LOS REGISTROS ESCRITOS EN TRABAJO SOCIAL. MARIA CECILIA PEREZ
Plantea que el tema del registro requiere ser re-pensado y re-significado.
Este puede efectuarse a través del lenguaje escrito o por medio de recursos
gráficos, imágenes, medios visuales auditivos o audiovisuales.
El registro es una herramienta que forma parte de los procesos de
intervención. Tiende a direccionar el conocimiento de la realidad hacia
algunos aspectos determinados.
La racionalidad formal abstracta trata a los fenómenos y a los procesos
sociales como cosas, exteriores, superiores, y anteriores a los hombres e
independientes de la voluntad de los sujetos. Los registros son instrumentos
y fuentes de conocimiento que expresan las prácticas de conocimiento de la
realidad y de los procesos de intervención. Es el direccionador de nuestras
acciones.
Decimos entonces, que esta herramienta se constituye en fuente información,
en organizador y ordenador de la misma. Permite avanzar como primer paso a
la objetivación de la realidad.
A través del registro, se recupera la memoria del accionar profesional; se
enumeran, describen, categorizan, relacionan e interpretan datos que
posibilitan la reconstrucción del entramado de los hechos en los cuales se
interviene.
La práctica de documentar, hacer anotaciones, profundizar análisis en forma
escrita, establecer articulaciones entre fenómenos, no constituye solo
registros, sino que se brindan orientaciones y direccionalidad en la
definición de estrategias de intervención.
“… los registros son los progenitores de los informes, materia prima
importante para generarlos…”
Registrar de manera escrita, nos permite recuperar el movimiento de lo
abstracto, a lo concreto, buscando múltiples determinaciones, articulaciones
y mediaciones entre los fenómenos.
Los diferentes tipos de registrar los sucesos y procesos, contribuyen como
base para la planificación de las intervenciones, la elaboración de informes
sociales y para desarrollar ejercicios de análisis sobre la realidad en la
que se interviene.
La recuperación escrita de los sucesos de la práctica, de las
intervenciones, de las indagaciones y observaciones forma parte de la
reconstrucción de la realidad por vía del pensamiento, proceso que debe
darse en forma diferenciada en los distintos niveles de formación.
Pérez propone una forma de registro que contemple las actividades
planificadas como las no planificadas.
En los registros se incluyen: entrevistas, gestiones, visitas domiciliarias,
reuniones grupales, asambleas comunitarias. En el cual se da cuenta de los
hechos acontecidos, y quienes son los actores que intervienen.
El cuaderno de campo, es un archivo documental de mucha contribución en
momentos de inversión. En él se vuelcan los registros ocasionales (no
planificados) que dan cuenta de observaciones de acontecimientos, hechos
puntuales, discursos, y otras descripciones (ambientales, personales). El
mismo contribuye a:
*documentar en forma rápida la información.
*documentar la experiencia que se acumula en la etapa de inserción.
*entrenar al alumno en la observación y registro, mejorando su comprensión
del medio en el que actúa.
Se recomienda que se agreguen datos como la fecha, el lugar, el/los
informantes, comentarios, descripción de sucesos observados, etc.
En cuanto al informe de la actividad, el mismo hace referencia al registro
descriptivos y analítico de las acciones planificadas por el estudiante, que
reconstruye objetivamente los acontecimientos. Implica un desarrollo
cronológico de los episodios, recuperación del discurso, y actuaciones no
verbales de los actores, las intervenciones profesionales y el contexto
ambiental, temporal y cultural de los procesos producidos durante la
situación documentada.
Para su implementación se recomienda imponer un carácter “totalizador”, y
recoger las expresiones tal como se dijeron y los hechos tal como
sucedieron.
Puede contener contribución testimonial, consignando en forma textual
discursos de opinión, interés o reflexión. Pero cabe destacar, que siempre
debe diferenciarse la objetividad con respecto a las apreciaciones
personales. Se deben agregar datos como fecha y lugar, participantes,
objetivos de la actividad, recursos utilizados.
Los registros son recursos escritos, que se convierten en recursos del
profesional, traspasando el nivel de la formación hacia el campo laboral,
cobrando una significación diferente, ya no como un simple informe o
elaboración, sino como un insumo imprescindible en el quehacer profesional.
La producción de registros escritos no está determinada únicamente por la
voluntad del trabajador social, sino que existen una serie de
condicionantes, dicho con otras palabras, las producciones de los registros
escritos en los procesos de intervención son parte de una serie de
“mediaciones”. Los tiempos institucionales que median el ejercicio
profesional, las tareas requeridas, los recursos disponibles y las demandas
muchas veces retrasan, encuadran, dificultan o en muchos casos anulan las
posibilidades de llevar adelante un ejercicio de registro.
No todos los registros escritos que puede necesitar un profesional en la
intervención están siempre disponibles. Respecto a algunos su circulación
puede ser muy restringida, otros exigen ciertas condiciones de acceso
respecto a su uso, hay registros escritos a los que solo puede acceder un
determinado marco institucional (legajos institucionales, escolares, etc.).
Otra vía de acceso es la virtual, pero muchas veces también el acceso puede
ser restringido por un costo monetario.
Cuando el registro se constituye en informe, toma una connotación
particular, cobrando una significación diferente, ya que se convierte en
recurso escrito destinado a otro actor social (juez, directivo, coordinador
de un área, funcionario público, entre otros.).
La producción de juicios e interpretaciones atraviesa la producción de
registros, se expresa una visión objetiva como subjetiva. “…todo enunciado
es valorativo. El informe social es fruto de la interpretación de la
realidad que lleva a cabo el profesional. (…) Los informes sociales son
producto de las construcciones subjetivas en un momento históricamente
determinado”.
Algunos de los registros escritos de uso corriente en la intervención son
los siguientes:
Folletos: de fuente informativa, destinada básicamente a los usuarios de la
institución, son precisos y concisos en su información, pueden incorporar
imágenes, acompañados (generalmente) de una transmisión en forma oral.
Legajos: en él se registran en forma cronológica todas las acciones llevadas
adelante. Son de los que disponen solo algunos de los actores sociales.
Anotaciones: son registros ocasionales, que se realizan en cuadernos
personales, es por eso, que institucionalmente no se accede a ellos, en
otras palabras, pertenece a quien lo escribe.
Modelos de informe: son distintos tipos de planillas que debe completar el
profesional con diversos fines.
Registros de reuniones: son crónicas realizadas en el marco de reuniones que
se mantiene dentro de la institución con diversos fines o por fuera de ella.
Los registros escritos ocupan un lugar destacado tanto en la formación como
en el ejercicio profesional permitiendo una reflexión permanente sobre la
acción y una ruptura con procesos de burocratización. No es simplemente un
instrumento de investigación y la acción: depende de para qué y cómo lo
utilicemos.
La razón dialéctica permite la reconstrucción intelectual del proceso real
que se vuelca por escrito superando la inmediatez del conocimiento en dos
niveles:
*un conocimiento que va más allá de la apariencia inmediata, que se pregunta
sobre “el para qué”.
*un conocimiento que va más allá de su utilización inmediata. Que busca
reproducir en el nivel del pensamiento, la lógica de constitución de los
fenómenos y los procesos reales de la manera más aproximada posible.
Esta “otra” racionalidad puede superar la dimensión instrumental de los
registros escritos, respondiendo de manera crítica consciente a las demandas
que le son puestas.