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ALUCINACIONES: Un enfoque interfuncional histórico-cultural (Gestal)
Se entiende a la percepción como el “reflejo directo y figurativo de los objetos del mundo, en tanto conjuntos con sus elementos constituyentes y propiedades, por la influencia de los mismos sobre los órganos de los sentidos”. Es habitual que se piense a la alucinación como un trastorno de este proceso psicológico y se la defina como percepción sin objeto. Esquirol plantea que quien la posee tiene la convicción íntima de una sensación actualmente percibida en el momento en que no hay objeto externo capaz de despertar esa sensación dentro del campo de sus sentidos.
Para Esquirol quien alucinaba estaría atribuyendo un cuerpo y actualidad a imágenes traídas a la mente por la memoria, prescindiendo de la intervención sensorial. En esta dirección,la alucinación es un fenómeno cerebral o psicológico que sucede independientemente de los sentidos. Las alucinaciones no son falsas sensaciones o ilusiones de los sentidos o percepciones erróneas de la sensibilidad orgánica. La localización de la alucinación no es el órgano periférico de la sensación, sino el órgano central de la propia sensibilidad.
Debe ser distinguida de los errores sensoriales y aproximada a la personalidad del sujeto, quien cree percibir algo que no existe.
Desplazar la alucinación del registro estrictamente perceptivo permitiría evitar el prejuicio epistemológico sobre el error sensorial y a la vez, sugerir una alternativa al sensualismo empirista que pondera el lugar de los órganos sensoriales como el fundamento último del conocimiento.
La concepción de la alucinación como sentido de realidad de una percepción sin estímulo externo no deja un claro espacio a la relación entre la alucinación con el pensamiento, el lenguaje, la memoria y la emoción, asumiendo que no debe haber diferencias entre los tipos de alucinaciones, todas podrían responder a un mismo mecanismo psicológico.
El problema de la alucinación guarda relación además de las vías sensoriales, con las creencias que hacen a una convicción íntima de quien la experimenta. En la alucinación existe la convicción de que el fenómeno tiene su origen fuera de uno mismo, que se produce irl. Además, la ausencia de control por parte del individuo la distingue de otra clase de imágenes mentales vividas, existiendo una dificultad, de alterar o disminuir la experiencia por deseo expreso de la persona.
Bouchez señala que la diferencia entre las alucinaciones de los artistas y la de los insanos (sic) se daba en relación a la capacidad de control sobre sus experiencias alucinatorias.
Entonces, la experiencia alucinatoria se entendería como una articulación perteneciente al mundo de los objetos y al mundo interior. De este modo, conciencia y percepción se confunden, en sentido en que percibir no es solamente identificar los objetos sino también “tomar conciencia del campo fenoménico en el cual ellos intervienen. Además de las alucinaciones clasificadas según los sentidos, existen alucinaciones fuera de esta serie, a las que Ey denominó alucinaciones psíquicas o “pseudoalucinaciones”. Éstas tendrían como soporte a los pensamientos y palabras, que preceden o bien acompañan el sentimiento de irrealidad delirante del sujeto. La primera le atribuiría una génesis sensorial al considerarla como un trastorno perceptivo.
Según algunos autores, las alucinaciones son inescindibles del contexto histórico del individuo que la experimenta.
Las explicaciones de la experiencia alucinatoria puede dividirse en tres grandes paradigmas: el c-c, el organicista y el psicodinámico.
Las alucinaciones auditivas consistirían en palabras o frases dirigidas al oyente y que a su vez, no pueden ser experimentadas directamente por otras personas. Tres cualidades: personificación (los individuos pueden identificar voces con personas de su entorno social, atribuyéndole intenciones y conducta), posicionamiento participante (las voces pueden dialogar entre ellas, dirigirse al oyente de a una o en simultáneo, e interferir en las conversaciones del individuo irl) y características secuenciales (interactúan con el oyente en modalidades pregunta-respuesta, petición-rechazo, etc).
Si las alucinaciones auditivas fueran producto del discurso interno, deberían activarse las áreas del cerebro responsables de la percepción del habla, localizada en el HI. Notaron relación entre el inicio de alucinaciones y activación del LTI. De este modo las voces en el HD encontraron su camino hacia el HI.
Las alucinaciones serían producto de un déficit en el monitoreo de realidad del individuo, que atribuye específicamente sus pensamientos en forma sesgada a una fuente externa. Se destaca a la cultura como modeladora de las experiencias alucinatorias, ya que forma creencias y expectativas que servirán como criterio de monitoreo.
Teoría de la Detección de la Señal (Bentall y Slade): la función de la detección de un estímulo requiere de sensibilidad perceptual y parcialidad de la respuesta. Los pacientes alucinadores no diferían en la primera pero sí en la segunda; lo que indicaba una predisposición a decidir qué señales ellos sí identificaban como presentes ante una condición de incertidumbre. (correspondencia entre alucinaciones y sugestión) (activación cerebral con alucinaciones, no con sugestión)
El contenido mismo de la alucinación puede reflejar emociones. La emoción podría ser pensada también como disparadora de las alucinaciones. Sin embargo, no muchas alucinaciones tienen una conexión tan obvia con las emociones.
Thénon definió a las alucinaciones como parte de la percepción de un juicio erróneo incorregible sobre la realidad exterior, y no un disturbio perceptivo. Sostenía que el esquizo cuando se defiende del insulto o amenaza de las voces lo hace desde una organización delirante específica. La alucinación sería síntoma integrado en el pensamiento delirante. El delirio sería la base. Las alucinaciones engendradas por el pensamiento patológico de un individuo se apoyan en fragmentos del pensar y del sentido de una relación fluida con el medio, o sea de las condiciones sociales de su existencia. El contenido muchas veces regleja el sistema de relación de los hombres entre sí en una determinada etapa histórica.
En la desintegración de los conceptos y su retroceso a formas primitivas del pensamiento, la relación entre percepción y apercepción se encuentra conmovida. (V)
Lo disfuncional de una experiencia alucinatoria depende de la respuesta de la sociedad. “No hay razón a priori ni justificación teórica para limitar la definición de alucinación al campo de la psicopatología, si bien es más fácil definir fenomenológicamente una alucinación dentro de un contexto psicopatológico que dentro de un contexto sociocultural”. Las diferencias culturales e históricas se ven manifestadas según el tipo de alucinaciones. Las alucinaciones visuales suelen ser más comunes en los países del tercer mundo.
No sólo las alucinaciones pueden recibir influencias culturales sino que a su vez contribuyen a la creación de la cultura. (alienígenas, ble).
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