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SEM 3 - CAP 7 - PAR 1
Freud finalmente vio su error, y dice que sin duda hizo fracasar todo el
asunto por haber desconocido el verdadero objeto de amor de Dora,
cortándose prematuramente la cura, sin permitir una resolución suficiente
de lo que estaba en juego. Saben que Freud creyó entrever en ella una
relación conflictiva debida a su imposibilidad de desprenderse de su primer
objeto de amor, su padre, para ir hacia un objeto más normal, a saber, otro
hombre.
Ahora bien, el objeto para Dora no era sino esa mujer a la que se llama, en
la observación, la señora K., que es precisamente la amante de su padre.
El señor K. en suma le sirve a Dora de yo, en la medida en que por su
intermedio puede sostener efectivamente su relación con la señora K.
La mediación del señor K. es lo único que permite a Dora mantener una
relación soportable. Este cuarto mediador es esencial para el mantenimiento
de la situación, no porque el objeto de su afecto sea de su mismo sexo,
sino porque tiene con su padre relaciones profundamente motivadas, de
identificación y de rivalidad, acentuadas además por el hecho de que la
madre en la pareja parental es un personaje totalmente borrado.
Se rompe equilibrio cuando Sr K dice que su mujer no es nada para él, Dora
piensa, entonces, ¿Qué es usted para mí?
Dora no es paranoica porque no hay trastorno del lenguaje en su caso, tal
como lo hay en las psicosis.
El nivel de alteridad de este personaje se modifica, y la situación se
degrada debido a la ausencia de uno de los componentes del cuadrilátero (Sr.
K) que le permitía sostenerse.
Esto nos lleva a la médula del problema del narcisismo.
SEM 3 - CAP 12 - PAR 3
Les hablé del Otro de la palabra, en tanto el sujeto se reconoce en él y en
él se hace reconocer. Ese es en una neurosis el elemento determinante, y no
la perturbación de tal o cual relación oral, anal o inclusive genital.
Sujeto tiene accidente de trabajo en el tranvía, lo revisan, no tiene nada.
Pero luego aparece dolor en la costilla que lo hace tumbarse e incluso
perder el conocimiento, hay gran malestar. No le encuentran nada orgánico,
se piensa en una histeria traumática.
En otras ocasiones, el sujeto presenta manifestaciones asaz sorprendentes
de transferencia. Una vez, en particular, el sujeto se endereza
repentinamente, para caer en sentido contrario, la nariz contra el diván,
ofreciendo al analista sus piernas colgantes en un cuadro cuya
significación general no escapa al analista.
La interpretación del médico sobre su carácter anal y tendencias
homosexuales no mueven al sujeto.
Hay muchos traumas de infancia como por ejemplo pisada del pulgar por su
madre, después de eso comienza a chuparse el dedo.
Pero hay un pequeño inconveniente, a medida que se va presentando él
material se observa que lo decisivo en la descompensación de la neurosis no
fue el accidente, sino los exámenes radiológicos.
El sujeto desencadena sus crisis durante los exámenes que lo someten a la
acción de misteriosos instrumentos. Y estas crisis, su sentido, su modo, su
periodicidad, su estilo, se presentan muy evidentemente como vinculadas con
el fantasma de un embarazo.
Se puede reconocer en ellas la relación anal, u homosexual, o esto o lo
otro, pero estos elementos mismos están incluidos en la pregunta que hace:
¿Soy o no capaz de procrear? Esta pregunta se sitúa evidentemente a nivel
del Otro, en tanto la integración de la sexualidad está ligada al
reconocimiento simbólico.
Lo que está en juego en nuestro sujeto es la pregunta ¿Qué soy? ¿soy?, es
una relación de ser, un significante fundamental. En la medida en que esta
pregunta en tanto simbólica fue despertada, y no reactivada en tanto
imaginaria, se desencadenó la descompensación de su neurosis y se
organizaron sus síntomas.
