad social no se caracteriza por ser armónica y carente
de conflicto, sino, todo lo contrario, por dar a los distintos discursos,
posicionamientos y cosmovisiones sobre el mundo su zona de acción. La tópica
(del griego topos, que quiere decir lugar) nos permite pensar cómo se parcela el
pensamiento, los temas y objetos de enunciaciones diversas.
La tópica está conformada por dos partes:
Una tópica de los lugares específicos, que son propios de una ciencia
particular o de un género determinado; son verdades particulares, proposiciones
especiales que alcanzaron un amplio acuerdo.
Una tópica de los lugares comunes o topoi, que sirven para ser utilizados por
cualquier ciencia y en relación con cualquier tema. Aristóteles señala la
existencia de tres lugares comunes o topoi:
o Lo posible y lo imposible: enfrentados al tiempo (pasado/futuro) los términos
provocan la pregunta acerca de si una cosa puede haber sido realizada o no. Ej.:
el viejo refrán que dice “no se puede esperar peras del olmo” refiere a la
condición de posibilidad/imposibilidad. Por otro lado lo posible es el gran
motivador para participar en concursos y sorteos (“te podes ganar un auto”) o
incluso para el sentimiento de inseguridad (en la calle puede pasar cualquier
cosa).
o Lo existente y lo no existente (real/no real): se debe examinar si algo
ocurrió o no ocurrió, refiere a lo consumado. Ej.: “las brujas no existen… pero
que las hay las hay”. Toda discusión sobre cualquier tema tiene que referirse o
basarse en algún punto en una delimitación de lo real y lo irreal.
o Lo grande y lo pequeño (más/menos): se refiere a la dimensión de las cosas
tratadas. Refiere a una cuestión cuantitativa. Ej.: “más vale pájaro en mano que
cien volando”, “más sabe el diablo por viejo que por diablo”,
A pesar de que los lugares comunes pueden ser empleados por cualquier género,
existe una mayor posibilidad de uso en el caso de lo posible y lo imposible por
parte del género deliberativo; lo existente y lo no existente por parte del
género judicial; y lo grande y lo pequeño, por parte del género demostrativo.
La tópica supone una esquematización de los contenidos culturales comunes
empleados en una sociedad y un tiempo precisos.
2) Dispositio
En la Dispositio ya existe una puesta en palabras, y debe ser entendida como las
grandes partes que conforman el discurso. En tal sentido un discurso
argumentativo comprende cuatro etapas:
Exordio o introducción: es la primera parte del discurso, su comienzo y su
anuncio. Sólo se inicia en el momento en que se descubre el objeto y la
finalidad del discurso y se puede dividir en dos momentos:
o Captatio benevolentiae: es el momento de seducción, en el que se busca
capturar la atención y la complicidad del auditorio.
o Partitio: es el momento siguiente, cuando se enumeran las divisiones que se
harán, que provoca la distensión al hacérsele conocer al oyente aquello que
puede esperar.
Narratio o exposición: es el relato de los hechos que conforman la causa, pero
es una estructura argumentativa. Cumple la función de preparar para el
despliegue argumentativo. Incluye dos componentes:
o Hechos: se someten a una regla referida a la verosimilitud. El orden es
natural si se cuentan los sucesos en la misma sucesión en que ocurrieron y es
artificial si se elige un corte diferente en la exposición de los
acontecimientos.
o Descripciones: remiten al eje aspectual, a conformar descripciones temporales,
de lugares, etc.
Confirmatio, demostración o prueba: se pasa a la exposición de los argumentos.
Se anuncian las pruebas elaboradas en la inventio. Incluye tres momentos:
o Propositio: el núcleo de la discusión, que puede ser simple o múltiple.
o Argumentatio: es la exposición de las razones probatorias,
o Altercatio: a veces el discurso es cortado por un diálogo que quiebra el
monólogo argumentativo con otra opinión dispar.
Peroración o epílogo: es la parte final del discurso, brinda el impulso final
para que el auditorio se vuelque a favor o en contra de lo que se le ha
presentado.
3) Elocutio
En términos de la lingüística el concepto de elocutio puede entenderse semejante
al de enunciación. Existe la oposición entre elegir (electio) las palabras
apropiadas y reunirlas (compositio) en un discurso. La electio supone el
principio de sustitución de un término por otro equivalente. Es posible porque
actualiza la pertenencia al sistema de la lengua. Todos los tipos de sustitución
son tropos, pero el sentido es reducido para poder enfrentarlo a figuras.
La dialéctica de Schopenhauer
Para Schopenhauer la dialéctica actúa solo como un órgano de la maldad humana,
un instrumento indispensable para tener éxito en las discusiones y así
satisfacer la prepotencia humana; en suma, para alcanzar la razón por cualquier
medio, tanto lícito como ilícito. “dialéctica erística” o el arte de tener
razón, tiene como objetivo único alcanzar la victoria con las controversias sin
preocuparse por la verdad. Habilidad y empleo de técnicas específicas de
discusión. Schopenhauer, dejando totalmente de lado la utilidad científica de la
dialéctica sostenida por Aristóteles y por lo tanto abandonando las diferencias
con relación a la erística, identifica simplemente la dialéctica con esta última
y, considerando apenas su aspecto técnico-formal, la reduce a un conjunto de
estratagemas, habilidades, recursos; un mero instrumento argumentativo al
servicio de lo verdadero y de lo falso, un arma para prevalecer sobre el
interlocutor, con independencia de la razón o de la falta de ella. En este
sentido, para Schopenhauer –firme en esa convicción de que la dialéctica, en
cuanto instrumento al servicio de la naturaleza perversa y prepotente del
hombre, no puede ser otra cosa sino una erística- la dialéctica tiene como tarea
principal no la verdad objetiva –que puede ser considerada algo accidental- sino
que debe ocuparse de cómo defender las afirmaciones propias y de cómo invalidar
las posiciones del otro. Por lo tanto, debe establecer y analizar las
estratagemas de la deshonestidad en la disputa. La dialéctica como tal debe
enseñar únicamente cómo podemos defendernos contra los ataques de cualquier
tipo, especialmente contra los desleales y, evidentemente, cómo podemos atacar
lo que el otro expone sin contradecirnos y, lo más importante, sin que seamos
refutados. Es el arte de hacer que lo que se ha enunciado pase por verdadero.
La dialéctica erística es el arte de discutir, pero de discutir de manera que se
tenga razón tanto lícita como ilícitamente. Su origen, es la maldad del género
humano. La vanidad innata de los hombres hace que nadie se resigne, a pesar de
que lo que se haya dicho en primer lugar sea falso y sea verdadero lo que afirma
el adversario. De manera que a la vanidad original se le deben sumar la
charlatanería y la innata improbidad. Quien queda como vencedor de una discusión
tiene que agradecérselo por lo general no tanto a la certeza del juicio al
formular su tesis como a la astucia y habilidad con que la defendió.
La base de toda dialéctica, se debe tomar en cuenta qué es lo esencial de toda
discusión, qué es lo que en ella sucede. El interlocutor propone una tesis. Para
refutarla existen 2 modos y 2 vías:
Modos:
a) Ad rem (con referencia a la cosa).
b) Ad hominem (con referencia a la persona con la que se discute).
c) Ex concessis (con referencia al marco de concesiones hechas por el
adversario); esto es, se muestra que la tesis expuesta no está de acuerdo con la
naturaleza del objeto, con la verdad objetiva o con otras manifestaciones o
concesiones admitidas por el oponente, es decir, con la verdad subjetiva. Esta
última es sólo una traslación relativa y no afecta a la verdad objetiva
Vías:
a) Refutación directa: ataca la tesis en sus fundamentos. Muestra que no es
verdadera.
b) Refutación indirecta: ataca la tesis en sus consecuencias. Muestra que no
puede ser verdad.
En cuanto a las refutaciones directas, se puede hacer 2 cosas: o se muestra que
los fundamentos del enunciado son falsos, y se niega tanto la premisa mayor como
la menor, o se las admite pero se muestra que no se sigue de ellos la
consecuencia (niego la consecuencia), y se ataca así la consecuencia, la forma
de la conclusión. En las refutaciones indirectas se utiliza:
- Apagoge: se acepta la tesis del adversario como si fuese verdadera; después se
muestra lo que de ella se sigue si se la utiliza como premisa de un silogismo en
unión de otra tesis cualquiera reconocida como verdadera; a continuación, se
deduce de ese silogismo una conclusión falsa, pues contradice la naturaleza del
objeto o contradice las demás afirmaciones del adversario.
- Instancia: contraejemplo. Refutación de la tesis general por medio de la
aportación directa de casos particulares que, aunque están comprendidos bajo el
enunciado de la tesis, no la confirman, por lo que se deduce que tiene que ser
falsa.
Schopenhauer expone las estratagemas, sin tener en cuenta si se tiene o no razón
objetiva, pues tal cosa no se puede saber con seguridad y, además, eso es lo que
debe decidirse por medio de la disputa propiamente dicha. En toda discusión o
argumentación en general hay que estar de acuerdo sobre algo desde lo cual, a
modo de principio, se pueda juzgar el asunto en cuestión. El esquema propuesto
siempre trata de dejar al contrincante fuera de lugar, descontrolado,
irracional, contradictorio; en definitiva, no fiable respecto de aquello que
afirma. Algunas de las estratagemas funcionan sólo como mecanismos
extradiscursivos destinados de manera fundamental a ganar el combate en una
discusión, a partir de sacar de su sitio al interlocutor provocándole ira y
nerviosismo o simplemente dejando de lado el debate y concluyendo la discusión.
En algunos casos se centra en el argumentador y en otros, en el adversario. Los
mecanismos a los que alude Schopenhauer son verbales o incluso gestuales.
Estratagema: es un argumento no válido; no le da racionalidad sino que muestra
la irracionalidad; con referencia al marco de la discusión; fundamento en el
error ajeno, no con mi argumento; es para invalidar lo ajeno; validez significa
que la conclusión se desprende de las premisas.
Schopenhauer, expone 38 estratagemas que se pueden emplear en todo debate.
Perelman y Toulmin
Una cuestión fundamental para pensar la argumentación es la diferencia que
existe entre lo que podemos llamar el razonamiento lógico-formal y el
razonamiento oratorio-argumentativo.
Es cierto que Perelman y Toulmin tienen diferencias notables. El primero es un
retórico y esgrime una concepción de la argumentación que de algún modo de
desentiende de la verdad como instancia última y definitiva. Lo dice muy
claramente, el buen argumento es el argumento que convence. Es a la luz de esta
concepción relativista en lo referido a ideas como verdad y razón que en la
teoría de Perelman se erige con fuerza el concepto de auditorio. El auditorio
comprende a aquellos a quienes se busca persuadir. Como concepto teórico el
auditorio es un elemento fundamental de la escena argumentativa (sobre todo para
la retórica como quedará claro al ver la recurrencia de este concepto en
Aristóteles y Perelman). En la práctica nos encontramos con auditorios distintos
según la escena o situación comunicacional que nos mueva hacia la búsqueda de la
persuasión. En efecto, Perelman establece una tipología de auditorios que
contempla esa diversidad. Es fundamental señalar la importancia de lo que el
autor llama las bases del acuerdo, que para cada auditorio definirán las
posibilidades de garantizar la persuasión en la práctica oratoria.
Por otro lado Stephen Toulmin se posiciona, no en la retórica sino en la lógica.
Ahora, esta es una lógica no formal, o para definirla en términos positivos, una
lógica práctica, orientada a la toma de decisiones y a la resolución de
conflictos. A diferencia de la lógica formal que se mueve en el campo de los
razonamientos necesarios, la lógica práctica que Toulmin reconoce que la escena
argumentativa no puede garantizar criterios de certeza o falsedad absoluta, sino
gradual (de ahí que se reconozca en su esquema una “aproximación
vericondicional”). Su esquema argumentativo complejiza la estructura del
silogismo clásico, manifestación por excelencia de la lógica deductiva en la que
las conclusiones se desprenden necesariamente de las premisas. No podemos dejar
de insistir en la importancia de este adverbio: “necesariamente” que nos remite
a una idea de incondicionalidad. Lo necesario es lo que ha sido, es y será
siempre así y es, permitámonos ser un tanto metafóricos, el reinado de la lógica
formal y el razonamiento matemático. Difícilmente podamos agotar la complejidad
de la escena argumentativa sirviéndonos solamente de este tipo de razonamientos.
Esto es así en tanto la argumentación no suele realizarse en un ámbito de
certezas absolutas sino, más bien, en un ámbito de probabilidades o de
situaciones plausibles. De ahí la importancia en Toulmin de la adverbialización
de las aserciones que resultan de una cadena de razonamientos que sopesa tanto
las reglas generales que explican hechos como las posibles refutaciones
(restricciones, según su esquema) a estas condiciones de explicación.
Amén de las diferencias entre Perelman y Toulmin quiero llamar la atención sobre
una cuestión que recorre la escena argumentativa en su totalidad y que puede ser
pensada desde ambos enfoques. Se trata de la imposibilidad de clausura del
sentido que es condición esencial de la lógica formal y excluyente de la lógica
argumentativa. El propio Perelman reconoce esta diferencia en su categoría de
argumentos cuasilógicos. Son argumentos que aparentan ser razonamientos
obligatorios pero que, dada la condición de la argumentación, no pueden serlo
más que en apariencia, es decir, reproduciendo formas que son comunes a los
lenguajes formales, lógico y matemático. Y es precisamente Perelman, en mi
opinión, quien da una clave fundamental para pensar en esta distancia que separa
de manera irreconciliable a los razonamientos formal y oratorio: la idea de
identidad.
Toda formulación del razonamiento, ya sea lógico-formal u oratorio conjuga
elementos distintos. En el razonamiento “2+2=4″ tenemos una serie de elementos,
unidades mínimas del código matemático que son dispuestos en un orden particular
y que pueden aparecer en otras formulaciones tales como “2+4=6″. Lo mismo pasa
con razonamientos del tipo “Todos los humanos son mortales…”, que como sabemos,
puede abstraerse a la siguiente formulación “A contiene a B; B contiene a C; en
consecuencia A contiene a C”. Aquí no nos desprendemos del razonamiento formal
en tanto la implicación entre las premisas y la conclusión es siempre necesaria.
Al ser necesaria la formulación no la afecta, esto quiere decir que el
razonamiento es válido antes de que pueda ser formulado siquiera. Esto tiene
sentido si, como recordaremos de Peirce, la lógica deductiva no ofrece
conocimientos nuevos sino que sistematiza aquellos ya obtenidos.
En los razonamientos oratorios la validez no precede a la formulación sino que
se concreta en ella. Por ejemplo, yo puedo decir que “los argentinos son
deshonestos y por eso tienen representantes deshonestos”. Esta formulación
pretende ser comprendida como un razonamiento necesario en el que la cualidad
(deshonestidad) al ser extensiva a todo el conjunto A (argentinos) es
necesariamente pertinente para un elemento B, contenido en A (argentinos que
representan a otros argentinos). Sin embargo el razonamiento es necesario sólo
en apariencia, pues la identidad de sus elementos que favorece la relación de
inclusión (relación que, como sabemos, es lógica) es construida por la propia
formulación, por ese enunciado, sin que sea extensivo a la totalidad de
enunciados posibles sobre los argentinos su equivalencia con la deshonestidad.
