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PENSAMIENTO Y RAZONAMIENTO – BUR
PENSAMIENTO
La función adaptativa de la especie humana requiere que dispongamos en todo momento de conocimiento organizado y fácilmente recuperable. Los conceptos nos permiten categorizar las cosas que experimentamos.
El pensamiento podría ser entendido como un proceso de formación de conceptos ya que según su etimología los términos “pensar” y “espeso” provienen de la misma raíz (lo que daría a entender que la acción de pensar es esencialmente la de comprimir las ideas). Formamos así, abstracciones conceptuales que posibilitan extender las, en principio, limitadas capacidades cognitivas humanas.
Leonhard Euler en una de sus reflexiones escribió, asombrado, acerca de “cierta capacidad de la mente humana”, a la que denomino poder de abstracción. Lo que llama la atención de Euler es la capacidad de elaborar nociones genéricas. En psicología denominamos a esa noción genérica “concepto”.
El pensamiento humano, utiliza los conceptos y categorías como formas de organización del conocimiento ya que los conceptos constituirían de alguna manera los elementos básicos del pensamiento humano, al ser representaciones mentales de cierto conjunto de hechos u objetos. Una de las más importantes funciones que desempeñan los conceptos sería la de organización del mundo, (a partir de atributos de un objeto, podemos determinar a qué categoría pertenece), pero al mismo tiempo, y de acuerdo a como categoricemos dicha entidad, crearemos un contexto, que nos proporcionara no solamente información sobre la entidad en cuestión sino que también sabemos de qué forma interaccionar con ella -> Otra función de los conceptos es la de brindar la posibilidad de predicción del funcionamiento del mundo. Sabemos cómo se va a comportar aquello que está presente en nuestro entorno y al mismo tiempo sabemos de qué manera programar la respuesta más adecuada a tal situación.
Cuando aquello que se nos acerca pertenece a una categoría desconocida, podemos elaborar un nuevo concepto, o bien acudir a conceptos ya presentes en nuestro sistema de creencias. Los conceptos permiten también la realización de inferencias, al atribuirle automáticamente a un ejemplar, las propiedades y características que normalmente se atribuyen a todos los miembros de una categoría.
Diferenciación entre la noción de concepto y la noción de categoría:
Los conceptos podrían ser entendidos como representaciones mentales, siendo uno de los elementos principales del pensamiento, al hacer posible la “economía cognitiva”. Las categorías son los eventos posibles que puede haber en el concepto.
El estudio de los conceptos: perspectivas clásicas
La visión clásica establece que un concepto es una entidad definida a partir de una serie de atributos “necesarios y suficientes” que determinan si un objeto pertenece o no a una categoría, la pertenencia de un ejemplar a una categoría es una cuestión de todo o nada.
El concepto como producto de la discriminación estimular: Clark Leonard Hull
-primer intento sistemático de estudiar la formación de conceptos
Los conceptos se adquieren por discriminación entre los diversos elementos que componen el estímulo.
Un niño adquiriría el concepto de “perro” a partir de la abstracción de los rasgos comunes de todos los perros
Metodología: Hull presentaba a un sujeto un carácter chino. Una vez que el sujeto había aprendido su nombre, el experimentador presentaba una serie de caracteres, entre los que había muchos que compartían con el carácter inicial, un mismo radical. Hull partía de la base de que cada vez que un individuo se encuentra con un ejemplar de una categoría, se fortalece la unión entre el concepto y todas las características del ejemplar. Según Hull, el aprendizaje fortalecía las relaciones entre las raíces comunes y el nombre del carácter correspondiente. Por ejemplo todos los caracteres de la cuarta fila tienen algo en común (un radical, “ta”, que constituye el concepto que el sujeto debe abstraer).
Según Hull, la abstracción de un elemento común a diversos estímulos asociados, es el concepto.
Los estudios de Jerome Bruner, Jacqueline Goodnow y George Austin
El proceso de adquisición de conceptos es producto de un proceso de comprobación de hipótesis que tiene estrecha relación con una forma de inducción llamada inducción enumerativa.
