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“Mis tesis sobre el papel de la sexualidad en la etiología de las neurosis”
Enmienda de la teoría traumática: Cae la teoría de la seducción (ya que hay deseo sexual infantil universal, no contingente/episódico/accidental). Se reemplaza el trauma sexual infantil por el infantilismo de la sexualidad. La causa de la neurosis es la propia práctica sexual infantil y no el atentado de un adulto. Se pasa de lo accidental (atentado) a lo constitucional (propia práctica).
Se descubren vivencias homogéneas en la temprana infancia, con respecto a la sexualidad introducida por coerción. El abuso en la temprana infancia ya no es fundamento último.
Espejismo mnémico = no se puede diferenciar lo que el paciente dice y lo acontecido en la realidad.
Fantasía = carácter universal. Es un intento de defenderse del trauma, que es la propia práctica sexual infantil. Son impresiones infantiles modificadas. Se encuentran entre las impresiones infantiles traumáticas y el síntoma.
Síntoma = No deviene directo del trauma infantil. Trauma- Fantasía- Síntoma. Figuran una fantasía sexual, la práctica sexual de los enfermos. Formación de compromiso frente al conflicto psíquico, libido vs represión. Viene en lugar de la práctica sexual infantil reprimida.
La constitución sexual de los niños es variada, perversa y polimorfa. La sexualidad adulta nace de la infantil. De la cual se reprimen ciertos componentes.
En un principio, la teoría ligada a la importancia etiológica del factor sexual para las neurosis solo refería a las neurastenias y neurosis de angustia. Siempre se supo que factores sexuales desempeñaban un papel en la causación de estas, masturbación o poluciones frecuentes en la primera, y coitus interruptus en la segunda (insuficiente descarga de la libido producida). Y para las psiconeurosis (histeria, neurosis obsesiva), la teoría era más bien puramente psicológica, sin tomar tanto el factor sexual.
Con Charcot se había establecido que los síntomas histéricos eran efectos persistentes de traumas psíquicos, particulares condiciones impidieron la elaboración consciente de las masas de afecto que les correspondían, por ello se facilitaron una vía anormal en la inervación corporal.
A partir de procedimiento catártico se rastreaban cada vez más lejos los traumas psíquicos de que derivaban los síntomas histéricos, se llegaba a vivencias que pertenecían a la infancia del enfermo y concernían a su vida sexual. Sin esos traumas sexuales infantiles, no se podían esclarecer los síntomas. = Importancia de las vivencias sexuales para la etiología de las psiconeurosis.
Tesis = Histeria = Expresión de un comportamiento particular de la función sexual del individuo, y ese comportamiento ya estuvo marcado de manera decisiva por las influencias y vivencias que se recibieron en la infancia. = Foco en las secuelas de impresiones infantiles.
Neurosis comunes = etiología actual, en cambio, Psiconeurosis = etiología en vivencias sexuales de un tiempo anterior. “Dada una vida sexual normal, la neurosis es imposible”.
Se recolecto un numero desproporcionadamente grande de casos en que la seducción por adultos u otros niños mayores desempeñaban el papel principal en la historia infantil. = Sobrestimo la frecuencia de esos sucesos. No supo distinguir los espejismos mnémicos de los histéricos acerca de su infancia y las huellas de los hechos reales. = Se presentan las fantasías de seducción como intentos por defenderse del recuerdo de la propia práctica sexual (masturbación infantil). = Con este esclarecimiento, cayo por tierra la insistencia del elemento traumático. = “La práctica sexual infantil, sea espontanea o provocada, marca la dirección que seguirá la vida sexual tras la madurez”.
De esta manera, los síntomas ya no aparecen como retoños directos de los recuerdos reprimidos de vivencias sexuales infantiles, sino que entre los síntomas y las impresiones infantiles se intercalaban las fantasías (invenciones de recuerdos) de los enfermos, producidas en los años de la pubertad. Se construyen, por un lado, a partir de los recuerdos infantiles, rebasándolos, y por el otro se trasponían directamente en los síntomas. Solo introduciendo las fantasías histéricas se hicieron transparentes la ensambladura de la neurosis y su vínculo con la vida de los enfermos.
Enmienda = Se sustituyen los traumas sexuales infantiles por el infantilismo de la sexualidad.
Con la caída de la seducción en la niñez, también cae los influjos accidentales que afectaban la sexualidad, la elección de la neurosis por las particularidades de las vivencias sexuales infantiles, la conducta pasiva hacia ellas traía la histeria, y la activa, resultaba en neurosis obsesiva. Se renunció a esta concepción.
La eficacia patógena de una vivencia estaba sujeta a una condición, tenía que resultarle intolerable al yo, y provocar en él un esfuerzo defensivo; y había remitido a esta defensa la escisión de conciencia de la histeria. Si la defensa prevalecía, la vivencia intolerable era arrojada de la conciencia y del recuerdo del yo junto con sus secuelas afectivas, lo arrojado desplegaba su eficacia como algo ahora inconsciente y regresaba a la conciencia por medio de los síntomas y afectos adheridos a ellos, la contracción de la enfermedad correspondía a un fracaso de la defensa, juego de fuerzas psíquicas. Se aproximaban los procesos animicos de la histeria a los normales.
Ahora bien, las historias sexuales infantiles de los normales no se distinguían de las de los neuróticos, en especial el papel de la seducción en ellas. Con lo que cae aún más, los influjos accidentales frente a los de la represión. Por lo que no importa las excitaciones sexuales experimentadas en la infancia, sino su reacción frente a estas vivencias, si había respondido o no, con la represión a esas impresiones. La práctica sexual infantil a menudo se interrumpe por la represión. El individuo neurótico trae consigo de su infancia, por regla general, una cuota de represión sexual que se exteriorizaba a raíz de los reclamos de la vida real. Y los psicoanálisis de los histéricos mostraban que contraían su enfermedad como resultado del conflicto entre la libido y la represión sexual, y que sus síntomas tenían el valor de los compromisos entre ambas corrientes anímicas.
La enfermedad se contrae por el conflicto entre la libido (pulsión sexual) y la represión sexual, el síntoma es una formación de compromiso entre ellas.
La disposición sexual constitucional del niño es enormemente variada = perversa polimorfa. El comportamiento sexual normal surge de esa disposición, por represión de ciertos componentes. = Enlace “salud, perversión, neurosis”. La norma resulto ser el fruto de la represión de ciertas pulsiones parciales y ciertos componentes de las disposiciones constitucionales infantiles y de la subordinación de los restantes bajo el primado de las zonas genitales y al servicio de la función de la reproducción. Perversión como perturbación de esta síntesis, Neurosis como una represión excesiva de las aspiraciones libidinosas. “Neurosis como el negativo de la perversión” ya que en el primero son las pulsiones perversas reprimidas las formadoras de los síntomas.
Nunca abandono en la etiologia de las neurosis el papel de la sexualidad y el infantilismo. Influjos accidentales se transformaron en constitucionales y la defensa entendida en terminos psicologicos en represión sexual orgánica.
“Los síntomas figuran la práctica sexual de los enfermos” = Los síntomas se revelan como las figuraciones convertidas de fantasías que tiene por contenido una situación sexual.
Neurosis = Sexualidad reprimida de los enfermos. La naturaleza de estas enfermedades reside en perturbaciones de los procesos sexuales. En las neurosis actuales (neurastenia y neurosis de angustia) se puede observar los efectos somáticos y en las restantes psiconeurosis los efectos psíquicos de las perturbaciones sexuales. Por lo tanto, pertenece a la etiología de las neurosis todo lo que pueda dañar a los procesos que sirven a la función sexual. En general se requiere una multiplicidad de factores etiológicos para comprender la neurosis, por lo que no puede distinguirse tajantemente de la salud.
Normal = represión de ciertas pulsiones parciales y ciertos componentes de las disposiciones constitucionales infantiles, y subordinación de los restantes bajo el primado genital (reproducción).
Perversión = desarrollo hiperpotente de alguna de estas pulsiones parciales.
Neurosis = represión excesiva de las aspiraciones libidinosas.
Infantilismo y sexualidad = se mantienen
Influjos accidentales = se pasa a los factores constitucionales
Defensa = ahora “represión sexual orgánica”
Los síntomas figuran la práctica sexual de los enfermos = Son figuraciones convertidas de fantasías que tienen por contenido una situación sexual. La pulsión sexual reprimida se satisface en los síntomas.
“Tres ensayos de teoría sexual”
Formalización de una teoría acerca de la sexualidad. Pasaje de la noción de genitalidad al concepto de sexualidad pulsional.
La sexualidad infantil = gran negación humana, tabú.
La teoría sexual biológica, que tiene el único fin de reproducción, trata solo los genitales y comienza en la pubertad. Esta no dice nada de la sexualidad infantil.
Freud no se apoya en ella, sino que estudia lo que se desvía de la norma biológica, desde lo anormal busca una afirmación para la sexualidad infantil, algo universal = A nivel objeto, la pulsión sexual no trae consigo un objeto predeterminado. Ni el objeto ni la acción vienen con pulsión predeterminada, hay una construcción, soldadura. (Disyunción entre sexualidad y saber).
Una perversión es lo que se aparta de la norma de la biología, la reproducción. Freud hace un inventario a partir del desvió del objeto predeterminado de la sexualidad (homosexualidad, pedofilia, zoofilia) y respecto de la meta (utilización de zonas no genitales para fines sexuales, fetichistas, sadismo, masoquismo, voyismo).
Concluye que hay una relación de soldadura entre la pulsión sexual y objeto sexual, es una construcción ya que al comienzo la pulsión es independiente del objeto. La sexualidad humana no tiene un objeto predeterminado. Ya no es tan claro el limite salud-enfermedad.
Perversión no es negativa, le saca el juicio de valor. Toda pulsión es perversión por la falta de objeto predeterminado.
Primer ensayo: Las aberraciones sexuales
La pulsión sexual en los neuróticos:
Las psiconeurosis descansan en fuerzas pulsionales de carácter sexual, estas representan la única fuente energética constante de la neurosis. La vida sexual de las personas afectadas se exterioriza en los síntomas. “Los síntomas son la práctica sexual de los enfermos”. La vida sexual del neurótico se expresa en los síntomas, estos ponen la satisfacción sexual en juego. El síntoma siempre está en lugar de algo, es un sustituto. Se está reprimiendo/ renunciando a toda una serie de prácticas sexuales cuando se produce la soldadura pulsión-objeto. El síntoma sustituye prácticas sexuales a las que se renuncian. Se renuncia a ellas porque el padre le puede quitar el amor, y uno existe por ese amor, por ser mirado, nos introduce en la cultura.
Diques psíquicos.
Modo desfigurado en que retornan las prácticas sexuales infantiles (síntomas) son formaciones sustitutivas de la satisfacción sexual.
Neurosis es la contracara de la perversión, es su negativo. El la represión retorna en síntoma.
El psicoanálisis elimina los síntomas de los histéricos bajo la premisa de que son el sustituto de una serie de procesos anímicos investidos de afecto, deseos y aspiraciones, a los que en virtud de un particular proceso psíquico, la represión, se le ha denegado el acceso a su tramitación en una actividad psíquica susceptible de consciencia. Por lo que estas formaciones que quedan relegadas al estado de lo inconsciente, aspiran a una expresión proporcionada a su valor afectivo, a una descarga (histeria se encuentra n el proceso de la conversión en fenómenos somáticos). Con ayuda de una técnica particular, es posible re transformar los síntomas en representaciones ahora devenidas conscientes, investidas de afecto.
Los síntomas son un sustituto de aspiraciones que toman su fuerza de la fuente de la pulsión sexual. El carácter histérico permite individualizar una cuota de represión sexual que rebasa con mucho la medida normal; un aumento de las resistencias a la pulsión sexual, resistencias conocidas como vergüenza, asco y moral.
Segundo factor constitucional de la histeria = el despliegue hiperpotente de la pulsión sexual. Hay un par de opuestos = Una necesidad sexual hipertrófica y una desautorización de lo sexual llevada demasiado lejos.
Entre el esforzar de la pulsión y la acción contrarestante de la desautorización sexual se sitúa el recurso a la enfermedad; esta no da una solución al conflicto, sino que es un intento de escapar a él mudando las aspiraciones libidinosas en síntomas.
En el caso de las neurosis, hay dos condiciones contrapuestas: una Pulsión sexual hiperpotente y una Cuota de represión sexual que rebasa la normal. Siempre hay una cuota de represión, pero en las neurosis hay un exceso.
En el caso de la perversión, se reprime “de menos”. No todas las pulsiones parciales se someten al imperio de la zona genital, si una de aquellas permanece independiente, puede sustituir la meta sexual por la suya propia.
Los síntomas nacen únicamente a expensas de la pulsión sexual llamada normal, sino que constituyen la expresión convertida de pulsiones que se designarían perversas si pudieran exteriorizarse directamente, sin difracción por la consciencia, en designios de la fantasía y en acciones. Por tanto, los síntomas se forman a expensas de una sexualidad anormal; la neurosis es el negativo de la perversión.
Los síntomas son una expresión convertida de pulsiones perversas, se forman a expensas de una sexualidad anormal. Las fantasías que los perversos tienen conscientemente, coinciden hasta en los detalles en las fantasías inconscientes de los neuróticos.
Pulsiones parciales y zonas erógenas:
La indagación de las perversiones positivas y negativas nos hace reconducirlas a una serie de pulsiones parciales.
Pulsión = Representante psíquico de una fuente de estímulos intrasomaticos en continuo fluir. = Concepto de deslinde de lo anímico respecto de lo corporal. = Medida de exigencia de trabajo para la vida anímica. = Son parciales por definición.
Lo que distingue a las pulsiones unas de otras y las dota de propiedades especificas es su relación con sus fuentes somáticas y con sus metas. La fuente de la pulsión es un proceso excitador en el interior de un órgano, y su meta inmediata consiste en cancelar ese estimulo de órgano.
Los órganos del cuerpo brindan excitaciones de dos clases, a una de estas clases de excitación la designamos como la específicamente sexual, y al órgano afectado, como la zona erógena de la pulsión parcial sexual que arranca de él.
En la histeria es donde más resalta las significaciones de las zonas erógenas como subrogados de los genitales.
Segundo ensayo: La sexualidad infantil
Se cree que la pulsión sexual nace en la pubertad, pero unos estudios a fondo de las manifestaciones sexuales en la infancia revelan los rasgos esenciales de la pulsión sexual. La práctica sexual de los niños suele omitirse. Freud lo alude a la educación y a la amnesia que en la mayoría de los seres humanos cubre los primeros años de su infancia (amnesia infantil, fenómeno psíquico). Ahora, esas impresiones que olvidamos, dejan las más profundas huellas en nuestra vida anímica y pasaron a ser determinantes para todo el desarrollo posterior. No se trata de una desaparición real de las impresiones infantiles, sino de una amnesia semejante a la de los neuróticos.
La sexualidad de los psiconeuroticos conserva el estado infantil o ha sido remitida a él. Sin amnesia infantil, no habría amnesia histérica.
Amnesia infantil, oculta los comienzos de la propia vida sexual, es la culpable de que no se le haya otorgado valor al periodo infantil en el desarrollo de la vida sexual.
El periodo de latencia sexual de la infancia y sus rupturas:
El neonato trae consigo gérmenes de mociones sexuales que siguen desarrollándose durante cierto lapso, pero después sufren una progresiva sofocación. Se expresa la sexualidad a los 3 o 4 años, durante este periodo de latencia, se edifican los poderes anímicos que más tarde se presentaran como inhibiciones en el camino de la pulsión sexual y angostaran su curso a la manera de unos diques (Asco, vergüenza), obra de un condicionamiento orgánico.
Durante el periodo de latencia la energía de las pulsiones sexuales infantiles es desviada de sus metas hacia otros fines, nuevas metas. Mecanismo del proceso de sublimación: las mociones sexuales son inaplicables dado que las funciones de reproducción no están desarrolladas, de ser así solo provocarían sensaciones de displacer, por eso constituyen diques psíquicos (asco, vergüenza y moral) para la eficaz sofocación de ese displacer. Mediante la sublimación es que se adquieren los logros culturales.
Rupturas del periodo de latencia = en la pubertad se produce el estallido de la pulsión sexual
Las exteriorizaciones de la sexualidad infantil:
Chupeteo = Modelo de las exteriorizaciones sexuales infantiles. (Contacto de succión con la boca, repetido rítmicamente, que no tiene por fin la nutrición). En el se pueden observar los rasgos esenciales de la práctica sexual infantil.
La pulsión no está dirigida a otra persona, se satisface en el cuerpo propio, es auto erótica. La acción del niño chupeteador se rige por la búsqueda de un placer, ya vivenciado y ahora recordado. La primera actividad, fue el mamar del pecho de la madre. Los labios del niño se comportaron como una zona erógena y la estimulación por el cálido aflujo de la leche fue la causa de la sensación placentera. Al comienzo, la satisfacción de la zona erógena se asoció con la satisfacción de la necesidad de alimentarse. El quehacer sexual se apuntala primero en una de las funciones que sirven para la conservación de la vida, y solo más tarde se independiza de ella. La necesidad de repetir la satisfacción sexual se divorcia entonces de la necesidad de buscar alimento. Busca un placer ya vivenciado que recuerda, apuntalamiento remite al pasaje de la satisfacción de necesidad a la necesidad de repetir la satisfacción. El niño no se sirve de un objeto ajeno para mamar, prefiere una parte de su propio cuerpo, se independiza del mundo exterior al que aún no puede dominar, y se crea una segunda zona erógena, de menor valor.
Los tres caracteres esenciales de una exteriorización sexual infantil = Nace apuntalándose en una de las funciones corporales importantes para la vida, no conoce un objeto sexual, pues es auto erótica (Es la satisfacción lo que se encuentra en el propio cuerpo, la pulsión hace un recorrido que comienza y termina en el propio cuerpo) , y su meta sexual se encuentra bajo el imperio de una zona erógena.
La meta sexual de la sexualidad infantil:
Zona erógena = Sector de piel o mucosa en el que estimulaciones de cierta clase provocan una sensación placentera de determinada cualidad. Existen zonas erógenas predestinadas (por donde se realizan las necesidades biológicas, las zonas del intercambio con el otro) , pero cualquier sector puede prestar los servicios de tal. El neonato escoge un sector y pasa a ser el preferido. Cuando tropieza con uno predestinado, desplaza su elección. La zona erógena no es el órgano, sino un proceso de excitación.
Meta sexual de la pulsión infantil = producir la satisfacción mediante la estimulación apropiada de la zona erógena que se ha escogido. Para que se cree una necesidad de repetirla, esta satisfacción tiene que haberse vivenciado antes. La necesidad de repetir la satisfacción se trasluce por dos cosas: un peculiar sentimiento de tensión, y una sensación de estímulo o de picazón condicionada centralmente y proyectada a la zona erógena periférica. Por eso la meta procuraría sustituir la sensación de estímulo proyectada sobre la zona erógena, por aquel estimulo externo que la cancela al provocar la sensación de satisfacción. Para cancelarse, un estímulo requiera de un segundo aplicado al mismo lugar.
Las exteriorizaciones sexuales masturbatorias:
La activación genital se produce, por su situación anatómica, por lavados, ciertas excitaciones accidentales en el cuidado, y despierta la necesidad de repetir la sensación placentera que les produjo. Mediante el onanismo lactante se establece el futuro primado de esta zona erógena. Tres fases de la masturbación infantil = el periodo de lactancia, el breve florecimiento de la práctica sexual hacia los 4 años de vida y el onanismo de la pubertad.
La segunda fase de la masturbación infantil es el re-despertar de la pulsión sexual en la zona genital hasta que una nueva sofocación la detiene. Todos los detalles de esta segunda activación dejan huellas inconscientes en la memoria que determinarán su carácter o neurosis. También está relacionada con la amnesia infantil.
La disposición del niño es perversa polimorfa; es llevado a practicar todas las trasgresiones posibles ya que no se han formado los diques anímicos contra los excesos sexuales (vergüenza, moral, asco). La pulsión sexual infantil no muestra necesidad de objeto sexual alguno. Aparecen independientes respecto de las zonas erógenas, y más tarde entran en contacto con la vida genital.
Las pulsiones parciales singulares que aspiran a conseguir placer cada una por su cuenta, se unifican en un placer al servicio de la reproducción, y síntesis bajo una única zona erógena. Esto forma una organización para el logro de la meta sexual en el objeto ajeno. El primado al servicio de la reproducción es la última fase por la que atraviesa la organización sexual.
Teorías sexuales infantiles: El niño no sabe de la diferencia de sexos, y presupone que todos tienen pene. (Premisa universal). La mujer poseía un pene, pero lo perdió por castración. La mujer es presa de la envidia del pene y culmina en el deseo de ser un varón. Otra de las teorías es que los niños son paridos por la defecación. Tienen una concepción sádica del comercio sexual. Estas teorías son reflejos de la propia constitución sexual del niño. Los esfuerzos son generalmente infructuosos (se ignora el papel del semen fecundante y de la abertura sexual femenina) y terminan en una renuncia que deja como secuela un deterioro permanente de la pulsión de saber. Las investigaciones son autónomas y establecen un extrañamiento respecto de las personas que anteriormente gozaban de su plena confianza.
Fases del desarrollo de la organización sexual:
Organizaciones pregenitales: zonas genitales todavía no han alcanzado papel hegemónico.
- Oral: no hay diferenciación de opuestos. La actividad sexual no se ha separado de la nutrición. Mismo objeto en las dos actividades. La meta sexual consiste en la incorporación del objeto. Ej. Chupeteo.
- Sádico-Anal: organización de la líbido bajo la primacía de la zona erógena anal. Es la primera fase en la que se constituye una polaridad activo - pasivo. La actividad es producida por la pulsión de apoderamiento a través de la musculatura del cuerpo. El órgano de la meta sexual pasiva se constituye ante todo en la mucosa erógena del intestino. Sus objetos no coinciden.