En todo caso podemos preguntarle a nuestro orador ficticio qué premisas (o
mejor, qué hechos, qué verdades), respaldan su afirmación “los argentinos son
deshonestos”. Sabemos, por la condición entimemática del enunciado que esta
afirmación es una premisa, la premisa mayor, de hecho. Lo que se ha omitido de
la estructura silogística sería la premisa menor (“los argentinos en su
totalidad son representados por algunos argentinos en particular”).
Basta que se plantee algo tan sencillo al orador como “mire a Favaloro, era
argentino, ¿usted diría que es deshonesto? ¿fue deshonesto San Martín? ¿y qué me
dice Belgrano?”. Todos estos personajes son clichés, por supuesto, pero
participan en cierto verosímil social que exigiría a nuestro orador demasiados
esfuerzos y conocimientos para refutarnos (tendría que, por lo menos, aparentar
conocimientos sobre las vidas de estos tres personajes en los que se exhiba
alguna prueba escandalosa de deshonestidad). Entonces, ¿qué nos dirá nuestro
orador ficticio? Dirá algo así como “bueno, es cierto que hay excepciones, pero
en su mayoría los argentinos son deshonestos y por lo tanto es probable que sus
representantes también lo sean”. Si es probable ya deja de ser necesario y
tenemos ahí lo que Toulmin llama el modalizador, ese elemento que establece en
la aserción el grado de certeza, el alcance o, para apegarnos a sus palabras, la
fuerza del argumento.
En esto Perelman y Toulmin creo que tienen mucho en común: ambos oponen la
lógica argumentativa a la lógica formal. Se evidencia en Perelman en su concepto
de argumentos cuasilógicos y se evidencia en Toulmin en su aproximación
vericondicional. La diferencia, a mi entender, está en lo que cada autor
contrapone a la lógica formal, ya que mientras Toulmin persiste en la validez de
la argumentación por medio de los razonamientos (aunque eso no excluye, como se
ha visto, una reflexión acerca de las distintas situaciones y contextos sociales
en los que se argumenta, como está claro en el concepto toulminiano de
“campos”), Perelman resume la eficacia argumentativa en la persuasión del
auditorio, cobrando así, en su enfoque, un mayor grado de autonomía respecto a
la verdad.
Perelman: la nueva retórica y la argumentación
Argumentación y lenguaje jurídico
La argumentación se organiza cuando se produce:
- La regulación de las elecciones políticas: género deliberativo.
- El reforzamiento de las normas sociales y morales: género epidíctico.
- La sanción de las conductas reprensibles: género judicial.
Los argumentos modelan sus estructuras en una situación retórica pensada sobre
el esquema jurídico y definida por la presencia de un auditorio-juez.
Sus autores distinguen las diferentes categorías de argumentos (cuasilógicos,
basados en la estructura de lo real, fundantes de la estructura de lo real) de
manera puramente empírica, a partir de observaciones sobre distintos tipos de
discursos sociales.
Los principios de la argumentación
La situación argumentativa se da en un marco originariamente conflictivo. Se
diferencia de las situaciones neutrales con las que trabajan los lógicos. Para
Perelman, el conflicto en su realidad irreductible más evidente es el
malentendido. De las diferentes posiciones que se manejan en un intercambio
discursivo surge la argumentación, la posibilidad de imponer al otro un punto de
vista, una ideología, una forma de pensar y de actuar. El concepto de “justo”
juega un papel central en la teoría de Perelman, y ello en los 2 sentidos del
término. En 1º lugar, “justicia” reconoce acepciones que van de lo jurídico
(conforme a la ley) a lo cotidiano (conforme a la equidad). En 2º lugar reconoce
lo “justo” como lo “justificado”, lo fundamentado y, en consecuencia, razonable.
Sobre esta idea de justicia funda la argumentación retórica y la argumentación
jurídica y, en cierta medida, la argumentación científica.
Perelman propone hacer intervenir la regla de justicia en la determinación de la
fuerza de un argumento. Esta regla hace de la inercia el principio de base de la
racionalidad argumentativa: “Ya que tal argumento fue eficaz en el pasado en tal
contexto con argumentos análogos, también lo será en contextos análogos". Se
deduce de aquí una regla argumentativa fundamental: el recurso al precedente. La
deducción de los principios argumentativos a partir de los principios jurídicos.
La situación jurídica se alimenta de una crisis que debe ser imperativamente
resulta por una decisión. La decisión se origina en todas las palabras
intercambiadas a lo largo de una actuación y que llevan a operar sobre un
auditorio. Las motivaciones que acompañan la decisión deben persuadir a los
defensores, a las instancias superiores y a la opinión pública esclarecida.
La argumentación será utilizada para convencer a unos o a otros acerca de la
conveniencia de adoptar tal o cual postura. La argumentación tiene por función
regular los conflictos que sobrevienen en el dominio de la acción y que son
generados por sistemas de valores incompatibles entre los diferentes agentes. La
argumentación propone modelos de racionalidad para una lógica de la decisión
práctica. La metodología se define a partir de los procedimientos empleados. La
división de la razón en teórica y práctica se refleja en los dos modos de
definir los argumentos según sus estructuras formales y su grado de eficacia
práctica.
Principio por el cual, 2 objetos de la misma naturaleza deben tener el mismo
juicio, se deben evaluar de la misma forma. Lógica del debate general. Expresa
como entiende la justicia a la sociedad. 1º parte del principio de No
contradicción y 2º principio de la racionalidad. Regla de reciprocidad: trata la
identidad del problema. En el marco jurídico es la jurisprudencia.
Argumentación y demostración
La nueva retórica es, para Perelman, una teoría de la argumentación. La
demostración es un cálculo hecho de acuerdo con reglas verificadas
anteriormente. El único requerimiento está en la habilidad para distinguir
signos y realizar operaciones según reglas. Una demostración es correcta o
incorrecta si respeta o no esas reglas. Para pasar de una inferencia correcta a
una verdad o a la probabilidad computable de una conclusión, se debe admitir
ambas: la verdad de las premisas y la coherencia del sistema axiomático. En una
demostración los signos empleados deben utilizarse desprovistos de toda
ambigüedad mientras que, por el contrario, en la argumentación la ambigüedad no
está excluida de antemano. La argumentación supone el encuentro de pensamientos:
el deseo del orador de persuadir sin imponer y una disposición por parte del
auditorio de escuchar. Toda argumentación modifica el estado de las cosas. En
algunos casos existen reglas fijas para organizar un tema a discutir. El
propósito principal es asegurarse un tratamiento equilibrado.
El control del auditorio
Perelman presenta la argumentación sin recurrir a la noción de verdad. La
perspectiva argumentativa se define en términos de la influencia mayor o menor
que se ejerce sobre su auditorio. La verdad no forma parte del sistema y se
deriva de la noción correlativa de razón. Una y otra se relacionan con las
nociones de influencia y auditorio.
Perelman define auditorio como “el conjunto de aquellos en quienes el orador
quiere influir con su argumentación”. Cada orador construye de manera más o
menos consciente el auditorio al que dirige sus discursos de manera que siempre
debe existir por parte del argumentador una voluntad de coincidencia entre el
discurso y su auditorio. El auditorio no está necesariamente conformado por
aquellos a los que interpela expresamente el orador. Al estudiar la noción de
auditorio Perelman diferencia en principio 3 clases. El 1º está constituido por
toda la humanidad o, al menos, por todos los adultos y normales, es el auditorio
universal; el 2º es el formado desde el punto de vista del diálogo por el único
interlocutor al que el argumentador se dirige, auditoria particular y el 3º es
el integrado por el propio sujeto cuando delibera o evoca interiormente acerca
de las razones de sus actos, auditorio interno.
El verdadero auditorio universal supone que todos los hombres, con la misma
preparación, la misma capacidad y la misma información adoptarán las mismas
conclusiones. El auditorio particular es el que está constituido por un único
interlocutor al que se considera por alguna razón portador de las
características del auditorio universal. La distinción entre auditorio
particular y auditorio universal funda la diferencia entre argumentos puramente
persuasivos, admitidos por un auditorio particular, y aquellos argumentos que
convencen, son admitidos por el auditorio universal y, en consecuencia, pueden
llegar a ser tenidos por verdaderos.
En la perspectiva clásica, un argumento es más o menos fuerte si se aproxima o
se aleja de la verdad. Perelman no admite una relación directa entre la
argumentación y lo verdadero. La fuerza de un argumento es proporcional al grado
de acrecentamiento de la adhesión que provoca. Un argumento tiene el valor del
auditorio que lo admite.
Las bases del acuerdo
Los puntos de partida de los acuerdos sobre los cuales el orador construye su
argumentación son variados. Cuando uno se dirige a grupos que presuntamente
adhieren por su profesión o su ubicación social a cierta tesis, el que argumenta
tiene derecho a descontar la adhesión a éstas. Los acuerdos se organizan, por un
lado, a partir de hechos, verdades y presunciones; por otro lado, de valores,
jerarquías y lugares de preferencia. Los hechos y las verdades forman objetos
sobre los que la audiencia universal se ha puesto de acuerdo y no es necesario
incrementar la adhesión. Se habla de hechos cuando se alude a objetos de
acuerdo, precisos, limitados; en cambio, se designará preferentemente con el
nombre de verdades los sistemas más complejos, relativos a los enlaces entre
hechos, se trate de teorías científicas o concepciones filosóficas o religiosas
que trascienden la experiencia. A veces se parte de presunciones que aunque no
son seguras como aquellos, sin embargo, brindan bases suficientes para conformar
una convicción razonable. Las presunciones se asocian con lo que se produce
normalmente y con lo que es razonable tomar como punto de partida. Se fundan
sobre la idea de que es lo normal lo que se produce. Además de relacionarse con
lo normal, las presunciones permiten la construcción de un verosímil. La
existencia de este nexo entre las pretensiones y lo normal conforma una
presunción general admitida por todos los auditorios. Los valores influyen sobre
los cursos de acción. Brindan razones para preferir una cosa de otra. Sin duda,
la mayoría de los valores son particulares y aceptados por un grupo particular.
A partir de los valores se organizan jerarquías que también tienen su lugar en
el discurso argumentativo y que es posible reconstruir. Así, se da la
superioridad de los hombres sobre los animales, etc. También existen jerarquías
dobles cuando se considera una conducta según la posición del agente y se
argumenta desde el interlocutor y no desde la propia escala de valores. Estas
jerarquías, como los valores, no están congeladas en el tiempo sino que sufren
las mismas modificaciones que el conjunto de la sociedad. Los lugares son cada
uno “puntos sobre los que se alinean los principales entimemas”. Entre todos los
lugares comunes estudiados por Aristóteles, se consideran aquellos que se pueden
llamar lugares de preferencia. Son proposiciones que sirven para justificar
valores o jerarquías pero también que tienen la característica especial de
evaluar aspectos complementarios de la realidad.
En todos los casos el orador considera la opinión de la audiencia acerca de los
temas que trata, el tipo de argumento y las razones que parecen relevantes
referidas al sujeto y a la audiencia. Ello hará que se considere un argumento
como débil o sólido y que el orador esté en condiciones de construir una
estrategia argumentativa. Lo que es aceptado por una audiencia forma parte del
cuerpo de opiniones, convicciones y acuerdos que es vasto e indeterminado pero
que paulatinamente se pueden precisar. Desde este punto, el orador selecciona
algunos elementos y centra la atención en ellos. Reconocer los valores y las
jerarquías que organizan y sostiene un discurso, es lo que permite dar sentido
al análisis del discurso puesto que pone en evidencia el manejo de la realidad
social a partir del empleo de la lengua. Toda argumentación implica una
selección previa, selección de hechos y de valores, su descripción de una manera
particular, en algún lenguaje y con una intensidad que varía según la
importancia que se les otorgue. Es la intervención de los otros lo que hace que
se pueda distinguir mejor lo subjetivo de lo objetivo.
Estructura de los argumentos
El propósito del discurso en general es llevar a la audiencia a conclusiones
ofrecidas por el orador, a partir de premisas ya aceptadas. Una argumentación es
siempre dirigida por una persona (orador) que habla o escribe a una audiencia
(oyente o lector) tratando de reforzar u obtener la adhesión a una tesis. Tanto
la nueva como la vieja retórica buscan reconocer los mecanismos de persuasión o
convencimiento para obtener una adhesión que puede ser teórica o práctica,
provocando una acción inmediata.
El orador dispone de distintas estructuras argumentativas. Se pueden agrupar en
5 clases:
1) Argumentos cuasilógicos.
2) Argumentos basados en la estructura de lo real (BER).
3) Argumentos creados de la estructura de lo real (CER).
4) La disociación de las nociones.
5) La interacción de argumentos.
Argumentos cuasilógicos
Se presentan como comparables a razonamientos formales, lógicos o matemáticos
con los cuales tienen un cierto parecido pero, si se los analiza en detalle, dan
lugar a la controversia y se vuelven no obligatorios. Para convertir una
argumentación en una demostración obligatoria será necesario precisar todos los
términos empleados, eliminar la ambigüedad, evitar toda posibilidad de
interpretaciones múltiples.
- Contradicción e incompatibilidad: la contradicción conduce a la
descalificación cuando no hay posibilidades de establecer una distinción entre
los signos empleados. Por ello en la argumentación no se puede sostener la
contradicción sino más bien una incompatibilidad cuando una regla afirmada, una
tesis sostenida, una actitud adoptada, conlleva un conflicto con una tesis o una
regla afirmada anteriormente. Las incompatibilidades se presentan para ser
resueltas en el curso de la argumentación, pero la solución supone un esfuerzo
argumentativo para salir de la incompatibilidad que a veces resulta exitoso y
otras veces bochornoso.
- Identidad, definición, analiticidad y tautología: una identidad formal se
presenta como una evidencia y escapa a la controversia, y por tanto a la
argumentación. Cuando se pretende identificar lo que se define con aquello que
es definido se hace un uso argumentativo cuasilógico de la identidad. Las
definiciones tratan el término definido y aquello que se define como
intercambiables. Las definiciones juegan un rol en la argumentación muy
diferente al que tienen en el sistema formal. En la argumentación determinan la
elección de un significado en particular por encima de los otros. La definición
es una figura retórica cuando lleva no a la clarificar el significado de una
idea sino a poner en evidencia el efecto persuasivo que se busca. El análisis,
como la definición, puede pretender tener un estatuto diferente del argumento
cuasilógico. La definición, para evadirse de la controversia, apela a la
arbitrariedad y a la conclusividad, el análisis se propone como evidente y
necesario. Si no aporta nada nuevo, se cae en la tautología. Entonces al
análisis retomaría en otros términos el contenido de la proposición analizada.
El carácter tautológico del análisis es, así solidario con el estatuto no
controvertido de la definición. Se llama “tautología” a todo enunciado en el
cual el predicado no agrega ninguna información al tema de la frase. En lógica,
el principio de identidad designa a la tautología, una verdad incuestionable
pero vacía.
- La regla de justicia y la reciprocidad: la regla de justicia exige la
aplicación de un tratamiento idéntico a seres o a situaciones que se integran en
una misma categoría. Los objetos a los que se aplica deben ser idénticos e
intercambiables. Se trata no de una identificación completa sino parcial,
justificada por el hecho de que las diferencias se consideran desdeñables,
mientras que las semejanzas se consideran esenciales. Este principio que tiene
funcionamiento en la estrategia argumentativa está sostenido en el principio del
derecho de igualdad ante la ley y supone que todos los individuos tienen las
mismas obligaciones ante la ley porque también tienen los mismos derechos. Otros
argumentos cuasilógicos actúan por medio de la reciprocidad, planteando una
relación garantizada aun cuando sea sólo probable. Los argumentos cuasilógicos
sacan su fuerza persuasiva de su vinculación a modos de razonamientos
incuestionables. Lo que los distingue es su carácter no formal y el esfuerzo de
pensamiento que necesita su reducción a lo formal.