La “inducción enumerativa” es un mecanismo por el cual el sujeto va recopilando datos a partir de casos particulares que le posibilita luego realizar una generalización que se querrá poner a prueba.
Estas investigaciones incorporan dos nociones que más adelante serán claves para los psicólogos cognitivos: La noción de Hipótesis y la noción de Estrategia.
La experiencia consistía en utilizar 81 “tarjetas estímulo”
Consigna: “tengo un concepto en mente que usted debe adivinar”, al tiempo que se le mostraba al sujeto una carta cualquiera como ejemplo de ese concepto desconocido.
Los estímulos presentan todas las combinaciones posibles de 4 atributos, cada uno de ellos con 3 posibles valores:
Forma -> Cruz, círculo, cuadrado
Color -> Blanco, negro, rayado
Nº de figuras -> 1, 2, 3
Nº de márgenes -> 1, 2, 3
Los sujetos adultos no realizan las búsquedas de forma azarosa sino que actúan guiados por hipótesis o procedimientos de búsqueda (estrategias).
El concepto es definido aquí como
“un conjunto de caracteres necesarios y suficientes” (por ejemplo, todas las cartas con círculo negro, o bien, todas las cartas con doble marco y figuras blancas)
El problema de esta experiencia era que los sujetos resolvían una situación demasiado artificial. Decidieron diseñar tareas “más realistas”. Utilizaron para eso figuras de personas (adultos y niños), que podían diferir en la ropa, el sexo o el gesto.
Ante las imágenes (estímulos) los sujetos no veían rasgos sino que elaboraban historias. Sus hipótesis no tenían que ver con combinaciones abstractas de rasgos sino con estímulos significativos. Estas experiencias mostraron la tendencia de los sujetos a elaborar narraciones lo cual sugería que el procedimiento de adquisición de conceptos temáticos no podía reducirse solo a procedimientos formales.
Una de las mayores limitaciones de todas las investigaciones, es que parten de la idea de que un concepto artificial posee rasgos bien definidos, cosa que es efectivamente así, pero solo ante conceptos como cuadrado, o numero primo, la mayor parte de los conceptos que constituyen nuestro pensamiento no se adaptan a tales definiciones específicas, ya que no contienen una serie de propiedades “necesarias y suficientes.”
Eleanor Rosch y el efecto de tipicidad.
¿Cuál es la base a partir de la cual podemos establecer con certeza que una ballena es más parecida a un gato que a una merluza?
Veremos, algunas investigaciones que han abordado el estudio de lo que se ha denominado categorización natural, en respuesta a los estudios que pensaban que todos los ejemplares de un concepto tienen una serie de atributos comunes claramente definidos.
Eleanor Rosch, con sus estudios acerca de la categorización echa por tierra de manera experimental la vieja idea de que el universo esta decidido en ordenadas categorías definidas por condiciones necesarias y suficientes.
Conceptos y categorías: una de las funciones de los conceptos es la de permitirnos organizar los conocimientos al tiempo que gracias a ellos podemos realizar inferencias acerca del mundo en que vivimos.
El hecho de saber que esa entidad que está en esta habitación es una silla, es producto de un proceso mediante el cual ordeno en la memoria, de forma organizada, aquellos conocimientos previos que poseo. Ese proceso se denomina “categorización”.
Cuando interviene el lenguaje y en lugar de diferenciar formas triangulares de formas circulares tenemos que definir si un cinturón pertenece a la categoría de ropa o un cuadro pertenece a la categoría de mueble, comienzan los problemas. En ciertos casos (en la mayoría) definir ciertos conceptos no resulta fácil.
En nuestro mundo real los conceptos que necesitamos no son en general producto de formas geométricas bien definidas, sino que en general las cosas del mundo son más dudosas y no nos ponemos de acuerdo si un ejemplar determinado es representativo o no de una categoría.
Pertenecer a una categoría no es una cuestión de todo o nada, sino una cuestión de grados.
