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Neurofisiología |
Resumen sobre Microsistema de Neuronas | Cátedra: Ferreres |
1° Cuat. de 2013 |
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Microsistemas de neuronas (Aplysia)
Los modelos animales pueden servir para desentrañar cómo interaccionan los
sistemas de neuronas que dan lugar al comportamiento.
Funciones que tienen su origen en las interacciones neuronales → aprendizaje:
capacidad de modificar el comportamiento en respuesta a una experiencia; y
memoria: capacidad de almacenar dicha modificación durante un período de tiempo.
Estudiar el aprendizaje humano de forma reducida en modelos neuronales simples.
Determinan a qué nivel filogenético de organización neuronal y de comportamiento
podemos comenzar a reconocer aspectos de los procesos de aprendizaje y memoria
típicos del comportamiento humano.
El hombre posee habilidades de orden intelectual, lenguaje altamente
desarrollado y capacidad para el pensamiento abstracto, posibilidades que no
hallamos en animales más simples y que presumiblemente precisan tipos de
organización nerviosa cualitativamente diferentes.
Los términos de la cuestión son si el cerebro y la conducta humana participan de
algo en común con el cerebro y la conducta de animales menos evolucionados. Allí
donde encontremos rasgos similares pueden hallarse implicados principios de
organización cerebral común, que podrán ser objeto de provechoso estudio en
sistemas nerviosos simples.
La semejanza de algunos procesos de aprendizaje pone de manifiesto que los
procesos nerviosos involucrados en un proceso determinado de aprendizaje pueden
compartir rasgos comunes a lo largo de la filogenia. Así, no existe ninguna
diferencia fundamental, a nivel de estructura, química o función, entre las
neuronas y sus sinapsis de los seres humanos y las correspondientes del calamar,
el caracol o la sanguijuela –invertebrados más simples: sus sistemas constan de
10.000 a 100.000 células. Las células se agrupan en conjuntos discretos
denominados ganglios: c/ ganglio contiene normalmente e/ 500 y 1500 neuronas.
Esta simplificación numérica nos ha permitido relacionar la función de las
células singulares directamente con el comportamiento-.
1912, parásito intestinal Ascaris → unicidad de las neuronas → el cerebro de
este animal está formado por varios ganglios, halló que contenían 162 células.
El guarismo no variaba nunca de un individuo a otro, y cada célula ocupaba
siempre una posición característica. Medio siglo después, trabajando con el gran
caracol marino, Aplysia, dieron con una uniformidad similar, aunque menor, en
los sistemas nerviosos más complejos de estos invertebrados superiores.
En el ganglio abdominal de Aplysia las neuronas varían en tamaño, posición,
forma, pigmentación, patrones de descarga y sustancias químicas a través de las
cuales transmiten información a otras células. A partir de estas divergencias,
pueden reconocerse y denominarse células específicas.
Científicos han observado que las células siempre realizan el mismo tipo de
conexión con otras células. La uniformidad se aplica también al “signo”, o
expresión funcional, de las conexiones, es decir, si son excitadoras o
inhibidoras.
La primera célula examinada demostraba que la neurona regulaba las diferentes
acciones a través de sus distintas conexiones. La célula excitaba unas células
contiguas, inhibía otras y tenía una conexión doble, que era tanto excitadora
como inhibidora con respecto a una tercera clase de célula. Además, la neurona
excitaba siempre y de un modo preciso a las mismas células, inhibía siempre a
otro grupo específico y establecía pertinazmente la conexión doble con el tercer
grupo celular. Su acción sináptica podía explicarse por medio de una sustancia
transmisora: la aceticolina. La reacción de este compuesto con los distintos
tipos de receptores de las células contiguas determinaba si la acción sináptica
iba a ser excitadora o inhibidora.
Los receptores determinaban el signo de la acción sináptica mediante el control
de los distintos canales iónicos de la membrana: sodio para la excitación, cloro
para la inhibición. Las células que recibían una conexión doble tenían dos tipos
de receptor para el mismo transmisor: un receptor que controlaba el canal de
sodio y otro que controlaba el canal de cloro. La expresión funcional de la
transmisión sináptica química estaba determinada, pues, por los tipos de
receptor que la célula contigua representaba en un determinado lugar
postsináptico.
