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PERIODO OPERATORIO CONCRETO (6 estudios)
Doble progreso: Concentración individual, cuando el sujeto trabaja para sí mismo, y colaboración efectiva, cuando hay una vida común. Son complementarios.
Ya no confunde su propio punto de vista con el de los demás. Surgen entonces posibilidades de discusión, que implican una comprensión con respecto a los puntos de vista del adversario, y de búsqueda de justificaciones o de pruebas respecto a la propia afirmación. Las explicaciones entre niños se desarrollan, en el plano del pensamiento y no ya únicamente en el plano de la acción material.
JUEGO: Juego de reglas. Aún sin conocer todas las reglas del juego poseen, al menos, la unificación de las reglas admitidas. Se controlan entre sí para mantener la igualdad. Por
otra parte, la palabra «ganar» adquiere un significado colectivo: se trata de triunfar después de una competición reglamentada, y es evidente que el reconocimiento de esta victoria de un jugador sobre los demás, supone la existencia de discusiones bien elaboradas y concluyentes.
El niño a partir de los 7/8 años piensa antes de actuar. Empieza de este modo a conquistar
esa difícil conducta de la reflexión, entendiendo esta no solo como una deliberación interior, sino también como conducta social de discusión, pero interiorizada.
El niño de siete años empieza a liberarse de su egocentrismo social e intelectual.
LOGICA: Coordinación de los puntos de vista, propios y ajenos.
AFECTIVA: Moral de cooperación y autonomía personal.
Los instrumentos mentales que permitirán esta doble coordinacion lógica y moral están constituidos, en lo que concierne a la inteligencia, por la OPERACIÓN, y por la VOLUNTAD en lo que concierne al plano afectivo.
La asimilación egocéntrica, principio del animismo, del finalismo y del artificialismo (del preoperatorio) está a punto de transformarse en asimilación racional, o sea, en estructuración de la realidad por la propia razón. El niño, a partir de los siete años, es capaz
de construir explicaciones propiamente atomísticas: el todo es explicado mediante la composición de las partes.
-Nociones de invariabilidad: Conservación gradual de sustancia, peso y volumen, en ese orden.
La verdadera razón que impulsa a los niños del presente período a admitir la conservación de una sustancia, o de un peso, etcétera, no es ya la identidad sino la REVERSIBILIDAD: la posibilidad de un riguroso retorno al punto de partida.
Paso de las intuiciones a las operaciones -> Las primeras se transforman en las segundas a partir del momento en que constituyen sistemas de conjuntos a la vez componibles y reversibles. Se considera que el niño ha alcanzado el periodo operatorio cuando utiliza un plan, un método operacional que no requiere de ensayo y error.
Hacia los siete años la dificultad debida a la intuición perceptiva se atenúa y el todo se hace comparable a una de sus partes, siendo concebida cada parte, a partir de ahora, en función
del propio todo.
Construcción del número: número es, en realidad, un compuesto de ciertas operaciones precedentes y supone, por consiguiente, su construcción previa. Las correspondencias término a término no se convierten en operatorias hasta que a partir del momento en que el niño es capaz de manipular simultáneamente las operaciones de seriación de las fichas y de encaje de las partes en los todos (clases).
El pensamiento del niño no se convierte en lógico más que por medio de la organización de sistemas de operaciones que obedecen a leyes de conjunto comunes: 1." Composición: dos operaciones de un conjunto pueden componerse entre sí y dar además una operación del conjunto. 2.° Reversibilidad: toda operación puede ser invertida. 3.° La operación directa y su inversa dan una operación nula o idéntica. 4.° Las operaciones pueden asociarse entre sí de todas las formas. Esta estructura general, que los matemáticos denominan grupos o agrupaciones caracteriza todos los sistemas de operaciones descritos precedentemente.
El paso de la intuición a la lógica o a las operaciones matemáticas se efectúa en el curso de la segunda infancia mediante la construcción de agrupaciones y grupos
La asimilación mental asegura un equilibrio superior al de la asimilación intuitiva preoperatoria, puesto que la reversibilidad adquirida traduce la existencia de un equilibrio permanente entre la asimilación de las cosas por el espíritu y la acomodación del espíritu a las cosas.
La afectividad de los siete a los doce años se caracteriza por la aparición de nuevos sentimientos morales y, principalmente, por una organización de la voluntad, que desembocan en una mejor integración del yo y en un ajuste más eficaz de la vida afectiva. Surge el respeto mutuo, en contraposición con la hegemonía de la heteronomía del periodo preoperatorio. Las reglas se respetan ahora como el resultado de un acuerdo, explícito o tácito entre pares.
La práctica de la cooperación entre niños y del respeto mutuo lo que desarrolla los sentimientos de justicia.
El respeto mutuo, que se diferencia gradualmente del respeto unilateral, conduce a una nueva organización de los valores morales. Esta moral de cooperación es una forma de equilibrio superior a la de la moral de sumisión.
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