- Fálica (esta fase la introduce en “La organización genital infantil”): hay una unificación de las pulsiones parciales bajo el primado de los órganos genitales, pero, a diferencia de la organización genital del adulto, el niño/niña no reconoce en esta fase más que un sólo genital, el masculino y la oposición de los sexos equivale a la oposición genital masculino-castrado.
Los dos tiempos de la elección de objeto: el primero es en la infancia, y el período de latencia lo detiene. Se caracteriza por la naturaleza infantil de las metas sexuales. El segundo sobreviene con la pubertad y determina la conformación definitiva de la vida sexual. Los objetos infantiles o bien se los conserva o se los renueva. Demuestran ser inaplicables como consecuencia del desarrollo de la represión. Sus metas sexuales han experimentado un atemperamiento y figuran la corriente tierna de la vida sexual. La elección de objeto en la pubertad tiene que renunciar a los objetos infantiles y reiniciar una corriente sensual. Cuando la corriente infantil no se encuentra con la corriente tierna no puede alcanzarse la unificación de los anhelos en un solo objeto.
Fuentes de las pulsiones parciales: Los orígenes de la pulsión pueden encontrarse en una satisfacción vivenciada a raíz de otros procesos orgánicos, por una estimulación de la zona erógena y como expresión de algunas pulsiones parciales. Una excitación es la mecánica, por medio de sacudimientos rítmicos. La excitación puede ser en la piel, en los nervios vestibulares y en las partes profundas del cuerpo. También hay un enlace entre juego violento, actividad muscular y excitación sexual. Los procesos afectivos así como el trabajo intelectual pueden provocar también una concomitante excitación.
Las fuentes no tienen la misma intensidad en todos los individuos. Las vías de influencia son recíprocas: si una zona es afectada (tanto la sexualidad como la fuente), se afectarán la contraparte recíprocamente. Esos mismos caminos por los cuales las perturbaciones sexuales desbordan sobre las restantes funciones del cuerpo, puede ser utilizado inversamente para atraerlas a otras metas no sexuales o sublimarlas.
Tercer ensayo: La metamorfosis de la pubertad
EL HALLAZGO DEL OBJETO: Durante los procesos de la pubertad se afirma el primado de las zonas genitales, y en el varón, el ímpetu del miembro erecto remite imperiosamente a la nueva meta sexual: penetrar en una cavidad del cuerpo que excite la zona genital. Cuando la primerísima satisfacción sexual estaba todavía conectada con la nutrición, la pulsión sexual tenía un objeto fuera del cuerpo propio: el pecho materno. Después la pulsión sexual pasa a ser, regularmente, auto erótica, y solo luego de superado el periodo de lactancia se restablece la relación originaria. EL HALLAZGO (ENCUENTRO) DE OBJETO ES PROPIAMENTE UN REENCUENTRO.
A lo largo de todo el período de latencia, el niño aprende a amar a otras personas que remedian su desvalimiento y satisfacen sus necesidades. Este trato con la persona que lo cuida es una fuente continua de excitación y satisfacción sexuales a partir de las zonas erógenas.
En la madurez, lo más inmediato para el niño sería escoger como objetos sexuales justamente a las personas a quienes desde su infancia ama. Pero en virtud del diferimiento de la maduración sexual, se ha erigido la barrera del incesto, por lo que no puede elegir como objeto a las personas amadas de la niñez.
La elección de objeto se efectúa primariamente en la esfera de la representación, y la vida sexual del joven se despliega en el espacio de las fantasías no destinadas a ejecutarse, por lo que la moción sexual del niño es hacia sus progenitores diferenciada por la atracción hacia el sexo opuesto. Junto con esto se consuma uno de los logros más importantes, pero más dolorosos de la pubertad: el desasimiento respecto de la autoridad de los progenitores.
“Pulsiones y destinos de pulsión”
Pulsión = estímulo para lo psíquico. Pulsión y estimulo psíquico no son lo mismo. Para lo psíquico existen otros estímulos que los pulsionales, los que se comportan de manera parecida a los estímulos fisiológicos. Para distinguir entre estimulo pulsional y otros estímulos se tiene en cuenta que el primero no proviene del mundo exterior, sino del interior del propio organismo, opera diversamente sobre el alma y se requieren diferentes acciones para eliminarlo. La pulsión no actúa como una fuerza de choque momentánea, sino siempre como una fuerza constante. No ataca desde afuera, sino desde el interior del cuerpo. Una huida de nada puede valer contra ella. Llamamos necesidad al estímulo pulsional. Lo que cancela a esa necesidad es la satisfacción, solo puede alcanzarse mediante una modificación, apropiada a la meta (adecuada), de la fuente interior del estímulo.
Diferencias entre pulsión e instinto
Estímulo |
Pulsión |
✔ Proviene del exterior ✔ Opera de un solo golpe ✔ Se le puede escapar por medio de una acción acorde al fin. |
✔ Proviene del interior del cuerpo ✔ Fuerza constante ✔ No es posible huír de ella |
Hallamos la esencia de la pulsión en sus caracteres principales, su proveniencia de fuentes de estímulos situadas en el interior del organismo y su emergencia como fuerza constante, de donde deviene uno de sus ulteriores caracteres, su incoercibilidad por acciones de huida. Es de naturaleza biológica. El sistema nervioso es un aparato al que le está deparada la función de librarse de los estímulos que le llegan, de rebajarlos al nivel mínimo posible, quiere conservarse exento de todo estimulo, pero los estímulos pulsionales no lo permiten puesto que producen un flujo continuado e inevitable de estímulos. Las pulsiones son los genuinos motores de los progresos que han llevado al sistema nervioso a su actual desarrollo. Las pulsiones mismas, en parte, son decantaciones de la acción de estímulos exteriores que en el curso de la filogénesis influyeron sobre la sustancia viva, modificándola.
La actividad del aparato psíquico está sometida al principio de placer, regulada de manera automática por sensaciones de la serie placer-displacer. Sentimiento de displacer se vincula con el incremento del estímulo y el de placer con su disminución.
La pulsión aparece como el concepto fronterizo entre lo anímico y lo somático, como un representante psíquico de los estímulos que provienen del interior del cuerpo y alcanzan el alma, como una medida de la exigencia de trabajo que es impuesta a lo anímico a consecuencia de su trabazón con lo corporal.
Elementos de la pulsión =
- Esfuerzo: Factor motor de la pulsión, la suma de fuerza o la medida de la exigencia de trabajo que ella representa. Propiedad universal de las pulsiones, su esencia misma. Toda pulsión es un fragmento de actividad. La pulsión demanda una fuerza psiquica.
- Meta: La satisfacción (siempre parcial) que solo puede alcanzarse cancelando el estado de estimulación en la fuente de la pulsión. Permanece invariable para toda pulsión, los caminos que llevan a ella pueden ser diversos. Existencia de pulsiones de meta inhibida = avanzan un trecho en el sentido de la satisfacción pulsional, luego experimentan una inhibición o una desviación. Búsqueda de ganancia de placer, la satisfacción se obtiene estimulando la zona erógena. Es una satisfacción sexual, se produce una necesidad de repetirla. Es parcial, no se satisface por completo. Paradoja ya que para cancelar un estímulo se agrega otro. Lo que se satisface es el cuerpo, no yo sino la zona erógena por lo que puede ser displacentero para el yo.
- Objeto: Aquello en o por lo cual puede alcanzar su meta. Es lo más variable en la pulsión. No esta enlazado originariamente con ella, se le coordina solo a consecuencia de su aptitud para posibilitar la satisfacción. No necesariamente debe ser un objeto ajeno, puede ser parte del cuerpo propio. Puede que el mismo objeto sirva simultáneamente a la satisfacción de varias pulsiones (Entrelazamiento de pulsiones). Un lazo particularmente íntimo de la pulsión con el objeto se acusa como fijación de aquella. Este objeto tiene valor de condición para la pulsión, lleva a que la pulsión se sostenga el movimiento circular. La pulsión “rodea” al objeto, no se satisface en el objeto. Le hace falta el objeto para satisfacerse, aunque no se satisface en él. No esta predeterminado. Tiene valor de instrumento en torno al cual se realiza un recorrido. Inicialmente es lo más variable, pero cuando se determina, se fija.
- Fuente: Aquel proceso somático, interior a un órgano o a una parte del cuerpo, cuyo estimulo es representado en la vida anímica por la pulsión. Zona erógena.
La pulsión es parcial ya que la satisfacción es parcial, es diferente lo que se busca de lo que se haya (empuje pulsional). El cuerpo en juego es un recorte, zona erógena (placer de órgano). El objeto también es parcial, fragmentario.
Todas las pulsiones son cualitativamente de la misma índole, y deben su efecto solo a las magnitudes de excitación que conducen, o quizás, aun a ciertas funciones de esta cantidad. Lo que distingue entre sí a las operaciones psíquicas que proceden de las diferentes pulsiones puede reconducirse a la diversidad de las fuentes pulsionales.
Pulsiones primordiales (no susceptibles de descomposición) se distinguen entre pulsiones yoicas/de auto conservación y las pulsiones sexuales.
En las psiconeurosis, llamadas también neurosis de transferencia (histeria o neurosis obsesiva), se hallan en conflicto los reclamos de la sexualidad y los del yo.
Lo que la biología dice, no contraria la separación entre pulsiones yoicas y sexuales. Enseña que la sexualidad no ha de equipararse con las otras funciones del individuo, pues sus tendencias van más allá de él y tienen por contenido la producción de nuevos individuos, la conservación de la especie. Para una, el individuo es lo principal, esta aprecia a la sexualidad como una de sus funciones y a la satisfacción sexual como una de sus necesidades. Para la otra, el individuo es un apéndice temporario y transitorio del plasma germinal, cuasi inmortal, que le fue confiado por la generación.
Pulsiones sexuales = Son numerosas, brotan de múltiples fuentes orgánicas, al comienzo actúan con independencia unas de otras y solo después se reúnen en una síntesis más o menos acabada. La meta a que aspira cada una de ellas es el logro del placer de órgano, solo tras haber alcanzado una síntesis cumplida entran al servicio de la función de reproducción. En su primera aparición se apuntalan en las pulsiones de conservación, de las que solo poco a poco se deshacen. También en el hallazgo de objeto siguen los caminos que les indican las pulsiones yoicas. Una parte de ellas continúan asociadas toda la vida a estas últimas, a las cuales proveen de componentes libidinosos que pasan fácilmente inadvertidos hasta que sobreviene la enfermedad. Pueden intercambiar con facilidad sus objetos.
Destinos de pulsión = (variedades de la defensa contra la pulsión)
- El trastorno hacia lo contrario: dos procesos, la vuelta de una pulsión de la actividad a la pasividad (sadismo-masoquismo, placer de ver-exhibición) en donde el trastorno solo atañe a las metas de la pulsión (la meta activa es reemplazada por la pasiva), y el trastorno en cuanto al contenido (la mudanza del amor al odio).
- La vuelta hacia la persona propia: Cambio de vía del objeto, manteniéndose inalterada la meta. El masoquismo es un sadismo vuelto hacia el yo propio, la exhibición lleva incluido el mirarse el propio cuerpo. El masoquismo goza compartidamente la furia que se abate sobre su persona, y el exhibicionista, su desnudez.
- La represión
- La sublimación
Con el desarrollo del concepto de pulsión ubica lo particular de la sexualidad humana. Hay sexualidad infantil, desde el inicio tiene pulsiones por oleadas, diferentes etapas de desarrollo hasta llegar a la sexualidad adulta.
Elementos de la pulsión son meta, objeto, fuente y esfuerzo. Los rasgos de la pulsión son el apuntalamiento, el autoerotismo y la zona erógena.
“Fragmento de un análisis de un caso de histeria (Dora)”
Caso de Dora. Síntomas: Ataques de tos nerviosa, afonía total, disnea, migrañas, insociabilidad histérica. Los tratamientos médicos no habían funcionado.
Eje: síntoma como satisfacción sexual sustitutiva.
Todo síntoma histérico requiere de una contribución de dos partes: una solicitación somática (zona erógena), precondición somática [para la creación autónoma de una fantasía chupeteadora,] y un sentido/significación psíquica (pensamientos sofocados). El cuerpo ofrece el lugar para que anide el síntoma = aptitud para la conversión histérica.
Solicitación somática = proceso de excitación en un órgano, lugar en el que el síntoma puede asentarse. Procura a los pensamientos inconscientes, una vía de expresión.
Precondición somática = Precondición para que suceda los procesos de excitación en un órgano = Zona erógena. Su activación es la pre condición para que los procesos aparezcan apuntalados.
A ese proceso, para que se asiente como síntoma se necesita que se sobreagrege un significado psíquico, es decir los pensamientos sofocados/reprimidos.
Al proceso de excitación se le soldó un significado psíquico = Síntoma histérico.
Valor del síntoma = Figurarse una fantasía sexual
Con sus enfermedades demostraba su amor por su padre, cuando estaba lejos renunciaba a hablar, el hacerlo había perdido valor y la escritura cobraba importancia.
¿Son los síntomas de la histeria de origen psíquico o somático? = Todo síntoma histérico requiere de la contribución de las dos partes. No puede producirse sin cierta solicitación somática brindada por un proceso normal o patológico en el interior de un órgano del cuerpo, o relativo a ese órgano. Pero no se produce más que una sola vez –y está en el carácter del síntoma histérico la capacidad de repetirse- si no posee un significado psíquico, un sentido. El síntoma histérico no trae consigo ese sentido, sino que le es prestado, es soldado con él, por así decir, y en cada caso puede ser diverso de acuerdo con la naturaleza de los pensamientos sofocados que pugnan por expresarse. Para la terapia los síntomas se solucionan en la medida en que se explora su intencionalidad psíquica.
Dora tenía en vista un fin que esperaba alcanzar mediante su enfermedad: hacer que el padre se alejara de la señora K, con la que suponía mantenía una relación.
Como las acusaciones contra el padre se repetían, y al hacerlas ella tosía continuamente, tuve que pensar que ese síntoma podía tener un significado referido al padre. Por lo menos uno de los significados de un síntoma corresponde a la figuración de una fantasía sexual. Un síntoma tiene más de un significado y sirve para la figuración de varias ilaciones inconscientes de pensamiento. Una única ilación de pensamiento o fantasía inconsciente difícilmente basta para la producción de un síntoma (sobredeterminacion).
Muy pronto se presentó la oportunidad de atribuir a la tos nerviosa una interpretación de esa clase, por una situación sexual fantaseada. Cuando insistió otra vez en que la señora K. sólo amaba al papá porque era “un hombre de recursos” yo noté que tras esa frase se ocultaba su contraria; el padre era “un hombre sin recursos”, ósea, que sexualmente el padre no tenía recursos como hombre, que era impotente. Le expuse a contradicción en que caía cuando, por un lado, insistía en que la relación con la señora K. era un vulgar asunto amoroso y, por el otro, aseveraba que el padre era impotente. Su respuesta fue que ella bien sabía que hay más de una manera de satisfacción sexual. Cuando le pregunté si se refería al uso de otros órganos que los genitales para el comercio sexual, me dijo que sí; y yo pude proseguir: sin duda pensaba justamente en aquellas partes del cuerpo que en ella se encontraban en estado de irritación (boca y garganta) Con su tos espasmódica, que, como es común, respondía al estímulo de un cosquilleo en su garganta, ella se representaba una situación de satisfacción sexual entre las dos personas cuyo vínculo amoroso la ocupaba tan de continuo. La tos desaparecio despues de recibir callada este esclarecimiento.
Las fuerzas impulsoras para la formacion de sintomas histericos no provienen solo de la sexualidad normal reprimida, sino tambien de las mociones perversas inconcientes. Las menos chocantes entre las llamadas perversiones sexuales gozan de la más amplia difusión en nuestra población. No es asombroso, pues, que nuestra histérica de diecinueve años tuviera conocimiento de la existencia de esa clase de comercio sexual (la succión del miembro viril), hubiera desarrollado una fantasía inconsciente de esa índole y la expresara a través de la sensación de estímulo en la garganta y tos. Un hecho notable proporcionaba en ella la precondición somática para la creación autónoma de una fantasía que coincide, por otra parte, con el obrar de los perversos. Recordaba muy bien que en su infancia había sido una “chupeteadora”; el padre se acordaba de haberle quitado esa costumbre, mantenida por ella hasta su cuarto o quinto año de vida. Conservaba clara en la memoria una imagen de sis años de infancia: estaba sentada en el suelo chupansose el putlgar mientras que con la otra mano le daba tironcitos en el lobulo de la oreja de su hermano que estaba sentado y quieto. esta es la manera completa de autosatisfaccion por el chupeteo.
La mucosa de los labios y de la boca puede considerarse una ZE primaria, una parte de esa satisfaccion se ha considerado en el beso, que se juzga normal. La fantasia perversa de la succion del pene, tiene el mas inocente origen: succion del pecho de la madre.
Conferencia 20, la vida sexual de los seres humanos
¿Qué puede averiguarse de la vida sexual del niño?
Libido = Fuerza en la cual se exterioriza la pulsión sexual.
Las primeras mociones de la sexualidad aparecen en el lactante apuntaladas en otras funciones importantes para la vida. Su principal interés es la recepción de alimento. El lactante quiere repetir la acción de recepción de alimento sin que se le vuelva a dar este, no está bajo la impulsión del hambre. Chupetea, lo que le da satisfacción, por lo que adopta el habito. El chupeteo sirve a una ganancia de placer, suele verse como una mala costumbre a la que el niño debe renunciar, lo obligan provocándole mociones penosas. El lactante realiza acciones cuyo único propósito es la ganancia de placer. Primero lo vivencia a raíz de la recepción de alimento, pero pronto aprende a separarlo de esa condición. Solo a la excitación de la zona de la boca y los labios podemos referir esa ganancia de placer; llamamos zonas erógenas a esas partes del cuerpo y designamos como sexual al placer alcanzado mediante el chupeteo.
El mamar del pecho materno pasa a ser el punto de partida de toda la vida sexual, el modelo inalcanzado de toda satisfacción sexual posterior, al cual la fantasía suele revertir en momentos de apremio. Incluye el pecho materno como primer objeto de la pulsión sexual. Primero es resignado por el lactante en la actividad del chupeteo, y sustituido por una parte del propio cuerpo, por esa vía se independiza del mundo exterior en cuanto a la ganancia de placer, y además le suma la excitación de una segunda zona del cuerpo. No todas las zonas erógenas son igualmente generosas; por eso es una vivencia importante para el niño descubrir en las exploraciones de su propio cuerpo sus zonas genitales particularmente excitables, con lo cual halla el camino que va del chupeteo al onanismo.
La sexualidad infantil aparece apuntalándose en la satisfacción de las grandes necesidades orgánicas y se comporta de manera autoerotica, busca y encuentra sus objetos en el propio cuerpo.
Conferencia 21, desarrollo libidinal y organizaciones sexuales
Vinculo de la pulsión con el objeto. Se empieza a problematizar la cuestión del objeto.
La vida sexual, la función libidinal, no emerge como algo acabado, tampoco crece semejante a si misma, sino recorre una serie de fases sucesivas que no presentan el mismo aspecto, un desarrollo retomado varias veces. El punto de viraje de ese desarrollo es la subordinación de todas las pulsiones parciales bajo el primado de los genitales y, con este, el sometimiento de la sexualidad a la función de la reproducción. Antes de ello, hay una práctica autónoma de las diversas pulsiones parciales que aspiran a un placer de órgano. Esbozo de organizaciones pregenitales.
Vinculo de las pulsiones sexuales con el objeto. Algunos componentes de la pulsión sexual tienen desde el principio un objeto y lo retienen (apoderamiento y pulsión de ver); otros anudadas a ciertas zonas del cuerpo, lo tienen sólo al comienzo mientras se apuntalan a las pulsiones de conservación, y lo resignan cuando se desligan de estas. Así, el primer objeto de los componentes orales de la pulsión sexual es el pecho materno, que satisface la necesidad de nutrición del lactante. En el acto de chupeteo se vuelven autónomos los componentes eróticos, se abandona el objeto y se sustituye con un lugar del cuerpo propio. La pulsión sexual se vuelve autoerótica. El resto del desarrollo tiene como meta abandonar el autoerotismo, permutar de nuevo el objeto por uno ajeno, y unificar los diferentes objetos de las pulsiones singulares por un objeto único, que sea un objeto total parecido al propio.
Cuando en la infancia, antes del período de latencia, el proceso ha alcanzado un cierto cierre, el objeto hallado resulta ser casi idéntico al primer objeto de la pulsión placentera oral ganada por apuntalamiento. Es, sino el pecho materno, la madre, el primer objeto de amor. Hablamos de amor “cuando traemos a primer plano el aspecto anímico de las aspiraciones sexuales” pero no se debe olvidar que es en la base del amor donde se encuentran los requerimientos pulsionales de carácter corporal o “sensual”. Para la época en que la madre deviene objeto de amor ya ha empezado en el niño el trabajo psíquico de la represión, que sustrae de su saber el conocimiento de una parte de sus metas sexuales. A esta elección de la madre como objeto de amor se anuda el complejo de Edipo.
Conferencia 22, algunas perspectivas sobre el desarrollo y la regresión
La función libidinal, la fijación y la regresión.
Es posible, respecto de cada aspiración sexual separada, que partes de ella queden retrasadas en estadios anteriores del desarrollo, por más que otras puedan haber alcanzado la meta única. Una demora así de una aspiración parcial en una etapa anterior debe llamarse fijación.
En un desarrollo como éste, las partes que han avanzado pueden revertir, en un movimiento de retroceso, hasta una de esas etapas anteriores; a esto lo llamamos regresión. La fijación no es independiente de la regresión. Mientras más fuertes sean las fijaciones en la vía evolutiva, tanto más la función esquivará las dificultades externas mediante una regresión hasta aquellas fijaciones, y la función desarrollada mostrara una resistencia tanto menor frente a los obstáculos externos que se oponen a su decurso. Esto se opone a la movilidad de la libido (indeterminada en cuanto a sus objetos y susceptible de cambiarlos)
Conflicto patógeno = se libra entere las pulsiones yoicas y las pulsiones sexuales.
