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1º Parcial D  |  Psicología de la Tercera Edad y Vejez (Cátedra: Iacub - 2021)  |  Psicología  |  UBA
1- Articule este chiste con uno de los significados de la vejez y, además, con la noción de masculinidad que desarrolla Iacub en su artículo.



2- Articule la siguiente viñeta con la teoría de la Identidad Narrativa y los conceptos de Refiguración y Configuración:

“La única vez que les presenté (a los hijos) a uno (pareja) fue cuando comencé a salir con él, pero los dos teníamos 80. Nos llevábamos muy bien. Él era un señor muy instruido, con muy buena conversación y… si vieras qué entusiasta era en la cama. Comencé a invitarlo a reuniones familiares. Les caía muy bien a los chicos.
Pero se enfermó, se deprimió, después de 2 años dejó de llamarme y, lo que nunca, yo fui a pedirle explicaciones a la casa y lo vi tan entregado y desalineado. No quiso hablar ni dar explicaciones. Sufrí mucho. No logré entender ese cambio. Después de eso no quise más. Lo que me tenía a maltraer era no entender, no saber qué había pasado. Mis hijos me embarullaban, me apuraban para que estuviera bien, para que aceptara salir con ellos. Eso che, es terrible. De pronto parece que dejás de tener derecho a resolver hasta tus cuestiones más íntimas y privadas.
De a poco fui saliendo, aunque me costó, pero lo logré”.

3- Analizar la respuesta al sofisma que señalan Masters y Johnson respecto de la sexualidad y articular con alguno de los significados de la vejez.

4- Analizar la siguiente viñeta articulando con los contenidos del Modelo Teórico del Apoyo Social teniendo en cuenta los tipos y fuentes de apoyo.
“Hace poco tuve un accidente, me caí en la calle. Mis hijos viven afuera, en el extranjero...Por unos días no vine al curso pero todos mis compañeros me llamaban para ver cómo estaba y venían si necesitaba algo como hacer una compra o un trámite. Incluso me prestaron plata. Me sentí muy querido” (Antonio, 82 años).


¡Muchos éxitos!

1- Como todo constructo socio histórico cultural, la idea de edad y sobre todo de vejez, así como los prejuicios y estereotipos anudados a ellos han variado a lo largo del tiempo. Iacub así lo plantea en su libro “Identidad y Envejecimiento” diciendo que las concepciones son múltiples y coexisten en cada sociedad y cultura. Así mismo, de la categoría edad, se desprenden una serie de funciones y roles asociados a cada una, a la vez que una serie de valoraciones tanto positivas como negativas.
El rol de la categoría "edad" y la división etaria cobra mucha importancia en algunas sociedades al punto tal que determina en el diagrama social de un pueblo los modos en que dicha sociedad considera y habilita posibilidades de trabajo o de goces, usos de poder y saber, etc. Es así que, en base a lo anterior, podríamos decir que existen ciertas formas de poder ancladas en conjuntos de relaciones objetivas que buscan definir al sujeto. Éste último es transformado, concebido, por un determinado discurso narrativo y como consecuencia se espera que actúe desde esa posición que se le otorga.
Cuando hablamos específicamente de la vejez la mayoría de las definiciones suelen apuntar a la biología, generalizándola a otros campos. Tal como plantea Iacub, las concepciones de vejez “(…) suelen tener un claro tinte ideológico en tanto plantean un esquema evolutivo-involutivo que lleva a concebir el envejecer como un proceso que se sintetiza en el deterioro progresivo.”
También propone que “La perspectiva implica reconocer el modo en que se constituyen los significados a partir del entrecruzamiento entre una referencia de edad, género, educación, clase social y la de vejez, con todas las atribuciones, ideas, representaciones y prescripciones sociales con que se las define.” Dentro de estas perspectivas podremos encontrar la perspectiva de la edad, de género, de cohortes, de clases sociales, etnias y niveles de educación; así como también algunas significaciones relacionadas a la vejez como la enfermedad, la erótica, los significados de la productividad y la autonomía, de la actividad y del sujeto psicológico en el envejecimiento.

