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Psicoterapias |
Monografía sobre el Libro "Música" |
Cátedra: Menéndez |
2° Cuat. de 2008 |
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Universidad de Buenos Aires
Facultad de Psicología
Clínica Psicológica y psicoterapias: Psicoterapias, emergencias e interconsultas
Cátedra: Prof. Menendez, Pedro Angel
Monografía
6 de Noviembre de 2008
El libro “Música” de Yukio Mishima, trata sobre un informe basado en hechos
reales (publicado en Japón en el año 1964), sobre el “abordaje terapéutico” que
realiza un psicólogo (de orientación Freudiana), con su paciente. Las consultas
transcurren en una clínica psicoanalítica ubicada en Japón, ciudad de Hibiya. El
psicólogo ( cuya identidad ha sido resguardada), llamado Dr. Shiomi, cuenta
haber sido impactado por los relatos y padecimientos de una de sus pacientes (
llamada Reiko, de 24 años), con lo cual decide realizar un informe basado en lo
que va sucediendo sesión a sesión, haciendo hincapié en el discurso que
manifiesta dicha paciente. Por lo tanto, en este libro resulta ser la paciente
la protagonista. En el presente trabajo se tomará como protagonista al
psicólogo, al “abordaje terapéutico” que ha realizado con su paciente, que
permitirá poder arribar al objetivo de este trabajo, que será adoptar una
postura crítica con respecto a:
Intervenciones realizadas por el psicólogo
Tipo de transferencia instalada en la paciente
Manejo o actuación de la contratransferencia
Vínculo que se establece entre paciente y psicólogo
La elección de dichos objetivos, tendrían el fin de poder pensar si realmente
existe un vínculo terapéutico, así como también si el psicólogo responde de
forma adecuada a la demanda de la paciente.
Todo lo abordado en dicho trabajo, se hará teniendo en cuenta la postura y
criterio que debe adoptar un psicólogo en el abordaje de una psicoterapia
psicoanalítica, tratando de compararlo y/o relacionarlo con el criterio que
orientó la labor de dicho psicólogo.
A continuación se transcribirá un recorte del informe realizado por dicho
psicólogo. Se tomarán fragmentos donde se destaquen las “intervenciones”
realizadas por este. Si bien se incluirán los relatos y padecimientos de la
paciente, no serán tomados como fuente de análisis en el presente trabajo, ya
que el enfoque adoptado pondrá la mirada en el rol desempeñado por el
profesional en cuestión.
El pedido de consulta es realizado telefónicamente por la futura paciente (Reiko).
Es atendida directamente por el Psicólogo, se presenta diciendo su nombre y edad
(24 años), y comenta haber sido recomendada por el Dr. M (colega del psicólogo),
quien le aconsejó que lo visitara en forma urgente.
El psicólogo (Shiomi), toma sus datos (nombre, apellido y teléfono), y acuerdan
la primer consulta para el siguiente día por la tarde.
Primer consulta
Reiko llega a la consulta quince minutos tarde, abona los honorarios en
recepción, y se dirige hacia la sala de espera. El psicólogo la esperaba con la
puerta abierta del consultorio, cuando la ve, la saluda y la hace pasar.
Psicólogo:- Bueno… cuénteme el motivo que la trae hasta aquí…
Paciente:- Mas o menos, desde este verano, (se encuentran en otoño), comencé a
perder el apetito, primero pensé que era natural por el calor, luego aparecieron
las nauseas. Estuve tomando medicamentos para el estomago, pero nada mejoró,
entonces pronto comencé a preocuparme…
Psicólogo:- ¿Qué la preocupa?
Paciente:- Lo que me preocupaba realmente era un posible embarazo…
Psicólogo:- ¿Tenía motivos para suponerlo?
Paciente:- ¡Si!... entonces fui al médico, y me dijo que no tenía síntomas de
embarazo, me realizaron varios estudios y mi cuerpo está en perfectas
condiciones. Fue ahí donde el Dr. M me envió a que consulte con usted, además de
esto, parece como si mi cara adquiriera vida por sí sola y no puedo detenerla
(la paciente presentaba un tic que se manifestaba en forma continua en el borde
del labio). Yo he leído bastante sobre el psicoanálisis y sus interpretaciones y
pensé que podría orientarme…
Psicólogo:- ¿Con quién vive usted?
