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Introducción a la Psicología | Resúmen de Unidad 6 "Tres Ensayos para una Teoría Sexual" Freud | Cátedra: Masoco | 2do Cuat. de 2011 | Altillo.com |
Unidad 6 FREUD, Tres ensayos para una teoría sexual.
La sexualidad infantil (CAP2)
La pulsión sexual existe ya en la infancia, y no despierta en la pubertad como
se creía. El estudio de la pulsión sexual en la infancia revela las
características esenciales, su desarrollo y sus fuentes.
La AMNESIA INFANTIL (desde los primeros años hasta los 6 u 8 años) es la
represión o apartamiento de la consciencia de las impresiones infantiles.
Convierte a la infancia en un tiempo anterior, “prehistórico”, ocultando los
comienzos de la vida sexual.
1. El período de latencia sexual de la infancia y sus rupturas.
El PERÍODO DE LATENCIA (desde los seis años hasta la pubertad) es el período en
el cuál las mociones sexuales están latentes, no manifiestas.
Estas mociones serían inaplicables y perversas debido a que las funciones de la
reproducción están diferidas y la búsqueda de satisfacción de zonas erógenas en
este proceso de desarrollo solo causaría displacer.
En el período de latencia se desarrollan las INHIBICIONES SEXUALES, fuerzas
psíquicas que inhiben el impulso sexual y reducen su dirección, en forma de
diques (asco, vergüenza, ideales estéticos, moral). Este desarrollo de
inhibiciones es de condicionamiento orgánico, hereditario, puede producirse sin
la presencia de la educación.
En el período de latencia surge una FORMACIÓN REACTIVA, que construye
inhibiciones sexuales, originando un proceso de SUBLIMACIÓN. En este proceso la
energía del impulso sexual inhibido es desviada de la meta sexual hacia metas
más aceptadas por la cultura, construyéndose la cultura personal y la normalidad
posteriores del individuo.
En este período pueden surgir RUPTURAS, exteriorizaciones sexuales sustraídas de
la sublimación.
2. Las exteriorizaciones de la sexualidad infantil
El AUTOEROTISMO es una práctica sexual en donde la pulsión no está dirigida a
otra persona, sino que se satisface en el cuerpo propio.
El CHUPETEO (mamar con fruición o succionar con placer sexual) es una
exteriorización sexual. Consiste en un contacto de succión con la boca y los
labios, de movimiento rítmico, que no tiene por fin la nutrición sino la
ganancia de placer. Los objetos del chupeteo pueden ser cualquier parte del
cuerpo. Esta acción cautiva enteramente la atención, puede producir reacciones
de orgasmo, adormecimiento y frotamiento de zonas sensibles del cuerpo.
En el niño chupeteador los labios se comportan como una zona erógena que se
satisface con el cálido aflujo de leche. Esta actividad sexual se asoció en un
principio a una de las funciones de conservación de la vida, la alimentación.
No todos los niños chupetean, solo los que tienen un alto valor erógeno en los
labios. Si persiste la zona erógena en los labios, ya de adulto el individuo
gustará de besos perversos, el beber o el fumar. Pero si actúa la represión
sentirá asco por la comida y producirá vómitos, afectándose así la pulsión de
nutrición.
La exteriorización sexual infantil posee tres características esenciales: se
origina con una de las funciones vitales (la alimentación), aún no posee un
objeto sexual (es autoerótica) y su meta sexual es la ganancia de placer
(dominada por una zona erógena).
3. La meta sexual de la sexualidad infantil
Los CARACTERES DE LAS ZONAS ERÓGENAS definen a estas zonas como un sector de la
piel o de una mucosa en la cual su estimulación, por parte de un estímulo de
determinada cualidad, causa una sensación placentera. Existen zonas
predestinadas a ser erógenas, aunque cualquier zona puede cumplir la función.
En la Histeria, la represión afecta a las zonas genitales por lo que la
estimulación sexual queda relegada a las zonas erógenas.