El transmisor químico es tan sólo permisivo; el componente instructivo de la
transmisión sináptica es la naturaleza del receptor y los canales iónicos con
los que interaccionan. Se ha demostrado que este principio tiene una aplicación
bastante general. Se cumple para las neuronas de vertebrados e invertebrados y
para las neuronas que utilizan distintos transmisores.
El descubrimiento en los ganglios de invertebrados de células identificables que
establecían conexiones precisas con otras condujo a la elaboración de “diagrama
reticular” de los distintos circuitos de comportamiento, y, con ello, al estudio
exacto de la relación causal entre neuronas específicas y el comportamiento.
Descubrieron que las células individuales controlaban el comportamiento, de
una manera específica y, a veces sorprendentemente, poderosa.
Puesto que las células, consideradas en su singularidad, establecen conexiones
de forma invariable con las mismas células adyacentes y pueden desarrollar
acciones que tengan un signo distinto, deduciremos que ciertas neuronas de un
lugar crítico del sistema tienen en sus manos el control absoluto de una
secuencia de comportamiento. Ya en 1938, Wiersma, se había percatado de la
importancia de esas células únicas en el comportamiento y las había denominado
“células de mando”.
Una misión funcional de la célula de acción doble es desencadenar múltiples y
diferentes efectos fisiológicos.
El hallazgo de que el comportamiento está mediatizado por células invariables,
que se interconectan con fina precisión y constancia, podría sugerir que los
animales sencillos difieren de los más complejos en poseer repertorios de
actividad fijos y estereotipados. Pero eso no es cierto. Investigaciones
llevadas a cabo en varias especies de invertebrados han demostrado que los
animales simples pueden modificar su comportamiento a través del aprendizaje.
Siguiendo esta línea, han profundizado en una de las exhibiciones más sencillas
del comportamiento de Aplysia: el reflejo de defensa, que retrae la branquia
ante un estímulo. La branquia se halla en una cámara respiratoria denominada
cavidad del manto. La cámara está cubierta por una capa protectora, el repliegue
del manto, que termina en un conducto carnoso, el sifón. Cuando un estímulo
débil o moderadamente intenso se aplica al sifón, la branquia se contrae y se
retrae en la cavidad del manto. El reflejo es análogo a la respuesta de
retraimiento observada en casi todos los animales superiores. Aplysia y otros
animales presentas dos formas de aprendizaje con esos reflejos: HABITUACIÓN y
SENSIBILIZACIÓN.
Habituación
Consiste en un DESCENSO EN LA INTENSIDAD DE LA RESPUESTA conductual que se
produce cuando un estímulo, en un principio nuevo, se presenta repetidamente.
Cuando a un animal se le presenta un estímulo nuevo, su primera respuesta será
combinación de los reflejos de orientación y defensa. Con estimulaciones
reiteradas, el animal aprende pronto a reconocer el estímulo en cuestión. Si
éste no comporta recompensa o resulta inocuo, el animal restringirá, y acabará
por suprimir, la respuesta. Por medio de la habituación, los animales, seres
humanos incluidos, aprenden a hacer caso omiso a estímulos que han perdido su
novedad o significación. La habituación les permite prestar atención a los
estímulos recompensadores o importantes para la supervivencia. Se cree que
constituye el primer proceso de aprendizaje que aparece en los niños y suele
acudirse a ella para investigar el desarrollo de procesos intelectuales como la
atención, la percepción y la memoria.
Entre los vertebrados, un aspecto interesante de la habituación es que da origen
a la memoria de corto y de largo plazo.
¿Dónde se localizan y cuáles son los mecanismos de la habituación a corto plazo?
El circuito nervioso que controla la retracción de la branquia es bastante
sencillo. Un estímulo en la piel del sifón activa las 24 neuronas sensitivas
allí ubicadas: éstas establecen conexiones directas con las seis células motoras
de la branquia, y las células motoras directamente con el músculo. Las neuronas
sensitivas también excitan varias interneuronas que son neuronas interpuestas.
Examinando el comportamiento de esas células durante el proceso de habituación,
observamos que, a corto plazo, ésta implicaba un cambio en la fuerza de conexión
entre las neuronas sensitivas y sus células diana centrales (las interneuronas y
las neuronas motoras). Ahora podíamos analizar qué pasaba durante la habituación
con sólo examinar los cambios en dos células (la neurona sensitiva presináptica
y la neurona motora postsináptica) y en el conjunto de conexiones entre ellas.
