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Resumen de Toda la Materia  |  Cs. Políticas (Cátedra: Piestruszka - 2020)  |  CBC  |  UBA

Clase 1

“El político y el científico” – Weber.

Política como vocación


PODER: El poder es una relación entre personas, es decir, el poder no es una cosa, es una RELACIÓN. Lo que se va a ejercer de la relación es la posibilidad de obtener conductas u obediencia a esas conductas.

Para Weber el poder es importante analizarlo en las sociedades modernas, en el ámbito donde se desarrolla la política y el poder. Todo el tiempo se ejerce el poder y todo el tiempo hacemos política.

¿Qué es hacer política en el texto de Weber?

Es entender cuál es el ámbito en las sociedades modernas donde se desarrolla realmente la toma de decisiones públicas y la toma de decisiones que involucran al conjunto de los ciudadanos.

Ese gran centro donde se desarrollan estas cosas se llama “Estado moderno”. Es en el Estado Moderno el lugar donde fundamentalmente se ejerce la política y el poder.

El desarrollo del Estado moderno se inicia en todas partes a partir del momento en que el príncipe procede a la expropiación de titulares privados de poder administrativos (Poder bélicos, recursos financieros).

El Estado Moderno es una unidad de dominación de índole instituciona, cuyos fines con éxito en los resultados, han sido monopolizar como medio de dominación, la legitima violencia física dentro de su territorio, para lo cual ha reunido todos los elementos materiales a disposición de su dirigente, expropiando a todos los funcionarios estamentales que por derecho propio disponían de ellos.

El Estado Moderno es para Weber una unidad de dominación institucional que ejerce y se apropia del monopolio de la violencia legitima. El Estado es una institución, tiene rasgos institucionales porque tiene normales, leyes que lo rige, no puede hacer cualquier cosa.

Por ejemplo, en la Argentina los gobernantes no pueden hacer lo que quieren, sus decisiones tienen que estar apoyadas en leyes/normas, lo rige determinadas cuestiones que lo hacen una institución. Por ejemplo, cuando Alberto extiende la cuarentena y firma un DNU, ese DNU pasa por el congreso para que lo aprueben. Todo lo que se firme tiene que tener un marco constitucional, un marco legal que le de forma.

El monopolio de violencia legitima: El estado es el único que puede obligar legítimamente a la gente a tomar determinadas conductas. Por ejemplo, no dejarnos salir durante la pandemia. El estado mira la voluntad general sobre la voluntad individual.

El estado es el único que puede con Legitimidad, consenso, apoyo, con autorización, es el único que está autorizado por la gente a imponerle conductas a la gente.

El estado teniendo el monopolio de la fuerza logra juntar una gran cantidad de poder político que le permite como institución y no como personas (el poder no lo tiene personalmente Alberto Fernandez), el poder lo tiene el Estado y lo puede ejercer la persona que ocupa ese lugar. Es el lugar el que tiene la capacidad de mando y de poder, no la persona.

El ámbito del estado según Weber ha logrado separar el poder político del económico, ya no es más el monarca basaba su poder político en tener los medios de producción, el dinero, y que desde ese poder económico ejerce el poder político. El estado logra separar el poder político del económico, y logra concentrar es un ámbito el poder político, y en otro ámbito, el poder económico y los medios de producción que van a darle vida al sistema capitalista en el que vivimos.
Esto quiere decir que l estado moderno realiza la separación del cuadro administrativo, esto es, empleados u obreros de la administración, y medios materiales y económicos de la misma.

No son los más poderosos económicamente los que en principio manejan formalmente el Estado. Los que manejan el Estado son los políticos, aquellos que participan de partidos políticos, que militan en partido político, que se presentan a elecciones y que logran acceder al Estado. Estos “nuevos políticos” buscan consenso y legitimidad para poder manejar esta nueva institución para manejar lo que es el “ESTADO”.

Políticos profesionales : Mientras seguía el proceso político de expropiación, iban apareciendo en un principio como servidores del príncipe ciertas categorías de políticos profesionales, de individuos que no deseaban gobernar de por si, sino actuar en servicio de los jefes políticos. Manteniéndose junto al príncipe en su lugar, el servicio a esta política resultó ser un medio para ganarse el sustento, además de constituir un ideal de vida.

Políticos semiprofesionales: Son aquellos delegados o directivos de agrupaciones políticas los cuales realizan únicamente actividades políticas en casos necesarios, sin que vivan primordialmente de ellas y para ellas. No solo ellos son semiprofesionales; los parlamentarios los cuales solo ejercen política cuando están en el Parlamento.

Es posible realizar política tanto en calidad de político ocasional como de profesión ejercida secundaria o primordialmente. Todos somos políticos ocasionales cuando depositamos el voto o cuando hacemos o protestamos en una asamblea política.

O los médicos en la pandemia actualmente, aconsejan al político profesional para tomar una decisión.

Políticos que viven para la política:

Aquel que vive para la política hace de ellos su vida en el sentido íntimo y se solaza simplemente en el ejercicio del poder que conserva, o mantiene su tranquilidad en su conciencia por haber dado un sentido a su vida al haberla puesto al servicio de algo. Las personas que viven para la política deben contar con una situación económica independiente de aquellos ingresos que pueda percibir de la política. Es decir, que sus ingresos no estén subordinados al hecho de que deba dedicar su esfuerzo, ni tan solo sus pensamientos a procurárselos.

Sin embargo, quiere decir que un político que ya tenga su vida resuelta económicamente, no busque también vivir de la política, y así mismo, que no acostumbre valerse de su dominio político en beneficio de sus intereses particulares.

Políticos que viven de la política :

Se colocan en un nivel mucho más burdo, esto es a nivel económico. Aquel que vive de la política como profesión, pretende valerse de ella para convertirla en una fuente permanente de ingreso

Quienes llegan al poder quieren ver como cambiar la situación social, como transformar, pero siempre quieren ver como transformar SU situación personal, su situación económica.


El Estado moderno necesita de una administración, de gente capacitada para poder administrar, de funcionarios especializados de acuerdo a la división de tareas. Van apareciendo funcionarios profesionales, empezaron con los príncipes.

En la actualidad se puede encontrar el AFIP, con gente especializada a recaudar impuestos, o el ANSES, con gente especializada en pagar jubilaciones. Esto Weber lo llama burocracia de Estado. Nosotros necesitamos un estado con gente preparada.

Político ocasional: Nosotros cuando expresamos nuestro voto.

Burocracia del Estado: En la tarea administrativa existieron autoridades de superioridad absoluta con carácter de colegiados. Disminuyendo teóricamente de un modo paulatino y también en la práctica, tales magistraturas colegiadas celebraban sesiones ante la presencia del principie, a quien correspondía tomar la decisión. Después se procede a la institución de un consejo compuesto por individuos de la confianza del príncipe (“El Gabinete”), cuya actuación era paralela a la de las autoridades oficiales. Se encuentran funcionarios profesionales y semi profesionales.

Por ejemplo: Teniendo un presupuesto y una lista de ítems para comprar, voy a buscar a quien está más capacitado para llevar adelante está tarea, que no necesariamente es la misma persona. Lo mismo pasa con el estado . Se dividen en dos tipos:

· Están los que piensan hacía donde debe ir el Estado, los que toman las decisiones estratégicas (Se definen políticas).

· Y luego está lo que es la burocracia administrativa y todo lo que es el personal “técnico administrativo” que tiene que llevar adelante esas decisiones. Tienen un rol operativo, no un rol decisional.

La burocracia administrativa es algo que está siempre en el Estado, no importa el partido político que esté gobernando en ese momento. Cuando un partido político llega al Estado, llega con un grupo de personas que viene a tomar decisiones, y se encuentran con un grupo administrativo burocrático que está para llevar adelante las cosas, ese sector es permanente, “estable”, que debe ser así según Weber, porque si tuviéramos que cambiar a todos los sectores administrativos cada vez que hay un nuevo gobierno, tardaríamos más que los cuatro años que tenemos de gobernar para preparar al personal que sea eficiente en la tarea. Es un sector que trabaja de la política.

El Estado tiene un sector vivo que es la “Burocracia” para poder llevar adelante el gobierno.

Los distintos equipos de gestión del estado surgen de los partidos políticos.

Ética y moral – Weber

Ética de la convicción : La ética que moralmente está bien, y moralmente está mal. La moral es una construcción social. Porque tiene que ver dependiendo de qué sociedad estemos hablando de moral, para algunos algo puede ser correcto y para otros incorrecto. Todos debemos intentar hacer el bien, y no hacer el mal, también los políticos.

Razón de estado

Cuando yo tengo urgencias y necesidades, es decir, cuando estoy gobernando y tengo urgencias que afecten al desarrollo total de mi país, por ejemplo, moralmente me parece que el bien la gente pueda hacer lo que quiera, pueda ser libre, pueda circular. Ahora, ante determinada situación me veo obligado a tomar decisiones que afectan ese bien individual y esa moral. Por qué debo privilegiar como político la “Razón de Estado”, las necesidades del conjunto. A esto Weber lo llama “Ética de la responsabilidad”. Cuando la moral tradicional entra en colisión con la responsabilidad de tener que conducir el Estado, hay que hacer lo necesario para salvar a la gente, y si hacer lo necesario es apartarse “momentáneamente” de la moral para poder salvar a la gente, debo hacerlo.

Desde que el Estado constitucional hace su aparición, y, aun mas plenamente, a partir del momento en que se instaura la democracia, el “demagogo” se convierte en la clásica figura del jefe político de occidente. En la actualidad, el publicista político y en especial el periodista son los representantes más notables de la figura del demagogo.

Los periodistas no podían alcanzar puestos directivos. Hasta ahora la única forma posible era en el partido socialdemócrata, aunque lo más normal era que alcanzaran puestos de funcionarios. Se diría que es válida la afirmación de que, tanto para ellos como para todos los Estados modernos, quien labora en el periodismo goza cada vez de menos influencia política, mientras que el magnate capitalista de prensa, la tiene cada vez más. Pero lo que hay de cierto es que la carrera periodística sigue siendo una de las vías más importantes para la actividad política como profesión.

En cada una de las agrupaciones políticas medianamente extendidas, en todas las que cuentan con territorio y no son solamente campo, y en las que se llevan a cabo con regularidad elecciones para designar titulares en el poder, se trata de una “empresa política”, precisamente de interesados.

· En primer lugar, los interesados en la vida política, en el dominio político, se allegan con libertad conjuntos de adeptos: se presentan por si solos o bien presentan a sus favoritos como candidatos a elecciones, procurando reunir los medios económicos necesarios y entablando la lucha por la conquista de votos.

Le empresa política subsiste en manos de “profesionales” a tiempo completo, los cuales permanecen fuera del Parlamento. Ora son empresarios, ora funcionarios con sueldo fijo. Los miembros del partido reunidos en asambleas asumen estas actividades y designan candidatos, asimismo, Comisionan a los que habrán de asistir a las asambleas superiores. Lo categórico es que todo este aparato humano, mejor dicho, los hombres que asumen la dirección, se encuentran en condiciones de neutralizar a los parlamentarios e imponerles en gran parte su propia voluntad. No cabe duda que la colectividad del partido, especialmente sus funcionarios y empresarios, espera recibir tras el triunfo del jefe, alguna retribución personal, ya sea en cargos o en privilegios.

Abal Medina – Clase 2.

¿Qué es la ciencia política?

De acuerdo a Weber, la política es la dirección o la influencia sobre la dirección de una asociación política, la cual se caracteriza por el control de la violencia física como medio especifico de dominación. Solo el poder político toma las decisiones “soberanas” en una sociedad: aquellas aplicables con el respaldo del poder coercitivo a la generalidad de los ciudadanos.

Hay tres procesos que conforman la esfera de lo político:

1. La toma de decisiones públicas y autorizadas.

2. La adquisición y mantenimiento del poder para tomar esas decisiones y ejercer ese poder.

3. El conflicto y la competencia por el poder y su utilización.

Según Josep Colomer, el ámbito de la política está dado por la provisión de bienes públicos, los que no pueden ser provistos por el mercado u otro mecanismo privado. Si bien algunos de estos bienes públicos generan beneficios universales (Escuelas, hospitales, obra pública, seguridad social, etc). “La política es quien obtiene que, cuando, y cómo”.

Aristóteles consideraba al hombre un “animal político”, porque en la poli griega, esta actividad no era solamente un aspecto de la vida, sino aquello esencial sin lo cual el hombre no era tal.

Tampoco la política aparecía como una actividad autónoma, separada de la ética o en otros casos, de la religión. Es con Maquiavelo que la concepción de la política como algo diferente de, ya veces en conflicto con estas esferas aparece nítidamente indicado. Maquiavelo le sugiere al Príncipe el uso de engaños y fraudes, su posición no implica que la política esté divorciada de la ética, lo que sugiere es que la moral política es distinta de la moral convencional. El príncipe posee obligaciones propias de su rol, y por ende los criterios que guían a la acción política deben ser específicos a ella. Para construir una sociedad fuerte, el Príncipe a veces debe elegir caminos que, en la vida del hombre común, serían considerados perversos.

Según Weber, nada de lo anterior significa que la política esté desprovista de ética. Pero la acción política no puede regirse por los mismos principios que otras disciplinas como indica la religión “obra siempre para bien”, porque el político debe tener en cuenta las consecuencias de sus actos, por lo tanto, puede verse obligado a abandonar sus convicciones con tal de salvar al resto. La salvación de la patria puede ser incompatible con la salvación del político.

Relación entre ética y política en Weber: Quien busca la salvación de su alma y la de los demás que no la busque por el camino de la política, cuyas tareas, solo pueden ser cumplidas mediante la fuerza. Desde este punto de vista la ética de la responsabilidad y de la convicción no son términos absolutamente opuestos, sino elementos complementarios que han de concurrir para formar al hombre auténtico, al hombre que puede tener “vocación política”. Solo quien está seguro de no quebrarse cuando el mundo se muestra demasiado estúpido o demasiado abyecto para lo que él le ofrece, solo quien frente a todo esto es capaz de responder con un “sin embargo”; sólo un hombre de esta forma construido tiene “vocación para la política”.

¿Qué es la ciencia política?

Dos respuestas según Popper:

1. La ciencia política puede definirse como un conocimiento determinístico basado en leyes generales aplicables a los fenómenos políticos, y sustentado en el estudio riguroso de casos empíricos.

2. La ciencia política se asemeja a un arte del hacer, basado en enfoques generales e intuiciones tomadas del pensamiento político entendido en un sentido amplio.

Ciencia política - Abal Medina capítulo 2

Progresismo ecléctico:

Gabriel Almond sostiene que el rasgo principal de la disciplina es un progresismo ecléctico, es decir, la posibilidad de acumular y mejorar nuestros saberes acerca de cómo se producen los fenómenos políticos en un contexto teórico plural.

Abal Medina se posiciona en el progresismo ecléctico para pensar la ciencia política: son la combinación de cosas que entre si no son compatibles, pero juntas generan algo, o también es la posibilidad de acumular y mejorar nuestros haberes acerca de cómo se producen los fenómenos políticos en un contexto plural.

Platón se preocupó por la constitución de una polis justa, es decir, una sociedad donde cada uno de los integrantes desempeñara una actividad para la que estuviera más capacitado. Así, propone en “Republica”, una aristocracia basada en el conocimiento (solo gobiernan los más sabios). Pero Platón tenía poca confianza en los hombres y creía que el gobierno de los filósofos podía fácilmente degenerar en otras especies de regímenes de los cuales el más perverso era la tiranía, el gobierno de uno solo que gobernara para su propio provecho. Acepto que el gobierno más estable era el mixto, que combinada la libertad de la democracia con la sabiduría y la virtud de la monarquía.

Para Aristóteles la mejor constitución de la poli era la mixta, mezcla de aristocracia, democracia y oligarquía, pero sobre aquella donde las fuerzas sociales se encontraban en una posición de paridad: Básicamente los ricos y pobres compartían le gobierno y no se oprimían políticamente entre sí.

Polibio decía que para describir su forma ideal de gobierno como una combinación de monarquía, aristocracia y democracia. Él decía que todo tipo de gobierno en algún momento se convertía en lo opuesto.

Formas opuestas de gobierno:

· Democracias (Gobierno de muchos) ----Oclocracias (Demagogia).

Con el cristianismo como religión oficial, permitió erigir al Papado como institución de gobierno e impulsó un modelo baso en la primacía de la religión sobre la política, en el cual el poder del emperador provenía de la Iglesia (El Papa era quien disponía de la plenitud del poder). Por su parte el Imperio Romano impulsó un modelo basado en la primacía de la política sobre la religión, en tanto el emperador era el representante de dios en la tierra y sus acciones eran consideradas acciones divinas.

La secularización propia de la primera Edad Moderna, conocida como el renacimiento, se plasmó en el pensamiento de Maquiavelo, quien produjo dos rupturas: una ideológica y otra epistemológica. Por un lado, señaló la distinción entre la lógica de la moral religiosa y la lógica de la actividad política, lo que permitió que la política se constituyera como actividad autónoma.

Con el surgimiento de los estados-nación aparecieron reflexiones en torno a la soberanía, el origen del poder, y el funcionamiento real del mismo.

Contractualismo

Hobbes – Locke – Rousseau – Montesquieu (con su división de poderes), es una corriente teórica que surge en Europa a partir del siglo XVII.

Hobbes : Libro Leviathan, padre del absolutismo monárquico.

El feudal necesitaba tener mayor control del soberano para tener un buen comercio.

Hobbes pensaba que, para mantener el orden, la sociedad vivía en un estado de naturaleza, que todos los hombres somos iguales y todos estamos dotados de razón, para Hobbes el individuo es malo. Los individuos generan un contrato para escaparse del estado de naturaleza, le cedían sus derechos naturales al leviatán (un rey). Surge la monarquía absoluta.

Locke: Padre del liberalismo político. Dice que los seres humanos vivían en un estado de naturaleza, el hombre era feliz, y no era malo, también tenía algunos derechos como, por ejemplo, el derecho a la vida, a la propiedad y a la libertad.

En el estado de naturaleza hay propiedad, se intercambia el dinero. Se genera un contrato para una sociedad civil, pero no le ceden al soberano todos los derechos, solo el derecho de legislar sobre las leyes en las sociedades. Ante la ineficiencia del rey, la sociedad puede romper el contrato con el soberano.

Rousseau: Los hombres son buenos por naturaleza. Al momento que el hombre tiene propiedad privada, empiezan los conflictos y el ser humano se empieza a corromper. El «estado de naturaleza» designa el «supuesto» estado o situación del hombre con anterioridad a su vida en sociedad, estado en el que el hombre (el «hombre natural») sería bueno y feliz, independiente y libre, y guiado por el sano «amor de sí».

El verdadero contrato social, para Rousseau, ha de ser, pues, un contrato de libertad. Pero ello no significa, en modo alguno, que en el orden social y político establecido por el contrato social no haya y tenga que haber sumisión y obligatoriedad de la ley.

El carácter genuino del problema está, al contrario, precisamente en el sentido de la sumisión a la ley y en el sentido de la libertad. En efecto, «el problema fundamental del cual el contrato social da la solución» –escribe Rousseau– es «encontrar una forma de asociación […] por la que cada uno, uniéndose a todos, no obedezca, sin embargo, más que a él mismo, y permanezca tan libre como antes» (Del contrato social, libro I, cap. VI).

En el contrato social rousseauniano, por el que se pasa de una libertad «natural» a una libertad «civil y política», se da una voluntaria y libre alienación, una desposesión de lo que pertenece al «hombre natural», pero no en favor de una voluntad individual, sino en favor de toda la comunidad, viniendo así a crear una unión social perfecta, cuya expresión y principio rector es la voluntad general.

Montesquieu: Conocido por haber creado la división de poderes, su principal preocupación fue estudiar cómo un conjunto de principios generales se desarrollaba en distintos contextos políticos. Es el padre de la teoría de la división de poderes, constitucionalista.

Creo un sistema mixto, organizando a las sociedades, que el poder contenga al poder, ósea, que uno no sobrepase al otro. Ejecutivo – legislativo – judicial – derecho de gente.

Weber y su influencia en la cs política.

Weber profundizó ideas de Maquiavelo sobre la ética de la política, presentando la inherente tensión que enfrenta el hombre político entre actuar según una “ética de convicción” y una “ética de responsabilidad”.

Ética de convicción : Juzga las acciones a partir de su arreglo a determinados principios morales generales.

Ética de la responsabilidad: Analiza consecuencias que tendrá ese comportamiento.

En este sentido, el auténtico hombre político debe ser consciente de esta tensión y la necesidad ineludible de elegir en casa caso que ética seguir. Actuar por “convicción” puede ser moralmente tranquilizador, pero a la vez tener consecuencias muy negativas. Actuar por “responsabilidad” puede implicar recurrir a medios moralmente dudosos.

Neoinstitucionalismo

El neoinstitucionalismo, entiende que las instituciones tienen una influencia autónoma en los fenómenos a explicar, aun cuando las instituciones analizadas ya no sean simplemente las normas formales del viejo institucionalismo, sino también, redes organizativas informales que condicionan la conducta individual.

Conductismo

El conductismo fue una corriente de renovación de la ciencia política surgida a mediados del siglo XX en USA, puso especial énfasis en el estudio de las conductas políticas de los individuos que fueran empíricamente observables. El conductismo implicó dos cambios sustantivos en el campo de la ciencia política:

1. Uno vinculado al objeto de estudio.

2. Otro vinculado a la metodología.

El conductismo presenta de acuerdo con Dahl los siguientes rasgos característicos:

1- La “Generalización” de los compartimientos políticos individuales que implica la superación de estudios meramente descriptivos.

2- La “Observación” como origen de dichas generalizaciones.

3- La “Verificación” de las generalizaciones en base a la observación de la realidad como criterio de objetividad de lo observado.

4- La “Cuantificación” como consecuencia obligada que permite la acumulación sucesiva de conocimiento.

El conductismo tubo una importante influencia del positivismo, no solo en el intento de reducir todo un núcleo empírico que pudiera ser verificable mediante la aplicación de metodologías establecidas, sino también en la búsqueda de objetividad y en la acumulación de conocimiento. implicó un quiebre con las corrientes jurídicas, filosóficas, e históricas en la búsqueda de objetividad y en la acumulación de conocimiento. En consecuencia, el conductismo implicó un quiebre con las corrientes jurídicas, filosóficas e históricas que habían primado hasta ese momento en la ciencia política en tanto no solo rechazó el estudio de las instituciones y estructuras jurídicas, sino también, se opuso a las prescripciones normativas y a los presupuestos filosóficos no sustentables en la experiencia.



Fenómenos sociales: Holismo e individualismo metodológico

Holismo: Son las estructuras macro-sociales las que influyen y determinan el accionar de los individuos y de otras estructuras macro-sociales.

Individualismo metodológico: Las estructuras macro-sociales son el resultado de la agregación de las acciones en los individuos.

Estructural-funcionalismo

El estructural funcionalismo es una corriente de las ciencias sociales que se basa en la idea de que los sistemas cumplen con determinadas funciones que les permiten mantenerse en equilibrio. Parsons, quien desarrolló una teoría sobre el sistema social, este sistema es un sistema de interacción entre actores en el cual la acción está orientada por reglas. Para Parsons, es justamente el poco nivel de integración del sistema social lo que genera conflicto dentro del mismo y en un punto extremo puede llevar a la destrucción de la sociedad.

La forma en que el sistema garantiza su integración es a través del proceso de institucionalización de valores. Este proceso es garantizado a través de dos funciones :

1- La función de la socialización (implica la internalización de valores comunes a través de instituciones como la familia o la escuela).

2- Función del control social (implica la enunciación de expectativos de rol prescriptivas o prohibitivas, es decir, el establecimiento de leyes y normas).

El sistema político se encuentra compuesto por tres elementos: la comunidad política conformada por actores que pujan por determinadas ideologías, el régimen que constituye una estructura de autoridad y los titulares de los cargos de esa estructura de autoridad.

El sistema político implica un proceso de “retroalimentación” basado en la conversión de demandas, en tanto recibe las demandas de la sociedad y responde a ellas a través de decisiones.

La debilidad que presenta este enfoque es que no es posible saber a través de qué mecanismos las demandas son seleccionadas y se transforman en productos, por lo que se dice que el sistema político es una “caja negra”, poco se sabe acerca del proceso de toma de decisiones en su interior ni del régimen e instituciones implicados en el mismo. Cuando las demandas superan la capacidad de respuesta de la “caja negra” se producen las crisis o colapsos políticos.

En el marco de los estudios sobre el desarrollo político, el enfoque que predominó fue el de la “teoría de la modernización”. Esta teoría partía de la premisa de que el desarrollo económico generaría una serie de cambios en el orden social debido a procesos tales como la urbanización, la industrialización y el desarrollo de medios masivos de comunicación que transformarían los sistemas políticos volviéndolos necesariamente más pluralistas.

En síntesis, los ciudadanos no sólo demandan y tratan de influir a través del voto y otros medios en los cursos de acción de los gobiernos, sino que respetan los procesos que regulan la toma de decisiones.

Lipset y Rockan identificaron cuatro grandes clivajes sociales sobre los cuales se estructuraron los sistemas de partidos europeos, partiendo de la base del esquema parsoniano de clasificación de las funciones del sistema social (adaptación, integración, logro de objetivos y mantenimiento del modelo) y de los intercambios entre las mismas.

1- La dimensión territorial (en un extremo se encuentran los conflictos emanados de las luchas de la periferia contra los intentos centralizadores del estado nación y en el otro extremo los conflictos emanados de las luchas entre las elites políticas por tener el control y definir los objetivos del sistema).

2- La dimensión funcional (en un extremo se encuentran los conflictos por la redistribución de recursos y en el otro extremo los conflictos surgidos a raíz de concepciones morales e ideológicas).

Las cuatro grandes fracturas históricas en el desarrollo político europeo fueron:

1- La fractura entre centro y periferia: Surgió de la oposición entre la cultura dominante de las elites políticas de los nuevos estados nacionales y los grupos periféricos con características étnicas, lingüísticas y religiosas propias.

2- La fractura entre estado y la iglesia: Alude a la oposición entre los esfuerzos de estandarización de los estados nacionales y los privilegios tradicionales de la iglesia.

3- La fractura entre intereses urbanos y rurales: Hace referencia a la oposición entre los intereses urbanos comerciales y industriales y los intereses agrarios terratenientes.

4- La fractura entre trabajadores y capitalistas: La fractura de la revolución industrial marcó la oposición entre los trabajadores industriales y los capitalistas propietarios de los medios de producción.

Las fracturas 3 y 4 surgieron durante el proceso de la revolución industrial en el siglo XIX.

Estas cuatro fracturas socio-políticas son las que, de acuerdo al análisis de Lipset y Rokkan, determinaron el surgimiento de los partidos políticos europeos.

Teorías con influencia de la elección racional.

La teoría de la elección racional es un enfoque de la economía política comparada que ha buscado desarrollar modelos formales para el conocimiento de lo político inspirados en la teoría microeconómica. Este enfoque se basa en la idea de que los individuos son actores racionales, es decir, eligen los medios que son consistentes con los fines que persiguen. El supuesto de una racionalidad instrumental implica por lo menos la existencia de dos condiciones:

1- Que las preferencias en base a las que se toman las decisiones son estables.

2- Existe un nivel óptimo de información en base a la que es posible tomar la decisión que realmente maximice la utilidad del individuo.

La teoría de la elección racional presenta algunas limitaciones para abordar la complejidad de los procesos políticos y comprender el impacto de las tradiciones culturales en el desempeño de las practicas e instituciones.

Schumpeter, introdujo la analogía entre el mercado económico y el mercado político: Los votantes eligen partidos y candidatos de un modo similar al que utilizan para consumir productos en el mercado, en tanto se basan percepciones, imágenes, gustos. Las ideologías son operativas en tal sentido porque facilitan la opción para electores que no pueden conocer por falta de información de interés como funciona el sistema político.

