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2º Parcial C | Semiología (Profesor:
Alejandra Brocatto
- Cátedra: Arnoux - 2015) | CBC | UBA
1) Responda DOS de las siguientes preguntas:
a) Explique la siguiente oración de C. Kerbrat-Orecchioni: “no pudiendo estudiar
directamente el acto de producción, trataremos de identificar y describir las
huellas del acto en el producto (...) Nuestra meta será localizar y
circunscribir esos puntos de anclaje más visibles de la subjetividad linguistica“
¿Cuáles son esas huellas o puntos de anclaje? ¿Cómo los clasifica? ¿Cuál es su
utilidad en el análisis discursivo? (2 pts.)
b) Defina concepto de “modalidad“ según D. Maingueneau. Diferencie dictum de
modus y desarrolle los tres tipos de modalidades propuestos (2 pts.)
c) En Fragmentos de un tejido, E. Verón analiza la enunciacion en el discurso de
la prensa gráfica. Qué elementos conforman el dispositivo de enunciación y a qué
se refiere con contrato de lectura?
2) Cómo cuestiona O. Ducrot la unicidad del sujeto hablante? Desarrolle y
ejemplifique con texto adjunto (3 pts)
3) Análisis del texto adjunto
a) Explique modalidad de enunciación, enunciado y mensaje; contruya campos
semánticos de los agentes mencionados en el texto a partir de las marcas
enunciativas que encuentre. Justifique
b) Caracterice al locutor. Justifique.
c) Analice todas las marcas polifónicas que encuentre. Justifique.
TEXTO ADJUNTO:
Bipartidismos caducos
Por Enrique Pinti
Hace bastante tiempo que los bipartidismos políticos no funcionan ni dan
respuestas concretas a las necesidades de los pueblos. El constante movimiento
pendular entre populismo y ortodoxia neoliberal con derroches y ajustes que
siempre terminan pagando los sectores más vulnerables han hartado a las mayorías
que buscan en otras opciones la solución a sus problemas. Estas opciones también
oscilan entre extremos radicales y continuismos moderados que no dejan de ser
parches de dudosa eficacia. Por otra parte el axioma aparentemente inapelable de
salvar el sistema bancario prioritariamente dejando en segundo plano a la gente
con sus ahorros esfumados, mermados o congelados no contribuye al bienestar
social indispensable para controlar entre otros males la violencia que la
perpetua frustración provoca.
Los períodos de relativa calma y mediana estabilidad son cada vez más breves y
se esfuman como por arte de magia por causa de malas praxis y excesos
especulativos sin olvidar las demagogias y los niveles de corrupción
intolerables que indignan y agitan los ánimos de los postergados.
Cada país o grupo de países tiene problemas diferentes y de distinta índole,
pero más allá de las diferencias y características locales el común denominador
es el desgaste de ideas que requieren una profunda revisión sin encapricharse en
procesos que han demostrado su poca o ninguna eficacia real.
Nosotros, los ignorantes no somos especialistas ni hemos estudiado economía pero
sí sabemos y sufrimos en mayor o menor grado los resultados de estas políticas
que han marcado la historia de los últimos dos siglos. Algunos hemos podido
adaptarnos y logramos capear las tormentas y temporales, otros han sucumbido en
guerras y enfrentamientos debido en gran parte a las desigualdades sociales y
las batallas políticas jugadas con las peores armas. El mundo perfecto nunca
existió pero uno, desde el llano, no ve intenciones reales y honestas para
encontrar algún camino de redención para los grandes males provenientes de la
falta de consideración hacia el género humano como común denominador de todos
los que habitamos este planeta.
El poder y sus representantes elegidos por sus pueblos o llegados a ese lugar
por la fuerza de las armas se creen pertenecientes a otra raza, a una casta que
no está sujeta a las mismas leyes naturales o elaboradas desde las cúpulas de
sus cenáculos alfombrados. Debe ser por eso que hablan de prioridades que no
tienen que ver con las necesidades reales de la gente sino con las
superestructuras todopoderosas que sostienen sus sistemas.
Así desde las religiones, los dogmas de toda índole y las conveniencias de esas
minorías se dictan reglas que favorecen a unos sectores y hunden a otros.
Ante semejantes complejidades seguimos pendulando entre populismo y ajuste,
demagogia y monetarismo puro y duro, progreso y retroceso, prejuicios y
desmadres, fanatismo y descreimiento, peronistas, radicales, liberales,
comunistas, republicanos, demócratas, populares de derecha, socialistas de
centro, izquierdas y derechas más nominales que efectivas , van perdiendo
capacidad de respuesta para los que queremos vivir con paz, trabajo, libertad,
salud física y mental y educación al alcance de todos. Ya se sabe, es mucho
pedir pero "el que no llora no mama" y mi querido Discepolín agregaba "y el que
no afana es un gil". Así, con sencillez tanguera el poeta popular algo pesimista
pero con los pies en la tierra definía la cuestión con el "dale que va, que allá
en el horno nos vamos a encontrar".