Altillo.com > Exámenes > UCES - Publicidad > Comunicación Política

Comunicación Política Resumen sobre Debray: Capítulo 2 1º Cuat. de 2010 Altillo.com

Resumen Debray

Capitulo II: Del Estado escrito al Estado pantalla

 

Las tecnologías del hacer creer

 

El Estado es una cierta relación entre los hombres por la cual el derecho de mandar es independiente de la persona del que manda. Una colectividad se rige por un Estado cuando el vinculo de sumisión de hombre a hombre es reemplazado por una subordinación de principio. Esta despersonalización de la obediencia crea la institución, con su doble imperativo de legitimidad y continuidad.

El consentimiento supone una “dominación simbólica” (Weber), mediante la cual los sometidos incorporan los principios de su propia sujeción. Esta adhesión hace que l autoridad sea “natural”, lo cual en reciprocidad, hace “obligatoria” la adhesión. Si bien la institución estatal acompaña relaciones de fuerza materiales, las más de las veces de interés económico, funciona en si misma como un fenómeno de creencia.

Es precisamente porque el Estado es en si mismo invisible e inaudible que debe hacerse ver y escuchar a cualquier precio, por medio de metáforas.   

Para el mediólogo el Estado puede estudiarse como un vació semafórico: un espejismo de signos.

Encontrándose la población de un Estado diseminada por un territorio más o menos vasto, los símbolos deben difundirse, intercambiarse y regularse a través del espacio.

Es el espectáculo del Estado lo que hace el Estado. Estado y espectáculo (fiesta y ceremonia, según los grados de implicación decrecientes del público) son términos redundantes. Un Estado que no diera nada a ver y a escuchar, sin rituales, monumentos y documentos sería una nada.

En los hechos, la historia audiovisual del Estado será sobre todo visual.

Puede sostenerse que la tele no cambió nada y lo transformó todo. En verdad, no cambió nada de la obligación de persuadir, propia de todo poder establecido, a fortiori democrático. La televisión no inventó ni desinventó la retórica como ejercicio de la palabra persuasiva. La redefinió, como el libre impreso lo hizo con el arte de la memoria.

La dominación del hombre por le hombre, único animal simbólico de la clase de los mamíferos, supone la intervención de símbolos desde el momento en que ya no es coerción pura y simple. El jefe debe dar señales para ganar los espíritus y los corazones. Pero los signos mismos tienen una historia material, que declina una gama de soportes, radios de acción y velocidades casi inconmensurables, de modo que el universo simbólico es modelado por el avatar técnico.

Se tiene una noción ingenua y tenaz de espacio público como reino de la libertad donde florecen la discusión y la argumentación democráticas, versus racionalidad instrumental, imperio descarriado donde la Razón esta sometida a normas utilitarias, cuyos fines últimos escapan a la discusión. Como se la misma discusión publica de los fines no estuviera sometida a un conjunto técnicamente determinado de medios. Como si le ejercicio de la ciudadanía no estuviera condicionado por la naturaleza de nuestras redes pensantes.

Todo Estado es tecnócrata. Debe apropiarse de o controlar los sistemas técnicos de fabricación y transporte de los signos.

 

Información y creencia están ligadas. El hacer creer esta preso de un hacer saber, y recíprocamente. Las relaciones de información no existen al margen de las relaciones imaginarias de dominación simbólica, estas mismas ligadas a un estado dado, rudimentario en este caso, de los aparatos de visión y audición colectivas.

 

En Francia, el nacimiento del Estado moderno parece coincidir con la grafosfera. Es lógico si recordamos que los valores de universalidad, enteramente indexados a los progresos de la Razón gráfica, aparecieron con la escritura y se generalizaron con la imprenta.

En la Edad Media la palabra Estado no aparecía, con la fijación de las nociones de bien común, provecho común y utilidad publica, se afirma verdaderamente una conciencia de Estado o el Estado como idea. La idea de patria, en consecuencia, va a desplazar a la de cristiandad, todo sucede como si uno fuera a morir en ves de por Cristo, por su rey y su patria.

El Estado monárquico fue el pionero y el heraldo de la grafosfera.

El emblema estatal comenzó por le símbolo, se prolonga en el icono y culmina en el índice. Es decir: los escudos de armas; el retrato del rey; la foto del presidente.

El retrato del rey ocupa el lugar central en la simbólica del Estado. El predominio indicial llega por fin con la sustitución del retrato pintado o estatua por la foto, luego el cine y sobre todo la tela.

Del pre-Estado feudal al pos-Estado democrático, la imagen del poder parece pasar así por cuatro estadios: la simbolización impersonal, o el retrato moral del rey; la encarnación personal, o el retrato físico del rey; la nacionalización impersonal, o la estatua de Marianne (ni idea quien es, no explica nada de quien es), y por ultimo un retorno sui géneris a la encarnación personal, o la entrevista televisada del presidente. Demasiados emblemas matan al emblema, demasiados retratos del rey al rey, demasiadas alegorías a Marianne, y demasiada publicidad al presidente.

 

El fantasma mayor

 

A cada mediasfera, su ámbito y su mito. En cada período se delira el dispositivo que asegure al hacer saber y al hacer creer el rendimiento máximo.

El psicoanálisis llama “ideal del yo” lo que el hombre proyecta inconscientemente ante él como sustituto del narcisismo perdido de su infancia. Este ideal individual reúne las funciones de identificación e interdicción. El ideal del nosotros actúa en el mismo registro.

El ideal del nosotros no es un objeto en si (de voluntad o representación) sino la focal a través de la cual se os aparecen los objetos.

A la vez sistema técnico, proyecto cultural y grilla de desciframiento, el foco mediológico de una época es un poco a la razón de Estado lo que el esquema kantiano es a la Razón pura: hace de puente entre las percepciones y las categorías (entre lo que los políticos tienen ante sus ojos y lo que tienen en el fondo de su mente).

Cuando es la imagen-sonido la que hace agitarse a las multitudes, aquellos hacen guiones y se ponen ellos mismos en escena.

Ayer, evangelizas, regenerar, unificar era enseñar. Nadie era malo con conocimiento de causa.

Hoy en día, regular, integrar, formar vínculos es comunicar: el malo, el desdichado, es aquel que se queda solo en su rincón y no sabe “hacer pasar el mensaje”.

Allí donde las ideologías perversas de los tiempos bárbaros habían instaurado el conflicto y el odio, llega la publicidad, factor de cohesión social y de expansión democrática.

En Francia, es Estado simbólico asumió la forma del Estado escolar, y el Estado indicial la del Estado publicitario.

La paleotelevisión apuntaba a educar a una nación, la neo, a seducir a unos individuos.

El medio de la integración republicana fue sucedido, en preeminencia, por el de la integración democrática. Pero no se salto de uno a otro. Entre los dos conocimos un período intermedio donde el concepto de escuela y las prácticas de la “educación popular” fueron extendidos por el Estado Providencia, guardián de los sellos, los salones y las antenas, a la novísima televisión, concebida como medio de adoctrinamiento cívico (las informaciones) y de formación cultural (el resto).

Antes la educación correspondía a la Iglesia hasta el Estado educador (traído al mundo por la revolución francesa).

Con la Republica la soberanía pasaba del rey, lugarteniente de Dios, al pueblo, lugarteniente de nadie, la instrucción del pueblo se convertía en la cuestión crucial, aquella de la que todo dependía. Solo la idea de una razón accesible y compartida por todos hace plausible la soberanía popular, sin la cual todo el edificio republicano se hunde en el absurdo, y el sufragio universal en el despotismo del número. La ignorancia es por lo tanto una servidumbre y el saber positivo libera, porque hace de nexo entre la Razón universal y el libre albedrío individual. “Es en el gobierno republicano –decía Montesquiev- donde se necesita de todo el poderío de la educación.

A la necesidad racional de la formación del ciudadano elector y legislador, se agregaba un imperativo de origen teológico. Lo político, es sabido, siempre es más grande que la política. La soberanía del rey funcionaba en la representación. El rey representaba a Dios sobre la tierra.

Dios se sustituye por la Razón. Adosada a Dios, la monarquía había encontrado desde el inicio en la institución eclesiástica sus puntuales y sus relevos. Adosada a la razón, la Republica encontraba legitimidad y consistencia en las instituciones doctas. La Revolución ve a los estudiosos tomar el poder. Para el rey, imponerse significa: mostrarse. Para la Republica, demostrar. El cuerpo del republicano nunca será sacramental. El elegido del pueblo no tiene esta facultad. Debe convencer mediante razones. El poder se convirtió en una escuela.

