Altillo.com > Exámenes > UBA - Psicología > Clínica de Adultos


Fin de análisis |  Clínica de Adultos (Cátedra: Vázquez - 2017)  |  Psicología  |  UBA

Fin de análisis

Análisis terminable e interminable (Freud)

La experiencia de la terapia analítica, es decir, liberar a una persona de sus inhibiciones, síntomas y de sus anormalidades de carácter es un trabajo largo.

Desde el comienzo de la experiencia psicoanalítica se intentaron hacer cosas para abreviar el tratamiento:

-Otto Rank. Respondía a la prisa de la vida norteamericana. Entonces pensó que quizás podría resolver todas las neurosis analizando un mismo conflicto. Esto no resulto.

-Freud hizo un intento de abreviación del trabajo analítico, con “el hombre de los lobos”.  Decía que se trataba de un caso de autoinhibición de la cura, a causa de los logros parciales la cura se atascó. Entonces, lo que hizo fue fijarle un plazo. Estuvieran en el punto que estuvieran, cumplido ese plazo, el análisis se terminaría. Luego de eso comenzó a aparecer mucho material. Y cumplido el plazo se despidió de él. Freud pensó que bajo la presión del plazo estipulado, el material emergía y el análisis terminaba. Pero no era así.

Entonces intenta rastrear a qué llamar el fin de análisis.

Un análisis se termina cuando un paciente y un analista no se encuentran más. Se supone que esto ocurriría cuando el paciente no padece más a causa de sus síntomas, inhibiciones y anormalidades de carácter. Y el analista juzga que ya no creería que se repitan los sucesos.

Fin de análisis también tiene otro significado. Más exigente. Que durante el análisis el paciente adquiera normalidad psíquica y la posibilidad de mantenerse estable.

Luego, Freud plantea que lo constitucional y lo accidental se conjuga para producir una neurosis. Lo traumático o accidental es más favorable para un análisis que lo constitucional o intensidad de las pulsiones.  La intensidad constitucional de las pulsiones, en el sentido de un desquicio, y la alteración del yo, en el sentido de una limitación, son capaces de hacer durar mucho un análisis, de eternizarlo.

¿Cuáles son los factores desfavorables para el efecto del análisis?

La prolongación de la duración del análisis hasta lo inconcluible se debe a:

¿Es posible tramitar de manera duradera un conflicto de la tensión con el yo o una demanda pulsional patógena dirigida al yo? Es decir, domeñar una pulsión. Integrándola a la síntesis del yo. Es decir, que no siga su camino propio hacia la satisfacción.  Esto tiene que ver con lo cuantitativo. Y no todo es constitucional, además hay refuerzos como en la pubertad o la menopausia.

Lo que ocurre con las pulsiones es que el yo se defiende de ellas (a través de los mecanismos de defensa). Y cuando no puede domeñarlas, las reprime o le pone diques. Por ejemplo los síntomas son las pulsiones siguiendo su propio camino.

El yo endeble infantil no tiene recursos para domeñar las pulsiones. Por esto, en análisis, se pretende que un yo maduro logre hacer algo por esto. Pero depende de la proporción de la fuerza que está en juego.

La sublimación es una de las formas de domeñar las pulsiones.

Poner término al hiperpoder del factor cuantitativo es conmover el modo de fijación de la satisfacción pulsional en relación al objeto de la pulsión, modo de satisfacción que se fijó en la infancia por la hiperintensidad de la pulsión y la tarea de la terapia analítica será conmover esa fijación libidinal para reducir esa hiperintensidad, se trata en definitiva, de que el análisis hace que el yo madurado y fortalecido emprenda una revisión de estas antiguas represiones, se las edificará de nuevo sobre un material más sólido, sobre un yo más fortalecido y formará lo que Freud llama unos nuevos diques que no cederán tan fácilmente al acrecentamiento de la intensidad de la pulsión. 

La posibilidad de tramitar de manera duradera y definitiva un conflicto de la Pulsión con el Yo,  dependerá de la intensidad pulsional.

 

 

En análisis no solo se trata de hacer conciente lo inconciente, sino de modificar algo del yo.

La alteración del yo es la incrustación de los mecanismos de defensa en el yo. Uno utiliza ciertos mecanismos de defensa, desde la niñez, que alteran al yo.

 

El yo esta desde el principio intentando evitar peligros, utilizando los mecanismos de defensa. El problema es que estos se incrustan en el yo, este se acostumbra a usarlos y abusa de su uso. Incluso se las ingenia para crear situaciones que justifiquen el uso de esos mecanismos.

El yo endeble infantil no tiene otros recursos que reprimir y algunos otros mecanismos. Pero el yo aprende o se acostumbra a usarlos, incluso crea situaciones. Estos mecanismos de defensa (son la parte inconciente del yo) falsean la percepción interna. El yo queda “ciego” respecto a la comarca que gobierna. Durante la cura, estos mecanismos aparecen como resistencias al levantamiento de las resistencias.

