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Teoría Social | Resumen de Charles Wright Mills "La Imaginación Sociológica" | Cat. Colotta | 1° Cuat. de 2008 | Altillo.com |
Charles Wright Mills - La imaginación sociológica - Cap 1: La promesa
Los hechos de la historia contemporánea son también hechos relativos al triunfo
y al fracaso de los hombres y mujeres individuales. Ni la vida de un individuo
ni la historia de una sociedad pueden entenderse sin entender ambas cosas. Los
hombres no poseen la cualidad mental esencial para percibir la interrelación del
hombre y la sociedad, de la biografía y de la historia, del yo y del mundo. Aún
cuando no se sientan consternados. Los hombres advierten con frecuencia que los
viejos modos de sentir y de pensar se han ido abajo y que los comienzos más
recientes son ambiguos hasta el punto de producir parálisis moral. Lo que los
hombres necesitan es una cualidad mental que les ayude a usar la información y a
desarrollar la razón para conseguir recapitulaciones lúcidas de lo que ocurre en
el mundo y de lo que quizás está ocurriendo dentro de ellos, esto se llama la
imaginación sociológica, lo que posibilita la reflexión acerca de la relación
entre experiencia individual y contexto.
1. La imaginación sociológica permite a su poseedor comprender el escenario
histórico más amplio en cuanto a su significado para la vida interior y para la
trayectoria exterior de diversidad de individuos. El primer fruto de esa
imaginación es la idea de que el individuo sólo puede comprender su propia
experiencia y evaluar su propio destino localizándose a sí mismo en su época.
También nos permite captar la historia y la biografía y la relación entre ambas
dentro de la sociedad, ésa es su tarea y su promesa y es la señal de todo lo
mejor de los estudios contemporáneos sobre el hombre y la sociedad. Es la
capacidad de pasar de una perspectiva a otra, de las transformaciones más
impersonales y remotas a las características más íntimas del yo humano, y de ver
las relaciones entre ambas cosas. Los hombres, por medio de la imaginación
sociológica, adquieren un modo nuevo de pensar, experimentan un trastrueque de
valores; en una palabra, por su reflexión y su sensibilidad comprenden el
sentido cultural de las ciencias sociales.
2. La distinción más fructuosa con que opera la imaginación sociológica es
quizás la que hace entre “las inquietudes personales del medio” y “los problemas
públicos de la estructura social”. Esta distinción es un instrumento esencial de
la imaginación sociológica y una característica de toda obra clásica en ciencia
social. Una inquietud es un asunto privado: los valores amados por un individuo
le parecen a éste que están amenazados. Los problemas se relacionan con materias
que trascienden del ambiente local del individuo y del ámbito de su vida
interior. Darse cuenta de la idea de estructura social y usarla con sensatez es
ser capaz de descubrir esos vínculos entre una gran diversidad de medios; y ser
capaz de eso es poseer imaginación sociológica.
3. ¿Cuáles son en nuestro tiempo los mayores problemas para los públicos y las
inquietudes clave de los individuos particulares? Para formular problemas e
inquietudes, debemos preguntarnos qué valores son preferidos, pero amenazados, y
cuáles preferidos y apoyados por las tendencias características de nuestro
tiempo. El nuestro es un tiempo de malestar e indiferencia, pero aún no
formulados de manera que permitan el trabajo de la razón y el juego de la
sensibilidad. En lugar de inquietudes, hay con frecuencia la calamidad de un
malestar vago; en vez de problemas explícitos, muchas veces hay sólo el
desalentado sentimiento de que nada marcha bien.
“El principal peligro” para el hombre reside hoy en las fuerzas ingobernables de
la sociedad contemporánea misma, con sus métodos impersonales de producción, sus
técnicas envolventes de dominación política, su anarquía internacional, en una
palabra, con sus penetrantes transformaciones de la “naturaleza” misma, del
hombre y las condiciones y finalidades de su vida. La primera tarea política e
intelectual del científico social consiste hoy en poner en claro los elementos
del malestar y la indiferencia contemporáneos. Es a causa de esta tarea por lo
que las ciencias sociales se están convirtiendo en el común denominador de
nuestro periodo cultural, y la imaginación sociológica en la cualidad mental más
necesaria.
4. En todas las épocas intelectuales tiende a convertirse en común denominador
de la vida cultural determinado estilo de pensamiento. Uno de los significados
de la idea de un común denominador intelectual es que los hombres pueden
formular sus convicciones más poderosas según sus términos. Otros términos y
otros estilos de pensamiento parecen meros vehículos de escape y oscuridad. El
que prevalezca común denominador no significa, naturalmente, que no existan
otros estilos de pensamiento y otros tipos de sensibilidad. Creo yo que la
imaginación sociológica se está convirtiendo en el principal común denominador
de nuestra vida cultural y en su rasgo distintivo. Las cualidades de esta
imaginación se han convertido en rasgos fundamentales de esfuerzo intelectual y
de sensibilidad cultural en una gran diversidad de expresiones. Es una cualidad
que parece prometer de la manera más dramática la comprensión de nuestras
propias realidades íntimas en relación con las más amplias realidades sociales.
