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Pens. Cient�fico |
Resumen para el 1� Parcial |
C�t. Heler |
Sede Bulnes |
1� Cuat. 2008 | Altillo.com |
UNIDAD 1 - �Ciencia y �tica?
El problema
La vinculaci�n entre ciencia y �tica es un problema. Las innovaciones
cient�fico-tecnol�gicas nos sumergen en una actualidad en la que lo viejo no se
disip� y lo nuevo no termina de definirse. Por lo tanto, buscamos pautas que nos
gu�en, y estas mismas est�n vinculadas con las demandas �ticas de nuestra
sociedad.
Por un lado, una corriente oficial de pensamiento nos define a la ciencia como
la busca desinteresada de la verdad. Las cuestiones �ticas surgen cuando el
conocimiento cient�fico se aplica en la sociedad, pero tales aplicaciones est�n
ajenas al �mbito de la ciencia. Quienes tomar�an decisiones ser�an quienes
poseen el poder de determinar los usos sociales de los conocimientos que la
ciencia ha producido, y ser�an esos usos los que provocan prejuicios �ticos. Los
conocimientos son instrumentos; las buenas o malas consecuencias de su uso no
dependen del instrumento en si, sino de quienes toman la responsabilidad de
utilizarlos. (Ciencia Martillo)
Por otro lado la postura del autor (Heler) discute y cuestiona aquella supuesta
neutralidad y �busca desinteresada del saber�, y se pregunta si la �tica puede
no tener incumbencia en la actividad cient�fica. Pone en tela de juicio si
realmente es posible que la actividad tecnocient�fica se desentienda de las
relaciones sociales en la que est� inmersa y excluya las cuestiones �ticas de
sus ocupaciones y preocupaciones.
La ciencia en la modernidad
La ciencia moderna comienza a manifestarse en el Renacimiento y se consolida con
las elaboraciones de la f�sica newtoniana. Su surgimiento y consolidaci�n se
vinculan al desarrollo de la sociedad moderna a partir del medioevo, per�odo en
el cual los burgueses comienzan a tener influencia directa sobre las sociedades
feudales.
Las ciencias deben generar un conocimiento capaz de transformar y mejorar la
realidad natural y social. La racionalidad cient�fica es una concreci�n superior
de la raz�n humana.
Caracter�sticas de la modernidad
� Secularizaci�n: La sociedad medieval se preocupaba por la salvaci�n del alma
ya que importaba la eternidad y no el tiempo. Las nuevas pr�cticas sociales que
trajo el mercado (luego dar�an lugar al capitalismo) necesitaban una nueva
visi�n para poder desarrollarse, donde lo material tuviese cabida y legitimidad,
por lo que era necesario un orden basado en este mundo.
La modernidad, por lo tanto, inaugura la preocupaci�n por el tiempo, por este
mundo, por la actualidad, sin referencia a instancias divinas.
� El sujeto define al objeto: En el medioevo, Arist�teles propone que la
capacidad de conocer es independiente al sujeto que conoce, ya que el objeto es
el que ocupa el papel principal y el sujeto es pasivo por ser receptivo.
Los modernos (Descartes/Kant) sostendr�n que el sujeto no cumple un papel pasivo
frente al objeto, sino que contrariamente, lo constituye. Existe un concepto,
porque el sujeto organiza sus conocimientos y los vuelca en el objeto. Por lo
tanto, se habla de la posici�n predominante del sujeto en los modernos.
La concepci�n de verdad tambi�n se modifica. En la antig�edad, se entend�a por
verdad a la coincidencia entre un objeto y la imagen-concepto que tengamos de
�l. A partir de la modernidad, los conocimientos que tenga el sujeto construyen
o constituyen al objeto, siendo este un resultado del proceso de conocimiento
sin renunciar a la universalidad.
� Vida activa sobre la contemplativa: Para los antiguos, el mundo era un
�cosmos� ordenado y bello, y se valoraba la dedicaci�n a contemplarlo.
Los modernos toman para s� la tarea humana de hacerse Di�s en la tierra, y se
privilegia la vida activa y dedicada a transformar el mundo para adue�arse de �l
y ponerlo al servicio de la humanidad.