 

Lo que hay que modificar en análisis, además de hacer conciente lo inconciente, es estos mecanismos de defensa. Mover al yo a que resigne resistencias. Hay que fortalecer al yo. Que este resigne resistencias, represiones y mecanismos de defensas que empobrecen al yo.

 

 

 

Entonces, los mecanismos de defensa del yo son las resistencias del ello (compulsión a la repetición de estas resistencias). Implican un modo de satisfacción hiperintensa que el sujeto se resiste a abandonar y alteran al yo. Esto puede verse reforzado por un trauma.

 

¿Es posible la profilaxis en el análisis? ¿Se pueden prever conflictos futuros? Se puede hablar, pero no se pueden hacer movimientos preventorios. No.  Si un conflicto pulsional no es actual es imposible influir sobre él mediante el análisis. El Psicoanálisis busca agudizar un conflicto actual y llevarlo a su plasmación más neta para elevar la fuerza pulsional que habrá de solucionarlo.  Un tratamiento profiláctico supondría convocar un padecer nuevo,  pero el analista está facultado para efectuar estas intervenciones.  Crear un conflicto fresco no haría más que prolongar y dificultar el trabajo analítico.  En estados de crisis el análisis es casi inutilizable.

Resistencias que parecen depender de constelaciones fundamentales dentro del aparato psíquico:

-Viscosidad de la libido: personas, en la cura, que cuesta restablecer más que en otras, porque no logran renunciar sus investiduras libidinales de un objeto y pasarlas a uno nuevo. Se quedan “pegoteadas”.

-Movilidad excesiva de la libido: personas que son el caso contrario. Invisten objetos nuevos todo el tiempo.

-Agotamiento de la plasticidad de la libido: Freud llama “resistencia del ello” a esta conducta según la cual, se percibe en el paciente un cierto agotamiento de la plasticidad o de la capacidad de variar para seguir desarrollándose de la libido, ciertamente podemos decir que esta resistencia a la movilidad tendrá que ver con unas fijaciones hiperintensas por la hiperintensidad de las pulsiones, cuanto más intensa la pulsión más intensa será la fijación y mayor la resistencia que oponga el sujeto a abandonar esas investiduras.

-Inclinación al conflicto: Pulsión de muerte libre que se liga a la libido de diferentes maneras.

-  La Reacción Terapéutica Negativa (RTN) y la Conciencia de Culpa ponen en evidencia la presencia,  en la vida anímica,  de la pulsión de agresión,  de destrucción,  de muerte,  que es una parte constitucional del aparato anímico.

 

Freud trata sobre el análisis personal del analista. Cada cinco años debería volver a hacer un tratamiento analítico.

 

Finalmente, Freud postula la roca de base de la castración. Algo que queda sin analizar. Un límite.

 

Mujer – envidia de pene. en la mujer el querer alcanzar la masculinidad es acorde con el Yo en cierta época,  a saber, en la fase fálica (antes del desarrollo hacia la feminidad). Luego del insaciable deseo del pene, devendrán el deseo del hijo varón, portador del pene. El deseo de masculinidad se ha conservado en lo Inconsciente y despliega desde la represión sus efectos perturbadores.

Hombre – actitud pasiva frente a otro hombre. la masculinidad aparece desde el comienzo mismo y es acorde con el Yo;  la actitud pasiva,  puesto que presupone la castración,  es enérgicamente reprimida.

 

El analista debe consolarse con la seguridad de haber ofrecido al analizado todo lo necesario para reexaminar su actitud frente al complejo. Para Freud, la terminación de un análisis es un asunto práctico: el análisis debe crear las condiciones psíquicas más favorables para las funciones del Yo.  Con ello quedaría tramitada la tarea.

Consideraciones sobre el final del análisis (Korman)

Cuestiones presentes en el análisis que deben ser transitadas para llegar al fin de análisis: esquema de la operación analítica.

8 factores que toma en cuenta para decidir el final de análisis y q nos permitirán visualizar las transformaciones subjetivas q se van dando  a lo largo del análisis y q hacen posible la neurosis de salida.  La operación analítica produce la metamorfosis de la neurosis inicial al “temple analítico”.

 

-Síntomas: Suelen ser los determinantes principales de la demanda inicial.  Transformar esta demanda inicial en una demanda analítica supone que el paciente acepte una larga espera para su mejoría, mientras el analista va haciendo que los síntomas iniciales dejen lugar a otros propulsores del análisis. El síntoma es hipócrita: la cara que más muestra, la sufriente, clama desaparición pero sus otras facetas se oponen a ella. Los síntomas conforman la hendidura por donde se cuela la transferencia posibilitando iniciar una tarea de largo aliento sobre el terreno psíquico. Se opera sobre la neurosis de transferencia creada. Sin transferencia no hay análisis, solo si se cambia la neurosis pre analítica por una neurosis de transferencia es posible el psicoanálisis.