De niño había presenciado un parto fallido donde vio al bebé salir en
pedazos.
¿Pero en torno a qué gira su interés por sus excrementos? En torno a saber
si puede haber en los excrementos carozos de frutas capaces todavía de
crecer una vez plantados.
Observen que nos encontramos aquí ante algo singular: la mujer se pregunta
que es ser una mujer; del mismo modo el sujeto masculino se pregunta qué es
ser una mujer.
SEM 3 - CAP 13 - PAR 1 Y 2
La tópica freudiana del yo muestra cómo una o un histérico, cómo un
obsesivo, usa de su yo para hacer la pregunta, es decir, precisamente para
no hacerla. La estructura de una neurosis es esencialmente una pregunta, y
por eso mismo fue para nosotros durante largo tiempo una pura y simple
pregunta.
Freud, según su propia confesión, se equivoca respecto al objeto de deseo
de Dora, en la medida en que él mismo está demasiado centrado en la
cuestión del objeto, es decir en que no hace intervenir la intrínseca
duplicidad subjetiva implicada. Se pregunta qué desea Dora, antes de
preguntarse quién desea en Dora. Freud termina percatándose de que, en ese
ballet de a cuatro —Dora, su padre, el señor y la señora K.— es la señora
K. el objeto que verdaderamente interesa a Dora, en tanto que ella misma
está identificada al señor K.
El yo de Dora es el señor K.
Hablando estrictamente no hay, diremos, simbolización del sexo de la mujer
en cuanto tal. En todos los casos, la simbolización no es la misma, no
tiene la misma fuente, el mismo modo de acceso que la simbolización del
sexo del hombre. Y esto, porque lo imaginario sólo proporciona una ausencia
donde en otro lado hay un símbolo muy prevalente.
En el entrecruzamiento de lo imaginario y lo simbólico, yace la fuente de
la función esencial que desempeña el yo en la estructuración de las
neurosis. Cuando Dora se pregunta ¿qué es una mujer? intenta simbolizar el
órgano femenino en cuanto tal. Su identificación al hombre, portador del
pene, le es en esta ocasión un medio de aproximarse a esa definición que se
le escapa. El pene le sirve literalmente de instrumento imaginario para
aprehender lo que no logra simbolizar.
Indudablemente, la situación es mucho más compleja en la histeria
masculina. En tanto la realización edípica está mejor estructurada en el
hombre, la pregunta histérica tiene menos posibilidades de formularse. Pero
si se formula ¿cuál es? Hay aquí la misma disimetría que en el Edipo: el
histérico y la histérica se hacen la misma pregunta. La pregunta del
histérico también atañe a la posición femenina.
Se trata de la pregunta de la procreación. La paternidad al igual que la
maternidad tiene una esencia problemática; son términos que no se sitúan
pura y simplemente a nivel de la experiencia.
Como tal, la pregunta sobre la muerte es otro modo de la creación neurótica
de la pregunta, su modo obsesivo.
SEM 5 - CAP 20 - PAR 2
Sueño tiene 2 pisos: el piso ste, o sea el de la palabra y el imaginario
donde se encarna el objeto metonímico.
Sueño bella carnicera. Está obligada a crearse un deseo insatisfecho con el
caviar.
El cumplimiento de deseo del sueño no se ve al principio pero luego la
enferma cuenta que una de sus amigas, muy flaca, quería que ella la invite
a comer porque dice que en su casa siempre se come muy bien y ella quería
engordar. La paciente sabe que a su marido le gustan las redondeces (?) y
piensa ''no voy a engordarte para que le gustes a mi marido'' (celos).
Además el marido quería adelgazar y dijo que no aceptaría más invitaciones
a comer, de lo que ella entiende que las comidas mundanas engordan.
Otro punto es el rol del salmón ahumado (que ella no conseguía en el sueño
y x eso frustra su deseo de hacer una cena), este es el plato preferido de
su amiga.
