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Problemas Sociológicos en Psicología |
Desarrollo del 2do Parcial |
Cat: Ferrari |
Año 2006 | Altillo.com |
Parcial Domiciliario
Índice temático
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Introducción
Este trabajo propone ver los diferentes pasajes por lo que fue recorriendo el trabajador, desde los comienzos de los años ´30, cuando empezaron a surgir las garantías sociales, la dinámica salarial, los lazos de identidad, los derechos sociales, la seguridad del empleado y su familia, hasta nuestros días, donde lo que predomina es más que nada un “hasta nuevo aviso”. (Bauman, 2003) Tomaré como eje el nuevo modelo de precariedad laboral, la falta de seguridad, derechos y garantías que llevaron a esta decadencia del trabajo en una nuestra sociedad postfordista.
Podemos observar estas
nuevas modalidades de trabajo en cualquier lugar de nuestro país, donde la gente
se encuentra desamparada, en condiciones “infrahumanas”, y no tiene resguardo
del Gobierno local. Esta imagen es la que demuestran los hechos volcados en las
noticias urbanas tales como “Clausuran 18 talleres ilegales en los que vivían
45 familias”. Este titular lo podemos encontrar en un día como hoy, como una
noticia más en lo que va del día. En este trabajo mostrará de una forma resumida
cómo este “desmantelamiento” del trabajo se fue dando de forma paulatina
y a través de diferentes procesos políticos, económicos y sociales
Desarrollo
Podemos comenzar con una breve reseña de dos pensadores clásicos como Emilie Durkheim y Karl Marx, sobre que pensaban respecto el trabajo y la relación con la sociedad.
Según Marx, los hombres producen, se apropian y transforman a la naturaleza, sólo cooperando de cierta manera e intercambiando sus actividades y sus relaciones varían según el carácter de los medios de producción. En cierta etapa de desarrollo, las fuerzas productivas entran en conflicto con las relaciones de producción-relaciones de propiedad. El modo de producción comprende relaciones de propiedad y fuerzas productivas, a medida que cambia el modo de producción se modifican todas las esferas de la conducta y del control social (jurídico, político, ideológico) según Marx, las ideas, lejos de tener vida independientes, están íntimamente vinculadas a la actividad material y al intercambio social. Antes, el “hacer “y el “pensar” estaban entrelazados, pero la división del trabajo dio origen a esferas ideológicas distintas. Las ideas dominantes en toda época, son las ideas de la clase que domina, se imponen por todos los medios, por otro lado el desarrollo de fuerzas capitalistas, al llevar al máximo la alienación termina por provocar una deshumanización total “La división del trabajo lleva aparejada, además, la contradicción entre el interés del individuo concreto o de una determinada familia y el interés común de todos los individuos relacionados entre sí” (K. Marx, 1979)
Por otro lado totalmente
opuesta a esta visión sobre de la división del trabajo, encontramos a E.
Durkheim, quien plantea “Pero la división del trabajo produce solidaridad no
es solo porque haga de cada individuo un factor de permuta, como dicen los
economistas, es que crea entre los hombres todo un sistema de derechos y
obligaciones que los liga unos a otros de una manera durable. Fórmanse de esta
manera esas reglas cuyo numero se aumenta a medida que el trabajo se divide y
cuya ausencia hace a la solidaridad orgánica, o imposible o imperfecta. Pero no
basta que haya reglas, es preciso además, que sean justas y para esto es
necesario que las condiciones exteriores de la concurrencia sean iguales”
(E. Durkheim, 1893).
De estos dos pensadores, podemos tener una noción lo pensado entre los años 1846 y 1895.
A la crisis capitalista de sobreproducción, a la respuesta de la crisis del ´30, aparece un nuevo paradigma, el “New Deal”, que garantizaba el pleno empleo. En la clases asalariadas que se desarrollaron durante “La edad de oro” bajo el Estado de Bienestar, que según Sennett, y que de acuerdo con el sociólogo Gösta Esping-Anderson, presentaba versiones diferentes del Estado “[…] un régimen liberal de protección social; que con cicatería reparte sus prestaciones a los individuos; el régimen socialdemócrata; que pone el acento en los derechos universales a la ayuda estatal; y los regímenes conservadores de protección social, que tratan de canalizar la ayuda estatal más a las familias y las entidades locales que a los individuos” (Sennett, 2003), surge una nueva noción de “empleo”.
Sobre una base de producción fondista, produjo un Estado que, como bien lo define su nombre, lo que buscaba era el bienestar de la sociedad, y terminar con las desigualdades. Realizó transformaciones monetarias, prestaciones de servicios, provisiones de bienes, garantías sociales, seguridad laboral, etc.