- Argumentos de transitividad, de inclusión y de división: entre los argumentos
cuasilógicos algunos apelan a estructuras lógicas. Es el caso de los argumentos
basados en la transitividad, otros recurren a relaciones matemáticas de división
o de inclusión. La transitividad se sostiene sobre la base de si “a = b” y “b =
c” se concluye que “a = c”. El caso del silogismo se funda en el principio de la
transitividad de la relación de inclusión o de implicación. La relación de
inclusión organiza 2 tipos de argumentos: los que tienen en cuenta la inclusión
de las partes en un todo y los que se valen de la división del todo en partes y
de las relaciones entre las partes resultantes. El caso de la relación entre la
parte y el todo permite tratar un concepto o una idea que tiene excesiva
complejidad a partir de proponer divisiones en el tratamiento. Se puede luego
recomponer la totalidad o, por el contrario, pensar que el tratamiento de las
partes da por finalizado el debate con relación a la idea general. Los
argumentos de división del todo a las partes y de las partes al todo son
frecuentes cuando se analizan determinados fenómenos y se relacionan de manera
mecánica las partes con el todo. Así los más característicos tienden a mostrar
la existencia o no existencia de una de las partes. Se argumenta por exclusión.
Argumentos basados en la estructura de lo real (BER)
Se organiza a partir de los enlaces que se formulan. Pueden ser enlaces de
sucesión, como la relación de causa a efecto, o enlaces de coexistencia, como la
relación entre la persona y sus actos.
- Enlaces de sucesión: es primordial el orden temporal. Se pueden distinguir
argumentaciones de 3 tipos:
o Las que tienden a aproximar de modo recíproco 2 acontecimientos sucesivos
dados por medio de un nexo causal.
o Las que, dado un acontecimiento, tratan de descubrir la existencia de una
causa que haya podido determinarlo.
o Las que, ocurrido un acontecimiento, procuran evidenciar las consecuencias que
deben resultar.
- Relaciones de coexistencia: los argumentos que establecen relaciones de
coexistencia marcan un vínculo entre realidades de nivel desigual, de las cuales
una se presenta como la expresión o manifestación de la otra, tal como la
relación que se da entre una persona y sus acciones, sus juicios o sus obras.
Mientras que en los enlaces de sucesión, los términos confrontados se encuentran
en un mismo plano fenomenal, los enlaces de coexistencia unen 2 realidades de
nivel desigual. El carácter más estructurado de uno de los términos es lo que
distingue eta clase de enlaces, al ser totalmente secundario el orden temporal.
Cuando se generaliza, este argumento establece la relación entre la esencia y el
acto, entre una persona y sus manifestaciones. Gracias a la relación de
coexistencia, somos también capaces de comprender un argumento de autoridad en
todas sus formas y también de apreciar el rol persuasivo del ethos en la
argumentación desde que el discurso puede ser considerado como un acto de parte
del orador.
- Jerarquías dobles y las diferencias de orden: las jerarquías, como los
valores, forman parte de los acuerdos que permiten organizar las premisas del
discurso pero también se puede analizar el fundamento sobre el que descansan. La
mayoría de las veces se toma como base una correlación entre los términos de la
jerarquía discutida y los de la jerarquía admitida; se recurrirá a lo que
califica “argumento de doble jerarquía”. La doble jerarquía expresa una idea de
proporcionalidad directa o inversa o, al menos, un nexo de término a término.
Todos los enlaces basados en la estructura de lo real, sean de sucesión o de
coexistencia, podrán servir para vincular dos jerarquías, recíprocamente, y para
fundamentar el argumento de la doble jerarquía; donde una jerarquía es explícita
y otra es implícita.
Argumentos creados de la estructura de lo real (CER)
Comienzan a partir de casos particular y luego son generalizados o traspuestos
de una esfera de la realidad a otra. Los argumentos que establecen la estructura
de la realidad son, en 1º lugar, los argumentos por el ejemplo, la ilustración y
el modelo y, en 2º lugar, los argumentos por analogía. El ejemplo lleva a la
formulación de una regla a través de una generalización de un caso particular.
La ilustración tiene la presencia de una regularidad manifestada en un caso
concreto. El argumento del modelo justifica una acción. Actúa conforme a la
norma que constituye y a partir de allí se debe alcanzar la imitación. Se puede
también mencionar el argumento del antimodelo.
- Argumentación por el ejemplo: es presuponer la existencia de algunas
regularidades de las que los ejemplos dan cuenta. Se puede debatir acerca de la
regla que se emplea, del grado de generalización que se intenta a partir del
caso individual que se expone, pero no el principio mismo de la generalización.
El ejemplo busca el fundamento de la regla, en tanto que la ilustración busca la
adhesión a una regla ya conocida. Este tipo de argumentación, a pesar de partir
desde la individualidad, en verdad descuenta la importancia de ese número único
porque lo que le interesa es llegar a una nueva argumentación, que es la que en
verdad se quiere imponer. Las ciencias tratan siempre de casos particulares
buscando la posibilidad de establecer a partir de allí cierta generalización que
posibilite la construcción de una regularidad. Mecanismo inductivo que lleva a
partir de un comportamiento individual al de una generalización.
- Ilustración: el caso particular presenta otro escalón porque no se discute
acerca de la viabilidad de una regla; ésta ya ha sido admitida, es una
regularidad. La ilustración tiene como función reforzar la regla que ya fue
instituida y admitida brindando casos particulares que esclarecen el enunciado
general. La ilustración corre mucho menos riesgo de ser malinterpretada porque
existe una guía, que es la regla que debe ser conocida y familiar. Perelman
reconoce que la diferencia entre el ejemplo y la ilustración es sutil, pero
sostiene que permite distinguir no sólo que el caso particular sirve para fundar
una regla sino que a veces se enuncia la regla para sostener casos particulares
que al parecer deben corroborarla.
- Modelo: cuando se argumenta proponiendo una conducta ya no como regla o como
generalización sino como una conducta que se debe imitar, se trata de un modelo.
Este supone un mínimo de prestigio social o de autoridad, no se imita a
cualquiera ni cualquiera se propone como modelo. Se indica a partir de este
recurso argumentativo la conducta que se deberá seguir, y ésta es la garantía de
una conducta adoptada. Supone que se trata de alguna autoridad que por el
prestigio que tiene puede avalar la acción que se considera. Si la referencia al
modelo permite promover conductas que deben ser imitadas, también la apelación a
un contraste posibilita la conformación de un antimodelo. Aquello que no debe
imitarse también puede proponerse en una argumentación.
- Analogía y metáfora: la analogía difiere de la proporción matemática pues no
plantea una igualdad entre los términos sino sólo una semejanza. En la analogía
se afirma que A es a B como C es a D. Figura fundada en la idea de una
aproximación explícita o implícita entre los términos relacionados. Admitir una
analogía es suscribir a una cierta selección de aspectos que importa poner en
evidencia en la descripción de un fenómeno. A partir de la construcción A es a B
como D es a C, la metáfora es una construcción del tipo a es c. La capacidad
argumentativa de la metáfora permite que quien ejercita la argumentación esté en
condiciones de construir metáforas lo suficientemente sólidas e impactantes para
llamar la atención del auditorio por la eficacia de los términos puestos en
relación. Eficacia por la sorpresa que provoca un vínculo imprevisto entre
términos que no son próximos pero que a partir de su uso metafórico descubren un
nuevo registro de producción de sentido. Siempre la metáfora remite a una
ampliación del significado empleado.
La disociación de las nociones
La disociación de nociones consiste en una transformación provocada siempre por
el deseo de suprimir una incompatibilidad nacida de la confrontación de una
tesis con otras, se trate de normas, hechos o verdaderos. Permite analizar en
detalle enlaces argumentativos para elaborar estructuras persuasivas más
sólidas.
A cualquier idea se la puede someter a una disociación. La disociación resuelta
de una depreciación de lo que fue aceptado como valor hasta un determinado
momento y su progresivo reemplazo por otra concepción a la que se lo asigna un
valor original.
La interacción de argumentos
El discurso argumentativo tiene usualmente una forma hablada o escrita, una
longitud variable que combina un número determinado de argumentos con la
intención de ganar adhesión de una audiencia a una o más tesis. Los argumentos
interactúan en las mentes de la audiencia, reforzando o debilitándose
mutuamente.
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Me gustaría ilustrar algunas ideas de Perelman a partir de este célebre
fragmento de una conferencia de prensa del entonces presidente de facto -y cabe
agregar, dictador y genocida- Jorge Rafael Videla, en 1979. Reproduzco primero
el fragmento que seguro ya todos conocen.
Y transcribo el texto para un uso más cómodo del mismo:
Con una visión cristiana de los derechos humanos: el de la vida es fundamental,
el de la libertad es importante, también lo es el del trabajo, de la familia, de
la vivienda, etc., etc., etc. Si la Argentina atiende a los derechos humanos en
esa omnicomprensión que el término “derechos humanos” significa. Pero yendo
concretamente, porque sé que usted hace la pregunta, no a esa visión
omnicomprensiva de los derechos humanos a los que hizo referencia el Papa en
forma genérica, sino concretamente al hombre que está detenido sin proceso, es
uno, o al desaparecido, que es otro. Frente al desaparecido, en tanto esté como
tal es una incógnita el desaparecido. Si el hombre apareciera, bueno, tendrá un
tratamiento equis. Y si la desaparición se convirtiera en certeza de su
fallecimiento tiene un tratamiento zeta. Pero mientras sea desaparecido no puede
tener ningún tratamiento especial, es una incógnita, es un desaparecido. No
tiene entidad. No está. Ni muerto ni vivo, está desaparecido.
a) Valores, jerarquías, lugares de preferencia
En primer lugar me gustaría destacar la jerarquización con la que inicia el
fragmento de locución: “el de la vida es fundamental, el de la libertad es
importante, también lo es el del trabajo, de la familia, de la vivienda, etc.,
etc., etc.”. A partir de las adjetivaciones, por un lado, y del orden en el que
se enumeran esos valores se puede pensar la relación jerárquica que se establece
entre ellos. Nótese que la vida es fundamental mientras que la libertad -derecho
que es notablemente limitado en un estado de ley marcial- es importante, léase,
no fundamental. En ello se expresa la idiosincrasia de gobierno de las cúpulas
militares, o al menos su idiosincrasia “apta para todo público” ya que podemos
dudar de lo “fundamental” de la vida para estos señores, pero eso es tema para
otra conversación.
b) Disociación de las nociones
“Si la Argentina atiende a los derechos humanos en esa omnicomprensión que el
término “derechos humanos” significa. Pero yendo concretamente, porque sé que
usted hace la pregunta, no a esa visión omnicomprensiva de los derechos humanos
a los que hizo referencia el Papa en forma genérica, sino concretamente al
hombre que está detenido sin proceso, es uno, o al desaparecido, que es otro.”
En este fragmento hay una disociación de nociones, aunque es difícil percibirla
porque las marcas de oralidad hacen poco transparente el razonamiento del
enunciado. Reconstruyámoslo:
La Argentina se ocupa de los derechos humanos según una “omnicomprensión” del
término -que es la que emplea el Papa (voz de autoridad, construcción del ethos
cristiano)-. Sin embargo, se me pide que hable de un asunto particular que es el
del detenido sin proceso y que no está alineado con ese tema.
En verdad la disociación de las nociones propiamente dicha se va a completar en
el fragmento que sigue, cuando se justifique, a partir de un argumento
cuasilógico la condición del desaparecido como la de una persona fuera de la
ley. Pero es en este fragmento recién citado que se sientan las bases para hacer
tal disosiación: los derechos humanos son una cosa, las desapariciones son otra
que no tiene nada que ver con lo primero (por favor, no pierdan de vista que
estoy parafraseando, nada más).
c) Argumento cuasilógico
Frente al desaparecido, en tanto esté como tal es una incógnita el desaparecido.
Si el hombre apareciera, bueno, tendrá un tratamiento equis. Y si la
desaparición se convirtiera en certeza de su fallecimiento tiene un tratamiento
zeta. Pero mientras sea desaparecido no puede tener ningún tratamiento especial,
es una incógnita, es un desaparecido. No tiene entidad. No está. Ni muerto ni
vivo, está desaparecido.
Primero tenemos una definición: el desaparecido es una incógnita. Esta
definición se completa en una segunda disociación de nociones que vemos al
final: “Ni muerto, ni vivo, desaparecido”, por medio de la cual se escinde la
condición de desaparición de las condiciones normales y verificables de las
personas. Lo que se está escindiendo, en definitiva es lo constatado de lo
inconstatable.
Al llevar al desaparecido a ese lugar de la incógnita se lo presenta como fuera
del interés de la justicia. De ahí sigue:
Si el hombre aparece (vivo) -> tratamiento X
Si el hombre aparece muerto -> tratamiento Z
De lo que se sigue:
Si el hombre no aparece -> sin tratamiento.
Es fácil apreciar la condición “cuasilógica” de los argumentos de este discurso
ya que el modo mismo de hablar de Videla es muy “matemático”. Se construye un
sistema de implicaciones entre la condición de la persona y su tratamiento
hipotético que se aplica de forma deductiva, desde luego, sometiendo el caso a
lo que prescribe la regla. Precisamente el argumento central es “no tenemos
reglas para lo que no tiene una condición cierta (léase, el desaparecido)”. Así
pues, el desaparecido queda fuera de las competencias del Estado y, siguiendo la
lógica del enunciado, de los “derechos humanos”.
El modelo argumentativo de Stephen Toulmin
El modelo de argumentación
El modelo de Toulmin es, justificador. Analiza la técnica por la cual un locutor
brinda una justificación a una aserción que había sostenido y que es puesta en
duda por su interlocutor. Una aserción razonable es aquella que puede afrontar
la crítica, una aserción que el locutor es capaz de integrar a un cierto esquema
de procedimiento que se desarrolla según un número de etapas que el modelo
pretende representar. Debe captar la forma del discurso racional.
El sitio donde parte es la idea según la cual una de las actividades centrales
de los seres humanos es razonar, brindar fundamentos para certificar que las
acciones, los pensamientos y los dichos son los pertenecientes. Distingue un uso
instrumental del lenguaje, ocurre cunando no es preciso emplear razones
suplementarias que justifiquen lo que se afirma, es el caso cuando se da una
orden, se dice cómo está el tiempo o se describe un objeto; y el uso
argumentativo del lenguaje, se produce cuando las emisiones lingüísticas tienen
éxito o fracasan a partir de apoyarse en sucesivos argumentos o pruebas.
Los componentes del modelo de Toulmin
- Datos y conclusión: justifican el enunciado general. Es el tema, emergente de
un problema. Y la conclusión es la síntesis de un planteo frente a un problema.
- Garantías: argumentos que avalan mi planteo. Es donde yo me apoyo. Núcleo
esencial de argumentos que avalan una postura. Fundamentos. Para que la
afirmación se convierta en una justificación es necesario captar la relación
entre el dato y la tesis. ¿cómo pasar de los datos a la conclusión? ¿qué es lo
que avala el pasaje? Esta pregunta se responde formulando una regla, un
principio general capaz de servir de fundamento o garantía para formular la
inferencia. La garantía cumple el papel de ser la premisa mayor del silogismo
clásico. Permite el pasaje de los datos a las conclusiones. Es una regla
general.
