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Pre entrevista y entrevista a padres – Maladesky
La pre - entrevista es el pedido de consulta y el comienzo de un proceso de devolución. En ella se le informa al solicitante que van a tener que concurrir ambos padres al encuentro (si ambos están vivos y presentes. En caso de padres separados que no pueden verse, se harán dos encuentros) y se acuerda: hora, día y lugar de la entrevista; nombre y apellido del profesional; nombre, apellido y teléfono de los consultantes para que el terapeuta pueda avisarles en el caso de un imprevisto; se le avisa que solo los padres pueden asistir y el niño debe estar enterado.
La entrevista es semidirigida y se debe preguntar todo lo que se considere necesario. Los padres al responder van actualizando en la figura del entrevistador distintos afectos, que el profesional tendrá que comprender a través de lo que dicen y hacen delante de él, como si fuera un escenario (transferencia). Él se hará cargo de las emociones y sentimientos que despiertan en él el relato de los padres (contratransferencia). En este punto, el terapeuta debe entender lo que sucede para jugar el rol y no actuarlo, resolviendo ansiedades y bloqueos. Es natural que el terapeuta se sienta movilizado frente a las situaciones ya que siempre tiene que ver algo con su propia historia, aparece mecanismo de contra identificación proyectiva donde lo más primitivo e infantil es reactivado derrotando los aspectos maduros. Frente a la contra transferencia el entrevistador tiene dos posibilidades: entiendo lo que acontece y crea una estrategia para resolver la situación o no se da cuenta, se contra identifica y pierde el control actuando la contra transferencia.
En la entrevista a padres se da una situación triangular (los padres y el terapeuta), donde al terapeuta se le reactiva la conflictiva edípica al quedar excluido, escuchar una pareja que está en acción. Para resolver estas dificultades hay dos recursos: el propio análisis y la supervisión. Son las únicas dos fuentes que le permitirán el sostén y contención para trabajar exitosamente.
Encuentro
Se suele realizar un solo encuentro con los padres. Se deben tener cuenta los olvidos voluntarios e involuntarios de temas que aparecen luego durante el proceso y a veces en el tratamiento. Luego de tomar algunos datos brevemente (edad, ocupación, estructura familiar), se les dice “los escucho”. Si comentan temas que no tienen que ver con el motivo de consulta ya expresado en la pre - entrevista, se los puede ayudar y preguntarles que les preocupa. Es un indicador importante si pueden plantear de entrada o no, el motivo por el cual concurren; también lo es el grado de encuentro o desencuentro de los padres. Se pregunta por todo lo relacionado con esta sintomatología y se observa mientras el lenguaje corporal. Las actitudes rígidas son muestra de que se está defendiendo de la angustia y señalan el tipo de control que tratan de ejercer con ellos mismos. Es importante por esto que el terapeuta tenga actitudes de serenidad y distensión, todo estímulo del terapeuta produce un cambio del tono muscular de los padres. Igualmente no se deben destruir las resistencias, si no acompañarlos hasta que ellos comiencen a resolverlas.
Los padres suelen consultar por la fantasía consciente de enfermedad siempre y cuando no vengan por recomendación de una maestra o pediatra. Esta fantasía debe ser verbalizada para no aumentar la ansiedad ni la culpa que les provoca no haber podido resolver la problemática del niño ellos solos.
Es importante averiguar la historia del niño, el modelo familiar, como estaba la pareja en el momento que deciden buscar un hijo y porque lo hacen. Todo eso nos hablará del lugar que ocupa este niño en el deseo. Es fundamental saber cómo transitó el embarazo la madre ya que existe una relación muy intensa entre ambos en este período donde las emociones de la mujer impactan en el feto.
Se indagan distintas áreas: el parto, el amor y el cuidado que recibió el niño al nacer son factores decisivos para atenuar el dolor que le provoca al pequeño su nacimiento; la lactancia ya que las dificultades del niño al comer cuando no hay un problema biológico nos indica que el bebé no soporta contener a una mamá ansiosa, además al alimentarlo se le está dando un modelo de amor; dentición; control de esfínteres; descanso y sueño, ya que los niños con insomnio se relacionan con que se ah internalizado un madre poco tranquilizadora; comunicación; educación formal; información sexual. Se indagarán también accidentes, mudanzas, enfermedades, ya que están comprometidas con la pulsión de muerte. Y por último, se le pide que describa un día normal en la vida de niño, un fin de semana y un cumpleaños para obtener información sobre la interacción vincular. Cuando un niño presenta síntomas, suele ser el emergente del grupo familiar, demuestra que algo anda mal en la interacción familiar. Por ende, debe observarse en la entrevista si los padres presentan patologías graves y si el beneficio secundario de la enfermedad del niño es muy grande como para dificultar el tratamiento.
Conclusión: las hipótesis que surjan en esta entrevista y en la hora de juego individual las reconfirmaremos o rectificaremos a través de todo el proceso psicodiagnóstico.
Personalidad y Proyección. Diferencias entre técnicas PY y PS – Veccia
El método psicodiagnóstico tiene como objetivo la descripción, comprensión y explicación de la personalidad del consultante. Las técnicas proyectivas resultan auxiliares de la entrevista cuando se aborda el estudio de la personalidad.
Concepto de personalidad
La personalidad es una cualidad de las personas, señala características acerca de cómo son y cómo se comportan, es eso que las particulariza y diferencia de otras. Alude también a una unidad única de expresión subjetiva. La persona apela a lo íntimo y lo interior y se diferencia de individuo, término ligado al orden natural y de la especie. Históricamente la psicología oscilo entre dos extremos: los que consideran al individuo autónomo de la sociedad y otras que plantean que la personalidad es determinada por la sociedad. La tercera posibilidad es una combinación de la dos anteriores: la personalidad está en el hombre como el árbol en la semilla, pero se desarrolla según las condiciones del ambiente.
Las sociedades constituyen sus propias teorías acerca de la personalidad, los distintos papeles o roles que son esperables que cumplan los determinados grupos sociales y etarios. La ausencia de los rasgos característicos juzga al individuo de “distinto”. Cuando la personalidad es impuesta desde afuera se convierte en personaje y se despersonaliza. El personaje adquiere dimensión pública, es hablado por otros y está influenciado por las expectativas del colectivo.
Modelos o teorías de la personalidad
La personalidad no es un objeto observable, sino una construcción de nuestra mente y la inferimos a partir de datos. Hay distintos modelos para abordarla: modelo de los rasgos, modelo psicoanalítico, modelo biologicista, conductista y humanista. Los dos primeros son los más relevantes.
Modelo de los rasgos: Define la personalidad como una configuración de factores más o menos estables que determinan la conducta, diferente ésta que la que mostrarían otras personas en situaciones comparables. Estos rasgos son medidos a partir de comportamientos frecuentes y de cuestionarios e inventarios que revelan a través del informe verbal del sujeto, la distribución de los rasgos dentro de su personalidad. Se suelen clasificar con el análisis factorial, análisis matemático cuyo objetivo es averiguar cuántos factores comunes se debe recurrir para explicar la correlación entre los rasgos. Los rasgos son diferenciados de los estados, éstos últimos son afectos y actitudes transitorios y provocados, se deben a circunstancias situacionales y son contemporáneos a ellas. Un problema de este modelo es cuando hallamos dos protocolos con idéntica distribución de rasgos, ¿nos habilita a pensar que hay dos personalidades idénticas?
Las ventajas son la sistemática operacionalización de variables, el planteo de las diferencias entre rasgo y estado, la amplitud de aspectos que pueden ser medidos y la posibilidad de trabajar con distintos marcos conceptuales ya que los rasgos con descriptivos, no explicativos de la conducta.
Modelo psicoanalítico: Si bien el término personalidad no fue muy utilizado por Freud, la teoría freudiana contribuyó a la compresión de los desequilibrios de la personalidad, incluso a alguna de las perturbaciones cotidianas como los lapsus, los actos fallidos, etc. El psicoanálisis contiene un modelo de la personalidad pero es mucho más que eso: es una teoría acerca de la subjetividad. Dos modelos:
Modelo topográfico
Planteó dos tipos de pensamiento: lógico y realista, recibe el nombre de proceso secundario y corresponde al sistema preconsciente y consciente; y el que se manifiesta en los procesos del sueño y en los síntomas, el pensamiento primario que corresponde al sistema inconsciente. Este último puede pasar de un tema a otro sin guardar lógica, no reconoce el tiempo ni se ajusta a las exigencias de la realidad consensuada.
