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Resumen de "Visión general de la Vida y de los Fenómenos Biológicos" | Biología (2024) |
UBA XXI
Sesión 2: Visión general de la vida y de los fenómenos biológicos. Organización
general de las células
Todos los seres vivos tenemos características en común, algunas de ellas son:
que somos sistemas abiertos que intercambian materia y energía con el ambiente;
tenemos alta proporción de carbono, hidrógeno, nitrógeno, oxígeno y otros;
estamos formados por células; presentamos homeostasis qué es la capacidad de
mantener un medio interno constante y estable a pesar de los cambios del
entorno; realizamos metabolismo que permite el aprovechamiento y transformación
de materia y energía; presentamos irritabilidad que es la capacidad de
reaccionar ante estímulos, reproducción, crecimiento y desarrollo; provenimos de
un mismo ancestro común con un material genético llamado ADN; somos sistemas
autopoiéticos con la capacidad de auto organizarse generarse y autorregularse,
finalmente, también somos sistemas complejos construidos por componentes que
están interconectados, pero a la vez son independientes y sus límites son
difusos o permeables.
Niveles de organización:
La vida no se reduce a ser una sumatoria de propiedades de sus componentes sino
que es una propiedad emergente, producto de las relaciones dinámicas entre sus
componentes.
- Subatómico: electrones, protones, neutrones.
- Atómico: átomos de elementos como hierro y calcio.
- Macromolecular: uniones de moléculas como polisacáridos y proteínas.
- Molecular: uniones estables de átomos como agua y aminoácidos.
-Subcelular: organelas o virus.
- La célula: unidad básica de vida.
- Tejidos: células especializadas y coordinadas.
- Órganos: grupos de tejidos funcionales.
- Organismos pluricelulares complejos: conjuntos de sistemas de órganos.
- Población: grupo de la misma especie en un área específica.
- Comunidad: poblaciones de diferentes especies en un hábitat.
- Ecosistema: comunidad de organismos junto a un entorno no vivo.
- Biosfera: todos los seres vivos en la Tierra y sus relaciones.
Clasificación de seres vivos:
Todos los organismos presentes en la tierra derivan de un grupo de células
originarias, al que muchas veces se denomina LUCA.
Nos podemos organizar y clasificar de acuerdo con nuestras características
morfológicas, metabólicas, por origen evolutivo, o según el parecido genético.
Más allá de cómo se clasifique, podemos diferenciar dos grandes grupos de
organismos: los eucariontes (en cuyas células el ADN se rodea por una membrana)
y los procariontes (sin una membrana rodeando al material genético). La
clasificación por dominios separa los procariontes en dos grupos(dominios)
distintos, Bacteria y Archaea y a los eucariontes en uno solo, Eukarya, el cual
se subdivide a su vez en 5 reinos.
De acuerdo con el tipo de nutrición, los organismos se dividen en autótrofos o
heterótrofos. Los primeros tienen la capacidad de sintetizar sus propias
biomoléculas a partir de sustancias inorgánicas como el agua o el dióxido de
carbono del aire. La fotosíntesis sería un ejemplo de un proceso autótrofo. Por
otro lado, los heterótrofos necesitan incorporar biomoléculas ya sintetizadas,
es decir alimentarse de otros organismos.
Redes alimentarias:
Las redes tróficas son complejas transferencias de nutrientes y energía entre
los seres vivos. En ellas, los productores como plantas, algas y bacterias
fotosintéticas son la base energética de los ecosistemas terrestres, ya que
pueden sintetizar sus propias biomoléculas a partir de sustancias inorgánicas.
Por otro lado, los consumidores son organismos heterótrofos que se alimentan de
otros organismos. Los consumidores primarios son herbívoros que se nutren de
plantas, algas o cianobacterias, mientras que los consumidores secundarios y
terciarios (carnívoros) se alimentan de los primarios y/o secundarios
respectivamente.
Los descomponedores, como hongos y ciertas bacterias, descomponen los restos
orgánicos de los seres vivos y los transforman en moléculas más pequeñas, que
luego son reutilizadas por productores y otros consumidores. Su función es clave
en el reciclado de la materia.