Se identifica con su amiga. El deseo no realizado que le da a su vida es
signo de la id con su amiga.
La imitación histérica no es puro imitar, sino una apropiación, se
identifica con algo, es un como si.
Para que una histérica tenga comercio amoroso satisfactorio, debe crearse
un deseo insatisfecho, que cumplirá su función justamente sólo si no es
cumplido.
Si el sujeto necesita crearse un deseo insatisfecho, es que ésta es la
condición para que haya para él un Otro en lo real.
El sueño sí es cumplimiento de deseo xq le da un deseo que no se cumple,
tal como ella quiere con el caviar cuando está despierta. El caviar está
representado x la amiga en el sueño.
El falo es aquel ste que marca lo que el Otro desea. El sujeto reconoce que
está marcado x un ste solo xq el Otro tmb lo está. Siempre queda algo +
allá que se puede satisfacer por intermedio del ste, o sea, a través de la
demanda.
El sujeto reconoce su deseo como tachado en tanto el deseo del Otro esté
tachado.
Es por mediación del ste falo que se introduce el más allá de la relación
con la palabra del Otro. Se integra a la palabra del Otro y va a ocupar su
lugar en el lugar primitivo de la relación de la palabra con la madre.
Para esta dialéctica es necesario que el deseo encuentre una relación con
el deseo del Otro.
SEM 5 - CAP 23 - PAR 3
El obsesivo necesita un deseo más allá de una demanda. Resuelve la
evanescencia de su deseo creando un deseo prohibido.
Es necesario que el Otro consienta a su deseo.
Salida oblativa: sumisión a la demanda del Otro.
En su hazaña el obsesivo busca el permiso del Otro (lo desea). En ella el
sujeto doma una angustia fundamental. La muerte, el verdadero peligro, está
en un 3er sujeto que mira la hazaña.
Lo que el obsesivo quiere mantener es un Otro en el que las cosas se
articulan en forma de ste. Se trata de ver a qué va dirigido el
comportamiento del obsesivo. trata de ver a qué va dirigido en su conjunto
el comportamiento del obsesivo. Su objetivo esencial, no hay duda, es el
mantenimiento del Otro.
4 Puntos cardinales en los que se orienta la defensa del sujeto:
- Fantasma
- Hazaña, presencia del Otro
Una cosa lo distingue del fantasma y también de la hazaña. Si la hazaña es
un ejercicio, una proeza, un juego de manos destinado a complacer al Otro,
a quien, ya se lo he dicho, importa un bledo, el acting out es distinto. Es
siempre un mensaje, dirigido al analista.
SEM 8 - CAP 14 - PAR 3
Demanda anal: demanda de retener el excremento, se funda en el deseo de
expulsar. Esta función tmb la exige el padre, se le pide al sujeto que dé
algo que cumpla la expectativa. Se trata de una disciplina de la necesidad,
y la sexualización sólo se produce en el movimientto del retorno a la
necesidad.
El campo de la dialéctica anal es el verdadero campo de la oblatividad. La
oblatividad es una fantasma del obsesivo, que dice ''todo para el otro''.
El estadío anal se caracteriza xq sólo se satisface una necesidad para
satisfacer la necesidad de otro.
El deseo se va literamente a la mierda.
Lo sexual sólo puede reintroducirse aquí de modo violento, violencia
sádica.
En la relación anal es donde el otro adquiere plena dominancia. Eso hace
que lo sexual se manifieste en estadío. Reflejo del fantasma sádico-oral.
Hay sufrimiento esperado por el otro. La suspensión del otro I sobre el
abismo del sufrimiento es lo que constituye el eje de la erotización
sadomasoquista. Reaparición de lo sexual.
Lo que constituye al estadío anal como estructura sádica marca el ascenso a
lo que se realizará en el estadío genital, que implica deseo, no es
tendencia o necesidad.
