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Teórico Unidad 7
Freud, S.: Pulsiones y destinos de pulsión, A.E., XIV, 113-22.
Freud, S.: 20o, 21o, 22o, 23º Conferencias, A.E., XVI, 286-7, 299-300, 310, 322 y 329.
La pulsión se ve determinada por el sujeto y el otro de los cuidados ajenos, un otro que marca un cuerpo en el contacto que Freud figura en el orden de la succión del bebé del pecho materno. Entonces, es un otro que marca el cuerpo, dicha marca funciona como un soporte de lo que Freud ubica la necesidad de una repetición de una satisfacción previa. Es una noción central en la construcción de concepto die pulsión, la noción de apuntalamiento dónde Freud ubica que de la succión del pecho materno al chupeteo del dedo pulgar como la pulsión se apuntala en las funciones de conservación. (La función de conservación en este caso se refiere a la alimentación). En el punto del chupeteo del pulgar se independiza de las funciones de conservación. Además, toma un registro autónomo en el que Freud se interesa particularmente.
Este otro de los cuidados ajenos, se sostiene en el orden del intercambio entre el sujeto y el otro de los cuidados ajenos. Asimismo, este intercambio va a determinar que haya un predominio de las zonas de intercambio (en lo tocante a la pulsión sexual). ¿Qué parte del cuerpo puede funcionar como una parte erogeinezada, sensibilizada por la pulsión sexual? Freud responde que cualquier parte de la piel o de la mucosa puede ser aciertos de la pulsión sexual puede funcionar.
Freud produce otra definición respecto de la pulsión. (Son tres, una la pulsión como concepto limite y fronterizo entre lo anímico y lo somático. La segunda, la pulsión como una medida de exigencia de trabajo impuesta a lo psíquico en consecuencia de la conexión con lo somático.) Ahora, ubica a la pulsión como un representante psíquico de los estímulos que vienen del interior del cuerpo y alcanzan el alma (es decir, lo psíquico). Esto condiciona a este cuerpo pulsional, ya que en el punto de piel o mucosa puede ser asiento de la pulsión sexual, Se obtiene un cuerpo sexuado que no depende de las zonas genitales necesariamente, ni marcadas por los procesos fisiológicos (la alimentación) sino que es un cuerpo erogeineizado por los cuidados maternales, del otro de los cuidados ajenos.
Hay cuatro elementos que componen a la pulsión:
1. La fuente: Por fuente {Quelle} de la pulsión se entiende aquel proceso somático, interior a un órgano o a una parte del cuerpo, cuyo estímulo es representado
{reprasentiert} en la vida anímica por la pulsión. No se sabe si este proceso es por regla general de naturaleza química o también puede corresponder al
desprendimiento de otras fuerzas, mecánicas, por ejemplo. El estudio de las fuentes pulsionales ya no compete a la psicología; aunque para la pulsión lo absolutamente decisivo es su origen en la fuente somática, dentro de la vida anímica no nos es conocida de otro modo que por sus metas. El conocimiento más preciso de las fuentes pulsionales en modo alguno es imprescindible para los fines de la investigación psicológica. Muchas veces puede inferirse retrospectivamente con certeza las fuentes de la pulsión a partir de sus metas.
2. La meta: de una pulsión es en todos los casos la satisfacción que sólo puede alcanzarse cancelando el estado de estimulación en la fuente de la pulsión. Pero si bien es cierto que esta meta última permanece invariable para toda pulsión, los caminos que llevan a ella pueden ser diversos, de suerte que para una pulsión se presenten múltiples metas más próximas o intermediarias, que se combinan entre sí o se permutan unas por otras. La experiencia nos permite también hablar de pulsiones «de meta inhibida» en el caso de procesos a los que se permite avanzar un trecho en el sentido de la satisfacción pulsional, pero después experimentan una' inhibición o una desviación. Cabe suponer que también con tales procesos va asociada una satisfacción parcial.
3. El objeto: de la pulsión es aquello en o por lo cual puede alcanzar su meta. Es lo más variable en la pulsión; no está enlazado originariamente con ella, sino que se le coordina sólo a consecuencia de su aptitud para posibilitar la satisfacción. No necesariamente es un objeto ajeno; también puede ser una parte del cuerpo propio. En el curso de los destinos vitales de la pulsión puede sufrir un número cualquiera de cambios de vía {Wechsel}; a este desplazamiento de la pulsión le corresponden los más significativos papeles. Puede ocurrir que el mismo objeto sirva simultáneamente a la satisfacción de varias pulsiones; es, según Alfred Adler [1908], el caso del entrelazamiento de pulsiones. Un lazo particularmente íntimo de la pulsión con el objeto se acusa como fijación de aquella. Suele consumarse en períodos muy tempranos del desarrollo pulsional y pone término a la movilidad de la pulsión contrariando con intensidad su desasimiento.
4. El empuje o esfuerzo de la pulsión {Drang}: de una pulsión se entiende su factor motor, la suma de fuerza o la medida de la exigencia de trabajo que ella representa
{reprasentieren}. Ese carácter esforzante es una propiedad universal de las pulsiones, y aun su esencia misma. Toda pulsión es un fragmento de actividad; cuando negligentemente se habla de pulsiones pasivas, no puede mentarse otra cosa que pulsiones con una meta pasiva.
Fuente de la pulsión
El niño succiona el pecho materno y dicha succión deja una marca en los labios, es decir, los labios quedan marcado por el contacto con el otro de los cuidados ajenos. En consecuencia, los labios terminan funcionando como la fuente de la pulsión de donde proviene el estímulo pulsional.
“Pero observamos que el lactante quiere repetir la acción de recepción de alimento sin pedir que se le vuelva a dar este; por tanto, no está bajo la impulsión del hambre. Decimos que chupetea (…) Así nos enteramos que el lactante ejecuta acciones cuyo único propósito es la ganancia de placer. Somos de la opinión de que primero vivencia ese placer”
Entonces, llamamos zonas erógenas a esta parte del cuerpo (labios) y designamos como sexual al placer alcanzado mediante el chupeteo. Toda piel o mucosa puede llegar a ser una zona erógena, pero es necesario que haya participado en el intercambio con el otro de los cuidados ajenos, primero en las funciones de conservación (apuntalamiento), rápidamente se independiza de estas funciones de conservación y adquiere un valor sexual por sí mismo. La zona erógena es un órgano correspondiente a la pulsión, se constituye como tal (no por la anotomía biológica, ni fisiología, ni el instinto) por una geografía libidinal, erógena, es decir es un cuerpo que aparece sosteniendo las marcas de las experiencias con otro primordial, donde primero tiene que ver con las funciones de conservación que luego se independizan y esa mejilla ya no es más una parte del cuerpo determinada por la anatomía sino por una geografía libidinal.
La fuente de la pulsión resulta ser esa parte de piel y mucosa que fue la zona del intercambio, esta zona adquiere carácter de órgano, con características que Freud llamaun proceso excitante, un estado de estimulación.
La meta
La fuente de la pulsión implica un segundo elemento que es la meta.¿Cuál es la meta de toda función? Es la satisfacción. ¿Cómo es que se cancela el estado de estimulación en la fuente de la pulsión (zona erógena)? Haciendo cesar la excitación de dicho órgano que han quedado estimulados por el contacto.
“Así, el primer objeto de los componentes orales de la pulsión sexual es el pecho materno, que satisface la necesidad de nutrición del lactante. En el acto
del chupeteo se vuelven autónomos los componentes eróticos que se satisfacen juntamente al mamar (es decir, que la función se apuntala, pero se independiza de estas funciones); el objeto se abandona y se sustituye por un lugar del cuerpo propio. La pulsión oral se vuelve autoerótica (…)”
El objeto
Se trata de un placer que se logra mediante la estimulación de la zona erógena, es decir, el niño obtiene un placer en el chupeteo del pulgar estimulando los labios con su dedo pulgar. Freud señala que el niño sustituye el estímulo del labio del pecho materno por otro estimulo (el pulgar). Freud se sorprende ya que el consideraba que la satisfacción de la pulsión solo podía cansarse cancelando el estado de estimulación en la fuente de la pulsión. Sin embargo, se encuentra con que la zona erógena es un órgano, del que parte el estado de estimulación y cuya satisfacción se alcanza con otros estímulos en el mismo lugar, es decir, parte del estado de estimulación y la satisfacción se alcanza con otros estímulos en el mismo lugar. Entonces, es una cancelación paradójica ya que, no depende de una cancelación del estado de estimulación, Freud dice que solo parece sorprendente que para cancelarse un estímulo necesita un segundo estimulo aplicado en el mismo lugar. Es decir, que no se trata de una cancelación del estado de estimulación, ni de hacer cesar la excitación de ese órgano, es decir, la satisfacción aparece desvinculada del principio de constancia. No depende de la descarga de estímulos sino al modo de placer preliminar (placer sexual previo a la concreción del acto genital, el coito con la penetración, tiene que ver con los intercambios previos, los juegos sexuales, mirarse, besarse). Efectivamente, la pulsión tiene las características del placer preliminar, el placer proviene de una acrecentacion de estímulos, no de una descarga de estímulos. El placer preliminar, tiene la particularidad de la pulsión que involucra a las distintas zonas erógenas, es decir, que se trata de no un acto que implica una totalidad sino un acto que implica al cuerpo en su parcialidad, implica al semejante abordaje del otro por las distintas partes de su cuerpo. Freud ubica una confluencia del placer preliminar con la pulsión sexual en el punto en que, ambos suponen la acrecentacion de estímulos y no la descarga. Por otro lado, la zona erógena que supone el cuerpo en su parcialidad.
La fuente
En principio implica al objeto ya que aparece la zona erógena como un punto de partida del recorrido pulsional. La pulsión no se satisface en el objeto, no lo alcanza al objeto, sino que vuelve
a la fuente, es decir el estímulo. Dicho en palabras de Freud, para cancelar un estímulo necesita un segundo estimulo aplicado en el mismo lugar.
Entonces, el objeto tiene en una primera instancia una función de instrumento para aplicar un segundo estímulo a esa zona erógena, tiene un valor instrumental. En consecuencia, Freud plantea que el objeto es lo más variable y contingente de la pulsión, es decir, el niño no diferencia entre un objeto u otro, en la medida en que pueda aplicar un segundo estimulo en el mismo lugar de la zona erógena. Esos objetos son sustitutos del pecho materno. Por eso, hay dos dimensiones del objeto de la pulsión.
Conclusiones
En este recorrido de la pulsión (de la fuente de la pulsión, que aborda al objeto como instrumento y regresa como la fuente) podemos afirmar que es el punto en el cual la pulsión se satisface, en ese recorrido la pulsión dibuja un objeto que en realidad es un vacío, por eso no es casual que las zonas erógenas sean zonas de borde (Boca, anal, genital), delimitan un agujero que en cierto modo es la condición, para ese recorrido de la pulsión. Por un lado, el objeto es un instrumento de la pulsión y por otro es la condición para el movimiento. Ese objeto se figura con los orificios ya que son zonas de intercambio en la constitución de una zona erógena.
Todo esto se trata de una ganancia de placer como consecuencia de la excitación de la zona erógena. Freud considera que se trata de un placer de órgano. Además, Freud dice que es autoerótica (Como por ejemplo el chupete, ya que se estimula por segunda vez la zona erógena), no depende del pulgar sino de los labios, es decir, el autoerotismo depende de la fuente de la función (la zona erógena), no del objeto.
También se encuentra con la parcialidad de la función, que es parcial respecto de la fuente de la pulsión, por eso implica una parte del cuerpo y no el cuerpo total. Además, no es atinente al objeto de la necesidad, sino que es parcial respecto de ese objeto de la necesidad y supone una independización que originariamente se apuntalaba en las funciones de conservación que luego se independiza y queda como un objeto parcial respecto al objeto. Asimismo, es parcial respecto a la reproducción, ya que la satisfacción sexual se obtiene por medio de un acto sexual que involucra la genitalidad y conlleva al mismo tiempo la reproducción. Por último, es parcial respecto de la satisfacción ya que no hay una satisfacción plena.
El cuarto componente de la pulsión es el esfuerzo o empuje de la función, no tienen las características de ser estímulos interiores, pero al mismo tiempo se diferencia de otros tipos de estímulos, ya que no son momentáneos y son constantes. Ese carácter constante del esfuerzo pulsional, son la esencia y la propiedad universal de las funciones. Tiene que ver con que el objeto es originario de la necesidad está perdida, por tanto, no puede haber satisfacción plena, en consecuencia, comparte la parcialidad de la pulsión, tiene que ver con el objeto perdido. La pulsión nunca deja de aspirar a su satisfacción plena, que consistiría en la repetición de una vivencia primera de satisfacción. La pulsión aparece de una manera sustitutiva, sin embargo, son insuficiente para cancelar su tensión. La diferencia entre el placer de satisfacción buscado y hallado engendra el valor pulsionante.
Hay una diferencia con la experiencia de satisfacción, Freud pone el acento en la producción del objeto alucinatorio, es decir, la alucinación al pecho materno. Freud pone el acento, no tanto en el objeto que aparece como perdido, ni en la alucinación del pecho, sino en los labios, es decir, en la zona erógena.
Seminario Unidad 4 Freud, S.: Sobre las teorías sexuales infantiles, A.E., IX, 187-201. Freud, S.: El esclarecimiento sexual del niño, A.E., IX, 117-119.
Freud, S.: Experiencias y ejemplos extraídos de la práctica analítica: 13. Pies (zapatos) abochornados, A.E., XIII, 199-200.
Freud define el concepto de pulsión como límite entre lo psíquico y lo somático. Entonces, la pulsión es muy particular para lo psíquico, una exigencia de trabajo por su relación con lo corporal. Este concepto surge de forma contemporánea con la teoría traumática con él, lo constitucional toma el lugar de lo accidental, porque podría no haber ocurrido, la vivencia sexual prematura y traumática como escena acontecida era sustituida por lo constitucional, el despertar de la sexualidad ocurre sí o sí.
Surge la escena fantasmática, escena como velo, como defensa frente a la práctica autoerótica. Entonces, el despertar sexual infantil no es producto del encuentro con un adulto seductor, sino que es una característica propia de la sexualidad humana.
Es fundamental diferenciar sexualidad (se relaciona con el desarrollo psicobiosocial del individuo. Se trata de un elemento básico de la personalidad, un modo de ser, de manifestarnos y comunicarnos con los otros. Se incluye nuestra anatomía sexual y reproductiva y otros factores) de sexo (Las personas nacen como macho, hembra, o intersexuales. También, implica tocarse a sí mismo o a otra persona en maneras que estimulen los sentimientos sexuales y el placer.
Comportamiento sexual incluye muchas formas de tocar que pueden incluir desde agarrar de las manos o masaje hasta la masturbación o el coito (vaginal/oral/anal)).
Freud introduce la idea de la ganancia de placer más allá de la necesidad de alimentación. Una sexualidad que al ser pulsional se ordena en zonas erógenas que comienzan mucho antes de que se sepa si el niño es varón o mujer. Además, no satisface ninguna necesidad que ya ubicaron como perdida, sino que esa sexualidad procura una ganancia de placer. En este contexto el niño intenta darse algunas respuestas a los misterios de la vida, tiene eso que pulsa, que es un estímulo que parte del cuerpo y alcanza el alma (lo psíquico), es estimulo del cual no se puede escapar, que le impone un trabajo a lo psíquico. El niño está rodeado de misterios, nada le dice que es el cómo ser sexuado, el pulsional de la vida, las cosas de la sexualidad, atentan a la capacidad de comprensión del niño. El niño trata de responder a esos misterios como puede, con mucho trabaja y un costo alto.
Freud hace evidente su rigurosidad al detallar de donde obtiene su información, señala el origen de sus observaciones basadas en tres fuentes:
1. La observación directa de los niños.
2. Recuerdos de la infancia, recuerdos conscientes de sus pacientes
3. Inferencias lógicas y/o construcciones realizadas en el trascurso del tratamiento psicoanalítico.
En principio, Freud plantea que tarde o temprano todo ser humano normal, no puede no ocuparse de los asuntos sexuales en los años anteriores a la pubertad. Esto es una novedad para el contexto en el que Freud se lo plantea.
¿Por qué debería el cachorro humano de semejante cuestiones?
El niño inocente le da lugar al niño sexuado, que tendrá a su cargo el armado de teorías. El niño debe armar hipótesis para explicar determinado campo o fenómeno, no necesariamente implica una verdad, pero hace imposible tratar un determinado problema.
Los tres ensayos de teoría sexual pasan de tener un cuerpo que habla (como es el cuerpo de la histeria) a pensar en un cuerpo hablado (como es el tema de la pulsión). Comienza con un primer ensayo sobre las aberraciones sexuales, mostrando que no hay para el hombre un saber instintivo, sino todo lo contrario, el lugar, la posición sexuada del ser humano es el resultado de un largo y complejo proceso en el que participan lo constitucional y azaroso. No hay para el ser humano un objeto fijo, ni una posesión sexual fija.
Esa falta de saber de la sexualidad debe ser llenada de alguna forma, ser hará con un trabajo. Una de esas formas es la producción de estas teorías. La sexualidad humana esta alterada en relación con la naturalidad, ha tenido que pasar por el otro de los primeros cuidados, prehistórico e inolvidable. El cuerpo del niño debe ser alterado, erogeneizado por el otro, para que esa sexualidad se constituya. El niño construye teorías porque la pulsión lo empuja a querer saber, a partir de sus observaciones construye una serie de teorías, que suelen ser grotescas, toscas, falsas, tiene algo de verdad, en tanto ponen en juego el cuerpo y con él la satisfacción. Esas teorías van a armar y sostener los síntomas, ellas mantienen a lo largo del tiempo su vigencia aun después que el niño acceda a un saber formal de la sexualidad. Accede al conocimiento, reprime a su propia teoría, las teorías sexuales pasan a ser inconscientes conservan su vigencia y comandan la formación de los síntomas.
¿De donde vengo yo o el hermano? ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Cómo llega a la casa? ¿Por donde va a salir? ¿Por qué es hijo de la mama y el papa, y no de la mama sola? ¿Qué paso entre ellos?
Los enigmas de la sexualidad, el interés intelectual por ello se exterioriza desde edades muy tempranas. Freud no solo interroga su propio funcionamiento psíquico como en interpretación de los sueños, sino también recibe de su entorno colaboraciones. En torno a Freud se nuclearon colegas e intelectuales de Viena. Allí, unos padres le aportan notables y celebres observaciones de un niño, el gran niño inquisidor de los comienzos del psicoanálisis, el pequeño Hans. Sus padres de pensamiento abierto, se opusieron a sofocar o acallar sus preguntas, a los tres y cuatro años comienzan a registrar la curiosidad del niño, le fueron aportando a Freud esos recorridos.
El pequeño quiere saber quienes tiene un genital como el “un hacer pipí” llamado por el infante. Freud señala como muy importante que el niño no fue víctima de ningún abuso, ni de objeto de ninguna seducción, aun así, la pequeña arma las preguntas acerca de quienes tienen o no el hacer pipí, acercándose a la distinción de lo animado o inanimado que la cuestión conlleva. Perros y caballos son comparados con locomotoras, también sillas y sillones. La curiosidad incrementa cuando nace una hermanita.
¿Cómo responde el niño a esos planteos? Las respuestas a esas preguntas le son dictadas por las fases de la evolución de la libido en la que niño esta. (Etapa oral, anal y fálica). Cada una de estas etapas tienen una lógica de pensamiento propia.
Con estos elementos, el niño para responder a la exigencia de trabajo que la zona plantea arma una teoría falsa, pero con elementos de verdad. Es decir, una teoría que se sostiene en la propia experiencia, va a intentar encontrar una garantía en sus teorías consultando en un adulto como fuente de placer. De la respuesta que le de el adulto, el niño desconfía. Hay una contradicción ya que hay una carencia de saber imposible de subsanar, la pulsión no es el instinto, no tiene ni una acción específica, ni un objeto dado, ni una satisfacción plena. Hay un problema serio para el niño que tiene que ver con esa dimensión de la dificultad de responder al enigma de la sexualidad en las versiones que pueda tener.
El cuerpo le dice cosas, el adulto también, no importa si son ciertas o falsas, cosas que lo confrontan con esa variabilidad propia de lo pulsional. Con esa falta de saber queda constituido el complejo nuclear de la neurosis, hay en juego una ignorancia que no se deja sustituir a pesar de forzados intentos, el fracaso inevitable de la investigación sexual infantil es una importante referencia de inhibiciones futuras.
«Querida tía Mali: Te ruego tengas la bondad de decirme por escrito cómo tuviste a Christel o a Paul. Tú tienes que saberlo, pues estás casada. Es que ayer a la tarde hemos discutido sobre eso y deseamos saber la verdad. No tenemos ninguna otra persona a quien pudiéramos preguntarle. ¿Cuándo vienen ustedes a Salzburgo? Sabes, querida tía Mali, la cosa es que no entendemos cómo la cigüeña trae a los niños. Trudel opinó que los trae dentro de la camisa. Pero además querríamos saber si los toma del estanque, y por qué uno nunca ve a los niños en el estanque. Te ruego me digas también cómo se sabe de antemano cuando uno los va a tener. Escríbeme sobre esto una respuesta detallada. Con mil saludos y besos de todos nosotros, Tu curiosa Lilli».
¿Por qué no cree el niño a pesar de las explicaciones? Porque su cuerpo y su experiencia le dictan otra cosa. Se produce así un conflicto psíquico que enfrenta la respuesta del adulto como fuente de saber y la teoría sostenida en la predilección funcional. Ese conflicto se resuelve reprimiendo la propia teoría, que siendo inconciente conservara su eficacia y posibilitara la formación posterior de síntomas. Todas las teorías sexuales infantiles tienen un fragmento de verdad dado por la pulsión, sostenidas en el desconocimiento de la diferencia de los sexos.
Las teorías sexuales infantiles que Freud señala son tres:
1. La premisa universal del pene , es la suposición que todos los niños y las niñas tiene el mismo órgano genital
2. La teoría de la cloaca, como consecuencia de la ignorancia de la existencia de la vagina los niños piensan que el parto es anal
3. La concepción sádica del coito, surge como consecuencia, en la mayoría de los casos en la observación de la vida de pareja de los padres.
(1) La primera es la mas importante y la que más peso tiene en el marco de la teoría psicoanalítica sobre todo por el armado psíquico, consiste en atribuirle a todxs un pene. Desde la perspectiva práctica, ambos obtienen satisfacción masturbatoria estimulando un órgano eréctil (pene y clítoris) ambos son fuentes de grandes satisfacciones. “Su hacer pipi es chiquito, cuando crezca crecerá”. Esta teoría sexual es de la mas importante, ya que da lugar a esta idea a la elevación del estatuto de ser considerado una premisa universal, premisa universal del falo que hará que un niño pase de habitar a un tiempo en el que nada falta a otro en que puede faltar. Freud ubica el camino para que niño y niña tomen el desarrollo de su mundo de fantasía caminos diversos. Esa observación dará origen al sentimiento de amenaza de castración que pone en peligro la fuente de satisfacción (en el niño). En la niña, la pregnancia estética del órgano masculino mas visible produce un interés que Freud asignara como envidia de pene.
(2) El desconocimiento de la vagina, posibilita la creencia de la segunda teoría sexual infantil, la teoría de la cloaca, en clara vinculación con la analidad, pero que también hace su aporte en la oralidad. Los niños son concebidos por la boca y paridos por el ano, el hijo va a ser desalojado como un excremento, como una deposición. La satisfacción pulsional oral se combina con satisfacción pulsional de la zona erógena anal. Esta teoría es solidaria con el desconocimiento de la diferencia de los sexos y la abertura genital femenina. El ano es el lugar por donde algo puede salir del propio cuerpo, hace posible también el acto de parir a los hombres. El niño es travesado por el placer que le genera el alimento y tiene la experiencia voluptuosa de la evacuación intestinal.
(3) También se asienta en el desconocimiento de las teorías sexuales. El niño se pregunta ¿Qué es estar casado? ¿Qué se hace detrás de las puertas cerradas? “Estar casado es orinar uno encima del otro”, “Es mostrarse la cola sin sentir vergüenza”, son las respuestas de algunos niñxs. La ignorancia de los niñxs al cuerpo del adulto (Falta de conocimiento de la menstruación, el semen, la vagina y pene) hace que sostengan que el encuentro sexual es una lucha, no admite ninguna explicación que no se deja sustituir.
Experiencias y ejemplos extraídos de la práctica analítica: 13. Pies (zapatos abochornados)
Freud muestra como una inhibición en el trabajo intelectual y el rendimiento académico, puede ser fruto de una determinación infantil en consecuencia de una acción emprendida a partir de una teoría sexual. De esta experiencia se puede nutrir las más diversas prácticas o actitudes frente a la sexualidad, el horro de la sangre, el delirio de los padecimientos mentales mas severos y formas de respuestas del aparato a procesos estructurales complejos.
Una paciente se encuentra complicada en el trabajo analítico y se vera un ejemplo claro de la influencia de lo sexual sobre el carácter. Freud señala que ella tiene una mayor resistencia en el trabajo psicoanalítico, que finalmente dice que un joven con quien se cruza regularmente en las cercanías del consultorio y la mira con admiración, la miro en su ultimo encuentro a sus pies con desprecios. La paciente ha imaginado que el joven que la miraba era un hijo de Freud, con la cual ella queda o podría quedar (tomando en cuenta la relación con su psicoanalista) como una hermana menor. La joven no tiene ningún motivo actual para sentirse avergonzada de sus pies, entonces, recuerda que a los cinco años protagonizó un suceso determinante, viendo que su hermano haciendo pis parado intento hacer lo mismo, señala Freud, motivada por la envidia del pene. Ella se mojo los zapatos, el hermano se burlo de ella, luego de esta experiencia empezaron las complicaciones para ella, si algo no le salía bien de entrada, no lo intentaba nuevamente.
Tres ensayos (Sin modificar)
Este es un texto muy interesante porque es absolutamente novedoso y revolucionario para la época. Freud va a proponer pensar al sujeto como sexuado desde su nacimiento, por efecto del intercambio libidinal que mantiene con los otros de sus primeros cuidados. Con intercambio libidinal me refiero a lo que sucede entre el niñe y les adultes de sus primeros cuidados, en términos de lo que se juega en el campo de las sensaciones corporales. El cuidar a un bebé implica alzarlo, acariciarlo, darle de comer, cambiarle los pañales, cantarle una canción de cuna, etc. Luego durante la infancia estos cuidados se irán reversionando. El jardín y la escolaridad serán etapas donde la infancia se despliegue entre adultos que oficiarán de cuidadores.
La infancia del niñe será un tiempo de desarrollo libidinal, es decir que a medida que este vaya creciendo, y su cuerpo modificándose, la actividad pulsional se irá desplegando, teniendo como sede fundamental al cuerpo y lo que llamaremos zonas erógenas, que serán ciertas zonas privilegiadas, por el intercambio con los otros de los primeros cuidados.
En este marco de lectura y comprensión de la constitución del sujeto, la pulsión es el concepto psicoanalítico que nos permite abordar las cuestiones de la subjetividad como un campo de intersección entre lo psíquico y lo somático.
Veremos entonces que Freud cuando plantea que hay actividad sexual desde la infancia, abre un nuevo campo de conocimiento para la época, al mismo tiempo que establece las bases teóricas del psicoanálisis. Al introducir el concepto de pulsión sexual, rompe con la idea que predominaba en la época, acerca de la sexualidad. La idea con la que rompe es que la sexualidad recién surge en la pubertad y que su finalidad es el encuentro genital entre sexos opuestos. Nada más obsoleto que esa idea hoy en día, pero piensen en la época de Freud, cuando todo lo referente a la sexualidad, si escapaba a lo que se establecía como norma, era catalogado como perversión.
Entonces, Freud va a afirmar que hay sexualidad infantil y que esta, es perversa y polimorfa. ¿Por qué es perversa y polimorfa? Porque dialogando con el discurso reinante de su época, va a plantear que la actividad pulsional sexual de la infancia no persigue ningún otro fin que el de buscar placer en las zonas erógenas, que son aquellas erogenizadas por los efectos del intercambio con los otros de los primeros cuidados, entonces en ese sentido es perversa y polimorfa, porque puede apuntalarse en cualesquiera de estas zonas, y siguiendo esta lógica, cualquier parte del cuerpo puede volverse erógena.
Freud va a afirmar que la realidad demuestra que no hay sexualidad llamada normal, sino más bien, que el canon de normalidad es establecido por los ideales de la sociedad en su época.
De este modo afirma:
"La experiencia cotidiana demuestra que en ninguna persona sana faltará algún complemento de la meta sexual normal que podría llamarse perverso, y esta universalidad basta por sí sola para mostrar cuán inadecuado es usar reprobatoriamente el nombre de perversión.”
"El estudio de las perversiones nos ha procurado esta intelección: La pulsión sexual tiene que luchar contra ciertos poderes anímicos en calidad de resistencias: Vergüenza y asco. Estos poderes han contribuido a circunscribir a la pulsión dentro de las fronteras consideradas normales"
Teniendo en cuenta esta primera introducción, en el punto 4 del primer ensayo, “La pulsión sexual en los neuróticos", Freud nos va a decir porqué a los psicoanalistas nos interesa la cuestión de la vida pulsional, en relación a su participación en la formación de los síntomas de las neurosis:
"A partir de la exploración psicoanalítica, descubrimos que las psiconeurosis descansan en fuerzas pulsionales de carácter sexual"
Tengan presente ustedes que la sexualidad tiene que ver siempre con la erogenización del cuerpo, y que cuando nos referimos a erogenización, estamos hablando de los efectos que se producen en el cuerpo del niñe por los intercambios con los otros de los primeros cuidados.
Es decir, que el circuito pulsional para cada quien estará determinado por las marcas que en el cuerpo se hayan configurado, a partir de esas primeras y fundantes relaciones de intercambio libidinal con el otro de sus primeros cuidados.
Afirma Freud: "Con ello no quiero decir que la energía de la pulsión sexual presente una mera contribución, sino más bien aseverar que esa participación es la única fuente energética constante de las neurosis y la más importante, de suerte que la vida sexual de las personas afectadas se exterioriza de manera exclusiva o predominante o solo parcial en sus síntomas. Los síntomas son la práctica sexual de los enfermos."
"Con vida sexual" no nos referimos a la sexualidad genital sino más bien al cuerpo pulsional.
En pulsiones parciales y zonas erógenas Freud afirma:"Las perversiones nos han permitido reconducir a la pulsión a su estatuto de pulsión parcial."
Podemos leer en esta frase que la pulsión es parcial con respecto a la meta y a la zona erógena que es su fuente de excitación. Es parcial porque se contrapone con la idea de un cuerpo total posible de satisfacer con un objeto determinado.
El objeto de la pulsión no es uno determinado para su satisfacción, sino que este tiene valor de instrumento en tanto sustituye al objeto perdido de la experiencia mítica de satisfacción. En ese sentido la idea del objeto como instrumento sustitutivo rompe con la ilusión de la complementariedad de las medía naranja. Estas características las podremos entender bien con el ejemplo del chupeteo que Freud toma en el ensayo dos.
Sigo citando a Freud: "Por pulsión podemos entender a un representante psíquico de una fuente de estímulos somáticos en continuo fluir, a diferencia del estímulo que es producido por excitaciones singulares que provienen desde afuera."
"Así pulsión es uno de los conceptos de deslinde de lo anímico respecto de lo somático. La pulsión no posee cualidad alguna, sino que ha de considerarse solo como una medida de exigencia de trabajo para la vida anímica."
Freud explica e ilustra por qué, en general se descuida a la sexualidad infantil:
Me parece interesante poder leer el párrafo a la luz de lo trabajado con el esquema del aparato psíquico en La interpretación de los sueños, sobre todo en relación a aquellas primeras huellas de la percepción, que tienen toda la fuerza sensorial pero que son anteriores a que la memoria del aparato trabaje como tal:
"El descuido de lo infantil: …Que yo sepa, ningún autor ha reconocido con claridad que la
existencia de una pulsión sexual en la infancia tiene el carácter de una ley.
La razón de este asombroso descuido la busco en parte, en los reparos convencionales, y en parte en un fenómeno psíquico que hasta ahora se ha sustraído de toda explicación. Aludo a la peculiar amnesia que en la mayoría de los seres humanos cubre los primeros años de su infancia, hasta el sexto o el octavo año de vida.
Se nos informa que en eso años de los que después no conservamos en la memoria sino unos jirones incomprensibles, reaccionábamos con vivacidad frente a las impresiones, sabíamos exteriorizar dolor y alegría de una manera humana, mostrábamos amor, celos y otras pasiones que nos agitaban entonces con violencia, y aún pronunciábamos frases que los adultos registraron como buenas pruebas de penetración y capacidad de juicio. ¿Por qué nuestra memoria quedó tan retrasada respecto de nuestras otras actividades anímicas? Cuando tenemos fundamento para creer que en ningún otro período de la vida la capacidad de reproducción y recepción es mayor, justamente, que en los años de la infancia. Esas mismas impresiones que hemos olvidado dejaron, no obstante, las más profundas huellas en nuestra vida anímica y pasaron a ser determinantes para todo nuestro desarrollo posterior.
Entonces, no puede tratarse de una desaparición real de las impresiones infantiles, sino de una amnesia semejante a las que observamos en los neuróticos respecto de vivencias posteriores y que se deben a la represión.
La existencia de la amnesia infantil proporciona otro punto de comparación entre el estado anímico del niño y el del neurótico. La sexualidad del neurótico conserva el estado infantil. ¿Y si la amnesia infantil misma debiera ponerse en relación con las mociones sexuales de la infancia?
La amnesia infantil, que convierte la infancia de cada individuo en un tiempo anterior, prehistórico, y le oculta los comienzos de su propia vida sexual, es la culpable de que no se haya otorgado valor al periodo infantil en el desarrollo de la vida sexual.
Freud, S.: La represión, A.E., XIV, 141-52
Freud, S.: Introducción del narcisismo, A.E., XIV, 71-98.
Uno de los conceptos claves del psicoanálisis es la represión, considera que la doctrina de la represión en el pilar fundamental en el que descansa el edificio del psicoanálisis.
Retomando textos anteriores
El encuentro con la resistencia le sugiere a Freud un proceso psíquico por el cual una representación era desalojada con el resto de la masa de representaciones. En dicho proceso, está asentado particularmente la repulsión de esos contenidos de la conciencia por medio del proceso defensivo. Además, consideraba que la defensa más que un concepto era una expresión que utilizaba casi con exclusividad.
El concepto de represión como destino pulsional va a constituirse como uno de los modos de la defensa no presente desde el origen, casos especiales en el que el aparato se enfrenta a las exigencias pulsionales, un caso tan especial que termina siendo correlativo al inconciente.
En este sentido, en ese antiguo concepto de defensa aparece ya cristalizada una elemental dinámica (Rama de la física). Esta dinámica, que Freud pone a la luz la existencia en el juego de las fuerzas (la misma fuerza que se opone a la intervención del analista, es la fuerza por la cual se produjeron los síntomas).
Este escrito, forma parte de los trabajos metapsicológicos, es decir, es el núcleo teórico del psicoanálisis. Sabemos que el psicoanálisis es una práctica, un modo de tratamiento de las perturbaciones, un método de investigación de estos procesos inconscientes, pero esto no es sin una serie de conceptualizaciones. La metapsicología es aquello que va a elevar a la experiencia psicoanalítica a la altura de un saber y le va a dar el carácter de ciencia. Asimismo, la metapsicología nos ayuda a pensar los procesos psíquicos en función de tres coordenadas:
1. La dinámica
2. La tópica
3. La económica
Estos trabajos metapsicológicos intentan salir del terreno clínico, pero no son sin él. No es algo previo, sino que se delinea con los hechos clínicos. La metapsicología está condenada a pertenecer abierta y es a causa de los hechos clínicos.
El destino principal de la pulsión es la represión.
Articulación con dinámica (juego de fuerzas), esa dinámica con el modelo tópico, es decir, el aparto psíquico como ficción.
Una teoría de la sexualidad puede ser la sucesora inmediata del libro de los sueños. A partir de la entrada del concepto de pulsión, aquello que había sido formalizado en el libro de los sueños (el aparato psíquico compuesto de instancias, con funciones diferenciadas, legalidades propias) se mantiene incólume, es decir, ¿Ese primer orden (primera tópica) se mantiene inmutable?
En la primera tópica (Consciente, preconciente e inconciente) aún no estaba incluido el cuerpo frente a su representante. El aparato psíquico establecido hasta ese momento, arrancan con un carácter cuasi fenomenológico descriptivo, la represión va a avanzar sobre esa conceptualización, ya que, ese concepto no es uno entre otros, sino que es el operador clave de la dinámica psíquica. Entonces, la represión es uno de los destinos de la pulsión, es uno de los intentos de hacer algo con el carácter esforzante de la pulsión.
“Puede ser el destino de una moción pulsional chocar con resistencias que
quieran hacerla inoperante.”
¿Qué querrá decir con hacerla inoperante? Comienza con una contradicción ya que pareciera que quiere volver inactiva la actividad de la pulsión. Con el carácter esforzante de la pulsión sabemos que es siempre actividad, por lo tanto, respecto a esta actividad la represión se va demostrar por esencia fracasada, va a demostrar ser ineficaz en relación a inhibir la actividad pulsional.
¿Qué es la represión y cómo podemos describir a este proceso psíquico? ¿Por qué una moción pulsional tendría que sufrir este destino?, es decir, ¿Por qué habría que reprimir una moción pulsional?
Para ello, evidentemente, debe llenarse la condición de que el logro de la meta pulsional depare displacer en lugar de placer. Esta condición es inherente al funcionamiento principio de placer, principio que impera sobre los procesos psíquicos. Pero este caso no se concibe bien. Pulsiones así no existen, una satisfacción pulsional es siempre placentera. Deberían suponerse constelaciones particulares, algún proceso por el cual el placer de satisfacción se mudará en displacer.
Freud señala que la meta de la pulsión es invariable y siempre busca la satisfacción (placer de órgano), define a la satisfacción como ganancia de placer. Por ende, frente a esta condición de que el logro de la meta pulsional dispare displacer en lugar de placer, lleva a una pregunta, ¿Cuál
es el proceso por el cual el placer de la satisfacción se mudaría en displacer? Intenta responder por el lado del dolor.
“Según sabemos, sentimos este caso como dolor. Ahora bien, la meta de esta seudo-pulsión es sólo el cese de la alteración de órgano y del displacer que conlleva. Otro placer, un placer directo, no puede ganarse con la cesación del dolor. El dolor es también imperativo; puede ser vencido exclusivamente por la acción de una droga o la influencia de una distracción psíquica. Pero el ejemplo del dolor es muy poco trasparente para que sirva de algo a nuestro propósito.”
No se convence ya que no hay mudanza de satisfacción en displacer, pareciera que hay algo más directo. Entonces, se orientas con la praxis analítica.
“Aprendemos entonces que la satisfacción de la pulsión sometida a la represión sería sin duda posible y siempre placentera en sí misma, pero sería inconciliable con otras exigencias y designios (ósea generaría conflicto) . Por tanto, produciría placer en un lugar y displacer en otro (referencia a la tópica). Tenemos, así, que la condición para la represión es que el motivo de displacer cobre un poder mayor que el placer de la satisfacción . ¿En qué consiste la represión? La represión no es un mecanismo de defensa presente desde el origen; no puede engendrarse antes que se haya establecido una separación nítida entre actividad condente y actividad inconciente del alma, y su esencia consiste en rechazar algo de la conciencia y mantenerlo alejado de ella. ”
Si la represión no se encuentra desde el origen, ¿Cuándo se engendra? Si la represión consiste en rechazar algo de la conciencia y mantenerla alejada de ella, esta no puede operar antes de que haya establecido una separación nítida entre actividad consciente y actividad inconciente. Es decir, no puede operar hasta que no haya un aparato dividido. (También Freud lo vincula con “Este modo de concebir la represión se complementaría con un supuesto, a saber, que antes de esa etapa de la organización del alma los otros destinos de pulsión, como la mudanza hacia lo contrario y la vuelta hacia la persona propia, tenían a su exclusivo cargo la tarea de la defensa contra las mociones pulsionales.”)
En consecuencia, a las definiciones de Freud, represión e inconciente son correlativos.
“Pues bien; tenemos razones para suponer una represión primordial, una primera fase de la represión que consiste en que a la agencia representante psíquico de la pulsión se le deniega la admisión en lo consciente. Así se establece una fijación; a partir de ese momento el representante persiste inmutable y la pulsión sigue ligada a él.”
Es decir, se va a necesitar un antecedente lógico que va a dar pistas sobre la construcción de ese aparato. Respecto al termino de represión primaria no está representada cronológicamente, sino que el valor que toma lo primario es un valor de condición, es un valor de anterioridad lógica. La pulsión se fija al representante, es decir, en ese punto de fijación es al mismo momento constituyente de la pulsión y fundante del aparato psíquico, es el momento en el que se limita lo anímico y lo somático. La pulsión se articula al inconciente a partir de su representante, la represión primordial es ese tiempo lógico que posibilita en la inscripción de la pulsión como representante, poniendo en marcha el funcionamiento del sistema inconciente. Ese tiempo lógico, lo que le permite a Freud pensar la articulación entre inconciente y la pulsión, es decir, es el momento de entrada de la pulsión en el aparato, en consecuencia, la represión primaria va a causar en el aparato, una causa que va a ser permanente porque lo constituye.
Freud habla de represión primordial sabiendo que la verdadera y la de todos los días no es esa sino la represión secundaria. La segunda etapa de la represión:
“La segunda etapa de la represión, la represión propiamente dicha, recae sobre retoños psíquicos del representante de la pulsión o sobre unos itinerarios de pensamiento que, procedentes de alguna otra parte, han entrado en un vínculo asociativo con ella. (Es decir, recae de los retoños psíquicos de lo reprimido primordial). A causa de ese vínculo, tales representaciones experimentan el mismo destino que lo reprimido primordial. La represión propiamente dicha es entonces un «esfuerzo de dar caza» o post represión, por lo tanto, es segunda.”
Este segundo tiempo de la represión que está ligada a la fuerza de desalojo no es posible sin el primero, entonces, es un error cuando destacábamos en la definición de represión con exclusividad, la repulsión que se ejerce de desde lo consciente a lo que tiene que reprimirse. La represión no lograría su objetivo si no existiese algo reprimido desde antes, que es lo reprimido primordial, ya que, funciona como polo de atracción sobre lo repelido desde el inconciente y sobre todo aquello que se puede poner en vinculo o en conexión asociativa con él. Entonces, existe algo
reprimido desde antes (antecedente lógico), que funciona como polo de atracción, es un representante que no retorna, pero va a posibilitar que arme la cadena. Por lo tanto, se debe tener en cuenta la cooperación de las dos fuerzas, la de atracción y de repulsión. Algo que empuja y algo que atrae, pero no son del mismo orden y el peso determinante está en aquello que atrae, que no es algo ontológico, sino desde un punto de vista lógico, allí se debe suponer la fundación del aparato.
Esta atracción que genera en el aparato, redefine el estatuto del inconciente, es lo que lo hace que no sea descriptivo. En ese punto se diferencia con el de interpretación de los sueños, con ese punto inaugurar, que funda al inconciente, donde la pulsión se inscribe en el aparato mediante su representante y hará que este inconciente no se desarme. Habrá algo que se mantendrá algo inconciente permanentemente, lo reprimido primordial es esa primera marca que se inscribe, pero no remite a otra, su valor es algo que se inscribe como falta. Lo reprimido primordial se excluye del retorno, es decir, no retorna, pero al mismo tiempo va a sostener a la represión propiamente dicha. Hace trastabillar a la teoría del recuerdo y al mismo tiempo a la idea de cura que era hacer consciente lo inconciente, ya que no todo puede devenir consciente, ya que se ha formalizado una parte del aparato que nunca devendrá consciente. Para la estructuración de lo reprimido inconciente, el saber no sabido, hace falta la condición la represión primaria, ya que lo reprimido primordial implica una inscripción que no es representación. Sin embargo, va a posibilitar la cadena de representaciones, en las cuales son necesarias al menos dos representaciones para ser conformada, pero esta es una primera marca que no remite a otra, es un elemento no interpretable e irreductible, con el cual Freud ya se había encontrado, pero no tenía el concepto necesario principalmente el de pulsión.
A esos elementos no interpretables e irreductibles, el ombligo del sueño o el grupo patógeno. El grupo patógeno sostenía la estratificación del material patógeno y la definía como esa “muchedumbre de recuerdos” en el que culminaba el recuerdo traumático en el cual no se podía acceder, pero sabíamos que ahí estaba. En el ombligo del sueño, es aquel que no cierra el sentido del sueño. Además, lo definía como aquel lugar donde se sentaba lo no conocido, de donde se llevaba el deseo. Dos conceptos claves que sostenían la estratificación y en otro el deseo onírico y la formación del sueño, al que tenía un límite para acceder era aquello no conocido. Dos nociones enigmáticas que señalan puntos no dialectizables que, con el concepto de lo reprimido primordial, es decir, con la relectura que podemos hacer con ellos a través de la representación primaria, se lee como aquello que no remite a otra representación, es la fijación de un signo que no remite a otro, es un signo vacío. Es algo que va sostener la cadena de representaciones, pero
no es una representación, instala el campo de las representaciones, que es el punto de anudamiento de la pulsión en el aparato.
Lo reprimido primordial es marca de un punto de imposibilidad, no todo es simbolizable ni todo puede ser dicho. Entonces, es la marca de un lugar que no remite a otra marca, por lo tanto, es una marca de un lugar vacío.
· Represión primordial: Es estructural, fundante, soporte de la división del aparato.
La represión no impide que el representante de la pulsión siga existiendo en el inconciente, se continúe organizando, formen retoños se anuden conexiones, en realidad, ella solo perturba al vínculo con sistema psíquico, el de lo consciente.
La práctica analítica (característica de la represión)
La práctica analítica nos enseña que cuando una moción pulsional ha sido sustraída con el vínculo con la conciencia se desarrolla con mayor riqueza y sin interferencias, encuentra distintas formas de expresión (¿?) que, si le son comunicadas al paciente se le presentan como ajenas, no lo saben, lo atemorizan y se sorprenden, ya que se los presenta con una ilusoria intensidad pulsional, les representa algo del orden del peligro, esto es el resultado de un despliegue desinhibido en la fantasía. Entonces, esto (la práctica analítica) nos señala el genuino sentido de la represión, que es la negación de la satisfacción (la satisfacción de la emoción pulsional conllevaría mayor displacer por oponerse a determinadas exigencias y designios, por lo tanto, la represión no solo coarta el vínculo con lo consciente, sino que eso mismo se le deniega la satisfacción.)
Entonces, está la condición que, la satisfacción de la emoción pulsional conllevaría mayor displacer. También está la cuestión tópica, este mayor displacer por oponerse a determinadas exigencias y designios comandan a la represión. La represión no solo va a coartar el vínculo con lo consciente, es decir, no va a permitir que haya una conexión entre los sistemas de la tópica, sino que, además, ella implica una denegación de la satisfacción. Ahora bien, lo cierto es que la represión no mantiene alejado de la conciencia a todos los retoños de lo reprimido primordial, hay otra condición: si estos retoños se han alejado lo suficiente del representante reprimido, sea por trasposición o eslabones intermedios en la cadena, entonces, se habilita su acceso a la conciencia, es como si la represión fuera una fuerza que se opone en función del distanciamiento
respecto que tienen estos retoños respecto de lo originariamente reprimido. Cuando en el marco del dispositivo analítico ponemos en juego la regla de la asociación libre, le pedimos al paciente que produce los retoños de lo reprimido primordial, convenientemente distanciados de tal manera que puedan escapar de la represión, es decir, que la puedan esquivar. Hasta que, su discurso tropieza a parece una equivocación, una sorpresa, una formación de pensamiento, en que el vínculo con los reprimidos se hace evidente; por lo tanto, tiene que volver a intervenir la represión.
Entonces, aquí nos damos cuenta que además la represión tiene dos características:
1. Individual: La represión entonces opera individualmente con cada retoño de lo reprimido. Su eficacia radica en que esa ilación de asociaciones, esa conexión de los retoños, se tiene que detener antes de que llegue a determinada intensidad e investidura, o sea, antes de que pueda alcanzar su satisfacción. Por eso es individual con cada uno de los retoños de lo reprimido.
2. Móvil: El representante puede ser otro.
No es un proceso que se produce una vez y para siempre. Tiene un resultado perdurable, ya que vemos ahí que por ese distanciamiento pueden huir. La represión exige un gasto de fuerza constante porque si ella flaqueara en ese en ese objetivo que es denegar la satisfacción aquellas mociones pulsionales que podrían conllevar su satisfacción mayor displacer que el placer que conllevaría la satisfacción. Si esta represión dejará en eso podría imponerse esa satisfacción pulsional que le fue denegada.
En consecuencia, lo que se concluye, es que la represión es un proceso y no un estado. Trabaja representación por representación, no por su contenido sino por la conexión asociativa, por los enlaces. Asimismo, dicho proceso no ocurre de una vez y para siempre, sino que necesaria su reiteración. Los representantes son tomados de uno a uno y en tanto móvil cada vez el representante puede ser otro. Para concluir, la represión es homóloga a la estructura del lenguaje.
Los síntomas neuróticos
Los síntomas tienen que haber llenado la de distanciamiento, pues son retoños de los reprimido, que, por intermedio de esta formación, estos síntomas pudieron conquistar se el acceso a la conciencia. Esto nos muestra entonces un tercer tiempo de la represión.
Tercer tiempo que implica el retorno de lo reprimido, momento en que lo reprimido consigue retornar favorecido por este distanciamiento, esa trasposición. Tercer tiempo que es clave ya que no tendríamos ninguna posibilidad de referirnos a la represión propiamente dicha, si no existiese
el retorno de lo reprimido. El mecanismo de la represión sólo podemos entenderlo cuando lo inferimos retrospectivamente desde sus resultados.
La fórmula canónica ahora la referencia a los tres tiempos de la represión, siendo el tercer tiempo: el retorno de lo reprimido. O sea, la presentación de síntomas.
¿Qué afirmamos cuando decimos que una moción pulsional está reprimida? O sea ¿qué es lo que se reprime? ¿Qué es lo que es inconsciente?
“Opino, en verdad, que la oposición entre consciente e inconciente carece de toda pertinencia respecto de la pulsión. Una pulsión nunca puede pasar a ser objeto de la conciencia; sólo puede serlo la representación que es su representante. (De una pulsión no se pude decir si es inconciente o consciente). Ahora bien, tampoco en el interior de lo inconciente puede estar representada si no es por la representación. Si la pulsión no se adhiriera a una representación ni saliera a la luz como un estado afectivo, nada podríamos saber de ella. Entonces, cada vez que pese a eso hablamos de una moción pulsional inconciente o de una moción pulsional reprimida, no es sino por un inofensivo descuido de la expresión. No podemos aludir sino a una moción pulsional cuya agencia representante-representación es inconciente, pues otra cosa no entra en cuenta.”
Cuando una moción pulsional es reprimida o inconciente, no estamos hablando de la moción pulsional en sí, sino de su representante, que es lo que es inconsciente o no. Entonces, cuando afirmamos que la moción pulsional estar reprimida o es inconsciente, nos vamos a referir al destino que ha sufrido la representación.
Justamente es la experiencia clínica la que nos va a llevar a separar algo, que como dice Freud no creíamos unitario.
“…junto a la representación interviene algo diverso, algo que representa a la pulsión y puede experimentar un destino de represión totalmente diferente del de la representación.”
Este otro elemento lo denomina monto de afecto, que es una cantidad, una investidura y que se registra o es registrable para la sensación como afecto. Por ello, que, respecto del proceso represivo, un aumento de la investidura, un aumento de la carga libidinal, (recuerde que la libido
la energía de la pulsión), un aumento de la investidura, actúa en el mismo sentido que el acercamiento le consiente y una disminución como un distanciamiento.
En consecuencia, Freud concluye que el factor cuantitativo es decisivo para el conflicto. Si ese retoño, por algún motivo es reforzado cuantitativamente por este desplazamiento libidinal el conflicto deviene actual y precisa nuevamente la activación de la represión. Así vemos que, para poder valorar el éxito de un proceso represivo tenemos que diferenciar lo que acontecido con la representación por un lado y el destino que sufre la energía pulsional adherido a esa representación por el otro.
El destino general de la representación que ha sido sometida al proceso de la represión, es que se ha alejado, ha desaparecido de la conciencia o que sigue cortado su acceso. Ese es el destino de la representación cuando ha operado la defensa. Ahora bien, era decisivo saber qué había pasado también éste algo diverso, que es el monto de afecto.
“El factor cuantitativo de la agencia representante de pulsión tiene tres destinos posibles, como nos lo enseña una ojeada panorámica a las experiencias que nos ha brindado el psicoanálisis: La pulsión es sofocada por completo, de suerte que nada se descubre de ella, o sale a la luz como un afecto coloreado cualitativamente de algún modo, o se muda en angustia.”
Entonces, tiene tres posibles destinos:
1. El primero de estos destinos, es que este factor cuantitativo es suprimido, como caído en el fondo sofocado por completo de suerte que nada podemos descubrir de él.
2. El segundo destino sale a la luz como un afecto coloreado cualitativamente, es decir, esa esta cantidad se transponen una cualidad de afectó coloreados, de un malestar, un displacer.
3. El tercero de estos destinos es que se muda en angustia.
“Las dos últimas posibilidades nos ponen frente a la tarea de discernir como un nuevo destino de pulsión la trasposición de las energías psíquicas de las pulsiones en afectos y, muy particularmente, en angustia.”
La angustia, es un destino de la operación de un proceso psíquico. Es decir, surge a posteriori de un mecanismo psíquico. Es una modificación que se introducen en relación a la teoría de la angustia, previamente angustia carecía de mecanismo psíquico. La represión está comandada por el principio de placer y respondiendo a este principio tiene un motivo, que es evitar el displacer.
¿Esto se logra así se logra evitar el displacer? Por lo cual, es que el destino del monto de afecto de la moción pulsional importa mucho más que el destino de la represión en relación a la condición por la que opera la represión. Si la represión no ahorra la aparición de estas sensaciones de displacer o angustia es porque entonces ha fracasado, aunque haya alcanzado su meta en la representación.
Seminario Unidad 5 clase 1
Freud, S.: La perturbación psicógena de la visión según el psicoanálisis, A.E., XI, 209-16. Freud, S.: 26o Conferencia: La teoría de la libido y el narcisismo, A.E., XVI, 375-391.
El primer dualismo pulsiona l
Freud planteo una oposición entre una instancia sexual y otra instancia no sexual; oposición necesaria para sostener el conflicto psíquico. Así, por ejemplo, en neuropsicosis de defensa se trataba de la oposición entre una representación inconciliable carácter sexual y el yo. De esta oposición surgía el conflicto que desencadena la defensa y la formación de síntoma.
Freud reformula la noción de sexualidad a partir del concepto de la pulsión sexual, un concepto propio del psicoanálisis. La pulsión sexual es definida como una fuerza constante, qué parte de una zona erógena, bordea un objeto este objeto es variable, indiferente, puede ser cualquiera sólo sirve a los fines de la satisfacción de la pulsión, es decir, es un instrumento para alcanzar la satisfacción. Esa satisfacción se obtiene de lo que se llama el movimiento autoerótico de la pulsión que consiste en salir y volver a la fuente de la pulsión. Estas pulsiones sexuales son concebidas como pulsiones parciales, que brotan de múltiples zonas erógenas, estas zonas erógenas son zonas del cuerpo que se comportan como los genitales, es decir, zonas que son susceptibles de estimulación sexual, zonas de bordes del cuerpo piel y mucosas. Es decir, zonas de contacto con el otro del cuidado ajeno, por ejemplo, la boca, el ano. Freud plantea que las pulsiones sexuales se constituyen apuntalándose en las grandes necesidades vitales. También, describe al chupeteo ubicando tres características:
Lo explica diciendo que la actividad de mamar del pecho materno, actividad que en principio hace a la necesidad a la satisfacción de las grandes necesidades vitales , entonces, la actividad de
mamar familiariza lactante con el placer, los labios del niño se comportan como una zona erógena. En un comienzo la satisfacción de la zona erógena, se asocia con la satisfacción de la necesidad de alimentarse, es decir, la pulsión sexual se apoya, sé apúntala (primero, en una de las funciones que sirven a la conservación de la vida) y sólo más tarde se independiza de ella. En efecto, la necesidad de repetir la satisfacción sexual, se divorcia de la necesidad de buscar alimento, ya no es necesario el pezón con su leche, sino que él su chupeteo se realiza a través de cualquier objeto. Es decir, ya no se trata de un objeto de la necesidad, sino que el objeto es cualquiera que sirva a los fines de chupeteo, por ejemplo, sabanita, sonajero, lo que fuere. Con el ejemplo del chupeteo vemos como la función sexual se apúntala en las grandes necesidades vitales, se vuelve luego autoerótica y su meta sexual se encuentra bajo el imperio de una zona erógena.
En estas grandes necesidades vitales donde situaremos lo que Freud denomina pulsiones de autoconservación que reciben esta denominación porque sirven a la conservación del organismo como el hambre, la sed, la defecación. Las pulsiones de autoconservación no son verdaderas pulsiones porque tienen un ritmo (el hambre, la sed, la respiración) y tienen un objeto determinado (no puedo comer cualquier cosa). En cambio, las pulsiones sexuales son caracterizadas como una fuerza constante y su objeto es variable e indiferente.
Si las pulsiones de autoconservación no son verdaderas pulsiones, entonces ¿Por qué Freud las denomina pulsiones? Podemos pensar es un forzamiento teórico nombrarlas así, pero Freud este forzamiento teórico le permite producir de este modo un mismo campo que le permite establecer la oposición, esta oposición necesaria entre una instancia sexual y una instancia no sexual. Es decir, este campo que le permite establecer la oposición, será entonces la oposición entre las funciones autoconservación y las pulsiones sexuales. Entonces, reformulamos la oposición que situamos entre la sexualidad con la representación inconciliable y el yo situado como una instancia no sexual. Esta reformulación se enuncia ahorapulsiones sexuales versus pulsiones de autoconservación.
Las pulsiones sexuales se apoyan en las pulsiones de autoconservación e incluso pueden entrar en ciertas articulaciones, por ejemplo, que el comer no sea meramente un acto de nutrición, sino que además se libinidice, es decir, comer por placer. Además, las pulsiones sexuales y las pulsiones de autoconservación pueden entrar en oposición, en efecto el mismo órgano puede servir ambas pulsiones. Por ejemplo, la boca puede ser el órgano para comer, pero también como allí se inserta la pulsión oral también es el órgano podríamos decir “chupar”. Por ejemplo, lo mismo sucede con el ano, el ojo, etcétera. Se denominan órganos de doble función por qué sirven a dos funciones al mismo tiempo:
Puede ocurrir que la pulsión sexual busque adquirir una función preponderante sobre ese órgano, lo que produce la oposición de las pulsiones de autoconservación. Es decir, la oposición con aquello que sirve a la conservación del organismo, llevando esa oposición entonces, al conflicto la represión y el síntoma.
Pulsiones sexuales vs pulsiones yoicas
Freud formula el primer dualismo pulsional que estaba esbozado en esta dualidad entre las pulsiones sexuales y las pulsiones de autoconservación. En este artículo, las pulsiones de autoconservación son denominadas pulsiones yoicas, es decir, las mismas pulsiones de autoconservación reciben el nombre de pulsiones yoicas , siendo entonces el primer dualismo pulsional pulsiones sexuales versus funciones yoicas. Las pulsiones yoicas, anteriormente denominada, pulsiones de autoconservación tienen:
Con esta nueva denominación Freud le adjudica al yofunciones de conservación del organismo. Esta función del yo se verá afectada y modificada con los desarrollos freudianos a partir del narcisismo.
Tenemos pues las pulsiones sexuales que son parciales y cuya energía se denomina libido. Las pulsiones yoicas cuya energía es el egoísmo o interés. Es decir, un dualismo que implica una instancia sexual libidinal, las pulsiones sexuales y una instancia no sexual funciones yoicas. Con este modelo explica los síntomas como el resultado del conflicto entre las pulsiones sexuales y las pulsiones yoicas. La ceguera histérica, por ejemplo, es el resultado del conflicto entre la pulsión sexual hipertrófica que se gana el veto de las funciones yoicas. El psicoanálisis es una concepción dinámica implica un juego de fuerzas que se promueven e inhiben unas a otras.
El ejemplo de la ceguera histérica se ilustra través del hecho de que ciertas representaciones anudadas a la visión permanecen divorciadas de la conciencia, es decir, en el sistema inconsciente. Ese apartamiento debe a que esas representaciones entraron en oposición con ello y por eso cayeron en la represión. Freud plantea que esas representaciones corresponden a pulsiones.
“…cada pulsión busca imponerse animando las representaciones adecuadas a su meta. Estas pulsiones no siempre son conciliables entre sí; a menudo entran en un conflicto de intereses; y las oposiciones entre las representaciones no son sino la expresión de las luchas entre las pulsiones singulares.”
Así mismo el yo configurado por las pulsiones yoicas, se siente amenazado por las exigencias de las pulsiones sexuales y se defiende de ellas mediante represiones que producen formaciones sustitutivas, formaciones reactivas y síntomas. Nuevamente vuelve a referirse a los órganos de doble función diciendo que son los mismos órganos y sistemas de órganos los que están al servicio tanto de las pulsiones sexuales como de las yoicas. El placer sexual no se anuda sólo a la función de los genitales como hemos visto a partir de las zonas erógenas. En el ejemplo de la pulsión oral, la boca dice Freud sirve tanto para besar como para la opción de comer, los ojos y el placer de ver sexual. Freud agrega:
“…en este punto se confirma que a nadie le resulta fácil servir a dos amos al mismo tiempo. Mientras más íntimo sea el vínculo en que un órgano dotado de esa doble función entre con una de las grandes pulsiones, tanto más se rehusará a la otra.”
Es decir, cuanto más ese órgano sea tomado por alguna de las pulsiones, tanto más perderá el imperio la otra pulsión sobre ese órgano. Para Freud este principio produce consecuencias patológicas, es decir, síntomas. Esto sucede cuando las dos funciones están en discordia, cuando el yo se mantenga una oposición sexual respectiva. En la ceguera histérica, si la pulsión sexual parcial que se sirve del ver, cómo el placer sexual de ver, choca por sus desmedidas exigencias con la contradefensa de las pulsiones yoicas. Entonces cae bajo la represión y son apartadas del devenir consciente, pero de modo queda también perturbado el vínculo del ojo y del ver con yo. El yo ha perdido el imperio sobre el órgano ahora queda a disposición de la pulsión reprimida en verdad es una formación de compromiso.
¿Por qué es una formación de compromiso? Es una formación de compromiso porque por una parte la pulsión reprimida sigue actuando en lo inconsciente, los ciegos histéricos ven el inconsciente. Por otra parte, si bien el yo ha perdido imperio sobre el órgano, también ha impedido el despliegue de la pulsión de ver, cómo placer de ver. Resumiendo, el primer dualismo pulsional es pulsiones sexuales versus pulsiones yoicas cuyo antecedente encontramos en tres ensayos como pulsiones sexuales versus pulsiones de autoconservación.
Introducción del narcisismo
El primer punto será retomar dualismo pulsional, y como a partir del narcisismo este dualismo será cuestionado. Se define al narcisismo como una colocación libidinal, más precisamente que esa colocación implica libido en el yo. Se define al narcisismo como la libido en el yo. Freud entabla una polémica con Jung. Freud plantea que en el distingo entre pulsiones sexuales y pulsiones yoicas tacha la libido designando la energía de pulsiones sexuales, acota que Jung hace equivalente la libido a la energía de todas las funciones psíquicas y que combate la naturaleza sexual de la libido. La polémica entre Freud y Jung principalmente es que para Jung la libido era una energía general, idea que Freud crítica justamente porque considera que Jung le había quitado la característica sobresaliente a la libido que ser una energía sexual. Para Jung sería una energía psíquica indiferenciada, mientras que para Freud es necesario mantener la característica sexual de la libido, su especificidad sexual. Justamente, si en Jung no hay especificidad sexual, Freud objeta como sostiene el conflicto entre lo sexual y lo no sexual si es una energía psíquica indiferenciada. Es por eso que a Freud le interesa mantener especificidad sexual de la libido.
Con el concepto de narcisismo a Freud se le va a producir un atolladero teórico, como planteamos al inicio de este punto, narcisismo, designa, libido en el yo. Entonces éste yo, como el yo de las pulsiones yoicas, el yo de la autoconservación, el yo que era esa instancia no sexualizada, ahora con el narcisismo (libido en el yo) se libidiniza, pasa a estar investido con libido. Entonces, el problema que se le va a producir a Freud es ¿Cómo sostener el conflicto? sí para ir a una premisa necesaria una instancia sexual versus una instancia no sexual. Ahora el conflicto se trataría entre la pulsión parcial sexual y el yo que a partir del narcisismo queda libidinizado, es decir, queda sexualizado de alguna manera. Dicho de otra manera, dos instancias libidinizas como si se le transformará a Freud en un “todo sexual”. ¿Cómo sostener la oposición para no caer en la misma cuestión que Freud criticaba a Jung, pero al revés? (Ya no se trataría de un nada sexual de Jung a una especie de todo libidinizado en Freud) Este problema recién será resuelto en 1920 cuando en el texto “Más allá del principio de placer” formule elsegundo dualismo pulsional (Pulsiones de vida versus pulsión de muerte).
La introducción del concepto de narcisismo para Freud es complementaria a la teoría de la libido. En principio, plantea que el narcisismo es un término que proviene de la descripción clínica atribuido tanto Ana, lo utilizan para designar la conducta de ciertas personas o de ciertas prácticas sexuales, que tratan al cuerpo propio como lo harían con un objeto sexual para alcanzar la satisfacción plena. Narcisismo, es un término que se toma del mito griego de Narciso aquel joven
tan bello, tan perfecto, tan hermoso, que quedó embelesado con su propia imagen cuando la descubrió espejada en un lago de tal modo que quedó prendado enamorado de sí mismo. Freud considera que más allá de esta descripción de una conducta, el término narcisismo indica una colocación libidinal, está colocación libidinal reclama un radio más vasto y ocupa un sitio dentro del desarrollo sexual regular del hombre . Define al narcisismo como el complemento libidinoso del egoísmo inherente a las pulsiones autoconservación, nuevamente, el narcisismo en la línea de la libido y las pulsiones de autoconservación (yoicas) en la línea del egoísmo o el interés.
La relación entre la libido yoica y la libido de objeto
En principio, la libido puede ocupar la posición del yo. Cuando la libido inviste al yo es denominada libido yoica o libido narcisista. También puede invertir el objeto siendo en este caso libido de objeto. Definamos al objeto como el objeto de amor, el objeto unificado. El objeto de amor será algo semejante al yo. La libido yoica y la libido de objeto se comportan en verdad como vasos comunicantes, porque puede fluctuar y revertir de una a otra de las posiciones. Es decir, puede estar en el yo, luego se puede quitar del yo, pasar al objeto estar en el objeto y luego quitarse del objeto y volver al yo. Ese movimiento es un movimiento de báscula, un movimiento fluctuante, un movimiento que va y que viene.
El punto máximo de la libido de objeto es el enamoramiento. La megalomanía1 es el punto máximo de la libido yoica. Hay una suerte entonces de desplazabilidad de la libido que puede pasar de una a otra de estas posiciones, con la particularidad que cuanto más se coloca en uno de estos lugares tanto más se empobrecer el otro. Efectivamente, si el enamoramiento es la fase superior de la libido de objeto esto implica como correlato un empobrecimiento de la libido yoica. Asimismo, la megalomanía implica una colocación de la libido en el yo a expensas de la libido de objeto. Entonces, se observa una oposición de la libido entre el yo y el objeto. Sin embargo, esta oposición no es un dualismo pulsional, es la misma libido que fluctúa, es la misma libido que va del yo al objeto del objeto. Está fluctuación libidinal, esta relación entre la libido yoica y la libido de objeto no es un verdadero dualismo pulsional sino un falso dualismo , porque justamente la misma libido, exactamente la misma libido que inviste sea al yo, sea al objeto.
Las neurosis de transferencia y las neurosis narcisistas
1 Trastorno mental que padece la persona que se cree socialmente muy importante, poseedora de enormes riquezas y capaz de hacer grandes cosas.
¿Cómo se comporta la libido yoica y libido de objeto en estas entidades?
En las neurosis narcisistas Freud plantea que los enfermos tienen dos características:
1. El delirio de grandeza.
2. El extrañamiento de su interés respecto de personas y cosas del mundo exterior.
Esta alteración dificulta la transferencia y vuelve dificultoso el psicoanálisis. ¿Cómo explica Freud estas dos características? Explica diciendo que es la libido de los objetos que se ha retirado de ellos ha revertido sobre el yo, creando así el delirio de grandeza o la megalomanía.
En el caso de las neurosis de transferencia (histeria neurosis, obsesiva y fobia) Freud dice que en estas entidades se parece haberse resignado el vínculo con la realidad, pero dice que en verdad no se ha resignado en modo alguno el vínculo erótico con personas y cosas. Estos pacientes conservan el vínculo erótico en la fantasía, es decir, sustituyeron los objetos reales por objetos imaginarios. Entonces, en las neurosis de transferencia, los pacientes han quitado la libido de los objetos reales, pero han colocado está libido en objetos de la fantasía. Este proceso se lo llama introversión de la libido.
En las neurosis de transferencia se mantiene la doble carga (libido yoica y libido de objeto) en este caso sea un objeto real o un objeto fantaseado, se mantiene simultáneamente tanto una carga del libido en el yo, como otra carga de la libido en el objeto. No se ha renunciado a envestir a los objetos, hay de esa cantidad de libido una parte que va a investir yo y otra que va a investir a los objetos. Por más que se haya perdido la investidura de los objetos reales, esa carga de los objetos estarán los objetos imaginarios.
Entonces, hay un doble corrimiento las neurosis de transferencia, libido yoica y libido de objeto en el caso de la introversión de la libido se quitó la libido de los objetos reales y se colocó en los objetos de la fantasía o en los objetos imaginarios. Esto no ocurre en las neurosis narcisistas, en las neurosis narcisistas se pierde esta duplicación y toda la libido de objeto revierte sobre el yo. Los parafrenicos dice Freud parecen haber retirado su libido de personas y cosas del mundo
exterior, pero sin sustituirlas por otras en su fantasía. Observa la diferencia con las neurosis de transferencia, esto es, no se mantiene simultáneamente la carga yoica, la carga de objeto. (Para Freud, el delirio será el intento de volver a reconducir la libido a los objetos, para Freud el delirio será un intento de curación).
La fluctuación entre la libido yoica y la libido de objeto
Como señalamos es la misma libido, que va de uno a otro, va y vuelve como un vaivén, se mantiene la doble carga en las neurosis de transferencia o revierte todo en el yo en el delirio de grandeza de los parafrenicos. Delirio de grandeza, que nació expensas de la libido de objeto, la libido sustraída del mundo exterior fue conducida al yo.
La estructura del narcisismo
Para Freud, el narcisismo es un estado que antes ya había existido, o sea, antes del delirio de grandeza. (El delirio grandeza simplemente constituye la amplificación en despliegue de un estado que anterior, ese estado que ya antes había existido es efectivamente el narcisismo y es aquí donde dijimos que íbamos a darle al narcisismo, un lugar dentro del desarrollo sexual regular del hombre)
Habiendo definido narcisismo como libido en el yo, el narcisismo será más allá de las neurosis narcisistas, un estado regular en el desarrollo, qué consiste la colocación de la libido en el yo. El narcisismo como libido en el yo, surge por replegamiento de las investiduras de objeto cuando la se retrae de los objetos y se coloca en el yo. Freud nos va a dar una metáfora la metáfora de la ameba. Compara los movimientos de los pseudópodos de la ameba con las fluctuaciones de la libido. Entonces el cuerpo de la ameba con un reservorio de libido en el yo, que cuando emiten los seudópodos se transforma la libido de objeto y cuando los vuelves se vuelven a transformar en libidos yoicas. Nuevamente todo un vaivén, va del yo al objeto y puede volver del objeto al yo.
El falso dualismo se entiende entonces que no puede ser de ningún modo un dualismo, si es la misma libido la que en su vaivén describe su colocación en el objeto o en el yo.
“Nos formamos así la imagen de una originaria investidura libidinal del yo, cedida después a los objetos; empero, considerada en su fondo, ella persiste, y es a las investiduras de objeto como el cuerpo de una ameba a los seudópodos que emite.”
En la última parte de la cita encontramos este vaivén de la libido de las investiduras de objeto al yo y viceversa. Podríamos pensar aquí en un carácter reversible de la libido. Freud plantea, un
inicial momento inicial una originaria investidura libidinal del yo, que luego se cede a los objetos, la parte que se cede será la libido reversible está libido que irá a los objetos y volverá yo, así sucesivamente. Sin embargo, plantea que hay algo que persiste un resto libidinal que no sé sede a los objetos, que no se moviliza.
Esa originaria investidura libidinal del yo, aun cuando no aluda al yo de narcisismo, que será un narcisismo secundario, está hablando de un reservorio original de la libido. Consta de dos dimensiones una cede, que fluctúa que se desplaza y otra que persiste y se mantiene al nivel del propio cuerpo, a nivel del autoerotismo. Esta libido que no se desplaza es un resto, este nivel que queda del nivel del propio cuerpo se puede pensar con un término que Freud lo ubica como “una viscosidad de la libido, una libido viscosa que persiste, que queda nivel del propio cuerpo versus una libido que se desplaza e inviste a los objetos y que fluctúa y báscula entre el yo y el objeto”
Este lugar de resto que persiste será luego retomado por Freud en la segunda tópica cuando trabajé el ello, pero ahora podemos pensar que es un lugar donde podemos esbozar una pequeña oposición. Podríamos pensar una libido irreversible versus una libido desplazable en el movimiento que va del yo al objeto, del objeto al yo. Entonces algún anclaje para sostener el conflicto que se dio hackeado con la libidizacion del yo y la pérdida de la diferencia entre distancia sexual y la instancia no sexual.
Tres ensayos de una teoría sexual ll
En principio, Freud marca tres tiempos o tres fases del desarrollo de la sexualidad, que se corresponden a su vez con el desarrollo y la evolución del cuerpo del niño y las posibilidades de este de subjetivarlo.
Primer tiempo de la sexualidad infantil: La lactancia y las exteriorizaciones sexuales infantiles
El primer tiempo de la sexualidad infantil comienza con la vida del lactante. Es un tiempo en que la actividad del chupeteo se constituirá en el centro de la escena para el niño. Se trata de un tiempo en el que además de tomar la teta o la mamadera, se lleva también otros objetos a la boca, como el pulgar, o cualquier objeto que esté a su alcance.
Esto da cuenta que la actividad pulsional oral, manifestada con la práctica del chupeteo, que se apuntala en la actividad de nutrición. Otro modo decirlo también, es que la pulsión sexual se apuntala en la pulsión de autoconservación (que es la de la conservación de la especie) para luego independizarse y adquirir una lógica propia.
Con la práctica del chupeteo vemos que la lógica de la pulsión sexual es la de la repetición, de la repetición del placer de estímulo que proviene de la fuente y vuelve a la fuente, a su zona erógena.
En este sentido y para ilustrar el concepto, Freud utiliza el ejemplo del chupeteo como modelo de la exteriorización de la sexualidad infantil. En esa actividad podemos ubicar tres características de la misma:
“En el chupeteo, o el mamar con fruición, hemos observado ya los tres caracteres esenciales de una exteriorización sexual infantil; esta nace apuntalándose en una de las funciones corporales importantes de la vida, todavía no conoce un objeto sexual, pues es autoerótica, y su meta sexual se encuentra bajo el imperio de una zona erógena. Estos caracteres son válidos para la mayoría de las otras prácticas de la infancia.”
En dicha frase Freud acentúa la cuestión del apuntalamiento, porque justamente la pulsión se va a asentar en ciertas zonas del cuerpo que hayan sido sedes de intercambio con el otro de los primeros cuidados. Ese otro tiene que asistir al infante porque este no se puede valer por sí mismo, y en esa asistencia que implica su presencia, mediante el darle la teta o la mamadera, por ejemplo, como es en el caso de la pulsión oral, mediante esa asistencia presencial se van a ir constituyendo marcas en el cuerpo del niño que constituirán sus zonas erógenas.
El efecto en el cuerpo del niño, de esta presencia del objeto (la teta) que luego se sustrae, se ausenta, será que este que quiera repetir el placer del chupeteo, pero, es muy importante esto, en ausencia de la teta de la madre. Gracias a que estuvo, pero que después también, se pudo ausentar, el niño puede desplegar su actividad pulsional involucrando los elementos de la pulsión que están en juego.
La pulsión y sus elementos se configuran en la actividad del chupeteo: La fuente, o zona erógena será esa que queda recortada por los bordes que deja en la boca la sustracción de la teta. La meta será la satisfacción. La satisfacción es parcial y paradójica, porque se obtiene aplicando un estímulo a la fuente de donde parten los estímulos. Esto mismo lo podemos observar en la práctica de chupetear el pulgar, o los objetos, estimulando así la zona de donde parten los estímulos de excitabilidad, por ejemplo, los labios, o la zona de la boca. Como el placer se obtiene aplicando estímulos en la fuente, en la zona erógena, decimos que la pulsión es autoerótica.
Vemos en este ejemplo como el objeto puede ser cualquiera que sustituya al objeto perdido (la teta) como ser el pulgar, la mamadera, o cualquier objeto posible de ser llevado a la boca. En este sentido notamos que el objeto de la pulsión tiene claramente valor de instrumento. Y, por último, el empuje de la pulsión, el Drang, la fuerza, o el factor pulsionante, que es la fuerza que mantiene viva la actividad pulsional, y que se engendra entre el placer buscado y el hallado.
Sigamos con la organización libidinal de la pulsión anal. La pulsión anal se apuntala en la actividad del control de esfínteres y ubica al sujeto en una relación inversa con respecto al otro de los primeros cuidados de la pulsión oral. Si bien, la pulsión oral se despliega ubicando al niño en un lugar más bien pasivo en relación a la demanda materna, porque es la madre quien decide cuándo el niño toma o no la teta, con el control de esfínteres, en cambio, será el niño quien comenzará a decidir cuando hace caca, cuando la retiene, cuando la da. En ese control se juega una novedosa posición para el infante, quien experimentará los efectos de este nuevo dominio de esa parte del cuerpo y su objeto, las heces, es decir, la caca, objeto que será bien o mal recibido, esperado, festejado o rechazado por los otros que se ocupan de su crianza.
Por eso decimos que se trata de la fase sádico-anal. Es sádica en términos de apoderamiento, porque mientras decide si hace o no caca, deja de ser un mero objeto de la demanda de la madre, y por eso decimos que se invierte la demanda. Pasarán a ser los padres entonces, quienes estarán pendientes de eso, observando, festejando, agradeciendo y pidiéndole al niño su caca.
Entrando en un segundo momento de la fase del florecimiento sexual infantil, que la podríamos ubicar, entre los 3 y 6 años aproximadamente y que corresponde al auge de la exteriorización de la sexualidad, el niñx comienza a tener cierta autonomía.
Se desarrolla la pulsión de crueldad o de apoderamiento y jugará a dominar objetos, con bichitos, con otros niños. Esta pulsión corresponde al tiempo de constitución del yo. Podríamos decir que se deja de ser el muñeco de la madre y se pasa a tener muñecos, y a hacer de modo activo eso que se padecía de modo pasivo.
En este tiempo hay desconocimiento de la diferencia sexual anatómica. Y es el tiempo de las preguntas por el origen. ¿De dónde vienen los niños? Se desarrollan la pulsión de ver y de exhibir. Y la pulsión de saber. Es el tiempo en el que aparecen las teorías sexuales infantiles y el tiempo de la primera elección del objeto de amor, que serán sus otros significativos, madre/ padre.
Latencia
Y luego se pasa al tiempo de la latencia. Tenemos que ubicar que entre el tiempo anterior que describimos, el de las exteriorizaciones sexuales y este, la latencia, se ubica la represión, y a los diques pulsionales, que son la vergüenza el asco y la moral.
Estos diques son formaciones reactivas, es decir que la energía pulsional que estaba al servicio de lo que en el tiempo anterior daba placer, sin moral y sin vergüenza, en la latencia será destinada a armar formaciones reactivas, y la vergüenza, el asco, la culpa, se constituirán en su lugar. Si antes el nene se paseaba desnudo sin vergüenza, una vez establecida la represión, no querrá más que lo miren. Los diques pulsionales serán sostenedores de la represión.
También es el tiempo de la sublimación, es decir que esa energía que en la fase anterior estaba al servicio del florecimiento de la sexualidad corporal, y lo que primaba era la actividad en movimiento (piensen en cómo se mueven los niños chiquitos) a partir de los seis aproximadamente, el niño va a estar más disponible para actividades que requieran cierta concentración, por ejemplo para las tareas escolares, a diferencia de lo que sucedía en el tiempo anterior, cuando la energía corporal estaba en el centro de la escena. En la latencia el niño puede quedarse más tiempo quieto y sublimar su energía pulsional en actividades culturales.
La pubertad
Por último, con el desarrollo de la pubertad entramos en la tercera fase de la sexualidad, con el resurgimiento de la corriente erótica que había quedado reprimida en latencia, y que rebrota en esta fase junto con la metamorfosis de la pubertad.
Situamos en este tiempo el abandono de los objetos incestuosos de la primera fase, en términos de lo que fue la elección de los objetos de amor, ubicados en los padres. Con el primado de los genitales, la actividad pulsional parcial se subsume al placer preliminar del placer último genital.
Es el camino a la exogamia, en el reencuentro del objeto de amor. Freud va a decir que se trata de un reencuentro del objeto, porque en las elecciones que se realizan a partir de la pubertad, se encontrarán rasgos de los objetos de la elección de la primer infancia. De la madre o del padre. Entonces en la pubertad ubicamos el segundo tiempo de la elección de objeto. Y es el tiempo en el que se consolida la fantasía como un intento de defensa frente a la propia práctica sexual que retorna de lo reprimido.
Freud, S.: Sobre la dinámica de la transferencia, A.E., XII, 97-105.
Freud, S.: Puntualizaciones sobre el amor de transferencia, A.E., XII, 170-1. Freud, S.: 27º Conferencia: La transferencia, A.E., XVI, 398-406.
Freud, S.: Recordar, repetir, reelaborar, A.E., XII, 145-57.
Freud, S.: 28º Conferencia. La terapia analítica, A.E., XVI, 411-6.
La transferencia
Es uno de los principales conceptos del psicoanálisis, Freud señala que la teoría psicoanalítica es un intento por comprender la transferencia y la resistencia, aquel que se aparte de estos dos hechos no puede llamarse a sí mismo psicoanalista.
Freud conceptualiza en estos textos el lugar central que tiene la transferencia para la cura. También subraya en distintas épocas, que sólo a través de la transferencia un analista puede devenir tal. El psicoanálisis no se aprenden los libros o en las clases, sino que es necesaria la propia experiencia como paciente. Existe un constante juego entre clínica y teoría, todo lo que conceptualiza, fue descubierto por Freud con sus pacientes en el consultorio.
La transferencia tiene un papel central pero también un papel controvertido. Por un lado, el vínculo con el analista, lo que hace posible el tratamiento. Por otro, la transferencia tiene una cara pues es ella la que vehiculiza la resistencia, esto es lo que hace del análisis una experiencia mucho más compleja. Se comienza aquí en lugar de las resistencias y a vislumbrar la importancia que tendrán los obstáculos a la cura en la futura teorización.
En primer lugar, la transferencia general por dispositivo analítico mismo. ¿Cuáles son las condiciones para que ella se establezca? Pero primero ¿qué es lo que lleva a una persona a analizarse? Para que alguien consulta un analista tiene que haberse producido alguna conmoción en su vida habitual, un quiebre en la comodidad en la que se encontraba. Puede haber sentir algún tipo de malestar, inhibición, puede tener dificultades para estudiar, o por no poder parar hacerlo, por no poder enamorarse o por el contrario sufrir por amar demasiado, los motivos pueden ser innumerables, lo que está claro es que tiene que haber aparecido una pregunta que esa persona no puede responder por sí sola. De hecho, cuando alguien llega al análisis enviado por otra persona el tratamiento se vuelve imposible, pero cuando la demanda surge, la persona se encuentra con los síntomas que la interroga y a la vez cree que algo quiere decir. Cree que su
padecimiento tiene un sentido que le ignora y confía en que el analista que tiene enfrente puede ayudarlo a descubrir eso que él desconoce. Supone que el analista sabe.
El analista se debe ubicar en el lugar de analista y utilizar las herramientas que permitan que algo de eso ignorado por el paciente, eso que Freud llama el saber no sabido se descubra. El analista en principio, ignara lo que causó los síntomas de aquel desconocido que se acerca a consultarlo.
La escucha del analista hará posible que el síntoma devenga a un síntoma analítico y que, en el desarrollo del tratamiento, las palabras del paciente puedan develar las causas que hay ocultas detrás de ese síntoma.
En las primeras entrevistas el analista indicara la regla la fundamental de la asociación libre, en el espacio del análisis el paciente debe decir todo aquello que se le ocurra, sin que medie la preocupación porque sea lógico, racional o atinado. Es decir, la idea es apartar al yo consciente y permitir que pueda emerger algo de esto que se ignora.
Ahora, ¿Podemos decir que la asociación libre es efectivamente libre? Tal como lo describimos es libre de la intervención de la conciencia y de la voluntad, pero no es libre en tanto a través podrá desplegarse el determinismo inconsciente. El determinismo psíquico de describe Freud al explicar cada uno de sus casos, será uno de los aspectos que este concepto de transferencia pondrá en juego.
Entonces, los síntomas esconden una verdad, que es la que el paciente y analista esperan dilucidar en el mismo tratamiento. Freud descubrió el inconsciente y a la vez correlativamente, el método para acceder a él, es un método que apunta al caso por caso. Se debe poner suspenso todo el saber previo, para qué se devele los singular de ese paciente, que es en sí incalculable.
Retomando la pregunta por las condiciones para que la transferencia se instale, es importante subrayar que además de las reglas de la asociación libre y atención flotante, es necesario que el analista respete las condiciones de neutralidad y abstinencia . Freud sostenía que no le gustaba dar consejos técnicos, ya que lo que le servía él podía no servirle a otro. Sin embargo, estos elementos técnicos a diferencia de lo que dijimos recién, no varían de un analista a otro, sino que están en el fundamento mismo de la cura psicoanalítica. La regla de abstinencia implica que el analista debe abstenerse de comprender, de suponer. Sólo a través de la atención libremente flotante debe poder ubicarse en una posición de escucha, que se permita que se devele lo que hay detrás del discurso del paciente.
Un ejemplo, para entender la importancia de esta posición neutral del analista, el caso del hombre de las ratas, uno de los famosos historiales. Este joven solía ser acechado con ideas asesinas y cada tanto iba desesperado a preguntarle a un amigo sino lo despreciaba por delincuente. A lo que él respondía que se quedara tranquilo, que era un hombre intachable. La escucha analítica supone exactamente, lo contrario. Freud con su silencio, sin intentar comprender y suponiendo que alguna verdad, se jugaba en esas ideas. Permitió que se revele que detrás de sus impulsos criminales, se ocultaban sentimientos hostiles, reprimidos, que el paciente tenía hacia su padre (quién, dicho sea de paso, solía ser bastante cruel).
Definición de la transferencia y sus los antecedentes
Los comienzos de sus investigaciones, Freud se vio por primera vez enfrentada las ruidosas expresiones de una transferencia cuando su colega Breuer le confesó muy avergonzado que había tenido que dejar de atender a su paciente Ana O. Debido a que ella le había expresado en su consultorio, que sentía dolores abdominales porque estaba embarazada de él. El horror de Breuer lo había llevado a huir de la situación, a abandonar su paciente.
El prefijo trans significa transportar, de alguna manera el mecanismo de desplazamiento o transporte de carga entre representaciones (como propio del funcionamiento del aparato de los inicios). Incluye esta idea, asimismo, esto es congruentes con lo que podemos leer en el texto la interpretación de los sueños. Allí la palabra transferencia es utilizada para explicar el mecanismo por el cual, el deseo inconsciente desplaza su carga hacia los restos diurnos, que, por ser indiferentes, no haber entrado todavía en conexión con otras representaciones, son los más aptos para ser aprovechados por este deseo inconciente y transferir allí su intensidad.
Años más tarde, es en el tratamiento del caso Dora paciente, donde Freud empieza a dimensionar el valor de la ligazón afectiva establece el paciente con su analista. Cuando Freud estaba pensando en escribir un libro acerca de esto, Dora abandona el tratamiento repentinamente. Allí comienza a descubrir el lugar determinante que tendrán las resistencias y que se sostendrá hasta el final de la teorización freudiana.
Las transferencias son explicadas como ediciones, re-creaciones de emociones y fantasías, tanto amorosas como hostiles, que sustituyen a una persona anterior por la persona del analista. El paciente no lo vive como un recuerdo o algo anterior, sino que lo vive como algo actual.
“Lo que constituye su ventaja y lo hizo parecer apto para una primera publicación introductoria —su particular trasparencia— guarda íntima
relación con su gran falla, la que llevó a la ruptura prematura. Yo no logré dominar a tiempo la trasferencia; a causa de la facilidad con que Dora ponía a mi disposición en la cura una parte del material patógeno.”
Lo que señala Freud es que aquello que parecía ser la mayor ayuda, la facilidad para la rememoración, fue lo que se transformó en el mayor estorbo. Freud dice que al transferirle Dora el amor tierno que tenía hacia su padre, la cura transcurría sin sobresaltos. Pero que luego le transfirió la hostilidad, el deseo de venganza que tenía hacia el señor K. y eso es lo que produjo el abandono. Es importante remarcar que, la transferencia no interpretada, fue lo que hizo que Dora interrumpiera el análisis. Recién el fracaso en este tratamiento pudo terminar de clarificar la importancia que tiene la transferencia.
La dinámica de la transferencia
¿Que implica dinámica? En efecto, según Freud la transferencia implicaría la repetición de cierto chicle o modalidad de adquirida a través de la experiencia de los primeros años de vida. Es una forma que vuelve una y otra vez e imprime algo particular en los vínculos que el sujeto sostiene a través del tiempo. Así también, como modos particulares de satisfacción pulsional, transferencia implica entonces repetición (La idea de la repetición y el lugar que ella tiene para el aparato psíquico, ya estuvo presente. Por un lado, aparece en la concepción del aparato psíquico como dotado en la capacidad de un registro, un registro que impone vía facilitada, caminos que se transitarán una y otra vez. Por otro las marcas que el intercambio con el otro deja en el cuerpo, su lugar determinante en el recorte las zonas erogenizadas, condicionan a si mismo búsquedas singulares en la modalidad pulsional. En otras palabras, la relación con estos primeros otros significativos será determinante de la modalidad de vinculación que el sujeto tendrá con los demás, a lo largo de toda su vida, así como de sus preferencias libidinales y sus fantasías. Las expectativas antiguas no cumplidas por esos objetos de amor, tanto las insatisfacciones como también las represiones, condicionarán entonces lo que se busca encontrar en cada nuevo vínculo.).
Esta idea de retorno, de repetición de algo anterior, de marcas y días, genera una historia que hace de ese sujeto alguien único y diferente del resto. Es esa singularidad la que se pondrá en juego, en la relación con el analista.
Si el amor por cualquier objeto y el amor de transferencia tienen un mismo origen, su fuente se encuentra en lo infantil ¿Que sería lo específico del amor que surgen el tratamiento psicoanalítico? El amor transferencial es producido por el lugar, la función que tiene el analista y no por sus
características como persona. Por otro lado, en la transferencia no hay reciprocidad, además tiene un tiempo de caducidad. Así como él, será condición para la cura, también lo será su finalización, es decir, será necesario que el analista caiga de este lugar en donde el paciente, lo había colocado.
Lo que distingue al psicoanálisis de cualquier terapia es que la transferencia es considerada una herramienta para el tratamiento, es necesario que el analista se ofrezca para que el paciente desplace, transfiera, sus complejos patógenos. Traslade lo reprimido sobre el analista para que pueda hacerse el trabajo con eso.
Freud dice que no es posible luchar contra un enemigo ausente, en ese proceso en que se instala la transferencia, se produce una transformación en donde el síntoma que el paciente trajo análisis, se convierte en un síntoma analítico. Suele suceder que paciente que antes solía quejarse de sus síntomas, ahora ocupa su tiempo pensando en su análisis, en que dirá, en qué le dijeron. Entonces, la neurosis ordinaria que el paciente traía, se transforma entonces en una nueva neurosis, Freud habla de una neurosis artificial a la que denomina neurosis de transferencia.
Esto tiene relación en donde el analista aparecía como falso enlace y la transferencia era considerada un síntoma neoproducido. Entonces, la transferencia funciona como una formación del inconsciente, en donde el analista sirve para que el paciente pueda jugar en él sus propios conflictos, opera allí un retorno de lo reprimido. En este sentido, Freud lo ubica como resto diurno en el sueño, en donde deseo inconsciente produce una transferencia de su intensidad y el sujeto vivencia el sueño como algo actual, de ese mismo modo, lo reprimido se ponen juego en el vínculo con el analista, que ocupa ese lugar del minio e indiferentes, ese lugar del resto diurno, propiciando que lo reprimido inconciente pueda salir a la luz. Esta dimensión de la transferencia que facilita la rememoración y el despliegue del inconsciente es denominada por Freud transferencia motor.
En otras palabras, el lugar del analista supone una función, el analista es un operador para que el tratamiento pueda transcurrir, reafirmamos entonces el hecho de que la subjetividad del paciente pueda jugarse como síntoma en la relación con el analista es la herramienta más poderosa para la curación.
Recordar, repetir y reelaborar
Aquí se describirá otro sesgo de la transferencia. Si la repetición en la transferencia que funciona como motor permite la rememoración y el avance de la cura, acá la repetición hará presente, por el contrario, las resistencias, lo que obstaculiza tratamiento. Es frecuente en la clínica, que haya momentos en que el paciente deja asociar, se quedan silencio y muchas veces en esos momentos
surgen pensamientos vinculados con la persona “el analista”. En estas ocasiones, es que algo de lo más conflictivo para el paciente estaba por surgir en el análisis y él lo quiere evitar. Entonces en este caso, la transferencia está siendo aprovechada por la resistencia. Freud describe la misma situación, planteando que el analista se transforma en un obstáculo externo.
Una vez que Freud pudo expresarle a la paciente la resistencia que se jugaba en ese desplazamiento y el deseo reprimido que ella hizo cortar el análisis, pudo continuar su ruta. Freud describe estas situaciones utilizando un término alemán y explica que el paciente actúa con el analista lo que no quiere recordar. Esta significación de lo reprimido sería también otro modo de recordar. Habría una proporción inversa entre rememoración y reproducción en acto, cuanto mayor es la resistencia mayor es la puesta en escena y menor la posibilidad de reproducir en palabras, lo reprimido.
La compulsión a la repetición, justamente a propósito de esta reproducción en acto, lo que esta denominación anticipa y que trabajaremos luego en la tercer parte del programa. Acá surge el lugar de lo no renovable, que está presente en la transferencia. Cuando se trata de la compulsión a la repetición que la actual en transferencia pone un juego, hay algo que no alcanza con la palabra no, alcanza con la interpretación. Aquí se juega otra dimensión de la transferencia, que obliga al analista a trabajar con esa resistencia.
“Ahora bien, el principal recurso para domeñar la compulsión de repetición del paciente, y transformarla en un motivo para el recordar, reside en el manejo de la trasferencia.”
Si la resistencia se pone en juego en el momento en que se está por abordar algo de lo más difícil de enfrentar para el paciente, algo medular, esto significa que su aparición está anunciando un salto significativo en ese tratamiento. En otras palabras, aquello que impide el avance al mismo tiempo, lo que está mostrando es el camino que hay que recorrer. Freud dice que la resistencia está presente en todo momento el tratamiento y también agrega que justamente las mayores transformaciones se producen cuando uno puede atravesarla, cuando ella se profundiza y uno la puede superar.
En el historial de Dora donde Freud dice que la facilidad con la que ella dejaba fluir sus ideas y recuerdos, es lo que resultó ser el mayor obstáculo, es el enfrentamiento con la cara más resistencia de la transferencia, la que prometen mayores efectos analíticos y no la simple rememoración. Es en el atravesar los momentos resistenciales, en donde se juegan los complejos
patógenos que el paciente más está evitando, allí en donde se juega la mayor eficacia del tratamiento.
Seminario 6 Clase 1
Freud, S.: Sobre el psicoanálisis silvestre, A.E., XI, 221-223.
Freud, S.: 25o Conferencia: La angustia, A.E., XVI, 365-368, 372-374. Freud, S.: La represión, A.E., XIV, 147-152.
Eje: La angustia como punto nodal en las neurosis de transferencia, sostenida en la pulsión y articulada al aparato de representaciones por la vía de la represión.
Articulación conceptual: Angustia – Pulsión - Teoría de la libido – Represión – Causación de la neurosis.
En ese momento se comprendían a la neurastenia y a la neurosis de angustia, en este segundo momento, Freud va incluir a la angustia, dentro de lo psíquico y dentro del dispositivo analítico. En este momento está apoyado por la metapsicología, cuenta con una teoría de la pulsión sexual, con una teoría de la colocación de la libido y la constitución del narcisismo, cuenta con el concepto de represión con sus juegos de fuerza y contra fuerzas, y cuenta con el concepto de inconsciente.
¿Qué relación se establece en este momento entre la sexualidad y la angustia?
Freud parte de una situación clínica con el propósito de introducir su nueva concepción acerca de la sexualidad y del conflicto psíquico que antes no planteaba. Se trata de una mujer de mediana edad, lo consulta a Freud, acompañada de una amiga se encuentra con un alto grado de angustia, está separada desde hace mucho tiempo de su marido y le comenta a Freud que su padecimiento se incrementó luego de haber hecho otra consulta con un joven analista. En esa entrevista, el colega determino que su angustia, obedecía a su abstinencia sexual y a su privación sexual. Le propuso rápidamente tres alternativas para que la mujer se aliviara, recuperar su salud y retomará su vida sexual. Le dijo que podía volver con su marido, buscar un amante o satisfacerse sola. A partir de estos consejos, la mujer pensó que era incurable, pues no quería volver con su marido y su moral le impedían los otros dos caminos. Además, se trata de una mujer adulta que sabe lo que quiere y lo que puede hacer.
Freud cuestiona la falta de tacto y consideración que tuvo el colega proponiéndole estos consejos, pero sobre todo se detiene en los errores científicos que este cometió. Freud plantea que el analista simplifico la noción de sexualidad al de genitalidad, trato a la paciente como una neurosis
de angustia y le propuso, con estos tres consejos una terapia somática. A diferencia esto, Freud plantea (en este momento) que no toda angustia es una neurosis de angustia. Un segundo malentendido que cometió el colega fue ubicar una insatisfacción sexual genital, como causa o etiología de los síntomas neuróticos. Freud va a plantear quela causa síntomas neuróticos está constituida por un conflicto psíquico, está generado (en este momento) entre la libido y la represión. Freud denomina esa libido como una libido hipertrófica, es decir, excesiva, desmesurada y el término desautorización que está en la misma línea que el término represión.
La nueva concepción acerca de la sexualidad
“El concepto de lo sexual comprende en el psicoanálisis mucho más; rebasa el sentido popular tanto hacia abajo como hacia arriba. Esta ampliación se justifica genéticamente; también imputamos a la «vida sexual, todo quehacer de sentimientos tiernos que brote de la fuente de las mociones sexuales primitivas, aunque estas últimas experimenten una inhibición de su meta originariamente sexual o la hayan permutado por otra que ya no es sexual.”
Las mociones sexuales son equivalentes a las pulsiones sexuales, las pulsaciones de meta inhibida son las que se detienen en el camino de su satisfacción y dan lugar a lazos duraderos. Por ejemplo, los sentimientos de la amistad, las relaciones cariñosas entre padres e hijos, el cariño conyugal nacido de la inclinación sexual. El caso de la permutación, de la meta sexual por otra, apunta el proceso de sublimación. Mediante este proceso la libido se desvía de su meta sexual hacia fines socialmente valorados, por ejemplo, cuando la libido está al servicio del aprendizaje escolar o por ejemplo en el caso del poeta que coloca su libido para lograr una ganancia de placer con su creación artística. Por todas estas cuestiones, porque la sexualidad está apoyada ahora en la pulsión sexual, porque cuenta un papel muy importante factor anímico en la vida sexual es que Freud prefiere hablar el término psicosexualidad en lugar del término sexual .
¿Cuál es el modo en que la angustia va a surgir de la represión? ¿En que se vinculan con las neurosis de transferencia?
A partir del narcisismo y de la teoría de la libido, ubicamos la neurosis de transferencia (incluye la histeria de conversión, la neurosis obsesiva y la histeria angustia o fobia). Estas neurosis pueden ser tratadas mediante el dispositivo analítico. La noción de libido en esta época esta anudada al campo de representaciones. (Recordar la libido se refiere a la energía de la pulsión sexual, asimismo, Freud define a la pulsión como representante psíquico) Por lo tanto, libido anudada a representaciones, es decir, una energía pulsional que circula por el aparato de representaciones.
A diferencia de las neurosis actuales, que no provenían de una representación reprimida, ya que eran producto de una tensión física o somática. Ahora, con las neurosis de transferencias se ponen en juego las fuerzas de la represión, que actúan sobre las representaciones con el fin de mantenerlas alejadas de la conciencia.
La angustia, en tanto afecto, se va a presentar de un modo diferente en cada una de las neurosis, va a surgir en la represión. La angustia es efecto o secundaria a la represión. Para responder porque el modo por el cual la angustia es efecto de la represión, es necesario retomar los tres destinos del monto de afecto del representante psíquico de pulsión, el factor cuantitativo, es decir, la cantidad. Además, el destino que se vincula con la histeria de conversión, con el destino que se articula a la histeria de angustia o fobia. (Pag 148)
En el primero, la pulsión es sofocada por completo, de suerte que nada se descubre de ella, es el caso de la histeria de conversión. En el segundo sale la luz como un afecto, coloreado cualitativamente de algún modo, el afecto se anuda en una representación y es el caso de las neurosis obsesivas. En el tercer el monto de afecto se muda en angustia, es el caso de fobia o histeria de angustia.
En el primer caso, en la histeria, el monto de afecto es suprimido y el objetivo de la represión que consiste en evitar el displacer y la angustia es eficaz. Se trata de los síntomas de conversión, (la tos de Dora, la neuralgia facial de Cecile) estos síntomas, que implican un retorno de lo reprimido, permiten de alguna manera, ligar la angustia. Aunque Freud va a plantear que la angustia se presenta en las tres neurosis, bajo distintas modalidades. Por ejemplo, en la histeria acompaña a la formación de síntomas dando lugar a la furia y enojo. En el tercer caso, en la histeria de angustia, el monto de afecto es transpuesto en angustia, el objetivo de la represión, que es evitar el displacer fracasa radicalmente. El referente clínico que Freud toma es la fobia de Juanito, el caballo al que Juanito teme pasa a constituir un sustituto por desplazamiento, o una formación sustitutiva de la inclinación libidinosa hacia el padre. No es lo mismo la formación del síntoma que la formación sustitutiva, en la formación de síntomas hay un retorno de lo reprimido, la represión es eficaz. En cambio, en este caso el objetivo de la represión es evitar la angustia, fracasa de forma radical, por lo tanto, en vez de formarse un síntoma se forma un sustituto por desplazamiento.
Esta formación sustitutiva tiene que ver con la inclinación libidinosa hacia el padre, este es material patógeno o el material psíquico que está reprimido, en este complejo paterno se ubican sentimientos de ambivalencia que coexisten (hostilidad y amor), que van a tener que ver con el complejo de Edipo.
La percepción del caballo se convierte a su vez, en una fuente de angustia y en un peligro exterior que se arma mediante los mecanismos de proyección y sustitución.
ü Con la proyección un peligro interno se traslada hacia el exterior
ü Con la sustitución se desplaza de un elemento por otro. En este caso el complejo paterno reprimido se desplaza hacia la figura del caballo como sustituto
Es claro con un peligro interno se transforma en un peligro externo. La percepción del caballo le provoca al niño un afecto de angustia que el proceso represivo no logro inhibir. El niño tendrá levantar una serie de medidas protectoras para evitar la angustia, que consiste en la huida, angustia o prohibición. También el proceso represivo consta de varias fases y queda inconcluso.
“En la histeria de angustia hay un trabajo psíquico, que es incesante desde el comienzo de ella, para volver a ligar psíquicamente la angustia liberada. Pero ese trabajo no puede conseguir la reversión de la angustia a libido ni anudarse a los mismos complejos de los cuales proviene la libido. No le queda más alternativa que bloquear cada una de las ocasiones posibles para el desarrollo de angustia mediante unos parapetos {Vorbati} psíquicos de la índole de una precaución, una inhibición, una prohibición; y son estas construcciones protectoras las que se nos aparecen como fobias y constituyen para nuestra percepción la esencia de la enfermedad.”
Freud retoma sus cuestionamientos acerca de la angustia, e introduce nuevos puntos de vista: La libido como peligro para el yo (la libido realista) y angustia neurótica.
Freud establece una diferencia entre una angustia que denomina realista y una angustia denomina neurótica, va a intentar establecer un punto de contacto entre ambas. La angustia realista es una reacción frente a un peligro exterior, es decir, un daño esperado, previsto y va unida al reflejo de huida, que implica una reacción adecuada o acordé. La angustia neurótica que acompaña a las neurosis, implica una reacción inadecuada, muchas veces en papel que juega el peligro exterior es ínfimo o nulo y a pesar de esto el estado de angustia persiste. Puede presentarse en forma de ansiedad generalizada o justamente como una fobia anudada en terminados objetos. Lo importante y la diferencia con la angustia realista, con angustia neurótica se trata de pulsiones interiores de lo que de nada sirve la huida.
“El enlace buscado se establece, por fin, si tomamos como premisa la oposición, tantas veces aseverada, entre yo y libido. Como sabemos, el desarrollo de angustia es la reacción del yo frente al peligro y la señal para que se inicie la huida; esto nos sugiere la siguiente concepción: en el caso de la angustia neurótica, el yo emprende un idéntico intento de huida frente al reclamo de su libido y trata este peligro interno como si fuera externo.”
En relación a esto, Freud plantea que, así como el caso de angustia realista se ponen en marcha medidas adecuadas para defenderse, es decir, la huida frente a un peligro. También el desarrollo de la angustia neurótica da lugar a la formación de síntomas, que intentan producir una ligadura de la angustia.
La angustia que significa una huida del yo frente a su libido, no puede haber nacido sino de esa libido misma. La angustia es angustia en tanto libido, lo que uno teme es su propia libido. También, la angustia es una señal ante el peligro, esto implica un estado de alerta del aparato psíquico. Los síntomas constituyen un intento de ligar la angustia, Freud plantea que, si intentamos impedirles a pacientes obsesivos que realicen, por ejemplo, sus ceremoniales o si ellos mismos intentan abandonar una de sus compulsiones, una angustia horrible fuerza a continuar con su compulsión. En el caso de la angustia neurótica el yo trata el peligro interno, la libido misma como si fuera un peligro externo, el yo va a intentar huir frente a la libido sentía como peligro. Uno de los modos que Freud plantea, con los que iba a huir del peligro de la libido es justamente a partir del mecanismo de la represión.
Practico
Transferencia
Cuando una persona consulta a un analista, es porque con algún padecimiento anda a cuestas, y se propone resolver. En la búsqueda de esa resolución se podrá encontrar con un/una analista que se ofrezca a escuchar.
En la transferencia, va a estar la clave de la escucha analítica. La transferencia, ubicarla como tal, identificarla, nos permitirá hacer de la escucha analítica una escucha diferencial, una escucha que se diferencie del sentido común. El analista podrá escuchar de otro modo, porque habiendo hecho un recorrido en su propio análisis, por la historia de sus identificaciones y significaciones, se podrá abstener de ellas y escuchar sin atribuir sus propios sentidos al discurso del paciente.
Si el psicoanálisis es una práctica que se sostiene en la palabra, tenemos que entender qué dimensión del habla y de su escucha se pone en juego para que lo que se produzca sea la cura, o bien un alivio significativo del padecimiento psíquico con el que consulta el paciente. Porque todos los seres parlantes podemos hablar, y escuchar, si es que nos lo proponemos, y contar con un buen amigue para hablar de lo que nos pasa.
Por tal motivo el concepto de transferencia nos permite comprender de qué se trata, de qué va el intercambio de palabras entre paciente y analista, a través del vínculo transferencial que se produce en el tratamiento.
Tenemos que entender entonces qué significa la transferencia y por qué la transferencia implica al vínculo que se establece entre paciente y analista.
En principio, veamos que el término transferencia refiere al desplazamiento de cargas, de energías psíquica, de sentido, de significaciones.
Entonces, sabemos que el paciente consulta por su padecimiento y busca resolverlo. Para eso le cuenta al analista lo que le sucede, de que sufre, desde cuándo, y el analista, valiéndose de la regla fundamental lo escucha. La regla fundamental es la de la asociación libre. El analista le propone al paciente que se deje llevar por sus ocurrencias y que no se condicione para hablar. Y por otro lado también el analista se abstiene de comprender el discurso del paciente con sus propias significaciones.
Cómo es posible esto, se preguntarán ustedes, supongo, qué es escuchar sin comprender, sin otorgar un significado anticipado al discurso del paciente. Eso es posible por un lado, gracias a la asociación libre, es decir, gracias a la apertura del inconciente, porque en ese decir que la asociación libre permite, se produce para el paciente un efecto de saber de sentido no sabido. Ocurre cuando el paciente se sorprende en su decir y comenta, por ejemplo, ah! Nunca lo había pensado así, no me acordaba de esto, no sabía que tenía tan presente ese recuerdo que me aparece ahora…Vemos entonces que en este nuevo efecto de sentido nos encontramos con una primer dimensión de la transferencia al saber del inconciente, porque el sujeto a partir de la apertura su inconciente con la asociación libre, podrá trasferir el sentido de sus síntomas o de su padecimiento al saber del inconciente. Para promover este movimiento, el analista se abstendrá de completar el sentido del discurso que escucha, y en cambio propiciará que ese sentido emerja desde el paciente.
Es por eso que podemos afirmar que los conceptos inconciente y transferencia son solidarios entre sí. Hay transferencia porque hay inconciente y sabemos del inconciente por las trasferencias de sentidos que se producen en las cadenas discursivas del sujeto, es decir, en las cadenas de sus representaciones.
Ahora bien, les hablaba del vínculo que se establece entre paciente y analista. Sabemos que el sujeto, que llega a la consulta, tiene sus modos y rasgos de carácter que determinan su modo de hablar y de dirigirse a quien lo escucha. En este caso, como el destinatario de su discurso será el analista, este último será quien recibirá, alojará, soportará el ser tratado con las condiciones que el paciente presente. Pasa también en la vida en general, hay quienes se presentan amables, mas simpáticos, se quieren hacer querer rápido, y hay otros que son más oscos, tímidos, inhibidos, aburridos, etc. En fin, los distintos modos de ser con el otro.
Les decía que la trasferencia es la pieza clave del trabajo analítico, porque el analista se insertará en la serie psíquica de los objetos de amor del paciente. Por eso, el paciente va a tratar y va a buscar ser tratado por el analista, del mismo modo en el que se configuró el trato con sus otros significativos, es decir con sus otros de los primeros cuidados, de su crianza.
En este sentido, el analista tendrá que estar advertido del lugar al que va a ir a parar en el discurso y en el trato que reciba, porque es desde ahí que podrá decir e interpretar los dichos del paciente. Desde ahí significa que es desde ese lugar transferido. El sujeto le trasfiere al analista ese lugar que ocupó para sus otros significativos, aun sin saberlo de modo conciente. Para que puedan entender mejor de que hablamos, cuando me refiero a ese lugar, piénsenlo en términos de ese cuerpo pulsional, que se fue constituyendo por efecto de la erogenizacion en juego que hubo en el intercambio con el otro de los primeros cuidados. Se trata del cuerpo pulsional que se configura gracias a la presencia del otro y que le exige al aparato psíquico su trabajo de ligadura en el campo del lenguaje. Ese lugar es el que se le va a transferir al analista. Por eso Freud dice que a medida que nos vamos acercando al núcleo patógeno, a ese punto de la falta de palabras en la estructura del aparato psíquico, las resistencias se hacen más fuertes, y que el arma de las resistencias es la trasferencia.
El núcleo patógeno, el agujero en la estructura, la falta de esa palabra que lo pueda decir todo acerca del sujeto, tiene que ver con eso que al mismo tiempo toca al cuerpo en su punto irreductible de significar. Sabemos que lo que no se puede significar de uno mismo genera angustia. Y por eso el paciente va a transferir ese lugar, que por no dicho, por no comprendido, lo angustia, al
analista, y el analista pudiendo leer ese lugar al que es convocado comprenderá la lógica de la transferencia e interpretará desde ahí.
Freud dice que cuando la presencia del analista permite la asociación libre, hablamos de la transferencia como motor. El paciente enhebra al analista en una de las imagos de los objetos que recibió amor.
La trasferencia como resistencia tiene que ver con el modo en el que se detienen las asociaciones y en el ínterin aparece la persona del analista. Esto quiere decir que en lugar de seguir hablando y asociando, algo de la presencia del analista le produce la detención de su discurso. Podríamos decir que la transferencia asociada a la resistencia pone en juego el Inconciente eficaz. Freud afirma que el paciente repite, actúa en transferencia un fragmento de su vida reprimido y que la eficacia de la repetición depende de una representación reprimida.
