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Metodología de la Investigación | Resumen de Piaget |
Cátedra: Salvia |
1° Cuat. de 2011 |
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Piaget
Situación de las ciencias del hombre
Particularidades y fundamentos epistemológicos de las Ciencias del hombre
En general las ciencias experimentales se han constituido mucho después que las disciplinas deductivas. Las razones de este retraso de la experimentación con respecto a la deducción son, al menos tres, que también son de interés para la epistemología de las ciencias del hombre, aunque su situación sea todavía más compleja.
I - El espíritu tiende por naturaleza a percibir intuitivamente lo real y a deducir, pero no a experimentar, ya que la experimentación, a diferencia de la deducción, no es una construcción libre o, al menos, espontanea o directa de la inteligencia, sino que supone su sumisión a instancias exteriores que exigen un trabajo de adaptación mucho mayos (y psicológicamente mas “costoso”)
La segunda razón es que en el terreno deductivo las operaciones mas elementales o mas primitivas son al mismo tiempo las mas simples: reunir o separar, encadenar relaciones asimétricas (ordenar) o coordinar simetrías, poner en correspondencia, etc. En cambio, en el dominio experimental, el dato inmediato es de una gran complejidad y el problema que se plantea siempre en primer lugar es el de separar los distintos componentes de este masa confusa.
La tercera razón es que al llamada “lectura” de la experiencia no es nunca una simple lectura, sino que supone una acción sobre lo real ya que se trata de separar los factores, y, por consiguiente, implica una estructuración lógica o matemática. Es imposible llegar al hecho experimental sin un marco lógico-matemático, y, por consiguiente, es natural, a pesar de que no siempre recuerde, que haga falta dispones de cierto número de modelos deductivos antes de poder experimentar y para poder hacerlo.
La consecuencia de todo ello a sido, en primer lugar, que la tendencia a deducir y a especular ha predominado durante mucho tiempo sobre las exigencias experimentales, que la separación de factores ha sido y es mucho mas difícil u que los marcos lógico-matemáticos, cualitativos o probabilísticos, han sido mucho menos fáciles de construir (y aún están lejos de ser suficientes).
Las ciencias del hombre se encuentran ante una situación epistemológica y ante una serie de problemas metodológicos mas o menos peculiares, que conviene analizar de cerca: al tener como objeto al hombre, en sus actividades cognoscitivas, las ciencias humanas están situadas en la posición particular de depende a la vez del hombre como sujeto y como objeto, lo cual naturalmente plantea una serie de cuestiones particulares y difíciles.
Conviene establecer cuanto antes la distinción entre el sujeto individual, centrado en los órganos de los sentidos o en su propia acción, es decir, el “yo” o sujeto egocéntrico, fuente de posibles deformaciones o ilusiones de naturaleza “subjetiva” en este primer sentido del término; y el sujeto “descentrado”, que coordina sus acciones entre sí y con las de otro, que mide, calcula y deduce de manera “verificable”. Pues bien, toda la historia de la física es la de una descentración que ah reducido al mínimum las deformaciones debidas al sujeto egocéntrico, para subordinarla al máximum a las leyes de sujeto epistémico, lo cual equivale a decir que la objetividad ha llegado a ser posible y que el objeto se ha hecho relativamente independiente de los sujetos.
Pero la situación de las ciencias del hombre es mucho más compleja todavía, ya que el sujeto que observa o experimenta en sí mismo o en otro puede, por una parte, ser modificado por los fenómenos observados y, por otra, dar lugar a modificaciones en cuanto al desarrollo y a la naturaleza misma de estos fenómenos. La descentración, que es un requisito indispensable para la objetividad, es mucho más difícil de conseguir en caso de que el objeto esté formado por sujetos, y esto por dos razones, las dos bastante sistemáticas. La primera es que la frontera entre el sujeto egocéntrico y el sujeto epistémico es tanto menso clara cuanto que el yo observador es parte integrante de los fenómenos que debería poder estudiar desde fuera. La segunda es que cuanto más “comprometido” está el observador y más valora los hechos que le interesan, más inclinado esta a creer que los conoce intuitivamente y menos necesidad siente de acudir a técnicas objetivas.