Paciente:- Hace cuatro años que vivo sola, vine a Tokio a estudiar en la
universidad. Mi familia es una de las más ricas de Kofú (ubicada al oeste de
Tokio), ellos viven allí… debería regresar…(se queda en silencio)
Psicólogo:- ¿Porqué debería hacerlo? La ciudad de Tokio es muy bella…
Paciente:- Si, no tengo dudas… es que prometí a mi padre que concluidos mis
estudios regresaría… pero… creo que mi vida está aquí, ya ha tenido oportunidad
de disfrutar de mi presencia cuando era niña…( su discurso es interrumpido por
la pregunta del psicólogo)
Psicólogo:- ¿Se encuentra trabajando actualmente?
Paciente:- Si, recientemente he conseguido un puesto en una empresa importante…
allí conocí a mi actual novio… Doctor… ¿Por qué no puedo oír la música?
Psicólogo:- Explíqueme un poco mas… ¿Qué le sucede?
Paciente:- Por ejemplo, si escucho un programa dramático en la radio, entiendo y
oigo perfectamente la parte dialogada, pero la música de fondo desaparece…
Psicólogo:- ¿Y qué sucede en los programas íntegramente musicales?
Paciente:- Sucede que me ilusiono… y pienso, “ahora viene la música”, aumento el
volumen, pero no consigo oírla…
El psicólogo decide comprobar empíricamente lo manifestado por la paciente, y
pide a una de sus secretarias que le lleve una radio al consultorio. La paciente
manifiesta incomodidad ante tal situación, se sonroja, su tic se agudiza y
responde que no oye nada en un tono de voz elevado.
Psicólogo:- Calmese Srta.… resulta necesario poder comprobar la manifestación de
sus síntomas. Cuénteme, ¿Desde cuando no puede oir la música?
Paciente:- Tengo recuerdos de poder oírla cuando era niña, pero no recuerdo
cuando dejé de oírla… ( luego de decir esto la paciente permanece varios minutos
callada).
Psicólogo:- Bueno, por hoy concluimos aquí, debo recordarle que debe contarme
todo cuanto aparezca en su mente, por más absurdo o vergonzoso que le parezca.
Este espacio estará reservado para usted y nos encontraremos la próxima semana
en el mismo horario. Si necesita ayuda, no dude en llamarme.
Segunda consulta
Paciente:- ¿Recuerda cuando le conté que no podía oír la música?
Psicólogo:- Si, lo recuerdo…
Paciente:- Pues le mentí… utilicé esa expresión como metáfora, pensé que usted
podría interpretarlo y ayudarme, pero no logró adivinar nada ¿no?
Psicólogo:- ( se muestra molesto) Presentí que era una mentira, ya que usted se
mostró muy inquieta cuando decidí comprobarlo en la consulta… pero si usted me
oculta lo que realmente le sucede no podré ayudarla…
Paciente:- Mi intención no fue burlarme de usted, es que me avergonzaba decirle
que en mis relaciones sexuales ¡no siento nada!. Después de dos meses de
noviazgo, acepté tener relaciones sexuales con mi novio.
Psicólogo:- ¿Fue la primera vez?
Paciente:- ¿Qué quiere decir con eso?
Psicólogo:- Es decir, ¿Nunca había mantenido relaciones sexuales hasta ese
momento?
Paciente:- No sé cómo contárselo, pero… un primo mío fue el que robó mi
virginidad cuando era niña… mi padre se enteró de aquello, mi primo pidió a mi
padre mi mano, mi padre aceptó, es por eso que no volveré a Kofú ya que me
espera un compromiso de casamiento…
Psicólogo:- Resulta llamativo que una mujer como usted que puede contar sus
experiencias amorosas, sufra de síntomas tan severos como los que manifiesta…
Paciente:- Ahora que le he contado acontecimientos tan íntimos me siento
liberada… puede ser que los síntomas se deriven precisamente de dichos
acontecimientos… ¿no?