Las pulsiones sexuales y pulsiones de autoconservacion no se comportan de la misma manera hacia el apremio real.
Las pulsiones de auto conservación son más fácilmente educables, aprenden temprano a plegarse al apremio y a enderezar su evolución según los señalamientos de la realidad, no pueden procurarse de ninguna otra manera los objetos de que necesitan, sin estos el individuo sucumbiría.
Las pulsiones sexuales son más difíciles de educar, no conocen ningún apremio del objeto; se apuntalan parasitariamente en otras funciones corporales y se satisfacen autoeróticamente en el cuerpo propio.
Toda nuestra actividad anímica está dirigida a conseguir placer y a evitar el displacer, se regula automáticamente por el principio de placer. El placer se liga de algún modo con la reducción, rebaja o la extinción de los volúmenes de estimulo que obran en el interior del aparato anímico, y el displacer, con su elevación. Este es un tipo de consideración económica ya que en tales procesos placenteros están en juego los destinos de cantidades de excitación o de energías anímicas. El aparto psíquico sirve al propósito de domeñar y tramitar los volúmenes de estímulo que le llegan de adentro y afuera. En cuanto a las pulsiones sexuales, no hay duda de que al comienzo y al final de su desarrollo trabajan para la ganancia de placer; conservan sin valoración esta función originaria. A lo mismo aspiran al comienzo también las otras, las pulsiones yoicas. Pero bajo el influjo del maestro apremio, aprenden a sustituir el principio de placer por una modificación. La tarea de evitar el displacer se les eleva casi al mismo rango que la de ganar placer, soportar un poco de displacer y resignar por completo determinadas fuentes de placer. El yo así educado se ha vuelto razonable, ya no se deja gobernar por el principio de placer, sino que obedece al principio de realidad, que quiere también alcanzar el placer, pero un placer asegurado por el miramiento a la realidad, aunque pospuesto y reducido. Las pulsiones sexuales se suman tardíamente a este tramo del desarrollo.
Conferencia 23, los caminos de la formación de síntoma
Fundamentar la nueva serie etiológica del síntoma como la consecuencia de la introducción del concepto de pulsión en la teoría (pulsión-fantasía-síntoma).
Síntomas = Actos perjudiciales, inútiles para la vida en su conjunto. Se realizan contra la voluntad, conllevan displacer o sufrimiento para la persona. Su principal perjuicio consiste en el gasto anímico que ellos mismos cuestan y, además, en el que se necesita para combatirlos. Todos estamos enfermos, somos neuróticos debido a que las condiciones para la formación de síntomas pueden pesquisarse también en personas normales.
Síntomas neuróticos = resultado de un conflicto que se libra en torno de una nueva modalidad de la satisfacción pulsional. Las dos fuerzas que se han enemistado vuelven a coincidir en el síntoma; se reconcilian, gracias al compromiso de la formación de síntoma. Por eso el síntoma es tan resistente; esta sostenido desde ambos lados. Una de las dos partes envueltas en el conflicto es la libido insatisfecha, rechazada por la realidad, que ahora tiene que buscar otros caminos para su satisfacción. Si a pesar de que la libido está dispuesta a aceptar otro objeto en lugar del denegado, la realidad permanece inexorable, aquella se verá finalmente precisada a emprender el camino de la regresión y a aspirar a satisfacerse dentro de una de las organizaciones ya superadas o por medio de uno de los objetos que resigno antes. En el camino de la regresión, la libido es cautivada por la fijación que ella ha dejado tras sí en esos lugares de su desarrollo.
El camino de la perversión se separa tajantemente del de la neurosis. Si estas regresiones no despiertan la contradicción del yo, tampoco sobrevendrá la neurosis, y la libido alcanzará alguna satisfacción real, aunque no una satisfacción real, aunque no una satisfacción normal. Pero el conflicto queda planteado si el yo no presta su acuerdo a estas regresiones. La libido tiene que intentar escapar a algún lado: adonde halle un drenaje para su investidura energética, según lo exige el principio de placer. Tiene que sustraerse del yo. Le permiten tal escapatoria las fijaciones dejadas en la vía de su desarrollo, que ahora ella recorre en sentido regresivo, y de las cuales el yo, en su momento, se había protegido por medio de represiones. Cuando en su reflujo la libido inviste estas posiciones reprimidas, se sustrae del yo y de sus leyes. (carácter inmutable). Las representaciones sobre las cuales la libido transfiere ahora su energía en calidad de investidura pertenecen al sistema del inconsciente y están sometidas a los procesos allí posibles, en particular la condensación y desplazamiento. La subrogación (el representante psíquico de la libido) tiene que contar con el poder del yo Prcc. La contradicción que se había levantado contra ella en el interior del Yo la persigue como contrainvestidura y la fuerza a escoger una expresión que también sea expresión de ella. El síntoma se engendra como retoño de cumplimiento de deseo libidinoso inconsciente desfigurado de múltiples formas.
La escapatoria de la libido bajo las condiciones del conflicto es posibilitada por la preexistencia de fijaciones. La investidura regresiva lleva a sortear la represión y a una descarga que respete las condiciones de compromiso. Por los rodeos la libido ha logrado una satisfacción real, aunque restringida y apenas reconocible ya.
La libido halla las fijaciones que le hacen falta para quebrantar las represiones en las prácticas y vivencias de la sexualidad infantil (neurosis histérica). La importancia de este periodo infantil es doble = En él se manifestaron por primera vez las orientaciones pulsionales que el niño traía consigo en su disposición innata. Y, en virtud de influencias externas, de vivencias accidentales, se le despertaron y activaron por primera vez otras pulsiones. Vivencias puramente contingentes de la infancia son capaces de dejar como secuela fijaciones de la libido, el hecho de que sobrevengan en periodos en el que el desarrollo no se ha completado confiere a sus consecuencias una gravedad mayor, las habilita para tener efectos traumáticos.
La fijación libidinal del adulto, que hemos introducido en la ecuación etiológica de las neurosis como representante constitucional, tiene dos factores: la disposición heredada innata y la predisposición adquirida en la primera infancia. Pero las vivencias infantiles cobran importancia por la regresión. También las vivencias infantiles tienen un efecto de atracción sobre la libido, ya que quedó adherida con ciertos montos en ellas.
Los síntomas crean entonces un sustituto para la satisfacción frustrada por medio de una regresión de la libido a estadios anteriores de la elección de objeto u organización. En este período la libido no echaba de menos la satisfacción. El síntoma repite de algún modo aquella modalidad de satisfacción desfigurada por la censura que nace del conflicto y mezclada con elementos que provienen de la ocasión que llevó a contraer la enfermedad. La persona siente la satisfacción como un sufrimiento, provoca su resistencia. Además, casi siempre prescinden del objeto y resignan el vínculo con la realidad. Reemplaza una modificación del mundo por una modificación del cuerpo. Además, cooperaron la condensación y el desplazamiento.
Más allá del principio de placer
Tanto el progreso evolutivo como la involución podrían ser consecuencia de fuerzas externas que se esfuerzan en la adaptación y en ambos casos el papel de las pulsiones podría circunscribirse a conservar, como fuente interna de placer, la alteración impuesta.
La evolución que ha tenido hasta hoy el ser humano no precisa de una explicación diversa que la de los animales y el infatigable esfuerzo que se observa en una minoría de individuos humanos hacia un mayor perfeccionamiento puede comprenderse como resultado de la represión de las pulsiones, sobre la cual se edifica lo más valioso que hay en la cultura humana. La pulsión reprimida nunca cesa de aspirar a su satisfacción plena, que consistiría en la repetición de una vivencia primaria de satisfacción, todas las formaciones sustitutivas y reactivas, y todas las sublimaciones, son insuficientes para cancelar su tensión acuciante, y la diferencia entre el placer de satisfacción hallado y el buscado engendra el factor pulsionante, que no admite aferrarse a ninguna de las situaciones establecidas.
El camino hacia atrás, hacia la satisfacción plena, en general es obstruido por las resistencias en virtud de las cuales las represiones se mantienen en pie, y entonces no queda más que avanzar por la otra dirección del desarrollo. en verdad sin perspectivas de clausurar la marcha ni alcanzar la meta.
Cinco conferencias sobre psicoanálisis
Mediante el análisis, se llega a la conclusión de que las mociones de deseo reprimidas de la infancia son las que prestan su poder al a formación del síntoma, sin lo cual la reacción ante los traumas posteriores hubiese sido normal. Estas mociones se califican como sexuales.
El niño trae estas pulsiones desde el comienzo, y a través del desarrollo en etapas surge la sexualidad normal del adulto. Esta pulsión puede descomponerse en muchos elementos que provienen de diversas fuentes, y es independiente de la función de reproducción. Obedece a la ganancia de placer sexual.
En esta primera fase, la principal fuente del placer sexual infantil se halla en la excitación de ciertos lugares del cuerpo particularmente estimulables, además de los genitales, aberturas de la boca, ano, uretra, piel y otras superficies sensibles. En esta fase de la vida sexual infantil, la satisfacción se halla en el cuerpo propio y prescinde de un objeto ajeno = Autoerotismo. (Zona erógena = lugares significativos para la ganancia de placer sexual). Ejemplo en el chupeteo. Luego se exteriorizan los quehaceres pulsionales que tienen a otro como objeto. Estas pulsiones se presentan en pares de opuestos: activas y pasivas (el placer de infligir dolor y su pasivo; el placer de ver y exhibir). Otros caen bajo el punto de vista de la elección de objeto, cuyo asunto principal es una persona ajena que debe su originario valor a unos miramientos de la pulsión de autoconservación.
Esta vida sexual infantil, en que cada una de las pulsiones se procura su placer con independencia de todas las otras, experimenta una síntesis y una organización siguiendo dos direcciones principales: Las pulsiones singulares se subordinan al imperio genital y a la función de la reproducción. Y se produce la elección del objeto, las pulsiones sexuales quieren satisfacerse en la persona amada.
No todos los componentes pulsionales participan de esta síntesis. Antes de la pubertad y bajo el influjo de la educación, se reprimen ciertas pulsiones y se establecen poderes anímicos como el asco, la vergüenza y la moral, que funcionarán a futuro como “diques” que llevarán la necesidad sexual por los caminos normales y le imposibilitan reanimar las pulsiones sometidas a represión.
El desarrollo puede ser inhibido, retardado o discurrir incompletamente. Si pulsiones quedaron independientes se produce una perversión que puede sustituir la meta sexual por la suya propia. La predisposición a las neurosis deriva de un deterioro en el desarrollo sexual. En las neurosis se rastrean los mismos componentes pulsionales pero que no solo han sido inhibidos sino también reprimidos, y pudieron afirmarse en lo inconsciente. Una exteriorización hiperintensa de estas pulsiones en épocas muy tempranas lleva a una fijación que constituye un punto débil dentro de la ensambladura de la funcion sexual. Si la esta tropieza con obstáculos se abrirán brechas en la represión por los lugares en los que hubo fijaciones infantiles.
Con respecto a la elección el objeto, al principio deriva de su necesidad de asistencia, y recae primero en todas las personas de su crianza para luego ser relegada en sus progenitores. Se toma a uno o ambos miembros de la pareja parental como objeto de sus deseos eróticos. El padre prefiere por regla general a la niña y la madre al varón. El hijo varón desea reemplazar al padre y la niña a la madre. Estos vínculos despiertan no sólo sentimientos tiernos, sino también hostiles. Esto está destinado a una pronta represión, pero sigue ejerciendo un efecto intenso y duradero desde lo inconsciente. El deseo infantil al que se le opone la barrera del incesto, con todas sus ramificaciones constituye el complejo nuclear de todas las neurosis.
Durante la época en que es gobernado por el complejo no reprimido aún, su actividad intelectual está al servicio de los intereses sexuales. Empieza a investigar y alcanza ciertas teorías sexuales infantiles. Más adelante deberá suspender su trabajo por infructuoso, pero las teorías serán determinantes para la conformación de carácter y contenido de su eventual neurosis. La libido debe desasirse de sus padres, tomarlos como arquetipos y dirigirse a personas ajenas en la epoca de la eleccion definitiva del objeto sino ha de peligrar su aptitud social.
“Nota sobre el concepto de lo inconsciente en psicoanálisis”
A lo formulado en este texto, se ha de complejizar con la formulación de los conceptos de pulsión y represión.
La acepción descriptiva remite a un estado y a una reacción con la función de la consciencia, a partir de los hechos de la memoria (casuística). Toma a lo inconsciente como una cualidad/atributo de representaciones. = Una representación es inconsciente o consciente según el estado actual en el que está, es decir, si está o no en la consciencia en ese momento. El mundo psíquico se reduce a lo consciente.
La acepción dinámica funcional toma la relación con la defensa y la resistencia y habla de representaciones intensas y eficientes, a partir de la sugestión pos hipnótica y las formaciones del inconsciente (casuística). Toma a lo inconsciente como cualidad/atributo de representaciones. = La representación es consciente o inconsciente según su relación la defensa y la resistencia, no es inconsciente si puede ir a la consciencia sin obstáculo. Es inconsciente si en el intento de ser consciente se le opone la resistencia, son representaciones intensas y eficaces (producen algo, síntomas).
La acepción sistémica, habla de un sistema dotado de sus propias leyes a partir del estado de los sueños (casuística). Toma a lo inconsciente como un sistema.
Una representación puede estar ahora presente en mi consciencia, y un momento después desaparecer de ella; puede re aflorar intacta después de un intervalo, y hacerlo, desde el recuerdo. Suponemos entonces que, la representación ha estado presente en nuestro espíritu también durante el intervalo, aunque latente en cuanto a consciencia.
Llamamos consciente a la representación que está presente en nuestra consciencia y de la que nosotros nos percatamos. En cambio, a las representaciones latentes, (contenidas en la vida anímica), se las denotara inconscientes. Entonces, una representación inconsciente es una que nosotros no nos percatamos, a pesar de lo cual estamos dispuestos a admitir su existencia sobre la base de otros indicios y pruebas. = Trabajo descriptivo. (Vinculado con los hechos de la memoria).
Sugestión pos hipnótica resalta esta distinción entre consciente e inconsciente, y realza su valor. En este experimento, mientras la persona está en estado hipnótico, se le imparte la orden de realizar determinada acción en un momento preciso. Al despertar, reintegrado a su plena consciencia, no recuerda nada de su estado hipnótico, pero, sin embargo, en el momento fijado se impone a su espíritu el impulso de hacer la acción con consciencia sin saber por qué. El designio estaba presente en el espíritu de esa persona en una forma latente/inconsciente, hasta que llegó el momento fijado, y le devino consciente. Pero no afloro a la consciencia íntegramente, sino solo la representación del acto a ejecutar. Aun entonces, permanecieron inconscientes las ideas asociadas con esta representación (la orden, el influjo del médico, el recuerdo del estado hipnótico).
A partir de esto, se empieza a emplear una concepción dinámica = La idea de la acción ordenada en la hipnosis no devino un mero objeto de la conciencia en un momento determinado, sino que, además, devino eficiente. Fue transferida a la acción tan pronto como la conciencia se hubo percatado de su presencia. Puesto que el estímulo real para actuar fue la orden del médico, esta también devino eficiente, pero no fue acogida en la conciencia como ocurrió con su retoño, la idea de la acción; permaneció inconsciente y por eso fue al mismo tiempo eficiente e inconsciente.
La vida anímica del paciente histérico rebosa de estos pensamientos eficientes pero inconscientes; de ellos provienen todos los síntomas. La mente histérica está gobernada por representaciones inconscientes.
Del análisis de ellos, aprendemos que un pensamiento inconsciente/latente no necesariamente es débil, y que su presencia en la vida anímica admite pruebas indirectas de la mayor fuerza. Hay diversas variedades de pensamientos latentes e inconscientes. Estábamos acostumbrados a pensar que todo pensamiento latente lo era a consecuencia de su debilidad, y devenía consciente tan pronto cobraba fuerza. Ahora, adquirimos la convicción de que hay ciertos pensamientos latentes que no penetran en la consciencia por intensos que sean. Los primeros pensamientos latentes serán llamados preconscientes y los segundos, inconscientes.
En este sentido más amplio, inconsciente no solo designa pensamientos latentes, sino pensamientos con un carácter dinámico, aquellos que a pesar de su intensidad y su acción eficiente se mantienen alejados de la consciencia.
No solo lo vemos en estados patógenos, sino que en los sanos los reconocemos como errores de memoria y de lenguaje, olvido de nombres. Estos se reconducen a la acción eficiente de intensos pensamientos inconscientes, como pueden serlo los síntomas neuróticos.
Por la diferenciación entre pensamientos preconscientes e inconscientes, se abandona el ámbito de la clasificación, y se forma una opinión sobre las relaciones funcionales y dinámicas en la actividad de la psique. Se halló un preconsciente eficiente, que sin dificultad pasa a la consciencia, y un inconsciente eficiente, que permanece inconsciente y parece estar cortado de la consciencia.
Al producto de lo inconsciente eficaz le es imposible penetrar en la conciencia, más para ello es necesario cierto grado de esfuerzo. Si lo intentamos, sentimos una defensa (repulsión) que tiene que ser dominada, en un paciente se reciben resistencias contra ello. El pensamiento inconsciente es excluido de la consciencia por unas fuerzas vivas que se contraponen a su aceptación, mientras que no estorban a otros pensamientos, los preconscientes. Rechazo de esos pensamientos se vincula con las tendencias corporizadas en sus contenidos. Lo inconsciente es una fase regular e inevitable en los procesos que fundan nuestra actividad psíquica; todo acto psíquico comienza como inconsciente, y puede permanecer como tal o bien avanzar desarrollándose hasta la consciencia, según que tropiece o no con una resistencia. El designio de actividad preconsciente e inconsciente se establece después que ha entrado en juego la defensa. Distingo entre pensamientos preconscientes que aparecen en la conciencia y pueden regresar a ella en cualquier momento, y unos pensamientos inconscientes que lo tiene prohibido.
El distingo entre actividad preconsciente e inconsciente, y el
discernimiento de la barreta que las divide, es resultado del análisis del
proceso psíquico de los sueños. Formación de los sueños = Un itinerario de
pensamientos fue despertado por la actividad mental del día y ha retenido
algo de su capacidad eficiente; en virtud de esta, ha escapado a la
disminución general del interés, introducción al dormir y su preparación
mental. Durante la noche, este itinerario de pensamientos consigue hallar
conexión con uno de los deseos inconscientes que han estado siempre
presentes desde la infancia en la vida anímica del soñante, pero reprimidos
y excluidos de su presencia consciente. En virtud de la fuerza que les
presta ese apoyo inconsciente, estos pensamientos pueden devenir otra vez
eficientes y aflorar a la consciencia en forma de sueño. Ocurrieron 3
cosas: Los pensamientos han experimentado una mudanza, una desfiguración
que constituye la parte del socio inconsciente. Los pensamientos han
conseguido investir la consciencia en un momento en que no debía serles
ello asequible. Y un fragmento de lo inconsciente ha aflorado en la
consciencia.
Los pensamientos oníricos latentes, son preconscientes, pueden haber sido
conscientes durante la vigilia, pero en virtud a la conexión que por la
noche establecieron con las aspiraciones inconscientes, fueron asimilados a
estas últimas, rebajándolos al estado de pensamientos inconscientes y
sometidos a las leyes por las que es regulada la actividad inconsciente.
Las leyes de la actividad anímica inconsciente se distinguen de las que
rigen la actividad consciente.
Lo que, en un momento, tomamos como un mero carácter de un cierto proceso psíquico, ahora es indicio de que ese proceso participa de la naturaleza de una categoría psíquica, perteneciente a un sistema de actividad psíquica.
El valor de lo inconsciente como índice ha superado mucho a su significación como propiedad. Se le da el nombre de inconsciente al sistema que se da a conocer por el signo distintivo de ser inconscientes los procesos singulares que lo componen. = Concepción sistémica.
“La represión”
La represión como:
- Destino de pulsión: Represión como forma de estructurar y defenderse contra la pulsión. Los destinos de pulsión: Transferencia en lo contrario, vuelta sobre sí mismo (previos a la represión, a la fundación del inconsciente, son modalidades primarias de defensa que incluyen cambio de meta o de objeto), la represión y la sublimación (cambio de meta sin represión. Trabajos artísticos, arte, creación).
- Mecanismo destinado a evitar el displacer psíquico. Ello trae a una paradoja: placer en un lugar, displacer en otro: satisfacción pulsional //amor. La represión tiene una condición económica = Tiene que producirse mayor displacer que placer. La satisfacción pulsional involucra placer inconsciente en un lugar (órgano, zona erógena, recorte en el cuerpo) y displacer consciente en otro lugar (en el yo). = Para que opere la represión, la satisfacción pulsional debe producir displacer consciente, aunque a nivel inconsciente puede implicar placer. La satisfacción en la zona erógena no es percibida como placer en la consciencia.
- Recurso intermedio entre la huida y el juicio. La huida es una forma de responder a estímulos externos y el juicio es una reflexión por vía consciente. La represión es un recurso intermedio. El yo juzga imposible el juicio reflexivo de la representación.
- Su esencia consta en rechazar algo de la consciencia y mantenerlo alejado.
- Se plantea como sustitución del concepto de defensa. La represión es una modalidad posible de defensa. No es de orden representacional, hay fundamento pulsional (no es meramente psicológico). La pulsión permite introducir algo más que lo representacional. No es la pulsión como tal la que se reprime, ella en sí misma no puede ser consciente ni inconsciente. La represión cae en lo representacional, no en la pulsión en sí misma. El representante psíquico de pulsión es un elemento que representa a la pulsión en el campo de las representaciones, es lo que se reprime. = La represión es un modo de defensa, no pasa a ser un mecanismo hasta la división de sistemas.
