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Economía | Cat. Pérez Bestarrechea | Resumen Cap. 28 Principios y reaidades | 2° Cuat. de 2007 | Altillo.com |
Cap. 28: “Notas Sobre la Historia del Pensamiento Económico”
· La época mercantilista
Los mercantilistas (siglos VXII y XVIII) mantenía que las exportaciones traen la
riqueza a la nación, y por lo tanto, defendieron la conveniencia de proteger la
balanza comercial. Un déficit de la balanza comercial se consideraba como algo
perjudicial por dos razones. Por un lado, porque afectaría negativamente a la
producción, ya que rebajaría la demanda interna de mercancías. Las importaciones
son una vía para gastar puesto que la producción tiene lugar fuera del país. Las
exportaciones, por el contrario, representan un incremento de la demanda, de
forma que los ingresos percibidos se canalizan hacia el mercado nacional.
En ausencia de un sistema monetario internacional, un país que tuviese un
déficit en su balanza de pagos se vería obligado a cubrir la diferencia en
efectivo, es decir en oro y plata, que eran las únicas formas de pago
generalmente aceptadas. El mercantilismo es nacionalista ya que el incremento de
metales preciosos habría de hacerse a costa de otras naciones.
Para los mercantilistas el objetivo orientador de las actuaciones de las
autoridades debía ser el excedente en la balanza comercial.
Los mercantilistas destacaban la importancia de alcanzar superávit en el saldo
de la balanza comercial como una forma de acumular oro. Defendían el
establecimiento de medidas intervencionistas, pues creían que una postura
liberal podría conducir a una pérdida de oro.
Los autores mercantilistas se caracterizaron por un profundo interés por el
mundo real, lo que les llevó a provocar que los recursos de la nación se empleen
de tal manera que aumente el poder del Estado.
28.2 La escuela fisiocrática
Los fisiócratas argumentaban que el principal derecho natural del hombre
consiste en el disfrute de los resultados de su trabajo. De aquí que los
gobiernos no deben interferir en los asuntos económicos más allá del mínimo
absolutamente imprescindible para proteger la vida y la propiedad y mantener la
libertad de contratación.
Se atribuye al francés Vicent de Fournay (1712-1759) la famosa frase “laissez
faire, laissez passer”, que significa libertad de actividad mercantil en el
interior y comercio exterior libre.
Para los fisiócratas la agricultura era el único sector genuinamente productivo
de la economía capaz de generar el excedente del cual dependía todo lo demás.
Por ello, preconizaban la mejora de los sistemas de cultivo para aumentar la
productividad de la agricultura. De esta forma, se incrementaría la proporción
destinada a los terratenientes, lo que, posteriormente, haría aumentar la
demanda de productos artesanos y la riqueza de la nación (la cual procedía de su
capacidad de producción y no de la cantidad de oro y plata que poseyera). Es por
ello que se centraban en las fuerzas reales que permiten el desarrollo
económico.
F. Quesnay (1694-1774) fue el fundador y principal representante de la escuela
fisiocrática. Para Quesnay, la circulación de la riqueza y de los bienes en una
economía era como la circulación de la sangre de un cuerpo. En este sentido,
debe señalarse que la idea principal de la teoría fisiocrática era la creencia
de que las leyes humanas debían estar en armonía con las leyes de la naturaleza.
De hecho, “fisiocracia” significa “gobierno de la naturaleza”.
Quesnay elaboró una descripción del flujo circular de bienes y dinero en una
economía donde impera la libre competencia, y en la que, se supone, existen tres
clases sociales: los agricultores, los terratenientes y los industriales
comerciantes.
28.3 La economía clásica
La economía clásica tiene como núcleo ideológico los trabajos de Adam Smith. Las
ideas de Smith fueron desarrolladas y formalizadas por David Ricardo. Dentro de
la propia escuela clásica hay una serie de autores, entre los que se encuentran:
Malthus, Mill y Say.
· ADAM SMITH (1723-1790)
Para Adam Smith, la solución al funcionamiento económico de la sociedad descansa
en las leyes del mercado y en la interacción del interés individual y la
competencia. El empresario se ve obligado por las fuerzas de a competencia a
vender sus mercancías a un precio próximo al costo de producción; asimismo, ha
de ser lo más eficiente posible para mantener sus costos bajos y permanecer en
condiciones competitivas.