- Modalizadores y restricciones: en general, las garantías y los datos no
permiten inferir la conclusión con un grado absoluto de certeza cualquiera sea
la circunstancia. Hay que precisar con qué fuerza la relación de los datos
permite extraer la conclusión. La aserción de la conclusión debe ser restringida
a lo que autoriza la garantía aplicada al dato. En el enunciado completo de la
conclusión figurará un modalizador, que puede tomar la forma lingüística de un
adverbio como “generalmente”. El esquema argumentativo prevé en consecuencia un
lugar para la refutación potencial de su conclusión. Esta restricción está
relacionada al adverbio modal.
- Soportes: finalmente, la ley misma puede ser cuestionada, hay que apoyarla en
un número determinado de justificativos, los soportes.
Los datos en los que se basta tienen que ser relevantes en relación con la
conclusión planteada en el argumento y suficientes para apoyarla. La garantía
con que uno cuenta para asegurar ese apoyo tiene que ser aplicable al caso que
se está discutiendo y tiene que basarse en un sólido soporte. La modalidad o
fuerza de la pretensión resultante tiene que hacerse explícita y han de
entenderse bien las posibles refutaciones o excepciones. Todos los elementos que
conforman el modelo propuesto por Toulmin están vinculados, de manera que existe
una importante dependencia entre cada uno de los puntos del gráfico. Tiene que
haber un consenso previo entre quienes participan de la argumentación respecto
del campo en el que se va a discutir (jurídico, empresarial, científico, ético y
artístico). Lo que funciona como garantía última de los argumentos ante
cualquier audiencia es el sentido común, porque todos los seres humanos tienen
necesidades similares y viven experiencias análogas de modo que comparten los
fundamentos que necesitan para usar y comprender métodos similares de
razonamiento. La argumentación se sostiene también por las instituciones que la
cobijan y son ellas también las que le brindan legitimidad y sustento a sus
propuestas.
Red argumentativa
El esquema de tres términos datos, garantía, conclusión, nutre el centro de la
argumentación, y se puede relacionar los otros elementos del esquema como
argumentaciones secundarias que sostienen la argumentación principal. Se
constituye así una red argumentativa que organiza los dispositivos destinados a
fortalecer la argumentación central.
El modelo de Toulmin es vericondicional y no retórico
La respuesta por la argumentación al empleo de un enunciado intenta precisar el
“grado de verdad” que conviene acordarle. Esto supone que se acepta hacer de la
verdad un concepto no binario (verdadero/falso) sino gradual. En este sentido,
el modelo de Toulmin no es retórico sino vericondicional. No se trata de medir
la verdad de un enunciado por el grado de adhesión que le brinda el auditorio
(Perelman) sino por conservar la noción tradicional de verdad, volviéndola
simplemente relativa, vinculándola con los criterios de apreciación vigentes en
el dominio al que pertenece el enunciado – conclusión. El indicador de fuerza
que ubica el modalizador se comprende en relación con un enunciado que tiene el
valor de una objeción potencial. Toulmin define la argumentación como la
exposición de una tesis controvertida, el examen de sus consecuencias, el
intercambio de pruebas y de buenas razones que la sostienen y una clausura bien
o mal establecida.
Pretensiones de validez y contextos de acción
El planteamiento de Toulmin permite una pluralidad de pretensiones de validez.
Sostiene que existen diferentes argumentaciones según el tipo de pretensión que
el proponente trata de defender. Las pretensiones varían según los contextos de
acción. Los diversos contextos en los que pueden presentarse argumentaciones se
pueden reducir a un número determinado de “campos argumentativos”. A cada uno le
corresponde diferentes pretensiones de validez y diferentes tipos de
argumentación. Distingue entre un modelo de organización orientado al conflicto
y un modelo de organización orientado al consenso, y en el plano del proceso
reconoce contextos de acción funcionalmente especificados en los que está
ubicada el habla argumentativa como mecanismo resolutorio de problemas. Toulmin
reconocer cinco campos de argumentación representativos: el derecho, la ciencia,
la crítica al arte, la dirección de empresas y la ética. Estos cinco campos
pueden entenderse como diferenciaciones institucionales de un marco conceptual
general válido para todas las argumentaciones. Distingue entre el esquema
general que sostiene las estructuras de los argumentos que son constantes
respecto del campo y las reglas especiales de argumentación dependientes del
campo que son esenciales para las esferas de la vida que representan. No se
puede evaluar la fuerza de los argumentos ni las pretensiones de validez si no
se entiende el sentido de la empresa a cuyo servicio está la argumentación.
La fuerza de los argumentos
Un argumento tiene peso y funciona sólo si es presentado a la audiencia
apropiada en un foro apropiado. La fuerza de los argumentos no alude a su
corrección sino que incluye 4 tipos de temas:
- Enunciados calificadores: se emplean para establecer el grado de certeza que
se tiene acerca de una aserción particular. Las conclusiones son introducidas
por palabras del tipo indudablemente, probablemente o posiblemente. Hay una gran
cantidad de adverbios y frases adverbiales que cumplen funciones de calificación
de los argumentos prácticos. Su función es indicar el tipo de fuerza racional
que debe atribuírsele a la conclusión sobre la base de la relación entre el
dato, la garantía y el respaldo.
- Excepciones y condiciones de presentación de los argumentos: importa
considerar cómo se admiten las excepciones y las condiciones en la presentación
y la discusión de argumentos. Existen 2 razones para que una conclusión no sea
presentada como definitiva o cierta. Sea porque el dato, la garantía y el
soporte sustentan la conclusión sólo parcial o débilmente o porque el dato, la
garantía y el soporte sustentan la conclusión sólo en ciertos contextos o bajo
ciertas condiciones.
- Concepto de carga de prueba: se da que en muchas situaciones cotidianas se
toman decisiones en forma racional aun cuando no se posea suficiente
información, o en presencia de información que conduce por caminos conflictivos.
- Argumentación relevante: el entrenamiento profesional involucrado en aprender
cómo operar dentro de una empresa racional consiste, en gran medida, en lograr
reconocer qué tipo de información será relevante para justificar argumentos.
Solo se comprenderá cabalmente qué le otorga poder y fuerza racional a los
argumentos al investigar como éstos sirven a los propósitos especializados de
empresas profesionales. Todo aquel que presente genuinas aserciones y plantee
una lícita discusión para justificarlas dentro del ámbito de la empresa, debe
tener cierto conocimiento general acerca de cómo están organizadas tales
empresas y qué fines persiguen. Quienes participan en una discusión tienen mucha
información significante e insignificante y hacen uso de ella para enriquecer la
defensa de sus posiciones o puntos de vista.
Los diferentes campos argumentativos y sus procedimientos
1) Grados de formalización: Toulmin reconoce la existencia de distintos grados
de formalización en los procedimientos racionales de los diversos campos.
Algunos métodos de argumentación empleados en una empresa tienen un nivel de
formalización más complejo y estilizado que otros. Las ciencias naturales
presentan un alto grado de formalización. A su vez, en otras áreas, por ejemplo,
las decisiones éticas o económicas, los procedimientos son frecuentemente menos
elaborados y ritualizados que en la ciencia.
2) Grados de precisión: Toulmin plantea que encontrar argumentos de gran
precisión y exactitud es más factible en algunos campos del razonamiento
práctico (física) que en otros, donde la interpretación cualitativa de los
elementos en juego tiene más peso que la exactitud y la precisión (psicología).
La precisión, entendida como “exactitud cuantitativa”, tiene genuina importancia
en varias situaciones, pero sólo si está al servicio de expresar “cierta visión
de conjunto”. En realidad, la cuestión válida es, más allá del campo de
razonamiento, cuán relevantes son los procedimientos de gran exactitud para la
resolución de los diferentes tipos de problemas que se presentan.
3) Modos de resolución: los distintos modos de resolución argumentativa se deben
a los diferentes objetivos que tienen las empresas humanas. En ciertos foros
como el judicial, los procedimientos se articulan sobre una base adversativa, y
en empresas racionales, como negociaciones entre sindicatos y patrones la meta
es lograr un compromiso consensuado.
4) Objetivos argumentativos: el tipo de proceso apropiado para cada campo
particular de argumentación depende de cuánto esté en juego en un foro
específico. Puede significar distinto tipo se aserciones dentro del contexto de
diferentes campos o esferas de acción humana.
5) Argumentos regulares y argumentos críticos: los argumentos regulares
sustentan las acciones sobre un cuerpo aceptado de garantías, y estas garantías
son meramente utilizadas. Son aquellos argumentos que aplican las reglas. Los
argumentos críticos modifican reglas codificadas, y son evaluadas. Son aquellos
argumentos que justifican o discuten reglas.
Los cinco campos argumentativos de Toulmin
La argumentación jurídica
Para Toulmin la ley es un sistema de procedimientos y principios destinado a
proveer decisiones sistemáticas con el objeto de garantizar la vida y la
libertad de los individuos, proteger la propiedad, legitimar la firma de
contratos válidos, resolver conflictos entre las personas, mantener el orden
público y perseguir la concreción de otras metas que la sociedad ha consensuado.
1) La ley como foro de argumentación
Cuando la gente no puede resolver sus propios conflictos existen instancias de
asesoría y mediación que resultan eficaces. A medida que aumenta el valor de lo
que está en juego y el desacuerdo esencial se vuelve más complejo, es mucho más
probable que la disputa se formalice en un procedimiento legal. La única salida
es recurrir al sistema de toma de decisiones organizado socialmente, que está
respaldado por la autoridad pública que obliga a cumplir con las resoluciones
judiciales. Esto es lo que la ley provee. El sistema legal también otorga
decisiones fundamentales que sirven para que, en caso de futuros conflictos, se
puedan evaluar y predecir resoluciones judiciales en distintos casos. A veces
ocurre que una vez que se ha dictado sentencia, una de las partes siente que la
resolución fue injusta y dirá que alguna norma fue violada durante el proceso
legal. Reclamará la revisión del fallo o la celebración de un nuevo juicio, es
decir que apelara la decisión del juez. Ante esta situación, se necesita un
segundo foro de argumentación legal, las cámaras de apelación, que revisan las
decisiones precedentes. Suele haber dos niveles de apelación, una red de cámaras
de apelación estatales y la máxima instancia de apelación representada por la
Corte Suprema de Justicia. Cada cámara tiene la responsabilidad de examinar el
razonamiento argumentativo de los fallos producidos por las cámaras precedentes.
En síntesis, lo habitual es que, en primera instancia, la ley provea de un foro
para el debate y la posibilidad de contrastar versiones opuestas sobre los
hechos que representan un conflicto que no se resolvió por conciliación o
mediación. Por esa razón, lo primero que tiene que ser determinado mediante el
razonamiento legal es cuáles son los hechos válidos. Es decir, lograr que
ciertos eventos y situaciones sean aceptados por las autoridades legales como
los hechos a tener en cuenta, y sobre los que habrá que decidir. En cambio, el
foro secundario, los tribunales de apelación, centran su acción en decidir sobre
las disímiles interpretaciones acerca de la ley.
2) La naturaleza de los asuntos legales
Toulmin menciona dos tipos generales de asuntos legales:
- Cuestiones de hecho: el paso previo para que una demanda se constituya se
realiza cuando un potencial cliente le cuenta un problema a un abogado. Este
escucha la historia y piensa en las posibles soluciones que las leyes vigentes
podrían aportar. Siempre se inicia el razonamiento legal a partir de intentar
mostrar hechos como habiendo sucedido de una determinada manera, siguiendo un
determinada secuencia. Cada asunto de hecho será luego subdividido en asuntos
subordinados.
- Cuestiones de ley: abarca la determinación de la cuestión de hecho. La
elección debe hacerse teniendo en cuenta también las demandas de ley o de
justicia. A través de los procedimientos, el tribunal tomará decisiones
relativas a cuestiones de ley. El tribunal deberá responder varias preguntas.
Tales cuestiones de ley se vuelven asuntos de ley cuando la decisión de un juez
es impugnada por una de las partes.
3) La interacción entre la ley y los hechos
Es preciso revisar tres conceptos centrales del razonamiento legal:
- Presunción: debe ser comprendida como una cuestión de ley a ser determinada
por jueces y como la perspectiva que adoptan los miembros del jurado. Es
entendida como un punto de partida, como un dato o fundamento argumentativo y
como una guía hacia la toma de decisiones. Si existe una falla clara de
evidencia, la decisión se hará en la presunción.
- Carga de la prueba: se relaciona con el de presunción. Es la parte que busca
dejar sin efecto la presunción.
- Prima facie: según la ley es aquel que en primera instancia parece justificar
una clara decisión a favor de quien inicia la demanda, pero no garantiza que tal
parte sea la vencedora en el juicio. Un caso de este tipo es aquel que ofrece
argumentos que satisfacen la totalidad de asuntos esenciales relacionados con la
causa a ser juzgada.
4) Características de los argumentos legales
Para formar un jurado se eligen personas que no tengan conocimiento personal de
la controversia y que sean imparciales. En un juicio que involucre a un jurado
imparcial, cuya decisión tendrá carácter legal y deberá hacerse efectivo, el
análisis de la evidencia es indispensable. Para la ley, la evidencia es el medio
para satisfacer las dudas de una tribunal sobre la veracidad o la falsedad de
las historias que cuentan las partes en disputa. El núcleo del juicio es la
presentación de la evidencia sobre la que, constituyendo los datos, los abogados
presentarán los argumentos que sustentan su versión, la conclusión. La trama
final de esos argumentos aparece al final del juicio, luego de que toda la
evidencia fue puesta en consideración. El razonamiento legal se construye sobre
el análisis de las evidencias, que son cuidadosamente evaluadas para que el
jurado sólo reciba aquellas que prometen cierto grado de autenticidad. Respecto
de la evidencia, hay reglas que inhabilitan a ciertas personas a declarar lo que
saben sobre la causa: es el caso del secreto profesional.
- Conclusiones: son variadas como el tipo de conflictos existentes en una
sociedad.
- Datos: la fuente más habitual de datos la proporciona el testimonio de los
testigos. Sus testimonios están sujetos a la posibilitan de careo como prueba de
credibilidad y consistencias. Es necesario que lo dicho en el juicio sea
relevante a los asuntos implicados en el caso, sea sustancial (significativo
como para garantizar atención) y competente (que parezca auténtico y satisfaga
las reglas de admisión de las evidencias). Los testimonios se tienen en cuenta
sólo si cumplen estas condiciones. Pueden haber testimonios de personas que no
tienen conocimiento directo de los hechos en disputa, pero son valiosas porque
aportan opiniones autorizadas, basadas en su experiencia profesional, como un
médico, psiquiatra, grafólogos, escribanos. Se utiliza también la evidencia
circunstancial, el testigo no declara por tener conocimiento directo de los
hechos del conflicto sino por tener conocimiento directo de otros hechos que
permiten sustentar una inferencia que concluya en una afirmación de alguna de
las versiones en juego. Se pueden admitir objetos que cumplan los mismos
propósitos, pueden ser evaluados en virtud de su relevancia, sustentabilidad y
competencia. Bajo el concepto de evidencia inmejorable la ley establece que
siempre es preferible un documento a un testimonio oral para probar un hecho.
También existen los objetos de evidencia real, e incluyen materiales como
manchas de sangre, armas, huellas dactilares, fotografías, grabaciones.