Schumpeter es un defensor de una visión realista y elitista de la democracia: los votantes seleccionan lideres entre la oferta existente y son éstos quienes llevan a cabo la política.

Downs demostró que desde el punto de vista de la racionalidad individual es lógico que la gente no vote, puesto que es poco lo que el sufragio individual incide en el resultado final del proceso comicial, por lo que resulta más costoso ir a votar que el beneficio propio para elegir al candidato. Siguiendo la misma línea de Schumpeter, Downs afirmó que en la democracia los partidos son maquinarias electorales cuya única finalidad es obtener votos y que para ellos deben persuadir acerca del valor de sus propuestas, simplificando la complejidad del proceso político.

Teorías de la acción colectiva

Olson se ocupó de una cuestión muy afín desde sus orígenes a la ciencia política estadounidense. En “Lógica de la acción colectiva” aplicó el razonamiento utilitarista para explicar por qué los individuos deciden participar de acciones colectivas, como, por ejemplo, ¿por qué un trabajador se sumaría a una huelga corriendo el riesgo de perder su empleo? Si en caso de obtener una respuesta positiva, sería beneficiado, aunque no haya participado. Los líderes grupales utilizan desde beneficios materiales hasta coerciones o amenazas para fomentar la participación política.

Bobbio – Unidad 2 – Estado y Dominación

Origen del nombre Estado.

La palabra “Estado” se impuso por la difusión el prestigio del Príncipe de Maquiavelo. “Todos los Estados, todas las dominaciones que ejercieron y ejercen imperio sobre los hombres, fueron y son repúblicas o principados”.

Maquiavelo, con el termino Estado sustituyó paulatinamente los términos tradicionales con los que había sido designada hasta entonces la máxima organización de un grupo de individuos sobre un territorio en virtud de un poder de mando.

De aquí el éxito del término “Estado” que pasó a través de cambios no del todo claros de un significado genérico de situación a un significado especifico de posesión permanente y exclusiva de un territorio y de situación de mando sobre sus habitantes, el término “Estado” apenas introducido, inmediatamente es acompañado con el término “dominio”.

Maquiavelo aborda el tema de las formas de gobierno, teniendo como guía a Polibio que decía “Algunos de los que han escrito de las repúblicas distinguen 3 clases de gobierno:

1. Principado.

2. Notables.

3. Popular.

La palabra “estado “se impuso por la difusión y el prestigio de Maquiavelo.

Maquiavelo sustituyo con el término “Estado”, los términos tradicionales con las que había sido designada hasta entonces la máxima organización de un grupo de individuos sobre un territorio en virtud de un poder de mando.

Maquiavelo emplea la palara Estado en pleno renacimiento europeo, la emplea en el mismo sentido que nosotros la empleamos hoy en día.

El Estado deja de ser una situación, y pasa a ser una institución. Para Maquiavelo “Estado” es una institución, principal institución política en una comunidad.

En el siglo 17, se sigue usando república de una manera que engloba distintas formas de gobierno, como un nombre general

Maquiavelo usa la palabra “Estado” para englobar las distintas formas de gobierno, porque en su época lo que está cambiando son las características de las organizaciones políticas de la mayor parte de Europa, el termino Estado pasó inmediatamente acompañado del término “dominio”.

Argumentos a favor de la discontinuidad.

Sería oportuno hablar de “estado” únicamente para las formaciones políticas que nacen de la crisis de la sociedad medieval y no para los ordenamientos anteriores.

El mayor argumento es el proceso inexorable de concentración del poder de mandar en un territorio determinado, que se da a través de la monopolización de algunos servicios esenciales para el mantenimiento del orden interno y externo.

A partir del siglo XV el estado moderno supera el estado de cosas anterior.

Max weber describió este fenómeno, que contemplo en el proceso de formación del estado moderno como un fenómeno de expropiación de parte del poder público de los medios de servicios, como las armas, el cual corre paralelamente el proceso de expropiación de los medios de producción poseídos por los artesanos capitales, de esta observación deriva la concepción Weberiana del estado moderno definido mediante los dos elementos constitutivos de la presencia de un aparato administrativo que tiene la función de ocuparse de la prestación de los servicios públicos, y del monopolio legítimo de la fuerza.

Bobbio habla de la discontinuidad, en el siglo XV se produce una discontinuidad, una ruptura, un cambio histórico, aparece la palabra “estado” porque hay un cambio histórico, es algo que está surgiendo en ese momento. El estado a partir del siglo XV rompe con la disgregación de funciones, de territorios e instituciones del periodo medieval.

Argumentos a favor de la continuidad

El estado cada vez más identificado en el poder personal de un hombre investido por deseo divino, no podría explicar esta continua reflexión sobre la historia antigua y las instituciones de los antiguos si en un cierto momento del desarrollo histórico se hubiese dado una fractura tal que hubiese dado origen a un tipo de organización social y política incomparable con las del pasado.

Así y todo, también en la antigüedad, había un solo autorizado a ejercer la fuerza, porque tiene como fin supremo el mantenimiento de la paz y la justicia: Dos funciones que no pueden ser realizadas más que por quien posee un poder coactivo, superior y legítimo.

Lo que se enfatiza es: el hecho desde años medievales hasta la modernidad, los temas, las preocupaciones, la perspectiva jurídica, la filosofía política no ha variado demasiado.

Las relaciones entre estados, fue desde siempre una continuidad.

Las ideas centrales del orden que nosotros llamamos estatal, ya están presentes en el mundo antiguo y medieval, son ideas en común tanto a las comunidades antiguas como modernas; la idea de orden, la idea que hay una institución que debe mantener ese orden. Una comunidad humana debe estar ordenada y alguien debe garantizar la paz, sea el príncipe, rey, aristocracia gobernante, dictador.

Para Vico la primera forma de Estado en sentido estricto está precedida por el estado ferino (asocial), y por el estado de las familias que es un estado social, pero todavía no es propiamente político, y nace cuando después de la revuelta de los “sirvientes” los jefes de familia se ven obligados a unirse y a dar vida a la primera forma de Estado, la República Aristocrática.

Una conocida variante de esta tesis es la de los primeros antropólogos, como Charles Morgan, adoptada y divulgada por Engels que la trasplantó a la teoría marxista del Estado como instrumento de dominio de clase. También, para Engels el Estado nace de la disolución en una sociedad gentilicia basada en relaciones familiares, y el nacimiento del Estado señala el paso de la barbarie a la civilización.

Engels distingue por la interpretación exclusivamente económica que da de este acontecimiento extraordinario cual es la formación del Estado. Rousseau que por primera vez cercó un terreno y dijo “esto es mío”, es decir, la institución de la “propiedad privada”. Con el nacimiento de la propiedad privada nace la división del trabajo, con la división del trabajo la sociedad se divide en clases, en la clase de los proletariados y en la clase de los desposeídos, con la división de clases nace el poder político. El Estado cuya función esencialmente es la de mantener el dominio de una clase sobre otra incluso recurriendo a la fuerza y por tanto de impedir que la sociedad dividida en clases se transforma en un estado de anarquía permanente.

Teorías del poder

PODER: Concepto relacional del poder y para la cual por “poder” se debe entender una relación entre dos sujetos de los cuales el primero obtiene del segundo un comportamiento que éste de otra manera no habría realizado.

Lo que el “Estado” y la “política” tienen en común es la referencia al fenómeno del poder. Del griego “fuerza”, “potencia” y “autoridad” nacen los nombres de las antiguas formas de gobierno: “Aristocracia”, “Democracia”, “Oclocracia”, “Monarquía”, “Oligarquía” y todas las palabras que de vez en vez han sido utilizadas para indicar formas de poder:

“Fisiocracia”, “burocracia”, “partidocracia”, “poliarquía”, “exarquía”. No hay teoría política que no parta de alguna manera directa o indirectamente de una definición de “poder” y de un análisis del fenómeno del poder.

Tradicionalmente el Estado es definido como el portador del poder supremo.

La teoría del Estado se entrelaza con la teoría de los tres poderes (Legislativo, ejecutivo, judicial) y de sus relaciones.

Para Lasswell y Kaplan el proceso político es definido como “la formación, la distribución, el ejercicio del poder”.

En la filosofía política el problema del poder ha sido presentado bajo tres aspectos, con base en los cuales se pueden distinguir tres teorías fundamentes del poder: “Sustancialista, subjetivistas y relacional”.

Una interpretación sustancialista del poder es la de Hobbes, según la cuenta “el poder de un hombre… son los medios que tiene en el presente para obtener algún aparente bien futuro” Que estos medios sean dotes naturales, como la fuerza y la inteligencia, o bien adquiridos, como la riqueza, no cambia el significado específico del poder, entendido “como algo” que sirve para alcanzar lo que es objeto de nuestro deseo.

Según Russel, de acuerdo con lo cual el poder consiste en la “producción de los efectos deseados”, el mismo puede adoptar tres formas:

1. Poder físico y constrictivo: Tiene su expresión concreta más visible en el poder militar.

2. Poder psicológico: Base en amenazas de castigos o promesas de recompensas, en el que consiste principalmente en el dominio económico y mental.
Según Locke, quien por “Poder” no entiende la cosa que sirve a alcanzar el objetivo sino la capacidad del sujeto de obtener ciertos efectos.

Formas de poder y poder político

El poder político se caracteriza por el poder sobre una sociedad con carácter obligatorio, es central, puede apoyar sus decisiones y hacerlas obligatorias por que cuenta con la fuerza (vía coactiva). Cuando al final de la edad media se separa el Estado y la Iglesia, para la Iglesia queda la vía Directiva (ósea la espiritual, la opinión religiosa), y el Estado es el que ejerce la vida Coactiva (El uso de la fuerza), el único que puede coaccionar es el poder político.

Soberanía: Autoridad política máxima dentro de un territorio y sociedad.

La tipología clásica trasmitida durante siglos es la que se encuentra en la “política” de Aristóteles, donde se distinguen 3 tipos de poder con base al criterio de la esfera en la que se ejerce:

1- El poder del padre sobre el hijo.

2- El poder del amo sobre el esclavo.

3- El poder del gobernante con los gobernados.

Aristóteles agrega que los tres tipos de poder también se pueden distinguir con base en el diferente sujeto que se beneficia del ejercicio del poder:

1- El poder paternal es ejercido en interés de los hijos.

2- El patronal o despótico en interés del amo.

3- El político en interés de quien gobierna y de quien es gobernado (de donde derivan las formas corruptas de régimen político donde el gobernante, convertido en tirano, únicamente gobierna para su provecho).

Formas corruptas de gobierno

El gobierno paternalista o patriarcal en el que el soberano se comporta con los súbditos como un padre, y los súbditos son tratados eternamente como menores de edad.

El gobierno despótico en el que el soberano trata a los súbditos como esclavos a los que no se les reconocen los derechos de ninguna especie (esta forma de gobierno ya fue claramente señalada por Aristóteles que la considero adecuada para los pueblos esclavos por naturaleza como son los orientales.

Tres formas de poder

Poder político, poder económico y poder ideológico

¿Cuál es el más importante en la sociedad humana?

Poder político: Es el que se caracteriza por controlar la vida coactiva, poder imponer decisiones con carácter obligatorio, porque en última instancia controla la fuerza.

Poder económico: Es el que está basado en la riqueza y la propiedad de los recursos, del capital, de la tierra.

Poder ideológico: Es el poder que esta dado por el conocimiento, que se sirve de la posesión de ciertas formas de saber, doctrinas, conocimientos (los sacerdotes, científicos).

Lo que tienen en común estas tres formas de poder es que ellas contribuyen conjuntamente a instituir y mantener sociedades de desiguales divididas en fuertes y débiles con base en el primero, en ricos y pobres con base en el segundo, en sapientes e ignorantes en el tercero.

Primacía de la política

Sostiene que el poder político más allá que uno piense que está influido por el poder económico o por el poder ideológico, que es resultado de procesos económicos o ideológicos, el poder político, tiene primacía, el poder político es el poder decisivo, puede imponer con carácter obligatorio decisiones, medidas, límites a toda la sociedad.

La primacía de la política que distingue al pensamiento político moderno, de Maquiavelo a Hegel, se contrapone tanto a la primacía del poder espiritual, que distingue a la época medieval de las grandes controversias entre el Estado y la Iglesia.

La doctrina de la razón de Estado está íntimamente vinculada a la idea de la primacía de la política. No por casualidad tal doctrina nace y se desarrolla al lado de la teoría del Estado moderno.

Una de las formas en las que se manifiesta la primacía de la política es la independencia del juicio político frente al juicio moral, o inclusive la superioridad del primero sobre el segundo.
Que exista una razón de Estado diferente de la razón de los individuos quiere decir que el Estado y más concretamente el hombre político, es libre de perseguir sus propios objetivos sin estar obligado a tomar en cuenta los preceptos morales con los que está comprometido el individuo en sus relaciones con otros individuos.

A la concepción de la primacía de la política corresponde la doctrina de la necesaria inmoralidad o amoralidad de la acción política que debe contemplar su objetivo propio, sin sentirse obligada o comprometida por rémoras de otra naturaleza; Primacía que se refleja en la figura del príncipe maquiavélico con respecto al cual los medios de los que se sirve para vender y conquistar el estado.

Problemas en la legitimidad

Mosca reconocía exclusivamente dos fórmulas políticas, la que hace derivar el poder de la autoridad de Dios y la que lo hace derivar de la autoridad del pueblo.

Principios de legitimidad

Los principios de legitimidad adoptados a lo largo de la historia no son únicamente los dos indicados por Mosca. Podemos indicar por lo menos seis que se reclaman en parejas antitéticas a tres grandes principios unificantes:

1- La voluntad.

2- La naturaleza.

3- La historia.

Los dos principios de legitimidad que se reclaman a una voluntad superior son los recordados por Mosca: Los gobernantes reciben el poder de la voluntad de Dios o de la voluntad del pueblo. En una concepción descendente del poder la autoridad última es la voluntad de Dios. En una voluntad ascendente la autoridad última es la voluntad del pueblo.

A las doctrinas voluntarias siempre se opusieron las doctrinas naturalistas que dieron origen a las diversas formas de derecho natural.

Apelar a la naturaleza para fundar el poder significa, en la primera versión, que el derecho de mandar de unos y el deber de obedecer de otra deriva del hecho ineluctable que hay naturalmente y por tanto independientemente de la voluntad humana.

Para Locke, el principal deber del gobierno es el de hacer posible, mediante el ejercicio del poder coactivo, la observancia de las leyes naturales para el respeto de las cuales no habría necesidad de algún gobierno si todos los hombres fueran racionales.

El problema de la legitimidad está íntimamente vinculado al de la obligación política con base en el principio de la obediencia se debe solamente al mandato del poder legítimo.

Un gran principio de legitimidad es la voluntad . La voluntad es plantear de donde viene el poder que se ejerce, este poder viene de alguna fuente que ha señalado que lo tiene que ejercer ese grupo/gobierno/rey/líder.

Voluntad: Los gobiernos reciben su poder a partir de la voluntad de Dios (Porque el poder bien de dios), o bien, por voluntad del pueblo (la comunidad otorga al gobierno ese cargo y lugar).

Naturaleza e historia: La legitimidad puede tener una versión muy conservadora que puede tocar incluso lo discriminatorio. Se puede legitimar una forma de dominación diciendo que hay una raza superior, que por naturaleza está llamada a gobernar a otras.

ORIGEN LEGITIMIDAD: Distintas formulaciones:

• Puede tener una versión muy conservadora que puede ser inclusive rayana en lo discriminatorio y lo violento, la naturaleza, el origen natural. Se puede legitimar una forma de dominación diciendo que hay una raza superior, que por naturaleza esta llamada a gobernar a las otras.

• Teoría del derecho natural, el origen Iusnaturalismo: Somos todos iguales, la sociedad es producto de un contrato entre iguales, el origen legitima la idea de la igualdad natural.

Max Weber – Economía y Sociedad

Poder y Dominación:

Poder : Significa la posibilidad de imponer la propia voluntad, dentro de una relación social, aun contra toda resistencia y cualquier que sea el fundamento de esa probabilidad.

Dominación: Debe entender la probabilidad de encontrar obediencia a un mandato de determinado contenido entre personas dadas. El concepto de Dominación tiene, que ser más preciso y sólo puede significar la probabilidad de que un mandato sea obedecido.

Disciplina: Debe entender la probabilidad de encontrar obediencia para un mandato por parte de un conjunto de personas que, en virtud de actitudes arraigadas, sea pronta, simple y automática. El concepto de Disciplina encierra el de una “obediencia habitual” por parte de las masas sin resistencia ni crítica.

Estado : Debe entenderse un “Instituto político” de actividad continuada, cuando y en la medida en que su cuadro administrativo mantenga con éxito la pretensión al “Monopolio legítimo” de la coacción física para el mantenimiento del orden vigente.

Obediencia : Significa que la acción del que obedece transcurre como si el contenido del mandato se hubiera convertido por sí mismo, en la máxima de su conducta, y eso, únicamente en méritos de la relación formal de obediencia, sin tener en cuenta la propia opinión sobre el valor o desvalor del mandato como tal.

Tipos de dominación:

Debe entenderse por “dominación”, de acuerdo con la definición ya dada, la probabilidad de encontrar obediencia dentro de un grupo determinado para mandatos específicos.

No toda dominación se sirve del medio económico. Pero toda dominación sobre una pluralidad de hombres requiere de un modo normal un “cuadro administrativo”, es decir, la probabilidad en la que se puede confiar en que se dará una actividad, dirigida a la ejecución de sus ordenaciones generales y mandatos concretos. Este cuadro administrativo puede estar ligado a la obediencia de su señor por la “Costumbre”, de un modo puramente afectivo, por intereses materiales o por motivos ideales (con arreglo a valores).

Tres tipos PUROS de dominación legítima:

· De carácter racional: Descansa en la creencia en la legalidad de ordenaciones estatuidas y de los derechos de mando de los llamados por esas ordenaciones a ejercer la autoridad (Autoridad legal).

· De carácter tradicional: Descansa en la creencia cotidiana en la santidad de las tradiciones que rigieron desde lejanos tiempos y en la legitimidad de los señalados por esa tradición para ejercer la autoridad (Autoridad tradicional). No importa ni la ley, ni la norma, sino que va a operar acá la costumbre, lo que siempre tuvo que ser.

· De carácter “carismático”: Descansa en la entrega extra cotidiana a la sanidad, heroísmo o ejemplaridad de una persona y a las ordenaciones por ella creadas o reveladas (Autoridad carismática). Si lo que se privilegia es la afectividad, va a ser una dominación carismática, lo que busco en lugar de ley, es liderazgo, una persona que me diga lo que va a ser. Un Líder.

En el caso de la autoridad legal se obedecen las ordenaciones impresiónales y objetivas legalmente estatuidas y las personas por ellas designadas, en méritos éstas de la legalidad formal de sus disposiciones dentro del círculo de su competencia.

En el caso de la autoridad tradicional se obedece a la persona del señor llamado por la tradición y vinculado por ella (en su ámbito) por motivos de piedad. Lo que siempre fue y va a ser así.

En el caso de la autoridad carismática se obedece al caudillo carismáticamente calificado por razones de confianza personal en la revelación, se sigue a un líder.

LOS TRES TIPOS PUROS DE DOMINACIÓN LEGITIMA:

La dominación, ósea, la probabilidad de hallar obediencia a un mandato determinado, puede fundarse en diversos motivos: puede depender directamente de una constelación de intereses, o sea de consideraciones utilitarias de ventajas e convenientes por parte del que obedece, o puede depender también de la mera “costumbre”, o puede fundarse en el puro efecto.

La dominación suele apoyarse interiormente en motivos jurídicos, en motivos de su “legitimidad”.

1. Dominación legal: Su tipo más puro es la dominación burocrática. Su idea básica es: que cualquier derecho puede crease y modificarse por medio de un estatuto sancionado correctamente en cuanto a la forma. Se obedece no a la persona en virtud de su derecho propio, sino a la regla estatuida, la cual establece al propio tiempo a quién y en qué medida se deba obedecer. También el que ordena obedece.

Caen por supuesto bajo el tipo de “Dominación legal” no sólo, por ejemplo, la estructura moderna del Estado y el municipio, sino también, la relación de dominio en una empresa capitalista privada, en una asociación de finalidad utilitaria.

La burocracia constituye el tipo más puro de la dominación legal. Sin embargo, ninguna dominación es exclusivamente burocrática, ya que ninguna es ejercida únicamente por funcionarios contratados.

2. Dominación tradicional: En virtud de la creencia en la santidad de los ordenamientos y los poderes señoriales existentes desde siempre. Su tipo más puro es el del dominio patriarcal. El tipo que ordena es el “señor, y los que obedecen son “súbditos”. Se obedece a la persona en virtud de su dignidad propia santificada por la tradición: por fidelidad.

3. Dominación carismática: EL tipo del que manda es el caudillo, el que obedece, el “apóstol”. Se obedece exclusivamente al caudillo personalmente a causa de sus cualidades excepcionales, y no en virtud de su posición estatuida o de su dignidad tradicional. En cambio, cuando es “abandonado” por su dios, o cuando decaen su fuerza heroica o la fe de los que creen en su calidad de caudillo, entonces su dominio también caduco. El cuerpo administrativo es escogido según carisma y devoción personal, y no por razón de su calificación profesional.

La autoridad carismática se basa en la “creencia” en el profeta o en el “reconocimiento” que encuentran personalmente el héroe guerrero.

ABAL MEDINA – “EL ESTADO”

Neoinstitucionalismo:

Destaca la importancia de las instituciones entendiéndolas como reglas de juego que incentivan ciertos comportamientos sociales y desalientan otros.

Nuestro argumento central en este contexto analítico es que la institución clave de la sociedad moderna es el estado, el cual ha alcanzado progresivamente una importancia significativa.

El Estado es, ante todo, una estructura institucional generadora de reglas. En este sentido, se distingue de otras instituciones porque se reserva el derecho exclusivo de fijar y cambiar las reglas que rigen la organización del sistema en su conjunto. Es la única organización con capacidad para secularizas y universalizar las reglas que genera, y los individuos o grupos que de él forman parte están obligados a acatarlas.

Hacia una definición de Estado:

Entenderemos por “Estado” a una forma particular de ordenamiento político en base a la cual se estructuran las relaciones sociales.

El “Gobierno”, por su parte, es el conjunto de personas que conducen al Estado y ejercen el poder político en una sociedad.

Dos características que hacen al Estado una institución singular:

1- Tiene el monopolio legítimo de los poderes coercitivos, del que carecen las demás instituciones.

2- Los ciudadanos no pueden evitar pertenecer a él, es decir, el Estado posee una notable capacidad de secularización.

Definición de “Estado moderno” según Weber

El Estado es una asociación de dominación de tipo institucional, que en el interior de un territorio ha tratado con éxito de monopolizar la coacción física legítima como instrumento de dominio y reúne a dicho objeto los medios materiales de explotación en manos de sus dirigentes, pero habiendo expropiado para ellos a todos los funcionarios estamentales que anteriormente disponían de aquellos por derecho propio y sustituyéndolos con sus propias jerarquías supremas.

El primer elemento fundamental que surge de esta definición de Estado es que constituye una asociación política de dominación que reclama el “monopolio legítimo de la coacción” sobre un territorio delimitado.

El segundo elemento fundamental que surge de la definición de Weber es la existencia de una estructura organizacional que concentra los medios materiales de explotación bajo la administración de un cuerpo de funcionarios. Mann denominó el “poder infraestructural” del Estado, que es el que le otorga autonomía. Este se refiere a la capacidad del Estado para penetrar la sociedad e implementar efectivamente las decisiones políticas en todo el territorio sobre el cual extiende su dominación. De esta manera, el Estado ejerce su poder despótico a través de un sistema administrativo, jurídico, tributario, burocrático y coercitivo que le permite garantizar la dominación sobre un territorio definido.

En la definición de Weber, el estado es una asociación de dominación cuyo medio específico, aunque no el único, es el monopolio de la coacción sobre un territorio delimitado en base a la concentración de los medios materiales en manos de un conjunto de funcionarios encargados de su administración. Pero la dominación legítima según Weber, puede ser de distinto tipo. La peculiaridad es que en el “Estado moderno” esta dominación se sustenta en el “derecho racional”, el cual está compuesto por un conjunto de normas provenientes del derecho romano orientadas por principios jurídico-formales que guían el accionar del cuerpo burocrático administrativo. Esta legalidad que provee el derecho racional a las acciones del Estado es la base del tipo de “Dominación racional legal” que caracteriza al estado moderno.

Para Weber el tipo más puro de dominación racional legal es el que se ejerce a través de un cuerpo administrativo burocrático. La relación entre el cuerpo administrativo burocrático y los medios materiales de administración, fundamentales para el ejercicio de la coacción física y para asegurar una administración continua, determina el tipo de Estado. Si los funcionarios son dueños de los medios de administración se trata de un “Estado de clases” de tipo patrimonial. Por el contrario, en el Estado Moderno se produce una separación total del cuerpo administrativo de dichos medios, es decir, una separación completa entre el patrimonio público y el patrimonio privado. Es decir, que ni el soldado es dueño del tanque, ni el empleado lo es de la máquina de escribir, ni el presidente de la casa de gobierno.

De esta manera, el Estado Moderno se caracteriza por la existencia de un cuadro administrativo burocrático que guía sus acciones en base a las normas promulgadas por el Estado, y que no es propietario de los medios materiales de administración ni de sus cargos.

Estado – Odonnel

Identifica tres dimensiones en su definición de estado:

1- Implica que el Estado es un “conjunto de burocracias”, a las cuales se les asigna formalmente funciones guiadas por el interés general.

2- Refiere al Estado como un “sistema legal”, es decir un conjunto de reglas y normas jurídicas que ordenan y garantizan las relaciones sociales.

3- El Estado también pretende ser un “foco de identidad colectiva” para los habitantes del territorio.

Estas dimensiones según el autor, representan respectivamente las dimensiones de eficacia, efectividad y credibilidad del Estado.

Autonomía del Estado

El marxismo ha puesto especial énfasis en la discusión sobre la autonomía del Estado. Esta discusión alude a si el Estado tiene autonomía con respecto a los intereses de clase o se reduce por completo a éstos. Las políticas son producto de la lucha de clases sociales al interior del Estado, de lo cual se deriva que los actores estatales carecen de autonomía en tanto actúan determinados intereses externos.

Por “autonomía”, se entiende la capacidad de los estados de formular y perseguir objetivos que no son un simple reflejo de las demandas e intereses de grupos o clases sociales. Indudablemente, esta capacidad no es una característica constante, sino que varía según las circunstancias históricas y las coyunturas existentes.

Por AUTONOMIA se entiende a la capacidad de los estados de formular y perseguir objetivos que no son un simple reflejo de las demandas e intereses de grupos o clases sociales.

Desarrollo histórico del estado moderno

La idea de Estado está íntimamente vinculada con la existencia de una civilización, cuya aparición de acuerdo a Michael Mann, es algo que no puede ser atribuido a ninguna característica evolutiva de la especie humana. Mann sostiene que las primeras civilizaciones tuvieron como característica común la aparición de valles fluviales y que las mismas practicaron la agricultura aluvial y de regadío.

Al mismo tiempo, también concurrieron en este proceso dos elementos adicionales: la propiedad cuasi privada y el Estado.

El desarrollo de estas formas de autoridad centralizada llevó en el mundo antiguo a la coexistencia de dos tipos de estado: Los grandes imperios y las pequeñas ciudades-estados.