Uno de los destinos posibles para una moción pulsional es chocar con resistencias que quieran hacerla inoperante, entrando así en el estado de la represión. La pulsión, no tiene la opción de la huida puesto que el yo no puede escaparse de sí mismo. La represión es una etapa intermedia entre la huida y el juicio adverso (recurso contra la moción pulsional).
Condición para la represión de una moción pulsional = el logro de la meta pulsional depare displacer en lugar de placer. (Una satisfacción pulsional es siempre placentera, se debe suponer algún proceso por el cual el placer de satisfacción se mudará en displacer).
El caso de la represión no está dado cuando la tensión provocada por la insatisfacción de una moción pulsional se hace insoportablemente grande. (ejemplo del hambre).
La satisfacción de la pulsión sometida a la represión sería sin duda posible y siempre placentera en sí misma, pero sería inconciliable con otras exigencias y designios. Por tanto, produciría placer en un lugar y displacer en otro.
Condición para la represión = El motivo de displacer cobre un poder mayor que el placer de la satisfacción.
La represión = no es un mecanismo de defensa presente desde el origen; no puede engendrarse antes que se haya establecido una separación nítida entre actividad consciente y actividad inconsciente del alma. La esencia de la represión = consiste en rechazar algo de la consciencia y mantenerlo alejado de ella. Por lo tanto, antes de la etapa de la organización del alma, los otros destinos de pulsión tenían a su exclusivo cargo la tarea de la defensa contra las mociones pulsionales, mudanza hacia lo contrario y vuelta hacia la persona propia.
Fases de la represión =
En la primera fase, represión primordial, al representante psíquico de la pulsión se le deniega el acceso a la consciencia, fundación del inconsciente. La segunda fase, represión propiamente dicha o post represión, hay una repulsión de la consciencia y atracción de lo reprimido primordial individual y móvil. Hay una tercera fase, el retorno de lo reprimido, que involucra una correlatividad de represión e inconsciente.
Primera fase: Represión primordial = Consiste en que al representante psíquico (representante de la representación) de la pulsión se le deniega la admisión en lo consciente. Así se establece una fijación, a partir de ese momento el representante en cuestión persiste inmutable y la pulsión sigue ligada a él. Esto acontece como consecuencia de las propiedades de los procesos inconscientes. Es imposible agotar el inconsciente porque en su fundamento hay un agujero, nadie puede decir del todo lo que uno es (la identidad está perdida). Necesidad lógica, opera todo el tiempo, es estructural y fundante del aparato psíquico. Modo en que la represión se fija en el aparato psíquico, es una marca, no una representación. Es una marca, no tiene contenido, inaugura la cadena asociativa pero no entra dentro de ella. Funciona como un “polo de atracción” para la represión secundaria. Gasto permanente de energía.
Segunda fase: Representación propiamente dicha = Recae sobre retoños psíquicos del representante reprimido o sobre unos itinerarios de pensamientos que, procedentes de alguna otra parte, han entrado en un vínculo asociativo con él. A causa de ese vínculo, tales representaciones experimentan el mismo destino que lo reprimido primordial. La represión propiamente dicha es, entonces, una post-represión. Es un error destacar exclusivamente la repulsión que se ejerce desde lo consciente sobre lo que ha de reprimirse, ya que hay que tener en cuenta con la misma mediad, la atracción que lo reprimido primordial ejerce sobre todo aquello con lo cual puede ponerse en conexión. La tendencia a la represión no alcanzaría su proposito si estas fuerzas (atracción y repulsión) no cooperasen, si no existiese algo reprimido desde antes, presto a recoger lo repelido por lo consciente. Recae sobre los retoños psíquicos del representante reprimido, o los que entran en contacto por vinculo asociativo, cayendo en el mismo destino que la representación primordial. Esta represión se sostiene de 2 fuerzas complementarias, la repulsión de la consciencia y la atracción de lo reprimido primordial (no depende de mi voluntad).
La represión no impide al representante de pulsión seguir existiendo en lo inconsciente, continuar organizándose, formar retoños y anudar conexiones. La represión solo perturba el vínculo con un sistema psíquico, el de lo consciente.
No es cierto que la represión mantenga apartados de lo consciente a todos los retoños de lo reprimido primordial. Si estos se han distanciado lo suficiente del representante reprimido sea por las transposiciones que adoptaron o por el número de eslabones intermedios que se intercalaron, tienen expedito el acceso a lo consciente. Es como si la resistencia que lo consciente les opone fuese una función de su distanciamiento respecto de lo originariamente reprimido. Son esos retornos de lo reprimido, que, a consecuencia de su distanciamiento o transposición, pueden salvar la censura de lo consciente. No son otra cosa las ocurrencias a las que se pide a los pacientes que renuncien, a toda representación meta consciente y a toda crítica, desde las cuales se restablece una traducción consciente del representante reprimido. También lo son los síntomas neuróticos, son retoños de lo reprimido que por intermedio de esas formaciones han conquistado su denegado acceso a la consciencia.
La represión trabaja de manera en alto grado individual, cada uno de los retoños de lo reprimido puede tener su destino particular, con más o menos desfiguración.
Chiste = Técnica que modifica las condiciones de producción de placer-displacer, provocan alteraciones en el juego de las fuerzas psíquicas, lo mismo que de otro modo produciría displacer puede por una vez resultar placentero, cancelando la represión de un representante de pulsión que de otro modo seria rechazado. Por regla general, la cancelación de la represión es solo provisional, enseguida se restablece.
La represión es individual y, en alto grado, móvil. Esta no se consume de una sola vez y tiene un resultado perdurable. Esta exige un gasto de fuerza constante; si cejara, peligraría su resultado haciendo necesario un nuevo acto represivo. Lo reprimido ejerce una presión continua en dirección a lo consciente, a raíz de lo cual el equilibrio debe mantenerse por medio de una contrapresión incesante. El mantenimiento de una represión supone, un dispendio continuo de fuerzas, y en términos económicos su cancelación implicaría un ahorro. La represión es individual ya que cada representación puede tener un destino diferente, depende de la distancia con lo reprimido primordial y de la intensidad especifica que tiene (mayor intensidad, mayor represión). Es móvil ya que depende de un juego de fuerzas constante, no se reprime de una vez y para siempre. Toda representación empuja por hacerse consciente, se le opone una fuerza (resistencia). Mantener la represión implica un gasto de energía psíquica constante, el juego de fuerzas se modifica en el sueño, en el chiste y en el análisis.
El factor cuantitativo es decisivo, si la representación se refuerza por encima de cierto grado el conflicto deviene actual y la activación conlleva la represion. Un aumento de la investidura energética actúa en el mismo sentido que el acercamiento a lo inconsciente, y una disminución, en el mismo que el distanciamiento respecto de lo inconsciente o que una transposición. Las tendencias represoras pueden encontrar en el debilitamiento de lo desagradable un sustituto de su represión.
Se consideró la represión de un representante de pulsión, entendiendo por aquel a una representación o un grupo de representaciones investidas desde la pulsión con un determinado monto de energía psíquica (libido). A partir de la observación clínica, se concluye que junto a la representación interviene algo diverso, algo que representa a la pulsión y puede experimentar un destino de represión totalmente diferente del de la representación. Este otro elemento del representante psíquico lo llama monto de afecto, corresponde a la pulsión en medida en que esta se ha desasiado de la representación y ha encontrado una expresión proporcionada a su cantidad en procesos que devienen registrables para la sensación como afectos. Cuando se habla de represión, ha que rastrear por separado lo que en virtud de ella se ha hecho de la representación, por un lado, y de la energía pulsional que adhiere a esta, por el otro.
El destino general de la representación representante de la pulsión es el de desaparecer de lo consciente si antes fue consciente o seguir coartada de la consciencia si estaba en vías de devenir consciente. El factor cuantitativo del representante de la pulsión (monto de afecto) tiene 3 destinos posibles: 1: Que la pulsión sea sofocada por completo, nada se descubre de ella. 2: Sale a la luz como un afecto coloreado cualitativamente de algún modo. 3: Se muda en angustia. El 2 y 3 hacen alusión a la trasposición de las energías psíquicas de las pulsiones, en afectos y en angustia.
Motivo de la represión = Evitar el displacer. Por lo que el destino del monto de afecto del representante importa más que el de la representación. Si una represión no impide que nazcan sensaciones de displacer o de angustia, ha fracasado, aunque haya alcanzado su meta en el otro componente, la representación.
¿Hay un único mecanismo del proceso represivo o varios? ¿Cada psiconeurosis se singulariza por un mecanismo represivo propio? La represión crea, por regla general, una formación sustitutiva. Además, deja síntomas como secuela. ¿Coinciden la formación sustitutiva y la formación de síntoma? No es la represión misma la que crea formaciones sustitutivas y síntomas, estos últimos, en cuanto indicios de un retorno de lo reprimido, deben su génesis a procesos por completo diversos.
A saber = A. El mecanismo de la represión no coincide con el o los mecanismos de la formación sustitutiva. B. Existen diversos mecanismos de a formación sustitutiva. C. Los mecanismos de la represión tienen al menos algo en común: la sustracción de la investidura energética.
Modo en el que se aplican al estudio de la represión a cada psiconeurosis =
Histeria de angustia = ejemplo de fobia a animales (Juanito y los caballos). La moción pulsional sometida a represión es una actitud libidinosa hacia el padre, apareada con la angustia frente a él. Después de la represión, esta moción ha desaparecido de la consciencia y el padre no se presenta en ella como objeto de la libido. Como sustituto se encuentra en posición análoga, un animal apto para ser objeto de angustia. La formación sustitutiva de la parte de la representación (del representante de pulsión) se ha establecido por la vía del desplazamiento. La parte cuantitativa se ha traspuesto en angustia. El resultado es una angustia frente al animal.
Aquí hallamos una represión que ha fracasado. La obra de la represión consistió en eliminar y sustituir la representación, pero el ahorro de displacer no se consiguió en modo alguno El trabajo de la neurosis continua, entonces, en un segundo tiempo para alcanzar su meta. Llega la formación de un intento de huida, la fobia: cantidad de evitaciones destinadas a excluir el desprendimiento de angustia.
Histeria de conversión = Consigue hacer desaparecer por completo el monto de afecto. El enfermo exhibe entonces hacia sus síntomas la característica de la bella indiferencia de las histéricas o a veces, hay una dosis de sensaciones penosas (no hay sofocación completa). El contenido de representación del representante de pulsión se ha sustraído radicalmente de la consciencia; como formación sustitutiva, y al mismo tiempo como síntoma, se encuentra una inervación hiperintensa. El lugar hiperinervado se revela como una porción del representante de pulsión reprimido que ha atraído hacia si, por condensación, la investidura integra.
La represión de la histeria puede juzgarse como fracasada en la medida en que solo se ha vuelto posible mediante unas extensas formaciones sustitutivas; pero con respecto a la finiquitacion del monto de afecto, genuina tarea de la represión, por regla general constituye un éxito completo. El proceso represivo de la histeria de conversión se clausura entonces con la formación de síntoma, y no necesita recomenzar en un segundo tiempo como si lo necesita la histeria de angustia.
Neurosis obsesiva = (ejemplo: plancha de billetes). Tiene un efecto diverso en una primera fase del trabajo represivo que una fase posterior. Primero alcanza un éxito pleno, el contenido de representación es rechazado y se hace desaparecer el afecto. Como formación sustitutiva halamos una alteración del yo en la forma de unos escrúpulos de conciencia extremos, lo cual no puede llamarse propiamente un síntoma ( síntoma defensivo primario). Divergen acá formación sustitutiva y formación de síntoma. El mecanismo de la represión ha producido una sustracción de libido (siempre que aparece, lo hace), peor a este fin se sirve de la formación reactiva por fortalecimiento de un opuesto. La formación sustitutiva responde aquí, al mismo mecanismo que la represión, coincide con esta; pero tanto en el tiempo cuanto en el concepto se aparta de la formación de síntoma. 1ero impulso hostil hacia una persona amada se reprime, la situación de ambivalencia posibilita el proceso.
Esa represión inicialmente buena no resiste, en el circuito ulterior, su fracaso se esfuerza resaltando cada vez más. El afecto desaparecido retorna mudándose en angustia social, en angustia de la consciencia moral, en reproches sin medida; la representación rechazada se remplaza mediante un sustituto por desplazamiento, desplazamiento a lo ínfimo, a lo indiferente. El fracaso en la represión del factor cuantitativo, afectivo, pone en juego el mismo mecanismo que de la huida por medio de evitaciones y prohibiciones como en la fobia. Pero el rechazo que pesa sobre la representación en cuanto a su ingreso a lo consciente se mantiene con tenacidad. Aquí, en la neurosis obsesiva, el trabajo de la represión desemboca en una pugna estéril e interminable. Fracasa el destino de monto de afecto.
“Lo inconsciente”
Capítulo 2: La multivocidad de lo inconsciente, y el punto de vista tópico
Inconsciente:
- Descriptiva: La representación es consciente en el momento, hay unas que acceden fácilmente. Inconsciente latente, por el momento.
- Dinámica: Representación que no eran conscientes en el momento, si las buscábamos eran inaccesibles a la consciencia por la defensa y fuerzas de la resistencia. Por la formación de síntoma, se puede decir que son representaciones potentes y eficaces, hablamos de representaciones reprimidas, permanentemente inconscientes.
- Sistemática: Las representaciones inconscientes lo son por pertenecer al sistema icc, lo que incluye ciertas características y propiedades.
Lo inconsciente abarca, por un lado, actos que son apenas latentes, inconscientes por algún tiempo, pero en lo demás en nada se diferencian con los conscientes, y, por otro lado, procesos como los reprimidos, que, si devienen conscientes, contrastarían de la manera más llamativa con los otros procesos conscientes. Hablamos entonces de una concepción descriptiva, y de una sistemática donde consciente e inconsciente significan pertenencia a sistemas determinados y dotación con ciertas propiedades. Se usan las abreviaturas cc e icc cuando se usan en el sentido sistemático. Inconsciente latente es en sentido descriptivo, preconsciente y, por otro lado, inconsciente permanente es lo reprimido inconsciente, la concepción dinámica y sistemática.
Un acto psíquico en general atraviesa por dos fases de estado, entre las cuales opera como selector una suerte de examen (censura). En la primera parte el es inconsciente y pertenece al sistema icc; si a raíz del examen es rechazado por la censura, se le deniega el paso a la segunda fase; entonces se llama reprimido y tiene que permanecer inconsciente. Pero si sale airoso de este examen entra en la segunda fase, y pasa a pertenecer al segundo sistema, el cc. Empero, su relación con la consciencia no es determinada todavía unívocamente por esta pertenencia. No es aun consciente, sino susceptible de consciencia. Ahora puede ser objeto de consciencia sin una particular resistencia toda vez que se reúnan ciertas condiciones. En atención a esta susceptibilidad de consciencia llamamos al sistema cc también el preconsciente. El sistema prcc participa de las propiedades del sistema cc, la censura rigurosa esta en funciones en el paso del icc al prcc. Con esto, el psicoanálisis se aísla de la psicología descriptiva de la consciencia. Se distingue por su concepción dinámica de los procesos anímicos, se suma que también quiere tomar en cuenta la tópica psíquica e indicar, para un acto psíquico cualquiera, el sistema dentro del cual se consuma o los sistemas entre los cuales se juega.
Si un acto psíquico experimenta la transposición del sistema icc al sistema cc, ¿A ella se liga una fijación nueva, a la manera de una segunda transcripción de la representación correspondiente, la cual entonces puede contenerse también en una nueva localidad psíquica subsistiendo, además, la transcripción originaria, inconsciente? ¿O la transposición consiste en un cambio de estado que se cumple en idéntico material y en la misma localidad? = Se debe resolver para formar una idea precisa de la tópica psíquica, que no tiene que ver con la anatomía; se refiere a regiones del aparato psíquico, dondequiera que estén situadas dentro del cuerpo, y no a localidades anatómicas.
La primera de las dos posibilidades, que la fase cc de la representación significa una transcripción nueva de ella, situada en otro lugar, es la hipótesis tópica, aquí se enlaza un divorcio tópico entre los sistemas icc y cc y la posibilidad de que una representación este presente al mismo tiempo en dos lugares del aparato psíquico. Y la segunda, el cambio de estado meramente funcional, es la hipótesis dinámica funcional.
Si comunicamos a un paciente una representación que el reprimió en su tiempo y hemos logrado colegir, ello al principio nada modifica su estado psíquico. No cancela la represión ni hace que sus consecuencias cedan por el hecho de que la presentación antes inconsciente ahora devenga consciente (La comunicación al paciente es ineficaz). No se conseguirá más que una nueva desautorización de la representación reprimida. El paciente tiene ahora la misma representación bajo una doble forma en lugares diferentes de su aparato anímico; posee el recuerdo consciente de la huella auditiva de la representación que hemos comunicado (lo que le dijo el analista), y lleva en su interior el recuerdo inconsciente de lo vivenciado. La cancelación de la represión no sobreviene hasta que la representación consciente, tras vencer las resistencias, entra en conexión con la huella mnémica inconsciente. Solo cuando esta última es hecha consciente se consigue el éxito (Objetivo del análisis). La identidad entre la comunicación y el recuerdo reprimido del paciente es aparente. El tener oído y el tener vivenciado son, por su naturaleza psicológica, dos cosas por entero diversas, por más que posean idéntico contenido. Si lo comunicado no conecta realmente con lo reprimido, es ineficaz. Producir saber no sirve. Si la hipótesis tópica fuera valida, bastaría con que el analista le comunique una construcción sobre lo que tiene reprimido, el analista produciría la segunda inscripción, sería una especie de transcriptor, de transmisor de saber. Esta se rechaza puesto que al comunicarle al paciente no se cancela la represión, no modifica la representación reprimida. Así, la hipótesis tópica queda rechazada clínicamente. Implica una forma de trabajo ineficaz. La interpretación analítica no es transmitirle al paciente un saber. La interpretación es eficaz si implica el vencimiento de resistencias (de la representación reprimida) y si produce un enlace verdaderamente efectivo entre lo que el analista dice y la representación originaria. El analista no hace una segunda transcripción, sino algo que se produce sobre la representación inconsciente originaria.
Hipótesis tópica: Una misma representación se inscribiría en 2 sistemas, primero se inscribe en el icc, luego en el cc (segunda transcripción). El acento esta puesto en los sistemas, lo que hace que sea consciente es la nueva inscripción.
Hipótesis funcional: El acento está en el estado. No hay una nueva o segunda inscripción, sino que se trata del mismo material, este se modifica, sufre un cambio, y este es el que permite el pasaje a la consciencia. La representación cambia en la misma inscripción originaria.
Capítulo 3: Sentimientos inconscientes
Hay representaciones conscientes e inconscientes, ¿Existen mociones pulsionales, sentimientos, sensaciones inconscientes?: Una pulsión nunca puede pasar a ser objeto de la consciencia, solo puede serlo la representación que es su representante. Tampoco en el interior de lo inconsciente puede estar representada si no es por la representación. Si la pulsión no se adhiriera a una representación ni saliera a la luz como un estado afectivo, nada podríamos saber de ella. Cuando se habla de una moción pulsional inconsciente o reprimida se alude a una moción pulsional cuyo representante es inconsciente.
Puede ocurrir que una moción de afecto o de sentimiento sea percibida pero erradamente. Por la represión de su representante genuino fue compelida a enlazarse con otra representación, y así la consciencia la tiene por exteriorización de esta última. Llamamos inconsciente a la moción afectiva originaria, aunque su afecto nunca lo fue, pues solo su representación debió pagar tributo a la represión. Afecto inconsciente y sentimiento inconsciente remite a los destinos del factor cuantitativo de la moción pulsional, que son consecuencia de la represión. Esos destinos pueden ser tres, el afecto persiste como tal, es mudado en un monto de afecto cualitativamente diverso (angustia), o es sofocado. La sofocación del desarrollo de afecto es la meta genuina de la represión, su trabajo queda inconcluso cuando no lo logra. En los casos en que la represión logra inhibir el desarrollo del afecto, llamamos inconscientes a los afectos que volvemos a poner en su sitio tras enderezar lo que el trabajo represivo a torcido. Por lo tanto, tras la represión la representación inconsciente sigue existiendo en el interior del sistema icc como formación real, mientras que ahí mismo al afecto inconsciente le corresponde solo una posibilidad de planteo a la que no se le permite desplegarse. No hay por tanto afectos inconscientes como hay representaciones inconscientes. Pero dentro del sistema icc puede haber formaciones de afecto que, al igual que otras, devengan conscientes. La diferencia estriba en que las representaciones son investiduras (de huellas mnémicas), mientras que los afectos y sentimientos corresponden a procesos de descarga cuyas exteriorizaciones ultimas se perciben como sensaciones.
La represión puede llegar a inhibir la transposición de la moción pulsional en una exteriorización de afecto. El sistema cc normalmente gobierna la afectividad, así como el acceso a la motilidad, y realza el valor de la represión, por cuanto revela que no solo coarta la consciencia, sino el desarrollo de afecto y la puesta en marcha de la actividad muscular. Mientras que el imperio de la cc sobre la motilidad voluntaria es muy firme, resiste el asalto de la neurosis, solo en la psicosis es quebrantado, su gobierno del desarrollo del afecto es menos sólido.
La importancia del sistema cc para el acceso al desprendimiento de afecto y a la acción nos permite comprender el papel que toca a la representación sustitutiva en la conformación de la enfermedad. Es posible que el desprendimiento de afecto parta directamente del sistema icc, en cuyo caso tiene el carácter de angustia, por la cual son trocados todos los afectos reprimidos. Pero con frecuencia, la moción pulsional tiene que aguardar hasta encontrar una representación sustitutiva en el interior del sistema cc. Después el desarrollo del afecto se hace posible desde este sustituto consciente, cuya naturaleza determina el carácter cualitativo del afecto. En la represión se produce un divorcio entre el afecto y su representación, a raíz de lo cual ambos van a sus destinos separados. Un afecto no hace su aparición hasta que no se ha consumado la irrupción en una nueva subrogación del sistema cc.
