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Sociología General | Resumen de Prácticos | Cátedra: Rubinich | 1° Cuat. de 2008 | Altillo.com |
Etnografía 2. Elementos de la cultura
Oposición a la autoridad y rechazo del conformista
La oposición se expresa principalmente como un estilo que se vive de distintas
formas. Los profesores son expertos en la conspiración en la que los estudiantes
viven rodeados.
“Colegas” fieles representantes de la clase obrera y de la contracultura escolar
(oposición al profesorado):
Durante horas de estudio demuestran su desprecio haciendo como que se duermen
con la cabeza apoyada en el pupitre. Hay un aire de insubordinación sin
propósito e incontenible.
Los “colegas” se sienten superiores a los pringaos, sobretodo en el terreno del
sexo: el hecho de andar de “cachondeo”, bebiendo, peleando y tratar temas de
adultos, como los anteriores y demás frustraciones como el sexo, el amor y las
mujeres; sospechan que los “pringaos” saben poco o nada de ello y, tratar de
estos temas es exclusivo del mundo adulto.
Su oposición al profesorado y su diferenciación respecto los pringaos, tiene
asidero en un discurso estilístico/simbólico, rodeado en las 3 ofertas del
capitalismo (cultura comercial):
Tabaco (se les ve fumar, a diferencia de los pringaos, valoran fumarse un
cigarrillo como un acto de insurrección).
Alcohol (señal que el individuo está separado de la escuela y de que está
presente en un modo de ser social más maduro; acto de afiliación al mundo de los
adultos y de oposición a la escuela.
Ropa (modas que circundan por el sistema simbólico juvenil). Ésta última les
brinda atractivo sexual y madurez.
El uso sostenido de estas tres ofertas trata de una trascendencia de lo que
ellos consideran la vida madura, la vida auténtica, frente a la opresiva
adolescencia de la escuela, representada en la misma medida por la conducta de
los pringaos y por la de los profesores.
“Pringaos”: conformistas, estudiantes que cumplen con su deber. Éstos reúnen por
los “colegas”, un sentimiento de desprecio y sumisión Desde la visión de los
“pringaos”, adoptan los valores de la escuela y no tiene el mismo mapa social
que los “colegas”, sufren de una ansiedad general para no caer en la misma red
disciplinaria que sus adversarios y de una frustración por que los colegas
puedan impedir su normal desarrollo del proceso educativo (al que han invertido
sacrificio mientras el resto se divierte).
El grupo INFORMAL: La escuela (lo FORMAL) de estructura clara, con sus normas y
su jerarquía; reposada en el aparato estatal (incluyendo su brazo represivo: la
policía). Los pringaos invierten en esta estructura formal y esperan que sus
normas sean respetadas. La cultura contraescolar es lo INFORMAL. En lo informal,
se está más allá del alcance de las leyes. A diferencia de lo formal, aquí no
hay normas públicas, el grupo informal es la unidad básica de esta cultura. La
esencia de ser uno de los colegas reside en el propio grupo. Existen sí, reglas,
diferentes a una norma. Por ejemplo “el chivateo” o la delación entre sus
miembros. Chivarse es una forma de reproducción de la escuela y la restauración
de la fe de los pringaos.
Algunos de los colegas, consiguen desarrollar al máximo el “escaqueo”, librarse
de las clases mantener una movilidad personal, lo que la escuela considera una
perdida de tiempo valioso. En cambio para los colegas, el tiempo es importante
cuanto que supone una liberación del tiempo institucional. El estar de
“cachondeo” es considerado como una solución a sus problemas, vencer el miedo,
el aburrimiento, casi como una salida para todo.