� Concepto terrenal del hombre: El proceso de secularizaci�n en la modernidad,
quita al individuo de ese lugar privilegiado en el cosmos por haber sido creado
a imagen y semejanza de Di�s. Por ende, el hombre ya no puede ubicarse en el
centro del universo y comienza a ser problem�tica su consideraci�n b�blica: la
teor�a evolutiva de Darwin rompe el v�nculo con la creaci�n divina y Freud
propone la racionalizaci�n de las conductas.
Sin embargo la modernidad construye su propio imaginario, bas�ndose en que la
raz�n brinda la posibilidad de construir un mundo a la medida del hombre,
convirti�ndose art�fice de su propio destino. Se conforma el ideal de la
construcci�n de un Para�so Terrenal, sostenido gracias al trabajo de los propios
individuos.
� Igualdad: Si a partir de la modernidad el hombre puede crearse a s� mismo es
porque se comienza a postular la libertad e igualdad de todos los individuos.
Con ello, y en consonancia al desarrollo del capitalismo, se reconoce el derecho
de todos los seres de ocupar en la sociedad el lugar que sepa ganarse.
� Reflexibilidad: Con el modernismo, se extiende el derecho de todos a criticar
y cuestionar las antiguas creencias para llegar a conclusiones propias. Con
ello, se impone la libertad de pensamiento como derecho y deber, porque es la
�nica manera de que el hombre construya su destino y d� forma a su vida. Sin
embargo, la libertad de acci�n estaba postergada, ya que se tem�a el accionar de
esos nuevos individuos iguales, liberados de toda tutor�a.
� La ilustraci�n: Este movimiento defiende la idea del progreso de la humanidad,
para lo que se recomienda el uso de la raz�n con el objetivo de dominar la
Naturaleza (Ciencias Naturales) y lograr la organizaci�n racional de la sociedad
(Ciencias Sociales). Primero hay que saber para luego actuar exitosamente, ya
que la raz�n ��ilumina�� las cosas y nos permite descubrir las posibilidades de
la transformaci�n de la realidad y las formas de concretarlas.
La historia oficial
La postura oficial califica a la ciencia moderna como el resultado de una lucha
contra el saber medieval, que sufri� humillaci�n y maltrato, pero que triunf�
gracias a que combati� contra: dogmas, prejuicios, el autoritarismo, etc.
En sus principios fue considerada una herej�a, para actualmente ser considerada
una verdad racional y el �nico saber v�lido. Sus conceptos son garant�a de
verdad y objetividad, sirviendo estos como par�metros de an�lisis.
La ciencia triunf� porque tiene una superioridad te�rica y pr�ctica frente a
otros tipos de saber. Y esta postura sigue afirmando que la actividad cient�fica
tiene una desinteresada b�squeda de la verdad y s�lo responde al af�n humano de
conocer.
Su peculiaridad se encuentra en que busca leyes que regulen los fen�menos, es
decir que organiza los conocimientos obtenidos en teor�as mostrando el
fundamento de la verdad.
Es un saber objetivo ya que se refiere a la realidad y es un conocimiento
intersubjetivo ya que es posible que cualquier ser racional concuerde con sus
afirmaciones.
A diferencia de la ciencia medieval, reconoce la falibilidad (posibilidad de
falla) humana, por lo que nuevos elementos pueden modificar los conocimientos.
Tiene un poder muy particular, que es el de la predicci�n. Si conozco que cierta
relaci�n se repite siempre entre determinados tipos de hechos, s� qu� es lo que
va a ocurrir cuando se produzca aquella relaci�n. La ciencia moderna permite que
el mundo responda a los deseos del hombre.
Todas las cualidades detalladas de la ciencia moderna demostrar�an su
superioridad tanto te�rica como pr�ctica. Aunque es cierto que en el desarrollo
de la tecnociencia, se manifiestan problemas.
Al lado positivo de los avances cient�ficos (la prolongaci�n de la vida, la cura
de enfermedades, las posibilidades de comunicaci�n y traslados, etc.) se le
opone el lado negativo (por ejemplo, la situaci�n ecol�gica planetaria y
nuclear). Los da�os ocasionados por las aplicaciones cient�ficas en la sociedad
se presentan hoy con suma gravedad, e inclusive amenazan la supervivencia de la
humanidad.