La economía cognitiva según Rosch:
Los conceptos cumplen la función de permitir la economía cognitiva dado que los atributos de los conceptos tienden a aparecer correlacionados: Ej.: concepto “fruta”, son vegetales, dulces, se suelen consumir como postre. Se deja de lado por ejemplo aceituna, tomate, etc.
Los atributos de los conceptos tienden a darse en el mundo a través de ciertas combinaciones y no otras, tienden a aparecer correlacionados en algo así como “racimos de rasgos”
Según este modelo, los conceptos poseen una doble estructura: vertical y horizontal. La estructura vertical tiene que ver con los “Niveles de Abstracción” en los que puede estar incluido un concepto, hay tres niveles de abstracción:
1) Un nivel “supraordinado” (el más inclusivo y el más económico en términos cognitivos)
2) Un nivel “básico” (al ser un nivel intermedio entre los otros dos, optimizaría la economía cognitiva al máximo. Son los que primero se aprenden en la vida)
3) Un nivel “subordinado”: (en el que los ejemplares se hacen más específicos. Es el menos inclusivo y el menos económico).
Ejemplo:
Nivel supraordinado: Instrumento musical. Nivel básico: guitarra, piano, flauta. Nivel subordinado: guitarra española, guitarra eléctrica, piano de cola, piano eléctrico, flauta traversa, flauta dulce.
Los conceptos tienen además una estructura horizontal, debido a la cual Dentro de cada uno de los tres niveles (supraordinado, básico y subordinado) habría ejemplares más o menos prototípicos. Esto se denomina Efecto de Tipicidad.
Los prototipos y el efecto de tipicidad.
Rosch comprobó que existen ejemplares que poseen más propiedades de una categoría que otros, por lo tanto, al ser “los mejores ejemplos” suelen ser utilizados como referentes a efectos de decidir si ciertos ejemplares concretos pertenecen o no a una determinada categoría. Prototipo.
El efecto de tipicidad permite observar que las categorías no son homogéneas, sino que tienen un centro (en el que están los prototipos o ejemplares típicos) y una “periferia”, en la que se encontrarían aquellos ejemplares atípicos (o menos representativos).
Si los atributos de un objeto se encuentran con frecuencia en otros miembros de la categoría este sería un objeto típico. Si los atributos se encuentran en raras ocasiones entre los demás ejemplares de la categoría, el objeto se considerará atípico.
La organización horizontal parte del elemento más prototípico (fruta: manzana), al ejemplar menos prototípico (fruta: aceituna).
Lo cierto es que el “Efecto de Tipicidad” permite explicar el comportamiento de los sujetos al realizar cosas tan diversas y habituales en la vida, como recordar, identificar, razonar, y elaborar conclusiones sobre el comportamiento y las propiedades que pueden llegar a tener los objetos del mundo.
Las categorías “Ad-hoc” de Larry Barsalou
¿Qué cosas te llevarías a una isla desierta?
¿Qué cosas te llevarías de vacaciones?
¿Qué cosas salvarías de un incendio?
Los ejemplares carecerían los atributos comunes para definir el concepto. Las categorías ad hoc son construidas “para la ocasión” o “se crean sobre la marcha”, ya que suelen tener una finalidad determinada. Tampoco están almacenadas en la memoria, sino que se crean “en respuesta a” la demanda de la situación.
Este modelo incorpora los siguientes elementos nuevos a las teorías de formación de conceptos:
a) Los conceptos y categorías no son algo totalmente fijo.
b) la forma en que recuperamos la información almacenada en la memoria de largo plazo depende del contexto o la situación en la que nos encontramos y de la finalidad con que se formen dichas categorías.
El modelo de Barsalou, mas allá de hablar de la capacidad de la mente humana para construir categorías en cierto momento dado, habla de las posibilidades de creatividad humana que están en juego en el proceso de construcción de categorías.
La formación de conceptos se basaría para Barsalou en un proceso de comparación de similaridad en la memoria de trabajo.
Para este modelo el concepto no tiene que ver con entidades almacenadas en la memoria de modo estable, sino que se formarían en el momento de su uso.