Lo aburrido y lo emocionante
El cachondeo es una de las formas para abatir el aburrimiento, hallan auténtico
disfrute en las peleas, la intimidación y la provocación, en fin la violencia
(“romper la tiranía de la norma”). Lo importante de la violencia es el
significado social dentro de la cultura, la determinación del la ley del más
fuerte. Ser un colega implica además de la escuela, un entendimiento en las
calles el barrio, etc. la escuela es como unas vacaciones forzadas, las
vivencias fuera de ella implica un enfrentamiento con los adultos en sus propios
términos, considerando a la calle, más educativa que la escuela (colocándose por
sobre los profesores). La contracultura escolar es fortalecida y alimentada
materialmente por la clase obrera ya que la consideran su única fuente de
mundología. Existe dentro de la contracultura una temprana exposición al mundo
del trabajo. Comprendiendo sus conceptos de recompensa, autoridad (incluso un
resentimiento para aquellos que los manejan) y sus equilibrios.
Sexismo
La visión de las mujeres: objetos sexuales (deben ser sexualmente atractivas) y
a la vez elementos domésticos. El hecho de sentir entusiasmo por un ser inferior
es considerado auto-destructivo, el romanticismo rompe lo sexual en una sociedad
patriarcal. El prototipo de novia es la madre, quien también es considerada
inferior y es aquella quien debe atender el hombre. Son los hombres quienes
deben tomar la iniciativa, desarrollado como un aspecto inherente a su
superioridad (machismo). Son las mujeres también quienes colaboran en su propia
dominación, por ejemplo al permitir la tomada de pelo en relación con el sexo y
sus continuadas bromas.
Racismo
3 grupos étnicos visibles en la estructura escolar: caucásicos, asiáticos e
hindúes. Estos grupos están claramente separados. El racismo es visible dentro
de los grupos en la escuela existiendo también a veces oculto, en las
estructuras propias de la misma. Para los colegas existe un rechazo hacia los
otros expresado verbalmente en un tono despectivo, que incluso es trasladada al
ámbito sexual. Ésta tensión generada veces desemboca en la violencia a
diferencia del racismo proveniente de los profesores considerado menos virulento
(expresado en una existente “simpatía”). El racismo de los profesores se
relaciona con la inmigración masiva que aparentemente interrumpió el orden y la
tranquilidad existente previa a esta corriente.
3. Forma clasista e institucional de la cultura
Forma clasista:
Contextualización de la contracultura: la clase obrera (cultura de la fábrica).
Ambas buscan significados e imponen marcos conceptuales. Comparación y análisis
de ambas culturas, desde la contracultura en un posterior trabajo dentro de la
fábrica. La masculinidad y la rudeza de la cultura contraescolar, refleja uno de
los temas centrales de la cultura de la fábrica (esencialmente masculina, hacer
bien el trabajo duro).
Otro tema principal, intento de ganar control informal sobre el proceso del
trabajo (limitación de la producción, esquivar el trabajo), en el caso de la
cultura contraescolar, reflejado en la búsqueda del control de las clases,
construir horarios, etc.
La cultura de la fábrica descansa en la misma unidad organizacional que la
cultura contraescolar: estrategias de liberación del control por parte de la
autoridad: organización informal; mostrando la misma actitud hacia los
conformistas y chivatos en ambos casos; una forma distintiva de lenguaje y un
desarrollado humor (bromas).
Hay un rechazo visible del trabajo de la escuela por parte de los colegas y el
sentimiento de que tienen un conocimiento paralelo al de la fábrica en la que la
práctica es más importante que la teoría. Contemplado como una función de clase
del conocimiento rotunda. Existe un reconocimiento incluso por los
no-conformistas, pero de alto status social, en la importancia social de la
teoría, la titulación como elemento de selección y movilidad en una sociedad de
clases. Aunque la oposición institucional es diferente en su expresión de clase,
es la conjunción crucial de la oposición institucional y un contexto obrero lo
que concede un carácter especial y significación a la cultura de los colegas.
La cultura contraescolar debe ser situada dentro del patrón de la cultura
obrera. Dentro de un mismo nivel en la sociedad de clases, comparten propiedades
estructurales básicas, enfrentando problemas similares. La escuela estatal en el
capitalismo avanzado, y las manifestaciones más obvias de la cultura obrera
oposicional dentro de ella, es un ejemplo de conflicto mediocre de clases y que
contribuye a reproducir no sólo una cultura regional sino además una cultura de
clases.