Los organismos humanos presentan cierto número de caracteres específicos que se distinguen por la formación de culturas colectivas y por el empleo de instrumentos semióticos o simbólicos muy diferenciados. Éstos plantean además una dificultad epistemológica peculiar de las ciencias del hombre: siendo a menudo estos medios de comunicación muy diferente de una sociedad humana a otra, el sujeto psicológico o sociológico esta siempre obligado a verificar si su comprensión es en realidad lo suficientemente “rica” como para poder captar con todo detalle las estructuras simbólicas de culturas alejadas de la suya en el especio y en el tiempo.
En resumen, la dificultad de las ciencias del hombre consiste en que éste es a la vez sujeto y objeto, y se ve agravadas por el hecho de que este objeto, a su vez es un sujeto consciente dotado de palabra y de múltiples simbolismos, con lo que la objetividad y sus previas condiciones de descentración se hacen tanto más difíciles y a menudo limitadas.
II- Empezando por la psicología, los diversos aspectos de la relación circular entre el sujeto y el objeto y las dificultades de la descentración encuentran su máxima expresión en el proceso de introspección y explican los diversos métodos a los que ha habido que recurrir para vencer estos obstáculos fundamentales.
En la introspección, consideradas en su forma pura, un mismo individuo es a la vez sujeto de conocimiento y objeto de su propio conocimiento. En esta situación el sujeto es modificado en primer lugar por el objeto, desde dos puntos de vista. Lo es, en primer lugar, por sus propias presuposiciones acerca del valor de la introspección, en el sentido de que su propia vida mental lo lleva a creer que posee una conciencia exacta de sí mismo, cuando esta conciencia desempeña funciones más bien utilitarias que estrictamente desinteresadas: desde el punto de vista cognoscitivo, se centra en los resultados externos de la acción y no proporciona una información suficiente ni acerca del mecanismo de esta acción ni, en general, acerca de los mecanismos internos de la vida mental; desde el punto de vista afectivo, su función esencial es la de construir y conservar alguna valoraciones útiles para el mantenimiento del equilibrio interno, y no la de informarnos acerca de las leyes de este equilibrio. En segundo lugar, el sujeto que se introspecciona es modificado por el objeto de investigación debido a que toda su actividad, incluida también esta introspección. En efecto, su memoria del pasado es obra de un historiador muy parcial, que olvida unas fuentes y deforma otras.
Por otra parte, y recíprocamente, la introspección modifica constantemente los fenómenos observados en todos los niveles. Desde el punto de vista afectivo, parece a posteriori evidente que la introspección de los sentimientos modifica éstos, bien dándoles una dimensión cognoscitiva, bien subordinándolos a los valores que dirigen la misma introspección, sin que el sujeto sepa.
Los remedios inmediatos han sido de tres tipos. El primero ha consistido, naturalmente, en descentrar la introspección misma, haciendo comparaciones entre los sujetos y limitando la investigación a problemas muy concretos. El método ha puesto de manifiesto los límites de la introspección, lo que inspiró la desengañada ocurrencia de Binet de que “el pensamiento es una actividad inconsciente del espíritu”.
La segunda solución ha constituido en desterrar la introspección y no estudiar más que el comportamiento. Solución, sin embargo, que muchos autores han encontrado excesivamente restrictiva por las dos razones complementarias siguientes. La primera es que salvo que adoptemos el punto de vista de Skinner de que el organismo es un “caja negra de la que únicamente se describen los inputs y los outputs, sin tratar de explicar nada”, nos vemos constantemente obligados a recurrir de un modo implícito a datos introspectivos. La segunda razón es que no basta suprimir los problemas para resolverlos y que la psicología que ignora la conciencia renuncia a ocuparse de un importante número de hechos.