Sin embargo, los orígenes del Estado moderno no se encuentran en ninguno de estos dos tipos de Estado, sino en el período que se extendió entre el siglo XII y siglo XIV en Europa occidental. Durante este periodo, en algunas partes de esa región se conformó un sistema de gobierno basado en la representación de distintos cuerpos colectivos (estamentos) que combinada el poderío militar de los imperios y el alto nivel de lealtad e identidad de las ciudades-estado.

Este sistema de estamentos europeo surgido en el siglo XII, sentó las bases para el posterior desarrollo del estado moderno: La existencia de entidades políticas de carácter duradero que se extendían sobre un territorio y una población delimitados; la lealtad hacia el Estado comenzó a primar sobre otro tipo de lealtades de tipo familiares, comunitarias o religiosas.

Tipos ideales

Weber enfatiza que los tipos ideales son una mera construcción mental, una utopía, que no puede ser encontrada empíricamente en la realidad y que por ello mismo no es posible esperar que encajen perfectamente en el mundo real. En este sentido, los tipos ideales son modelos contra los cuales contrastar la realidad en cada caso específico.

Diferentes tipos de Estados

Estado absolutista: El Estado moderno logro constituirse por completo cuando se inició un proceso de expropiación de los medios de coerción y administración que se encontraban bajo el control de distintas asociales políticas. Weber decía que el desarrollo del estado moderno se inicia por doquiera a partir del momento en que se empieza a expropiar por parte del príncipe a aquellos portadores privados de poderes administrativos.

A este proceso de expropiación de los medios de coerción y de administración, es necesario agregar el de expropiación de medios de legalidad y sentencia judicial.

La legalidad estatal fue producto del interés por lograr un mayor nivel de cohesión en los territorios, así como también del interés por obtener mayor previsibilidad de las decisiones administrativas, imprescindibles para el desarrollo de actividades comerciales.

De esta manera, los medios materiales de coerción y administración quedaron bajo el control de un poder central, al tiempo que se fueron eliminando distintos tipos de derecho existentes para conformar un conjunto de normas bajo los principios del derecho romano. El surgimiento de los estados absolutistas en realidad obedecía más a factores militares y económicos que a motivos políticos. Así, la monarquía transformo en el tipo de gobierno predominante en Europa. El surgimiento de estados absolutistas en realidad obedeció más a factores militares y económicos que a motivos políticos. El rey encontró en la burguesía una fuente de financiamiento alternativa, evitando de esta forma los controles que la nobleza le imponía a cambio. En este tipo de estado se empieza a formar la lealtad que deja de ser hacia x persona, pasa a los estamentos.

Las monarquías absolutas concebían el poder como de origen divino, un ejemplo clásico de poder absoluto es Luis XIV, quien atribuye la frase, “el Estado soy yo”.

Thomas Hobbes, rompe la línea clásica de sustento divino de la monarquía absoluta y defiende el poder absoluto, no en nombre del poder divino, sino para mantener un orden en la sociedad.

El estado surge según Hobbes a partir de un contrato realizado entre individuos.

Estado Estamental:

Es un periodo de transición entre el feudalismo y el estado absoluto.

Se caracteriza por estamentos: Nobleza – Clero – Tercer estado).

Se empiezan a conformar órganos colegiados que representan a los estamentos frente al soberano. La clase se daba dependiendo de la clase social (plebeyo siempre plebeyo). A la expansión del feudalismo, empiezan a nacer los órganos estamentales.

Las fuentes de la legitimidad en este tipo de estado eran las asambleas y el rey.

El estado estamental tuvo dos crisis importantes:

• Por el crecimiento de la población, llega un momento en que la tierra no alcanza para satisfacer a la población y se producen los desabastecimientos, la hambruna, las pestes.

• Falta de producción, los feudos tenían que arrendar la tierra (Ceder a una persona cierto bien, mueble o inmueble, para que lo use y disfrute durante un tiempo a cambio de una cantidad de dinero y con ciertas condiciones.).

Estado liberal: Es aquel movimiento cuestionador del poder absoluto y de sus pretensiones divinas, que propugno restringir los poderes del estado y defender los valores de la tolerancia y el respeto por la vida privada, y fue defensor de los estados constitucionales, la propiedad privada y de la economía del mercado competitivo. Los sectores burgueses, habían aceptado la existencia de un poder absoluto porque lo necesitaban para la defensa de sus intereses económicos. Debido a que el Estado Absoluto le estaba permitido actuar en forma discrecional, su accionar empezó a encontrar en contradicción con los intereses de los sectores burgueses.

Uno de los principios del Estado Liberal es la división de poderes, ya que la seguridad de los derechos requiere que la ley sea independiente y superior, y esto solo puede estar garantizado por un poder judicial independiente del Ejecutivo.

John Locke marco el comienzo de la tradición constitucionalista liberal. Para Locke, las burguesías ya eran lo suficientemente fuerte para poseer el poder, y no necesitaban de una Leviatan como pensaba Hobbes.

El Estado Liberal, a partir del advenimiento del capitalismo. El surgimiento del capitalismo es temporalmente posterior al estado moderno. El estado liberal se presenta como un tipo de organización política perfectamente compatible con el capitalismo. Se plantea una sociedad de individuos libres que compiten en el mercado por su bienestar, en el marco de una democracia restringida.

En la visión liberal, el estado cumple una finalidad negativa: remover los obstáculos para la autonomía de los mercados.

El Estado de Bienestar:

El estado de bienestar se lo asocia con las transformaciones del aparato estatal con la crisis de 1930 y fundamentalmente con las políticas Keynesianas.

Es en Alemania donde podemos situar el origen histórico del EB. Otto von Bismarck implanto el seguro: en primer lugar, porque estaba dirigido al asalariado y segundo, porque tenía características automáticas, evitando así la discriminación.

Con la crisis de 1930, el estado de bienestar tuvo como objetivo garantizar ciertos niveles mínimos de ingreso, alimentación, salud, vivienda, y educación a los sectores más desprotegidos, no como beneficencia, sino como derechos.

ESTADO DE BIENESTAR: Después de la segunda guerra mundial. Pretenden garantizar las cosas básicas como alimentación, salud, educación y vivienda a todos los ciudadanos. No lo hace como caridad sino un derecho político. Redistribución de bienes y servicios. La causa principal de su aparición es el pasaje de la sociedad agraria a la sociedad industrial. Se crean las jubilaciones para obreros retirados. Su fin entre otros motivos fue por el envejecimiento de la población, ya que disminuyen la cantidad de contribuyentes y aumenta la de receptores, que lleva a una crisis de financiamiento.

Estado de bienestar Keynesiano:

Este tipo de estado respondió a problemas económicos durante la gran depresión del 1930 en la bolsa de Wall Street.

Keynes propuso para la recuperación de la bolsa, una economía mixta que promueva constantemente el consumo. Invertir y producir para reactivar la economía.

A partir de la economía mixta, se crea el capitalismo organizado, cuyo objetivo era lograr el pleno empleo, un equilibrio de clases, incorporando a los sindicatos.

Este modelo, hablaba de redistribución de las riquezas a nivel occidental.

Estado en la Era Global

Beck, quien define el fenómeno como “radicalización de la modernidad”, en el que una de sus características salientes es la globalización. La globalización no es solo un fenómeno económico, sino que significa que no “podemos concebir a la sociedad como un contenedor organizado estatalmente”.

En primer lugar, encontramos en un mundo en el que las distancias se han acortado, producto fundamentalmente de los cambios tecnológicos. Estos cambios, posibilitaron una mayor fluidez en los movimientos de bienes y mercancías a nivel mundial, así también la circulación de grandes capitales financieros.

Por otro lado, los cambios en el mundo del trabajo provocaron transformaciones en los sistemas de estratificación social, deja de haber un sistema de mercado abocado a la industria, y empieza a haber un sistema abocado a los servicios.

El neoliberalismo veía en las intervenciones del estado un obstáculo para el desarrollo económico y social, y en este nuevo contexto, sus defensores impulsaron una fuerte reducción del estado tanto en su tamaño como en su funcionalidad, a través de políticas de privatización.

El estado va a implementar políticas neoliberales. Este sistema, veía en las intervenciones del estado un obstáculo para el desarrollo económico y social, y en este contexto, sus defensores impulsaron una fuerte reducción del estado tanto en tamaño como en su funcionalidad, por ejemplo, a través de políticas de privatización.

UNIDAD 3 – BOBBIO – Estado – Gobierno y Sociedad

Formas de gobierno – Tipologías clásicas .

En la tipología de las formas de gobierno se toma en cuenta más la estructura de poder y las relaciones; en la tipología de los tipos de Estado se toma más en cuenta las relaciones de clase, las relaciones entre el sistema de poder y la sociedad subyacente.

Las tipologías clásicas de las formas de gobierno son tres:

- La de Aristóteles.

- La de Maquiavelo.

- La de Montesquieu.

- Para Aristóteles: Monarquía o gobierno de uno,aristocracia o gobierno de pocos, y democracia o gobierno de muchos, con la consecuente duplicación de las formas corruptas.

Monarquía degenera en tiranía.

Aristocracia degenera en oligarquía.

- Para Maquiavelo las formas de gobierno se reducen a dos: Monarquía y república, ubicando a las repúblicas tanto a las aristocráticas como a las democráticas, con base en la consideración de que la diferencia esencial está entre el gobierno de uno solo, de una persona física, y el gobierno de una asamblea, de un cuerpo colectivo.

- Para Montesquieu hay tres tipos:

1. Monarquía.

2. República.

3. Despotismo.

El despotismo es el gobierno de uno solo, pero “sin leyes ni frenos”. Para Montesquieu hay que evitar el despotismo.

Kelsen: Partiendo de la definición del Estado como ordenamiento jurídico, critica como superficial la tipología aristotélica basada en un elemento extrínseco como el número, por lo tanto, sostiene que la única manera rigurosa para distinguir una forma de gobierno de otra consiste en conocer el diverso modo en el que una constitución regula la producción del ordenamiento jurídico.

Estos modos son dos:

- El ordenamiento jurídico puede ser creado desde arriba o desde abajo : Desde arriba cuando los destinatarios de las normas no participan en la creación de las mismas; y desde abajo, cuando si participan. Kelsen llama a la primera forma de producción heterónoma y a la segunda autónoma. A estas dos formas de producción corresponden dos formas puras o ideales de gobierno: Autocracia y la democracia.

Monarquía y República

La tradicional relación entre la monarquía y la república en los últimos cincuenta años ha cambiado completamente: El gran Estado territorial moderno nace, crece y se consolida como Estado monárquico.

En un primero momento monarquía es el gobierno de uno solo. República, en el sentido maquiaveliano de la palabra, el gobierno de muchos, o con más precisión de una asamblea. Hoy después de que, en las monarquías, comenzando por la Iglesia, el peso del poder se desplaza del rey al parlamento, la monarquía, que se vuelve primero constitucional y luego parlamentaria, se ha transformado en una forma de gobierno diferente de aquella para la cual la palabra había sido acuñada y usada durante siglos: Es una forma mixta, mitad monarquía y mitad república.

Kant llama forma republicana a aquella en la cual rige el principio de la separación de poderes, aunque el titular de gobierno sea un monarca.

Forma de gobierno presidencial y parlamentaria:

Gobierno presidencial : Es aquella en la que rige una neta separación entre poder del gobierno (ejecutivo) y poder de hacer las leyes (legislativo), separación basada en la elección directa del presidente de la república, que también es el jefe de gobierno, y en la responsabilidad de los miembros del gobierno frente al presidente de la república y no frente al parlamento.

Gobierno parlamentario : Es aquella en la que más que separación hay un juego completo de poderes recíprocos entre el gobierno y el parlamento basado en la distinción entre jefe de Estado y jefe de Gobierno, en la elección indirecta del jefe de Estado de parte del parlamento y en la responsabilidad del gobierno frente al parlamento que se expresa mediante el voto de confianza o desconfianza.

Desde hace mucho tiempo Duverger observó que el sistema de partidos influye particularmente en el régimen de la separación de poderes. Un sistema bipartidista perfecto como el inglés, en el que únicamente hay dos partidos con vocación mayoritaria que se alternan en el gobierno y en el que por costumbre el líder del partido está destinado a ser el jefe de gobierno si su partido gana las elecciones, acerca de la forma de gobierno parlamentaria a la presidencial en cuanto el primer ministro es electo, si bien indirectamente por los ciudadanos, los cuales en el momento mismo en el que seleccionan al partido también eligen al primer ministro.

Un sistema monopartidista, cualquiera que se la constitución formal, da origen a una forma de gobierno en la que el máximo poder está concentrado en el comité de partido y su secretario a despecho de todos los órganos colegios y populares previstos por la constitución, tan es así que hoy la distinción tradicional entre despotismo y democracia pasa entre sistema monopartidista y sistema no monopartidista.



Otras tipologías

De acuerdo con Gaetano Mosca, como el conjunto de las personas que detentan efectivamente el poder político, o, según la expresión introducida y hecha popular por Wright Mills, la elite del poder.

Una vez admitido, como sostiene Mosca, que el gobierno en toda organización política pertenece a una minoría, las formas de gobierno ya no pueden ser distinguidas con base en el viejo criterio del número de gobernantes: desde este punto de vista todos los gobiernos son oligárquicos.

Mosca distingue clases cerradas y clases abiertas, en referencia al a organización de clases autocráticas cuyo poder viene de arriba, y clases democráticas cuyo poder viene de abajo, de la combinación de las distinciones resultan cuatro formas de gobierno, aristocrático respecto a la formación y democrático respecto a la organización. A noción de élite del poder se refiere la distinción introducida por Schumpeter entre gobiernos democráticos en los que suelen existir muchas élites en competencia para acceder al gobierno y gobiernos autocráticos en los que persiste el monopolio del gobierno de parte de una sola y exclusiva élite.

Gobierno mixto

La más completa teoría del gobierno mixto es la que expone Polibio, donde el relato de los acontecimientos de la segunda guerra púnica es interrumpido por una presentación de la constitución romana, como el ejemplo más autorizado de gobierno mixto donde los cónsules representan el principio monárquico, el senado representa le principio oligárquico, y los comicios del pueblo el democrático.

La razón por la que el gobierno mixto es superior a todos los demás radica en el hecho de que, de acuerdo con Polibio, “cada órgano puede obstaculizar a los otros o colaborar con ellos” y “ninguna de las partes excede su competencia y sobrepasa la proporción”, ésta es una razón que anticipa por siglos la famosa teoría del equilibrio de poderes (balance of Powers) que será uno de los principales argumentos de los partidarios de la monarquía constitucional en polémica con los defensores de la monarquía absoluta.

Los teóricos del absolutismo, es decir, de un Estado que no conoce ni reconoce entes intermedios, como Bodin y Hobbes, critican la doctrina del gobierno mixto: La distribución del poder soberano en órganos diferentes y distintos tiene como efecto el peor de los inconvenientes que pueden llevar un Estado a la ruina, la inestabilidad, precisamente la inestabilidad que Polibio consideraba como el carácter común de las formas puras destinadas a cambiar continuamente una por otra y que sólo la combinación de las tres formas habría podido detener.

Gaetano Mosca dice que los mejores regímenes, y por “mejores regímenes” entiende aquellos que han tenido mayor duración, son los gobiernos mixtos, donde por “gobiernos mixtos” entiende no sólo aquellos en los que son combinados los diversos principios sino también aquellos en los que el poder religioso está separado del poder laico y el poder económico está separado del poder político.

FORMAS DE ESTADO

Estado estamental: Se entiende la organización política donde se han venido formando órganos colegiados, o estados, que reúnen a los individuos que tienen la misma posición social precisamente los estamentos y en cuanto tales detentadores de derechos y privilegios que hacen valer frente a quienes tienen en sus manos el poder soberano mediante asambleas deliberantes como los parlamentos.

El Estado estamental como forma intermedia entre el Estado feudal y el Estado absoluto, se distingue del primero, por una gradual institucionalización de los contrapoderes y también por la transformación de las relaciones personales propias del sistema feudal, en relaciones entre instituciones:

- De un lado, la asamblea del estamento.

- Del otro lado el rey con su aparato de funcionarios que allí donde terminan por tener éxito, dan origen al Estado burocrático característico de la monarquía absoluta; la diferenciación del segundo radica en la presencia de una contraposición de poderes en conflicto continuo entre sí.

Estado absolutista : Se da mediante un doble proceso paralelo de concentración y centralización del poder sobre un determinado territorio. Por concentración de poder se entiende aquel proceso a través del cual los poderes ejercen soberanía: El poder de dictar leyes válidas para toda la colectividad, el poder jurisdiccional, el poder de usar la fuerza al interior y al exterior excluyendo a cualquier otro, en fin, el poder de imponer tributos, son atribuidos por derecho al soberano por los juristas y ejercidos de hecho por el rey y los funcionarios que dependen directamente de él.

Por centralización se comprende el proceso de eliminación o de desautorización de ordenamientos jurídicos inferiores.


Estado representativo: El Estado representativo, primero bajo la forma de monarquía constitucional y luego parlamentaria. Como el Estado estamental, también el Estado representativo se afirma, por lo menos en un primer momento, como resultado de un compromiso entre el poder del príncipe cuyo principio de legitimidad es la tradición y el poder de los representantes del pueblo, cuyo principio de legitimidad es el consenso. Es la representación de los individuos a los que se les reconocen derechos políticos. El estado representativo cuyos sujetos soberanos ya no son ni el príncipe investido Por dios, ni el pueblo como sujeto colectivo e indiferenciado, está el descubrimiento y la afirmación de los derechos naturales del individuo, de derechos que todo individuo tiene por naturaleza, y por ley, que precisamente porque son originarios y no adquiridos, todo individuo puede hacer valer contra el Estado recurriendo incluso al remedio extremo de la desobediencia civil y de la resistencia. El individuo es primero que el Estado; el individuo no es para el Estado, sino el Estado para el individuo.

Mientras en un sistema político representativo con sufragio restringido los individuos son los que eligen un individuo, los partidos se forman dentro del parlamento, en el sistema político representativo con sufragio universal los partidos se forman fuera del parlamento y los electores seleccionan un partido más que una persona.

Esta alteración del sistema de representación ha llevado al a transformación del Estado representativo en Estado de partidos en el que, como en el Estado estamental, los sujetos políticos relevantes ya no son los individuos sino los grupos organizados, aunque no organizados con base en los intereses de rango o corporativos sino intereses de clase.

Abal Medina – El régimen político democrático

En este capítulo abordaremos el concepto de “régimen político”

Principales clasificaciones que ha ofrecido el pensamiento político: Desde la tradición aristotélica que sostiene una división tricotómica (monarquía, aristocracia y democracia) hasta la tan extendida clasificación dicotómica actual de los regímenes políticos que los separa en democráticos o no democráticos.

Los regímenes políticos democráticos se han generalizado en numerosos países durante el transcurso del último siglo, no sólo como realidad plasmada a través de las distintas olas de democratización, sino también como ideal que invade a distintos ámbitos políticos y sociales.

Las formas de gobierno , entendido como las estructuras de autoridad que conforman las posiciones más altas dentro del estado abocadas a la toma de decisiones, han transitado un proceso de descentralización del poder en dos dimensiones:

1- La horizontal, que se cristalizó en la distinción entre gobiernos parlamentarios y presidenciales.

2- La vertical, que se cristalizó en la distinción entre gobiernos unitarios y federales.

Sistema político, régimen político y gobierno

El concepto de “régimen político” remite a interrogarse sobre quién gobierna, y cómo lo hace en un estado-nación. El sistema político es un conjunto conformado por subconjuntos y elementos.

Easton distinguió tres elementos que lo componen:

1- La comunidad política: La comunidad política está conformada por las ideologías, valores o creencias, las personas y grupos que pueden llegar a influir en el sistema y las estructuras intermedias como los partidos políticos.

2- El régimen político, por su parte hace referencia al conjunto de valores que justifican el tipo de régimen, al conjunto de normales que determinan la manera en que los miembros del sistema pueden participar en el proceso político y resolver los conflictos (derechos civiles y políticos, mecanismos electorales, normas de tolerancia y moderación) y a las estructuras de autoridad que definen el rol y el comportamiento de aquellos que tienen la capacidad de ordenar y obligar.

3- Las autoridades son aquellas personas que ocupan las estructuras de autoridad.

En función de la conceptualización recién señalada, se observa que el sistema político es el concepto con mayor grado de generalidad pues incluye al régimen político pues abarca a un conjunto de instituciones y a todas sus relaciones con factores sociales, sean o no de naturaleza política: económicos, culturales, ideológicos, históricos, etc. Teniendo en cuenta que el régimen político no es sinónimo de sistema político, sino que forma parte de este último, O’Donnell lo define como: Aquellos patrones, formales e informales, y explícitos e implícitos, que determinan los canales de acceso a las principales posiciones del gobierno, las características de los actores que son admitidos y excluidos de tal acceso, los recursos y las estrategias permitidas para lograrlo, y las instituciones a través de las cuales ese acceso ocurre y desde las cuales, una vez logrado, son tomadas las decisiones gubernamentales.

El régimen político es el conjunto de reglas del sistema político que define la forma en que se toman y se implementan las decisiones y las formas de designación de las personas que ocupan las estructuras de autoridad, así como también el conjunto de instituciones desde las que se deciden y se implementan las decisiones.

Por último, en relación a las estructuras de autoridad, es posible distinguir entre las que se orientan a la adopción de decisiones y las dedicadas a la aplicación de las mismas. Estas últimas conforman la “burocracia pública”, mientras que el “gobierno” es parte vital del conjunto de las estructuras de toma de decisiones.

Para O´Donnel entonces, el gobierno es la cúpula institucional del estado, mientras que el régimen político es una mediación entre el estado y la sociedad en tanto regula el acceso desde la sociedad a las más altas posiciones del estado.

Clasificación de los regímenes políticos

La tipología de regímenes políticos más influyente, utilizada hasta una época relativamente reciente, es la heredada de Aristóteles. El utiliza dos criterios: Uno cuantitativo y otro cualitativo, para distinguir entre distintas formas de constitución, es decir, entre distintas formas en las que se estructura el funcionamiento de los cargos y la autoridad soberana.

Funcionamiento de los cargos: Se basa en el “número de gobernantes” o de personas a cargo de la actividad de gobernar. En este sentido, distingue entre el gobierno ejercido por una sola persona o monarquía; el gobierno que reside en unos pocos o aristocracia.

Autoridad soberana: Se basa en la “orientación de las políticas” adoptadas por cada uno de esos gobiernos, en particular si las mismas persiguen el interés general, o, por el contrario, el beneficio de quien ejerce el poder.

En tanto, el fin de la comunidad política no es sólo vivir en conjunto sino también vivir bien, cuando los gobernantes utilizan el poder que tienen para alcanzar intereses particulares y no el bien común, entonces la comunidad política se desvía de su objetivo y asumen una forma política corrupta o degenerada con respecto a la pura (Bobbio). Así es posible distinguir entre las formas puras o buenas de gobierno de las modalidades corruptas:

- La tiranía es la forma corrupta de la monarquía.

- La oligarquía constituye la corrupción de la aristocracia y la democracia es la desviación de la misma.

Regímenes políticos según Aristóteles

Políticas que persiguen el interés general:

- Monarquía (Una sola persona).

- Aristocracia (Unos pocos).

- Politeia (Muchos).

Políticas que persiguen el interés privado (Inversas a las de arriba).

- Tiranía.

- Oligarquía.

- Democracia.


Es en el pensamiento de Montesquieu el que se aleja de la clasificación Aristotélica, abrevando en las dos rupturas con dicha tradición: La primera introducida por Maquiavelo, y la segunda derivada de la discusión entre Hobbes y Locke.

Montesquieu estableció una distinción entre tres formas de gobierno, fundada en la combinación del número de personas que tienen el poder y el modo de ejercicio del mismo:

1- La primera forma de gobierno es la república, en la que todo el pueblo (democracia) o parte de él (aristocracia) ejercen el poder.

2- La segunda forma es la monarquía, en la que el poder está en manos de uno solo, que gobierna sobre la base de leyes fijas y estables.

3- La tercera forma es el despotismo, donde el poder también reside en una sola persona, pero ésta gobierna según su propia voluntad, sin sujetarse a leyes ni a reglas, por lo que “arrastra a todo y a todos tras su voluntad y caprichos”.

Montesquieu argumenta que para evitar el despotismo y para garantizar un gobierno moderado (ya sea una monarquía o una república), es fundamental establecer una separación entre los órganos que desempeñan el poder, de modo que “el poder controle al poder”, y nadie pueda actuar de forma arbitraria. En efecto, la teoría de la “separación de poderes” de Montesquieu y el desarrollo institucional británico son los factores históricos que propiciaron el surgimiento y desarrollo del constitucionalismo.

Constitucionalismo: Es la corriente política que en la modernidad ha permitido resguardar el principio del gobierno moderado a través de tres mecanismos:

1- La existencia de una constitución escrita que regula el funcionamiento de las agencias del estado, así como consagra los derechos de los ciudadanos.

2- La superioridad de la constitución con respecto al resto de las normas legales ordinarias existentes y su modificación requiere de mayorías calificadas.

3- La existencia de un órgano judicial que controle la conformidad e las normales legales a la constitución.

De esta manera, los gobiernos constitucionales, cuyas acciones se encuentran limitadas por las leyes y por la división de poderes, se oponen a los gobiernos absolutistas, en los que el gobierno es arbitrario e ilimitado.

Tipos de regímenes no democráticos:

Linz desarrolló una tipología de regímenes no-democráticos en la que distinguió los siguientes tipos:

- Dictadura.

- Regímenes totalitarios.

- Regímenes tradicionales (democracias oligárquicas y sultanatos).

- Regímenes autoritarios.

Las principales diferencias entre los regímenes totalitarios y los regímenes autoritarios residen en que:

1- Mientras que los regímenes totalitarios presentan una concentración del poder en una sola persona o un pequeño grupo, tienen una ideología elaborada y fomentan la movilización.

2- Los regímenes autoritarios se caracterizan por un pluralismo limitado que se extiende a grupos que no son creados ni dependen del estado, no tienen una ideología racionalmente elaborada y no promueven la movilización en tanto ésta es percibida como una amenaza.

Lo que tienen en común los totalitarismos y los autoritarismos es una alta concentración del poder y normas difíciles de predecir.

Definición minimalista de la democracia

Schumpeter estableció una definición minimalista de la democracia basada en la existencia o no de elecciones. La clasificación de los regímenes políticos basada en una definición minimalista de la democracia resulta de utilidad para llevar adelante investigaciones de carácter empírico, en tanto permite clasificar rápidamente a los regímenes existentes en democráticos o autoritarios en función de si se llevan a cabo (o no) procesos electorales para elegir a los gobiernos de turno. Este tipo de clasificaciones desconoce una dimensión que es fundamental para la existencia de elecciones: Un conjunto de libertades concomitantes que hagan posible el desarrollo de elecciones competitivas y libres, y que, por ende, son inherentes a la definición de un régimen democrático. Según Dahl, este autor estableció una serie de atributos definitorios de las llamadas “Poliarquías”, es decir, de los regímenes políticos que traducen empíricamente el ideal democrático. Éstos incluyen la elección libre, imparcial y periódica de cargos donde se deciden las políticas públicas; el derecho a ocupar tales cargos; libertad de expresión; existencia de variadas fuentes de información; y el derecho de formar organizaciones como partidos políticos y grupos de interés. El imperio de la ley se convierte en una condición necesaria para la realización de elecciones y por ende, para que un régimen político determinado pueda ser clasificado como democrático.

Schumpeter es uno de los autores importantes en lo que se llama la definición minimalista de democracia: Con un conjunto de criterios muy básicos, uno puede decir que un régimen político es democrático o no. Él decía que la democracia es un régimen político que garantiza que el cambio de gobierno se realiza de manera pacífica y sin violencia.