Diferenciación y el paradigma de la enseñanza: La diferenciación es el proceso
por el que los típicos intercambios esperados en el paradigma institucional
formal son reinterpretados y diferenciados en función de los intereses y
sentimientos de la clase obrera (intrusión de lo informal en lo formal) La
integración es lo opuesto, las oposiciones e intenciones de clase se redefinen,
en conjuntos de relaciones e intercambios institucionales aparentemente
legítimos (la constitución progresiva de lo informal en el paradigma formal).
Como resultado de la diferenciación, los temas y actividades de la clase obrera
reelaboradas y reproducidas en formas institucionales particulares del paradigma
institucional formal. Dentro del paradigma oficial (la institución escolar) la
diferenciación del mismo produce formas de cultura contraescolar.
Dentro del paradigma oficial, el profesor concepto legitimado y que exige
obediencia (reconocimiento del respeto para el control). El conocimiento como
bien escaso, concede una superioridad moral. En el intercambio del conocimiento
existe una legitimación como marco de sustento (base material de edificios, su
organización, sus horarios y su jerarquía). Al profesor, el estado le concede un
control formal sobre los alumnos, pero ejerce su control social a través de un
paradigma educacional. Otra variante del paradigma básico es un producto de una
prolongada experiencia en la escuela (otro intercambio esperado): respeto,
cortesía. Al producirse la diferenciación la superioridad del profesor se niega,
ya que su eje se encuentra desequilibrado, entonces lo que él ofrece es
contemplado como algo inferior, el marco que garantiza el intercambio de la
enseñanza es observado con sospecha y contemplado cada vez más en su dimensión
represiva. Para los colegas se presentan otras formas de valoración del yo y
otras formas de intercambios, la autoridad del profesor se torna en la autoridad
del carcelero. La re-evaluación del yo y del grupo proviene de las áreas
“privadas”, experiencias derivadas en el ámbito exterior a la escuela,
arrastrando un contenido cada vez mayor de valores, actitudes y practicas de la
clase obrera. Los padres y la familia, como el lenguaje utilizado en el hogar
son influyentes de la cultura obrera. Todos estos valores y sentimientos,
trabajan en contra de la escuela, suministrando materiales concretos para la
diferenciación. En el caso del joven y su creciente desarrollo cultural, le
sitúa a una posición de competencia con su padre y le concede una especie
pretendida de seudo-dominación sobre su madre. A diferencia del joven de clase
media, quien mantiene una relación de dependencia con su padre y cuyo eje
hogareño es similar al de la escuela.
Relaciones post-diferenciadas
El paradigma de la enseñanza se contempla cada vez más de un modo coercitivo, la
experiencia de la escuela es algo a lo que los colegas quieren escapar. Una de
las fuerzas más opresivas es la actitud despectiva del profesorado, quienes
suelen violentarse cuando el paradigma educacional recibido deja de funcionar.
Los colegas con muy sensibles a esta clase de ofensas; a medida que incrementa
la presión también lo hace el mal comportamiento, la oposición, etc.
4. Fuerza de trabajo, cultura, clase e institución
Observar el proceso de preparación subjetiva de la fuerza de trabajo, dando
lugar al resultado más profundo de la cultura, su principal lógica y dinámica.
Se ha intentado demostrar que mediante estudios determinados, existe una
variedad de riquezas e intereses capaces de que sean complementadas en una
amplia variedad de trabajos. Este intento es prácticamente fallido porque no hay
un alcance hacia la mayoría de los jóvenes de la clase obrera. Cuando el
paradigma de la enseñanza se encuentra diferenciado, cuando la paciencia se ha
agotado, se acude a la forma unilateral, potente y burda de
relevancia/progresismo en un intento de mantener el eje de control. Los valores
laborales se sustentan sobre la escuela para descalificar el comportamiento de
los no-conformistas; adquiriendo un tono co-operativo: “si no cooperas o
cambias, perjudicarás tu futura vida laboral”. Existe un rechazo a la idea de
los títulos, que para quienes constituyen el brazo práctico del poder del
conocimiento definido institucionalmente. El mundo adulto obrero, el ambiente
prevaleciente de practicidad en las prácticas fabriles y la desconfianza en la
teoría que allí se da, fortalecen esta clase de perspectivas.