Es una facultad mental que posibilita a los hombres evaluar las situaciones
desde una perspectiva superadora de los estrictos límites de la particularidad,
tomando en cuenta los procesos históricos y la formación económico-social en la
que están insertos; y también les permite superar el sufrimiento y la
desvalorización de sí mismos, ocasionados por una visión ingenua.
La necesidad sentida de revalorar la ciencia física refleja la necesidad de un
nuevo denominador común. Es el sentido humano y el papel social de la ciencia,
sus consecuencias militares y comerciales, su significación política, lo que
está experimentando una revaloración confusa. Es la realidad social e histórica
lo que los hombres necesitan conocer, y muchas veces no encuentran en la
literatura contemporánea un medio adecuado para conocerla. Quieren hechos,
buscan sus significados, desean un “gran panorama” en el cual puedan creer y
dentro del cual puedan llegar a comprenderse a sí mismos. Quieren también
valores orientadores y maneras apropiadas de sentir y estilos de emoción y
vocabularios de motivación. A falta de una ciencia social adecuadas, los
críticos y los novelistas, los dramaturgos y los poetas han sido los
principales, si no los únicos, formuladores de inquietudes individuales y hasta
de problemas públicos. El arte no formula ni puede formular esos sentimientos
como problemas que contienen las inquietudes y las dudas a las que los hombres
tienen que hacer frente ahora si han de vencer su malestar e indiferencia y las
insufribles angustias a que conducen.
5. Mi propósito en este libro es definir el significado de las ciencias sociales
para las tareas culturales de nuestro tiempo. Deseo especificar las clases de
esfuerzo que están detrás del desarrollo de la imaginación sociológica, indicar
lo que ella implica para la vida política y para la vida cultural, quizá señalar
algo de lo que se necesita para poseerla, y de esta manera, aclarar la
naturaleza y los usos de las ciencias sociales en la actualidad. Precisamente
ahora hay entre los cultivadores de las ciencias sociales un malestar muy
generalizado, tanto intelectual como moral por la dirección que parece ir
tomando la disciplina de su elección, que, así como las infortunadas tendencias
que contribuyen a producirlo, forman parte, de un malestar general de la vida
intelectual contemporánea. Dicho con toda franqueza, espero aumentar ese
malestar, definir alguna de sus fuentes, contribuir a transformarlo en un
apremio específico para comprender la promesa de la ciencia social y limpiar el
terreno para empezar de nuevo: en suma, indicar alguna de las tareas que hay que
hacer y los medios disponibles para hacer el trabajo que hay que hacer hoy. Creo
que lo que puede llamarse análisis social clásico es una serie de tradiciones
definibles y usables; que su característica esencial es el interés por las
estructuras sociales históricas; y que sus problemas tienen una relación directa
con los urgentes problemas y las insistentes inquietudes humanas. La atención
intelectual y la atención pública están ahora tan manifiestamente fijas sobre
los mundos sociales que se supone que los profesionales de las ciencias sociales
estudian, que hay que reconocer que se encuentra por única vez ante una
oportunidad en la cual se revelan la promesa intelectual de las ciencias
sociales, los usos culturales de la imaginación sociológica y el sentido
político de los estudios sobre el hombre y la sociedad.
6. Todas las infortunadas tendencias que estudiaré en los capítulos siguientes
caen dentro de lo que generalmente se considera “el campo de la sociología”. Una
diversidad de trabajo intelectual verdaderamente notable ha entrado a tomar
parte en el desarrollo de la tradición sociológica, quizás se admita que lo que
ahora se reputa trabajo sociológico ha tendido a moverse en una o más de tres
direcciones generales, cada una de las cuales esta expuesta a ciertas
deformaciones.
1. Hacia una teoría de la historia: la sociología es una empresa enciclopédica,
relativa a la totalidad de la vida social del hombre y es al mismo tiempo
histórica y sistemática.
2. Hacia una teoría sistemática de “la naturaleza del hombre y de la sociedad”:
en las obras de los formalistas la sociología trata de conceptos destinados a
servir para clasificar todas las relaciones sociales y penetrar sus
características supuestamente invariables, en suma, se interesa en una visión
más bien estática y abstracta de los componentes de la estructura social en un
nivel muy elevado de generalidad.
3. Hacia el estudio empírico de los hechos y los problemas sociales
contemporáneos: en la medida en que es definida como el estudio de algún sector
especial de la sociedad, la sociología se convierte fácilmente en una especie de
trabajador suelto entre las ciencias sociales ocupado en estudios misceláneos de
sobrantes académicos. El estudio de los hechos contemporáneos fácilmente puede
convertirse en una serie de datos de ambiente sin relación entre sí y con
frecuencia insignificantes.