Psicólogo:- Usted posee algunos conocimientos sobre el psicoanálisis, pero no
debería utilizarlos improvisadamente…
Dos días antes de la tercer consulta, Reiko escribe una carta al Dr. Shiomi,
donde le cuenta que sus síntomas han empeorado, que las nauseas son constantes
después de haber comido, además de sentirse sin ánimo para ir a trabajar. Debido
a esto, le comunica que no asistirá a la tercer consulta, ya que piensa que si
sigue sus consejos su situación empeorará.
El psicólogo decide llamarla por teléfono, lo hace en dos oportunidades dejando
mensajes en su contestador. Al no recibir respuesta, ese mismo día por la noche
vuelve a llamarla:
Psicólogo:- Hola Srta. Reiko, ¿Cómo se encuentra?
Paciente:- Bien Doctor, disculpe pero he pasado el día entero fuera de casa, es
por eso que no respondí a sus llamados…
Psicólogo:- La llamaba para decirle que el empeoramiento del que usted habla en
la carta, no es motivo para alarmarse… sería una lastima el abandonar la
terapia, puedo entender que le resulte un sacrificio, pero le pido por favor que
venga pasado mañana.
Paciente:- ¿Le hace ilusión verme de nuevo?
Psicólogo:- ¡Claro que sí!
Paciente:- De acuerdo, iré.
Tercer consulta
Paciente:- Hoy he pensado varias cosas… relacionadas con mi familia, también he
pensado en mi novio…
Psicólogo:- ¿Qué me puede decir sobre su familia?
Paciente:- He estado pensado en mi padre, en que nunca ha sabido interpretarme,
nunca me ha escuchado…
Psicólogo: ¿Y su novio?
Paciente:- (después de un largo silencio) Ningún hombre ha sabido escucharme…
¿será que debo demostrarles menos interés? ¿Usted que piensa?
Psicólogo:- Pienso que vamos por buen camino…
Antes de la cuarta consulta, el novio de Reiko (muy enojado) visita al
psicólogo, pidiéndole explicaciones ya que ha encontrado en el diario íntimo de
la paciente declaraciones de amor dirigidas al psicólogo. Este le explica que
solo es su terapeuta, que la relación que mantiene con Reiko es profesional. El
psicólogo le cuenta sobre los síntomas y padecimientos de Reiko y el novio se
queda conforme.
El psicólogo relata en sus escritos haberse sentido alagado al enterarse de lo
escrito por Reiko en su diario y confiesa ( en sus escritos), haberse sentido
seducido en alguna ocasión al escuchar la forma de expresarse de la paciente.
La paciente falta a la cuarta sesión, sin previo aviso.
Quinta consulta
Paciente:- Hoy me siento muy bien… he ido a trabajar muy contenta y luego he
almorzado con mi novio… la pasamos muy bien…
Psicólogo:- Dígame, ¿Se siente realmente enamorada de su novio?
Paciente:- Siento que lo amo profundamente…
Psicólogo:- Cuando termine el tratamiento, y se encuentre curada, ¿Piensa
continuar su vida al lado de su novio?
Paciente:- ¡Claro que sí! Es por eso que he venido a consultar con usted…
Psicólogo:- Desde que usted llegó me ha manifestado su deseo de querer curarse,
sin embargo intuyo que tanto su cuerpo como su mente lo están negando.
Probablemente ésta sea la causa de sus síntomas, los tics y demás conflictos
internos. ¿Qué me responde usted? , ¿Tiene intenciones de curarse?
Paciente:- Pienso que sí… de hecho me estoy sintiendo mejor…
La paciente falta a la sexta consulta. El novio llama al psicólogo preguntándole
si ha asistido a la misma. El psicólogo responde que no y le pregunta como la ve
desde que comenzó el tratamiento, a lo que el novio responde que mucho mejor…
Luego de esto transcurrieron dos semanas en que el psicólogo no tuvo noticias de
Reiko. La llamó en dos oportunidades, dejándole mensajes en su contestador, sin
obtener respuesta.
Última consulta
Psicólogo:- ¿Cómo se encuentra después de tanto tiempo?