Continuidades:
La cultura de la fábrica tiene los mismos determinantes que la cultura
contraescolar, y que la primera es un importante soporte para la segunda. En el
caso de la futura situación de trabajo debe existir un “ethos” masculino, donde
la gente no sea “amariconada”, donde “sean capaces de desenvolverse por sí
mismos” y donde “el papeleo” sea despreciado en lugar de “hacer cosas de
verdad”. La división entre conformismo y no-conformismo tiene lugar entre los
distintos tipos de futuro. La división pringaos y colegas es considerada como
una probable división futura entre cualificados y no cualificados o trabajos de
“cuello blanco” y trabajos de “cuello azul”.
Trabajos:
La elección de un trabajo particular no importa para los colegas, la mayoría de
los trabajos manuales y semi-cualificados son iguales. La elección del mismo
aparece como fortuita y no iluminada por alguna técnica racional. La mayoría de
los trabajos son compensados con la necesidad abrumadora de dinero inmediato. La
supuesta diversidad de trabajo es presentada en el programa de orientación
profesional es rechazada en modo explícito. “Es solo una manera de ganar
dinero”.
El “yo”: se refiere al aprendizaje de un cierto sentido subjetivo de la fuerza
de trabajo y del modo apropiado, esencialmente masculino, de desplegarla. No se
espera conseguir una satisfacción en el trabajo. El status y la identidad se
construyen dentro del grupo, con recursos de la cultura obrera y especialmente
sus temas de masculinidad y rudeza. Para los colegas el trabajo en la sociedad
moderna es un elemento de constricción (acción de obligar por la fuerza)
subjetiva; esto se consigue a través de una definición del trabajo como una
actividad enfatizadamente manual más que mental. Esta idea de la fuerza de
trabajo como una separación del “yo” vital de la esperanza de satisfacción
intrínseca en el trabajo y como una actividad manual, no debilita el sentido de
la superioridad de los colegas. La fuerza de trabajo es el material a través del
cual la importancia de otras cosas distintas de su objeto inmediato pueden ser
expresadas; significa el alejamiento de la escuela, diferenciación con los
pringaos, expresa masculinidad al tiempo que la oposición a la autoridad,
agresividad, acceso al mundo de gustos adultos, etc.
Llegando:
Los tipos de trabajos (ayudante de fontanero y albañil, ajustador de neumáticos,
aprendices en el manejo de máquinas en una fábrica) conseguidos por los colegas
fueron encontrados fácilmente, un año después, la mitad de ellos había dejado su
primer trabajo.
La cultura obrera, de la que sus respuestas son parte, no es normalmente una
cultura de celebración, es básicamente una cultura de compromiso y ajuste,
haciendo lo mejor en condiciones duras y embrutecedoras. Durante un período
específico de sus vidas, los colegas creen que habitan en torres donde no llega
el dolor, éste es un período de confianza inexpugnable. Éste es un aspecto
contradictorio de la cultura obrera, ya que, a medida que la fábrica se
convierte en una prisión, la educación es contemplada retrospectivamente como la
única salida. La celebración cultural ha durado lo suficiente para hacerles
traspasar las puertas de la fábrica de la que no puede salir. Se afianza el
fatalismo obrero y la inmovilidad, cuando se conocen las respuestas es demasiado
tarde para aplicarlas. La vuelta de tornillo consiste en que el significado del
mito no está claro para quienes lo viven y tienen una oportunidad de cambiarlo.
Parte II
5. Penetraciones:
Impulsos dentro de una forma cultural hacia la penetración de las condiciones de
existencia de sus miembros y su posición dentro del todo social, de un modo no
central, esencial o individual. La limitación en cambio refiere a obstáculos
desviaciones y efectos ideológicos que confunden e impiden el desarrollo total y
la expresión de estos impulsos. La penetración parcial refiere a la integración
de estos dos términos a una cultura concreta. Las penetraciones están ligadas,
de manera compleja por medio de las limitaciones.
