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Historia I
Trabajo Práctico | Historia I
(Cátedra: Calabrese - 2023) | FADU | UBA
Las Cantigas de Santa María son una recopilación de cantares medievales escritos
en galaico-portugués entre los siglos XIII y XIV y constituyen una obra de arte
arraigada en la devoción religiosa, la cultura y el arte de la Edad Media. Estas
"cantigas" eran composiciones líricas y narrativas que celebraban los milagros y
la intervención de la Virgen María en la vida de las personas. Son poemas que
narran historias sobre los favores concedidos por la Virgen y se utilizaban para
transmitir valores espirituales y difundir la fe cristiana.
El surgimiento de la imagen se relaciona con la necesidad de crear réplicas para
perpetuar la existencia de individuos tras su fallecimiento, un momento en el
que el ser humano confronta la muerte. Es así como Debray presenta la mirada
mágica y donde podemos relacionarlo con la obra en el contexto de la creación de
imágenes devocionales durante la época. Este concepto se asemeja a la intención
detrás de su creación, donde se narraban milagros y se representaban visualmente
mediante ilustraciones, permitiendo que perduraran historias y valores
espirituales relacionados con la Virgen María y la fe cristiana. La
transferencia de las mejores características del difunto a su representación,
mencionada por Debray, también puede reflejarse en la iconografía presente en
las Cantigas ya que la creación de estas imágenes se llevó a cabo a través del
arte de la iluminación, una técnica meticulosa de decoración de manuscritos que
implicaba el uso de colores vibrantes, detalles ornamentales y una destreza
artística notable. Ejecutadas por copistas y miniaturistas, generalmente en
entornos monásticos, estas ilustraciones eran producidas sobre pergamino,
utilizando pigmentos naturales y técnicas específicas de iluminación para dar
vida a las escenas representadas. Estas ilustraciones buscaban, de alguna
manera, exaltar los elementos espirituales y los milagros relacionados con la
intervención de la Virgen María, transmitiendo una representación más idealizada
y significativa de los eventos narrados.
La percepción se veía influenciada por los medios de comunicación de la época.
La relación con la jerarquía de los sentidos en la Edad Media enfatiza el oído
como un sentido relevante. Si bien las cantigas incluían imágenes, la tradición
oral y la importancia de la transmisión a través del habla para conservar el
conocimiento era una característica destacada de la cultura de la época. Además,
el orden epistémico, basado en la fe y en una comprensión espiritual profunda,
definía cómo se percibía y se entendía el mundo. La interpretación de los textos
religiosos y la importancia de la fe en el conocimiento estaban en el centro de
la forma en que se estructuraba la realidad en la Edad Media.
Para relacionar esta obra con la historia de la percepción que plantea Lowe es
necesario relacionar el contexto en el que las personas de la Edad Media
percibían y se conectaban con el mundo a través de los medios de comunicación
disponibles. En el contexto de la época, estas imágenes conviven con otros
manuscritos religiosos y obras de arte, compitiendo por la atención y la
devoción en un entorno donde la variedad de medios de comunicación no era tan
diversa como en la actualidad. Aun así, las Cantigas de Santa María buscaban
destacarse en su función devocional y narrativa, compitiendo por el espacio y la
atención junto con otras manifestaciones artísticas y religiosas de la época.
La circulación de estas Cantigas, junto con sus ilustraciones, se daba
principalmente en códices religiosos, encontrándose en entornos monásticos,
cortes reales y círculos nobles. La difusión se llevaba a cabo a través de la
reproducción manual de los manuscritos, siendo utilizados para propósitos
devocionales, entretenimiento en las cortes reales, así como para
la educación y la expresión artística. En su recepción, estas imágenes eran
principalmente apreciadas por la élite culta de la sociedad, siendo valoradas
por su función devocional. No obstante, también podían ser vistas por aquellos
que visitaban los monasterios y tenían acceso a estos manuscritos, permitiendo
que una audiencia más amplia pudiera contemplar y reflexionar sobre los milagros
representados. Estas cantigas, con sus ilustraciones iluminadas, eran una forma
de comunicación fundamental en ese período.
Tríptico del Jardín de las delicias
El Jardín de las delicias, la obra más compleja y enigmática del Bosco,
representa el destino de la humanidad. El tríptico cerrado muestra la creación
del mundo, destacando la separación de las aguas y la creación del paraíso
terrenal, con la representación de Dios Padre como Creador. En el tríptico
abierto, se observan tres escenas unidas por el pecado: el inicio con Adán y Eva
en el paraíso, un falso paraíso de la lujuria en el centro y el castigo en el
infierno a la derecha.