Algunos organismos pueden alimentarse tanto de productores como de consumidores
primarios, secundarios, terciarios o descomponedores, lo que muestra la
complejidad de las interacciones en las redes tróficas.
Célula como unidad de los seres vivos
La vida surgió en la Tierra hace alrededor de 4000 millones de años.
Probablemente la formación de unas vesículas rudimentarias delimitadas por
membranas posibilitó generar un medio intracelular estable, diferenciado del
entorno y un metabolismo propio. Esto llevó a la formación de las primeras
células primitivas, emparentadas con algunos procariontes actuales. En el caso
de estos organismos unicelulares, una célula YA ES un individuo, en cambio en
organismos pluricelulares, las células serán parte de un organismo. Según la
teoría celular:
● Todos los seres vivos están formados por al menos una célula. Por ello se dice
que es la unidad morfológica (de estructura) de los seres vivos. Es el elemento
más pequeño que puede ser considerado como algo vivo.
● Las funciones vitales de los seres vivos ocurren dentro de las células. Por
ello la célula es la unidad funcional de los seres vivos.
● Toda célula proviene de otra preexistente.
● Las células contienen el material hereditario.
Ciertas estructuras celulares son comunes a todas:
● una membrana plasmática, que delimita la célula y permite generar un medio
interno diferenciado del exterior gracias a ser selectivamente permeable a
determinadas sustancias. Esta membrana se conforma por lípidos (una bicapa
lipídica), proteínas e hidratos de carbono asociadas a los mismos.
● una o varias moléculas de ADN, dependiendo del tipo de organismo, que porta la
información genética de la célula.
● El citoplasma, que es el lugar físico donde ocurre gran parte de las
reacciones metabólicas de la célula. Se conforma por el citosol, una matriz
acuosa, y por el conjunto de las distintas estructuras subcelulares contenidos
en él.
● los ribosomas, las estructuras donde se lleva a cabo la síntesis de las
proteínas.
Podemos diferenciar a las células, de acuerdo con su organización interna, en
dos grandes grupos:
1. Células Procariotas o procariontes (presentes en bacterias y arqueas)
2. Células Eucariotas o eucariontes (presentes en hongos, chromistas y protozoos
-protistas-, animales y plantas).
A diferencia de los procariontes, los eucariontes presentan compartimentos
subcelulares rodeados por membranas, lo que permite la separación física de
procesos específicos y, en consecuencia, alcanzan un mayor nivel de complejidad
celular. El compartimiento más característico y solo presente en eucariontes, es
el núcleo celular que contiene el material genético, el ADN.
Célula procariota:
Se encuentran en nuestros tractos gastrointestinales, sobre nuestra piel, en la
boca y en la vagina. Muchos actúan como “barreras” naturales y ayudan a frenar
el ingreso de otros patógenos, otros nos aportan nutrientes que ellos
sintetizan. Tampoco debemos olvidarnos de los procariontes usados en procesos
alimenticios, como los lactobacilos que producen el yogur. Los procariotas
carecen de un núcleo celular, es decir de una membrana que rodea el material
genético. Suelen tener un tamaño mucho más reducido que los eucariontes y una
velocidad de reproducción mucho mayor:pueden dividirse cada 20 minutos. Algunas
procariotas poseen estructuras características llamadas pilis o fimbrias, ellas
le otorgan la capacidad de adherirse y acercarse a estructuras como epitelios
humanos, dientes u incluso a otras bacterias. Gracias a los pilis pueden enlazar
otras bacterias y transferir plásmidos, material genético “extracromosómico”, a
otras células.
Desde un aspecto nutricional algunos procariontes como las arqueas presentan una
gran variabilidad dado que pueden aprovechar como fuente alimenticia desde el
petróleo, los plásticos o incluso sustancias como el azufre, el metano, entre
otros.