Fundamento de estructura en el fantasma del obsesivo; se desvaloriza,
arroja fuera de él todo el juego de la dialéctica erótica, finge, ser su
organizador. Funda todo este fantasma sobre la base de su propia
eliminación.
Sujeto fijado en id con el a excremencial. Función S de la cinta
excremencial en la articulación de la palabra.
Si el N es deseo icc, reprimido, lo es, en la medida en que su deseo sufre
el eclipse de una contrademanda. Lo más importante de comprender en la
demanda del analizado es lo que está más allá de esta demanda.
SEM 10 - CAP 22 - PAR 3 Y 4
El excremento entra en la subjetivación por demanda del Otro (la madre).
Se exige al niño que retenga, que introduzca al exfremento en el dominio de
la pertenencia al cuerpo. Luego, se le dice que suelte, bajo demanda. El
sujeto siente aprehensión de perder, la caca es valorizada porque aporta a
la demanda del Otro su satisfacción. Además, implica también la limpieza,
que toca zonas erógenas.
El excremencial simboliza la castración.
En el nivel anal el niño tiene x 1ra vez la oportunidad de reconocerse en
un objeto.
1 er tiempo: caca obtenida a demanda, se festeja, es admirada (qué linda
caca)
2do tiempo: caca es repudiada x más linda que sea, se le enseña al niño que
no la toque
Hay entonces reconocimiento ambiguo, puede ser este el origen de la
ambivalencia obsesiva. Es mío este síntoma (caca cuando niño) y a la vez no
es mío (xq primero caca es parte del cuerpo y luego se le dice que no lo
es, que la repudie).
El deseo del obsesivo no está simbolizado. Está en el registro de la
potencia.
Proyección del sujeto en el campo del ideal, desdoblado entre el alter ego
especular (yo ideal) y lo que está más allá (el ideal del yo).
Donde se trata de cubrir la angustia, el ideal del yo adquiere la forma de
Todopoderoso. El obsesivo aquí busca y encuentra el complemento para
constituirse como deseo.
SEMINARIO 17 - CAP 5 - PAR 2
La teoría freudiana, donde pone el acento es en que el único que es feliz
es el falo, no su. portador.
El portador del susodicho, tal como yo me expreso, pugna por hacer aceptar
a su partenaire esta privación, en nombre de la cual todos sus esfuerzos
amorosos, las delicadezas, los tiernos servicios, son en vano, puesto que
así reaviva la llamada herida de la privación. Esta herida, pues, no puede
compensarse por la satisfacción que el portador tendría al apaciguarla, por
el contrario su presencia la · reaviva, la presencia de aquello cuya
añoranza causa la herida.
A partir de ahí, se entiende que la histérica simbolice la insatisfacción
primordial.
Lo que interesa en la investigación analítica es saber de qué manera, para
suplir el goce fálico prohibido, se aporta alguna cosa cuyo origen hemos
definido con algo muy distinto que el goce fálico, con el goce situado y,
si puede decirse así, cuadriculado, por la función del plus de goce.
Hay muchas otras formas, refinadas, de sustituir este goce cuyo aparato,
que es lo social y conduce al complejo de Edipo, hace que sea excluido,
precisamente porque es el único que daría la felicidad. Esta es propiamente
la significación del complejo de Edipo.
Es concebible que el placer sea violado en cuanto a su regla y su
principio, por eso cede al displacer. No hay más que decir, no al dolor
necesariamente, al displacer, que no quiere decir nada más que el goce.
Los medios del goce se abren con este principio, que el niño haya
renunciado al goce cerrado y extraño, a la madre.
SEM 4 - CAP 13 - PAR 2 Y 3
¿Qué ocurre fundamentalmente en la primera etapa concreta de la relación de
amor, fondo sobre el cual tiene o no lugar la satisfacción del niño, con la
significación que comporta? Se trata de que el niño se incluya a sí mismo
en la relación como objeto de amor de la madre. Se trata de que se entere
de esto, de que aporta placer a la madre.
