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2º Parcial E  |  Psicopatología (Cátedra: Schejtman - 2021)  |  Psicología  |  UBA
CASO CLÍNICO:
G. es un paciente de 24 años que consulta ya que necesita un lugar para hablar acerca de cosas que le vienen pasando desde hace tiempo y le preocupan. Se trata de "pensamientos malos". En un primer momento, cuenta que se encuentra terminando el último año en un secundario de adultos y dice, a modo de lo que parece una muletilla, que "si Dios quiere" va a poder terminarlo. Siempre había sido un buen alumno, pero a los dieciséis años, ingresando al último año de secundaria, se encontró con una “barrera imposible de traspasar”. En ese tiempo también empezó a interesarse por sus compañeras, realizando una serie de “competencias” con un amigo, para ver quien lograba "ganar más", e iniciando diversas actividades –canto, actuación, modelaje– con este mismo propósito. Luego, le sigue un período en el cual G. deja de concurrir a la escuela, refiriendo, no haber comprendido lo que le pasaba en ese entonces, se encontró "sin ánimos para salir de la cama". Comenta, después, que cree que esto no le hubiese sucedido si se hubiese "concentrado en lo realmente importante, en Dios". Posteriormente intenta retomar sus estudios, pero se ve imposibilitado por tener "pensamientos malos". De estos dirá: "se me venían, por más que yo no quería pensar". Se trataba principalmente de "imágenes" a partir de las cuales se veía teniendo relaciones sexuales con distintas personas, tanto desconocidos, como integrantes de su familia. Agrega que estas imágenes lo compelían a masturbarse. Ante el efecto martirizador que los "pensamientos" le producen, G. comienza a acudir a una iglesia, tomando al pastor como un "consejero" ante sus inquietudes. Cuenta, también, que es a partir de que el pastor le dice: "G., tenés que bautizarte, tenés que aceptar a Dios", que estos "pensamientos malos" pasan a tener por objeto exclusivo a Dios. Comenta que siente culpa ante esto por lo cual, luego de los episodios de masturbación, se suceden momentos de oración y de limpieza compulsiva. A lo largo del tratamiento, persiste preocupado respecto de la posibilidad de terminar sus estudios, refiriendo que “tener un título y un trabajo es algo necesario para poder conseguir una pareja", "son cosas que un hombre tiene que hacer". Sostiene que "si Dios quiere, va a terminar la escuela”. Sobre esto último dirá que Dios lo puede ayudar en la medida en que él "haga las cosas bien". Alude en este punto a "mantener la fe" y a la importancia de acudir a la iglesia y de orar. A partir de esto, despliega la relación entre las cosas buenas que le pasan en su vida y la voluntad de Dios. Aunque, por otro lado, ubica también su contracara. Al respecto, cuenta que Dios puede castigarlo, localizando ocasiones en que éste se ha mostrado hostil: cuando se le imponen sus "pensamientos malos", la masturbación, y la distracción de los deberes de la escuela. En una ocasión "se me murieron dos familiares", menciona como evidencia. Es en este recorrido, y a partir de los dichos que G. trae de la Iglesia que se determina un margen para la intervención, cuando algo de los mismos puede relativizarse. Intervenciones de las que G. se sirve, comentando, a partir de estas, que "Dios habla en parábolas… y entonces, puede haber más de una interpretación". Eso posibilita que el lazo con Dios no se torne dificultoso y tan hostil y que continúe con los propósitos que se plantea para su vida.







PREGUNTAS:
1. ¿Cómo conceptualiza Lacan al fenómeno elemental en la psicosis en el “Seminario 3”? ¿De qué manera lo relaciona con la forclusión del Nombre del Padre? Ejemplifique con algún fragmento del caso G. y con alguno de los casos del libro “Elaboraciones lacanianas sobre la psicosis” trabajados en el espacio de comisiones.

2. ¿Cómo lee en el caso la relación que establece G. con Dios? Compare con aquella que establece Schreber con Dios. Articule en su respuesta la noción de certeza tal como la propone Lacan en el “Seminario 3”.

