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Sociedad y Estado

Resumen del Capítulo 1 y 3 del libro de Romero

1º Cuat. 2008

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CAPITULO I
-1916-

El 12 de octubre de 1916 Yrigoyen asumió la presidencia de Argentina, elegido por el voto universal, secreto y obligatorio (según la nueva ley electoral, sancionada en 1912 por iniciativa del presidente Saenz Peña).

Su asunción fue considerada la culminación feliz de un proceso de modernización que venía desde mediados del s. XIX.

Por otro lado, Yrigoyen era considerado un caudillo bárbaro en un gobierno de mediocres. La transición a la democracia no era bien vista. La primera Guerra Mundial (1914) terminaba con el progreso fácil, complicaba el escenario económico y las relaciones bilaterales con Inglaterra.

La construcción

En las décadas previas al 1916, la Argentina se embarcó en lo que llamaban “el progreso”. En el mundo comenzó la integración plena del mercado y la expansión del capitalismo. En Argentina primero había que consolidar el Estado: lo primero fue asegurar la paz y el orden y el efectivo control sobre el territorio.

A partir de 1880 (J. A. Roca) el Estado afirmó su poder sobre los vastos territorios controlados por los indígenas. Apoyado por triunfos militares se consolidó un centro de poder fuerte, cuyas bases jurídicas estaban en la Constitución de 1853 (“una monarquía vestida de república”).

ECONOMIA: Deliberada y sistemáticamente, el Estado actuó para insertarse en la economía mundial; para ello era necesario una asociación estrecha con Gran Bretaña. Esos vínculos se estrecharon luego de 1850 por la gran expansión de la producción lanar y la profundización de la industrialización de G. Bretaña. Buenos Aires se refugió en su Imperio y sus monopolios y optó por las ganancias aseguradas por inversiones privilegiadas, de bajo riesgo y alta rentabilidad.

El capital británico creció 20 veces. A los rubros tradicionales (comercio, bancos, préstamos al Estado), se agregaron los préstamos hipotecarios sobre las tierras, las inversiones de empresas públicas de servicios como tranvías, aguas corrientes y ferrocarriles → posibilitó la expansión de la agricultura y, cuando instalaron frigoríficos, de la ganadería.

La expansión requirió mano de obra → crecimiento de cantidad inmigrantes => nueva política inmigratoria cauta y selectiva para fomentar activamente la inmigración con propaganda y pasajes subsidiados. Los inmigrantes mostraron una gran flexibilidad y adaptación a las condiciones del mercado de trabajo → se centraron en las ciudades, en la construcción de obras públicas y la remodelación urbana, luego se volcaron masivamente al campo.

El Estado se hizo cargo de la “Conquista del Desierto”, que incorporó vastas extensiones de tierra para la explotación que fueron transferidas por un costo mínimo a particulares poderosos y bien relacionados → consolidación de la clase terrateniente (clase empresaria concentrada y no especializada, una oligarquía, que desde la cúspide controlaba un conjunto amplio de actividades).

En vísperas de la guerra la Argentina era uno de los principales exportadores mundiales de cereales (trigo, maíz, lino) y carne. Las ganancias del Estado fueron elevadas por los impuestos a la importación, y también lo fueron la de los terratenientes. Ambos se ocuparon de embellecer la ciudad imitando a las metrópolis europeas (modernos servicios de higiene y transporte, avenidas, plazas y edificios públicos ostentosos).

Se acentuó la brecha secular con el Interior, incapaz de incorporarse al mercado mundial. No llegaron ahí ni inversiones ni inmigrantes, aunque sí el ferrocarril (Cada vez mayores diferencias entre las grandes ciudades del Litoral y las capitales provinciales).

CRISIS 1890: En torno al Estado, se conformó un importante sector de especuladores, intermediarios y financistas cercanos al poder, que medró en concesiones, préstamos, obras públicas, compras o ventas, especialmente en la década de 1880, cuando el Estado inyectó masivamente crédito a través de los bancos. Esta fiebre especulativa junto con la crisis internacional de 1890 arrasó con la banca inglesa Baring, y tuvo efectos catastróficos en pequeños ahorristas,

SOCIAL: La inmigración masiva y el progreso económico remodelaron profundamente la sociedad argentina. Sociedad aluvial, constituida por sedimentación inmigrante. Al principio la mayoría iba a las ciudades, porque había más demanda de trabajo. Muchas de sus experiencias eran similares:

Vivían hacinados en conventillos del centro de la ciudad, próximas al puerto donde muchos trabajaban, o del barrio de la Boca.

