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Resumen para el Primer Parcial  |  Clínica de Adultos (Cátedra: Vázquez - 2022)  |  Psicología  |  UBA
Freud - “Acerca del mecanismo paranoico” (o puntualizaciones psicoanalíticas sobre…)

Narcisismo→ estadio en la historia evolutiva de la libido por el que se atraviesa en el camino que va del autoerotismo al amor de objeto.
Consiste en que el individuo sintetiza en una unidad sus pulsiones sexuales de actividad
autoerótica. Para ganar un objeto de amor, se toma primero a sí mismo, a su cuerpo propio, antes de pasar de este a la elección de objeto en una persona ajena.

Parece que numerosas personas demoran en ella un tiempo insólitamente largo. En este sí-mismo tomado como objeto de amor puede ser que los genitales sean ya lo ppal. La continuación de ese camino lleva a elegir un objeto con genitales parecidos.


Freud plantea que cada estadio de desarrollo de la psicosexualidad ofrece una posibilidad de fijación, y, así, un lugar de predisposición.

Personas que no han soltado por completo el estadio del narcisismo, es decir, que poseen allí una fijación que puede tener el efecto de una predisposición patológica, están expuestas al peligro de que una marea alta de libido, que no encuentre otro decurso, someta sus pulsiones sociales a la sexualización, y de ese modo deshada las sublimaciones que había adquirido en su desarrollo.

A semejante resultado puede llevar todo cuanto provoque una corriente retrocedente de la libido («regresión»).

Mecanismo de proyección→ Una percepción interna es sofocada, y como sustituto de ella adviene a la cc su contenido, luego de experimentar cierta desfiguración, como una percepción de afuera.

En el delirio de persecución, la desfiguración consiste en una mudanza de afecto (lo que estaba destinado a ser sentido dentro como amor es percibido como odio de afuera).

La proyección no ocurre sólo en la paranoia (si no buscamos en nosotros mismos las causas de ciertas sensaciones, sino que las trasladamos hacia afuera, también este proceso normal merece el nombre de proyección).



3 fases de la represión:

1) Fijación→ fase precursora y condición de cada represión. Una pulsión o componente pulsional no recorre el desarrollo previsto como normal y, a consecuencia de esa inhibición del desarrollo, permanece en un estadio más infantil. La corriente libidinosa respectiva se comporta respecto de las formaciones psíquicas posteriores como una que pertenece al sistema del icc, como una reprimida. En tales fijaciones de las pulsiones reside la predisposición a enfermar luego y, sobre todo, el determinismo para el desenlace de la tercera fase de la represión.

2) Represión propiamente dicha→ proceso activo (a diferencia de la fijación).

3) Fracaso de la represión→ irrupción, retorno de lo reprimido. Tal irrupción se produce desde el lugar de la fijación y tiene por contenido una regresión del desarrollo libidinal hasta ese lugar.


Schreber→ El enfermo ha sustraído de las personas de su entorno, y del mundo exterior en general, la investidura libidinal que hasta entonces les había dirigido; con ello, todo se le ha vuelto indiferente y sin envolvimiento para él, y tiene que explicarlo, mediante una racionalización secundaria, como cosa «de milagro, improvisada de apuro». El sepultamiento del mundo es la proyección de esta catástrofe interior; su mundo subjetivo se ha sepultado desde que él le ha sustraído su amor.

Lo que nosotros consideramos la producción patológica, la formación delirante, es,
en realidad, el intento de restablecimiento, la reconstrucción.

El proceso de la represión propiamente dicha consiste en un desasimiento de la libido de
personas —y cosas— antes amadas. Se cumple mudo; no recibimos noticia alguna de él.

Lo que se nos hace notar ruidoso es el proceso de restablecimiento, que deshace la represión y reconduce la libido a las personas por ella abandonadas.

En la paranoia, este proceso se cumple por el camino de la proyección.
No era correcto decir que la sensación interiormente sofocada es proyectada hacia afuera; más bien inteligimos que lo cancelado adentro retorna desde afuera.

