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Capítulo IV: El gobierno de Perón 1943-1955
El gobierno militar que asumió en 1943 fue encabezado por Farrell. El coronel Juan Domingo Perón logró concitar un vasto movimiento político en torno de su persona, que le permitió ganar las elecciones de 1946. Perón completó su periodo de seis años y fue reelecto en 1951, para ser derrocado por un golpe militar en septiembre de 1955.
La emergencia:
Los militares en el gobierno coincidían en la necesidad de acallar la agitación política y la protesta social: proscribieron a los comunistas, persiguieron a los sindicatos, intervinieron las universidades y establecieron la obligatoriedad de la enseñanza religiosa en las escuelas públicas.
El régimen militar era autoritario, antiliberal y mesiánico, obsesionado por la fundación de un orden social nuevo y por evitar el caos del comunismo que sería la secuela de la posguerra.
Peón sobresalía entre sus colegas por su capacidad profesional y por la amplitud de sus miras políticas. La preocupación lo llevo a ocuparse de un actor social poco tenido en cuenta hasta entonces: el MOVIMIENTO OBRERO. Se dedicó a vincularse con los dirigentes sindicales y se los impulsó a organizarse y a presentar sus demandas, que empezaron a ser satisfechas: se extendió el régimen de jubilaciones, de vacaciones pagas, de accidentes de trabajo, se ajustaron las categorías ocupacionales. La sanción del Estatuto del Peón extendió estos criterios al mundo rural.
Desde la secretaria de trabajo, Perón expandía los mecanismos de Estado arbitro y a la vez estimulaba la organización de los trabajadores, incentivaba sus reclamos y presionaba para que estos fueran satisfechos.
A sus colegas militares les señalaba los peligros que entrañaba la posguerra. La amenaza de desórdenes sociales y la necesidad de un Estado fuerte que interviniera en la sociedad y en la economía. En el Consejo Nacional de Posguerra insistió en la importancia de profundizar las políticas de seguridad social, así como de asegurar la plena ocupación y la protección del trabajo.
El Ejército, presionado por la opinión pública, forzó su renuncia el 8 de octubre. Una multitud se concentró en Plaza de Mayo reclamando por la libertad de Perón y su restitución a los cargos que tenía. El coronel habló a la multitud en la plaza y volvió al centro del poder, ahora como candidato a presidente.
Perón y quienes lo apoyaban se dedicaron a organizar su fuerza electoral. Los dirigentes sindicales decidieron crear un partido político propio: el Laborista. Su organización aseguraba el predominio de los dirigentes sindicales.
Perón asumió plenamente el discurso de la JUSTICIA SOCIAL, de la reforma justa y posible. El 24 de febrero triunfó Perón pero el peronismo estaba todavía por construirse.
Mercado interno y pleno empleo:
Estados Unidos estaba dispuesto a hacer pagar a la Argentina por su independencia durante la guerra. Vender cereales y carne fue cada vez mas difícil. La consecuencia fue una reducción de la producción agropecuaria que se acompañó de un crecimiento de la parte destinada al consumo interno.
La segunda guerra mundial y el boicot de Estados Unidos habían contribuido a profundizar el proceso de sustitución de importaciones. La política del Estado apuntó a la defensa del sector industrial instalado y a su expansión. Además, las políticas de redistribución de ingresos hacia los sectores trabajadores contribuían a la expansión sostenida del consumo.
Perón HABÍA OPTADO POR EL MERCADO INTERNO Y LA DEFENSA DEL PLENO EMPLEO. La política peronista se caracterizó por un fuerte impulso a la participación del Estado en la dirección y regulación de la economía. Hubo una generalizada nacionalización de las inversiones extranjeras. Así, la nacionalización de la economía y su control por el Estado fueron una de las claves de la nueva política económica. La otra tuvo que ver con los trabajadores, con el mantenimiento del empleo y con la elevación de su nivel de vida.
Entre 1946 y 1949 se expandieron las medidas sociales. Se agregaron las vacaciones pagas, las licencias por enfermedad. El Estado benefactor contribuyó a la elevación del nivel de vida: congelamiento de los alquileres, mejora de la salud pública, planes de vivienda, construcción de escuelas y colegios, organización del sistema jubilatorio y todo lo relativo al campo de la seguridad social.
El Estado Peronista:
La relación entre Perón y el sindicalismo fue crucial en el Estado peronista. El Estado peronista tenía en los trabajadores su gran fuerza legitimadora.
Pero a la vez, el Estado peronista procuró extender sus apoyos a la amplia franja de sectores populares no sindicalizados. La Fundación Eva Perón realizó una obra de notable magnitud: creó escuelas, hogares para ancianos o huérfanos y policlínicos; repartió alimentos y regalos navideños, estimuló el turismo y el deporte. EVA Perón RESULTABA ASÍ LA ENCARNACION DEL ESTADO BENEFACTOR Y PROVIDENTE.