3. Elija responder una (sólo una) de estas dos preguntas (debe indicar claramente cuál elige, 3a ó 3b):
3.a. ¿Cómo plantea Lacan el desencadenamiento de una psicosis? Formule hipótesis sobre el desencadenamiento de la psicosis en el caso G.
3.b. ¿De qué modos puede estabilizarse una psicosis luego de desencadenada? Formule hipótesis sobre la estabilización que se consigue en el caso G.




RESPUESTAS:
1. En el Seminario 3 Lacán se apoya en la idea de su maestro De Clerembault de automatismo mental dando un giro en lo referido a la estructura del delirio para llegar a la concepción de fenómeno elemental. Según De Clerembault el núcleo de la psicosis se puede reducir a un punto en la personalidad (punto parasitario), una forma mínima con la cual se produce en otro tiempo el desencadenamiento franco de la psicosis. Esta forma mínima que identifica en la clínica de la psicosis, se manifiesta como producida involuntariamente, no conscientemente, a modo de un acontecimiento mecánico dejando al sujeto en una pasividad ante lo que le acontece. A este mecanismo lo va a llamar pequeño automatismo y va a tener las características de ser anidéico (que no implica pensamientos ni ideas), asensorial (que no pertenece a los cinco sentidos, sí a la cenestesia) y neutro (que no tiene tonalidad afectiva), y se puede ver manifiesto en tres áreas de la subjetividad:
- Área motriz (como movimientos involuntarios, gestos, tics, fugas, vagabundeos, etc)
- Área Sensitiva (como sensaciones cenestésicas, hacia el interior del cuerpo, comezones, movimientos de los órganos, etc).
- Área Ideo-Verbal (como ecos del pensamiento, anticipación del pensamiento, comentario de acto, devaneo de recuerdos, etc)
Esta concepción de pequeño automatismo le va a permitir a Lacan distinguir los fenómenos propios de la prepsicosis, de los de la psicosis desencadenada. Va a decir en el seminario 3 que tanto los fenómenos del gran automatismo (delirios, alucinaciones y trastornos de la afectividad) como los del pequeño automatismo comparten estructura de fenómeno elemental.
Va a explicar, apoyándose en nociones de la lingüística de de Saussure, que dicho fenómeno elemental es en sí la aparición del significante suelto (un significante en cuanto tal no significa nada, es necesario de la combinación con otros significantes para que discurra la significación), presente en la relación de exterioridad que el sujeto tiene con el significante. La presencia del significante aislado, no encadenado es efecto del mecanismo de forclusión del Nombre del Padre, significante privilegiado que representa la ley en el Otro del significante, ley que organiza las siginificaciones en ese lugar que es el Otro. La no inscripción del Nombre del Padre hace que no sea posible la Metáfora Paterna, que es la que instituye la significación fálica, como ley para todos, significación común.
En el caso de G podemos ver el fenómeno elemental expresado primeramente en la aparición de estos “pensamientos malos”, que irrumpen de forma automática. Dichos pensamientos se le imponen desde una relación de exterioridad que va a ir ubicando mediante el delirio en su relación con Dios.
Dichas imágenes aparecen en una coyuntura dramática, en la cual se evidencia que es llamado en el lugar del Otro a este significante privilegiado que es el Nombre del Padre, y que se encuentra ausente. Ante el acontecimiento de su vida en el que se reclama un título (“tener un título y un trabajo es algo necesario para poder conseguir una pareja", "son cosas que un hombre tiene que hacer”) y una posición simbólica que le es imposible ocupar (por la carencia del NP) y tras lo cual podemos ver su desencadenamiento, ya que no responden los ideales del Edipo, no responden los títulos que el sujeto guardó en el bolsillo para cuando necesitaría recurrir a la ley.
En el caso de la promesa de Suarez encuentro una situación similar ante la problemática de perder un título, una posición en la cual se sostenía de forma indialectizable. El hecho de entrar a entrenar en otro nivel, donde deja de ser aquella promesa y se convierte en uno más del el montón opera como llamado en el Otro allí en oposición simbólica al sujeto. Ante la falta del NP en ese lugar, la que por el agujero que abre en el significado, inicia la cascada de retoques del significante de donde proviene el desastre creciente de lo imaginario.