En la vida anímica normal consumamos de continuo tales desasimientos de la libido de personas u otros objetos, sin enfermar por ello.
Entonces, la soltura libidinal no puede ser en sí y por sí lo patógeno en la paranoia;

En la paranoia la libido liberada se vuelca al yo, se aplica a la magnificación del yo. Así se vuelve a alcanzar el estadio del narcisismo, estadio en el cual el yo propio era el único
objeto sexual.

Los paranoicos (para F) conllevan una fijación en el narcisismo.

Caso Schreber→ merece el nombre de «demencia paranoide»: da razón de lo parafrénico por la relevancia de la fantasía de deseo y de las alucinaciones, y del carácter paranoide por el mecanismo de proyección y el desenlace.


Freud - “Conferencia 23”

[TODO ESTE TEXTO SE REFIERE A LA HISTERIA CUANDO DICE NEUROSIS. NO INCLUYE A LA N.O.]

Los síntomas psíquicos son actos perjudiciales o, al menos, inútiles para la vida en su conjunto. A menudo la persona se queja de que los realiza contra su voluntad, y conllevan displacer o sufrimiento para ella.
Su ppal perjuicio consiste en el gasto anímico que ellos mismos cuestan y, adempas el que se necesita para combatirlos.
Si la formación de síntomas es extensa, estos 2 costos pueden traer como consecuencia un extraordinario empobrecimiento de la persona en cuanto a energía anímica disponible y, por tanto, su parálisis para todas las tareas importantes de la vida.

El síntoma se engendra como un retoño de cumplimiento de deseo libidinoso icc, desfigurado de manera múltiple.

Formación del sueño =/= Formación del síntoma

En la formación del sueño, el propósito pcc se agota en la preservación del dormir, en no dejar que penetre en la cc nada que pueda perturbarlo. Puede mostrarse + tolerante porque la situación del que duerme está menos amenazada.

La escapatoria de la libido, bajo las condiciones del conflicto, es posibilitada por la preexistencia de fijaciones.
La investidura regresiva de estas lleva a sortear la represión y a una descarga (o satisfacción) de la libido en la que deben respetarse las condiciones del compromiso.

X el rodeo a través del icc y de las antigüas fijaciones, la libido ha logrado x fin abrirse paso hasta una satisfacción real, aunque extraordinariamente restringida y apenas reconocible ya (histeria).

Causación de la histeria = Predisposición x fijación libidinal + vivenciar accidental
(traumático) (del adultx).

Constitución sexual (vivenciar prehistórico) + vivenciar infantil

La libido ha vuelto a las vivencias sexuales infantiles regresivamente, después de que fue expulsada de sus posiciones + tardías.
Las vivencias libidinales no tuvieron en su momento importancia alguna, y sólo la cobraron regresivamente.

Fijación como inmovilización de un determinado monto de energía libidinosa.

Hubo un período en el pasado de lx histéricx en que su libido no echaba de menos la satisfacción y él/ella era dichosx.
Busca entonces a lo largo de toda su biografía hasta hallar una época así.

El síntoma repite de algún modo aquella modalidad de satisfacción de su temprana infancia, desfigurada por la censura que nace del conflicto, x regla general volcada a una sensación de sufrimiento y mezclada con elementos que provienen de la ocasión que llevó a contraer la enfermedad.


Las vivencias infantiles construidas en el análisis, o recordadas, son unas veces irrefutablemente falsas, otras veces son con certeza verdaderas, y en la mayoría de los casos, una mezcla de verdad y falsedad.

F dice que las fantasías poseen realidad psíquica, y que esta es la realidad decisiva en el mundo de las neurosis.

¿Cómo encuentra la libido el camino hacia esos lugares de fijación?

Cuando la investidura energética de las fantasías se eleva demasiado, estas entran en conflicto con el Yo, x lo que son sometidas a la represión.
Desde las fantasías ahora iccs, la libido vuelve a migrar hasta sus orígenes en el icc, hasta sus propios lugares de fijación.