Por otro lado, al observar la viñeta otra de las cosas que se nos vienen a la mente son las palabras vejez y género, específicamente el de masculinidad, en este caso en particular.
Respecto del concepto de masculinidad, bien sabemos que la sociedad construye alrededor de este un ideal hegemónico relacionado a poder físico, sexual y económico; desapego emocional; coraje y dominación, capacidad de protección y autonomía, etc.

En base a todo lo antes mencionado podemos entender claramente como muchas veces la relación de la masculinidad con la vejez resulta incompatible ya que, de cierta manera, se contradicen. Es decir, es difícil poder contemplar una idea positiva de la vejez en relación a la masculinidad si el único concepto regente en nuestra sociedad es ese ideal hegemónico antes mencionado.
Para los hombres (más que para las mujeres), uno de los principales momentos de quiebre respecto de su masculinidad es la jubilación, la cual también trae sentimientos negativos asociados a ella. La jubilación es vista, muchas veces, como ese pasaje obligado a la vejez (considerando a esta desde su concepción negativa antes mencionada), es la caída de esa visión de si mismo como un proveedor, como el sostén de la casa; se asocia muchas veces a una pérdida de un rol de autoridad (concebido así por la persona), así como también de un estatus y poder económico hasta entonces percibido en forma positiva. La jubilación es considerada muchas veces como una pérdida de autonomía.

En la viñeta otorgada, podemos ver a un hombre que comienza a pensar, en forma adelantada podríamos decir, sobre su jubilación y como se configurará o se re configurará su vida a partir de la misma. Vemos claramente los cartelitos de “crisis” dando vueltas por la viñeta haciéndonos entender que esa persona estaría entrando en un estado de crisis debido a la idea de su jubilación.
Podríamos, quizás, pensar en este hombre, joven aún por supuesto, como un hombre marcado por esos conceptos o prejuicios hegemónicos mencionados anteriormente relacionados al hombre proveedor, con un cierto rol de autoridad y status económico que entra en crisis cuando ve todo eso “salir por la ventana”, escapársele en un solo momento: el de la jubilación. Bien sabemos, también, que en el caso de los hombres, más que en el de las mujeres, la narrativa de su vida se encuentra mucho mas fuertemente asociada al trabajo por lo cual gran cantidad de hombres sienten el tener que dejar de trabajar como algo casi imposible de hacer, algo muy difícil, ya que, muchas veces, han configurado toda su vida alrededor de la idea del trabajo y cuando se vislumbra en un futuro la posibilidad de pérdida de este pueden sentirlo como una pérdida de gran parte de su vida misma que los lleva a tener que armarse una nueva identidad por fuera del ámbito laboral.
En relación a los significados de la vejez, podríamos pensar que la viñeta se relaciona claramente con el significado de la productividad y la autonomía. Es posible imaginarse como el hombre de la viñeta podría claramente sentir que pierde su valor en cuanto a la idea de productividad, una vez jubilado ya no será más un miembro productivo de la sociedad. Tal como propone Iacub “La valoración social del trabajo formal, establecido no solo como medio de subsistencia, sino como ideal y referente vital, lleva también a que el término de la vida laboral se asocie con una pérdida de la pertenencia organizacional, la identidad laboral y las formas de socialización; cambio en la autoimagen, autoeficacia y autoestima; modificación de metas y objetivos, y de rutinas que estructuran el uso del tiempo.”
El hombre de la viñeta pasa por una crisis en la cual ve su jubilación como una pérdida de grandes y fuertes características que los configuraban como “hombre” y “miembro útil de la sociedad”.