- Garantías: se depende tanto de los testigos debido a la vigencia subyacente de
una garantía que afirma que aquellos directamente involucrados en un evento
pueden informar acerca del mismo con la precisión suficiente para proveer
elementos de prueba a la versión de una de las partes. La capacidad de recodar
con precisión y en detallo es limitada. Hay dudas sobre la posibilidad de
garantizar la autenticidad de lo que recuerdan los testigos por medio del careo
ola interrogación, esas medidas pueden confundir al testigo o forzarlo a que
distorsione su relato. Los elementos cruciales de la garantía estarían
contenidos en las frases tal como las recuerdan y a los propósitos de la ley.
Luego de que los testimonios de los testigos hayan sido examinados, queda a
disposición del juez o el jurado suficiente material como para decidir cómo se
sucedieron los hechos, resolviendo así el conflicto.
- Modalidades: la modalidad presente en el jurado, en un caso penal, es visible
mediante la sentencia: así, el acusado puede ser declarado inocente o culpable
de varios cargos, de un cargo mayor o de uno menor.
- Reputaciones o restricciones: la estructura de un juicio implica el uso
sistemático de refutaciones. Los abogados rivales siempre están preparados para
generar restricciones. Tratar de refutar cada afirmación del oponente es parte
de la rutina de un proceso legal. El jurado no deja constancia escrita de sus
restricciones.
5) La toma de decisiones en la instancia de apelación
Los modos de razonamiento y argumentación característicos de las cámaras de
apelación son distintos de los otros tribunales, porque cambia la deliberación
sobre las cuestiones de hecho o las cuestiones de ley. También puede ocurrir el
intento de que se excluya cierta evidencia porque viola las leyes sobre
evidencia, o el intento de anular un proceso debido a errores de procedimiento.
Los datos que se utilizan en los procesos de apelación provienen de los juicios
celebrados inicialmente, a lo que se suma el contenido de decisiones legales
previas producidas por otras cámaras, los estatutos vigentes y el testimonio de
autoridades jurídicas.
La argumentación científica
Todas las sociedades a partir de la búsqueda de respuestas constantes para
resolver los problemas que les plantea la naturaleza van construyendo un cuerpo
sólido de explicaciones. Este es el nacimiento y el origen de la ciencia.
1) La empresa científica
La ciencia de cualquier período revelará tres rasgos que determinarán el campo
abierto a la crítica o a la argumentación:
- Debe tratar con ciertos asuntos amplios y familiares acerca de la naturaleza
del mundo sobre los que cualquier visión científica se supone que podrá
describir.
- Debe proveer un cuerpo sistemático de ideas para utilizar teniendo en cuenta
el curso observado de acontecimientos naturales, junto con los procedimientos
reconocidos para criticar y mejorar estas descripciones.
- Debe existir un grupo o grupos de personas en la sociedad responsables de
preservar y transmitir esta tradición.
2) Un cuerpo sistemático de ideas
Los científicos siempre desarrollan procedimientos sistemáticos para representar
el mundo natural y su composición, funciones y orígenes. Puede incluir desde
leyes naturales, taxonomías o gráficos, métodos de inferencia o cálculo, etc.
3) Las organizaciones científicas
Al analizar y criticar los argumentos científicos se deberá considerar tres
aspectos: los propósitos generales de la ciencia; los tipos particulares de
ideas y teorías en curso en un momento y en un campo dado, y las instituciones
en las que se realiza el trabajo científico.
4) Los foros de la argumentación científica
Se deben enfocar entonces:
- Los procedimientos que los científicos emplean al tratar sus problemas.
- Los convenios institucionales en que estos asuntos son abordados.
- Las consecuencias que provocan en el panorama general de la argumentación
científica.
El propósito general de la argumentación científica o la ciencia es asegurar el
consenso. La resolución de las cuestiones científicas es en beneficio
profesional de todos los científicos por igual. Las instituciones profesionales
científicas están organizadas para promover metas e intereses comunitarios y
colectivos, y los conflictos de interés resultantes son transitorios e
incidentales. La empresa científica está estructurada para servir a la función
crítica de la que dependen la confiabilidad y la racionalidad. La búsqueda
colectiva de la verdad o de la mejor ciencia beneficia a todos. De aquí la
extraña mezcla de los procedimientos adversativos en el corto plazo y las metas
del consenso en el largo plazo, características de la argumentación científica.
Los intereses básicos de los científicos se sostienen en el acuerdo acerca de
qué nuevas ideas serán aceptadas, cómo y cuáles serán rechazadas. En este
sentido, el factor consenso en el razonamiento científico es dominante.
5) La naturaleza de los asuntos científicos
Los cuestionamientos científicos están relacionados con las anomalías, es decir,
con sucesos que ocurren en contra de las expectativas razonables y en contra de
los presupuestos científicos. No todo lo que sucede es un fenómeno. Ese término
utilizado en ciencias designa acontecimientos que desafían las ideas existentes
y reclaman investigación y explicación científicas. Los argumentos de rutina y
los cálculos sobre eventos que no presentan problema pueden ser importantes para
otros propósitos, pero sólo hacen un aporte marginal a la ciencia. Estas
aplicaciones de rutina de los resultados de la investigación científica como
medios para los fines prácticos de otros dejan la situación inmodificada y por
lo tanto no hacen avanzar la empresa científica.
6) Los tipos de explicaciones
El otro punto a considerar una vez reconocida una anomalía o un fenómeno es cómo
se hace para decir que algo se explicó correctamente. Ésta es una cuestión más
compleja. Se dividen los tipos específicos de explicación en 4 grupos. Se pueden
explicar eventos, objetos o fenómenos, relacionándolos con otras cosas ya
conocidas, sea por el tipo de objeto tratado, por su constitución material, por
su historia o por su finalidad.
- Explicación por tipo: la anomalía debe ser establecida al principio y la
explicación final demuestra cómo esa anomalía puede acomodarse a ideas
científicas en curso. Por pertenecer a un género ya establecido previamente.
- Explicación por la composición material: es material.
- Explicación por la historia: llevando cuidadosos registros de algunas clases
particulares de eventos, se puede encontrar que existe un cierto patrón de
recurrencias. alternativamente se pueden encontrar un número de procesos
cíclicos que se suceden y producen la particular secuencia temporal. Refieren a
secuencias de eventos característicos del ciclo vital de un individuo o de una
especie.
- Explicación por finalidad: miran menos al pasado, como las explicaciones por
historia, y más al futuro, especialmente al resultado o efecto del proceso. Una
finalidad puede, por supuesto, ser tanto fisiológica como psicológica, o ambas,
y darse en la naturaleza.
7) Elementos constitutivos del argumento científico
Por un lado, están los argumentos que los científicos postulan dentro, o como
aplicación, de teorías cuyos créditos no están desafiando; por el otro, están
esos argumentos mediante los cuales los científicos buscan desafiar los créditos
de ideas en curso y postular alternativas o mejoramientos en su lugar.
Enunciados y argumentos del 1º tipo presuponen que las ideas en curso son
sólidas, relevantes y aplicables al fenómeno bajo consideración, y las utilizan
como una fuente de garantías confiables. Los argumentos resultantes conforman
las implicaciones teóricas de las ideas científicas en curso y siguen las reglas
implícitas en esas ideas, sin ponerlas en cuestión. Son los argumentos
científicos regulares. Cuando los científicos desafían la sustentabilidad de las
ideas actuales y la solidez, relevancia y aplicabilidad de las garantías
correspondientes ya no pueden seguir siendo sostenidas surgen argumentos de un
segundo tipo: los argumentos críticos. En estos argumentos el mérito de una
teoría no se da por supuesto sino que son sometidos a crítica y reconsideración.
8) Los argumentos científicos regulares
En los argumentos regulares, el objetivo del razonamiento es establecer una
conclusión objetiva apelando a las ideas científicas aceptadas. Estos argumentos
sostienen conclusiones fácticas más o menos directas respaldándolas con
fundamentos fácticos directos. En cuanto a los datos necesarios, éstos también
comprenderán normalmente informes fácticos. Las garantías son procedimientos de
justificación empleados en las ciencias naturales. Estas garantías autorizarán a
dar soporte racional a las declaraciones científicas, siempre y cuando se tengan
los datos adicionales que caracterizan el actual estado de la disciplina en
cualquier caso particular. La garantía empleada en cada caso ha sido establecida
con seguridad mediante la acumulación de experiencias pasadas. Los científicos
deciden qué clase de argumentos están preparados para utilizar y confiar en
parte sobre la base de demostraciones directas de que esas garantías han probado
ser confiables en situaciones similares al pasado.
9) Los argumentos científicos críticos
Cuando se pasa al nivel crítico, los procedimientos racionales de explicación,
clasificación y otros empleados en nuestros argumentos científicos regulares son
sometidos a revisión. Los argumentos científicos críticos, en consecuencia, no
consisten tanto en los objetos, sistemas y/o procedimientos del mundo natural
como en las teorías acerca de estos objetos, sistemas y procedimientos. Las
clases de fundamentos más directamente relevantes para este tipo de declaración
científica crítica, por lo tanto, comprenden demostraciones de que la teoría
alternativa puede utilizarse para tratar fenómenos y problemas que no pueden ser
explicados mediante el uso exclusivo de las teorías y los conceptos
establecidos. Tienen un carácter pragmático. Los cambios propuestos en los
procedimientos científicos deben ser justificados mediante demostraciones de
cómo estos cambios contribuyen a esa misión. Producir los datos requeridos para
estos argumentos críticos significa haber demostrado que los cambios teóricos
harían una contribución genuina a la ciencia.
10) Diferencias entre argumentación legal y argumentación científica
Los asuntos legales normalmente alcanzarán un foro judicial sólo cuando las
partes principales en disputa se hallan en conflicto genuino y sus reclamos no
sean susceptibles de compromiso o arbitraje. La resolución formal de la disputa
por un tribunal deja en consecuencias prácticas para el perdedor pueden ser
graves. Es un cuestión de importancia para público en general que las
penalizaciones deberían ser impuestas sólo cuando su justicia sea manifiesta, es
decir, solamente cuando se ha tenido el debido cuidado en establecer el caso y
fijar la penalización.
En la argumentación científica, la significación relativa de contenido y
procedimiento es bastante diferente. En un nivel básicamente intelectual, las
disputas científicas no involucran conflictos de intereses, no hay tampoco
ganadores o perdedores como resultado de su resolución. Es para el bien de todos
los involucrados que las declaraciones científicas sean criticadas para
comprobar si los argumentos que las sustentan son los suficientemente sólidos
como para transmitir convicción. Siempre y cuando el contenido de un argumento
científico se haga explícito y sea expuesto al escrutinio legal.
Los participantes en disputas legales y científicas brindan muy distinto tipo de
compromiso e interés. La forma de los procedimientos legales refleja genuinos
conflictos de intereses, compromiso y motivación entre las partes involucradas,
y la disposición de cada una de ellas a aceptar el resultado del sistema
judicial en curso no ayuda a mitigar la muta oposición. En las ciencias todas
las partes comparten un fuerte interés común en el desarrollo de sólidas y bien
fundadas teorías.
Como individuos los científicos tiene un compromiso inicial con sus opiniones y
son libres de sentirse abatidos si sus argumentos no revisten importancia para
sus colegas.
La argumentación artística
Lo central del arte no pasa por la producción de argumentos convincentes sino
por la creación, sea de sinfonías, estatuas, poemas o novelas. El artista suele
ser individualista y trabaja solo. Encerrado en su taller, resuelve los desafíos
de su labor creativa, por caminos y dinámicas que no debe explicar a otros. No
todas las artes son iguales en este aspecto. Toulmin elige centrarse en las
prácticas artísticas más individualistas, como la pintura y la composición
musical.
1) Creación y crítica en el arte
Las oportunidades para argumentar en el arte se presentan en forma fragmentada.
En el arte no existe un foro colectivo, centralizado y único en el que se pueda
evaluar la adecuación racional de nuevos productos y procedimientos.
Los artistas son confrontados por una gama de procedimientos y técnicas que
forman el repertorio el repertorio estable de los métodos y los géneros
artísticos en los que se propone trabajar. Dentro de los límites impuestos por
técnicas y materiales, los artistas pueden hacer los que les parezcan más
convenientes. Para un artista el principal desafío es conquistar, lograr el
dominio sobre las técnicas y los procedimientos disponibles. Los artistas
utilizan procedimientos desarrollados y estabilizados colectivamente para
trabajar en un proyecto individual. La argumentación sobre asuntos artísticos se
da en tres foros separados e independientes:
- Los artistas discuten entre sí cuestiones relacionadas con las técnicas y los
materiales.
- La audiencia artística, el público, compara sus percepciones e
interpretaciones de las obras.
- Los historiadores y teóricos del arte, analizan los trabajos desde el punto de
vista de sus estructuras formales, de sus implicancias históricas y de su
significación estética.
2) Los temas del debate artístico
- Asuntos técnicos: los artistas discuten entre sí cuestiones técnicas. Son los
críticos los que hablan sobre “lo que el artista intentaba reflejar con su
obra", pero en general el artista tiene muy pocas oportunidades para hablar de
su obra. En lugar de explicar lo que intenta decir, el artista prefiere hacerlo.
Y si deja de trabajar para hablar con sus colegas, el creador busca normalmente
consejo y el punto de vista de quien tiene experiencia práctica en el manejo de
las técnicas. El aspirante a compositor o pintor están inmerso en una red de
técnicas y tradiciones. El 1º paso para constituirse como artista es dominar y
aprender tales conocimientos. Luego, en su carrera, es libre de elegir y refinar
algunos de esos procedimientos y descartar otros. Respuestas estabilizadas
acerca de qué es lo correcto y qué no lo es.
- Asuntos interpretativos: los críticos y espectadores tienen contacto con las
obras del artista en su versión final y completa, y tal contacto se hace en un
lugar específico: una galería, un cine, un teatro. Los asuntos que surgen en el
público artístico son principalmente interpretativos más que técnicos. En este
nivel las cuestiones relativas al gusto se mezclan con ciertos temas técnicos.
Allí donde el artista se ve confrontado por problemas técnicos relacionados con
la creación, la audiencia se enfrenta a problemas perceptivo-interpretativos
originados en la recepción.
- Asuntos teóricos: incluye a historiadores, filósofos y teóricos del arte. En
este nivel la obra será considerada simplemente como un elemento dentro de una
más amplia gama de eventos. El artista está comprometido en que la obra adquiera
una forma definitiva. La audiencia busca interpretar y comprender mediante los
conceptos que dispone. Pero para el académico la obra de arte es un objeto más
entre muchos otros, es un tema de interés para él sólo si ilustra relaciones más
generales y complejas, sean éstas internas (formales) o externas (sociales e
históricas). Su objetivo es trazar vínculos entre lo que se piensa acerca de las
obras y la comprensión de otros objetos de estudio, por ejemplo, la historia y
la sociología, la psicología de la percepción y la teoría del cambio social.
- Asuntos que disputan la esencia del arte: en el campo de la ley y la ciencia,
la presencia de debates esenciales no es obvia. En el arte, tales disputas son
más familiares. Las discusiones acerca de qué es y qué no es realmente música o
pintura han sido endémicas. Diferentes épocas y culturas han definido el rol del
artista en forma distinta. Por eso el arte, cuando es considerado fuera de sus
contextos originales, siempre puede ser una fuente de “asuntos que disputan su
esencia”.
3) Foros de discusión del arte
Las cuestiones artísticas se debaten en 3 foros independientes y distintos entre
sí. Los foros son los siguientes:
- Discusiones técnicas: Los artistas discuten entre ellos problemas de orden
técnico. Los problemas que discuten los artistas tratan de resolver metas
artísticas. El arte descansa en una gran cantidad de saberes y técnicas
heredados, y tal experiencia técnica provee el 1º lugar al que acudir en busca
de soluciones. La única cuestión pendiente es qué recursos de la tradición
heredada de experiencia técnica en el arte puede enseñar cómo resolver los
problemas que se presentan mientras se trabaja en una obra.