Según la concepción de Perón, el Estado, además de dirigir la economía y velar por la seguridad del pueblo, debía ser el ámbito donde los distintos intereses sociales negociaran y dirimieran sus conflictos. Esta línea rompía con la concepción liberal del Estado. El gobierno recorrió con decisión el CAMINO HACIA EL AUTORITARISMO. Utilizó con amplitud el recurso de intervenir las provincias, una ley acabó con la autonomía universitaria estableciendo que toda designación docente requería de un decreto del Ejecutivo. Los diarios independientes fueron presionados: restricciones a la circulación, clausuras temporarias, atentados o expropiación.
La reforma de la Constitución en 1949 acabó con la ultima salvaguardia institucional al autoritarismo y estableció la posibilidad de la reelección presidencial. En 1951 Perón fue reelecto.
Recurrió a un método muy tradicional: el uso de la autoridad del Estado para disciplinar las fuerzas propias, y uno novedoso: la UTILIZACION DE SU LIDERAZGO PERSONAL E INSTRANSFERIBLE. El régimen tuvo una tendencia a "peronizar" todas las instituciones y a convertirlas en instrumento de adoctrinamiento.
Un conflicto cultural:
La novedad de esta historia fue la brusca incorporación de los sectores populares a ámbitos visibles. Estimulados y protegidos por el Estado peronista, los sectores populares se incorporaron al consumo, a la ciudad, a la política.
El RECONOCIMIENTO DEL PUEBLO TRABAJADOR y el ejercicio de nuevos derechos estuvieron asociados con la acción el Estado.
Al fuerte estimulo a la educación, se agregó la protección y promoción de diversas actividades culturales. El Estado distribuía y el público recibía, junto con los bines, una dosis masiva de propaganda. La mayoría de los diarios y todas las radios fueron manejador desde la Secretaria de Prensa y Difusión.
Crisis y nueva política económica:
La situación era grave, pues el desarrollo de la industria hacía al país más dependiente de sus importaciones, cuya falta provocaba inflación, paro y desocupación.
El 1952 el gobierno adoptó con firmeza un nuevo rumbo económico, ratificado luego en el Segundo Plan Quinquenal. Para reducir la inflación, se restringió el consumo interno: fueron eliminados subsidios a distintos bienes de uso popular, se estableció una veda parcial al consumo de carne y s e levantó el congelamiento de los alquileres. Perón hizo una apelación a la reducción voluntaria del consumo. El principal problema del sector industrial era su reducida eficiencia, oculta por la protección y los subsidios que por distintas vías recibía del Estado. A la maquinaria obsoleta se sumaba el deterioro de los servicios. En las fábricas, habían subsistido procesos productivos ineficientes y costosos. La industria empleaba una alta proporción de mano de obra y el peso de los salarios resultaba alto y difícil de reducir debido a la alta ocupación y a la fuerte capacidad sindical de negociación.
La nueva política económica apuntó a esos problemas. Los logros de la nueva política económica fueron: reducción de la inflación y se reequilibro la balanza de pagos. No se recurrió a la devaluación ni se redujo el gasto público.
Los comienzos de la crisis económica fueron acompañados de importantes manifestaciones de disconformidad entre los sindicatos y el Ejercito. Desde 1949 las huelgas fueron más duras y con una veta crecientemente opositora. Perón optó por ampliar una dura represión: prisión a los dirigentes rebeldes y movilización militar a los obreros.
Los militares se preguntaban acerca de la solidez de un orden proclamado, se indignaban ante avances del autoritarismo y se irritaban sobre todo con Eva Perón. Estos y otros motivos dieron el espacio mínimo para la acción de grupos de oficiales decididos a derribar a Perón.
La caída:
La fundación Partido Demócrata Cristiano marcó el comienzo del conflicto entre Perón y la Iglesia. El Estado peronista y la Iglesia empezaron a chocar en una serie de campos específicos. La Iglesia era sensible a los avances de aquel en el terreno de la beneficencia y en el de la educación; aquí, al desagrado por el creciente culto laico del presidente y su esposa.
En 1945 Perón lanzó su ataque contra la Iglesia. El ataque hizo que se descubrieran los tremendos vicios de la Iglesia. Se prohibieron las procesiones, se suprimió la enseñanza religiosa en las escuelas, se introdujo la cláusula que permitía el divorcio vincular, se envió un proyecto de reforma constitucional para separar a la Iglesia del Estado.
El 16 de junio se produjo un levantamiento de la Marina contra Perón. El proyecto de los marinos consistía en bombardear la Casa de Gobierno para asesinar a Perón. El 1955 Perón se refugió en Paraguay y en septiembre el general Lonardi se presentó en Buenos Aires como presidente provisional de la Nación.
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