Padecían difíciles condiciones cotidianas: la mala vivienda, el costo de alquiler, los problemas sanitarios, inestabilidad de empleos y bajos salarios, epidemias y problemas de mortalidad infantil.

Muchos inmigrantes venían impulsados por “hacer la América” y volver ricos y respetables de la aldea donde habían salido miserables. La “aventura del ascenso” consistía en llegar a tener una casa propia y quizás un taller o negocio propio. Se alcanzaba por la educación de los hijos: la educación primaria permitía superar la barrera idiomática que segregaba a los padres y la secundaria abría las puertas al empleo público o de maestra. La universitaria permitía ingresar a los círculos cerrados de la sociedad constituida => la sociedad nueva fue abierta y flexible, con oportunidades para todos.

La nueva sociedad de inmigrantes se mezclaba con los criollos y generaban formas de vida y culturas híbridas. Pero las clases altas se sentían tradicionales, afirmaban su argentinidad y se creían dueños del país. Frente a la masa de extranjeros optaron por cerrarse, recordar sus antecedentes patricios, ocuparse de sus apellidos y prosapia y hacían gala de lujo y ostentación. (en Opera, Palermo, Florida y el Jockey).

Moldear y organizar esta sociedad en formación fue la preocupación principal de la elite dirigente → El Estado fue progresivamente controlando la organización de la sociedad para acelerar los cambios y asegurar el progreso buscado:

Leyes de Registro y Matrimonio Civil: Impusieron la presencia del Estado en los actos más importantes del hombre (nacimiento, casamiento, muerte), hasta entonces controlado por la Iglesia.

Refuerzo en la regulación de higiene y trabajo.

Servicio Militar Obligatorio: permitía controlar, disciplinar y argentinizar a los hombres

Ley de Educación primaria laica, gratuita y obligatoria (tb controlada por la Iglesia y colectividades): la alfabetización aseguraba la instrucción básica común para todos los habitantes y a la vez, la integración y nacionalización de niños extranjeros.

POLITICA: La elite se reservaban el manejo de la alta política (los “notables”: provenientes de familias tradicionales, decentes y educados aunque no necesariamente ricos).

Si bien el sistema era republicano, la selección del personal pasaba por acuerdos con el presidente, los gobernadores y otros notables; en los niveles más bajos, la competencia se daba entre caudillos. El sistema descansaba sobre una escasa voluntad general de participación en las elecciones.

La característica más notable y perdurable de este régimen fue la falta de competencia entre partidos políticos alternativos y su estructuración en torno a un único partido: PAN. (Partido Autonomista Nacional): escaso espacio para la discusión pública, los conflictos se negociaban en círculos reducidos (Casa Rosada, Círculo de Armas, pasillos del Congreso), no había lugar para intereses divergentes y legítimos.

Tensiones y transformaciones

El centenario de la Revolución de Mayo fue la ocasión que el país, alegre y confiado, tuvo para celebrar sus logros recientes. Una huelga general amenazó con frustrar los festejos que pusieron en evidencia tensiones y violencia. Una honda preocupación por el rumbo de la nación invadía los intelectuales, ganados por un pesimismo creciente. El cuestionamiento central era el cosmopolitismo de la sociedad, inundada por la presencia de inmigrantes. algunos optaron por una conducta conciliadora, haciéndose cargo de los reclamos de la sociedad y proponiendo reformas, otros en cambio mantuvieron una actitud intransigente que apelo al Estado para reprimir cualquier manifestación de descontento.. Preocupaba la disolución de un ser nacional → La solución era subrayar la propia raigambre criolla, argentinizar la masa extraña y a la vez disciplinarla → nacionalismo chauvinista.

La primera guerra mundial desorganizó los circuitos comerciales y financieros, retrajo nuevas inversiones, provocó un fuerte encarecimiento de la subsistencia y dificultades en muchas industrias (aunque benefició a otras como la de carne enlatada).

Las mayores preocupaciones provenían de la emergencia de tensiones sociales, de demandas y requerimientos diversos, generalmente expresadas de manera violenta, provenientes de diversos actores que se iban definiendo a medida que la sociedad se estabilizaba y diversificaba.