La fuerza de una conexión puede estudiarse registrando la acción sináptica
producida en las células motoras por una única neurona sensitiva. Y podemos
simular la sesión de entrenamiento de habituación de 10 a 15 estímulos a través
de la estimulación de una neurona sensitiva siguiendo la secuencia temporal
exacta empleada con el animal intacto. Los estímulos pueden ajustarse para que
generen un único PA. La primera vez que se induce a la neurona a que descargue
un PA, produce una acción sináptica muy eficaz que se manifiesta como un
potencial postsináptico excitador en la célula motora. Los PA subsiguientes
iniciados en la neurona sensitiva durante una sesión de entrenamiento dan lugar
a potenciales postsinápticos excitadores progresivamente más pequeños. Esta
mengua de eficacia (o depresión) de la conexión es paralela, y explica, la
habituación conductual. Como ocurría en el comportamiento, la depresión
sináptica resultante de una única sesión de entrenamiento persiste durante más
de una hora. Después de una segunda sesión de entrenamiento, se observa una
depresión más pronunciada del potencial sináptico, y al reincidir en tales
ensayos terminaremos por deprimir completamente el potencial sináptico.
¿Qué causa los cambios en la intensidad de la conexión sináptica? ¿Implican un
cambio en la neurona sensitiva presináptica al reflejar un descenso de la
liberación de sustancia transmisora, o bien un cambio en la célula
postsináptica, al reflejar un descenso en la sensibilidad de los receptores al
transmisor químico?
El transmisor no se libera en forma de moléculas individuales, sino como
“cuantos” (paquetes multimoleculares). Cada paquete contiene aprox. la misma
cantidad de transmisor (varios miles de moléculas). Se cree que los cuantos se
almacenan en órganos subcelulares denominados vesículas sinápticas, que se
observan en abundancia en los pies terminales sinápticos examinados al
microscopio eléctrico. Puesto que un número de moléculas de transmisor por
cuanto suele ser uniforme, el número de cuantos liberados en cada PA nos puede
servir de índice de la cantidad total de transmisor liberado. Cada cuanto
produce a su vez un diminuto potencial postisináptico excitador, de una magnitud
característica, en la célula postsináptica. La magnitud señala cuán sensibles
son los receptores postsinápticos a los varios miles de moléculas de transmisor
que se libera en cada paquete.
Trabajando con Aplysia, descubrieron tramos que el descenso, en la amplitud del
PA sináptico, con la habituación corría paralelo al descenso en el número de
cuantos químicos liberados. Por el contrario, la magnitud del potencial
postsináptico mínimo no cambió: ello ponía de manifiesto que no hubo cambio en
la sensibilidad del receptor postsináptico. Los resultados muestran que el lugar
de la habituación a corto plazo se sitúa en las terminales presinápticas de las
neuronas sensitivas y que el mecanismos de habituación consiste en un descenso
progresivo en la cantidad de transmisor liberado por los pies terminales de las
neuronas sensitivas en sus células diana centrales.
¿A qué se debe el descenso en el número de cuantos liberado por cada PA? El
número está fundamentalmente determinado por la concentración de calcio libre en
la terminal presináptica. El calcio constituye una de las tres especies de iones
que intervienen en la generación de cada PA en la terminal axónica. La onda
ascendente de despolarización del PA se produce, fundamentalmente, por el flujo
de entrada de iones de sodio en la terminal, aunque también concurre un flujo
menor y retardado de iones de calcio. La onda descendente de la repolarización
viene ocasionada, en gran parte, por un flujo de salida de iones potasio. El
flujo de entrada del calcio es esencial para la liberación del transmisor. Se
cree que el calcio posibilita que las vesículas sinápticas se unan a los lugares
de liberación en las terminales presinápticas. Esta unión es un paso crítico
previo a la exocitosis. Parece verosímil, pues, que la cantidad de calcio que
entra en las terminales con cada PA no es fijo, sino variable, y que la cantidad
podría venir regulada por la habituación.