Sin embargo, aunque la ciencia tenga el poder de manipular la naturaleza que ha
generado destrucci�n y sufrimiento, los desastres no ser�an resultados de la
ciencia, sino producto de su mal uso. Ser�an mal usados s�lo ciertos desarrollos
tecnol�gicos y aun en estos casos su utilizaci�n no depender�a de la decisi�n de
sus creadores. Por lo tanto, deber�amos creer que la ciencia moderna es inocente
y carente de responsabilidad. La ciencia y los cient�ficos solo tendr�an el
objetivo de ser intelectualmente honestos para encontrar la verdad.
Por lo tanto, seg�n la postura oficialista, las cr�ticas al desarrollo de la
ciencia moderna basadas en los efectos adversos de su aplicaci�n, ser�an
infundadas para atribuir a la comunidad cient�fica la responsabilidad por ello.
Y al obstaculizar el libre avance de la investigaci�n cient�fica, tales cr�ticas
s�lo retardan las soluciones. Pese a los graves perjuicios para la humanidad y
su planeta que acarrean ciertas aplicaciones de los conocimientos cient�ficos,
el saldo seguir�a siendo favorable para la humanidad. En conclusi�n, nada
deber�a afectar su libre desarrollo.
Los defensores de la versi�n oficial se preguntan: �Qui�n podr�a desde lo
racional negar la libertad de investigaci�n que la ciencia requiere y al mismo
tiempo disfrutar de las contribuciones cient�ficas a pesar de ese �saldo
desfavorable�?
Tales objeciones y cr�ticas no ser�an otra cosa que reacciones retr�gradas e
irracionales, que pretenden anular la herramienta m�s eficaz que el hombre ha
desarrollado.
Se dividen entonces las aguas entre los defensores de la versi�n oficial y sus
detractores.
Algunas cuestiones
La historia oficial representa la concepci�n hegem�nica en nuestro imaginario
social, y es generalmente una apolog�a y veneraci�n a la ciencia moderna.
Cuenta una historia lineal sin detenerse en conflictos graves en los que tuvo
partida.
A continuaci�n, el autor tratar� de desmentir algunas cuestiones que plantea
esta corriente de pensamiento.
La historia oficial establece un v�nculo azaroso entre el aspecto te�rico y
pr�ctico de la ciencia, como si las necesidades pr�cticas no fuesen su objetivo,
y realmente solo respondieran a la busca desinteresada de la verdad y el saber.
Es sorprendente que quieran desconectarse de los intereses sociales cuando el
desarrollo cient�fico-tecnol�gico manifiesta una extraordinaria producci�n de
recursos para transformar el mundo humano conforme a esas necesidades e
intereses.
Sin embargo, admitir que la ciencia busca leyes que regulen los fen�menos y su
consecuente poder de predicci�n, es demostrar que ambos procesos est�n
�ntimamente ligados, y por ende, que siempre se toma en cuenta la practicidad de
los avances cient�ficos.
Una vez que la corriente moderna logra disociar la actividad cient�fica de otras
pr�cticas sociales, logra insertar en el com�n de las personas esa postura
neutra frente a las cuestiones �ticas que derivan de la aplicaci�n de los
conocimientos.
La historia oficial se adjudica todos los beneficios que la ciencia ha brindado,
brinda, y seguir� brindando. Por ende, la actividad cient�fica posee m�ritos por
los resultados ben�ficos. Sin embargo, todos los perjuicios que derivan del
conocimiento dependen de decisiones ajenas, y no poseen responsabilidad sobre
los efectos negativos (aunque sus productos los ocasionen).
Esta paradoja es una inconsistencia insostenible: o bien puede atribuirse la
responsabilidad por ambos tipos de consecuencias (positivas o negativas) o por
ninguno. Si tales consecuencias son tanto ben�ficas como perjudiciales, no es
correcto atribuirse la responsabilidad exclusivamente por uno de los dos
aspectos.
Cualquier actividad humana plantea cuestiones �ticas. La ciencia es una
actividad humana y sin embargo, la concepci�n oficial sigue apoyando su
neutralidad. De esa manera, se inmuniza contra la cr�tica.
UNIDAD 1 � Textos del apunte
Mar� E., �La ciencia no es neutral�
La tecnociencia puso en manos del hombre las herramientas que le permiten
satisfacer las necesidades de su existencia. Sin embargo, existe un peligro real
en las consecuencias que traen aparejadas su puesta en pr�ctica.