Modelo estructural
En él se expone la división entre instancias correspondiente de la segunda tópica: ello, corresponde a la base biológica, es el origen de la energía mental y es la sede de necesidades y pulsiones; yo, instancia que conduce al placer de los deseos de forma demorada, sus funciones son pensar, organizar y controlar la actividad física y las defensas; y super yo, representa la censura social, la autoconciencia y la adaptación. Tanto el yo como el super son producto de internalizaciones e identificaciones con la instancia parental. Los conflictos de la personalidad pueden ocurrir entre instancias o entre deseos.
Modelo propuesto por la cátedra: define la personalidad como una organización única e idiosincrásica de cada sujeto que le permite interactuar con los otros, y que se ve influenciada permanentemente por los entornos en los que dicho sujeto se desarrolla. Su base es biológica y su desarrollo es posible a partir de la trama vincular, solo resulta factible a partir del diálogo intersubjetivo. Propone dos aspectos: uno manifiesto y otro latente. El cambio de la personalidad es posible en la medida en que el sujeto se piense y se historice; una autopercepción estática e inmutable conduce a la enfermedad psíquica o somática.
Diferencias entre técnicas PY y PS
La importancia de una técnica para el estudio de la personalidad se obtiene a través de los siguientes estatus: científico, definido por sus características de validez y confiabilidad; clínico, según la utilidad de la técnica en la clínica y la importancia de los datos que arroja; profesional, la extensión de su uso.
Las técnicas PY mantienen un alto estatus clínico y profesional pero un bajo estatus científico. Éstas tienen 80 años de existencia y deben su nombre a Lawrence Frank, quién empleo el concepto de proyección como la posibilidad de acercarnos a la personalidad dándole un campo de objetos con pocas pautas culturales para que la personalidad pueda así proyectar su manera de ver la vida, sus significados, sentimientos. Zubin revisa este concepto y plantea que es un proceso por el cual el sujeto frente a estímulos ambiguos a los que se le pide que les dé sentido, lo hace basándose en sus propias necesidades, emociones y sentimientos.
La diferencia entre una TS y una TY es que la segunda debido a su estímulo semi estructurado y al mayor margen de libertad de respuesta, ofrece más oportunidades que las psicométricas, para que aparezcan elementos preconscientes e inconscientes. Además en las TP, también llamas interpretativas, el sondeo es indirecto y el sujeto desconoce que está evaluando el psicólogo. Otra diferencia es que estas técnicas son multidimensionales, no enfocan una sola dimensión de la personalidad, por eso son consideradas como de “banda ancha”. Es importante tener en cuenta que un solo indicador no da cuenta de la personalidad de un sujeto, esto se llega a partir de la interrelación de distintos indicios. Las técnicas no son nada en forma aislada, su valor depende de la relación con los demás datos y exigen un trabajo de intuición, correlación e inferencia.
El método psicodiagnóstico y el ejercicio profesional del psicólogo – Veccia
El método psicodiagnóstico es una de las formas que asume la evaluación psicológica clínica. Casullo lo define como el estudio descriptivo, comprensivo y explicativo de los comportamientos de los sujetos en relación con los contextos en los que se concretan sus existencias cotidianas. Los comportamientos y expresiones humanas poseen una organización propia en cada individuo más o menos estable, que se desarrolla a lo largo de las distintas etapas vitales. Esta organización particular es la personalidad, y el método psicodiagnóstico ofrece una combinación de recursos técnicos para abordar su estudio. Entre las teorías que le sirven de marco se destacan: el Psicoanálisis, la Gestalt, las Teorías Cognitivas. La aplicación del psicodiagnóstico supone estudiar en profundidad las respuestas de los sujetos frente a estímulos diversos para obtener una muestra del funcionamiento de su personalidad global. Este proceso tiene un encuadre propio: duración limitada de tiempo, número de encuentros (5 o 6), roles y control de la transferencia. Un psicodiagnóstico es una combinación racional de distintos instrumentos que se aplican con el objetivo de tomar decisiones frente al problema planteado por la demanda y varía del diagnóstico médico. Esta combinación no corresponde a un modelo prefijado sino que depende de la destreza, el entrenamiento y la experiencia clínica acumulada por el profesional. Es decir, llevar a cabo este proceso supone primero delimitar y precisar la demanda que lo origina y luego encontrar la combinación adecuada en función a la pregunta planteada.
Personalidad: hay distintas versiones sobre este constructo y el interés corresponde por un lado a la necesidad de aportar al desarrollo humano saludable desde la prevención de la salud mental y por otro, por la consideración del papel de la personalidad en las situaciones de enfermedad. Es decir, hay un interés particular por ella cuando se constituye un desorden mental.
Personalidad normal: la organización profunda e inconsciente de la personalidad ha sido investigada por el psicoanálisis con el concepto de estructura. Desde el nacimiento y aún antes, el psiquismo se va cristalizando y si el cristal se rompe el sujeto enferma (si su estructura es neurótica se desarrollará una neurosis y si su estructura es psicótica, una psicosis). La normalidad debería considerarse independiente de la noción de estructura. Bergeret explica que cualquier ser humano se encuentra en estado normal sean cuales sean sus problemas si es capaz de manejarlos y adaptarse sin paralizarse por sus conflictos. Por lo tanto, las personalidades normales son aquellas neuróticas y psicótica compensadas, y las pseudonormales son frágiles y precarias y están obligadas a representar el papel de las normales para no descompensarse (estados límites o neurosis de carácter). Por lo tanto la normalidad es ambigua.
Psicodiagnóstico y evaluación psicológica
El psicodiagnóstico ofrece al sujeto un camino hacia el interior, como un espacio ofrecido para ponerse en contacto con aspectos propios hasta ese momento escondidos y que salen a la luz dentro de la cadena asociativa que se ofrece como respuesta a cada estímulo. El interés está puesto en el sujeto y en que este se pregunte por su sí mismo. De esta manera resultan diferenciables los conceptos de psicodiagnóstico y evaluación psicológica: ésta es más general y abarcativa, comprende el estudio de las interacciones del sujeto y el medio.
Historia
En el siglo XX la psicología fue invadida por la cientificidad clásica expulsando al sujeto del centro del análisis. Hoy en día el sujeto vuelve a ocupar ese lugar privilegiado y esta reivindicación de la subjetividad no sería posible sin una consideración del contexto y la historia. En 1959 Abt lanzó su propuesta para fundar una psicología proyectiva que se planteaba como una superación tanto del psicoanálisis como de la psicología de la conducta. Las TP fueron la piedra del escándalo, ya que trataban de acercar dos maneras opuestas de pensar: la psicología descriptiva del comportamiento común del método experimental y la psicología interesada por la personalidad individual, en desarrollo y como escenario de fuerzas en conflicto. A pesar de las diferencias y posiciones extremas entre las que se dividieron experimentalistas y clínicos, muchos de estos últimos pugnaron en la década del 50 por no ser excluidos del método experimental.
Las TP tienen su auge en las décadas del 50 y 60 a partir de los enunciados básicos de la psicología proyectiva que fue fundaba en EEUU, levantando banderas de protesta contra el experimentalismo vigente y el conductismo, postulando la necesidad de una comprensión global y holística de la personalidad.
Las técnicas proyectivas: un abordaje epistemo-metodológico – PEREZ LALLI
Las técnicas proyectivas son consideradas como instrumentos, herramientas privilegiadas al interior de un proceso de investigación, que nos otorga la posibilidad de conocer y comprender a un sujeto en su singularidad, siendo la personalidad el constructo teórico que nos permite sistematizar ese conocimiento.
Abordajes epistemo-metodológicos en Psicología Proyectiva argentina
En un recorrido inicial sobre las expresiones de los referentes nacionales en la disciplina, es posible ver diferentes modos de introducir la pregunta por el estatus científico y validez de los instrumentos proyectivos. Sin embargo es difusa la cuestión, ya que los autores van oscilando entre respuestas que afirman el protagonismo del tesista y su capacidad interpretativa, hasta atravesar por la convicción de que solo alcanzarían su cualidad de cientificidad si son sometidos a pautas de mediciones matemáticas y estandarizadas, garantizando, así, la objetividad de los resultados. Estas dos miradas alternan en los posicionamientos, pero no terminan de explicarse en los pioneros representantes de la literatura proyectivista en nuestro país. Avanzando en el tiempo, es posible encontrar posiciones complejas, adhesiones más nítidas a los diferentes enfoques, y nuevas perspectivas como, por ejemplo, las que establecen el foco, ya no en los instrumentos, sino en el proceso de investigación-evaluación al que sirven.