Existe una base racional para los resultados que parecen ser irracionales y
regresivos. En la cultura obrera, hay un momento en que la entrega de la fuerza
de trabajo manual representa al mismo tiempo la libertad, elección y la
inserción precisa a un sistema de explotación y opresión para la gente de clase
obrera; la primera promete futuro, la segunda muestra el presente. Las
penetraciones culturales de las relaciones fundamentales y categorías de la
sociedad pueden ser racionales y creativas. El objetivo de la creatividad es
algo descubrir y no imaginado. Se debe distinguir entre el nivel de lo cultural
y el nivel de la conciencia práctica en la especificación de la creatividad y la
racionalidad. La conciencia puede ser la orientación más pobre y menos racional.
Es el aparente ascenso cultural de la clase obrera lo que trae el infierno de su
propio presente. El grupo puede ser considerado como un sujeto por derecho
propio, tiene el impulso interno para encontrar un objetivo específico a su
propio nivel de un modo no limitado por el conocimiento previo o la experiencia
de sus miembros individuales.
Penetraciones: Educación y títulos
El rechazo a la escuela y a los profesores de los colegas puede ser interpretado
bajo la luz de una penetración del paradigma de la enseñanza. La cultura
contraescolar explora y expone críticamente las contradicciones que se dan en el
seno de la educación. Éstas pueden agruparse en 3 grupos, orientadas a
desenmascarar la naturaleza del equivalente que se le ofrece:
La cultura contraescolar esta implicada en una valoración sutil de las
recompensas del conformismo que pretende la escuela para los jóvenes de la clase
obrera. Implica un escepticismo asentado acerca del valor de los títulos con
relación a lo que debería sacrificarse para obtenerlos. La gratificación
inmediata es un estilo de vida y ofrece lo que un pringao podría conseguir en
diez años. La posibilidad real de movimiento ascendente parece tan remota como
falta de sentido, para los colegas el éxito significa ser aprendiz de un trabajo
de oficina, parecen ofrecer poco y exigir mucho. La opción cultural es la opción
a favor de la aventura incierta de la sociedad civil contra la seguridad
contractiva del conformismo.
La cultura establece una valoración de la calidad del trabajo disponible. Las
formas concretas de los trabajos disponibles alcanzan un nivel estándar,
requieren poca habilidad y poco aprendizaje. Existen razones objetivas para
cuestionar si es sensato invertir el “yo” y sus energías en títulos cuando su
eficacia debe ser puesta en duda, ya que los títulos no actúan para empujar la
gente hacia arriba sino a mantener en sus sitio a quienes ya han alcanzado la
cumbre. La negativa a competir en la cultura contraescolar, rechaza el complot
para su supresión por medio del sistema educativo.
La cultura contraescolar efectúa una penetración real de lo que podría
denominarse diferencia entre la lógica individual y la lógica grupal en la
educación moderna. Para el individuo de clase obrera la movilidad en la sociedad
puede significar algo, alguno de los individuos pueden hacerlo. Sin embargo para
la clase y el grupo la movilidad no significa nada en absoluto. EL individuo
podría ser convencido por aquello que la educación afirma ocurre en la sociedad,
pero la cultura contraescolar “conoce” lo que hacen el estado y sus aparatos
(exclusión elitista de la masa por medio del falso recurso del mérito)ésta y
otras formas culturales de la clase obrera contienen elementos que llevan a una
profunda crítica a la ideología dominante del individualismo en nuestra
sociedad.
Fuerza de trabajo: una mercancía distinta
La cultura contraescolar confronta la realidad de la institución escolar y
explora la naturaleza especial de la fuerza de trabajo. El compromiso a trabajar
y el conformismo en la escuela es la entrega de algo finito. El derrocamiento
del intercambio escolar, paralelo a las formas básicas del intercambio en el
capitalismo adopta la forma de penetración cultural dado el hecho de que
mientras la fuerza de trabajo es comprada y vendida en el mercado, no es una
mercancía cualquiera, sino distinta. Los es porque no es una cantidad fija y
porque la fuerza de trabajo es el único elemento variable del sistema
capitalista. El trabajo puede producir más en valor de lo que supone su salario.
La cultura contraescolar responde a la naturaleza de la fuerza de trabajo, por
instinto limitándola. En el marco teórico del sistema capitalista, el trabajador
a u precio como cualquier otra mercancía, pero la entrega como expresión
completa de sus poderes naturales variables, por lo tanto puede producir más que
su precio. Esa “equivalencia” (encerrada también en el Estado y sus leyes de
explotación intrínsecas) entre el salario y la fuerza de trabajo convence al
trabajador en cláusulas de un contrato. En esencia, se compra una capacidad
infinita por una suma finita (la productividad del capital es la productividad
liberada por al fuerza de trabajo entregada como una capacidad y no como una
cantidad). El salario semanal desmenuza las semanas, las cantidades de esfuerzo,
haciendo al salario más justo y a la explotación subyacente, más llevadera. Los
colegas contemplaban su fuerza de trabajo como una barrera contra las demandas
no razonables del mundo del trabajo, ésta penetración cultural está conectada
con la naturaleza de la cultura. La falsa libertad prometida por el capitalismo
es rescatada por un grupo de individuos que comprenden en común aquellas partes
de sí mismos salvadas de la absorción de la producción. Para los colegas como
una libertad distorsionada en las calles discotecas, peleas, etc. Los productos
de esta habilidad de la clase obrera (examen profano de los formal, determinado
lenguaje, solidaridad oposicional, humor y estilos basados en la vida laboral,
etc.) no surgen de modo pasivo, sino de una respuesta creativa a las demandas
del capitalismo.
Trabajo general abstracto: gasto de fuerza de trabajo humano en general,
independientemente de su forma concreta; es el trabajo que crea el valor de la
mercancía.
No existe una diferenciación para los colegas entre los tipos de trabajo
disponibles, tanto que la elección es a veces accidental. Esto puede ser
contemplado a la luz de la penetración del papel del trabajo en la estructura
moderna de la producción capitalista. El común denominador de todo este trabajo
es que la fuerza de trabajo produce al capital más de lo que le cuesta. No
importa que producto se haga, lo que realmente se hace es dinero. No existe un
interés inherente en cual pueda ser el uso de los objetos, solo el beneficio que
pueda obtenerse de su intercambio. Por lo tanto, la forma de trabajo implicado
no importa al capital más de lo que pueda importarle la naturaleza del objeto
particular producido. Dada su forma concreta y particular, carece de
importancia; a lo que es común a todo el trabajo asalariado.
El movimiento unificado del tiempo lineal característico del sistema capitalista
ejerce el efecto ideológico de un sentimiento de sociedad homogeneizada,
suprimiendo la noción de que los diferentes grupos sociales pueden tener tiempos
diferentes, o carecer de tiempos. Para la cultura contraescolar, existe un
rechazo del orden artificial del tiempo burgués, este es un efecto no
pretendido, que refuerza las prácticas culturales. El trabajo abstracto como
principio vital en las relaciones sociales produce formas empíricas de sus
tendencias (la descualificación, el trabajo concreto se está convirtiendo en
trabajo no cualificado). Para el trabajo concreto de la fuerza de trabajo
individual en la fábrica es irrelevante con tal de que no detenga el ritmo de
producción. La producción en masa y la maquinación, es el acercamiento del
trabajo abstracto al concreto.
La indiferencia por parte de los colegas hacia el trabajo al que acceden, es la
forma de penetración cultural de sus condiciones reales como miembros de una
clase. Este reconocimiento cultural de la forma de mercancía es la precondición
vital para la limitación de la absorción de estos elementos y para la
explotación y celebración cultural por los colegas de sus propias capacidades
para sus propios fines y propósitos.
6. Limitaciones
La lógica pura de la penetración cultural es convertida en una lógica parcial
por la fuerza de las limitaciones y las distorsiones.