- Intercambios interpretativos: El público discute cuestiones de interpretación
acerca de la estructura y significación de las obras de arte. Normalmente el
artista sabe lo que quiere lograr; su problema será cómo plasmar tal proyecto.
Pero el espectador a menudo tiene dificultades para entender la obra. Los
espectadores intercambian opiniones e interpretaciones para eliminar las
dificultades y los misterios. Algunos creen que lo esencial es debatir las
intenciones del artista. Lo que se debe percibir en una obra es lo que el autor
intenta transmitir. En otra versión, la obra de arte debe sostenerse por sí
misma y someterse al análisis crítico sin recurrir a lo que el artista quiso
decir. Pocas veces hay argumentos rigurosos, siempre estarán abiertos a
comentarios y revisiones.
- Teorías críticas: Los historiadores, sociólogos y críticos académicos debaten
asuntos teóricos relativos a la relación entre el arte y contextos más amplios.
Se adopta una visión más amplia sobre la empresa artística. Los problemas
requieren pensar las obras íntegramente, entendiendo por ello pensar en la
totalidad de una clase de obra de arte y en sus relaciones con el más vasto
contexto sociocultural de producción. Los teóricos-críticos analizan las obras
con el auxilio de otras disciplinas (la historia, la sociología del arte, la
psicología artística) y así sustentan más cabalmente sus especulaciones. Una de
las características típicas es la posibilidad de abordar un problema desde
diferentes perspectivas.
La argumentación en la conducción de empresas
Los desarrollos acerca de la conducción tienden a centrar sus actividades en los
negocios y la industria, pero las prácticas organizacionales y de conducción
también incluyen a los gobiernos, la educación, la investigación y las
organizaciones no gubernamentales. Toulmin trata de ubicar el mundo de los
negocios en primer lugar.
1) La conducción como foro de argumentación
Luego de la segunda guerra mundial, la empresas comenzaron a cambiar en términos
de tamaño y complejidad hasta llegar a la conformación de múltiples
departamentos, secciones y dependencias, en cada uno de los cuales hay
responsables de tomar decisiones que luego abarcan a sus subordinados pero
también al conjunto de la institución. Los modernos desarrollos acerca de las
organizaciones y su conducción han llevado a la conformación de una variedad de
foros en donde se despliegan las argumentaciones. Por un lado se requieren que
los que conducen tomen decisiones bien fundadas y que éstas puedan ser
defendidas racionalmente. Por otro lado, muchos de los razonamientos que
comprometen a los involucrados tienen que ver con la justificación de sus
políticas y lo que ellas desencadenan frente a consumidores, accionistas,
gobiernos, etc. Se produce la concentración en dos tipos de manejo de la
conducción razonada: la toma de decisiones y la justificación política. La forma
esencial de aquellos que toman decisiones es que los argumentos se manejen
dentro de ciertos límites o restricciones, en particular, restricciones de
tiempo y de recursos. Por supuesto que la calidad del resultado también importa.
Este foro puede caracterizarse como aquel que requiere de decisiones inmediatas.
Hay variedad de modelos para la toma de decisiones. Los procedimientos más
habituales aluden a un proceso deliberativo, se buscan hechos, se explicitan
criterios de decisión, se sugieren decisiones alternativas y la opción mejor se
elige a partir de una argumentación adecuada.
2) La naturaleza de los tipos vinculados a la conducción
El único objetivo en las organizaciones es que todas tienden a lograr
beneficios. Éstos pueden ser diferentes según los objetivos específicos. Se
emplean consideraciones de estrategias para operar organizaciones complejas
desde el punto de vista económico dentro del marco en el que la organización se
mueve. Los gerentes deben tratar con asuntos que abarcan la concepción de la
organización misma, sus objetivos futuros y los principios en los que se basarán
las futuras decisiones estratégicas.
3) La naturaleza de las decisiones de la conducción de empresas
Existen tres categorías que se pueden reconocer:
- El establecimiento de objetivos de la organización.
- La dirección para que esos objetivos puedan ser alcanzados por una serie de
operaciones decisivas.
- El control de los resultados y la decisión acerca de las correcciones que
deben tomarse.
4) Las características de los argumentos
Toulmin brinda particular importancia a los datos, efectivos para que las
decisiones sean acertadas. Los datos son presentados en forma cuantitativa. Son
sus garantías y soportes a menudo supuestos, las presentaciones y los informes
aparecen con frecuencia desbalanceados y todo el énfasis descansa en los datos y
las conclusiones.
- Conclusiones: de los gerentes se relacionan con objetivos políticos. Se
concluye que la compañía debería producir algún bien o servicio, debería tomar
personal capacitado, debería respetar ciertas reglas laborales, adquirir alguna
nueva maquinaria o modificar otra que ya dispone, debería encarar un tipo de
línea publicitaria. Las conclusiones tiene un carácter estratégico, proponen
formas de que se hagan las cosas que ya la empresa decidió que se harían.
- Datos: involucra la recolección de información interna y externa a la empresa,
proveniente de fuentes propias o contratadas. Se presta una atención
considerable y se invierte mucho dinero en el desarrollo de bases de datos que
sean seguras.
- Garantías: es aquella que promete incrementar las ganancias sin poner en
peligro la existencia de la empresa. Y descansa sobre la supervivencia de la
compañía.
- Soportes: el análisis de los sistemas y el resultado de las simulaciones por
computación brindan importantes fuentes de datos para las conclusiones en la
conducción de empresas, probablemente son aún más significativas brindando
soportes para garantías específicas. Las definiciones de eficiencia, control de
costos, efectividad de los productos, administración de personal, sirven como
soporte para garantías más específicas.
- Modalidades: quien conduce debe cuidarse de preservar su credibilidad y su
posición. Es un riesgo para la posición y para el futuro el hecho de estar
asociado públicamente a una conclusión que es rechazada o que no puede ser
sostenida. Se pueden emplear Modalizadores que debiliten la fuerza de una
conclusión mediante el empleo de términos como probablemente o posiblemente.
- Restricciones: antes de que una conclusión sea definitivamente aceptada por un
grupo deberá atravesar el examen de bastante personas, incluyendo a aquellas que
son seleccionadas precisamente porque se les reconoce su habilidad para detectar
defectos en el razonamiento o en la argumentación. Tales personas tienen
poderosos motivos para encontrar debilidades, si éstas existen; una vez que se
han aceptado la conclusión, se asociarán institucionalmente con esa conclusión y
ellos tendrán éxito o fracasarán del mismo modo como la decisión tenga éxito o
fracase.
La argumentación ética
La conciencia ética contiene dentro de sí un cierto número de principios en
virtud de los cuales los hombres rigen sus vidas. Acomodan sus accionar a esos
principios y a partir de ellos pueden argumentar acerca de sí mismos y de los
otros.
Ese conjunto de principios que conforman la conciencia ética constituye la base
de aquello que Aristóteles y Kant llamaron razón práctica y que Toulmin retoma
para poner de manifiesto que en la conciencia ética actúa algo que se asemeja a
la razón. Son también principios racionales, principios evidentes, de los cuales
surge, de la práctica de los hechos, la valoración de la acción.
El razonamiento ético tiene dos funciones características: permite funcionar
como árbitro entre las demandas de las diferentes empresas profesionales, y
determina en qué condiciones especiales los humanos deben sobrepasar los límites
de los argumentos técnicos. No existe un foro especializado para la discusión
ética. No hay situación en la que no se pueda plantear un tema ético.
1) La naturaleza de las consideraciones éticas
El contraste que se ha indicado entre las cuestiones éticas como un árbitro
entre los diferentes campos especializados y la ética planteando limites
definidos a la autoridad de todas las consideraciones técnicas corresponde a un
contraste entre las cuestiones del bien y el mal y las cuestiones de lo correcto
y lo incorrecto. Cada sociedad tiene su propia perspectiva de lo que considera
correcto e incorrecto con asuntos más o menos marginales como la vestimenta, el
fumar en público, las conductas sexuales, etc. En la mayoría de las comunidades
se considera la salud como algo bueno y la enfermedad como algo malo.
2) Correcto e incorrecto
Se pueden señalar dos aspectos:
- Las cuestiones éticas concernientes a lo correcto y lo incorrecto se plantean
y tienen que ver con una misma forma. Cualquier que plantee la conclusión de un
curso de acción como obligatorio puede ser objetado por datos éticos o puede de
inmediato se interrogado acerca de sus razones. Tendrá pocas dificultades para
poner evidencia a sus datos diciendo qué es lo que hace que tenga que adoptar
tal o cual conducta, se podrá ver si ella es obligatoria o inaceptable. El
modelo de argumentación es directo.
- Los tipos de cosas que los diferentes individuos y grupos conciben como
correcto o incorrecto, obligatorio o inaceptable, no son usualmente muy
problemáticos. Cualquier puede coincidir en que el asesinato y el dolor
innecesario son objetables moralmente mientras que la lealtad y el mantenimiento
de los compromisos son moralmente positivos.
3) Bueno y malo
Los efectos y las consecuencias de las decisiones y de las acciones pueden ser o
deseables o rechazables. Estas cuestiones se plantean como asuntos referidos al
bien y el mal. Las dificultades llegan cuando las cuestiones se vuelven
problemáticas, cuando hay buenos y malos que traen conflictos. El bien y el mal
aparecen enfrentados.
4) Los componentes de los argumentos éticos
- Datos y garantías: los hechos que valen como soportes de cualquier conclusión
son aquellos que son relevantes según las máximas éticas que han sido invocadas.
Se citan como datos aquellas formas específicas en cualquier situación que son
vistas como imponiendo una obligación sobre cada uno de nosotros. Se desechan
cuestiones que son aparentemente engañosas, falsas, injustas, precisamente
porque la verdad, la justicia, la piedad involucran garantías éticas familiares
o personales. Hay interdependencia entre los datos y las garantías.
- Soportes: los tipos de acción cubiertos por las máximas familiares deber ser
justificados como generalmente obligatorios o cuestionables de diferentes
maneras: porque son reconocidos por un consenso general; porque sus
consecuencias serían deseables o inaceptables; porque el estilo de vida elegido
de una comunidad particular o de un grupo requiere que se lo considere de este
modo. Cualquier debería aceptar las máximas como garantías, esto es, la forma en
que los individuos particulares las perciben como adecuadas a su concepción de
una vida buena y admirable.
- Modalidades y restricciones: es frecuente que nos encontremos con dos reglas
éticas que se superponen. El objetivo del razonamiento ético es el diseño de
curso de acción que, en la medida de lo posible, tracen una delicada línea entre
las demandas del rival pero sin tomar incompatibles las máximas.
Frans Van Eemeren, y su modelo pragmadialéctico
El método pragmadialéctico de análisis y evaluación del discurso argumentativo
El profesor van Eemeren resume en primer lugar los fundamentos del enfoque
pragmadialéctico de la argumentación y luego se centra en explicar las
principales características del método de análisis y evaluación de discurso
argumentativo basado en este enfoque. El análisis implica reconstruir el
discurso como encaminado a resolver diferencias de opinión. Los méritos y la
evaluación de la argumentación se reducen a revisar qué tan adecuado es el
discurso en alcanzar este objetivo. El control de la adecuación del discurso en
la consecución de este objetivo. Al hablar de la evaluación del discurso el
Prof. van Eemeren se concentra en la detección de violaciones de las reglas para
la discusión crítica. Tiene un carácter pragmático porque está en la
consideración de la argumentación como un acto de habla complejo que se da en el
proceso concreto de la comunicación, tal como se desarrolla en la vida
cotidiana. Y tiene una carácter dialéctico porque está en verla como una
discusión crítica, dos partes intentan resolver una diferencia de opinión
mediante un intercambio metódico de actos de habla.
Diferencias de opinión
Una diferencia de opinión se manifiesta cuando el punto de vista de una parte se
encuentra con la duda de la otra. Esta es una diferencia de opinión elemental,
que es única y no mixta. Si la otra parte no sólo duda sino que adopta un punto
de vista opuesto, entonces la diferencia de opinión es mixta. Si se incluye más
de una proposición, la diferencia de opinión es múltiple.
Para resolver las diferencias de opinión se necesita debatir el tema y alcanzar
algún tipo de acuerdo. Si se emplea la argumentación como medio para lograr una
resolución de la diferencia, la discusión que mantienen se llama discusión
argumentativa. Están destinadas a alcanzar un acuerdo razonable. En las
discusiones argumentativas hay una apelación explícita o implícita a la
razonabilidad pero en la práctica la argumentación puede carecer de
razonabilidad. Antes de que se pueda brindar un juicio respecto de la calidad de
una discusión argumentativa se debe realizar un cuidadoso análisis que muestre
los aspectos del discurso que son pertinentes y que hagan a tal juicio
razonable.
Una diferencia de opinión se da cuando dos partes no están de acuerdo totalmente
con un punto de vista. No es necesario que la segunda parte adopte un punto de
vista opuesto, sino que es suficiente que en respuesta al punto de vista
manifieste dudas o no esté segura. Una diferencia de opinión o un desacuerdo
siempre comprende dos partes: una parte adelanta un punto de vista y la otra
expresa sus dudas o rechaza su punto de vista. Cuando el punto de vista y el
rechazo están claramente expresados la opinión es explícita. Pero cuando no es
así, como sucede en los textos escritos, la diferencia de opinión es implícita
porque sólo una parte está expresando sus posiciones.
En una diferencia de opinión, hay dos posiciones distintas que se toman respecto
de la proposición que contiene una determinada afirmación. Una proposición puede
ser una descripción de hechos o sucesos, una predicción, un juicio o un consejo.
Respecto de una proposición se puede adoptar una posición positiva (pienso que
los ovni son un engaño), negativa (no creo que los ovni sean un engaño) o
neutral (no sé si los ovni son un engaño o no). En una diferencia de opinión hay
siempre por lo menos una persona que adelanta un punto de vista positivo o
negativo respecto a alguna proposición, y una persona que tiene dudas o no se
compromete con un punto de vista en particular.
Los puntos de vista que pueden adoptarse se pueden relacionar con las
proposiciones de todo tipo. Si una proposición se refiere a un asunto simple o a
un asunto complejo, siempre es posible adoptar un punto de vista sobre ello. Las
proposiciones sobre las cuales se adoptan puntos de vista pueden variar sólo
respecto del sujeto de que se trata sino también respecto del alcance. Una
proposición puede aplicarse a todos o sólo a ciertos individuos. Los puntos de
vista pueden variar en grado de fuerza y alcance. Puede pasar que un punto de
vista se refiera a más de una proposición al mismo tiempo, usualmente estas
proposiciones están muy relacionadas entre sí. Su conexión a veces se evidencia
por la combinación de ellas en una única oración con conjunciones como y, pero,
sino, excepto. A menudo resulta dificultoso diferenciar entre un punto de vista
negativo y una expresión de duda (posición neutral). Cuando expresiones de duda
pueden parecer disfrazadas de puntos de vista negativos sus consecuencias no son
las mismas.
El tipo de diferencias de opinión más sencillo sucede cuando un punto de vista
se encuentra con una duda. Esta es la forma elemental de diferencia de opinión.