*Hay tres apartados: Los Pioneros, Las reflexiones epistemo-metodológicas explicitas y Hacia una nueva propuesta
Los fundamentos epistemológicos
Al realizar reflexiones de tipo epistemológicas, se hace indispensable precisar qué entendemos por conocimiento. Sin dudas es un a priori, una base filosófica de la cual se parte y que tiñe toda teorización que sea posible plasmar.
La Tesis Ternarista → es desarrollada por Juan Samaja y supera reduccionismos aún vigentes.
“Toda labor científica comienza siempre con una tarea: la construcción de un objeto modelo que reduce la complejidad del universo de covariaciones posibles, sin perder demasiada información relevante sobre las interacciones. Ninguna investigación se inicia con la intelección vacía, ni con una intuición sensorial ciega”. Allí cuando se conoce, se da una interacción dialéctica entre ambos términos, siendo el sujeto cognoscente el protagonista de este proceso. Se trate de operacionalizaciones o de esquemas de pensamientos, ambos dan cuenta de la intima vinculación entre aquello captable por los sentidos y lo elaborado por el pensamiento. No podríamos concebir un proceso de conocimiento sin uno de estos componentes. La acción de conocer se nutre de ambos pero no como elementos secuenciales sino como dos caras de una praxis en la cual estos aspectos solo pueden distinguirse por una abstracción posterior, porque en la realidad su entrelazamiento es esencial.
Ni la observación pura ni el teorema ideal: conocer implica la modelización de la experiencia y la operacionalización del concepto, en tanto acciones de un sujeto que intenta comprender su mundo. Podemos pensar el psicodiagnóstico como un proceso de investigación que tiene por objetivo la construcción de conocimientos acerca del consultante. Nuestro caudal experiencial y teórico dará estatus de operacionalizaciones a la evidencia empírica. Lo captado por nuestros sentidos sera lo que atraerá los constructos teóricos que se requieran para trascender su expresión particular y reflejar un modo de funcionamiento psíquico. Las técnicas proyectivas serán aquellos mediatizadores de este proceso: su valor es justamente catalizar esta articulación empírico-teórica y permitir acciones deliberadas, por parte del profesional, de acuerdo a sus objetivos diagnósticos.
Lógicas del conocimiento
Lunazzi explicita las operaciones que permiten la constrastación de las hipótesis generadas a través del uso de las técnicas proyectivas, en el marco de un real proceso de investigación. La autora brinda protagonismo al método hipotético-deductivo a través del cual quedan refutadas o confirmadas total o parcialmente las hipótesis formuladas. El planteo se basa en mostrar que las conclusiones diagnosticas derivadas del proceso han sido hipótesis que se han sostenido frente a los intentos de refutación, contrastando con la evidencia empírica sus afirmaciones. El mecanismo de esta lógica implica la derivación de consecuencias observacionales, predicciones esperables, que serán buscadas en la producción del sujeto para poner a prueba un enunciado establecido por el psicólogo.
Esquemáticamente: Teoría + Hipótesis → consecuencia observacional
Ej: 1) Afirmación teórica: “en la fobia las tendencias hostiles se desplazan a objetos externos proyectando en ellos cualidades siniestras” + 2) hipótesis: juan es fóbico → 3) consecuencia observacional (si ambas premisas son verdaderas) debo encontrar contenidos siniestros en la producción del sujeto.
Esta lógica garantiza la fortaleza de las hipótesis, abona su validez y contribuye a la rigurosidad de este proceso de investigación. Sin embargo, concibiéndolo con carácter de exclusividad, la inferencia deductiva es insuficiente para pensar los procedimientos cognitivo-inferenciales que tienen lugar al momento del análisis e interpretación de los resultados del psicodiagnóstico metiatizado por técnicas proyectivas.
Plantear predicciones empíricas que corroboren o falseen las hipótesis nos enfrenta con el primer gran inconveniente, cuando los observadores no pueden ser decisivos. Las reglas teóricas de nuestra disciplina son multivariadas, complejas y admiten la contradicción propia del conflicto. De este modo:
Antes de contrastar la hipótesis debemos construirla. La hipótesis es premisa dentro de la inferencia, es un apriori del proceso de justificación. No cualquier afirmación es una hipótesis, tampoco se producen hipótesis por ensayo y error → existe un complejo proceso cognitivo-inferencial que tiene lugar para llegar a enunciar una hipótesis. Se trata de una lógica propia de este proceso constructivo de conocimientos, inherente a la instancia de descubrimiento, que complementa, articula y da sentido a la mecánica deductiva-argumentativa: la abducción → es la interacción dialéctica entre lo teórico y lo empírico lo que permite la construcción cognoscitiva.
El salto a lo novedoso, a aquello que en si mismo no esta contenido en ninguna premisa, pero que se origina de la interacción entre ellas, implica un sacrificio: la conclusión no es necesaria sino probable. Esto no implica que el grado de verdad de la hipótesis sea indeterminado, sino que es, probablemente, verdadera. Para potenciarse a si misma, la hipótesis requiere no solo atravesar y resistir mecanismos de contrastación que demuestren su validez, sino de operaciones de articulación con otras hipótesis a través de las cuales profundiza su sentido, enriquece y resignifica a si misma y a otras hipótesis.
El proceso psicodiagnóstico: un dispositivo para conocer
Denominar al proceso psicodiagnóstico como proceso de investigación ha sido la puerta de acceso a pensar y sistematizar los aspectos metodológicos de los cuales depende la validez de las conclusiones diagnósticas.
Proceso → conjunto de fases sucesivas de un fenómeno natural o de una operación artificial. La noción de historicidad y de mutua afectación es esencial para definir una dinámica en la cual diferentes fases que se continúan inciden en el estado de las posteriores y en la captación de las anteriores.
Es un termino que remite a dinámico, cambiante y continuo. Todo proceso esta compuesto por una serie de fases, las cuales se derivan unas de otras, se influyen mutuamente y se correlacionan. Implica la noción de historicidad, de evolución, ya que se lo considera como una continuidad.
Los componentes de todo proceso implican un estado inicial de las cosas junto a ciertas condiciones de realización. Los cursos de acción, que contienen operaciones de transformación sobre la cosa inicial, tienden a la extincion del proceso al alcanzar un producto → todo proceso de investigación ubica el estado de cosas inicial en un problema que debe ser resuelto. La pregunta de investigación emerge en un contexto determinado, atravesada por saberes previos. Se da lugar a ciertos procedimientos para construir nuevos saberes, así como para demostrar y justificar su vigencia, pertinencia y potencia de los anteriores. Los conocimientos que se establecen como resultado aspiran a ser válidos, eficaces y superadores de los previos.
En un proceso psicodiagnóstico contamos con una demanda inicial del propio consultante o un tercero, que abre una problematización. El modo de resolver estas preguntas estará condicionado por diferentes variables que determinaran modos de abordaje: tiempos y espacios disponibles, técnicas utilizadas, destinatario del informe, experiencias del profesional, etc.
Los instrumentos de exploración permitirán al psicólogo hacer evidente ciertos observables que requiere para responder a las preguntas que dieron origen al proceso. Pero sera el propio psicodiagnosticador quien deberá captar, articular y leer los datos para poder decir acerca del sujeto. Los instrumentos psicométricos y proyectivos están preparados para detectar aspectos de la dinámica y estructura de la personalidad. Sin embargo no muestran inmediatamente las características del sujeto. Las conclusiones diagnósticas no son afirmaciones irrefutables que hayan sido reveladas a través el proceso de exploración y evaluación psicológica, son elaboraciones del profesional que han sido construidas con el uso de técnicas y por medio de un complejo proceso inferencial.
La rigurosidad del proceso diagnóstico
Si las técnicas son instrumentos que tienen por objetivo evidenciar en la conducta características de la personalidad, pero nada nos dicen, en si mimas, el lugar del psicólogo al momento de pensar la validez de las hipótesis es fundamental → Los instrumentos proyectivos son herramientas para construir datos y contrastar hipótesis, pero sus resultados no son equivalentes a las conclusiones diagnósticas.
Existe un complejo proceso cognitivo y metodológico entre unos y otros. El juicio clínico explicita un proceso de transformación de los datos para arribar a conclusiones validas. Se declara la existencia de diversas operaciones (técnicas e inferenciales) realizadas por el psicólogo sobre aquello que han podido evidenciar los instrumentos. El psicólogo no solo controla la rigurosidad de sus conclusiones al momento de efectuar el análisis de los datos, sino también en la misma instancia de administración. La rigurosidad científica del proceso psicodiagnóstico debe tener miramientos por regulaciones que hacen a la administración técnica y a la interpretación de los resultados.
