Billig – Racismo, prejuicio y discriminación – (2936)
Racismo, prejuicios y discriminación
A. Introducción
La palabra prejuicio se refiere a un juicio prematuro o previo. La persona con prejuicios parece haber decidido antes de toda prueba.
En lugar de emplear el término “prejuicio” para referirse a cualquier tipo de pre-juicio (tanto favorable como desfavorable), los psicosociólogos tienden a reservarlo para los juicios negativos, para los casos en que alguien tiene un prejuicio contra otra persona. Sin embargo, el término prejuicio no se refiere aquí tanto a los prejuicios hacia individuos, sino más bien a prejuicios hacia grupos enteros. De este modo, la persona con prejuicios es alguien que tiene una opinión definitiva y desfavorable, por ejemplo, de los norafricanos, los turcos, los homosexuales, etc. Y cabe esperar que la persona con prejuicios tenga una prevención contra los miembros individuales de estos grupos simplemente porque son miembros de un grupo determinado.
Así, pues, los prejuicios constituyen opiniones dogmáticas y desfavorables respecto a otros grupos y, por extensión, respecto a miembros individuales de estos grupos.
Pero se debe diferenciar el prejuicio de la discriminación (y a su vez las actitudes de los comportamientos): el prejuicio se refiere a las actitudes negativas y la discriminación es un comportamiento dirigido contra los individuos objeto del prejuicio.
Sin embargo, no existe un enlace automático entre el prejuicio y la discriminación. El prejuicio no conduce siempre a comportarse de manera hostil hacia cada miembro de dicho grupo, al igual que puede existir la discriminación sin el prejuicio. Pero además la discriminación entra en relación con el poder. Los miembros de un grupo dominante con mayor poder económico van a detentar el poder de traducir sus pre-juicios en discriminación contra los miembros de los grupos minoritarios que, concomitantemente, tendrán menos poder para resistir la discriminación.
B. Etnocentrismo y autoritarismo
Se realizaron numerosas investigaciones psicológicas intentando ver si había que explicar el prejuicio en función de las características personales del individuo con prejuicios o en función de las situaciones sociales en las que se produce la discriminación. (The Authoritarian Personality, estudio realizado en los Estados Unidos en 1950, por distintos autores principalmente influenciados por las corrientes teóricas europeas).
A través de un cuestionario de escala de prejuicios, el resultado encontrado fue que los diferentes tipos de prejuicios (hacia judíos, hacia negros) parecen relacionarse entre sí, lo cual sugirió la idea de que se podía pensar el prejuicio en función de un estado anímico general, en lugar de considerarlo en una relación específica con actitudes respecto a grupos étnicos determinados.
Los autores empelaron el término etnocentrismo para describir una disposición general que indicaba provincialismo o estrechez cultural. Continuaron definiéndolo como una tendencia del individuo a centrarse étnicamente, a aceptar de forma rígida a aquellos que son parecidos a él en cultura y a rechazar a aquellos que son extranjeros o diferentes de ella .
Se supone que esta persona tiene prejuicios no sólo contra miembros de otros grupos, sino también contra los desviados de su propio grupo.
Tras indicar que existía una actitud etnocéntrica general, los autores fueron más lejos para ver si dichas actitudes podían ser relacionadas con algún otro aspecto del fascismo, es decir del autoritarismo. Así llegaron a lo denominado “síndrome” de actitudes. Sostenían que no había razón lógica para que los individuos con prejuicios contra los negros también tuviesen opiniones rígidas sobre la disciplina en la familia, o sobre los castigos severos. Por consiguiente afirman que en ausencia de toda razón lógica que explique por qué dichas actitudes se asocian entre sí, había factores psicológicos que influenciaban en tal asociación; el etnocentrismo entonces se relacionaría con una forma determinada de sentir el mundo, además de con un tipo de personalidad subyacente .
C. La personalidad y la búsqueda de un chivo expiatorio
Siguiendo con las investigaciones de The Authoritarian Personality, se eligió un grupo de sujetos del cuestionario anterior, los que habían tenido mayor y menor puntajes, y a través de una entrevista (con técnicas psicoanalíticas) se trazo el perfil de la personalidad autoritaria y prejuiciosa típica.
El estilo cognitivo de la persona con prejuicios se caracterizaba principalmente por el hecho de pensar a través de clisés. Es decir, la persona con prejuicios pensaba en las otras personas utilizando clisés ya hechos que, describían su rol social o su grupo étnico, y no sus características individuales propias. En contraste con las personas que tenían menos prejuicios, el autoritario presentaba una tendencia a tener opiniones muy firmes acerca de diferentes “tipos” de personas, en particular sobre diferentes grupos étnicos o nacionales, es decir, tenían tendencia a emplear estereotipos rígidos.
Cuando las personas con prejuicios consideran a otros grupos, su pensamiento está dominado por dichos estereotipos que funcionan como un tipo particularmente rígido de prejuicio. De esta forma, la persona con prejuicios tiende a generalizar estos clisés a todos los miembros del grupo estereotipado. (Por ej., piensa que todos los judíos son interesados o que todos los negros son perezosos). Además la persona con prejuicios presentaba una mayor tendencia a clasificar los estereotipos en un orden jerárquico, considerando que ciertos grupos son inferiores a otros, y a creer que todos los individuos y todos los grupos tenían un sitio asignado en un mundo ordenado.
También aquellos con menor puntaje en la escala de prejuicios tendían a utilizar los estereotipos, pero de manera menos rígida. Eran más proclives a juzgar a los miembros individuales de un grupo, basándose en sus méritos propios.