Régimen democrático – O´Donell

Uno en el que el acceso a las principales posiciones de gobierno se logra mediante elecciones que son a la vez competitivas e institucionalizadas y en las que existen, durante y entre esas elecciones, diversas libertades habitualmente llamadas “políticas”, tales como las de asociación, expresión, movimiento de disponibilidad de información no monopolizada por el estado o por agentes privados.

Distintas formas de gobierno de los regímenes democráticos

Existen dos dimensiones principales de concentración-descentralización del poder de decisión: Frontal y vertical.

- Horizontal hace referencia al principio jurídico de separación de los poderes ejecuto, legislativo y judicial, los cuales son independientes entre sí y ninguno de ellos puede usurpar el ámbito de actuación del otro. La particular relación entre el poder ejecutivo y el legislativo dio origen a la distinción entre gobiernos presidenciales y gobiernos parlamentarios.

- Vertical, la modalidad de descentralización más importante está dada por el federalismo que supone la delegación de facultades a subunidades territoriales. Está dimensión dio origen a la diferenciación entre gobiernos unitarios y gobiernos federales.

División horizontal del poder: parlamentarismo – presidencialismo

Un criterio para distinguir entre diversos regímenes democráticos se basa en la división horizontal del poder, es decir, cómo se distribuye el poder entre las estructuras de toma de decisiones. Dicho criterio da lugar a la clasificación de las democracias en parlamentarias, presidenciales o semipresidenciales.

Tres aspectos para distinguir entre los tipos de regímenes democráticos:

1- Es la fuente de legitimidad (directa o indirecta del ejecutivo).

2- Refiere a la estructura (colegiada o unipersonal) del ejecutivo o gobierno estricto.

3- Destaca la relación entre las estructuras de toma de decisiones, particularmente entre el ejecutivo y el legislativo y sus atribuciones.

Características del parlamentarismo

Los sistemas parlamentarios se caracterizan por la soberanía del parlamento. Esto implica que la relación entre el poder ejecuto y el poder legislativo se caracteriza por la fusión de ambos, es decir que los gobiernos son designados, apoyados y destituidos a través del voto del parlamento.

El jefe del ejecutivo, que puede tener varios nombres (primer ministro, canciller) es elegido por el legislativo, poder ante el cual es responsable junto a su gabinete, pues depende de su confianza y puede ser revocado su mandato a través de un voto parlamentario de censura o de no confianza. Es lógico que la duración del mandato del ejecutivo no esté sujeta a plazo alguno, ya que se mantiene mientras conserve el apoyo parlamentario. Como contrapartida de esto, el primer puede investir y destituir a los miembros del gabinete que posee el parlamento, a su vez, puede disolver el parlamento y convocar a elecciones para la conformación de uno nuevo.

Características del presidencialismo

Una de las características predominantes del sistema presidencialista es la separación de poderes que conlleva la independencia de las ramas ejecutiva y legislativa, en abierta oposición a la fusión de las mismas que se constate en el parlamentarismo. Esta separación de poderes se evidencia en que la elección del presidente y su perdurabilidad en el cargo son independientes del congreso. En este sentido, el período de mandato del presidente es por un tiempo constitucionalmente prescrito. El presidente carece de capacidad para disolver el congreso. La separación de poderes se observa también en la norma que establece que la misma persona no puede desempeñar a la vez cargos en ambas esferas (legislativo – ejecutivo). Es decir, el presidente y los ministros no pueden ser al mismo tiempo parlamentarios.

El hecho de que el presidente no sea miembro del parlamento nos lleva a uno de los rasgos estructurales que define a un sistema presidencial, que es la elección popular del presidente, sea de forma directa o a través del colegio electoral (como en USA). Lo distintivo reside en que la fuente de legitimidad del gobierno, a diferencia de los parlamentarismos, es el pueblo y no el parlamento. Esto contrasta con la estructura colegiada del esquema parlamentario, donde el primer ministro y el resto de los integrantes del gabinete comparten la misma fuente de legitimidad, que es el parlamento.

En cuanto a la estructura del poder ejecutivo, en los sistemas presidenciales el presidente es quien dirige el ejecutivo, y los miembros del gabinete son nombrados y destituidos de manera discrecional por el primer mandatario.

Semipresidencialismo

El Semipresidencialismo es una forma de gobierno que combina elementos del régimen presidencia y el parlamento. Con tal propósito, se reforzó el papel del presidente y del primer ministro, reduciendo el poder del parlamento.

El semipresidencialismo comparte con el presidencialismo la elección directa y popular del presidente, o por lo menos, éste no es electo por el parlamento. El presidente, en tanto jefe de estado, debe compartir el poder con un primer ministro, que es el jefe de gobierno y que está sujeto a la confianza del parlamento.

División vertical del poder: Gobiernos unitarios y gobiernos federales

La distribución del poder entre los diferentes niveles de gobierno y autoridad se organiza de diversas maneras.

1- Una modalidad es cuando el poder local o regional está directamente controlado y ejercido por el poder central, que caracteriza a los gobiernos unitarios.

2- Una segunda modalidad es la delegación de facultades realizada por el gobierno central hacia los gobiernos locales o regionales, que caracteriza a los gobiernos federales.

Federalismo : Es una organización política en la que las actividades del Estado han sido divididas entre gobiernos regionales y un gobierno central, de tal manera que cada tipo de gobierno tiene ciertas actividades sobre las que tomas las decisiones finales.

- Los gobiernos unitarios generan una fusión del poder, unificando todas las instancias de decisión de manera vertical. Esta forma de gobierno limita la capacidad de decisión de los gobiernos subnacionales que se transforman en meros ejecutores de las decisiones tomadas por el gobierno central.

- Los gobiernos federales tienen que compartir, aunque en grados diferentes, el poder con los gobiernos subnacionales. En este sentido sostienen que los sistemas federales de gobierno se caracterizan por una soberanía compartida y por tener poderes divididos entre dos o más niveles de gobierno, cada uno de los cuales disfruta de una relación directa con el pueblo. En términos exclusivamente institucionalistas, el gobierno federal es aquel en el que las estructuras de decisión de un estado (poder ejecutivo, legislativo y judicial) se encuentran presentes en los dos niveles de gobierno federal y estatal, siendo garantizados por el texto constitucional.

Gobiernos divididos y gobiernos unificados

En los modelos institucionales tanto de acuerdo a la dimensión horizontal de distribución de poder, que define los tipos de gobierno parlamentario, presidencial y semipresidencial, como de acuerdo a la dimensión vertical de poder, que define los tipos de gobierno unitario y federal, se dan los casos de gobierno dividido o unificado. Colomer considera gobiernos unificados a aquellos donde un solo partido controla todas las instituciones políticas, mientras que los gobiernos divididos son aquellos en los que distintos partidos tienen control sobre distintas instituciones por lo que hay una coexistencia de ganadores parciales.

En el caso del parlamentarismo, existe un gobierno unificado cuando el mismo partido controla el parlamento y el gabinete.

En el caso del presidencialismo, donde el poder legislativo y el ejecutivo son elegidos de forma separada, puede suceder que exista un gobierno unificado cuando el mismo partido obtiene una mayoría de escaños en el congreso y a su vez gana la presidencia.

El gobierno unificado surge cuando el partido del presidente tiene mayoría en la asamblea.

Liberalismo – Kuhn

En el siglo XVI se inicia la victoria de la economía capitalista sobre la producción de mercancías por los artesanos urbanos y el campesinado de cuño feuda. Como primer paso, el capital financiero y comercial se somete a su dependencia las formas de producción primitivas, tanto urbanas como campesinas, y luego las transforma en trabajo asalariado.

Hasta entonces, el productor de una mercancía también era su propietario, pero con el cambio introducido , el productor y el vendedor son dos personas distintas. El producto se convierte en capital de mercancía, en un medio para la obtención de dinero y la mano de obra se canjea como si se tratara de una mercadería.

Por último, pasando por la manufactura y favorecida por las nuevas invenciones técnicas, esta evolución lleva a la industrialización, que desplaza el centro de gravedad económico cada vez más hacia los centros urbanos y elimina todas las reglamentaciones que obstaculizan el desarrollo de la economía.

El desposeimiento del poder administrativo de los estamentos por parte del soberano absoluto, es un completo paralelismo al desarrollo de la empresa capitalista por la paulatina expropiación de los productos por cuenta propia. De la misma forma como el funcionario administrativo ya no es el propietario del dinero que gasta, el trabajador ya no le pertenecen los medios de producción con los cuales trabaja.

Mientras que los teóricos liberales de la economía (Adam Smith, Bentham), podían partir de la realidad de la estructura cada vez más capitalista de la economía, los teóricos del Estado tenían que limitarse a la polémica y a las construcciones.

Sin embargo, Locke y Montesquieu formularon el principio de la separación de poderes. A través del poder legislativo, se proclamó de esta forma el derecho de participación de la burguesía en la configuración política.


Instauración política

Inglaterra fue el primer país donde luego de la revolución del 1688, que es cuando el rey no puede imponerse al parlamento.

De esta forma, en el curso del siglo XVIII, las cortes estamentales inglesas se transformaron paulatinamente en un moderno parlamento, que todos los teóricos liberales del continente, desde Montesquieu hasta Rotteck, tomaron como ideal práctico, si bien muy idealizado y a menudo exagerado.

Cuando el liberalismo comenzó a reanimarse de nuevo hacia los años sesenta, siempre el estado les garantizara cierta libertad de movimientos en el aspecto económico.

Organización del Estado

La postura del liberalismo frente al poder se explica por la situación combativa en la que se encontraba la burguesía en auge frente al Estado absoluto. Con el fin de poder desarrollar plenamente, todas las energías en e ámbito de la sociedad, la burguesía se vio obligada a abogar por la máxima racionalización y delimitación legal de la autoridad, tendente a la supresión total del poder absolutista.

El soberano ya no era un delegado de Dios, situado por encima del Estado, sino que era mandatario del pueblo dentro del Estado, al que ya no podía tratar como si se tratara de su propiedad.

El primer objetivo concreto de la burguesía consistía en hacerse con el poder legislativo, con el fin de que esta división de poderes debilitase los atributos del soberano. La lógica interna de la idea liberal, así como la necesidad social, tenían como finalidad el someter el poder ejecutivo a los representantes del pueblo y eliminar así a la monarquía, para convertir el estado autoritario en una comunidad legal desprovista de poder. El parlamento constituye la institución central del estado liberal.

La tarea concreta del parlamento consiste en el control del poder ejecutivo. Así, según la idea liberal, no se trata de un equilibrio de poderes, sino de un predominio del “poder supremo” (Locke): el poder legislativo constituido por los representantes del pueblo.

Regulación de la justicia

El comportamiento de la justica y de la administración tenía que ser calculable de antemano, si se quería que el sistema económico funcionara sin traba alguna.

Esto significa, en primer lugar, que la desigualdad del derecho estamental, que imposibilitaba la libre competencia tenía que desaparecer.

En segundo lugar, significaba que el poder público tenía que ser obligado a cumplir con ciertas leyes. La autoridad e la ley debía sustituir a la del soberano.

Según la concepción liberal, el Estado es el servidor de la sociedad, el cual ha de velar mediante unas leyes adecuadas, que el individuo pueda desarrollarse libremente, siempre que al hacerlo no entre en conflicto con el uso de la libertad de los demás.

Si la ley había de cumplir esta función, tenía que limitarse a regular las relaciones formales entre los individuos, pero sin intentar ni tan sólo configurar en la forma que fuere la esfera privada, al a cuál pertenecían también la esfera de la producción y de la distribución de bienes. Por lo tanto, toda disposición legal en favor de la protección de los obreros, sería incompatible con el sistema liberal, dado que el Estado sobrepasaría su función ordenadora y adoptaría unas funciones de configuración.

En la historia estos catálogos de derechos fundamentales se hallan dentro de la tradición de la Ilustración, la cual concede a todo individuo derechos innatos (los derechos del hombre), independientemente de su clase social o raza.

Cultura:

Recordar que ser liberal es mostrarse intolerante frente a todo juicio no basado en la razón.

Una de las máximas armas de la burguesía fue la reclamación de la libertad intelectual. Esto es: libertad de fe, de conciencia, de pensamiento, de enseñanza e investigación.

El desarrollo del capitalismo y la evolución de las ciencias modernas, especialmente las ciencias naturales, corren paralelas y se condicionan mutuamente. Para los conservadores, los grandes resortes de la cultura son la agricultura y la guerra, mientras que para los liberales la cultura depende del desarrollo industrial y técnico.

En concreto, el liberalismo tenía que exigir la separación entre Estado e Iglesia. Se preveía que la iglesia, al igual que cualquier otra asociación privada, tuviera libertad de determinación dentro de su propia organización y que pudiera financiarse con las aportaciones de sus adeptos, pero que en ningún momento podía vivir a costa de los impuestos del Estado.

Regulación de la economía

El capitalismo había disuelto los nexos de dependencia económica en la artesanía y el comercio. Las enormes energías económicas que quedaron liberadas con el advenimiento de la libre economía del cambio y del comercio, así como los nuevos descubrimientos técnicos, transformaron cada vez más los Estados europeos, hasta entonces agrarios, para convertirlos en Estados industriales y comerciales. El sistema económico liberal se concebía como garantía para una sociedad de cambio constituida por unos sujetos económicos, iguales y libres.

Ya se había formulado que el individuo tenía que ser dueño de sus propios intereses económicos para que pudiera tener lugar una distribución armónica de la actividad y la propiedad. Según la doctrina liberal, era tarea del Estado el suprimir todos los obstáculos que se opusieran a tal orden natural.

El Estado tenía que garantizar las bases de una sociedad de propietarios particulares autónomos mediante la autonomía privada, así como la libertad de contrato, de comercio, de propiedad y de herencia. Se creía que la mejor forma de servir al bien común consistía en que cada cual buscase su propio provecho, sin evacuar consultas al respecto con terceros, esto es: en las condiciones de una libre competencia.

El modelo Liberal preveía que con este sistema cualquier individuo tuviese las mismas oportunidades de adquirir la condición de propietario, y en consecuencia, de adquirir los criterios de la posesión y la formación.

RESUMEN 2DO PARCIAL CIENCIAS POLITICAS

Rosanvallon – El buen gobierno

De una democracia a la otra

Los regímenes políticos en occidente son democráticos, vienen de la votación, de las elecciones. Donde dos grupos o más tienen posibilidades de obtener la victoria.

Puede decirse que, si bien nuestros regímenes son democráticos, no se nos gobierna democráticamente. Se considera que nuestros regímenes son democráticos en el sentido de que el poder sale de las urnas como consecuencia de una competencia abierta, y de que vivimos en un Estado de derecho que reconoce y protege las libertades individuales. Democracias, por cierto, sumamente incompletas. Así, los representados se sienten con frecuencia abandonados por sus representantes estatutarios y el pueblo, pasado el momento electoral, se ve poco soberano. Si la vida política se organiza en torno de instituciones que definen un tipo de régimen, es, en efecto, acción gubernamental, es decir, gestión cotidiana de la cosa pública, instancia de decisión y de mando.

Si bien todo esto existe en la actualidad, pareciera que las democracias son un régimen político incompleto, quiere decir: Parece ser que se percibe por parte de la sociedad que si bien todos los demás elementos están dados cuando culmina la votación, ya no se gobierna más democráticamente.

Para los ciudadanos la falta de democracia significa:

-No ser escuchados, van, votan eligen para ver quien ejerce ese poder, pero al ver que se toman decisiones sin consulta alguna a la ciudadanía o inclusive a otras institucione del propio régimen político democrático liberal.

-Que los ministros no asumen sus responsabilidades, que los dirigentes mienten con impunidad.

-Que el mundo político vive encerrado en sí mismo y no rinde cuentas suficientes.

-El funcionamiento administrativo y burocrático del propio Estado sigue siendo terriblemente opaco.

Lo que antes era una relación representante – representado, ahora se ha transformado en una relación entre gobernantes – gobernados.


Presidencialización de las democracias

Partamos de este hecho para explorar nuestro problema: el movimiento de presidencialización marca desde hace unos 30 años una ruptura en la naturaliza y la forma de las democracias. Es inmediatamente perceptible, porque la elección mediante el sufragio popular de la cabeza del Ejecutivo es lo que lo define de manera más simple y obvia.

Cada vez más el poder está más centrado en el Ejecutivo, el Legislativo empieza a perder poder y se empieza a dar una relación de gobernantes y gobernados.

En las nuevas democracias, las más numerosas (en Asia, África, en américa latina), el procedimiento se impuso sin reflexión, como una consecuencia considerada lógica de la salida de regímenes despóticos y del reconocimiento de la soberanía popular; un procedimiento cuya legitimidad no hace falta argumentar. En estas democracias la elección del presidencial se identifica con la existencia misma del sufragio universal.

En Europa el sufragio universal se conquistó por doquier hace más de un siglo. Había estado ligado entonces al establecimiento de asambleas representativas, y salvo en la República de 1848 en Francia y la de Weimar en la Alemania de 1919, no se utilizó en los primeros tiempos de su vigencia para elegir la cabeza del Ejecutivo.

Alemania e Italia ambos tienen un presidente de la República, pero este es elegido por el Parlamento y solo tiene una función representativa, en tanto que el primer ministro es nombrado por ese presidente conforme a la mayoría resultante de las elecciones de los representantes. El recuerdo de esta historia del período de entreguerras llevó a esos dos países a la adopción, después de 1945 de las instituciones actuales. En el caso de los países del Sur de Europa (España, Grecia, Portugal), tardíamente salidos de la dictadura de los 70s, también se adoptó una visión del retorno a la democracia.

Portugal constituyó la excepción al instalar un presidente elegido por sufragio universal, pero que ocupa una posición original, modelada por la importancia atribuida a la antigua concepción liberal del poder moderador.

Los países del Este europeo hicieron más adelante el mismo tipo de elección que esos países del Sur, inclinándose en general por regímenes de primer ministro.

De esas diferentes maneras, Europa parece haber quedado al margen del movimiento de presidencialización que marcó el mundo. La presidencialización de la democracia quedó marcada en Francia por una conformación de potencialidades que se juzgaba amenazantes; se alimentaba la sospecha de la memoria de un cesarismo que había sido rechazado por su falda de liberalismo.

El predominio del ejecutivo

Mas allá de las diferencias heredades en lo esencial de la historia (cuando el Legislativo tenía más poder que el el ejecutivo). El fenómeno del presidencialización de las democracias no es más que la consecuencia de una evolución política más profunda: El enorme crecimiento del Poder Ejecutivo. Allí está el hecho generador de la presidencialización: El poder, si se habla en singular, es ahora el Poder Ejecutivo.

Si la presidencialización que podríamos calificar de formal (la que se traduce por la elección popular del jefe del ejecutivo) no se adoptó en todos lados, el fenómeno de polarización y personalización ligado a la dominación es aquel poder es, por su parte, universal.

Para expresarlo en forma adecuada, es necesario considerar los órganos gubernativos más allá de la mera institución presidencial, aun cuando esta constituya su eje en la gran mayoría de los países. El poder legislativo terminó por su parte subordinado de hecho a la función gubernativa.

En algunos países el ejecutivo es elegido por el legislativo, pero es en esa figura y su gabinete donde se concentra cada vez más el poder.

El poder legislativo terminó subordinado al poder ejecutivo, y parece ser que no hay una división de poderes.

Se empieza a hablar de que las leyes pasan de formarse en el legislativo, para formarse en el ejecutivo. Antes el presidente tenía mucho poder, pero también lo tenía las cámaras del ejecutivo. Este fenómeno se da en cualquiera de las variantes del régimen político democráticos, tanto para lo que es el presidencialismo, que uno podría pensar que quizá corresponda a una tendencia del mismo, pero también se da, para Rosanvallon, en los sistemas parlamentarios, porque no en todos los lugares del mundo hay elección directa del presidente, por ejemplo, en el Reino Unido, Alemania, España, etc.

Para estos países, sea un canciller, primer ministro, presidente, lo que sea (que sería el poder Ejecutivo), elegidos por el legislativo, es en esa figura y en su gabinete donde se concentra cada vez más el poder.

Desde una perspectiva historia, después de la primera guerra mundial, cuando el capitalismo entra en crisis, se abren dos caminos:

La ley tiene que ser una producción del poder ejecutivo: El ejecutivo crea la ley la envía al congreso casi como algo formal, o si no, que se gobierne por decreto. En este contexto Rosanvallon dice que esto se empezó a plantear con la guerra y después de la guerra y que surgen dos caminos:

- Uno que fue muy conocido: Tecnocrático o meritocracia: Reconocía el carácter central del Ejecutivo y que señalaba que las decisiones políticas, leyes, no podían ser producto de personas que habían sido electas por las distintas mayorías populares, porque estas personas no tenían capacidad para poder legislar sobre una enorme variedad de temas, y que esto debería ser realizado por un grupo de expertos, si es posible “apolíticos”. Y que eran estas personas especialistas en el tema que debían gobernar por encima del parlamento, el parlamento debía tener allí, pero debía tener cada vez menos poder y en la medida de lo posible “despolitizar” el Ejecutivo y hacerlo cada vez más “Tecnocrático”.

- El estado de excepción: Con determinados hechos como la guerra, la crisis, la reconstrucción hay que suspender las formas de vida pública normales y adoptar un proyecto de concentración de poder en el Ejecutivo con un fuerte “decisionismo”.

Modelo parlamentario representativo

Es el modelo histórico de las democracias. Se lo construyó sobre dos principios:

1- El imperio de la ley: Por que esta se entendía como el vector de un poder que en su esencia era no dominador: el de la regla impersonal. La impersonalidad se consideraba como la primera de las cualidades políticas, indisociablemente liberal y democrática.

2- Advenimiento de un pueblo legislador: Ya que ahora se reconocía en el pueblo la fuente generadora de todos los poderes.

El poder central era el Legislativo , mientras que el ejecutivo ya era visto como secundario, tanto a raíz de esa primacía como debido a la limitación de la esfera de la acción pública en la época. La determinación de las condiciones de organización del Legislativo va a imponerse en consecuencia como la gran cuestión del debate sobre la institución de la democracia en los siglos XVIII y XIX cuyo centro era la naturaleza del vínculo representativo.

La búsqueda de una profundización democrática se organizó en la época alrededor de tres grandes objetivos:

1- Democratización de la elección: Mediante la reducción del peso de los aparatos y las camarillas sobre los términos de las decisiones ciudadanas. En Francia de 1848 grupos obreros se opusieron con vehemencia al a dominación de los abogados y periodistas en los comités electorales. También se darían las batallas, para limitar la acumulación y la duración de los mandatos.

2- Mejora del carácter representativo de los elegidos. En términos de representación de los grupos sociales: esa será la razón de ser de la formación de los partidos de clase. La idea de representación proporcional por su lado, movilizaría las energías a mediados del siglo XIX para perfeccionar la “función expresiva” del Parlamento, donde el movimiento comenzó a teorizarse y constituyó el objeto de las más intensas campañas políticas.

3- Las propuestas se concentrarían alrededor de la instauración de procedimientos de referendo. Así, en Europa de los últimos decenios del siglo XIX se lanzaría un gran debate en torno del tema de la legislación directa por el pueblo.

Estas diferentes visiones del progreso democrático, inscritas en la perspectiva parlamentaria representativa, ya se habían esbozado en la época de la Revolución Francesa, cuando se hicieron oír con fuerza las diatribas contra la “aristocracia representativa”.

La noción de “democracia participativa” también se inscribe, en lo esencial, en el mismo espacio de perfeccionamiento y superación de la democracia representativa.

Relación entre gobernados y gobernantes

En la era del predominio del Poder Ejecutivo la clave de la democracia está en las condiciones del control que sobre él ejerza la sociedad. El objetivo no puede ser el de un imposible autogobierno, puesto que la noción de gobierno presupone una distinción funcional entre gobernados y gobernantes. Rosanvallon decía que la democracia que hoy tenemos, derivado de todo este proceso de cambios está democracia que tenemos hoy es una democracia “incompleta” porque es una democracia de autorización Antes bien, el de mantener esa relación en su estricto carácter funcional, definiendo las condiciones de una acción gubernamental, que permitan su apropiación por los ciudadanos y no hagan de ella una instancia de dominación, expresión de un poder oligárquico separado de la sociedad. Pero de ese modo solo se instaura una “democracia de autorización”: Nuestra principal instancia de CIUDADANIA, concepto clave de democracia, es el momento de votar, momento en el cual le otorgamos el permiso a alguien para gobernar, allí termina nuestra participación, por eso, se llama “ DEMOCRACIA DE AUTORIZACIÖN”.

Si se puede considerar que, con ciertas condiciones, la elección es capaz de determinar adecuadamente la relación entre representantes y representados, no sucede lo mismo con la relación entre gobernados y gobernantes. El principio de la designación de un representante consistió históricamente en expresar una identidad o transmitir un mandado, cosas que podían cumplirse idealmente a través de la elección. En tanto que la elección de un gobernante no hace sino legitimar su posición institucionar y no le confiere ninguna calidad. El “rendimiento democrático” de esa elección es, en tal sentido, inferior al de un representante.

De ahí, la imperiosa necesidad de prolongar la democracia de autorización con una democracia de ejercicio, cuyo objeto esdeterminar las cualidades esperamos de los gobernantes y las reglas que organizan sus relaciones con los gobernados . En la instauración de esa democracia se juega ahora lo esencial. Su ausencia, en efecto, es lo que permite que la elección de la cabeza del Ejecutivo abra el camino a un régimen liberal y en ciertos casos hasta dictatorial.

De manera vacilante y muy general, lo que hoy se busca en numerosos sectores de la sociedad civil y en el mundo militante con la proclamación de un imperativo como el de la “transparencia”, el llamado a la construcción de una democracia en red e incluso la referencia a la noción de “gobierno abierto”, para utilizar algunas palabras que están en boca de todos y en todas las plumas.

Esta obra explorará sus elementos constituyentes bajo dos rúbricas. La aprehensión de los principios que deben regir las relaciones de los gobernantes con los gobernados en democracia, en primer lugar, se destacaran tres de ellos:

1- La legibilidad: Transparencia, que podamos leer lo que hace el gobierno, y que no sea una caja oscura, secreta, y que no podamos entender el porqué de esa toma de decisiones. A los gobernantes se los ve muchísimo en prensa, o lo que sea.

Antes, no se los veía tanto en público, pero las decisiones eran mucho mas “legibles, comprensibles”, por eso la “Ilegibilidad” no es democrática.

2- La responsabilidad: Es un mecanismo de control, tiene que ser responsable, tiene que validar, y no solamente llegar al poder a través de los votos, y tiene que rendir cuentas permanentemente en los distintos planos, porque es algo muy importante y serio el ejercicio del poder político.

3- La responsividad: Los gobernantes sean “receptivos” de las demandas y necesidades de esa sociedad compleja y heterogenea. Para que se entienda, texto extraído del libro: “La palabra que han hecho oír en las urnas se disuelve, a continuación, en los recintos parlamentarios, en tanto que los gobernantes parecen afectados de sordera, la expresión ciudadana común y corriente por otro lado, ya solo existe atomizada en las redes sociales sutilmente manipulada por los intereses de los grupos de presión organizados o limitada a una palabra de protesta difusa. Se ligan así a la vez, una falta de receptividad de los gobernantes y una expresión ciudadana atrofiada. Aquí se ve lo lejos que estamos de una democracia de apropiación que Rosanvallon pide para evitar un retroceso en el régimen político.

Estos principios esbozan los contornos de una “democracia de apropiación” se necesita confianza entre GOBERNANTES Y GOBERNADOS. Su plasmación permitiría a los ciudadanos ejercer más directamente funciones democráticas que desde hace mucho ha acaparado de forma exclusiva el poder parlamentario.