La evolución del significado de los conceptos: La perspectiva de Vigotsky.
Francis Galton, en relación a los conceptos dijo que eran como “fotografías colectivas” ya que cuando se observa la foto de un grupo de personas, uno tiende a reconocer los rasgos semejantes mientras que los detalles, con frecuencia se pierden.
Según Vigotsky la perspectiva de Galton sería similar a la que sostiene la lógica formal: se entiende que el concepto sería “aquel conjunto de rasgos que han sido destacados de una serie” y posteriormente se agruparían en rasgos generales.
Lo que se puede verificar en términos psicológicos durante el proceso de formación de concepto es que, más que un conjunto de rasgos fosilizados, lo que tenemos en el proceso de formación del concepto, un movimiento por el cual se forman conexiones nuevas entre el objeto y otros objetos del mundo. Desde una perspectiva dialéctica, no consistiría en borrar los rasgos individuales del objeto sino en un proceso bastante más complejo.
El concepto no es un conocimiento directo del objeto, sino un conocimiento mediatizado, que surge como resultado o reflejo de la diversidad de vínculos y relaciones que podemos sintetizar en cierta unidad integral.
Lenin afirma que: La generalización más simple, la primera y más simple formación de conceptos, juicios, silogismos, etc., denota ya la cognición cada vez más profunda por parte del hombre, de la conexión objetiva del mundo.
La formación de conceptos constituye el proceso de pensamiento verdaderamente dialéctico, más complejo y superior, incluso es el proceso que nos puede llevar a una idea general sencilla.
Como estudiar el proceso de formación de conceptos: El método para estudiar la formación de conceptos artificiales fue propuesto por N. Ach y luego modificado por Lev Vigotsky. Gracias a él es posible no solo describir los enlaces semánticos que están contenidos en una palabra sino también estudiar detenidamente la estrategia psíquica que en cada nivel de desarrollo produce la formación de un concepto.
El método consistía en disponer ante un sujeto una serie fe figuras geométricas de distinto tamaño, color, forma y altura. Estas piezas tenían en su base escrita una palabra sin sentido (lag, bik, mur o cev).
Se trata de una clasificación que no tiene que ver con rasgos simples de la pieza, sino que es una clasificación basada en palabras artificiales que designan rasgos complejos, como por ejemplo bik (bajas y grandes), mur (altas y pequeñas), cev (bajas y pequeñas) y lag (altas y grandes)
Mediante este procedimiento se intenta que el sujeto comience a formular hipótesis sobre que designan estas palabras, esta prueba permite efectuar el análisis de como progresivamente, el sujeto, elabora conceptos artificiales nuevos, cuales son los pasos que cumple, las estrategias que sigue, etc.
La novedad que presenta la teoría de Vigotsky acerca de la formación de los conceptos, tiene que ver con la cuestión de como este se hace cada vez más amplio sin empobrecer su contenido sino enriqueciéndose.
Los significados, según esta perspectiva evolucionan, hay tres grandes momentos o modalidades de pensamiento que se pueden identificar con bastante seguridad: el pensamiento sincrético, el pensamiento en complejos y el pensamiento conceptual.
El pensamiento sincrético consiste en un primer agrupamiento, rudimentario, no organizado, aunque existen criterios que permiten el agrupamiento de los objetos, estos criterios suelen ser subjetivos y cambiantes.
En el pensamiento en complejos encontramos agrupaciones de los objetos en base a vinculaciones producto de la experiencia inmediata.- El problema es que cualquier conexión bastaría para incluir un elemento dado en un complejo determinado. (Superabundancia de conexiones y ausencia de abstracción.
En el pensamiento en conceptos ya no se trata de asociaciones simples o de búsquedas de semejanzas, se trata de un movimiento que va de lo general a lo particular y al mismo tiempo, de lo particular a lo general. Es la unión y la generalización de elementos aislados y también la capacidad de abstraer, de considerar por separado, esos elementos. Eso sería un concepto.