-Trama del Fantasma: Su reiterada puesta en escena va posibilitando el conocimiento de su contenido argumental, que puede pensarse como una condensación simbólica expresable mediante una frase concisa. Se trata de descubrir y hacer que el paciente descubra los distintos modos que tiene de relacionarse desde matices circunscriptos y desde las tonalidades de los fantasmas que le son constitutivos. Para que se generen modificaciones psíquicas en el debe producirse un cambio en la posición subjetiva en el fantasma, un mayor libre juego en la escena fantasmática, es decir, la creación de guiones inéditos o la representación de otros roles. Esto implica un corte, que probablemente consista en trascender la identificación imaginaria que condenaba al sujeto a representar siempre el mismo papel.

- El trabajo en torno a las identificaciones: El análisis provoca una reorganización de la trama identificatoria, como producto del desprendimiento de los aspectos alienantes de algunas identificaciones y de haber logrado establecer nuevas relaciones intrapsíquicas con los rasgos y detalles de los objetos hechos propios. Las transformaciones acaecidas en todas las dimensiones del psiquismo repercuten en la trama identificatoria. La tarea analítica no es hacer conciente las identificaciones, ni romperlas.  Estas son las que constituyen al sujeto, romperlas acarrearía la cancelación del sujeto. La tarea analítica busca modificar, mediante su abordaje indirecto, la relación que se ha establecido internamente con y entre los rasgos de los objetos introyectados y apropiados. Nos topamos aquí con el límite de nuestro accionar: el núcleo duro de identidad generado por las identificaciones.  No hay renacimiento del sujeto sino recomposición del mosaico identificatorio. Un concepto que dice el autor es Siniestrar, concepto que sintetiza la tarea sobre la clínica de las identificaciones.  Implica hacer que lo propio, lo absolutamente familiar y personal, comience a devenir extraño. 

- El ideal del yo y el tener proyectos: Parte de las energías robadas por la neurosis de transferencia, por el investimento libidinal de la tarea analítica, comienza a estar más disponible para empresas y proyectos personales.  Este es otro signo de que el final de análisis se va acercando, se está elaborando silenciosamente el duelo del fin de análisis.  Lo esencial de todo duelo es el retiro de catexias para dedicarlas a otros objetos y actividades.

-Transformación de las instancias narcisistas en el registro de la castración: Reconocer al Otro castrado implica aceptar la propia castración.  Otro de los momentos más duros del análisis consiste en caer en la cuenta de que el peor enemigo está dentro de uno mismo.  Estos movimientos implican duelos importantes. Deshacer los ídolos requiere tanto o más tiempo del que llevó construirlos y adorarlos, no se trata de realizar una abolición de los ideales sino de un pasaje de los mismos por el registro de la castración.

-La sublimación: Permitirá establecer una articulación con la disolución de la transferencia y la problemática de los duelos. En los períodos de terminación de un proceso analítico se producen un conjunto de fenómenos que podrían ser considerados como un aumento de la capacidad de sublimar, es decir cambiar un fin que es originariamente sexual por otro no sexual, pero emparentado con el primero.

-Superyó: Es un lugar de cultivo de la pulsión de muerte y origen de un empuje hacia el masoquismo primario.  El superyó nos habla de la tiranización que el inconciente ejerce sobre el sujeto. Es la instancia donde se origina tanto el sentimiento de culpa, como el estar en falta, los autocastigos y los autorreproches.  A través de él vemos que hay algo en cada ser humano que no colabora con el propio bienestar.

-Relación con el tiempo: Expectativas frente a una nueva etapa q se abre una vez acabado el análisis, no sólo hay tristeza por marcharse del análisis sino satisfacción por la tarea realizada y una cierta alegría por concluir. Esto suele estar relacionado con una relación peculiar con el tiempo. Se percibe la diferencia entre luchar contra el tiempo y dejarse llevar por él. Suele haber, después del tratamiento, una mejor relación del sujeto con la soledad. Los efectos del psicoanálisis en un sujeto provocan un movimiento tal que transforma la neurosis inicial en neurosis al “temple analítico”.  Esta última expresión pretende nominar un estado peculiar de la psique, que surge como producto de una tarea psicoanalítica efectiva, exitosa. Esta expresión subraya q el producto del final de análisis sigue siendo una neurosis, aunque ahora analizada.  Neuróticos no dejamos de ser nunca, de la escisión que nos hace ser sujetos divididos no nos curamos nunca, al contrario, después de un análisis la percibimos más netamente.

 

Algunos componentes del temple analítico:

Relación del sujeto con la asociación libre: se mantiene abierto el expediente del inconciente, y ante la emergencia de un material que retorna de lo reprimido, el paciente puede reconocerlo como algo propio y darle otra vuelta más de tuerca. 

Capacidad para la acción: se supone una actitud más resuelta para el actuar luego de su tratamiento.  El saber un poco más sobre el propio deseo amplía la aptitud para el acto.

Talento para vivir: capacidad de poder precisar las actividades personas o cosas que a uno le van, le hacen bien.

Me duele la vida – me gusta la vida: es esperable que al final del análisis el dolor de vivir se haga más soportable, aunque el sufrimiento no desaparezca del todo, se puede maniobrar mejor con él. 


 

Preguntas y Respuestas entre Usuarios: