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Resumen de Marshall  |  Trabajo y Sociedad (2017)  |  UBA XXI

Cambios en los patrones de negociación colectiva en la Argentina y sus factores explicativos. Marshall Adriana y perelman

 

Una vez sancionados los instrumentos regulatorios de la actividad sindical y negociación colectiva durante los años 40´ y 50´ y hasta fines de los 80´, la negociación colectiva se caracterizó por tener efectos homogeneizadores, estos se producían en dos ámbitos:

-Resultaban de la centralización al nivel de las ramas de actividad, ya sea porque se negociaban condiciones de alcance general o porque las entidades del nivel superior, solas o en conjunto con los sindicatos de nivel inferior negociaban en todos los niveles (ramas, subramas, empresas)  o bien porque la existencia de estructuras sindicales verticales implicó la coordinación de los objetivos de las negociaciones en distintos niveles y regiones.

-Se derivaban de la pauta institucionalizada de negociación imitativa (seguimiento de los sectores lideres por parte de los restantes) o a veces, de negociación competitiva (competencia e/ sindicatos lideres por la obtención de mejores condiciones)

 

Ambos patrones de comportamiento caracterizaron la negociación colectiva formal durante los 15 años (de las 4 décadas entre 1954 y 1990) que no estuvo prohibida. Así la existencia, según el momento histórico, de una única central gremial, así como la intensa negociación con el estado facilitó los procesos de coordinación e/ sindicatos de distintas actividades. La negociación salarial se vio favorecida por el bajo nivel de desempleo.

 

Los profundos cambios económicos y sociales que tuvieron la implementación de políticas en el 76´, mas tarde agudizadas por el estancamiento económico del 80´ y las reformas del 90´ determinaron un contexto diferente para la actividad sindical en el mercado de trabajo: Hubo un grave deterioro de las condiciones de trabajo debido al incremento del desempleo a causa de la expulsión de mano de obra en la industria a raíz de políticas de liberalización del comercio internacional, privatización de empresas y servicios públicos y otros factores que contribuyeron a la caída del empleo. Por otra parte las reformas de legislación laboral entre 1991 y 1995 generaron un aumento de empleo temporario que intensificó la inestabilidad laboral. Al mismo las formas precarias de empleo y el desempleo abierto, debilitó la posición de los sindicatos para negociar salarios, condiciones de trabajo etc.

 

El modelo histórico de negociación caracterizado por una pauta homogeneizadora se fue desmoronando durante la década de los 90´ a raíz de la influencia de tres factores:

Pérdida de negociación sindical, obligatoriedad de respaldar los aumentos salariales con incrementos de productividad  y se prohibió la indexación  salaria y traslación de aumentos salariales a los precios,  posteriormente se promovió la descentralización y finalmente la eliminación de la inflación.

 

Al desaparecer la inflación, desapareció el factor que uniformizaba los reclamos de aumentos salariales y facilitaba la negociación imitativa. Si bien la estructura formal de negociación colectiva no se descentralizo sin en forma limitada, se irrumpió la negociación imitativa/ competitiva y las negociaciones centralizadas a nivel de las grandes actividades perdieron peso en la determinación de salarios de las subramas y empresas que lo componían. En definitiva se produjo una ruptura con las tendencias históricas en las formas de intervención sindical en la negociación de salarios que se manifestó principalmente en la pedida de coordinación y fragmentación. La consecuencia de estos factores fue una mayor heterogeneidad de remuneraciones entre actividades y entre subramas y empresas. 

 

Formas homogeneizadoras de negociación colectiva de salarios: centralización y coordinación

 

Los factores que favorecen el desarrollo de la negociación colectiva con efectos homogeneizadores son de índole: ideológicos, organizacionales y económicos.

La negociación centralizada a nivel del conjunto de la economía es la forma de negociación homogeneizadora por excelencia. La negociación colectiva de máximo grado tiene efectos homogeneizadores sobre la evolución de salarios. La negociación centralizada a nivel de actividades económicas tiende a frenar el aumento de la diferenciación salarial entre subramas, empresas y regiones ya que la capacidad de representación del sindicato y su posición de la fuerza de negociación se potencia cuando los asalariados de la actividad se benefician en grado similar por los resultados de la negociación.  Cuando las estructuras formales de negociación centralizada coexisten con un elevado nivel de deslizamiento salarial, este pone en evidencia que existen procesos paralelos en niveles de negociación inferiores que desvirtúan la centralización.

