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Historia de la Psicología |
2° Parcial (Domiciliario) |
Cátedra: Rossi |
2° Cuat. de 2013 |
Altillo.com |
2º parcial (domiciliario)
Utilice los materiales propuestos (uno o más según su elección) como
disparadores para desplegar el tratamiento de la emoción (del miedo) que
realizan Darwin, Wundt, Dumas y Watson. ¿Qué idea de sujeto y cuerpo queda
definido en cada caso?
materiales: 2 noticias de diarios
1) SUPLEMENTOS > ZONA > TRAGEDIA DE ONCE
“Estoy muy enojada con el mundo: mi hijo está muerto”
POR CLAUDIO SAVOIA
Zulma Ojeda es la mamá de Carlos Garbuio, una de las 51 víctimas del choque del
22 de febrero. La vida después de la tragedia que desmoronó a su familia. Los
proyectos. Y una obsesión: justicia.
Dolor de madre. Cuando Zulma recuerda a su hijo, sus ojos se empañan y la voz
se ahoga. Pero jura que no va a morir en vida. Y planea crear una fundación para
madres solteras./lorena lucca
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26/08/12
“Mi familia se demolió. Se disolvió. Tengo que rearmarla como pueda”. Zulma
Ojeda de Garbuio es la mamá de Carlos, una de las 51 víctimas de la tragedia de
Once. Hace seis meses que la primera de sus vidas quedó atrás. Y que empezó la
segunda: una cuesta abrupta que no la deja detenerse ni para apiadarse de sí
misma.
“Estoy enojada con el mundo: mi hijo está muerto. Antes, mi miedo era a que le
pasara algo en la calle, porque hoy te matan por una moneda. Pero ya lo mataron.
Entonces no tengo miedo”, razona. “No quiero irme a ningún lado ni esconderme
como una tortuga”, advierte, y en su mirada cruje una llamarada.
Antes de aquel 22 de febrero, el día más largo de su vida, hubo una historia:
“con Horacio construimos una familia ensamblada, y me da mucho orgullo”. Zulma
repasa una biografía increíble: su infancia en medio del campo entrerriano, en
las afueras de Concordia; la súbita muerte de su papá, cuando era chica; el
nacimiento de Carlitos; su viaje a Buenos Aires, a los 21 años, para cuidar a
los chicos de unos médicos conocidos; su desorientación en una ciudad en la que
no sabía ni hablar por teléfono ni andar en colectivo; el encuentro fortuito con
Horacio, un joven apuesto que tenía dos hijas, con quien se fue a vivir en menos
de dos meses y a quien ama con locura desde hace 31 años; la llegada de otros
dos hijos divinos: un laborioso castillo de amor en el que cada milímetro fue
cincelado con la pasión y el detalle de un artista.
“Hoy estamos todos enojados”, susurra Zulma, partida por el dolor, la mirada
clavada en el vidrio del escritorio. Adriana, la hija mayor, se sostiene en un
psiquiatra que, con paciencia, le intenta inocular una verdad insoportable :
aquel hermanito a quien cuidó como a un tesoro, le cambió los pañales y le robó
sonrisas llenas de sol, está muerto. “Ya no sé lo que siento”, se turba Zulma.
“Siempre creí en Dios, ahora no, o no sé...”, naufraga. ¿Lo que se ve? Una
tristeza insondable. Que no cabe en ningún diccionario.
Empieza a recordar. “A veces yo confundía a mis hijos, Carli y Horacito.
Entonces un día Carlos apareció con un cartel en el pecho que decía su nombre,
bajo la leyenda ‘así me llamo’.
‘Te vas a acordar siempre de mi nombre’, me dijo. Nos reímos, y yo escribí esa
explicación en el dorso del cartel.
Ahora lo uso para pedir justicia por su muerte”, se atraganta mamá.
Y sale del paso evocando a su pichón. Carlos vivía en una pequeña dependencia
que los Garbuio tienen en el fondo de su casa de Ramos Mejía.
2) MUNDO > PAKISTÁN
Talibanes balean a una nena que pidió que no cierren su escuela
Malala Yousafzai tiene 14 años. Y es reconocida por oponerse a los
fundamentalistas.
Las dos caras. A la izquierda, un doctor de las fuerzas armadas paquistaní al
lado de Malala Yousafzai, ayer. A la derecha, la niña en una de sus actividades
en la escuela.
PESHAWAR. AFP, DPA Y AP - 10/10/12
Un hombre barbudo preguntó por ella. Uno de los maestros se la señaló sin saber
lo que iba suceder. La nena hablaba con dos compañeritas que esperaban la
partida del pequeño autobús. Sin siquiera percibir que alguien se le acercaba,
ella sintió el ruido del disparo y cayó hacia adelante.
A partir de ahí los gritos taparon las sonrisas y las charlas infantiles. Las
que pudieron corrieron, las que no, quedaron heridas.
Esta escena sucedió en el norte de Pakistán, donde un miembro de la milicia
talibán le disparó en la cabeza a Malala Yousafzai, de 14 años, una pequeña que
defendía el
derecho de las niñas paquistaníes de recibir una educación, prohibido por los
radicales islámicos. Tras el ataque, la pequeña está en estado grave y dos de
sus compañeras se recuperan en un hospital zonal.
De inmediato, la noticia y los repudios dieron vuelta al mundo, mientras el
vocero de los talibán se adjudicaba el episodio.
Malala es una suerte de heroína local que durante la ocupación talibán en la
región del valle de Swat a manos de los talibán en 2007, comenzó a contar en su
blog lo que sucedía. Escribía con el seudónimo Gul Makai unas crónicas con la
visión de una nena de 11 años que provocaron gran simpatía en esos momentos en
los que no se podía decir nada. Ese grupo ultraislámico sostiene que las mujeres
no deben recibir ninguna clase de ilustración y consideran la escolaridad
femenina como un ataque al islam.
“Cuando hacemos fila en el patio por la mañana, nos han dicho que no llevemos
ropa de colores porque podría molestar a los talibanes”, escribió Malala en su
página. También contaba que iban al colegio con ropa de calle y escondían los
libros bajo el chal.
El valle del Swat se encuentra en el noroeste del país. Resulta uno de los
destinos turísticos más atractivos para los paquistaníes. Pero, en los años en
que los talibán estuvieron en la zona, s e prohibió la música, se cerró la única
operadora de esquí, impusieron su ley y ejecutaron a los que no la respetaban.
La identidad de Malala se conoció dos años más tarde cuando el Ejército tomó el
control de esos territorios. Entonces, el gobierno paquistaní la condecoró y
recibió varios premios internacionales de derechos humanos de la infancia.
Su blog fue sumado a los de la página de la BBC.
Malala dice que quiere ser médica y que luego estudiará leyes para participar en
la política del país. Ese futuro que imaginó ahora depende de cuán crítica sea
su recuperación. La bala le entró por la oreja y se le alojó en el cuello. Tras
examinarla, los médicos aconsejaron que sea trasladada a Dubai.
Mientras, el espanto por la noticia indignaba al mundo entero, el portavoz
talibán, Ehsanullah Ehsan, justificaba el ataque en una charla con Reuters: “Era
joven, pero estaba promoviendo la cultura occidental”.