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Teoría del Estado | Resumen del libro "Teoría y Crítica del Estado" de Anibal D'Auria | Cát.: Resnik - D'Auria | 2° Cuat. de 2013 | Altillo.com |
Teoría es un sistema de proposiciones acerca de algo. Existen 3 tipos de
teorías: las explicativas, que hablan de las cosas como son, dan una explicación
de la realidad (como las teorías científicas), buscan la verdad. Las teorías
normativas, en cambio, no hablan del ser, sino del deber ser. Dan una propuesta
o solución a una cuestión determinada. No intentan explicar la forma en la que
funcionan las cosas, sino cómo deberían funcionar y por qué. No tiene
pretensiones de verdad, sino de ser aceptada. Las teorías críticas son las que
toman una teoría existente y la someten a una observación, intentando extraer de
ellas aquellas proposiciones que han sido hechas en base a prejuicios. Es una
observación de la observación.
Definir la política es algo que se ha intentado hacer desde la antigüedad misma,
desde la filosofía. El pensamiento presocrático ya se encargaba, de una forma
general, de reflexionar sobre la política.
Con los sofistas, la política aparece como un área específica de conocimiento,
aunque sin existir una teoría política, ya que sólo enseñaban la técnica, no un
conjunto de proposiciones sistemáticas. Los sofistas aprendían y enseñaban a
utilizar el lenguaje en su propio beneficio, mediante la retórica. Gracias a ser
viajeros, encontraron diferentes culturas, y por lo tanto, la existencia de
instituciones políticas mutables. Y para triunfar en cada una de esas culturas,
era necesario llevar a cabo un realismo político, es decir, adaptarse a las
reglas de cada polis.
Con Platón se continúa la descripción de la política. Posterior a los sofistas,
ve en ellos la razón de la caída del esplendor griego, por considerarlos
corruptores de la sabiduría. Realiza una extrapolación de la estructura del alma
individual, compuesta por apetito, voluntad y razón, siendo que el hombre
virtuoso es quien subordina todo a la razón. Compara la estructura del alma con
la sociedad, existiendo los productores (que poseen templanza), los auxiliares
de los gobernantes (que poseen disciplina y valentía) y los gobernantes (que
posee sabiduría). Separa el conocimiento en doxa y episteme, siendo el primero
lo obtenido a partir de los sentidos, y lo segundo a partir de las ideas. Los
únicos capaces de obtener este conocimiento a partir de las ideas son los
filósofos. Por lo tanto, son ellos quienes deben gobernar.
Aristóteles, discípulo de Platón, es un tanto más empirista. Considera que la
polis gobernada por el filósofo es casi imposible, pero busca crear una polis
donde el filósofo pueda realizar sus actividades de forma libre, sin que se lo
obligue a beber la cicuta. Busca, por lo tanto, la mejor polis posible. Si bien,
al igual que Platón, es una teoría normativa, intenta ajustarse más a la
realidad.
Metáfora organicista.
De esta forma, los sofistas, Platón y Aristóteles formaron el pilar básico de la
política en la antigüedad, pero no logró diferenciarse de la metafísica ni de la
ética. Con el medioevo, todo posible desarrollo se vio imposibilitado por la
subordinación al dogma religioso, y es recién durante la modernidad con
Maquiavelo que se retoma la teoría política. Se nota un progreso en la forma de
escritura, ya que se comienza a diferenciar claramente el ser del deber ser.
Así, encontramos que en su obra El Principe, realiza una teoría explicativa de
cómo se conquista y conserva el poder en los principados. Explica la existencia
de repúblicas o principados, y su importancia no es tanto el contenido de su
obra, sino la clara aparición de teorización explicativa de la política,
separándola de las demás ciencias.
La definición de política varía de acuerdo a qué teoría y autor se lea.
El universo político está compuesto por relaciones humanas, donde existen varios
individuos con valores e intereses contrapuestos entre sí, y que intentan ser
resueltos sin violencia física. Los métodos no violentos se llaman técnicas de
influencia y pueden ser de 3 tipos: amenaza (de no hacer X cosa, se sucede X
sanción), contraprestación (de determinada acción se deriva un premio) y la
argumentación (donde la otra persona se reconoce con sus propias ideas y se
establece un debate en base a argumentos). Las primeras dos se reconocen como
acciones estratégicas, puesto que se toma a la otra persona como un objeto,
mientras que la tercera es una acción comunicativa, puesto que la otra persona
se reconoce como tal.
Definiendo a la política de esta forma, se puede notar que todos, en todo
momento de su vida, están haciendo política, ya que buscan imponer sus propios
intereses. En este sentido amplio, se puede llamar “politicidad”. En cambio,
aquellas personas que se dedican exclusivamente al mundo político, de forma
técnica y profesional, son los verdaderos “Políticos”. Para entender quién es
político y quién no, el político es aquel que en su acción utiliza su influencia
para conseguir más influencia (del mismo modo que el capitalista utiliza capital
para conseguir más capital). Se puede analizar la política en base a los métodos
empleados, a la finalidad que persigue y a qué valores la motivan. Del universo
político se desprenderán tres elementos: un régimen de poder, un régimen
normativo (o derecho) y un conjunto de creencias políticas predominantes que
explican el funcionamiento del universo político.
Poder es un concepto diferente al de influencia. La influencia es el componente
subjetivo, es decir, es la capacidad que tiene una persona de determinar el
comportamiento de otra. Por su parte, el poder es la objetivación de esa
influencia, que genera un tipo determinado de relación. Nadie tiene el poder,
sino que es algo que circula entre los hombres.
Dependiendo de qué influencia haya, existirá un tipo de régimen de poder. Cuando
la técnica de influencia que prevalece es la amenaza, se dará un régimen de
poder autoritario. Cuando prevalece la contraprestación, un régimen de poder
poliárquico, y cuando prevalece la argumentación, un régimen de poder
comunicativo.
El régimen normativo, por su parte, son aquellos intereses que los grupos más
influyentes han conseguido imponer como intereses comunes a todos, generando el
derecho positivo que ayuda a defender estos intereses. De esta manera se da una
reciprocidad entre el régimen de poder y el normativo: el primero otorga al
segundo efectividad, y el segundo al primero legalidad.
Finalmente, el tercer elemento son las creencias políticas. El grado de
aceptación que la gente otorgue a determinado tipo de régimen se le conoce como
legitimidad. Un tipo de régimen puede ser considerado legítimo aun cuando no
posea efectividad o legalidad, y tiene raíz en la ideología de la población.
Existen dos tipos de creencias políticas: las conservadoras (que atinan a
mantener el orden vigente) y las transformadoras, que pueden ser reformistas
(buscan cambiar sólo en parte el régimen vigente) o radicales (buscan un
completo cambio de frente de los regímenes)
A la hora de definir el Estado surgen diferentes acepciones que pueden generar
confusiones. Se pueden distinguir tres definiciones para Estado. La primera es
la que considera al Estado como la suma entre territorio, población y un régimen
de poder. La segunda se refiere tan sólo al tercer elemento, es decir, al
régimen de poder. La tercera acepción es la más científica y aceptada como la
definición real de Estado, y se refiere a una creación de la Modernidad, cuyas
características son una profesionalización y exclusividad de las fuerzas
armadas, una burocracia (es decir, funcionarios públicos pagos), la posibilidad
de extraer recursos de su población (impuestos), sistematización del sistema de
derecho y el monopolio del uso de la fuerza física. De esta forma, el Estado
queda definido como forma de orden político, característica de las sociedades
modernas, fundada en el monopolio de la coacción sobre determinado territorio
por parte de una jerarquía burocrática, policial-militar, jurídica e impositiva.
Con el Estado definido, se puede rastrear ciertas formas similares al Estado,
pero que no llegan a ser tales, en la Antigüedad. Estas son por ejemplo las
polis griegas, normalmente traducidas como ciudades-estados, que si bien eran
una forma de organización política, no cumple las características descriptas
anteriormente. Además, existen los llamados proto-Estados, muy similares a los
Estados modernos y de los cuales se han heredado las características actuales,
como por ejemplo, la Iglesia Romana.
La primera expresión histórica del Estado como tal es el Estado absolutista,
cuyos principales exponentes teóricos fueron Bodin y Hobbes. Suponían la
existencia de un poder absoluto que dictara las leyes como forma para acabar con
las guerras civiles religiosas existentes en Europa.
El primero perteneció a un grupo llamado “politiques”, y propuso una monarquía
con un poder perpetuo (que no tenga plazos), absolutos (que ninguna institución
estuviese por encima) e indiviso (contraria a la teoría de la división de
poderes). Admitía ciertas restricciones al poder soberano: los derechos
naturales, las leyes de sucesión al trono y ciertos límites a la política
impositiva. El ejercicio del poder podía ser legítimo, tiránico, o despótico.
Hobbes, por su parte, viene a continuar la teoría de Bodin de un poder absoluto,
pero con ciertos cambios. Considera que el hombre en estado de naturaleza es
egoísta y competitivo, que es su propio peor enemigo, y para acabar con este
estado de guerra constante, es necesaria la firma de un pacto ficticio que ceda
todos los derechos a un único soberano que tendría un poder absoluto, sin ningún
tipo de restricción, que gobierna mediante el miedo (desarrollar más si lo pide
puntual en base a TGD). Metáfora teológica y mecanicista.
La segunda expresión histórica del Estado es el Estado Liberal Clásico es una
forma completamente opuesta al Estado Absolutista. Mientras que el primero se
presentaba como garante de la paz social, el nuevo Estado (surgido a partir de
las revoluciones, en especial la francesa) se destaca por asegurar las
libertades individuales. Aparece el concepto de sociedad civil, es decir,
aquello que el Estado resguarda. Los principales teóricos de este tipo de Estado
fueron Montesquieu, Locke y Constant. La idea principal era una
despersonalización del Estado dividido en poderes (teoría de la división de
poderes), sometido al derecho, en particular, a la Constitución (teoría del
poder constituyente), y la garantía de las libertades individuales privadas,
aunque no políticas. Para ello, cuentan con las llamadas técnicas jurídicas,
como lo son el control de constitucionalidad, legalización de la oposición, etc
El primero en hablar de una división de poderes fue Locke, quien consideraba la
existencia de tres poderes: legislativo, ejecutivo y federativo, el último
subsumido al ejecutivo, y el mismo al legislativo. Es Montesquieu quien
desarrolla propiamente la teoría de la división de poderes. De ideas
iusnaturalistas, existe una ley natural a la cual la ley positiva debe
ajustarse. Sostiene que la diversidad de regímenes jurídicos se da por los
factores físicos (clima, geografía), por los factores económicos (caza,
recolección, ganadería) y por los factores religiosos. La conjunción de estos 3
factores dará un tipo determinado: un despotismo, a base del temor, una
república, a base de la virtud, y una monarquía parlamentaria, a base del honor.
Tenía en mente un poder legislativo dominado por una nobleza, un poder ejecutivo
en manos de un monarca y un poder judicial en manos de funcionarios temporales.
Ve en el modelo inglés la existencia de éstos 3 poderes.
Sieyès, por su parte, completa la teoría de la división de poderes con la teoría
del poder constituyente, creadora de la Constitución Nacional. Por ello, ésta
teoría se funda en la idea de Nación. Sieyès, mediante una tergiversación del
lenguaje Rousseauniano, ajusta la idea de Voluntad General con Voluntad
Nacional, la misma con Voluntad de la Mayoría y finalmente Voluntad de la
Mayoría con Voluntad de los representantes de la misma. La CN creada a través de
este poder crea poderes constituidos (ejecutivo, legislativo y judicial). Sin
embargo, si se desea reformar la Constitución, es necesario llevar a cabo un
proceso establecido por la misma Constitución para crear un nuevo poder
constituyente, pero que si bien tiene pretensiones de ser igual al poder
primero, se transforma en una ficción. Los juristas han separado al primero
poder constituyente del que se encarga de reformar la CN, siendo el primero el
poder constituyente originario y el segundo el poder constituyente derivado.
Sieyès, a diferencia de Montesquieu y Constant, critica al modelo inglés.
Constant, otro gran teórico del modelo clásico liberal dedica su obra a
diferenciar la libertad antigua de la libertad moderna. La libertad antigua era
una libertad en el ámbito público, pero una “esclavitud” en el privado. El
objetivo en la antigüedad era dividir el poder social, mientras que en la
modernidad, la seguridad de los goces privados es el elemento definitorio. Esto
se debe al crecimiento de las repúblicas, al pasaje de la guerra al comercio y
la desaparición de la esclavitud. Además, sostiene Constant que es necesario
ciertos derechos políticos, que funcionen no sólo como garantía de los derechos
individuales (sin derechos políticos, es sólo cuestión de tiempo para perder
también los derechos individuales), sino también como un elemento de educación
para el ciudadano. Constant observa en el modelo inglés la existencia de 5
poderes: el regio, el tradicional, el popular, el ejecutivo y el judicial.
