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Psicología | Resumen de la Conferencia Nº 17 de Freud | Cát: Colombo | 2º Cuat. de 2011 | Altillo.com |
Conferencia Nº 17: El Sentido de los Síntomas.
En esta conferencia Freud hace una clara distinción entre el enfoque de la
psiquiatría clásica de su época y la del psicoanálisis. El describe a la
sintomatología de la llamada Neurosis Obsesiva, en donde hay conductas para
muchos irracionales, y a diferencia de la psiquiatría que los consideraban como
“degenerados” y no trataban de explicar estas conductas, el plantea que hay un
sentido oculto detrás de cada síntoma.
Para esto el narra dos casos de su propia clínica en dónde quiere demostrar que
siempre hay un suceso precedente y desencadenante que está oculto a la
conciencia del paciente. El dice que el síntoma en es individual y Rico sentido,
y este sentido se entrama con la historia del enfermo. Coincide en este punto
con Janet al considerarlos “exteriorizaciones del Inconsciente”.
También hace una diferencia entre la sintomatología de la neurosis obsesiva y la
de la histeria de conversión. En esta última la angustia se aloja en el cuerpo y
en la Neurosis Obsesiva el sufrimiento esta en el alma, caracterizada por
pensamientos recurrentes que el enfermo no puede refrenar y son movidos a
realizar acciones que no le dan satisfacción alguna. Estos pensamientos son el
disparador de una esforzada actividad de pensamiento que deja exhausto al
enfermo. Hay impulsos en estos pensamientos que no puede materializar entonces
realiza un montón de actividades para evitar llevar a cabo esas atrocidades para
la conciencia. El resultado es el triunfo de la huída y la precaución. El
enfermo no puede dejar de hacer estas rutinas, porque en ellas desplaza la
pulsión que lo atormenta, pero no las suprime. Él lo describe como un penar
estrafalario. El plantea que analizar el síntoma te lleva al núcleo más íntimo
de un caso.
“El primer caso que plantea es el de una mujer de 30 años cuya acción obsesiva
más recurrente era la de correr de una habitación a la otra, detenerse en el
medio frente a una mesa, llamar a la mucama por cualquier tontería, despedirla y
luego corría a la habitación siguiente. Al preguntarle por qué lo hacía decía
“no saber”, pero de pronto supo porque lo hacía. Relato que en la noche de bodas
su marido resulto impotente. Este había corrido de una habitación a la otra
reiteradas veces para intentar concretar el acto sexual sin éxito alguno; y este
exclamo que era “como para avergonzarse ante una mucama”. Por eso tomó un frasco
con tinta roja y manchó en vez de las sábanas, un mantel, para simular que había
desvirgado a su mujer. Freud hace un paralelismo entre mesa y cama. En este caso
la paciente se identifica con su marido, representa su papel. El núcleo de esta
acción es el llamado a la mucama a quién le pone la mancha ante los ojos y de
esta manera salva al marido de la vergüenza.”
Con este caso Freud insinúa que detrás de estas acciones repetitivas hay algo
oculto que casi siempre seria de carácter sexual. Para demostrarlo plantea el
siguiente caso.
“Cuenta el caso de una señorita de 19 años que tenía una molesta rutina a la
hora de acostarse. Digo molesta porque su ritual le llevaba casi 2 horas en
realizarse y era un hecho inevitable si quería dormir. Ella exigía que parasen
todos los relojes de péndulo de la sala, y sacar hasta el pequeño reloj de
pulsera de su mesita de noche, porque no la dejaban dormir con el tic-tac.
También exigía que retirasen todos los floreros y jarrones de su dormitorio por
miedo a que se cayeran y también tenía un modo particular de acomodar sus
almohadas, en donde no podían tocar el respaldo, y ella debía acomodar la cabeza
exactamente en el centro del rombo que formaba el almohadón. Además exigía que
sus padres dejaran la puerta entornada de su dormitorio. Freud interroga en
varias oportunidades a la paciente y después de muchas resistencias de ella a
asociar su sintomatología, descubren la relación que tienen los relojes con el
“latir” involuntario del clítoris en las noches. También al obligarlos a los
padres a dejar su puerta entreabierta exige que estos no tengan intimidad
sexual. Freud analiza cada detalle narrado por ella como si fuera un sueño desde
su simbología, y vuelve a demostrar que lo oculto y reprimido es de índole
sexual.”
Freud concluye que los síntomas neuróticos tienen un sentido similar al de las
operaciones fallidas y los sueños y que están en vinculación directa con el
paciente. El plantea que la tarea del analista es descubrir esta situación del
pasado en la que la idea estaba justificada y la acción respondía a su fin. El
habla de que los síntomas tienen rasgos “típicos” y rasgos “particulares”. Es
estos que se va a poder investigar la historia que los desencadeno. Los rasgos
típicos son los que van a ayudarnos para enmarcar al paciente en un diagnostico,
y los “singulares” sirven de material para desentramar la vivencia particular.