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LOS RUBIOS
A propósito de Los Rubios en donde se propone una modalidad reflexiva en el documental, nos pareció oportuno acudir a las palabras de otra documentalista “para mí la frontera de lo documental y lo ficcional es inexistente, todo es ficción y todo es documental en un punto (...) lo que me interesa es que en el proceso del discurso, mientras el espectador va viendo el documental, mínimamente tenga en su mano la posibilidad de reflexionar sobre lo que esta viendo es una verdad y tamizada por un punto de vista y una ideología”.5 Nuevamente se alude a la reflexión sobre la forma documental.
Sabemos que el cine documental conforma una trama textual y visual que aspira a tener una referencia más bien directa respecto del denominado mundo histórico, de producir una impresión de realidad genuinamente pretendida, y aquí se producen, dirá E. Grünner, vínculos conflictivos entre el lenguaje, los textos, los discursos, la cultura, etc. Para A. Carri (directora de Los Rubios) el testimonio aparece más como el de aquel que pertenece a otro mundo. Como representación de un mundo ajeno y, por tanto incomunicable. Desde su recorrido subjetivo, su historia, como dirá Carri, su búsqueda aparentemente individual está no intentado reconstruir un pasado, sino interpelarlo, no suturar sus marcas sino interrogarse sobre ellas, abrirse paso, debatir con la memoria en un recorrido incisivo que también puede leerse como político. Así sostiene “…la película revisa el pasado, lo visita, lo mira, lo investiga, pero no es un filme que reconstruya el pasado”.11 Más bien es una película que invita a reflexionar sobre la memoria (como algo cambiante, frágil, fragmentaria) y la identidad a partir de la historia personal.
Por otro lado, podríamos sugerir que el presente en Los rubios es un presente complejo aún dominado por la ausencia. “Mis padres están ausentes y los dejo ausentes… era importante no dejar al espectador con la sensación de “ah, bueno, ya los conozco, me voy tranquilo”. No justamente, no los vamos a conocer, no los podemos conocer porque no están”. En el caso de “Los Rubios” la modalidad que se adopta predominantemente es la reflexiva. Esta modalidad tiene una cualidad más introspectiva. Utiliza los mismos recursos que otros documentales y los lleva al límite, para llamar la atención tanto sobre el recurso como sobre el efecto. El modo reflexivo dirige la atención del espectador hacia el proceso de cómo puede ser una representación adecuada a aquello que representa. Hace hincapié en el encuentro entre realizador y espectador más que entre realizador y sujeto. El conocimiento no está solo localizado sino que se pone en duda. Eso se muestra en al película Los Rubios permanentemente cuando se descubre explícitamente frente al espectador los mecanismos de elaboración, tanto técnicos como estéticos, los traspié, dilemas politicos (subsidio y decisión frente a la carta del INCAA), etc. Se recupera el sentido de transformar lo personal en político, para recontextualizar una experiencia en apariencia puramente individual o doméstica. La modalidad reflexiva puede adoptar un modo ensayístico o poético en donde el referente histórico juega con la composición, percepciones personales, ritmo o sensibilidades, etc., que En el caso de “Los Rubios” la modalidad que se adopta predominantemente es la reflexiva.
Esta modalidad tiene una cualidad más introspectiva. Utiliza los mismos recursos que otros documentales y los lleva al límite, para llamar la atención tanto sobre el recurso como sobre el efecto. El modo reflexivo dirige la atención del espectador hacia el proceso de cómo puede ser una representación adecuada a aquello que representa. Hace hincapié en el encuentro entre realizador y espectador más que entre realizador y sujeto. El conocimiento no está solo localizado sino que se pone en duda. Eso se muestra en al película Los Rubios permanentemente cuando se descubre explícitamente frente al espectador los mecanismos de elaboración, tanto técnicos como estéticos, los traspié, dilemas politicos (subsidio y decisión frente a la carta del INCAA), etc. Se recupera el sentido de transformar lo personal en político, para recontextualizar una experiencia en apariencia puramente individual o doméstica. “En Princeton yo decía que mi película planteaba una memoria fluctuante, hecha de documental, de ficción y de animación. Que lo que yo había querido hacer era algo que pensara todo el tiempo en el mecanismo de representación, que es lo que la mayoría de las películas sobre la memoria no piensan…” “No me siento representada por las películas testimoniales”. (A. Carri) 13 Vemos como Carri toma como objeto de reflexión al mismo acto de representar la memoria, desafiando los cánones de los mecanismos que “aseguran” la verdad: el testimonio y la vivencia. Aún más, el primer título iba a ser: “Documental 1. Notas para una ficción sobre la ausencia” que quizás condensaba esa idea más directamente. Los Rubios configura, entonces, una posición distinta acerca de la memoria, la ausencia y sobre el modo de pensar en el film ambas cuestiones. Disputa y desobedece no sólo las reglas de la representación y la reconstrucción narrativa y épica del pasado, sino que disputa el lenguaje establecido del propio documental14 utilizando diversos recursos de la ficción: “Soy Analía Couceyro, actriz y en esta película represento a A. Carri” [Imagen de la película que ejemplifica este recurso].El “yo” autobiográfico está desplazado y desdoblado: desdobla el registro (cámaras de video que se registra mutuamente) para desmentir y en el dispositivo de la duplicación describir la imposibilidad de mostrar. Además utiliza recursos de la animación: playmobiles (para mostrar la familia y el hecho de la desaparición de los padres) y de la imaginación: los recuerdos nebulosos de la infancia, los dichos de los vecinos inciertos y hasta erróneos que mantiene como