En relación a lo antedicho Freud afirma:
· La transferencia misma es una pieza de la repetición y la repetición es la transferencia del pasado olvidado, (reprimido), no solo sobre el analista, sino sobre los otros ámbitos de la situación presente. Mientras mayor sea la resistencia, mayor será sustituido el recordar por el actuar.
· Si se persigue un complejo patógeno desde el síntoma hasta su raíz en lo Icc, enseguida se entrará en una región donde la resistencia se hace valer con tanta nitidez que la ocurrencia siguiente da razón de ello, y aparece como un compromiso entre sus requerimientos y los del trabajo de investigación. En este punto sobreviene la transferencia. Se transfiere algo del material del complejo patógeno sobre la persona del analista.
· La transferencia se compone de la reedición de rasgos que repiten reacciones infantiles. La transferencia sobre el analista ayuda a mantener la represión y por otro lado indica algo de lo reprimido.
Es un obstáculo pero que al mismo tiempo revela el fundamento mismo del conflicto. La Transferencia es la vía por donde lo reprimido retorna.
Freud ubica 2 corrientes. Tierna y sensual. La transferencia positiva se descompone en sentimientos tiernos, susceptibles de conciencia, y en la sensual o erótica se pone en juego al cuerpo pulsional.
El valor de motor tiene que ver con la tierna y se presenta como obstáculo cuando surge la trasferencia negativa y erótica. (odio y erotomanía)
Freud, S.: Lo inconsciente (III. Sentimientos inconscientes), A.E., XIV, 173-6.
Freud, S.: Tótem y tabú (IV. El retorno del totemismo en la infancia: puntos 5 y 6), A.E., XIII, 142- 48 y 148-52.
La concepción dinámica del inconsciente
El inconsciente de interpretación de los sueños del año 1900 es un aparato de marcas, de huellas, esto quiere decir que su materialidad es el lenguaje. El sueño tenía un valor de escritura jeroglífica, en donde los signos se podían leer no por su valor de imagen, sino en función de las relaciones establecidas entre esos signos. Asimismo, en ese texto establecía que el inconsciente sólo puede aportar el deseo. Sin embargo, en esta época se le dificulta a Freud diferenciar los pensamientos latentes respecto del deseo inconsciente y muchas veces este quedaba consolidado en el anhelo preconsciente. El inconciente del 1900 estaba sostenido en una noción de inconsciente cuasi descriptiva, la intervención del analista (la interpretación) tenía como direccionalidad llenar las huellas mnémicas, es decir, hacer consciente lo inconsciente, justamente por medio de su trabajo se podían alcanzar los pensamientos latentes que le habían dado sentido el sueño y en los cuales quedaba atrapado ese deseo. Siguiendo esa línea, se puede concluir que aquello definido por Freud como lo “no sabido” (lo inconciente) podría llegar a ser sabido. Asimismo, estaba como límite el ombligo del sueño, pero Freud allí no le había podido dar el efectivo valor que tiene y que recién lo podemos articular con la conceptualización de represión primaria.
Ahora bien, observando la censura onírica, se podrá avanzar un poco más hacia la posibilidad de un estatuto distinto del inconsciente, que es un inconciente dinámico. La censura onírica se detiene en su dinamismo y ubicarlas que la censura onírica o el censor del sueño, realidad no es más que un término cómodo para designar una relación dinámica.
“Ahora estamos preparados para suponer que en la vida anímica existen procesos, tendencias, de los que uno no sabe absolutamente nada, no sabe nada desde hace mucho tiempo y aun quizá nunca ha sabido nada. Así lo inconciente adquiere para nosotros un nuevo sentido; el «por el momento» o
«temporariamente» se esfuma de su esencia: puede significar permanentemente inconciente, y no sólo «latente por el momento».”
En este párrafo establece una distinción entre pensamientos latentes, entre lo permanentemente inconsciente y el latente por el momento.
La primera excepción que tiene el termino inconciente:
“Descriptivamente llamaremos consiente a la representación que está presente nuestra conciencia y latentes las vamos a adjetivar como inconsciente”
Entonces, una representación puede estar presente en la conciencia, luego desaparecer y puede aflorar después de un tiempo en la conciencia como un recuerdo. ¿Qué le pasó a esa representación durante ese intervalo? Suponemos que sea representación ha estado presente, pero latente en cuanto a la conciencia. Freud sabía que sus interlocutores le iban a objetar, que esa representación que no estaba la conciencia, no existía como objeto de la psicología porque para esos interlocutores psíquico era igual a consciente. Sin embargo, a partir de determinados hechos o acontecimientos le dan la razón, para darle entidad de hecho psicológico, entidad psíquica, a esa representación latente ¿Por qué? porque produce efectos.
Un ejemplo de estos hechos es la sugestión post hipnótica, a una persona en estado hipnótico se le da una orden de hacer algo en otro momento, luego de despertarlo. Se despiertan, en su condición habitual no recuerda nada de lo que pasó durante su estado hipnoide, pero llegado el momento realiza la acción (chasquido, golpe…). Se le impone a su espíritu el impulso de hacer eso, lo hace sin saber por qué. La orden estuvo presente en el espíritu de esa persona en forma, latente o inconsciente descriptivamente hasta que llegó el momento fijado (el chasquido) y le de vino consiente. No obstante, lo que se hizo consciente fue la representación del acto a realizar, pero permanecieron inconscientes todas las ideas asociadas con esa representación (La orden del hipnotizador, recuerdo del estadio hipnótico).
Este ejemplo le permite a Freud pasar a una concepción descriptiva a una dinámica, porque le va agregar una característica a esa representación. La representación de la acción a ejecutar además devino eficiente. Eso mismo lo podemos observar en la experiencia analítica, la neurosis nos confirma la existencia de esos pensamientos eficientes inconscientes, o sea, los síntomas. (Elizabeth). Entonces que un pensamiento latente o inconsciente no necesariamente es débil, pensábamos dice Freud que todo pensamiento latente lo era consecuencia de su debilidad (debilidad de carga) y devenía consiente tanto cobraba fuerza, pero vemos que hay pensamientos latentes que no penetran la conciencia por más intensos que sean.
Entonces tenemos que hacer una diferenciación están:
· Hay ciertos pensamientos latentes que no penetran en la conciencia por más intensos que sean, a eso vamos a denominar inconscientes en un sentido dinámico que son los que a pesar de su intensidad y de su acción eficiente se mantienen alejados de la conciencia.
Entonces existe un inconsciente en el sentido descriptivo y el sentido dinámico más amplio dos. En consecuencia, a partir del funcionamiento y de las relaciones dinámicas de la actividad psíquica, nos encontramos con un preconsciente que sin dificultad pasa a la consciencia y un inconciente eficiente que permanece inconsciente y está cortado de la conciencia. Esta diferencia entre esos pensamientos preconsciente y el inconsciente eficiente, el curso de los procesos psíquicos.
Al producto del inconsciente eficaz no le es posible ingresar a la conciencia, pueden hacerlo, pero hacerlo demanda un cierto gasto de esfuerzo, ya que tropezamos con la resistencia, por eso concluimos que el pensamiento inconsciente es excluido de la conciencia por unas fuerzas vivas que se contraponen a su aceptación mientras que, no estorban esas fuerzas vivas a los pensamientos preconscientes. Lo cual le lleva a Freud a su tesis esencial:
“Lo inconciente es una fase regular e inevitable en los procesos que fundan nuestra actividad psíquica; todo acto psíquico comienza como inconciente, y puede permanecer tal o bien avanzar desarrollándose hasta la conciencia, según que tropiece o no con una resistencia.”
Todo acto psíquico comience siendo inconsciente implica un descentramiento de la conciencia, es decir, que centro no es la conciencia. Entonces, si no tropieza con esas fuerzas vivas, podrá devenir consciente, el centro es el acto psíquico inconsciente. El distingo entre acto y vía preconciente e inconciente no es primario, sino que yo se establece después de que haya entrado en juego la defensa (la represión). Yoo en relación a la represión vale la diferencia entre preconsciente e inconsciente.
En sueño, pensamientos del día ha sido retenido, con la introducción del estado del dormir, ese pensamiento se conecta con el destino infantil mortal, alerta, reprimido y excluido de la conciencia. Entonces, justamente por la fuerza que le presta ese apoyo inconsciente (el deseo) estos pensamientos, los relictos del trabajo diurno, puede devenir otra vez eficientes y aflorar a la
consciencia ahora en la forma de sueño. Los pensamientos oníricos latentes no se diferencian de los productos de la actividad consciente, o sea, que son preconscientes. Pero en virtud de la conexión que se estableció por la noche, con las aspiraciones inconscientes, esos restos diurnos fueron sometidos a las leyes que regulan la actividad inconsciente leyes específicas del proceso primario (diferentes de las del proceso que rige la actividad consciente). Entonces esto nos lleva a pensar en otro sentido más que le damos al termino inconciente:
“Es un indicio de que ese proceso participa de la naturaleza de una cierta categoría psíquica, de la que tenemos conocimiento por otros y más importantes caracteres, y pertenece a un sistema de actividad psíquica que merece nuestra mayor atención. El valor de lo inconciente como índice ha superado con mucho a su significación como propiedad.”
Dicho de otra manera, el sueño este caso (es un ejemplo) es un indicio de que participa del proceso de esta categoría psíquica. Además, este sueño va ser índice de aquello que vamos a nombrar como el sistema inconsciente, que se da a conocer por el signo distintivo de ser inconscientes, los procesos singulares que lo componen y de las leyes que le son propias.
El inconsciente sistemático muestra ser más amplio que el inconsciente dinámico, es decir, aquel inconsciente como propiedad que es relativo a los reprimido.
1. Inconciente en sentido descriptivo
2. Inconciente en sentido dinámico
3. Inconciente en sentido sistemático
Un tercer sentido, el sistemático es un sentido enigmático que va a dejar abierta la puerta para pensar si lo reprimido recubre todo lo inconsciente, anticipando, dejando una brecha, para la reformulación del ordenamiento metapsicológico y desarrollado, o sea dejando abierta la puerta para una segunda tópica.
Todo lo reprimido es inconciente
(Repaso)
Con el texto de la represión se consolida ese nuevo estatuto, este nuevo estatuto es un inconsciente que no se desarma, pues está sostenido en algo permanentemente inconsciente. La represión es uno de los destinos de la pulsión. ¿Por qué una moción pulsional tendría que sufrir este destino? porque el logro de la meta pulsional depararía displacer en lugar de placer, esta condición es solidaria al funcionamiento del principio de placer, que regula todos los procesos
anímicos. Sabemos que la satisfacción de la pulsión es siempre placentera en sí misma, su meta es el placer de órgano y siempre en el recorrido la pulsión obtiene una ganancia de placer. Sin embargo, si esa satisfacción es incompatible con otras exigencias y designios, la moción pulsional va a producir placer en un lugar y displacer en otro (si estamos hablando de lugares estamos, hablando de tópica). Entonces la condición para que operé la represión, es que el displacer cobre poder mayor al placer de la satisfacción. También, el propósito de la represión consiste en rechazar algo de la conciencia y mantenerla alejada de ella, es decir, coarta la posibilidad de vínculo entre instancias en este modelo tópico. Si esta es la operatoria de la represión tiene que estar establecida la separación entre actividad consciente e inconciente, ya que, represión e inconsciente son conceptos solidarios. (Todo lo reprimido es inconciente).
Para que se produzca esto, es decir, el propósito de la represión, expulsar algo de la conciencia y mantenerlo alejada de ella, debe existir un aparato dividido, entre esta actividad consciente e inconciente. Esto lleva a Freud a concluir que la represiónno es un mecanismo presente desde el origen, sino que tiene que darse tal división. En consecuencia, Freud va a postular un momento anterior, que es la represión primaria, como una operación fundante del aparato que instaura el campo de las representaciones, ese momento lógico anterior implica la fijación, inscripción de un representante (el representante de la pulsión). Por lo cual, este momento anterior queda articulada pulsión inconsciente mediante su representante. Ese momento lógicamente anterior, es en tanto fundante del aparato y también constituyente de la pulsión, es el momento de entrada del cuerpo en el aparato, pero no del cuerpo biológico, sino el cuerpo recortado por la pulsión.
La segunda etapa o fase de la represión , la represión propiamente dicha o post represión, que ya por eso muestra su carácter de segunda, en sentido lógica recae sobre los retoños psíquicos de lo reprimido primordial o sobre cadenas o asociaciones de pensamientos que puedan haber establecido un vínculo asociativo con lo reprimido primordial. Justamente, este vínculo hace que tengan el mismo destino que lo reprimido primordial. (Recordar que para poder entender cabalmente que está post-represión, esta represión propiamente dicha debemos considerar la cooperación de estas dos fuerzas: atracción y repulsión) . La represión primaria es la conceptualización de ese polo de atracción. Entonces, la represión es el operador clave de la dinámica psíquica porque su propósito no se conseguiría si no existiese este algo reprimido desde antes, lo reprimido primordial que funciona como polo de atracción sobre los repelido de lo inconsciente.
Entonces los dos tiempos de la represión:
· La propiamente dicha que está comandada por el principio placer y que implica un aparato ya constituido.
En este sentido, la represión es un proceso tópico dinámico para que operé son necesarias la cooperación dinámica de estas dos fuerzas y desde el punto de vista tópico la represión perturba el vínculo con un sistema psíquico (el de lo conocido). Como su operación no impide que el representante de la pulsión sigue existiendo conectándose y organizándose en el inconciente (particularmente en las formaciones de la fantasía), concluimos el sentido de la represión que es la delegación de la satisfacción. También, las dos características de la represión (que es individual y móvil). La represión es un proceso que trabaja representación por representación, y ocurre de una vez y para siempre, necesaria su repetición pues cada vez el representante al que se puede asociar puede ser otro. (En consecuencia, es homologa a la estructura del lenguaje)
De la represión no sabríamos nada si no es por el retorno de lo reprimido, el tercer tiempo de la represión. Esto es los síntomas neuróticos, que a través de su formación y por su intermedio, los retoños reprimido primordial conquistan el acceso a la conciencia, lo pueden hacer favorecidos por el distanciamiento, por la transposición de lo primordialmente reprimido. Esto trae a colación un tema clave que es el afecto, es heterogéneo a las representaciones (Si bien estar ligado a ellas). Freud considera que hay que aclarar que junto con la representación interviene algo diverso, algo que representa a la pulsión y que puede experimentar un destino de represión totalmente diferente del de la representación. Ese otro elemento diverso el monto de afecto que es una cantidad, una investidura, que implica la transposición de la investidura en proceso registrables para la sensación como afectó. Para saber si una represión fue exitosa hay que diferenciar lo que aconteció con la representación, por un lado. Por el otro, el destino que sufre la energía pulsional adherida a esa representación, o sea el destino de la investidura. Freud concluye que el factor cuantitativo es decisivo para la represión por el funcionamiento mismo del principio de placer. El destino general de la representación es que se haya dejado, desaparecido de la conciencia o que siga cuartado su acceso a ella.
Entonces el factor cuantitativo decisivo para la represión, ¿Cuáles son los destinos posibles de este factor cuantitativo del representante de la pulsión?
Este factor cuantitativo puede ser suprimido, sofocado completo que nunca descubrimos nada de él o puede salir a la luz como un afecto coloreado cualitativamente con un malestar, displacer o se muda en angustia. Estos dos últimos destinos nos enseñan, un nuevo destino de la pulsión, que es la transposición energía de la pulsión, esto es, la transposición de la libido en angustia.
Por ende, si la sofocación del desarrollo de afecto guiado por el principio de placer es la meta genuina de la represión, diremos que en estos dos últimos destinos su trabajo queda inconcluso o queda fracasado cuando no alcanza, la sofocación del desarrollo de afecto.
“El hecho de que un sentimiento se ha sentido y por lo tanto que la conciencia tenga noticias de él es inherente a su esencia…” O sea que ese sentimiento es sentido, es sentido por la conciencia, por lo tanto, decir que un sentimiento es inconsciente sería raro. Aclara Freud que la práctica psicoanalítica estamos habituados hablar de amor, odio, furia etcétera, inconscientes y aún se haya inevitable, la extraña combinación de una conciencia inconsciente de culpa o una paradójica angustia inconsciente.
¿Cuándo vamos a usar la expresión afectó inconsciente o sentimiento inconsciente? La expresión remite a los destinos del factor cuantitativo de la moción pulsional. Puede pasar que una emoción de afecto sentimiento sea percibida pero erradamente, porque el representante genuino y original se reprime y la moción de afecto ligada a ese representante se enlaza con otra representación, es percibida por la conciencia (monto de afecto) como una exteriorización de la representación sustitutiva. Si se reorienta la asociación correcta, por medio del trabajo del análisis vamos a denominar inconsciente a la moción afectiva originaria, aunque sabemos que su afecto no fue inconsciente como si lo fue su representación. Ej.: El Pequeño Hans.
“Los afectos y sentimientos corresponden a procesos de descarga cuyas exteriorizaciones últimas se perciben como sensaciones. En el estado actual de nuestro conocimiento de los afectos y sentimientos no podemos expresar con mayor claridad esta diferencia.”
El proceso cuantitativo se descarga que no serán exteriorizados en procesos cualitativos percibidos por la conciencia.
Tótem y tabú
El desarrollo que Freud no va a proponer en tótem y tabú es marca de la interlocución de Freud con la época, de la contemporaneidad del psicoanálisis con la aparición de la ciencia de la cultura y de la sociedad, en este caso particularmente de la antropología. Va a intentar articular conceptos que surgen de la clínica psicoanalítica del sujeto con el campo de lo social. Freud dice que la oposición entre psicología individual es psicología social o colectiva, pierde gran parte su significación en cuanto las metemos un detenido examen. Considera que, en la vida anímica, individual, aparece integrado siempre efectivamente el otro como modelo, que objeto, como
auxiliar, como el otro de los cuidados ajenos. De este modo, la psicología individual mismo tiempo en principio psicología social, por eso es importante hacer una referencia y articular la represión primaria con este texto de tótem y tabú.
Freud construye un mito, una ficción, una creación que mantiene una singular relación con algo que es la verdad sobre el origen. Verdad no en el sentido de verídico, sino en el sentido de lógico (En el sentido de una proposición verdadera). Este mito aparece como un concepto operatorio, más que como una descripción positiva de una realidad empírica o acontecida. Es el mito freudiano por excelencia, en el que se articula la teoría de Darwin sobre la horda y algo que se repite que es el banquete totémico.
La teoría de Darwin supone la existencia de un padre violento y despótico, celoso, que se reserva para así a todas las hembras y expulsa a sus hijos a medida que van creciendo. Que los hombres vivían en pequeñas hordas (grupos) cada uno de ellos estaba sometido al poder despótico, de un macho que gozaba de todas las mujeres. Los hijos hombres expulsados se reúnen un día y matan a este macho de la horda, matan al padre, devorando luego su cadáver estos hijos, hermanos, emprenden juntos lo que individualmente les hubiera sido imposible.
“Ese estado primordial de la sociedad no ha sido observado en ninguna parte. Lo que haya como organización más primitiva son las ligas de varones, el clan de hermanos, compuesta por miembros de iguales derechos y sometidos a las restricciones del sistema totemista.”
¿Qué implica esto? que no es un observable, la horda primordial no es un observable, sino que se reconstruye como condición fundante para lo que sigue, el clan de hermanos, que es el que va a estar regido por el sistema totemista.
Freud dice que de este modelo no se pueden extraer los ejes constitutivos del totemismo ¿Cuáles son los ejes del sistema totemista? La prohibición del crimen o sea de matar al tótem y la prohibición del incesto.
Entonces se dirige al banquete totémico ideas que iba extraer los elementos para crear su mito. Freud entonces nos va a proponer que presentemos a la escena del banquete totémico para darnos su lectura. ¿Qué es el tótem? El tótem es un animal prohibido, siendo un animal prohibidos por podrá ser una idea, incluso podrá ser un nombre o un apellido, para los miembros de esta tribu de ese clan es un animal que los identifica como miembros de ese clan y a la vez la diferencia de otros miembros de otros clanes.
“El clan, en ocasiones solemnes, mata cruelmente y devora crudo a su animal totémico, su sangre, su carne y sus huesos; los miembros del linaje se han disfrazado asemejándose al tótem, imitan sus gritos y movimientos como si quisieran destacar la identidad entre él y ellos. Ahí actúa la conciencia de que ejecutan una acción prohibida al individuo y sólo legítima con la participación de todos; por otra parte, ninguno tiene permitido excluirse de la matanza y del banquete. Consumada la muerte, el animal es llorado y lamentado. (…) Pero a ese duelo sigue el más ruidoso júbilo festivo, el desencadenamiento de todas las pulsiones y la licencia de todas las satisfacciones. (…) Una fiesta es un exceso permitido, más bien obligatorio, la violación solemne de una prohibición. Los hombres no cometen esos excesos porque algún precepto los ponga de talante alegre, sino que el exceso mismo está en la esencia de la fiesta; el talante festivo es producido por la permisión de todo cuanto de ordinario está prohibido.”
¿Si hay tanto regocijo en la matanza y en la devoración del animal totémico porque luego aparece un duelo?
En el origen encontramos el asesinato del padre de la horda primordial como condición ¿para qué? el mito es este: Un día los hermanos expulsados por este macho violento, se juntaron, se aliaron y juntos mataron y devoraron al padre. Con este acto ponen fin a la horda paterna. Unidos todos juntos usaron hacer llevar a cabo lo que para cada uno individualmente le era imposible. En ese acto de decoración, consuman la identificación con él. Cada uno se apropia de una parte de su fuerza de la fuerza del padre de la horda por medio de la devoración.
“El banquete totémico, acaso la primera fiesta de la humanidad, sería la repetición y celebración recordatoria de aquella hazaña memorable y criminal con la cual tuvieron comienzo tantas cosas: las organizaciones sociales, las limitaciones éticas y la religión”
Es decir, el asesinato del padre de la horda es condición para estas organizaciones sociales y lo que ellas se continúan que son las limitaciones éticas y la religión. Freud agrega lo que la experiencia analítica le enseña, Freud dice que el animal totémico es realmente el sustituto del padre, que la ambivalencia de sentimiento que caracteriza al complejo paterno en los niños se extiende al animal totémico sustituto del padre. El clan de hermanos, entonces tenía con respecto al padre aquellos mismos sentimientos contradictorios que forman el contenido ambivalente del
complejo paterno está presente en los niños y en los enfermos neuróticos (odiaban al padre, que se oponía a sus exigencias y deseos sexuales, pero al mismo tiempo lo amaban y lo admiraban). Luego de satisfacer su agresión los sentimientos tiernos se imponen por sobre los hostiles bajo la forma de un arrepentimiento, naciendo así la conciencia de culpa. Es decir, después de haber perpetrado el crimen, se arrepintieron, renegaron del asesinato y crearon un nuevo orden social. Haberlo matado fue la condición de este nuevo orden social y ese padre que quedó una marca, el tótem una marca que lo representa, representa al padre asesinado, al padre muerto.
Entonces, Freud entiende que tras el odio que promueve la acción criminal (el asesinato) tras ese odio emerge por amor al padre el arrepentimiento y el sentimiento de culpa. El muerto dice Freud se volvió aún más fuerte de lo que fueran vida.
“Lo que antes él había impedido con su existencia, ellos mismos se lo prohibieron ahora en la situación psíquica de la «obediencia de efecto retardado [nachtraglich]».”
Es como si ese crimen se hubiera hecho en vano porque, ninguno de estos hijos pudo alcanzar, su deseo de ocupar el lugar del padre ideal y por lo tanto obtener la satisfacción que le estaba vedada (la de todas las mujeres). En realidad, lo mataron para demostrar que finalmente fue posible matarlo, pues lo que el padre anteriormente había prohibido por medio de su existencia que era la satisfacción de todas las mujeres, se lo prohibieron luego los hijos así mismo como obediencia retrospectiva. Es decir, desautorizaron su acto, prohibieron la muerte del tótem (el sustituto del padre) y renunciaron a los beneficios a los cuales el crimen les abría la puerta, o sea, rehusaron el goce de todas las mujeres. Por eso, escribe Freud el muerto es más fuerte que cuando estaba vivo, ya que, antes como vivo había impedido el padre de la horda que era gozar de las mujeres que la acaparaba para sí, ahora los hijos se lo prohibían, asimismo, en función de ese operador clave que es la obediencia de efecto retardado o la obediencia retrospectiva. Insisto, cada uno de estos hijos hubiera querido obtener aquello que deseaban del padre, que es tener a todas las hembras para sí. Una vez muerto el padre, la lucha desatada hubiera destruido la lucha entre hermanos hubiera destruido rápidamente la nueva organización, por eso revocaron su hazaña y por medio de esta obediencia retrospectiva, se crearon los dos tabúes fundamentales del totemismo. Además, coinciden con los deseos reprimidos del complejo de Edipo, o sea, se instituyeron las dos prohibiciones matar al tótem (padre) y la prohibición del incesto con la cual renunciaban todos a la posesión de las mujeres deseadas.
Esas dos prohibiciones instauradas a partir del asesinato del padre no son del mismo valor. La primera, la prohibición de matar al tótem está en relación directa con el lazo afectivo, con el vínculo ambivalente con el padre muerto. La otra tiene un valor práctico para consolidar la nueva organización que es la renuncia pulsional. Entonces, el sistema totémico sostenido en la prohibición de matar al tótem establece, así como una especie de contrato con el padre sustituto subrogado en el tótem en el cual los hermanos se comprometen a no repetir en el tótem aquella hazaña.
“Aquella hazaña en virtud de la cual había perecido {se había ido al fundamento) el padre verdadero.”
El padre verdadero es el padre muerto, el que ha quedado sofocado, caído en el fondo, es nuestro referente mítico de lo reprimido primordial. La primera prohibición enlaza y venera, al sustituto del padre y la segunda ubica una imposibilidad en el origen, no todas las mujeres son asequibles. Es la inscripción de la pérdida de una satisfacción originaria, no se puede ocupar el lugar del padre, no se puede tener a todas las mujeres. Será el padre muerto el que tenga la custodia de esa satisfacción completa y a partir de allí, los hermanos se tendrán que conformar con una satisfacción parcial. El tabú del incesto delimita quiénes si y quiénes no, pero lo que sí es seguro, es que es imposible que sea la satisfacción de todas. Entonces, el verdadero padre el único padre el que está en origen es el padre muerto ¿Por qué el verdadero padre el padre muerto? porque antes que había nada horda, macho, o sea que el único padre es el padre muerto. Es como muerto que se escribe porque sí, estaba vivo, no había ni habría clan fraterno y esto tiene un valor fundante para el sujeto humano y es un operador estructural, ya que posibilita la organización del Clan. Este es el sentido del padre muerto como referente mítico de la represión primaria y como instituyente ambos de la estructura.
Seminario
Freud, S.: La perturbación psicógena de la visión según el psicoanálisis, A.E., XI, 209-16. Freud, S.: 26o Conferencia: La teoría de la libido y el narcisismo, A.E., XVI, 375-391.
Freud, S.: Introducción del narcisismo, A.E., XIV, 71-98.
Freud, S.: Tres ensayos de teoría sexual (punto 5 del cap. III: El hallazgo de objeto), A.E., VII, 202-210.
Freud, S.: Psicología de las masas y análisis del yo (VII. La identificación), A.E., XVIII,99-104.
Freud, S.: El yo y el ello (cap. III), A.E., XIX, 33.
“El valor de los conceptos de libido yoica y libido de objeto reside en que provienen de un procesamiento de los caracteres íntimos del suceder neurótico y psicótico.”
Recordando que las neurosis de transferencia mantenían simultáneamente la carga en el yo y la carga en los objetos, ya fueran estos reales o imaginarios. Además, permitían esta duplicación de cargas, en las neurosis narcisistas sólo se investía al yo perdiéndose la carga de objeto.
“La separación de la libido en una que es propia del yo y una endosada a los objetos es la insoslayable prolongación de un primer supuesto que dividió pulsiones sexuales y pulsiones yoicas.”
La libido yoica y la libido de objeto no es precisamente la prolongación de la oposición entre pulsiones sexuales y pulsiones yoicas. Al ser el narcisismo la colocación de la libido en el yo, por este hecho, se libidinizan todas las pulsiones. Las pulsiones sexuales ya son libidinales, las pulsiones yoicas por el narcisismo se vuelven libidinosas.
Por otra parte, la libido yoica y libido de objeto no constituyen un dualismo pulsional, que era un falso dualismo, esta separación entre una libido propia del yo y otra propia de los objetos le servía Freud por ejemplo para comprender el mecanismo de las neurosis de transferencia y las neurosis narcisistas. Entonces, aclaramos que libido yoica y libido de objeto no es la prolongación de la oposición entre pulsiones yoicas y pulsiones sexuales. Además, en la metáfora de la ameba planteaba los vaivenes de la libido que inviste los objetos y luego se repliegan el yo, y así sucesivamente. Asimismo, dejaba indicado un resto de libido que se indicaba como irreversible por oposición a la libido reversible de los objetos al yo, del yo a los objetos. Ese resto irreversible lo sitúa a nivel del propio cuerpo, a nivel de lo que denominaba autoerotismo. Allí se sitúa lo que Freud designada como la viscosidad de la libido.
¿Qué relación guarda el narcisismo de que ahora tratamos con el autoerotismo que hemos descrito como un estado temprano de la libido? Es decir, que se plantea la relación entre autoerotismo y narcisismo.
Freud plantea que no está presente desde el inicio una unidad comparable al yo. Lo inicial, lo primordial son las pulsiones autoeróticas, es decir, lo inicial es el autoerotismo. Lo definimos en relación a las pulsiones parciales. Las pulsiones parciales, porque representan parcialmente
los fines totalizantes de la sexualidad entendidos como reproducción. Las pulsiones parciales se rigen por el autoerotismo porque se satisfacen en el propio cuerpo, el objeto de la pulsión, son objetos parciales, son definidos por la parcialidad, son partes del cuerpo, objetos separables del propio cuerpo que valen en tanto perdidos y se constituyen como parciales porque son parte de la función que los producen. Estas pulsiones parciales se satisfacen cada una independientemente de las otras, sin ninguna unificación, buscan ganar placer en diversas partes del cuerpo (la zona erógena es una parte). Entonces, el autoerotismo implica la parcialidad, el objeto vinculado a la pulsión es parcial, las pulsiones se satisfacen cada una por su parte.
Una excelente definición de autoerotismo es ausencia de si en el sentido de falta de yo. El erotismo es un cuerpo recortado en zonas erógenas de las que parten pulsiones parciales, hay ausencia de unidad de totalidad. Los bebes cuando se chupan el dedo aun no pueden reconocer que esa mano sea de él, que forma parte que forme parte de su propio cuerpo, eso es el autoerotismo (al mismo tiempo que la chupa la va libidinizado y ese cuerpo se empieza a constituir).
“Es un supuesto necesario que no esté presente desde el comienzo en el
individuo una unidad comparable al yo; el yo tiene que ser desarrollado.”
En primer lugar, leemos que el yo no está presente desde el comienzo, efectivamente habíamos establecido que al inicio se ubica el autoerotismo y es por esto justamente que el yo debe ser desarrollado, a partir del autor autoerotismo.¿Como caracteriza Freud al yo? Lo caracteriza como una unidad comparable al yo, es decir, el yo es fundamentalmente una unidad. Es importante ya que, se va a oponer a la característica del autoerotismo implicaba la parcialidad. En efecto, el yo se constituye a través de una comparación. El yo se constituye a través de la comparación con un semejante. Asimismo, el yo implica la integración de las pulsiones parciales en una unidad, esa unidad es el yo, esto es el narcisismo secundario.
En la serie autoerotismo, narcisismo, elección de objeto, ubicamos que lo primordial es el autoerotismo, la parcialidad, la falta de unificación y luego viene el narcisismo (Recordar: que el narcisismo reclama un sitio más vasto dentro del desarrollo regular sexual del hombre. Bueno, aquí lo tenemos en esta serie justamente, donde decimos autoerotismo, narcisismo, ese es el sitio más vasto dentro del desarrollo sexual regular del hombre). Entonces, la constitución del yo en el narcisismo secundario, es secundario porque secundario a una colocación objetivada de la libido, a una colocación de la libido en el objeto. Comparando con la ameba, la libido que revierte
de este objeto semejante, de este objeto al cual se va a comparar el yo, revierte de este objeto al yo.
La constitución del yo implica esta unificación de las pulsiones parciales. (Recordar: La diferencia entre lo parcial vinculado al autoerotismo la pulsión parcial y la totalización vinculado al narcisismo secundario). El narcisismo secundario justamente, inaugura la dimensión de la totalización, del objeto unificado, tal como se va jugar en el vaivén entre el yo como unidad y el objeto de amor, el objeto de la elección de objeto, el semejante, aquel que reciba la libido va a implicar la posición de libido de objeto. Entre este yo unificado y el objeto de elección de objeto se juega la reversibilidad de la libido va de uno al otro.
Cabe añadir otro aspecto respecto de la constitución del yo:
“Ahora bien, las pulsiones autoeróticas son iniciales, primordiales; por tanto, algo tiene que agregarse al autoerotismo, una nueva acción psíquica, para que el narcisismo se constituya.”
Es decir, para que narcisismo se constituya hay que añadirle algo al autoerotismo, eso que hay que agregar es designado como un nuevo acto psíquico. Este nuevo acto psíquico necesario para que el narcisismo se constituya es la identificación, en efecto, si el yo es una unidad comparable al yo, el yo se constituye comparándose e identificándose con el semejante . Esta nueva acción psíquica, la identificación el ser como el otro, el parecerse al otro, es necesaria para que el narcisismo del yo se constituya. En resumidas cuentas, el yo se constituye por comparación e identificación con el semejante.
Autoerotismo, narcisismo, elección de objeto (u objeto de amor)
La elección de objeto recibe este nombre porque se trata de la elección de objeto de amor, el hallazgo de objeto de amor. El objeto de amor es un objeto como el yo, unificado totalizado, los primeros objetos de amor son los objetos de edípicos, incestuosos, (la madre, el padre), que luego podrán ser sustituidos por objetos no incestuosos. Cuando Freud comienza a esbozar el concepto de narcisismo, se pregunta ¿Como si pasa del autoerotismo (cuyo objeto es parcial y este situado en el propio cuerpo) a la elección de objeto? Freud plantea que hay un estadio en la historia de la libido, estadio que se atraviesa en el camino que va del autoerotismo al amor de objeto y que este estadio se denomina narcisismo. El narcisismo consiste en que el individuo empeñado en el desarrollo y que sintetiza en una unidad sus pulsiones sexuales de actividad autoerótica, para ganar un objeto de amor se toma primero a sí mismo, a su cuerpo propio, antes de pasar de este a la elección de objeto en una persona ajena. Entonces, la síntesis en una unidad está implicada
en el narcisismo, tomarse como objeto de amor primero a sí mismo, al propio cuerpo, antes de pasar a una persona ajena. Entonces estas dos características que Freud destaca de narcisismo son las siguientes:
1. En primer lugar, implicar una síntesis de las pulsiones parciales autoeróticas, síntesis que se logra en el yo en esta unidad.
2. La segunda característica es que antes de pasar a un objeto ajeno, primero se toma a sí mismo a su cuerpo propio como objeto antes justamente de poder tomar como objeto una persona ajena.
Esto es el narcisismo secundario implica unificar el cuerpo propio, consistir al cuerpo como una unidad. Además, el narcisismo indica el amor a sí mismo, correlato de la constitución del yo, es el punto de narcisismo secundario, que es necesario para luego pasar al amor de objeto. Observamos aquí en este amor a sí mismo, la libidinizacion del yo para que luego se pase a libidinizar un objeto de amor y de venir así libido de objeto. Para concluir, Freud dice que una fase así, mediadora entre el autoerotismo y la elección de objeto, esta fase es el narcisismo es de rigor en el caso normal.
Freud va a retomar estas consideraciones, en relación a estas cuestiones de la unificación, la necesariedad de pasar por esta unificación de las pulsiones del propio cuerpo, el abandono del autoerotismo, lo va a situar de este modo. Va a plantear que el desarrollo tiene dos metas
1. La primera es abandonar el autoerotismo, permutar el objeto autoerótico situado en el propio cuerpo por un objeto ajeno, o sea, pasar de este objeto parcial autoerótico a un objeto ajeno.
2. La segunda meta que tiene el desarrollo es unificar los diferentes objetos de las pulsiones singulares, sustituyéndolos por un objeto único. Freud plantea que esta unificación se logra cuando el objeto único es un cuerpo total parecido al propio.
Es decir, el narcisismo secundario permite, por un lado, abandonar el autoerotismo unificar los objetos parciales y situar un objeto único, este objeto único es un cuerpo total (el propio cuerpo que el yo constituye). En ese cuerpo total es parecido, es decir, tiene relación con la cuestión de la identificación. Entonces esta serie de autoerotismo, narcisismo y elección de objeto, el paso por el narcisismo implica conducirse de la parcialidad del autoerotismo a la unificación que introducen narcisismo secundario y que luego esa unificación se jugará en la elección de objeto. Tendríamos una especie de dos campos, uno el de la parcialidad del lado del autoerotismo, la viscosidad de la libido. Otro campo el de la unificación y la totalidad en la línea de el narcisismo
secundario, o sea, el yo y el objeto de la elección de objeto, en este campo podemos colocar a esa libido fluctuante y reversible que iba del yo al objeto, del objeto al yo.
¿Acaso esta unificación que constituye al yo es absoluta? ¿esta síntesis de las pulsiones parciales es absoluta?
Freud responde que no, plantea que a pesar de la síntesis que ello supone, hay un resto de pulsiones autoerótica que resulta inutilizable, es decir, más allá de la unificación que el yo supone la síntesis de las pulsiones parciales no es total. Queda un resto a nivel del propio cuerpo, a nivel del autoerotismo, que no entra dentro de la síntesis del yo, en esas pulsiones parciales, que se relegan por inutilizables.