La tabla central representa un paraíso ilusorio, asociado al amor, donde hombres
y mujeres creen disfrutar de un paraíso para amantes. Sin embargo, el mensaje es
pesimista, mostrando la fragilidad y la efímera felicidad de estos placeres
respondiendo a las ideas de la Iglesia. En el panel central, se ven numerosas
figuras humanas desnudas, principalmente relacionadas con el pecado de la
lujuria, con una fuerte carga erótica. El primer plano parece caótico, mientras
que la geometría domina en los planos medio y de fondo.
El panel derecho muestra el infierno, castigando todos los pecados capitales. La
presencia de instrumentos musicales para torturar a los pecadores y las
representaciones de pecados como avaricia, gula, envidia y castigos para
diferentes clases sociales, como el clero, son evidentes. La complejidad de esta
obra radica en sus múltiples interpretaciones iconográficas, mostrando una
visión pesimista sobre la fragilidad y la naturaleza efímera de la felicidad
derivada de los placeres.
Este tríptico podría relacionarse con las ideas planteadas por Le Goff sobre lo
maravilloso y sus implicaciones en la herencia, el mundo imaginario y la
percepción cristiana. En este sentido, la obra de El Bosco es una manifestación
visual compleja que invita a ordenar un mundo simbólico y enigmático que desafía
la lógica y la realidad.
La idea de lo maravilloso como una herencia se relaciona con la representación
del Jardín de las delicias como un espacio de lo extraordinario y a menudo
desconcertante, heredado a través de la iconografía religiosa y cultural que
desafía las normas tradicionales.
La conexión entre lo maravilloso y lo divino en el cristianismo encuentra eco en
la representación de elementos sobrenaturales en la obra, donde la visión de lo
fantástico y enigmático está vinculada con imágenes religiosas, como la
creación, el paraíso y el pecado. Por último, la interpretación de lo
maravilloso como un mundo al revés que desafía las normas cristianas se refleja
en la representación de un paraíso ilusorio en el panel central del tríptico.
Este paraíso aparenta una libertad sexual y una abundancia que contrasta con las
normas cristianas tradicionales, desafiando las percepciones convencionales de
moralidad y virtud.
En el Renacimiento, un período caracterizado por el florecimiento cultural,
artístico y científico en Europa entre los siglos XIV y XVI, surgieron
transformaciones significativas en la forma en que la información y el
conocimiento eran percibidos y transmitidos. Este contexto cultural se relaciona
con la compleja obra del Bosco, "El Jardín de las delicias", en varios aspectos.
Durante el este período, se observó un cambio hacia una cultura escrita, donde
la información comenzaba a plasmarse en papel, separando así la oralidad de la
escritura. Este cambio se refleja en la obra del Bosco, que presenta una
narrativa visual compleja y enigmática, en la que cada detalle busca ser
interpretado, separando el mensaje visual del transmitido oralmente, en
consonancia con la separación entre habla y memoria del conocimiento.
A pesar de que en esa época el sentido predominante seguía siendo el oído, se
reconocía la importancia del tacto. En el análisis del "Jardín de las delicias"
se observan figuras humanas y animales con una carga erótica evidente, lo que
sugiere la incorporación del sentido del tacto como un elemento sensorial
importante en la interpretación de la obra.
El Renacimiento también se caracterizó por la visión del orden del mundo basada
en la creencia en la relación entre el universo, las estrellas y la geometría.
Se asociaba la belleza y la verdad con la precisión, fidelidad y las
proporciones geométricas de la naturaleza. En el "Jardín de las delicias" del
Bosco se aprecian elementos geométricos en la composición, lo que refleja esta
conexión entre la naturaleza, la geometría y la obra de arte.
Tanto la complejidad de la obra del Bosco como el contexto renacentista
compartían una valoración de la escritura, una apreciación sensorial y una
conexión entre la geometría, la naturaleza y la belleza que se manifestaban
tanto en la obra de arte como en la cosmovisión de la época.
La interpretación del "Jardín de las delicias" del Bosco se relaciona con la
noción presentada por Debray sobre la evolución de la imagen y el arte durante
el Renacimiento, en el que la técnica y la representación cobran una importancia
significativa en la transición del amor por los huesos al amor por el arte.