La noción de control de variables y el concepto ampliado de encuadre
El encuadre ha sido vinculado a aquel marco fijo que contenía la variabilidad del proceso, funciona como una especie de estandarización de la situación estimulo que ofrecemos al entrevistado, y con ello no pretendemos que deje de actuar como estimulo para él, sino que deje de oscilar como variable para el entrevistador. Es imposible trabajar sin encuadra, pero no existe EL encuadre. No es solo la modalidad de trabajo sino también los objetivos del mismo, las veces que nos vemos, el lugar, los horarios, los honorarios, y el rol que le compete a cada uno. Remite a ejes que permiten emerger el despliegue personal del sujeto.
Entendiendo el psicodiagnóstico como proceso de investigación, el encuadre asume el papel del dispositivo metodológico por excelencia que permite un control riguroso del proceso, por medio del cual el psicólogo, en tanto investigador, manipula, controla, implementa y evalúa variables a los fines que emerjan de manera observable características de personalidad del sujeto. El encuadre no puede decirse ni explicarse al sujeto ya que ciertas pautas que hacen al contrato de trabajo forman parte de procedimientos implementados para controlar algunas variables.
La formulación adecuada de preguntas en la entrevista, el uso correcto de los materiales, el sostenimiento del rol, etc, son también modos de ejercer control metodológico → la rigurosidad requiere un control permanente de variables, algunas de ellas predeterminadas y otras emergentes a lo largo de la aplicación de las técnicas, algunas comunicables al consultante y otras implícitas.
Acerca de la rigurosidad en la interpretación
Cuando se alude a la rigurosidad se parte de la idea de que se puede implementar de manera deliberada ciertos procedimientos controlando variables no deseadas, que puedan incidir y alterar el producto. Sin embargo, en muchas ocasiones se comete el error de pensar que la misma se encuentra garantizada por las bondades de los instrumentos que se implementaron, confundiendo resultados brindados pro las técnicas con las conclusiones derivadas el proceso.
Perez Lalli explicita modos concretos a través de los cuales los psicólogos interpretan y construyen sus datos → se refiere a las operaciones de construcción de conclusiones a partir de los indicadores obtenidos por medio de esos análisis.
Parte de una premisa: aquello que se obtiene por medio de la interpretación de los resultados de las técnicas son hipótesis y las mismas son construcciones realizadas por el psicodiagnosticador. Esto tiene dos implicaciones fundamentales:
¿Qué es una hipótesis?
Cuando se construye una hipótesis se afirma una vinculación entre un observable (empiria) y una variable (constructo teórico). Tal observable no es azaroso, sino aquel que remite a un inobservable psíquico y en tanto asume el estatus de indicador. El constructo teórico tampoco es cualquiera: se hace relevante y es convocado al pensamiento del psicólogo, porque el componente empírico lo reclama. Se evidencia la estructura lógica de la abducción como proceso inferencial que subyace a la construcción de hipótesis.
El proceso de construcción de hipótesis. Desde los observables a las conclusiones diagnósticas.
El psicodiagnosticador contara con un enorme caudal de información proveniente de los resultados del análisis de las diferentes técnicas. Sin embargo, solo algunos observables serán recortados como significativos y utilizados a los fines interpretativos. La hipótesis es producto de una articulación dialéctica entre la teoría y la empiria → se entiende por observable toda manifestación del sujeto que no requiere lenguaje técnico especifico para su descripción, es accesible a cualquier observador (ej: a Juan le sudan las manos). De esta forma, toda manifestación del sujeto podría adquirir estatuto de indicador pero, para que así lo haga, el profesional debe poder explicitar a partir de qué procedimientos y en función de qué constructos teóricos, ese observable en particular se vincula con una variable psíquica.
Los observables pueden tornarse significativos y convertirse en indicadores de acuerdo al recorte de:
El mayor y más determinante de los mecanismos de selección y jerarquización de datos es el fenómeno transferencial. En función del vinculo muchos observables son rescatados exclusivamente por la captación del psicólogo que participa de la situación. Son típicos aquellos datos que ningún otro profesional, si accediera a la información de manera externa, consideraría relevante. A diferencia de las restantes modalidades de recorte, aquí no se utiliza solo lo que el psicólogo sabe, ve, escucha, sino que se agrega el componente vivencial que potencia toda posible captación sensorial. La presencia del psicólogo en tanto observador participante, como parte del campo que emerge en la situación de psicodiagnóstico, es esencial. No se trata de una variable a neutralizar, su presencia y su vivencia es fuente de dato fundamental, debe estar allí para conocer al sujeto y su presencia incide en el campo: no podríamos conocer al sujeto del modo holístico y profundo en que se pretende sin la posibilidad de que el psicodiagnosticador se sumerja en el fenómeno vincular.
De los observables a las hipótesis presuntivas
El mismo hecho de recortar implica un proceso interpretativo. La teoría se hace lugar iluminando el camino a partir de hipótesis genéricas → aquellas inferencias iniciales que se realizan de acuerdo a los aportes de los autores en la sistematización del análisis de las técnicas. Ej: emplazamiento superior significa nivel alto de energía o nivel bajo de energía con defensas compensatorias o sobrecompensatorias (Buck)
El psicólogo que ha considera significativo un observable comienza a acotar posibles significaciones de acuerdo a lo que la teoría de la técnica ofrece. Sin embargo, el problema se presenta cuando debe elegir entre alguna de ellas y sabe que varias, todas o ninguna pueden estar vinculadas con ese sujeto en particular. Aquí es cuando se instala el camino inédito que cada profesional debe recorrer ante cada psicodiagnóstico → es necesario que ese indicador se articulado con otros indicadores diferentes. La particular constelación que se configure generará un efecto de sentido que abrirá el camino a interpretaciones posibles.
A partir de la articulación de indicadores, de todas las posibles hipótesis genérico-teóricas, una de ellas se hace más probable. Ahí psicólogo estará en condiciones de construir una hipótesis presuntiva, novedosa y especifica para ese sujeto. No se trata de unir un observable a un valor de variable, el trabajo interpretativo requiere un esfuerzo constructivo dado por la singularidad del consultante y por los objetivos del psicodiagnóstico que pretenden rescatar esa singularidad.
Si las hipótesis presuntivas son producto de la constelación de indicadores, será la constelación de hipótesis presuntivas la que dará lugar a las hipótesis diagnósticas, expresando de manera cada vez más nítida, la dinámica y funcionamiento psíquico. Cuando estas hipótesis diagnósticas puedan ser articuladas con los objetivos del psicodiagnóstico que originaron el proceso y permitir la elaboración de un pronóstico, alcanzarán el estatuto de conclusiones diagnósticas.
En resumen: selección de observables significativos → articulación con hipótesis genérico-teóricas → construcción de hipótesis diagnósticas por contrastante de hipótesis presuntivas en relación a la dinámica y funcionamiento psíquico → conclusiones diagnósticas: articulación de hipótesis diagnósticas en función de los objetivos del psicodiagnóstico y elaboración de pronostico.
La noción de indicador se vuelve fundamental para comprender la dinámica interpretativa. Características del indicador:
El dispositivo psicodiagnóstico como un dispositivo multidiseño
Se entiende al psicodiagnóstico como un dispositivo que contiene esquemas y diseños propios de la investigación científica, coexistiendo en su devenir, intercalándose y generando articulaciones inéditas y especificas de este tipo particular de proceso de conocimiento. Así, al interior de un proceso de diagnóstico psicológico, es posible rastrear lineas que persiguen un fin exploratorio, descriptivo, explicativo e interpretativo, funcionando al unisono pero susceptibles de identificarse.
De la noción de tipos de estudio a posiciones metodológicas
Existen diferentes formas de investigar y los distintos fines a los que sirven, aplicados a la especificidad de la investigación psicodiagnóstica, podrían iluminarse con la noción de posiciones metodológicas → configuración particular de objetivos, actitud del psicólogo en relación a la empiria-teoría y evolución de las hipótesis. Se encuentran interrelacionadas en todo momento y alternan constantemente en la búsqueda de una comprensión de una subjetividad singular.
1) Posición exploratoria-descriptiva: la generación de hipótesis
El inicio de todo proceso de investigación esta dado por un problema o preguntas. La demanda que se realiza al profesional psicólogo, vehiculiza esa pregunta, la cual sera la guía de esta investigación. Sin embargo, la respuesta acerca del funcionamiento psíquico del consultante debe ser elaborada a lo largo del proceso. No cualquier afirmación sobre el psiquismo del sujeto es una hipótesis, las conjeturas deben cumplir con ciertos requisitos: siempre podrán ser refutadas con el correr del proceso, pero también deben ser validas y verosímiles.