La introversión designa el extrañamiento de la libido respecto de las posibilidades de la satisfacción real, y la sobreinvestidura de las fantasías que hasta ese momento se toleraron.

El conflicto entre 2 aspiraciones no estalla antes de que se hayan alcanzado ciertas intensidades de investidura (dimensión económica), x + de que preexistieran las condiciones de contenido (dimensión dinámica).


Existe un camino de regreso de la fantasía a la realidad: el arte.


Freud - “La técnica psicoanalítica”.

El Yo tiene la tarea de obedecer a sus 3 vasallajes —de la realidad objetiva, del ello y del superyó— y mantener pese a todo su organización, afirmar su autonomía.

Si el Ello y el SY devienen demasiado fuertes, consiguen alterar la org del Yo hasta el punto de perturbar, o aun cancelar, su vínculo correcto con la realidad objetiva.


Pacto→ El Yo enfermo nos promete la más cabal sinceridad, o sea, la disposición sobre todo el material que su percepción de sí mismo le brinde, y nosotrxs le aseguramos la más estricta discreción y ponemos a su servicio nuestra experiencia en la interpretación del material influido por lo icc. En este pacto consiste la situación analítica.

Para que el Yo de lx px sea un aliado valioso en nuestro trabajo común, tiene que conservar cierto grado de coherencia, alguna intelección para las demandas de la realidad efectiva.
[No se puede esperar eso del yo psicótico. Por lo tanto debemos renunciar a intentar curarlo.]

Por “sinceridad” F quiere decir que lx px se comprometa a la regla fundamental del psa. No sólo debe comunicar lo que quiera, lo que le traiga alivio, sino también todo lo otro que se le ocurra, aunque sea desagradable decirlo, aunque le parezca sin importancia y hasta sin sentido.


Freud - “Conferencia 27”.

Condiciones de la contracción de la neurosis:

1) la disposición hereditaria; nada podemos cambiar en ella;
2) la influencia de las vivencias infantiles tempranas. pertenecen al pasado, no podemos hacer que no ocurrieran.

F dice que debemos evitar representar el papel de mentores. En cambio, debemos hacer que lx px adopte sus decisiones de manera autónoma.
Con este propósito le pedimos también que suspenda todas sus decisiones vitales acerca de elección profesional, empresas económicas, matrimonio o divorcio mientras dure el tratamiento.


Al hacer cc lo icc, cancelamos las represiones, eliminamos las condiciones para la formación de síntoma y mudamos el conflicto patógeno en un conflicto normal que tiene que hallar de alguna manera su solución (transformación psíquica. curación de lx neuróticx).

Decirle al px lo que reprimió no sirve de nada. Debemos rebuscar en su recuerdo el lugar en que eso se produjo por obra de una represión. Si esta represión se elimina, la sustitución de lo icc por lo cc puede consumarse sin dificultad.

2 fases: Primero la rebusca de la represión, después la eliminación de la resistencia que la mantiene en pie.

La resistencia es producida por la contrainvestidura que se erigió para reprimir la moción chocante. La contrainvestidura, o resistencia, no pertenece al icc, sino al Yo, que es nuestro colaborador, y esto es así aunque no sea cc. Es por eso que ahora sí tiene sentido comunicársela (la resistencia y no lo reprimido) al px.

En aquella época, el Yo era débil, infantil, y quizá tenía fundamento para ver en el reclamo libidinal un peligro. Hoy es fuerte y experimentado, y además tiene en lx médicx un auxiliar. Podemos esperar, entonces, que el conflicto renovado pueda guiarse hacia un desenlace más favorable que el de la represión.


Fuerzas impulsoras que intervienen en la cura:
- Capacidad intelectual
- Cc de estar enfermos
- Transferencia

La transferencia surge en lx px desde el comienzo del tratamiento y durante un tiempo constituye el más poderoso resorte impulsor del trabajo.

Si después se muda en resistencia, es preciso prestarle atención y reconocer que modifica su relación con la cura

Por regla general, los sentimientos hostiles salen a la luz + tarde que los tiernos.