En la relación con la madre el niño siente el falo como centro de su deseo,
el de ella. Y el mismo se sitúa entonces en distintas posiciones por las
cuales se ve llevado a mantener este deseo de la madre, es decir,
exactamente camelándola.
Juanito está fantaseando el falo constantemente, preguntándole a su madre
sobre la presencia del falo en ella, luego en el padre, luego en los
animales.
Su pene empieza a moverse y el niño empieza a masturbarse. El elemento
importante no es tanto que la madre intervenga en este momento, sino que el
pene se ha convertido en real.
Lo que entonces juega el papel decisivo, es que eso que él puede ofrecer se
le antoja—la experiencia analítica nos proporciona mil experiencias
así—como algo miserable.
En este caso en el cual el niño es el centro, la regresión se produce
cuando ya no alcanza a dar lo que hay que dar, y su insuficiencia le
produce el más profundo desasosiego.
El tema de la devoración siempre puede encontrarse por algún lado en la
estructura de la fobia.
En efecto, estos objetos tienen una función muy especial, que es la de
suplir al significante del padre simbólico.
SEM 4 - CAP 14 - PAR 2 Y 3
Resulta que al principio este niño presenta, y sin duda es algo dirigido a
sus padres, una problemática del falo imaginario, que está por todas partes
y en ninguna parte. Este falo es el elemento esencial de la relación del
niño con lo que constituye para él eso que Freud llama en aquel momento la
otra persona, o sea la madre.
El niño no interviene sino como sustituto, como compensación, en suma, en
una referencia, sea cual sea, a lo que le falta esencialmente a la mujer.
Por eso no está nunca completamente solo, ganz allein, con la madre. La
madre se sitúa, y así va conociendola poco a poco el niño, como marcada por
esa falta fundamental que ella misma trata de colmar, y con respecto a la
cual el niño le aporta tan sólo una satisfacción que podemos llamar,
provisionalmente, sustitutiva.
La situación entre la madre y el niño supone que este ha de descubrir
aquella dimensión, el deseo de algo más allá de él mismo por parte de la
madre, es decir, más allá del objeto de placer que siente que es para la
madre, en primer lugar, y que aspira a ser.
Todo en el comportamiento de la madre con Juanito, a quien se lleva a todas
partes, desde el w.c. haste la cama, indica que el niño es para ella un
apéndice indispensable.
Así, como ven, decir que el niño es tomado como una metonimia del deseo del
falo de la madre no significa que sea metonímico como falóforo—implica, por
el contrario, que es metonímico como totalidad. Ahí empieza el drama. Para
él todo estaría muy bien si se tratara de su Wiwimacher, pero no se trata
de eso, lo que está en juego es él mismo, todo entero, y la diferencia
empieza a plantearse muy seriamente en cuanto interviene el Wiwimacher
real, convertido para Juanito en un objeto de satisfacción. En ese momento,
empieza a producirse lo que se llama la angustia, debido a esto, a que
puede medir la diferencia existente entre aquello por lo que es amado y lo
que él puede dar.
Nuestro Juanito se ve, pues, de golpe caído, o al menos ve que puede caer,
de su función de metonimia. Por decirlo de una forma más vívida que
teórica, se imagina como una nulidad.
Sentido de la fobia: la fobia introduce en el mundo del niño una
estructura, sitúa precisamente en primer plano la función de un interior y
un exterior. Hasta ese momento, el niño estaba, en suma, en el interior de
su madre, acaba de ser rechazado, o se lo imagina, está angustiado, y
entonces, con ayuda de la fobia, instaura un nuevo orden del interior y del
exterior, una serie de umbrales que se ponen a estructurar el mundo.
SEM 4 - CAP 15 - PAR 2 Y 3
Necesita que su madre tenga un falo, lo que no significa que este falo sea
para él algo real.
Esta la intervención del pene real, con las complicaciones que introduce,
pero ya esta en juego desde hace al menos un año, cuando el niño confeso
verbalmente la masturbación, gracias a las buenas relaciones que mantiene
con sus padres.