Características de este proceso inicial: el proceso inferencial comienza desde el mismo momento en que se produce el primer contacto con el consultante. Se considera a la hipótesis como un proceso inherente a toda investigación. En tanto tal, siempre se encuentra en movimiento, es un fenómeno dinámico. No es posible concebir un proceso de construcción de conocimiento que no se asiente en alguna hipótesis.
Esta primera noción de posición metodológica puede caracterizarse:
2) Acerca de la explicación en psicodiagnóstico: corroboración, justificación y articulación teórica
El proceso de construcción de hipótesis es uno de los objetivos más importantes del psicodiagnóstico. La hipótesis diagnóstica es aquella hipótesis presuntiva que ha sido sometida al escrutinio de: 1) la evidencia empírica 2) la argumentación racional y 3) la articulación teórica. En tanto hipótesis, nunca abandona su carácter de probable, sin embargo ha atravesado suficiente exigencias como para poder avanzar en el camino a convertirse en conclusión diagnóstica y permitir predicciones (pronóstico). En esta instancia se intenta “poner a prueba” las hipótesis a partir de ciertos mecanismo deliberados de contrastación. También es propio de este momento articular los diferentes observables con conceptos psicológicos, dando cuenta de las causas y consecuencias.
Esta posición se describe:
3) Sobre la metodología interpretativa: el sentido y la comprensión
Un gran valor y calidad poseerá una hipótesis que señale regularidades en el comportamiento del sujeto, que haya podido vincular los mismos con conceptos psicológicamente relevantes, que permita predicciones concretas respecto al comportamiento del consultante y que pueda dar cuenta de las maneras en que se formó tal cualidad o modalidad psíquica en el sujeto. Sin embargo para poder acceder al estatuto de conclusión diagnóstica debe irremediablemente haber atravesado la mirada hermenéutica. Dos aspectos que convierten el sentido en un actor ineludible del proceso:
La hermenéutica opera desde dos ejes: 1) a partir de la búsqueda del sentido que cada conducta asume para el propio sujeto-entrevistado; 2) la búsqueda de valor significante que tiene cada conclusión diagnostica en función de la totalidad que queda establecida por la configuración de sentido inédita y única que se conformado a partir de la articulación de todas las afirmaciones parciales sobre el sujeto en singular
Sintetizando esta posición metodológica:
Repensando los conceptos de recurrencias y convergencias
Duarte ha definido recurrencias como reiteración de un mismo indicador en varias zonas de un mismo gráfico o en gráficos diversos. La noción de convergencia es definida como la reiteración de una secuencia dinámica que se expresa a través de indicadores disimiles y en algunos casos opuestos.
Se distingue la recurrencia de lo observable (insistencia de un mismo tema, conducta, etc) de la recurrencia de la hipótesis (la misma tendencia psíquica expresada desde distintos indicadores). Los indicadores diferentes son indispensables para avanzar en la construcción de hipótesis.
Podemos entender a la convergencia como un tipo especifico de constelación de hipótesis, caso en el cual las mismas afirman tendencias opuestas del psiquismo evidenciando los términos del conflicto → los observables contradictorios simplemente marcarían una particularidad en el despliegue del sujeto, que permitirá el recorte significativo, pero en si mismos requieren atravesar el trabajo interpretativo para dar cuenta de una dinámica psíquica. La convergencia debe ser recurrente, debe insistir la oposición y contradicción en las distintas técnicas. Son las hipótesis respecto a tendencia opuestas las que se potencian mutuamente por la misma dinámica que expresan. La interpretación debe centrarse en el movimiento que contiene ambos modos de funcionamiento.
Articulaciones ético-metodológicas
La explicitación metodológica es indispensable para garantizar la no arbitrariedad en la construcción de un tipo de conocimiento que tiene consecuencia en la vida de las personas, garantizando la comunicabilidad de los procesos a partir de los cuales se originan tomas de decisiones en distintos ámbitos de nuestro ejercicio. La conciencia procedimental es condición necesaria para una buena praxis en psicodiagnóstico.
“Aspectos transferenciales y contratransferenciales en los procesos diagnósticos”- Levin
ACERCA DE LA ENTREVISTA PSICOLÓGICA
Bleger distingue a la entrevista psicológica cómo “aquello que intenta el estudio y la utilización del comportamiento total del sujeto en todo el curso de la relación establecida con el entrevistador, durante el tiempo en que dicha relación se extienda. Consiste en una relación humana en la cual el entrevistador debe tratar de saber lo que está pasando en la misma y debe actuar según ese conocimiento. La entrevista es un campo de trabajo en el cual se investiga la conducta y la personalidad de seres humanos”
Hay presentes tres ejes iniciales:
En la EP existen dos partes definidas: un entrevistado y un entrevistador. Sin embargo, no siempre puede lograrse definir tan claramente dicha adjudicación de roles. Hay entrevistados con personalidades más avasallantes que tienden a dirigir el campo de la entrevista, haciendo preguntas personales al entrevistador, o poniendo a prueba sus conocimientos o que intentan tomar el dominio de la dirección de la entrevista. Pueden aparecer también personalidades muy introvertidas, u otros que directamente se niegan a hablar expresando: “Yo no tengo nada que decirle a usted”.
Todas estas conductas pueden llegar a ser producto de dificultades personales o bien de resistencias ante la situación de ser observado y evaluado por un otro. Esto plantea al entrevistador, una serie de variables que deberá sortear, resolver y sobrellevar en áreas de efectivizar su rol y su objetivo de trabajo.
CUANDO LA TRANSFERENCIA HACE SU APARICIÓN
No sólo el entrevistado puede presentar “dificultades”, también el mismo entrevistador se encuentra implicado en el campo de la entrevista. Señalamos tres ítems iniciales que pueden llegar a incidir en el desempeño del rol del entrevistador amateur:
Haremos hincapié en uno de los ítems fundamentales para el ejercicio del rol: la escucha. La posibilidad de escuchar a un sujeto que habla puede resultar una obviedad, sin embargo no deja de ser algo complejo para llevarlo a cabo como es debido. Ya que escuchar implica por un lado, mantener una especial actitud de concentración y, por el otro, requiere dejar de lado nuestras propias opiniones posiciones, sensaciones, valores e ideales.
Para ello debemos anexar dos grandes conceptos que estamos acentuando:
En cuanto al momento de la escucha del otro, es importante tener en cuenta que todo tipo de expresión que realiza tanto el entrevistado como el entrevistador, pueden provocar diferentes reacciones y sensaciones en el otro. Frases tales como: “me quedé re-caliente con la situación”, “con mi mamá habló de todo”, “es re-gamba”, “tuve un parto normal”, etc., provocan en el entrevistador una determinada imagen que no necesariamente es coincidente con lo que el entrevistado está diciendo o considerando sobre sí mismo. Siempre es necesario indagar sobre este tipo de frases ya que impide que nos guiemos por nuestro propio mundo imaginario, con nuestras terminologías y códigos y no con las que verdaderamente está presentando el entrevistado. Sino caemos en una especie de imaginario en el cual el entrevistador ENTIENDE Y SABE TODO lo que le pasa al otro.
El entrevistador acomete varias tareas simultáneas: Escucha y observa mientras que en el fondo de su mente aparecen asociaciones, pensamientos, fantasías, recuerdos, relacionados con lo que manifiestan los entrevistadores.
LA TRANSFERENCIA A LA LUZ DE LA CONDUCTA
Freud define a la transferencia como: “el proceso en virtud del cual los deseos inconscientes se actualizan sobre ciertos objetos, dentro de un determinado tipo de relación establecida con ellos, y de un modo especial dentro de la relación analítica. Se trata de una repetición de prototipos infantiles, vivida con un marcado sentimiento de actualidad”. Por su parte Bleger dirá: “Son fenómenos que aparecen en toda relación interpersonal. Es la actualización de sentimientos, actitudes y conductas inconscientes por parte del entrevistado, que corresponden a pautas que éste ha establecido en el curso del desarrollo, y en particular en la relación interpersonal con su medio familiar. Son actitudes afectivas que el entrevistado vivencia o actúa en relación al entrevistador. Ellos agregan una importante dimensión al conocimiento de la estructura de la personalidad y al carácter de sus conflictos. Asigna roles al entrevistador y se comporta en función de los mismos. En la transferencia se podría encontrar lo que se espera del entrevistador.”
