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Política | Resumen de S. Huntington "El Choque de las Civilizaciones" | Prof: Piedrabuena | 1° Cuat. de 2012 | Altillo.com |
EL CHOQUE DE LAS CIVILIZACIONES
Por Samuel Huntington
“El Choque de las Civilizaciones” es un libro escrito por Samuel Huntington en
el que intenta dar una perspectiva de la realidad mundial post guerra fría.
Afirma que los actores políticos principales serian las “civilizaciones” y los
conflictos serian entre ellas (no ideologías, ni nación-estado). Afirma que
estos conflictos son inevitables ya que cada una cuanta con un sistema de
valores significadamente diferente
El libro comienza planteándose el dilema post Guerra Fría y la importancia de
los símbolos de identidad cultural. Es una época de nuevas identidades pero
también unión con las viejas, es decir este libro plantea a las identidades
culturales como identidades civilizacionales y como estas configuran pautas de
cohesión, desintegración y conflicto en el mundo post Guerra Fría. Al libro se
lo puede dividir en cinco partes:
Primera parte: plantea a un mundo multipolar y multicivilizacional. Resalta que
los conflictos hoy tienen un importante trasfondo cultural, la cultura une y
divide. Se plantean también diferentes mapas post Guerra Fría
Segunda Parte: cambio de equilibrio entre civilizaciones, el oriente asiático
esta ganando fuerza en el aspecto económico, militar y político. Las culturas
orientales reafirman su valor.
Tercera Parte: hace referencia a agrupamiento de países que comparten afinidades
culturales
Cuarta parte: establece el conflicto que aparece por las pretensiones
universalistas de occidente frente, principalmente, a China y la comunidad
Musulmana
Quinta parte: Huntington establece la necesidad de unión de los países
occidentales con Estados Unidos para preservar y renovar la cultura frente al
ataque no occidental. Es necesario que los líderes mundiales acepten la
naturaleza de la política mundial para así evitar conflicto.
Cuando hablamos del término civilización, nos referimos al término que surge en
Francia en el siglo XVIII. Originalmente, el termino se refería a una
civilización ideal, única, que era la francesa, civilizada, urbana, producto de
un acuerdo. Con el tiempo, este concepto con un único sentido, fue más amplio, y
considero que cada civilización es “civilizada” a su manera, y ya no existe un
único modelo a seguir.
Una civilización es a su vez una entidad cultural: contiene valores, normas,
instituciones, y formas de pensamiento que se transmiten de generación en
generación. Ambos conceptos hacen referencia a la forma de vida de un pueblo. A
lo largo del tiempo ha habido diferentes autores que realizaron estudios de la
“cultura”. Algunos de forma cualitativa, otros de forma cuantitativa. Sin
embargo todos coinciden que los elementos comunes a estas son: política,
religión, lengua, forma de vida, siendo la religión el más importante, ya que es
el que ha regido a grandes civilizaciones y muchos pueblos a lo largo de la
historia. A su vez, las principales religiones han formado parte de grandes
civilizaciones y estas han regido su forma de obrar.
El concepto de civilización, abarca a su vez una totalidad. Ya que dentro de
este, podemos encontrar diferentes culturas, globaliza sin ser englobada. Puede
incluir aldeas, regiones, grupos étnicos, y todos a su vez poseen diferentes
grados de heterogeneidad cultural. Por ejemplo, dentro de un país encontramos
diferentes regiones, que cada una tendrá sus costumbres, modismos, tradiciones,
pero a su vez estas regiones tiene una cultura en común, que las distingue de la
de los países vecinos. Al mismo tiempo, los países de determinada región
presentan rasgos generales que los pueden distinguir de otras regiones del
mundo. Ambos ejemplos, constituyen civilizaciones. Así, una civilización es el
agrupamiento cultural humano más elevado y el grado más amplio de identidad
cultural que tienen las personas.
Las civilizaciones no tienen límites claramente marcados, ni tampoco principios
y finales precisos. Depende el total de elementos que se analicen, una
civilización será de mayor o menor tamaño. Esto se debe, en parte, a que las
relaciones entre las personas que componen estos grupos, interactúan a lo largo
del tiempo, no se mantienen estáticas. Y si bien están conformadas por mortales,
se caracterizan por ser muy longevas, ya que los gobiernos, ideologías,
territorios pueden modificarse o desaparecer a lo largo del tiempo, pero las
civilizaciones, adaptándose a los cambios, permanece. Se caracterizan por ser
dinámicas: crecen y se derrumban, se funden y dividen. Según el autor Quigley,
las civilizaciones atraviesan 7 estadios: mezcla, gestación, expansión, época de
conflicto, imperio universal, decadencia e invasión.
Las civilizaciones son realidades culturales y no políticas. Sin embargo, a
través de entidades u organismos políticos, se organiza. Cada organización
cultural decidirá como organizarse y elegirá un modelo que satisfaga mejor sus
necesidades. Dentro de estas unidades encontramos: ciudad-Estado, Imperio,
federaciones, confederaciones, Estado-nación. Estas pueden perdurar o
modificarse en el tiempo, y así dar lugar a nuevos modelos de organización
política.
Actualmente, según Huntington, existen 5 civilizaciones: China, Japonesa, Hindú,
Islámica, Occidental. Y a lo largo de la historia existieron otras 7, que ya no
existen: mesopotámica, egipcia, cretense, clásica, bizantina, meso América,
andina.
Muy importante es la atención que merece para el autor el término de
“occidentalización”.
Huntington desmiente la idea de que la modernidad implica una occidentalización.
