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Final C | Semiología (Cátedra:
Di Stefano - 2020) | CBC | UBA
1. Defina y relacione los conceptos de lenguaje, lengua y habla. ¿Cómo define
Saussure al signo lingüístico? ¿Cuáles son sus propiedades?
2. Explique los tres componentes del signo en Peirce: caracterice cada uno de
ellos
y ejemplifique.
3. Benveniste afirma que el hombre se constituye en sujeto por el lenguaje: ¿qué
significa esa expresión?
4. Desarrolle el concepto de polifonía y ejemplifique con el análisis de tres en
el
texto. Relacione con el ethos discursivo.
5. Desarrolle la noción de tópica en el sentido retórico. Proporcione ejemplos a
partir del texto.
Texto:
Alfonsín, 10/12/1983 (fragmento)
Venimos a exponer a vuestra honorabilidad cuáles son los principales objetivos
del gobierno en los diversos terrenos en que debe actuar: la política nacional e
internacional, la defensa, la economía, las relaciones laborales, la educación,
la salud pública, la justicia, las obras de infraestructura, los servicios
públicos y todas las otras cuestiones que reclaman la atención del pueblo, de
los gobernantes y de los legisladores.
Pero queremos decir, también, que entre todas las áreas habrá un enlace profundo
y fundamental: que una savia común alimentará la vida de cada uno de los actos
del gobierno democrático que hoy se inicia: la rectitud de los procedimientos.
Hay muchos problemas que no podrán solucionarse de inmediato, pero hoy ha
terminado la inmoralidad pública.
Vamos a hacer un gobierno decente.
Ayer pudo existir un país desesperanzado, lúgubre y descreído: hoy convocamos a
los argentinos, no solamente en nombre de la legitimidad de origen del gobierno
democrático, sino también del sentimiento ético que sostiene a esa legitimidad.
Ese sentimiento ético constituye uno de los más nobles movimientos del alma. Aún
el objetivo de construir la unión nacional debe ser cabalmente interpretado a
través de la ética.
Ese sentimiento ético, que acompañó a la lucha de millones de argentinos que
combatieron por la libertad y la justicia, quiere decir, también, que el fin
jamás justifica los medios. Quienes piensan que el fin justifica los medios
suponen que un futuro maravilloso borrará las culpas provenientes de las
claudicaciones éticas y de los crímenes…
Nosotros vamos a trabajar para el futuro. La democracia trabaja para el futuro,
pero para un futuro tangible. Si se trabaja para un futuro tangible se establece
una correlación positiva entre el fin y los medios. Ni se puede gobernar sin
memoria, ni se puede gobernar sin la capacidad de prever, pero prever para un
tiempo comprensible y no para un futuro indeterminado. Los totalitarios piensan
en términos de milenios y eso les sirve para erradicar las esperanzas de vida
libre entre los seres humanos concretos y cercanos. Los problemas que debemos
prever son, a lo sumo, los de las
siguientes dos generaciones.
Como dijo Juan XXIII, más allá de eso no hay conclusiones seguras y los datos
son demasiado inciertos u oscilantes, lo que puede justificar la investigación,
pero no la acción política.
Si separamos a la política de su arraigo en el tiempo, impedimos que lleguen a
la política los ecos del dolor humano. Ni la crueldad actual, ni la inmoralidad
actual, ni la claudicación actual, garantizan un futuro feliz…
Mediremos, en consecuencia, nuestros actos para no dañar a nuestros
contemporáneos en nombre de un futuro lejano. Pero nos empeñaremos, al mismo
tiempo, en la lucha por la conquista del futuro previsible, porque negarnos a
luchar por mejorar las condiciones en que viven los hombres, y por mejorar a los
hombres mismos, en términos previsibles, sería hundirnos en la ciénaga del
conformismo. Y toda inacción en política, como dijo el actual pontífice, sólo
puede desarrollarse sobre el fondo de un gigantesco remordimiento. La acción, ya
sabemos, no llevará a la perfección: La democracia es el único sistema que sabe
de sus imperfecciones.
Pero nosotros daremos de nuevo a la política la dimensión humana que está en las
raíces de nuestro pensamiento.
Vamos a luchar por un Estado independiente. Hemos dicho que esto significa que
el Estado no puede subordinarse a poderes extranjeros, no puede subordinarse a
los grupos financieros internacionales, pero que tampoco puede subordinarse a
los privilegiados locales.
Las oligarquías tienden siempre a pensar que los dueños de las empresas o del
dinero tienen que ser los dueños del Estado. Ya vimos eso una vez más en los
últimos años. Otros, a su vez, piensan que el Estado debe ser el dueño de todas
las empresas.
Nosotros creemos que el Estado debe ser independiente: ni propiedad de los
ricos, ni propietario único de los mecanismos de producción.
¿De dónde sacaría, si no, fuerzas el Estado para mantener su independencia? La
democracia será desde el primer momento, una fuerza movilizadora. La democracia
moviliza siempre, mientras que el régimen desmoviliza. El régimen se ocupa de la
desmovilización de la juventud. Se ocupa, por ejemplo, de transformar las
universidades en enseñaderos. La democracia atiende a la movilización de la
juventud en torno de los problemas generales y de sus problemas específicos.