En el ámbito rural, la primera manifestación notable fue la de los chacareros de Santa Fe. en el mismo año se produjo la revolución de la Unión Cívica creada por Alem.

En 1912 realizaron una huelga, negándose a levantar la cosecha a menos que los propietarios satisficieras ciertas condiciones (contratos mas largos, rebajas), estos sucesos que se fueron dando con violencia llevaron a una madurez organizativa de estos movimientos y constituyeron una entidad gremial (primera) la Federación agraria argentina. Permanentemente se reclamaba y presionaba a los terratenientes y a las autoridades.

En las grandes ciudades, la heterogeneidad lingüística y cultural fue superándose en la experiencia cotidiana de afrontar las duras condiciones de vida, que estimulaban la cooperación y la constitución de todo tipo de organizaciones (mutuales, gremiales, de resistencia) → la sociedad popular comienza a tomar forma. Surgen formas culturales híbridas como el tango, sainete o lunfardo.

Los intelectuales contestatarios, especialmente los anarquistas, encontraron el lenguaje adecuado para dirigirse a la masa trabajadora dispersa, extranjera y segregada. La huelga general y el levantamiento espontáneo eran sus instrumentos. Frente a esto, el Estado aumentó su actitud represora (Ley de Residencia). Los socialistas ofrecían un lenguaje más racional que emotivo, una mejora gradual de la sociedad resultado de una serie de pequeñas reformas (Asume Palacios como diputado, surgen grandes gremios, se crea el Departamento Nacional del Trabajo). La actividad sindical constituyó un actor de presencia y reclamos permanente.

En 1890 se produjo primera ruptura de este régimen plantea, surgida dentro de los sectores tradicionales, la juventud universitaria, que tuvo eco en la sociedad y en los ppales. dirigentes de los nuevos partidos (H Yrigoyen , Alem , Juan B. Justo y Lisandro de la Torre ) Este golpe afecto al régimen político, profundamente divididos. En 1895 (con Pellegrini) se recuperó el equilibrio que consolidó Roca en su segunda presidencia (1898). Hacia 1905, el régimen político se vio aquejado por una profunda división, originada por la ruptura de sus dos cabezas (Roca y Pellegrini).

La UCR comenzó a crecer e incorporar nuevos sectores: jóvenes profesionales, médicos, abogados, comerciantes, empresarios y chacareros. El programa del radicalismo era limitado pero preciso:

Plena vigencia de la Constitución.

Pureza del sufragio.

Una cierta moralización de las funciones públicas.

Exigía la eliminación de un régimen que se había constituido sobre la base del unicato.

Tuvo una Carta Orgánica y una Convención. La “causa” se definía por su intransigencia, por medio de la negativa a cualquier tipo de transacción o acuerdo → abstención electoral.

Muchos dirigentes (como Quintana) optaron por acusar a minorías extrañas, desconocer, reprimir y salvaguardar sus privilegios. Esa postura se hizo cada vez menos sostenible.

En 1912 se sancionó la Ley Saenz Peña de sufragio secreto (para evitar cualquier injerencia del gobierno en los comicios), obligatorio (para incorporar a la ciudadanía) y universal. Los que diseñaron este proyecto estaban convencidos que ganarían sin problemas.

El radicalismo arrastró a mucha gente. Hipólito Yrigoyen se convirtió en líder de dimensión nacional. Lisandro de la Torre fue candidato emblemático del Partido Demócrata Progresista.





Capítulo III
La restauración conservadora (1930-1943)

El 6 de septiembre de 1930, el general José Félix Uriburu asumió como presidente provisional y en 1932 transfirió el mando a Agustín P. Justo, que había sido electo el año anterior.

Regeneración nacional o restauración constitucional

La incertidumbre era común a todos los sectores que habían concurrido a derribar al gobierno de Yrigoyen. Todos coincidían en esto y se solidarizaban con el gobierno cuando perseguía a dirigentes radicales, no fue la crisis económica mundial la que desencadenó la revolución. La movilización social era escasa y la mayoría apoyaba la política de mano dura. Una vez depuesto Yrigoyen, no había acuerdo sobre qué hacer. → Las voces proletarias y el Ejercito (nuevo actor político), vacilaban entre distintas propuestas.