La mano invisible del mercado no sólo asigna las tareas, sino que también dirige
a las personas en la elección de su ocupación y hace que se tengan en cuenta las
necesidades de la sociedad. De la misma manera, el mercado regula cuáles son las
mercancías que han de producirse. La esencia de la economía de mercado es que en
ella todo se convierte en mercancías con un precio, y que la oferta de estas
mercancías es sensible a los cambios en los precios.
El mercado es un mecanismo que se autorregula, y el sistema de precios organiza
el comportamiento de los individuos de forma automática. Es impersonal y no
conoce favoritos.
Smith fue el gran defensor del “laissez faire”, es decir, de la no intervención
del gobierno en los asuntos económicos.
· El progreso económico y la división del trabajo
La división del trabajo incrementa la producción por tres razones. En primer
lugar, aumenta la destreza de cada operario, pues éste realiza repetidamente una
tarea sencilla. En segundo lugar, se ahorra tiempo, ya que el trabajador no
necesita cambiar de una clase de trabajo a otra. Por último se puede inventar
maquinaria para incrementar la productividad una vez que las tareas se han
simplificado y convertido en rutinarias. El aspecto negativo de la división del
trabajo es que puede atrofiar la mente del trabajador y tener efectos nocivos
sobre su personalidad.
La división del trabajo depende de la magnitud del mercado. Smith defendió la
libertad del mercado como pieza fundamental de su pensamiento económico.
· La teoría del valor
Para Smith, el valor era independiente de los caprichos del mercado. Los precios
nominales podrían fluctuar, pero el valor permanecería constante.
· La teoría de la acumulación
Esta teoría viene condicionada por la distribución de la renta entre las
diversas clases sociales y, especialmente, por la parte que iba a los
capitalistas y a los terratenientes. No era probable que los asalariados
recibieran lo suficiente para permitir “excedente” alguno sobre sus necesidades,
mientras que los otros dos grupos sociales sí podían tener fondos suficientes
para financiar reemplazamientos y para sostener sus niveles de vida normales. El
excedente podría destinarse a la ampliación del consumo, pero sería mejor para
la sociedad que este excedente de fondos se ahorrara. De esta forma, las rentas
se convertirían en fondos que, más tarde, ampliarían la producción.
· DAVID RICARDO (1772-1823)
· La renta económica
Ricardo formalizó el concepto de renta económica. Las diferencias en la calidad
de la misma determinarían que, si bien los propietarios de las tierras fértiles
obtendrían rentas económicas cada vez más altas, la producción en las de peor
calidad sería sólo la justa para cubrir los costos y no daría lugar a renta.
· La ley de distribución
Según Ricardo, la ley de la distribución era uno de los temas más importantes de
la teoría económica. Al analizar la distribución de la renta nacional entre las
tres clases sociales más importantes (trabajadores, capitalistas,
terratenientes) destacó que la renta total estaba limitada por los rendimientos
decrecientes. En consecuencia, los incrementos en la renta alcanzados por una
clase social tienen que lograrse a costa de arrebatárselos a otro grupo social.
El crecimiento de la población acompañaba a la expansión económica y esta
expansión llevaría consigo un aumento de las necesidades de alimentos que sólo
podían satisfacerse a costos más altos.
Con el fin de mantener los salarios reales a su nivel anterior, serían
necesarios salarios monetarios más altos, lo cual haría disminuir la
participación de los beneficios en el producto.
Ricardo señaló que el proceso de expansión económica podía minar sus propios
cimientos, es decir, la acumulación de capital a partir de los beneficios, de
modo que, al reducirse la tasa de beneficios, emergería el estado estacionario,
en el que ya no habría acumulación neta.
28.4 Prolongación del sistema clásico
· J. B. SAY (1767-1832)
J. B. Say suponía que la economía tiende siempre a una situación de equilibrio
con pleno empleo, y, en tal sentido, elaboró una teoría que alcanzó general
difusión con el nombre de “ley de los mercados” de Say. Esta ley es una pieza
básica, pues fundamenta la supuesta propiedad de ajuste automático de los
mercados defendida por los economistas clásicos.
La ley de Say descansa en dos proposiciones:
1. Los productos se cambian por los productos.
2. La demanda de bienes está constituida por otros bienes.
Say argumentaba que son productos y no dinero lo que los individuos desean.
