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Psicología de la Tercera Edad y Vejez | Resumen de Salvarezza: Mediana Edad y Envejecimiento |
Cátedra: Iacub |
2° Cuat. de 2009 |
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SALVAREZZA
mediana edad y envejecimiento
Es imposible tratar de precisar cuando se inicia el proceso de envejecimiento ya que sabemos que cada cultura, cada grupo social, cada momento histórico, determina su propio tipo de envejecimiento, pero si podemos arriesgar que su comienzo se superpone con algunos aspectos de lo que denominamos Mediana Edad.
Salvarezza se refiere a lo que se denomina edad media de la vida, concepto que se popularizo a partir del trabajo psicoanalítico de Jacques y donde el autor se refería al mismo como un estadio de la vida ligado a la edad de 35 años.
Una de las dificultades que existen con el término mediana edad reside en que no es una fase que pueda definirse muy claramente, sino que guarda significados muy distintos para la gente dependiendo de su edad, sexo, status, clase social, estc. Esta es la época en que la mayoría de la gente ha encontrado el modo de subsistencia propio y el de su familia y el momento en el cual, habiendo terminado la crianza y cuidado de sus hijos, esta actividad suele suplantarse con el cuidado y la preocupación por sus propios padres, cuando estos existen.
Para aquella gente que ha adquirido un adecuado nivel socioeconómico que le brinda seguridad y que mantiene un buen estado de salud, esta época puede ser sentida como la “flor de la vida”. La experiencia acumulada y las condiciones estabilizadas en las relaciones interpersonales hacen que, en general, les resulte fácil responder a las demandas del entorno social y mantener adecuadas performances físicas, atléticas o deportivas, aunque, deban a veces, ser modificadas por la experiencia y por algún grado de limitaciones.
Para otras personas, la mediana edad se constituye en un nicho ecológico, es decir en una suerte de refugio, dado que se han adaptado a un entorno limitado y que su ajuste a las actividades de la vida cotidiana se reducen a una rutina regular, lo que les proporciona sentimiento de seguridad.
La experiencia les provee la paciencia necesaria para hacer frente a los problemas y al mismo tiempo, para sentir confianza en si mismos.
Para gran parte de la gente de mediana edad es la época de su autorrealización y de la gratificación, pero al mismo tiempo, para toda la gente sin excepción, esta es la época que marca el paso inexorable hacia la vejez y por lo tanto lo que se podría denominar un buen o mal envejecer esta contenido en este pasaje.
La mayoría de los estudios, tanto
los transversales como los longitudinales y transculturales, muestran la
presencia de algunos rasgos intrapsiquicos con suficiente constancia.
La mayoría de las personas suelen
tener dificultad para registrar desde si mismas el paso del tiempo.
Habitualmente tomamos CC de lo que ocurre cuando nos reencontramos, después de
algún tiempo con personas que han sido parte de nuestra historia y a quienes
habíamos dejado de ver. Entonces solemos decir: ¡que viejo que esta fulano!
Inmediatamente viene la reflexión: ¿el también me vera a mi así? A partir de
situaciones como esta los sujetos empiezan a pensar el tiempo, su tiempo, desde
una perspectiva distinta, mas en función de lo que falta por vivir que de lo que
ha trascurrido desde su nacimiento. Aparece la toma de CC de que el tiempo es
finito. Todo esto produce situaciones conflictivas que pueden ser
registradas CC o ICC, pero que si no son suficientemente elaboradas suelen
acarrear severo desajustes en la conducta de los sujetos. Aparecen
complicaciones sintomáticas en sus relaciones matrimoniales o laborales, en su
forma de búsqueda de placer en su forma de vestir, en sus hábitos cotidianos.
La desaparición de pares y
amigos, hace que la muerte se convierta en una posibilidad real para uno mismo y
que deje de ser la mágica y extraordinaria ocurrencia que parecía cuando éramos
jóvenes. Este es el momento en que los cambios de los patrones vitales muestran
que los hijos crecen, los propios padres envejecen y mueren y todo eso coloca al
sujeto ante la incomoda e ineludible sensación de ser el próximo en la fila.
Las dos características anteriores, están asentadas sobre otro fenómeno más general y abarcativo, que parece determinarlos y que es el incremento de la interioridad.
En la mediana edad se pone énfasis en la introspección que resulta en un balance vital, en un intento de revaluacion del self. La preocuparon por el mundo interno se intensifica, la disponibilidad para distribuir actividades y afectos en las personas del entorno se reducen, es el momento del movimiento desde el mundo externo hacia el interno. La autora insiste en que este incremento de la interioridad es un proceso intrinseco atribuible a la edad mas que a una respuesta adaptativa a procesos de cambio.
Si los modelos de identificación que les han sido ofrecidos no han sido demasiado conflictivos y si, además, estos sujetos han tenido la suerte que tanto su tiempo individual como el histórico que les ha tocado vivir no los han expuesto a muchas situaciones traumáticas, como enfermedades, muertes cercanas, guerras, migraciones, etc., todos estos factores juntos determinaran un desarrollo vital bastante armónico. A estos sujetos les será posible enfrentar los conflictos con un mínimo de ansiedad mediante el uso adecuado y plástico del variado repertorio de conductas defensivas que tienen a su disposición.
Cuando un sujeto se encuentra dentro de estas características comienza a envejecer, y se produce ese incremento de la interioridad, esta adquirirá en él la forma de reminiscencia. Esta especial forma de recordar esta definida como el “acto o el hábito de pensar en las propias experiencias pasadas o relatarlas” es importante notar que en esta definición el acto de recordar no esta calificado afectivamente en forma expresa. Esta ausencia debe entenderse como una situación de bienestar no demasiada perturbada por afectos dolorosos.