En el tríptico del Bosco, se despliega un elaborado y enigmático relato sobre el
destino de la humanidad, explorando el pecado, la ilusión, la tentación y el
castigo, presentando distintas escenas desde la Creación hasta el Infierno. Este
enfoque detallado y simbólico puede interpretarse como una representación visual
compleja que refleja la dualidad entre el amor por lo muerto (pecado, tentación,
castigo) y el amor por el arte (técnica, representación, significado) en el
Renacimiento.
El arte renacentista, según la visión de Debray, emerge cuando la técnica se
impone sobre el pánico, mostrando la capacidad humana de manejar los
procedimientos de representación para contrarrestar la angustia de la muerte. La
técnica artística de esta obra se convierte en un medio para confrontar y
representar visualmente la dualidad entre la angustia y la belleza, entre lo
visible y lo invisible.
Daguerrotipo
El daguerrotipo, un hito revolucionario en la historia de la fotografía del
siglo XIX, representó una innovación fundamental en la producción de imágenes
visuales. Su invención fue atribuida a Louis Daguerre, un pintor y escenógrafo
francés que anunció este proceso fotográfico en 1839. Esta técnica se desarrolló
en un contexto marcado por la Revolución Industrial y un creciente interés en la
ciencia y la tecnología. Para producir un daguerrotipo, se utilizaban placas de
cobre plateado sensibilizadas con yoduro de plata que, expuestas a la luz,
capturaban imágenes. Louis Daguerre perfeccionó la técnica, empleando una
combinación de productos químicos y procesos fotográficos para crear una imagen
permanente. Las imágenes resultantes se plasmaron en placas de cobre plateado, a
menudo protegidas en estuches, y competían con otras formas de representación
visual como pinturas, grabados y dibujos. El valor del daguerrotipo radica en su
capacidad para producir imágenes detalladas y realistas, consideradas
representaciones fieles de la realidad. Inicialmente, se difundió en estudios
fotográficos y, con el tiempo, se popularizó a medida que se simplificaron los
procesos, volviéndose más accesible para la sociedad.
El daguerrotipo, precursor de la fotografía moderna, encaja dentro del contexto
de la revolución de los medios de comunicación en los siglos XVII y XIX. Esta
innovación representó un cambio en la percepción visual, ya que, al igual que el
surgimiento del lenguaje impreso en esos siglos, transformó la forma en que la
sociedad accedía a la información.
Era principalmente consumido por la sociedad urbana, clases medias y altas, para
preservar memorias o retratos personales, convirtiéndose en un medio para
capturar momentos cotidianos y familiares. La novedad de esta técnica y su
habilidad para reflejar la realidad de manera más precisa que otros medios
visuales, suscitó un gran interés y fue percibida como un avance significativo
en la comunicación visual del siglo XIX.
La aparición del daguerrotipo y su uso generalizado se alineó con la transición
hacia una cultura basada en lo visual, donde la vista se convirtió en el sentido
primordial para asimilar información. A través de esta técnica fotográfica, la
información ya no se transmitía exclusivamente a través de la palabra escrita,
sino a través de imágenes visuales realistas y detalladas. Además, el
daguerrotipo también refleja los avances en la comprensión del espacio, el
tiempo y las técnicas de medición, ya que permitía capturar instantáneas que
representaban fielmente la realidad, contribuyendo así a una mejor comprensión y
registro de la sociedad de la época.
La perspectiva de Debray sobre la mirada estética y la evolución del arte se
conecta con la introducción del daguerrotipo como un medio para contrarrestar la
angustia causada por la muerte. Esta técnica permitió un equilibrio entre el
pánico y la realización al ofrecer un medio para representar la realidad de
manera detallada y estéticamente atractiva, alejándose de los temores para
abrazar una mirada artística y estética libre.
Sin embargo, la valoración de Debray sobre la anestesia de los sentidos en la
era de la televisión y la reproducción masiva de imágenes contrasta con el valor
inicial del daguerrotipo. Mientras que la técnica del daguerrotipo representó un
avance significativo en la comunicación visual del siglo XIX al capturar
imágenes realistas, la observación de Debray sobre la comercialización y
reproducción masiva de imágenes destaca la disminución del valor estético en la
reproducción en serie y en la anestesia de los sentidos.
El daguerrotipo marcó un hito en la fotografía al ofrecer una representación
visual detallada y realista que inicialmente promovió una mirada artística y
estética. Sin embargo, la observación de Debray destaca la disminución de la
importancia del arte en la reproducción masiva de imágenes y la anestesia de los
sentidos en la era contemporánea.