La tercera solución es, en cambio, de un gran interés para la epistemología general de las ciencias del hombre: consiste no n tomar conciencia del hecho de que la introspección es engañosa, sino en preguntarse por qué y en estudiar las deformaciones cognoscitivas de la conciencia, en tanto que constituyen fenómenos tan dignos de atención como otros cualesquiera en la medida en que cabe esperar poder descubrir las leyes que los gobiernan, así como sus factores explicativos.
En el terreno afectivo, el gran mérito de los movimientos psicoanalíticos han sido el de no ignorar la conciencia, sino tratar de situarla dentro de un sistema dinámico que a la vez rebasa y explica las deformaciones a que está expuesta y las actividades limitadas por esenciales, que la caracterizan.
En el terreno cognoscitivo, la psicología de la “conducta”, por oposición a la del mero comportamiento, sitúa la conciencia dentro de una perspectiva funcional, lo cual explica su papel adaptativo, así como sus insuficiencias y errores.
III- La sociología plantea un problema epistemológico todavía más grave que la psicología, ya que su objeto no es solamente un sujeto individual. , sino un “nosotros” colectivo tanto más difícil de captar objetivamente cuanto que el sujeto sociólogo forma parte de él, directa o indirectamente. Al ser ésta la situación, el sociólogo está siendo constantemente modificado por el objeto de su investigación, ya desde su nacimiento, puesto que es producto de un desarrollo educativo y simple continuo.
Recíprocamente, el sociólogo modifica los hechos que observa. En la medida que el sociólogo quiere captar todo este conjunto y no se conforma con análisis microscópicos de relaciones particulares, este problema sólo puede solucionarse por referencia a conceptos, teóricos u operacionales, que impliquen un cierto recorte de lo real y, sobre todo, una estructuración activa por parte del investigador. Pues así, ésta impone a los hechos materias de modelos cuyo poder de objetivación, es decir, su capacidad para reflejar las articulaciones de la realidad, o de deformaciones o de selección involuntaria, son enormemente variables. Esta estructuración activa de lo real es inherente a toda investigación experimental, pues no hay lectura de la experiencia, por precisa que sea, sin un marco lógico-matemático. En el caso del todo social, sin embargo, el problema es mucho más complicado, debido a que esta totalidad no es perceptible u a que la elección de las variables o índices que han de emplearse para llamar la atención sobre ella y analizarla dependerá de actividades intelectuales del sujeto sociólogo mucho más complejas que la empleadas en una medida física y, por consiguiente, más indeterminadas en cuanto a su poder de objetivación o a sus posibilidades de deformación o error.
De hecho, los grandes tipos de estructuraciones posibles de la totalidad son tren. Estos tres son: los de la composición aditiva o atomista, el de la emergencia y el de la totalidad racional. Ahora bien, es evidente que, según el tipo de modelo elegido, los hechos observados sufrirán modificaciones, desde su selección y a lo largo de toda su estructuración, desde la observación a la interpretación.
Pero es evidente que, del mismo modo que las ilusiones introspectivas planteadas un problema de hecho de interés para la psicología, así también las modificaciones de la mente del sociólogo por parte de la sociedad que lo ha formado y las modificaciones del dato social por parte de la mente del sociólogo que trata de estructurarlo, constituyen hechos sociales de interés para la propia sociología, en tanto que capacitada apra estudiarlos.
IV- La ciencia económica está expuesta a las mismas dificultades. Por precisa que sea una ley económica en relación con los hechos observados, siempre podemos preguntarnos cuál es le grado de generalidad de esta ley teniendo en cuenta su subordinación por respecto a una estructura relativamente especial que el economista, por haberse formado dentro de ella, tiende a considerar general y concibe por medio de modelos no lo suficientemente descentrados. Aunque los datos métricos y estadísticos son más fáciles de reunir en economía que en sociología, el problema epistemológico de la lectura objetiva de la experiencia y de su interpretación es igual de complejo en ambas.