Paciente:- Muy bien, fui a visitar a mis padres, es por eso que no he venido…
siento que he cambiado mucho este tiempo, he decidido estar sola, tal vez por un
tiempo… tal vez debe iniciar un viaje…
Psicólogo:- Buena idea, creo que lo ideal sería marchar con un compañero de
fiar…
Paciente:- No conozco a nadie… ¿Vendría conmigo?... Sería lo ideal, ir de viaje
acompañada por el Médico…
Psicólogo:- ¿A qué se refiere?, entonces ¿Me considera una persona de la cual
uno puede fiarse?
Paciente:- Usted puede pensar lo que le plazca, lo he invitado sin motivo
alguno…
Psicólogo:- Lo siento mucho, de buena gana la acompañaría, pero mis obligaciones
me lo impiden.
Paciente:- Yo también lo siento… si usted no me acompaña puedo partir hoy mismo,
me dirigiré a la estación de Tokio y tomaré el tren… ya he adquirido el boleto,
el tren parte en dos horas…
Si bien no se lo demuestra a la paciente, el psicólogo se sintió traicionado y
enfurecido, ya que Reiko había planificado su viaje con anticipación.
Psicólogo:- Entonces… ¿Viajará sola?
Paciente:- Si… lo llamaré cuando regrese.
Al despedirse, miles de pensamientos acudieron en la mente del psicólogo. ¿Qué
es lo que pretende esta paciente?, ¿Ha venido solamente a despedirse? O ¿será
que el viaje es una más de sus mentiras? Estos pensamientos lo indujeron a
acudir a la estación de tren en el horario que viajaría su paciente. Se detuvo
en una librería para comprarle un obsequio (el libro “El psicoanálisis y las
mujeres”), ya que si Reiko realmente se marchaba, podría saludarla con la excusa
de un regalo. Y así sucedió, encontró a su paciente sentada en uno de los
bagones del tren, ella se sorprendió al verlo. El psicólogo argumentó estar de
improviso por allí y haber recordado el horario de su partida por lo cual
decidió comprarle un regalo y saludarla.
Desarrollo
En la primer consulta, se puede observar con claridad, que las intervenciones
realizadas por el psicólogo estaban destinadas a recolectar datos del paciente.
Si bien este es uno de los tipos de intervenciones verbales que debe realizar
todo terapeuta en psicoterapias psicoanalíticas 1, las intervenciones
interrogativas que ha realizado dicho psicólogo, en ocasiones pierde la idea
directriz, pasando rápidamente a explorar otros ámbitos de la vida de la
paciente. Como por ejemplo ocurre en la primer consulta, cuando la paciente
comienza a hablar de la relación con su padre, el psicólogo interrumpe el relato
con una nueva pregunta.
La primer consulta, no debe confundirse con el esquema tradicional de historia
clínica 2, que se basa en la recolección de datos sobre la vida del paciente,
sino que se trata de preguntarle, pedirle detalles y de emplear estos datos
aportados por el paciente a la consulta terapéutica.
Otro aspecto importante que se observa, es la dificultad que presenta el
psicólogo para mantener una distancia emocional, para evitar el descontrol
emocional en sus propias respuestas.
Esta dificultad, se ha ido acrecentando en el transcurso de las sesiones.
También puede observarse una falta de neutralidad valorativa ya que en varias
oportunidades, sus intervenciones expresan influencias sobre la conducta de la
paciente o sobre su estilo de vida3 “Una buena psicoterapia de orientación
psicoanalítica, transcurre con una actitud, por parte del terapeuta, neutral, de
atención, respeto, capacidad de escucha, no invasión, no manipulación, no
gratificar los impulsos de ambos”. 4
En la primer consulta, hay un pedido de orientación expresado explícitamente, la
paciente manifiesta claramente y de forma ordenada, todos los síntomas que
padece, y resultando que estos no son de origen orgánico, decide consultar con
el psicólogo.