La segunda proposición de Say se interpretaba como que el acto de producir
genera renta suficiente para comprar el producto. Say defendía que si se
establecía la correcta combinación de mercancías, todo se vendería, porque la
producción está proyectada para la compra, o, simplemente, porque la oferta crea
su propia demanda. Esta proposición se refería a la economía en su conjunto y no
a la situación de empresas o industrias individuales. Dado que nunca podría
existir una deficiencia de la demanda agregada, se descartaba la posibilidad de
una superproducción general. La conclusión anterior descansaba en una importante
hipótesis: la de que todos los ingresos se gastaban y nada se atesoraba.
Say admitía la superproducción parcial, pero no una superproducción general, es
decir, una situación en la que los recursos están ociosos debido a la
insuficiencia de la demanda.
· THOMAS R. MALTHUS (1776-1834)
Malthus argumentaba que la raza humana tendía a multiplicarse a un ritmo muy
rápido, y que la tierra, no puede multiplicarse. La consecuencia de esto era que
el número de habitantes dejaría atrás a la cantidad de alimentos necesarios para
mantenerlos.
Malthus vivía preocupado por la posibilidad de lo que él llamaba un
“atascamiento general”, esto es, una inundación de mercancías sin posibles
compradores.
· Los productos no esenciales y el “atascamiento general”
Malthus señalaba que existían dos categorías de productos: esenciales y no
esenciales. Con los bienes esenciales, que son básicamente los alimentos, nunca
habría problemas de saturación, pues una mayor disponibilidad de los mismos
automáticamente creaba su propia demanda en forma de un aumento de población. En
el caso de los bienes no esenciales, el problema era diferente, pues el
equilibrio de los mercados de este tipo de bienes dependía de los gustos de
quienes gozan de rentas suficientemente altas para adquirirlos, básicamente
terratenientes y capitalistas. Las necesidades y los gustos de los potenciales
compradores de bienes no esenciales eran tales que no absorbían a la oferta.
Lo más prudente era estimular los gastos por parte de los ricos y el Estado.
· JOHN STUART MILL (1806-1873)
Mill dice que hay dos tipos de leyes en la ciencia económica, las de la
producción y las de la distribución. Las leyes de la producción son inmutables
(pues vienen fijadas por la naturaleza y la tecnología), pero no las de la
distribución. Las consecuencias de estas leyes estaban socialmente determinadas
y quedaban sujetas al control humano de forma que la distribución existente de
la renta podía ser alterada.
Mill creía que la conducta de la clase trabajadora no era difícil de cambiar.
Opinaba que quizás hiciera falta una elevación del nivel de educación general,
y, si ello se consiguira, se lograrán elevar los gustos y aspiraciones de la
clase trabajadora y cambiar su conducta, de forma que la población iría
disminuyendo proporcionalmente respecto del capital.
Mill creía que con la llegada del estado estacionario algunos empresarios se
sentirían inclinados a rechazar las tasas de beneficios corrientes y a buscar
negocios altamente arriesgados, con la esperanza de cosechar beneficios
superiores a la media.
Una posible solución a estos problemas sería que el Estado recogiera, por medio
de impuestos, una parte creciente de los fondos potencialmente invertibles y la
utilizara para financiar proyectos socialmente beneficiosos. De este modo,
disminuiría la caída de las tasas de beneficios sobre el capital privado y se
reduciría la volatilidad del sistema.
28.5 La economía marxista
· KARL MARX (1818-1883)
La base de la teoría de Marx la constituía su análisis de la historia, que él
fundaba en el materialismo dialéctico. La concepción materialista de la historia
arranca del principio de que la producción y el intercambio de productos
constituyen la base de todo orden social. La validez de esta afirmación
descansaba en que cualquier sociedad, de cuantas han aparecido en la historia,
la división en clases está determinada por tres hechos: lo que se produce, cómo
se producey por la forma en que se intercambia la producción. Según esta
concepción, las causas últimas de todos los cambios sociales y de todas las
revoluciones políticas hay que buscarlas no en las mentes de los hombres, sino
en las mutaciones experimentadas por los métodos de producción y de intercambio.
La fuerza básica en la historia es, para Marx, la estructura económica de la
sociedad. Esto no excluye el impacto de las ideas, sino que sostiene que las
ideas son un reflejo de la sociedad que las alienta.