La diversidad de los efectos cient�ficos es de extrema gravedad, y merece un
an�lisis m�s complejo que la teor�a de la ciencia martillo. Seg�n esta postura,
si el poder, los gobiernos, las corporaciones, los laboratorios, etc. utilizan
la ciencia para el mal, entonces la responsabilidad es plenamente del que hace
el uso, y no de la comunidad cient�fica.
Ahora bien, es incorrecto sostener que existe un car�cter neutral por parte de
la ciencia, ya que implicar�a considerar que la ciencia b�sica (orientada a la
busca desinteresada del saber por el saber mismo) es ajena a la ciencia aplicada
(orientada a un fin pr�ctico). La ciencia no es solo saber, sino hacer: los
l�mites que existen hoy en d�a entre ciencia b�sica y aplicada son imprecisos y
d�biles, la mayor parte de la ciencia de ahora es experimental. Los cient�ficos
no se ocupan de problemas surgidos de su curiosidad, ni de una sed inextinguible
de conocimiento: lo hacen en el cuadro de investigaciones predeterminadas, sin
poner en riesgo sus seguridades profesionales.
La �tica es el punto en donde queda comprometida la responsabilidad de la
ciencia, porque es justamente el punto en donde debe detenerse y someterse a
control. Ese control debe estar dado con intervenci�n de la comunidad
cient�fica, profesionales educados en humanismo y �tica y el escrutinio p�blico.
La postura neutral de la ciencia obstaculiza el debate y la discusi�n, pero
tambi�n disfraza los efectos peligrosos y la responsabilidad �tica de la ciencia
frente a sus avances.
Garc�a, A. y Vera P., �Entrevista a Mario Bunge�
En esta entrevista, el Dr. Mario Bunge apoya la historia oficial.
Dice, entre otras cosas, que �el cient�fico no se propone alcanzar poder, sino
conocimiento�. Adem�s, establece una diferencia entre �t�cnica� y �ciencia�
mediante la cual afirma que la primera debe ponerse bajo control social por
estar al servicio de intereses insanos, y la segunda no se debe censurar ya que
se distorsionar�a. Esta diferencia radica en que los cient�ficos solo se
ocupar�an de alcanzar el conocimiento b�sico por el saber mismo, y que la
t�cnica es la responsable de buscar aplicaciones pr�cticas. El t�cnico es un
empleado que escucha los intereses de quienes tienen poder, pero el cient�fico
es un investigador y profesor que no busca servir intereses pol�ticos o
econ�micos, sino favorecer a la humanidad.
Por �ltimo, aunque �l sea un educador y destacado profesor en universidades
prestigios�simas, afirma que la educaci�n es una herramienta pol�tica y
econ�mica y que oculta a los j�venes la verdad.
UNIDAD 2 � La garant�a de la verdad
Kant, I., ��Qu� es la ilustraci�n?
Seg�n Kant, es la liberaci�n del hombre de su culpable incapacidad, de su
imposibilidad de servirse de su inteligencia sin la gu�a de otro.
Esa incapacidad se deb�a a la pereza y la cobard�a: era demasiado c�modo no
estar emancipado y continuar en estado de pupilo. Adem�s, los tutores no
facilitaban el proceso de liberaci�n, present�ndolo como dif�cil y peligroso.
Para dar lugar a la Ilustraci�n, se necesit� solo una cosa: libertad de hacer
uso p�blico de la raz�n en forma �ntegra. Ese uso p�blico le deb�a estar
permitido a todo el mundo, ya que era lo �nico que pod�a �traer ilustraci�n� a
los hombres.
Por otro lado, Kant hace una cr�tica a los jefes de Estado que todav�a no hab�an
permitido esta apertura de mente y alma. Demostraba que no presentaba ning�n
peligro, y que ya era insostenible seguir exaltando el pensamiento medieval.