En una época de pleno empleo ser asalariado no significaba solamente tener un salario, sino trabajo de tiempo completo, protección legal, garantías sociales, seguridad, etc. Pero Sennett lo define más como un “parasitismo” principalmente, en que la gente se sentía “socialmente integrada” y que al mismo tiempo este estado benefactor producía “autonomía en el marco de la dependencia”, y que por ende “la autonomía supone conexión y a la vez alteridad, intimidad y anonimato”.
Podíamos encontrar para
esos tiempos, una producción masiva, en serie de productos homogéneos. La
desocupación no era un tema central, la desocupación era transitoria. Durante
este período era razonable pensar que la desocupación, era una inadecuación
subjetiva de los individuos en relación a un sistema, era visto como una
“carencia”.
A partir de los años ´70, con la crisis del fordismo como modo de gobierno de la fuerza de trabajo y acumulación, entramos en un período que podríamos llamar el comienzo de la “incertidumbre” y mutación histórica, además de padecer por un golpe militar del ´76, aparece un nuevo modo político de intervención fue surgiendo: “la Desintitucionalización” que significo cambios en la clase obrera, ya que resultaba muy caro seguir sosteniendo tus las garantías y prestaciones, se buscan formas de control más económicas pero al mismo tiempo se pierden los espacios de integración y de “identidades”. La crisis por el impacto que produjo los distintos beneficios otorgados a esta clase, que permitió el ascenso rápidamente a un estado de despojo de las seguridades sociales, mayor flexibilidad, terceriarización de los productos, segmentación del mercado y la introducción de nuevas tecnologías “se rompe pues aquel círculo virtuoso que para buena parte del siglo XX ha permitido mantener juntos ingresos obrero, productividad social y consumo de masas”1 (De Giorgi, 2002), Podemos llamarlo con palabras de De Giorgi “un proceso de transformación global de la economía que determina el agotamiento del modelo industrial fondista y perfila al mismo tiempo una configuración del todo inédita de las relaciones de producción” (De Giogi, 2002). Aparece una nueva clase obrera “disciplinaria”.
A partir del proceso de
Globalización, según Bauman “hetogenizante”, estamos atravesando nuevos cambios
económicos, sociales y culturales, se pasa de un régimen de plena ocupación a
una condición donde la desocupación se presenta como estructural. Los pobres se
ubican mayoritariamente entre personas con empleos inseguros o de tiempo
parcial, desempleados, ancianos, enfermos y discapacitados, miembros de familias
numerosas “vemos consumarse la progresiva explosión del paradigma taylorista
de organización del trabajo”: la gran fábrica tiende de ahora en más a
desaparecer del horizonte de la metrópoli posmoderna”. (De Giogi, 2002) La
escasa “visibilidad” de los pobres ayuda a aumentar los prejuicios contra ellos.
Ya no es imaginable la relación fondista de trabajo-salario-consumo-
La idea de comunidad, la cual no todos quieren pertenecer, obliga en el nuevo “comopolitismo” a indicar que los triunfadores son lo que consiguen obtener por su propia inteligencia y energía una nueva forma de integrarse al mundo laboral. Lo que Bauman plantea es que estamos viviendo el paso al “desmantelamiento” de las garantías laborales que en un tiempo se consideraban como derechos universales y una obligación fraternal sin discriminación “La sociedad abierta a todos los talentos pronto se convierte, a efectos prácticos, en una sociedad en la que la incapacidad de demostrar una habilidad especial se trata como un motivo para que sea destinado a una vida de sumisión” (Bauman, 2003) Existe una división tajante entre los “poderosos y triunfadores” y los “débiles y derrotados”, pero que ambos encuentran que la vida vivida en ausencia de comunidad es por un lado satisfactoria y por otro una vida precaria y a veces aterradora “la libertad y la comunalidad pueden chocar y entrar en conflicto, pero un compuesto que carezca de uno de ambos elementos no constituirá una vida satisfactoria” (Bauman, 2003). Por ende la vida en nuestra sociedad globalizada es una “sociedad del riesgo”, con la idea que no se sabe que es lo que va a ocurrir. Hay que avanzar en innovación para no quedar desamparado.
El pasaje del fordismo al
postfordismo plantea una diferencia radical entre biopolítica y
disciplinariedad, “la identidad del pueblo es sustituida por la movilidad,
por la flexibilidad y por la autodiferenciación perpetua de la multitud” (De
Giogi, 2002)
Conclusión.
El nuevo modelo postfordista dejó atrás gran parte de la humanidad en la extrema pobreza, mientras que el cuarto que forman los países centrales acumulan capital y desarrolla tecnología que habrá de usufructuar, a su vez, por una minoría. La "globalización" no es homogénea.
De acuerdo a la inserción de cada sociedad en el sistema global y de su función determinada y determinante, seguramente podremos encontrar desde sistemas de soberanía hasta sistemas complejos de control.
Modelos de pobreza, indefensión, falta de garantías por parte de un gobierno local, es lo que nos deja pensar que las posibilidades no son las mismas para todos.
Bibliografía