Superamos la resistencia cuando demostramos a lx px que sus sentimientos no provienen de la situación presente y no valen para la persona de lx médicx, sino que repiten lo que a él le ocurrió una vez, con anterioridad.
De tal manera lx forzamos a mudar su repetición en recuerdo. Y entonces la transferencia, que, tierna u hostil, en cualquier caso parecía significar la más poderosa amenaza para la cura, se convierte en el mejor instrumento de ella.

Lo que hace que el px no repita el desenlace anterior (volver a reprimir lo que se había elevado hasta la cc) no es su capacidad intelectual (que no es lo bastante intensa ni libre para semejante logro), sino únicamente su relación con lx médicx.

Neurosis narcisistas no tienen ninguna capacidad de transferencia o sólo unos restos insuficientes de ella. Rechazan al médicx, no con hostilidad, sino con indiferencia. por eso son inaccesibles para nuestro empeño; no podemos curarlos.


Freud - “Conferencia 28”.

Lx neuróticx es incapaz de gozar y de producir (rendir); de lo primero, porque su libido no está dirigida a ningún objeto real, y de lo segundo, porque tiene que gastar una gran proporción de su energía restante en mantener a la libido en el estado de represión (desalojo) y defenderse de su asedio.

Sanaría si el conflicto entre su Yo y su libido tocase a su fin, y su Yo pudiera disponer de nuevo de su libido.

La tarea terapéutica consiste, entonces, en desasir la libido de sus provisionales ligaduras sustraídas al Yo, para ponerla de nuevo al servicio de este.

La libido de lx neuróticx está ligada a los síntomas, que le procuran la satisfacción sustitutiva, la única posible por el momento. Por tanto, es preciso apoderarse de los síntomas, resolverlos; es justamente lo que el enfermo nos pide.

Para solucionar los síntomas es preciso remontarse hasta su génesis, hasta el conflicto del cual nacieron; es preciso renovar este conflicto y llevarlo a otro desenlace con el auxilio de fuerzas impulsoras que en su momento no estaban disponibles.

La transferencia se convierte entonces en el campo de batalla en el que están destinadas a encontrarse todas las fuerzas que se combaten entre sí.

Toda la libido, así como toda resistencia contra ella, converge en una única relación, la relación con lx médicx. Es inevitable entonces que los síntomas queden despojados de libido. En lugar de la enfermedad propia del paciente, aparece la de la trasferencia, producida artificialmente.
En lugar de los diversos tipos de objetos libidinales irreales, aparece un único objeto, también fantaseado: la persona de lx médicx.

Cuando la libido vuelve a ser desasida de ese objeto provisional que es la persona de lx médicx, ya no puede volver atrás a sus objetos primeros, sino que queda a disposición del Yo.

El trabajo terapéutico se descompone, pues, en dos fases; en la primera, toda la libido es esforzada a pasar de los síntomas a la transferencia, y en la segunda se libra batalla en torno de este nuevo obj, y otra vez se libera de él a la libido.

El cambio decisivo para el buen desenlace consiste en que se elimine el circuito de la represión en este conflicto así renovado, de suerte que la libido no pueda sustraerse nuevamente al Yo mediante la huida al icc.


Los sueños de lxs neuróticxs nos sirven, como sus operaciones fallidas y sus ocurrencias libres, para colegir el sentido de los síntomas y descubrir la colocación de la libido.
Nos muestran los deseos que cayeron bajo la represión y los objetos a los cuales quedó aferrada la libido sustraída al Yo.


La diferencia entre salud nerviosa y neurosis consiste en si le ha quedado a la persona suficiente capacidad de gozar y de producir.


Freud - “Sobre la dinámica de la transferencia”.

Lx px inserta a lx médicx en una de las «series» psíquicas que ha formado hasta ese momento.

En el análisis la transferencia nos sale al paso como la más fuerte resistencia al tratamiento.
Cuando las asociaciones libres de un px se deniegan (faltan), en todos los casos es posible eliminar esa parálisis aseverándole que ahora él/ella está bajo el imperio de una ocurrencia relativa a la persona de lx médicx o a algo perteneciente a él/ella.