Célula eucariota:
Surgieron a lo largo del proceso evolutivo, mucho más tardíamente que las
procariotas. Probablemente se generaron por fusión de dos o más organismos
procariotas. Presentan una gran variedad en cuanto a su tamaño y forma, incluso
en un mismo organismo como el nuestro. Una célula eucarionte promedio mide entre
10 y 30 µm. Las células eucariotas cuentan, con una membrana plasmática, un
citoplasma, ribosomas y ADN como material genético. Pero, a diferencia de las
procariotas, presentan estructuras internas características que varían de un
organismo e incluso de una célula a otra. Varias de estas estructuras se
delimitan por membranas, lo que permite separar funcionalmente zonas celulares
entre sí. La más notoria es la membrana nuclear, que rodea al material genético.
Entre ellos podemos nombrar organelas membranosas como mitocondrias,
cloroplastos y peroxisomas.
Comparación de células procariotas y eucariotas
A diferencia de las células eucariotas, las procariotas carecen de
compartimentos membranosos, por ejemplo de un núcleo celular. Su ADN es
circular, presentan un citoesqueleto rudimentario y la división celular es por
fisión binaria. Éstas, y otras diferencias se detallan en la Tabla.
¿Cómo podemos estudiar las células y sus componentes?
Contamos con dos tipos básicos de microscopios: los microscopios ópticos (M.O.)
y los microscopios electrónicos (M.E.). Mientras que los ópticos usan una fuente
de luz, los electrónicos utilizan una de electrones. Esto último les brinda una
mayor capacidad de resolución, gracias a lo cual se pueden visualizar con mayor
detalle distintas estructuras.
El microscopio óptico (M.O) tiene la ventaja de poder estudiar células vivas y,
en consecuencia, poder observar, por ejemplo, el movimiento de espermatozoides
(células sexuales) en estudios de fertilidad. A su vez nos permite detectar la
presencia, cantidad o proporción de ciertas células: por ejemplo, la infección
por bacterias de un líquido como la orina. Respecto de los microscopios
electrónicos, mientras que el MET (microscopio electrónico de transmisión) nos
facilita la observación de detalles intracelulares, incluso en algunos casos a
escala macromolecular, el MEB (microscopio electrónico de barrido) brinda
imágenes tridimensionales de la superficie celular.
Estudios a un nivel molecular:
Las células y los tejidos suelen estudiarse analizando la presencia de moléculas
químicas. Cada organismo presenta un ADN y proteínas característicos y cada tipo
celular de un mismo organismo diferirá a su vez respecto de sus proteínas. De
este modo se puede detectar la presencia de ciertas células, diferenciar un
organismo o una célula de otra o simplemente estudiar alteraciones de estas
células.
- de proteínas celulares específicas (por ejemplo, los receptores): permiten
determinar la presencia o la cantidad de ciertas células o diferenciar células
entre sí. Por ejemplo, por medio de esta técnica podemos estudiar la presencia
de microorganismos patógenos como bacterias, virus o incluso determinar la
presencia de células tumorales.
- de ADN o ARN: permite diagnosticar enfermedades genéticas, realizar estudios
de paternidad o, en criminología, diferenciar por medio del ADN a qué persona
pertenece una determinada célula de un tejido. También, en el caso de
infecciones virales o bacterianas, se puede detectar por medio de estudios
moleculares de ADN, la presencia de microorganismos patógenos.
Virus y agentes infecciosos
Diversos factores, como los desplazamientos de personas en poco tiempo, la
deforestación y el cambio climático, pueden favorecer la emergencia de nuevos
virus y/o acelerar la propagación de los ya existentes. Entre los agentes
infecciosos no formados por células, además de los virus, podemos nombrar a los
viroides y a los priones, que infectan a organismos vegetales y al sistema
nervioso de algunos animales, respectivamente.
Virus
No todos los virus son necesariamente dañinos. Existe una gran variedad de virus
no patógenos que se hospedan en nuestros tractos gastrointestinales y epitelios
y de los cuales hasta ahora se sabe muy poco. Dado que se trata de partículas
extremadamente pequeñas, no visibles al microscopio óptico, recién en el año
1935 se pudo aislar y estudiar por primera vez a un virus: el del mosaico del
tabaco. Sus diámetros oscilan entre 20 y 1000 nanómetros y, si bien existen
virus que pueden alcanzar el tamaño de una célula procarionte, se trata de
excepciones. Aquí consideraremos, hasta que no haya un mayor consenso en la
comunidad científica, considerarlos como “partículas subcelulares, o estructuras
biológicas no vivas”.