Este proceder puede tener tanto fines positivos como negativos, ya que si bien permite ver al sujeto mismo, también lo puede llevar a “ocultarse” evadiendo así, la tarea terapéutica. Freud distinguirá entre una transferencia positiva, es decir de sentimientos cariñosos, y una transferencia negativa de sentimientos hostiles.
Algunos ejemplos de la transferencia pueden ser: “Ah.. yo pensé que ud era mayor” “¿Qué quiere que le diga doctor? Ud me recuerda mucho a mi hijo” “Dele dr sea bueno, no me de tanto para dibujar” “Uy! lo que debe estar pensando de mi” ¿Vió que mal me sale? Nunca pude, siempre me costó hace estas cosas”. El entrevistador deberá observar estas actitudes sin llegar a ubicarse en el rol adscrito.
Las modalidades que adopta cada sujeto ante la presencia del otro son múltiples y estas siempre estarán respondiendo a su propia historia y hacía lo que el entrevistador despierta y provoca al sujeto entrevistado. Dentro del acotado tiempo que dispone la aplicación del proceso psicodiagnóstico debemos mantener un nivel transferencial óptimo como para facilitar que el sujeto pueda desplegar sus principales rasgos de la estructura de la personalidad.
ADENTRÁNDONOS AL CONCEPTO DE “CONTRATRANSFERENCIA”
Evidentemente el entrevistador también es influenciado por la presencia del entrevistado, quien le genera -consciente o inconscientemente- toda una serie de desencadenantes, producto de escenas, pensamientos, sensaciones, sentimientos, que, de no mediar una adecuada percepción de ellos, el curso de la entrevista será seguramente desvirtuado. Es que en realidad, desde el mero contacto entre un entrevistador y un entrevistado, comienzan a aparecer una cantidad de asociaciones y pensamientos que luego, muy probablemente, nos lleve a una particular posición frente al otro.
Desde el inicio de la pre-entrevista, el entrevistador comienza a conformar un imaginario vinculado con lo oído, percibido y dialogado con el entrevistador. En el comienzo de la entrevista, un cúmulo de supuestos, imagenes, pensamientos, y asociaciones personales se ponen en marcha en el devenir del discurso del entrevistado. De acuerdo a los efectos que ponga en ellos, el entrevistador empieza a percibir un entrecruzamiento de sensaciones, pensamientos y actitudes que favorecen o bien entorpecerán la escucha y exploración de la personalidad.
Es importante tener en cuenta la importancia del poder “pensar” nuestras intervenciones en el campo de las entrevistas. Este pensar implica tener presente:
Dentro de un proceso psicodiagnóstico, nuestras principales intervenciones deben girar en torno a la obtención de aclaraciones y ampliaciones de los datos que nos va dando el sujeto. Muy pocas veces podemos hablar de “señalamientos” dentro de este proceso y mucho menos de “interpretaciones” ya que este procedimiento debe ser utilizado exclusivamente en el campo de un tratamiento y no dentro de un psicodiagnóstico.
Podemos diferenciar diferentes aspectos de los que se denomina “contratransferencia”. Existe una amplia variedad de emociones y pensamientos que pueden llegar a invadirnos en el momento de estar frente a un sujeto que ingresa a entrevistas o bien se encuentra en tratamiento.
Podrían ponerse en juego una serie de pensamientos y sensaciones basadas en el cómo nos “cae”, a quien nos hace acordar, los sentimientos de atracción o rechazo generados por ser del mismo o diferente sexo, por su apariencia general (vestimenta, rasgos físicos) o bien por rasgos más destacables (aspecto físico, estudios, situación familiar), por su postura o por la actitud de seducción que presenta.
Otro tipo de efectos pueden ser los momentos de distracción donde nos descubrimos pensando en otras cosas ajenas a lo que el sujeto está diciendo. Dichos pensamientos e imágenes pueden estar basados en tareas pendientes, situaciones recientemente vividas que aún quedaron inconclusas.
Otro estilo de manifestaciones contratransferenciales pueden llegar a ser las reacciones de enojo, bronca o fastidio por cómo nos está hablando o porque suele faltar, no complir con el pago de honorarios, etc. Además podemos sentir que no se llegan a observar avances en su tratamiento, no desea realiza los gráficos de una técnica, no amplía con lo que se le pide, etc. Hay también manifestaciones en el cuerpo como sensaciones de cansancio, sueño, agotamiento o aburrimiento. Por supuesto que estos indicadores también pueden llegar a ser ajenos o independientes a la situación contratransferencial.
También pueden ocurrir, además de las negativas, expresiones positivas por parte del sujeto, que producen en uno mismo, otro tipo de reacciones. Mayormente son generadas cuando no dice que anda mucho mejor, que se siente bien o clama por lo bien que le hizo venir la última vez, habla maravillas del señalamiento que hemos hecho, etc.
En un inicio de tratamiento es necesario sostener un lugar de “Supuesto saber” para que el paciente pueda entrar en transferencia. El peligro de esto, sin embargo, es permanecer en ese lugar y por sobre todo, creerlo nosotros mismos.
“Enfoque conceptual psicodinámico del Diagnóstico Psicológico:
La necesidad de un marco teórico integrador.” - Veccia
En este artículo se plantea la necesidad de establecer un marco conceptual para el Psicodiagnóstico en el que puedan integrarse diversas teorías sobre la personalidad, las cuales se han ido desarrollando y ampliando en los últimos años.
El PD es un método científico (y no una teoría) aplicado al estudio de la personalidad. Sin embargo usa procedimientos semejantes a los que se emplean en la construcción de teorías: recopilación y evaluación de datos, formulación y contrastación de hipótesis, definición de conceptos y variables. Cuando se lleva a cabo un PD siempre es necesario aclarar con qué modelo de la personalidad se está trabajando. Es decir qué variables se considerarán y cuáles se dejarán afuera al formular la hipótesis diagnóstica.
Modelos en evaluación psicológica
Según Kirchner, Forns y Torres la evaluación psicológica consiste en el análisis de la conducta humana con una finalidad predictiva, explicativa o modificadora. Esta definición importa una toma de posición respecto al modelo de personalidad implicado. Parte del análisis de la conducta, a la que se le atribuye características de consistencia y estabilidad a través del tiempo, puesto que se busca predecirla y explicarla, y también se la considera modificable.
Dichas autoras brindan un panorama amplio y sistemático acerca de los modelos que creen que han influido en la evaluación psicológica y en las técnicas derivadas de ellos. Y así distinguen:
Según nuestra opinión, el momento actual tan complejo debido a las múltiples transformaciones sociales y culturales que impactan sobre la personalidad, pone por delante el desafío de hallar enfoques integradores, con vistas a la asunción de un esquema referencial teórico y operativo que permita a los psicólogos desarrollar sus prácticas ampliando la visión del sujeto como persona integrada y total.
El modelo psicodinámico y el Psicodiagnóstico
Según Maganyo y Avila Espada en el modelo psicodinámico convergen modelos teóricos explicativos de base psicoanalítica, aunque el psicoanálisis no es la única teórica explicativa que da cuenta de su quehacer clínico ni sus técnicas son las mismas del tratamiento psicoanalítico convencional. Este modelo comparte con el psicoanálisis los siguientes presupuestos conceptuales, entre otros:
Por lo tanto un Psicodiagnóstico de acuerdo al modelo psicodinámico se caracteriza por:
Cuando hacemos referencia al PD con enfoque psicodinámico, implicamos los términos de dinámica y estructura de la personalidad. Por dinámica entendemos la presencia de conflictos entre tendencias o motivaciones contrapuestas. La estructura, en cambio, hace referencia a los elementos que componen una organización psíquica y a las pautas o leyes de funcionamiento que relacionan los distintos elementos entre sí.
El enfoque conceptual psicodinámico propone la pluralidad metodológica y acepta el uso de técnicas cuantitativas y cualitativas, la inclusión de herramientas estadísticas y el trabajo con otras disciplinas. Por lo tanto, se diferencia de otros enfoques psicoanalíticos que se han planteado cómo excluyentes.
Un PD incluye entrevistas iniciales y una combinación de técnicas auxiliares de las mismas, los instrumentos psicométricos y los proyectivos. La aplicación de este método de estudio de la personalidad se basa en una planificación o estrategia diagnóstica que el psicólogo diseña de acuerdo a la demanda planteada y el sujeto sobre el que se despliega la intervención.
El diagnóstico comienza con una valoración sintomática, pero no se agota en ella ni tampoco en la mera clasificación de estructuras.