2. Como expresé en el punto anterior, existe una relación particular en G. con Dios, donde encuentro una vía de regulación del goce desbordante producto del desencadenamiento. G se presenta ante este Dios como un sujeto totalmente pasivo, al igual que Schreber, como objeto de goce desmedido, desregulado y deslocalizado donde el sujeto se ve avasallado por el Ello. Analizando la intervención psicoanalítica, en la medida que G. pueda ir poniendo en cuestión la palabra de este Dios podrá ir ubicando una distancia respecto de esa posición pasiva producto del encuentro con el agujero forclusivo, e ir regulando el goce mortífero desbordante.
En Schreber encontramos que la relación con Dios también es la de ser su objeto de goce, como un Dios persecutor y hostil que lo somete a constantes transformaciones en mujer para terminar tirado como un desecho. Relación con Dios es también ambivalente, ya que Schreber cree que no es difícil engañar a Dios, y que él mismo es capaz de producirle un daño. Esta relación ambivalente, juego de engaño con otro que no es su semejante, sino con ese ser primero, garante mismo de lo real (Orden cósmico) será regulada por una metáfora delirante, la cual le permitirá ubicar la concreción de ser dicho objeto de goce (la mujer de Dios) en un futuro lejano. Tanto en Schreber como en G. Dios ocupa el lugar de otro semejante, donde está ausente ese “Tu” como significante que designa al Otro en la palabra. Ese Otro deviene en “otro” al que se le puede engañar, con el que se puede tener un diálogo, ante el cual hay que responder y que responde, persigue y castiga.

3.b. Para poder pensar la estabilización encuentro necesario describir el desarrollo de la noción de síntoma y sinthome siguiendo los últimos desarrollos de la enseñanza de Lacan en lo referido a la teoría de los nudos. Los modos de estabilización de una psicosis dependerán del tipo de ruptura o lapsus de los registros que se hayan dado en el sujeto. El Sinthome en sí es un cuarto redondel que recibe la función de la nominación, con la distinción de que no va a coincidir necesariamente con ninguno de los tres registros RSI., o sea no es imaginario ni real ni simbólico, el sinthome es lo que va a venir a reparar el lapsus del anudamiento exactamente en los puntos de ruptura de la cadena borromea y no borromea, re enlazando los registros que se hayan soltado.
El sinthome se diferencia de las dos versiones del síntoma (síntoma metáfora y síntoma letra) se presenta como un saber hacer ante lo que irrumpe de forma sintomática como lo que viene de lo Real.
En el caso de G. los episodios de masturbación, que se suceden de momentos de oración y de limpieza compulsiva, el acudir a un pastor como consejero, son todos acontecimientos que implican un intento de regulación y reparación de ese goce desregulado, pero a diferencia de las reparaciones que pueden ir dándose en la diacronía de una psicosis, el sinthome aparece como una respuesta, un saber hacer respecto de la desregulación del goce que encontramos tras el desencadenamiento, que estabiliza la estructura de una forma mucho más perdurable y sistematizada.
No sé si la intervención propuesta de parte del o la psicoanalista en el caso de G. haya llevado a una estabilización sinthomada, ya que es difícil con lo comentado del caso saber si G. presentó o bien un cuadro de esquizofrenia paranoide, o si realmente pudo sistematizar un delirio lo que me llevaría a pensar que corresponde a un cuadro de paranoia. Por lo pronto la intervención de relativizar el discurso de Dios como parábolas factibles de distintas interpretaciones en lo referido a “hacer las cosas bien”, puede significar una vía a alcanzar una estabilización, ya que posterga, da una distancia y localiza el goce desregulado. Pero no encuentro en esa intervención más información como para poder dar cuenta de que se haya alcanzado una reparación sinthomada o simplemente una reparación momentánea.

 

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