Características:
1. No están formados por células, por lo que no cuentan con una membrana
plasmática ni citoplasma ni ribosomas. Por ello no presentan un metabolismo
propio y tampoco pueden regular su medio interno (homeostasis).
2. Necesitan de una célula viva para multiplicarse dado que requieren de su
maquinaria metabólica y de estructuras subcelulares como los ribosomas y
mitocondrias, entre otros elementos celulares. Por esta razón se los considera
parásitos intracelulares obligados.
3. Contienen un genoma (material genético) que puede ser ADN (ácido
desoxirribonucleico) o ARN (ácido ribonucleico).
4. Presentan proteínas de fijación que les permiten infectar a las células.
5. De acuerdo con el tipo de virus, pueden transportarse de una célula a otra
por distintas vías.
Tienen en común:
● El material genético o genoma (ADN o ARN) que porta los genes.
● Una cápside de naturaleza proteica, que protege y rodea al material genético y
que puede adoptar distintas formas.
● Las proteínas de fijación están presentes en las superficies virales y
permiten al virus unirse e ingresar a las células que van a infectar. Si un
virus carece de estas proteínas, no podrá ingresar y, por ende, tampoco infectar
a la célula. Estas proteínas actúan como antígenos, estructuras que el cuerpo
reconoce como extrañas y contra las cuales genera anticuerpos.
● Una envoltura lipídica que rodea la cápside, pero que no siempre está
presente. Cabe aclarar que no se trata de una membrana plasmática, dado que no
presenta una permeabilidad selectiva ni rodea un citoplasma celular. Se trata de
un fragmento de membrana que perteneció a la última célula que infectó este
agente. Los virus que cuentan con una envoltura membranosa de naturaleza
lipídica son más fáciles de eliminar con detergentes ya que estos la desintegran
y, junto a ella, se pierden los antígenos virales.
Se denomina partícula viral o “virión” a una unidad viral completa y con
capacidad de infectar a otros organismos. Por otro lado, el concepto de virus se
suele referir generalmente al conjunto de estas partículas o a una familia viral
determinada.
¿Cómo se multiplican los virus?
El ácido nucleico viral (ADN o ARN) es clave para la multiplicación del virus ya
que aporta toda la información necesaria para la formación de nuevas partículas
virales. Sin embargo, será la célula infectada la que interpretará, es decir,
decodificará, la información contenida en el ADN o ARN viral para la formación
de nuevas partículas virales. Los virus no se multiplican por un proceso de
división similar a las células, sino que sus componentes se “ensamblan” dentro
de las células y luego se liberan. Al infectar una célula, a partir de una única
partícula viral, se pueden originar miles de partículas. Esta infección puede
llevar incluso a la muerte de la célula infectada.
El ciclo viral o ciclo de multiplicación viral es el conjunto de pasos o etapas
desde que el virus es reconocido por la célula hasta la formación de nuevas
partículas virales en el interior celular y su liberación al espacio
extracelular. Cabe aclarar que tanto el modo de ingreso a la célula como el
proceso de multiplicación pueden variar de un virus a otro.
a- Ciclos virales en células procariontes
El primer paso de una multiplicación viral consiste en introducir el ADN o el
ARN dentro de la célula. En el caso de los bacteriófagos o fagos, deberán
perforar la pared celular procariota e introducir a través del orificio su
material genético. La cápside quedará fuera de la célula y será descartada.
Los fagos pueden multiplicarse gracias a dos mecanismos alternativos
-El ciclo lítico, que lleva a la ruptura (lisis) y muerte de la célula
procariota.
-El ciclo lisogénico, donde la bacteria no muere, pero el material genético del
virus (ADN) queda integrado al ADN celular. En este caso, cada vez que la
bacteria se divida, las células hijas portarán el mismo ADN viral que la
bacteria progenitora.
-Pasos de un CICLO LÍTICO VIRAL
1-Fijación o adsorción: el fago se une a los receptores de la célula por medio
de sus proteínas de fijación.
2-Penetración: el fago inyecta el ADN dentro de la célula bacteriana.