La corriente de calcio empieza lentamente durante el PA y así, normalmente,
queda solapada por la corriente de potasio. Para descubrir la corriente de
calcio, expusieron el ganglio a tetraetilamonio (TEA), un agente que bloquea
selectivamente parte de la corriente retrasada del potasio. Al bloquear la
acción repolarizadora de la corriente de potasio, el agente aumenta notablemente
la duración del PA. Esta prolongación se debe, en parte significativa, a que no
existe acción antagónica de la corriente de calcio. La duración del PA
prolongado por el TEA constituye un buen ensayo para cambios en la corriente de
calcio.
Ahora: examinan la liberación del transmisor por los pies terminales de las
neuronas sensitivas que se medía a partir de la magnitud del PA en la célula
motora y los cambios registrados simultáneamente en la corriente de calcio, que
se calculaban a partir de la duración del PA.
La estimulación repetida de la neurona sensitiva, a una tasa en que se producía
habituación, resultaba en una disminución progresiva de la duración del
componente calcio del PA, que corría paralela al descenso en la liberación del
transmisor. La recuperación espontánea del potencial sináptico y del
comportamiento iba acompañada, a su vez, de un incremento en la corriente de
calcio. Los mecanismos de habituación a corto plazo entrañan una modulación en
la intensidad de la conexión sináptica. La fuerza de la conexión está
determinada por la cantidad de transmisor liberado, que, a su vez, depende del
grado en que un PA de la terminal presináptica puede activar la corriente de
calcio. El almacenamiento de la memoria de habituación a corto plazo reside, por
consiguiente, en la persistencia, durante minutos y horas, de la depresión de la
corriente de calcio en la terminal presináptica.
La habituación a corto plazo implica un descenso pasajero en la eficacia
sináptica, en tanto que la habituación a largo plazo produce un cambio más
prolongado y profundo, desencadenando una disrupción funcional de la mayoría de
las conexiones eficaces anteriores. Los datos (1) proporcionan una prueba
directa de que un caso específico de memoria a largo plazo puede ser explicado
por un cambio a largo plazo en la eficacia sináptica, (2) muestran que se
necesita escaso entrenamiento para producir un cambio profundo en la transmisión
sináptica de las sinapsis implicadas de un modo destacado en el aprendizaje y
(3) establecen que las habituaciones a corto y largo plazo pueden compartir un
lugar neuronal común, a saber, la sinapsis que las neuronas sensitivas
establecen con las neuronas motoras. Las habituaciones a corto y largo plazo
también entrañan aspectos del mismo mecanismo celular: una depresión de la
transmisión excitadora. Queda por determinar si la depresión sináptica a largo
plazo es presináptica y si supone una inactivación de la corriente de calcio.
Sensibilización
El reforzamiento prolongado de la respuesta preexistente de un animal a un
estímulo como resultado de la presentación de un estímulo nocivo. La
sensibilización requiere que el animal aprenda a prestar atención al estímulo
porque éste va acompañado de consecuencias dolorosas o peligrosas en potencia.
Descubrieron que la sensibilización entrañaba una alteración de la transmisión
sináptica allí donde residía la habituación, a saber: en las sinapsis que las
neuronas sensitivas establecen con sus células diana centrales. Las neuronas que
regulan la sensibilización finalizan en las proximidades de las terminales
sinápticas de las neuronas sensitivas y aumentan la liberación de transmisor al
elevar el número de cuantos liberados por cada PA en las neuronas sensitivas. De
ahí que el proceso se designe como facilitación sináptica. Su interés radica en
que muestra que las neuronas poseen receptores de transmisores en dos lugares
totalmente distintos. Los receptores del cuerpo celular y de las dendritas
determinan si una célula debe desencadenar un PA y los receptores de las
terminales sinápticas determinan cuánto transmisor hay que liberar en cada PA.
Las terminales presinápticas de las neuronas sensitivas pueden regularse, por
tanto, de manera opuesta por formas de aprendizaje antagónicas. A raíz de una
actividad intrínseca que ocurre en el interior de la neurona durante la
habituación el lugar puede deprimirse, y puede excitarse (facilitarse) mediante
la sensibilización a resultas de la actividad de otras neuronas que establecen
sinapsis en los pies terminales.
Observaron que la sensibilización invertía el comportamiento deprimido. Además,
las sinapsis cuya función había quedado bloqueada (y que habrían permanecido así
durante semanas) se restablecieron en el intervalo de una hora merced a un
estímulo sensibilizador en la cabeza.