Resulta llamativo que a pesar de que la teoría de Constant y Montesquieu
encuentren su modelo a seguir en Inglaterra, y que la de Sieyès por el contrario
la critique (ya que la CN debería estar basada en la razón, y no en la
costumbre, como la inglesa), ambas hayan sido unificadas como explicación al
modelo teórico del estado clásico liberal. Esto se debe que a pesar de las
incompatibilidades teóricas, comparten un punto en común y es su metáfora
teológica: todos ellos realizan una extrapolación de la teología a la política
(por lo que se comprueba lo sostenido por diversos autores como Donoso Cortés,
Proudhon, Bakunin, Feuerbach, Schmitt y Kelsen en cuanto a la teología como
paralelismo de la política, aunque difieran en el pensamiento de si es
conveniente o no la existencia de la teología). Es fácilmente observable que
tanto Constant como Montesquieu ven en el modelo inglés los principales
atributos del poder divino, repartidos entre los poderes: creador, providencia y
juez. La idea de Sieyès, de la existencia de algo previo y eterno (Nación), y la
idea de Creación y Creado (constituyente y constituido) tiene también una clara
concepción metafórica teológica. La teología ha servido como punto unificador de
dos teorías que en principio resultarían contradictorias.
Debido a las crecientes injusticias sociales surgidas a partir del liberalismo
estatal de ésta segunda forma de Estado, surge la tercera expresión del Estado
conocida como el Estado Demo-representativo, cuyo principal exponente es Mill.
En ésta época, aparecen los primeros movimientos sociales obreros que
transforman poco a poco el Estado. No es una ruptura del modelo liberal clásico,
sino una modificación al mismo. Se le agregan las siguientes características:
legitimidad de los gobernantes basada en el sufragio universal, periodicidad de
elecciones plurales y competitivas, amplia libertad de prensa y expresión,
garantizando la opinión pública, amplia libertad de asociación política a través
de los partidos políticos. Es decir, se produce una apertura política. Si bien
al principio los términos ‘democracia’ y ‘representación’ eran contrarios entre
sí, a partir de la segunda mitad del siglo XIX se los comenzó a tomar como
sinónimos. El EDR se caracteriza por ser un sistema representativo. Existen
varios tipos de Estados, en base a la libertad que promueven tanto para los
derechos políticos como para los individuales. Amplios derechos políticos
equivale a un Estado popular, de lo contrario, será autocrático. Amplios
derechos individuales equivale a Estado limitado, de lo contrario, será total.
La conjunción de los grados de ambas libertades dará un tipo de Estado. El
Demo-Representativo se caracteriza por poseer amplias libertades en ambos
sentidos, por lo tanto, es un Estado Popular Limitado. También puede
caracterizarse en base a su finalidad, aunque esto no define a un tipo de
Estado, sino tan sólo a su orientación, pudiendo ser racista, socialista,
desarrollista o redistribucionista (aunque además existen otros infinitos
objetivos). El Estado Demo-Representativo posee una finalidad
redistribucionista.
Para comprender el funcionamiento del aparato estatal, es necesario dividirlo en
un sistema político y un entorno político. El sistema político no es sólo el
Estado, sino que también comprende el régimen electoral y el sistema de partidos
políticos. El entorno político no es tan sólo la sociedad civil, sino un
conjunto de fuerzas sociales que alimentan el sistema político, es decir, grupos
de presión y opinión pública. El entorno político demanda (inputs) al Estado
respuestas (outputs) a sus exigencias, mediante los partidos políticos. El
Estado toma determinadas decisiones en cuanto a esas respuestas, es decir, se
retroalimentan (feedback). De esta manera, el entorno civil demanda, los
partidos políticos canalizan, y el Estado procesa y responde. Se dice que el
sistema político está compuesto por fuerzas específicamente políticas
articuladas a través de un régimen electoral, mientras que el entorno político
incide en el sistema político, a través del lobbying, que puede ser directo,
semi-directo o indirecto.
Las formas de gobierno del EDR pueden clasificarse en tres grandes grupos:
parlamentarismo, presidencialismo y formas mixtas. En el parlamentarismo, el
electorado elige a los representantes del poder legislativo, y estos eligen al
poder ejecutivo. El poder ejecutivo no tiene un plazo fijado, estará en el poder
en cuanto cuente con el apoyo del poder legislativo. Quien controla el poder
legislativo controla todo el aparato estatal. En el presidencialismo, existe una
mayor división de poderes. El electorado elige por una parte al poder
legislativo y por otro al poder ejecutivo (independientes entre sí), que son
elegidos por separado. De esta forma aparece la posibilidad de que existan
diferencias ideológicas entre ambos poderes. El poder ejecutivo es unipersonal,
se encarna en una sóla persona (presidente), cuyo mandato posee un plazo
prefijado. Finalmente, las formas mixtas combinan ambas formas, con
predominancia de una u otra. El electorado elige a un parlamento, que elige a
una nueva figura, el jefe de gabinete, que funciona como el poder ejecutivo.
Además, el electorado elige a un presidente, pero que cumple la función de un
garante institucional. El parlamentarismo es la forma más simple, mientras que
las formas mixtas son las más complejas.
En cuanto a los partidos políticos, son canales de comunicación entre el entorno
político y el sistema político. Funcionan de una forma binaria: oficialismo y
oposición. Existen diferentes tipos de partidos políticos: los doctrinarios,
cuyo método de captar el interés de sus militantes es a través de un cuerpo de
ideas y creencias, una doctrina (partido comunista); los personalistas, que se
agrupan en base a una figura carismática, que lleva un liderazgo personal (el
peronismo de Juan Perón); y los pragmáticos, que giran en torno a un relato
histórico cambiante, que se ajustan a las exigencias de la sociedad para captar
militantes. Son los llamados “catch all parties” (UCR).
El sistema de partidos puede ser bipartidista, cuando dos partidos tienen
posibilidades ciertas de acceder al poder, tripartidista cuando hay 3, y
pluripartidismo cuando hay más. Quien define la victoria electoral de un partido
es el electorado no cautivo. En los modelos con más de dos partidos, pueden
darse numerosas combinaciones, como un oficialismo compuesto por un solo partido
y una oposición por varios, o viceversa. A una mayor cantidad de partidos,
existe una mayor complejidad.
En cuanto al régimen electoral, siendo lo que articula la relación entre Estado
y partido político, puede ser por representación uninominal o proporcional. El
régimen de representación nominal divide al electorado en tantos distritos
existan en el Estado. Cada distrito votará a su propio representante, que será
sólo uno. El régimen de representación proporcional, asigna las bancas de
acuerdo a la cantidad de votos obtenidos por ese partido. Sin embargo, al
hacerse mediante listas, se produce el efecto llamado listas sábanas en el cual
el electorado desconoce en gran medida la totalidad de a quién vota. El segundo
tipo de representación aparece como más complejo que el primero.
Finalmente, el Estado podrá presentarse como más o menos centralizado, siendo la
descentralización el federalismo. El objetivo de descentralizar el poder, y que
cada distrito (o provincia) se presente como autónoma (en diferentes grados) con
respecto a un poder central, significa la simplificación del sistema, lo que le
permite no sobrecargarse de inputs provenientes del entorno político.
Lo que permite al Estado Demo-Representativo gozar de su legitimidad es lo que
podría llamarse teoría política predominante. Esta se refiere a un “sentido
común” político, que no está por encima del pensamiento de las personas, sino
dentro del mismo, de una forma inseparable. No se concibe la posibilidad de la
existencia de la política de una forma distinta. Este sentido común se basa en
una determinada tradición política (es decir, la teorización de un tipo de
Estado) que acompaña al advenimiento de ése tipo de Estado en particular. Toda
la teoría política predominante, sin importar qué tipo de Estado argumente,
estará basado en un modelo hobbesiano de teoría política, el cual sostiene el
egoísmo innato del hombre, la razón como instrumento, la incapacidad de una
sociedad de existir por sí misma y la necesidad de la existencia de una
autoridad (Estado) para regularla.
Como critica al Estado, a partir del siglo XIX surge una nueva corriente: el
anarquismo, que tiene sus orígenes en el escepticismo griego de Diógenes. La
idea principal del anarquismo es la oposición a todo tipo de principio ordenador
(de allí “Ni Dios, ni patrón, ni Estado”). El pensamiento anarquista encuentra
raíces también en el pensamiento Rousseauniano, del cual toman la oposición a
cualquier tipo de representación (y, por extensión, a cualquier principio
ordenador), aunque critican del mismo la existencia de una autoridad (aunque sea
diferente al Estado en sí). El anarquismo se puede dividir en idea y movimiento.
El primero comprendería la teorización de la filosofía anarquista, mientras que
la segunda es la misma llevada a la práctica, mediante la llamada “propaganda
por el acto”: acciones impactantes (como atentados) que buscan dar a conocer el
pensamiento anarquista y rebelar al pueblo.
El primer teórico que se define como anarquista es Proudhon, en su obra “¿Qué es
la propiedad?”. Considera al hombre con una doble capacidad: por un lado, su
capacidad individual, y por el otro, su capacidad colectiva. Ambas fuerzas se
encuentran siempre en tensión. La capacidad de asociarse de los hombres genera
un plus en su trabajo, puesto que juntos incrementan su capacidad productiva.
Este plusvalor sin embargo es enajenado, ya que se lo adueñan los capitalistas.
La solución económica que da Proudhon es un mutualismo, que es similar al
cooperativismo: los frutos de la producción se divide de acuerdo al esfuerzo
realizado, nadie se queda con el plusvalor. La solución política es un
federalismo, tomando la idea de Rousseau de dividir al territorio en pequeñas
comunas independientes, que se organizan no mediante leyes (que buscan defender
el Estado y la propiedad privada) sino mediante contratos libres, que deben ser
sinalagmáticos, conmutativos, específicos y rescindibles. Bakunin, por su parte,
enfoca su mirada anarquista en la crítica a la teología, sosteniendo que es la
fuente de todo tipo de autoritarismo. El hombre crea un mundo imaginario y un
ser extraordinario para explicar sus propios miedos, y luego se postra ante ese
mismo mundo que él mismo crea. Como hay una gran brecha entre el mundo real y el
otro mundo, es necesaria la existencia de alguien que sirva como nexo entre
ambos: los sacerdotes y por extensión, los gobernantes. Hay que eliminar la idea
de Dios para eliminar el autoritarismo. Kropotkin, que vivió en la época del
auge del darwinismo social, que sostiene la supervivencia de la especie más
fuerte, hace ver que ésta competencia se da entre especies, no intraespecies. La
misma obra de Darwin sostiene que para el desarrollo del ser humano, es esencial
la cooperación.
El anarquismo además se presenta como una filosofía anti-teísta. Desde el primer
debate teológico-político entre Donoso Cortés y Proudhon se observa que todos
los teóricos políticos adhieren en que la teología y la política recorren un
camino paralelo. Para Donoso Cortés, sin embargo, la teología es fuente de la
política y es deseable. Es partidario de un dualismo metafísico, es decir, la
existencia de los dos mundos. Define al anarquismo como una teología demoníaca.
Si bien Proudhon se presenta como un opositor a la teología, es Bakunin quien la
critica fuertemente abogando por su desaparición. Aun así, ambos critican al
liberalismo por ser una postura totalmente tibia. Posteriormente, quienes
retomaron la idea de teología política fueron Schmitt y Kelsen, el primero Nazi
y el segundo liberal. Si bien ambos estaban de acuerdo en que la teología y la
política se relacionan entre sí, para Schmitt el acento está dado en la
teología, siendo la política una secularización. Esto puede observarse en la
idea básica de “creador” (Dios = Estado) y “creado” (Mundo = Sociedad). Es
decir, el Estado crea a la sociedad. Kelsen, crítico de esta postura, sostiene
que no existe el dualismo metafísico, sino que el Estado es tan sólo una
metáfora. Ésta discusión teórica dio paso a una discusión técnica, basada
principalmente en quien debería ejercer el control de constitucionalidad.
Schmitt sostiene que existen quienes crean el derecho y quienes lo aplican, por
lo que quienes deben ejercer el control de constitucionalidad es el creador de
derecho: por extensión, el Reich (poder político). Kelsen sin embargo sostiene
que el órgano que aplica leyes al mismo tiempo crea un derecho. Es decir, tiene
una doble aplicabilidad: mediante la formulación de un sistema piramidal, donde
la CN es la cúspide, los órganos judiciales aplican una ley superior (siendo la
primera ley la llamada ley fundamental, concepto por fuera del sistema de
derecho), pero al mismo tiempo crean una ley inferior, por lo tanto, es una
institución colegiada quien debe ejercer éste control.
La democracia (predominio del pueblo) es un concepto que ha ido variando su
significación desde su mismo principio. La encontramos por primera vez en la
antigüedad, en especial, en Grecia, donde se utilizaba para definir al orden
socio-político compuesto por la Asamblea, el Consejo y las magistraturas. Los
pensadores griegos antiguos veían en la democracia la forma negativa del
gobierno de la mayoría, pensamiento que cambia con Polibio. En la modernidad,
quien retoma el concepto de democracia es Jean-Jacques Rousseau, separando a la
misma con la representación, siendo dos conceptos totalmente opuestos. Se para
desde una posición totalmente opuesta al modelo hobbesiano, ya que considera al
hombre como un ser perfectible (no egoísta por naturaleza, sino histórico,
cambiante), critica a la razón, diciendo que utilizada para los fines prácticos
es astucia y que el cálculo es el origen de los males, que el hombre no está
condenado a ser el enemigo del hombre y que no es necesario adaptar a las
instituciones al pueblo, sino que el pueblo participe activamente.
En su producción crítica, es decir, en su Primer y Segundo Discurso, realiza una
crítica a la sociedad civil de la modernidad. Las “luces” modernas no iluminan,
sino que ci.egan. Rousseau es un pensador moderno, que critica la época en la
que vive. Con el avance tecnológico se dio un retroceso humano.
Rousseau crea un concepto llamado la Voluntad General como teoría normativa del
orden político. En su Contrato Social, dedica el Libro II a explicar el poder
legislativo (decisión) y el Libro III el poder ejecutivo (aplicación). Ambos
poderes deben estar subsumidos al de Voluntad General, el cual no es sinónimo de
voluntad de la mayoría. La Voluntad General es la voluntad de los hombres en
tanto iguales entre sí, olvidando sus particularidades. Se define por su objeto,
por su contenido, no por su sujeto. La ley debe ajustarse a este concepto, por
lo que debe ser votada por la mayoría y su aplicabilidad debe ser a todos por
igual. Cuanto más grande es el número de la población, más débil es la Voluntad
General, por lo que lo mejor es dividir el territorio en unidades políticas
independientes. Realiza entonces una separación entre Voluntad General y Nación,
siendo ésta última una mera conjunción de éstas unidades políticas de una forma
confederativa entre quienes comparten lenguas, costumbres, religión, etc. Esto
permitirá llevar a cabo el modelo de democracia Rousseauniana, donde todos los
ciudadanos voten sus leyes. Rousseau está en contra del sistema representativo,
ya que sería sólo el voto de una minoría. Lo ideal es la no existencia de
partidos políticos que aglutinen ciudadanos, pero frente a la imposibilidad real
de la eliminación de los mismos, se propone una proliferación tal de los mismos
que permitan acaparar todo el pueblo, y no sólo una parcialización. La
sobreabundancia en riqueza también es negativa en cuanto otorga al gobierno un
mayor poder. En relación al gobierno y Estado, Rousseau define a un nuevo tipo
de orden sociopolítico que, por sus características, no se presenta como un
Estado, sino como una alternativa al mismo, al quitarle sus 4 características
principales (ejército, burocracia, impuestos y profesionalización del derecho).
Los castigos de la ley hace al hombre libre, lo cual se explica que haciendo
cumplir la ley, se cumple la Voluntad General en detrimento de la Voluntad
Particular. De ésta manera, cuando un ciudadano infringe la misma y es
sancionado, se hace primar su propia Voluntad General, su soberanía como parte
de quien legisla.
La teoría de Rousseau ha recibido algunas críticas, entre las cuales se
encuentra la de Talmon, basada en el hecho de que la libertad es incompatible
con la armonía absoluta de la sociedad, y que lo que Rousseau proponía era
justamente una sociedad de este estilo. Sin embargo, resultan refutables ambas
premisas, puesto que por un lado, la libertad entendida como la poca
probabilidad de una sociedad sin conflicto ni diversidad no significa que no sea
una sociedad libre, y, por otro lado, también resulta extremadamente improbable
que se de en la realidad. Además, la idea de armonía también es entendida como
la solución argumentativa de conflictos. Por otra parte, Rousseau no sostiene
una armonía absoluta de la sociedad, ya que la que se pretende que sea armoniosa
es la creación de esa ley, no su aplicabilidad, ya que Rousseau es plenamente
consciente de que quienes aplican dichas leyes están sujetos a las propias
imperfecciones del ser humano.