La determinación de las cualidades personales requeridas para ser un “buen gobernante”, a continuación. Cualidades que no se discernirán para trazar un retrato robot idealizado, superposición de todos los talentos y todas las virtudes, sino para considerar de manera más operativa las que son necesarias para el establecimiento de un lazo de confianza entre gobernantes y gobernados, y fundar así una “ democracia de confianza”, definida la confianza como una de las “instituciones invisibles” cuya vitalidad ha cobrado una importancia decisiva en la era de la personalización de las democracias.

Para que haya confianza hay que hablar directamente y hay que ser integro. Si queremos mantener la democracia tenemos que tener en cuenta estos conceptos para que la ciudadanía se RE-APROPIE de ella. La tendencia a la presidencialización es inevitable.

Declive y redefinición de los partidos

Los partidos políticos de masas fueron las organizaciones que tuvieron el papel protagónico en el funcionamiento del modelo parlamentario representativo de la democracia. Representaban a una parte de la sociedad civil en el poder. Con la instauración del sufragio universal, contribuyeron a dar forma y canal a la expresión de las opiniones. En paralelo estructuraron la vida parlamentaria al dar origen a grupos disciplinados que, directamente o a través de los juegos de alianzas, permitían alcanzar mayorías. Con el ejercicio de esas dos funciones los partidos marcaron una ruptura con el viejo mundo del as redes de notables que regían la vida política y parlamentaria en la primera era del sufragio censitario o del sufragio en dos niveles.

Los partidos se convirtieron de manera gradual en organizaciones de masas. Más allá de su funcionalidad electoral parlamentaria, tuvieron de ese modo un papel de representación social. Expresaron clases e ideologías, es decir intereses y visiones de la sociedad y de su devenir

Esos partidos vivieron la erosión y luego la desaparición, a partir de la década de 1990, de esta última función representativa. Por dos razones:

1- Obedeció al hecho de que la sociedad misma se tornó más opaca y hasta ilegible en ciertos aspectos, y por ende menos fácil de representar que una sociedad de clases de contornos y características bien definidos. Entramos, en efecto, a una nueva era, la del individualismo de la singularidad, marcada por la complejización y la heterogeneización del mundo social, los individuos están determinados por su historia personal como por su condición social. En ese sentido, representar la sociedad implica ahora describir las nuevas condiciones sociales, en la era de un capitalismo de innovación que ha sucedido al anterior capitalismo de organización, y a la vez, explicar socialmente situaciones, pruebas, temores y expectativas que condicionan la vida de los individuos. La invisibilidad social se debe hoy a esos dos órdenes de realidad. Las raíces sociológicas, podríamos decir, de esta nueva era de la mala representación se aprehenden ahora mejor.

Pero otro factor, menos advertido y más importante para el objetivo de este trabajo, también hizo un vigoroso aporte al declive de los partidos: el deslizamiento de estos hacia la función gubernativa. Ante todo, porque los parlamentos mismos ya no son instancias representativas ni el motor de la iniciativa y la elaboración de las leyes: en lo esencial, esta última tarea es ahora es ahora patrimonio exclusivo del Ejecutivo. En consecuencia, los partidos se han vuelto elementos auxiliares de la actividad del Poder Ejecutivo, son ellos los que libran el combate para tratar de garantizar una legitimación continua al poder, o, al contrario, mostrar el carácter nefasto de su política a fin de preparar su derrota en las próximas elecciones. De hecho, representan más la razón de los gobiernos ante los ciudadanos que a estos frente a aquellos. Los diputados, si bien siguen siendo elegidos en su circunscripción, ya no son sino en forma marginal los representantes de esta: en la práctica, se les delegan ante todo tareas puramente políticas. Constituyen de aquí en más la fracción dominada, por relativamente pasiva, de la oligarquía gobernante. Mas allá de los efectos de desociologización y burocratización de las estructuras partidarias, es el deslizamiento hacia el Ejecutivo el que explica que los responsables políticos estén cada vez más alejados de la sociedad y profesionalizados, convertidos en puros hombres y mujeres del aparato.

La actividad e los partidos se redujo al mismo tiempo a la gestión de los plazos electorales, cuyo eje central es la elección presidencial, que gobierna todo el resto de la vida política. Los partidos, cuyo número de afiliados “ordinarios” se ha mostrado en casi todas partes en caída libre, a causa de su repliegue en la función gubernativa auxiliar, ya solo se preocupan por volver a ellos en la perspectiva utilitarista de las primarias, en vista de las cuales su control es un capital decisivo. Estos serán necesariamente múltiples, ya se trate de desarrollar formas de representación narrativa o de “representar problemas de sociedad” por intermedio de asociación activas en los diferentes dominios de la vida social y cultural.

Hacia nuevas organizaciones democráticas

Había cuenta de que se han convertido en estructuras auxiliares de los órganos gubernativos, los partidos no están pues en condiciones de desempeñar un papel positivo en la formalización democrática de la relación gobernantes – gobernados. En efecto, mucho más en la perspectiva de una reconquista del poder que en la de una ampliación de las capacidades de los ciudadanos, aun cuando invoquen con frecuencia, a la manera de un encantamiento, un recurso acrecentado a la práctica de los referendos.


La meta de estas iniciativas no es “tomar el poder” sino vigilarlo y controlarlo. Menos visibles en lo mediático que los movimientos antes citados, trabajan ahora en los cinco continentes para obligar a los gobernantes a rendir cuentas, ser veraces al hablar, escuchar a los ciudadanos, comportarse de manera responsable y suprimir el velo de opacidad detrás del cual suelen ocultarse, y de ese modo abren un nuevo campo a la implicación ciudadana.

Otro universalismo democrático

La realización de las figuras de la democracia de ejercicio también dibuja un horizonte de reivindicación y de acción en los lugares mismos donde los ciudadanos están aún impedidos de acudir a las urnas. Es de manera notoria lo que sucede en China, para no mencionar más que un ejemplo masivo. En ese país los ciudadanos se movilizan contra la corrupción, la indiferencia del poder, la opacidad de algunas políticas, la irresponsabilidad de los dirigentes, y exigen que las autoridades rindan cuentas. Donde los regímenes todavía no son democráticos, los ciudadanos luchan para que sus gobiernos exhiban ciertas cualidades democráticas mínimas. Se advierte en esos casos que la conquista de elementos constitutivos de la democracia de ejercicio puede preceder al establecimiento de una democracia electoral.

Por sí sola la democracia de autorización es así frágil y manipulable, y está expuesta a ser pervertida en un horizonte presidencialista, toda vez que le sirven de base una lógica de personalización y una dinámica de polarización. Por su carácter descentralizado y multiforme, la democracia de ejercicio está mucho menos expuesta a las posibilidades de corrupción. Por eso encarna ahora el rostro positivo del universalismo democrático.

Las cuatro democracias

Este trabajo cierra un ciclo de obras dedicadas a las mutaciones de la democracia contemporánea. Con ello la habremos aprehendido en sus cuatro dimensiones:

- Actividad ciudadana.

- Régimen político.

- Forma de sociedad.

- Forma de gobierno.

La democracia ciudadanía se construyó ante todo alrededor de la conquista del sufragio universal: un sufragio que definió a la vez un derecho político, es decir, un poder; el de ser un ciudadano activo, y un estatus social que permite ser reconocido como individuo autónomo participante en la comunidad cívica sobre una base de igualdad. A continuación, este enfoque de la ciudadanía se amplió, dado que los ciudadanos ya no se conformaban con votar y afirmaban su posición de soberanos. En comparación con el pueblo elector, esas prácticas dieron una voz y un rostro a las figuras de un pueblo vigilante, un pueblo-veto y un pueblo-juez. En tanto que la elección era un mecanismo de instauración de la confianza, esas prácticas constituyeron el ejercicio de la desconfianza como segunda esfera de la actividad ciudadana.

Democracia – régimen se define por las instituciones y los procedimientos destinados a dar forma a la voluntad general. Su constitución se produjo en torno de dos grandes aspectos. La de las instituciones de la representación, por un lado. Y por otro lado la de las instituciones de la soberanía. Una nueva aprehensión de la voluntad general había procurado superar los límites de una expresión exclusivamente mayoría de esta. Así, en lo sucesivo solo se considera que un poder es plenamente democrático si está sometido a pruebas de control y validación a la vez competitivas y complementarias de la expresión mayoritaria. Se espera que ese poder se pliegue a un triple imperativo de distanciamiento de las posiciones partidarias y los intereses particulares (legitimidad de imparcialidad), consideración de las expresiones plurales del bien común (legitimidad de reflexividad) y reconocimiento de todas las singularidades (legitimidad de proximidad).

La democracia – forma de sociedad constituye su tercera figura. Al mostrar que la revolución moderna había sido, ante todo, en su principio más profundo, una “revolución de las igualdades”, aprehendida esta como una relación, una manera de constituir una “sociedad de semejantes”. En su origen la igualdad se había considerado, como una cualidad democrática, una figura de la comunalidad, y no solo como un modo de distribución de las riquezas. En la sociedad de los iguales se aborda la cuestión mostrando que el fracaso de esa idea de igualdad fue uno de los factores esenciales que llevaron a una explosión contemporánea de las desigualdades, destructora de la democracia como forma de sociedad.

La democracia – Gobierno, en su cuarta dimensión, y se describen las condiciones del a centralidad que ha cobrado en el mundo contemporáneo, derivada del surgimiento de la nueva forma presidencial gobernante del régimen democrático. La consumación de la larga empresa marcada por la publicación de este volumen no debe comprender, claro está, como el agotamiento de interrogantes que impusieron su ejecución

Eric Hobsbawm

Perspectivas de la democracia.

Hay palabras que todo el mundo tiene deseos de demostrar entusiasmo, como maternidad, o medio ambiente, o “democracia”. Hoy en día, es imposible a excepción de unas cuantas teocracias islámicas y de otros tantos reinos y feudos hereditarios de jeques asiáticos, encontrar un régimen que no rinda oficialmente tributo, tanto en su constitución como en su gobierno, a asambleas o a presidentes elegidos mediante competición electoral. Cualquier Estado que posea estos atributos es oficialmente considerado superior a cualquier otro que carezca de ellos.

Debe indicarse igualmente que la mayoría de los sistemas políticos estables que los observadores imparciales no tendrían inconveniente en considerar democráticos son hoy monarquías, ya que éstas parecen haber perdurado mejor en este contexto político. Para Thomas Hobbes, la palabra “democracia” alude a este modo estándar de Estado, es decir, un Estado constitucional que ofrece la garantía del imperio de la ley, así como diversos derechos y libertades civiles y políticas, y al que gobiernan sus autoridades, entre las que deben figurar necesariamente asambleas representativas, elegidas por sufragio universal y por la mayoría numérica del conjunto de sus ciudadanos, en elecciones celebradas a intervalos regulares en las que se enfrentan distintos candidatos y organizaciones rivales .

A lo que hoy vamos a ver es la “democracia liberal” y sus perspectivas.

Las constituciones, incluso las constituciones eficaces y operativas, no tienen por qué ser democráticas. Sabemos, desde Tocqueville y Mill, que a menudo la democracia es más una amenaza que una protección para la libertad de las minorías y la tolerancia que se les profesa. También se sabe que los regímenes que alcanzan el poder mediante un golpe de estado, pueden continuar ganándose el apoyo de auténticas mayorías mediante sucesivos llamamientos al sufragio universal masculino (Como chile y Corea del Sur) en 1970 y 1980, sugieren una ligazón entre el capitalismo y la democracia. La defensa del voto libre no estriba que garantice los derechos, sino en que permite que la gente (en teoría) se deshaga de los gobiernos impopulares.

Tres observaciones críticas que son de inmediata relevancia:

1- La democracia liberal, al igual que cualquier otra forma de régimen político, precisa de una unidad política que enmarque su ejercicio: por lo común el tipo de estado que habitualmente conocemos como “Estado-Nacion” . No puede aplicarse en aquellos ámbitos en que no exista dicha unidad de estado nación, o en los que parezca estar aun alumbrándose, y singularmente no es posible aplicarla a las cuestiones globales, por muy urgentemente que éstas nos acucien.

2- La segunda reflexión arroja algunas dudas sobre la afirmación ampliamente aceptada en el discurso público estadounidense, admitida de forma universal, de que la gobernanza liberal democrática es siempre y en el acto superior, o al menos preferible a la no democrática. No hay duda que esto es cierto, siendo idénticas todas las demás circunstancias, pero la cuestión es que no siempre lo son. Fijémonos en Colombia, una república, posee una plusmarca casi única en relación con la permanencia prácticamente ininterrumpida de un gobierno democrático, representativo y constitucional. Tal como exige la teoría, dos partidos enfrentados electoralmente, el de los liberales y el de los conservadores, han protagonizado aquí, la pugna política. Salvo durante algunos breves intervalos, Colombia nunca se ha encontrado sometida al gobierno del ejército o de caudillos populistas. Sin embargo, y a pesar de que el país no se haya visto implicado en ninguna guerra internacional, en Colombia el número de personas muertas, mutiladas y expulsadas de sus casas se ha venido contando por millares a lo largo del últimos medio siglo, es sin duda incomparablemente superior a la de cualquiera de los países de ese continente, atormentados, como es notorio por dictaduras militares. No se sugiere que los regímenes no democráticos sean mejores que los regímenes democráticos. Simplemente, el hecho que con demasiada frecuencia se pasa por alto, de que el bienestar de los países no depende del a presencia o ausencia de su único tipo de orden institucional, por muy recomendable que sea desde el punto de vista moral.

3- La tercera observación quedó expresada en la clásica de Winston Churchill: “La democracia es la peor de todas las formas de gobierno, a excepción de todas las demás”. Esto se toma como un argumento en “favor” de la democracia liberal representativa, es de hecho una expresión de profundo escepticismo. Los analistas políticos y los profesionales siguen mostrándose extremadamente escépticos respecto a que la democracia representativa de masas sea de hecho una forma efectiva de administrar los gobiernos. Los defectos inherentes a la democracia liberal representativa como sistema de gobierno resultaron obvios tanto para la mayoría de los pensadores serios como para los satíricos. De hecho, estos defectos fueron objeto de amplios debates, hasta que se reveló poco aconsejable que éstos dijeran en público lo que verdaderamente pensaban de la masa de votantes de la que dependía su elección.

En los países cuyas tradiciones de gobierno representativo llevaban largo tiempo establecidas, la democracia no sólo se aceptaba porque los sistemas alternativos parecieran mucho peores, sino también porque, a diferencia de lo sucedido en la terrible época de las guerras mundiales y del a catástrofe económica global, era muy poca la gente que sentía la necesidad de un sistema alternativo; en particular en un período de prosperidad general que lograba una vida mejor hasta para los pobres y que estaba provisto, además, de sistemas de bienestar público muy amplios.

Para la democracia liberal como forma de gobierno hay algo que resulta innegable, “el pueblo”, es hoy el fundamento y el punto de referencia común a todos los gobiernos estatales, excepto el teocrático. Y esto no es sólo inevitable, sino justo, pues si el gobierno tiene algún propósito ha de ser el de hablar en nombre de todos los ciudadanos, y con vistas a la procura de su bienestar. En la era del hombre de la calle, todo gobierno es un gobierno del pueblo y para el pueblo, aunque evidentemente no pueda ser, en sentido operativo, un gobierno regido por el pueblo.

Los demócratas liberales, comunistas, fascistas, nacionalistas de todo tipo, pese a que tuvieron ideas diferentes de como formular, expresar e influir, en “la voluntad del pueblo”. Los estados nacionales, las economías y los sistemas sociales modernos no han podido funcionar sin el respaldo pasivo e incluso la activa participación y movilización de un número muy elevado de ciudadanos. La propaganda de masas ha sido un elemento esencial incluso para los regímenes dispuestos a aplicar una coerción sin límite a sus pueblos. Ni siquiera las dictaduras pueden sobrevivir mucho tiempo si sus súbditos dejan de estar dispuestos a aceptar el régimen . Esta es la razón de que, llegado el momento de la verdad, los llamados regímenes “totalitarios” de la Europa del Este, a pesar de seguir contando con la lealtad de su aparato estatal y de tener su maquinaria represiva en buen orden de funcionamiento, desaparecieran de forma rápida y silenciosa.

En el siglo XX, se seguirá constituyendo aún en el siglo XXI el fundamento de gobierno popular, ¿incluido el liberal democrático? El argumento que se plantea es que la actual fase del desarrollo capitalista globalizado está socavando graves implicaciones para la democracia liberal. Por ello, la política democrática se asienta en dos supuestos:

1- Uno moral, o teórico: En términos morales, la democracia requiere que el régimen cuente con el apoyo expreso del griego de sus ciudadanos, lo que, se presume, corresponde a la fracción más numerosa de los habitantes del estado. Por muy democráticos que fueran los arreglos para blancos en la Sudáfrica, un régimen que prive permanentemente del voto a la mayoría de su población no puede ser considera democrático.

Hoy nos enfrentamos a una secesión extremadamente obvia: la de los ciudadanos respecto de la esfera de la política. La participación en las elecciones parece estar disminuyendo en la mayoría de los países liberal-demócratas. Si la elección popular es el principal criterio de la democracia representativa, entonces, ¿En que medida es posible hablar de legitimidad democrática de una autoridad elegida, como la Cámara de representantes de USA, por una tercera parte del electorado potencial? Como considerar legítimo a un presidente de los Estados Unidos elegido por poco más de la mitad del 50 por 100 de los estadounidenses con derecho a voto.

2- Uno práctico: Los gobiernos de los modernos estados-nación territoriales – todos los gobiernos- descansan en tres presupuestos:

1- Tienen más poder que otras unidades que operan en su territorio. Pero hasta los Estados más fuertes, estables y eficaces han perdido el monopolio absoluto de la fuerza coercitiva. Y una de las razones que lo explica es la catarata de nuevos instrumentos de destrucción, pequeños y portátiles, que hoy se encuentran fácilmente al alcance de los pequeños grupos disidentes , así como el carácter de la vida moderna, extremadamente vulnerable a episodios de súbita desorganización, por breves que sean.

2- Los habitantes de sus territorios están más o menos dispuesto a aceptar de buena gana su autoridad. Pero los dos pilares más sólidos de un gobierno estable han comenzado a tambalearse , (en los países en que descansa la legitimidad popular), la lealtad y el servicio voluntario de los ciudadanos a los estados, la disposición a acatar el poder del estado, pese a que este esté muy arraigado y sea abrumador.

Sin el primero de estos pilares , las guerras totales basadas en el servicio universal y en la movilización de la nación habrían sido tan imposibles como el incremento experimentado por la renta pública de los estados.

Sin el segundo de estos pilares, según manifiesta la historia de África y de grandes regiones de Asia, no habría sido posible que pequeños grupos de europeos hubiesen conservado su dominio colonial por espacio de varias generaciones con un coste relativamente moderado.

3- Los gobiernos pueden proporcionar a los ciudadanos servicios que de otro modo no sería posible prestar en absoluto, o no con la misma eficacia . Esto se ha visto socavado no sólo por el debilitamiento del poder del estado, sino, a partir de la década de 1970, por el hecho de que los políticos y los ideólogos hayan vuelto a proceder, con argumentos favorables, a una crítica extremadamente radical del estado, crítica que sostiene que el papel de éste debe ser reducido a toda costa. Se argumenta, con más convicción teológica que pruebas históricas, que todo servicio que puedan proporcionar las autoridades públicas, es bien indeseable, bien redundante, pues “el mercado” puede prestarlo mejor, con mayor eficacia y a menor coste. Desde que se ha planteado este argumento, los servicios públicos han sido sustituidos de forma generalizada por servicios privados o privatizados. Actividades tan características del gobierno nacional, o del local, como las oficinas de correos, las prisiones, los colegios, el suministro de agua e incluso los servicios de asistencia social han sido puestas en manos de empresas privadas o transformadas, en negocios lucrativos, y al mismo tiempo, los funcionarios públicos han sido transferidos a agencias independientes o reemplazados por subcontratistas comerciales. Y por supuesto, el modus operandi de la empresa privada, centrada en la maximización de beneficios, se ha convertido en el modelo al que aspira incluso el gobierno. En los países ricos del mundo, los extraordinarios triunfos del a economía ponen a disposición de la mayoría de los consumidores más bienes de los que el gobierno o la acción colectiva hayan prometido o proporcionando jamás en épocas de menor bonanza.

La participación en el mercado sustituye a la participación en la política. El consumidor ocupa el lugar del ciudadano. El señor Fukuyama ha argumentado que el hecho de optar por no votar, es como el de preferir comprar en un supermercado en lugar de en un pequeño comercio local, “Es reflejo de que la población realiza una elección democrática. Los ciudadanos “desean” la soberanía del consumidor”.

Tanto el estado territorial soberano como cualquier combinación de estados, siendo como son el marco esencial de la política democrática o de cualquier tipo de política, viven hoy una situación de mayor debilidad que antes. El alcance y la eficacia de sus actividades son inferiores a las de épocas pasadas. Su imperio sobre la obediencia pasiva y el servicio activo de sus súbditos o ciudadanos está declinando.

De ahí que no sólo haya menguado la disposición de los ciudadanos a participar en política, sino también la eficacia de la clásica y única forma legítima de ejercer la ciudadanía, esto es, la elección por sufragio universal de aquellas personas que representan al “pueblo” y están por tanto autorizadas a gobernar en su nombre. Entre dos elecciones consecutivas, es decir, por varios años, habitualmente la democracia existe sólo como una amenaza potencial que se cierne sobre la reelección de esas personas o el éxito de sus partidos.

De ahí que empeore cada vez más la ya baja calidad intelectual de la retórica pública de los políticos democráticos, en especial cuando se ven confrontados con dos de los elementos del actual proceso de la política democrática que han adquirido un carácter progresivamente más central: el papel de los medios de comunicación modernos, y la expresión de la opinión pública a través de la acción directa.

La razón es que estos son los dispositivos con los que, en el lapso que media entre dos elecciones, se ejerce un cierto control sobre las acciones del gobierno. Los titulares o mejor dicho, las irresistibles imágenes de la televisión, son el objetivo inmediato de todas las campañas políticas, porque resultan mucho más afectivas que la movilización de decenas de miles de personas. Y no son siquiera los debates parlamentarios, ni las políticas editoriales, las que suscitan unas expresiones de descontento público tan patentes que incluso los gobiernos con la más segura de las mayorías quedan obligados a tomar nota de ellas entre dos períodos electorales:

- Son los impuestos municipales, el gravamen de los carburantes y la aversión a los alimentos transgénicos.

El principal papel de los medios en la política moderna es obvio. Gracias a ellos, la opinión pública es más poderosa que nunca, lo que explica el ininterrumpido crecimiento de las profesiones que se especializan en influir en ella. Lo que no suele comprenderse con la misma claridad es el crucial vinculo que une la política mediática y la acción directa, esto es, la acción que emana desde abajo e influye directamente en los más altos mandatarios encargados de adoptar decisiones, saltándose los mecanismos intermedios con que cuentan los gobiernos representativos oficiales.

La percepción de gran potencia política, pero por completo carente de estructura, de que “es preciso hacer algo” que surge al hilo de las imágenes de espantosa atrocidad que ofrece la televisión, y que ha tenido la fuerza suficiente como para generar, a modo de respuesta, a una acción más o menos improvisada por parte de los gobiernos. Hay manifestaciones que han logrado que una acción directa con un objetivo bien elegido y realizada por pequeños grupos y plenamente conscientes de la importancia de las cámaras puede ser muy eficaz, incluso contra organizaciones concebidas para resultar inmunes a los procesos políticos democráticos.

Todo esto sitúa a la democracia liberal frente a lo que quizá sea su más inmediato y serio problema. En un mundo cada vez más globalizado y transnacional, los gobiernos nacionales conviven con fuerzas que ejercen cuando menos el mismo impacto que ellos en la vida cotidiana de sus ciudadanos, pero que se encuentran, en distintos grados, fuera de control. Las declaraciones de impotencia respecto a la inveterada propensión alcista de los precios del petróleo no son prudentes porque, cuando algo va mal, los ciudadanos, incluidos los ejecutivos de las empresas, se muestran convencidos, de que el gobierno puede y debe hacer algo al respecto, y esto incluso en países como Italia, donde no se espera nada, o muy poco del Estado, o USA, donde amplios sectores del electorado no creen en el Estado. Esa es, después de todo, la función del gobierno.

Pero a todo esto, ¿Que pueden y deben hacer los gobiernos? Más que en el pasado, éstos se hallan sometidos a la incesante presión de una opinión pública sujeta a un continuo seguimiento y también son más sensibles a ella.

Hoy las autoridades públicas se enfrentan constantemente al hecho de tener que tomar, sobre los intereses comunes, unas decisiones cuyo carácter es tanto técnico como político. Y aquí los votos democráticos no sirven en modo alguno de guía. Las consecuencias medioambientales del ilimitado crecimiento del tráfico motorizado y las mejores estrategias para enfrentarse a ellas no pueden descubrirse simplemente por medio de referendos. Además, esas estrategias podrían resultar impopulares . Y en una democracia, es poco prudente decirle al electorado cosas que éste no quiere oír. Si los gobiernos están persuadidos de que toda propuesta que aumente los impuestos de cualquier artículo o servicio equivale a un suicido electoral.

En resumen, la “voluntad del pueblo”, sea cual sea la forma en que ésta se exprese, no puede determinar de hecho las tareas específicas del gobierno. Como ya observaran esos teóricos de la democracia que son Sydney y Beatrice Webb en relación con los sindicatos, el pueblo no es capaz de juzgar los proyectos, sino los resultados. Al pueblo se le da mejor votar en contra que a favor.

Nadie puede negar que, en el marco de la democracia liberal, una de las cosas que añaden dificultad a la gobernanza es el hecho de tener que escuchar la voluntad del pueblo. Hoy, los gobiernos casi nunca cuentan con la solución ideal. Esa solución es la que antiguamente daba fundamento a la confianza que depositábamos en los profesionales de la medicina y en los pilotos de avión, la misma en la que ambos especialistas tratan aún de afianzarse. No les indicábamos de qué modo tenían que servirnos, dado que, al no ser expertos no podíamos hacerlo, pero poníamos nuestra confianza en ellos mientras algo no saliera mal. Pocos gobiernos disfrutan hoy de la confianza a priori. En las democracias liberales, esto es, en las multipar titas, es raro que los gobiernos vengan a representar una mayoría efectiva de los votos y menos aún del electorado. Las viejas escuelas de democracia y sus principales motores, es decir, los partidos y las organizaciones de masas que un día proporcionaron a sus “gobiernos” precisamente ese tipo de confianza a propio al ofrecerles su constate apoyo, se han desmoronado.

En el clima creado por los omnipresentes y todopoderosos medios de comunicación, los pasajeros del vehículo democrático, empeñados en dar consejos al conductor al pretender hallarse en posesión de una pericia capaz de rivalizar con la del gobierno por su labor, se dedican a comentar constantemente la actuación de éste.

En tales circunstancias, la solución más conveniente para los gobiernos democráticos, y a veces la única, consiste en mantener el mayor número de decisiones posible al margen de la publicidad y de la política, o en eludir al menos el proceso que conlleva el gobierno representativo, lo que implica prescindir tanto del electorado final como de las actividades de las asambleas y las instancias elegidas por él.

Los gobiernos librarán una constante guerra de guerrillas contra la coalición compuesto por una bien organizada minoría decidida a hacer campaña en favor de los intereses económicos, y los medios de comunicación. Dichos medios tenderán cada vez más a considerar que su función política consiste en publicar lo que los gobiernos preferirían mantener oculto, pese a que al mismo tiempo confíen, y esa es la ironía de una sociedad basad en un ilimitado flujo de información y en el ocio.