Divisiones:
Las penetraciones culturales son reprimidas, desorganizadas y se les impide
alcanzar su plena potencialidad o articulación política por medio de divisiones
profundas. Las dos más importantes son las referidas al trabajo mental y al
trabajo manual y las relativas al género. El individualismo no es derrotado o
rechazado por lo que es en sí, sino por su participación en la máscara escolar
donde el trabajo mental es asociado a la autoridad injustificada y con títulos y
promesas ilusorias. Los colegas permanecen juntos, en un lado de la línea,
dejando en el otro el individualismo y la actividad mental. EL mundo se divide
en aquellos buenos con sus manos y aquellos buenos con sus cabezas. La actividad
manual asume un significado y una expresión crítica. Aquí se ve la
contradicción, son derrotados algunos aspectos de la ideología dominante, pero
elimina una estructura mayor más inconsciente, para lograr su (pírrica; daña más
al vencedor que al vencido) victoria. El individualismo penetrado por la cultura
contraescolar pero, de hecho, produce división. La otra gran división que
desorienta la penetración cultural es la dada entre hombres y mujeres. La
cultura contraescolar masculina promueve su propio sexismo. Se persigue a las
chicas, incluso rudamente para conseguir su favor sexual y a menudo son
despreciadas y catalogadas de “facilonas”. En su sexismo la cultura
contraescolar refleja al a cultura obrera general.
Fuerza de trabajo y patriarcado:
De acuerdo con la ideología dominante los trabajadores mentales tienen derecho a
condiciones legítimas y culturales superiores. Se considera que el trabajo
mental es más excitante y, por lo tanto, justifica salarios mayores. El hecho de
no todos aspiren a las recompensas del trabajo mental requiere explicación. La
manera en que se supone que todos persiguen los mismos objetivos sugiere que
aquellos que están en la base de una sociedad de clases, lo creen así, debido a
su menor capacidad para lograr estos objetivos. Aceptan las mismas normas y
objetivos del juego. Se produce una inversión de la ideología, no aceptando esta
“inferioridad” en su lugar, invirtiendo la valoralización del gradiente
mental/manual, los colegas prefieren y se afirman a sí mismos a través del
trabajo manual. Ésta división se produce en la articulación concreta en el lugar
de las clases sociales de dos estructuras que el capitalismo puede separar en el
ámbito de la abstracción: el patriarcado y la división entre trabajo manual y
mental. El trabajo manual es asociado a la superioridad social de la
masculinidad y el mental con la inferioridad social de la femineidad. Un miembro
de la cultura contraescolar sólo puede creer en la femineidad del trabajo de
oficina mientras que las esposas, las novias y las madres sean contempladas como
limitadas, inferiores o incapaces en otras cosas. Existe entonces un resultado
de estas valoraciones cruzadas como consecuencia del flujo de la penetración
cultural, se denotan dos procesos importantes: En primer lugar, la asociación de
clases diferentes de trabajo con diferentes géneros sexuales confirman la
naturaleza de la división en el mundo del trabajo. Los colegas rechazan la
actividad mental no solo como consecuencia de su experiencia particular de la
institución escolar, sino también porque se contempla como una actividad
afeminada. Muchas de sus actividades mentales y de sus sentimientos se expresan
y se ejecutan a través de lo cultural, la moda y lo concreto. En segundo lugar,
el trabajo manual está revestido de cualidades masculinas y concede ciertas
sugestiones físicas a los colegas. Lo que suministran tanto el trabajo como el
propio sacrificio para hacerlo son materiales de un autoestima elemental, deriva
del logro de un propósito que no todos pueden conseguir. El salario masculino es
central, ya que es obtenido de una manera masculina en confrontación con el
mundo real, siendo demasiado duro para las mujeres, en otras palabras consolida
la idea de que es el hombre quien “lleva el pan a la mesa”. El patriarcado y sus
valores asociados, es uno de los ejes del capitalismo en su preparación compleja
e involuntaria de la fuerza de trabajo y en la reproducción del orden social.
Ayuda a suministrar las condiciones humanas reales y culturales que en sus
caminos continuamente destruidos, reconstruidos, frágiles, inciertos,
involuntarios y contradictorios permiten que roles subordinados sean aceptados
en el seno de la democracia liberal.