Dentro de los presupuestos conceptuales del enfoque psicodiagnóstico, está la necesidad de atender al “trastorno” o al “síntoma” en relación a las causas que lo motivaron. Las nociones de síntoma y de inconsciente están fuertemente ligadas a la teoría psicoanalítica. El síntoma se produce por la represión de un deseo inconsciente, el cual encuentra una salida disfrazada en situaciones tales como la disfunción corporal, trastornos de aprendizaje, alteración en las relaciones interpersonales, en los ideales, en el placer que se obtiene en el devenir vital, en los logros, el trabajo, etc.
El concepto de síntoma lleva implícito el de causalidad, es decir que se trata de conocer el origen del trastorno para erradicarlo o modificarlo. El conocimiento de las causas de los hechos clínicos es lo que define al diagnóstico psicodinámico.
A diferencia de otros modelos no se trataría aquí de “paquetes” o programas aplicables a muchos sujetos sino que es la singularidad de cada ser humano la que articula y ordena la relación terapéutica.
Las condiciones de accesibilidad terapéutica en el enfoque psicodinámico son:
-La existencia de una demanda personal, esto es, una representación más o menos clara o conciencia de malestar y sufrimiento.
-Que el sujeto se sienta involucrado o implicado en el problema del cual se queja.
-Deseo de cambio y expectativas en torno a recibir ayuda.
Las técnicas psicométricas y proyectivas: características y modelos implicados
Las técnicas proyectivas aparecen básicamente asimiladas al modelo conceptual psicoanalítico, pero debemos hacer notar que ambos tipos de técnicas encaran la evaluación de la personalidad dentro del enfoque centrado en variables intra-sujeto.
La mayoría de los modelos en evaluación psicológica parten de una Entrevista. La entrevista, sin importar cuál sea su diseño y grado de estructuración, constituye el instrumento inicial y fundamental para el correcto planteamiento de la estrategia diagnóstica.
Las técnicas psicométricas se basan en el modelo de los rasgos que parte de la teoría de que la conducta humana está determinada por un conjunto de dimensiones o rasgos de base biológica y hereditaria (neuroticismo, extraversión, introversión, sociabilidad, aislamiento, etc). La evaluación psicológica centrada en los rasgos busca la cuantificación de estas dimensiones de la personalidad con la finalidad de resaltar las diferencias individuales en relación a cómo se distribuyen en la población. Si bien el modelo de los rasgos tiene limitaciones, su aplicación sigue siendo difundida porque provee una instancia inicial descriptiva de acercamiento a la personalidad del entrevistado, una instancia facil y rapida y en general bien recibida por los consultantes. Pero la conducta humana tiene más inconsistencias que consistencia y aquellas existen en función de su historia particular y del contexto general en que se desarrolla (ej, uno puede presentar ciertos rasgos de la personalidad en determinada situación, y otros contrarios en otro situación diferente).
¿Qué son las técnicas proyectivas?
Se trata de técnicas estandarizadas cuyos estímulos (palabras, frases, láminas con diversas figuras, preguntas, dibujos o construcciones) se caracterizan por su alta ambigüedad, es decir, por presentar muy pocas pautas culturales y un campo inestructurado o de escasa estructuración, frente al cual reacciona la personalidad total del entrevistado adjudicándose sus propios significados, creencias, valores, conocimientos, sentimientos, conflictos, etc.
Se las ha considerado como instrumentos de “banda ancha” por la amplia y variada información que recogen. Se diferencian en este sentido de las técnicas psicométricas que en general exploran recortes más reducidos y sistemáticos.
Se basan en un concepto de proyección derivado pero no equivalente al de la teoría psicoanalítica que la define como un mecanismo de defensa que implica representar en el exterior contenidos inaceptables en el mundo interno con el fin de aliviar la angustia, el dolor o la culta. El concepto de proyección que aplican las técnicas proyectivas se acerca más al de “externalización” siendo los propios sujetos los que “interpretan” los estímulos y le adjudican una forma o “gestalt” particular.
A las técnicas proyectivas se las llegó a considerar en sus inicios cómo los “rayos X” de la personalidad, métodos abreviados para el conocimiento del mundo interno y del inconsciente. La confusión, que despertó polémicas aún no resueltas, fue precisamente el uso del término proyección: se confundió el concepto acuñado por el psicoanálisis con el comportamiento evocado ante los estímulos proyectivos.
Para Avila Espada, tas TP servirían en realidad cómo “reactivos” de entrevistas instrumentalizadas útiles por propiciar la asociación libre, el lenguaje simbólico y el conocimiento del mundo interno del sujeto. Serían instrumentos dirigidos a generar hipótesis más que para contrastarlas. Se trata de técnicas cualitativas y no cuantitativas, por lo tanto la exagerada búsqueda de psicometrización de las mismas podría alterar su verdadero aporte: no debemos pedirles que den cuenta de aquello para lo que no han sido creadas.
Si bien existen discrepancias entre el modelo de los rasgos sustentado en la teoría de la gerencia biológica y el modelo psicodinámico de la personalidad originado en el cuerpo teórico psicoanalítico, también es cierto que una propuesta integradora no buscará la unidad borrando las diferencias sino la complementación entre modelos parciales que permitan una mayor aproximación a las complejidades del objeto de estudio que abordamos en el PD.
En un proceso Psicodiagnostico las preguntas que guiarán al Psicólogo son las siguientes:
Con todas estas preguntas en su cabeza el Psicólogo debe optar por un diseño de intervención diagnóstica que le asegure la mayor cantidad de información posible para poder arribar a una conclusión diagnóstica y pronóstica. A una descripción, comprensión y explicación acerca de la personalidad de su entrevistado y a una estimación de sus posibilidades de cambio a través de la intervención terapéutica.
BASES CONCEPTUALES Y DEFINICIÓN DE DIAGNÓSTICO - Sendín
El psicodiagnóstico se refiere a un conocimiento diacrónico de los aspectos más relevantes del funcionamiento psíquico y está asociado en exceso a su procedencia del campo médico. Se diferencia de la evaluación porque ésta es una valoración más que un conocimiento y está muy asociada al modelo conductual. Ambos se diferencian del diagnóstico psicológico porque éste ya requiere de todo un proceso que supone la inclusión comprensiva de una serie de fases, de diversas fuentes informativas y de muestras diferentes de conducta, con especial atención a las interacciones que se producen entre distintos sistemas relacionales. En el DP el profesional se enfrenta con una gran cantidad de variables que interactúan entre sí. Debe registrarlas, integrarlas y elaborarlas para que alcancen una significación psicológica y así poder realizar la intervención adecuada. Se trata de conceptualizar, de aprehender lo que está ocurriendo y qué significado psicológico presenta, evitando así la mera acumulación de información que no permitiría alcanzar un nivel conceptual.
Pasos del diagnóstico psicológico
-Transformación de las conductas del sujeto evaluado: conductas verbales, no verbales, gráficas o resolución de problemas (observables en la entrevista o prueba psicológica) se transforman en un indicador de prueba significativo. Se trata así de una lectura de la conducta en el contexto de alguna técnica.
-Transformación del indicador de prueba en un signo/indicador psicológico: se traduce la muestra de conducta al contexto del funcionamiento global de ese sujeto, o sea se hace una lectura psicológica de los datos.
-Integración de ese indicador psicológico con otros indicadores: observables en el resto del PD. Le sigue la formulación de hipótesis, contraste de las mismas y formulación de conclusiones. Así, se produce el paso del dato empírico al nivel conceptual.
VARIABLES
-Evaluado: estas variables suelen ser el foco preferente y casi exclusivo de atención pero no es la única fuente informativa del proceso. Entre las más relevantes se encuentran el grado de motivación, los antecedentes anamnésicos, las características de la personalidad, el nivel sociocultural, el tipo y grado de patología, la edad y el sexo.
-Evaluador: el nivel de expectativas, los refuerzos o condicionamientos verbales durante las entrevistas, el nivel de formación y las características tanto físicas como de su personalidad son variables intervinientes. Sus dificultades personales también van a interferir en la relación que sea capaz de establecer con el evaluado. Debe saber reconocer sus propios límites y tener la capacidad para conducirse con fluidez en una interacción de gran cercanía. Muchos de los “trucos técnicos” (abrumar con gran cantidad de tests, lenguaje incomprensible) pueden entenderse como evasivas en las que le profesional se intenta refugiar, porque se siente vulnerable en la relación cuerpo a cuerpo que implica el PD.