La META SEXUAL INFANTIL consiste en la ganancia de placer a través de la zona
erógena.
Una sensación displacentera de tensión y una sensación de estímulo o picazón
condicionada en la zona erógena, se sustituyen por un estímulo externo que la
cancela provocando una sensación de satisfacción.
4. Las exteriorizaciones sexuales masturbatorias
La ACTIVACIÓN DE LA ZONA ANAL como zona erógena produce en el niño la retención
de las heces para aprovechar su expulsión placentera o para emplearla en la
relación con las personas, tratando las heces como una parte de su propio
cuerpo, un primer regalo que expresa su obediencia hacia el mundo externo.
La ACTIVACIÓN DE LA ZONA GENITAL (glande, clítoris) como zona erógena es el
comienzo de la posterior vida sexual “normal”. Las estimulaciones accidentales
de esta zona originan tempranamente sensaciones placenteras creando la necesidad
de repetición.
La masturbación infantil pasa por tres fases o períodos: la masturbación en la
lactancia, la masturbación a los 4 años o menos y la masturbación en la
pubertad.
La SEGUNDA FASE DE LA MASTURBACIÓN INFANTIL (a los 4 años o menos) es cubierta
por la amnesia infantil. Las impresiones de esta segunda fase determinarán la
normalidad del individuo luego de la pubertad, y la sintomatología de la
neurosis adquirida.
Este RETORNO DE LA MASTURBACIÓN DE LA LACTANCIA tiene causas internas y
ocasiones externas (seducciones que tratan al niño como objeto sexual y le
enseña la satisfacción de la zona genital).
El niño posee una DISPOSICIÓN PERVERSA POLIMORFA (una aptitud de conducta sexual
anormal variada). Bajo la influencia de la seducción, el niño puede convertirse
en un “perverso polimorfo”, realizando todo tipo de transgresiones, debido a que
aún no se han desarrollado completamente las inhibiciones sexuales.
Aunque la pulsión sexual infantil no posee un objeto sexual (es autoerótica)
posee componentes designados como PULSIONES PARCIALES que desde el comienzo
están dirigidas a otras personas como objetos sexuales, por ej. las pulsiones de
ver y de exhibir y la pulsión de la crueldad.
Las pulsiones parciales aspiran a conseguir placer cada una por su cuenta,
enteramente desconectadas entre sí. En la sexualidad adulta éstas se organizan,
bajo el predominio de una única zona erógena, para el logro de una meta en un
objeto ajeno.
Independizadas de las zonas erógenas más tarde se relacionan con la zona
genital.
Estas pulsiones parciales resultan en el niño en una sexualidad perversa, siente
placer al exhibir su cuerpo desnudo particularmente sus genitales, y cuando
desarrolla el sentimiento de vergüenza desea observar los genitales de otro.
Sobrevenida la represión de estas inclinaciones, la presión por satisfacerlas
puede originar una neurosis.
La crueldad es natural en el niño, la inhibición de la pulsión de apoderamiento
(la capacidad de compadecerse) se desarrolla tardíamente.
5. La investigación sexual infantil
La PULSIÓN DE SABER (desde los 3 o 5 años) si bien no es una pulsión parcial ni
es exclusiva a la sexualidad, tiene cierta aplicación sexual infantil sobre
problemas sexuales.
La llegada de otro niño a la vida del infante, lo vuelve reflexivo. La pulsión
de saber lo impulsan a cuestionar: de donde vienen los niños? El ENIGMA DE LA
ESFINGE, el mismo enigma de la Esfinge de Tebas.
La investigación sexual infantil no comienza de la diferencia de sexos ya que,
al menos el varón, atribuye idénticos genitales. Si luego descubre los genitales
femeninos, primero lo niega, desmiente lo observado, luego cae en cuenta de esta
posibilidad y adquiere un (miedo a la pérdida del falo) COMPLEJO DE CASTRACIÓN Y
ENVIDIA DEL PENE en el caso de la niña, que cae en cuenta de que ha sido
castrada, desarrollando el deseo de ser varón.