2- Al pensar el concepto de identidad narrativa encontramos variadas definiciones de diferentes autores, pero podríamos resumirlo como un proceso de movimiento pendular, dialéctico, de permanente mutabilidad utilizado por las personas para dar sentido y coherencia al conjunto de la vida.
La identidad narrativa permite así la integración de versiones del sí mismo y ofrece un sentido de unidad al sujeto como un todo coherente articulando presente pasado y futuro.
La identidad narrativa comprende otros dos conceptos: la narrativa y su resultado directo, el relato, y el pensamiento narrativo. La narrativa es el proceso que permite dar forma a una narración y crear así un relato que va a ser el producto del procesamiento de lo que acontece a la persona y va a dar lugar a las historias que la gente se cuenta a sí misma y a otros a través del pensamiento narrativo.
Este proceso de construcción de la identidad narrativa da lugar a las nociones de figuración, re figuración y configuración como partes del mismo. Podemos pensar la figuración como la representación del sí mismo, es decir, el yo en el momento presente, el quien soy ahora. Mientras que la refiguración es concebido como un proceso que se pone en marcha cuando algo disruptivo acontece, cuando algo produce un quiebre en la narrativa presente. En el centro de este proceso podemos encontrar la pregunta “¿Quién soy?” como motor del mismo. Y finalmente la configuración es el proceso por el cuál las personas pueden volver a dar sentido, coherencia, a lo que le sucede y rearmar su identidad, logrando narrarse a sí mismos desde otra perspectiva.

En relación a todo lo comentado anteriormente podemos analizar la viñeta ofrecida en esta consigna en la cual se observa como esta señora mayor relata un momento de crisis que se le presentó en su vida, un tiempo atrás, generado por una ruptura amorosa y la consecuente intrusión de los hijos en su vida, tal como ella lo describe. Se encontraba allí en un momento que podríamos denominar de refiguración en el cual se encontró cuestionándose su vida: porque había sucedió el hecho, como pudo pasar, hasta el punto de cuestionarse ella misma; por ese entonces llegó a desconocerse, lo que nos deja entre ver cuando dice “(…), lo que nunca, yo fui a pedirle explicaciones a la casa”, alcanzando ese punto de preguntarse ¿Quién soy?. Su identidad narrativa se vio quebrada, se encontró frente a una situación y una imagen de si misma que desconocía y que no correspondía con el relato que hasta antes de dicho hecho ella había creado de sí misma. Sin embargo, finalmente por lo que nos cuenta, pudo salir de ese momento de crisis y avanzar hacia lo que podríamos llamar un momento de configuración, pudiéndole dar un nuevo sentido a su vida, reconstruyendo su propia identidad. Si bien la señora de la viñeta no da muchos datos sobre esto, mas allá de que le fue difícil llegar a este punto, podríamos suponer que, o bien aún se encuentra trabajando en su configuración o bien la ha alcanzado exitosamente por lo cual podría encontrarse ingresando nuevamente en una etapa de figuración que sería aquella que representa el yo del presente, el quien es ahora.