Podemos reencontrar ese famoso resto que habíamos ubicado en la metáfora de la ameba, del resto que persistía y que no pasaba las investiduras de objeto, ese cuerpo de la ameba que no se transformaba en un pseudópodo, que quedaba allí algo de esa originaria investidura libidinal, que no era narcisismo secundario. Ese resto lo asimila al autoerotismo y a la viscosidad de la libido. En este resto vamos a ubicar a estas pulsiones autoeróticas que escapan a la síntesis del yo. Es decir, armamos un vínculo entre estas pulsiones parciales, que no entran dentro de la síntesis yoica, la libido irreversible, ese arresto que partiste, etcétera. Acaso sea otro punto donde anclar alguna oposición que le sirva a Freud para contraponer dos campos (la parcialidad versus la totalidad). Es decir, más allá del yo y su unificación siguen existiendo las pulsiones parciales, algunas pulsiones parciales, el objeto parcial. No se unifica totalmente, por otra parte, cabe aclarar que no hay una especie de evolución de los parcial a lo total, sino que lo parcial se mantiene a pesar de la ilusión de la unificación que constituye el yo.
De este modo, encontramos dos series de objetos que es necesario destacar, por una parte, el objeto parcial pulsional regido por el autoerotismo (característica de lo parcial) y por otro lado el objeto unificado, que es tanto el yo, como el objeto de la elección de objeto.
Respecto del objeto parcial se rige allí la cuestión de la pulsión vinculada a la satisfacción y relación al objeto unificado encontramos el amor, tanto el amor a sí mismo, como el amor de objeto. Estas dos series de objetos que no se superponen, ni una avanza sobre la otra, ni una implica una superación respecto de la otra, pueden entrar en articulaciones recíprocas, el objeto parcial de la pulsión puede intervenir en la elección de objeto, puede ser una condición erótica, una condición de amor. Es decir, en la elección de objeto de amor entra en juego las condiciones que le impone el objeto parcial, (Ej.: el hombre de los lobos, Dora la chupeteadora).
Practico
“Notas sobre el concepto de inconciente en psicoanálisis" (1912) " La represión" (1915)
En notas sobre el concepto de inconciente en psicoanálisis, Freud va diferenciar tres usos, tras acepciones del término Inconciente:
1. El descriptivo
2. El dinámico
3. El sistemático
Su interés está centrado en darle rigurosidad conceptual al término. Es decir, que se dedicará a pensar al inconciente como un concepto, que a su vez le permitirá leer los fenómenos clínicos. Lo fundamental de este texto, verán, será la introducción del inconciente dinámico, que es el que se pone en juego en la producción de las formaciones del inconciente en tanto se presentan como retornos de lo reprimido.
1. Veamos, entonces, que comienza el texto diciendo que inconciente o consciente son cualidades aplicables a representaciones, es decir, que dan cuenta de un estado particular de las mismas, y que en ese sentido nos referimos al uso descriptivo del inconsciente, porque de este modo, una representación podrá ser inconciente por el momento, es decir que puede estar latente para la conciencia debido a su debilidad, y luego volverse consciente sin demasiado esfuerzo psíquico. Por ello, el inconciente descriptivo tendrá que ver con el preconciente, el cual podemos ejemplificar mediante los hechos de la memoria o de asociación. Por ejemplo, si me quiero acordar que hice el fin de semana, o que cene antes de ayer, con un poco de esfuerzo, podré recuperar ese recuerdo y traerlo a mi conciencia. Por eso mismo con estos pensamientos latentes para la conciencia nos referimos al inconciente en el sentido descriptivo porque no se trata de un pensamiento reprimido.
2. En cambio, para dar cuenta de los pensamientos reprimidos, Freud va a hablar de representaciones inconscientes en el sentido dinámico, y tomará para ejemplificarlo, a lo que sucede en el caso de la sugestión post hipnótica, que ustedes lo pueden leer en el texto, y también, y sobre todo, verán que se trata del inconciente que se pone en juego tanto en la producción de los síntomas, como en los fallidos y los sueños, es decir, en las formaciones del inconciente que vimos hasta ahora, como retornos de lo reprimido.
Va a decir que se trata de casos en donde operan intensos pensamientos , representaciones inconscientes que a la vez son eficientes, es decir, que no por ser inconscientes son débiles (como cuando nos referimos al inconciente descriptivo). Las representaciones inconscientes que dan cuenta de este inconsciente, nos autorizan a nombrar al inconciente en este sentido, inconciente dinámico, porque tiene efectividad psíquica, porque se trata de representaciones que producen y
despliegan sus efectos aun siendo inconscientes. Son pensamientos inconscientes que se mantienen como tales debido a lo displacentero que resultaría el acceso de su contenido a la conciencia, y que, por tal motivo, son rechazados por la conciencia con un gasto de energía. Son pensamientos inconscientes, intensos y eficientes. Esto último es lo que le permite diferenciar el inconciente dinámico, por la dinámica de fuerzas psíquicas que está en juego, del inconciente en el sentido descriptivo.
3. Por último, ubica una acepción sistemática del inconciente, que como su nombre lo indica trata de nombrar al inconciente como un sistema de actividad psíquica, con una legalidad particular y diferente de la conciencia
La represión
La represión es un concepto fundamental para el psicoanálisis, el cual es imposible abordar sin relacionarlo con el concepto de pulsión. Cuando abordamos el concepto de pulsión entendimos que la represión es uno de los destinos de la misma, y que, al introducir la dimensión pulsional en la formación de los síntomas, nos vimos llevados a sustituir el término defensa por el de represión. ¿Por qué? El término defensa alcanzaba para pensar el conflicto entre representaciones, y ahora, con la cuestión constitucional de la pulsión, que es introducida a partir de entender los efectos de erogenización que se produce en el cuerpo por la participación del otro de los primeros cuidados, tendremos que pensar a los procesos psíquicos, fundamentos en esa intersección que se juega entre lo psíquico y lo somático. Dichos procesos psíquicos serán posibilitados gracias a la represión.
Para entender el mecanismo de la represión Freud la despliega en tres tiempos o fases:
Diremos que la represión primaria es el mecanismo fundante del aparato psíquico. El aparato psíquico, como sistema de representaciones se constituirá a partir del trabajo que harán sus representaciones para ligar los estímulos pulsionales.
La represión primaria es un supuesto lógico y necesario para comprender la represión secundaria. La primaria no es observable. La secundaria si es observable y sabemos de ella por sus retornos, como lo estuvimos trabajando cuando hablamos de la trayectoria típica de la neurosis. Sabemos que hubo represión a partir de las formaciones del inconsciente, que se manifiestan como retornos de lo reprimido.
La represión primaria como les decía, no es observable porque se refiere al origen del sujeto del inconciente, y como todo lo que se refiere al origen, queda por fuera de su observación. Sería como afirmar que es imposible por estructura que el sujeto en su origen pueda observarse a sí mismo. Se trata de un no saber que funda al aparato psíquico. Y la represión primaria también nos indica que el aparato tiene un fundamento pulsional, porque como decíamos, el aparato sirve para representar aquello que viene del cuerpo, y que hace a nuestra realidad corporal. Pero al mismo tiempo sabemos que es el otro de los primeros cuidados el que erogeniza al cuerpo, y que si bien el aparato psíquico trabaja para ligar en representaciones ese cuerpo erogenizado, libidinizado por el otro, será imposible representar la totalidad de esos estímulos corporales que provienen del cuerpo por efectos de la presencia de ese otro, porque justamente hay un desfasaje entre los efectos en el cuerpo por la presencia del otro, y el tiempo que requiere el desarrollo del aparato psíquico.
Podemos entender esto en el sentido con el que nos referíamos a la percepción de los estímulos corporales antes de poder representarlos con palabras. Ese desfasaje hace referencia al origen de la constitución del sujeto y a la imposibilidad de representarse en su totalidad, porque más bien se sostiene en ese no todo que en su fundamento. Ese no todo posible de ser representado es a lo que remite el concepto de represión primaria.
En cambio, la represión secundaria si es observable y es posible su funcionamiento gracias a la represión primaria que es su fundamento.
Freud, S.: Sobre la dinámica de la transferencia, A.E., XII, 97-105.
Freud, S.: Puntualizaciones sobre el amor de transferencia, A.E., XII, 170-1. Freud, S.: 27o Conferencia: La transferencia, A.E., XVI, 398-406.
Freud, S.: Recordar, repetir, reelaborar, A.E., XII, 145-57. La transferencia
Retomando lo visto anteriormente, una de las cuestiones más complicadas del término es su doble cara es que por un lado es el motor de la cura y a la vez es ella misma la que convoca las más fuertes resistencias. Esto que parece oponerse al análisis, es justamente lo que nos lleva a su éxito. La transferencia supone una actualización de los conflictos del paciente a través del vínculo con el analista, reditando un modo de vincularse que proviene de lo que ha vivido con los principales personajes de su pasado. La transferencia opera como una formación del inconciente como retorno de lo reprimido, propiciando la rememoración. Las condiciones para que la transferencia instale, por lo pronto, es que la persona tenga algún enigma de lo que le pasa y que suponga que el analista sabe aquello que el ignora y que lo hace padecer. También, para que el trabajo analítico sea posible debe establecerse la regla de la asociación libre y correlativamente que el analista opere con una atención flotante, es decir, que el analista no debe privilegiar nada en particular de lo que el paciente le está diciendo, sino que tiene que prestar una atención pareja a todo el discurso para que pueda surgir el sentido que hay detrás del decir de ese paciente. La posición del analista debe ser, además, abstinente. La mejor manera de sostener esta función es barrer lo más posible nuestra propia subjetividad.
También, gracias a este proceso, se consigue darle al síntoma una nueva significación, basado en la transferencia y sustituir la neurosis que el paciente trae (neurosis vulgar) por una neurosis de transferencia, de la cual puede ser curado por la labor terapéutica. La transferencia crea así una zona intermedia entre la enfermedad y la vida. A través de esta zona, va teniendo efecto la transición desde la primera hasta la segunda. El nuevo estado ha cogido todos los caracteres de la enfermedad, pero constituye una enfermedad creada artificialmente.
¿Cómo se juega la repetición en este proceso? Si estamos proponiendo el paciente reproduce con su analista la modalidad de vínculo que tenía con sus primeros objetos, en este hecho ya está presente la repetición. Además, el pensar al analista ocupando el lugar de falso enlace hacia el cual puede desplazarse la carga al modo resto diurno, también supone la puesta en juego otra vez
de ese el deseo inconsciente, como en cada una de las formaciones de compromiso (Actos fallidos, olvido). En dicha descripción, estaríamos hablando del amor de transferencia como transferencia positiva que funciona como la verdadera palanca del éxito.
Por otro lado, en los momentos en que la asociación se detiene, es debido a que se pone en juego algún complejo patógeno, algo que resulta difícil de soportar, entonces se provoca un silencio y en el paciente aparecen ocurrencias ligadas a la persona del analista. En esa detención de las asociaciones, la resistencia se aprovecha de la transferencia. Una vez que se le comunica al paciente que está bajo el efecto de una resistencia, muchas veces, las asociaciones pueden reanudarse. Hay una secuencia que se repite, silencio con detención de las asociaciones, ideas vinculadas con el analista, señalamiento de la resistencia que se está jugando en este momento, reinicio de la asociación libre nuevamente.
Otro modo en el que las resistencias se hacen presentes, se produce un (palabra en alemán que no encuentro) es decir, el paciente actúa con el analista lo que no quiera recordar. Esa sería otra modalidad de recordar, no a través de la rememoración o puesta en palabras, sino con una puesta en escena, una actuación, otra manera en que lo reprimido retorna.
Entonces, el retorno de lo reprimido podría hacerse presente a través de dos maneras:
1. La rememoración
2. Recuerdo en acto
Los distintos tipos de transferencia
· Transferencia positiva: Implica sentimientos tiernos y sublimados.
· Transferencia negativa: Se da cuando el paciente muestra odio o desprecio hacia su analista. Ademas, aparecen momentos resistenciales. (Se trata en un momento del análisis donde de la transferencia ya se había instalado, es decir, es muy diferente a otras situaciones en que ya no pudo siquiera instalarse. Dicho de otra manera, en una transferencia instalada hay momentos odio y desprecio que podemos nombrar como transferencia negativa.)
Ahora hay un cambio sustancial entre la primera versión de la clínica psicoanalítica y la de esta época se debe a que los años transcurridos, Freud pudo conceptualizar el lugar de lo pulsional y de las fantasías. Estos dos aspectos, junto a la reversibilidad de la libido (narcisismo), van a estar presentes en esta nueva concepción de la transferencia.
Freud plantea que cuando la necesidad de amor de un individuo está insatisfecha, buscara en cada persona con la que establezca un vínculo, encontrar aquello que no pudo a través de sus objetos de amor del pasado. Esta búsqueda, que tiene partes consientes e inconscientes, es la misma que se pone juego con el analista cuando se instala la transferencia, imprimiendo una modalidad de vincularse particular según, lo que se vivió con anterioridad. Las mociones libidinosas que guían los nuevos encuentros, que son conscientes, son mociones que recorrieron el pleno desarrollo físico y funcionan de acuerdo con la realidad objetiva. Otra parte de las mociones libidinales presentes en cada nuevo vínculo fue reprimida y demorada en su desarrollo apartándose de la realidad objetiva, desplegándose en las fantasías. Entonces, cuando se establece la transferencia y el paciente inserta al analista en una de las series psíquicas, se debe a que sus mociones libidinales insatisfechas esperan encontrar en este nuevo vinculo con el analista lo que no pudieron en su pasado, por eso hay una reedición, una vez más, de aquello que seguramente el paciente ya reedito en múltiples encuentros a lo largo de su vida.
Para entender este proceso, es necesario saber del mecanismo presente en la formación del síntoma, que tiene como condición previa la introversión de la libido. Está conlleva una regresión de la libido que reanima las imagos infantiles, apartándose de la realidad objetiva. Freud plantea que en este proceso, la realidad objetiva disminuye e inconsciente aumenta, proliferando también las fantasías. Las fuerzas que causaron la regresión de la libido son las que en el tratamiento se oponen como resistencias para la cura. Entonces el proceso seria el siguiente, por efecto de una frustración unida a la atracción que ejercen complejos inconscientes, el sujeto experimenta una introversión de la libido, quitando el vínculo con los objetos de la realidad y reemplazándolo por la fantasías, produciendo una regresión que anima a los imagos parentales y los modos de vincularse con estos objetos de amor de la infancia. Este proceso explica lo que sucede en la transferencia en donde, la libido puesta en el analista constituirá una nueva neurosis, o sea, que lo reprimido es colocado en relación a ese objeto actual y allí se juega el conflicto del pasado. Por efecto de la represión, se ha producido introversión de la libido y regresión, tanto a una modalidad anterior de satisfacción, como una modalidad de vinculación de acuerdo a la que tuvo históricamente con las imagos parentales.
La conferencia 27
La trasferencia tiene esta importancia extraordinaria, lisa y llanamente central para la cura, en las histerias, las histerias de angustia y las neurosis obsesivas,
que por eso se reúnen con justo título bajo el nombre de «neurosis de trasferencia».
En contra posición con esto, las neurosis narcisistas no tienen capacidad de transferencia y son inmunes al psicoanálisis. Esto reafirma que sólo la posibilidad de libidinizar objetos que es propia de los neuróticos conduce a que pueda analizarse. A diferencia de las neurosis narcisiste donde no es posible que se instale la transferencia.
Entonces, cuando el neurótico retira la libido del objeto no lo resigna, sino que continúa el vínculo pero con el objeto fantasiado. En cambio, en las neurosis narcisistas (hoy llamada psicosis), se retira toda la libido del objeto y se revierte en el yo, sin que se mantenga el vínculo con el objeto en la fantasía, esto conlleva la imposibilidad de establecer una transferencia con el analista.
Aclaración: Freud utiliza la denominación neurosis de transferencia en dos sentidos distintos. La denominación neurosis de transferencia refiriéndonose a una delimitación de cuadro psicopatológico, esta es la manera de nombrar a la histeria de angustia, fobia. Por otro lado, la denominación neurosis de transferencia para designar a la neurosis artificial, que se crea en el tratamiento. Por supuesto es posible solamente en estos cuadros, pero está designando algo diferente.
La primera nosografía freudiana delimitaba los cuadros según la causa del síntoma suponía o no un conflicto psíquico. Esto a su vez determinaban si eran tratables por el psicoanálisis o no, en esta ocasión, también la diferenciación de los cuadros está dada por este mismo hecho de su analizabilidad o no. En el primer caso, la psiconeurosis de defensa, de las neurosis actuales, en las primeras el síntoma era concebido como consecuencia de la defensa, cuyo efecto era el desplazamiento del monto de afecto de la representación reprimida hacia otra, permitiendo que gracias al tratamiento se develaran las significaciones ocultas. Esto contrastaba con la concepción de las neurosis actuales, que en tanto no estaban causada por un mecanismo psíquico no eran tratables a través de la palabra. En esta segunda nosografía freudiana, que distingue a la neurosis de transferencia de las neurosis narcisistas, sería la capacidad de desplazar la libido a un objeto o no lo que había la diferenciación.
La neurosis artificial creadas por el dispositivo mismo
Esa neurosis de transferencia que se produce como un nuevo síntoma, en base a esta descripción de la colocación de la libido. El amor hacia al analista es un amor genuino, en tanto supone la posibilidad de colocar la libido en un objeto, como ocurre con cualquier elección de objeto de amor.
Una de las principales diferencias con cualquier otro amor, es que está condicionado por el dispositivo y que tiene una fecha de caducidad. Cuando la neurosis de transferencia es creada la libido que se encontraba en el síntoma pasa al analista, y será necesario que en algún momento la libido se retire nuevamente del analista. Entonces cuando Freud plantea que se produce un efecto de modificación en el sujeto, que ya no volverá a colocarla libido en el síntoma, como al inicio del análisis, sino que será posible su aprovechamiento para otros fines.
La clínica psicoanalítica en la historia
En una primera época en la cual el síntoma se concebía como efecto de vivencias patógenas traumáticas que habían sido olvidadas. El tratamiento tenía como objetivo recuperar aquellos recuerdos y lograr que el padecimiento desapareciera, consistía en un hacer consciente lo inconsciente, es decir, se consideraba un arte de la interpretación. La curación en esos tiempos era una tarea simple, sin embargo, esta simplicidad encontró obstáculos desde el comienzo, el concepto de resistencia ya se anticipó como una noción central desde los inicios. Ya que, fue justamente ella la que llevo a Freud a abandonar la hipnosis como técnica de tratamiento para pasar así al metodo analítico, aduciendo que si no enfrentaba la resistencia no era posible una curación sostenible en el tiempo. Esto se debe a que, son las mismas fuerzas que causan el olvido, las fuerzas represivas, que emergen en el tratamiento e impiden que eso olvidado se recuerde, represión y resistencia son conceptos entreverados.
A pesar de que Freud ya registraba la importancia de no evadir la resistencia, en esa época todavía la sitúa como un elemento circunstancial, que se hacía presente en algún momento del tratamiento y debía ser eliminada. Sin embargo, en esa primera etapa ya había una anticipación de lo que se venía.
En la época de la talking cure (cura por la palabra) Freud describía que cuando las asociaciones del paciente se silenciaban, el analista se hacía presente a través de una ocurrencia y la transferencia era aprovechada por la resistencia, entonces, el analista devenía un obstáculo externo.
Entre los años 1912 y 1914 aparece nueva versión de la clínica y una anticipación de lo que vendrá. La concepción del síntoma se ha modificado tiene un anclaje en la pulsional y el trauma ha perdido peso dándole primacía las fantasías, una idea que se presente en el caso Dora. En la transferencia entonces, se jugarían estas mismas nociones pulsionales y fantasías que causaron el síntoma, y se actualizan en el vínculo con el médico. El cambio significativo es en tratamiento, ya no consiste
en llenar las lagunas del recuerdo, ya no es un trabajo de rememoración, sino que, por el contrario, está anclado en el manejo de la transferencia, manera de lograr su principal efecto transformador.
Se encontrará así un cierto punto de quiebre y a la vez preludio de la primera concepción del tratamiento a la que va a devenir al final es la teorización freudiana. En estos textos, Freud aclara que la resistencia esta presente durante todo el tratamiento, a diferencia del lugar que tenía la época anterior. Estaría evocando a un aspecto del psiquismo que tiene que ver con lo no memorable, que lo ubica como, por un lado, lo compulsivo de la repetición en transferencia (lo nombra como compulsión a la repetición) y que se relaciona con aquello más duro de tratar, con lo más importante que el analista debe enfrentar. Los obstáculos empiezan a tomar otro lugar en la cura de lo que hay evitar pasa a ser lo que hay que considerar como medular.
El amor de transferencia
Hasta ahora, fueron nombradas dos tipos de transferencias la positiva y la negativa. Se incorpora un tercer tipo, que a pesar de tener características positivas se convierte en resistencial al para el análisis, es lo que se denomina transferencia erótica. Según Freud proviene de sentimientos reprimidos y vuelve al paciente reacio a continuar con el devenir de las asociaciones. Por ejemplo, alguien que no puede seguir asociando porque en lo único que piensa es en las fantasías amorosas o sexuales que tienen con su analista. Entonces, se encuentra la transferencia motor del análisis, que proviene de sentimientos tiernos conscientes y sublimados hacia el analista y dos tipos de transferencia que operan como resistenciales, que obstruyen la continuación del análisis: la transferencia erótica y hostil.
Este amor, que n exagera sus expresiones y se vuelve resistencial remite a otro texto ( puntualizaciones sobre el amor de transferencia), donde Freud describe que hay pacientes, cuyo amor los vuelve recalcitrante e indóciles. Plantea que el amor de transferencia propicia este aspecto compulsivo que no recuerda cierto resto pulsional autoerótico, lo que de la libido no termina de poder de cederse los objetos y que en estos casos se haría presente en la cura. O sea que, por un lado, la transferencia propicia retorno de lo reprimido y su rememoración en su cara motor, pero también en el vínculo con lo pulsional, que esta operando y lleva al paciente a tomar al analista como objeto de la libido, pone en juego lo que va más allá de la palabra y excede el retorno de lo reprimido. El amor que vuelve al paciente recalcitrante e indócil se puede vincular con la viscosidad de la libido o con el resto autoerótico no cedible a los objetos. Respecto a esto Freud señala que la libido se adhieren sus objetos y le cuesta cederlos, por eso hace más difícil desasimiento.
¿Qué es lo que hace falta para que esto tan reacio a la interpretación pueda ser trabajado?
Para que se pueda enfrentar y operar con las resistencias será necesario extremar la abstiencia, o sea, no responder a la demanda del paciente. El análisis debe mantener la insatisfacción, el conflicto, única manera de producir algún cambio. Así como las mociones sofocadas encuentran en los síntomas una satisfacción libidinoza, por la cual se la considera satisfacciones sustitutivas, también la transferencia se la incluye como sustituida.
La condición de conflicto debe permanecer a lo largo de la cura, es imposible el análisis. Hay que hacer presente el conflicto en el vínculo con el analista y esto va a requerir de su abstinencia. Respecto este peligro, de que el análisis se transforme en una satisfacción sustitutiva, Freud planteó en el análisis de Dora, donde decía que la facilidad con la que ella rememoraba, fue el impedimento para avance la cura. Es necesario sostener el conflicto, porque en esa facilidad para sostener la rememoración, cuando todo anda sobre ruedas, el análisis puede transformarse en una satisfacción sustitutiva más y el conflicto que llevo el paciente queda intacto. Por eso, Freud dice que reelaborar las resistencias será la pieza que produzca el máximo efecto alterador.
¿De qué se trata la reelaboración? Es que comunicar la resistencia, así como sucede con una interpretación no es suficiente, hay que soportar que quizás haya un tiempo de empeoramiento en el análisis, que es una expresión del malestar. Pero está claro que hay darle batalla, aunque no sea un proceso fácil. El analista debe tener paciencia, que dejar el paciente se enfrasque en su resistencia, también escribe que si se pudieran vencer las resistencias, al paciente se le volvería imposible continuar con su condición de enfermo.
El caso del hombre de las ratas
En más de una ocasión, Ernst llamaba a Freud “mi capitán”. Se observan en este hecho que hay actualización del vínculo con el padre, que según el paciente amaba, lo cruel y había estado en el ejército.
“Pronto le sucedió, en sus sueños, fantasías diurnas y ocurrencias, insultarme a mí y a los míos de la manera más grosera y cochina, no obstante que en su conducta deliberada me testimoniaba siempre el mayor respeto. Durante la comunicación de esos insultos, su comportamiento era el de un desesperado.
«¿Cómo es posible, profesor, que usted se deje insultar por un tipo puerco, por un perdido como yo? Usted tiene que echarme fuera; no merezco otra cosa».”
Se levantaba del diván para alejarse, cubriendo la cara con su mano con gesto de dolor, como si fuera a recibir un azote. Con esto recordaba lo cruel que había sido el padre y el terror que tenia por su violencia. Este es un ejemplo de la compulsión a la repetición. En dicha escena, se pone el juego con el analista escenas antiguas, en parte reprimidas, que son muy angustiantes para el paciente. Repite con el analista cuestiones inconscientes, todavía no resueltas. Por el doloroso camino de la transferencia, pudo de velar su relación con el padre. También, a que gracias a que Freud no se ubicaba en la misma posición que el padre (le comunico que no le agradaba la crueldad), al colocarse en un lugar diferente permitió el paciente alguna novedad.
En conclusión, creo que el encuentro con un analista podía hospiciar que, en lugar de lo que le sucede al sujeto fuera del análisis, en que su neurosis lo lleva a encontrar, una y otra vez lo mismo, pueda al ponerse un juego en este nuevo vínculo, descubrir otras respuestas por parte del analista.
Cuando el hombre de las ratas reitera como “mi capitán”, este tiene una respuesta inesperada, responde que no es amante de lo cruel, ni le interesa martirizarnos. Es decir, en esta reiteración de clichés antiguos, el analista propiciará que se produzca alguna novedad, ya que no actuará del mismo modo a lo que el sujeto está acostumbrado. Se crea así una versión nueva del conflicto viejo, al ofrecerle al paciente respuestas inéditas, se propicia que la libido que estaba instalado en el síntoma se desplace al analista. Cuando pueda finalizar el lazo transferencial y volver a deshacerse de él, encuentre un modo diferente y no el modo repetitivo de su pasado.
Seminario Unidad 6 Clase 2
Freud, S.: Sobre el psicoanálisis silvestre, A.E., XI, 221-223.
Freud, S.: 25o Conferencia: La angustia, A.E., XVI, 365-368, 372-374. Freud, S.: La represión, A.E., XIV, 147-152.
¿Cuál es la función que cumplen a la angustia? Freud va a intentar otorgarle al afecto un estatuto conceptual.
Con la noción de la angustia neurótica, la angustia es un intento de huida que pone el yo frente al reclamo de la libido, sentida como peligro. El nombre angustia en latín significa angostamiento, esta idea alude a la de un desfiladero estrecho. Destaca un rasgo de la angustia que es la falta de aliento. Freud define a la angustia, como un efecto y se pregunta por el sentido dinámico del mismo.
“Ahora bien, ¿qué es, en sentido dinámico, un afecto? Para empezar, algo muy complejo. Un afecto incluye, en primer lugar, determinadas inervaciones motrices o descargas; en segundo lugar, ciertas sensaciones, que son, además, de dos clases: las percepciones de las acciones motrices ocurridas, y las sensaciones directas de placer y displacer que prestan al afecto, como se dice, su tono dominante. Pero no creo que con esta enumeración hayamos alcanzado la esencia del afecto. En el caso de algunos afectos creemos ver más hondo y advertir que el núcleo que mantiene unido a ese ensemble es la repetición de una determinada vivencia significativa.” (Pág. 360)
Las sensaciones que implican el afecto de angustia comprometen al cuerpo, lo afectan con, por ejemplo, palpitaciones, vértigos o ataques de angustia más severos. Sin embargo, estos padecimientos no implican siempre una conversión y además el estatuto que tiene el cuerpo en esta época, no es el mismo estatuto que tuvo en la primera época en donde prevalecía el factor somático.
Freud plantea que el afecto de angustia está unido a una vivencia, la vivencia que constituye un modelo del primer estado de angustia, es la vivencia del nacimiento. En el nacimiento sobreviene un enorme incremento de estímulos al interrumpirse la respiración interna y se pone en juego es la separación de la madre.
Freud establece una diferencia entre miedo, angustia y horror:
“Creo, tan sólo, que «angustia» se refiere al estado y prescinde del objeto,
mientras que «miedo» dirige la atención justamente al objeto. En cambio,
«terror» parece tener un sentido particular, a saber, pone de resalto el efecto de un peligro que no es recibido con apronte angustiado. Así, podría decirse que el hombre se protege del horror mediante la angustia.”
à El miedo dirige su atención sobre el objeto, el objeto es un objeto que identificamos y sabemos lo que podemos esperar.
à El terror implica irrupción de un exceso de cantidad que produce una perturbación en el aparato psíquico, en la medida que, ante esta irrupción sorpresiva, no hubo preparación previa. La noción de horror que Freud ubica, apunta a la noción de lo siniestro y se refiere a las distintas situaciones en las que una escena nos resulta familiar se convierte en una escena extraña e inquietante.
à La angustia presenta un carácter de indeterminación, no identificamos un objeto determinado como en el caso del miedo. Por otro lado, en tanto el afecto, va a la deriva, en ese sentido, desamarrado de las representaciones.
“Quizás obtengamos una mejor intelección si descomponemos con mayor cuidado la situación de angustia. Lo primero que hallamos en ella es el apronte para el peligro, que se exterioriza en un aumento de la atención sensorial y en una tensión motriz. Ese apronte expectante debe reconocerse, sin ninguna duda, como ventajoso, y su falta puede traer serias consecuencias. En él se origina, por un lado, la acción motriz —primero la huida y, en un nivel superior, la defensa activa—; por el otro, lo que sentimos como estado de angustia.” (Pág. 359)
Mientras se limita el desarrollo de angustia a una señal más ventajas aporta al aparato psíquico, ya que esta señal o apronte angustiado permite defendernos o prepararnos a un peligro mayor. El hombre se protege del horro mediante la angustia, funciona como mediadora entre el miedo y el terror y constituye un objeto dosificador, en la medida en que protege al aparato psíquico del exceso de cantidad, con la erupción de la cantidad en forma excesiva falla el apronta angustiado. En cambio, cuando está presente el apronte angustiado la cantidad tiene una medida y es dosificado.
En el marco del dispositivo analítico, el objetivo o el interés de la cura, apunta a la tarea de canalizar y bajar la angustia. ¿cuál es el vínculo de la angustia con las neurosis? ¿Qué relación hay entre la angustia y el síntoma?
“Decía que la mudanza en angustia o, mejor, la descarga en la forma de la angustia es el destino más inmediato de la libido afectada por la represión. Tengo que agregar: no el único ni el definitivo. En las neurosis hay en marcha procesos que se empeñan en ligar este desarrollo de angustia, y que lo logran incluso, por diversas vías.” (Pág. 373)
Freud plantea en primer lugar, que la función de la angustia es dar paso a la formación del síntoma. Estos síntomas, en tanto formaciones del inconsciente constituyen un intento de evitar la angustia. Retomando las neurosis, en la histeria de conversión, la angustia aparece a menudo acompañando a los síntomas, pero se exterioriza también de una forma más independiente, como ataque o estado crónico. Puede presentaste como una expresión de hostilidad, bajo el modo del enojo o la furia.
La conversión, que consiste en una inervación corporal, no succiona toda la libido, si bien el síntoma intenta evitar la angustia, la angustia reaparece. De igual modo, en los pacientes que padecen de acciones obsesivas, exentos (en apariencia) de angustia, si intentan abandonar estas acciones obsesivas (que son ejecutadas con displacer), una angustia horrible los fuerza a someterse a la compulsión. De mismo modo ocurre con los ceremoniales, rituales, cábalas, estos encubren la angustia. De un modo similar a lo que ocurre en la histeria, la angustia en la neurosis obsesiva puede presentarse de una forma más independiente de los síntomas, pues bien puede tratarse de una formación de síntomas más completa. En el caso de la fobia, el objeto fóbico asigna a la angustia un lugar. A partir de esto podemos pensar que el síntoma y el desarrollo de angustia se reemplazan el uno al otro, se alternan.
Por otro lado, Freud se pregunta por la relación de la angustia respecto de los sistemas psiquicos que conforman el aparato psíquico:
“Es la dinámica tópica del desarrollo de angustia la que todavía nos resulta oscura, a saber, la clase de energías anímicas que son convocadas, y los sistemas psíquicos desde los cuales lo son.” (Pág. 369)
Esto evidencia las dificultades en las que se presenta Freud en ese momento, antes de formalizar la segunda tópica, estas cuestiones van a quedar abiertas.
Con respecto a la angustia infantil, Freud plantea que los niños el estado de angustia es muy común, los niños tienen miedo a la oscuridad, a los rayos… etc. En un comienzo, resulta difícil distinguir si en el caso de los niños se trata de una angustia realista o se trata de una angustia neurótica. En la angustia realista, se trata de un peligro exterior, proviene el peligro de la realidad externa y frente al mismo, es posible la huida, la angustia en ese caso es racional y acorde a fines. Freud continúa explicando que el estado de angustia en los niños es algo primario, concluyendo que el niño y más tarde el adolescente se angustian frente a su nivel de su libido, justamente porque todo lo angustia. Esto refuta la tesis de que la angustia se genera desde la libido, no obstante, Freud continúa con sus consideraciones sobre el tema.
¿Por qué el niño pequeño se angustia frente a personas extrañas?
“Al comienzo, el niño pequeño se angustia frente a personas extrañas; las situaciones cobran importancia únicamente si incluyen a personas, y las cosas sólo más tarde entran en cuenta. Pero el niño no se angustia frente a estos extraños porque les atribuya malas intenciones y compare su debilidad con la fuerza de ellos, individualizándolos como peligros para su vida, su seguridad o la
ausencia de dolor. Un niño así, desconfiado, aterrorizado por la pulsión de agresión que gobernaría al mundo, no es más que una malograda construcción teórica. No; el niño se aterroriza frente al rostro extraño porque espera ver a la persona familiar y amada: en el fondo, a la madre. Son su desengaño y su añoranza las que se trasponen en angustia; vale decir, en una libido que ha quedado inaplicable, que por el momento no puede mantenerse en suspenso, sino que es descargada como angustia. Difícilmente será casual que en esta situación arquetípica de la angustia infantil se repita la condición del primer estado de angustia durante el acto del nacimiento, a saber, la separación de la madre.”
El niño tiene una mirada hostil frente al extraño ya que se convierte un sustituto (formación sustitutiva) del objeto de amor, objeto de amor que se añora. La presencia de un extraño instala un desengaño. Además, ubica varias cuestiones al respecto:
1. La angustia de los niños pasa a vincularse más con la angustia neurótica de los adultos. Freud ubica nuevamente la vivencia de nacimiento como un modelo o una analogía del afecto de angustia. La angustia se genera a partir de una libido inaplicada o una libido insatisfecha, que se descarga en angustia.
2. Una investidura libidinal de amor, en este caso, la madre se sustituye por una situación o una persona que aparece en este momento como extraña. Esta aparición produce un desengaño. “Es esta acrecentada ternura por la madre lo que súbitamente se vuelca en angustia; lo que, según nosotros decimos, sucumbe a la represión {esfuerzo de desalojo}. Todavía no sabemos de dónde proviene el empuje para la represión” “La angustia corresponde entonces a una añoranza reprimida, pero no es lo mismo que la añoranza; la represión cuenta también en algo. La añoranza se podría mudar en satisfacción plena aportándole el objeto ansiado; para la angustia esa terapia no sirve, ella permanece aunque la añoranza pudiera ser satisfecha, ya no se la puede volver a mudar plenamente en libido: la libido es retenida en la represión por alguna cosa.” A partir de esto, Freud considera que paradójicamente, aunque se aporte el objeto en este caso, la madre, que debería satisfacer al niño, la situación no se revierte y el niño permanece angustiado.
En las fobias ocurre lo mismo que la angustia infantil. Una libido, que permanecen inaplicable se transmuta en una aparente angustia realista y ese minúsculo peligro externo se instala como sustituto de los reclamos libidinales. El animal representa un sustituto o una formación sustitutiva del material patógeno o psíquico que esta reprimido, en este caso se trataba de la inclinación libidinosa hacia el padre. También que, en el caso de la histeria de angustia, el proceso represivo consta de varias fases, a diferencia de la histeria de conversión.
Freud, S.: Lo inconsciente (cap. II, IV, V, VI, VII), A.E., XIV, 168-72, 177-82, 183- 4, 187, 197-8.
Lo inconsciente: "lo que nunca se supo"
Freud comienza con la idea de lo inconsciente como saber no sabido y que lo hace solidario del concepto de represión (ahora podemos agregar represión secundaria) a situar una dimensión más estructural del inconsciente que hace a lo que nunca se supo y que implica fundamentalmente a lo pulsional. La idea de proponer un primer tiempo de la represión, una represión primaria a la que define como la fijación del representante de la pulsión a lo inconsciente insusceptible de conciencia, pero condición de la represión propiamente dicha que opera sobre los retoños lo pulsional. Supone ya un campo más vasto del inconsciente, que excede a lo reprimido secundariamente y que va terminar de formalizar la segunda tópica.
(Dado que tanto represión como lo inconsciente, como varios textos que bordean esta época, se marcan dentro de lo que Freud caracterizó la metapsicología. ¿Qué es lo que Freud propone con ese término?, esta pregunta es importante para poder responder: ¿Qué se trata cuando hablamos de lo inconsciente?)
La metapsicología en principio a una doctrina psicológica o sobre los procesos psíquicos que van más allá de la conciencia. A Freud en una carta le pregunta si no correspondería enmarcar su quehacer como metapsicológico dado el descentramiento que produce respecto del valor de la conciencia y la función (en cuanto a la producción de lo anímico). La primera vez que la utiliza este término es en psicopatología de la vida cotidiana allá por el 1901 y vuelve aparecer el inconsciente, pero ya con otro volumen.