Las TEORÍAS DEL NACIMIENTO: ¿De dónde vienen los niños? Surgen primeramente con
el supuesto de que los hijos se conciben por haber comido algo determinado y se
los da a luz por el intestino, como las heces fecales.
La CONCEPCIÓN SÁDICA DEL COMERCIO SEXUAL (o malentendido sádico del coito) es la
interpretación de maltrato sádico que le otorga el niño al acto sexual si fue
espectador del acto sexual.
El TÍPICO FRACASO DE LA INVESTIGACIÓN SEXUAL INFANTIL, ya que en su formulación
de teorías sexuales ignora dos elementos esenciales: el papel del semen
fecundante y la existencia de la cavidad vaginal.
6. Fases de desarrollo de la organización sexual
Las ORGANIZACIONES PREGENITALES (fases o etapas psicosexuales) son aquellas
organizaciones de la vida sexual en que las zonas genitales todavía no han
alcanzado su papel hegemónico.
Fase oral o canibálica (desde el nacimiento hasta los 12 ó 18 meses) la
actividad sexual no se ha independizado de la nutrición y la meta sexual.
Consiste en la incorporación del objeto (más adelante se corresponderá con la
identificación). El chupeteo es la resignación del objeto ajeno a cambio de uno
situado en el cuerpo propio.
Fase anal o sádico-anal (12-18 meses hasta 3 años): la diferencia de sexos ya se
conoce, pero no como masculino y femenino sino activo y pasivo. La actividad es
producida por la pulsión de apoderamiento a través de la musculatura y la zona
erógena de la mucosa del intestino se vuelve una meta sexual pasiva.
En esta fase ya es deducible la polaridad sexual y el objeto ajeno. Aun falta la
organización y subordinación a la función de reproducción.
Fase fálica (3 a 6 años): (agregada posteriormente) adquiere un objeto sexual y
cierto grado de convergencia de las aspiraciones sexuales sobre este objeto,
pero se diferencia de la organización definitiva en que no conoce más que una
clase de genitales.
La AMBIVALENCIA, una forma de organización sexual que puede conservarse a lo
largo de toda la vida, presenta sadismo, la zona anal en papel de cloaca y los
pares de opuestos pulsionales plasmados en un grado aproximadamente igual.
El DOBLE TIEMPO DE LA ELECCIÓN DE OBJETO.
El primer tiempo se da en la infancia (entre los 2 y 5 años) para luego
detenerse o retroceder con el período de latencia.
El segundo tiempo se da en la pubertad y determina la conformación definitiva de
la vida sexual. La elección del objeto de la pubertad tiene que renunciar a los
objetos infantiles y empezar de nuevo como corriente sensual. La no confluencia
de las dos corrientes no unifica todos los anhelos en un objeto, un ideal de la
vida sexual.
7. Fuentes de la sexualidad infantil
Las fuentes de la sexualidad infantil (fuentes de excitación sexual) se originan
como efecto colateral de una serie de procesos orgánicos, estimulaciones de las
superficies sensibles (piel y órganos de los sentidos), estimulaciones de las
zonas erógenas, y de la expresión de pulsiones (ej. la pulsión de ver y la
pulsión a la crueldad). Otras fuentes de excitación sexual son:
Las EXITACIONES MECÁNICAS, excitaciones sexuales mediante sacudimientos
mecánicos rítmicos cuerpo presentes en los juegos de movimiento pasivo, como ser
hamacado, arrojado al aire, y hasta el ser mecido para
dormir o los viajes en tren son fuentes de excitación sexual para el niño.
La ACTIVIDAD MUSCULAR constituye un placer. Actividades musculares como juegos
violentos o riñas pueden resultar en una excitación sexual. La inclinación a
trabarse en lucha con determinada persona mediante la musculatura (más adelante
en disputas por la palabra) son buenos signos de que se ha elegido como objeto a
esa persona. En esta fuente de exitación sexual por medio de la actividad
muscular tiene sus raíces la pulsión sádica, lo que será determinante para la
pulsión sexual, la evolución de esta actividad.