RAZONAMIENTO
El razonamiento, veremos que aparece como un problema para el campo de la psicología, en parte, por ser un territorio de fronteras difusas. Muchos de los interrogantes básicos vinculados con el estudio del razonamiento se podrían resumir alrededor de una gran pregunta general: ¿Qué es el razonamiento?
Muchos especialistas coinciden en que existe razonamiento cuando en el procesamiento se va más allá de lo dado (aunque tal caracterización no permite diferenciar el razonamiento de otros procesos cognitivos)
“El razonamiento es un proceso que permite a los sujetos extraer conclusiones a partir de premisas o acontecimientos dados previamente; es decir, obtener algo nuevo a partir de algo ya conocido”
Se trataría entonces de una actividad inferencial que posibilita la extracción de conclusiones nuevas.
Razonamiento deductivo:
Conduce de lo general a lo particular. La más representativa de las tareas deductivas es el silogismo, un tipo de razonamiento constituido por tres proposiciones o juicios, en el que la tercera proposición, llamada conclusión, resulta necesariamente de las dos primeras, llamadas premisas.
Todos los hombres son mortales (premisa mayor)
Sócrates es hombre (premisa menor)
_____________________________________
Sócrates es mortal (conclusión)
Todo silogismo contiene tres términos o palabras principales (en este caso, “hombres”, “mortal” y “Sócrates”).
Según la lógica clásica se denomina término mayor (P) al que aparece como predicado de la conclusión (en este caso, “mortal”), término menor (S) al sujeto de la conclusión (en este caso, “Sócrates”) y es el término medio (M) aquel que aparece en ambas premisas y no aparece en la conclusión, ya que su función es establecer el enlace entre los otros dos términos.
Toda proposición tiene además dos características principales: cantidad (pueden ser universales o particulares) y calidad (pueden ser afirmativas o negativas)
Dado que las inferencias deductivas no aportan conocimiento nuevo, se puede afirmar que son tautológicas, ya que en un silogismo, lo que se dice en la conclusión ya está implícito en el punto de partida.
Los silogismos no ofrecen forma alguna de saber si lo afirmado en la premisa mayor es verdadero o falso, ya que su función no es determinar la verdad de los conocimientos, sino que tiene valor como método de exposición. Si el punto de partida es falso, el silogismo igual funcionará bien, ya que no hay forma de saber si lo afirmado en las premisas es verdadero o no.
Si bien la deducción no proporciona ningún incremento en la información semántica, resulta informativa cuando permite hacer evidente para el sujeto información que antes de la deducción no lo era.
Mientras ante ciertos silogismos es correcta la actuación de los sujetos ante otros solo lo es en un porcentaje bajo.
Cohen (1981) manifiesta que los seres humanos poseemos una competencia lógica (innata) que es imposible de falsar experimentalmente
Johnson-Laird (1982) afirma que la capacidad de razonar lógicamente debe ser considerada como una “habilidad”, y como tal, debe ser adquirida.
El condicional, la falsación y la “Tarea de las tarjetas” de Wason
En las inferencias condicionales aparecen dos premisas y una conclusión, apareciendo siempre el condicional que adquiere la clásica forma: “Si..., entonces... “
Si llueve María se moja. Premisa
Llueve. Premisa
Entonces María se moja. Conclusión
Las investigaciones centradas en el condicional tratarán de indagar en los errores más comunes y en la forma y el momento en que se adquieren las conectivas lógicas.
Dos tipos válidos de inferencias: los conocidos Modus Ponens y Modus Tollens.
Modus Ponens
Si llueve María se moja Si p entonces q
Llueve, p
entonces, María se moja entonces q
Modus Tollens
Si llueve María se moja Si p entonces q
María no se moja, no q
entonces, no llueve entonces no p
El modus ponens implica que a partir de la afirmación del antecedente (llueve), se obtiene necesariamente la afirmación del consecuente (entonces María se moja); en tanto que el modus tollens establece que a partir de la negación del consecuente (María no se moja) se obtiene la negación del antecedente (no llueve).
Lo cierto es que muchas investigaciones han revelado que la gente acepta de manera casi unánime, como inferencia válida el Modus Ponens, pero en cambio se resiste a considerar valida el Modus Tollens, pese a que también lo es.