La obviedad de una pregunta
El triunfo de la ciencia moderna tiene ya un largo recorrido y ha dado muestras
de sus m�ritos. Como se nos afirma que el balance entre el lado positivo y el
negativo de la ciencia es favorable, no se altera demasiado nuestra confianza en
ella. Para la versi�n oficial, los m�ritos que hacen superior a la ciencia se
atribuyen en primer lugar, a sus caracter�sticas internas, al tipo de
conocimiento que produce y a la forma en que lo hace: a su excelencia
epistemol�gica. En segundo lugar, su valor se reconoce en los usos sociales de
la tecnociencia, en las posibilidades que ofrece para una vida saludable,
confortable y duradera.
En este cap�tulo nos preguntaremos c�mo se producen los conocimientos
cient�ficos y por qu� son aceptables/v�lidas las leyes que la ciencia formula.
La excelencia epistemol�gica
A partir de la ilustraci�n, el problema del conocimiento consiste en encontrar
una forma de legitimar la raz�n humana con respecto a la verdad divina del
medioevo, para lo cual se har�a necesario definir criterios y procedimientos que
hagan factible distinguir la verdad de la falsedad.
El �m�todo� se presenta como la �nica garant�a de la validez del conocimiento.
Por un lado, indica los pasos que debe seguirse para el logro de la verdad, y
por otro lado, cualquiera puede repetir los pasos del mismo m�todo y lograr los
mismos resultados. Todos los que sigan el m�todo adecuado llegar�n a la verdad,
que ser� objetiva, necesaria y universal e intersubjetivamente v�lida.
Seg�n Ren� Descartes, hay 3 tipos de ideas:
-Innatas: Son las ideas que se encuentran en nuestra mente antes de cualquier
experiencia o percepci�n del mundo. (Matem�ticas, Di�s, Yo, etc.)
-Adventicias: Las ideas consecuencia del influjo del mundo exterior sobre
nuestros sentidos. Son las ideas que pueden explicarse a partir de la
experiencia perceptual que tenemos del mundo. Son, por lo tanto, las ideas que
dan lugar al conocimiento emp�rico.
-Facticias: Aquellas ideas consecuencia del poder de nuestra imaginaci�n. Las
construye la mente a partir de otras ideas.
Descartes postul� que la posibilidad de juzgar bien o mal lo verdadero o lo
falso, es por naturaleza IGUAL en todos los hombres. La diversidad de las
opiniones no radica en la capacidad de unos y otros, sino en que conducimos
nuestros pensamientos por distintos caminos. Para ello, postul� los siguientes
pasos mediante los cuales, sigui�ndolos sin apresuramiento, podremos alcanzar la
verdad (Texto del apunte: Descartes, R., �Discurso del M�todo, parte II�)
Evidencia: Nada puede ser considerado verdadero sin haber conocido con evidencia
que as� lo es.
An�lisis o divisi�n: Se debe dividir y fraccionar la evidencia en tantas partes
como sea preciso, para poder llegar a sus �tomos, su esencia.
S�ntesis o reuni�n: En este punto, �se deben conducir ordenadamente los
pensamientos, empezando por los objetos m�s simples y f�ciles de conocer, para
ascender gradualmente hasta el conocimiento de los m�s complejos�.
Enumeraci�n o revisi�n: Reconociendo la falibilidad del hombre, Descartes
propone volver a enumerar y revisar todos los pasos anteriores, para afirmar con
seguridad que no se ha omitido nada.
La raz�n se operativiza en el m�todo cient�fico, garantizando el logro de la
objetividad en la b�squeda del conocimiento. La racionalidad es el resultado de
aplicar el m�todo cient�fico y a su vez el m�todo es lo decisivo en la b�squeda
de la verdad.
Se admite que el m�todo adquiere formas espec�ficas en cada disciplina, pero las
variaciones no impiden que todas ellas deban cumplir con ciertos requisitos
uniformes. Se establece de este modo una equivalencia: RACIONALIDAD = METODO =
CIENCIA.
Postura oficial: La ciencia se distingue por aplicar un m�todo que da garant�a
de verdad, ya que ese m�todo es racional, y por ende el proceder cient�fico y
sus productos tambi�n lo son. La actividad cient�fica se constituye as� en el
exponente m�ximo de la racionalidad. Y el desarrollo del m�todo cient�fico
define la excelencia epistemol�gica de la tecnociencia ya que refiere a los
m�ritos y resultados de dicha actividad. La puesta en pr�ctica de sus virtudes
otorgar�a la garant�a de verdad de los productos cient�ficos.