Entre el primer esquema del aparato psíquico con sus instancias, que permitían ese momento explicar el conflicto entre representaciones admitidas o rechazadas por el yo y la relación dinámica entre los sistemas, aparece el cuerpo pulsional. Esto da otro soporte conceptual para explicar el conflicto psíquico al tiempo que da lugar a plantear a la represión primaria, como lo que liga la pulsión al inconsciente y como lo que fundamenta la realidad del inconsciente en tanto, que es realidad sexual. Freud plantea como metapsicología, es el propósito de abordar los conceptos que explican los fenómenos anímicos desde tres puntos de vista el:
La multivocidad de lo inconsciente y el punto de vista tópico
Plantea que la multivocidad del sentido del término inconsciente reúne actos psíquicos de muy variada índole, respecto de lo que no está en la conciencia, que siempre es un campo acotado en cuanto a lo que admiten y que se rigen por otras las leyes, que las leyes que regulan a la actividad inconsciente. Entonces lo inconsciente como nombre general de lo que no está en la conciencia, puede recaer tanto, sobre lo latente (susceptible de conciencia o inconsciente por el momento) si sortea algo (acá llama censura) o pueda aludir a lo reprimido (aquello que ya fue rechazado y que es mantenido a distancia). ¿Cómo diferenciamos ambos contenidos? Planteando que los latentes no difieren de los consientes, se trata de hilaciones de pensamiento que guardan alguna coherencia compatible con el modo de funcionamiento del yo consciente. Mientras que los reprimidos, sometidos al proceso primario, si irrumpieran en la conciencia contratarían de manera clara con los procesos conscientes. Ej.: Una cosa es recordar un sueño en estado de vigilia, sabiendo que eso se produjo mientras dormíamos y otra es que eso irrumpa y con esas características mientras estamos trabajando. Claramente el efecto de locura que traería sería notorio.
Propone entonces que un acto psíquico pasa por dos fases entre las que opera una especie de examinador, que va a definir su paso de una fase a otra fase. En la primera es inconciente, si es rechazado por la censura, no pasa la segunda fase, permanece reprimido. Si pasa se hace susceptible de conciencia, esto es preconsciente siempre que reúna determinadas condiciones, estas condiciones tiene aristas diversas según desde donde se aborde. Dicho esto, parecería que plantea como una división tajante entre los sistemas, sin embargo, en la represión (como en otros tantos lados), el propone que ni siquiera es cierto que la represión mantenga alejados de la conciencia a todos los retoños lo reprimido primordial. Lo que se ha distanciado lo suficiente del representante de la pulsión, accede a la conciencia. Por ejemplo, la fantasía, los recuerdos encubridores. Es decir, claramente hay cosas que todo el tiempo traspasan de lo inconsciente al consciente, sobre todo todos esos fenómenos que el caracteriza como parte de la psicopatología de la vida cotidiana, que por un lado claramente puede situar los como formaciones del inconsciente, pero que por otro lado no tienen el carácter de los patológico que acarrean los síntomas.
Entonces, hasta acá lo que queda acentuado es la relación la concepción dinámica de los procesos anímicos, pero Freud quiere precisar la tópica estos procesos, que evidentemente no supone lugares separados tajantemente. Si un acto psíquico (los que son de la naturaleza la representación) experimenta la transposición del sistema inconsciente al consciente o más precisamente al preconsciente ¿Se trata de una nueva transcripción del mismo contenido en otra localidad, por lo cual conviviría con la transcripción originaria inconsciente? De esta pregunta plantea dos hipótesis:
A. Implica dos inscripciones del mismo material en dos lugares distintos del aparato.
B. Se trata de un cambio de estado de la idea, que se cumple sobre el mismo material y en la misma localidad.
A. La primera hipótesis, respecto de que supondría ser preconsciente lo inconsciente, se sostiene de un supuesto tópico, porque como anclada en lo que sería el divorcio entre los sistemas. Por lo cual, una representación podría estar presente en dos sistemas a la vez según los signos propios de cada sistema, o incluso podría pasar de una a otra si la censura no le impide.
B. La segunda hipótesis es caracterizada como funcional, porque implica un cambio de estado de la idea, un cambio más a lo cuantitativo, ligado a lo económico. A Freud esta hipótesis es la que le parece la más verosímil, en cambio de la hipótesis tópica opina que es más grosera, pero qué es más cómoda, ya que puede ser validada por impresiones extraídas de la clínica.
Freud plantea lo siguiente, si uno le comunica a un paciente una representación que escucho (ligada a lo reprimido), hace que ahora el paciente tenga otra inscripción de la representación. Posee, por un lado, el recuerdo consciente de la huella auditiva de la representación que le comunicamos y en su interior la huella inconsciente de lo vivenciado. Sin embargo, esto en principio no modifica en nada su estado psíquico porque no cancela a la represión (cosa que sólo acontece cuando la representación consciente tras vencer las resistencias entra en contacto con la huella inconsciente). Además, hay que tener en cuenta que el oído y lo vivenciado son por su naturaleza psicológica dos cosas por entero diversas. Concluye en qué principio no puede decidir entre una de las dos, que quizá se trate de que este planteo es insuficiente y que la diferencia entre una representación inconsciente y una consciente se determine de un modo totalmente diverso.
Deja y planteadas dos cuestiones:
v Va a seguir tratando de precisar la diferencia entre representaciones inconscientes y conscientes.
v Implicaría en levantamiento de la represión, con esta idea de que de lo que se trata es de que la representación entre en contacto con la huella.
Tópica y dinámica de la represión
No es que es otra versión sobre la represión, sino que lo va abordar desde otro lugar. Lo que va desarrollar en este capítulo supone justamente esa hipótesis funcional en la que proponía que hacer consciente lo inconsciente, podía consistir en un cambio de estado de la idea en función de su investidura como contrapartida de lo que siempre caracterizó como un proceso de represión.
Desde que descubrió la defensa como antecedente del concepto de represión, siempre sostuvo que el modo de tornar débil una representación discordante para quitarle su afecto. Pero aun así no porque se consiguiera este debilitamiento la huella y el afecto desaparecían, el afecto se desplazaba permitiendo entender algo de los síntomas y de los diversos cuadros clínicos según su destino. Y la huella permanece activa justificando porque la represión no se consume una vez y para siempre, sino que requiere un gasto constante. También toda representación que entrarán nexos asociativos con ellas terminaba sufriendo el mismo destino.
En este punto va a bordar tanto al proceso represivo como a su condición, más desde el punto de vista económico que desde el punto de vista de la representación, en el sentido en que, si bien parte de reiterar que la represión es un proceso que opera sobre las representaciones en la frontera entre preconsciente e inconsciente, y que consiste una sustracción de investidura. La cuestión que se plantea ahora es precisar: ¿A qué sistema pertenecen las investiduras y dentro de qué sistema se produce esa sustracción? Implica, por un lado, diferenciar investiduras según a que sistema pertenezca, pero también explicar cómo procesos inconscientes se mezclan todo el tiempo con los preconscientes/conscientes, aunque ni lo advirtamos.
Entonces, dado que lo reprimido conserva su capacidad de acción dentro del inconsciente (insiste en su retorno o hace la represión de otras representaciones que entren en nexo asociativo), es lo que a Freud lleva a pensar que tiene del haber conservado algo de sus vestiduras, por lo que lo sustraído debe ser otra cosa. Entonces, yendo al caso de la represión secundaria que recae sobre representaciones preconscientes o consciente la investidura que se le sustrae es preconsciente perteneciente al sistema inconsciente. La representación queda así debilitada, lo que es equivalente a desinvestida y por ende fuera del comercio asociativo consciente. O recibe la investidura inconsciente que no tenía o conserva la que tenía, lo que la torna eficaz desde el inconsciente. Con esto dice Freud, la hipótesis del cambio de estado de la idea, parece haber derrotado a la hipótesis tópica. No se trata de dos versiones del mismo material, de una nueva
transcripción de la representación a otro sistema, sino de un cambio de investidura. Por ejemplo, Signorelli. La representación que Freud no puede evocar en esa charla en el tren sobre los frescos, es olvidada. ¿Como se produce este olvidó según estas coordenadas que Freud viene trabajando? Porque pierde la investidura preconsciente que en otro momento hubiera conservado, es decir, que, si se hubiera puesto a charlar de Signorelli en otras circunstancias con otro señor, donde no estuviera en juego todo lo que estuvo en juego en esa charla, Signorelli probablemente no hubiera desaparecido. Ahora bien, pierde su investidura preconsciente, pero porque recibe una investidura inconsciente al entrar en nexo con ese herr que lo lleva a muerte y sexualidad. Entonces se le sustrae la investidura preconciente, pero a su vez se le agrega una investidura inconsciente que seguramente no tenía y que lo deja fuera de la posibilidad de ser evocada (se lo deja fuera del comercio asociativa consciente).
Lo siguiente que advierte Freud es que con la sustracción de investidura preconsciente no alcanza para explicar por qué la represión se sostiene. En principio, por el hecho de que conserva o se le añade una investidura inconsciente, pero fundamentalmente, porque no explica a la represión primaria dado lo que lo que está juego en ella es que se trata de que estamos frente a un representante de la pulsión al que no se le podría quitar la investidura preconsciente, sencillamente porque nunca la tuvo. Plantea entonces, que es necesario pensar en otro proceso que explique cómo se mantiene la represión secundaria y que justifique la producción y la permanencia de la represión primaria. Propone que es necesario agregar un supuesto, este supuesto es el supuesto una contrainvestidura que protege al preconsciente de la serie de lo inconsciente por un lado y que propone como único mecanismo de la represión primordial. Además, considera que representa el gasto permanente de la represión primordial, al tiempo que garantiza su permanencia. En resumidas cuentas, dos mecanismos operando en la represión secundaria, sustracción de investidura y contrainvestidura, un yo mecanismo como lo que explica la producción y el mantenimiento de la represión primaria a la que de algún modo caracteriza como como gasto constante (El tema es que en el interjuego entre la represión secundaria que es no sin represión primaria, algo de ese gasto permanente termina atribuido a la represión primaria).
Para aclarar, ¿Que llama contrainvestidura? Si investidura supone en principio, dotar a una representación de una cantidad tal, que le dé una intensidad tal, o que permita su acceso a la conciencia o de lugar a su rechazo, según de donde provenga esa cantidad. Contrainvestidura, podríamos decir que supone algo así como un proceso contrario, donde la cantidad se usa para evitar el retorno de lo reprimido, al menos no sin velos. Así es que dice que lo que preserva a lo preconsciente del asedio de lo reprimido es una contrainvestidura. Con la desinvestidura del yo no
alcanza, la desinvestidura explica el debilitamiento de la representación, pero no porque no retorna. Entonces propone que la investidura preconsciente que se le quitó es la que se debe emplear como contrainvestidura. ¿En qué sentido plantea esto? Sabiendo que el afecto desamarrado de la representación se desplaza y va el cuerpo o a otra representación nimia. Es eso lo que valdría como contrainvestidura. (Los síntomas valen como retorno de lo reprimido, pero por otro lado este vale como contrainvestidura)
La idea en el caso de Signorelli es que la cantidad preconsciente que se le quitó, es la que hizo al olvido. Sin embargo, aparecieron sustitutos por desplazamiento (Botticelli y Boltraffio), que en su insistencia impedían el retorno de Signorelli. Entonces, Botticelli y Boltraffio que reciben esa cantidad que se le sustrajo a Signorelli, en los términos de este capítulo es lo que lo que operaría como contrainvestidura, pero al mismo tiempo muestra el gasto permanente de lo reprimido primordial, siendo al mismo tiempo lo que garantiza su permanencia. Allí que proponga a la contrainvestidura como único mecanismo de la represión primaria, que es la que, por la actividad de los representantes inconscientes de la pulsión, explica por qué la represión secundaria supone un gasto constante, aunque los levantamientos parciales de la represión impliquen un ahorro.
Dicho de otro modo, las formaciones sustitutivas o los síntomas que la represión secundaria deja tras su operación, (formaciones sustitutivas y síntomas no son necesariamente equivalentes, pero tras la represión siempre aparecen sustitutos) no sólo valen como contrainvestidura respecto de la serie o de lo pulsional, sino que incluyen lo que de lo reprimido primordial opera como fuerza constante, actualizando allí su producción y su permanencia. Porque si bien podemos decir, la represión primaria no es un observable clínico, si Freud puede llegar al supuesto de su existencia es porque no deja de rearticularse cada vez que la represión secundaria opera.
Seminario Unidad 5 Clase 3
Freud, S.: Introducción del narcisismo, A.E., XIV, 71-98.
Freud, S.: 26o Conferencia: La teoría de la libido y el narcisismo, A.E., XVI, 375-391.
Freud, S.: Psicología de las masas y análisis del yo (VII. La identificación), A.E., XVIII,99-104. Freud, S.: El yo y el ello (cap. III), A.E., XIX, 33.
Concepto de narcisismo
Freud dice que hay una sobre estimación del niño por parte de los padres. ¿A que responde está sobre estimación del niño? Freud va a proponer que esa sobre estimación es la marca del
renacimiento y la reproducción del narcisismo perdido de los padres. En la sobrestimación por parte del padre hacia el niño hay un renacimiento del narcisismo perdido de la infancia, un narcisismo ya abandonado.
“El conmovedor amor parental, tan infantil en el fondo, no es otra cosa que el narcisismo redivivo de los padres, que en su trasmudación al amor de objeto revela inequívoca su prístina naturaleza.” (pág. 88)
El abordaje metapsicológico del narcisismo
A partir de la pregunta de Freud por la constitución de los síntomas (¿Cómo se constituye y como se resuelve un síntoma en un análisis?). En primer lugar, hay un yo definido como una masa homogénea de representaciones, surgía una representación inconciliable que producía un conflicto psíquico, operaba la represión y producía un síntoma. Síntoma, que tenía el valor de ser un testimonio del conflicto psíquico. Es decir, fundamentaba la posibilidad de interpretar un síntoma, sobre la base de un conflicto definido aquella primera instancia entre el yo (más homogénea de representaciones y una representación inconciliable). En un segundo momento, establece los términos del conflicto, pero en ese punto lo hacía a partir del primer dualismo pulsional (pulsiones de autoconservación vs pulsiones sexuales). Mas adelante, Freud produce una modificación estableciendo el dualismo pulsional en términos de pulsiones sexuales vs pulsiones yoicas. Ahí ubicaron la incidencia de los órganos de doble función. Finalmente, en introducción al narcisismo, Freud introduce el concepto de narcisismo en la teoría psicoanalítica.
¿Cómo presenta Freud inicialmente el concepto de narcisismo? Plantea tres vías:
1. En primer lugar, lo plantea como estado patológico. Retoma algunas ideas de la época acerca del narcisismo como un estado narcisistico patológico, una perversión sexual que absorbe la vida sexual de la persona.
2. En segundo lugar, es como un estado propio del desarrollo sexual regular, un estadio normal. Es decir, Freud ubica al narcisismo en la serie narcisismo, autoerotismo y elección de objeto. Entonces, es normal que haya un estado que llamamos narcisismo, una colocación de la libido regular normal esperable dentro del desarrollo sexual regular de los hombres . Lo ubica como un estadio normal y no patológico ubicado como una perversión. Además, plantea una conjetura, hay una colocación de la libido que se define como narcisismo, que recae ahora sobre el yo. El problema es que ahora el narcisismo es una colocación libidinal sobre el yo. Colocación plantea un topos, es decir,
un lugar donde se coloca la libido. ¿A dónde se la coloca? sobre el yo, la colocación tiene que ver con la tópica.Además, el yo es tomado como objeto de la libido.
3. Finalmente, a esta última conjetura (que forma parte del desarrollo regular sexual) le va a sumar un problema que encuentra en la clínica. Dice que en las neurosis se encuentra con una conducta narcisista que se le aparece en los tratamientos. ¿De qué manera? Como un obstáculo en la cura, en este sentido el narcisismo no sería una perversión, sino el complemento libidinoso del egoísmo inherente a la pulsión de autoconservación. Es decir, sitúa al narcisismo en la línea de la libido y las pulsiones de autoconservación en la línea del egoísmo u interés psíquico. Ahora, aparece el narcisismo en la neurosis como una resistencia, un obstáculo.
Narcisismo primario
El narcisismo primario, al ser primario no es un observable clínico, el narcisismo primario es un supuesto. Entonces, Freud arma una hipótesis respecto de ese narcisismo primario ¿De qué se trata? Se trata de una carga libidinal primitiva en el yo. Es decir, Freud dice que el yo se constituye con un reservorio libidinal primitivo originario. (Luego, se podrá ver que esta carga primitiva proviene del ello y no del yo.) El narcisismo primario es una carga primitiva de libido, luego de presentar el narcisismo por estas tres vías, Freud dice que tiene un motivo acuciante1 para considerar un narcisismo primario y normal. Freud en esta época estaba apurado en definir narcisismo para poder sostener el conflicto psíquico (La discusión con Jung).
¿Cómo hace para dar cuenta desde narcisismo primario? Para Freud siempre la fuente principal de dónde extrae los conceptos es la clínica (no es la única, pero la principal), muy frecuentemente neurótico habla de lo que no funciona, de lo que no anda, en la línea de la elección de objeto. No siempre es así pero frecuentemente se plantean estas cuestiones en los tratamientos. Entonces, el neurótico se queja de los objetos del mundo (elección de objeto), no se quiere sacar de encima el narcisismo, pero este le trae problemas con el ideal. ¿En qué se va a apoyar Freud para delimitar el narcisismo primario?
“Un motivo acuciante para considerar la imagen de un narcisismo primario y normal surgió a raíz del intento de incluir bajo la premisa de la teoría de la libido el cuadro de la demencia praecox (Kraepelin) o esquizofrenia (Bleuler).” (pág. 72)
1 Que se manifiesta con fuerza, viveza y pasión.
Es decir, que una forma de la psicosis justifica su planteó ¿Que planteó? El introducir un narcisismo primario. Solamente en una primera instancia Freud se apoya en la psicosis para formular el narcisismo primario, le va a servir a Freud para fundamentar la noción de un narcisismo primario que va a ser fundamental para considerar la colocación de la libido en las neurosis de transferencia. En consecuencia, Freud dice:
“Entiéndase bien: no pretendo aquí aclarar el problema de la esquizofrenia ni profundizar en él, sino sólo recopilar lo ya dicho en otros lugares," a fin de justificar una introducción del narcisismo {como concepto de la teoría de la libido}.” (Pág. 73)
Freud toma la psicosis para introducir el narcisismo
Entonces al retomar el concepto de esquizofrenia una forma de la psicosis que Freud nombra como parafrenia. Al retomar esta noción Freud dialoga con psiquiatría, de la esquizofrenia toma que en esa psicosis se presenta un delirio de grandeza que va a acompañado por un extrañamiento del mundo exterior, un extrañamiento en cuanto a las personas y las cosas. El retiro de la libido de los objetos del mundo produce un extrañamiento del mundo, un mundo que se pierde. En consecuencia, la colocación de la libido en el yo produce un engrandecimiento del yo. En las neurosis de transferencia (Histeria de defensa, histeria de angustia, neurosis obsesiva) cuando se produce una frustración respecto de la lección de objeto, un desengaño de la vida con algún objeto de la elección de objeto. Por ejemplo, un amor no correspondido. ¿qué pasa con la libido que estaba puesta en el objeto y se le deniega su satisfacción? La libido se retira el objeto, pero en este caso, no va a parar del yo, sino que se refugia en la fantasía, hay una introversión de la libido. Por eso, no se canceló el vínculo erótico con las personas y las cosas, porque se vinculó se conserva en las fantasías. En las neurosis de transferencia cuando se traduce la introversión de la libido estaba en el objeto, se abandonan los objetos del mundo exterior pero no el vínculo libidinal con las cosas y personas. Es decir que, hay una sustitución de objeto reales por objetos fantasiados pero el vínculo libidinal con el objeto no se abandona. En cambio, la psicosis la libido sustraída de los objetos va al yo y se pierde el vínculo con el objeto.
La dinámica libidina l
En principio, ubicamos el narcisismo como una colocación libidinal sobre el yo, colocación plantea una tópica, un lugar donde se coloca la libido. La dinámica libidinal es un juego de fuerzas, hace que esa carga que estaba en los objetos pase reversiblemente caiga al yo o la fantasía. Es decir, la libido es reversible, en el caso de la psicosis el retiro de la carga que vuelve al yo, produce un
estancamiento de la libido, un éxtasis libidinal. Si toda la libido esta en el yo, el aparato psíquico tiene que hacer algo con este éxtasis libidinal, con ese estancamiento en el yo. ¿Qué hace? Vuelve a colocar esa carga libidinal sobre los objetos, es decir, el delirio psicótico en realidad es un intento de cura, cura del éxtasis libidinal.
Aclaración: Una cosa es el reservorio libidinal del yo, primitivo y originario (narcisismo primario) y otra cosa muy distinta es que la libido sea reversible, que pase del objeto al yo (eso es secundario)
Freud concluye que el delirio de grandeza en el psicótico no es una creación nueva, el delirio es la amplificación de un estado ya prexistente. Ese estado preexistente es el narcisismo primario, tiene que haber habido un narcisismo primario para que esa reversión de la libido pueda volver al yo, es un supuesto.
“Así, nos vemos llevados a concebir el narcisismo que nace por replegamiento de las investiduras de objeto como un narcisismo secundario que se edifica sobre la base de otro, primario, oscurecido por múltiples influencias.”
Narcisismo secundario
Nace por replegamiento de las investiduras de objeto, además que se edifica sobre un narcisismo primario oscurecido por múltiples influencias. Un narcisismo primario no observable. De esta manera entra un tercer modo de entender el narcisismo.
“Nos formamos así la imagen de una originaria investidura libidinal del yo, cedida después a los objetos; empero, considerada en su fondo, ella persiste, y es a las investiduras de objeto como el cuerpo de una ameba a los seudópodos que emite.” (Pág. 73)
Por lo tanto, hay una primera división de esa energía, primeramente, llamada libido luego libido yoica luego parte de esa libido deviene en libido de objeto. Las pulsiones yoicas (implicaban interés) y pulsiones sexuales (implicaban libido). En este texto Freud piensa un nuevo dualismo pulsional, entre libido yoica por un lado y por otro, libido de objeto. El problema es que el yo (agente de las pulsiones yoicas, opera en la represión) se libidiniza, en consecuencia, pasa a ser un objeto de las pulsiones sexuales, el yo es objeto de la pulsión sexual. El yo se defendía de la exigencia pulsional, al introducir el narcisismo como reserva libidinal en el yo original, el yo se convierte en un objeto de las pulsiones sexuales. Entonces, tenemos un falso dualismo porque todo es lívido (yoica y de objeto) no hay un verdadero dualismo. Sin embargo, hay una parte de esa libido que persiste como libido yoica y otra parte que toma los objetos y es
reversible. Hay reversibilidad de la libido del yo a los objetos, pero algo persiste en su fondo, como un resto que no se transfiere a los objetos. Allí habían situado ciertas pulsiones relegadas por inutilizables.
Lo que pasa en el enamoramiento se cede la libido yoica al objeto, por eso en el enamoramiento hay un empobrecimiento del yo en consecuencia, del objeto. También, hay un engrandecimiento del objeto y empobrecimiento del yo, el enamoramiento por definición en narcisista, es la libido yoica cedida al objeto. No es lo mismo que amar al otro por la diferencia (eso es otra cosa), de este modo se sitúa cierta la relación entre el narcisismo y la elección de objeto.
Autoerotismo y narcisismo
“Es un supuesto necesario que no esté presente desde el comienzo en el individuo una unidad comparable al yo; el yo tiene que ser desarrollado. Ahora bien, las pulsiones autoeróticas son iniciales, primordiales; por tanto, algo tiene que agregarse al autoerotismo, una nueva acción psíquica, para que el narcisismo se constituya.” (pág. 74)
Entonces, no hay un yo en el comienzo, para la constitución del narcisismo se necesita de un nuevo acto psíquico (la identificación) y para eso también necesita una instancia del yo, esa instancia es ideal del yo.
Capitulo dos: introducción al narcisismo
Freud considera que el estudio directo de narcisismo es imposible, entonces para estudiarlo (lo que va a estudiar es la distribución libidinal) va a tomar tres caminos:
1. La enfermedad orgánica: La considera a partir de la distribución libidinal, se refiere al punto de vista económico de la libido, como se distribuye la libido. Entonces plantea que cuando hay una enfermedad orgánica, de las que causan dolor, se produce una resignación del interés por el mundo. Asimismo, se produce una resignación de la libido respecto a sus objetos.
“Una observación más precisa nos enseña que, mientras sufre, también retira
de sus objetos de amor el interés libidinal, cesa de amar.” (pág. 79)
Es decir, hay resignación de su interés por todas las cosas del mundo exterior que no se relacionen con su sufrimiento. El enfermo retira sobre su yo sus investiduras libidinales para luego poder libidinizar los objetos una vez curado. La libido y el interés yoico tienen
el mismo destino, son indiscernibles. El notorio egoísmo del enfermo los recubre a ambos, decae la posibilidad de amar, en consecuencia, de estas perturbaciones corporales.
«En la estrecha cavidad de su muela se recluye su alma toda».
2. La hipocondría: Ocurre lo mismo que en la enfermedad orgánica, en la hipocondría también hay sensaciones penosas y dolorosas, pero sin que haya una enfermedad orgánica. El hipocondríaco retira el interés y la libido del mundo exterior, lo concentra el órgano que supone enfermo. Freud intenta conservar el dualismo entre pulsiones yoicas (cuando habla de interés) y pulsiones sexuales (cuando habla de libido), necesita sostener el dualismo. A su vez, plantea que, tanto en el hipocondríaco como en la enfermedad orgánica, libido e interés se concentran en el yo con el fin de contrarrestar el dolor.
3. La vida amorosa de los sexos*
Ante una denegación de la satisfacción, la libido de objeto deviene en libido yoica. Esto produce un éxtasis libidinal, esto es un fracaso para el aparato psíquico, por eso Freud se pregunta: ¿Por qué un éxtasis de la libido en el interior del yo se sentiría displacentera? Es displacentero porque hay un aumento de tensión.
“¿En razón de qué se ve compelida la vida anímica a traspasar los límites del narcisismo y poner {setzen} la libido sobre objetos? La respuesta que dimana de nuestra ilación de pensamiento diría, de nuevo, que esa necesidad sobreviene cuando la investidura {Besetzung] del yo con libido ha sobrepasado cierta medida. Un fuerte egoísmo preserva de enfermar, pero al final uno tiene que empezar a amar para no caer enfermo, y por fuerza enfermará si a consecuencia de una frustración no puede amar.”
Justamente porque se produciría está éxtasis libidinal conlleva displacer por el aumento de tensión implica. Por eso, la cuestión es donde se coloca la libido. Hay dinámica de la libido en juego, si toda la libido estar en el yo eso se produce éxtasis libidinal. Por el contrario, si toda la libido esta en el objeto, lo que llamamos enamoramiento, el yo se empobrece, se trata de distribución y colocación de la libido.
Entonces, el aparato psíquico es un medio que domina excitaciones, el caso contrario provocaría excitaciones penosas o efectos patógenos. Por medio de la elaboración psíquica, el psiquismo puede hacer esta distribución de la energía. Hay personas a las cuales le cuesta enamorarse
porque luego les cuesta separarse del objeto, otros en cambio, sustituyen un objeto con otro porque no soportan el éxtasis libidinal, entonces pasan rápidamente un nuevo amor. Estas son las perspectivas económicas y dinámicas del amor que se desprenden de esas dos primeras vías de acceso al narcisismo (La enfermedad orgánica y la hipocondría).
La vida amorosa de los sexos*
Freud insiste con la explicación de que la libido yoica había quedado oculta tras la libido de objeto en los comienzos del psicoanálisis. Lo que se presentaban eran conflictos con la libido de objeto, problemas relativos a la relación libidinal con el objeto (La pareja, los padres, los jefes, el vecino). Entonces Freud plantea el desarrollo sexual del niño, retomando las pulsiones sexuales, que se apuntalan en las de autoconservación. En principio, esas pulsiones sexuales son autoeróticas, (el chupeteo de la repetición se independiza del objeto), un ritmo pulsional que se satisface yendo y volviendo de la fuente. Entonces, al principio la satisfacción sexual es autoerótica, apuntaladas en las pulsiones de autoconservación. Luego el niño construye un objeto sexual sobre la base de esa madre nutricia, al principio la madre era una teta y no había una diferenciación entre una y otra. A partir del destete y de la dentición, la madre pasa a ser un objeto que satisface, un objeto que opera respecto de lo que Freud va a llamar más adelante, el desvalimiento del niño. El niño tiene hambre y la madre acuden (al menos habitualmente), con lo cual, Freud plantea que ese otro materno, de los primeros cuidados, pasa un objeto sexual. Es decir que, si la pulsión al principio es autoerótica, luego se constituye (en este caso la madre), como objeto sexual.
“Las pulsiones sexuales se apuntalan al principio en la satisfacción de las pulsiones yoicas, y sólo más tarde se independizan de ellas; ahora bien, ese apuntalamiento sigue mostrándose en el hecho de que las personas encargadas de la nutrición, el cuidado y la protección del niño devienen los primeros objetos sexuales: son, sobre todo, la madre o su sustituto. Junto a este tipo y a esta fuente de la elección de objeto, que puede llamarse el tipo del apuntalamiento [tipo analítico] la investigación analítica nos ha puesto en conocimiento de un segundo tipo que no estábamos predispuestos a descubrir”
Recordar: La elección de objeto tiene dos fuentes, la primera es la del apuntalamiento, es una elección que se juega con aquel que provee los objetos de las satisfacciones. Se puede elegir un objeto con un rasgo materno o paterno. La segunda forma de elección de objeto posible es la modalidad narcisista, a partir de esta modalidad que encuentra la principal razón para adoptar la
hipótesis del narcisismo, es decir, hay dos modalidades de la elección de objeto, la vía del apuntalamiento o la vía narcisista. Estos dos tipos de elección de objeto van a ser los modos de amar, es decir, que se elige un objeto de amor siguiendo distintos modelos de objetos sexuales, a si mismo, o la madre o el padre (o quienes se encargan dichas funciones). Freud aclara:
“Ahora bien, no hemos inferido que los seres humanos se descomponen tajantemente en dos grupos según que su elección de objeto responda a uno de los dos tipos, el narcisista o el del apuntalamiento; más bien, promovemos esta hipótesis: todo ser humano tiene abiertos frente a sí ambos caminos para la elección de objeto, pudiendo preferir uno o el otro.(…) La comparación entre hombre y mujer muestra, después, que en su relación con el tipo de elección de objeto presentan diferencias fundamentales, aunque no, desde luego, regulares.”
Es decir, que no es regular acomodar una modalidad al hombre y otra mujer, no hay una correlación regular entre una modalidad de amar y un sexo determinado. En todo caso habrá una posición masculina y una femenina. Entonces, la modalidad por apuntalamiento supone la elección de un objeto de amor, que porte un rasgo del otro de los primeros cuidados. Freud plantea que en esta modalidad de elección amorosa se produce una sobreestimación del objeto de amor y esto caracteriza al enamoramiento. ¿Por qué el que se enamora bajo esta modalidad sobreestima el objeto amor y sólo alcanza a ver tus perfecciones? Freud dice porque en esta modalidad de elección de objeto se produce un estado que recuerda a la compulsión neurótica. La respuesta plantea que está en juego una transferencia del narcisismo primario sobre el objeto. La sobrestimación sexual proviene el narcisismo primario, donde se sobrestimaba al niño. Esa sobreestimación del niño proviene del narcisismo primario, ahora transferido al objeto de amor, el objeto de la elección de objetos.
“…corresponde a la trasferencia de ese narcisismo sobre el objeto sexual. Tal sobrestimación sexual da lugar a la génesis del enamoramiento, ese peculiar estado que recuerda a la compulsión neurótica y se reconduce, por lo dicho, a un empobrecimiento libidinal del yo en beneficio del objeto.”
Eso explica que en este enamoramiento que se produce por la modalidad por apuntalamiento haya una disminución de la libido del yo, en beneficio del objeto.
Modalidad narcisista
La condición es amade, en todo caso lo puede llevar a amar aquel que lo ama a uno, esa es la posición narcisista en el amor. El narcisismo tiene un atractivo especial, que despliega una gran atracción. Freud plantea ciertas analogías, este atractivo es análogo a lo que ocurre con los niños, los niños tienen un cierto narcisismo que presiden del objeto. Entonces, Freud arma una comunidad (con fines didácticos, sin valor conceptual) entre los niños, los felinos, los humoristas y ciertos criminales que despiertan la fascinación de mucha gente. Con esto Freud quiere ilustrar una posición narcisista, que pareciera que regide (¿?) del objeto, pero para ser amado. Freud dice que el poder de atracción parte de su narcisismo, por eso alejan de si todo lo que puede en pequeñecer el yo. Lograr este atractivo sostenido en un narcisismo que hipnotiza. Incluso para algunos se produce una especie de desvió de la modalidad narcisista y toman un camino en el que llegan al pleno amor de objeto. Toman ese otro camino cuando tienen hijos, dice Freud en el hijo se le enfrenta una parte de sí mismo al que ahora pueden brindar (desde el narcisismo) el pleno amor de objeto. El niño que fue parte del sí mismo propio, deviene ahora el objeto de amor, el objeto de la elección de objeto. En muchos casos, la mujer pasa de la modalidad de amor narcisista a la modalidad de apuntalamiento, donde el hijo pasa a representar lo que ella fue en términos del narcisismo primario, ese objeto libidinizado por la madre.
Para la madre, el niño tiene que tener algún grado de narcisismo, la madre tiene que poder libidinizarlo, pero no deja de ser un modo narcisistico de investir el objeto. El niño es parte de sí mismo, antes el narcisismo estaba sobre el propio cuerpo ahora sobre el niño. Esto conduce a otros desarrollos, es una condición necesaria que el niño ocupe ese lugar para la madre, si no se libiniza al niño, ocurre lo que se conoce como el marasmo infantil y en niño muere. Entonces, el niño debe ser libinizado, tocado, mirado, nombrado sino no sobrevive, aunque tenga todos los nutrientes para poder vivir. Necesita de esa función de libidizacion, esa función está sostenida en esto que Freud dice que algo del narcisismo primario y propio, es necesario que lo reciba el niño. Si no, el niño no vale como algo propio, sino que vale como un cuerpo extraño.
1. Según el tipo narcisista:
a) A lo que uno mismo es (a sí mismo),
b) A lo que uno mismo fue,
c) A lo que uno querría ser, y
d) A la persona que fue una parte del sí-mismo propio.
a. Se trata de una elección amorosa, donde se elige a alguien que funciona el soporte de la imagen idealizada que uno tiene de sí mismo. (vamos a ubicar el yo ideal) el yo ideal es lo que uno cree ser, porque es una ficción. Cuando Freud dice “a lo que uno es” se refiere a lo que uno cree ser. Y se elige siguiendo ese rasgo.
b. Acá ubicamos el narcisismo primario. Se ama según el tipo de apuntalamiento. Entonces ahí hay dos variantes, se ama a la mujer nutricia o al hombre protector, como estereotipo.
c. En este caso con la noción de ideal del yo. (distinto al yo ideal)
d. Eso fue la modalidad narcisista.
Aclaraciones del narcisismo primario
Esa carga primitiva de libido del yo, el cual abordamos en términos metapsicológicos. Ahora se va a abordar de otra manera, al comienzo de introducción del narcisismo Freud propone el concepto de narcisismo primario como ese momento constitutivo del yo, tomado como objeto de la libido. Sobre el final del capítulo dos le da un giro a su manera de pensar el narcisismo primario, que considerarlo como una operación que involucra al otro de los primeros cuidados. O sea que no es por fuera de la posición que el niño ocupa en relación a quienes sostienen esta función, es decir, sus padres, en particular la referencia materna a la que va a ser fundamental.
La relación entre el narcisismo y la función materna:
“El narcisismo primario que suponemos en el niño, y que contiene una de las premisas de nuestras teorías sobre la libido, es más difícil de asir por observación directa que de comprobar mediante una inferencia retrospectiva hecha desde otro punto. Si consideramos la actitud de padres tiernos hacia sus hijos, habremos de discernirla como renacimiento y reproducción del narcisismo propio, ha mucho abandonado.”
Freud dice que el narcisismo primario lo suponemos en el niño, que no es algo que podemos asir por medio una observación directa, podemos dar cuenta de que primario mediante una inferencia retrospectiva, es decir, podemos reconstruirlo. En realidad, el narcisismo primario se reconstruye por trozos del discurso de los padres (“cuando eras chiquito hacías tal cosa, o tal otra) trozos de discurso que hacen un supuesto narcisismo primario que en realidad es la construcción a partir de trozos del relato de los padres, lo que se dice de lo que uno fue.
En ese sentido Freud lo ilustra ubicando actitud de los padres tiernos hacia el niño, es el renacimiento y la reproducción del narcisismo propio de los padres ya abandonado. Y esto se ve
en la sobreestimación del niño. En ese discurso, se puede escuchar este narcisismo primario transferido al niño, la sobreestimación del objeto, en este caso el niño, marca que allí se juega es el propio narcisismo, el narcisismo perdido de la infancia, el narcisismo primario. Entonces, a partir de la falta de aquello que se debió renunciar que el niño va a ser investido narcisisticamente.
Entonces el hijo de algún modo permite retomar algo del propio narcisismo, pero no cualquier cosa, sino algo a lo que se debió renunciar. Es en función de aquello que el propio narcisismo al que los padres renunciaron que el niño va a ser investido libidinalmente. ¿Como ubica esto Freud? Con la sobreestimación de los padres hacia el niño, así prevalece una compulsión al atribuir al niño toda clase de perfecciones. Se ve en los hijos una perfección que encubre los propios defectos. Por lo tanto, el destino de ese niño tiene que tener mejor suerte que los padres, no puede estar expuestos a las exigencias de la vida. El niño pasa a ser el centro de la creación, el bebé debe cumplir los sueños irrealizados de los padres, esa es la carga que porta el niño. Es a partir de la falta que el niño va a ocupar ese lugar.