Una condición previa regular e indispensable de toda contracción de una neurosis es el proceso que Jung ha designado como «introversión» de la libido.

“La libido (en todo o en parte) se ha internado por el camino de la regresión y reanima las imagos infantiles. Y bien, hasta allí la sigue la cura analítica, que quiere pillarla, volverla de nuevo asequible a la cc y, por último, ponerla al servicio de la realidad objetiva”.


Mientras más se prolongue una cura analítica y con más nitidez haya discernido el enfermo que unas meras desfiguraciones del material patógeno no protegen a éste de ser puesto en descubierto, tanto + tratará de valerse de otra modalidad: la desfiguración por transferencia.

Es preciso decidirse a separar una transferencia «positiva» de una «negativa», la transferencia de sentimientos tiernos de la de sentimientos hostiles, y tratar por separado ambas variedades de transferencia sobre lx médicx.

La positiva, a su vez, se descompone en la de sentimientos amistosos o tiernos que son susceptibles de cc, y la de sus prosecuciones en lo icc. De estos últimos, el análisis demuestra que de manera regular se remontan a fuentes eróticas.

La transferencia sobre lx médicx sólo resulta apropiada como resistencia dentro de la cura cuando es una transferencia negativa, o una positiva de mociones eróticas reprimidas.


Freud - “Puntualizaciones sobre el amor de transferencia”.

Lx médicx tiene que discernir que el enamoramiento de la paciente le ha sido impuesto por la situación analítica, y no se puede atribuir a las excelencias de su persona.

“La px, aún la más dócil hasta entonces, ha perdido de pronto toda inteligencia del tratamiento y todo interés por él, no quiere hablar ni oír + que de su amor, demanda que le sea correspondido; ha resignado sus síntomas o los desprecia y hasta se declara sana”.

F dice que todo lo que estorbe proseguir la cura puede ser la exteriorización de una resistencia.

Dice que el enamoramiento existía desde mucho antes, pero que ahora la resistencia empieza a servirse de él para inhibir la prosecución de la cura.

Exhortar a la px, tan pronto como ella ha confesado su transferencia de amor, a sofocar lo pulsional, a la renuncia y a la sublimación, sería para F un obrar sin sentido.

“Uno habría llamado a lo reprimido a la cc sólo para reprimirlo de nuevo, presa del terror”.

La cura tiene que ser realizada en la abstinencia. Esto quiere decir que hay que dejar subsistir en lx enfermx la necesidad y añoranza como unas fuerzas pulsionantes del trabajo y la alteración, y guardarse de apaciguarlas mediante subrogados.

Si su cortejo de amor fuera correspondido, sería un gran triunfo para la px y una total derrota para la cura. Ella habría conseguido aquello a lo cual todxs lxs enfermxs aspiran en el análisis: actuar, repetir en la vida algo que sólo deben recordar, reproducir como material psíquico y conservar en un ámbito psíquico.

Consentir la apetencia amorosa de la px es entonces tan funesto para el análisis como sofocarla.

Unx debe retener la transferencia de amor, pero tratarla como algo no real, como una situación x la que se atraviesa en la cura, que debe ser reorientada hacia sus orígenes iccs.

F señala que dicho amor está enteramente compuesto de repeticiones y calcos de reacciones anteriores, incluso infantiles. Dice que ese es el carácter esencial de todo enamoramiento.

No hay ningún derecho a negar el carácter de amor “genuino” al enamoramiento que sobreviene dentro del tratamiento analítico.

De cualquier modo, se singulariza por algunos rasgos que le aseguran una posición particular:

1) Es provocado por la situación analítica.
2) Es empujado hacia arriba por la resistencia que gobierna a esta situación, y
3) Carece en alto grado de miramiento por la realidad objetiva, es menos prudente, menos cuidadoso de sus consecuencias, + ciego.

Meta del analista→ que esta mujer, estorbada en su capacidad de amar por unas fijaciones infantiles, alcance la libre disposición sobre esa fx de importancia inestimable para ella, pero no la dilapide en la cura, sino que la tenga aprontada para la vida real cuando, después del tratamiento, esta se lo demande.