La versi�n hegem�nica identifica la excelencia epistemol�gica con las virtudes
de un m�todo denominado �hipot�tico-deductivo� (hoy por hoy es el m�todo
estandarizado).
El m�todo cient�fico
Karl Popper (padre filos�fico del liberalismo) postul� lo que hoy conocemos como
el m�todo hipot�tico-deductivo.
Con el iluminismo, surgieron corrientes que se refugiaban bajo el manto
cient�fico cuando en realidad no ten�an ning�n tipo de legitimidad para hacerlo.
Es por ello que Popper intent� sentar las bases de un criterio de demarcaci�n
entre lo que pod�a ser considerado cient�fico y lo que era ajeno a sus l�mites.
Con esto, surge el problema de la fundamentaci�n y la manera de discernir entre
lo verdadero y lo falso.
Critic� fuertemente al inductivismo (verificacionismo) y lo calific� de
�ingenuo�.
Afirm� que era imposible partir desde la observaci�n, porque ya se origina de
una teor�a formulada y que adem�s, los pasos del inductivismo son vagos e
inespec�ficos (por ejemplo, cuando se dice que se debe reiterar �un gran n�mero
de veces lo observado� no especifica cu�ntas veces realmente son, y eso no
deber�a quedar a criterio azaroso). Popper considera que no est� justificado
este paso inductivo: con �l s�lo llegamos a conclusiones probables, y se llega a
una situaci�n donde hay muchas teor�as planteadas, con lo cual no se produce
ning�n progreso en el conocimiento. Para que el progreso ocurra, debemos
descartar las teor�as refutadas, y para ello se necesita un razonamiento que
tenga una conclusi�n segura.
Por estos motivos, Popper propone en l�neas generales que se deben formular
hip�tesis y deben ser contrastadas mediante enunciados de observaci�n, que
describen hechos o eventos observables.
El primer paso es plantear y reconocer un problema. Luego, debe formularse una
hip�tesis, que debe ser contrastable y falsable. Por este motivo es que la
ciencia avanza y crece: por el planteo de hip�tesis y su falibilidad, que dar�
lugar a nuevas conjeturas.
La tercera fase es la deducci�n de consecuencias desde la hip�tesis. La
hip�tesis es un enunciado provisional y universal que predice lo que suceder�.
Pero no se puede comprobar directamente, sino ciertas consecuencias que se
derivan l�gicamente de ella. Si la experiencia comprueba que las consecuencias
deducidas se cumplen, entonces quedar� corroborada, pero nunca confirmada. Si
por el contrario, las consecuencias no se cumplen, la hip�tesis ser� abandonada
y sustituida por otra.
La cr�tica de Heler se basa en que no deber�an universalizarse los enunciados y
aceptarlos como v�lidos, ya que para afirmarlo deben ser veros�miles en todos
los casos habidos y por haber. Si al menos un caso no cumple con el enunciado,
esa hip�tesis es falsa. Aunque hasta el presente no se hayan encontrado hechos
que permitan falsarla, no se le puede atribuir lo contrario: aunque no existan
contraejemplos, siempre cabe la posibilidad de que en un futuro se los
encuentre.
�Las teor�as cient�ficas no pueden nunca reputarse verdaderas, sino a lo sumo no
refutadas.�
Adem�s, Heler afirma que siempre est� presente la interpretaci�n subjetiva, y
que quiz�s se falsea una teor�a que era verdadera. Los hechos no son ni
verdaderos ni falsos ya que �no hay hechos brutos�; dependen de nuestra
experiencia te�rica. Heler dice que en verdad decidimos si un conocimiento es V
o F a trav�s del m�todo inductivo y que este es sumamente �til, mientras que la
base del pensamiento de Popper es la cr�tica al m�todo positivista.
El poder de la decisi�n
El fil�sofo Thomas Kuhn estableci� que se accede a la verdad por medio del
Paradigma. Lo describi� como una trama compleja emp�rico-hist�rica y estructural
que hace posible la producci�n de conocimientos.
Como la comunidad cient�fica es el sujeto de la ciencia, es esta la que por
medio del consenso dictamina los par�metros bajo los cuales se desarrollar� el
Paradigma vigente.
Los elementos del paradigma son:
� Generalizaciones simb�licas o esquemas de ley, que son principios gu�a no
contrastables.