Concordet soñaba con la institución pura, entendiendo por ello una transmisión de conocimientos sin valor agregado. Su contemporáneo, el pastor Rabaut Saint-Étienne, prefería la educación, por la que entendía la inculcación de valores morales y políticos. Se instruye a las mentes, se educa a las almas. La instrucción forma individuos, la educación forma una colectividad. La primera, desinteresada, da a conocer; la segunda, utilitaria, da a amar. La tradición republicana del siglo XIX prefirió la educación: para ella la escuela era una apuesta política como medio de unificar la nación y de unir a los campesinos al régimen.

El Estado educador no es voltaireano ni estrictamente racionalista. Sabe mezclar relato con el teorema. El afecto sin la ley, divisa del Estado seductor, es ciego; pero la ley sin el afecto sería manca. La persuasión tiene modalidades ideales: convencer y seducir. Esquematiza al extremo el discurso y la imagen.

El hacer creer, volvamos a decirlo, nunca es independiente de un hacer saber. Hay creencias que se hacen pasar por saberes y viceversa.

Esta claro que el Estado educador no era más igualitario que el evangélico. Tenía un contenido de clase y una finalidad práctica: mantener el orden.

El Estado seductor no tiene la teoría de su práctica y el Estado educador no tenía la práctica de su teoría. El primero no tiene un regulador exterior a su funcionamiento maquinal, el segundo llevaba en sí sus medios de corrección.  

El paradigma escolar hacía escuela de todo. Todo lso caminos de la grafosfera conducción a la escuela, porque de hecho y de derecho habían salido de ella. En la “demopedia”, como llamaba Proudhon a la democracia pedagógica ideal, la nación es fantaseada por aquellos que tienen a su cargo el gobierno de las conductas humanas como una universidad que nunca se toma vacaciones, y la menor “manifestación cultural” aporta su grano de arena en la enciclopedia popular en vías de formación en la calle y bajo los tejados.

Una republica digna de este nombre no considera a la juventud como una categoría aparte, portadora de valores propios y menos aun superiores, sino como una simple propedéutica de responsabilidad de si mismo. La juventud no es una elite ni un bien en si, y un joven idiota siempre valdrá menos a sus ojos que un anciano libre. Del mismo modo, no pretende rejuvenecer a la humanidad sino, antes bien, restituirle inalcanzablemente su memoria y su pasado para hacerla igual a su idea.

El Estado educador es de tendencia progresista; el Estado seductor de tendencia conservadora.

En el fondo la educación es un mito de izquierda; la comunicación un mito de derecha. La primera de estas supersticiones ve en el hombre, en primer lugar, un ser de razón, eminentemente perfectible, hecho para juzgar bien y deliberar de consumo; la segunda, un ser de necesidad consagrado en primer lugar a poseer y a intercambiar mercancías. El mesianismo escolar pone a la vida política (y al Estado) por encima de la vida económica; el mesianismo publicitario supone la primacía del stock exchange y pone a las empresas por encima de las instituciones.

Por más que teorice, enseñe y poetice la publicidad, ésta, fabricada por jóvenes ricos por cuenta de gente mayor mas rica aun, nacida del mercado y viviendo de el, permanece soldada al universo de la ganancia.

 

El fin de la escuela

 

La explosión mediática hizo implosión en silencio, y la sacudida venia de las profundidades. Todo ocurre como si le Estado educador hubiera sido victima de su propio éxito. La escuela bajo porque el nivel sube.

La subversión de lo diferido por lo directo, el desborde de las mediaciones simbólicas por la inmediatez sonora y visual, radio y tele, no podían mas que marginar a la escuela republicana. Ésta está ligada al culto del libro y, en primer lugar, de la lectura. La Ilustración –el siglo y el concepto- giran sobre la imprenta.

Los valores asimilados por los alumnos pasan por la televisión, la música, la radio, la moda, la publicidad, más que por la escuela y la familia. La disminución del peso relativo de la escuela en la videosfera fue acompañada por una dilatación de los espacios de aprendizaje. La multiplicación de los saberes y de los vectores.

Si se ponen en el mismo plano los saberes, los saber-hacer y los saber-ser, como lo sugiere la inflación pedagogista, todo se convierte en saber y la idea de saber se desvanece.

La degradación de una función social, a menudo sublima en la modernización, tienen por síntoma visible su desimbolización.