En cambio la etnología presenta la enrome ventaja de ocuparse de sociedades de las que el observador no es parte integrante. El problema está entonces en saber si las leyes de asociación están más cerca de la mente de estos sujetos o de la de los autores.
La lingüística, la modificación del observador por los hechos observados, es todavía menos marcada u la razón es que un lingüista es, por profesión, alguien que hace comparaciones sin reducir todo a su propia lengua y que está tan interesado en las diferencias como en las semejanzas de las lenguas q estudia. Pero esto no significa, en modo alguno, que la teoría sea una copia exacta de los hechos que han de interpretarse, ya que cada vez que progresa mas el estructuralismo lingüístico y cada vez se hace más uso de modelos abstractos que enriquecen los datos mediante estructuras lógico-matemáticas. Finalmente, la demografía es, de todas nuestras disciplinas, la que plantea menos problemas específicos de las ciencias humanas, por lo que se refiere a la relación sujeto-objeto: u es que, al ocuparse de los datos más fácilmente cuantificables, es precisamente la que menos tropieza con esas situaciones circulares o dialécticas.
Los métodos de experimentación y el análisis de los datos fácticos
D) La lingüística ofrece el admirable ejemplo de una ciencia en la que al experimentación es prácticamente imposible, y en la que el análisis sistemático de los datos observables han bastado para construir métodos cuyo rigor debe servir de ejemplo para otras ciencias del hombre.
La búsqueda de regularidades se lleva a cabo en ella apoyándose fundamentalmente en el modelo de los functores lógicos y en particular en el de la implicación. Pero a partir de tales regularidades de forma lógica y cualitativa podemos seguir dos direcciones opuestas y complementarias: la de las regularidades estadísticas que se refieren a las resultantes externas del funcionamiento del lenguaje y la del análisis de las estructuras internas, cuyo funcionamiento es du expresión.
En resumen, podemos ver aquí cómo una ciencia humana, privada de casi todos los medios de experimentación y también del empleo de unidades de medida de carácter general, llega, no obstante, a construirse una metodología lo suficientemente precisa como para permitir progresos constantes y casi siempre ejemplares, tanto en el plano de las sucesiones diacrónicas como en el de las regulaciones sincrónicas.
E) De todas las ciencias del hombre la sociología y la etnología son indudablemente las que ocupan el puesto más difícil desde el triple punto de vista de la imposibilidad de la experimentación, la resistencia a la medida por falta de unidades generales y la complejidad de los fenómenos, que dependen de la totalidad de factores que condicionan la vida y el comportamiento humanos.
Sin embargo, se pueden seguir cinco vías distintas para afrontar esta situación. La primera consiste, naturalmente, en afinar el análisis matemático de las variaciones y de las dependencias funcionales.
El segundo método consiste en buscar por debajo de los datos observables el papel de las “estructuras”, en tanto que sistemas de transformación, cuyo equilibrio móvil se presta a los análisis de la matemática cualitativa (álgebra general).
El tercero, representado principalmente en escuelas que han estado sometidas a influencias marxistas, consiste con coordinar el análisis estructuralista con el análisis histórico, y, por consiguiente, la explicación consiste en coordinar la estructura y la génesis.
Un cuarto método consiste en estudiar a una escala inferior las repercusiones o correspondencias de los grandes fenómenos de escala superior.
El quinto método ha sido poco utilizado, pero permanece acierto para muchos autores: al ser formación de las nuevas generaciones por las precedentes condición necesaria de toda vida social, todo estudio comparativo acerca del desarrollo del ser humano en diferentes medios sociales proporciona una información decisiva sobre las aportaciones colectivas a la naturaleza del hombre. Este método de análisis de los procesos formadores se ha revelado de una fecundidad indiscutible en casa cuestión que plantea , como las del carácter social, menta o biológico de la lógica, de los sentimientos morales, de los sistemas semióticos o simbólicos, etc., y ha puesto de manifiesto la profunda identidad entre las “operaciones” del pensamiento individual y las que intervienen en todas “cooperación” social.