Por tanto, la mayor parte de la población mundial, y ciertamente las personas que habitan en regímenes liberales demócratas dignos de tal nombre, seguirá viviendo en estados operativamente eficaces, pese a que en algunas desdichadas regiones el poder del Estado y de la administración haya quedado prácticamente desintegrado. Por consiguiente, la política permanecerá. Y dado que seguiremos viviendo en un mundo populista en el que los gobiernos deben tener en cuenta al “pueblo” y en el que el pueblo no puede vivir sin gobierno, las elecciones democráticas continuarán produciéndose.

Sheldon Wolin

La política del Superpoder: La democracia dirigida.

Wolin escribe en el año 2000 cuando Bush es presidente.

Punto 1:

Superpoder es la unión de Estado y corporación en una era de decadencia de la democracia y de analfabetismo político. En este capítulo veremos algunos de los cambios políticos que están permitiendo el desarrollo de Superpoder y del totalitarismo invertido y degradando la democracia de un principio formativo a una función principalmente retórica dentro de un sistema político cada vez más corrupto.

Punto 2:

La constitución de Superpoder depende de una relación simbiótica entre dos elementos:

1- Uno político: Es un imperio y consiste en gran medida de poderío militar, ventas de armas, alianzas y tratados con estados clientes relativamente débiles.

2- Uno económico: Es la corporación globalizadora. Los lleva a países extranjeros bienes y servicios económicos, así como el poder suavizante de influencias y productos culturales.

Lo interesante es ver en manos de quien está este poder y en manos de quien está este proceso político imperialista. Este poder ya no está solamente en el riñón del Estado, sino que se usa el Estado para contener intereses corporativos.

Según advirtieron ciertos académicos de prestigio, si las decisiones sobre política exterior tomaran en cuenta la opinión pública, le resultado probablemente sería, o bien la indecisión o bien un constante “desplazamiento” en respuesta a los deseos de un pueblo caprichoso, frente a los intereses de las corporaciones y esto hace que se aleje cada vez más la política de la ciudadanía.

Lippmann, predijo directamente que, si la política exterior siguiera los dictados de la opinión pública, el resultado sería “un desequilibrio enfermizo de las verdaderas funciones del poder” así como políticas “letales para la supervivencia misma del Estado y una sociedad libre”.

Como ejemplo, el gobierno comandado por Bush, la doctrina de la “razón de Estado”, por ejemplo, el incidente en el cual el vicepresidente invitó secretamente a varios ejecutivos de la industria energética a una reunión para formular la política energética del gobierno y excluyó a representantes del medio ambiente y del interés público.

El estado de aislamiento que se adjudica a los asuntos imperiales, y las operaciones de las corporaciones globalizadoras tienen el resultado neto de excluir al público de un rol deliberativo, en todas y cada una de las esferas principales del poder moderno. Al mismo tiempo, los poderes que excluyen a la democracia de sus consejos la exportan ansiosamente.

Punto 3:

El poder del estado, depende también en gran medida del consejo de los individuos que trabajan para las corporaciones. Los políticos renuncian para aceptar puestos muy convenientes en empresas; los ejecutivos de empresas se toman licencia para conducir dependencias del gobierno y fijar políticas , los militares de alto rango son contratados por las corporaciones o se hacen comentaristas televisivos, ingresan a los cuerpos docentes de las universidades o compiten en las elecciones primarias por las nominaciones presidenciales. Una de las consecuencias de esto es que el político adquiere características gerenciales. La política y las elecciones, así como la conducción de los departamentos y agencias gubernamentales han pasado a ser consideradas una habilidad gerencial más que política. La arrogancia que lleva a los ejecutivos corporativos a violar la ley tiene su paralelo en la arrogancia con la cual Superpoder desprecia o ignora las normas internacionales.

No es casual que, en repetidas ocasiones, junto con funcionarios del partido, se presenten cargos de corrupción contra generales que pasan a formar parte de corporaciones y contra ejecutivos de empresas que hacen su experiencia en el gobierno.

Punto 4:

El poder corporativo depende del Estado de innumerables maneras: Para obtener contratos, subsidios y protección; para promover sus oportunidades en el mercado interno y externo. A partir del último cuarto del siglo XX, la relación entre el poder corporativo y el poder estatal comenzó a avanzar más allá de una relación de favores recíprocos o de una puerta giratoria entre las casas matrices de las corporaciones y los cuarteles generales de las fuerzas armadas. Mientras que el alcance de la autoridad reguladora del gobierno ha retrocedido, el poder corporativo ha ido ocupando progresivamente funciones y servicios gubernamentales, muchos de los cuales solían considerarse áreas exclusivas del poder estatal. La expansión corporativa se extender a las funciones militares, provincia que supo estar custodiada solamente como prerrogativa del Estado. En la misma medida en que corporación y Estado están hoy unidos de manera indisoluble, la “privatización” se vuelve lo normal y la acción del Estado que va en contra de los deseos corporativos, una aberración. A través de las privatizaciones se llega a la idea que “Corporación” y “Estado” son lo mismo.

La privatización provee un componente fundamental en la democracia dirigida. Al ceder funciones esenciales que alguna vez fueron celebradas como victorias populistas, la privatización devalúa lo político y su contenido democrático. La estrategia que siguen los defensores de la privatización es, primero, desacreditar las funciones de bienes social como “socialismo” y luego vender esas funciones a un oferente privado o bien privatizar un programa en particular. Una función gubernamental tradicional como la educación está en proceso de redefinición, pasando de ser una promesa de hacer la educación accesible a todos a ser una oportunidad de inversión para el capital de riesgo.

Podría parecer perverso advertir sobre la “tentación totalitaria” de un momento en que el Partido Republicano, y en menor medida el demócrata, han abogado por la causa del “gobierno más pequeño”, de recortar la “burocracia inflada” y debilitar sensiblemente sus poderes de control. Burlarse de la advertencia sería perder de vista un objetivo fundamente de la democracia dirigida: la expansión del poder privado (es decir, el corporativo) y la abdicación selectiva de la responsabilidad gubernamental por el bienestar de la ciudadanía. Estas tendencias no están impulsadas por un deseo de reducir el control sobre el pueblo. Indican más bien una comprensión de que el gobierno, en el sentido de un control sobre la población en general y el desempeño de las funciones gubernamentales tradicionales como defensa, las medidas de salud pública, asegurar los medios de comunicación y transporte y la educación, puede ser ejercido mediante mecanismo “privados” que no son responsables delante del pueblo.

El llamado libre mercado no es solamente cuestión de compradores y vendedores o de productores y propietarios, sino de relaciones de poder que son fundamentales para dirigir la democracia. La unión del poder corporativo y el poder del Estado significa que, en lugar de la ilusión de un sistema más reducido de gobierno, tenemos la realidad de un sistema más amplio, más invasivo que nunca, alejado de influencias democráticas y por lo tanto más capacitado para dirigir la democracia.

Punto 5:

“Apoyamos el proceso eleccionario, la democracia, pero eso no significa que tengamos que apoyar a gobiernos que resultan elegidos como resultado de la democracia”. – George Bush.

La cultura corporativa puede definirse como el conjunto de normas y prácticas que, operando en los diversos niveles de la jerarquía corporativa, modelan o influyen sobre las creencias y el comportamiento de quienes trabajan en un determinado contexto institucional. Actualmente, la cultura corporativa no se limita a la corporación. La democracia dirigida depende de gerentes y los gerentes son el producto y los creadores de la cultura/ lógica corporativa. Anteriormente la democracia presuponía una cultura popular, la idea que el colectivo social pueda cuidar del propio colectivo social, donde se empodera los intereses la sociedad común, no solo de las Elites. La nueva cultura c corporativa es una competencia constante, siempre a ganar, que choca con la idea anterior de ayuda a todos. El reconocimiento de las tentaciones del poder y del interés egoísta llevó a invocar o a apelar a una variedad de restricciones con la esperanza de poner límites a los gobernantes o por lo menos de evitar que cometieran actos nocivos o perversos. La democracia presuponía la presencia de una “cultura popular”.

El ideal de una cultura política democrática estaba referido a la cooperación en el cuidado de los mecanismos comunes, de prácticas en las cuales todos, potencialmente, podrían tomar parte en las decisiones sobre los usos del poder, haciéndose responsables, al mismo tiempo, de las consecuencias de sus decisiones.

La cultura de la corporación del siglo XXI es una cultura anti política de competencia más que de cooperación, de agrandamiento, de aventajar a los rivales y de dejar atrás carreras destruidas y comunidades vulneradas. Acepta como axiomática la idea de que los ejecutivos tienen que estar, primero y principal, orientados al a competencia e impulsadas por las ganancias: la rentabilidad de la entidad corporativa es más importante que cualquier comunidad de intereses con la sociedad en general. “ El competidor es nuestro amigo” y “el consumidor es nuestro enemigo”.

Como ejemplo: Wal-Mart , el paraíso de los precios bajos para los consumidores y perfecto complemento económico de Superpoder. A su manera, es un poder invasivo, totalizador, que se va afianzando continuamente en una comunidad local tras otra, destruyendo los negocios pequeños que no pueden competir, imponiéndoles a sus empleados salarios bajos, condiciones laborales duras y servicios de salud deficitarios, y desalentando la sindicalización. Es capitalismo invertido a la manera corporativa, imperial.

La lógica corporativa es una lógica del cinismo, que en definitiva lo que termina haciendo es generar una desmoralización política y una falta de interés sobre lo público. Democracia y superpoder se convierten en dos términos que no pueden estar en la misma frase.

La ciudadanía en una democracia con estas características corporativas queda reducida a un electorado muy vulnerable que solo elige a los que tienen capacidad para conseguir financiación millonaria en una elección para posicionarse.

Cuando se habla de la fusión corporación – Estado, se ve que toda idea de civismo, servicio público es reemplazada por una cultura del a agresión y la explotación. Cualquier política que no beneficie a los sectores populares está prevista como un daño colateral.

La pregunta generalizada es si es posible la democracia cuando la cultura dominante en la economía fomenta la conducta y los valores antipolíticos y antidemocráticos; cuando el mundo corporativo es tanto el proveedor principal de liderazgo político como la mayor fuente de corrupción política; cuando los pequeños inversores están en una posición de desamparo comparable a la del votante promedio . La “Democracia de los accionistas” pertenece a la misma lista que la “Democracia del Superpoder”.

Lo que está en juego son las condiciones convenientes para las formas de poder antitéticas a la democracia. La ciudadanía queda reducida a un electorado cuya potencia consiste en elegir entre candidatos al Congreso que antes de hacer campaña hayan demostrado su “seriedad” consiguiendo que colabores adinerados hicieran donaciones por un millón de dólares o más. Este rito de pasaje asegura que el candidato esté en deuda con el poder corporativo antes de asumir el cargo . No es sorprendente que el candidato que más dinero recaude sea el ganador. El número de votos se convierte en la expresión de lo aportado.

La calidad de la democracia va cayendo constantemente a los intereses corporativos y la manera de gestionar el Estado sin tener en cuenta las ideas básicas democráticas basadas en la participación política.

El fenómeno de la “Democracia dirigida” tiene un fenómeno histórico como lo describe Wolin, reside en el Republicanismo y su desarrollo, donde siempre se tendió a beneficiar a los sectores más ricos y educados, frente al ala del partido Demócrata que era más fiel a los sectores populares.

Maquiavelo fue quien generó una nueva síntesis en donde gobernar de manera efectiva requería una combinación de Elites calificadas y a la vez, el apoyo popular, allí se mezclaba el principio república y democrático. El republicanismo reuniendo a los mejores que no se dejarían tentar por las riquezas, etc. Básicamente iban a trabajar para el bien común. Y ellos necesitaban al pueblo para mantener la guerra, la lealtad, etc. El cimiento era el pueblo para poder sostener el poder, frente a los poderosos que tienen otras lógicas. El poderoso son muchos menos, y siempre van a estar jugando para sus propios intereses, en cambio el pueblo, lo único que quiere ser respetado y que no avasallen sus derechos, propiedad, etc. Lo importante es que el pueblo sea relevante frente al Estado.

La “Democracia dirigida” es la aplicación de las habilidades gerenciales a la institución política democrática básica que son las elecciones populares. Una elección, a diferencia del simple acto de votar, se ha convertido en una producción compleja. Las elecciones no dirigidas serían la personificación de la contingencia; la pesadilla empresarial de los maniáticos del control. Un método de asegurar el control es hacer una campaña electoral permanente, saturada de propaganda política todo el año.

Punto 6:

Si bien una “democracia dirigida” podría parecer una contradicción en sus propios términos, la idea de una democracia exportable no fue inventada sobre la marcha para justificar la invasión en Irak. La existencia del Superpoder fue testimonio de la confiabilidad y la disponibilidad de la democracia para la exportación, de lo contrario sus líderes no se habrían sentido suficientemente seguros como para imponerla en Irak.

El totalitarismo invertido había perfeccionado el arte de moldear el apoyo de los ciudadanos sin permitirles gobernar.

Para los conquistadores estadounidenses, el gobierno de la mayoría tiene ciertas connotaciones negativas relacionadas con los resultados inciertos y la probabilidad de excesos. Dirigir la democracia requiere un proceso por el cual se filtran las posiciones “extremas” y el control queda en manos de un grupo custodio favorito, la “gente correcta”, preseleccionada por los conquistadores, cuya recompensa consiste en ser los primeros en afianzarse en el poder.

Punto 7:

La democracia dirigida debe ser impulsada por un gobierno impregnado de la cultura corporativa; este requisito refleja una preocupación primordial del capitalismo globalizador, del capitalismo general: La preocupación por la estabilidad de las condiciones . Un capitalismo vigoroso siempre conlleva el potencial de un malestar social que algunas veces culmina en reclamos de políticas igualitarias anticapitalistas y de intervención gubernamental.

El circulo vicioso por el cual el capital provoca reacciones hostiles que amenazan la estabilidad que él mismo requiere se reproduce en el Superpoder. Al amalgamarse la corporación y el Estado, la cultura política del servicio público es reemplazada por una cultura agresiva y explotadora. Como versión corporativa, consideremos el “achicamiento”. Las firmas se achican para competir con sus rivales de manera más eficiente. El achicamiento implica víctimas: se destruyen carreas, vidas que sufren cambios radicales, esperanzas que se diluyen. Se lo ensalza como una parte esencial, inevitable, de la “destructividad creativa” (Schumpeter) del capitalismo. El surgimiento del fenómeno de la “tercerización” está ampliando el alcance del daño colateral hasta alcanzar a las clases medias y empleados administrativos.

Un gobierno sensible al creciente desamparo de los Muchos, a las diferencias de clases cada vez más marcadas, a las inminentes crisis ecológicas, necesitaría un gravo de autonomía suficiente como para desafiar los deseos corporativos. El hecho de que el gobierno rara vez desafíe el poder corporativo, le permite al capital definir el terreno político de manera que se adecue a sus propias necesidades.

Wolin – Segunda Parte – Las élites intelectuales contra la democracia

Como se vio anteriormente, el gobierno de la élite ha concebido históricamente la idea de la democracia como su antítesis y enemigo natural. Con el surgimiento del Estado Moderno, podrían parecer irrefutables las pretensiones elitistas de que el ejercicio del gobierno requiere un orden especial de habilidades del cual carecen los ciudadanos ordinarios y por lo tanto, debe encomendarse a los Pocos que las poseen. Hoy cuando las élites dominantes pregonan el atractivo de la democracia y lo explotan como instrumento del poder estadounidense, el desprecio de las élites está prudentemente camuflado, como democracia dirigida.

En su creencia de que los Pocos deberían más o menos monopolizar el poder, el elitismo político muestra su afinidad electiva con el capitalismo. Ambos creen que los poderes de un cargo elevado, ya sea en el gobierno o en el mundo presencial, deben quedar reservados para quienes se los ganan por sus cualidades personales y talentos excepcionales, más que para quienes llegan al poder en virtud de la aprobación popular. En un mundo perfecto, a las élites política se les confiaría el poder y se las recompensaría con prestigio; a las elites capitalistas o económicas, se las recompensaría con poder y riqueza.

En teoría, ambas formas de elitismo deberían oponerse . Las élites políticas tienen derecho al poder por que se supone que son “virtuosas”, es decir, desinteresadas, respetuosas de los principios y sobre todo, dedicadas a los verdaderos intereses de la sociedad. Mientras que las elites económicas, siguen su vocación de acumulación, constante maximización de beneficios a partir de una lógica egoísta, a partir de conductas que tienen que ver con la competencia, la eliminación de otro, manejan un egoísmo que está legitimado y que se percibe como una forma de acción necesaria. Las elites corporativas a parte tienen otra característica, que es la corrupción, esta forma de acción que necesitan para ganar está basada en lógicas corruptas. Esta alianza entre ambos tipos e elites es una alianza tensa y se ha ido desgastando en post de lo que es el Estado corporativo, que tiene como resultado un poder Ejecutivo cada vez más arrogante y esquivo a solucionar conflictos de intereses.

Punto 2:

Hay dos territorios donde los fines contrapuestos del elitismo de Superpoder y la democracia anti-Superpoder son más evidentes y de vital importancia: La educación y las elecciones . Ni las elecciones ni la democracia son la fuente de legitimación a la que apelan las élites; en cambio , la educación es hoy el principio legitimador fundamental del elitismo . La democracia entiende a la educación como un acceso a una formación cívica, popular que mejora la practica de la ciudadanía. Aquí hay una fuerte contraposición con los objetivos que tiene la corporación. La corporación va a aspirar a privatizar esos espacios de formación cívica y política para dejar esto disponible solamente a las elites y dejar la educación técnica para los que no vayan a dirigir el gobierno.

Una educación cívica y populista es una fórmula que no se adecua a los requerimientos de la hegemonía estadounidense según la conciben las élites, que tienen una visión de una educación pública para la superciudadanía (educación para las masas) cada vez más privatizada y especializada. La privatización implica una estrategia concertada para romper el monopolio de la educación pública en los niveles primario y secundario y alentar a las corporaciones “privadas” a establecer y administrar escuelas, incluidas las instituciones públicas; el financiamiento se realiza a través de fondos públicos que de lo contrario podrían mantener escuelas públicas. La educación técnica, es decir, la creación de una “fuerza laboral calificada” es para una población de estudiantes que proviene en su inmensa mayoría de familias de ingresos bajos. Esta misma dirección educación también desde la perspectiva elitista tiene que estar privatizada y direccionada para la conveniencia de esas elites. Por el contrario, se privilegia a las instituciones privadas (facultades, universidades), que asumen la función de instituciones públicas y prácticamente monopolizan la preparación de las elites gobernantes.

Punto 3:

¿Cómo se forman las elites?

En las instituciones de elite, a diferencia de los institutos terciarios municipales y muchas otras instituciones educativas tanto públicas como privadas, predominan las humanidades y las ciencias sociales; esas disciplinas son consideradas una marca de superioridad que distingue a sus estudiantes de los que asisten a instituciones menores donde se pone el acento en las “habilidades laborales”. La educación vocacional de las élites se delega a las escuelas de postrado y de formación profesional, derecho, medicina, negocios, ciencias, ciencias sociales y humanidades, donde no sólo se producen profesionales calificados como “líderes en su actividad”. Aunque algunas universidades públicas, incluso algún colegio secundario público, cumplen con los requisitos para ser instituciones de elite, el costo elevado de estas convierte la asistencia en una inversión.

El elitismo funciona como una empresa autosuficiente. La clave es producir graduados que no sólo sean exitosos sino también ricos, capaces de alimentar el apetito de las instituciones de élite. En las universidades de elite son como el primer paso para la construcción de redes y de ejercicios de relaciones públicas, es la etapa donde se van conformando todos los espacios de poder, conocimiento, entre diferentes articuladores dentro de las elites. La educación no es solamente un eslabón técnico, sino un eslabón social y estratégico para redes que a futuro van a ejercer el poder. se alienta a los elegidos como futuras élites a que formen “redes”, vinculándose entre sí para brindarse apoyo profesional o recomendarse unos a otros en el futuro.

Wolin ve como estas elites después vuelven para formar a futuros integrantes de estas élites, es un sistema que se retroalimenta tanto, en términos de poder como financiero. Se reproduce una ideología hegemónica dentro de estos espacios y asegurarse que esto se sostenga a través del tiempo.

Think Thank: Son como grupos de expertos que principalmente trabajan en la política internacional, en el diseño de políticas estratégicas de EEUU y otros países, y estos think thank están formados en estos institutos privados para asistir ideológicamente y técnicamente a los estados.

El elitismo actual para Wolin encuentra sus comienzos en dos ramas que están representadas en dos autores:

1- Samuel Huntington

2- Leo Strauss

Strauss habla de las elites en torno al heroísmo, cierto rechazo por lo común y más anti democrático. Se basa más en una perspectiva filosófica pensada para el arte del gobierno para pensar la política, filosofía más custodiada, enfocando que este tipo de pensamiento es solo para la élite. Maneja la hipótesis de que la sociedad está ordenada a partir de mitos a partir de mitos, y estos mitos pueden ser falseables, por lo tanto y es necesario que queden en pocas manos y la justificación y pensamiento de esas sociedades, de este tipo de pensamiento, quede situado en la Elite. El ve a las masas como crédulas por naturaleza y esa credulidad es necesaria para la existencia y preservación de la sociedad. Y queda resignada la filosofía a unos pocos. El encuentra en Platón y Aristóteles gran parte de esa sabiduría, el piensa a la filosofía no para diseño de políticas sino para pensar la política y razonarla. Que la filosofía quede en el arte de los virtuosos. Está manera de pensar genera aspiraciones y grandes políticos y en este sentido una de las personas que capta esto, es Mandfield.

Manfield entiende el sistema político dominado por el Ejecutivo. Él se concentra en la idea de monarquía, de un rey patriota, antidemocrático, o un príncipe que está mucho más relacionado a un ejecutivo, y este poder rozando los límites de la ley, pero garantizando osadía, nobleza, pero que en muchos momentos puede estar lejos de la voluntad popular o los intereses diferentes que puede haber en la sociedad. Esto separa lo que son las decisiones del Ejecutivo y las necesidades de un pueblo y también de los grupos de presión.

El elitismo entiende que la posesión del poder es algo justo, es un derecho, y esto está por encima de las elecciones. Aquí se entra a hablar de las elecciones como un tema muy delicado y siempre fue algo contrapuesto a los intereses de las Elites. Para ellos el espacio natural donde se deciden a los futuros líderes son las universidades donde asisten estas futuras elites, donde se forman y se les da el verdadero juego de poder, preparación, selección y demás. El Elitismo lo que trata siempre es de deslegitimar a los principales rivales de esta lógica elitista, y deslegitimar la contienda electoral como lugar de legitimación política.

Aquí entra un autor “Zakaria”, que tiene una mirada parecida a Huntington. Este autor no coincide con Wolin, que tiene una mirada de la democracia de Wolin (Democracia debilitada y asediada por las corporaciones), sino que habla de una democracia poderosa de influencia total. Pero ve en las elecciones uno de los problemas más importantes. Zakaria entiende a la democracia como la que genera cualquier tipo de problema que hay en la sociedad, el entiende que el poder se ha deslizado hacía abajo y esto debe ser cambiado. A parte cualquier atisbo de democratización de cualquier elemento que antes haya estado custodiado por las elites, el encuentra un problema en que la democratización de la información, de la tecnología. Y trata de pensar en un modelo para ponerle un freno a la democracia. A tal lugar llega su desprecio a la democracia que habla de un “Hitler” que llega al poder mediante democracia y elecciones libres. El modelo que piensa Zakaria tiene que ver más con las “autocracias”, o dictaduras que abrieron su economía (como la de Pinochet).

En EEUU el pretende volver a un momento en que la democracia estaba solo en un sector social alto y la toma de decisiones se coescribía solamente a ese sector.
Zakaria pensaba la economía como una ausencia de políticas a largo plazo, que también tiene que ver con la democracia y la demagogia que puede llegar a haber en un gobierno. Y el entiende que es mejor modelos institucionales que estén por fuera del aparato político concreto, como el FMI, el banco mundial, etc, que pueda manejar la economía independientemente de la política.

Mientras que Huntington tiene una mirada mas amplia, con las civilizaciones en conflicto. Tiene una producción mucho más visible.

Danilo Zolo – El principado de la comunicación

La soberanía del consumidor político:
Los axiomas constitutivos de la democracia, junto con el pluralismo y la competencia entre élites por el liderazgo político, es la soberanía del consumidor político. De acuerdo con Schumpeter, la competencia política puede llamarse democrática solo cuando es una “libre competencia por un voto libre”. Por su parte Dahl sostiene que la democracia pluralista difiere de la “tutela” porque cada individuo es el mejor juez de sus propios intereses.

Según audio SOBERANIA DEL CONSUMIDOR: pensemos en cuando contratamos un servicio de cable no hay tantas opciones. Estas opciones una vez que están contratadas se observa que presentan problemas similares a la hora de tener que dar la solución todas las empresas tienen el mismo problema, a esto se lo considera un mercado oligopólico, es un mercado donde no hay soberanía del consumidor dado que la oferta está concentrada en dos o tres oferentes. En la teoría económica clásica, en el capitalismo moderno funcionan de acuerdo a la competencia perfecta, es decir, el mercado no está controlado monopólica ni oligopólicamente, sino que hay competencia, entonces, si hay competencia perfecta gana la sociedad en su conjunto, porque le consumidor tiene soberanía, porque puede elegir, y quien mejor que cada uno para saber elegir que productos consumir, esto se llama “deficiencia agregada”.

En la realidad la economía capitalista no funciona así para estos teóricos clásicos

De conformidad con esto, afirma que las instituciones democráticas trabajan con el objetivo de la realización de la máxima libertad posible garantizando que todos tengan la misma oportunidad de que sus propios intereses se incorporen a la agenda del proceso decisional. En una democracia, todos los ciudadanos deberían ser libres para participar en la competencia política, ya sea como candidatos o como votantes.

La soberanía del consumidor político, en especial en el análisis de Schumpeter, se encuentra comprometida por la aptitud de los grupos políticos y económicos para usar métodos tomados en préstamo de la propaganda comercial, para influir en el proceso mediante el cual se forma nuestra voluntad política. Schumpeter llega a sostener que los consumidores, ya sean compradores de productos económicos o políticos, son susceptibles a la influencia de la publicidad y otros métodos de persuasión.

El partido político para Schumpeter es muy parecido a una empresa, en lugar de producir calzado, ropa, etc, produce bienes políticos y luego los ofrece, por ejemplo “si ganamos las elecciones vamos a hacer esto y esto y esto”. Los que se dedican a hacer política se transforman entonces en los oferentes de mercancías políticas. Schumpeter los llama empresarios políticos, estos se dirigen a sus consumidores, que son los ciudadanos. Los empresarios políticos quieren “comprar” los votos de los ciudadanos de alguna forma, compiten por una decisión de compra, el ciudadano compra una propuesta cuando la vota. Compara, analiza, se informa y compra.

Schumpeter dice que lo que analizan los consumidores no interesa, hay democracia cuando hay libertad, autonomía, es decir, cuando el consumidor no es presionado. Ósea, la democracia considera según Schumpeter con la soberanía del consumidor.

La propaganda política tiene éxito, precisamente en la medida en que, mediante un recurso a técnicas persuasivas de tipo sugerente y repetitivo, evita comprometerse con argumentos racionales que podrían despertar las capacidades críticas del receptor del mensaje y estimular su conciencia . En este aspecto, el consumidor de “productos políticos” de acuerdo tanto con Schumpeter como con Sartori, tiene menos ventajas que el consumidor de bienes económicos, por el hecho de que la calidad de los productos de uso cotidiano, desde alimentos, ropa, etc, puede ser controlada.