Los nacionalistas tomaron la iniciativa → elitismo autoritario para esgrimir su voz contra el radicalismo donde apelaban a distintas sensibilidades que apelaban a regimenes autoritarios tradicionales y tb a nuevas experiencias como la de Mussolini. Contaban con un respaldo, limitado pero importante, en el poder (Matías Sánchez Sorondo como Ministro del Interior). Uriburu los apoyaba:

Abominaban la democracia.

Reclamaban una reforma constitucional de fondo predicando las ventajas del corporativismo y la representación funcional.

Vigoroso anticomunismo y antiliberalismo, fuente de todos los males.

Su enemigo se redujo a las altas finanzas y la explotación internacional que se fundían con los comunistas, los extranjeros causantes de la disgregación cultural y los judíos.

Reclamaban por la vuelta a la sociedad jerárquica, como la colonial, organizadas por un Estado corporativo y cimentada por un catolicismo integral.

Se identificaban con el fascismo.

Pero su poder y habilidad política eran escasas. Eran más eficaces para golpear que para construir y fueron distanciándose progresivamente del gobierno.

El grueso de la clase política optaba por la defensa de las instituciones constitucionales. Se constituyeron diferentes grupos: Federación Nacional Democrática (liberal y opuesta a Uriburu) fue fracturado por el Partido Conservador de la Pcia. de Buenos Aires (pero que tb fue derrotado). El sector más consistente de la coalición eran los grupos conservadores, que constituyeron el Partido Demócrata Nacional. Junto con el radicalismo antipersonalista, el Partido Socialista independiente se unieron tras la figura de Justo.

El general Agustin P. Justo era un militar con vocación civil que contaba con el respaldo del Ejercito. Libró una batalla sorda contra Uriburu y salió triunfante. En 1931 su fórmula obtuvo un triunfo → las formas constitucionales estaban salvadas y la revolución había llegado a un puerto seguro. En el Congreso hubo un oficialismo y una oposición que se desempeñó prolijamente. Justo procuró equilibrar la participación de distintas fuerzas en su gobierno pero fue notoria la reticencia de los conservadores.

Intervención y cierre económico

La Depresión (1928-1932) golpeaba lo que era (hasta entonces) una economía abierta:

Cesó el flujo de capitales

Los precios internacionales de los productos agrícolas cayeron fuertemente → El volumen de las exportaciones no descendió pero los ingresos del sector agrario se contrajo

Como se mantuvo el servicio de la deuda externa, debieron reducirse las importaciones y los gastos del Estado → déficit.

Las medidas, inicialmente, se limitaron a ser reactivas clásicas. A partir de 1933 con el cambio de Ministro de Hacienda (Pinedo), avanzó por un rumbo más novedoso, delineándose dos tendencias:

Creciente intervención del Estado y el cierre progresivo de la economía.

Reforzamiento de la relación con Gran Bretaña.

En 1931, se estableció un impuesto a los réditos → las finanzas públicas dejaron de depender de los impuestos a las importaciones o de préstamos externos.
También en 1931 se estableció un control de cambios → el gobierno centralizaba la compra y venta de divisas => poderoso instrumento de política económica: desde el gobierno podrían establecerse prioridades para el uso de divisas. Esta cuestión preocupaba a sectores internos pero especialmente a Gran Bretaña y Estados Unidos. En 1933, se establecieron dos mercados de cambio:

Uno regulado por el Estado (administraba las divisas provenientes de las exportaciones agropecuarias tradicionales). El Estado se hizo una importante masa de recursos para: en primer lugar, pagar la deuda externa, luego atender las importaciones esenciales y en tercer lugar, las empresas de servicios públicos.

Otro, se compraban y vendían libremente las divisas originadas en préstamos recibidos o en exportaciones no tradicionales (industria). Se negociaban estas escasas divisas para la importación de bienes de consumo y equipamiento de empresas.

En 1935 se creó el Banco Central cuya función principal era regular la masa monetaria, evitando la escasez; también para controlar los bancos privados en el manejo de sus créditos. Para atenuar los efectos de las crisis cíclicas y defender los productores locales, se comenzó a regular la comercialización de la producción agropecuaria.

El Estado fue asumiendo funciones mayores en la actividad económica y pasó de la simple regulación de la crisis a la definición de las reglas de juego cada vez más amplias (J. M. Keynes → economía cada vez más cerrada).