� Leyes especiales, derivadas deductivamente de las generalizaciones simb�licas
(similares a las hip�tesis de Popper).
� Modelos emp�ricos de aplicaci�n. Estos pueden ser exitosos o presentar
anomal�as. Si las anomal�as se acumulan, ponen en cuesti�n el paradigma vigente
y ser�n el puntapi� inicial para una crisis cient�fica.
A lo largo de la historia, la constituci�n de la ciencia ha pasado por las
siguientes etapas:
� Pre-Paradigm�tica: La comunidad cient�fica discute el objeto de estudio. Se
dan cuenta que no pueden unificar y utilizar todos los paradigmas planteados
porque son INCONMENSURABLES (no tienen medida ni punto de comparaci�n posible
con los dem�s paradigmas).
� Una vez que logran llegar a un consenso, establecen un PARADIGMA. Este
concepto est� ligado estrechamente con el de Ciencia Normal, que es la actividad
cient�fica basada en un paradigma, que la comunidad cient�fica reconoce durante
un tiempo como fundamento para su pr�ctica posterior. A partir de aqu� se
normaliza el quehacer pr�ctico dentro de la comunidad cient�fica, que va
produciendo un desarrollo acumulativo y progresivo.
� Cada per�odo hist�rico escribe sus propios paradigmas, y el pasaje de un
per�odo a otro est� dado por �saltos� o �rupturas�. Esas rupturas se producen
por alguna anomal�a. Esta anomal�a es una pregunta que surge dentro de la
ciencia normal, y que el paradigma vigente no puede resolver. Cuanto estas
anomal�as se acumulan, se avecina una crisis (en alem�n �hiflosigkeit�, estado
de sin recursos).
� Cuando la crisis es tan evidente, un grupo l�cido, jovial y valiente dentro de
la comunidad cient�fica decide poner en duda el paradigma vigente. Para ello
comienza a hacer �Ciencia Extraordinaria�, es decir, por fuera de los l�mites de
la Ciencia Normal.
Los nuevos descubrimientos no pueden acomodarse dentro del paradigma vigente, y
se produce una Revoluci�n Cient�fica total y completa.
� Por �ltimo, se establece un nuevo paradigma, con nuevos par�metros aceptados
por consenso, y con una nueva visi�n dentro de la pr�ctica cient�fica. Para Kuhn
algo es verdadero dependiendo del contexto en que se sit�a. Por eso hablamos de
una �verdad relativa al momento hist�rico�. La ciencia da respuestas a los
problemas de una �poca: tanto las preguntas como las respuestas son �epocales�.
La cr�tica que le hace Heler radica en que no cree que sea suficiente la visi�n
com�n que brinda un paradigma para llegar a la verdad. Esto se debe a que las
razones por las cuales se acepta o rechaza cualquier hip�tesis, no tienen que
ver con la b�squeda desinteresada de la verdad, sino por cuestiones de pura
conveniencia.
Hace falta tomar en cuenta las implicancias y las consecuencias de la definici�n
dominante de la ciencia en cada momento.
La conveniencia
La pr�ctica cient�fica puede asociarse con un juego, ya que en ella hay algo en
juego y gente dispuesta a jugar, gente que sabe seguir las reglas inmanentes del
juego, y es capaz de percibir y valorar lo que est� en juego.
La ciencia es una pr�ctica porque es una forma coherente y compleja de actividad
humana cooperativa, establecida socialmente, cuyos practicantes han incorporado
un saber que les permite conservar y a la vez renovar el sentido de la pr�ctica
cient�fica. Es una pr�ctica particular porque sus practicantes han incorporado
un saber, en su formaci�n y en su experiencia, que los hace capaces de conocer
cient�ficamente.
La pr�ctica social de la ciencia puede entenderse como un juego cient�fico, en
el que sus integrantes de la comunidad cient�fica son sus jugadores (y por lo
tanto, saben jugarlo). De acuerdo a la posici�n que ocupan y el estado del juego
en cada momento, establecen estrategias para ganar. Han hecho carne el habitus
correspondiente al juego (reglas impl�citas que se adquieren a lo largo del
juego, que dictan cu�les son los pasos correctos a seguir).