Aunque Occidente es la primera civilización que ha logrado expandir su
influencia a países en desarrollo, ayudándolos a modernizarse, esto no lo
convierte en una regla.
Taiwán, Singapur y Japón se modernizaron sin perder sus tradiciones culturales e
ideológicas tradicionales. Sería un error pensar, como dice Maxime Rodinson, que
la “modernidad requiera de una determinada ideología política o de un conjunto
de instituciones preciso”.
A su vez, Huntington demuestra que la occidentalización puede ayudar a la
modernidad de algunos países, sin embargo una vez que estos están en proceso de
desarrollo, resurgirán los valores e identidades con una fuerza mayor. Por lo
que las civilizaciones toman “prestadas” ciertas características de otras, las
hacen suyas, adaptándolas a su propia forma de organización y a sus tradiciones
culturales. Con esto el autor da a entender que la occidentalización sirve de
“empujón” para que las demás civilizaciones comiencen a modernizarse sin perder
sus rasgos culturales típicos que los caracterizan como Estado-Nación o
civilización.
Las civilizaciones deben de tomar lo que les conviene de Occidente, y desechar
lo que amenace directamente a sus tradiciones autóctonas, que las hacen únicas
de entre las demás.
Aunque Occidente pareciera ser la civilización con mayor influencia mundial,
Huntington nos enseña cómo el Islam se ha ido expandiendo proporcionalmente más
rápido que las religiones católica y protestante, características de Occidente.
Hay que recordar que para el autor, la religión es el factor fundamental de toda
civilización, y si en pocos años, el Islam logra rebasar en número a los
seguidores cristianos, entonces sería dudoso seguir creyendo que Occidente fuera
la civilización más influyente. Con esto, podemos ver que en un mundo donde
existen civilizaciones con creencias y tradiciones tan distintas, y con niveles
de modernización tan desiguales, la idea de una civilización universal queda
fuera de lugar. En mi opinión, es muy probable que el resurgimiento de las
identidades culturales resultado de la modernización, hará un mundo cada vez más
heterogéneo, el cual únicamente podrá mantener la paz si logra aceptar que
necesita de las demás civilizaciones para su propia subsistencia; y acaba con la
idea de que existe una civilización superior, que representa la única forma
política y económica que brinda bienestar a los pueblos.
En el capítulo 4, Huntington hace referencia a dos imágenes del poder de
occidente:
La primera es la de una dominación abrumadora, triunfante, casi total, gracias a
la eliminación de la URSS, En su calidad de única superpotencia restante, los
Estados Unidos, junto con Gran Bretaña y Francia, toman las decisiones cruciales
en materia de política y seguridad; los Estados Unidos, junto con Alemania y
Japón, toman la decisiones cruciales en materia económica.
Las sociedades de otras civilizaciones suelen necesitar ayuda occidental para
alcanzar sus objetivos y proteger sus intereses. Las naciones occidentales:
• Poseen y dirigen el sistema bancario internacional.
• Controlan todas las divisas fuertes.
• Son el principal cliente del mundo.
• Dominan el acceso al espacio.
• Dominan la industria aeroespacial.
• Dominan las comunicaciones internacionales.
• Dominan la industria armamentística de alta tecnología.
La segunda imagen de Occidente es muy diferente. Es la de una civilización en
decadencia, cuya porción de poder político, económico y militar en el mundo va
decayendo con respecto al de otras civilizaciones. La victoria de Occidente en
la guerra fría no ha engendrado triunfo, sino agotamiento. Occidente cada vez se
ocupa más de sus problemas y necesidades internos, ya que se enfrenta a un
crecimiento económico lento, paro, déficit públicos enormes, ética laboral en
decadencia, índices de ahorro bajos y, en muchos países entre los que se
encuentran los Estados Unidos, disgregación social, drogas y crimen.
Hay grandes naciones y civilizaciones creciendo a pasos agigantados, tales como
India o el Islam.
Hay varios puntos que fortalecen la segunda visión, por ejemplo, en 1920 las
naciones occidentales gobernaban directamente 66 millones de Km. cuadrados (la
mitad de la superficie mundial). Para 1993 esta cifra se vio mermada en un 50%
reduciéndolo a 32,8 millones de Km. cuadrados. Por otra parte, las sociedades
islámicas aumentaron notablemente su territorio, de 4,6 millones de Km.
Cuadrados en 1920 a más de 28 millones de Km. Cuadrados en 1993.
En cuanto a cantidad de población, el occidente ocupa el cuarto lugar detrás de
las civilizaciones sínica, islámica e hindú.
Este nuevo orden, según S. P. Huntington, tiene sus riesgos. Las civilizaciones
emergentes se consideran superiores a la de Occidente, con valores morales más
auténticos. Por eso él prevé que, por vía del desafío demográfico (el 2025 más
del 25% poblacional mundial será musulmana) o por vía del crecimiento económico
(el 2025 Asia incluirá siete de las doce economías más fuertes del planeta) o
por vía de la militancia creando inestabilidad, el poder y los controles de la
civilización occidental se desplazarán hacia las civilizaciones no occidentales.
Así, un choque de civilizaciones, de estas civilizaciones arraigadas a
religiones, dominará la política a escala global: en las fronteras entre
civilizaciones se producirán las batallas del futuro. Por eso, Huntington dirá
que “estamos asistiendo «al final de una era de progreso» dominada por las
ideologías occidentales, y estamos entrando en una era en la que civilizaciones
múltiples y diversas interaccionarán, competirán, convivirán y se acomodarán
unas a otras".