Racismo y fuerza de trabajo:
La división racial, junto con las divisiones de sexo y trabajo ayuda la
posibilidad de división. Da lugar a una subclase que es explotada más
intensamente que la clase obrera blanca; que esta incluso, explota indirecta y
parcialmente a estos grupos determinados. El racismo divide a la clase obrera
tanto material como ideológicamente. Estos inmigrantes pertenecientes a la clase
obrera son limitados al ejercicio de los peores y más duros trabajos disponibles
que precisan de una mayor rusticidad y fuerza para su cometido. Éste trabajo más
duro y menos atrayente no es necesariamente masculino, sino puede ser
despreciado llamándolo sucio o inaceptable por su asociación con el trabajo
inmigrante.
7. El papel de la ideología
Importante interacción entre esta y la cultura. La ideología influye y es
influida, produce y en parte, es producida. La ideología es influida por la
producción cultural, por eso contiene moralidad y efectividad, en el seno del
proceso cultural. Hay dos aspectos informales de la ideología: La confirmación;
confirman aquellos aspectos y resoluciones de los procesos culturales que son
mas parciales para la organización social actual de los intereses y la
producción. Y dislocan, (aportando algo nuevo al sistema) aquellos que retienen
un grado de penetración crítica de ese sistema.
Confirmación:
El servicio de orientación profesional es la fuerza ideológica más explícita que
se cierne sobre los colegas durante su preparación para el trabajo. Relacionados
en la medida en que es el ambiente de la vida laboral; fascinación con los
procesos y las máquinas; la división entre aquellos que trabajan con sus cabezas
y aquellos que trabajan con las manos. Todo esto proviene de la exposición de
determinadas películas en las que se ve trabajando a las personas de la clase
obrera, de la desconcertante variedad de trabajos disponibles y de la película
en que la máquina es puesta en movimiento instintivamente. El ejemplo más claro
es el de la diferenciación del rol entre los sexos en las películas. Una de las
funciones generales de la ideología es la manera en que convierte las
resoluciones y resultados culturales inciertos y frágiles en el naturalismo
omnipresente. Las producciones culturales son moldeadas, concretizadas y
apoyadas para formar un denominador cultural real y vivido que permiten a todas
las clases ir juntas en una especie de consenso que es la base para la
reproducción del “statu quo” y del escenario armado de la democracia. Da lugar a
las divisiones sociales naturalizadas, a un chovinismo sexual, al sentimiento de
que el sentido del mundo es el sentido del trabajo.
Dislocación:
Una de las características de la ideología es característicamente involuntaria.
La forma dominante de la orientación profesional, enfatiza la diferenciación
real de las oportunidades de empleo y su capacidad para satisfacer la variedad
de aspiraciones y enseñanzas humanas. Esta confianza es desviada ampliamente y
su falsa lógica es penetrada por la cultura contraescolar. Ésta confianza es muy
fuerte y ayuda a dislocar las penetraciones culturales. El efecto de esta
confianza es invertido y actúa centrípetamente, no para hacer varios trabajos,
sino para descentrar a la causa de su similitud. Las películas, la sucesión de
oradores, y la presión del profesorado para elegir entre las opciones; todo esto
actúa, no para mostrar la variedad de trabajos, sino para enseñar la asombrosa
similitud del trabajo ante la tal supuesta variada área. La presión para buscar
trabajo es mucho peor ahora que antes. A veces incluso se logra una dislocación
más directa que contribuye a la supresión de las penetraciones culturales por
medio del énfasis en el invidualismo. La orientación profesional (ideología)
produce ciertos efectos dislocadores, como los anteriores y contribuye a
producir una característica inmovilidad en la clase obrera. Es la naturaleza
humana y no el capitalismo la trampa, la ideología ha contribuido a producir
eso, es creída porque en parte, es hecha por sí misma.
El interlocutor interno:
La debilidad fundamental de las formas culturales es la naturaleza mediada de la
experiencia personal y de la validación tal y como se despliegan y son influidas
por las penetraciones culturales. La naturaleza de la informalidad como modo de
oposición en esta sociedad es que se reserva a sí mismo como una excepción a la
regla. Cada colega ocupa la contradicción a su manera, con diferentes presiones
de sentimiento y distintas clases de resolución.