Capítulo 4: Tópica y dinámica de la represión
Parte de la hipótesis funcional, el pasaje de una representación del sistema icc al cc se produce porque a la investidura inconsciente se le agrega la investidura pcc, produciendo un cambio de estado en la representación inconsciente original. Es decir que el pasaje se debe al cambio en la representación, el cambio es la suma de investidura. El paso de icc a prcc acontecería por una mudanza de investiduras.
Represión = Proceso que se cumple sobre representaciones en la frontera de los sistemas icc y prcc (Sentido tópico). Trata de una sustracción de investidura.
La representación reprimida sigue teniendo capacidad de acción dentro del icc; por tanto, debe de haber conservado su investidura. Lo sustraído debe ser algo diverso. La represión solo puede consistir en que a la representación se le sustraiga la investidura preconsciente que pertenece al sistema prcc. La representación queda desinvestida, o recibe investidura icc, o conserva la investidura icc que ya tenía. Por lo tanto, hay sustracción de la investidura preconsciente, conservación de la investidura inconsciente o sustitución de la investidura preconsciente por una inconsciente. El paso desde el sistema icc a uno contiguo no acontece mediante una transcripción nueva, sino mediante un cambio de estado, una mudanza en la investidura (hipótesis funcional).
¿Por qué la representación que sigue investida o que es provista de investidura desde el icc no haría intentos renovados por penetrar en el sistema prcc? En tal caso, la sustracción de libido tendría que repetirse en ella y ese juego idéntico proseguiría interminablemente. De igual modo, el aludido mecanismo de sustracción de una investidura preconsciente no funcionaría cuando estuviera en juego la figuración de la represión primordial, en ese caso está presente una representación inconsciente que aún no ha recibido investidura alguna del prcc, no puede serle sustraída.
Por lo que se necesita de otro proceso, que en el caso de la represión propiamente dicha mantenga la represión, y en el caso de la represión primordial cuide de su producción y permanencia. Esto se halla en el supuesto de una contrainvestidura mediante la cual el sistema prcc se protege contra el asedio de la representación inconsciente. Esta contrainvestidura, que opera en el interior del sistema prcc, representa el gasto permanente de energía de una represión primordial, así como es lo que garantiza su permanencia. La contrainvestidura es el único mecanismo de la represión primordial. En la represión propiamente dicha se suma a la sustracción de la investidura prcc. La investidura sustraída de la representación se aplica a la contrainvestidura.
La investidura pcc sustraída en la represión se utiliza como contrainvestidura, que tiene la función de obstaculizar la emergencia de otra representación, impide que la representación reprimida acceda a la consciencia. Lo impide de diversas maneras, según la neurosis.
Contrainvestidura toma una representación sustitutiva para funcionar como tapón (ejemplificar con el caso de Juanito de fobia).
Por lo que, en relación a los fenómenos psíquicos, no solo tenemos puntos de vista tópico y dinámico, sino también uno económico que aspira a perseguir los destinos de las magnitudes de excitación y a obtener una estimación por lo menos relativa a ellos. Cuando de describe un proceso psíquico en sus aspectos, dinámicos, tópicos y económicos se habla de una exposición metapsicológica.
Perspectiva tópica refiere a los sistemas, la dinámica a las fuerzas y la económica a la investidura, lo cuantitativo. Ello forma lo metapsicológico.
Investidura = energía psíquica, afecto
Descripción metapsicológica del proceso de la represión en las neurosis de transferencia:
Histeria de angustia: Primera fase en la que la angustia surge sin que se perciba ante qué. Dentro del sistema icc existió una moción de amor que demandaba trasponerse al sistema prcc; pero la investidura volcada en ella desde este sistema se le retiro al modo de un intento de huida, y la investidura libidinal inconsciente de la representación así rechazada fue descargada como angustia. La investidura prcc fugada se volcó a una representación sustitutiva que se entramo por vía asociativa con la representación rechazada, por un lado, y por el otro, se sustrajo de la represión por su distanciamiento respecto de aquella y permitió una racionalización del desarrollo de angustia todavía no inhibible. La representación sustitutiva juega ahora para el sistema cc el papel de una contrainvestidura, lo asegura contra la emergencia en la cc de la representación reprimida. Es el lugar donde arranca el desprendimiento de afecto, ahora no inhibible. La observación clínica muestra, por ejemplo, que un niño afectado de fobia a los animales siente angustia cuando la moción de amor reprimida experimenta un refuerzo o cuando es percibido el animal angustiante. En el primer caso, la representación sustitutiva se comporta como el lugar de una trasmisión desde el sistema icc al interior del sistema cc, y en el segundo caso como una fuente autónoma de desprendimiento de angustia. En la segunda fase de la histeria de angustia la contrainvestidura desde el sistema cc ha llevado a la formación sustitutiva; el proceso de la represión no está todavía concluido, tiene un cometido ulterior que es inhibir el desarrollo de angustia que parte del sustituto. Todo el entorno asociado de la representación sustitutiva es investido con una intensidad particular, exhibe una elevada sensibilidad a la excitación. Una excitación en cualquier lugar de este parapeto dará, a consecuencia del enlace con la representación sustitutiva, el envión para un pequeño desarrollo de angustia que ahora es aprovechado como señal a fin de inhibir el ulterior avance de este último mediante una renovada huida de la investidura. A raíz de cada acrecimiento de la moción pulsional, la muralla protectora que rodea a la representación sustitutiva debe ser trasladada un tramo más allá: Fobia. La expresión de la huida frente a la investidura consciente de la representación sustitutiva son las evitaciones, renuncias y prohibiciones que permiten individualizar a la histeria de angustia. La tercera fase repite el trabajo de la segunda en escala ampliada. El sistema cc se protege ahora contra la activación de la representación sustitutiva mediante la contra investidura de su entorno, asi como antes se habia asegurado contra la emergencia de la representación reprimida mediante la investidura de la represion sustitutiva. Mediante el mecanismo de defensa se proyecto hacia afuera el peligro del desarrollo de la angustia de una mocion pulsional, ahora puede reaccionar contra el peligro externo con intentos de huida, se puso dice al desprendimiento de angustia aunque solo a costa de graves sacrificios para la libertad personal.
En un primer momento, hay una moción de amor al padre que le produce displacer, se reprime (sustracción de investidura prcc) y la investidura icc rechazada se descarga en angustia. En un segundo momento, se constituye la fobia. La angustia se apoya en un objeto, la investidura se liga al objeto. La formación sustitutiva esta sostenida desde ambos lados, expresa a la defensa y a la moción reprimida. La investidura icc dirigida al padre, se dirige al caballo (expresa tanto a la investidura icc como a la pcc). Al mismo tiempo, la investidura pcc funciona como contrainvestidura, se liga a la representación sustitutiva que funciona como tapón que impide que la idea del padre emerja.
Histeria de conversión: La investidura pulsional de la representación reprimida es traspuesta a la inervación del síntoma. El papel de la contrainvestidura que parte del sistema cc es nítido en la histeria de conversión; sale a la luz en la formación de síntoma. La contrainvestidura es lo que selecciona aquel fragmento del representante de la pulsión sobre el cual se permite concentrarse a toda la investidura de este último. Ese fragmento escogido como síntoma satisface la condición de expresar tanto la meta desiderativa de la moción pulsional cuanto los afanes defensivos del sistema cc; así es sobreinvestido y apoyado desde ambos lados. El gasto represivo del sistema cc no necesita ser tan grande como la energía de investidura del síntoma; la fuerza de la represión se mide por la contrainvestidura gastada, y el síntoma no se apoya solo en esta, sino, además, en la investidura pulsional condensada en el que le viene del sistema icc.
Neurosis obsesiva: Se agrega que la contrainvestidura del sistema cc sale al primer plano de la manera más palmaria, ella es la que procura la primera represión; y en ella se consuma más tarde la irrupción de la representación reprimida.
Capítulo 5: Las propiedades particulares del sistema inconsciente
El núcleo del icc consiste en representantes de pulsión que quieren descargar su investidura; por tanto, en mociones de deseo. Estas mociones pulsionales están coordinadas entre sí, subsisten unas junto a otras sin influirse y no se contradicen entre ellas.
Dentro de este sistema no existe negación, no existe duda ni grado alguno de certeza. Esto es introducido solo por el trabajo de la censura entre icc y pcc. Dentro del icc hay contenidos investidos con mayor o menor intensidad.
Prevalece en el icc una movilidad mayor de las intensidades de investidura. Por el proceso de desplazamiento, una representación puede entregar a otra todo el monto de su investidura; y por el de condensación, puede tomar sobre si la investidura integra de muchas otras, procesos son indicios del proceso psíquico primario. Dentro del pcc rige el proceso secundario.
Los procesos del sistema icc son atemporales, no están ordenados con arreglo al tiempo, no se modifican por el trascurso de este, ni en general, tienen relación alguna con él.
Tampoco conocen los procesos icc un miramiento por la realidad. Están sometidos al principio de placer; su destino solo depende de la fuerza que poseen y de que cumplan los requisitos de regulación placer-displacer.
Rasgos de un proceso perteneciente al sistema icc = Ausencia de contradicción, proceso primario (movilidad de investiduras), carácter atemporal y sustitución de la realidad exterior por la psíquica.
Los procesos inconscientes solo se vuelven cognoscibles bajo las condiciones del soñar y de las neurosis, cuando procesos del sistema prcc son trasladados hacia atrás, a un estadio anterior por obra de la regresión. En sí y por si ellos no son cognoscibles, son insuceptibles de existencia porque en época muy temprana al sistema icc se le superpuso el prcc, que arrastro hacia si el acceso a la consciencia y a la motilidad.
Propiedades del sistema prcc en oposición al icc = Los procesos del sistema prcc exhiben una inhibición de la tendencia a la descarga de la investidura, la energia de investidura se encuentra ligada. A este sistema competen, además, el establecimiento de una capacidad de comercio entre los contenidos de las representaciones, de suerte que puedan influirse unas a otras, el ordenamiento temporal de ellas, la introducción de una censura o de varias, el examen de realidad y el principio de realidad. También la memoria consciente parece depender de él (no huellas mnémicas en que se fijan las vivencias icc). Proceso secundario. Desplazamientos y condensaciones excluidos o muy limitados.
Capítulo 6: El contenido entre los dos sistemas
El Icc es susceptible de desarrollo y coopera con el Prcc. El icc se continúa en los retoños, es asequible a las vicisitudes de la vida, influye sobre el Prcc y está también sometido a las influencias de éste.
Hay retoños que cualitativamente, por su alto grado de organización, pertenecen al Prcc, pero se encuentran en el Icc y son insusceptibles de conciencia. Su origen es decisivo para su destino. Son las formaciones de fantasía, que se individualizaron como etapas previas en la formación del sueño y del síntoma, que permanecen reprimidas. Otros retoños de alta organización son las formaciones sustitutivas, pero a diferencia logran irrumpir en la conciencia merced a una relación favorable.
Un sector del Prcc proviene del Icc, y sucumbe a la censura antes del devenir conciente. Otro sector es susceptible de conciencia sin censura. Esto supone a la censura no entre el Prcc y el Icc, sino entre el Prcc y la Cc, echando por tierra el supuesto de una renovación continuada de las transcripciones.
Los retoños del Icc devienen conscientes como formaciones sustitutivas y síntomas tras grandes desfiguraciones, aunque conservan ciertos caracteres.
Lo Icc es rechazado por la censura con el Prcc pero sus retoños pueden sortearla; cuando estos ganan intensidad el Prcc pueden ser rechazados y reconocidos y vuelven a reprimirse en la frontera de censura con el Cc; la primer censura es contra el Icc y la segunda contra los retoños. El devenir consciente es más que un mero acto de percepción, es una sobreinvestidura. En las raíces de la actividad pulsional los sistemas se comunican entre sí de la manera más amplia. Una parte de los procesos ahí excitados pasan por el Icc, y en la Cc alcanzan la conformación psíquica más alta; otra parte es retenida como Icc. El Icc es alcanzado también por las vivencias que provienen desde la percepción exterior.
El contenido del Prcc proviene de la vida pulsional y de la percepción.
Capítulo 7: El discernimiento de lo inconsciente
La representación objeto:
- representación-cosa (como investidura de la huella mnémica de la cosa).
- representación-palabra (traducción de la representación-cosa en palabra).
El paso del pcc al icc no es ni tópico (diversas transcripciones del mismo contenido en lugares psíquicos diferentes) ni funcional (diversos estados funcionales de investidura en el mismo lugar), sino que la representación consciente abarca la representación-cosa más la correspondiente representación-palabra, y la representación icc abarca representación-cosa sola.
En el sistema icc se encuentran las investiduras de cosa de los objetos, que son las investiduras de objeto primeras y genuinas. El sistema pcc nace cuando esa representación-cosa es sobreinvestida por el enlace con las representaciones-palabra que les corresponden. Tales sobreinvestiduras son las que producen una organización psíquica mas alta y posibilitan el revelo del proceso primario por el proceso secundario que gobierna en el interior del prcc.
Entonces, en la represión, lo que se les rehúsa a las representaciones rechazadas es su traducción en palabras (osea, quitarles la investidura pcc), que debieran permanecer enlazadas con el objeto. La representación no aprehendida en palabras, o el acto psíquico no sobreinvestido, se queda atrás, en el interior del icc, como algo reprimido.
Las representaciones-palabra provienen de la percepción sensorial, al igual que las representaciones-cosa. Sin embargo, las representaciones-objeto no pueden devenir conscientes por medio de sus propios restos de percepción. Esto se debe, por un lado, porque el pensar se desenvuelve dentro de sistema tan distanciado de los restos de percepción originarios que ya nada conservan de sus cualidades, necesita un refuerzo de cualidades nuevas. Además, mediante el enlace con palabras pueden proveerse de cualidad investiduras que no pudieron llevarse cualidad alguna de las percepciones porque correspondían a meras relaciones de las representaciones objeto. Y tales relaciones, que solo por medio de palabras se han vuelto aprehensibles, constituyen un componente principal de los procesos de procesamiento. El enlace con la representación palabra, entonces, posibilita, pero no determina el devenir consciente.
Resuelve el problema de como una representación inconsciente deviene consciente, se va a apoyar en la hipótesis funcional en donde se debía al cambio de estado por el agrego de sobre investidura pcc.
A la representación-cosa se le enlaza una representación-palabra.
En el sistema icc hay representaciones-cosas de los objetos, es decir, las huellas mnémicas de los objetos más primitivas, primeros modos en los que se inscribieron al aparato. Son un resto de la percepción, lo que dejan estas huellas. Lo que ingresa por el polo perceptivo me deja una impresión, un impacto que queda inscripto en relación con esas huellas primeras. La percepción no accede nunca directamente consciente. Leemos nuestras percepciones, la percepción plena está perdida. Hacemos esa lectura con palabras. Cuando leemos un resto de percepción (representación-cosa) se lee, enlaza con una representación-palabra, y es así como deviene consciente. Las representaciones-palabra también son restos perceptivos, del oído, son privilegiadas porque pueden leer todos los restos, incluso a sí mismos. En la consciencia se lee la percepción.
“Tótem y tabú”
Tótem = 1. Representación de un objeto sagrado. 2. Este le otorga el nombre a la tribu, se representan a partir de este. 3. Fundamenta un sistema de descendencia, nombran al tótem como un padre ancestral, de esta manera el origen de los individuos, la concepción, no se piensa en términos biológicos. 4. Eje de un sistema de normas y relaciones sociales, que incluye la prohibición del incesto y la prohibición de asesinar al tótem.
Tabú = Restricción. Destaca a los muertos, enemigos y a los reyes ancestrales. Sobre estos últimos hace un paralelismo con el tótem. Se relaciona al rey como descendiente de Dios y por estar sometido a restricciones, ya que estos tenían restringida su humanidad, los placeres, el goce pulsional. Se les restringe la humanidad ya que la ley no dicta por capricho o goce personal, sino que esta debe sostenerse desde un lugar vacío de goce, de esta manera limitar el goce del resto.
Al banquete totémico lo toma de la observación de la antropología. Es una celebración en la que se incorpora algo de ese tótem, consta de dos tiempos, uno en el que lo matan y devoran, y el otro, en el que lo lloran y lamentan. Es una situación establecida socialmente, es en grupo que se lo puede matar, es obligatorio. Santifica a quienes lo hacen. Para fundamentarlo, se plantea la hipótesis de la horda primordial darwiniana:
Hay un padre violento y celoso que toma a todas las mujeres y echa a los varones al crecer, el ciclo se rompe cuando los hermanos se aliaron, y hacen juntos los que solos no podían hacer, asesinan al padre. Pero descubren que ocupar su lugar llevaría a conflicto por lo que dejan el lugar del padre vacío y forman un pacto. No se puede tener acceso a todos los goces, se limitan. Lo que da origen a la nueva comunidad no es el asesinato del padre, sino el pacto.
Obediencia retrospectiva: Lo que el padre les prohibía (goce a las mujeres), los hermanos se lo prohíben a ellos mismos con el pacto, se sigue dejando vacío el lugar de acceso a todos los goces.
El padre muerto (no es igual al padre asesinado) representa la renuncia de los hermanos de ocupar su lugar del padre asesinado, así como también la perdida de satisfacción, un espacio vaciado de goce, y cumple la función de nominación.
El banquete totémico es una ceremonia que recuerda la hazaña con la que comienza la organización social, la religión. El no matar al tótem les da protección, deben venerarlo, debido a la culpa.
Texto ligado a la represión primordial debido a la limitación del goce individual, al no saber. El lugar del padre muerto representa un lugar que nadie puede ocupar, deja un vacío que no retorna. (Punto de fijación primordial del representante de la representación). El padre muerto como inscripción de la perdida de una satisfacción originaria.
Totemismo-Exogamia (matrimonio entre personas no emparentadas).
Banquete totémico = El clan mata y devora a su animal totémico; los miembros del linaje se disfrazan asemejándose a él, lo imitan como si quisieran destacar la identidad entre ellos y el. Ejecutan una acción prohibida al individuo que legitiman con la participación de todos. El animal es llorado y lamentado compulsivamente, arrancado por el miedo a una amenazadora represalia, para sacarse de encima la responsabilidad de la muerte. A ese duelo continua un festejo, desencadenamiento pulsional y la licencia de todas las satisfacciones. Una fiesta es un exceso permitido, la violación solemne de una prohibición. Los miembros se santifican mediante la comida, se refuerzan en su identificación con él. El animal totémico es el sustituto del padre. La actitud ambivalente es característica del complejo paterno.
En la horda primordial darwiniana (estado primordial de la sociedad humana, nunca observado) hay un padre violento, celoso, que se reserva todas las hembras y expulsa a los hijos varones cuando crecen. Un día los hermanos expulsados se aliaron, mataron y devoraron al padre y pusieron fin a la horda paterna. Unidos osaron hacer y llevaron a cabo lo que individualmente les habría sido imposible. El violento padre primordial era el arquetipo envidiado y temido de cada uno de los hermanos. En el acto de la devoración consumaban la identificación con él apropiándose de su fuerza. El banquete totémico, sería la repetición y celebración recordatoria de aquella hazaña memorable y criminal sobre la cual se fundaron las organizaciones sociales, las limitaciones éticas y la religión.
Los hermanos estaban gobernados por los mismos sentimientos ambivalentes del complejo paterno en los niños y neuróticos. Odiaban al padre que representaba un obstáculo para su necesidad de poder y exigencias sexuales, pero lo amaban y admiraban al mismo tiempo. Tras eliminarlo y satisfacer su odio e imponer su deseo de identificarse con él, se suscitaron mociones tiernas avasalladas. Esto produjo arrepentimiento y nació la conciencia de culpa. El muerto se volvió más fuerte de lo que fue en vida. Lo que él había impedido con su existencia, ellos mismos se lo prohibieron psíquicamente como obediencia de efecto retardado. Revocaron su hazaña declarando prohibida la muerte del sustituto del padre, el tótem, y renunciaron a las mujeres liberadas. Desde la conciencia de culpa del hijo crearon los tabúes fundamentales del totemismo que coincidieron con los dos deseos reprimidos del complejo de Edipo: Muerte e Incesto.
El incesto tiene, además, un valor práctico: la necesidad sexual provoca desavenencias entre los varones. Si se habían unido para avasallar al padre, eran rivales entre sí respecto de las mujeres. Cada uno habría querido tenerlas a todas para sí, y se habría venido a pique la nueva organización. Si los hermanos querían vivir juntos no les quedó otra alternativa que erigir la prohibición del incesto con la cual renunciaban a las mujeres, razón por la que habían matado al padre, con tal de salvar la organización que los había hecho fuertes.
El otro tabú que ampara la vida del animal totémico erigía un contrato con el difunto que prometía amparo y providencia a cambio de honrar su vida, no repetir la hazaña en virtud de la cual había perecido. La religión totemista nace de la conciencia de culpa de los hijos varones como un intento de apaciguar al padre mediante la obediencia de efecto retardado. Este rasgo es conservado por la religión al igual que el totemismo, que continúa la ambivalencia paterna. No sólo abarca las exteriorizaciones del arrepentimiento y los intentos de reconciliación, sino que también recuerda el triunfo sobre el padre. Durante la fiesta se levantan las restricciones de la obediencia de efecto retardado y es obligatorio renovar el crimen del parricidio. La horda paterna es remplazada por el clan de hermanos (no repetirás el crimen con un hermano). La sociedad descansa en la culpa por el crimen; la religión en la conciencia de culpa y el arrepentimiento. Totemismo-exogamia.