La reminiscencia, podemos pensarla como una actividad mental organizada, compleja y que posee una finalidad instrumental importante; permite al sujeto el reafirmar su autoestima cuando sus capacidades psicofísicas y relacionales comienzan a perder su vitalidad. En la medida en que esto suceda, el sujeto podrá sentirse en paz consigo mismo y con los demás, podrá sentirse perteneciente a su sociedad y a su momento histórico y de esta manera la personificación de la muerte no será un fantasma sino un mero acaecer.
No todos los individuos podrán acceder a este desarrollo. Muchas razones pueden conspirar en su contra, como perturbaciones más o menos severas, alteraciones de un estado de equilibrio caracterológico y que por tener características de no expectables, pueden convertirse en crisis. En estos sujetos, cuando el proceso de envejecimiento comienza a manifestarse y a traer consigo el conflicto consiguiente, el incremento de la interioridad no revestirá la forma de reminiscencia, en su lugar aparecerán los recueros con tonalidades más o menos dolorosas. Esta forma de recordar se llama nostalgia.
El incremento de la interioridad, nostalgia en este caso, lo llevara al sujeto a transitar por sus recursos poniendo el énfasis, no tanto en los elementos constitutivos por los cuales podría sentirse satisfecho y que lo reafirmaría en su identidad positiva, sino en todo aquello que considera que ha perdido y que ahora siente que pertenece a otros (jóvenes) tanto como en todas aquellas realizaciones que siente que no ha podido concretar a lo largo de su vida y que la personificación de la muerte en si mismo lo hace aparecer sin el tiempo necesario para alcanzarlos. El ideal se le representa como inalcanzable y su sentimiento de autoestima se resiente severamente.
Erickson describe una serie de
fases del desarrollo de la personalidad en función de su adecuación con ciertas
variables psicosociales. Esta teoría propone un eslabonamiento de estadios -8
en total- que están determinados por la relación entre el individuo en
crecimiento y la realidad social, la cuaL actúa por medio de representantes
institucionales diversos y que son los encargados de permitir o facilitar ese
desarrollo. Cada estadio comporta tareas evolutivas que el sujeto debe resolver
y el acierto o desacierto determinara el destino de los mismo.
crear: criar
El impacto de todos los cambios antes señalados, que colocan al sujeto ante la finitud de su existencia terrenal, lo lleva también a una preocupación importante: nadie se resigna a aceptar que su paso por la vida acabara en la nada, sin dejar huellas. Esta preocupación se traducirá en la necesidad más o menos acuciante, más o menos dolorosa de una búsqueda personal de transcendencia.
El hombre necesita enseñar, no solo para realizar su identidad y en bien de quieres necesitan aprender, sino porque los hechos se mantienen vivos cuando se los describe y luego define la generatividad como “la preocupación fundamental por afirmar y guiar a la generaron siguiente, aunque hay, por supuesto, muchas personas que, por alguna desgracia o a causa de dotes especiales y genuinos no aplican este impulso a sus propios hijos, sino a otras formas de interés y creatividad altruistas que puedan absorber esta clase especial de impulso paternal. Aunque el concepto de generatividad incluye la productividad y la creatividad, ninguna de las dos puede reemplazarla.
Es la creación de herederos no solo biológicos sino fundamentalemte sociales. Esta es una potencialidad creativa humana a la cual no se le ha prestado demasiada atención, tiene como punto social mas alto nada menos que la perpetuación de la humanidad a través de generar los carriles de transmisión de sus valores mas significativos, y también su punto individual mas alto en la reafirmación de la autoestima necesaria par que “la vida valga la pena ser vivida” y a partir de allí, ser transmitida y trascender con ella.
Cuando el incremento de la interioridad se desliza hacia el polo de la reminiscencia y el sujeto se enfrenta con lo que hemos descripto como cambio en la percepción del paso de tiempo y con la personificación de la muerte, en lugar de que esto se convierta en la devastadora sensación de castración inminente, un narcisismo saludable reforzara su autoestima y surgirá el deseo fantasmatico de trascendencia, y una de las formas de conseguirla es a través de crear: criar los herederos sociales.
Para que esta potencialidad creativa se concretice se requiere el cumplimiento imprescindible de otra condición: es necesario superar una imposición narcisista negativa para permitir la aceptación del otro encamado en este caso en las generaciones más jóvenes. Solamente así, sin rivalidades ni prejuicios, sin sentirse desplazado o perjudicado, será posible el traspaso de la antorcha que mantenga viva el fuego de la vida.
Cuando el incremento de la interioridad se desliza hacia el polo de la nostalgia, las cosas adquieren otro carácter. El proceso que pasa por el eje interioridad – reminiscencia – generatividad lleva a una expansión gradual de los intereses yoicos y a un vuelco de catexias libidinales hacia aquello que se esta generando a través del completo encuentro de los cuerpos y mentes. Pero cuando este enriquecimiento falla por el incremento nostálgico, con esa sensación de que el objeto añorado ahora “esta ubicado en otro lugar y pertenece a un tercero” un aspecto narcisista impedirá el reconocimiento del otro, la generación mas joven, y entonces “se produce una regresión de generatividada una necesidad obsesiva de seudointimidad, acompañada de un profundo sentimiento de estancamiento, aburrimiento y empobrecimiento interpersonal. Aquí la creación de herederos esta imposibilitada por la encerrona narcisista que suele incrementar un conflicto intergeneracional a través de actitudes competitivas, intolerantes, querellantes, desvalorizadotas o paranoides por parte de los mas viejos. Obviamente, este impedimento a la creación de herederos sociales condena al sujeto a perpetuar el encierro narcisista que Erickson denomina estancamiento: el individuo se queda solo e inerme frente a la nada de la castración que significa su vejez próxima y a su propia muerte: triste y solitario final