La escuela ya no tiene alumnos ni la universidad estudiantes sino usuarios. La fortaleza educativa esta desmantelada. La institución, desmoralizada. La capa profesional ha ganado peso y perdido fuerza. La aparición de un nuevo soporte de difusión descalifica a la clase de los hombres mediáticos salidos del soporte anterior. Los traumas tecnológicos que ha sufrido la transmisión institucional de los conocimientos la hacen, cree la republica, una discapacitada motriz. No siendo ya trasportada por el medio, la Educación nacional ya no es juzgada políticamente mensajera.

La libido del Estado ha desinvertido a la escuela. No dándole ya crédito, le concede créditos. Contemporáneos de la explosión mediática, y de mayor alcance que esta, son en efecto la explosión científica y el desmoronamiento cívico. La democratización del acceso al saber nunca tuvo mas importancia que en este momento en que el diploma y la competencia se convirtieron en el discriminante social numero uno. Nunca, desde el Renacimiento, el espacio y la temporalidad tradicionales del saber fueron tan transformados. Redes de soporte numérico, mensajerías informáticas, videotransmisión, banco de datos: estas herramientas, estas redes propicias a la enseñanza a distancia pueden destabicar, democratizar y tal vez reorganizar la escuela (un uso desconsiderado también puede destruirla: ninguna ingeniería educativa reemplaza la relación maestro-alumno).

 

Hacia el teleestado

 

Los eslóganes de los grupos de comunicación podrían ser los del “buen gobierno” posmoderno. Fin de “la tele del gobierno”, comienzo de los “gobiernos de la tele”.

Se procura hacer mas recreativa la información; serializar los planes de comunicaron (o la producción de acontecimientos) evitando los incidentes, para ganar fidelidad de un electorado volátil y estabilizar la imagen de canal. La televisión contrariamente al cine, debe producir sus imágenes en serie (menos caro), difundirlas en serie (mas rentable) y montarlas por series en folletines o encuentros periódicos (mas agradable). Ese es el ideal de una buena comunicaron, por lo tanto de un buen gobierno.

El Estado publicitario tal vez no tenga anunciantes exteriores; pero sí un producto para vender, perecedero por naturaleza pero cuya vida debe prolongar al máximo: un gobierno.  

El rey ya no es emperador en su reino. Es un proveedor de relatos entre otros, un candidato mas en el mercado de las noticias. Los artífices del acontecimiento abren en la reunión de redacción los sobres de propuestas y deciden cual es la mejor, según sus propios criterios. Pero el acontecimiento son ellos.

 

Lo político humillado por la técnica

 

La información fue en todas las épocas un medio de gobierno (y de enriquecimiento). Todo gobernante esta obligado a ser el primer informado, para estar en condiciones de que la información repercuta, o no, sobre el gobernado. Esta necesidad implica el monopolio de la transmisión a distancia de las señales, que fue hecho constante comen a todas las épocas de la grafosfera.

La privatización del saber y del hacer creer equivale a una proletarización del poder público.

En un mundo en el que lo que no pasa por la tele no existe, un gobierno sin imagen tiene todo la razón de inquietarse. Si no hay reflejo, no hay cuerpo. Los gobiernos ya no son los primeros informados.

La disociación de los poderes “político” y “mediático” no es una herida narcisista más. Nos parece elemental, saludable, inherente a toda democracia digna de este nombre (libertad de prensa, separación de poderes, pluralismo, independencia de las redacciones). Pero en le largo plazo social, la disolución del revés (simbólico) y el derecho (estatal) aparece mas bien como la solución de una continuidad semimilenaria.

 

 

Cuadro de las Esferas

 

 

LOGOSFERA

GRAFOSFERA

VIDEOESFERA

 

Tipo ideal

 

 

El uno simbólico funciona en…

 

Estatuto del gobernado

 

 

Naturaleza de la imaginaria del Estado

 

 

 

Prestigio del jefe

 

 

 

Lugar ideal de exaltación

 

Ritual de presentación

 

Naturaleza de las festividades

 

 

 

El hacer-signo soberano

 

 

La oferta simbólica

 

 

 

 

transfiguración por la imagen

 

Medio de alienar

 

Transporte físico del siglo

 

Apoteosis. ¿Adonde va el muerto ilustre?