En el caso del juego cient�fico se pone en juego la producci�n del conocimiento
y su legitimidad. Se juega a producir conocimientos cient�ficos y a su vez a
obtener reconocimiento del productor y sus productos, el reconocimiento de la
legitimidad de su producci�n. Pero ese reconocimiento se da en forma de luchas.
Este espacio de juego constituye un campo social, que es un espacio de
relaciones de fuerzas que procuran obtener aquello que el juego brinda. Esos
bienes valiosos pueden ser materiales o simb�licos, y como en cada juego son
diferentes, se los denomina �capital espec�fico�. El capital espec�fico de la
ciencia, est� compuesto por diferentes tipos de capital (adem�s del econ�mico):
� Capital Cultural: Ligado a conocimientos. Existe bajo 3 formas: en estado
incorporado (habitus), en estado objetivado (bienes culturales) y en estado
institucionalizado (por ejemplo, los t�tulos escolares).
� Capital Social: Ligado a la pertenencia de un grupo, como conjunto de agentes
que no s�lo est�n dotados de propiedades comunes, sino que est�n unidos por
lazos permanente y �tiles.
� Capital Simb�lico: Se trata de ciertas propiedades que parecen inherentes a la
persona misma, como la autoridad, el prestigio, la reputaci�n, el cr�dito, la
fama, la notoriedad, la honorabilidad, el buen gusto, etc. No es m�s que el
capital social, econ�mico o cultural en cuanto conocido y reconocido.
Las diferentes posiciones en el campo refieren a la posesi�n o no del capital
que est� disponible, as� como el poder administrarlo, la mayor o menor cantidad
que se posee y el poder que agrega el reconocimiento social de su posesi�n.
Las jerarqu�as que derivan de estas posiciones desiguales acarrean relaciones de
dominaci�n, en las que algunos son dominantes y otros dominados.
Quien logra monopolizar el capital espec�fico en juego ocupa una posici�n
dominante, porque el capital especifico es el fundamento del poder o de la
autoridad. Pero el poder no es un atributo o una propiedad, sino una relaci�n en
la que uno intenta dirigir la conducta del otro. Las relaciones de poder son
m�viles, inestables y reversibles.
La cuesti�n de la aceptabilidad de una hip�tesis, representa una lucha por el
reconocimiento de los agentes productores del conocimiento cient�fico. Pero
adem�s, una lucha por la dominaci�n del campo, en la que siempre est� presente
el desaf�o de imponer la definici�n de la ciencia m�s conveniente para sus
intereses espec�ficos. En otras palabras, buscar� la definici�n m�s adecuada
para permitirle ocupar con toda legitimidad la posici�n dominante, asegur�ndose
la posici�n mas alta en la jerarqu�a de los valores cient�ficos.
Las decisiones de la comunidad cient�fica se toman como resultado de las luchas
por el reconocimiento, y son consecuencia del enfrentamiento de diferentes
estrategias por dominar el campo, imponiendo una definici�n de ciencia. Son
estrategias al mismo tiempo epistemol�gicas y pol�ticas.
La definici�n dominante de la ciencia en un momento determinado, proporciona las
orientaciones que llevan a la comunidad cient�fica a una decisi�n. Y si las
estrategias en oposici�n de los jugadores explican en parte las discrepancias de
posiciones respecto de la toma de una decisi�n, el consenso responde a
relaciones del poder del campo.
Desde esta perspectiva, una �regla� parece operar en la toma de decisi�n de la
comunidad cient�fica, que podr�amos llamarla la regla de la conveniencia (la
conveniencia incluye una connotaci�n de ganancia, de mejora, hay un inter�s en
lo que conviene).
Suponiendo esta regla de conveniencia, podemos comprender que los miembros de
una comunidad cient�fica deliberan evaluando si una hip�tesis se corresponde o
no con los desarrollos de la ciencia normal, si se ajusta con el paradigma, si
pertenece al cuerpo de conocimiento ya aceptado o es una intromisi�n que no
genera utilidad. O si por el contrario, brinda alguna ganancia, y por lo tanto
resulta c�moda su aceptaci�n o su rechazo para que las investigaciones contin�en
en las direcciones consentidas hasta el momento.
Una definici�n dominante de ciencia logra establecer ciertas modalidades de
jugar el juego cient�fico.