El objetivo de la obra de Marx era descubrir las “leyes del movimiento” de la
sociedad capitalista. Construyó su modelo económico para demostrar cómo el
capitalismo explotaba necesariamente a su clase trabajadora y cómo esta
explotación conduciría inevitablemente a su destrucción. En ese esquema, la
teoría del valor-trabajo desempeña un papel importante. La teoría del
valor-trabajo postula que el valor de los bienes se deriva íntegramente de la
cantidad de trabajo necesario para producirlos.
Según Marx, el valor del uso o utilidad de una mercancía constituye la sustancia
de toda riqueza. Además de un valor de uso, una mercancía tiene un valor de
cambio. Este valor viene determinado por el tiempo socialmente necesario
incorporado a ella, considerando unas condiciones normales de producción y la
especialización e intensidad medias del trabajo en ese momento. El tiempo de
trabajo socialmente necesario incluye tanto el trabajo directo de producción de
la mercancía como el trabajo incorporado en forma de maquinaria y materias
primas utilizadas y el valor transferido a la mercancía durante el proceso de
producción.
· La teoría de la explotación
Según Marx, el beneficio lo obtiene el capitalista al adquirir una mercancía, el
trabajo, que puede crear un valor mayor que el que puede crear su propia fuerza
de trabajo. Marx distingue entre los conceptos de fuerza de trabajo y tiempo de
trabajo. La primera, hace referencia a la capacidad del hombre para el trabajo;
la segunda, es la duración de trabajo.
La clave de la explotación, en este sistema, está en el hecho de que existe una
diferencia entre el salario que un trabajador recibe y el valor del producto que
ese trabajo produce. A esta diferencia la llama Marx “plusvalía”. Un trabajador
no es contratado únicamente por la duración de la jornada necesaria para pagarle
su salario de subsistencia.
· Las consecuencias de la acumulación de capital
Marx creía que esta ley demostraba que la producción capitalista tropezaba con
barreras internas en cuanto a su expansión indefinida. El proceso de
mecanización crea un “ejército industrial de reserva” de personas sin trabajo,
que tiende a empobrecer aún más al proletario, al forzar los salarios a la baja.
Según Marx la circulación de mercancías implica necesariamente un equilibrio de
ventas y compras, queriendo con ello significar que el número de las ventas
realizadas es igual al de las compras. Nadie puede vender a menos que otro
compre. Pero nadie está obligado a comprara de inmediato sólo porque
anteriormente acaba de vender. Si el intervalo de tiempo entre la venta y la
compra se hace demasiado prolongado, tiene lugar una crisis. En la producción
capitalista a gran escala, los capitalistas compiten todos entre sí, y procuran
acumular capital a un fuerte ritmo, Marx señala que una de las consecuencias de
esta tendencia es la concentración de capital en unas pocas manos.
Resulta, sin embrago, que la expansión requiere mas trabajadores y, para
obtenerlos, los capitalistas tienen que competir entre ellos. Los salarios
tienden pues, a subir, y los beneficios a bajar. Según Marx, la disminución de
los beneficios se pretende contrarrestar sustituyendo obrero0s por máquinas,
pero como los beneficios están constituidos solamente por la diferencia entre
los costos de trabajo y lo que se percibe de la venta de las mercancías, el
capitalistas sigue cogido en la trampa. En otras palabras, al mecanizar la
producción, el margen de beneficio se reduce, porque hay menos trabajadores de
quienes extraer plusvalía. Por el contrario el nivel de los salarios se eleva
constantemente y sus beneficios descienden.
El progreso tecnológico acumulativo y la productividad creciente del trabajo
conducen al desarrollote la producción, pero el mercado aumenta más lentamente
en razón del limitado poder adquisitivo de los trabajadores. Las crisis
periódicas se producen porque la oferta supera a la demanda, y, de ese modo,
desaparece temporalmente el carácter lucrativo de la producción.
28. 6 La economía neoclásica
El centro de atención de los economistas neoclásicos fue el funcionamiento del
sistema de mercado y su papel como asignador de recursos.
La aparición de conglomerados industriales y de los sindicatos venian a ser
imperfecciones del sistema económico.
· ALFRED MARSHALL (1842-1924)
La determinación de los precios del mercado se convirtió en el problema
fundamental de la economía neoclásica. Para Marshall, el análisis del
funcionamiento del sistema del mercado empezaba con el estudio del
comportamiento de los productores y los consumidores, pues era la clave para
analizar la determinación de los precios. En la formulación de Marshall, el
concepto de demanda con una tabla de relaciones precio-cantidad era crucial para
su solución. Según ella, el consumidor racional estaría dispuesto a pagar menos
por la última unidad de un bien que por las anteriores, y seria necesaria una
reducción en el precio para inducirle a comprar más.
· Las preferencias de los consumidores: la utilidad
El elemento básico de la escuela neoclásica consistió en atender como entran las
preferencias de los consumidores a formar parte de la demanda de bienes. Los
neoclásicos encontraron que la demanda depende de la utilidad marginal. Dado que
los consumidores tiene que escoger entre más de un bien y menos de otro (u
otros) para maximizar su utilidad, deberían ajustar sus gastos de tal modo que
no fuera posible aumentar su satisfacción mediante una distribución alternativa
de esos gastos entre los diferentes bienes. El resultado óptimo, se obtendría
cuando la última unidad monetaria gastada en cada uno de los bienes en cuestión
añadirá una satisfacción adicional idéntica.
No obstante, la demanda, por si misma, sólo explicaba una parte de la
formulación del precio. Tan importante como ella eran las condiciones en que los
productores estaban dispuestos a vender sus bienes y servicios. Del mismo modo
que los consumidores obtenían a través del mercado una utilidad marginal
decreciente, los productores, al ofrecer sus servicios, sufrían una desutilidad
creciente marginalmente, pues la producción llevaba consigo costos y sacrificios
que, en la mayoría de los casos, aumentarían si creciera la cantidad ofrecida.
Según la concepción neoclásica las empresas funcionaban bajo condiciones en las
cuales los sucesivos incrementos de los costos totales debido a la producción de
unidades adicionales de su producto eran crecientes. Según Marshall, en el caso
de los factores, el precio también se determinaba por la intersección de la
oferta y la demanda.
· La teoría de la producción
Se suponía que los empresarios buscaban racionalmente el máximo de los
beneficios, lo que se explicaba en un intento de minimizar los costos.
Para Marshall, los rendimientos crecientes de escala asociados a la aplicación
de tecnologías avanzadas podían originar ciertas complicaciones. Las economías
de escala implicaban que un pequeño número de grandes productores podían
funcionar a un costo medio más bajo produciendo la misma cantidad que un gran
número de pequeñas empresas, quedando en entre dicho las premisas de un mercado
competitivo.
En cualquier caso, Marshall, creía que, por lo general, las ventas de cada
empresa están limitadas al mercado particular lenta y costosamente adquirido, y,
aunque la producción pueda aumentarse muy rápidamente, no ocurriría lo mismo con
las ventas. Además, la expansión de la empresa más allá de sus límites naturales
la expondría también a la competencia de sus rivales. Por ello, Marshall opinaba
que era improbable que los economistas de escala presentaran un serio desafío al
mantenimiento del orden competitivo.
· La teoría cuantitativa del dinero
En vez de considerar el ritmo al que rotaba la oferta monetaria, esto es, la
“veracidad de circulación” del dinero, centró su interés en los saldos
monetarios mantenidos por la comunidad, es decir, los saldos de caja. Así,
sostuvo que la cantidad de dinero mantenida en caja en una economía quedaba
regulada por el marco institucional y, de acuerdo con el supuesto ceteris
paribus, podía considerarse como constante.
Según la teoría cuantitativa del dinero existe una relación directa y estable
entre el volumen de dinero y el nivel de precios.
La línea argumental defendida por Marshall no descartaba, la posible existencia
de la inestabilidad económica.
· LEON WALRAS (1834-1910)
Walras se ocupó del estudio de la teoría de la determinación de los precios bajo
un régimen hipotetico de libre y perfecta competencia. Walras estaba interesado
en probar que los resultados de la libre competencia eran beneficiosos y
ventajosos. Para ello, es necesario, por un lado, conocer exactamente cuáles
eran estos resultados, y, por otro, precisar las definiciones y las leyes
necesarias de un régimen de competencia perfecta.
El objetivo de Walras era la formulación del proceso mediante el cual podría
establecerse un equilibrio general, esto es, aquel que tomaba en cuenta la
interrelación de todas las actividades económicas.
El método de análisis de Walras destaca la interdependencia entre todos los
precios dentro del sistema económico, y por otro, hace desaparecer la distinción
entre el enfoque micro y macro de la economía.