La industria comenzó a crecer en el marco de la crisis. El cierre de la economía, los aranceles y la escasez de divisas crearon condiciones adecuadas para sustituir los bienes importados por otros producidos localmente → creció el sector textil y las actividades de consumo: alimentos, confecciones y productos químicos y metálicos diversos. (Bunge y Born, textil Grafa, Tornquist)

Los cambios en el sector agropecuarios fueron menos notables. La ganadería retrocedió con respecto a la agricultura (que no decayó pese al derrumbe de los precios).

El cierre de la economía, la intervención del Estado y un cierto crecimiento industrial parecían datos sobre los que no se podía retornar.

La presencia británica

Presionada por el avance de USA, G. Bretaña optó por reconcentrarse en su Imperio, fortalecer su vínculo con las colonias y dominios y acotar la presencia estadounidense.

En 1933 J.A. Roca negoció en Londres las condiciones para el mantenimiento de la cuota argentina de carne. Se trataba de una gran victoria para los británicos: a cambio del mantenimiento de la participación argentina en el mercado de carnes (un negocio en el que los empresarios británicos eran el socio principal) se aseguraban el cobro de los servicios de sus antiguas inversiones y el control de partes significativas en un mercado interno amenazado. Los norteamericanos retrocedieron en este mercado, aunque luego contraatacaron realizando inversiones industriales que saltaban la barrera arancelaria. La tendencia al bilateralismo con Gran Bretaña quedó ampliamente ratificada. El “tratamiento benévolo” apuntaba a reflotar empresas británicas en dificultades: las ferroviarias y las de transporte urbano (por la creciente competencia del transporte de camiones y taxis y colectivos). El “tratamiento preferencial” consistió en la creación de una Corporación de Transportes de la Ciudad de Buenos Aires: que los colectiveros se incorporaran a ella y cesaran con su competencia. Este tratamiento preferencial sólo buscaba aumentar algunas ventajas monopólicas y dilatar su ineludible deterioro, para el cual los directivos empezaron a trazar una nueva estrategia: venderlas al Estado.

EL tratado de Londres fue apoyado por los diversos grupos propietarios, sin embargo afloraron los conflictos entre los distintos intereses: los frigoríficos, los ganaderos invernadotes (que suministraban carne para el enfriado y habían conservado casi intacta la cuota en el mercado británico) y el grueso de los criadores (que debían optar entre la exportación de carne congelada de menor calidad, la venta de los invernadotes o el consumo interno). En 1933 se sancionó una ley que establecía una Junta Nacional de Carnes, destinada a intervenir de manera limitada en la regulación del mercado. En 1935 Lisandro de la Torre pidió una investigación: los senadores oficialistas reconocieron la existencia de abusos de los frigoríficos, de precios excesivamente bajos pagados a los productores, prácticas monopólicas, evasión de impuestos y renuencia ante la investigación. De la Torre unió el ataque a los frigoríficos (denuncia) con una embestida contra el gobierno. Fue una intervención espectacular que atrajo a la opinión pública y llegó a niveles de violencia en el congreso, donde Enzo Bordabehere (compañero de bancada de De la Torre) fue asesinado. El debate terminó abruptamente y sin resolución. De la Torre amplió su reclamo: “contra el imperialismo y la oligarquía”. Tuvo eco en la tradición socialista (Ugarte y Palacios) y de izquierda pero también en la de otros intelectuales de clases tradicionales (Hnos. Irazusta) quienes responsabilizaban de la crisis a los británicos y a la clase dirigente local, ciega a los intereses nacionales. A ella contraponían la figura de Rosas, expresión de intereses nacionales y a la vez, una forma de gobierno dictatorial no contaminada por el liberalismo corruptor. Allí confluyeron el nacionalismo filofascista y las nuevas corrientes del nacionalismo, para quienes Rosas representaba no el antiimperialismo sino la tradición hispana de una sociedad autoritaria, jerárquica y católica, que contraponían a la contemporánea, corrompida por el liberalismo, el protestantismo, el judaísmo y el marxismo.

La intervención del gobierno federal en la actividad económica resultó cada vez más intensa; en 1934 se legisló la recaudación centralizada de los impuestos, que serán luego redistribuidos a las provincias en régimen de coparticipación, en lugar de permitir a estas recaudarlos y remitir la parte correspondiente al gobierno central, como había sido hasta entonces la norma. Se crearon una Junta Reguladora de Vinos, que se sumó a las de Granos y Carnes, y la Dirección Nacional de Parques Nacionales, antecedente inmediato de la Administración de Parques Nacionales.