¿Con que frecuencia se tiende a elegir uno u otro modo? Cuando las personas tenemos una hipótesis… ¿Tendemos a falsarla o a intentar confirmarla?
Estas preguntas se hizo el inglés Peter Wason lo que lo llevo a inventar el rompecabezas más estudiado por los psicólogos del razonamiento del mundo: El problema de las cuatro tarjetas:
Procedimiento: A una persona se le muestra una pila de tarjetas que presentan, por un lado, letras (vocales o consonantes) y por el otro, números (pares o impares). De la pila, se separan cuatro tarjetas y se las coloca sobre la mesa, de manera que se vea una sola de las caras de las tarjetas. Las cuatro tarjetas tienen en su lado visible una vocal, una consonante, un número par y un número impar.
Tarea: El jugador debe indicar la tarjeta (o tarjetas) que es necesario dar vuelta (para ver su lado oculto) como forma de saber si la siguiente regla es verdadera o falsa.
Regla: “Si una carta tiene una vocal en un lado, entonces tiene un número par en el otro”
Los resultados son absolutamente desalentadores. La mente lógica no es un “don natural”. Sólo el 10 % de las personas que aceptan solucionar el rompecabezas se da cuenta de cuáles son las tarjetas que hay que dar vuelta para resolver el problema.
El verdadero error se comete con la carta que tiene el número impar, porque si se verifica que la tarjeta tiene del otro lado una vocal, la regla es totalmente falsa. La carta con el número impar sirve para falsar la regla.
No es fácil entender que es mejor falsar que verificar, y que es necesario razonar también sobre las caras ocultas y no solo en las caras visibles. Dando vuelta esas tarjetas, la regla no puede ser falseada.
Volver la vocal implica una inferencia de tipo modus ponens. Volver el número impar, y no encontrar una vocal permite saber que la regla es verdadera (modus tollens).
Cuando se realiza este mismo problema con materiales de contenido familiar, los resultados son mucho mejores. Richard Griggs y James Cox, modificaron la prueba de las cuatro tarjetas de Wason proponiendo a los participantes que se centren en una historia que tenía como protagonistas a un par de parroquianos que estaban en un bar bebiendo cerveza, y a un policía que debía verificar que se cumpla una ley (efectivamente vigente en el estado de Florida, EE.UU.). Ley: “si una persona quiere beber cerveza debe tener más de 16 años”.
Las tarjetas tienen a la vista edades (una mayor y otra menor de 16), y las otras dos tarjetas el tipo de bebida, (cerveza o bebida sin alcohol)
En este experimento, a diferencia de lo que ocurría anteriormente, al contener las cartas información con sentido y al formar parte la tarea propuesta de una situación en la que es fácil imaginarse las intenciones y los fines de los protagonistas, en lugar de obtenerse solo un 10% de resoluciones satisfactorias, el porcentaje se elevaba al 62%.
Según Leda Cosmides:
El hecho de presentar el problema en términos de intercambio social produce un efecto de “facilitación”, lo que la lleva a sostener que la mente humana está diseñada por las fuerzas de la evolución para resolver problemas interpersonales de intercambio social.
Los humanos disponen de un mecanismo mental, desarrollado de forma natural, para detectar a los “tramposos”.
La capacidad de razonar con rapidez y precisión respecto de contratos sociales ha debido ser importante para el contrato social.
Desde una perspectiva evolucionista, la arquitectura cognitiva que define el razonamiento no podría aparecer ya como un mecanismo general, aplicable a todos los dominios. Serían “módulos especializados del razonamiento” (que fueron evolucionando en dirección a la realización de inferencias de interacción e intercambio social cada vez más eficientes.