3- Síntesis y replicación: la célula bacteriana sintetiza a partir de la
información genética virallas distintas biomoléculas necesarias para formar las
partículas virales.
4- Ensamblado: los componentes virales se ensamblan formando partículas virales.
5- Lisis de la célula y liberación de las partículas virales: por acción de los
nuevos viriones se induce la ruptura, es decir, la lisis de la célula
hospedadora y se liberan las partículas virales infectantes.
-Pasos de un CICLO LISOGÉNICO VIRAL
En este caso se repiten los pasos 1 y 2 pero la diferencia reside en que el ADN
del fago se integra en el ADN bacteriano. Este ADN viral integrado en el ADN de
la bacteria se denomina profago y cada vez que la bacteria se divide se
replicará junto al ADN viral. Determinados cambios en el entorno de la bacteria
pueden revertir este proceso y transformar el profago en un un virus activo. En
este caso se desencadenará un ciclo lítico (con sus fases de replicación,
ensamblaje y liberación) que llevará a la ruptura de la célula hospedadora.
Cabe aclarar que en diversas infecciones causadas por bacterias (como la
escarlatina, la difteria y el síndrome urémico hemolítico), la capacidad de
generar el daño se debe a la presencia de fagos integrados en el ADN bacteriano
y no a la bacteria en sí. Estos profagos portan la información genética para
generar toxinas que vuelven más patógena a la bacteria
B-Ciclos virales en células eucariontes
1- Fijación o adsorción: Los virus se unen de manera específica a ciertos
receptores de la célula por medio de sus antígenos virales. Y si bien estos
receptores son específicos para moléculas propias del cuerpo, los virus han
“copiado” la zona de la molécula que se une al receptor y de esta manera
ingresan. Es decir, han copiado la “llave” de ingreso a la célula.
2- Penetración (a) y decapsidación (b): Las partículas virales ingresan a la
célula mediante la invaginación de la membrana plasmática de la célula. A
continuación, pierde la cápside.
3- Síntesis: la célula sintetiza (fabrica) a partir de la información genética
viral las distintas biomoléculas del virus (proteínas y ARN viral). Para ello
aporta sus propias biomoléculas, estructuras celulares como ribosomas y
mitocondrias y la energía celular.
4- Ensamblaje: Los componentes virales se ensamblan formando los nuevos
viriones.
5- Liberación: la célula hospedadora libera a las partículas virales. En este
proceso, porciones de la membrana plasmática rodea a las cápsides virales y se
forma así la envoltura viral. De esta manera, los nuevos viriones abandonan la
célula rodeados de una envoltura que proviene de la 8 membrana plasmática de la
célula hospedadora. A partir de ahora los virus están en condiciones de infectar
células vecinas. De esta manera prosigue el ciclo de infección.
¿Evolucionan los virus?
El material genético de los virus puede modificarse, es decir, puede mutar, al
igual que el de los organismos formados por células. Al modificar su material
genético, se modifica también la estructura de sus proteínas, entre ellas, las
de fijación. En su mayoría, estos cambios no suponen ventajas o incluso no
favorecen a los virus. Pero en algunas pocas situaciones como las antes
nombradas pueden ser ventajosos ya que les permiten “adaptarse” a nuevos
entornos y a la larga, evolucionar. Si bien los términos adaptación y evolución
se aplican a los organismos vivos (conformados por células), también ocurren en
virus.
Viroides y priones
Ambos son agentes infecciosos conformados solamente por un tipo de biomolécula.
Se diferencian principalmente por las moléculas que los constituyen, sus
mecanismos de patogenicidad y los organismos a los que infectan.
Los viroides están conformados exclusivamente por una molécula de ARN que no
porta información genética, pero que interfiere con la interpretación de la
información genética de las células que ellos infectan. Son agentes infecciosos
causales de enfermedades de importancia económica en plantaciones.
Por otra parte, los priones están constituidos exclusivamente por proteínas.
Infectan a células del sistema nervioso central y son responsables de patologías
neurodegenerativas letales características de mamíferos. Una problemática
importante es que son resistentes a los procesos de esterilización que se
utilizan habitualmente para eliminar los distintos tipos de agentes infecciosos.