Aclaración: respecto al lugar que ocupan el niño para el otro este otro de los primeros cuidados. Esto no siempre fue así, tiene una historia. Hace cuatro siglos atrás el niño no ocupaba esta colocación libidinal que Freud sitúa. Así como hay una historia de la sexualidad, también hay una historia del lugar del niño ocupo a lo largo de los siglos respecto del otro, el lugar del niño en la familia.
Ubicamos el planteo freudiano, nos vemos obligados concebir el narcisismo que nace por replegamiento de las investiduras de objeto, como un narcisismo secundario. Se edifica sobre la base del otro, otro narcisismo, un narcisismo primario oscurecido por múltiples influencias. Situamos ese narcisismo primario como una colocación originaria de la libido primitiva, el modo en que el niño es tomado como objeto libidinal de los padres, el otro de los primeros cuidados. El niño ocupa un lugar en la economía libidinal de los padres. En cuanto al narcisismo primario se articula y a la vez se distingue el autoerotismo. El autoerotismo está ubicado como la satisfacción autoerótica de las pulsiones parciales, en particular como resto de las síntesis yoicas. Es decir, van a quedar unas pulsiones alegadas por inutilizables, resto de la constitución del yo. En cambio, se puede ubicar en un mismo tiempo lógico, lo particularizamos cuando ubicamos al niño como objeto de la libido de los padres, el niño tiene un valor libidinal para esos otros de los primeros cuidados. Allí Freud sitúa al narcisismo primario como una colocación originaria, primitiva de la libido. Entonces el niño es tomado como objeto de la libido, esta colocación no es un
observable clínico es un supuesto que se deduce del movimiento posterior. Si el movimiento posterior se realiza, entonces habrá habido narcisismo primario. ¿Cuál es el movimiento posterior? La constitución del narcisismo secundario, el yo como una unidad ilusoria. Algo debe agregarse al autoerotismo para que allí advenga el yo, un nuevo acto psíquico, la identificación. Entonces el yo (del narcisismo secundario) es una unidad que se establece por comparación e identificación con un semejante a través del acto psíquico de la identificación. En cuanto a esas pulsiones autoeróticas, las pulsiones parciales que luego se unifican en el yo, la síntesis yoica no es total, ya que quedan pulsiones parciales ligadas por inutilizables, en ese resto se localiza la existencia del objeto parcial, más allá del objeto utilizado que es el yo. De esta manera establece un contrato entre el objeto pulsional y el objeto de la elección de objeto. Es decir, no todas estas pulsiones sexuales toman como objeto al yo, en el mismo acto de constitución del narcisismo ciertas pulsiones quedan separadas de esta unidad del narcisismo.
Practico “La represión”
Eje: La represión. Fases. Represión primaria y secundaria.
Bibliografía: “La Represión” ver págs. en la bibliografía.
La fase de la represión secundaria
La represión primaria es aquello que funda la actividad psíquica, y que por tal motivo no hablamos de represión a secas, sino que distinguimos tres fases o tiempos de la represión, que deben ser leídos lógicamente (no en una cronología) es decir que uno antecede lógicamente al otro, y que cada tiempos o fase se postula como necesario para comprender el siguiente. Es decir, que por ej. sí podemos observar los retornos de lo reprimido, es porque suponemos que antes operó la represión, y lo mismo diremos respecto de la represión primaria, que la suponemos como el antecesor lógico y necesario de la represión secundaria.
Repasemos los tres tiempos o fases de la represión:
Freud se ve llevado a suponer una primera fase de la represión cuando refiere que, para entender la represión propiamente dicha, a nivel secundario, no alcanza con la repulsión que se ejerce desde la conciencia. Afirma que hace falta además un “reprimido previo” que haga de fuerza de atracción.
“Pues bien; tenemos razones para suponer una represión primordial, una primera fase de la represión que consiste en que a la agencia representante
{Kepresentanz} psíquica (agencia representante-representación) de la pulsión se le deniega la admisión en lo conciente. Así se establece una fijación; a partir de ese momento la agencia representante en cuestión persiste inmutable y la pulsión sigue ligada a ella. Esto acontece a consecuencia de las propiedades de los procesos inconcientes, que hemos de considerar después. La segunda etapa de la represión, la represión propiamente dicha, recae sobre retoños psíquicos de la agencia representante reprimida o sobre unos itinerarios de pensamiento que, procedentes de alguna otra parte, han entrado en un vínculo asociativo con ella. A causa de ese vínculo, tales representaciones experimentan el mismo destino que lo reprimido primordial. La represión propiamente dicha es entonces un «esfuerzo de dar caza». Por lo demás, se comete un error cuando se destaca con exclusividad la repulsión que se ejerce desde lo consciente sobre lo que ha de reprimirse. En igual medida debe tenerse en cuenta la atracción que lo reprimido primordial ejerce sobre todo aquello con lo cual puede ponerse en conexión. Probablemente, la tendencia a la represión no alcanzaría su propósito si estas fuerzas {atracción y repulsión} no cooperasen, si no existiese algo reprimido desde antes, presto a recoger lo repelido por lo consciente.”
Leamos la definición de represión primaria que postula en la pág. 143 “ al representante psíquico de pulsión se le deniega la admisión en lo consciente. Así se establece una fijación; a partir de ese momento el representante en cuestión persiste inmutable y la pulsión sigue ligada a el”
En este sentido, pensamos a la represión primaria como la operación fundante del aparato psíquico, porque se trata de la inscripción de la pulsión en el aparato, y como ya sabemos, la pulsión se inscribe o representa en lo psíquico a través de un representante, de una marca. Ese será el representante de pulsión. Esta operación fundante no se deshace, no se levanta, no se
desarma. Por eso mismo Freud habla de lo fijo e inmutable . Podemos definir a la represión primordial como la fijación de la pulsión al representante psíquico. En cambio, la represión secundaria, sí es posible de deshacer o levantar, por ejemplo, cuando vía la interpretación se levanta un síntoma.
Entonces, con el concepto de represión primaria se articulan dos campos que hasta ahora no lo estaban: la pulsión o el campo que hace al cuerpo, a lo somático, y el campo de las representaciones que hace al psiquismo. Por eso decimos que la pulsión es un concepto de borde o deslinde entre lo psíquico y lo somático. Cuando hablamos de pulsión nos referimos a estímulos interiores que se representan en lo psíquico. ¿Y cómo se representan...? Por la vía de un representante. La represión primaria es la operación que fija esa función en lo psíquico, es la operación que funda la posibilidad de representar. Y eso es lo que hace el psiquismo, representar aquello que proviene de nuestra realidad corporal. El fundamento del aparato psíquico es pulsional. Ya no se trata únicamente de un aparato de representaciones. Lo psíquico trabaja para representar lo pulsional, la pulsión es empuje, fuerza de trabajo para lo psíquico.
Represión secundaria: como ya dijimos, la represión supone un orden temporal lógico, que incluye la retroactividad. Lo previo determina y es condición de lo que viene después. Y sólo sabemos de eso previo por lo que vino después. Todo lo reprimido secundariamente, supone la puesta en conexión con lo reprimido desde antes, que hace de fuerza de atracción, que arrastra a la represión, y une su fuerza con aquello que la conciencia quiere rechazar.
Como la represión secundaria es observable, podemos caracterizarla como un proceso móvil que trabaja de manera altamente individual. Decir que es un proceso implica al inconciente reprimido, dinámico, y no al descriptivo.
Decir que es móvil (La represión se articula con el inconciente dinámico) implica que sus efectos pueden deshacerse. No son permanentes. E incluso hace falta un gasto constante de fuerza para mantener esos efectos. El ejemplo claro de esa “movilidad” lo hallamos en el dormir que posibilita soñar, y el consecuente olvido del sueño cuando nos despertamos.
Decir que es altamente individual quiere decir que la represión trabaja elemento por elemento, no en bloque. Por eso cada uno de los retoños de lo reprimido puede tener un destino particular, y un poco más o menos de desfiguración cambia el resultado.
Aquello que motiva la represión sigue siendo el displacer. Cuestión que no se concilia bien con la afirmación de que la satisfacción de la pulsión es placentera. ¿Cómo se explica que se ponga en marcha su represión entonces?
Por el momento Freud resuelve esta contradicción con la escisión de la vida psíquica. Si es placentero para un sistema, es displacentero para el otro. Se trata del conflicto situado entre la satisfacción pulsional y el yo. (más adelante veremos que la satisfacción pulsional no se condice con el placer necesariamente)
La represión no es un mecanismo de defensa presente desde el inicio en la constitución del aparato. Hay mecanismos de defensa previos a la represión que hacen de límite a la satisfacción pulsional tempranamente. Son la mudanza hacia lo contrario y la vuelta hacia la propia persona. No vamos a ocuparnos de ellos ahora. Lo que importa en este momento es que sepan que, si no hay represión, no hay división entre actividad consciente e inconsciente. Y la represión será un mecanismo de defensa estable recién cuando esa diferencia esté establecida. Y su esencia será rechazar algo de la conciencia y mantenerlo alejado de ella.
Por esto decimos que represión e inconsciente son términos correlativos. Todo lo inconsciente es reprimido y todo lo reprimido es inconciente.
También podemos entender esa afirmación diciendo que es la represión primaria la operación que funda lo inconsciente. Como empezamos diciendo al inicio de la clase, “ Lo inconsciente es una fase regular e inevitable de los procesos que fundan nuestra actividad psíquica , todo acto psíquico comienza como inconsciente”.
“Para este otro elemento de la agencia representante psíquica ha adquirido carta de ciudadanía el nombre de monto de afecto, corresponde a la pulsión en la medida en que esta se ha desasido de la representación y ha encontrado una expresión proporcionada a su cantidad en procesos que devienen registrables para la sensación como afectos.”
Allí Freud se va a decirnos que el éxito de la represión se mide por el destino del monto de afecto de la representación reprimida, al que llama factor cuantitativo. El factor cuantitativo puede resultar enigmático quizá, pero es necesario entender que la pulsión es precisamente eso: cantidad, fuerza, empuje, actividad. Ese monto de afecto tras la represión puede sufrir distintas suertes. La que más nos interesa es aquella que supone su transposición en angustia. Y nos interesa más porque si la represión no logra evitar el displacer, fracasa, y que registremos ese afecto que
llamamos angustia supone displacer. Entonces por definición, la represión como mecanismo no alcanza su propósito porque no logra capturar todo ese monto de afecto desasido del representante de la pulsión.
Carta 121 (octubre 1899) Pulsiones y destino
Es una carta que Freud escribe a un amigo, allí comenta que una teoría de la sexualidad puede muy bien ser la sucesora inmediata del libro sobre los sueños ¿Por qué?
Cabe añadir que Freud no comienza a escribir sobre sexualidad en 1905, además, la importancia de los factores sexuales en la etiología de las neurosis, donde plantea inconciliable de las representaciones reprimidas se debe a su carácter sexual. Freud plantea que la condición de la represión es la naturaleza sexual de la vivencia que Freud encuentra en el origen de la neurosis.
Por ejemplo, en la base de todo caso de histeria se encuentran una o varias vivencias reproducibles por trabajo analítico de una experiencia sexual prematura. Incluso en interpretación de los sueños planteaba que la fuerza pulsionante para realización de deseos en el sueño estaba referida a los deseos sexuales infantiles.
Si la sexualidad ocupaba un rol central en las teorías freudianas ¿por qué se hacía necesaria una teoría de la sexualidad?
Es necesario para no tener una versión intuitiva de la misma, es decir, es lo que le parece a cada cual lo que nos parece, sin que haya un estatuto conceptual en el cual se pueda dar cuenta su concepto. Por lo general las versiones intuitivas, suelen ser versiones importadas de otro campo que uno toma de otro campo y le da el valor que tiene en ese otro campo. Es esta dimensión la que está acentuada cuando Freud define a la pulsión del primer modo.
Hay tres definiciones de la pulsión:
1. Es un concepto fronterizo o límite entre lo anímico y lo somático, y la pulsión seria ese concepto que intenta dar cuenta de las relaciones problemáticas en las relaciones complejas que podemos situar entre los límites somático. Además, se ponen en relieve en el centro de la experiencia psicoanalítica.
Freud señala la importancia de la elaboración de los conceptos en la construcción de una ciencia, de modo tal, que contrapone a la cuestión de los conceptos a los fenómenos, es decir, la sexualidad va más allá de los fenómenos que podemos situar como fenómeno del orden de lo sexual, sino que en la construcción en la ciencia situar la elaboración de los conceptos, uno de los cuales es el de la pulsión. Concepto de pulsión que se construye diferenciándose de versiones
intuitivas de la sexualidad, es decir, Freud intenta construir a la pulsión como concepto como un intento de un abordaje conceptual de la sexualidad, permita dar cuenta de la especificidad de la sexualidad para el psicoanálisis. Es importante señalar que cuando Freud construye el concepto de pulsión, lo hace diferenciándolo de otras nociones. Por un lado, intenta diferenciar la pulsión del instinto sexual. Freud si hubiera querido referirse a la sexualidad como homogénea al instinto hubiera utilizado el término “Instinkt” cuando se refiere a la sexualidad. La pulsión como una teoría de la sexualidad que se diferencia del instinto sexual (reino animal)
En esta misma línea, pero con cierta especificidad Freud va diferenciar una pulsión de la genitalidad, no porque no haya una genialidad sexual sino porque la conceptualización de la sexualidad en términos de la pulsión sexual excede ampliamente la cuestión de la genitalidad. La comprende, pero es la genitalidad que está condicionada por cierta particulares ciertas y aristas del concepto de pulsión que marca una diferencia significativa, no reduce la pulsión a la genitalidad. La pulsión sexual es significativamente más amplia que la dimensión de la genitalidad sexual.
Es decir, que el concepto de pulsión se va construir con esta confrontación, por un lado, entre la pulsión y el instinto. Por otro entre la pulsión y la genitalidad. No es suficiente con saber a qué se contrapone, es necesario trazar los límites de este concepto. Es lo que Freud hace con la pregunta:“¿Qué es lo que caracteriza los estímulos pulsionales?”
Freud señala que se diferencian en principio de ciertos estímulos que son los fisiológicos. Es decir, los estímulos fisiológicos proceden del exterior (luz, sonidos… etc.) que ingresan al aparato por la vía del polo perceptivo. Pero hay otros estímulos que tienen otra procedencia, son los estímulos de la necesidad, acentúa el cumplimiento de la realización del deseo. Contrapone los estímulos de la necesidad que se diferencian los estímulos fisiológicos ya que provienen del interior del organismo (Hambre, sed). Pero esto condiciona otra diferencia importante, según de donde procedan los estímulos va a ser distinto su relación a la fuga. ¿Por qué? Cuando se trata estímulos fisiológicos que proceden del exterior puede haber una acción motriz que permita huir de estos estímulos fisiológicos. (ej.: Cerrar los ojos).
Para los estímulos exteriores hay una ineficacia de la huida. Frente a los estímulos exteriores hay algo en el campo de los somático que no puede ser resuelto, sino que es necesario que se resuelva en otro campo. De ahí nace la segunda definición de pulsión:
2. La pulsión es una magnitud de exigencia de trabajo, impuesta a lo psíquico a consecuencia de su conexión con lo somático. Es decir, que la conexión con lo somático no se resuelve en el interior del campo de lo somático, entonces plantea un monto de exigencia de
trabajo que se le impone al campo de lo psíquico que tiene que resolver ese problema. El campo de lo psíquico recibe una cierta carga del campo de lo somático y tiene que resolver el problema que en ese campo no se puede resolver, requiere una exigencia de trabajo.
Pero ahí lo que incide es otro factor dentro de los estímulos interiores, donde la fuga es ineficaz ni una acción motriz para el cachorro humano. Freud lo ubica dentro del orden de la índole de la fuerza. Entonces, dentro de los estímulos interiores (estímulos de la necesidad), no es lo mismo que su fuerza sea momentánea (Ej.: hambre--- > comida) pero dice Freud es distinto si ninguna acción motriz me permite cancelar ese estímulo interior. Entonces se encuentra con un esfuerzo constante que no cesa, ya que no hay una acción especifica que permita cancelarlo.
Estos estímulos que Freud en un primer momento llama estímulos de la necesidad que luego llama estímulos pulsionales, estas determinados por dos limitaciones:
Entonces, es necesario la intervención del otro de los cuidados ajenos, es importante ya que, va a incidir en la constitución de la pulsión sexual. Ese otro que interviene en un objeto y deja una marca, aparece como sostén de la repetición de una satisfacción previa. Es decir, este otro interviene, deja una marca, pero no corrige la ineficacia de la huida, porque no resuelve la cancelación del estímulo de la necesidad.
Sin embargo, deja una marca que señala un camino a recorrer, que tiene como punto de partida a la necesidad, pero que posteriormente se independiza. En este sentido, esa intervención de los otro de los cuidados ajenos marca a la necesidad como un punto de partida de la pulsión sexual, pero para posteriormente independizarse. La pulsión de entrada es una pulsión parcial porque es parcial respecto al cuerpo como una totalidad, como en la genitalidad que interviene en una parte del cuerpo. También es parcial respecto a la necesidad de cancelar los estímulos de la necesidad, pero posteriormente se independiza. En esa independización el cuerpo se encuentra marcado por la intervención del otro de los cuidados ajenos que produce un efecto de erogenización. Señala que los objetos más relevantes para la pulsión sexual son los objetos que han estado en conexión con los cuidados maternales (Ej.: Zona de la boca y la lactancia), es decir, estos cuidados marcan al cuerpo y lo sexualizan.
“Pero observamos que el lactante quiere repetir la acción de recepción de alimento sin pedir que
se le vuelva a dar este; por tanto, no está bajo la impulsión del hambre. Decimos que chupetea.”
El chupeteo produce efectos de satisfacción, es decir, el lactante ejecuta acciones cuyo único propósito es la ganancia de placer.
“Así, el primer objeto de los componentes orales de la pulsión sexual es el pecho materno, que satisface la necesidad de nutrición del lactante. En el acto del chupeteo se vuelven autónomos los componentes eróticos que se satisfacen juntamente al mamar el objeto se abandona y se sustituye por un lugar del cuerpo propio. La pulsión oral se vuelve autoerótica”
El apuntalamiento
El proceso alcanza un cierto cierre, el objeto hallado resulta ser casi idéntico al primero de la pulsión placentera oral ganado por apuntalamiento en la pulsión de nutrición. Es decir, que hay un apuntalamiento por la intervención de ese otro lo cuidados ajenos, la pulsión se apúntala en otro que está centrado en la resolución de los estímulos de la necesidad. Pero, así como en la experiencia satisfacción, el objeto de la necesidad estaba perdido, hay una caída de la necesidad y una constitución de un objeto propio para la pulsión, que lo ubica en relación al chupeteo del pulgar. Sin embargo, hay un objeto se sustituye, en principio pone en el centro al cuerpo propio. El cuerpo propio en relación pulgar que el bebé chupetea a cuando no está mamando el pecho materno, reemplaza a objeto de la madre, pero también el cuerpo propio en el orden de los labios que vuelven a ser estimulados por el pulgar. Esta estimulación de los labios es una cuestión central que delimita cierta parte del cuerpo como parte relevantes en lo tocante a la pulsión sexual. Este cuerpo propio adquiere una relevancia ya que, la pulsión se ha vuelto autoerótica (Busca cierta ganancial placer, ya no en el cuerpo de otro sino en el propio cuerpo). La pulsión es parcial y se recorta dos rasgos:
ü Es parcial por contraposición al cuerpo total del cuerpo como unidad. También, respecto de la de la genitalidad y respecto a la necesidad.
ü La pulsión es autoerótica.
Además, con el concepto de pulsión, con esta formación adquieren cierta relevancia dos características:
v La importancia que tiene la función estructurante del otro de los cuidados ajenos, es de sentido análogo, esta función estructurante se remarca con la ineficacia de la huida y una acción especifica. La intervención del otro que aparece como fundamento mismo de la función.
v Se recorta como una temporalidad muy particular, es la temporalidad de la repetición de la experiencia de satisfacción. Ej.: el chupeteo del bebe en el dedo. Es un placer ya experimentado y buscado. La pulsión nunca cesa de aspirar a su satisfacción plena que consistiría en una repetición de experiencia primera de satisfacción.
Ambos condicionan dos rasgos propios de la pulsión que es el autoerotismo y la parcialidad.
Bibliografía:
Unidad 4 Seminario Clase 1
La fantasía/ narcisismo / ganancia de la enfermedad/ segunda versión de la teoría de la angustia.
Freud ya dispone de un método consolidado como método psicoanalítico (asociación libre y tensión flotante). El ser humano no tiene una respuesta dada a su identidad sexual, ni por la biología ni por instinto. Por el contrario, es pulsional y debe ser construida. Los psicoanalistas diferencian sexo ≠ sexualidad, Instinto ≠ pulsión.
La teoría traumática sostenía que era el encuentro con un adulto seductor lo que producía la erupción de la sexualidad. Sin seducción infantil previa no era posible sucumbir a la neurosis, dicho encuentro es accidental al igual que la erupción.¿Cómo se pasa de esa idea a la ubicación de la sexualidad como constitucional (o pulsional)?
La pulsión es caracterizada por Freud como algo que debe construirse y su desarrollo es orientado por algo que llamara diques pulsionales. Por otro lado, la pulsión es definida como una medida de exigencia de trabajo que se le impone a lo anímico por su relación con lo corporal, como un concepto límite entre lo psíquico y lo somático. El humano debe dar una respuesta al enigma que él es para sí mismo una respuesta a las exigencias del empuje pulsional, a la variabilidad del objeto de la pulsión.
Una de las respuestas que tiene el sujeto humano para defenderse de las exigencias pulsionales y del mundo es la fantasía. Con el mundo de las fantasías nos liberamos de algunos padecimientos exteriores. Además, con las fantasías inconscientes ordenamos, damos respuestas, algunas de las exigencias de y a lo psíquico.
Freud en una de las cartas señala haber descubierto que en el inconsciente no existe un signo de realidad, hecho que impide distinguir la realidad de la ficción y que la fantasía sexual se adueña del tema de los padres, con lo cual esa escena de seducción cae. La escena sexual infantil que habría de devenir en traumática deja de ser considerada por Freud como un suceso realmente acontecido y gana su lugar la fantasía. Fantasía que funciona como defensa frente a la propia práctica autoerótica, es decir, la actividad masturbatoria. Aquí Freud deslumbra la importancia de las fantasías para el ser humano, no solo se basó en su práctica clínica, sino en la más grande fuente de fantasía que hay: la literatura. Para conocer y explorar el alma humana, verificar y hacer avanzar la teoría sobre las fantasías Freud va a recurrir al arte.
Comienza con un texto llamado "el delirio en los sueños de la deriva" va a hacer un ensayo sobre la fantasía en esa producción literaria en particular, va a continuar con la indagación sobre la fantasía para comprobar su tesis, explicar o echar luz sobre la satisfacción en juego y el origen de ese importante campo del acontecer psíquico. En el texto la interrogación se centra en la fantasía y en el yo. Aparece el "yo" en múltiples caras, ignorando o desconociendo sus motivaciones, colocándose como centro de la creación y multiplicándose en un sin fin de personajes. Además, en el acceso del niño por vía del juego infantil al mundo de la simbolización, aquí Freud relanza su interrogación por el placer y la satisfacción pulsional.
¿De dónde saca el poeta sus materiales? ¿Cómo logra conmovernos con ellos y causar excitaciones de las que no nos sentíamos capaces? Señala que los poetas querían reducir la brecha entre ellos y el común de las personas diciendo que todos somos potenciales poetas o literarios. Entonces, ¿La posibilidad creadora es una característica propia del hombre y del lenguaje? Freud señala su anhelo en descubrir en los no poetas alguna actividad a fin. Propone buscar en los niños las primeras huellas del crecer poético, afirma así que, todo niño que juega se comporta como creador literario, porque se crea un mundo propio e inserta las cosas de su mundo en un nuevo orden que es de su agrado, empleando en ese mundo grandes montos de afectos. Señala también que lo opuesto al juego es la realidad efectiva, no la seriedad. El juego se diferencia del creador literario en el apuntalamiento, el sostén que el jugar tiene en objetos materiales.
El poeta hace lo mismo que el niño que juega. Crea un mundo de fantasías al que toma muy en serio. Cuando el tiempo pasa, el niño ha crecido y dejado de jugar hay algo que puede hacer el adulto para recuperar la ganancia de placer aliviando la pesada carga de la vida: Humor.
Freud señala que en apariencia el adulto ha dejado de jugar, pero no parece ser una característica de la vida psíquica renunciar ni a un placer, ni satisfacción ya conocidos. El adulto cuando deja
de jugar, renuncia al apuntalamiento en objetos reales, en su lugar fantasea. Esas fantasías son sueños diurnos.
¿Cómo se produce ese pasaje del mundo de los objetos materiales en el que niño está inmerso al mundo de la abstracción, al mundo del pensamiento por vía del juego? Allí es donde la fantasía se instala, en el momento que pierde el apuntalamiento en los objetos del mundo construye un mundo de fantasías en que atesora sus infantiles formas de satisfacción.
El deseo fundamental para el niño es querer ser grande, jugar a ser grande, no esconde la mayor parte de ese juego. Si se suma a este rasgo de fantaseo al pulsional de la sexualidad infantil y se obtendrá un sin número de consecuencias.
El adulto esconde su fantaseo, muchos de los deseos que lo motivan deben ser escondidos. Sin embargo, hay adultos que no esconden ni sus penas, ni sus alegrías y se ven forzados a confesar sus fantasías, son los neuróticos, particularmente los que esperan una ayuda durante su tratamiento analíticos. En ellos se encuentra un mundo de fantasías que luego verificamos también está presente en las personas sanas.
¿Cuál es motor del fantaseo? La insatisfacción, es decir, los deseos insatisfechos son las fuerzas pulsionales de las fantasías. Cada fantasía es un cumplimiento de deseo, una rectificación de la insatisfactoria realidad.
Freud ordena esos deseos en dos grandes grupos u orientaciones
1. Deseos ambiciosos
2. Deseos eróticos (Piratas y princesas)
Las fantasías se adecuan al momento de la vida, pero en ellas, presente, pasado y futuro, son como las piezas de un collar, un collar enlazado por el deseo. El deseo aprovecha una ocasión del presente para proyectarse un cuadro del futuro siguiendo el modelo del pasado. Casi la misma lógica que seguía en la etiología de la histeria, el mecanismo de la formación de un síntoma, pero sin las fuerzas en conflicto.
Freud lo ejemplifica con joven pobre y huérfano que se dirige con quién tal vez le dé un trabajo. Se entrega en el viaje a un sueño diurno, ahí todo funciona de maravilla y gana la confianza del desconocido patrón, gana un lugar en la familia, en el negocio, la imaginaria hija del jefe se enamora de él y un día termina al frente de la empresa como heredero.
Freud señala que la proliferación hiperpotente de las fantasías puede crear las condiciones para la neurosis. Más aún, son los estadios previos para los síntomas, es decir, que la neurosis y sus síntomas son inseparables de las fantasías que se sostienen en la insatisfacción.
Pone así los sueños diurnos, el fantaseo en conexión directa con otras formaciones del inconsciente, los sueños nocturnos. Freud recure al chiste para pensar la satisfacción en juego, al síntoma en tanto el síntoma sostendrá en fantasía y también al sueño. Esclarecidos de la desfiguración onírica los sueños nocturnos muestran también deseos, pero reprimidos y desfigurados. ¿Es licito comparar al creador literario en el soñante diurno y a sus creaciones con las fantasías? No le interesa quienes toman temas clásicos sino los que crean libremente. Freud indica que el héroe situado en el centro de la escena que aparece y relanza la acción heroica una y otra vez en cada capítulo de una producción literaria, no es otro que el yo del escritor. Aparece así un figurante yo. El yo es el héroe de todos los sueños diurnos, así como de todas las novelas. Freud insiste que, aunque nos parezca muy lejano aún en argumentos e historias con múltiples personajes siguiendo algunas transiciones se puede verificar su afirmación. El yo del creador se sirve en yo espaciales. Un mecanismo similar a la formación del síntoma con la diferencia que, en el síntoma, la fantasía en juego se sostendrá en un deseo que no será bienvenido, por lo tanto, recibirá una fuerte oposición de los mecanismos de defensa.
¿De dónde saca el poeta sus materiales? ¿Cómo logra conmovernos con ellos y causar excitaciones de las que no nos sentíamos capaces?
El soñante diurno ocultaba sus fantasías por vergüenza, nada de ellas podría reparar placer si no fuera revelada. Nos escandalizarían si fueran reveladas probablemente, pero cuando el poeta lo hace (a diferencia de lo que ocurriría con un soñador diurno) sentimos un elevado placer, ese es el secreto del artista.
Tiene dos recursos:
1. Las variaciones y el encubrimiento. Variaciones conscientes de su desfiguración
2. La ganancia formal y estética
Freud señala y pone en relación con ese elevado placer vinculado al arte poético, una forma de satisfacción provenientes de fuentes anímicas muy profundas, llamadasprimas de incentivación o placer previo.
Prima de incentivación nos lleva a la satisfacción en el juego del chiste. Un pequeño placer que da pie al desarrollo de uno mayor, similar al que caracteriza al placer previo trabajado
directamente en relación a la tensión sexual. Una forma de satisfacción sexual que no se corresponde exactamente con una descarga, sino que es un incremento de la tensión que funciona como excitación preparatoria para un placer final.
El placer estético que el poeta nos procura conlleva el carácter de ese placer previo. Además, el goce genuino que esa producción poética genera, proviene de la liberación de tensiones en el interior del alma. Asimismo, rescatando una lista liberadora del arte es probable que de este modo el poeta nos habilite de gozar sin temor ni vergüenza de nuestras fantasías.
Practico 9 (SIN MODIFICAR PDF)
Freud, S. (1906) “Mis tesis sobre el papel de la sexualidad en la etiología de las neurosis”. En Obras completas, Buenos Aires, Amorrortu editores, 1976, VII, 263-71.
Freud nos va a introducir en el abordaje de la sexualidad que establece la teoría psicoanalítica. En este texto Freud va a plantear cuál es su Tesis acerca del lugar que la sexualidad tiene en la causación de los síntomas neuróticos y nos va a proponer una revisión sobre lo que ya había comenzado a descubrir en relación a la misma.
Comienza el texto con un repaso de lo investigado y conceptualizado hasta el momento con respecto a la importancia del factor sexual en las psiconeurosis y del lugar que las vivencias sexuales prematuras y traumáticas tienen en la producción de los síntomas. Pero ahora va a introducir un elemento fundamental y novedoso, que le implicará conceptualizar también la cuestión de la sexualidad bajo el término de pulsión.
El elemento que introduce en este texto es la fantasía . Nos va a contar que se dio cuenta, después de haber escuchado a muchos de sus pacientes y también a personas que no presentaban síntomas neuróticos, que todos podríamos recordar alguna escena de la infancia en donde la sexualidad estuvo presente. En este sentido afirma que para que esta se haga presente no hace falta que sea despertada por otra persona de forma accidental o abusiva, sino que el florecimiento de la sexualidad es constitucional, estructural, en todo el sujeto, y que su constitucionalidad se debe a la dependencia que el infante tiene del adulto encargado de sus primeros cuidados.
Esos primeros intercambios entre el niñe y el adulto, a lo largo de los primeros años de la infancia dejarán marcas en la constitución de la subjetividad de ese niñe. En este sentido, La pulsión es el concepto que el psicoanálisis tiene para poder leer y comprender la relación que se establece en el sujeto, entre el campo de lo somático y el campo de lo psíquico.
Les hablaba recién de subjetividad, y de los primeros años de vida del niñe y su relación a los otros que están a su cargo y le tocan en suerte. Esa relación va a ir configurando un campo de estímulos para el niñe.
¿Con qué va a percibir el niño el campo de estímulos sensoriales que le viene del mundo habitado y organizado por los otros encargados de su crianza? ¿Con qué va a escuchar, mirar, tocar, sentir, comer, llevarse los objetos a la boca, usar el chupete, aprender a hacer pis, caca, jugar, y los etc. de las cuestiones de la infancia? Con el cuerpo.
Al principio de la vida, durante los primeros años, durante la infancia, lo que se pone en juego, en la escena del mundo, antes que sus palabras, para el niñe, es el cuerpo. ¿Por qué? Porque todavía, en ese tiempo, el infante no cuenta con un aparato desarrollado. El aparato psíquico en la infancia está en desarrollo. Es el tiempo en que las palabras se oyen, se repiten, pero no se comprenden, el tiempo de la adquisición de la lengua. Piensen en las conductas de cualquier niñe y verán cómo se les ve mucho más en conexión directa con lo sensorial que los adultos.
La Pulsión, dice Freud es un concepto límite entre lo psíquico y lo somático. Este concepto nos permite dar cuenta de los efectos en la constitución de la subjetividad, del cruce de estos dos campos para el trabajo del aparato psíquico en el sujeto.
En la Interpretación de los sueños vimos que la experiencia mítica de satisfacción funda en el aparato el deseo inconsciente , que es esa fuerza que busca reinvestir la huella de la presencia del otro que calmó la primera necesidad. Bueno, ahora veremos que esta misma experiencia también deja marcas en el cuerpo y que el movimiento que instaura es el de la pulsión, como aquel que quiere volver a repetir el placer sentido en el cuerpo.La pulsión introduce la dimensión de lo corporal para la constitución del aparato psíquico. El niñe no solo va a querer reinvestir la huella del objeto, sino que también va a querer repetir el placer de ese encuentro, vivenciado en el cuerpo.
La Pulsión es la magnitud de exigencia para lo psíquico por su trabazón con lo corporal. ¿Qué significa eso? Que el aparato psíquico va a trabajar intentando ligar en palabras los estímulos que provienen del cuerpo
Por eso les hablaba de la relación a lo corporal en la niñez, tiempo en que tiene un peso particular aquello que se percibe en el campo de lo sensorial, que toca al cuerpo, antes de que se lo pueda leer y decir en palabras, porque el sujeto aún no cuenta con las palabras para nombrar lo que le pasa.
En este sentido piensen que el placer está anudado a la búsqueda del restablecimiento de la satisfacción primera, y esa primera satisfacción habla del primer encuentro con el otro que lo calmó al sujeto de su indefensión estructural, tiempo en el que no se podía valer por sí mismo. Es importante esta aclaración para entender que el placer buscado no tiene que ver con una experiencia buena o mala, sino que tiene que ver con el placer de la repetición de esos primeros encuentros del niño con el otro de sus primeros cuidados. El placer de restablecer la satisfacción primera. Como ejemplo paradigmático de esto trabajaremos el chupeteo en “Tres ensayos de una teoría sexual infantil”
Todo sujeto que es criado por otro, con sus cuidados, que le da de comer, que lo abriga, que le canta, que lo mima, y mientras tanto también le habla, se constituirá en un sujeto pulsional.
En este Texto, les decía, en “Mis tesis ...” Freud ubica como central el elemento de la Fantasía. Nos dice que se dio cuenta de que no podía diferenciar los espejismos mnémicos de sus pacientes acerca de su infancia, y las huellas de los hechos reales.
“Desde entonces he aprendido a resolver fantasías de seducción como intentos de defenderse de la propia práctica sexual infantil .”
¿Por qué se tiene que defender el sujeto de su práctica sexual?
Todos los estímulos que no son comprendidos, ni ligados en representaciones, por el sujeto, se transponen en angustia. Entonces la fantasía será un modo de ligar en representaciones aquellos estímulos corporales, pulsionales.
Este esclarecimiento alteró la concepción de los síntomas. A partir de ahora ya no serán retornos directos de las VSPT (vivencia sexual prematura y traumática), sino que podemos afirmar que entre el síntoma y la vivencia sexual prematura y traumática se intercala la fantasía, casi siempre producida en los años de la pubertad.
Freud va a decir que las fantasías inconscientes se producen por un lado a partir de los recuerdos infantiles, superándolos, es decir, agregándole nuevas significaciones, y por el otro trasponiéndose en síntomas.
Tras esta enmienda, lo accidental de la sexualidad, si era pensado como aquello que se despertaba por la seducción de un otro, va a ser sustituido por lo constitucional de la sexualidad.
Freud dice: Al caer la teoría de la seducción, cae la insistencia en los influjos accidentales que afectan a la sexualidad y se reafirman los factores de la constitución sexual.
Entonces también podemos entender por qué una vez introducido el valor de la sexualidad como constitucional, el mecanismo de la defensa queda corto para pensar los síntomas, porque lo constitucional de la sexualidad pone en juego el cuerpo, y la defensa solo operaba entre representaciones. Por eso a partir de ahora el término defensa será reemplazado por el de represión. Y también nos dirá que todo síntoma neurótico contiene en su estructura una fantasía de contenido sexualidad.
Freud dice "No importa las excitaciones sexuales que el niño haya experimentado en la infancia, sino si respondió o no con represión.”
Freud, S.: Lo inconsciente (cap. II, IV, V, VI, VII), A.E., XIV, 168-72, 177-82, 183-4, 187, 197-8.
Freud, S.: 6o y 9o Conferencias, A.E., XV, 93, 135. Freud, S.: 22o y 23o Conferencias, A.E., XVI, 310 y 329.
Freud, S.: Pulsiones y destinos de pulsión, A.E., XIV, 121-2.
Capitulo V: Las propiedades particulares del sistema inconciente
Comienza planteando que el núcleo del inconsciente está compuesto por representantes de la pulsión, que apunta la descarga. Vale la pena aclarar que se refiere a representantes de manera plural ya que, Freud define a la pulsión como parcial, nos propone que son numerosas, que parten de diversas fuentes, que al comienzo actúan independientemente una de otras de otras y sólo después se reúnen una síntesis más o menos acabada. Además, siendo la meta el placer de órgano, pudiendo intercambiar sus objetos.
Por ejemplo, en la experiencia de la vivencia de satisfacción, donde allí cuando Freud ubica que el objeto ingresaría percepción, uno puede ser que estimula tanto al ojo (fuente de la pulsión escópica), como a la boca (fuente de la pulsión oral). El mismo objeto puede participar de diversas pulsiones.