La revolución keynesiana y los monetaristas
· La revolución keynesiana
La teoría general de la ocupación, el interés y el dinero, fue un alegato contra
la economía clásica. Los aspectos más destacados de las ideas keynesianas, se
pueden concretar en los puntos siguientes:
1. La negación de la ley de Say y el consiguiente rechazo de la tendencia
automática hacia el pleno empleo.
2. El papel fundamental de la demanda agregada como un elemento determinante del
nivel de actividad económica y el nivel de empleo, tanto a corto como a largo
plazo.
3. La incorporación de la función de consumo y distinción entre slos deseos de
ahorrar y de invertir.
4. La importancia de las expectativas, especialmente en las funciones de
inversión y de preferencia por la liquidez.
5. La incidencia de las fluctuaciones de la demanda de inversión en la
inestabilidad económica.
6. El supuesto de que los mercados a menudo presentan rigideces e
imperfecciones.
7. El papel fundamental de las políticas de estabilización de las demandas
efectiva.
En esencia, Keynes rechazó que el estado normal de la economía fuese el pleno
empleo, y justificó la presencia del equilibrio con desempleo involuntario.
Keynes, además, procuro soluciones de política económica para acercar la
economía a la senda del pleno empleo.
· La síntesis neoclásica
La rehabilitación y reformulación del modelo neoclásico supuso, de hecho, que el
esquema keynesiano quedase englobado en el mismo como un caso especial. Así, la
síntesis neoclásica ofrece un modelo con una estructura común, en el que uno de
los posibles resultados podía caracterizarse como keynesiano, en el sentido del
que el sistema daba lugar a un equilibrio con desempleo.
El modelo general de la síntesis neoclásica es un modelo de equilibrio general
agregado, que, bajo el supuesto de plena y absoluta flexibilidad de los precios,
alcanza el equilibrio en los diversos mercados.
En el modelo se puede introducir como uno de los supuestos el de la rigidez de
los salarios, o más concretamente un desajuste básico entre las cantidades de
dinero y el salario monetario. Asimismo, la demanda de dinero se podría
especificar de modo que incluyera la “trampa de la liquidez”. En ese caso, el
ajuste se puede lograr si la propensión al ahorro se hace depender inversamente
de la riqueza real neta de los consumidores, ya que las variaciones en el nivel
general de precios y salario harán que la economía tienda hacia el equilibrio
con pleno empleo. Así pues, el supuesto crucial que justificaría el equilibrio
con desempleo sería la rigidez de los salarios.
Con la síntesis neoclásica desaparece la incertidumbre como determinante
fundamental de muchas conductas de los agentes económicos. Los “animal spirits”,
esto es, las expectativas volátiles tan importantes en el modelo de Keynes,
pasan a un segundo plano, y la inversión vuelve a aparecer como una función
estable del tipo de interés. La preferencia por la liquidez se muestra también
como una funcion estable, y la economia tiende, a largo plazo, hacia un
equilibrio con pleno empleo. De esta manera, el mensaje keynesiano queda
tergiversado, ya que, bajo el nuevo enfoque, la clave del modelo está en la
rigidez a la baja de los precios y los salarios, a pesar de la insistencia de
Keynes en que la flexibilidad de precios y salarios no permitiría, por sí sola,
la vuelta al equilibrio con pleno empleo.
La síntesis neoclásica retuvo sus prescripciones de política económica, pues
también confiaba en que las políticas monetarias y fiscal pudieran estabilizar
la economía a altos niveles de actividad.
· La contrarrevolución monetaria
Aunque la escuela presenta algunas ramificaciones y su dilatada labor resulta
difícil de resumir, podemos exponer sus ideas centrales como sigue:
1. Rechazo de las relaciones básicas del modelo keynesiano.
2. Importancia de las variaciones de la tasa de crecimiento de la canidad de
dinero respecto de la evolución de la economía.
3. Inoperancia de las políticas de estabilización, en el mejor de los casos, si
bien lo normal es que produzcan fuertes perturbaciones en el sistema económico
en su conjunto.
4. Inconveniencia de la política fiscal activa.
5. Existencia de una tasa natural de desempleo, que depende sólo de factores
reales y que únicamente se puede reducir a largo plazo.
Friedman ataca las definiciones y relaciones de los dos componentes básicos de
la demanda agregada keynesiana: el consumo y la inversión. En primer lugar,
sostiene que los individuos ajustan su gasto en consumo a su renta a largo plazo
(lo que denomina renta permanente), pero niega que la relación a corto plazo
entre consumo y renta sea estable. En segundo lugar, trata de demostrar
empíricamente que tampoco la relación renta-inversión es estable.