Ya que un punto de vista puede ser positivo o negativo, hay dos variantes de la
forma elemental. La forma elemental de diferencia de opinión comprende solo una
proposición, se llama única. Es una diferencia de opinión única. Sólo un punto
de vista (sea positivo o negativo) se adopta y entonces se pone en duda por la
parte sólo ese punto de vista. Tal diferencia de opinión se llama también no
mixta, hay sólo una parte que está comprometida con la defensa del punto de
vista. La forma elemental de diferencia de opinión es en ambas única y no mixta.
En total se pueden diferenciar cuatro tipos de diferencias de opinión: a) única
no mixta (la forma elemental); b) única mixta; c) múltiple no mixta; y d)
múltiple mixta. En una diferencia de opinión múltiple, el punto de vista se
refiere a más de una proposición. Una diferencia de opinión múltiple se da
cuando alguien trata dos o más cuestiones al mismo tiempo. En una diferencia de
opinión mixta, los puntos de vista opuestos se adoptan de la misma proposición.
Cualquier diferencia de opinión compleja puede ser separada en partes más
elementales de diferencias de opinión.
Al tratar de identificar una diferencia de opinión es importante distinguir
entre la diferencia de opinión principal y la subordinada que puede aparecer a
lo largo de una discusión acerca del desacuerdo principal.
Argumentación y discusión
Una discusión crítica es un discurso argumentativo ideal que tiende a resolver
una diferencia de opinión a partir de determinar si los puntos de vista de un
asunto deben ser aceptados o no. Atraviesa cuatro pasos: a) confrontación; b)
apertura; c) argumentación y d) cierre. Un análisis del discurso argumentativo
debe examinar hasta qué punto el discurso puede ser reconstruido como un debate
crítico.
Se dice que una diferencia de opinión ha sido resuelta cuando una de las dos
partes revida su posición original. Si la diferencia de opinión es elemental, la
resolución se alcanza cuando la parte que duda abandona sus dudad o cuando la
otra parte la vuelve a considerar desde su puntos de vista. La finalización del
desacuerdo activo no necesariamente significa que la diferencia de opinión hay
sido resuelta de manera verdadera. Hay que distinguir entre resolver una
diferencia de opinión y simplemente plantearla. Plantear un desacuerdo significa
simplemente que se posterga para más adelante. La solución puede lograrse a
través de formas no civilizadas, como la intimidación, o forzando a la otra por
parte de la sumisión. Una forma civilizada, aunque arbitraria, de establecer un
desacuerdo es poner el asunto ante una tercera parte que sirva como juez y
decida quien está en lo correcto. Otra forma es decidir quién es el ganador
echando suertes, o someter la cuestión a votación y dejar la que la mayoría
decida. La verdadera resolución se alcanza sólo si ambas partes llegan a
sostener la misma posición a partir de bases argumentativas razonables, sea que
ambas partes adopten el mismo punto de vista (positivo o negativo) o que
comiencen a cuestionar el punto de vista.
Una discusión argumentativa es una discusión crítica que apunta a resolver una
diferencia de opinión. Una discusión crítica se da entre una parte que defiende
un cierto punto de vista (positivo o negativo), el protagonista, y otra parte
que desafía este punto de vista, el antagonista. Los protagonistas tratan de
convencer a los antagonistas de la aceptabilidad de sus puntos de vista,
mientras que los antagonistas mantienen sus dudas y sus objeciones. Una
discusión crítica destinada a resolver una diferencia de opinión se desarrolla a
través de cuatro etapas:
- Etapa de confrontación: las partes establecen que tienen una diferencia de
opinión.
- Etapa de apertura: las partes dicen tratar de resolver la diferencia de
opinión. Se asignan los roles de protagonista y antagonista. También acuerdan
las reglas del debate y los puntos de partida.
- Etapa argumentativa: el protagonista defiende su punto de vista conrea la
persistente crítica del antagonista adelantando argumentos para oponer
objeciones del antagonista o para remover las dudas del antagonista.
- Etapa de conclusión: las partes evalúan la extensión que alcanzo la resolución
de la diferencia de opinión y a favor de quién. Si el protagonista retira su
punto de vista, la diferencia de opinión se resuelve a favor de antagonista; si
el antagonista abandona sus dudas, es resulta a favor del protagonista.
Un modelo ideal no describe la realidad, aunque las discusiones argumentativas
de la vida cotidiana a veces se aproximan al modelo. La mayoría de las
discusiones argumentativas partes del modelo. A menudo las partes no atraviesan
las cuatro etapas de la discusión o por lo menos no en el mismo orden. El modelo
idealizado tiene una importante función crítica: puede ser una herramienta para
identificar por dónde va de modo errado una discusión cotidiana. Es posible
identificar qué elementos necesarios han desaparecido o están representados de
forma inadecuada. El modelo de la discusión crítica es más que una herramienta
para evaluar si la discusión ha procedido correctamente, es también un
instrumento para analizar una discusión de un modo constructivo.
Los argumentos empleados por el protagonista en la etapa argumentativa son los
que conforman el texto discursivo. Un texto discursivo es la suma total de todas
las argumentaciones empleadas para defender un punto de vista. Es frecuente que
los argumentos sean parte de una discusión implícita. Una discusión implícita es
aquella es la que sólo una de las parres participa. Si la discusión permanece
implícita, las partes que adelantan su caso como una regla necesitan hacer más
que sólo presentar su argumentación. Necesitan incorporar las otras etapas del
proceso de la discusión en su caso y quizá señalar las dudas potenciales y las
objeciones conocidas.
Puntos de vista y argumentación
A menudo el discurso contiene indicadores de argumentación. Algunos forman parte
de una presentación progresiva en la que el punto de vista que está siendo
defendido sigue a la argumentación; otros son parte de una presentación
regresiva, en la cual el punto de vista precede a la argumentación.
Para determinar cómo se ha resuelto una diferencia de opinión, primero se debe
identificar qué argumentos adelantó el protagonista para defender su punto de
vista. Defender un punto de vista siempre supone justificar la proposición que
lo enuncia (si el punto de vista es positivo) o refutarla (si el punto de vista
es negativo). Una vez identificado el punto de vista, no resulta difícil saber
qué expresiones se usan para argumentar en pro de ese punto de vista.
Rara vez los oradores explicitan si expresan un punto de vista, sólo se hace
cuando es absolutamente necesario evitar la incomprensión. Con frecuencia,
alcanzan en el discurso algunos indicadores de la argumentación (como “por lo
tanto, dado qué”). Los indicadores de argumentación suelen señalar también
puntos de vista. Si el punto de vista aparece antes que el argumento, el orden
de presentación se llama retrogresivo, de lo contrario es progresivo.
A veces no es claro si la presentación es retro o progresiva. Los puntos de
vista implícitos suelen ocurrir en un contexto que ayuda a clarificar la
situación (usa el concepto de “marca” de contexto). A veces alcanza una oración
aclaratoria para identificarlo.
Es en el interés de los interlocutores que el otro intérprete correctamente sus
puntos de vista y sus argumentos. Por eso es esperable que si la construcción
verbal no lo aclara, el contexto pueda señalar su intención argumentativa y, en
ocasiones, cuando está dirigida a un público particular, se fundamental para que
la argumentación sea correctamente interpretada.
Hay que tener cuidado con marcas como “porque”, ya que su uso a veces refleja un
esfuerzo en pos de la clarificación, la elaboración o la explicación, que a
diferencia de la argumentación parten de algo que ya fue aceptado (es decir, que
no está sujeto a controversias). Esta sutileza en ocasiones es explotada por
quienes son hábiles en las lides argumentativas.
Estrategia de la interpretación máximamente argumentativa: cuando hay dudas, se
analiza el discurso de modo tal que cualquier expresión que podría ser sólo un
marca o una explicación es interpretada como una argumentación. Así se evita el
riesgo de que un argumento analíticamente importante sea pasado por alto. Es
útil en casos donde siguiendo el sentido literal no habría coherencia de sentido
(ej.: preguntas retóricas).
Puntos de vista implícitos y premisas implícitas
En el discurso argumentativo, es muy común que las premisas o los puntos de
vista se expresen de modo implícito. Estos elementos implícitos están indicados
indirectamente en el discurso. El orador o el escritor transmiten algo más que
el contenido literal de un enunciado. Con la ayuda del principio de la
comunicación, las reglas de la comunicación y algunos principios básicos de la
lógica, tales indirectas pueden ser comprendidas y los tipos específicos de
actos indirectos, como las premisas implícitas y los puntos de vista implícitos,
pueden identificarse y reconstruirse en el análisis.
En el discurso argumentativo es muy común que algunas premisas o puntos de vista
se expresen de modo implícito. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que suelen
estar indicados indirectamente en el discurso. Corresponde al analista usar la
lógica y las reglas de la comunicación para comprenderlas y traerlas a la luz.
A estos elementos implícitos se los denomina ‘no expresados’, sean premisas o
puntos de vista. Suelen permanecer implícitas en el discurso ordinario no porque
se intente engañar al otro sino porque parecen obvias, aunque es cierto que en
el caso de premisas muy débiles a veces no se las nombra para no ofrecer un
flanco de ataque fácil. Pero incluso una premisa implícita (no expresada) puede
ser criticada por el antagonista si la detecta y trae a la luz.
Al evaluar la argumentación (sobre todo su solidez), la detección de los
elementos no expresados es crucial. Una forma de expresión implícita es usar las
formas indirectas del lenguaje. En el uso del lenguaje indirecto los hablantes
no sólo intentan comunicar más que lo que ellos dicen sino que también indican
esto al oyente en su presentación.
Introducción de las cuatro reglas pragmáticas de la comunicación (sea claro,
sincero, eficiente, relevante). En el habla indirecta se viola ostensiblemente
alguna de las cuatro máximas para señalar su intención implícita. Además, cada
tipo de acto de habla proscribe (o adapta) esas cuatro reglas de algún modo, y
el principio de la comunicación (es decir, que ambos interlocutores intentan
colaborar con el otro).
El Acto de Habla de la argumentación tiene entre sus condiciones preparatorias:
- no ser redundante o carecer de dirección para convencer a alguien de un punto
de vista (eficiencia)
- creer que el oyente no acuerda con el punto de vista expuesto,
- creer que el oyente puede aceptar la argumentación empleada y que la
considerará apropiada para defender o refutar el punto de vista en cuestión
Como condición de responsabilidad, el hablante debe tratar de convencer al
oponente sin engaños y por ende cree que:
- su punto de vista es aceptable
- que también lo son los enunciados empleados en la argumentación
- que también son una defensa o refutación aceptable de la proposición
cuestionada en el punto de vista.
Si un hablante rompe las reglas de la comunicación pero no el principio de la
comunicación, el oyente intentará interpretar su frase de modo que tenga un
significado posible.
Las cuatro reglas de la comunicación pueden ser utilizadas para trasmitir algo
indirectamente. En una violación a la regla de claridad, por ejemplo, una
promesa expresada en términos vagos, puede ser una expresión indirecta de
renuencia o incluso de rechazo.
Al violar ostensiblemente la regla de sinceridad, se expresa lo contrario de lo
dicho literalmente. Empleando una redundancia obvia (que viola la regla de
eficiencia). Una repuesta que no parece tener que ver con el tema en cuestión
(es decir, que no cumple con la regla de relevancia) puede significar que no se
quiere discutir el tema.
Todos estos empleos pueden usarse sea como formas de cortesía, como recursos
estratégicos o como forma de evitar rupturas graves con el interlocutor,
etcétera… Esto siempre se interpretará así si el hablante se asegura que su
violación a cualquiera de las máximas es advertible e interpretada correctamente
por el oyente.
En el caso de los puntos de vista implícitos, además se cuenta para su detección
con otra herramienta: la lógica (además, se espera que los hablantes se molesten
en dejar suficientes marcas para conocer su punto de vista, si no, no habría
motivo para que argumenten).
En el caso más simple, la argumentación consiste en un argumento fundado en una
línea de razonamiento de cuya conclusión (inexpresada también en ocasiones)
puede inferirse el punto de vista. Si más de una conclusión pudiese extraerse,
habría que elegir la más apropiada según el contexto, las máximas
comunicacionales y la información previa.
A la hora de explicitar las premisas implícitas, hay que tener en cuenta que una
argumentación en la que falta una premisa es un razonamiento inválido (desde el
punto de vista lógico). Al explicitarlo, se convierte en un razonamiento lógico
del tipo “modus ponens” (si P, entonces Q). Esto debe hacerse en el análisis de
la argumentación, pero teniendo en cuenta que en el habla cotidiana en ocasiones
la explicitación de cada premisa puede violar la regla de eficiencia llevando a
la redundancia.
Todas estas consideraciones suponen un contexto poco definido. En contextos más
específicos se debe ser cuidadoso al asignar premisas implícitas y buscar bien
marcas puntuales que clarifiquen el sentido.
La estructura de la argumentación
La argumentación más simple consiste en un único argumento, pero la estructura
de la argumentación puede ser también mucho más compleja. La argumentación
múltiple consiste en más de una alternativa de defensa del mismo punto de vista.
Y en una argumentación coordinada varios argumentos tomados juntos forman la
defensa del punto de vista. Otra argumentación compleja es la argumentación
subordinada, con argumentos que apoyan otros argumentos. A través del empleo de
indicadores, la presentación verbal a veces brinda alguna evidencia al analista,
sea que la argumentación sea múltiple, coordinada o subordinada. A menudo no
existen tales indicadores, entonces puede ser dificultoso diferenciar la
argumentación coordinada y la múltiple. Cuando se esta en duda, a causa de la
razonabilidad, el analista debería optar por el análisis máximamente
argumentativo y analizar la argumentación como si fuera múltiple. Al vincularse
con una reconstrucción de la argumentación subordinada bien considerada en un
contexto bien determinado, llegar a una formulación específica mayor de los
elementos que son dejados implícitos que deberían justificarse.
Además de las argumentaciones múltiples, las hay coordinadas y subordinadas,
además de claro, las únicas.
En el caso más sencillo, una defensa consiste en un argumento único, que está
constituido por dos (y sólo dos) premisas, y una de ellas suele estar implícita.
Con frecuencia un argumento tal está inserto en un texto no argumentativo que lo
engloba. Es común una defensa sólida de un argumento único.
La argumentación compleja incluye a la argumentación múltiple, la coordinada y
la subordinada.
La argumentación múltiple consiste en defensas alternativas para un punto de
vista. Se presentan una tras la otra y no dependen entre sí para sostener el
punto de vista (se supone que tienen un peso equivalente y cada una en sí misma
sería suficiente para defender el punto de vista).
En la argumentación coordinada, todos los argumentos que se presentan
constituyen un único intento de defender un punto de vista, y todos los
argumentos utilizados son interdependientes. Esto es así porque bien cada
argumento es muy débil para sostener por sí sólo el punto de vista, o bien
porque previenen objeciones.
En una argumentación subordinada se presentan argumentos sucesivos cuya función
es sostener al argumento que lo precedió, ya que este no alcanza por sí mismo
para que la defensa resulte concluyente. En este caso las partes de la
argumentación que deben ser defendidas (sostenidas por un argumento subordinado)
se consideran “substandpoints” (puntos de vista subordinados). Este tipo de
argumentación puede verse como una cadena de razonamientos.
En una diferencia de opinión, cada proposición cuestionada requiere de, por lo
menos, un único argumento. La situación se complejiza si hay muchas
proposiciones discutidas y si las partes estiman que algún argumento de su
defensa es débil y necesita sostenerse en argumentaciones subordinadas (en una
argumentación pueden mezclarse los tipos de argumentación).