Es prácticamente imposible que la información política no sea en cierta forma, “adulterada o selectiva”. Esto es un resultado y la inclinación inevitable de quienes aspiran a favorecer ciertos ideales o intereses, sino también de la posición parcial de los receptores reales de cualquier mensaje político, se actúa como seleccionador positivo de los contenidos del mensaje. Parece conveniente que, para Schumpeter, la libre competencia por un voto libre, la libertad de expresión y para todos y la libertad de prensa, si las oligarquías políticas y económicas están en condiciones de “crear la voluntad del pueblo” mediante el uso de técnicas propagandísticas. Sostuvo que la manipulación de las opiniones políticas de los ciudadanos era “una parte esencial del proceso democrático” y que las técnicas psicológicas empleadas en la administración y la propaganda de los partidos políticos no eran meros accesorios, sino en realidad “la esencia de la política”. La esencia de la democracia se encontraría según este argumento, en el uso de las libertades civiles y políticas para suprimir la autonomía de los individuos.

Zolo es muy crítico de este modelo, se enfoca la crítica en el aspecto de la comunicación política. En nuestras sociedades la relación entre individuos y políticos está mediada por medios masivos de comunicación. Según el, supongamos que hay soberanía del consumidor, tanto en los mercados económicos como en el mundo político, ¿no es alterada por publicidad engañosa? (Por algo tenemos el derecho a defensa al consumidor), que están destinadas a defender los derechos de los consumidores. Entonces, ¿Hasta qué punto los consumidores eligen libremente considerando todas las variables? Con información real de lo que están comprando sin ser engañados, sin ser sometidos a técnicas de comercialización.

Por ejemplo, en los mercados : Somos más consumidores directos, ya que cuando compramos un producto en un supermercado nos podemos dar cuenta más rápido de si x producto tuvo publicidad engañosa o no, o, por ejemplo, con el seguro del auto.

En la política: No sucede inmediatamente, es muy difícil que el consumidor medio llamado en el mercado político “votante” sepa si lo que le están diciendo es verdad o no y que lo pueda experimentar de manera directa. La información del votante medio sobre las propuestas políticas es muy baja, y muy baja la capacidad del votante medio de experimentar sobre esos temas. En el plano político la publicidad es MUCHO MAS engañosa. Para Schumpeter está bien que los votantes sepan poco y nada de política. Esta idea del consumidor individual informado es compatible con la idea del consumidor racional, ese consumidor que investiga. Es normal que le votante promedio no le de mucha bola a la política porque esto no le dará un beneficio económico y es normal que no se interesen, porque no vale la pena perder tiempo en ello.

Según Dahl, y otros economistas de la democracia han sostenido que, en un régimen democrático, la opinión pública, a pesar de la influencia de los grupos políticos y económicos, tiene no obstante un papel esencial que desempeñar.

Schumpeter dice que igual hay democracia, y la gente votará mas o menos informada, y no nos interesa como cada ciudadano construyó su decisión de votar. Para que haya democracia alcanza con que haya libertad, autonomía, es decir, si a la gente no le interesa votar es un problema de la gente.

Poli centrismo comunicativo:

La autonomía es un concepto que puede tener alguna relevancia ética, pero es engañoso y hasta peligroso en la política. Dado que los medios de comunicación y propaganda política están a disposición de todos los grupos que se presentan como candidatos a la obtención del poder, y dado que no hay límite a la libertad que cada grupo tiene de promover su propia candidatura, los pluralistas democráticos suponen que, en un régimen democrático, la opinión pública es sustancialmente libre.

Al votante medio le interesará más o menos participar en elecciones, pero tiene que tener una variedad de fuentes de información. Cuando hay un solo canal de comunicación disponible se lo caracteriza por un régimen totalitario no hay policentrismo comunicativo, por eso no puede ser calificado como un régimen democrático.

El rol del electorado es básicamente decidir sobre quien debe decidir. Danilo Zolo rechaza esto ya que es una definición de democracia muy incompleta. Hay toda una corriente de la cs política que opina que esto es así, pero hoy tenemos que analizar en las comunidades actuales cuales son los niveles de impacto, y como impactan los medios de comunicación masivas sobre la formación del espacio público.

La opinión publica libre tiene que ser un requisito de la democracia, desde ya, ¿pero hasta qué punto la opinión pública es libre cuando está controlada por los medios masivos de comunicación?

La opinión pública finalmente llega a ser identificada con las ideas predominantes en cualquier momento dado entre el público indiferenciado de ciudadanos corrientes. Desecha el rasgo de la “racionalidad” porque ya no aspira, a través del diálogo público, a la universalidad de opiniones, sino que, está guiada por criterios codiciosos y oportunistas.

Schumpeter y los teóricos del pluralismo democrático han empeorado, e incluso incrementado la ambigüedad de esta doctrina “revisionista”. Esta ambigüedad se manifiesta, como lo hemos visto, en el principio de que la libertad de información, de prensa y propaganda es una condición de la autonomía de la opinión pública de los efectos deletéreos que esta libertad tiene sobre la capacidad de los votantes de orientarse autónomamente y llegar a decisiones. No puede haber dudas de que el análisis realista de Schumpeter toma, efectivamente, clara nota del eclipse de la ciudadanía en las modernas sociedades industriales. Desde luego, no está equivocado cuando sostiene que el agende individual ya no puede ser considerado el pivote de la acción y el juicio político. Pero, en Schumpeter, lo mismo que en Dahl, Plamentz y Sartori, el tomar esta posición está motivado únicamente por la intención de reestablecer, la soberanía de las elites y la admisión de su irremplazable función “democrática”.

Los electorados aceptan pasivamente el marco normativo y aplauden los resultados generales de un juego político cuyos únicos actores son, como está bien que lo sean, las estrechas oligarquías que se alternan pacíficamente en el ejercicio del poder. El recurso a las urnas tiene, quizás el objetivo de regular las fortalezas relativas de las élites, no el de afectar la elección entre ellas. La democracia es, entonces, poco más que un nombre para las buenas relaciones entre los grupos dirigentes.

Efectos políticos de largo plazo

Se sostuvo que el efecto de la propaganda electoral, era en su mayor parte, el de reforzar las inclinaciones originales de los votantes, y muy rara vez el de provocar una “conversión” política en la forma de un cambio de una convicción política a otra. La conclusión que se sacó de ello fue que el modo en que se reciben los mensajes de los medios es de naturaleza “selectiva ”. Las audiencias tienden a codificar un mensaje transmitido en formas diferenciadas, dando preferencia al a información que corresponde con sus propias creencias y desechando la que no lo hace. Otra función selectiva se situó en la mediación realizada por los “líderes de la opinión” dentro de las subculturas particulares en las que las audiencias se reúnen.

Sobre la base de estos resultados empíricos, después compendiada por Joseph Klapper, a comienzos del 60, para constituir la tesis de los “efectos ilimitados” de la comunicación de los medios. Klapper llegó a la conclusión de que los receptores de la comunicación de masas, en vez de ser manipulados por la misma, estaban en condiciones de manipular sus efectos. Sobre esta base, la “ciencia política” y las tesis generales del pluralismo democrático, se propuso la teoría de que los receptores de la comunicación de masas adaptaban esencialmente su uso de los medios a fin de que encajaran en sus propios criterios de gratificación personal.

En los regímenes democráticos, los ciudadanos no están expuestos a la influencia de los medios dentro de una situación de aislamiento pasivo como en los países totalitarios, la experimentan en un rico marco de relaciones sociales que la propia comunicación de masas contribuye a hacer aún más complejo. En consecuencia, debía pensarse a los ciudadanos de una democracia como agentes activos, conscientes, socializados y críticos con respecto a los contenidos de los mensajes que recibían a través de la comunicación de los medios.

Es necesario comenzar a comprender que los medios de comunicación de masas son, en las presentes circunstancias, no simplemente las agencias de la socialización política sino también, de manera más general, de la producción y la distribución social del conocimiento.

En la actualidad, son esencialmente la prensa y los medios electrónicos los que moldean nuestras actitudes perceptuales y establecen los criterios colectivos que nos permiten entender nuestro entorno, actuando como un contexto constante de referencia incluso para nuestras experiencias personales.

Un área de estudio crucial para un enfoque sociocognitivo la constituyen los procesos a través de los cuales las diferentes formas de comunicación de masas construyen y transmiten selectivamente al público una imagen de la realidad social y luego, utilizándola como base, moldean la misma realidad políticamente en el largo plazo. Los medios masivos logran imponer autorreferencialmente su propia “realidad” como la única abierta a los receptores de sus mensajes, y por lo tanto, hacer de una imagen selectiva distorsionada de la “realidad” la única realidad social verdadera, inimpugnable por ninguna alternativa, como no sean el silencio, la inercia o la locura.

Asimetría, selectividad y no – interacción.

Desde el punto de vista de la capacidad comunicativa y de la estructuración social, hay diferencias extremadamente amplias entre estas dos clases:

1- Consiste en grupos profesionales muy cohesionados, formalmente organizados como actividades empresariales capitalistas o estructuras burocráticas . Se amoldan a ver su actividad profesional como una contribución a una representación objetivamente verdadera de la realidad, aunque al mismo tiempo se empeñan sistemáticamente en procedimientos de selección de información.

2- Consiste de agentes que no tienen una forma específica de cohesión social no poseen una percepción colectiva de sí mismos como un grupo con un rol que desempeñar y hacen uso con diversos grados de selectividad, pero, sin tener ninguna capacidad global para la interacción comunicativa de un universo simbólico de una escala ya gravemente reducida por las selecciones de la clase productora de información.

Estos procedimientos tienden a ser mantenidos aparte de los contenidos de la comunicación misma: en circunstancias normales, los procedimientos de los medios no divulgan al público los instrumentos por los cuales han obtenido su producto.

La meta de la investigación sistemática sobre las estructuras organizacionales, formas de reclutamiento de las comunidades de productores de información, sería mostrar importancia crucial del papel desempeñado por los procedimientos selectivos en la determinación de la forma final del ítem noticioso. Hay “zonas de filtro” en las cuales trabajan los agentes que tienen la facultad de abrir o cerrar puertas al paso de la información y que controlan el tipo y la calidad de los “ingredientes que la componen”. Hay muchas razones para creer que, cuando deciden si aceptar o rechazar ítems noticiosos, estos seleccionadores no recurren principalmente, a las expectativas del público al que se dirige la información. El público es una entidad generalmente poco clara cuyos puntos de vista sólo pueden aventurarse de manera desenfocada y puramente intuitiva.

El tipo de “distorsión comunicativa” que resulta de ello, es preponderantemente una “inclinación inconsciente” que tiene muy poco que ver con cualquier intención subjetiva de transmitir mensajes ideológicos específicos o con cualquier necesidad de implementar presiones instrumentales impuestas por agentes externos. El efecto distorsionador n ose debe al a imposición de una ideología totalitaria, sino a la estructura real del medio de la comunicación electrónica. Si existe un elemento totalitario, puede atribuirse más al a omnipresencia y penetración de los instrumentos electrónicos de la comunicación multimediática que a algún plan para la homologación política universal.

Desde estet punto de vista funcional, los criterios más efectivos son los de la preponderancia de un ítem noticioso y sobre todo, la “valía como noticia”, de un suceso o una situación. De esto resulta, al menos en el caso de la información televisiva, que la valía como noticia exige una descontextualización sistemática y una fragmentación de los sucesos. Las noticias deben ser ofrecidas al consumidor en la forma más inmediata y concisa posible. Cada ítem tiene que ser construido en la forma de un fogonazo narrativo que se autorrespalde y sea concluyente por sí mismo.

La hipótesis del “efecto de la fijación de la agenda” está estrechamente ligada a esta idea de las funciones selectivas y los efectos distorsionadores del proceso mediante el cual se produce la comunicación de los medios. Su principal argumento es que los procedimientos selectivos y distorsionadores que producen la información no sólo comunican a los receptores los contenidos de una información seleccionada y distorsionada, sino que también les transmiten la estructura mental a través de la cual tiene lugar la selección y distorsión.

La comunicación de masas tiene el efecto, a largo plazo, de definir el rango de la atención pública, y con ello, la extensión de las áreas a las que se considera socialmente relevantes e inclusive, en el caso extremo, existentes. Los medios cumplen un papel decisivo en la selección de lo que el público percibe como relevante, porque, en virtud de ser moduladores más eficaces de la atención pública, tienen la función de establecer y distribuir lo que bien puede llamarse “los valores de atención”.

Tele democracia

Con todo, aún más importante sería el desarrollo de una “teoría política de la comunicación”. Puesto que el problema es el de estudiar la interacción entre las formas modernas de comunicación de masas y el funcionamiento del sistema político. Debería prestarse atención tanto al impacto que la comunicación de masas tiene sobre las técnicas mediante las cuales se ejerce el poder como a los efectos políticos generales, que, a largo plazo, produce en el público el flujo de información electrónica, aun en sus formas no explícitamente políticas. Lo que formula Zolo aquí es que la comunicación “no política” tiene que cumplir un papel central en la integración social y en la formación de la opinión pública, en términos de influencia, autoridad, control, negociación e interacción simbolizada.

La primera meta de una investigación debería concentrarse en los problemas ue surgen en los sistemas políticos modernos como resultado del uso que hacen los partidos políticos de los instrumentos informativos para comunicarse entre si y con el público.

Es un hecho bien reconocido que los partidos se dirigen cada vez más, para la creación y difusión de su imagen a agencias de publicidad que son expertas en la aplicación de los criterios de la propaganda comercial a la comunicación política. La lógica funcional de la publicidad comercial, diestramente encapsulada en el “spot” televisivo, ejerce su influencia sobre los criterios para la competencia entre candidatos, el reclutamiento de personal y la selección de tópicos para el debate político de acuerdo con el nivel de “telegenia”.

En EEUU, la competencia electoral ha asumido los rasgos de una “teledemocracia” que funciona casi completamente al margen de las burocracias partidarias y descansa en las manos de las agencias demoscópicas, las empresas consultoras políticas y los “comités de acción política”, existen con la finalidad específica de financiar, por medios extrapartidarios, las campañas de publicidad personal de los diversos candidatos. El resultado de este fenómeno no es una “espectacularización” creciente de la política o más bien, las imágenes ad hoc construidas para ellos por sus agentes de publicidad, en detrimento de toda presentación o discusión racional de los problemas que requieren una decisión política o de las soluciones alternativas de que se dispone para los mismos. Este proceso lleva a procedimientos sin precedentes de “legitimación televisiva” del sistema político y de sus líderes. Para estos, es central el carisma del liderazgo “tele democrático” (en sí mismo un producto de la manipulación de los medios) que existe en el breve circuito entre las expectativas del consumidor implantadas por los propios medios en la mente del público.

Como lo ha reconocido Sartori, la elección de los representantes en los Estados Unidos, depende en la actualidad, de la provisión de recursos financieros que los candidatos puedan utilizar para emplear a sus propios estrategas, escritores de discursos, encuestadores y publicistas y para comprar espacios televisivos.

Un ejemplo muy claro:

Puede verse en los ejemplos subliminales logrados por la comunicación política de Reagan. Su capacidad para entregarse a la imagen de figura paterna protectora y para pintarse como el guardián de ciertos valores americanos idealizados, implicaba que cualquier ataque de sus adversarios sólo podía ser visto como un ataque a la propia nación americana.

Otro aspecto preponderante de la democracia televisiva es la transformación cada vez mayor de las campañas políticas en “meta campañas” y de los electorados en “meta electorados”. La capacidad de las agencias demoscópicas para realizar investigaciones sobre las orientaciones políticas del público, para comunicar sus descubrimientos instantáneamente, y con bastante frecuencia, para brindar proyecciones exactas de los resultados mucho antes del as elecciones, crea un electorado sustituto al lado del real. L os ciudadanos individuales, a pesar de ser los verdaderos poseedores del derecho a votar, se encuentran sometidos al a presión de las predicciones públicas que tienden, circularmente, a auto cumplirse apartándolos del acontecimiento electoral.

Disfunción narcotizante y silencio político.

Le debate político sobre el control democrático de los medios de comunicación de masas tiende, a concentrarse en la influencia que los partidos políticos y los grandes grupos económicos y financieros ejercen sobre el contenido comunicativo que consideran de relevancia política económica directas. El debate enfoca problemas como el de la relación entre la televisión estatal y el mercado libre, la apropiación de aquélla por los partidos políticos, la vulnerabilidad del mercader a ser “arrinconado” por intereses individuales. Estos problemas legales, políticos y constitucionales deben ser considerados desde luego, como cruciales para el resultado de las instituciones políticas “democráticas”.

El mundo de la comunicación está hoy constituido por una serie de grupos profesionales autónomos pero interconectados, en su mayor parte orientados al a obtención de ganancias y empeñados en establecer sus propias posiciones fuertes dentro de la comunidad empresaria internacional; como las grandes corporaciones multinacionales, operan al margen de los límites de todo control democrático. Internamente, sus relaciones de poder reproducen la estructura jerárquica de las empresas capitalistas y las burocracias públicas.

Surge la idea de la “democracia electrónica”, los procedimientos electorales serían reemplazados por dispositivos para la consulta popular permanente originados en las posibilidades de sondeo de opinión y referéndum creadas por la televisión de dos vías.

El segundo tema desde el punto de vista de una reconstrucción de la teoría democrática es la contribución adicional a la dispersión de la “esfera pública” propuesta por la “disfunción narcotizante” sobre la cual nos alertó en particular la investigación funcionalista.

Uno de los fenómenos singulares cuya existencia hemos comprobado en las sociedades complejas es que los individuos muestran una tendencia cada vez más pronunciada a obedecer órdenes de la autoridad política “sin ninguna razón determinada”. Se sospecha que una de las causas de esta obediencia incuestionada puede encontrar en la transmisión “narcotizante” de consenso político que ha comenzado a hacer obsoleto uno de los aspectos clásicos de la filosofía política y la teoría democrática occidentales.

La influencia política de los medios de comunicación de masas no depende de ninguna supuesta aptitud para inculcar los elementos de una ideología determinada o de la capacidad que podría estimar tienen para ejercer una influencia capilar sobre las opiniones y el comportamiento de los individuos. La propaganda ideológica se encuentra en la situación más desventajosa precisamente cuando intenta, a su modo ingenuamente catequista, centrar la atención de los individuos en, los contenidos explícitos de su comunicación política. Además, como Schumpeter observó, la atención consciente representa más un estorbo que una ayuda para la transmisión de mensajes cargados ideológicamente . Por eso, paradójicamente, los medios alcanzan su máximo potencial ideológico explícito de sus mensajes es relativamente bajo y su capacidad para la persuasión indirecta, por consiguiente, aumenta.

Es posible de acuerdo con algunos autores como Schattschneider, Bacharach y Luhmann, que, en las sociedades basadas en la información, el poder debería ser imaginado como un medio de comunicación a través del cual ciertos agentes “reducen la complejidad para otros” limitando prioritariamente las opciones abiertas a su decisión y restringiendo, con ello, el horizonte de posibilidades. También es evidente que la “democracia”, en un contexto basado en la información, coincida plenamente con el margen de visibilidad de los procesos de comunicación.

El realismo de Schumpeter y de la doctrina neoclásica se manifiesta ahora claramente como un rudimentario y obsoleto. Es igualmente claro que la línea de demarcación entre democracia y totalitarismo que trazan los teóricos del pluralismo es muy vulnerable. Como hemos visto, Schumpeter llegó incluso a formular una especie de “ley de la eficiencia intelectualmente disminuida”. Para él, el ciudadano medio se volvía menos eficiente cuanto más se alejaba del área restringida de la experiencia directa y alcanzaba un pico de ineficiencia al ocuparse de los tópicos políticos generales, en donde sus juicios no recibían ningún apoyo de ningún “sentido de la realidad”. La sobrecarga de comunicación y estimulación simbolizada parece haber reservado su efecto más poderoso para el dominio del a vida privada.

Hay también buenos motivos para creer que la exposición a los medios ejerce su influencia deformante no sólo en los ciudadanos corrientes, sino también en los que pertenecen a los estratos más elevados de la sociedad activa.

No obstante, los efectos políticos de la comunicación de masas no pueden ser entendidos simplistamente como el resultado intencional de una capacidad manipuladora ejercida por determinadas élites políticas, económicas o intelectuales dentro de cada Estado, resultado que puede ser eficazmente contrarrestado por el “poli centrismo” y la competencia. En la práctica, no puede sostenerse que el pluralismo de las agencias productoras de la información, ya serán locales o nacionales, proporcione nada parecido a un antídoto contra la dependencia y los efectos distorsionadores de los medios masivos.

Pasquino – Partidos y sistemas bipartidistas

Los partidos políticos y los sistemas partidistas conforman los estudios centrales de la ciencia política. La democracia moderna es impensable sin los partidos políticos.

Se conforman los partidos políticos en virtud de la ampliación del derecho al sufragio. Es decir, los partidos políticos en términos modernos van de la mano de la ampliación del humano vinculado a la participación electoral y los cargos representativos en la política.

Pasquino toma dos autores para definir que son los partidos políticos:

- Weber: Los partidos son organizaciones libremente creadas cuyo fin es la búsqueda de votos en las elecciones para obtener cargos políticos.

- Sartori: Un partido es cualquier grupo político identificado con un membrete oficial que se presente a elecciones y es capaz de colocar candidatos en los cargos públicos.

Tres notas que caracterizan a los partidos políticos :

1- Son estructuras que permiten la participación de sus propios afiliados.

2- Son estructuras capaces de formular un programa de políticas públicas.

3- Estar en condiciones de durar más de una vuelta electoral.

No serían partidos políticos aquellos grupos que viven el espacio de una sola jornada electoral, definidos como partidos FLASH.

Del nacimiento de los partidos contamos con dos perspectivas:

1- Se ocupa de manera deliberada de las modalidades a través de las cuales a lo largo del tiempo han nacido los partidos.

2- Se preocupa por distinguir los partidos según sus características organizativas.

Clasificación de los partidos políticos

Se encuentran clivajes:

- Alude a la relación entre centro y periferia: tiene que ver con la disponibilidad de los recursos y la asignación de esos recursos en virtud de los resortes de poder, en una relación entre los poderes centrales y otras configuraciones de poder, lingüísticas, culturales (asignaciones de poder que se refieren a minorías.

- Partidos liberales vinculados al surgimiento del Estado y los partidos confesionales, vinculados a la iglesia (con un corte más conservador).

Luego de la revolución industrial aparecen otras dos fracturas, que tienen que ver por un lado con los intereses que se configuran con el sector del campo/agrarios y los intereses de las ciudades, industriales. Esta última se contrapone a los intereses de los patrones, de los emprendedores, de los propietarios de los medios de producción, a la de los trabajadores, subalternos industriales y agrícolas. Es decir, hay partidos políticos que defienden al asalariado, y otros partidos políticos que defienden a los propietarios de medios de producción.

- Clivaje luego de la primera guerra mundial hay algo que señala Pasquino, que es un clivaje que no es una fractura social, sino que es un clivaje político, porque tiene que ver con los partidos fascistas, radicalización de los grupos políticos de derecha, y partidos que se organizan a partir de la revolución bolchevique, hay un clivaje entre “fascismo y bolchevismo”.

Otra clasificación:

Cuando surgen los partidos políticos en el seno de los parlamentos, hay sectores que representan justamente los intereses del parlamento, y hay otros partidos que son extra parlamentarios, que tienen intereses que no estaban reconocidos en el parlamento, y hay otros partidos políticos que son anti – parlamentarios (partidos comunistas o fascistas que solo buscan destruir el parlamento).

Esta clasificación tripartita también está en el origen de los partidos políticos:

1- Hay partidos que nacen en el seno de la representación parlamentaria.

2- Hay partidos que aspiran a ser representados en el parlamento (Se los denomino extra-parlamentarios).

3- Partidos lo que proponen es la abolición del parlamento (Anti – Parlamentario).

Tipos de partidos:

Weber es quien formula un importante intento de clasificación:

- Partidos de notables: Son partidos de estructura embrionaria (es decir que está formándose) y que se activan sólo en ocasiones electorales.

- Partidos de masas: Luego del 1920 cuando se va universalizando el derecho a voto van apareciendo estos partidos, basados en estructuras permanentes y mantenidas en constante actividad y que sigue a lo largo del tiempo.

Duverger distingue entre :

Partidos de masa: Que confían en sus afiliados para su radicación y su afirmación en un sistema político, para sus campañas electorales y su financiamiento.

Partido de cuadros: Apuntan a reunir a notables para preparar las elecciones, dirigirlas y mantener los contactos con los candidatos. Este ejemplo es el ejemplo de los EEUU, tiene que ver con cuadros que son notables desde su formación política, financiadores del partido que tienen una representación arquetípica, quiere decir, que representan intereses de un conjunto de la población. Estos partidos de cuadro obtienen lo aquello que los partidos de masa no pueden obtener con el número, obtienen con la caridad.

Según Neuman, formuló una dicotomía no muy distinta diciendo que por un lado está el partido de “representación individual”, que se activa solo en las elecciones y que a menudo no difiere de un simple comité electoral; por otro lado, se encuentra el partido de integración social, dotado de una organización extensa, permanente, influyente y abierto a la participación de los afiliados.

Para Kircheimer, aparece una clasificación que tiene que ver con el desarrollo de los partidos políticos, en el siglo XX que atañe a lo que el llama “partidos toma todo” o “catch all”, conforme a la complejidad de las sociedades, estos partidos “toma todo”, han justamente operado desde el punto de vista una reducción del bagaje ideológico para contemplar un conjunto cada vez más amplio del electorado. Tiene algunas características como:

- Ampliar su bagaje ideológico o al menos disolverlo.

- Pensar más la estrategia partidaria a partir de la eficiencia del sistema electoral y no tanto de un programa previo.

- Se ve disminuida la filial individual en el partido.

- Se hacer una menor acentuación de una clase social específica o de una base religioso-confesional para reclutar más bien electorales entre la población en general.

- Se abre el acceso de diversos grupos de interés.

Los partidos se dan forma y organización específicas y distintivas, ya que están obligados a entrar en competencia entre sí para ganar las elecciones, y deben diferenciarse de los competidores y ofrecer un producto atractivo y en la medida de lo posible, “único”.

Downs decía que : Los partidos políticos formulan propuestas políticas para ganar elecciones, es decir, no tratan de ganar elecciones para realizar propuestas políticas, sino que van creando a sus propios electores. Siguiendo a Schumpeter, los fundadores de partidos de éxito pueden ser correctamente definidos como “empresarios políticos” que colocan su producto en un mercado de la política en el cual existen electores-consumidores insatisfechos y disponibles , pero tiene que ver muchas veces de un modelo de construcción ciudadana para lo cual los partidos políticos juegan un rol fundamental.

Clasificación de los sistemas políticos

Dos elementos a tener en cuenta:

1- Un sistema de partido presupone un doble juego desde el punto de vistahorizontal, presupone la competencia entre al menos dos partidos.

2- Una línea vertical que involucran más elementos como: electores, partidos, parlamentos y gobiernos.

Esto significa competencia entre partidos se define, se desarrolla y tiene consecuencias en diversos clivajes de análisis como: el electoral, parlamentario y gubernamental.

Se habla de clasificación de sistemas: Partidistas, monopartidistas, bipartidistas y multipartidistas. Esta clasificación debe ser cuidadosa y debe integrarse con otro criterio, no solo por la cantidad de gente que vota a x partido. Ni siquiera es suficiente utilizar un tipo de conteo que tome en cuenta también la fuerza de los partidos medida con referencia al porcentaje de votos que éstos obtuvieron (como dice Laakso y Taagepera). Por ejemplo, en un sistema que numéricamente tiene tres partidos, con un seguimiento electoral de 48.5%, 47.5% y 4% de votos, el método de estos autores llegaría a la conclusión de que el número efecto de partidos es 2.1. El simple conteo diría que estamos ante un sistema de tres partidos, por lo tanto, multipartidista, siempre mejor que los que afirmarían que, dado que el tercer partido es pequeño, tenemos un sistema de dos partidos y medio (2.1).

