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Trabajo práctico sobre las tecnologías en Argentina.
Aquellos españoles que llevaron a cabo la conquista hispanoamericana eran, por una parte, de la pequeña nobleza. Este estamento social estaba formado por los hidalgos segundones, y hermanos menores del primogénito varón de las familias nobles. La pequeña nobleza debía cumplir tres requisitos para llegar a un cargo de funcionario: primero, limpieza de sangre, es decir no tener antepasados moros, negros o judíos. Luego, ser bautizados, creyentes católicos y descendientes de matrimonios consagrados. Finalmente, para tener acceso a los cargos militares, no haber ejercido oficios viles y mecánicos (que incluían todas las labores artesanales, artísticas, técnicas y manuales, así como la agricultura o la ganadería).
Por otro lado, los conquistadores también podían ser plebeyos sin nobleza de sangre. Éstos aspiraban a la nobleza de privilegio, sólo si hacían aportes monetarios o militares a la Corona.
En consecuencia, la aspiración de bienestar material de los conquistadores sumada a la devaluación cultural de las técnicas manuales, fueron condicionantes de las actividades tecnológicas durante la conquista y colonización españolas.
El concepto “tecnología de conquista” refiere a las pocas tecnologías europeas que posibilitaron la dominación española: los artefactos e instrumentos de navegación, el acero (usado para fabricar cascos, armaduras, mallas, espadas…), y los caballos. Estos pocos factores tecnológicos compensaron la diferencia numérica entre los miles de soldados europeos y millones de indígenas. A su vez, se sumaron otros factores decisivos como las supersticiones indígenas, que temían a los huincas, y las enfermedades europeas, que causaron la muerte de muchos indígenas por no poseer los anticuerpos necesarios.
Las misiones jesuitas utilizaban tecnologías que les permitían realizar actividades de agricultura y ganadería inexistentes en otras colonias. A su vez, los jesuitas respetaban las costumbres guaraníes. Estos dos factores resultaron en comunidades prósperas con importantes y variadas producciones comerciales. Fue el primer gran emprendimiento tecnológico del territorio argentino.
Por otra parte, los españoles desconfiaban de estas comunidades por haberlos privado de la mano de obra indígena y la explotación de la yerba mate. Como consecuencia, los jesuitas fueron expulsados y sus misiones fueron demanteladas a mediados del siglo XVIII.
Los gauchos eran una parte de la población de la llanura pampeana. Eran nómades, se dedicaban a la caza y el trueque para subsistir.
Había una falta de mano de obra en las pampas, ya que los gauchos se negaban a realizar trabajos para los estancieros. Por ese motivo en 1810 se decretó que todo aquel hombre en edad de trabajar debía presentar una constancia de trabajo cada tres meses, la papeleta, de otra forma era considerado un vagabundo y era incorporado al ejército o al trabajo en una estancia.
Buenos Aires, ya comenzada la concentración de su poder político, protegió y estimuló sus producciones ganaderas. Durante la mayor parte del siglo XIX la ganadería fue el mayor generador de lucro para los grandes productores y comerciantes mayoristas de Buenos Aires.
La tecnología del alambrado cambió de forma radical la actividad económica en los campos. En primer lugar, confinaba a los animales y evitó su mestización. También facilitó la apropiación de tierras, delimitándolas. Por último, protegió a los cultivos de animales sueltos y obstaculizó el libre desplazamiento de los gauchos nómades.
La Argentina llevó a cabo una revolución tecnológica desde la sanción de la Constitución en 1853 hasta la crisis económica internacional de 1929. Esta transformó sus producciones y su vinculación con el resto del mundo. Los factores que la posibilitaron fueron:
-La puesta en práctica de un proyecto racional de país
-Las nuevas tecnologías internacionales de transporte terrestre y marítimo
-Las garantías ofrecidas a los grandes capitalistas para hacer inversiones muy rentables
-La disponibilidad de tierras fértiles y baratas muy competitivas para actividades agropecuarias
-La gran disponibilidad de mano de obra como consecuencia de la inmigración masiva europea
En la última mitad del siglo XIX, el núcleo central de las ideas fue una utopía racionalista que consistía en la creencia de un progreso material y moral llevado a cabo por una minoría ilustrada, a pesar de los deseos de las “masas ignorantes”. Esta ideología fue consecuencia de la revolución industrial europea. Se buscaba promover la industria, la inmigración la construccion de ferrocarriles y canales navegables y la colonización de tierras de propiedad nacional.
En 1929 ocurrió el derrumbe de la bolsa de Nueva York, causando una crisis económica internacional, continuada por la Segunda Guerra Mundial. La industria argentina dependía del exterior para la obtención de maquinarias e insumos básicos. A su vez, Los principales medios de transporte interno dependían de empresas extranjeras. Finalmente, Los principales compradores de los productos agropecuarios argentinos tomaron fuertes medidas proteccionistas frente a la crisis. Como consecuencia, se produjo una gran caída de las exportaciones argentinas, que sumada al déficit fiscal también redujo los puestos de trabajo, el poder adquisitivo de los argentinos y el funcionamiento de las industrias mal desarrolladas.
Frente a la crisis, se llevó a cabo un proceso de protección a las producciones agropecuarias, de desarrollo industrial y de la creación de la red carretera nacional. También se bloqueó la importación de productos que hicieran competencia a la industria nacional. Se controlaron todos los aspectos de producción, comercialización, almacenamiento, transporte, créditos, divisas y permisos de exportación e importación.
En los dos primeron gobiernos de Perón se mantuvieron las políticas de transferencia de ingresos agropecuarios hacia la industria, ahora centralizadas en y mediadas por el Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (IAPI). Se creó el mercado necesario para el desarrollo de la industria mediante una redistribución de ingresos a las clases más pobres, aumentando su salario real, y, por lo tanto, su poder adquisitivo.
El autor concluye que, ya en 1975, la industria nacional había alcanzado un nivel de integración que le permitiría competir en el mercado internacional, bajo las condiciones apropiadas.
Durante el período del “lucro” (1975-2001) las políticas del Estado Benefactor fueron revertidas totalmente. El principal objetivo de las tecnologías en Argentina fue el enriquecimiento de pocos a costa de las necesidades básicas de la mayoría de los argentinos. Se fomentó un fuerte proceso de concentración y extranjerización de la industria, privatizaciones, redistribución regresiva del ingreso, precarización de los puestos de trabajo, desarticulación sindical, disminución de la variedad de manufacturas, entre otros.
La soja es un producto agrícola que se expandió rápidamente y requirió tecnologías muy avanzadas, cuya incorporación y actualización permitieron el éxito de sus cultivos. En poco tiempo se colocó entre los principales productos agrícolas en Argentina, principalmente por su rentabilidad agrícola. A su vez, generó un desarrollo de las técnicas genéticas mediante la selección artificial en un corto plazo de tiempo, que dio origen a la Revolución Verde en la década de 1960. La empresa Monsanto acaparó la producción de semillas y la eliminación de malezas.
La incorporación de nuevas tecnologías cambió la actividad agropecuaria, ya que requiere grandes inversiones que sólo pueden ser realizadas por grandes productores. Por lo tanto, se produjo una concentración productiva y la creación de los tanteros alrededor de 1970.
Finalmente, cabe mencionar los problemas ambientales y sociales que conlleva la industria sojera: deforestación irracional, uso de productos químicos contaminantes de las napas de agua y que afectan a las poblaciones cercanas, disminución de la demanda de mano de obra rural y migraciones a la ciudad, entre otros.
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