Altillo.com
> Exámenes > UNLU
> Economía I
2º Parcial B | Economía I (2020) |
UNLU
I) Comente las siguientes frases:
1) Según Keynes el empleo no puede aumentar si no se aumenta la inversión.
Explique. (10 %)
2) El pasivo del Banco Central no puede ser mayor al pasivo del Banco Comercial.
Explique
utilizando el multiplicador de dinero. (20 %)
3) El endeudamiento de nuestro país, especialmente a partir de la década del
70,implica una perdida
de soberanía nacional. (30 %)
4) El fin del plan de convertibilidad genero efectos en la distribución del
ingreso. (40 % )
1. Para Keynes, la insuficiencia de la demanda efectiva (es decir que el ahorro
supera a
la inversión) genera crisis y desocupación si lo que predomina es el motivo
especulación
(que implica la búsqueda de ganancias a partir de un conocimiento superior del
funcionamiento de los mercados financieros), es entonces que la Ley de Say no
funciona y hay desempleo involuntario (Para Keynes, la demanda es la que
determina el
nivel de oferta. Puede existir una oferta de mano de obra, que, aunque acepta el
salario
existente, no sea demandada). Para Keynes el nivel de empleo está en función
directa
de la inversión.
2. El pasivo del Banco Central no puede superar al pasivo de los Bancos
Comerciales
(también llamado “cantidad de dinero” o “M”) debido a que el Banco Central es el
banco de bancos.
Para comenzar a hablar del valor multiplicador del dinero, hay que tener en
cuenta las
interacciones que hay en el Banco Público, Banco Comercial y el Banco Central,
teniendo
en cuenta los activos y pasivos de personas e instituciones que posee cada uno.
Los activos del Banco Público son los billetes y monedas que obran en su poder,
más los
depósitos totales que realizan los Bancos Comerciales mientras que los pasivos
de los
Bancos Públicos son los préstamos que recibe.
Siguiendo con los Bancos Comerciales, el pasivo de estos (se lo llama también
cantidad
de dinero) tiene como contrapartida los activos del Público, mientras que el
activo de los
bancos comerciales tiene una contrapartida con el pasivo del Público, pero
también está
vinculado al Banco Central a partir del concepto de “reservas totales”. Estas
reservas son
un porcentaje de los depósitos totales y este porcentaje (el encaje bancario) lo
determina
el Banco Central.
Finalmente, el pasivo del Banco central (también llamado base monetaria) tiene
una
vinculación con los Bancos comerciales a partir de la política de encaje que
obliga a
guardar como reservas a los bancos comerciales un porcentaje de sus depósitos,
pero
también se halla vinculada con el Publico puesto que el Banco Central es
responsable por
la emisión de los billetes y monedas que tiene el Publico en su poder son una
deuda de
todo el sistema bancario. Finalmente, el activo del Banco Central, conformado
por Oro y
Divisas, más los préstamos que le realiza al Gobierno y a los bancos
Comerciales.
Con respecto al multiplicador del dinero, debemos tener en cuenta las siguientes
ecuaciones:
1. Pasivo de los bancos comerciales: M= ByM + DT
2. Pasivos del banco Central: B= ByM + RT
3. Reservas totales: RT= r x DT
Siendo r la tasa de encaje cuyo valor está entre 0 y 1 al igual que cp (la tasa
de
capacidad
prestable).
Se define como multiplicador del dinero bancario (K) al cociente entre la
Cantidad de
Dinero (M) y la Base Monetaria (B).
El multiplicador k indica cuanto aumenta la demanda de dinero ante una variación
en la
base monetaria.
3. La crisis de la década de 1970 significó el fin del modelo de sustitución de
importaciones para dar paso al “modelo de crecimiento rentístico financiero”, al
cual
no se lo puede considerar un modelo de crecimiento ya que, en vez de hacer
crecer al
país, lo estanca.
En el inicio de este periodo se da en el marco de una pacificación entre las
grandes
potencias capitalistas con un liderazgo claro de EEUU. También, las empresas
trasnacionales representaban una opción de coexistencia pacífica entre
capitalistas de
varios países. En la década de 1970 vuelven a implementarse políticas económicas
que
pregonan la apertura comercial y financiera en los países de América Latina y se
cuestionan las recetas de la política económica keynesiana. La crisis de 1970
pone fin a
una estrategia de crecimiento donde la producción se orientaba hacia el mercado
interno.
En este marco, los trabajadores tenían una mayor participación del salario en el
PBI,
había una organización sindical más poderosa y había disminuido fuertemente el
empleo no registrado.
Desde mediados de la década de 1970 Argentina ingresa en una crisis crónica a
partir
de la implementación de un proyecto de dependencia en base al endeudamiento
externo. La dictadura cívico-militar implementada en 1976 tenía objetivos
represivos
que estuvieron encaminados a poner fin al avance que los trabajadores había
experimentado después de la Segunda Guerra Mundial, se sentaron así las bases
para la
aplicación de la política económica neoliberal de la década de 1990 que
constituía un
proyecto político de país dependiente en base al endeudamiento externo unido a
la
convalidación de las sucesivas gestiones de un cambio redistributivo del ingreso
que
afectó negativamente a los asalariados.
En 1976 la ausencia de una estrategia de crecimiento constituye un agravante
fundamental de la crisis que marcó un descenso del nivel de vida de la población
que se
visualiza en la profundización de las desigualdades sociales, los retrocesos en
el área de
educación y salud junto al agravamiento de los problemas ambientales.