 

Postura del muerto de honor

 

Uso del espectáculo

 

Título del bets-seller

 

La mística del y reinante

 

 

La opinión publica

 

 

 

El sujeto

 

 

 

Manifestación de…

 

 

Controlado por…

 

Monarquía feudal

(pre renacimiento)

 

Rey mago

(la era de los milagros)

 

El fiel (suprapolítico)

Asamblea: la iglesia

 

 

Heráldica

(armas, emblemas, divisas)

el escudo con flores de lis

 

 

La sacralizad

(vinculo directo con cristo: el rey es sagrado)

 

El altar

(la iglesia)

 

La liturgia

(para arrodillarse)

 

Religiosas

(procesiones, cánticos)

 

 

 

Yo interpreto

(esa es la voluntad de Dios)

 

Tenéis derecho a tocar

(las escrófulas)

 

 

Religiosa

(es un santo)

 

Por devoción

 

Camino/hombre

Velocidad: caballo

 

 

A la iglesia

Panteón escatológico

 

 

El yacente

(plegaria de los muertos)

 

 

adorar

 

 

El poder y el ídolo

 

 

 

Cristo soy yo

Emblema: el fénix (s.XIII)

 

 

Sin

 

 

 

 

-

 

 

 

-

 

 

 

-

 

Monarquía absoluta

1650-1789

 

Rey maquinista

(la era de las maravillas)

 

El súbdito (metapolítco)

Asamblea: el reino

 

 

Iconográfica

(galería de las figuras)

retrato del rey

 

 

La majestad

(vinculo indirecto, el rey es mediador de lo sagrado)

 

El escenario

(el teatro)

 

El ceremonial

(para maravillar)

 

Aristocráticas o mitológicas

(fiesta cortesana: ópera, baile, concierto)

 

Yo indico

(ese es mi capricho)

 

 

Tenéis derecho a mirar

(la corte)

 

 

Heroica

(es un Apolo)

 

Por deslumbramiento

 

 

Ruta/hombre

Velocidad: caballo, barco.

 

 

Al palacio

Panteón monárquico

 

 

La estatua ecuestre

(oración fúnebre)

 

 

Encantar

 

 

El poder y Dios

 

 

 

El Estado soy yo

Emblema: el sol (s.XVIII)

 

 

La palabra popular

(rumor, grito, eco, murmullo)

 

 

El populacho

(opinión despreciada)

 

 

 

La sinrazón

De los particulares

 

 

Iglesia/academia

 

República

1900

 

“Rey” mecánico

(la era de los motores)

 

El ciudadano (político)

Asamblea: la nación

 

Alegórica

(personificación de las ideas)

Marianne

 

La gloria

(vinculo indirecto con Razón y Progreso)

 

El estrado

(la escuela)

 

El discurso

(para conmover)

 

Utópicas o conmemorativas

(fiesta de la Razón, 14 de julio)

 

Yo explico

(esa es la verdad)

 

 

Tenéis derecho a aprender

(la escuela)

 

Pedagógica

(es un maestro)

 

Por adoctrinamiento

 

Riel/hilo

Velocidad: vapor, electricidad.

 

 

 

Al mueso, a la alcaldía o a la plaza

Panteón cívico

 

La estatua de pie

(panegírico escrito)

 

 

Ilustrar

 

 

El poder y el ideal

 

 

 

La nación soy yo

Emblema: el gallo (s.XIX)

 

La publicación de una opinión privada

(diarios, libros , panfletos)

 

El público o las personas instruidas

      (opinión temida)

 

 

La razón

Universal

 

 

Escuela/instituciones

 

Democracia

2000

 

“Rey” tecnológico

(la era de los montajes)

 

teleespectador (infrapolítico)

asamblea: mercado

 

Señalética

(logos, distintivos, eslóganes)

visual

 

El aura

(vinculo directo con la población)

 

La pantalla

(la tele)

 

La emisión

(para seducir)

 

Mediáticas o recreativas

(fiesta de la música)

 

 

Yo informo

(esa es la realidad)

 

 

Tenéis derecho a responder

(la encuesta)

 

Publicitaria

(es una star)

 

Por manipulación

 

 

Electrón /satelite

Velocidad: luz

 

 

 

 

A la pantalla

Panteón audiovisual

 

El poster

(necrología)

 

 

Distraer

 

 

El poder y la vida

 

 

 

La mayoria soy yo

Emblema: nada

 

La respuesta a una investigación especializada

(encuestas)

 

 

El individuo

(opinión medida)

 

 

 

La libertad

Individual

 

 

Comunicación/empresas

         

 

Explicación de las esferas mediológicas

 

Logosfera (epicentro en el mundo feudal)

 

El gobierno era una monarquía feudal.