Freud - “Sobre la psicopatología de la histeria”.

Histeria:
● Se genera por la represión, desde la fuerza motriz de la defensa, de una representación inconciliable.
● La representación reprimida permanece como una huella mnémica débil (menos intensa), y el afecto que se le arrancó es empleado para una inervación somática: conversión de la excitación.
● Justamente en virtud de su represión, la representación se vuelve causa de síntomas patológicos, es decir, patógena ella misma.

A una histeria que muestre este mecanismo psíquico, se la puede designar “Histeria de defensa”.


El material psíquico de la histeria está ordenado de 3 maneras:

1- Ordenamiento lineal cronológico.
2- Estratificación concéntrica en torno del núcleo patógeno.
3- Ordenamiento según el contenido del pensamiento (enlace por los hilos lógicos que llegan hasta el núcleo. Es dinámico).

Este material patógeno se comporta como un cuerpo extraño.
El trabajo del psa no consiste en extirparlo, sino en disolver la resistencia y, así, facilitar el camino por un ámbito antes bloqueado a la circulación.

Es totalmente infructuoso avanzar en forma directa hasta el núcleo de la org. patógena. Y aunque unx fuera capaz de colegirla, lx enfermx no sabría qué hacer con el esclarecimiento que se le obsequia, ni sería alterado psíquicamente por el mismo.

1) Unx empieza por hacer que lx enfermx cuente todo lo que sabe y recuerda, y supera resistencias leves aplicando el procedimiento de la presión.

Cuando se ha trabajado por un tiempo de esta manera, suele moverse en lx enfermx un empeño a colaborar.

Se debe dejar a lx enfermx producir, dejar en sus manos el desmontar materiales dentro del mismo estrato.
Las cosas que aporta en ese modo parecen a menudo inconexas, pero proporcionarán el material que cobrará vida mediante un nexo discernido + tarde.

De todas formas, no se debe sobreestimar la inteligencia icc ni confiarle a lx px la guía de todo el trabajo.
Unx toma a su cargo la apertura de estratos + internos, el avance en el sentido radial, mientras que lx enfermx se encarga del ensanchamiento periférico.

2) En la exposición que se recibe de lx enfermx sin resistencias, se descubrirán infaliblemente lagunas y fallas.

Lx enfermx no quiere reconocer estas lagunas, pero lx médicx debe buscar por detrás de estos ptos débiles el acceso al material de los estratos + hondos (mediante el procedimiento de la presión).

3) Por último, se llega tan lejos que se puede abandonar el trabajo por estratos y avanzar por una vía regia, directamente, hasta el núcleo de la org. patológica.
La intensidad del síntoma se incrementa cuanto + hondo se entre en uno de los recuerdos patógenos pertinentes.

4) Con ello se gana la lucha, pero aún es preciso agotar el material para que la tramitación del síntoma sea definitiva.
Sólo con la última palabra del análisis desaparece el cuadro clínico en su totalidad.


Transferencia ambivalente:

Lx px ve en lx analista una reencarnación de una persona importante de su infancia, de su pasado, y por eso transfiere sobre él/ella sentimientos y reacciones que sin duda se referían a ese arquetipo.

Este hecho de la transferencia es al mismo tiempo un recurso auxiliar de valor insustituible y una fuente de serios peligros.

Es ambivalente porque incluye actitudes positivas, tiernas, así como negativas, hostiles, hacia lx analista.

La positiva funciona como resorte que pulsiona la colaboración del px.

Otra ventaja: Si lx px pone a lx analistx en el lugar de su padre (o de su madre), le otorga también el poder que su SY ejerce sobre su Yo, puesto que estos progenitores han sido el origen del SY.
Y entonces el nuevo SY tiene oportunidad para una suerte de pos-educación. Puede
corregir desaciertos en que incurrieran lxs xadres en su educación.

Lx analista debe, no obstante sus empeños por mejorar y educar, respetar la peculiaridad de lx px.