Los PROCESOS AFACTIVOS más intensos, aun los terroríficos o de dolor intenso,
pueden resultar en una excitación sexual. Es frecuente en este caso la
autoestimulación genital. En esta fuente de exitación sexual por medio de los
procesos efectivos tiene sus raíces la pulsión sadomasoquista, lo que será
determinante para la pulsión sexual, la evolución de esta actividad.
El TRABAJO INTELECTUAL, la concentración de la atención en una tarea
intelectual, el esfuerzo mental, pueden resultar en una excitación sexual. De
aquí derivan las perturbaciones nerviosas de “un exceso de trabajo” mental.
Existan también otras fuentes de excitación sexual, indirectas, no innatas, son
DIVERSAS CONSTITUCIONES SEXUALES.
Las VÍAS DE LA INFLUENCIA RECÍPROCA son vías de conexión que llegan hasta la
sexualidad desde otras funciones, son bidireccionales, se pueden transitar
también en la dirección inversa. Por ej. los labios en su doble función, la
nutrición y la satisfacción sexual por la misma, es recíproco que una
perturbación en su función sexual afecte también la función de nutrición.
DESARROLLO PSICOSEXUAL
El individuo pasa por distintas etapas de evolución en las que se producen
cambios, en el mismo y sus relaciones con los demás. Estas son denominadas
etapas de evolución de la libido; la libido es la energía que corresponde a la
sexualidad.
En estas etapas el individuo busca distintas formas de satisfacción de la
sexualidad y de las fantasías.
Freíd describió las etapas y las zonas donde se centra el placer en cada momento
del desarrollo. Estas etapas nos permiten comprender las características de la
personalidad y el comportamiento.
Por ejemplo, cuando el bebe es bañado, cuando se apega al pecho, biberón o el
chupete por el mero placer que le provoca las succión y el contacto. Estas
sensaciones visuales, táctiles y aditivas son los primero objetos de amor para
el.
En psicoanálisis se distinguen diferentes etapas del desarrollo de la libido:
• Etapa oral
• Ciclo anal
• Etapa fálica
• Confuso de Edipo
• Etapa de latencia
• Pubertad y adolescencia
Etapa oral:
Desde el nacimiento hasta el destete. El niño poco a poco se va identificando
con su madre; si ella sonríe el también, si ella habla el balbucea, etc.
Durante la dentición el sufrimiento es calmado al morder. El mordisco es su
manifestación agresiva y su impedimento o no tendrá importancia en el desarrollo
de su agresividad. Por eso el destete debe comenzar antes de este periodo para
que el bebe pueda chupar y morder no solo objetos sino comida sólida, sin
provocar prohibiciones.
Fase oral:
El bebe se encuentra en un estado de desamparo total y esto hace que dependa de
su madre, a través del llanto el recién nacido pedirá para obtener la
satisfacción de sus necesidades. Ejemplo: cuando llora le responden con un
biberón, así a través de la satisfacción de sus necesidades se construye un
vinculo con su mama, el cual será de gran importancia para su desarrollo.
El juego en esta etapa es una actividad que proporciona placer autoerótico
porque se lleva al cabo en el propio cuerpo. Por lo general esta relacionado con
la alimentación. Poco a poco al separarse de su madre el niño comienza a
transferirle las propiedades de su cuerpo a “objetos transicionales” (un pañal,
una sabanita, un oso de peluche, etc.) ya que permiten crear un espacio
intermedio entre el bebe y la mama. Estos objetos son acariciados y maltratados
(libido y agresión) para expresar su ambivalencia afectiva.
Etapa anal:
En esta etapa el niño descubre junto con el control del esfínter el poder que
esto le trae, dar o no dar según quiera. Se adueña de su cuerpo el decide si
quiere ir o no ir al baño. Su independencia comienza a tomar forma.