El 6 de junio de 1935 se dio fin a las preparaciones de varios años y, con un diseño del británico Otto Niemeyer, se creó el Banco Central de la República Argentina; conformado por el Estado e instituciones crediticias privadas, estaría a cargo de gestionar el valor de la moneda y controlar los cambios. El plan de organización se basó en el aplicado en la India por los británicos; Raúl Prebisch fue su primer director.

Ese mismo año se realizó el primer censo industrial, que fijó en 600.000 la cantidad de trabajadores ocupados en la actividad. Se sancionaron leyes regulando la actividad bancaria y las inversiones. Las condiciones ofrecidas para el asentamiento de capitales extranjeros fomentaron la industrialización, sobre todo en las provincias de Buenos Aires y Santa Fe, donde se radicaron alimentarias (Adams, Royal, Suchard, Quaker), de caucho (Firestone), eléctricas (Eveready, Osram, Philco) y textiles (Ducilo, Sudamtex). Las primeras grandes empresas argentinas comienzan a cobrar importancia, como Di Tella, que fabricará electrodomésticos y automóviles.

El pacto Roca-Runciman fue denunciado unilateralmente en 1936 por el Reino Unido; las tratativas para sostenerlo desembocaron en la firma de otro tratado, el Malbrán-Eden, que fijó fuertes aranceles a la importación de carnes argentinas en Gran Bretaña. Sin embargo, la defensa argentina de los intereses comerciales e industriales británicos continuó; ese mismo año una ley dio forma a la Corporación de Transportes, destinada a proteger los servicios ferroviarios y tranviarios en manos británicas de la competencia plantada por los colectivos.

En 1934 tuvieron lugar las primeras elecciones desde la asunción de Justo; el abstencionismo de los radicales favoreció al Partido Socialista, pero el fraude masivo aseguró que todas las provincias, salvo Santa Fe y San Juan quedasen en manos de la coalición gobernante.


Un frente popular frustrado

Pese al éxito económico, el régimen de Justo fue visto como ilegítimo: fraudulento, corrupto y ajeno a los intereses nacionales.

En 1935-1937 se efectuaron muchas huelgas, coincidiendo con la reactivación económica.

Contra el sindicalismo combativo: Ley de Residencia.

Las derechas habian convocado a un “frente nacional” contra el Frente Popular que se esbozaba.

Opositores: Partido Comunista había abrazado la consigna del Frente Popular.

Guerra Civil Española: gran impacto en Argentina, dividió la colectividad española; en las derechas, la Guerra Civil integró a conservadores autoritarios, nacionalistas, filofascistas y católicos integristas en una común reacción contra el liberalismo democrático. En campo contrario: terminó de soldar solidaridades desde el radicalismo hasta el comunismo (socialistas, demo progresistas, estudiantes de Federación Universitaria, dirigentes sindicales, opinión independiente y progresista, liberalismo conservador).

- Combinación de lo académico y lo político: Colegio Libre de Estudios Superiores (una suerte de Universidad Popular); la revista Claridad, grupo Boedo, Teatro del Pueblo, revista Sur. Instalación de algunas editoriales => tendencia fuerte al análisis de los problemas de la sociedad, la crítica y la propuesta de soluciones alternativas para cuestiones específicas: educación, salud, cuestión agraria y condición de la mujer. => espíritu reformista y convocatoria a todos los que coinciden en la aspiración al progreso, la libertad, la democracia y una sociedad más justa.

Desde 1933: recuperación económica y reorientación industrial.

CGT: une grupos sindicalistas y socialistas hasta entonces separados: resurge actividad sindical. Cierta mejoría de los trabajadores.

El Estado no ignoró ni los reclamos ni la importancia de este actor social. El presidente Ortiz (sucesor Justo 1938), no sólo mantuvo buenos contactos con los ferroviarios sino que procuró formarse entre ellos una base de apoyo.

Entenderse directamente con uno de los sectores con uno de los actores principales de la sociedad, formaba parte de la estrategia general del Estado intervencionista y dirigista; a la vez que coincidía con la estrategia de sus dirigentes a reducir espacio de políticas partidarias e instituciones representativas, como Congreso => Tendencia llamada “sindicalista”, criticada por opositores que daban prioridad a reclamos democráticos.

