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Lea el texto y responda las siguientes preguntas:
El castellano no tiene ningún problema en crear
neologismos a medida que las mujeres se incorporan a un oficio determinado; por
ejemplo, la presencia masiva de las mujeres en el ramo del textil produjo hace
ya
tiempo un femenino como “oficiala” en una terminación –al considerada en
principio
invariable para el femenino y el masculino. Esta tendencia se ve en otras
formaciones
de femeninos que en principio podrían crear conflictos”. Es previsible que el
día
que haya muchas “gerentas” y “escribientas” acaben denominándose así.
Sólo un escollo se interpone en el camino de esta “natural” y pacífica
creación de neologismos a medida que el dinamismo social de las mujeres se
crea y se recrea espacios y palabras. El escollo consiste en la resistencia de
algunas
personas, de alguna prensa, de algunas academias, a admitir palabras femeninas
para cuestiones, en este caso denominaciones de cargos, consideradas
importantes, investidas de prestigio social y de poder.
Y así a primeros de año ha vuelto a aparecer, ahora en Francia, la polémica de
la denominación ministerial. La Academia francesa, en su representación dos
académicos
y una académica, envió una carta al presidente de la República quejándose
de la osadía que mostraban las ministras francesas y que consistía ni más ni
menos en autodenominarse como mujeres a partir de su cargo; en la misiva, al
mismo tiempo que no reconocía a las ministras la capacidad para nombrarse como
quisieran, otorgaba a Chirac atribuciones en materia de lengua ya que le pedía
que
las metiera en cintura y las hiciera desistir de su actitud.
(...) un poco más abajo (en la carta) la académica y los dos académicos muestran
la patita cuando, dando una vez más muestras de su exquisita tolerancia y
amplitud
de miras, después de negar con pretendida ironía la denominación femenina a
una serie de cargos prestigiosos y valorados social y políticamente, dicen que
no tienen
inconveniente en denominar con formas femeninas establecidas por el uso después
de mucho tiempo como, por ejemplo, “panadera” o “charcutera” a las mujeres
que se dedican a estos menesteres; ¿cómo pensarán que se establece el uso?
Más claro, el agua. Están de acuerdo en denominar a las mujeres y marcar
la diferencia sexual en los oficios corrientes y molientes pero muestran
resistencias
a la hora de nombrar a unas mujeres poderosas por su nombre.
Las conclusiones que se pueden sacar del caso de las ministras son las
siguientes:
(...) Las resistencias a feminizar una profesión o cargo nunca se sostienen en
argumentos
estrictamente lingüísticos, porque las resistencias no vienen de la lengua,
las lenguas suelen ser amplias y generosas, dúctiles y maleables, hábiles y
en perpetuo tránsito; las trabas son ideológicas; en el caso que hoy me ocupa
tienen que ver concretamente con la resistencia a admitir que las mujeres
ejercen
cargos que algunas personas (y Academias) preferirían ver ocupadas en
exclusiva por hombres; y si no consiguen mantener apartadas a las mujeres de
estos lugares, esperan (e intentan exigir) no “mancillar” ciertos cargos con una
expresión femenina y “elevar” aunque sea lingüísticamente, a categoría de
hombres
a las mujeres que, a su entender, los usurpan.
La lengua tiene un valor simbólico enorme, lo que no se nombra o no existe
o se le está dando carácter excepcional, no hace falta tener un sentido muy
agudo de la lengua para darse cuenta de ello, es por ello que denominar en
masculino a una mujer que transgrede una norma tiende hacia cuatro objetivos:
a) invisibilizar a las mujeres que los ocupan; b) presentar su caso como
una excepción que demuestra no que las demás mujeres podrían, sino que ni
podrían ni deberían; c) marcar con una dificultad más el acceso a algunos cargos
u oficios (alegando una pretendida resistencia de la lengua a crear el femenino
o postulando que es una incorrección lingüística); d) reservar el masculino
para actividades prestigiadas.
De todo ello se puede colegir que cuando se dirime una cuestión que relaciona
sexo, género y género lingüístico nunca se está hablando sólo de lengua.
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Extraido y adaptado de Eulalia Lledo, "Ministras y Mujeres", en En femenino y
masculino. Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Instituto de la Mujer.
Madrid: 1999.
Esta publicacion se enmarca en el III plan para la igualdad de oportunidades
entre mujeres y hombres (1997-2000), elaborado por el instituto de la mujer en
cumplimiento de la actuación 3.3.1 "promover la investigación y difusion de
propuestas de cambio en los usos del lenguaje como elemento clave en los
procesos educativos y de comunicacion".
En ella se incluyen algunos textos presentados en el seminario sobre lenguaje
organizado por el instituto de la mujer celebrado los dias 17 y 18 de septiembre
en 1998 en Madrid. Se pretende asi mantener abierto el espacio de debate y
difundir las investigaciones llevadas a cabo por parte de nombra, comision
asesora sobre lenguaje del mismo instituto, de los organismos de igualdad de
diferentes comunidades autonomas, de los institutos y semanarios universitarios
de estudios de la mujer y de otras entidades y personas interesadas en promover
los usos del lenguaje que hacen visibles a las mujeres en la sociedad.
1. ¿Considera que el texto leído corresponde a un género discursivo del ámbito
académico? Fundamente su respuesta. Para ello tenga en cuenta la información
contextual que se incluye, la situacion comunicativa original, la secuencia
textual dominante y la construcción enunciativa (2 PUNTOS)
2. Indique de qué forma se presenta la polifonía en el cuarto parrafo y cual es
su funcion. (1,5 PUNTOS)
3. Inserte la siguiente oracion en forma de cita en algun lugar del texto, de
modo que tenga coherencia y que quede articulado apropiadamente. Para ello
realice los agregados que considere necesarios, (1,5 PUNTOS)
Si el lenguaje es etimologicamente sexista y patriarcal no es arbitrario: es
producto de una historia heredada. CUestionar esa herencia es fundamental y no
debería ofender o molestar a nadie.
Martin-Cabrera, Luis, "Me he vuelto loca, solo puedo hablar en femenino",
Rebelión, 8 de marzo de 2012.
4. En un texto de entre 20 y 30 líneas, exponga la postura de Eulalia Lledo y
señale si se encuentra mas próxima a una concepcion estructuralista o a una
concepcion glotopolitica de la lengua. Justifique su respuesta. (5 PUNTOS)