La expulsión de los excrementos produce emociones contradictorias en el niño,
por un lado intenta recompensar a la madre con ellos y por el otro, cuando se
constipa expresa el desacuerdo o la negación a someterse a la negación de los
deseos de la madre.
El niño siente placer cuando es higienizado por su madre, esto es una de las
dificultades que el niño sufre al pasar a esta etapa, al no tener esa
satisfacción el niño se niega a controlar el esfínter y esto dificulta aun más
el desarrollo.
Por otro lado el niño al descubrir este poder de manejo de su cuerpo se siente
grande, mayor e importante como algún hermanito o amiguito mayor que ya aprendió
a hacerlo, y si es alagado, felicitado y hasta recompensado por ello la
satisfacción de haber superado esta etapa es aun mayor que la satisfacción al
ser higienizado por su madre.
El control del esfínter requiere dos renuncias: por un lado debe renunciar a
jugar con sus propios excrementos y por otro debe renunciar a hacer sus
necesidades en cualquier sitio y horario.
El niño trata de imitar al adulto en sus gestos, en sus conductas y en sus
palabras.
En esta edad el niño comienza a jugar con agua, con arena y con barro. En esta
etapa comienza a desplazarse solo y a adueñarse de los movimientos de su cuerpo,
sabiendo que quiere o no hacer. En esta etapa la ambivalencia es la base de la
conducta, en la que aparece la tendencia al amor y al odio hacia el objeto de
amor. El pensamiento funciona como un esquema de opuestos.
Toda mujer es una mama, buena o mala grande o pequeña; allí empiezan las
comparaciones. Los objetos que se oponen a su voluntad son malos y el les pega.
Las reacciones agresivas deben ser desplazadas a los muñecos, los animales o a
otros objetos que remplacen a los padres. En este momento el niño toma esta
realidad afectiva como objetiva, tan solo registra las repercusiones agradables
o desagradables que tiene su propia existencia.
Fase anal:
Esta fase se inicia por el avance de maduración. En esta fase la “caca” para el
niño adquiere un importante valor, ya que le otorga un carácter de “regalo” que
entrega como signo de amor a su madre. Pero también cobra una carga agresiva,
constituyendo un elemento a través del cual se descargan las desilusiones y
frustraciones con los objetos amados. En esta etapa cobra importancia la
ambivalencia afectiva: amor-odio.
El juego en esta fase es donde el niño le da un enorme placer por la suciedad y
el desorden, así como por el dominio y la destrucción, que están relacionados
con la zona corporal dominante y la actividad que se despliega el niño en esta
etapa.
En este juego se utilizan varios objetos como por ejemplo: juguetes para
llenar-vaciar, que puedan rodar (a partir de los cuales el niño experimenta un
gran placer), etc.
Etapa fálica:
Esta etapa dura entre los 4 y 6 años; la niña y el niño descubren sus órganos
sexuales, a causa de la excitación de la micción y por los tocamientos repetidos
que tienen lugar durante el aseo.
Los bebes tienen juegos eróticos manuales y generalmente esta actividad que
ellos realizan cesa por si misma y vuelve a aparecer a los 3 años. Descubren la
diferencia de los sexos.
Los padres le imponen una renuncia al interés que tienen por tocarse en nombre
de la estética y la moral; y el niño se adapta a dicha imposición a fin de
retener el amor paternal. Cuando lo logra, se vuelve a centrar en su interés por
los genitales.
Los niños de esta edad empiezan con los “porque”. Cuando los adultos responden
las preguntas sexuales, el niño percibe lo prohibido. El papel de las relaciones
sexuales entre los padres todavía les resulta oscuro.
Entre los 4 y 5 años aparecen otros tipos de preguntas como el de: ¿Cuál es la
diferencia entre un niño y una niña? Los padres intentan explicar que la niña no
tiene pene. El niño trata de negarlo pensando que tienen uno más pequeño o que
le va a crecer. Sin embargo, piensa de que la madre también tiene pene, pues al
niño le resulta imposible creer que la madre carezca de el.