¿Por qué fracasa la gente en el problema de las cuatro tarjetas?: Juan Delval afirma que la causa principal del fracaso en el problema de Wason radica en la dificultad que tienen las personas para tener en cuenta simultáneamente todas las condiciones y las consecuencias del problema. Además, muchos sujetos en medio de la prueba comienzan a entender realmente la consigna dada por el experimentador, lo cual implica que: “si no se consigue entender un problema por el modo en que se presenta, o el material en que se realiza, quiere decir que no puede hablarse de operaciones formales en sentido estricto. Existen múltiples pruebas de que no hay una capacidad de razonar formalmente independiente del contenido”
La inducción:
El estudio de la inducción opta por desarrollarse en otros terrenos más bien “externos” al laboratorio: la toma de decisiones, la formación de conceptos, el aprendizaje o el razonamiento informal.
Desde la lógica clásica el razonamiento inductivo es aquél que obtiene conclusiones generales a partir de premisas particulares.
Wason, propone distinguir entre problemas “cerrados” y problemas “generativos”, más que inductivo o deductivo.
Rips (1990) cuestiona la posibilidad de que sean dos procesos psicológicos diferentes.
Al ser presentado generalmente en oposición al razonamiento deductivo, el razonamiento inductivo suele aparecer como poco preciso o como una forma de generalización. La lógica inductiva, en realidad aparece como mucho más “poderosa” que la deductiva, ya que se extiende de lo observado a lo no observado.
John Stuart Mill puso a disposición de las jóvenes ciencias el método inductivo. Su análisis partió de un entinema (un silogismo al cual le faltaba una premisa):
“Éste, aquél, y los demás animales con cuernos, el buey, la cabra, todos rumian; por lo tanto, todos los animales con cuernos rumian”
En el razonamiento deductivo, el todos implicado en la premisa es igual a todos de la conclusión. En este ejemplo el todos de la premisa se refiere a un número finito (los animales observados) mientras que el “todos” de la conclusión se refiere a un número infinito (los animales observados y los no observados).
La inducción se extiende, luego de la observación repetida de un fenómeno, a otras circunstancias parecidas. Esto justamente será lo que le otorga a la inducción su carácter probabilístico, ya que una generalización inductiva no conduce a un conocimiento necesariamente verdadero, sino solo probablemente verdadero.
El caso del “razonamiento clínico” desde la perspectiva del procesamiento de la información:
Se preocupan por conocer los procesos cognitivos en ambientes naturales (en la vida cotidiana) lo que determina una interesante línea de investigación: la del estudio del razonamiento informal.
Según Fernández Berrocal y Carretero las características del razonamiento informal serían las siguientes:
-Se aplica a cuestiones de la vida cotidiana
-Se aplica a cuestiones relevantes para el individuo
-No utiliza lenguaje formal o simbólico sino lenguaje cotidiano
-Es dependiente de contexto
-Se aplica a tareas abiertas, sin una única solución correcta
-Se aplica a tareas no deductivas, y el sujeto cuenta con menos información de la necesaria para la resolución de la tarea.
Se ha definido al razonamiento informal en oposición al razonamiento formal.
Describiremos la caracterización que realizan desde la perspectiva del procesamiento de la información, Elstein y Bordage sobre el razonamiento de los médicos clínicos.
Pretenden responder las siguientes preguntas: cómo se toman las decisiones clínicas (pregunta de índole descriptiva), y cómo deberían tomarse éstas (pregunta de índole prescriptiva).
Los profesionales médicos, ante la limitada capacidad de memoria de trabajo se ven obligados en las situaciones de diagnóstico a procesar serialmente la información de la que disponen se deben representar de manera simplificada el cuadro clínico, funcionando luego en el marco de tales representaciones simplificadas lo más racionalmente posible como forma de aumentar la capacidad del sistema para realizar inferencias, clasificar y tomar decisiones correctas.
Estas representaciones esquematizadas de situaciones complejas no agotan todas las posibilidades.
Una de las diferencias halladas entre el “buen razonador clínico” y el “malo”, estaría en el mayor o menor esfuerzo que hace el profesional para enfrentarse a la limitación en el sistema.
Un profesional médico ante una situación de diagnóstico, puede emplear la estrategia de generar y comprobar soluciones hipotéticas al problema que presenta el paciente. Es decir, genera rápidamente un pequeño conjunto de hipótesis (en base a la limitada cantidad de datos de los que dispone inicialmente).