De cualquier forma, ¿cómo pueden entrar en juego estos elementos de
descompensación? La última vez lo planteamos.
Por una parte, Juan queda excluido, cae de la situación, es expulsado por
la hermanita.
Por otra parte, el falo interviene bajo una forma distinta —me refiero a la
masturbación. Se trata del mismo objeto, pero se presenta de una forma
completamente distinta por la integración de las sensaciones vinculadas,
por lo menos, con la turgencia y, muy posiblemente, con algo que podemos
llegar a calificar de orgasmo, sin eyaculación, claro.
Esto plantea un problema, el difícil problema del orgasmo en la
masturbación infantil.
Es que, en la serie formada por estos tres elementos o instrumentos
llamados la madre, el niño y el falo, el falo ya no es tan sólo algo con lo
que se juega, se ha vuelto rebelde, tiene sus fantasías, sus necesidades,
sus exigencias, y arma follón por todas partes. Se trata de saber como se
va a poner en orden todo esto, es decir, como se asentaran las cosas en
este original trío.
Explica fantasía de las jirafas.
Está agarrado, mi pene, angewachsen. He aquí una forma de garantía.
Desgraciadamente, en cuanto le hacen declarar que esta agarrado, aparece
inmediatamente un estalido de la fobia. Al parecer, también hay algún
peligro en que esté agarrado.
SEM 4 - CAP 21 - PAR 3
El padre simbólico, es el nombre del padre. Es el elemento mediador
esencial del mundo simbólico y de su estructuración. Es necesario para ese
destete, más esencial que el destete primitivo, por el que el niño sale de
su puro y simple acoplamiento con la omnipotencia materna. El nombre del
padre le es esencial a toda articulación de lenguaje humano.
Para que el sujeto viva verdaderamente el complejo de castración, es
preciso que el padre real juegue de verdad el juego. Debe asumir su función
de padre castrador, la función de padre en su forma concrete, empírica,
casi iba a decir degenerada, pensando en el personaje del padre primordial
y la forma tiránica y más o menos horrible bajo la cual nos lo presentó el
mito freudiano.
Para Juanito, se trata de encontrar una suplencia para ese padre que se
obstina en no querer castrar.
Se trata de saber como va a poder soportar Juanito su pene real,
precisamente porque no esta amenazado. Aquí esta el fundamento de la
angustia. Esto es lo intolerable de su situación, esta carencia por parte
del castrador.
Ana se introduce como un elemento cuya caída es posible y deseada. Lo mismo
ocurre con la mordedura de la madre, tomada como elemento instrumental,
sustituto de la intervención castradora y desviada en lo que a su dirección
se refiere, ya que no afecta al pene, sino a algo distinto, que desemboca
en un cambio en el último fantasma.
En suma, desde el momento en que es una imagen, esa hermana se convierte en
su yo (moi) superior. Esta clave les da la significación de todas las
apreciaciones hechas a partir de cierto momento en relación con el tema de
Ana, incluyendo las apreciaciones admirativas. No son simplemente irónicas,
apuntan al otro con minúscula que tiene enfrente, y le son esenciales a su
posición. Juanito le hace hacer algo que a el le permitirá empezar a
dominar la situación. Cuando la pequeña Ana haya montado lo suficiente el
temible caballo, luego, inmediatamente, entonces Juanito podra fantasear
que también el doma al caballo, e inmediatamente después aparece el caballo
fustigado.
SEM 4 - CAP 23 - PAR 2
Por una parte, en las relaciones con la madre ocurre algo que introduce al
padre como factor simbólico. El es quien posee a la madre, quien goza de
ella legítimamente. Es una función fundamental y al mismo tiempo
problemática, que en ocasiones puede debilitarse o fragmentarse.