A medida que el niño crece, la madre ya va dejando de ocuparse de el en forma
exclusiva.
El niño necesita menos compañía, juega más con sus juguetes y su voz. La
observación de la actividad de la madre y la reflexión sobre sus palabras lo
conducen a adquirir dos nociones importantes. Aparece el “obedecer” o el
portarse bien con la promesa de que si se porta bien recibirá tal cosa. Lo niños
no temen perder el amor de sus padres, porque lo tuvieron o porque no lo
tuvieron incondicionalmente, tienen problemas de conducta.
El niño descubre la muerte en esta etapa; al observar a los animales, pregunta
acerca de las causas de su muerte que el atribuye a la vejez. “Matar es
inmovilizar” ese es el sentido que al principio cobra la muerte para el niño.
El niño o la niña descubren que no son el único amor de la madre, que pueden ser
abandonados por otros intereses de ella: su padre y sus hermanos se transforman
en sus rivales.
En el estadio anal, la niña se interesa por cambiar y bañar a las muñecas y por
lavar trapos. El niño juega más con piedras, con autos, con trenes.
Ella empieza a preocupar por su arreglo personal, le saca los cosméticos a la
madre, se pone sus vestidos, le gusta usar carteras, es decir le gusta
identificarse con la madre imitando sus acciones, sus gestos y sus palabras.
El niño se entrega a juegos más agresivos, juega con bastones, con palos, los
transforma en fusiles o en revólveres y se complace en dar miedo y ordenar.
Cuando puede, se pone la ropa del padre.
Hacia los 4 años y medio, el varón juega a golpear y matar a su padre en la
lucha emocional con el y trata de acaparar toda la ternura de la madre; le
promete casarse con ella y tener hijos: entra en el periodo de complejo de
Edipo.
La niña vive un periodo similar, hacia los 3 años y medio: se comporta de manera
seductora con el padre, se muestra coqueta y afectuosa, centra su interés en el.
Se muestra celosa de el y trata de acaparar toda su atención y su afecto.
Pero para el niño y la niña la pareja de los padres en esta etapa resulta una
frustración, y muchas veces los progenitores los mandan a jugar para poder
quedar solos en su intimidad y el niño se siente impotente y celoso.
Si el niño asiste a las relaciones sexuales entre los padres, sea porque los
sorprende, las imagina como una especie de batalla violenta. A esto se les
denomina “escena primaria” (coito entre los padres).
Las nuevas teorías psicológicas sobre la sexualidad femenina ponen el énfasis en
la revalorizacion del rol femenino: la mujer no se dirigía al padre porque la
madre no tiene pene sino para comprobar si el esta tan orgulloso de ella, porque
es tan femenina como la madre.
Complejo de Edipo en el varón:
Hasta aquí, los niños tienen la creencia de que todos los hombres como mujeres
tienen pene.
La angustia de castración, o sea el temor a la pérdida del pene, parte de una
falsa interpretación de la realidad, pero el niño no puede escapar a esta
angustia ya que el peligro que siente esta motivado en su fantasía. El niño es
consciente del malestar, pero lo niega y lo interpreta como provocado por el
exterior, y su razón lo obliga a encontrar una causa. La angustia de castración
es consciente, y es lo que determina que el niño se aleje de la relación con su
madre. Por eso Freud en sus trabajos dice que la diferencia entre el niño y la
niña es que el niño sale del complejo de Edipo por la angustia de castración, en
cambio la niña entra en el complejo de Edipo por la misma angustia.
Hacia los 3 o 4 años, el niño se comporta en relación con la madre como un
adulto, quiere ocupar el lugar del padre. Para el niño, hasta esta etapa, el más
importante amor ha sido la madre y sigue siéndolo.
El niño siente deseos agresivos y de muerte hacia el padre y deseos de
apropiación hacia la madre. El niño enfrenta al padre, lo subestima, lo cela
porque el es su rival frente a su objeto de amor. El niño declina la agresividad
hacia el padre para, en efecto, poder identificarse con el. Hay una doble
actitud rival: quiere reemplazarlo pero también imitarlo.