También plantea que, así como una parte de esta actividad está destinada la represión, como uno de los cuatro destinos de la pulsión. También hay parte de esa actividad destinada la sublimación. Que las habilita para operaciones más alejadas de sus acciones metas originarias (Es decir, de lo estrictamente ligado a lo sexual)
Entonces si hay pulsiones, hay representantes también. Cada una tiene su inscripción en lo inconsciente y como núcleo de este, dice Freud subsisten una junto a las otras sin contradecirse, si se activan dos al mismo tiempo no se entorpecen entre sí, arman una meta intermedia de compromiso. Dentro de lo inconsciente no existe la negación, ni la duda, ni certeza alguna, cosas todas introducidas por la labor de la censura entre preconsciente e inconsciente. Dentro de lo inconsciente sólo existen contenidos investidos con mayor o menor intensidad. La movilidad de cargas, entonces, es lo propio de los procesos primarios. Por desplazamiento una representación puede ceder todas investidura otra y por condensación una representación puede tomar sobre si la investidura de muchas otras.
La idea de que lo inconsciente su campo permanentemente investido es lo que está presente todo el tiempo. Es dentro de preconsciente donde rigen los procesos secundarios, por lo que dentro del inconsciente tampoco existe la temporalidad propia de aquello que rige la conciencia. No está ese tiempo cronológico que nos lleva del presente al pasado (recordar, a proyectar hacia el futuro). Los procesos inconscientes son atemporales.
A partir de los sueños y de las neurosis de transferencia le enseñaron a Freud que, por efecto de la actividad inconsciente, los fenómenos preconscientes (esos que regulan a nuestra vida cotidiana, donde hay dudas, certeza, tiempo cronológico, negación, etcétera.) son arrastrados por la regresión a estadios anteriores. Regresión, que definimos como el mecanismo que explica la animación alucinatoria propia de los sueños, participa en toda formación del inconsciente, incluidos los síntomas. Si bien es caracterizada por Freud como un retorno, una etapa previa, más vale que pensarla como articulada a lo qué de una etapa previa conserva su plena vigencia, actualizándose como si no hubiera pasado. Se trata justamente, de la temporalidad que rigen lo inconsciente.
Al respecto de los sueños, que Freud había dicho y por las características propias del dormir, excitación emprendía camino regrediente que llevaba a investir a las imágenes perceptivas. Sin embargo, agrego que es la escena infantil figurada visualmente, la que al no poder renovarse tiene que contentarse con retornar como sueño, funcionando como polo de atracción para la excitación (no vuelve a cualquier lugar).
Ahora, tras haber descubierto las fases del desarrollo de la libido, que procede por etapas y privados (oral, anal, fálico), propone que, respecto de cada una de cada una de esas aspiraciones, parciales de la pulsión, que no desaparece nunca más allá de que se modifiquen sus modos de manifestarse. Sucede que parte de ellas no sigan todo el desarrollo y queden figuradas según la etapa previa, por lo que propone, llamar a una demora tal, fijación. Agregar que, tratándose de un desarrollo qué procede por etapas, aunque parte de esas aspiraciones hayan alcanzado la meta definitiva, no es extraño pensar que lo que avanzó puede revertir, cosa a la que llama regresión. Así es que, regresión y fijación son términos inseparables, siempre que se produce una regresión de la libido. Es a puntos de fijación de vivencias infantiles, que funcionan como puntos de atracción.
Capítulo VI: El comercio entre los dos sistemas
Freud advierte que una cosa es el esfuerzo teórico por diferenciar a los sistemas y sus características, otra es, como eso funciona. Definida la pulsión como fuerza constante y al deseo como infantil inmortal siempre alerta. Es un error pensar al inconsciente como algo en reposo,
mientras que todo el trabajo psíquico sería efectuado por el preconsciente. Aunque nuestra vida, no pareciera regulada por eso. Lo inconsciente es algo vivo que influye de continuo sobre lo que preconciente. Del mismo modo que, lo preconsciente influye sobre los inconciente. Los retoños del inconsciente enseñan que la separación tajante entre los sistemas es una aspiración ideal o teórica. Así que hay retoños que presentaron la organización tal que parecen exentos de contradicción y que aprovecha todas adquisiciones del sistema preconsciente/consciente. Un olvido con recordar fallido. Por ejemplo, Signorelli si alguien no se detiene a pensar porque se olvidó lo que el nombre que se olvidó, lo único que hace es padecer el retorno de otros nombres sabiendo que no son, nada incompatibles para la conciencia.
Conferencia 23: el camino de formación de síntomas
Freud acá se pregunta ¿Dónde encuentro la libido, las fijaciones que le hacen falta para quebrantar las represiones? Es decir, ¿Cuáles son los caminos que encuentra la libido?
Responde: en las prácticas y vivencias de la sexualidad infantil, en los afanes parciales y los objetos resignados de la niñez que dejan como secuela fijaciones. Sin hondar en el interjuego entre de lo heredado y adquirido, importa acentuar es que son esas situaciones de la infancia ligadas a satisfacciones y objetos que deben ser resignados y sobre los que recae la represión (donde explica la amnesia infantil), las que comandan la regresión de la libido toda vez que la satisfacción que se espera de la realidad se ve denegada por lo que sea. Freud afirma que el hombre jamás renuncia a una satisfacción alguna vez experimentada en todo caso, la sustituye por alguna otra más conveniente, aunque pueda aparecer como vas discordante. O hasta puede producirse algo que sea irreconocible, tal como suceden los síntomas, dado que las pulsiones no van a dejar de aspirar a alcanzar, su meta, aunque lo consigan por rodeos muy complejos. Ahora toma otro valor aquello que él decía en tres ensayos, que los síntomas figuran la práctica sexual del neurótico.
Entonces, que la regresión sea a puntos de fijación supone sortear la represión que ha operado sobre esos puntos, lo que explica también al retorno de lo reprimido. Esto es que cuando Freud se pregunta por como una represión inconsciente se hace preconsciente o consciente, no sólo o no necesariamente apunta a lo que se esperaría como efecto de la clínica analítica, que podría sintetizarse de algún modo en hacer consciente lo inconsciente. Sino a lo que trabaja como dinámicos entre los sistemas que hace a la irrupción de los procesos primarios, en el seno de los procesos secundarios, sin que necesariamente lo advirtamos.
El discernimiento del inconsciente
Comienza diciendo, que, si bien todo lo que pudo obtener sobre lo propio del inconsciente, fue a partir de la vida onírica y de las neurosis de transferencia. Fue a partir del análisis de la esquizofrenia, es decir una psicosis, que encontró una perspectiva que le permitió acercarse al discernimiento del inconciente. Pero que, de algún modo, estaba anticipada en introducción al narcisismo.
Allí, Freud ubica una diferencia radical entre la neurosis de transferencia y la neurosis narcisista. Es que, en las neurosis, la libido retirada de los objetos, va a investir objetos de la fantasía no se produce una ruptura con la realidad, sino una sustitución en la investidura de objetos. Es decir que el hallazgo de objeto de amor en la pubertad es en rigor, de verdad un re-hallasgo, dado que esos objetos de amor, portan algo de los primeros objetos (los padres) pero, que a su vez algo de los padres portan algo de los objetos de la pulsión resignados. Muestra que hay una puesta en continuidad, entre los objetos de amor y los de la fantasía, en los que están soportados.
Pero en la psicosis ocurre otra cosa, la libido retirada de los objetos van a investir al yo, provocando un extrañamiento del mundo y un delirio de grandeza. Esto es que, la libido sustraída de los objetos de la realidad, no busca otros objetos como sucede en las neurosis de transferencia. Con esto de fondo, acá en lo inconsciente y lo que lo va a interpelar es el modo tan particular en el que el esquizofrénico trata a las palabras. En cuanto al vínculo entre los sistemas, lo que observa es que eso que lo separa y los diferencia en cuanto, a que regula sus funcionamientos en la neurosis de transferencia, en la esquizofrenia no se verifica.
En las neurosis de transferencia se esperaría encontrar en lo reprimido, acá se exterioriza, aparecen la conciencia. Lo que no implica pensar de ninguna manera que el esquizofrénico tiene el inconsciente a flor de piel (como se decía en alguna época). Sino que lo que Freud encuentra es que las palabras han sido sometidas al proceso primario, ese que, desde los pensamientos oníricos latentes, crea las imágenes del sueño. Es decir que Freud encuentra la esquizofrenia, una cierta animación de las palabras semejante a la de los sueños. Por lo que modifica aquella impresión de que en esquizofrenia son resignadas las investiduras de objeto, sin ser sustituidas por otras de objetos de la fantasía, para decir que en realidad lo que se ha conservado es una fuerte investidura de las representaciones palabras de los objetos.
Esto lo condujo a poder situar la diferencia entre representaciones inconscientes y representaciones preconscientes. Entonces, lo que hasta ahora llamó representación objeto consciente, esto es un contenido de pensamiento, que tiene como referente algún objeto sea material o abstracto, ahora se le descompone en representación: palabra y representación: cosa.
Recordar: todo proceso psíquico pasa por dos fases, primero es inconsciente y se sortea la censura pasa el preconsciente. Es un modo de decir, que el preconsciente como sistema no está presente desde el inicio, que requiere otro nivel de realización de la vida anímica, en la medida en que implica las palabras, que claramente no están presentes desde el vamos.
Propone entonces que la representación cosa consiste en la investidura, sino de la imagen de mnémica directa de la cosa, al menos de huellas más distanciadas de ellas. ¿Que es esta cosa que aparece ahí ligada a la representación? Es el nombre de lo que del objeto se pierde, por no poder inscribirse en el aparato más que como representado. En su momento, observamos que lo que ingresa día percepción deja huellas en otro sistema, pero que especifica que las huellas guardan otra cosa que, contenido, guardan asociaciones. Entonces, es un cierto perfil del pecho que quedó asociado a la satisfacción lo que vale como aquello que se apunta recontra, la cosa pecho como tal, queda perdida.
Entonces, a nivel de lo inconsciente sólo representación cosa, esto es investiduras de cosa de los objetos, investiduras primeras y más genuinas. Mientras que el preconsciente nace cuando esas representaciones cosas son sobreinvestidas por el enlace con representaciones-palabras que le corresponden. Produciendo así, una organización psíquica más elevada y el relevamiento del proceso primario por el secundario. Dicho esto, afirma que ahora puede proponer de manera más precisa que es lo que la represión en las neurosis de transferencia rehúsa a la representación rechazada. Dice, es la traducción en palabras que deberán permanecer enlazadas al objeto, por lo que, la representación cosa, no aprehendida ni vinculadas en palabras, queda en lo inconciente reprimida pero no por eso inactiva. En cuanto, a como una representación consciente pasa el preconsciente, no implica ni una trascripción del mismo material en dos sistemas distintos, ni un cambio de estado funcional de la idea según las dos hipótesis que había propuesto, sino que se trata de que la representación palabra se ligue a esas investiduras de cosas de los objetos, que llama representación cosa.
Seminario unidad 5 Clase 4
Freud, S.: Introducción del narcisismo, A.E., XIV, 71-98.
Freud, S.: Psicología de las masas y análisis del yo (VII. La identificación), A.E., XVIII, 99-104. Freud, S.: El yo y el ello (cap. III), A.E., XIX, 33.
Introducción al narcisismo: Capitulo III
En el retorno del propio narcisismo abandonado, es a partir de la falta que aquello se debió renunciar, que el niño va a ser investido narcisisticamente. Vale la pena recordar, que el hijo de algún permite retomar algo del propio narcisismo, pero no cualquier cosa, sino precisamente algo a lo que se debió renunciar. Es en función del aquello del propio narcisismo a lo que los padres renunciaron, que el niño va a ser investido libidinalmente. Ese momento llega a su fin, con el complejo de castración, señala que los humanos cuando renunciamos a algo nunca es sin algún tipo de resarcimiento. ¿De qué manera recuperamos al menos una parte de ese narcisismo perdido de la infancia? ¿En qué lugar se intenta recuperar parcialmente? En cuanto al complejo de castración, todavía no tiene el lugar central que va a tener unos años después en la teoría freudiana.
El niño puede ocupar un lugar para la libidizacion materna, porque hay un lugar vacante, posible de ser ocupado, hay alguna falta en juego. Luego de haber planteado esto, Freud retoma las pulsiones sexuales, que sucumben al inicio de la represión (las pulsiones yoicas y las pulsaciones sexuales). Ahora retoma, el concepto de pulsión que tiene como una de su destino la represión y dice que la represión proviene el yo, del respeto del yo por sí mismo. Es decir, la represión hace cultura en el sentido de que las satisfacciones pulsionales tienen que ser dominadas en post de cierto ideal. Por eso, la represión parte el respeto que el yo tiene por sí mismo ¿Que implica ese respeto? Un ideal, por ejemplo, ser honrado, tener códigos (de la mafia o no). En este sentido el ideal no es tanto una instancia que sostiene valores supuestamente ideales, sino que más bien es una instancia ordenadora, una distancia que introduce un orden.
El ideal del yo es una instancia ordenadora, Freud va a destacar que es la instancia por el cual se mide al yo.
“Podemos decir que uno ha erigido en el interior de sí un ideal por el cual mide su yo actual, mientras que en el otro falta esa formación de ideal. La formación de ideal sería, de parte del yo, la condición de la represión.”
Entonces, tenemos la formación de un ideal a partir del cual se va a medir el yo. Además, retoma el concepto de represión como destino de pulsión qué parte del yo, se elige en el psiquismo un ideal, llamado ideal del yo. Una instancia psíquica en el interior del yo, mide al yo actual con algo que se espera de ese yo. Por ejemplo, que se sacrifique (“en esta familia todos nos sacrificamos”
Entonces, el ideal del yo es la condición de la represión, el ideal del yo no es el que reprime, la represión se pone en marcha porque algo no cumple las expectativas del ideal del yo. Por ejemplo,
familia de doctores y un bailarín. El bailarín reprime eso y genera un síntoma. ¿Por qué estaba mal ser bailarín? Porque en este caso no cumple las expectativas del ideal del yo.
Ideal del yo y Tótem
La constitución del tótem, de este ideal que ordenar, que arma un conjunto de aquellos que comparten, un mismo tótem. Por ejemplo, un conjunto de hermanos que quedan hermanados por el apellido del padre. Este tótem va a depender del padre muerto. Si volvemos al ejemplo del bailarín, ese joven es de la tribu de los médicos. El tótem médico que organiza un conjunto, en este caso es el ramo familiar que ordena, delimita, lo que pertenece y lo que no pertenece a la familia.
El ideal introduce un deber ser, en este punto el deber ser impone, la prohibición de ciertos modos de satisfacción sexual (se los reprime) y tienen como destino disfrazarse de alguna otra cosa para adquirir una satisfacción sustitutiva, en consecuencia, aparece el síntoma. Entonces lo que hace este ideal (ideal yo) es medir “debo ser como…”, es decir no sabemos cómo qué, pero mide. El ideal yo es una vara con la que se mide ¿Qué es lo que se mide? Al yo actual, con un yo que se va a llamar yo ideal. Un ideal que nadie alcanza
1. Yo actual
2. Yo ideal: Es la imagen a la cual el yo tienden a parecerse, es una imagen idealizada de uno mismo. Es un objeto, es la imagen de mi semejante. (Recordar que el yo se constituía por un cuerpo parecido al propio). Es una imagen donde se recupera el narcisismo parcialmente perdido de la infancia.
3. Ideal del yo: Es una vara con la que se mide al yo actual respecto a un yo ideal. Un ideal que nadie alcanza. Es una instancia psíquica, simbólica, no es una imagen, no es la imagen idealizada de uno mismo. Es una instancia simbólica y psíquica que mide. Esta instancia es condición de la represión. Este ideal se presenta a partir de rasgos que el sujeto recorta de otros primordiales, lo que otros primordiales esperan de él. Son trozos de discursos de esos otros primordiales.
Además, el ideal es una representación cultural y ética, no es intelectual sino normativa, es decir, que implica exigencias. Por ejemplo, te exige sacar un 10, sino te inhiben. Por otro lado, no es lo mismo el ideal del yo como instancia psíquica, que el yo ideal que es esta imagen a la cual su yo actual tiende a parecerse. Entonces, sobre ese yo ideal, recae ahora el amor de sí mismo, el narcisismo primario. Se intenta recuperar ese narcisismo perdido de la infancia, que ese narcisismo primario era ese narcisismo de los padres que ubicaban al niño como su majestad el
bebe en consecuencia el yo ideal es el que hereda el amor a sí mismo, ese yo ideal al que el yo actual intenta parecerse. El narcisismo aparece ahora desplazado a este nuevo yo ideal, que como el infantil este yo ideal, se encuentra en posesión de todas las perfecciones. Es decir, esa imagen recupera las perfecciones que se jugaban en el narcisismo primario.
En este sentido, Freud plantea que los lugares de goce no se abandonan tan fácilmente, ese punto de supuesta satisfacción narcisista en la perfección. Aquellos que fue un goce infantil no se abandona, se sigue sosteniendo los modos infantiles de la satisfacción. Respecto al narcisismo, sí fui todo para mi mama, esas perfecciones del narcisismo primario se desplazan al yo ideal y se intenta alcanzar.
“Lo que él proyecta frente a sí como su ideal es el sustituto del narcisismo
perdido de su infancia, en la que él fue su propio ideal.”
Freud va ubicar dos operaciones con respecto al objeto y la libido:
Son procesos en donde en un caso se idealiza al objeto y lo realza psíquicamente, hay una sobreestimación del objeto (lo que a veces llamamos enamoramiento). Se idealiza al objeto, se pone al objeto en ese el lugar que uno quería alcanzar “como ese objeto”. Y en el otro caso, la sublimación, hay un desvió de la meta la pulsión. del artista. Freud a esto también introduce la conciencia moral, que estaría encargadas de vigilar el cumplimiento del ideal del yo. En principio, la llama conciencia moral, luego recupera esa teoría con la categoría del superyó. Por ahora, Freud dice que la conciencia moral tiene la función de vigilar y castigar. Asimismo, la conciencia moral aparece como una instancia de observación, que vigila y castiga.
Luego de ubicar estas instancias del yo, Freud introduce un término interesante para hablar del narcisismo, termino es el sentimiento de sí. Viene a contrapelo de la condición de que él sí mismo es un compuesto dividido en instancias (yo actual, ideal del yo, yo ideal, conciencia moral). Freud esta ubicando, que lo que se sostiene en este sentimiento de si es la grandeza del yo y la ausencia de división. Este sentimiento está incrementado por todo lo que uno posee o ha alcanzado y por los restos del primitivo sentimiento de omnipotencia del narcisismo primario. Este sentimiento de si depende de la libido narcisista, que es lo contrario de estar enamorado (donde el yo se empobrecía), por eso en muchas ocasiones la gente logra desenamorarse agarrándose del sentimiento de si, en cierto sentido es un lugar de amarre.
El sentimiento de si está formado por tres elementos:
1. El primario, es el residuo del narcisismo infantil.
2. El segundo elemento es la omnipotencia que se puede corroborar con experiencia, es decir, cuanto más nos acercamos al yo ideal, más comunidad tenemos con este sentimiento en sí.
3. La tercera fuente es la satisfacción de la libido de objeto, lo que los objetos nos devuelven, cuando nos valoran, cuanto nos aman, cuanto nos reclaman… etc.
Estas son las tres fuentes que hacen el sentimiento de sí. Retomando la idea freudiana del enamoramiento, pero ahora con estas nuevas instancias. A partir de estas nuevas instancias, del yo ideal, ideal del yo. En el enamoramiento se cede de la libido yoica al objeto, es decir, que se empobrece el yo en función del objeto. Ahora, el objeto del cual el yo se enamora está puesto en el yo de ideal. Como el ideal del yo determina donde se pone la carga libidinal, es decir, marca los objetos. Entonces ese yo ideal es aquel a cuál se aspira a ser o aquel que se quiere tener. En el caso del enamoramiento es aquel que se quiere tener, por eso hay empobrecimiento yoico. Porque si bien, hay carga libidinal del yo, que no se cede a los objetos (ameba), en el enamoramiento se cede la libido yoica. Incluso hay enamoramientos patológicos que terminan en procesos melancólicos, perdido el objeto esta perdido el yo (el eje es lo que ocurre con la libido yoica).
Objeto pulsional y objeto de la elección de objeto
Puede ocurrir que estas series confluyan en un objeto de amor, es decir, que en una relación amorosa se presenten ambas series conjuntamente, pero también podría ocurrir que no. Por ejemplo, una persona en la que se presenta un deseo desenfrenado por un hombre que no coincide para nada en relación al ideal. Es decir, no se lo puede presentar ni a la madre/padre/abuela, lo tiene que tener guardado. Es decir, que puede a ver una elección de objeto más ligada a la satisfacción pulsional, que en ciertos casos no está regida por el ideal.
La elección de objeto podría tener dos modalidades (analítica o narcisista). Entonces, el primer tiempo de esta modalidad narcisistica era lo que uno es (el yo ideal), se trata elección amorosa donde se elige a alguien que pueda funcionar de soporte de esa imagen idealizada de uno mismo. El segundo caso es de lo que uno querría ser (el ideal del yo). El tercer caso es a lo que uno fue, acá ubicamos el narcisismo primario y el cuarto caso es a la persona que fue una parte de sí mismo propio.
La constitución del yo
En la constitución del narcisismo, mediante el nuevo acto psíquico, situamos que el yo se compara un objeto, la novedad es que ese objeto al que el yo se compara para constituirse (Recordar: que no hay unidad comparable al yo desde el inicio) ese objeto al que el yo se identifica, se señala desde el ideal del yo. Entonces desde el ideal del yo se señala a ese yo ideal.
Identificación
¿Como el ideal cohesiona una masa? Freud plantea que el ideal del yo cohesiona, una masa, es decir, arma un conjunto. Por ejemplo, una familia, una nación, una hinchada de fútbol, partido político… etc. No se trata de coherencia, no tiene nada que ver en la conformación de la masa, en verdad se trata de la cohesión de la masa. ¿Cómo se produce la cohesión? En torno a un rasgo.
Psicología de las masas
¿En que se soporta el ideal del yo?
¿Qué es la identificación? En primer lugar, no es una copia, sino que se trata de incorporar algo de otro. En el Edipo positivo del varón Freud distingue dos modos de lazo. Por un lado, un modo de investidura de objeto a la madre, inviste por apuntalamiento a la madre. Además, sitúa un lazo libidinal al padre por identificación, es decir, incorpora un rasgo del padre y lo toma como modelo. En un caso es lo que quería tener y en el otro es lo que querría ser.
Asimismo, antes del Edipo, en un momento lógico anterior, inaugural, Freud va a situar una identificación de otra índole, una identificación primaria. Además, hay identificaciones secundarias en las que se puede dar cuenta la experiencia y una identificación primaria que como todo lo primario es un no observable clínico, sino un supuesto lógico. Freud define a la identificación primaria como:
“El psicoanálisis conoce la identificación como la más temprana exteriorización de una ligazón afectiva con otra persona. Desempeña un papel en la prehistoria del complejo de Edipo.”
Hay un lazo del sujeto al otro (otro de los primeros cuidados), es decir, el niño no se autoengendra, no viene de la nada, no es una creación ex nihilo, no se produce por generación espontánea, nada de eso. Mas bien, el lazo del sujeto al otro está desde el inicio.
La primera cuestión de la identificación primaria es que se trata de una operación que da cuenta de la ligazón a otro, dicho con otras palabras, la identificación primaria es fundante, es constitutiva del aparato psíquico, es la marca del atravesamiento del humano por la palabra y la palabra siempre viene algún otro, porque de eso se trata esa ligazón a otro. Ya que el niño es hablado por esos otros primordiales, se trata entonces de una identificación al ser hablante.
La segunda cuestión
“Esto nos reconduce a la génesis del ideal del yo, pues tras este se esconde la identificación primera, y de mayor valencia, del individuo: la identificación con el padre de la prehistoria personal.”
El padre de la prehistoria es el padre de tótem y tabú, el padre muerto. Cuando Freud dice que detrás del ideal del yo se esconde la identificación primaria y dice que esa identificación es al padre nos está remitiendo a tótem y tabú, en la cual situaba la operatoria del padre muerto y la función del tótem. La novedad es que agrega el ideal del yo. (Recordar que el tótem tiene la función de conmemorar al padre y a la vez es rasgo que cohesiona la masa) Entonces, el tótem identifica los que son parte de un plan, de condicionar a la masa, de armar el conjunto de hermanos, de otorgarle a un conjunto su propiedad de ser un conjunto cerrado donde los miembros de ese conjunto se reconocen entre sí como pertenecientes a un mismo lugar.
Entonces, el tótem representa al padre tiene, la función de una heráldica, es decir, de constituir un linaje con el padre y al mismo tiempo cohesionar a quienes se reconocen hermanados, conformando conjunto. En psicología de las masas, Freud vuelve a los desarrollos de tótem y tabú de este modo si el tótem representa al padre, el ideal del yo análogo al tótem le da alguna representación a esta primera marca de la identificación primaria. Se trata de una analogía, el tótem representa al padre muerto y el ideal del yo le da algún tipo de representación a la marca del atravesamiento por la palabra. Por eso, una década después de formular el mito de tótem y tabú Freud dice:
“Esto nos reconduce a la génesis del ideal del yo, pues tras este se esconde la identificación primera, y de mayor valencia, del individuo: la identificación con el padre de la prehistoria personal.”
La tercera y última cuestión referida a la identificación
La identificación primaria es condición de todo el movimiento del narcisismo, porque la identificación primaria es aquello que está detrás del ideal del yo, a su vez es el soporte de la constitución del narcisismo. Si la identificación primaria no es el desenlace de una investidura de objeto, si es previa todo lazo afectivo, esta identificación no es el resultado replegamiento de las investiduras como indicaba Freud que, si ocurría en la constitución del yo, mediante el nuevo acto psíquico. En la introducción al narcisismo, la constitución del narcisismo implicaba el replegamiento de las investiduras de objeto, es decir, la constitución del narcisismo suponía un desenlace de la investidura de objeto. Ahora, con identificación primaria, se ubica la condición de posibilidad de todo el movimiento del narcisismo, la identificación primaria es anterior y es condición de la constitución del narcisismo. Entonces, se va a distinguir la identificación primaria (que no es el desenlace de una investidura de objeto) de una serie de identificaciones secundarias, que si son el desenlace investidura de objeto.
La primera modalidad de secundaria de la identificación, la identificación al rasgo. Se produce con otro que tiene el carácter de un objeto libidinal y consiste en una operación por la cual se toma un rasgo de otro, se lo hace propio y se corporal. Por ejemplo, una chica que se pelea con el novio y se hace fanática de la misma banda que le gustaba el, una banda que antes le era totalmente indiferente. Hay cierto rasgo que toma su objeto amoroso y que le permite conservarlo, es decir, la identificación es un modo de conservar algo del objeto de amor. Se renuncia al objeto libinizado, pero se lo conserva en un rasgo que el sujeto se apropia. Rasgos que van moldeando al yo, se va construyendo torno a estos rasgos que configurando un yo como mosaico de identificaciones. A lo largo de nuestra vida, vamos tomando rasgos con quién es entramos en distintos tipos de relaciones libidinales (amistosas o amorosas). Vamos tomando rasgos y eso nos va moldeando. El yo se va tallando sobre la matriz de esos rasgos (gestos, formas de hablar, que tienen que ver con otro). En este sentido, el yo del narcisismo secundario es un mosaico de identificaciones.
Ahora, la identificación como condición de todo el movimiento del narcisismo, ¿En que se sostiene la constitución del narcisismo? En el ideal del yo, detrás de esta instancia simbólica se esconde la identificación primaria. Sólo vamos a contar con la operatoria el ideal del yo, sí está sostenido por la identificación primaria, ese esconde detrás de él.
Esto nos lleva a la relación entre el ideal del yo, el yo ideal y las identificaciones secundarias. (Recordar que el yo ideal se plantea como esa imagen libidinizada por la madre, ese lugar que ocupa el niño en relación al ideal de la madre) . El niño ocupó un lugar en la mirada de los padres, ese yo ideal es una ficción ideal, su majestad el bebé. Pero ahora agregamos que ese yo ideal si bien se determina a partir del ideal de la madre, está sostenido por identificaciones secundarias a imagen y semejanza del otro. Es decir, el objeto ofrece imágenes que niño reconduce a su propio cuerpo, ahí ubicamos el nuevo acto psíquico de introducción al narcisismo, en esa identificación narcisistica mediante un semejante. En cuanto al narcisismo primario es inferirle retrospectivamente por el amor parental, el niño para los padres implica cierta recuperación del narcisismo perdido. Para que se constituya narcisismo como unidad, se necesita el ideal que sostiene la madre, es decir, el yo ideal se sostiene porque el niño ocupa un lugar en la mirada de los padres. Pero a la vez también se necesita una identificación secundaria con el semejante, entonces el objeto ofrece imágenes que el niño reconduce a su propio cuerpo , en este segundo tiempo se reconduce la imagen del semejante al propio cuerpo, este momento en la constitución del yo como unidad y es secundario. A este yo como una unidad, a este narcisismo secundario, que se constituye mediante un nuevo acto psíquico, se le van agregando identificaciones, como resultado de investiduras resignadas, esas identificaciones a objetos libidinales, resignado y por eso el yo se constituye como un mosaico de identificaciones.
En este sentido, primero habla de nuevo acto psíquico y luego dice que el yo se va desarrollando. Una cuestión de la constitución del yo como una unidad, por el efecto del nuevo acto psíquico. Otra cuestión, distinta y lógicamente posterior son las identificaciones secundarias que se van agregando a lo largo de la vida, no en el acto de la constitución del yo. Es decir, hay un acto el de la constitución del narcisismo, donde se ubica una identificación narcisistica con un semejante que a su vez se sostiene en la identificación primaria y que luego de ese acto. También se sitúa un desarrollo del yo, porque obviamente eso no es igual veinte años después, por eso Freud dice que el yo es un cementerio de identificación. ¿A qué se refiere? Teníamos la libido yoica y libido de objeto, cuando él yo investía un objeto y luego tenía que resignar esa investidura, esas investiduras de objeto resignadas, Freud está diciendo que el yo se identifica un rasgo de su objeto que perdió. Y de esa manera, lo conserva identificándose a un rasgo de ese objeto que perdió. Ya no tiene el objeto, ahora tiene un rasgo de él. Freud dice que las investiduras de objetos resignadas, se transforman en identificaciones, el yo es un cementerio de identificaciones de todas esas investiduras de objeto resignadas.
Practico: Lo inconciente
Lo inconciente (1915)
Este texto lo tenemos que leer articuladamente con el de La represión, porque justamente nos va a plantear que Inconciente y represión son conceptos solidarios uno de otro, y veremos hoy, como el mecanismo de la represión requiere un abordaje tópico dinámico y económico para su compresión. Cuando nos referimos a lo tópico, hablamos de los lugares o sistemas del aparato psíquico que están en juego, es decir, que participan del mecanismo de la represión.
Cuando hablamos de dinámica, nos referimos al juego de fuerzas psíquicas que se establece para sostener la represión, y con el abordaje económico, comprendemos la económica libidinal, la energía psíquica que implica dicho proceso.
Freud arranca el capítulo uno del texto, de algún modo justificando lo necesario que se hace establecer al inconciente como un concepto, ya que el psicoanálisis nos da pruebas de su existencia a través de sus formaciones, como pueden ser los sueños, los síntomas, y las manifestaciones de la psicopatología de la vida cotidiana.
En el capítulo dos nos dice que todo acto psíquico atraviesa por dos fases de estado. Un acto psíquico primero comienza siendo inconciente y perteneciendo al sistema icc, Luego, para pasar a ser consciente, tiene que sortear la censura que separa al sistema inconciente del preconsciente/ consciente.
Si no supera la selección, allí donde opera la censura, decimos que se le deniega el paso a la segunda fase, con lo cual, continúa siendo inconciente y reprimido. Pero, si sale airoso del examen de la censura, podrá entrar en una segunda fase y pasar a pertenecer al segundo sistema, al preconciente, siendo así susceptible de conciencia.
A partir de esto se hace una pregunta que es la siguiente: ¿Cómo se produce la transposición del sistema icc al prec?
Para responder a esta pregunta piensa dos hipótesis: La hipótesis tópica y la hipótesis funcional.
Nos va a demostrar que la idea de una hipótesis tópica no alcanza para entender el proceso de la represión, porque con solo hacer foco en lo que sucede a nivel de los lugares, de los topos que configuran al aparato psíquico, no podemos explicar la complejidad de dicho proceso psíquico, y tampoco dar cuenta del mismo.
Freud nos dice que no es suficiente con comunicarle a un paciente la existencia de su representación reprimida para que se levante la represión. Nos dice que una vez habiéndole comunicado al paciente la conjetura de su representación reprimida, lo único que podríamos comprobar es que este, el paciente, pasaría a contar con misma representación, pero inscripta dos veces, en dos lugares distintos, por un lado, en el inconciente, en tanto subsiste como reprimida, y por otro, en el sistema consciente, a partir de la nueva comunicación realizada por el analista. Es decir, una inscripción en el inconsciente y otra en la conciencia, escuchada a través de la voz de su analista. Pero en verdad no cambiaría su relación a la eficacia de lo reprimido. Imaginen ustedes, por ejemplo, que no alcanzaría con comunicarle a un paciente la interpretación de una represión, si fuera así como interpreta el analista, “es que usted se encuentra bajo los efectos de un amor reprimido hacia su madre”, para que en todo caso este, pueda destrabar una relación amorosa actual que según el analista es efecto de esa representación reprimida.
Bien, como decíamos, de este modo, Freud nos advierte que la cancelación de la represión no sobreviene hasta que la huella mnémica consciente entra en conexión con la inconsciente. Finalmente concluye que el tener oído y el tener vivenciado son por su naturaleza psicológica dos cosas diversas. Entonces, veremos que habrá que trabajar con la fuerza psíquica que la sostiene para que la represión se levante.
En cambio, la hipótesis funcional nos va a permitir entender el pasaje de una representación reprimida e inconciente a la conciencia, si tenemos en cuenta que, para comprender dicho fenómeno, hay que suponer un cambio en el estado de las cargas energéticas que invisten a la representación en cuestión.
Freud trabaja la hipótesis funcional en el capítulo 4” Tópica y dinámica de la represión”. Afirma: la represión es en lo esencial un proceso que se cumple sobre representaciones, y dicho proceso se realiza en la frontera que se ubica entre los sistemas inconsciente y preconsciente.
Luego nos va a explicar que la mudanza, el cambio de estado de la investidura, es decir, de la carga energética de la representación en juego, va a estar relacionado con la participación de dicha representación en cada sistema del aparato.
Pero, sabemos también, como lo trabajamos la semana pasada, que la represión secundaria, o propiamente dicha, supone la puesta en conexión con lo reprimido desde antes (la represión primaria), que hace de fuerza de atracción, que arrastra a la represión, y une su fuerza con aquello que la conciencia quiere rechazar.
Entonces, en términos dinámicos y económicos, nos va a decir que si el mecanismo de la represión secundaria consiste en que el sistema preconsciente-consciente rechaza a la representación que quiere acceder a la conciencia desde el sistema inconciente, podemos pensar queel sistema preconciente, al no aceptarla, le realiza una sustracción de su investidura, es decir, que no inviste a dicha representación con su energía psíquica. A eso se refiere cuando en el texto habla de la sustracción de la investidura preconciente.
Pero, también sabemos, que la representación reprimida que pertenece al sistema inconciente sigue teniendo capacidad de acción en el sistema precc/cc, y esto lo sabemos por sus retornos. Recuerden el caso del olvido de Signorelli, y el retorno de sus sustitutos.
De este modo, entendemos que la representación reprimida sigue investida en el inconciente con su investidura inconciente. Esta cuestión la podemos entender a partir de como Freud define el inconciente en su sentido dinámico, en tanto es el que da cuenta de representaciones inconciente, intensas y eficientes. Que sean intensas significa que están dotadas de investidura inconciente la cual le confiere capacidad de acción a través de sus retornos, en el sistema consciente.
Ahora bien, la pregunta es entonces, por qué la representación reprimida que sí encuentra dotada de investidura no puede acceder a la conciencia. Si bien sabemos que, por no sortear la censura, la conciencia la rechaza, por otro lado, sabemos también, que lo reprimido desde antes, la represión primaria genera una fuerza de atracción.
Teniendo en cuenta la represión primaria entendemos que a este proceso de sustracción de investidura preconsciente se le agrega otro movimiento, otra fuerza, y es la que proviene de la misma represión primaria que supone la atracción de esa representación que se quiere mantener reprimida hacia el icc. A este movimiento, a esta fuerza la va a llamar contrainvestidura. Y aclara, la contrainvestidura es el único mecanismo de la represión primaria y representa su gasto permanente de energía al mismo tiempo que garantiza la permanencia del mecanismo de la represión.
¿De qué modo se manifiesta la contrainvestidura? La contrainvestidura opera en el preconsciente, a través de las formaciones sustitutivas. ¿Por qué? Porque mientras más fuerza tenga la representación sustitutiva, la represión se sostendrá. Mientras más intensos se presenten Botticelli y Boltraffio, con más fuerza se sostendrá la represión de Signorelli. Por eso decimos que la contrainvestidura es el único mecanismo de la represión primaria y trabaja en el sistema preconsciente, haciendo contrapresión para que la representación reprimida no acceda a la conciencia.
Freud nos advierte también que es muy posible que la investidura preconciente sustraída de la representación reprimida se aplique a la contrainvestidura.
Y, por último, en el capítulo siete nos va a decir que el cambio de estado que implica el pasaje de una representación inconciente a una consciente va a estar relacionado con el registro en el aparato del objeto percibido, en su estado de representación cosa o representación palabra. Si la
representación es inconciente, decimos que el objeto percibido se encuentra en el aparato registrado solo en su estatuto de representación cosa, porque se les denegó su traducción a palabras. Pero, si sorteó la censura, y se hizo consciente, es porque la representación cosa se puso en conexión con la representación palabra, es decir que se lo tradujo en palabras susceptibles de conciencia.
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