Este pedido de consulta, cuenta con una pregunta explicita o implícita y como
tal, toda pregunta requiere de una respuesta de parte del psicólogo. “El
paciente que consulta espera una respuesta, la consulta psicológica requiere
algún tipo de devolución o de intercambio”5. Lo que la paciente demanda, es un
pedido de orientación, necesita de una terapia que la oriente en lo que le está
sucediendo. El psicólogo debe mantener presente dicha demanda, en todo el
proceso terapéutico. Esto no ha ocurrido en este caso, el psicólogo no responde
a la demanda de la paciente o podría decirse que sí responde, pero actuando,
desde un punto de vista contratransferencial. La personalidad del terapeuta
juega un papel importante en la psicoterapias psicoanalíticas, ya que es lo que
le permitirá escuchar y comprender lo que el paciente le está mostrando,
respondiendo emocional y profesionalmente a ello. La idea es que a través de la
personalidad del terapeuta y la del paciente, se cree una relación emocional
entre ambos.
La relación que han creado este psicólogo con su paciente, es una relación con
marcados rasgos de hostilidad. Puede pensarse que el vínculo que han
establecido, podría estar representando conductas agresivas de ambos.
En la regresión psicoanalítica normal, resulta ser común que el paciente
desarrolle sentimientos hostiles hacia el psicólogo, pero el psicólogo debe
revertir esta tendencia mediante interpretaciones u otras intervenciones
apropiadas, para que la labor terapéutica no se torne imposible. “Para que la
labor terapéutica tenga éxito, debe tener como núcleo una relación permanente y
estable que permita al paciente mantener una actitud positiva respecto de la
tarea”6. Lo que podría existir en este vínculo es una alianza antiterapeutica,
dicha alianza consiste en repetir una fantasía infantil o aferrarse a ella.
La labor terapéutica, se centra en el encuentro entre dos personas ( paciente y
psicólogo), que poseen historias diferentes en relación con su mundo
inconsciente. El primero de los objetivos, es encontrar un saber común, la
posibilidad de un saber común entre ambos7.
En en presente caso, el psicólogo y su paciente, no han logrado encontrar ese
saber común, puesto al servicio de la evolución de la terapia. Lo que comparten
ambas personalidades, es la hostilidad, ironía, rivalidad y en ocasiones la
competencia, principalmente cuando la paciente pondría en duda la idoneidad del
profesional “…pensé que usted podría interpretarlo y ayudarme, pero no logró
adivinar nada…” ( 2º consulta). Aquí el psicólogo responde a esta demanda de la
paciente, ya que se muestra molesto y su respuesta refleja que lo dicho por la
paciente le ha producido una herida en si narcisismo. El psicólogo en lugar de
comprender y manejar la contratransferencia, actúa a través de ella. Podría
pensarse que sus respuestas e intervenciones, están en exceso influenciadas por
las vivencias personales y conflictos no resueltos. Cuando las respuestas
emocionales del psicólogo están ligadas a sus conflictos infantiles no
resueltos, se produce un sesgo que imposibilita comprender al paciente, esto es
lo que Winnicott en 1949 llamó contratransferencia anormal.
El terapeuta dispone de dos recursos para no caer en estos errores y observar su
contratransferencia, para poder deslindar que aspectos de la misma le pertenecen
a él como persona y que aspectos han surgido como respuesta a la escucha del
paciente.
El primero de los recursos es el tratamiento personal del psicólogo, el segundo
corresponde a la supervisión del trabajo terapéutico con un profesional de mayor
experiencia que la del propio psicólogo. Si mediante su tratamiento personal, el
terapeuta ha podido observar y en cierta medida resolver sus conflictos
infantiles, ello ayudará a esta deseable objetividad de la contratransferencia .
Mediante la supervisión, podrá percibir aquellos matices de la comunicación del
paciente que se hallan escapado a su comprensión y perfilar mejor sus
intervenciones, direcciones y objetivos del tratamiento.
La posición del psicólogo como observador, obliga a que este muestre de si mismo
tan solo lo estrictamente necesario. En cambio el paciente, despliega al máximo
y con total libertad su transferencia.