Ya que la competencia con el padre despierta la angustia de castración, sino se
resuelve de esta forma, puede tener severos trastornos en la sexualidad y
personalidad.
La finalización del complejo de Edipo abre al niño comportamientos escolares y
lúdicos, y su vida afectiva comienza a dirigirse hacia otras personas fuera de
su familia.
Complejo de Edipo en la niña:
En la etapa fálica, a los 3 años y medio, la niña descubre que hay unas
criaturas poseedoras de un pene que “ella no lo tiene”.
Comienza por negar esto que le pasa, se pone celosa pero sabe que en algún
momento le crecerá.
Freud describe como esta envidia del pene, acompaña las fantasías masturbatoria
de la niña. Este es un periodo donde la niña tiende a exhibirse, se quiere
mostrar desnuda, se levanta las polleras, etc. Esta es la reacción normal de la
niña frente a la angustia de castración.
La niña descubre entonces que debe renunciar para siempre con la idea de tener
un pene ya que su madre no lo ha tenido nunca.
El interés de la niña se desplaza hacia el cuerpo o el rostro y empieza a
adornarse, a peinarse, a ponerse collares y flores en el pelo; esto parece ser
una compensación por aquello a lo que ha tenido que renunciar.
Comienza a tratar de conquistar al padre. Se dirige hacia el, a quien considera
superior y atractivo para su madre. La niña se vuelca cada día más hacia su
padre, declarando
abiertamente su deseo de tenerlo como marido, es donde empieza a tener fantasías
agresivas en donde mata a la madre y se queda con el padre.
Si el padre no la alienta y no la estimula en esta fantasía, le impone una ley
donde ella progresivamente debe renunciar a sus deseos.
En la adolescencia es cuando pueden anunciarse restos de conflicto edìpico; el
padre, sino esta celoso, estimula a la adolescente para que trabe relaciones con
los otros chicos, con lo cual podrá pasar de su padre como objeto de amor, a un
sustituto en el mundo exterior.
Etapa de latencia:
Es una etapa que se emplea en la adquisición de los conocimientos necesarios
para la vida. Se olvidan las vivencias sexuales infantiles y este olvido
posibilita la escolarización.
A esta edad, pueden aparecer trastornos escolares o dificultades para expandirse
socialmente, porque el niño no tiene confianza en si mismo. La causa puede ser
de una deficiencia intelectual real; pero generalmente las dificultades obedecen
a conflictos emocionales que padecen los niños debido a distintas situaciones,
tales como divorcios, duelos, enfermedades y/o peleas que perturban la atmósfera
familiar.
La libido que antes estaba depositada en el progenitor del sexo opuesto, ahora
esta puesta al servicio de actividades escolares de aprendizaje.
De este modo el niño queda libre para establecer vínculos con grupos de pares,
maestros y otras personas.
Adolescencia o genitalidad:
Durante esta etapa se produce una transformación, por lo cual la consideramos
como un tiempo de cambio, aparece el despertar sexual, pero no el primero. Se
llama “secundario” porque ya durante la primera infancia el niño ha atravesado
por un prime despertar sexual.
Adolescencia se refiere a hacerse grande, estar en crecimiento, lo cual ha
llevado a considerar la adolescencia como la etapa previa a la adultez. Freud no
habla de “adolescencia” sino de “pubertad”. Y nombra la metamorfosis que se
produce con el despertar sexual: la resignificación de la dramática edipica.
En este momento se alcanzan la amplitud para el coito y la capacidad
reproductora. Pero la inmadurez psicológica del adolescente hace que este fin no
sea logrado tan fácilmente.
La pubertad se presenta entonces como un salto, una irrupción que discontinua
los tiempos de la infancia.
Los cambios mas importantes son: la liberación de la autoridad de los padres; el
sepultamiento del complejo de Edipo, el encuentro de un objeto de amor en el
mundo exterior al familiar y que se accede a la conformidad sexual definitiva.