3- Masters (1915-2001) y Johnson (1925), ubican, al referirse al tema de la vejez, un sofisma de gran difusión en su época que decía lo siguiente: “la incompetencia sexual es in componente natural del proceso de envejecimiento”. Frente a esto, ambos investigadores responden que es falso y proponen como necesidad fundamental la educación, es decir, promueven educar a la población en temáticas de vejez para evitar que se generen falso dichos como el antes mencionado.
Estos autores propusieron, en base a sus investigaciones y como respuesta a este sofisma, que se producen una gran cantidad de modificaciones relacionadas a la sexualidad como producto del envejecimiento y describieron una serie de procesos que permitirían una mejor organización y comprensión de los cambios antes mencionados. Entre los cambios que se producen con el envejecimiento plantearon como principales de su investigación, los siguientes: 1- Que el envejecimiento puede enlentecer la respuesta sexual humana, pero no terminar con ella. 2- El mejor predictor del nivel de la sexualidad humana es el nivel de actividad sexual en los años tempranos.
Si pensamos esto en relación a las perspectivas y significados de la vejez, tal como los plantea Iacub en su libro “Identidad y Envejecimiento”, nos es fácil pensar en como el sofisma presentado anteriormente da cuenta de un prejuicio, un estereotipo que actúa como una marca social sobre las personas imprimiendo un sesgo identificador que se podría leer como: todos los viejos son incompetentes sexuales o bien, al arribar a la vejez se acaban las relaciones sexuales debido a que todos son impotentes/incompetentes físicamente.
Por ejemplo, uno de los significados mas comunes asociados a la vejez y con el que podríamos relacionar el sofisma es el significado de la enfermedad en la vejez. Es decir, el pensar que la incompetencia sexual es algo “común” en una persona vieja, verlo como algo “natural” es también naturalizar que los viejos son enfermos o siempre enferman y la sexualidad por supuesto es una de las áreas impactadas por esta enfermedad que pareciera ser la vejez misma. Los significados de la enfermedad en la vejez adscriben a un modelo biomédico, hegemónico, por el cual se interpreta la vejez como un problema médico y se la define como un proceso de enfermedad progresiva caracterizada por una multitud de cambios fisiológicos.

4-A través del Modelo Teórico del Apoyo Social, Claudia Arias, nos propone que el apoyo social, pensado como “la ayuda ya sea emocional, instrumental o de otra índole que se deriva de un determinado entramado social” (Fernández Ballesteros, Izal, Montorio, González & Diaz Veiga, 1992, p. 177), cumple un rol muy importante en la vida de las personas ya que ayuda y permite dar sentido a sus vidas, a la vez que propicia actividades asociadas positivamente a la sobrevida orientadas al cuidado y promoción de la salud, así como también permite a las personas una retroalimentación sobre las desviaciones de la salud.
El modelo del Apoyo social va a plantear que, quizás, lo mas importante respecto del apoyo social que reciben las personas es la sensación, es decir, la percepción subjetiva, de que son o pueden ser cuidados, amados, valorados, etc. Podríamos decir, con nuestras palabras, que les permite sentir a las personas que tienen una red de seguridad, que hay alguien ahí para ellos.
“El modelo del apoyo social sostiene que la participación activa en los espacios sociales y la integración familiar y comunitaria incrementan el bienestar y elevan la calidad de vida.”
Claudia Arias distingue, dentro de las fuentes de apoyo social que puede tener una persona, las formales y las informales. Entendiendo por formales, aquellas que pueden venir del ámbito público o privado relacionadas a subsidios, programas de prestación de servicios, planes del gobierno, etc. Mientras que las fuentes informales están mas relacionadas a los vínculos, ya sean familiares o no: amigos, hijos, compañeros de alguna actividad que realicen. Claudia propone también que ambos son igualmente importantes y que la falta o escasez de una en relación ala otra puede ser insuficiente y traer resultados negativos.
En base a esto, entonces, podemos decir que la red de apoyo social podrá estar conformada por un conjunto restringido de relaciones familiares y no familiares que podrán estar presentes ante un momento de necesidad de una persona, y que podrán estar preparadas para actuar y ayudar ante momentos de crisis, o cualquier conflicto o problema que se presente.
En relación a todo lo desarrollado mas arriba, es sencillo observar en, la viñeta otorgada, como Antonio relata muy alegremente su percepción respecto de su propia red de apoyo social. Antonio, si bien no cuenta con sus familiares directos dado que no están en el mismo país, ha creado una red de apoyo, que podríamos nombrar del tipo informal, conformada por sus compañeros de curso quienes actuaron inmediatamente cuando él se encontró en una situación de necesidad. Si bien podríamos quizás pensar que el tamaño de su red de apoyo no es muy grande o bien que la misma es bastante homogénea respecto del tipo de personas que la conforman, la misma está presente y funcionó perfectamente en el momento de necesidad.

 

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