El padre queda subrogado como Dios y como animal totémico. El animal fue la primera forma de sustitución del padre, y Dios una forma posterior en que el padre recuperaba su figura humana. Esto fue posible por la añoranza del padre, cuando a través del tiempo el vínculo cambió. Los hermanos se habían unido para el parricidio con el deseo de devenir igual al padre (en el banquete lo expresan por la incorporación de su sustituto). Pero tuvo que permanecer incumplido por los lazos fraternos. Con el tiempo crece la añoranza, y nace un ideal cuyo contenido es la plenitud de poder, así como el apronte a sometérsele. Un individuo que se destaque reanimará estos sentimientos y el antiguo ideal del padre, y será proclamado Dios. Al introducir divinidades paternas, la sociedad sin padre se trasmudó en un régimen patriarcal. La familia restauró la antigua horda primordial y devolvió al padre un fragmento de sus anteriores derechos, pero la distancia con el padre primordial fue lo suficientemente grande para asegurar su permanencia, añoranza y perduración. En la escena sacrificial ante el Dios, el padre se encuentra doblemente en el animal de sacrificio y en Dios que tienen dos significados: la actitud ambivalente hacia el padre, la escena del avasallamiento se convierte en material de una figuración de su triunfo. Dios mata al animal que le está consagrado que es él mismo. Tampoco en el desarrollo de las religiones se extinguieron los dos factores pulsionales: la conciencia de culpa y su desafío.
Sobre la dinámica de la transferencia
Todo ser humano por efecto conjugado de sus disposiciones innatas y de los influjos que recibe en su infancia, adquiere una especificidad determinada para el ejercicio de su vida amorosa, y las pulsiones que satisfará, así como las metas que habrá de fijarse. Disposición y azar determinan el destino del hombre. Esto da por resultado un clisé que se repite de manera regular en la trayectoria de la vida, en la medida en que lo consientan las circunstancias exteriores y la naturaleza de los objetos de amor asequibles. Solo un sector de esas emociones ha recorrido el pleno desarrollo psíquico: ese sector está vuelto hacia la realidad objetiva, disponible para la personalidad consciente. Otra parte de las mociones libidinosas ha sido demorada en el desarrollo, está apartada de la personalidad consciente y la realidad objetiva, y sólo tuvo permitido desplegarse en la fantasía o ha permanecido por entero en lo inconsciente. Y si la necesidad de amor de alguien no está satisfecha de manera exhaustiva por la realidad, se verá precisado a volcarse con unas nuevas representaciones-expectativa libidinosas hacia cada nueva persona que aparezca. Es normal que la investidura libidinal aprontada en la expectativa de alguien que está parcialmente insatisfecho se vuelva hacia el médico. Esa investidura se atendrá a modelos, se anudará a uno de los clisés, insertará al médico en una de las series psíquicas que ha formado. No solo las representaciones-expectativa conscientes han producido la transferencia, sino también las rezagadas o inconscientes.
A este proceso, Freud lo llama transferencia, es la más fuerte resistencia al tratamiento, así como la portadora del efecto salutífero, como condición del éxito. Cuando las asociaciones libres fallan, se deniegan verdaderamente, es porque está bajo el impero de una ocurrencia relativa al analista.
La más poderosa palanca del éxito se muda en el medio más potente de resistencia. Este proceso no es característico del psicoanálisis sino de la neurosis.
Una condición previa de toda psiconeurosis es la introversión de la libido: disminuye el sector de la libido susceptible de conciencia, vuelta hacia la realidad, y en esa medida aumenta el sector de ella entrañada de la realidad objetiva, inconsciente. La libido se ha internado por el camino de la regresión y reanima los imagos infantiles. Todas las fuerzas que causaron la regresión se elevan como resistencias al trabajo para conservar ese estado. La introversión se produjo por una frustración de la satisfacción exterior. La libido disponible había estado bajo la atracción de las partes de complejos inconscientes. Para liberarla es preciso vencer la atracción de lo inconsciente, cancelar la represión (esfuerzo de desalojo) de las pulsiones inconscientes y sus producciones. Cada acto del paciente se forma como compromiso entre las fuerzas cuya meta es la salud y las reprimidas.
Si se persigue un complejo patógeno desde su subrogación consciente (síntoma) hasta su raíz inconsciente, hay una zona donde la resistencia se hace nítida y la ocurrencia que surja aparece como un claro compromiso entre sus requerimientos y los del trabajo de investigación. En este punto sobreviene la transferencia: algo del material del complejo es transferido sobre el psicoanalista, esa transferencia da una ocurrencia inmediata y se anuncia mediante una resistencia (ej: detención de las ocurrencias). Siempre que se aproxima a un complejo patógeno, primero se adelanta hasta la conciencia la parte susceptible de transferencia, y es defendida.
En la cura analítica la transferencia se presenta como el arma más poderosa de la resistencia, y la intensidad será efecto de ésta última.
El mecanismo de la transferencia se da por el afronte de la libido que ha permanecido en posesión de imagos infantiles. La libido se ha internado por el camino de la regresión (se produce la regresión por la frustración o insatisfacción del mundo) y reanima imagos infantiles cada vez que la cura analítica tropieza con la libido retirada, estalla un combate. Todas las fuerzas que causaron la regresión de la libido se llevaron como resistencias al trabajo para mantenerse en ese estado.
Pero la transferencia puede servir también para facilitar la confesión. Por lo que se separan dos tipos de transferencias: una positiva, de sentimientos tiernos, y una negativa de sentimientos hostiles. La positiva puede ser amistosa (susceptible de conciencia) y erótica (inconsciente). La transferencia que puede resultar como resistencia de la cura es la negativa, o una positiva de mociones eróticas reprimidas. Cuando se “cancela” la transferencia haciéndola consciente, solo hacemos desasirse de la persona del médico esos dos componentes; en cuanto al componente susceptible de conciencia y no chocante, subsiste y es el portador del éxito.
La ambivalencia de las orientaciones del sentimiento es lo que mejor nos explica la aptitud de los neuróticos para poner sus transferencias al servicio de la resistencia. El enfermo actúa sus pasiones sin atender a la situación objetiva real. El médico quiere constreñirlo a insertar esas mociones en la trama del tratamiento (lucha entre intelecto y vida pulsional, discernir y actuar). La transferencia brinda el servicio de volver actuales y manifiestas las mociones de amor escondidas y olvidadas de los pacientes.
La transferencia es un concepto fundamental que aborda la experiencia significativa del análisis. Posee dos valores o funciones: motor/obstáculo
El analista supera la transferencia cuando demuestra al enfermo que sus sentimientos no provienen de la situación presente, sino que está repitiendo algo que le ha sucedido con anterioridad.
La transferencia como motor: el analista invita al paciente a asociar libremente, a que hable, que cuente, que narre ,a que despliegue su neurosis. El dispositivo analítico conecta el síntoma con la asociación libre, y de esa manera se puede tener acceso al Icc. El paciente le otorga un sentido al síntoma, el sentido se libera y el paciente dispone de ese saber reprimido, aborda otros aspectos de su vida y de esa manera promueve la acción. La transferencia es al analista porque este con sus intervenciones permite revelar el sentido del síntoma que no está a su disposición. Son las ganas que tiene el paciente de ponerse a trabajar, de ir a sesión, de contarle al analista, de producir enlaces y asociaciones para encontrar la respuesta a la pregunta que le plantea el síntoma.
El analista tiene un “saber supuesto” por el paciente y se produce la transferencia por desplazamiento, es la transferencia articulada al retorno de lo reprimido y sostiene la producción de saber ICC. Como analista se ocupa el lugar de un resto diurno, como apoyatura de las representaciones reprimidas en ideas.
La transferencia de obstáculo (resistencia): supone el silencio, la detención de ocurrencias. El paciente deja de asociar o habla sin asociar. Al tiempo que se detienen las ocurrencias surge el interés por el analista que Freud coloca en la vertiente del amor, pero no como un enamoramiento, sino como una preocupación por la persona del analista, que pasa a ocupar el lugar del síntoma. Según sea hostil o tierna se dice que es negativa o positiva respectivamente. El punto en que se detienen las ocurrencias vale como resistencia, que no es definitiva, dado que con la intervención del analista pueden reiniciarse las asociaciones, y puede ser que gracias a la transferencia como obstáculo aparezcan en cadena asociativa algo que ayude a atravesar lo que está dormido o latente.
Puntualizaciones sobre el amor de transferencia
La paciente durante la transferencia positiva, cambia la escena, de la terapia al analista, se declara sana. Pero toda cuanto estorbe proseguir la cura puede ser la exteriorización de una resistencia. La paciente ya no intelige nada, parece absorta en su enamoramiento y todo esto surge en un punto en que debía recordar un fragmento penoso y reprimido de su autobiografía. La resistencia se sirve de éste para inhibir la prosecución de la cura. La resistencia como agente provocador acrecienta el enamoramiento ya presente, invocando la acción eficaz de la represión.
Si cede ante la necesidad de amor del paciente, este último habría conseguido aquello a lo cual aspiran todos los enfermos en análisis: actuar, repetir en la vida aquello que sólo deben recordar, reproducir como material psíquico. Ella sacaría a relucir todas las inhibiciones y reacciones patológicas de su vida, y concluiría en arrepentimiento y refuerzo de su inclinación represora. Por otro lado, pondría término a la posibilidad de influir mediante tratamiento analítico .
Consentir la apetencia amorosa de la paciente es tan funesto para el análisis como sofocarla. Debe guardarse de desviar la transferencia y ahuyentarla, y al mismo tiempo abstenerse de corresponderle.
El amor no conlleva ningún rasgo nuevo que brote de la situación presente, sino que se compone por entero de repeticiones y calco de reacciones anteriores, incluso infantiles. La meta a partir de la transferencia será descubrir la elección infantil de objeto y las fantasías urdidas.
La participación de la resistencia en el amor de transferencia es indiscutible, sin embargo, esta resistencia no crea este amor, lo encuentra y se sirve de él exagerándolo. Éste consta de reediciones de rasgos antiguos y repite reacciones infantiles. Ese es el carácter esencial de todo enamoramiento: repetir modelos infantiles, esto constituye su carácter compulsivo (es decir, su condicionamiento infantil). El amor de transferencia permite discernir con más nitidez su dependencia a estos modelos, se muestra menos flexible y modificable. La diferencia con el amor normal es que es provocado por la situación analítica, es empujado por las resistencias, y carece en alto grado del miramiento por la realidad objetiva, es menos prudente y cuidadoso, más ciego.
Conferencia 27, la transferencia
El paciente, al que no le interesaría sino encontrar una salida para sus conflictos patólogicos, desarrolla un interés particular hacia la persona del médico, todo lo que tiene que ver con él le parece más importante que sus propios asuntos y lo distrae de su condición de enfermo. Por eso, el trato con la paciente resulta durante un tiempo muy agradable. En estas condiciones, el análisis hace brillantes progresos, el paciente comprende lo que se le dice, el material de recuerdos y ocurrencias afluye en abundancia, corresponde también una mejoría objetiva del estado patológico (se renueva el conflicto de la represion y hace que se revise el proceso tramitado entonces). Pero esto un día se estropea, aparecen dificultades en el tratamiento, el paciente acerva que ya nada se le ocurre, ya no se interesa en el trabajo, deja de cumplir lo que se le pidió en un principio, decir todo cuanto se le pase por la cabeza y abstenerse de toda crítica. Le preocupa algo, pero quiere reservárselo. Peligra el tratamiento, se está frente a una violenta resistencia.
Los pacientes desde un comienzo creían que solo por el amor podían sanar, esperaban que ese lazo afectivo con el medico les deparase como regalo, sostenidas sobre esta esperanza se empeñaron tanto en la cura y superado todas las dificultades de la comunicación, y creído tan fácilmente todo lo que de otro modo es tan difícil de creer.
Se trata de una transferencia de sentimientos sobre la persona del médico, no parece que la situación de la cura avale el nacimiento de estos últimos. Toda esa proclividad del afecto viene de otra parte, estaba ya preparada en la enferma y con oportunidad del tratamiento analítico se transfirió sobre la persona del médico. Algunas se las arreglan para sublimar la transferencia y moldearla hasta que cobre una suerte de viabilidad. En los pacientes masculinos, se observa más a menudo una manifestación de la transferencia que contradice lo descripto hasta aquí una transferencia hostil/negativa.
La transferencia surge en el paciente desde el comienzo del tratamiento y durante un tiempo constituye el más poderoso resorte impulsor del trabajo, opera en favor del análisis. Pero si después se muda en resistencia, modifica su relación con la cura bajo dos condiciones diferentes y contrapuestas: en primer lugar, cuando en calidad de inclinación tierna se ha hecho tan fuerte, ha dejado ver tan claramente los signos de su procedencia de la necesidad sexual, que no puede menos que suscitar una resistencia interior contra ella; y, en segundo lugar, cuando consiste e mociones hostiles en vez de en mociones tiernas. Los sentimientos hostiles salen a la luz más tarde que los tiernos, y detrás de ellos; en su simultanea presencia resultan un buen reflejo de la ambivalencia de sentimientos que rige en la mayoría de nuestros vínculos íntimos con otros seres humanos. Los sentimientos hostiles importan un vínculo afectivo al igual que los tiernos.
Queda excluido ceder a las demandas del paciente derivadas de su transferencia, y sería absurdo rechazarlas inamistosamente o con indignación; superamos la transferencia cuando demostramos al enfermo que sus sentimientos no provienen de la situación presente y no valen para la persona del médico, sino que repiten lo que a él le ocurrió una vez, con anterioridad. Los forzamos a mudar su repetición en recuerdo. Y entonces la transferencia que, tierna u hostil, parecía significar la más poderosa amenaza para la cura, se convierte en el mejor instrumento de ella.
La enfermedad sigue creciendo mientras esta en analisis, la iniciación de tratamiento no pone un fin al desarrollo. Cuando la cura se ha apoderado del enfermo, sucede que toda la producción nueva de la enfermedad se concentra en un único lugar, en la relación con el médico. Cuando la transferencia ha cobrado vuelo hasta esta significación, el trabajo con los recuerdos del enfermo queda muy relegado. No es entonces incorrecto decir que ya no se está tratando con la enfermedad anterior del paciente, sino con una neurosis recién creada y recreada, que sustituye a la primera. El medico mismo es el que en calidad de objeto esta situado en el centro. Todos los síntomas del enfermo han abandonado su significado originario y se han incorporado a un sentido nuevo, que consiste en un vínculo con la transferencia. El domeñamiento de esta neurosis artificial coindice con la finiquitacion de la enfermedad que se trajo a la cura, con la solución de nuestra tarea terapéutica. El hombre que en la relacion con el medico ha pasado a ser normal y libre del efecto de unas mociones pulsionales reprimidas, sigue siendolo tambien en su vida propia cuando el medico se ha hecho a un lado. Las llama entonces, neurosis de transferencia. El significado de los sintomas en cuanto satisfacciones libidinosas sustitutivas dadas las mociones sofocadas. La transferencia es un retoño del amor, que al comienzo no necesita argumentos solo mas tarde los examina ya que son presentados por la persona amada.
Es preciso atribuir a todos los hombres normales la capacidad de dirigir investiduras libidinosas de objeto sobre las personas. La inclinación a la transferencia en el llamado neurótico no es sino un extraordinario acrecentamiento de esta propiedad universal. Se abandonó la hipnosis en nuestra técnica, para redescubrir la sugestión bajo la forma de la transferencia.
Los que adolecen de neurosis narcisistas no tienen ninguna capacidad de transferencia, o solo unos restos insuficientes de ella. Rechazan al médico, no con hostilidad, sino con indiferencia, por eso el médico no puede influirlos, no puede establecer con ellos el mecanismo de la curación que implementamos en los otros, la renovación del conflicto patógeno y la superación de la resistencia de la represión. Permanecen tal cual son. Los de neurosis narcisistas resignaron la investidura de objeto, transponiéndose la libido de objeto en libido yoica.
Sobre la iniciación del tratamiento
Hay pacientes que empiezan su cura con la desautorizada afirmación de que no se les ocurre nada que pudieran narrar, rehusamiento de las ocurrencias. No se debe ceder frente al paciente que niega sus ocurrencias: esto es producto de la resistencia. Pueden confesar que se guardó algo, ha hecho a un lado ciertos pensamientos, o lo atareó la imagen de la habitación donde se encuentra. Todo lo que se anuda a la situación presente corresponde a una transferencia sobre el médico, la que prueba ser apta para la resistencia. Uno se ve forzado a poner en descubierto esa transferencia, desde ella se encuentra con rapidez el acceso al material patógeno.
Dividen el tratamiento en un tramo oficial, en cuyo transcurso se comportan inhibidos, y un tramo cordial en el que realmente hablan con libertad y comunican toda clase de cosas, sin computarlas ellos como parte del tratamiento (resistencia transferencial), por ejemplo antes de acostarse o de luego de levantarse del divan.
Mientras las ocurrencias y comunicaciones del paciente afluyan sin detención, no hay que tocar el tema de la transferencia. Es preciso aguardar para este hasta que la transferencia haya devenido resistencia.
Se deben hacer comunicaciones al paciente, revelarle el significado secreto de sus ocurrencias, no antes de que se haya establecido en el paciente una transferencia operativa. Debe mantenerse empático, no moralizante ni mandatario.
Recordar, repetir, reelaborar
El médico pone en descubierto resistencias desconocidas del enfermo, el paciente narra situaciones y nexos olvidados, con el objeto de llenar las lagunas del recuerdo y vencer las resistencias de la represión. El olvido de impresiones, escenas y vivencia se produce por un bloqueo; el olvido experimenta otra restricción al apreciarse los recuerdos encubridores. Los recuerdos encubridores son a las vivencias infantiles como el contenido manifiesto del sueño a los pensamientos latentes. El convencimiento que el enfermo llega durante la terapia es de otra índole: se recuerda algo que nunca pudo ser olvidado porque nunca se lo advirtió, no fue consciente. Muchas vivencias infantiles que lograron expresarse con efecto retardado no poseen un recuerdo susceptible de ser despertado.
El analizado en general no recuerda nada de lo olvidado y reprimido, sino que lo actúa. No lo reproduce como un recuerdo sino como acción, lo repite, sin saber que lo hace. Durante el tratamiento no logra recordar, pero escenifica distintas situaciones de su vida (Ejemplo: analizado no recuerda haber sido desafiante frente a la autoridad paterna, pero se comporta de esa manera con el medico). Esta compulsión de repetición es su manera de recordar. La transferencia misma es sólo una pieza de repetición, y la repetición es la transferencia del pasado olvidado. La transferencia no ocurre solo con el médico sino en otros ámbitos también. La compulsión de repetir le sustituye el impulso de recordar. Mientras mayor sea la resistencia, más será sustituido el recordar por el actuar (repetir). La transferencia suave y positiva profundiza el recuerdo, cuando se vuelve hostil deja sitio enseguida al actual. Las resistencias comandan la secuencia de lo que se repetirá, se defiende de la cura. El analizado repite en vez de recordar, y repite bajo las condiciones de la resistencia. Repite todo cuanto desde las fuentes de lo reprimido se ha abierto paso hasta su ser manifiesto: sus inhibiciones y actitudes inviables, sus rasgos patológicos de carácter. Durante el tratamiento repite todos sus síntomas.
El hacer repetir durante la técnica psicoanalítica equivale a convocar un fragmento de la vida real, que puede ser peligroso. Este es el empeoramiento durante la cura.
Desde la introducción al tratamiento el enfermo cambia su actitud frente a la enfermedad: cobra el coraje de ocupar su atencion en los fenomenos de su enfermedad y es preparado para la reconciliación con eso reprimido que se exterioriza en los síntomas, ya no tiene permitido considerarla algo despreciable y lamentarse regodearse en los sintomas.
Al progresar la cura pueden conseguir la repetición mociones pulsionales nuevas, más profundas, que no se habían abierto paso, de modo que nacen nuevos peligros.
Para el médico el recordar reproduciendo psíquicamente sigue siendo la meta, aunque la repetición en acto no lo permita. Se dispone a librar una permanente lucha con el paciente a fin de retener en un ámbito psíquico todos los impulsos que él querría guiar hacia lo motor. Cuando la ligazón transferencial se ha vuelto viable, el tratamiento logra impedir al enfermo todas las acciones de repetición y permite usarlo como material terapéutico.
El manejo de la transferencia es el principal recurso para transformar la compulsión de repetición en un motivo para recordar. Esa compulsión se vuelve inocua, y aprovechable si le concedemos su derecho a ser tolerada en cierto ámbito; tiene permitido desplegarse con libertad escenificando todo pulsional patógeno que permanezca escondido en la vida anímica del analizado. Les da a los síntomas un nuevo significado transferencial, sustituye la neurosis ordinaria por una neurosis de transferencia, una enfermedad artificial y asequible, de la que es curado por análisis. La transferencia crea un reino intermedio entre la enfermedad y la vida, en virtud de la cual se cumple el tránsito de aquella a esta. Es también un fragmento del vivenciar real de la enfermedad pero posibilitado por unas condiciones favorables y es provisional. Debido a las reacciones de repetición, se logra despertar los recuerdos, que, vencidas las resistencias, sobrevienen con facilidad en la cadena asociativa.
Nombrar a la resistencia no produce su cese inmediato. Es preciso dar tiempo al enfermo para enfrascarse en la resistencia, no consabida para él, para reelaborarla, vencerla prosiguiendo el trabajo obedeciendo a la regla analítica. Sólo en el apogeo de la resistencia se descubren las mociones pulsionales reprimidas que la alimentan y de cuya existencia el paciente se convence en virtud de tal vivencia. La reelaboración es la pieza de trabajo que produce el máximo efecto alterador sobre el paciente similar a la abreacción (de los montos de afecto estrangulados por la represión) del tratamiento hipnótico.
Antecedentes de la transferencia: se había tratado a la relación con el médico como importante, podía ser un obstáculo externo, síntoma neo producido, enlace falso con su figura.