 

Por otra parte existen otras pautas de negociación que implican grados de coordinación más lábiles que la centralización formal, que también tienen efectos homogeneizadores. Tanto los sindicatos como las organizaciones empresariales pueden acordar metas a alcanzar, en el marco de una organización de entidad superior, o incluso en su ausencia. (Acuerdo inter-sindical deliberado). En general se trata de un proceso institucionalizado y reconocido por el sindicato y el estado. Esta pauta de negociación imitativa puede o no expresarse formalmente en el proceso de negociación mediante la utilización del argumento de la comparabilidad y también tienen un impacto homogeneizador.

 

El caso argentino: evolución del comportamiento de la negociación

Desde la década de los 50´ y hasta los 80´ convergieron algunas de las condiciones que contribuyen a que la negociación colectiva tenga efectos homogeneizadores.

1 La presencia de estructuras sindicales centralizadas en las negociaciones de todos los niveles, por lo menos formalmente.

2 El amplio predominio de la negociación centralizada.

3 (Consecuencia de las dos primeras) un relativamente escaso número de negociaciones de amplia escala favoreció la visibilidad publica de las negociaciones y la transmisión de resultados, por ejemplo, a través de la comparabilidad. Las negociaciones imitativas, la competencia entre sindicatos por obtener mejores resultados o acciones para mantener los diferenciales de salario previos representaron obstáculos a la heterogeneización salarial, en este caso, entre actividades.

4 La concentración en una gran confederación CGT, en algunos periodos, o en un número reducido de grandes agrupaciones en otro.

5 Un nivel de inflación recurrente elevado, que no solo determino un patrón de negociación (formal o informal) sino además reforzó la negociación centralizada y desplazó las características distintivas de cada sector que podrían haber orientado reivindicaciones diferenciadas basadas en la capacidad de pago.

6 Los niveles relativamente moderados de desempleo abierto facilitaron la imitación y apuntalaron la capacidad de negociar centralizadamente.

 

La inflación dio lugar a ajustes salariales que concedía el Estado frente a las demandas de organizaciones gremiales que también contribuyeron a la homogeneidad salarial. Antes de la ronda del 75´ la negociación había estado suspendida en el marco de un pacto social, precedido por un periodo en el que estuvo prohibida, en el 88´ el gobierno levanto la prohibición de negociar salarios.

Algunas de las condiciones históricas que favorecieron el desarrollo de negociaciones con impacto homogeneizador se modificaron durante los años 90´. Las hipótesis de este trabajo plantean:

 

1 Que a lo largo de la década del 90´ la pauta de intervención sindical homogeneizadora fue debilitándose a raíz de que se quebró el patrón de negociación y por la otra se produjo una fragmentación al interior de cada actividad.

2 Que el debilitamiento de esta pauta  de negociación se debería al contexto crecientemente adverso en el mercado de trabajo, que afectó el poder de negociación sindical sobre todo a nivel centralizado, a la promoción gubernamental de la negociación por productividad y la prohibición de trasladar aumentos salariales a los precios, y a la gradual desaparición de la inflación que históricamente había guiado la negociación colectiva de salarios.

 

Dada la relación positiva entre tasa de inflación y uso del argumento de comparabilidad en la negociación, al desaparecer la inflación, desapareció el objetivo comparativo. La inflación relegaba a un segundo plano otras posibles metas que, si hubieran guiado la negociación, podrían haber debilitado el efecto homogeneizador de la centralización, y que adquirieron mayor visibilidad cuando dejo de haber inflación. La negociación paso a orientarse por los aumentos de productividad y rentabilidad, objetivos diferenciales entre ramas, subramas y empresas, lo cual favoreció estrategias y negociaciones autónomas.

 

En el caso de la negociación imitativa, un punto adicional que la podría haber obstaculizado es que la década del 90´ fu un periodo en que, mientras aun no se habían consolidado nuevos sectores lideres, fueron desplazados los antiguos pattern setters, principalmente la UOM como consecuencia de la restructuración económica y sucesivas reconfiguraciones políticas al interior de las centrales sindicales. Finalmente, si bien las normas que promovieron la negociación colectiva descentralizada no tuvieron el  impacto esperado, se produjo cierto avance en el proceso de descentralización, que también pudo haber contribuido a la fragmentación de la negociación al interior de cada actividad.

 

Si las hipótesis son correctas y efectivamente se produjo un cambio en los patrones de negociación , es decir, si la negociación imitativa no pudo continuar y la negociación centralizada perdió vigencia, es de esperar que como consecuencia se hayan modificado los resultados salariales de la negociación colectiva, aumentando la diferenciación entre sectores de las variaciones salariales y el deslizamiento al interior de cada actividad en aquellos sectores que albergan subramas y/o empresas con buena performance.