El método que sugiere Sartori, en cambio, es que no hay que detenerse en un conteo aritmético, sino que se debe proceder a evaluar si el partido mas pequeño “cuenta” realmente, que es lo que más importa en el caso de los partidos, si cuenta, es decir si ejerce influencia en la formación de gobiernos y en la producción de políticas públicas.

El criterio numérico sirve para definir a groso modo el formato de los sistemas partidistas.

El criterio de relevancia de los partidos sirve para explicar la mecánica de los sistemas partidistas.

Según Sartori, existen criterios de relevancia fundamentales:

Tienen que ver con la influencia que juegan los partidos en la formación de gobiernos y en la producción de políticas públicas, este criterio de relevancia es fundamental para la conformación de coaliciones de gobierno.

1- En cuanto a la relevancia tenemos que tener en cuenta en si a los partidos políticos juegan un rol importante o no, tienen un potencial en las coaliciones de gobierno, es decir, si merecen ser incluidos en la diagramación de políticas públicas.

2- Si los partidos políticos tienen un potencial desde la oposición de intimidación, el los llama (Pasquino) una forma de chantaje, es decir, si juegan un rol allí como meros opositores a las políticas que pretende implementar el partido o el gobierno.

3- Aparecen los partidos que se colocan a una distancia ideológica que adquiere el nombre de “polarización” es decir, aquellos partidos que se colocan en las antípodas del sistema de los propios partidos políticos en las democracias, en especial, se hace alusión a los partidos fascistas y partidos comunistas. Estos partidos, son capaces de convencer y de congelar una parte del electorado, de obtener escaños parlamentarios, de influir sobre el funcionamiento y elecciones de gobierno.

Se traza otra línea clasificatoria en la clasificación de sistemas de partidos políticos.

1- La que separa a los sistemas partidistas competitivos, de los no competitivos. Sistemas partidistas competitivos: en los que las elecciones no sólo se celebran con una periodicidad preestablecida, sino que son decisivas para otorgar escaños y poder a los partidos.

2- Los sistemas partidistas no competitivos , en los que las elecciones, aun cuando se den, no cuentan para nada en la asignación del poder y de los cargos de gobierno. Son los sistemas monopartidistas puede ser ideológico o pragmático.

Dentro de los sistemas partidistas no competitivos: Tenemos los sistemas con partido hegemónico, que toleran la presencia de otros partidos, a los que se les permite obtener escaños en el parlamento, es un poco más que una representación simbólica, pero que saben que jamás podrán volverse mayoría, ni mucho menos sustituir el partido hegemónico en la guía del estado.

En los sistemas partidistas competitivos como Pasquino lo llama, sistemas de partido predominante que en una larga serie de elecciones obtienen de manera regular un número muy consistente de escaños, aunque no siempre y no necesariamente la mayoría absoluta, pero sí de todas formas, la cantidad suficiente para permitirle gobernar por sí solo.

Sistemas bipartidistas: Se dan una serie de condiciones, hay una serie de dos partidos que alternamente consiguen la mayoría de las bancas y uno de ellos tiene una mayoría parlamentaria que le permite gobernar. En estos sistemas bipartidistas hay una alternancia como la llama Pasquino.

Los sistemas partidistas atomizados son aquellos no estabilizados, fluidos, en los que ningún partido conquista porcentajes consistentes de votos y ningún partido demuestra poder durar y crecer en el tiempo. Esto se aplicó a los estados nacientes luego que la unión soviética se desarmó.

Sistemas multipartidistas limitados y sistemas multipartidistas extremos: La clasificación en lo que respecta a los partidos políticos en cuanto a los criterios numéricos, que tiene que ver justamente con la cantidad de partidos y el rol que juegan esos partidos al anterior del sistema. Los sistemas que tienen cinco o menos partidos relevantes funcionan con una lógica moderada y centrípeta y, sobre todo, producen alternancias en el gobierno, con posibilidad para todos los partidos relevantes de llegar a él (gobierno).

Pluralismo polarizado (en el caso de los multipartidismos extremos, la alternancia resulta aquí impracticable y no practicada). En el pluralismo polarizado la competencia es centrífuga, ya que los partidos situados en los dos polos extremos del sistema intentan crecer vaciando el centro de la configuración. Los gobiernos a su vez, pueden practicar la política de “echarse la pelota”, atribuyendo la responsabilidad de sus acciones y de sus omisiones a las oposiciones y a los mismos aliados del gobierno, prometiendo mucho más de lo que podrían cumplir jamás.

En todo caso, los sistemas de pluralismo polarizado, están destinados a funcionar con bajas tasas de rendimiento. Las tensiones a las que se somete un sistema político, en el cual el sistema partidista funciona según la lógica del pluralismo polarizado, corren el riesgo de volverse insostenibles y de provocar un colapso.

Transformaciones en los sistemas partidistas

Los sistemas partidistas aun los del pluralismo polarizado, se transforman. Según Duverger, los sistemas partidistas pueden evolucionar de acuerdo con cuatro tipos generales:

Alternancia : Se caracteriza por un movimiento pendular periódico y presenta pocos problemas, excepto el de su instauración, mucho más probable en sistemas efectivamente bipartidistas, o bien con dinámica concretamente bipolar.

División estable: Se define como la ausencia de variaciones importantes entre partidos en el transcurso de un periodo largo, medida con referencia a dos elementos:

1- La escasa amplitud de las diferencias entre dos elecciones.

2- La rareza de movimientos de larga duración.

Predominio: Está caracterizado por la existencia de un partido “que está por delante de todos, que por un periodo determinado se distancia claramente de sus rivales” y no importa que ocasionalmente pierda una elección, siempre y cuando mantenga esta posición de relevancia que le permitirá volver rápidamente a gobernar por sí solo un por un prologando periodo sucesivo.

Izquierdismo : Es un deslizamiento lento pero regular hacia la izquierda que presenta diversas formas:

- Nacimiento de nuevos partidos a la izquierda de los viejos partidos, que provoca el deslizamiento de estos hacia la derecha y que conlleva a veces su desaparición o fusión.

- Debilitamiento del conjunto de los partidos de derecha en beneficio de los partidos de izquierda.

- Mantenimiento del equilibrio global entre los dos bloques, con fortalecimiento interno de los partidos de izquierda.

- Sustitución de un viejo partido de izquierda por un nuevo partido más dinámico.

- Ascenso del partido mayormente de izquierda en menoscabo de todos los demás.

Si se busca una sola línea de transformación de los sistemas contemporáneos de partidos, existen dos interpretaciones de fondo:

1- Es la que denota tuna sustancial continuidad de los sistemas partidistas, una vez que se han formado y consolidado. Duverger usa la “congelación” de los sistemas partidistas. Una vez consolidados, los partidos ocupan espacio político, estructuran el electorado, y gozan ventajas de posición.

2- Sugiere que los sistemas partidistas pueden cambiar, incluso bastante significativamente, no sólo en sus actores específicos, sino también en la dinámica de competencia y de coalición, sobre todo cuando cambian las reglas electorales.

El desarrollo más significativo de los sistemas partidistas europeos es que los sistemas de pluralismo polarizados parecen desaparecer, especialmente por la desaparición o por la transformación de los partidos comunistas. Sim embargo, los sistemas de pluralismo extremo siguen existiendo, aunque prácticamente ninguno de ellos deriva de una anterior condición de polarización ni parece ser inducido hacia esa dirección.

En todo caso, cuando el sistema partidista es de pluralismo extremo, las coaliciones de gobierno resultan necesariamente heterogéneas, las alternancias son difíciles y poco sólidas y el rendimiento de los gobiernos es insatisfactorio.

¿Por qué sobreviven los partidos?

Muchos políticos han descripto la condición de los partidos políticos como una crisis, pero en general, la realidad de los partidos no puede describirse solamente como una crisis. Si examinamos los indicadores más sencillos y más difusos, veremos de inmediato que es bastante difícil hablar de crisis de partidos. Dichos indicadores pueden ser de dos tiempos:

1- Conciernen al sistema de los partidos

2- Los que conciernen a cada partido, añadiendo algunos datos.

3- Con respecto al sistema partidista, consiste en contar los partidos, deben ser identificados y enumerados exclusivamente los partidos que cuentan, no existe ningún partido nuevo de relevancia en relación con hace 4 décadas, Lipsett y Rokkan desarrollaron sus reflexiones en la fallida descongelación de los sistemas partidistas que se habían formado en años 20.

Un segundo indicador , construido con referencia al porcentaje de electores que van a las urnas. Este indicador señala eficazmente tanto el grado de interés que los partidos en sus conjuntos son capaces de suscitar en los electores, como su capacidad de movilización y también la intensidad de la competencia político – electoral. En los últimos cuarenta años, se ha disminuido la participación electoral.

Los ciudadanos cuentan hoy más que ayer, con otras modalidades de participación influyente. Igual sabemos que está explicación no es convincente porque “el voto” sigue siendo la única modalidad de participación política. Entonces, precisamente como instrumentos para la movilización del voto, como portadores de alternativas, sino político-ideológicas, al menos como vehículos que conducen al gobierno, l os partidos siguen siendo esenciales e insustituibles.

Los sistemas partidistas consolidados sólo pueden cambiar muy lenta, muy gradualmente por pasos sucesivos, salvo por la aparición de una catástrofe de la que es difícil captar señales premonitorias.

Indicadores que conciernen a los diversos partidos:

- Afiliados a los partidos.

- Oscilaciones electorales.

- Estructuración del voto.

- Selección del personal político y gubernamental.

- Redacción de agenda política.

Los dos primeros son indicadores elementales, basados en datos relativamente fáciles de recopilar y que no se prestan a las ambigüedades interpretativas.

Los otros tres, por lo general, por una multiplicidad de razones, pero sobre todo porque el “reclutamiento de afiliados” no resulta más provechoso desde el punto de vista de la relación entre costos y beneficios.

Las oscilaciones porcentuales del voto dependen de factores que no pueden ser atribuidos a la crisis de los partidos más que en medida bastante limitada. Las grandes oscilaciones, incluyendo las positivas, pueden ser interpretadas también como consecuencia de la incapacidad de los partidos en mantener una afiliación estable, por parte de los electores.

La oferta de los partidos CONDICIONA la respuesta de los electores. La estructuración del voto, entendida como oferta de programas que los partidos hacen a los electores, permaneció sustancialmente estable ya que las democracias consolidadas, no se dio irrupción significativa, de ningún partido nuevo, consiste y duradero.

Los partidos políticos siguen siendo, no sólo el más relevante, aunque no exclusivo actor político de los regímenes democráticos, sino también la más difundida de las organizaciones políticas.

Primera respuesta: La democracia no es posible sin partidos políticos, ya que el pluralismo se expresa también en organizaciones estables, duraderas, difundidas, que se llaman precisamente partidos.

Segunda respuesta: Los partidos solventan a una pluralidad de tareas políticas que ninguna otra organización sabe llevar a cabo individual o conjuntamente , Pizzorno considera que los partidos duran porque:

1- Sirven para el consenso.

2- Garantizan la coordinación del personal político.

3- Sondean las opiniones de los ciudadanos y los representan responsablemente.

4- Reducen el exceso de problemas que la administración del Estado debería afrontar si todas las demandas de la sociedad le llegaran directamente.

Tomadas individualmente, las preferencias políticas podrían ser mejor verificadas por institutos de sondeo especializados y mejor interpretadas por representantes desvinculados de la disciplina de partido, mientras que las políticas públicas podrían ser mejor determinadas por grandes profesionales. Así que la razón mas convincente de la capacidad de duración de los partidos según Pizzorno , los partidos duran porque son garantes, tanto cuando están en el gobierno como cuando están en la oposición, una vez cesado el choque ideológico, hay una elevada y casi completa capacidad de negociación de intereses.

Los partidos llevan a cabo funciones esenciales, no realizables por ninguna otra organización. Presentan candidatos a elecciones, muchos de los cuales, si son elegidos, constituirán una estrecha unión de gobierno; son lugar e instrumento para la participación política de un gran número de ciudadanos; formulan programas que constituirán la base de las políticas públicas; obtienen cargos de gobierno y gobiernan con el objetivo de ser reelegidos, en los límites de lo posible, “responsables”.

Los partidos persisten como estructuras y como vehículos fundamentales e insustituibles de la política contemporánea, tanto de la no democracia, como de la democracia. En la política democrática el lugar por excelencia en que los partidos llevan a cabo su actividad institucional son los parlamentos.

José Lens

“Las sociedades políticas como sistemas de intereses”

El gobierno efectivo de cualquier Estado se despliega en el marco de las pretensiones, presiones y tensiones de las diferentes fuerzas sociales y de los distintos intereses que luchan por el poder dando forma a la realidad social. En este sentido, las sociedades políticas conforman “sistemas de intereses”.

Esta lucha por el poder en el seno de las sociedades políticas se expresa en dos canales, los que podríamos denominar “canales formales o institucionales”, expresados fundamentalmente por los “partidos políticos”. Por otro lado, los canales informales, en donde encontramos a las distintas “asociaciones de interés” conformadas por todos aquellos sectores de poder no oficiales, como, el sector sindical, empresarial, las iglesias y todo tipo de organizaciones no gubernamentales. Es preciso no perder de vista que el Estado y la sociedad no son dimensiones autónomas como lo expresaba la idea del Estado Liberal de derecho asentada en la separación de orden social y orden político.

Estado y Sociedad son, dos sistemas completamente Interpenetrados cada vez más por relaciones mutuas, regulaciones, demandas, presiones, apoyos y decisiones, cuya resultante es la transformación de la estructura, así como un sistema separa lo público de lo privado.

La disputa por el poder, tiene como actores principales a los partidos políticos.
Los partidos políticos deberían tener el monopolio de los que disputan el poder político formal, de su seno, surgirían los funcionarios que ocupan y desempeñan los puestos de dirección y mando de los mismos.

La decisión política , elemento fundamental de la actividad de gobierno surge de:

- Los contenidos del programa político del partido gobernante.

- Los sectores o clases sociales que constituyen dicho partido gobernante, en tanto lo sostienen y se encuentran representados por él.

- Las tensiones provocadas por distintos sectores y fuerzas sociales, estos son, los grupos de resistencia o de protesta contra el sistema económico o el ordenamiento social/político.

- Las presiones ejercidas por distintos grupos o asociaciones de interés, como pueden ser, distintos grupos empresariales, económicos o financieros, externos o internos, que coaccionan de forma indirecta o directa, visible o invisible, públicamente o en las sombras, a los encargados de ejercer las decisiones políticas.

Asociaciones de interés

Llamamos “asociaciones de interés” a todos aquellos grupos sociales que se organizan y actúan persiguiendo finalidades de distinto tipo, económicas o extra económicas, y que, para lograrlo, buscan entrar en contacto con el poder político procurando “influir” en sus decisiones.

Su movimiento se dirige a peticionar mediante presiones y exigencias, que pueden ser públicas o desarrollarse en el ámbito privado, a los distintos órganos de gobierno, sea el legislativo, ejecutivo o judicial. Lo importante es que se encuentran fuera del cuadro del gobierno y los partidos políticos.

El concepto de asociaciones de interés comprende, tanto a aquellos grupos que presionan al Estado mediante la estrategia de tensionar el orden público buscando reivindicación de sus intereses, que son de orden económico o político. por ejemplo, grupos sociales, abuelas de plaza de mayo, ex combatientes de Malvinas, etc, se los denomina grupos de presión.

Articulación entre poder político y asociaciones de interés: del pluralismo democrático- liberal al neocorportativismo.

En los sistemas políticos se desarrolla la “ representación de intereses”, esto es, el juego de intereses entre los distintos grupos, asociaciones de poder y el sistema político.

El pluralismo democrático liberal clásico concentra el poder de decisión del Estado en las manos de una élite política que emana del voto popular. Si bien es “pluralista”, en cuanto a la “representación de intereses”, postula la existencia de una competencia entre una pluralidad de intereses den juego, es “estatista” en cuanto a que la toma de decisiones le compete unilateralmente al Estado. Los distintos sectores de poder, a lo sumo “presionarán externamente” para que las decisiones del Estado se acerquen lo más posible a sus intereses particulares.

Las vertientes del análisis denominadas “neocorporativistas” son las que abordan el tratamiento de estos problemas, la soberanía no surgió sólo y exclusivamente del voto de la ciudadanía, sino también de centros de poder social distintos a los partidos políticos, cuyas acciones pueden llegar a ser mucho más poderosas aún que las del propio Estado, comprometiendo a veces, la misma eficacia de su gestión.

El concepto de “grupos de presión” se enmarca en la teoría del “pluralismo democrático liberal”, que supone una separación fuerte entre Estado y sociedad civil.

Para explicar las categorías de la “representación de intereses”, se detallan 4:

1- Pluralismo liberal: Conciben el poder como un elemento disperso a través de toda la sociedad y construyen a ésta como un agregado de individuos-ciudadanos y de grupos con variados intereses. Estos intereses general demandas que se elevan a los partidos políticos, los cuales las representan ante un mosaico de agencias públicas que operan como árbitros adjudicadores. De acuerdo al apoyo que consiguen, movilizan estos pedidos.

2- Neocorporativismo: Contrario al anterior, en este caso las asociaciones o grupos de interés se convierten en verdaderas “instituciones gobernantes”. Se dan a la vez, una efectiva negociación e intermediación de intereses y un real compromiso de las partes para cumplir y hacer cumplir lo concretado.

3- Pluralismo corporativo: También suele llamarse genéricamente “tripartismo”, es decir, instancias en las cuales el gobierno, los empresarios, y los sindicatos entablan discusiones sobre política económica que los conducen a establecer líneas globales de acción, pero sin que, en los hechos, las partes asuman responsabilidades firmes de implementación.

4- Estatismo: En este caso no hay negociación sino no intervención lisa y llana del Estado, que regula directamente el comportamiento de los agentes económicos, sea que actúe o no en combinación con alguno de ellos.

Surgimiento de la categoría de “grupos de presión”

Según Duverger, la “teoría de los grupos de presión” surge en los EEUU a partir de observar el funcionamiento del “lobby” u “oficina técnica de presión”. Fueron los americanos los que fomentaron la expresión “grupos de presión”. Para que se dé el fenómeno de la presión debe haber por lo menos, dos polos de poder:

1- Se debe entender a los grupos de presión como organismos exteriores a la máquina gubernamental propiamente dicha.

2- Los grupos de presión, para Meynaud, difieren de los partidos políticos por la naturaleza de su vocación, Los partidos tienen como objetivo la conquista y la conservación del poder, mientras los grupos solo se interesan por actuar sobre los responsables del poder político sin pretender sustituirlos.

Lobbies

Los lobbies son instrumentos mediante los cuales operan los grupos de presión. La palabra “lobby” quiere decir “pasillo” o “vestíbulo” y designa los pasillos del Congreso y de las administraciones gubernamentales . Los “lobbies” son los que “hacen los pasillos”, con la finalidad de influir en los políticos, legisladores y altos funcionarios de gobierno. En un principio, estas intervenciones las hicieron los representantes de diversos grupos de presión. Progresivamente, se fueron constituyendo una especie de oficinas especializadas en el lobbying que alquilan sus servicios a los grupos. Ciertos grupos conservan de todos modos su propia organización de intervención.

El Lobby está constituido por “agentes legislativos” que tienen sus oficinas en Washington y se los reconoce como representantes de grupos especiales como la Cámara de Comercio de los EEUU, la asociación nacional de manufactureros, etc. Estos cobran un sueldo por realizar sus funciones, además, se identifican como tales frente al gobierno y la ciudadanía.

Estado y poder corporativo

Las distintas organizaciones sectoriales de poder asumen un sentido de cuerpo por la compactación y potenciación de intereses homogéneos (corporaciones). Las relaciones entre estas organizaciones corporativas y el Estado pueden adquirir distintas modalidades. En algunos casos, la relación tiene un carácter meramente consultivo y no vinculante; en otros, las corporaciones colaboran en la toma de decisiones. Por último, se dan casos en que los máximos dirigentes corporativos se hacen cargo directamente de las decisiones, con lo que los ámbitos de intercambio se convierten en virtuales instituciones gobernantes. Un ejemplo claro de esto es el caso del Consejo Empresario Argentino en el 1976. Su ideología es conservadora en lo político y liberal en lo económico.

Muchas organizaciones empresariales llegaron así a plantear demandas que excedían sus finalidades sectoriales, abarcando temas tales como la organización del Estado, el estatuto de los partidos políticos, etc. También varían las formas de relación entre los partidos políticos y estas organizaciones sectoriales. Los representantes gremiales o empresariales se incorporan a los aparatos partidarios, convirtiendo a éstos en plataformas para sus demandas, las que luego hacen pesar desde representaciones parlamentarias, o en la gestión de los distintos órganos estatales (algunos lo llaman “lobby incorporado”).

Existen ejemplos para sostener esto. Uno de los más claros fue el caso de los dos primeros ministros de economía del gobierno de Menem, gerentes del grupo Bunge y Born.

Desde el moderno enfoque neocorporativista el nivel decisional político ya no es el patrimonio exclusivo de los representantes políticos en el control del Estado, que lo ejecutan como expresión directa del voto ciudadano, sino que ahora intervienen en su formación distintos centros de poder (organizaciones corporativas) sociales. Por lo tanto, se debe hablar de nuevas formas de articulación entre el poder político y las asociaciones de intereses, que van más allá de la simple presión de esos sectores desde la exterioridad sobre un Estado que es dueño exclusivo de la decisión política.

Paradigma neoliberal: la pérdida de autonomía del Estado y el creciente poder del mercado, la esfera privada y el capital financiero internacional

La teoría pluralista democrática clásica mantenía como supuesto un Estado autónomo y relativamente soberano, que era presionado desde el exterior, con el objetivo de conseguir distintos beneficios materiales y posicionamientos político – económicos. En este marco adquiría significado la categoría de “grupos de presión”.

En el enfoque neocorporativista se resaltaban los pactos y las concertaciones tripartitas entre el Estado, los grupos económicos y el sindicalismo. Pero el debilitamiento progresivo de la autonomía del Estado, así como su pérdida de soberanía económica y política, sumando al derrumbamiento del sector sindical, trajo aparejado la quiebra de este esquema de negociación, y por ende, del enfoque teórico neocorporativista.

Se tendría que hablar América latina han visto su autonomía y soberanía reducidas a la mínima expresión, porque están sometidas al poder de los sectores hegemónicos que promueven el proceso de globalización.

La diferenciación entre Estados y Gobiernos:

Estados naciones estructurados y organizados de acuerdo a la matriz del paradigma neoliberal, es decir, del orden hegemónico impuesto por el proceso de globalización y gobiernos con muy poco margen de maniobra en los planos de la economía y la política, que sólo pueden aspirar a administrar la crisis.

En esta última marca, ya no es posible hablar de grupos de presión en el sentido tradicional, es decir, como poderes externos que presionan sobre el Estado. Es evidente que no, porque ya el propio Estado ha sido conformado de acuerdo a los objetivos de los sectores de poder hegemónicos, que promueven decididamente los intereses del mercado, de la esfera privada y del capital financiero internacional, por sobre los públicos y del llamado bien común. Se ha creado un Estado ausente para los pobres y presente para los ricos. Por lo tanto, ya no es posible hablar de grupos de presión, sino de sectores de poder económico, con gran influencia en las decisiones de las políticas gubernamentales.

Problema de legitimidad de las asociaciones de interés

Las asociaciones de interés de todo tipo, son un rasgo relevante de las sociedades políticas de nuestro tiempo. En tato “gobiernos privados”, establecen reglas, regulaciones y sanciones. Crean derechos y deberes, por ser instrumentos de la negociación colectiva (sindicatos, empresas y gobierno) que luego son aplicados por los tribunales de justicia . En contraste con el constitucionalismo medieval, no hay lugar para entidades corporativas en la teoría moderna del gobierno representativo. Los cánones de la democracia liberal ofrecen un sustento para la crítica de toda relación estructurada entre las organizaciones de intereses y el Estado en el proceso de formación de políticas. Sobran argumentos en contra del poder privado. Señalar que los grupos de interés operan en formas a menudo incompatibles con la democracia es poco más que una banalidad.

Lo mismo se plantea cuando hablamos del poder invisible: “El tema del poder invisible hasta ahora ha sido muy poco explorado”. Puede ser que uno este influido por lo que sucede en Italia, donde hay una fuerte presencia del poder invisible (mafia, camorra, logias masónicas atípicas), extremadamente invisible.

La democracia surge bajo la perspectiva de erradicar para siempre de la sociedad el poder invisible. Por eso, la democracia, por lo menos formalmente, es sinónimo de acciones de gobierno y decisiones políticas tomadas a la luz del día.

Existen dos cuestiones respecto al accionar de los grupos o corporaciones privadas respecto del Estado:

1- Es la de la legitimidad de su propia actividad, es decir, el tema de en qué medida son legítimos los métodos mediante los cuales llevan a cabo sus objetivos estos grupos, sectores o corporaciones. Por eso en este primer debate entran en consideración las acciones tales como el soborno, la corrupción, las amenazas y, en general, la acción llamada oculta.

2- La segunda cuestión es la de cómo debe estructurarse, desde la acción pública, la representación de los intereses de los grupos de presión en el proceso de formación de políticas.

Las condiciones que deben reunir los grupos privados de interés para que su desenvolvimiento no cause un deterioro en la democracia son las siguientes:

Para ser compatible con la teoría democrática, debe demostrarse que el proceso de los grupos de interés es:

1- Capaz de generar políticas que vayan con el interés público más que con el interés de alguna “facción” de la comunidad”.

2- Imparcial entre los intereses presentes o potenciales en la comunidad.

3- Complementario del proceso de representación popular directa, no un sustituto de este.

La conformación del sistema político con el “bien común”, de cualquier sistema político, sólo existe si los dirigentes sirven al interés público. Se desvirtúa completamente si los dirigentes y funcionarios actúan en su propio interés.

Pedir que las empresas trabajen para el interés público es poco más que una quimera. Son Estados cada vez más sujetos y dependientes de los poderes privados. Una de las características del proceso de globalización es el aumento del poder económico y político de los grandes holdings y corporaciones transnacionales.

Las políticas de los grupos de interés son compatibles con las políticas democráticas mientras los gobiernos y las administraciones sean imparciales ante los intereses privados, es decir, que ninguno tenga una condición privilegiada en el marco político y mientras se garanticen derechos iguales de asociación, petición y acción a todos los grupos de interés.

Con respecto al tercer punto, los defensores del pluralismo de los grupos de interés sostienen que los mismos son un requisito esencial de la estabilidad y la eficacia democráticas. Las asociaciones intermedias actúan como amortiguadores entre el caso individuo y el Estado, así, incrementan la representación; permiten un acceso complementario y más diferenciado a quienes toman las decisiones políticas, al a vez que protegen contra el desarrollo de movimientos de masas, destructivos de la estabilidad democrática.

Contrariamente, sus críticos sostienen que, en Estado actual, las instituciones parlamentarias han quedado reducidas a meros objetos formales y que los grupos de interés son los verdaderos dinamizadores reales de la política.

Los gobiernos crean formas institucionales para la representación de los intereses en la formación de políticas y que ellos propios gobiernos crean organizaciones de interés dentro de la propia administración.

Por último, quedan dos cuestiones claves para el tema de la compatibilidad de los intereses privados y el modelo democrático:

1- La de los métodos empleados por los grupos de interés para conseguir objetivos, ante la oleada de casos de corrupción.

2- El peligro es que una de las consecuencias de la planetarización del mundo actual concluya en la agudización del proceso de “concentración de poder”, Chomsky manifestaba que: “Una consecuencia de la globalización del a economía es el mayor número de nuevas instituciones gobernantes que satisfacen los intereses del poder económico transnacional y privado.


 

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