El enfermo se distrae de los síntomas por el interés hacia el médico, luego de un progreso no tiene nada para decir, está bajo una resistencia y le transfiere al médico ciertas mociones tiernas que ni el medico ni la cura justifican, vienen de otro lado. El fenómeno de la transferencia está en la más íntima relación con la naturaleza de la enfermedad, la neurosis.
Transferencia como motor por causar el decir, de que se sostenga la asociación libre, palanca del éxito, medico es investido como autoridad. Hasta que la transferencia se muda en resistencia. (Transferencia positiva (erótica) y negativa (hostil, detiene el trabajo de asociación libre). Especificidad determinada del ejercicio amoroso, resulta en clise, ciclo repetitivo de estas condiciones de amor, desde la infancia. Algunas de esas ideas llegan a la cc, otras quedan reprimidas, anudadas a fantasías icc.
La libido se orienta al médico, lo toma como objeto de amor, anudado a un clise, lo inserta en la serie psíquica. La libido pasa de los síntomas al analista, este queda en el centro como objeto de amor. Pasaje de la neurosis ordinaria a una artificial, de transferencia (recién creada). Paciente pasa a estar enfermo del analista, no del síntoma.
Cuando cesan las asociaciones el paciente entra en una resistencia, se cierra el icc, detienen la transferencia como motor. Ambas transferencias tienen la misma fuente, la sexualidad, la pulsión.
La resistencia no crea el amor, ya estaba, lo usa. Todo enamoramiento tiene un condicionamiento infantil.
Lo reprimido en vez de retornar en una formación del icc, retorna en transferencia, repetición en acto de reprimido.
Condiciones para el análisis: presencia de un padecimiento, hay que ponerlo en palabras. Pero el análisis propiamente dicho empieza cuando, además, se produce una pregunta en relación al síntoma, cuando cree que el síntoma dice algo sobre él, supone que porta una verdad sobre el que desconoce, permitiéndole sentirse implicado en su padecimiento. El paciente confía en lo que dice el analista, comienza a asociar, a tener formaciones del icc para el analista, analista en lugar del ideal del yo. Al paciente se le comunica lo oculto, no antes que se haya establecido una transferencia operativa. A diferencia de la hipnosis, la transferencia lo interpreta, no produce un saber, sino que lo empuja a comenzar la cadena asociativa, le devuelve una pregunta al pedirle que asocie y no responde con un saber a su demanda. Cuando nos acercamos al centro del problema, las asociaciones se detienen, se produce un silencio donde la resistencia se hace valer produciendo un doble movimiento, se detienen las asociaciones sobreviene la transferencia (no es un término unívoco).
El creador literario y el fantaseo
Analogía del niño con el poeta. El niño al jugar se comporta como el poeta, crea un mundo propio, inserta las cosas de su mundo en un nuevo orden que le agrada. Lo opuesto a ese mundo no es la seriedad, ya que emplea en el grandes montos de afecto, sino la realidad efectiva. El niño diferencia bien su realidad de ese mundo de juego, y apuntala sus objetos y situaciones imaginadas en cosas palpables y visibles del mundo real. Ese apuntalamiento diferencia su jugar del fantasear.
El poeta, hace lo mismo que el niño, también crea un mundo de fantasía, al que dota de un gran monto de afecto, y al que separa de la realidad efectiva. Muchas de las cosas que de ser reales no depararían goce, pueden depararlo en la fantasía, así como muchas excitaciones penosas pueden convertirse en fuente de placer para los espectadores.
El adulto deja de jugar, en apariencia, renuncia a la ganancia de placer que extraía del juego. No hay cosa más difícil para el hombre que renunciar a un placer que conoció, en verdad, no podemos renunciar a nada, este no renuncia al placer, sino que permuta una cosa por otra, lo que parece ser una renuncia es en realidad una formación de sustituto, el adulto cuando cesa de jugar, solo resigna el apuntalamiento en objetos reales; en vez de jugar, ahora fantasea. Crea lo que se llama sueños diurnos.
Este fantasear es difícilmente observable a diferencia del juego de los niños, ya que el adulto se avergüenza de sus fantasías y las esconde de los otros.
En el caso del niño, el juego está dirigido por el deseo de ser grande, y no tiene razones para esconder ese deseo. En el caso del adulto, se espera que no juegue ni fantasee, sino que actúe en el mundo real. Su fantasear lo avergüenza por infantil y por no permitido, dado los deseos que lo generan. Sabemos de estas fantasías por los neuróticos, quienes se ven forzados a confesarlas en pos de una cura.
Caracteres del fantasear = El dichoso nunca fantasea, únicamente el insatisfecho. Estos deseos insatisfechos son las fuerzas pulsionales de las fantasías, y cada fantasía es un cumplimiento de deseo, una rectificación de la insatisfactoria realidad. Estos deseos remiten a la ambición y a lo erótico.
Las fantasías singulares/sueños diurnos se adecuan a las cambiantes impresiones vitales, se alteran a cada variación de las condiciones de vida, reciben de cada nueva impresión eficaz una marca temporal. Una fantasía oscila en 3 tiempos:
1. El trabajo anímico se anuda a una impresión actual, a una ocasión del presente, que fue capaz de despertar los grandes deseos de la persona.
2. Desde ahí, se remonta al recuerdo de una vivencia anterior, infantil, en que aquel deseo se cumplía.
3. Crea una situación referida al futuro, que se figura como el cumplimiento de este deseo, justamente la fantasía, en que van impresas las huellas de su origen en la ocasión y en el recuerdo.
El deseo aprovecha una ocasión del presente para proyectarse un cuadro del futuro siguiendo el modelo del pasado. El jugar que se continua en las fantasías hace presente ese tiempo pasado, van impresas las huellas de su origen.
El hecho de que las fantasías proliferen y se vuelvan hiperpotentes crean las condiciones para la caída en una neurosis o una psicosis. Las fantasías son los estadios previos más inmediatos de los síntomas patológicos de que nuestros enfermos se quejan.
Nexo de la fantasía con el sueño = tampoco nuestros sueños nocturnos son otra cosa que unas tales fantasías. Los sueños nocturnos son unos cumplimientos de deseo como los diurnos.
Entonces, una intensa vivencia actual despierta en el poeta el recuerdo de una anterior, de su infancia, desde la cual arranca entonces el deseo que se procura su cumplimiento en la creación poética. Esta, así como el sueño diurno, es continuación y sustituto de los antiguos juegos del niño.
El adulto oculta sus fantasías y, si las comunicase, nos escandalizaríamos. En cambio, en el caso del poeta, al jugar sus juegos ante el público hace sentir al mismo un elevado placer. El poeta atempera este sueño diurno con variaciones y encubrimientos y nos soborna con una ganancia de placer estética que posibilita el desprendimiento de un placer mayor, proveniente de fuentes psíquicas situadas a mayor profundidad que llamamos prima de incentivación o placer previo. Nos habilita para gozar sin remordimiento de nuestras propias fantasías. A nivel de las fantasías como del crear poético muchas situaciones penosas pueden convertirse en fuente de placer.
Sobre las teorías sexuales infantiles
Fuentes = 1. Observación directa de las exteriorizaciones y del pulsionar de los niños. 2. Comunicación de neuróticos adultos, refieren en el tratamiento lo que recuerdan conscientemente sobre su infancia. 3. Construcciones y recuerdos inconscientes traducidos a lo consciente que son fruto del psicoanálisis con neuróticos. El hecho de que la primera no haya brindado por si sola lo digno de saberse tiene su fundamento en la conducta de los adultos hacia la vida sexual infantil.
Los neuróticos enferman a raíz de los mismos complejos con que luchan los sanos, la diferencia reside en que los sanos saben dominar esos complejos sin sufrir perjuicios grandes, mientras que los otros consiguen sofocarlos a cambio de unas costosas formaciones sustitutivas.
Cada una de estas teorías tiene algo de correcto y acertado, que se explica por los componentes de la pulsión sexual, que ya están presentes dentro del organismo infantil. Estos supuestos, entonces, no nacen del albedrío psíquico, sino de las objetivas necesidades de la constitución psicosexual. De aquí que estas teorías son típicas en todos los niños.
Su primer enigma = ¿De dónde vienen los hijos?
Al demandar una respuesta a los padres o personas encargadas de su crianza que para el significan la fuente del saber, el niño recibe una evasiva, una reprimenda, o una respuesta de corte mitológico.
A partir de este primer engaño, los niños alimentan su desconfianza hacia los adultos, y forman la idea de “algo” prohibido que los adultos desean mantenerles en secreto, razón por la cual realizan sus posteriores investigaciones en secreto.
1er Conflicto Psíquico = las opiniones por las que sienten predilección pulsional, pero que no son correctas para los mayores entran en oposición con unas opiniones que sustenta la autoridad, pero que a ellos mismos no le son gratas. De aquí puede desenvolverse una escisión psíquica: la opinión que conlleva ser “bueno” y cesar la reflexión, deviene consciente; la otra, para la cual el trabajo de investigación da aportes, deviene sofocada, inconsciente. = Así queda constituido el complejo nuclear de las neurosis.
Esta primera teoría se anuda al no conocimiento de la diferencia de los sexos. Se les atribuye a todos los seres humanos, aún a las mujeres, un pene.
En el caso del varón, existe una incapacidad de representarse a una persona parecida al yo sin el pene, dada la importancia que éste órgano, ya en la infancia, tiene para él. A la vista de una niña, supone que el genital es pequeño y que crecerá con el tiempo.
Si la representación de la mujer con pene se fija, el individuo se hace homosexual. El niño gobernado por la excitación del pene se ha procurado placer estimulándolo, pero los padres lo amenazan con la castración. Los genitales de la mujer recuerdan aquella amenaza y despiertan en el homosexual horror.
En el caso de la niña, muestra un gran interés por el genital masculino, que luego se trasforma en envidia, y se siente perjudicada al no poseer un pene.
Para el niño la cavidad que acoge el pene es impensable, ya que la madre posee pene también. Cuando está por descubrir la verdad se interrumpe la investigación. Este primer fracaso ejercerá un efecto paralizante.
Al no conocer la vagina, se convence de la segunda teoría sexual = el niño supone que los niños son evacuados como un excremento (teoría de la cloaca). De aquí se anuda también la teoría de que los hijos se conciben por comer algo determinado.
Otra de las teorías infantiles es la concepción sádica del coito. Se ofrece a los niños cuando son testigos del comercio sexual entre sus padres. Aquí ven algo que una parte fuerte le hace a la más débil con violencia (pasivo-activo).
Pies (zapatos) abochornados.
Una joven paciente se ofende porque un joven con quien se topa en las cercanías de la casa de su médico les echó una mirada despectiva a sus zapatos. Ella creía que el joven era hijo del médico, y lo subroga a su hermano. Sobreviene en ella el recuerdo de que a los cinco años solía acompañar a su hermano al baño, dónde lo miraba orinar. Presa de la envidia del pene, un día intentó imitarlo, y se mojó los zapatos, lo que provocó la burla de su hermano. Esta experiencia comandó su posterior conducta: cuando algo no le salía bien de primer momento, nunca lo hacía de nuevo. Ejemplo de que lo sexual obra sobre el caracter.
El esclarecimiento sexual del niño
El recién nacido trae al mundo ciertas sensaciones sexuales, que se inician con un período de autoerotismo, que, por excitación de diversas partes de la piel y el quehacer de ciertas pulsiones biológicas, coeditado por estados afectivos, es producido un cierto monto de placer sexual. La pubertad sólo procura el primado de los genitales entre las otras zonas y fuentes de placer, y al erotismo entrar al servicio de la función reproductora. Entre las operaciones psíquicas de la vida amorosa se encuentra la ternura, la entrega, los celos. Su apetito de saber sexual se exterioriza tempranamente.
El pequeño Hans = Niño de cuatro años, que no ha recibido sofocación de sus padres durante su desarrollo. Muestra interés por la parte de su cuerpo a la que denomina “hace-pipi”. Pregunta a su madre si ella tiene uno, a lo que ésta responde afirmativamente. Al ver ordeñar una vaca, exclama “de su hace-pipi sale leche”. Luego, categoriza “un perro tiene hace pipi, un sillón no”. Ante la vista de su hermanita pequeña “su hace-pipi es pequeño, cuando crezca se agrandará”. No ha sido amedrentado ni tiene conciencia de culpa, por lo que da a conocer sin recelo sus procesos de pensamiento.
Las respuestas usuales en la crianza menoscaban su honesta pulsión de investigar y conmueven la confianza en los progenitores, empiezan a desconfiar y mantienen en secreto sus intereses íntimos. Debilitan el pensar autónomo del niño en pos del “buen juicio”.
La perturbación psicógena de la visión según el psicoanálisis
La ceguera histérica es una de las perturbaciones psicógenas típicas de la visión. En la histeria nace por autosugestión. Los ciegos histéricos lo son sólo para la conciencia, en lo inconsciente son videntes. Los histéricos no están ciegos a consecuencia de la representación auto sugestiva de que no ven, sino por la disociación entre procesos conscientes e inconscientes en el acto de ver; su representación de no ver es la expresión justificada del estado psíquico de cosas, no su causa.
Desde el psicoanálisis la vida anímica es un juego de fuerzas que se promueven y se inhiben las unas a las otras. Cuando un cierto grupo de representaciones permanece en lo inconsciente, no infiere una incapacidad constitucional para la síntesis, sino que asevera que una revuelta activa de otros grupos de representaciones ha causado el aislamiento y la condición de inconsciente de aquel grupo. Se llama represión (esfuerzo de desalojo) al proceso que depara ese destino a uno de los grupos. El fracaso de la represión es la condición previa de la formación de síntoma.
La perturbación psicógena de la visión consiste en que ciertas representaciones anudadas a esta última permanecen divorciadas de la consciencia, esas representaciones han entrado en una oposición con otras más intensas del Yo, y por eso cayeron en la represión. Cada pulsión busca imponerse animando las representaciones adecuadas a su meta. Esas pulsiones entran en conflicto de intereses, y las oposiciones entre las representaciones son la expresión de las luchas entre las pulsiones singulares. Hay una inequívoca oposición entre las pulsiones que sirven a la sexualidad (ganancia de placer sexual) y las que tienen por meta la autoconservación (yoicas).
En el desarrollo psicogénico de las pulsiones, éstas comienzan siendo numerosas pulsiones parciales que adhieren a las excitaciones de regiones del cuerpo. Atraviesan un complicado proceso de desarrollo antes de poder subordinarse a las metas de la reproducción. Libido designa a la energía de las pulsiones sexuales. La cultura nace a expensas de las pulsiones sexuales parciales, que tienen que ser sofocadas, limitadas y guiadas hacia metas superiores. En las neurosis el Yo se siente amenazado por las exigencias de las pulsiones sexuales y se defiende de ellas mediante unas represiones que no siempre alcanzan el éxito deseado, sino que tienen por consecuencia formaciones sustitutivas de lo reprimido y penosas formaciones reactivas del yo. Los síntomas de las neurosis se componen de estas dos clases de fenómenos.
Los mismos órganos y sistemas de órganos están al servicio tanto de las pulsiones sexuales como de las yoicas,. Los ojos no solo perciben las alteraciones del mundo exterior importantes para la conservación de la vida, sino también las propiedades de los objetos por medio de las cuales estos son elevados a la condición de objetos de elección amorosa. No se puede servir a dos amos al mismo tiempo. Mientras más íntimo sea el vínculo en que un órgano dotado de esa doble función entre con una de las grandes pulsiones, tanto más se rehusará a la otra. Este principio produce consecuencias patológicas cuando las dos funciones básicas están en discordia, cuando desde el yo se mantiene una represión contra la pulsión sexual parcial respectiva. Si la pulsión sexual parcial que se sirve del ver se ha atraído la contradefensa de las pulsiones yoicas, las representaciones en que se expresa su querer caen bajo represión y son apartadas del devenir consciente, queda perturbado el vínculo del ojo y del ver con el yo y la conciencia. El yo ha perdido su imperio sobre el órgano, ahora se pone por entero a disposición de la pulsión sexual reprimida. El yo no quiere ver absolutamente nada más. La pulsión reprimida, coartada de un ulterior despliegue psíquico, acrecienta su imperio sobre el órgano que la sirve. La pérdida del imperio consciente sobre el órgano es la formación sustitutiva de la represión fracasada. “Puesto que quieres abusar de tu organo de la vista para un maligno placer sensual, te esta bien empleado que no veas nada mas”.
Sobre el psicoanálisis silvestre
El psicoanálisis extiende el concepto de lo sexual mucho más allá de su alcance ordinario, popular, es más amplio que lo genital. Le imputa a la vida sexual todo quehacer de sentimientos tiernos que brote de la fuente de las mociones sexuales primitivas, aunque estas últimas experimenten una inhibición de su meta originariamente sexual o la hayan permutado por otra que ya no es sexual. Habla de psicosexualidad, no omite ni subestima el factor anímico de la vida sexual. Sexualidad inscripta en el mecanismo psíquico. Una insatisfacción anímica con todas sus consecuencias puede estar presente donde no falte un comercio sexual normal, el coito u otros actos sexuales a menudo solo permiten descargar una mínima medida de las aspiraciones sexuales insatisfechas, cuyas satisfacciones sustitutivas combatimos bajo su forma de síntomas neuróticos. Estos brotan de un conflicto entre una libido y una desautorización sexual demasiado estricta o represión.
Conferencia 25, la angustia
Angustia tras la introducción de la pulsión, la sexualidad inscripta en el aparato psíquico, esta pasa también a ubicarse allí. Habla de un mecanismo psíquico, la angustia como consecuencia de la represión, uno de los destinos del monto de afecto
Angustia neurótica = el peligro no desempeña papel alguno, es libido aplicada de manera anormal. En cambio, la angustia realista = reacción frente al peligro.
Si hay angustia tiene que existir algo frente a lo cual uno se angustie.
Angustia neurótica: estrechamente vinculada con determinados procesos de la vida sexual, con ciertas aplicaciones de la libido. No experimentan descarga y la exitacion libidinosa desaparece y en su lugar emerge la angustia, angustia vinculada a restriccion sexual. Angustia como la moneda corriente por la cual se cambian las mociones afectivas cuando el correspondiente contenido de representación ha sido sometido a represión.
De las observaciones de neurosis de angustia inferimos que la desviación de la libido de su aplicación normal, desviación generadora de angustia, se produce en el campo de los procesos somáticos. El desarrollo de angustia es la reacción del yo frente al peligro y la señal para que se inicie la huida. Angustia neurótica: intento de huida frente al reclamo de su libido y trata este peligro interno como si fuera externo. También ella sede el paso de la formación del síntoma, que produce una ligazón de la angustia para hacerle frente.
La angustia infantil tiene muy poco que ver con la realista, se emparienta de cerca con la angustia neurótica de los adultos. Se genera a partir de una libido no aplicada (oscuridad, soledad) y se sustituye al objeto de amor. En las fobias, ocurre lo mismo que en la angustia infantil; una libido que permanece inaplicable se trasmuda en una aparente angustia realista y, de este modo, un minúsculo peligro externo erige como sobrogacion de los reclamos libidinales. Toda fobia histérica se remonta a una angustia infantil y la continua, aun si tiene un contenido diverso, y por ende debe recibir otro nombre. La diferencia entre ambas consiste en los mecanismos. En el adulto, para la mudanza de la libido en angustia no basta que aquella, en calidad de añoranza, se haya vuelto momentáneamente inaplicable. Pero cuando la libido pertenece a una moción psiquica que ha experimentado la represión, se establece una situación parecida a la del niño que todavía no posee ninguna separación entre cc e icc. El desarrollo de angustia se anuda estrechamente al sistema icc (por eso nada sabemos de su representación, y nos sentimos angustiados y no sabemos ante que) La mudanza en angustia es el destino más inmediato de la libido afectada por la represión. No es el único ni el definitivo. Se pueden diferenciar dos procesos: La represión y el trasporte de la libido en angustia, que es ligada a un peligro exterior. La segunda, edificaciones de todas aquellas precauciones y aseguramientos destinados a evitar un contacto con ese peligro considerado como algo externo. LA REPRESIÓN CORRESPONDE A UN INTENTO DE HUIDA DEL YO FRENTE A LA LIBIDO SENTIDA COMO PELIGRO. La fobia puede compararse a un atrincheramiento contra el peligro externo que subroga ahora a la libido temida. La contrainvestidura es la encargada de proteger el desarrollo de la angustia tras la represión. La angustia realista tiene que considerarse como exteriorización de la pulsión de auto conversación del yo.
Conferencias 6 y 9
El soñante sabe lo que su sueño significa, solo que no sabe que lo sabe y por eso cree que no lo sabe.
La desfiguración onírica es una consecuencia de la censura ejercida por tendencias admitidas del yo en contra de mociones de deseo cualesquiera, chocantes, que se agitan en nosotros por las noches, mientras dormimos.
Los deseos oníricos que quieren perturbarnos mientras dormimos nos son desconocidos, únicamente por la interpretación del sueño nos enteramos de ellos, es preciso definirlos como inconscientes. El soñante desmiente su realidad después de haber llegado a conocerlos por la interpretación del sueño.
En la vida anímica existen procesos, tendencias, de los que uno no sabe nada, son permanentemente inconscientes y no sólo latente por el momento.