Puesto que la transferencia reproduce el vínculo con los padres, asume también su ambivalencia.

En ambos casos extremos habrá olvidado el pacto que aceptó al comienzo del tratamiento, se habrá vuelto ineptx para proseguir el trabajo en común. Lx analista tiene la tarea de arrancar al px en cada caso de esa peligrosa ilusión, de mostrarle una y otra vez que es un espejismo del pasado lo que él/ella considera una nueva vida real-objetiva.

Se lo consigue si desde temprano se lo prepara para tales posibilidades y no se dejan pasar sus primeros indicios.


Nuestro camino para fortalecer al Yo debilitado parte de la ampliación de su conocimiento de sí mismo.

Así, la primera pieza de nuestro auxilio terapéutico es un trabajo intelectual.

Si asaltáramos a lx px con nuestras interpretaciones antes que él/ella estuviera preparadx, la comunicación sería infecunda o bien provocaría un violento estallido de resistencia, que estorbaría la continuación del trabajo o aun la haría peligrar.


El Yo se protege mediante unas contrainvestiduras de la intrusión de elementos indeseados oriundos del Ello icc y reprimido; que estas contrainvestiduras permanezcan intactas es una condición para la función normal del Yo.

Mientras más constreñido se sienta el yo, más convulsivamente se aferrará a esas contrainvestiduras a fin de proteger lo que le resta frente a ulteriores asaltos.

Registramos la intensidad de esas contrainvestiduras como unas resistencias a nuestro trabajo.

A esta resistencia, que persiste durante todo el tratamiento y se renueva a cada nuevo tramo del trabajo, la llamamos, no del todo correctamente, resistencia de represión.

Hay otros 2 factores que son fuentes de la resistencia. Lx px los desconoce por completo a ambos, y no pudieron ser tomados en cuenta cuando concertamos nuestro pacto; además, tampoco tienen por punto de partida el Yo del px. Se los puede reunir bajo el nombre común de «necesidad de estar enfermo o de padecer»,

El primero de estos dos factores es el sentimiento de culpa o cc de culpa. Lx px no lo registra ni lo discierne.
Es la contribución que presta a la resistencia un SY que ha devenido muy duro y cruel.
El ind no debe sanar, sino permanecer enfermo, pues no merece nada mejor.
Esta resistencia no perturba nuestro trabajo intelectual, pero sí lo vuelve ineficaz.
Para defendernos de esta resistencia, estamos limitados a hacerla cc- y al intento de desmontar poco a poco ese SY hostil.

El segundo tiene que ver con aquellos neuróticos en quienes la pulsión de autoconservación ha experimentado un trastorno. Parecen no perseguir otra cosa que dañarse y destruirse a sí mismxs.


YO neurótico:
- No puede ya cumplir las tareas que el mundo exterior, incluida la sociedad humana, le impone.

- No es dueño de todas sus experiencias, buena parte de su tesoro mnémico le es escamoteado.

- Su act está inhibida por unas rigurosas prohibiciones del SY,

- Su energía se consume en vanos intentos por defenderse de las exigencias del Ello.

- Además, por las continuas invasiones del Ello, está dañado en su org, escindido en el interior de sí; no produce ya ninguna síntesis en regla, está desgarrado por aspiraciones que se contrarían unas a otras, por conflictos no tramitados, dudas no resueltas.

Al comienzo hacemos participar a este Yo debilitado del paciente en un trabajo de interpretación puramente intelectual, que aspira a un llenado provisional de las lagunas dentro de sus dominios anímicos; hacemos que se nos transfiera la autoridad de su SY, lo alentamos a aceptar la lucha en torno de cada exigencia del Ello y a vencer las resistencias que así se producen. Y al mismo tiempo restablecemos el orden dentro de su Yo pesquisando contenidos y aspiraciones que penetran desde lo icc, y despejando el terreno para la crítica por reconducción a su origen.

Si mudamos en pcc lo devenido icc y lo reprimido, reintegramos al yo lo que le es propio.