Logos en griego significa PALABRA. El recurso/único instrumento para cambiar a las personas era la PALABRA, ORALIDAD. La usina simbólica es la Iglesia; el saber lo tenía la Iglesia. Hay una vinculación entre el saber y el poder. Se necesita el apoyo de la iglesia para tener legitimidad ya que el estado construye su legitimidad de manera oral, con creencias. Mitos, etc. A esto se lo llama el ESTADO FABULADOR. El poder se nutre de la fabulación divina.

Los receptores son los súbditos, fieles, oyentes, sumisos. Lo que hoy se entiende pro sociedad civil en ese momento eran súbditos. No hay cuestionamientos, se va a comulgar a recibir.

El Estado fabulador es el origen del modelo propagandístico. Este último es un modo teológico de ver la política. Lo propagandístico se nutre de la logosfera.

La logosfera entra en crisis a partir de la palabra escrita.

 

Grafosfera (imprenta-modernidad)

 

Cambia el instrumento para llegar a la gente, ahora es la PALABRA ESCRITA, LECTURA. En la lectura y la escritura se encuentra reflexión. También cambia el lugar en donde se construye, en donde se hace oíble y visible el Estado nación. La nueva usina es la ESCUELA. A este tipo de Estado se lo llama ESTADO EDUCADOR.

El Estado se legitimiza a través de la educación.

Nace el concepto de ciudadanía, el pueblo deja de ser súbditos y pasan a ser ciudadanos.

Se generan dos tipos de modelos institucionales:

-          monarquía absoluta:

-          Republica (deriva en la democracia)

 

La historia se cuenta desde los libros, que se cuentan desde lo colectivo. La republica se hace legítima desde lo que se cuenta en los libros. Nace la idea de lo duradero (las republicas son duraderas), lo sedentario.

 

A partir del descubrimiento del daguerrotipo (principios de la fotografía), nace la imagen como un lugar superior a la palabra.

 

Según FERRI en esta esfera, estaríamos en la modernidad.

 

 

 

Videoesfera

 

El descubrimiento del daguerrotipo es el quiebre indicial para el comienzo de la videoesfera.

Nuestro universo simbólico se construye más con imágenes que con la lectura. “Una imagen vale mas que mil palabras”, la imagen es el camino, mirada ante todo. Se da un proceso de velocidad, todo pasa más rápido, la política va a más velocidad.

Se habla de una videocracia, en la que en vez de ciudadanos necesita clientes, audiencia, consumidores.

La usina va a ser la PANTALLA, los medios de comunicación, en especial la televisión.

A este Estado se lo denomina ESTADO SEDUCTOR porque hay q seducir a la audiencia, es una clase dirigente que seduce a la sociedad civil. El poder de seducir esta en los medios.

Tiene 4 disfuncionamientos:

1)      Histérico: la mirada le da identidad. Es la mostración y al mismo tiempo es la no concreción. El Estado comunica pero no hace, no genera políticas.

2)      Fragmentación: en sus componentes. No hay coherencia ideológica política. Esto se da porque la sociedad esta fragmentada. El Estado no debe hacer lo que la sociedad quiere sino dirigir.

3)      Canalización: Cuando por medio de los medios se hace una banalización de las acciones políticas. Se produce un proceso de desjerarquización de los hechos acciones políticas. Lo malo es cuando las políticas se asocian con esa costumbre.

4)      Esteril: El Estado es incapaz de producir políticas y esta más preocupado pro su imagen y como se ve en ves de hacer política.

 

Desaparecen los conceptos de:

-          se pasa de lo colectivo (grafosfera) a lo individual.

-          Se pasa de lo duradero (grafosfera) a la velocidad: durar es morir, hay que cambiar. Es el concepto de lo efímero. Lo rápido implica consumo. Lo malo es cuando la política se construye por relaciones efímeras.

-          De lo sedentario (grafosfera) a lo nómade, móvil: hoy las relaciones sociales tienen una durabilidad mediática. Ej: políticos que cambian de partido, políticos que están y luego desaparecen. El ser sedentario ya es mal visto. En la política esto genera una falta de proyecto.

 

Esta esfera se vincula con el Marketing Político (Achache) y la Sociedad de masas (FERRI).