tales frente al espectador (“eran rubios”). No recurre a la utilización de testimonios, fotografías, material de archivo familiar, periodístico, etc. para dar autoridad al relato; utiliza entrevistas que reapropia para tensionar y poner en duda o mejor dicho para mostrar ese carácter volátil, fragmentario del recuerdo y de la memoria. La representación supone (desde muy primariamente) hacer presente algo que está ausente. Y pensar en algún artilugio, artificio para ello; aunque primero es preciso creer (hacer pensable y significable) en la posibilidad de que es posible que algo sea representable y luego ver de qué manera pueda serlo. En el caso de Los Rubios la complejidad llega a tensionarse al punto de pensar en el recurso de los muñecos playmobiles y el plato volador para mostrar el secuestro de los padres como algo extraordinario y extra-natural, casi fuera de este mundo. Como ese momento en donde lo ausente se ha ce irrepresentable y además se vuelve a acentuar la idea de que no son inaprensibles y no hay reconstrucción posible. De modo que contrariamente a lo que postula Kohan no es un simple acto de despolitización sino un modo deferente de reflexionar sobre lo posible de representar la ausencia y hay un mirada ideológica en ello. En palabras de A. Carri: “Quería impedir que los diversos elementos como los testimonios, las fotos y las cartas dejen esa sensación tranquilizadora, ese ya está, conozco a Roberto y a Ana María y me voy a mi casa. Lo que yo planteo es precisamente que no los vamos a conocer, que no hay reconstrucción posible. Son inaprensibles porque no están. Entonces no se trata de hacerlos presentes, que es lo que suele suceder. A los ausentes los dejo ausentes.En el caso de “Los Rubios” los testimonios ocupan un lugar secundario. La argumentación está subordinada al relato de A. Carri que en todo caso no está dispuesta a presentarlo como un “testimonio” con la carga de valor e historia que ello supone. Los testimonios aparecen en una función subordinada además en el sentido de darle ese lugar de que no nos ofrezca demasiadas certezas, luego los testimonios serán revistos, repensados por el propio recurso reflexivo de la película y hasta desafiando el lugar tradicional del testimonio como aquel lugar del depositario de un pasado mítico a reconstruir (la “generación” de sus padres, con la cual fuertemente discute, quizás no ideológicamente sino en tanto pensar en las estrategias de recuperación del sentido del pasado como únicas o monolíticas y homogéneas, un sentido del pasado sin contradicciones.
En Los Rubios hay una condición autobiográfica, con algún recurso ficcional, controversial, Albertina Carri, al margen y en cierto modo también “solitaria” respecto de esos otros hijos. Relato e itinerario re-creado de la memoria sobre la desaparición de sus padres desde sus propios conflictos y la puesta en duda desde esa memoria fluctuante en la que además recupera a sus padres. Aspecto que nuevamente intenta aclarar en ocasión de responder a las sugerencias del INCAA cuando “…El duelo de la protagonista por la ausencia de sus padres, si bien es el eje, requiere una búsqueda más exigente de testimonios propios, que se concretaría con la participación de los compañeros de sus padres, con afinidades y discrepancias…” a los que responde Carri: "La Historia, para ellos (los del INCAA), estaba en la desaparición de mis padres y no en mi construcción como individuo a partir de una ausencia". Todo un debate y discusión sobre la película que la generación y el “deber ser” de la misma exigía, itinerario que la realizadora no estaba dispuesta a emprender.Decíamos además recupera a sus padres porque si bien hay una provocación frente a otros discursos políticos y estéticos expone su narrativa audiovisual fuertemente política también con tensiones, cinismo y un diálogo angustiante, hasta de enojo y reclamo frente a los padres que se le vuelven irrepresentables o muy difíciles de representar: su ausencia y su sin lugar es extraño y frente al deseo militante y a la elección de ellos… evita hablar de “víctimas” tanto para el caso de los padres como para el suyo, aun no eludiendo la historia terrible que supuso su historia y tantas otras. Dirá Vallejos que “La aparición de los Rubios implica la emergencia de un nuevo actor que se auto-habilita a decir su verdad y que por ese mismo acto emerge como sujeto político.” En Los Rubios, desde la modalidad de representación reflexiva establecimos como lo dicho por A. Carri en distintas entrevistas: plantear una memoria fluctuante, hecha de documental, de ficción y de animación, y pensar el propio mecanismo de la representación era poner en juego la reflexión del propio estatuto del documental, además de explicitarlo con recursos propios como comprometer en esa reflexión al espectador que indaga y se compenetra en esa búsqueda. También que el sentido del pasado asumía otra lectura al momento de recurrir a otros recursos (no utilizar el testimonio como principal, no querer quedarse sólo en el lugar de hija, etc.) y en lo diferente que resultaba la reconstrucción de la ausencia, lo inaprensible de los padres desaparecidos. El lugar de la mirada del realizador, por tanto, desde sus aspectos estéticos, éticos y políticos resultan disímiles. Aunque también en Los Rubios, contrariamente a los que muchos postulan, no encontramos que se trate de una mirada despolitizada ni tampoco monolítica, también hay grietas y un rescate de los padres (por ejemplo una foto en silencio, el lugar de detención, la necesidad de reinstalar la historia desde otro lugar, etc.).
Los Rubios, de Albertina Carri, Argentina, 2003, 89´. Mejor Película. Mejor Dirección. Festival de Cine latinoamericano de Bs. As. Mejor Documental. Mejor Actriz. Mejor Música Original. Premios Clarín 2003. Ganadora Premio del Público. Mejor Película Festival de Internacional de Cine Independiente de Bs. As.
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