Con respecto al “mal razonamiento clínico”, los errores principales detectados fueron producto de la conjunción de dos procesos: por un lado, la tendencia a asignar pesos positivos confirmatorios a hallazgos intrascendentes, al mismo tiempo que se verificaba, por parte de los clínicos, una búsqueda activa de datos dirigidos a confirmar las hipótesis que se tienen en mente en lugar de buscar datos que la rechacen.
Esto confirmaba la conocida máxima de la psicología del razonamiento que afirma que se tienden a sobreestimar los datos que afirman una hipótesis y a menospreciar aquellos que tienden a refutarla.
El razonamiento abductivo. Charles Peirce
La abducción se refiere a una singular forma de razonamiento que intentaremos caracterizar pese a la ambigüedad que presenta el concepto.
Peirce sostiene que todo conocimiento surge de un proceso de inferencia.
Según el:
La inducción consiste en presuponer que es verdad de todo un conjunto lo que es verdad en un número de casos del mismo tomados aleatoriamente.
De la deducción el dirá que su punto de partida es una ley general constituyendo así un silogismo.
La abducción en cambio, consiste en elaborar una conjetura o hipótesis explicativa.
Supongamos que entramos a una habitación en la que hay una mesa y una bolsa con porotos.Si sobre la mesa hay porotos que son todos blancos, y sé que los porotos fueron sacados de la bolsa que hay en la habitación, por inferencia inductiva puedo concluir que todos los porotos de la bolsa son blancos.
Si yo sé que todos los porotos de la bolsa son blancos y esos porotos fueron sacados de la bolsa, tales porotos, por inferencia deductiva serán todos blancos.
Estos porotos que veo sobre la mesa son blancos. Como sé que todos los porotos de la bolsa son blancos, por inferencia abductiva, supongo que esos porotos fueron sacados de la bolsa.
En relación al conocimiento científico los planteos de Peirce se oponen a las perspectivas positivistas que afirman que solo la inducción o la deducción son responsables del desarrollo de la ciencia. Según el, todas las ideas novedosas, serían producto de la abducción, que en realidad sería un momento (el momento inicial) de un triple proceso:
1º) Se plantea una hipótesis sin fuerza probatoria (abducción).
Para luego…
2º) Extraer de dicha hipótesis consecuencias (deducción)
lo que culmina con…
3º) La puesta a prueba de dichas consecuencias (inducción)
que permitirá verificar o no la hipótesis del primer momento
Este “instinto de adivinar”, la abducción, es, según el propio Peirce, “una ensalada singular, cuyos ingredientes principales son la falta de fundamento, la ubicuidad [facultad de estar presente en varios los sitios a la vez] y la fiabilidad”
A menudo extraemos de una observación sólidos indicios de la verdad sin poder especificar cuáles circunstancias de entre las observadas contenían tales indicios.
El paradigma Indicario: Carlo Guinzburg
Movimiento que surge a fines del siglo XIX en el que podemos encontrar a tres grandes “detectives”: Giovanni Morelli, Sherlock Holmes (Arthur Conan Doyle) y Sigmund Freud (todos médicos.
Los caracteriza ese “saber observar” al detenerse en el valor que presentan ciertos detalles que hasta el momento no habían sido tenidos en cuenta.
Según Guinzburg, este modelo “conjetural”, desde una perspectiva filogenética, podría hallarse seguramente en las actividades del hombre primitivo.
Implica la posibilidad de ordenar en una secuencia narrativa hechos aparentemente insignificantes. Esta búsqueda de “detalles irrelevantes” que se transforman en “indicios reveladores” es una marca que encierra una clave, ya sean rasgos pictóricos (en el caso de Morelli), formaciones del inconsciente (en el caso de Freud) o las huellas de la escena del crimen, en el caso de Sherlock Holmes.
La abducción es por lo tanto también un proceso de formación de hipótesis explicativas que trata de probar que algo debe ser.
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