Conferencia 26, la teoría de la libido y el narcisismo
Las pulsiones son fuentes energéticas del individuo. La represión mostró que las pulsiones yoicas y las sexuales pueden entrar en oposición recíproca, y que las pulsiones sexuales son sometidas y obligadas a procurarse satisfacción por rodeos regresivos. Además, las dos mantienen diversa relación con el apremio. La sexualidad es la unica funcion del organismo vivo que rebasa al individuo y procura su enlace con la especie. Al precio de un placer elevado le depara peligros que amenazan su vida y se le cobran. Se requieren procesos metabólicos para conservar una parte de la vida individual como disposición para la descendencia. El individuo que se considera a sí mismo lo principal y considera a su sexualidad un medio como cualquier otro para su satisfacción, en una perspectiva biológica es un episodio dentro de una serie de generaciones, un efímero apéndice de un plasma germinal dotado de virtual inmortalidad. A las investiduras energéticas que el yo dirige a los objetos de sus aspiraciones sexuales las llamamos “libido”, a todas las otras, que son enviadas por las pulsiones de autoconservación, las llamamos “interés”. La libido que hallamos adherida a los objetos puede también abandonarlos y en lugar de ocuparlos a ellos, ocupar al yo. A esto se lo llama narcisismo, el individuo adulto da al cuerpo propio la ternura que suele volcarse a un objeto sexual ajeno. Una fijación así de la libido al cuerpo propio y en la persona propia, en vez de la fijación a un objeto, es probable que sea el estado universal y originario a partir del cual más tarde se formó el amor de objeto, sin que por eso debiera desaparecer de aquel. Muchas pulsiones sexuales se satisfacen al comienzo en el propio cuerpo (autoeroticamente) y esta capacidad para el autoerotismo es la base que permite el retraso de la sexualidad en el proceso de educarse en el principio de realidad. El autoerotismo es la practica sexual del estadio narcisista de colocacion de la libido. La primer etapa del autoerotismo es el narcisismo primario. En condiciones normales, la libido yoica se taspone sin impedimentos en libido de objeto y esta puede recogerse de nuevo en el interior del yo.
Hace una analogia con la enfermedad, el dormir y el enamoramiento donde hay una puesta y sustraccion de la libido, hay libido movil. En cambio, la libido convertida en narcisista no puede hallar el camino de regreso hacia los objetos y es este el obstaculo a su movilidad lo que la vuelve patogena. El desarrollo libidinal tiene su punto debil en una fase diversa, la fijacion decisiva (la que permitia la irrupcion hasta la formacion de sintoma, se situa en la etapa del narcisismo primitivo). En las neurosis narcisistas suponemos unos lugares de fijacion de la libido que se remontan a fases muy anteriores del desarrollo.
Vida amorosa: la eleccion de objeto, el proceso en el desarrollo libidinal que se efectua tras el estadio narcisista puede producirse segun dos tipos: el tipo narcisista en el que el yo propio es reemplazado por otro que se le parece en todo lo posible o oel tipo de apuntalamiento en que las personas que han adquirido valor por haber satisfecho las otras necesidades de la vida son escogidas como objetos tambien por la libido.
Delirio de observacion: siente en el interior de su yo el reinado de una instancia que mide su yo actual con un yo ideal, que el mismo se ha creado en el curso de su desarrollo. Esta creacion se hizo con el proposito de restaurar aque contento consigo mismo que iba ligado con el narcisismo infantil primario, pero que tuvo que experimentar desde entonces tantas perturvaciones y afrentas (censor yoico, cc moral). Las pulsiones yoicas son arrastradas por las incitaciones patogenas de la libido y forzadas a una perturbacion de su funcionamiento. Por ejemplo, la angustia perturba la accion que sirve a la autoconservacion, y si atribuimos la parte afectiva de la angustia a la libido yoica y la accion a la pulsion de autoconservacion.
Introducción del narcisismo
El término narcisismo designa aquella conducta por la cual un individuo da a su cuerpo propio un trato parecido al que daría al cuerpo de un objeto sexual hasta alcanzar la satisfacción plena. Es definible como una colocación de la libido dentro del desarrollo sexual regular del hombre. En este sentido no sería una perversión, sino el complemento libidinoso del egoísmo inseparable de la pulsión de autoconservación. Freud hace un reagrupamiento de la psicopatología. Diferencia la neurosis de transferencia de la neurosis narcisista. La neurosis de transferencia, incluye histeria de conversión, neurosis obsesiva, fobias e histeria de angustia. En estas neurosis, el individuo resigna el vínculo con la realidad, el análisis muestra que se canceló el vínculo erótico con personas y cosas. Aun lo conservan en la fantasía, sustituyeron los objetos reales por objetos imaginarios de su recuerdo o lo mezclaron con estos, por un lado, y por el otro, renunciaron a emprender las acciones motrices que les permitan conseguir sus fines en esos objetos. A este estado de la libido debería aplicarse la expresión que Jung usa: introversión de la libido. La neurosis narcisista es lo que llamamos psicosis, esta incluye esquizofrenia (demencia precoz), paranoia y parafrenia. Muestran dos rasgos fundamentales: el delirio de grandeza y el extrañamiento de su interés respecto al mundo exterior. Parecen haber retirado su libido de las personas y cosas del mundo exterior, poniéndola toda sobre el yo, sin sustituirlas por otras en su fantasía. Y cuando esto último ocurre, parece ser algo secundario y corresponder a un intento de curación que quiere reconducir la libido al objeto. El destino de la libido sustraída de los objetos en la esquizofrenia fue conducido al yo, y surgió una conducta llamada narcisismo . Este narcisismo, que nace por replegamiento de las investiduras de objeto es secundario, se edifica sobre la base del primario. La teoría de la libido también es proporcionada por los niños y pueblos primitivos. Estos últimos presentan rasgos de delirio de grandeza: sobreestimación del poder de sus deseos y actos psíquicos, la omnipotencia de los pensamientos, entre otros. La metáfora de la ameba y sus seudópodos emitidos y luego recogidos, es análoga a la originaria investidura libidinal del yo. Una parte es cedida a los objetos, gracias a la libido reversible, la libido de objeto puede volver al yo (narcisismo). Otra parte es la libido que persiste y es a la que resta al nivel del propio cuerpo, nunca pasa a los objetos, no es reversible (autoerotismo). La oposición entre libido yoica y libido de objeto es llamada segundo dualismo pulsional. Cuánto más gasta una, más se empobrece la otra. En el enamoramiento se desarrolla la segunda (mucha libido en el objeto, menos libido en el yo), resignando la personalidad propia a favor de la investidura de objeto, y el opuesto está en la fantasía de los paranoicos.
No hay desde el comienzo en el individuo una unidad comparable al yo, sino que éste tiene que ser desarrollado. Las pulsiones autoeróticas son iniciales, primordiales, por tanto, algo tiene que agregarse al autoerotismo, una nueva acción psíquica (identificación) para que el narcisismo se constituya. El autoerotismo es un estado temprano de la libido, domina pulsiones parciales, que se satisfacen en el propio cuerpo y se apuntalan en las pulsiones de autoconservación que luego se independizan de ellas. El objeto es parcial. Entre autoerotismo y narcisismo hay un corte porque se opone lo parcial de lo unitario/totalidad respectivamente. Entre el autoerotismo y la elección de objeto, Freud intercala el narcisismo. Este unifica las pulsiones parciales en un solo objeto, el yo, que se constituye por comparación de un otro semejante y se identifica. La constitución del yo implica el narcisismo secundario. El narcisismo secundario refiere a sintetizar en una unidad pulsiones parciales de una actividad autoerótica. Queda un resto de pulsiones parciales, que no entran dentro de la síntesis yoicas. Antes de tomar como objeto una persona ajena, se toma a sí mismo como objeto y a su vez se unifica. La separación de la libido en una que es propia del yo y otra acoplada a los objetos es la prolongación del primer supuesto que dividió pulsiones sexuales y pulsiones yoicas. Esta división conceptual responde al distingo entre hambre y amor y a consideraciones biológicas que median en su favor. El individuo lleva una existencia doble (función doble), en cuanto es fin para sí mismo y, eslabón dentro de una cadena de la cual es tributario en contra su voluntad o, al menos, sin que medie esta. Existen tres series de objeto: 1) el objeto perdido de la experiencia de satisfacción 2) el objeto de la pulsión parcial 3) el objeto de amor (total). El objeto de la pulsión es condición erótica respecto del objeto de amor (hombre le gustan todas las mujeres con ojos marrones pero su mujer es de ojos verdes).
La introversión de la libido lleva a una investidura del yo y por esta vía se produce aquel efecto de pérdida de realidad. Por ejemplo hay una influencia de la enfermedad orgánica sobre la distribución de la libido, hay una resignación del interés por las cosas del mundo exterior que no se relaciones con el sufrimiento, retira de los objetos la libido, decae la función de amar. Libido sexual y yoica tienen en este caso el mismo destino y se vuelven indiscernibles. También el estado del dormir implica un retiro narcisista de las posiciones libidinales sobre la persona propia. El hipocondríaco retira interés y libido de los objetos del mundo exterior y los concentra sobre el órgano que lo atarea.
El egoísmo preserva de enfermar pero al final uno tiene que empezar a amar para no caer enfermo, y por fuerza enfermara si a consecuencia de una frustración no puede amar.
II. Elección de objeto, al comienzo la libido yoica quedó ocultada tras la libido de objeto, el niño elige sus objetos sexuales tomandolos de su vivencia de satisfacción. Las primeras satisfacciones sexuales autoeróticas se apuntalan en funciones vitales de autoconservación (pulsiones yoicas), y más tarde se independizan. Las personas encargadas de la nutrición y el cuidado devienen los primeros objetos sexuales: la madre o su sustituto. Junto a este tipo de la elección de objeto, que puede llamarse apuntalamiento, se da un segundo tipo, el narcisista. En algunos casos no eligen su posterior objeto de amor según el modelo de la madre, sino según la propia persona. Se buscan a sí mismos como objeto, exhiben el tipo de elección de objeto narcisista. Todo ser humano tiene abiertos ambos caminos para la elección de objeto: el mismo y la mujer que lo crió. En todo ser humano el narcisismo primario, puede expresarse de manera dominante en su elección de objeto. La comparación entre hombre y mujer muestra que en su relación con el tipo de elección de objeto presentan diferencias. El hombre pone a su partener en el lugar de la sobreestimación sexual del objeto y transfiere ese narcisismo primario (objeto maravilloso de niño) sobre el objeto sexual. Tal sobreestimación sexual da lugar a la génesis del enamoramiento y reconduce a un empobrecimiento libidinal del yo en beneficio del objeto. La mujer se complace consigo misma con su belleza, se aman con la misma intensidad que el hombre que las ama. Se satisfacen siendo amadas. Aun para las mujeres narcisistas, las que son frías hacia el hombre, hay un camino que las lleva al pleno amor de objeto. En el hijo que dan a luz se les enfrenta una parte de su cuerpo propio como un objeto extraño al que ahora pueden brindar, desde el narcisismo, el pleno amor de objeto. El narcisismo de una persona despliega gran atraccion sobre aquellas otras que has desistido de la dimension plena de su narcisismo propio y andan en requerimiento del amor de objeto. Freud expresa que hay dos líneas de elección de objeto: - Según el tipo narcisista: a) A lo que uno mismo es (a si mismo), b) A lo que uno mismo fue, c) A lo que uno querría ser, y d) A la persona que fue una parte del sí-mismo propio. -Según el apuntalamiento: a) A la mujer nutricia, b) Al hombre protector. Y a las personas sustitutivas que se alinean formando series en cada uno de estos caminos. El narcisismo primario que suponemos en el niño se comprueba mediante una inferencia retrospectiva. El narcisismo primario del niño es una reedición del narcisismo abandonado de los padres. La sobreestimación gobierna este vínculo afectivo. Se le atribuye al niño toda clase de perfecciones (aunque sea igual a los demás) encubriendo y olvidando todos sus defectos. Lo piensan inmortal. El niño debe cumplir los sueños y deseos irrealizados por sus padres; el varón será un héroe y la niña se casará con un príncipe. La inmortalidad del yo que la fuerza de la realidad asedia duramente ha ganado su seguridad refugiándose en el niño. El conmovedor amor parental, infantil en el fondo, es una reedición del narcisismo de los padres. El niño como objeto libidinal de los padres.
III. Ideal del yo es algo simbólico y normativo que produce una serie de exigencias. Son representaciones éticas y culturales de una persona, es favorecedor de la represión ya que cuando mociones pulsionales libidinosas entran en conflicto con estas se reprimen. Esta es parte del yo. Las mismas impresiones y vivencias que un hombre tolera, son desaprobadas por otro. Podemos decir que uno creó en el interior de sí un ideal del yo por el cual mide su yo actual, mientras que en el otro falta ese ideal. La formación de ideal sería, de parte del yo, la condición de represión. Sobre este yo ideal recael ahora el amor de si mismo de que en la infancia gozo el yo real. El narcisismo aparece desplazando a este nuevo yo ideal que como el intantil se encuentre en posesion de todas las perfecciones valiosas. El ideal del yo son insignias, marcas, frases, escudos, un rasgo distintivo. Favorecedor de armar masas. Se diferencia de la CC moral, esta es una instancia de observación de sí y de castigo. Yo ideal es un objeto el cual el yo se quiere parecer, un semejante. Tiene que ver con la libido de objeto. Es la imagen idealizada de uno mismo. Lo que él proyecta frente a sí como su ideal es el sustituto del narcisismo primario perdido de su infancia, en la que él fue su propio ideal. El yo ideal es una forma de recuperar la satisfacción narcisista. El yo ideal tiene que ver con el campo de las formas. Es un objeto idealizado, ocupa el lugar del ideal del yo. Se encarna en el yo ideal.
Freud dice que no es lo mismo la idealización que la sublimación, la primera ocurre en el objeto, lo eleva a la categoría de ideal del yo, es engrandecido y realzado psíquicamente. La sublimación es el proceso que corresponde a la libido de objeto y consiste en que la pulsión se lanza a otra meta distante de la satisfacción sexual. La sublimación ocurre con la libido; la idealización con el objeto. La idealización aumenta las exigencias del yo y favorece la represión. En cambio la sublimación es la vía de escape que permite cumplir la exigencia sin dar lugar a la represión. Hay una instancia psíquica cuyo cometido es asegurarse la satisfacción narcisista proveniente del ideal del yo, observando al yo actual y midiéndose con el ideal (superyo). Es característico de nuestra conciencia moral. La incitación para formar el ideal del yo, cuya tutela se confía a la conciencia moral, partió de la influencia crítica de los padres, educadores, maestros, etc. La rebelion frente a esa instancia censuradora se debe a que la persona que quiere desasirse de todas esas influencias y retirar de ellas la libido, su conciencia moral se le enfrenta en una figuracion regresiva como una intromisión hostil de fuera. Censura: tendencias represoras que gobiernan al yo. El ser amado constituye la meta y la satisfaccion en la eleccion narcisista de objeto. El desarrollo del yo consiste en un distanciamiento respecto del narcisismo primario y engendra una intensa aspiracion a recobrarlo, este distanciamiento acontece por medio del desplazamiento de la libido a un ideal del yo impuesto desde afuera, la satisfaccion se obtiene mediante el cumplimiento de este ideal. El yo emite investiduras libidinosas de objeto, se empobrece a favor de éstas (sacrifica un fragmento de su narcisismo) y se enriquece por satisfacciones de objeto y cumplimiento del ideal. Una parte del sentimiento de sí es primario, el residuo del narcisismo infantil; la segunda parte brota el cumplimiento del ideal del yo; la tercera de la satisfacción de la libido con los objetos. El ideal del yo impuso difíciles condiciones a la satisfacción libidinal con los objetos. El enamoramiento es un desborde de la libido yoica sobre el objeto. Cancela las represiones y restablece las perversiones. Eleva el objeto sexual a ideal sexual. En el tipo de puntalamiento adviene sobre la base del cumplimiento de condiciones infantiles de amor, puede decirse: se idealiza a lo que cumple esta condicion de amor.
El ideal sexual puede tener relación con el ideal del yo. Donde la satisfacción narcisista tropieza con impedimentos reales, el ideal sexual puede ser usado como satisfacción sustitutiva. Se ama siguiendo el tipo de la elección narcisista de objeto, lo que uno fue y perdió, o lo que uno no tiene. Se ama a lo que posee el mérito que falta al yo para alcanzar el ideal. El ideal del yo es importante para la comprensión de la psicología de las masas. Tiene un componente social, es el ideal común de una familia, de un estamento, de una nación. El incumplimiento de ese ideal se muda en conciencia de culpa que fue originariamente angustia frente a la perdida de amor.
Pulsiones y destinos de pulsión:
Vínculos de amor y odio no son aplicables a las relaciones de las pulsiones con sus objetos, sino están reservados a la relación del yo total con los suyos.
El amor proviene de la capacidad del yo para satisfacer de manera autoerótica, por la ganancia de un placer de órgano, una parte de sus mociones pulsionales. Es originariamente narcisista, después pasa a los objetos que se incorporaron al yo ampliado y expresa el intento motor del yo por alcanzar esos objetos en cuanto fuentes de placer.
El odio brota de la repulsa primordial que el yo narcisista opone en el comienzo al mundo exterior prodigador de estímulos. Como exteriorización de la reacción displacentera provocada por objetos, mantiene siempre un estrecho vínculo con las pulsiones de la autoconservación del yo.
Relaciones ambivalentes: Ese odio mezclado con el amor proviene en una parte, de las etapas previas del amar no superadas por completo y en otra parte tienen su fundamento en reacciones de repulsa procedentes de las pulsiones yoicas, que a raíz de los frecuentes conflictos entre intereses del yo y del amor pueden invocar motivos reales y actuales. En ambos casos entonces ese odio se remonta la fuente de las pulsiones de conservación del yo. Cuando el vínculo de amor con un objeto determinado se interrumpe recibimos la impresión de que ese amor se mudó en odio pero en realidad el odio que tiene motivación real es reforzado por la regresión del amar a la etapa sádica previa, de suerte que el odiar cobra un carácter erótico y se garantiza la continuidad de un vínculo de amor.
Psicología de las masas y el análisis del yo
La identificación primaria es la exteriorización más temprana de un enlace afectivo con otra persona. Desempeña un papel en la prehistoria del complejo de Edipo. El varón manifiesta interés en el padre, querría crecer y ser como él, tomándolo como su ideal, esta conducta contribuye a preparar el complejo de Edipo. A esta identificación con el padre, el varón emprende una investidura de objeto de la madre según el tipo del apuntalamiento, la quiere tener como objeto. Muestra entonces dos lazos psicológicamente diversos: investidura sexual de objeto con la madre e identificación con el padre. Ambos lazos confluyen en un fin: el complejo de Edipo. El varon nota que el padre significa un estorbo junto a la madre; su identificación con él se vuelve hostil y desea sustituir al padre. La identificación es ambivalente; puede expresar ternura o deseo de eliminación. Se comporta como un retoño de la primera fase oral de la organización libidinal, en donde aparece la incorporación del rasgo del padre para poder ser como el (devoración y aniquilación).
La identificación primaria es una elección anterior a toda elección de objeto, la primera es lo que uno quiere ser y la segunda lo que uno quiere tener. Es directa, inmediata, no está mediatizada por una investidura de objeto previa. La identificación aspira a configurar el yo propio a semejanza del otro, tomando como modelo. La identificación primaria es un marca inherente. El ideal del yo está vinculado con la identificación primaria y regula al yo ideal. En la formación neurótica del síntoma, por ejemplo una niña recibe el mismo síntoma de sufrimiento que su madre. Ello puede ser por: la identificación puede ser la misma que la del complejo de Edipo, implica una voluntad hostil de sustituir a la madre y el síntoma expresa el amor de objeto por el padre; realiza la sustitución de la madre bajo la conciencia de culpa; o el síntoma puede ser el mismo que el de la persona amada (Dora). La identificación reemplaza a la elección de objeto, la elección de objeto regreso a la identificación.
La identificación primaria es la forma primera y la más originaria del lazo afectivo. Bajo la formación del síntoma (de la represión y los mecanismos ICC), la elección de objeto vuelve a la identificación, es decir, yo toma sobre sí las propiedades del objeto, a esto se lo llama identificación secundaria. En estas identificaciones el yo copia en un caso a la persona no amada, y en el otro a la persona amada. La identificación es parcial, toma prestado un único rasgo de la persona objeto.
Otro tipo de identificación, es la identificación en una situación de deseo. Por ejemplo, si una joven en una pensión, recibe una carta de su amado secreto y le despierta una ataque histérico, algunas de sus amigas, pescaran este ataque por vía de la infección psíquica. El mecanismo es el de la identificación sobre la base de poder o querer ponerse en la misma situación. Las otras querían tener también una relación secreta y bajo el sentimiento de culpa aceptan también el sufrimiento aparejado. No se apropian del síntoma por empatía, ésta nace solo de la identificación.
La génesis de la homosexualidad masculina es en una serie de casos: el joven estuvo fijado a su madre, en el sentido del complejo de Edipo, durante un tiempo y con una intensidad grande. Al completarse el proceso de la pubertad, debe permutar a la madre por otro objeto sexual. El joven no abandona a su madre, sino que se identifica con ella y busca objetos que puedan sustituir al yo de él, a quienes él pueda amar y cuidar como lo experimentó de su madre.
En el caso de la frustración en la elección del objeto surge la melancolía donde se produce la pérdida real o afectiva del objeto amado. El yo se realiza autorreproches y autocríticas. Estos reproches en el fondo se aplican al objeto y constituyen la venganza del yo sobre él.
En nuestro yo se desarrolla una instancia en que se divide el yo y ambas partes entran en conflicto. Se llama ideal del yo (cc moral, censura onirica, influencia en la represion), es la herencia del narcisismo originario, en el que el yo infantil se contentaba a si mismo. Al tomar los influjos del medio y sus exigencias a las que no siempre puede contentar, halla satisfaccion en el ideal del yo diferenciado a partir de aquel.
El yo y el ello
Los efectos de las primeras identificaciones, las producidas a la edad más temprana, serán universales y duraderos. Esto nos reconduce a la génesis del ideal del yo, pues tras este se esconde la identificación primera, y de mayor valencia, del individuo: la identificación con el padre" de la prehistoria personal. Es una identificación directa e inmediata {no mediada}, y más temprana que cualquier investidura de objeto. Las elecciones de objeto que corresponden a los primeros períodos sexuales y atañen a padre y madre parecen tener su desenlace, si el ciclo es normal en una identificación de esa clase, reforzando de ese modo la identificación primaria. La ID primaria es el soporte del ideal del yo.
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