Así pues, hay en el cerebro rutas sinápticas que están determinadas por procesos
de desarrollo, pero que, contando con su predisposición al aprendizaje puede
inactivarse y reactivarse en su función a través de la experiencia. En estas
sinapsis modificables se necesitan muchos entrenamientos o experiencias para
producir cambios profundos.
Un descubrimiento más: Relación entre la serotonina y el mensajero intracelular,
el adenosín monofosfato cíclico (AMP cíclico). Se sabía que la mayoría de las
hormonas peptídicas no penetraban en la célula diana, sino que actuaban en un
receptor de la superficie de la célula para activar un enzima denominado
adenilatociclasa que cataliza la conversión de la célula en adenosín trifosfato
(ATP) en AMP cíclico, éste actúa entonces como un 2do mensajero (la hormona del
1er mensajero) en diferentes puntos del interior celular para iniciar una serie
de cambios apropiados en la función. Hallaron que al operar una estimulación
fuerte y prolongada en la vía que desde la cabeza regula la sensibilización en
Aplysia, se originaba un incremento modulado sinápticamente en el AMP cíclico de
todo el ganglio. Encontraron también que podían generar un prolongado incremento
en el AMP cíclico si incubaban el ganglio con serotonina. Inyectaron AMP cíclico
intracelularmente en el cuerpo celular de la neurona sensitiva; descubrieron que
producía también facilitación presináptica, mientras que la inyección de 5’-AMP
(el producto resultante de la degradación del AMP cíclico) o la del otro segundo
mensajero, el GMP cíclico, no la producía.
Puesto que la habituación comportaba un descenso en la corriente de calcio,
parecía razonable pensar que el AMP cíclico podía ejercer su acción de
facilitación incrementando dicho flujo iónico. La corriente de calcio suele
quedar solapada por la corriente de potasio. Klein y Kandel examinaron los PA en
las neuronas sensitivas con la corriente de potasio reducida por el TEA. Si
estimulaban esa vía, desde la cabeza, que regulaba la sensibilización, o bien
una simple neurona facilitadora, aumentaba el flujo de calcio, como quedaba de
manifiesto por el incremento de la duración del PA con TEA, aumento que
persistió durante 15’ o más. El incremento de la corriente de calcio anduvo
paralelo al aumento de la liberación de transmisor; y ambos cambios sinápticos,
fueron, a su vez, paralelos al incremento de la respuesta refleja al estímulo de
sensibilización.
El aumento de flujo de calcio, tal como se aprecia en la prolongación de este
componente iónico del PA tras estimular la vía de sensibilización, podría
producirse por aplicación extracelular de serotonina o de las otras 2 sustancias
que incrementan el nivel intracelular de AMP cíclico. Sobre esta base
experimental Klein y Kandel propusieron que la estimulación de las neuronas
facilitadoras de las vías de sensibilización resultaba en la liberación de
serotonina, que activa un enzima sensible a la serotonina en la membrana del pie
terminal de la neurona sensitiva. El incremento correspondiente de AMP cíclico
en el pie terminal conlleva una mayor activación del flujo de calcio, ya sea
directamente por activación del canal de calcio o indirectamente por un descenso
en la corriente de potasio opuesta. Con cada PA, el flujo de entrada de calcio
se agranda y se libera más transmisor.
Conclusiones:
El tamaño grande de las células de Aplysia puede tomarse como un espléndido dato
a favor de que se exploren los mecanismos bioquímicos y subcelulares
involucrados en el aprendizaje y los posibles cambios registrados en la
estrctura de la membrana.
Habrá que observar con mayor precisión cómo el incremento de concentración del
AMP cíclico, durante la sensibilización, se halla relacionado con la activación
de la corriente de calcio, pues esa concatenación podría significar el primer
peldaño en la comprensión molecular de esa sencilla forma de aprendizaje a corto
plazo.
Desarrollo y aprendizaje implican cambios funcionales en el SN: cambios en la
eficacia de las sinapsis y otras propiedades de las neuronas.
La sensibilización suele presentarse como una forma precursora del
condicionamiento clásico. Tanto en la sensibilización como en el
condicionamiento clásico, la respuesta refleja ante un estímulo se refuerza como
resultado de la activación de otra vía. La sensibilización difiere del
condicionamiento en que no es asociativa: el estímulo sensibilizador se muestra
eficaz al reforzar la respuesta refleja, esté o no aparejado en tiempo con el
estímulo reflejo.