Por otra parte sostiene que existe una relación estable entre la tasa de
variación de la masa monetaria y las fluctuaciones económicas y la inflación a
largo plazo, si bien no puede determinarse con exactitud dicha relación, pues
las variaciones monetarias se traducen en variaciones en el sector real con
retardos temporales variables y, además, porque no es posible determinar en qué
medida las variaciones en la cantidad de dinero se transforman en incrementos de
precios, por un lado, y en aumento de la producción real, por otro.
· El papel del Estado
Los monetaristas también sostienen que el Estado despilfarra los recursos que
utiliza. Gasta no sólo lo que recauda, sino que incurre permanentemente un
déficit presupuestario, asignando, además, las distintas partidas de gasto de
forma ineficiente por las presiones que recibe de los distintos grupos sociales.
Desde una perspectiva monetarista, las autoridades no pueden fijar como objetivo
de su política la reducción de la tasa de desempleo a corto plazo, dado que ésta
depende de factores reales que sólo es posible modificar en el largo plazo.
Rigideces institucionales, ineficiencia del mercado de trabajo, etcétera, son
los factores que determinan el nivel de empleo y la tasa natural de paro.
Con esta concepción del funcionamiento del sistema económico, los monetaristas
afirman que las autoridades económicas sólo deben proveer a la economía de una
cantidad de dinero que crezca a una tasa constante (compatible con el
crecimiento esperado de la actividad), reducir el tamaño del sector público
cuando sea posible y suprimir las regulaciones administrativas que encorsetan el
funcionamiento de las fuerzas libres del mercado.
28.8 Desarrollos recientes de la teoría económica
· La Nueva Macroeconomía Clásica y las expectativas racionales
Los economistas de la Nueva Macroeconomía Clásica formulan la denominada
hipótesis de las expectativas racionales, apoyándose en los siguientes
argumentos sobre el papel de la información en las decisiones de los sujetos:
1. En primer lugar, se acepta que la racionalidad de los agentes supone utilizar
toda la información disponible y el conocimiento de las relaciones de la teoría
económica, lo cual no implica que las previsiones sobre los valores de las
variables sean perfectas, ya que se cometen errores de cálculo.
2. En segundo lugar, la formación de expectativas racionales representa un
proceso de aprendizaje por la corrección de errores y de incorporación continua
de nueva información.
3. En tercer lugar, los agentes que toman las decisiones no conocen toda la
información de los valores presentes y pasados de las variables relevantes, sino
que algunos se incorporan con retraso.
4. En cuarto lugar, aunque las previsiones de los distintos agentes sobre las
variables serán distintas, éstas se distribuirán en torno a un valor medio que
coincidirá con los valores efectivos o realizados.
5. Y, en último lugar, las políticas de regulación de la demanda son anticipadas
y percibidas correctamente por los agentes y no generan efectos reales, puesto
que éstos reaccionan anticipadamente y neutralizan las medidas adoptadas. La
ineficiencia de las políticas de regulación se refiere a las actuaciones
“sistemáticas” de las autoridades económicas tendentes a conseguir un aumento de
la producción y del empleo. Según la hipótesis de las expectativas racionales,
la evolución temporal de la producción depende únicamente del componente no
esperado o imprevisto de la política económica.
· El equilibrio competitivo
La Nueva Economía Clásica utiliza una segunda hipótesis en que basar sus
argumentos: la proposición walrasiana fundamental de que la libre competencia
soluciona un sistema de ecuaciones que equilibra todos los mercados, siendo este
equilibrio, además, continuo. Los fundamentos de esta hipótesis se encuentran en
la rama de la teoría económica denominada Teoría del Equilibrio General.
Con un contenido y un planteamiento eminentemente abstracto y formalizado, dicha
teoría se ha centrado en establecer los supuestos sobre el comportamiento de los
agentes y el funcionamiento del mercado que aseguran la existencia de un único
equilibrio o vaciado del mercado, que tiene carácter estable. Asimismo, esta
formalización del equilibrio competitivo ha propiciado el desarrollo de la
llamada Nueva Economía del Bienestar, preocupada en analizar las propiedades de
las asignaciones resultantes del mecanismo de mercado en relación con el
bienestar de los agentes económicos.
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