En el caso de la paciente, tomando a Freud de referente, podría decirse que el
tipo de transferencia instalada, resulta ser una transferencia negativa8, ya que
se encuentra colmada de sentimientos hostiles dirigidos a la persona del
terapeuta. La paciente está actualizando sentimientos hostiles del pasado,
desplazándolos en el psicólogo. “La transferencia puede considerarse una ilusión
específica respecto de la otra persona, de la que el individuo no se percata y
que representa, en algunos de sus rasgos, una repetición de la relación que
mantuvo con una figura importante de su pasado”9.
El vínculo que se ha establecido entre psicólogo y paciente, ha perdido el
carácter fundamental de ser un vínculo terapéutico, ya que por un lado el
psicólogo se ha desviado del objetivo que debe orientar a todo profesional en su
labor terapéutica, que es “poder sostener un proceso terapéutico, un proceso de
cambios, de enriquecimientos psíquicos, con influencias positivas”10. Por otro
lado, la paciente debido a la personalidad e intervenciones realizadas por dicho
psicólogo, no lo consideraba un profesional idóneo en su rol. La paciente
deposita en la persona del psicólogo, sentimientos regresivos de relaciones
primitivas que según se supone “son el resultado de la psicopatología del
enfermo o derivan de la regresión fomentada por las particulares condiciones de
la situación terapéutica, (o son el producto de ambos factores)” 11
Otro de los puntos importantes a tener en cuenta como profesionales de la salud
mental, es la confidencialidad. Todo lo que el paciente relate en la consulta,
debe reservarse sólo para dicho ámbito. Esto está contemplado dentro de las
obligaciones de la ley del ejercicio profesional. “ La ley 23.277 en el apartado
sobre los derechos y obligaciones, Art.nº 8 dice: Los profesionales que ejerzan
la psicología, están obligados a: guardar el más riguroso secreto profesional
sobre cualquier prescripción o acto que realizare en cumplimiento de sus tareas
específicas, así como de los datos o hechos que se les comunicare en razón de
sus actividad profesional, sobre aspectos físicos, psicológicos e ideológicos de
las personas”.
El psicólogo, utilizando como método de defensa, ante el enojo del novio de la
paciente, le relata a este los síntomas y padecimientos de su paciente, violando
el código ético profesional y dejando de lado sus obligaciones como profesional
de la salud mental.
Conclusión
Debo reconocer que lo que motivó la elección de este libro, fue la indignación
que produjo en mí el accionar del psicólogo. Luego al transcurrir la elaboración
del trabajo puedo concluir que, ser un verdadero profesional idóneo en nuestro
rol como psicólogos, no consiste tan solo en obtener excelentes calificaciones
en la Universidad, colgar un titulo en el consultorio y comenzar a atender.
En nuestra profesión, se pone en juego constantemente nuestra subjetividad y un
compromiso ético al que se debe respetar y tener en cuenta en todo momento.
El psicólogo en cuestión, llevaba cinco años ejerciendo la profesión, y no es
poco… tampoco es mucho… lo que sí requiere tiempo y es un proceso por el que
todo psicólogo debería pasar, es por su propio análisis, terapia, psicoterapia,
independientemente de la orientación que se elija. Resulta fundamental, ya que
cómo dice Menéndez “uno opta por la teoría que está vinculada con lo que ha sido
su tratamiento personal”12. Además de sernos útil para el abordaje adoptar con
nuestros futuros pacientes, es uno de los recursos con los que contamos para no
caer en errores como los manifestados por este psicólogo y para no actuar la
contratransferencia. Otro de los recursos fundamentales, es la supervisión del
caso por un profesional de mayor experiencia.
Creo que este psicólogo, se ha dejado llevar por impulsos y sentimientos, que
corresponden más a una relación sentimental entre un hombre y una mujer, que a
un vínculo entre paciente y terapeuta. Seguramente, lo que le ocurrió este
relacionado con aspectos o conflictos no resueltos en su vida. No contó con los
recursos necesarios para poder darse cuenta a tiempo y reconocer y revertir sus
fallas.
En una situación extrema como esta, cuando el profesional no logra dirigir el
proceso terapéutico, o algo de su personalidad o conflictos no resueltos se lo
impide, una salida favorable podría haber sido derivar a esa paciente con otro
profesional.