Los autores entonces se plantearan la pregunta de la manera de pensar por clisés tenía sus raíces profundas en la personalidad del individuo con prejuicios. Siguiendo la línea psicoanalítica, la hipótesis principal fue que las razones que invocaban los autoritarios para explicar por qué piensan y actúan como lo hacen podían ser muy diferentes de las razones psicológicas “verdaderas” y ocultas, de las que estas personas no tienen conciencia. Es decir, los individuos autoritarios han tenido padres autoritarios, y han sido disciplinados de forma severa en su infancia. Así en los relatos de dichos individuos se encuentran “clisés” favorables hacia los padres pero que no concuerdan con la historia ‘real’, es decir, se encuentra una ambivalencia, en donde los aspectos positivos se unen a la imagen de los padres, y los negativos se unen a otros blancos, como por ej. otros grupos étnicos.
Al actuar de esta forma, el individuo con prejuicios puede construirse una imagen del mundo en la que los demás siempre son personas con deseos perversos que hacen peligrar la decencia, pero sin reconocer nunca que el propio ser del individuo con prejuicios podría tener los mismos deseos. De esta manera, los grupos exteriores se convierten en chivos expiatorios inocentes que reciben los sentimientos nacidos en los individuos con prejuicios y éstos descargan su propia culpabilidad, creando dichos chivos expiatorios, es decir, transfiriendo psicológicamente sus propios pecados a otras personas.
D. La personalidad y los factores sociales en los prejuicios
Desde su publicación den 1950, The Authoritarian Personality fue objeto de variadas críticas. La mayoría se centraron en la metodología del estudio, ya que el cuestionario utilizado fue producido por los propios autores, y las críticas fueron dirigidas principalmente a la poca fidelidad en esta elaboración. Además se ha criticado el uso de entrevistas de tipo psicoanalítico, lo cual no ha agradado del todo a los psicosociólogos.
También, por otro lado, se ha criticado a la teoría en sí. Rokeach, por ejemplo, sostuvo que The Authoritarian Personality tan sólo había estudiado e identificado una sola forma de autoritarismo, a saber, aquella que se encuentra entre los partidarios de una política de extrema derecha. Para Rokeach también habría un autoritarismo de izquierda, con el mismo mecanismo de pensamiento por clisés y rigidez de espíritu; pero al contrario de posiciones racistas, este autoritarismo se expresaría por ejemplo, convirtiéndose en admiradores incondicionales de jefes de izquierda, odiando a la burguesía, etc.
Así, en el trabajo de Rokeach se ve planteada la cuestión de si el autoritarismo está necesariamente ligado al racismo y al etnocentrismo. Así como para el prejuicio, la pregunta sería: ¿El prejuicio está ligado necesariamente al autoritarismo? Para responder a esta pregunta hay que examinar las tradiciones particulares de cada prejuicio en el seno de las sociedades, ya que, los fenómenos como el prejuicio y la discriminación son tan complejos que dos teorías diferentes pueden ser correctas al mismo tiempo, o al menos que cada una puede explicar una parte diferente de la realidad.
Respeto a si hay una personalidad determinada del autoritario o del prejuicioso hay que tener en cuenta el marco social, es decir, que mecanismos psicológicos parecidos pueden tomar significados muy diferentes en marcos sociales diferentes.
E. Estereotipos y percepción selectiva
¿Cómo puede la gente razonable tener creencias irrazonables?
Los psicosociólogos han desarrollado un aspecto de la teoría del autoritarismo y, de este modo, han adelantado una respuesta a esta pregunta. En lugar de concentrarse en el fondo afectivo del fanático, se concentraron en los procesos cognitivos del estereotipaje y del pensamiento mediante clisés, mostrando que estos procesos de base se encuentran mucho más extendidos de lo que se cree y no son privativos de la minoría que manifiesta el síndrome autoritario completo. En particular, la teoría de The Authoritarian Personality había supuesto que los conflictos afectivos ocurridos en la primera infancia de la persona autoritaria habían dado lugar posteriormente a un estilo cognitivo caracterizado por el empleo rígido de categorías o estereotipos.
Las investigaciones posteriores en psicología social han indicado que es posible observar procesos cognitivos parecidos en las personas que probablemente rechazarían el burdo fanatismo de los autoritarios. Estos estudios muestran que los autoritarios no son los únicos que interpretan el mundo mediante juicios preconcebidos y que caen posteriormente en el error de admitir las distorsiones del pensamiento estereotipado. En el centro de estas investigaciones se encuentra la idea de la percepción selectiva que implica que los individuos no perciben el mundo exterior de forma pasiva. Por el contrario, los individuos siempre intentan comprender la información que reciben y a menudo la interpretan según suposiciones anteriores de una forma que les induce al error. De esta forma, pueden ser conducidos a seleccionar diversas informaciones, concediéndoles una atención particular, para llegar a una visión errónea del mundo.
La selección será determinada por actitudes pasadas, de manera que una persona que crea que los negros son perezosos, al ver un negro en la calle podría perfectamente suponer, sin mayores evidencias, que ese negro que se pasea por la calle no tiene trabajo.
El sólo hecho de que exista una etiqueta que sirva para categorizar a las personas y para clasificarlas en diferentes grupos (por ej. blanco/negro, francés/alemán, hombre/mujer) puede afectar la percepción de los individuos clasificados en tales grupos, de manera que el observador exagerará la semejanza entre los mismos. Esto ilustra que no de los aspectos del pensamiento mediante clisés puede estar sumamente extendido y no limitado únicamente a la psicología del fanático extremo. En realidad, ilustra también que los autores de The Authoritarian Personality pudieron haber estado ellos mismos influenciados de forma excesiva por su propia categorización de los sujetos en autoritarios y no autoritarios, viéndose así obligados a despreciar semejanzas entre ambos.