*Análisis de la interacción: las interferencias en la fluidez de la comunicación y los procesos de retroalimentación que modifican o dificultan la transmisión de los mensajes influyen en el PD. Éstos refieren a la transferencia y contratransferencia, toda esa serie de apreciaciones subjetivas que influyen en la captación de los mutuos mensajes y de falsas representaciones de la realidad interpersonal que pueden ser positivas o negativas. Todos estos intercambios conllevan distorsiones procedentes de ambos sujetos.
Los mensajes interindividuales presentan dos formas básicas de ser transmitidos: verbal (signos lingüísticos) y no verbal (signos paralingüísticos: tono de voz, ritmo, pausa y giros sintácticos). También hay que tener en cuenta los signos no lingüísticos (postura, gestos, movimientos corporales y expresiones faciales). Estas formas de expresión se califican o descalifican mutuamente, por lo que un mensaje es congruente cuando los dos canales refuerzan su significado y es incongruente si uno de ellos contradice al otro.
Se pueden presentar dificultades en el proceso comunicativo y así presentar disfunciones en el proceso interactivo:
-Negación o rechazo de la escucha: no permite captar las peculiaridades del interlocutor y bloquea la transmisión significativa. Es considerada una estrategia defensiva para no asumir más datos de los que el sujeto puede integrar.
-Fragmentación de los mensajes: incorporación parcial de la información. Se pierde la visión global del contexto, lo que afectará la interpretación del significado de los mensajes.
-Dificultad para crear una atmósfera propicia: no se logra una comunicación fluida. El evaluado puede verse presionado y no tendrá la confianza para intercambiar información significativa sobre sí mismo. Para que se produzca el intercambio, es necesario poder percibir una apertura del otro que sea personalmente significativa, de su actitud de reciprocidad.
El marco desde donde se sitúa el evaluador influye en el tipo de objetivos, la selección de datos, la elección de técnicas explorativas y la interpretación de los resultados. Dentro del marco, el profesional suele tener de referente una teoría psicológica, que lo lleva a registrar un tipo determinado de información, elegir una determinada técnica y formular determinados tipos de hipótesis. Tiene así la tendencia a obtener conclusiones que concuerdan con su modelo elegido, el cual orienta y da sentido a su tarea pero también introduce sesgos.
Las características del material empleado van a influir en el nivel de ejecución que el sujeto consiga. El tipo de consignas y tareas planteadas, los tiempos de ejecución, la adaptación de los reactivos al nivel sociocultural del sujeto y la información previa sobre las tareas propuestas pueden facilitar o dificultar la comprensión del evaluado.
*Discriminación entre datos esenciales y accesorios: la reducción y simplificación de los datos están influidas por las teorías y técnicas utilizadas. Se suele registrar como significativos solo los aspectos que lo sean para la orientación teórica del profesional, produciéndose sesgos en el procesamiento de los datos. No se desaconseja la adscripción a un marco teórico concreto, pero si hay que tener en cuenta la influencia que éste ejerce para evitar una simplificación excesiva, que puede contaminar las conclusiones. Los propios juicios, creencias y formación teórica también influyen en la selección e integración de la información disponible.
El contexto en el cual el PD se lleva a cabo puede influir en los objetivos, la selección de información relevante, las actitudes recíprocas y el grado de cooperación de los sujetos. El rol del psicólogo varía también según el ámbito institucional (clínico, judicial, escolar o selección de personal) del que se trate, ya que una misma conducta puede tener distintos significados según en el contexto que aparezca: comportamientos defensivos en el ámbito clínico pueden ser indicadores de patología y en el ámbito judicial o laboral podría ser muestra de una capacidad adaptativa.
El ambiente físico en el que se lleve a cabo el PD puede interferir en la ejecución del mismo. La iluminación, el nivel de ruido, la hora del examen, el tiempo disponible y la adecuación del mobiliario a las características del sujeto pueden modular en el nivel cuanti y cualitativo de los intercambios, así como también afectar la posterior lectura interpretativa de la información.
Evaluador y evaluado viven inmersos en un tipo particular de sociedad, en un momento histórico concreto, con pertenencia a un estrato sociocultural determinado, en donde existen modelos de relación entre sus miembros. Se mantienen creencias, prejuicios, estereotipos y actitudes socialmente determinados que influyen implícitamente en la forma de interpretar los hechos y elaborar juicios. El reconocimiento de éstos ayuda a aceptar limitaciones y a adoptar posturas menos dogmáticas.
COMPLEJIDAD DE LAS FUENTES INFROMATIVAS
Se producen varios tipos de informaciones en el PD que deberán integrarse y analizarse para obtener conclusiones fiables y así planificar una intervención específica. Se pueden identificar al menos cuatro tipos:
-Datos derivados de observaciones directas del comportamiento del sujeto, realizadas por el evaluador o por personas del entorno del evaluado (padres, educadores, etc.)
-Datos derivados de la propia interacción y estilos comunicativos a lo largo de las sucesivas entrevistas
-Datos derivados de las pruebas psicológicas
-Elaboraciones, inferencias y juicios de los contrastes a los que se somete la información
*Fuentes de error
-Sesgos en la información aportada por el sujeto: trabajar con información proporcionada por sujetos, con todas las distorsiones -deliberadas o no- que éstos produzcan, introduce sesgos. Cuanto menos cuantificable y preciso sea el dato aportado, más posibilidades habrá de que se produzcan elaboraciones personales de esa información y se desfiguren los hechos. Por eso, hay que intentar contrastar los que se consideren relevantes a través de varias vías.
-Uso inadecuado de los instrumentos de medida psicológica: la articulación de estos instrumentos en el contexto de un PD y la integración de sus resultados con información procedentes de otras fuentes, es la vía principal para reducir tales errores.
-Escaso esfuerzo en la validación de hipótesis: suele producirse una clasificación del problema planteado por el individuo, ésta organiza el material y guía la investigación. Pero si se realiza prematuramente o se convierte en una etiqueta diagnóstica, se produce un “fenómeno de cierre” que bloqueará el proceso de validación de hipótesis ya que se obstaculiza la continuidad de los contrastes sucesivos y no se completa la revisión de todas las fuentes de datos. Así, se limitarán las posibilidades de un pronóstico e intervención adecuados.
-Proceso de generación y confirmación de hipótesis: Se entiende al PD también como un conjunto de estrategias que van cotejando la información procedente de distintas fuentes, realizando validaciones cruzadas y elevando a la categoría de conclusiones solo aquellos aspectos que resulten confirmados por un cúmulo de datos convergentes. La hipótesis debe ser ratificada, por otros elementos mediante contrastes sucesivos, o descartada (o señalada como no confirmada) en las conclusiones finales.
-Proceso de toma de decisiones: En el PD el evaluador debe decidir qué aspectos evaluar, cómo evaluarlos, a qué personas del entorno del sujeto tener en cuenta como significativas y cómo planificar la intervención. Así se demuestra que el PD es mucho más que la mera aplicación de tests, conlleva varias decisiones y estrategias. Debe ponerse el énfasis siempre en la conceptualización de los problemas y no en los resultados dispersos de las técnicas, pues son insuficientes para lograr una conceptualización.
*Cálculo de probabilidades: El PD también consiste de una serie de obtención de conclusiones, confrontándose los conocimientos teórico-técnicos del observador y las informaciones obtenidas del sujeto y su contexto. Se trata de un proceso que se desarrolla a través de una doble vía:
-Fenomenológica: se describe el modo particular de experiencia y conducta del evaluado y su relación con el entorno.
-Sintomatológica/de criterios: se seleccionan algunos aspectos de los datos disponibles a los que se los dota con una especial significación. Se ganará en rigor y precisión, pero a expensas de una mayor simplificación reductiva.
Ambas vías se han pensado como excluyentes pero pueden ser complementarias, donde el síntoma o el fenómeno simple se va interconectando hasta formar parte de una visión global del funcionamiento psíquico.
INTENTO DE DEFINICIÓN DEL PROCESO PSICODIAGNÓSTICO
Sintetizando todo lo enunciado, el PD se puede definir como un encuentro interpersonal que se realiza mediante un proceso modulado por numerosas variables y sus interacciones, a lo largo del cual el técnico va transformando los datos empíricos hasta llegar a un análisis conceptual que permita una planificación de la intervención. Se pasa así de un concepto estático y meramente clasificatorio del psicodiagnóstico a una visión la cual hace referencia a una situación procesual, dinámica, interactiva y proveedora de elementos para diseñar intervenciones encaminadas a producir cambios. Quedan incluidos el evaluador, el evaluado y lo evaluado en un conjunto de procedimientos que se van articulando a través de distintas fases y tareas.
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