Freud - “Recordar, repetir y reelaborar”.

Podemos decir que el analizado no recuerda, en general, nada de lo olvidado y reprimido, sino que lo actúa. No lo reproduce como recuerdo, sino como acción; lo repite, sin saber que lo hace. Esa es su manera de recordar.

La transferencia misma es sólo una pieza de repetición.

Por eso tenemos que estar preparados para que lx analizadx se entregue a la compulsión de repetir, que le sustituye ahora al impulso de recordar, no sólo en la relación personal con lx médicx, sino en todas las otras actividades y vínculos simultáneos de su vida.

Mientras mayor sea la resistencia, tanto más será sustituido el recordar por el actuar (repetir).

El px repite sus inhibiciones y actitudes inviables, sus rasgos patológicos de carácter, y, además, durante el tratamiento repite todos sus síntomas.

Mientras lx px lo vivencia como algo real-objetivo y actual, tenemos nosotros que realizar el trabajo terapéutico, que en buena parte consiste en la reconducción al pasado.


La reelaboración es la pieza del trabajo que produce el máximo efecto alterador sobre lx px y que distingue al tratamiento analítico de todo influjo sugestivo.

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Contratransferencia
(Freud)
Freud decía que el analista debía mantenerse en abstinencia y neutralidad, por ende, si en lx analista se suscita algo como producto del análisis de determinado px, debería trabajarlo en su propio análisis, para reducirlo.
Freud pensaba así a la contratransferencia como obstáculo a ser superado. Decía que la contratransferencia se instala en lx médicx por el influjo que lx px ejerce sobre su sentir icc.


En Freud todo conlleva a remitirse a las reglas del método.
(Paz)
En líneas generales, la contratransferencia es la rta del analista a las transferencias del analizadx.
Para él la contratransferencia, un poco en contraposición a lo que Freud pensaba, es un emergente intrínseco y constante del campo transferencial.
Paz entiende por contratransferencia a la activación de vínculos y fantasías primarias, reconocibles por sus efectos, suscitados en lx analista, a partir de lo manifestado por lx analizadx en un proceso analítico constituido o en vías de gestación.
Para Paz la contratransferencia debe ser utilizada en el análisis de manera controlada. Dice que se inicia como un problema, pero depende de cómo la tramite lx analista, de su evolución, si será o no realmente un problema. No es algo a eliminar, sino a trabajar. Además aclara que no toda resonancia emocional en el analista es contratransferencia.
(Korman)
Transferencias cruzadas. Px y analista forman parte del mismo campo analítico. Es imposible borrarse del campo analítico.
Las particularidades del analista entran en juego, en tanto en la situación analítica no funcionan como puro espejo ni solo receptores de lo que el analizante pone en ellos, ni es posible siempre ocupar el lugar del muerto, así denominado por Lacan.
La presencia de este no es solo en el plano cc, también icc.
Con transferencias cruzadas se pretende subrayar que tanto analista como analizante entran en el campo transferencial, cada uno con sus repeticiones, fantasmas, deseos, síntomas, etc. y entre ambos configuran una relación única y singular.
Para Korman es necesario el propio análisis, las supervisiones y la formación teórica, pero en la conducción de la cura cada uno analiza con lo que es en tanto sujeto. No existe una función en el vacío.
(Lacan)
No dice que el analista no debe experimentar sentimientos frente al px, sino que debe saber no ceder a ellos, ponerlos en su lugar, usarlos adecuadamente en la técnica.

De estos autores pueden desprenderse tres maneras de trabajar con la Contratransferencia:
A) Reducirla, a través del análisis del propio analista, para que quede como mera pantalla proyectiva. (FREUD)

B) Utilizarla de manera controlada. “todos poseemos en nuestro icc un instrumento para interpretar el icc del otro”. (PAZ)

C) Guiarse, para la interpretación con las manifestaciones Contratransferenciales. (KORMAN)

La contratransferencia es un problema cuando traba el funcionamiento de la atención flotante. Para recuperar la neutralidad hay que salirse del atrapamiento.

 

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