1939: Firma del pacto nazi soviético (Hitler-Stalin) complicó y dividió las alianzas del Frente Popular.

- La consigna de la democratización resultó tentadora para grupos del oficialismo, preocupados por la legitimidad del régimen y disputas internas crecientes. En 1937, Justo pudo imponer la candidatura de Ortiz (radical antipersonalista) que tuvo que aceptar la vicepresidencia de Castillo (conservador tradicionalista). Para enfrentar a Alvear, se recurrió a procedimientos fraudulentos.

1940: Ortiz enfermo tuvo que delegar el mando a Castillo (que destruyó todo lo que había construido en pro de la democratización)

Mientras la política quedaba asociada con el fraude, el Estado encaraba la negociación de las cuestiones de gobierno directamente con los distintos actores de la sociedad (sindicatos, empresarios, las FFAA, la Iglesia y hasta asociaciones civiles), ignorando al Congreso y los partidos políticos.

La guerra y el “frente nacional”

1939: II Guerra Mundial: cambió el panorama político => impacto sobre las relaciones comerciales y económicas con Gran Bretaña y USA: se redujeron drásticamente las exportaciones agrícolas, pero aumentaron las ventas de carne a GB (enfriada y congelada).

Se empezaron a exportar a países limítrofes productos industriales: las ventas textiles, confecciones, alimentos y bebidas, calzado y productos químicos.

Plan Pinedo (Ministro de Hacienda de Castillo): plan de reactivación económica como salida a las dificultades generadas por la guerra, insistir en la compra de las cosechas por parte del Estado, para sostener su precio, movilizar crédito privado, sistemas de reintegros, leyes contra dumping (para inversores industriales), y a la vez estimular la construcción, pública y privada, capaz de movilizar muchas otras actividades (estimular la industrias naturales que elaboraban materia prima y exportar a países vecinos y USA) => solucionar el deficit comercial con USA. Se trataba de una modificación de la relación triangular, proponiendo relación estrecha con USA.

Su fracaso fue más político que económico: los radicales habían decidido bloquear cualquier proyecto oficial como repudio al gobierno fraudulento de Castillo; el bloque democrático no advirtió las ventajas sobre este plan.

La vía democrática iba bien: USA aspiraba a estrechar las relaciones bilaterales. Pero la Argentina el comercio bilateral era complicado, porque si bien los productores rurales aspiraban al comercio con USA, la subordinación era difícil porque Argentina aspiraba a una posición independiente y no cerrarse a América.

USA entró en guerra y procuró forzar a los países latinoamericanos. USA respondió la neutralidad argentina con fuertes represalias: Argentina fue excluida del programa de rearme de sus aliados en la guerra y los grupos opositores al gobierno empezaron a recibir fuerte apoyo de la embajada (crecimiento del frente entorno de las consignas democráticas y rupturistas)

Crecimiento FFAA: Nuevo perfil militar => conciencia nacionalista: nacionalismo tradicional, antiliberal, xenófobo y jerárquico. Equipamiento industrial (de insumos básicos): Dirección de Fabricaciones Militares, promover industrias como el acero. Necesidad de unificar la voluntad nacional, con Estado legítimo y fuerte (no era el de Castillo)

“Frente nacional” como alternativa: sentimiento nacional, corrientes europeas antiliberales (Mauuras y Mussolini), Iglesia Católica, nuevo nacionalismo antibritánico, contra oligarquía entreguista. Consigna antiimperialista como arma retórica para convocar izquierdas y derechas.

Revisionismo histórico: reivindicación de la figura de Rosas hecha en nombre de valores diversos y antitéticos.

La preocupación por lo nacional se manifestó entre intelectuales y escritores: Scalabrini Ortiz (El hombre que está solo y espera); Eduardo Mallea (Historia de una pasión argentina), Martinez Estrada => búsqueda de naturaleza del “ser argentino”.

Castillo clausuró consejo deliberante, estableció estado de sitio, ignoraba la Cámara de Diputados

Los jefes militares discutieron casi abiertamente todas las opciones y aparecieron grupos golpistas de diversa índole, entre los cuales se destacó una logia: Grupo de Oficiales Unidos. Muchos apostaban a la ruptura del orden institucional. Se desencadenó cuando Castillo pidió la renuncia del ministro Ramírez. El 4 de junio de 1943 el Ejército depuso al presidente e interrumpió por segunda vez el orden constitucional.