Por otra parte, hay algo cuya función es hacer entrar en el juego de los
instintos del sujeto y en la asunción que este hace de sus funciones una
significación esencial, verdaderamente especifica del gEnero humano, el
cual se desarrolla con la dimensión suplementaria del orden simbólico. Esta
sción es la castración.
Es decir, el objeto fóbico viene a desempeñar el papel que, por alguna
carencia, por una carencia real en el caso de Juanito, no desempeña el
personaje del padre. Así, el objeto de la fobia juega el papel metafórico
que aquel día bate de ilustrarles con esta imagen.
Es el elemento alrededor del cual van a gravitar toda clase de
significaciónes, formando a fin de cuentas un elemento que suple lo que le
faltó al desarrollo del sujeto, es decir, a los desarrollos proporcionados
por la dialéctica del entorno donde está inmerso. Pero esto sólo es posible
imaginariamente.
Sin duda, parece un estorbo para el desarrollo del niño, y para su entorno
es un elemento parasitario y patológico. Pero la instauración analítica nos
muestra que también tiene una función de enganche, un papel fundamental de
punto de detención. Alrededor de este punto, el sujeto puede seguir
haciendo girar lo que de otro modo se declararía con una angustia imposible
de soportar.
SEM 20 - CAP 6 - PAR 3
No hay La mujer, artículo definido para designar el universal. No hay La
mujer puesto que —ya antes me permití el término, por qué tener reparos
ahora— por esencia ella no toda es.
No deja de ser cierto, sin embargo, que si la naturaleza de las cosas la
excluye, por eso justamente que la hace no toda, la mujer tiene un goce
adicional, suplementario respecto a lo que designa como goce la función
fálica.
Sin embargo, la mujer tiene distintos modos de abordar ese falo, y allí
reside todo el asunto. El ser no-toda en la función fálica no quiere decir
que no lo esté del todo.
No es verdad que no esté del todo. Está de lleno allí. Pero hay algo de
más.
Hay un goce, ya que al goce nos atenemos, un goce del cuerpo que está, si
se me permite, más allá del falo. Un goce más allá del falo.
Hay un goce de ella, de esa ella que no existe y nada significa. Hay un
goce suyo del cual quizá nada sabe ella misma, a no ser que lo siente: eso
sí lo sabe. Lo sabe, desde luego, cuando ocurre. No les ocurre a todas.
SEM 20 - CAP 7 - PAR 1 Y 3
El hombre en tanto todo se inscribe mediante la función fálica, aunque no
hay que olvidar que esta función encuentra su límite en la existencia de
una x que niega la función ? x ? x ? x. Es lo que se llama función del
padre, de donde procede por negación la proposición ? x, que funda así el
ejercicio de lo que, con la castración, suple la relación sexual, en tanto
ésta no puede inscribirse de ningún modo. El todo se apoya entonces aquí en
la excepción postulada como término, como lo que niega íntegramente a esa ?
x.
Se le llama impropiamente la mujer, ya que como señalé la vez pasada, el la
de la mujer, a partir del momento en que se anuncia con un no-todo, no
puede escribirse. Aquí no hay sino la tachado. Este La/ [La barrada]. está
relaciónado, tal como se los ilustraré hoy, con el significante de A en
tanto tachado.
Lo que se vio, aunque sólo por el lado del hombre, es que tiene que
vérselas con el objeto a, y que toda su realización respecto a la relación
sexual desemboca en el fantasma.
Desde luego, esto se vio en los neuróticos. ¿Cómo hacen el amor los
neuróticos? Se partió de ahí. Fue imposible dejar de percibir la
correlación que había con las perversiones, y esto viene a apoyar mi a,
porque la a está allí como causa, sean cuales fueren dichas perversiones.
La mujer, dije, sólo puede amar en el hombre el modo que tiene de encararse
al saber con que alma. Pero para el saber en cuestión aquí, la pregunta
parte de que hay algo, el goce, y de que no es posible decir si la mujer
puede decir algo de él: si puede decir lo que de él sabe.
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