El paquete de medidas de la dictadura cívico-militar violaba la Constitución
Nacional:
Proliferaban centro de detención clandestinos, fueron ejecutadas familias
enteras, se
robaron propiedades y pertenencias de las víctimas, así como el robo de bebés
nacidos
en cautiverio que fueron tratados como un botín de guerra.
Todo lo que sucedió en el país se debió a la defensa de intereses económicos de
grandes grupos nacionales y extranjeros, dando comienzo en el país, como ya se
mencionó, a la crisis crónica a partir del abandono de la industrialización
sustitutiva de
importaciones.
La hegemonía del sector financiero había surgido en los tiempos de la dictadura,
e
incrementó su poder en las gestiones de Alfonsín, Menem y De La Rúa. La alianza
de
poder pasó a ser conducida por los sectores exportadores y esto generó un debate
acerca de la posibilidad de la superación de la crisis crónica a partir de la
consolidación
de una nueva estrategia de crecimiento con eje en las exportaciones estimulado
por
una coyuntura internacional favorable por el aumento de los precios de los
commodities (mercancías o materia prima).
4. Domingo Cavallo, ministro de Economía entre 1991 y 1996, fue el impulsor de
la Ley
de Convertibilidad, con la cual se le sacó cuatro dígitos al Austral (moneda en
circulación
del país durante 1985 y 1992). La moneda volvió a denominarse peso, e impulso un
tipo
de cambio fijo: un peso igual a un dólar.
Este Plan logró detener la inflación, pero con un alto costo social que puede
sintetizarse
en el aumento del desempleo y las desigualdades sociales con un crecimiento de
la
relación deuda pública-PBI.
Dejó indefensa la industria nacional, de producir el 95% de lo que consumíamos y
exportar maquinas, tornos, trenes y electrodomésticos; pasamos a importar telas,
carnes, lácteos, frutas o pastas. En otras palabras, se importaban productos que
eran
producidos en el país.
La fiesta de 1U$S = $1 impidió competir a comerciantes y empresarios llevándolos
a la
quiebra, desapareciendo miles de industrias y talleres, textil, metalúrgica
autopartista,
manufactura doméstica, entre otras. Estos años se caracterizaron por la
exhibición de
fortunas mal habidas, naciendo así el país de los custodios y los countrys, el
de los ricos
y famosos, el de la “pizza con champagne”, generando una desigualdad social
causada
por la distribución del ingreso entre “los ricos que se hacían más ricos” y “los
pobres
que se hacían más pobres”.
Se privatizaron, entre otras, SEGBA (electricidad), Aerolíneas Argentinas, YPF,
el Correo
Argentino, El Banco Hipotecario Nacional, los ferrocarriles, empresas
siderúrgicas o
petroquímicas, las jubilaciones, se autorizó el cobro de peajes, Gas del Estado,
etc.
El argumento del gobierno era que las privatizaciones debían hacerse para evitar
gastos
del Estado, mejorar los servicios con la competencia e inversores extranjeros, y
para
pagar la deuda externa. Por el contrario, el Estado siguió haciéndose cargo al
pagar los
subsidios a los despedidos: Los nuevos dueños hicieron algunas mejoras y luego
dejaron deteriorar los servicios, se produjo el despido de muchos trabajadores
que
quedaron desocupados, y no sirvió para pagar la deuda sino solo para que no
aumente
durante un par de años. Por las compras de las antiguas empresas del Estado
abonó
muy poco en efectivo, y parte se saldó en bonos o títulos de la deuda externa,
que
servían para cancelar deuda cuyo pago había sido postergado en la última época
de
Alfonsín.
Con los aumentos en el volumen de las exportaciones y el incremento en la
recaudación de impuestos, más los fondos aportados por la privatización de las
empresas estatales, se comenzaron a equilibrar las cuentas fiscales, por lo que
se
podían pagar los intereses atrasados de la deuda externa (que de todos modos en
1995
se aproximaba a los 100 mil millones de dólares). Desde la primera presidencia
de
Menem comenzaron a cerrarse fábricas por la política comercial aperturista. Sin
embargo, al principio, una parte de la población no percibía el malestar, porque
los
despedidos que cobraban una indemnización iniciaban pequeños emprendimientos que
eran utilizados por una sociedad que disponía de una modesta capacidad de
ahorro.
Con las indemnizaciones compraban un auto para trabajar de remis, o ponían un
kiosko
o videoclub.
Otro dato fundamental, es la desnutrición en el país donde las zonas más
castigadas
fueron el noreste y nordeste del país. Mientras que en una realidad se vivía la
fiesta de
las tarjetas de crédito, en la “Argentina oculta” del 18% aproximadamente de
chicos
que caían en el hospital por desnutrición, la cifra aumentó al 80% del total de
pacientes. Las generaciones anteriores de desnutridos estaban dando a luz a la
nueva
generación, donde los que lograban sobrevivir tenían menor estatura, menor
fuerza
física y menor capacidad intelectual. Se los calificaba como un subproducto de
la
sociedad, como si no fueran seres humanos, donde nacían, vivían y morían sin
siquiera
haber tenido un DNI, pisoteando así todo derecho. La responsabilidad de los
gobernantes en el genocidio social no exime a los organismos internacionales ni
a sus
mandantes, EEUU y Europa, ni a las injustas relaciones comerciales del Norte con
el Sur.
Los programas económicos neorrasistas que dieron grandes beneficios a costa de
segregar y producir la muerte prematura de millones de personas son crímenes de
lesa
humanidad en tiempos de paz.