 

Resultados de la negociación salarial

 

En los 90´ la negociación de salarios básicos de convenios en la industria se centro en los primeros cuatro años de la década. Sin embargo, el ritmo de negociación fue diferencial entre industrias, lo cual reflejo las menores posibilidades de algunos sindicatos de la industria para imitar los logros obtenidos en otras, ahora que se había impedido que los incrementos de salario se transfirieran a los precios.  Igualmente durante la etapa de expansión económica del periodo (1991-1994) todos los sectores obtuvieron aumentos en los salarios para compensar la hiperinflación de 1989-1990, ya en este periodo (1991-1994)  aumenta el deslizamiento, los salarios básicos van perdiendo peso en la determinación de los salarios efectivamente pagados que tuvieron mayor evolución. Dado el rasgo de los salarios básicos frente a la inflación y las restricciones del gobierno para los aumentos  salariales, el aumento del deslizamiento podría estar asociado con compensaciones por inflación encubiertas bajo clausulas de productividad de distinto tipo incluidas en los convenios de actividad.

 

La negociación colectiva formal de salarios básicos a nivel de las actividades generales llega hasta 1995. La posterior ausencia de negociación colectiva de básicos de actividad expresaría la incapacidad de obtener aumentos de carácter general no fundados en el índice de costo de vida, que primero creció escasamente y luego se estancó. El deslizamiento promedio para la industria continuo aumentando levemente a lo largo de los 90´, sin embargo su evolución esconde comportamientos diferentes entre industrias: A partir del momento en que se dejaron de negociar salarios básicos de actividad las tasas del crecimiento del deslizamiento salarial y las de productividad, según industrias, están asociadas, a diferencia del periodo en el que aun se negociaban salarios básicos, en el que no hay asociación entre estas variables. La mayoría de las ramas que muestran incremento en los salarios efectivamente pagados (aumento el deslizamiento) tuvo un buen desempeño en términos de productividad, mientras que en las actividades en las que los salarios se ajustaron en mayor medida al piso salarial obtenido en el periodo previo (el deslizamiento se estanco e incluso cayo) tuvieron una pobre performance. En el primer grupo se destacan sectores en que negocian los sindicatos de alimentos, metalúrgicos, químicos, gráficos del papel y mecánicos. En estas ramas la productividad creció. En el segundo grupo se encuentran las ramas muy afectadas por la competencia de importaciones y/o reducción del mercado interno, como textiles, impresión, plásticos, calzado.

 

¿Por qué los sindicatos no lograron, aun bajo condiciones negativas, negociar incremento en los salarios básicos de convenio, al menos en ramas con una mejor performance? Un obstáculo habría sido la eliminación de la inflación, ya que los gremios se vieron privados del argumento clásico para negociar aumentos de alcance general, aún más difícil en un contexto de alto desempleo. Además a diferencia de la etapa anterior, los sindicatos centrales ni siquiera pudieron obtener incrementos en los salarios básicos aceptando como contrapartida las clausulas en los convenios que implicaban modificaciones en las condiciones de empleo, lo cual término socavando la capacidad de centralización en la negociación que habían detentado históricamente.

¿Por qué en un contexto negativo continuaron aumentando los salarios en las industrias dinámicas? Estos pudieron originarse tanto en negociaciones, formales o informales y en distintos niveles y con distintos grados de coordinación, como en aumentos otorgados por las empresas en el marco de sus políticas de gestión, sin intervención sindical. El aumento del deslizamiento entonces estaría expresando en parte la fragmentación de la negociación al interior de cada rama y el hecho de que los sindicatos negociaron por subramas o empresas tomando en cuenta las posibilidades que se derivan de una mejor performance. En las industrias con buen desempeño de productividad los aumentos del deslizamiento podrían haber resultado de incrementos otorgados por las empresas para facilitar cambios favorables a la productividad y en algunos casos, desplazar de las negociaciones a representantes sindicales. Por otra parte podría haber coincidido la disposición de los empresarios a negociar a nivel descentralizado con la pérdida de capacidad del control por parte de los gremios centrales sobre los niveles inferiores.

 

Una característica distintiva de los años 90´, en particular después del 95´, es que la dispersión inter e intra industrias de los aumentos en los salarios efectivamente pagados se ensancho visiblemente en comparación con la tendencia histórica. Este cambio drástico reflejaría tanto la pérdida de peso de los salarios básicos en la determinación de remuneraciones de algunas ramas como la imposibilidad de que, en ausencia de inflación, continúen operando pautas de seguimiento. Al interior de cada industria se reitera el proceso de diferenciación salarial; contrastando con lo que ocurría en periodos anteriores, ahora las tasas de variación de los salarios de cada subrama pasan a alinearse más con las de la productividad. Un caso ilustrativo es el del sector metalúrgico. Después del 95´ también se acrecienta notablemente la dispersión de los incrementos salariales entre subramas.


 

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