Aunque la argumentación múltiple podría parecer un exceso (porque se supone que
cada argumento que se presenta es suficiente), en ocasiones ante un público muy
amplio, algunos argumentos podrían convencer a alguna parte del auditorio y no a
otra, mientras que el segundo no conformaría a los primeros y sí a los segundos.
Además, la aceptabilidad es siempre una cuestión de grado, los argumentos
adicionales pueden lograr mayores niveles de aceptación.
Es muy raro que un protagonista explicite cómo está estructurada la
argumentación, aunque siempre hay marcas o indicadores que ayudan a
identificarlos. A pesar de esto las argumentaciones múltiples y las coordinadas
no siempre son sencillas de identificar. En caso de duda, los autores sugieren
hacer un análisis máximamente argumentativo y considerar la argumentación como
múltiple para que cada argumento sea juzgado por sus propios méritos y solidez
(claro que en ocasiones la única forma de saber si se trata de una argumentación
múltiple o coordinada es mirar el contenido de los argumentos y el punto de
vista).
También hay que tener en cuenta la explicitación de premisas implícitas. En
casos extremos hay una cadena de argumentos subordinados implícita que debe
reconstruirse. Como sucede siempre con los implícitos, la definición más o menos
clara del contexto ayudará a reconstruirlos correctamente.
La solidez de la argumentación
Cuando se evalúa la argumentación hay que examinar las inconsistencias lógicas y
pragmáticas, volver explícitos los argumentos implícitos y evaluar la validez de
los razonamientos.
Para evaluar la solidez de una argumentación, todo el complejo de la
argumentación debe separarse en argumentos individuales (ojo: una falla en cada
tipo de argumentación tiene consecuencias distintas, no es lo mismo un argumento
defectuoso en una argumentación múltiple que un eslabón en una argumentación
subordinada).
Antes de encarar esa tarea, sin embargo, es recomendable ver si la argumentación
como un todo es consistente o no. Hay dos tipos de inconsistencias: lógicas (se
hacen enunciados que se contradicen entre sí) o pragmáticas (tienen
consecuencias – efectos – contradictorios en el mundo real). Una vez que cada
inconsistencia fue detectada, se pasa a evaluar argumento por argumento.
La medida de la consistencia de un argumento es cuánto contribuye a acrecentar
la aceptabilidad de un punto de vista. Debe cumplir tres requisitos: cada uno de
sus enunciados debe ser aceptable; el razonamiento que subyace al argumento debe
ser válido; y debe emplearse –correctamente– un esquema argumentativo apropiado.
Los enunciados fácticos, que pueden ser verificados, no constituyen ningún
problema para su aceptabilidad. Los enunciados no fácticos también se pueden
resolver fácilmente si corresponden a valores sociales comunes, pero en otros
casos es muy difícil, sobre todo si trata de asuntos complejos o con valores y
normas particulares. Estos últimos enunciados requieren una argumentación
adicional que los sostenga (y lleva a las argumentaciones subordinadas).
Cuando en un razonamiento falta una premisa, basta agregarla para validarla, de
modo que un razonamiento sólo es inválido si fue explicitado en su totalidad y
aún así no es reconocido como válido.
El que una argumentación única se base en un razonamiento válido no garantiza
que su defensa de un punto de vista sea concluyente. También depende de cuál y
cómo se utiliza el esquema argumentativo.
Hay tres categorías de esquemas argumentativos (identificados con sus
respectivos tipos de argumentación):
- sintomático (x es síntoma de z), el síntoma se considera distintivo del punto
de vista y x implica z. Hay que ver si la relación sintomática realmente es tan
fuerte. El esquema es “Y es verdad de X; Z es verdad de Y, entonces Z es síntoma
de X”. También puede hacerse a la inversa y el síntoma estar en el punto de
vista.
- analógica (X es a Z como Y a W).
- causal (X es causa de Y).
También es similar y sintomática la argumentación por el ejemplo. La definición
a veces también se aplica.
Analogía: aquí el punto de vista es defendido demostrando que algo mencionado en
el punto de vista es similar a algo que se cita en la argumentación (y sobre la
base de esta similitud el punto de vista debería ser aceptado). Se discute que
lo que es verdad para un caso también lo es para el otro. “Y es verdad de Z, Y
es verdad de X, entonces Z es similar a X”.
Relación causal: es un punto de vista defendido mediante una relación causal
entre el argumento y el punto de vista que sostiene que el punto de vista
debería ser aceptado a causa de tal conexión. Aquí se sugiere que una cosa lleva
a la otra. “Y es verdad de X; Z es verdad de X, entonces Z conduce a Y”. También
puede ser a la inversa, el argumento hace mención al efecto y el punto de vista
a la causa.
Una variante es la argumentación pragmática, que destaca ventajas y contras de
seguir un determinado punto de vista (al evaluar esta variante hay que
considerar si efectivamente esas consecuencias son positivas o negativas).
Las maniobras estratégicas en el discurso argumentativo
En las teorías dialécticas de la argumentación, las normas de razonabilidad son
formuladas para mantenerse al resolver diferencias de opinión con base en
méritos. En el discurso argumentativo común, sin embargo, los argumentadores no
sólo deben ser vistos como actuando según la razón, sino también como queriendo
que su argumentación sea eficaz. Ellos argumentan a favor de sus posturaspara
convencer a los destinatarios de la aceptabilidad de sus puntos de vista. La
búsqueda simultánea de la eficacia y la racionalidad en el discurso
argumentativo da lugar a maniobras estratégicas continuas en medio de
consideraciones dialécticas y retóricas. Frans van Eemerenaclara que todos los
movimientos argumentativos que se hacen en el discurso argumentativo implican
maniobras estratégicas, independientemente de las etapas del discurso en las que
ocurren. Dependiendo de la convencionalización institucional del tipo de
actividad comunicativa en la que la maniobra estratégica tiene lugar, las
pre-condiciones pueden variar en cierta medida. El tomar en cuenta las maniobras
estratégicas y su incorporación contextual mejora la calidad del análisis y la
evaluación del discurso argumentativo.
Explicación
El núcleo que organiza la tarea explicativo-expositiva radica en el propósito de
facilitar a alguien que no sabe algo el acceso a ese conocimiento. Este
disparador de una explicación puede identificarse por la existencia de una
pregunta explícita o implícita.
Se entiende por explicación la acción de dar al entendimiento la esencia o clase
de algún objeto o fenómeno así como su comportamiento y sus posibles efectos. Se
denomina “exposición” la acción de presentar información organizada y
jerarquizada sobre un problema de conocimiento.
Suelen reunirse estas dos acciones en una sola tipología por presentar un tipo
de estructura similar, caracterizada por el pasaje de un estado de conocimiento
(previo al texto) a otro (posterior) superador de él. En este sentido, tanto la
explicación como la exposición son actos de habla que se observan en textos que
presentan un predominio de secuencias explicativas y expositivas. Se estructuran
y organizan orientadas a cambiar el estado epistémico del enunciatario de un
desconocer a un saber. El responsable de esta transformación del estado
epistémico del otro es el enunciador, que asume el rol de sujeto poseedor del
saber que despliega un conjunto de datos articulados lógicamente con el fin de
volver nítido aquello que a priori se presenta incierto y oscuro.
Estructura del texto explicativo
Un texto explicativo se caracteriza por poseer una estructura básica y un
conjunto de tareas y procedimientos que se realizan en ella. Los datos son
información necesaria para la resolución del problema explicativo, pueden
constituir un punto de apoyo o requerir explicaciones adicionales o
subordinadas, de acuerdo con las competencias que se atribuyen al enunciatario,
las reglas del género y el ámbito en que se inscribe el texto. Los recursos
están vinculados con las operaciones a partir de las cuales se articulan
lógicamente los datos; entre ellos se destacan la definición y la
ejemplificación, que facilita la comprensión de conceptos generales y
abstractos.
Tres fases componen el texto explicativo:
- Fase inicial: presentación y planteo del problema explicativo y la perspectiva
del abordaje sobre él.
- Fase resolutiva: articulación de datos a través de diferentes procedimientos,
que permiten organizar jerárquicamente en relaciones de subordinación a los
primeros.
- Fase evaluativa o conclusiva: sistematizar las relaciones entre los datos
articulados en el despliegue.
Los textos explicativos presentan características comunes tanto en su estructura
como en diferentes clases de marcas textuales que permiten reconocer su
tipología. Estas marcas son de diferente naturaleza, y responden a relaciones
lógicas y aspectos enunciativos. Se pueden indicar la utilización de conectores
lógicos, que son de suma utilidad para la comprensión de la organización
explicativo-expositiva, puesto que establecen distintos tipos de relación entre
los dato, predominan los siguientes:
- De adición: y, también, además, encima, incluso, después, igual.
- De relación temporal: luego, entonces, a continuación, antes, después que.
- De relación causal: por eso, por lo tanto, porque, en consecuencia, así pues.
- De relación adversativa: pero, sin embargo, por el contrario, aunque, aun.
- De relación de transformación de frases o paráfrasis: es decir, en otras
palabras, dicho de otro modo, a saber, esto es, lo que es lo mismo.
- De construcción hipotética: expresiones que remiten a un plano conjetural.
Se identifican otro tipo de marcas que remiten a la organización del texto y sus
relaciones intertextuales con otros:
- Organizadores metatextuales: se denomina con este concepto a aquellas marcas
destinadas a establecer relaciones entre distintos contenidos de un texto. Ej.:
los guiones, paréntesis, números o letras que estructuran un listado, las
comillas, los subrayados, los cambios en la tipografía.
- Organizadores intratextuales: están constituidos por remisiones a pasajes del
propio texto. Ej.: “(Ver anexo 1)”.
- Organizadores intertextuales: designan las referencias a otras obras de autor
identificado. Ej.: nota al pie, referencia americana.
Son característicos de la explicación los siguientes procedimientos, que se
manifestarán de acuerdo con las restricciones del género y en menor medida de
acuerdo con el estilo particular:
- Definición: funciona como una suerte de ecuación, que realiza la tarea de
identificar una expresión con cierto significado. Se puede distinguir este
recurso en su variante connotativa (descripción de las características propias
de un objeto) y denotativa (fórmulas que permiten comprender un objeto de
conocimiento en el marco de un tipología o clasificación).
- Reformulación: se trata de una aclaración de algo ya expresado, en términos
que permitan comprenderlo. Está relacionada con la formas de perífrasis.
- Nominalizaciones: se trata de una transformación léxica que permite convertir
un sustantivo a partir de un verbo. Ej.: exigir a exigencia.
- Ejemplificación: se utiliza para ilustrar una información con elementos que
puedan acercar al lector a la comprensión.
- Analogía: se presenta un caso con características similares a las de un dato o
el problema explicativo en general.
- Ilustración: se trata de recursos paratextuales que completan la información
que se despliega en el proceso explicativo. Los recursos más frecuentes pueden
ser gráficos, esquemas, fotos, etc.
Resumen
Un resumen es un nuevo texto que surge como resultado de un proceso cognitivo y
un proceso textual y guarda relaciones con el texto original, ya que reproduce
brevemente su contenido.
Las operaciones cognitivas que realiza el lector o el oyente con el fin de
extrar la información relevante de un texto y poder así formular el tema del que
trata, según el lingüista Teun van Dijk son:
- Supresión u omisión: dada una secuencia de enunciados, se suprime la
información que no es necesaria para interpretar lo que sigue en el texto.
- Selección: constituye el reverso de la operación anterior, se selecciona la
información relevante dentro del sentido global del discurso.
- Generalización: se abstraen las características particulares de una serie de
objetos, lugares o personas, extrayendo lo que es común.
- Integración o construcción: el concepto que resume la secuencia no
necesariamente tiene que estar presente en el texto, porque forma parte de
nuestro conocimiento del mundo.
La producción de resumen supone procedimientos constantes de reformulación, para
integrar los enunciados seleccionados en un texto cohesivo y coherente. De lo
contrario, se corre el riesgo de escribir una enumeración de oraciones
inconexas.
Informe de lectura
Es un género discursivo frecuente en la vida académica, relacionable con otros
que implican la predominancia de la secuencia expositivo-explicativa (la clase
oral del profesor, la clase especial de los alumnos, cierta clase de textos
producidos a partir de consignas de parciales o exámenes universitarios que
exigen el desarrollo de una respuesta relativamente extensa), que se caracteriza
por la exposición de un tema a partir de una bibliografía dada. El entrenamiento
en la producción de informes de lectura podría considerarse un camino hacia la
monografía, género de amplia demanda en toda la educación superior, de grado y
de posgrado, y en el que la secuencia expositivo-explicativa se combina con la
argumentativa, que resulta dominante en los trabajos monográficos.
La situación de producción del informa se da en el marco de una institución
académica o científica. Los participantes del intercambio de un informe de
lectura son dos: el emisor (investigador/estudiante) y el destinatario
(evaluador/profesor). Hay una escena que simula que el destinatario no sabe y
hay que explicarle. Es en este punto donde el enunciador debe poner en obra
todos los recursos necesario para lograr una exposición clara y convincente.
Este planteo enunciativo implica una relación asimétrica entre uno que evalúa,
es experto y tiene un rol institucional de mayor jerarquía, y otro que será
evaluado, se llama contrato de tipo pedagógico.
Dos rasgos de estilo característicos del informe de lectura son la objetividad y
la precisión. El informe produce borramiento enunciativo para provocar un efecto
de objetividad y suele ser muy reticente con respecto a la emisión los juicios o
valoraciones subjetivas muy explícitas, lo que no significa que el informe no
demande la puesta en escena de un lector crítico, agudo, activo frente a los
textos que analiza. El enunciador de un informe de lectura se representa como un
lector que se comprende con lo que lee pero que lo hace críticamente,
fundamentando su posición con estudio, con observación meticulosa y sistemática.
La estructura de un informe de lectura consta de las siguientes partes:
- Título: es una construcción nominal (sustantiva). Supone una operación
resuntiva ya que conceptualiza aquello de lo que se tratará, en una o dos frases
(título-subtítulo). Desde el punto de vista cognitivo la operación de titulación
es de suma importancia ya que el enunciador debe dar cuenta del contenido global
del texto (macroestructura), orientando así al lector en su actividad de
interpretación.
- Introducción: cumple distintas funciones. En primer lugar ubica al lector en
el tema. Esto supone una definición del objeto de estudio y una justificación de
su interés. En segundo lugar anticipa el punto de vista que se defiende o la
pregunta que funciona como punto de partida y que justifica todo el desarrollo
explicativo/argumentativo posterior. La introducción debe dar cuenta de los
objetivos y del marco teórico-metodológico que se adoptará para llevarlos
adelante, este marco debe ser adecuado y su elección debe fundamentarse.
- Desarrollo: consiste en un análisis de fuentes. La selección de los datos
relevantes y la interpretación que se le asigna a los mismos tienen que guardar
una estrecha relación con el tema propuesto. El desarrollo del informe requiere
el control de distintos procedimientos retóricos que tienen el propósito de
esclarecer un tema y de conseguir la aprobación del evaluador. Acá se encuentran
las distintas estrategias explicativas y argumentativas. Puede organizarse en
secciones tituladas.
- Conclusión: es una deducción lógica, es decir que sigue de los datos
aserciones presentadas previamente. Aquí se confirma que la hipótesis o pregunta
inicial han sido demostradas o explicadas. Se hace una recuperación de las
premisas principales y una exposición de sus consecuencias teóricas, prácticas o
de otra índole, en un encadenamiento lógico.
- Bibliografía: mención al final del texto de las fuentes que han sido
consultadas y cuya relación con el análisis se puede efectivamente mostrar.